El asado y la entraña

Joaquín Fierro

Después de la ‘gran mentira‘, »Pero antes de meternos

todo anduvo alborotado.
Liberal se había tornado
la voz de la hegemonía;
muchos cristianos seguían,
sin crítica, sus dictados.
en el fragor de la lucha,
aunque parezca matucha,
habrá que ver sus principios.
Qué no haya desprevenido
ni sordo para la escucha.

Uno fuera Tomasito, »Primero, que la riqueza

libertario, saco a rombos, no viene del capital,
que repetía a lo loro sino de la propiedad
aquél inglés catecismo; que se hace productiva,
tenía al capitalismo porque si es improductiva,
por la solución de todo. redunda en un mal social.

Y la Iglesia todavía »Segundo, la libertad

no se había derrumbado.
Felsenburgh no era admirado
por los pueblos ni las masas.
Nos juntamos en las casas
para comer un asado.
implica la economía,
lo que, al final, significa
que haya mucho propietario,
no ejército asalariado
de patrón que lo esclaviza.

Ya que había una bordona »Tercero, la propiedad

pensé al Tomás picarlo.
Lo tenía al Pinta al lado,
entonces, le guiñé el ojo.
Sabiendo, se sonrió un poco;
y yo comencé mi canto:
no es total ni es absoluta.
Es que el hombre la disfruta
porque el Señor se la ha dado
para el bien común probado
que administre con cordura.

«Si me atrevo en la ignorancia »Cuarto, no tiene por fin

a las cosas importantes, el lucro ni la avaricia
espero que no desbande la rampante economía,
tratando la economía, sino que es medio ordenado
que, hoy, es filosofía para que sea logrado
del capital más salvaje. el bien de toda familia.

»Yo supongo que el descenso »Quinto, no debe quitarse

de la civilización, a gaucho ni aparcero
en parte, se provocó tampoco a un burgo entero
por el liberal concepto, lo que pueda realizar.
que vende avaros preceptos L’ estado ha de subsidiar
y espejitos de color. ayuda y no absorberlos.

»Aunque no hablaré de dogma, »Sexto, la libertad

sino con común sentido, irrestricta del mercado
la prudencia ha querido favorece al potentado,
y, aunque así no fue llamado, no hay una ‘mano invisible’.
que rigiera por mil años Más justo es cuando percibe
el feliz distributismo. el que realiza el trabajo.
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»Séptimo, valor no tiene,
en sí mismo, el dinero,
sino que es de cambio medio;
lo contrario crea usura,
pues la regencia procura
del capital financiero.
»En mi terrible incultura,
no sé de liberalismo
que suscriba estos principios,
todos juntos y armoniosos.
Tal vez n’el laboratorio
tal bicho sea cristianismo».
Tomasito se saltaba
de la silla pa’ chucear.
Más rojo que un federal,
había acusado el tiro.
Su orgullo estaba sentido
y me quiso bananear:
«Bien dice que es ignorante,
hoy sabemos mucha cosa.
La ciencia esplendorosa
avanza a paso gigante.
La economía se expande
en capitalistas olas.
»Y nunca ha sido tan rica
la sociedad y la gente.
Un capital lo posee
hasta la sencilla abuela
Es, por eso, que la Iglesia
fija su tesis prudente.
»Sabios insospechables
de heterodoxia o pavada,
un Sacheri, un Gorostiaga,
dicen que el liberalismo
dista del capitalismo
como el ganso de la gansa.
»Siguiendo a Pío XI,
León XIII o San Pío,
no deviene en anodino
ser formal capitalista,
aunque anticapitalista
también está permitido.
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»Sin máquinas ni dinero,
por de pronto, capitales,
los recursos naturales
no se pueden transformar
y, aunque quiera trabajar,
no se hacen bienes cabales.
»Que sea productiva, o no,
la bendita propiedad,
digamos, depende más
del político buen orden,
que aliente las inversiones
y no haga dificultad.
»El lucro no es fin primero
que dirija actividades,
así, las empresariales
avaricias no le sientan.
Lícita la ganancia, y buena,
es pa’ aumentar los caudales.
»Que goce el trabajador
los frutos de su trabajo,
por supuesto, que no es malo,
antes bien, recomendable.
Ahora, no son naturales
exigencias de tal grado.
»Se debe un salario justo
—Pío XII fue a aclarar—,
por derecho natural.
También hay un justo precio
y teniendo por criterio
a la reciprocidad.
»De algún orden espontáneo
es Dios la causa eficiente,
conjetura suficiente
para explicar de primera:
el lenguaje, la moneda
o el mercado competente.
»Pero no implica dejar
todo al orden automático.
Debe querer el estado
desarrollar al pequeño,
y aquello lo conocemos
por principio subsidiario.
»En cuanto al dinero, sepa,
que no es sólo pa’ unidad
ni medio para cambiar.
Desde mucho atrás opera
como valor de reserva
y bienes de capital.
»Por tanto, de nuevos títulos,
la aparición se explica.
Intrínsecos justifican
alguna compensación,
por préstamo o por don
dado al gaucho que lo aplica.
»Tenga en cuenta, a la ocasión,
que sea lícito el objeto,
se defiendan los derechos
del recíproco intercambio.
Es usura, por lo tanto,
el negar estos criterios.
»Por lo dicho, es indudable
que tumbo sus argumentos.
No me venga con lamentos.
¡Viva ser libre, barajo!
Qué lo he dejado más chato,
que cinco mangos de queso».
Se tenía por muy rana,
se ve que había estudiado,
y pronto había ganado
el decir de algún sotreta,
que, aunque dentro de la Iglesia,
ni de cerca era cristiano.
Muy cierto de su triunfo
de pavo se pavoneaba,
pero no entendía nada
ni propia contradicción.
Abrí otra relación
pa’ contrariar la pavada:
«Hablando, en lo general,
me suena muy delirante,
pero he de contestarle
cada cuestión que haya dicho.
No se me crea tan pillo
que no pueda refutarle.
3
»Bien dice, que don Sacheri
y más otros eruditos
vieron dos capitalismos,
uno, digamos, formal
y, otro, más bien liberal.
Al segundo, referimos.
»El primer, capitalismo
tiene una definición:
si el medio de producción
se separa del trabajo,
no tiene nada de malo,
aunque haya algo mejor.
»Es ese el distributismo
donde se unen ambos medios.
Pero no quiero que en eso,
ahora, nos detengamos,
sino en que sólo ha quedado
como expresión de deseo.
»De modo, en el día a día,
nos confunde ese distingo.
No existe capitalismo
que no suponga otras cosas,
tan malas y perniciosas
que no hace falta decirlo.
»Tampoco habló de aquel tema
del capital financiero.
¿Qué producción o que medio
allí se puede encontrar?
Si el banco para ganar,
usa plata sin ser dueño.
»Miremos la propiedad
que, cuando nada produce,
es como tener un dulce
adentro de una campana,
inaccesible al que pasa
y por codicia se nutre.
»O sea, usted la tiene
pa’ reserva de valor,
pero nada útil dio
y no produjo riqueza,
haciéndose de una renta
por mera especulación.
»Luego, reduce el problema,
se lo achaca a la política
y a las normas que ella dicta.
Lo considera algo extrínseco,
no se da cuenta que intrínseco
es el mal que aquello implica.
»Otro tanto, sobre el lucro
porque, lo que usted malicia,
niega que la avaricia
—tal pecado capital—,
sea algo medular
para los capitalistas.
»No sé, si nos crea tontos
o si nada haya leído,
quizás, ande confundido.
La cosa es que, la codicia,
para ellos motoriza
a toda la economía.
»Hablemos de don mercado.
Dice que es causa eficiente
Nuestro Dios omnipotente
y nada más lo regula.
Le chinga de acá a la luna
porque es moral en su ente.
»Pareciera que tal orden
cuadra en la naturaleza,
como el árbol que se empeña
en su propio crecimiento,
o el astro del firmamento
orbita entre las estrellas.
»Lo que llaman natural
no es más que un comportamiento,
como si fuera algún juego,
imagine el Monopolio,
que por sus reglas es obvio.
Si las cambia, es otro cuento.
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»Pero es el concurso humano
es decir, las voluntades
las que llevan adelante
—con la Providencia, junto—,
la marcha de los asuntos
en materias comerciales.
»Y con su razonamiento,
si a espontáneo se refiere,
con que solo se encorsete,
comete otro gran error:
el que establece el valor
es quien más poder posee.
»También una y mil trampas
hay pa’ torcer el mercado:
informes privilegiados,
alianzas entre carteles,
burócratas que se venden
al que corta el bacalao.
»No obstante, se contradice
cuando habla de regular.
Pero acierta al mezquinar
la sartén al poderoso,
que fríe, siempre a su modo,
al débil, para lucrar.
»Pero el más burdo error
comete con el dinero,
si a este le asigna, luego,
más que valor de intercambio,
desde de la nada a criarlo,
abrió la puerta, aparcero.
»Aunque esto no sea fácil,
llano seré al exponerle,
para que pueda entenderme
y, así, saque algún provecho.
Si por bien tiene al dinero,
el futuro compromete.
»En el campo secular
existe una gran pandemia:
mal se parte la riqueza.
Nuestro brete sociológico,
tiene un origen teológico
y es gnóstica su respuesta.
»Para el brujo, el alquimista,
las cosas se autocrean,
cierta dinámica interna
las traerá de la nada.
Toda esencia se hace vana
en la infinita dialéctica.
»La liberal alquimia
pretende riqueza crear,
mejor dicho, capital
financiero, por dinámica.
No es posible tal hazaña,
alguien tiene que pagar.
»La economía realista
ve en el valor de los bienes,
la riqueza que se tiene.
La moneda y los créditos
son abstractos instrumentos
que nada suman o pierden.
»La cosa es que no se creen
monedas ni previsiones
ni capitales ni acciones
sobre bienes que no existen,
y esto una deuda origine
por muchas generaciones.
»De cerca, veamos el caso:
la mentada economía,
crea una expectativa,
de servicio o bien futuro,
y hace un capital seguro,
cobradero el mismo día.
»Sepa, que al darle valor,
en sí, a los instrumentos
—derivados financieros—,
confía en que más delante
habrá cierto bien que avale,
aunque sea asunto incierto.
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»¿Qué es la acción o el interés?
Apenas meras promesas
de que alguien pague, o que crezca
empresa o corporación.
Lucrar con la operación
es la única certeza.
»Esta capital noción,
en toda precisa regla,
es gnóstica o esotérica,
una mera proyección
de la voluntad de acción
en que el demiurgo se empeña.
»Tal “capitalización”
es simplemente una apuesta,
una lotería incierta;
si sale bien, alguien gana,
si sale mal, otro paga
las pérdidas de la renta.
»¿Será que el capitalista
tiempo atrás vendió el billete?
Sépase, que usualmente
hay esperanzas infladas.
De común “sobregirada”
queda la deuda corriente.
»Porque note, que sin pausa
el capital se concentra.
Esto implica transferencia
del pueblo al millonario,
porque aquel ya ha ganado,
y el tonto paga la deuda.
»Y en conjunto es imposible
de cubrirse todo el crédito,
aunque el capital, su rédito,
lo consigue en lo mediato;
eso implica, para el caso,
que se haga cargo el gobierno.
»Y los nietos de los nietos,
quedarán hipotecados,
pues, al final, el estado
financiará la gran deuda,
con empréstito, asistencia
o nuevo impuesto creado.
»Que no le extrañen las crisis
y el mal pal’ ecosistema
por cumplirse aquellas metas
de cumplimiento imposible,
y que la fiesta termine
cuando hay que pagar la cuenta.
»Así, la intención del brujo
redunda, al final del cuento,
en más empobrecimiento,
incluso, de países ricos.
Para el arconte nacimos,
para su enriquecimiento.
»Bien, sus dichos resumamos:
cuyo capital gentil
no es liberal ni cerril,
y tal capital señero
no es principal financiero,
sino está pa’ producir.
»Pero en otro lado cede
a cierta especulación,
y entra usted en contradicción.
Tampoco admite codicia
o la tacaña avaricia
como, del lucro, motor.
»Cuando cita a varios Papas
llega a una gran verdad:
no se exige reclamar
propiedad para el obrero,
sino sólo justo sueldo,
aunque es menor libertad.
»Y al mercado lo suscribe
dentro de orden espontáneo.
Luego, pide regularlo
y habla de justo precio.
Más bien, póngase de acuerdo,
si es libre o controlado.
»En acabando este rollo,
en concepto de moneda
va su falta más grosera.
Admite que crea valor,
y con la especulación
mete al zorro en la gansera.
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»Al punto, que no comprende
el concepto de la usura,
que vicha se disimula
en complejos instrumentos;
con libertad de comercio,
deja a la gente desnuda.
»De excelentes salvedades,
incisos y precauciones
ha bautizado los dones
del señor capitalismo.
Pero, en tal forma dicho,
o no existe, o bien, se esconde.
»Menester pa’ ser coherente
con la doctrina católica,
es cambiar una por otra
cien sibilinas verdades,
de tal modo que se llame
cordura a la que está loca.
»Así que, muy de seguro,
en lo que ha puesto su brío,
—uniendo caliente y frío
con razones estudiadas—,
no le haya quedado nada
que sea capitalismo».
Yo no le puedo explicar,
de aquel hombre, el enojo.
Pues son desbocados todos
los sectarios libertarios.
Cuando les achaca un grano
se le hacen los dermatólogos.
Así que su religión
se basa más en insulto,
en la burla o algún bulo
de retórica dudosa.
Y creen que con bulla logran
la gloria de un gran triunfo.
Me quitó de propia mano
la pobrecita guitarra;
trasca fuera maltratada
por rasgueos vehementes.
Entonaba recaliente,
el de rombos, su payada:
«Diría, que hombres de paja
armó con su gran discurso.
Capitalismo no es uno,
sino que es multiforme.
Es compatible su molde
con el cristiano y el burro.
»No sé, por qué pierdo el tiempo
en desasnar a tal hombre.
Ignorante, bruto y pobre,
ningún título acredita.
Se hace el economista
y no junta ni dos cobres.
»Mataburros, le aconsejo,
que se ponga a repasar.
Pa’ entender al liberal,
se debe ser instruido,
y no un ganso entrometido
siempre listo pa’ chillar».
Medio en risa, medio en serio
quise tocarle retreta.
Toda la gente en alerta
esperaba mi payada.
Con varias cuerdas cortadas
tuve que hacerlo a capella.
«Si hablo por boca de ganso,
ya lo hice suficiente.
Mas ha quedado evidente
que su mixtura no cuadra.
El ganso está con la gansa
y en el amor se entretienen.
»Los hombres de paja, vea,
nada de la paja tienen,
a no ser que considere
sus pensamientos de paja.
Y, con tales, no me extraña,
si un techo de paja aviene.
»Pero no le tema al fuego
que a todos nos beneficia.
El calor distributista
reparte mejor la carne,
aunque quieran manducarse
la entraña capitalista.
»Porque el trucho liberal
a tantos gauchos engaña,
les hace pagar su entraña
diciendo que lo merece,
porque es más inteligente
o trabaja con más ganas.
»Lo cierto, que es vividor
y caranchea el asado,
porque su panza ha llenado,
mientras algunos no comen.
Andaremos con dos cobres
pero no somos tarados».
El tipo se me plantó
pues de rugbier se preciaba.
Me lanzó una bofetada,
la que mi instinto esquivó.
Casi saco mi facón,
pero respeté la casa.
Al punto, todos mediaron
pa’ que termine la rosca,
que no era color de rosa
y pintaba para negra.
Tomás se iba a la catrera,
cuando mandé un par de estrofas:
«Y le animo, mi estimado,
a que deje la entelequia.
Andar dentro de esa huella
suele ser decepcionante.
Conciliar lo inconciliable
crea absurdos y quimeras.
»No es cuestión de teorías,
sino prudente virtud.
Qué Cristo le dé la luz
de comprender el mensaje:
distributismo es un viaje
para llegar a la cruz».
Yéndose me hizo una seña
con el mayor levantado,
pues estaba obnubilado
por sus locas presunciones.
Muy mal terminó, el pobre,
mas, por aquí, no es contado.