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PERSONA, política y sociedad
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PERSONA . Revista Iberoamericana de Personalismo Comunitario
nº11, año IV, 2009
planetario. Eso será una economía a la medida de la nos. ¡Qué triste es esperar a morirse para compartir!
persona comunitaria, donde se pueda dar sin perder La lucha de muchos contra su muerte sólo tiene por
y tomar sin quitar. objeto evitar el inevitable don final.
Ahora bien, incluso esos beneficios así enten- La relación interpersonal del regalo es el ver-
didos serán la añadidura, el efecto, y no la causalidad dadero actus essendi humano: venimos del regalo y
ejemplar o el motor ideatorio de la relacionalidad al regalo vamos, al regalo como don sagrado, que el
económica: serán el resultado felicitario de una vida creyente entiende como sacerdocio (sacer dos: dote
buena. En efecto, así como la felicidad no puede ser o regalo sagrado para los demás), como ministerio
buscada por sí misma, sino que surge como resulta- o minusterio (aminorarse para magnificar al otro),
do de una vida vivida bajo el signo macarístico (bien- como profecía (un bel morire tutta la vita onora) y
aventurante) y eucarístico (agraciador), así también como reinado del bien, nunca concluido en este
la fertilidad del esfuerzo produce beneficios no bus- mundo, conforme a los adagios clásicos: fugit irrepa-
cados y siempre bien venidos, unos beneficios que rabile tempus (el tiempo se nos va, si nos descuida-
luego se ponen en común desde una perspectiva mos); occasio praeceps (la ocasión es fugaz y hay que
de comunión en libertad. Por eso su beneficio es el aprovechar cada minuto); gutta cavat lapidem, non vi,
bene facere, el hacer beneficente o bienquerente. Un sed saepe cadendo (la gota erosiona la piedra pero no
beneficio a la medida del hombre, y no un hombre un día sí y otro no, sino cayendo siempre). Y todo eso
a la medida del cálculo de resultados, ‘lógica’ del be- sin reventar, con esfuerzo creativo, hallando descan-
neficio económico que en nada beneficia al desarro- so en el trabajo: in labore requies.
llo humano y que es ilógica, aunque tenga muchos
valedores, turiferarios, promotores y managers. Sin Que la economía de comunión sea una econo-
embargo, el empresario que hace de su empresa una mía del trabajar siempre para dar siempre y no sola-
cueva de ladrones se arriesga a enterarse al final de mente cuando se es joven, puede parecerle heroico o
su vida que el hijo con el que contaba para sacarla arcangélico a quien se empeña en cultivar desmaya-
adelante, o no tiene capacidad, o quiere ser poeta. damente el bene vixit qui bene latuit (bien vivió el que
¿Para qué le sirve acumular todo para depositarlo al bien se retiró), ¡eso sí que es arduo, vivir para retirar-
final en una fundación, en un capital, o en una ga- se y retirarse para no vivir! Sin embargo, la economía
lería de arte y contentarse con la ‘inmortalidad’ de del don ecodúlico es lo más natural para quien per-
un busto de mármol que ni siquiera tendrá la satis- cibe antropológicamente al humano como don por
facción de ver? Aunque de puntillas, hay que decirle excelencia, y en ello experimenta la gracia. Va a ser
que la economía debería ser un momento privile- verdad que sólo se posee lo que se regala, y que hay
giado para la amistad y el encuentro, para ejercer la más alegría en dar que en recibir.
vocación de ser persona, para construir una nueva
ciudadanía bajo el signo de la reciprocidad. Por el
contrario, el que comete injusticia esclaviza lo mejor 6. Una economía donde la ‘deuda’ es ‘débito’,
de sí mismo. debitum (cumplimiento con el deber)
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7. Una deuda a la que se concede que ninguna ley o fuerza coactiva externa. Conjugar
‘crédito’ (creditum) confianza y rendimiento, he ahí el reto principal de
una economía de gratuidad.
La economía del nosotros es una economía de
creditum (credibilidad: creo en ti), de co-laboración Una economía centrada en la persona no
con el otro, creencia que el otro procurará no defrau- puede darse sin una pedagogía en la que no sólo
dar. Por eso no se mide en la perspectiva supuesta- se aprende a vender, sino a no venderse, es decir, a
mente ‘filantrópica’, basada en el dar unilateral, de apreciar que mis derechos lo son porque mis com-
arriba abajo. Ciertamente, también el filántropo cede pañeros, al asumir sus deberes e incluso al ir más allá
gratuitamente, es decir, da a los demás; pero gestos de ellos, sostienen alzados y tensos los vientos de la
así casi nunca generan relación en sentido estricto. misma tienda de campaña que a todos nos alberga.
La filantropía puede ser una virtud compatible con En una economía tal, quien se limita a dormitar bajo
el individualismo, y muchas veces lo que se llama ese toldo sin aportar su deber cumplido debería dor-
altruismo es altruismo sin el otro: todo para el otro, mir a la intemperie, no es digno de tener un buen
pero sin el otro, o de don sin corazón. Este altruis- sueño. En una economía de ideales resulta de todo
mo sin el otro es peligroso, como dijera Séneca en punto intolerable que alguien no rinda porque no se
la X Epístola a Lucilio: “La locura humana ha llegado le pague, y sí cuando se le paga; inconcebible alguien
al punto de que hacer grandes favores a alguien es impuntual y por tanto obstaculizador de la marcha
peligrosísimo, pues éste, como considera vergonzo- de la cadena porque no se le pague, pero puntual y
so no corresponder, querría quitar de en medio a su solidario cuando se le paga.
acreedor. No hay odio más funesto que el que nace
de la vergüenza de haber traicionado un beneficio”.
No basta con dar, siquiera gratuitamente, pues ello 8. Una economía que genera relaciones
crea dependencia en quien recibe y se presta al sar- de pertenencia
casmo de Nietzsche: “Vuestro vecino alaba vuestra
ausencia de egoísmo porque saca ventaja de ello”. A Tres equipos de fútbol aspiran al campeonato. El
veces, incluso, -pero no siempre- el altruismo puede primero (A) es el último clasificado, porque la ‘raciona-
terminar degenerando en egoísmo enmascarado. La lidad’ de cada jugador consiste en marcar cada cual el
economía de comunión tampoco se mueve en pers- mayor número posible de goles: nadie pasa el balón, y
pectiva beata, pánfila, o falsamente filantrópica, sino todos intentan marcar de modo egoísta. Los directivos
en la crediticia basada en el dar co/laborador, con-fia- del equipo han optado por este tipo de racionalidad,
do (con la misma fides), participado, donde todos dan ya que priman en metálico y con promociones cada
y reciben, aunque no todos sean capaces de alcanzar gol marcado. Los resultados son desastrosos, y el equi-
las mismas cotas de productividad, pues la dignidad po ha perdido todos los partidos (la defensa y hasta
no se mide por el rasero único de la eficacia, el rendi- la portería se quedaban solas, pues hasta los defensas
miento, o el resultado. trataban de marcar). Bajo ese paradigma camina la
economía de hoy.
Con esto tampoco queremos hacer apología
de la ineficacia, y menos aún de la insolidaridad, El segundo (B) está en mitad de la tabla. Los ju-
protegiendo a los más vagos. No hacer todo lo que gadores han adoptado el altruismo como norma de
se puede es no querer todo lo que se debe. Muchas conducta, y siempre pasan el balón a su compañero.
veces los peores enemigos de una economía donato- Pero pierden partidos porque hasta los mismos de-
lógica son los propios trabajadores o colaboradores; lanteros, en lugar de disparar desde posiciones ven-
una práctica ética de la economía no alimenta vagos tajosas, prefieren pasar el balón, y no siempre quien
(no sólo ha de ser ético el dante, sino también el to- chuta es el más indicado. Además, tomar la iniciativa
mante). Es bien sabido que las relaciones adultas sólo personalmente está ‘éticamente desaconsejado’. Se-
pueden ser de igual a igual: si quieres ser mi amigo ría un franciscanismo mal entendido.
me lo tienes que demostrar con un comportamiento
de reciprocidad, ya que sólo así tenemos la concien- El tercero (C) va en cabeza con su lema ‘todos
cia de pertenecer a un grupo y a una racionalidad- para uno, uno para todos’. Cada cual es importante
nosotros. Lo gratuito no es lo superfluo. La gratuidad porque el equipo es importante. Su individualidad
del otro me ob-liga a él con más intensidad debitoria cobra relevancia dentro del equipo, sus objetivos
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personales son los del equipo. Pero no aparece aquí Mi posición de yo consiste en poder responder a esta
el valor de la individualidad, no se piensa la relación miseria esencial de otro, en descubrir qué recursos
entre personas que, aun perteneciendo a un grupo, tengo para correr en su auxilio”. Como políticos y
siguen siendo distintas. Parece como si la racionali- como seres humanos nuestra función sigue siendo
dad personal hubiese sido puesta instrumentalmen- la de asumir la responsabilidad del tú; en ese sentido
te al servicio del todo, por mucho que éste resulta- “mi responsabilidad es intransferible, nadie podría
reemplazarme. De hecho, la identidad misma de
se ganador. Por otra parte, el fuerte sentimiento de
mi yo, en cuanto humano, ha de leerse a partir de
pertenencia a una comunidad-we ¿es compatible de la responsabilidad, es decir, a partir de esa deposi-
hecho con una apertura universal? ción del yo soberano, deposición que, precisamente,
constituye mi responsabilidad para con el otro. La
Ante esos ejemplos, ¿cómo pensar, pues, la re- responsabilidad es lo que, de manera exclusiva, me
lación de pertenencia? Como un plan que se cumpli- incumbe, lo que humanamente no puedo rechazar.
rá si cada cual cumple su parte. Pero ¿cómo cumplir Esa carga es una suprema dignidad de este único yo
el plan, para el que hacen falta comportamientos de no intercambiable que cada uno de nosotros es: yo
confianza, de reciprocidad, de altruismo, de acogida soy yo en la sola medida en que soy responsable. En
al otro, con el que no nos une ningún vínculo o con esa exacta medida, yo puedo sustituir a todos, pero
el que los lazos son muy tenues? Aquí entra en juego nadie puede sustituirme a mí, no porque yo sea me-
jor que nadie, sino porque sencillamente lo que yo
el tiempo, aliado de la paciencia y de la esperanza.
debo hacer por el otro nadie puede hacerlo por mí.
No se trata de llenar esta economía de mediocres, Tal es mi identidad inalienable de persona. En este
ni de constituirla en batallón de los torpes, de for- sentido preciso es en el que Dostoievski escribió un
ma que el inútil para la economía convencional ‘se día: “Todos somos responsable de todo y de todos, y
realice’ aquí en su blanda molicie, ni de ignorar la di- yo más que todos los otros”.
námica de la reciprocidad comunicativa, sino en las
interacciones basadas en la confianza incondicional El dignísimo filósofo judío Emmanuel Levinas,
gracias a las cuales uno se siente impelido a devol- que fue ejemplo de decencia y de honradez, llegó a
ver la confianza, es decir, a co-responder (palabra que decir en este mismo sentido: tú no debes ser mi re-
responde es respuesta, respuesta que es co-respon- hén, yo quiero ser rehén de tú yo, yo no quiero que
sabilidad). El recibir confianza incondicional de los tú seas extranjero, yo quiero ser extranjero de mi yo
demás nos hace mejores personas; pero si fallamos en favor de ti. He ahí una gran tarea política: la de
sistemáticamente a esa incondicionalidad es que no asumir humildemente nuestra verdadera condición
estamos bien, o que no nos inter-esa la relación, y humana humanando a todos los que -y a todas las
entonces vamos de conflicto en conflicto. Sustraerse que- el mundo ha inhumanizado, a pesar de que mu-
a la lógica de la reciprocidad hace retirar la confianza chos digan: “¡Discursos piadosos, palabras genero-
e interrrumpe la economía de relación. sas! ¡Ya no se puede creer en las palabras, pues no se
puede ya hablar en este mundo atormentado! ¡No se
9. Una nueva economía política puede hablar más, porque nadie puede comenzar su
discurso sin dar testimonio enseguida de algo total-
La economía es política de primer orden. Ser mente distinto de lo que dice!” Los individuos mue-
políticos desde el interior de la ética; ir a la política ren, los pueblos pasan, pero queda la dignidad ética,
desde el rostro del hermano pequeño, defender a la el compromiso solidario, la renuncia a las paraferna-
viuda, al huérfano, al extranjero, al no nacido; querer
lias, el menosprecio de ese falso recogerse que no es
regalar sin enriquecerse: para eso hace falta mucha
mística. Y esa sigue siendo -en cuanto que opción sino un acumularse para así hincharse. Lo que queda
personal, sin fecha de caducidad- la humilde ta- es el carácter ético, y ese carácter ético no se mueve
rea de cada uno de nosotros: la tarea de servir. Vale en el decir, ni en el aparentar, sino en el tiempo del
quien sirve. Como dijera el judío Emmanuel Lévinas, ahora, en este ahora en que comienzo a tender mi
un filósofo que padeció el horror de los campos de mano hacia ti, cuando mi mano se hace ‘ahora’. Eso
concentración y que fue carne de exilio, “el rostro en es lo que queda.
que el otro se vuelve hacia mí no se deja generali-
zar; escuchar su miseria que clama justicia no con- Ante el rostro del pobre, el dolor se coloca
siste en representarse una imagen, sino en hacerse en su horizonte y se refiere al gozo de vivir. A par-
responsable de ese su rostro ajeno, porque el rostro tir de ahí la vida es amada. La necesidad es amada,
del otro me recuerda mis obligaciones y me juzga.
el hombre es feliz de tener necesidades. Un ser sin
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necesidades -un burgués- no sería más feliz que un ser ilegítima si contraviene el orden de lo humano.
ser necesitado, sino que estaría fuera de la felicidad Ahora bien, para poder decir no a la justicia cuando
y de la infelicidad y dentro del trabajo. Separación ésta sea ilegítima tenemos que estar por encima de
que pide presencia, presencia que no puede evitar ella, y este es el motivo por el que se dice que la justi-
la separación, vacío que no puede colmarse, y que cia no nos torna justos, y que son los justos los únicos
envía siempre al más allá, no para prolongar infinita- que pueden construir una verdadera justicia. La jus-
mente el más acá, sino para abrir al Infinito que está ticia pide no solamente hacer ‘lo justo’, lo justito, sino
más allá, nadie puede, en ningún momento, decir: he también hacerlo tal y como lo hace el justo, a saber,
cumplido todo mi deber... salvo el hipócrita. En este con prontitud y agrado, y por eso Aristóteles escribe:
sentido hay una abertura más allá de lo que se de- “quien tiene tendencia a elegir y a llevar a cabo ac-
limita; y tal es la manifestación del Infinito. Cuando ciones equitativas y no se ciñe rigurosamente a sus
un pueblo asume esta dignidad y hace de su exis- derechos en el sentido de lo peor, pero acepta me-
tencia un compromiso con los pobres de la tierra, ha nos de lo que le corresponde pese a tener la ley de
comenzado a ser voz de los sin voz, silencio fecundo, su lado, es un hombre equitativo, y esa disposición
semilla de una tierra nueva en que todos podamos de ánimo es la equidad”. Ciertamente, sólo el bueno
vivir con la dignidad que merecemos: habitando está dispuesto a hacer más de lo justo debido.
toda patria como tierra extraña, y toda tierra extraña
como patria. La regla de oro del justo reza así: “En todo con-
trato y en toda transacción, ponte en el lugar del otro
con todo lo que sabes y, suponiéndote tan libre de
10. Economía ecológica, ecología económi- necesidades como un ser humano pueda estarlo,
ca: de la justicia al justo decide si en su lugar aprobarías el intercambio o el
contrato”. Ponte, pues, desde el primer momento en
Justo es alguien que pone su fuerza al servicio los zapatos del otro, ponte en el lugar de cualquiera,
del derecho y los derechos y que, decretando en sí como si tú fueras cualquiera, como si cubierto por
mismo la igualdad de todo hombre, a pesar de las un velo de ignorancia no supieras si estás abajo o
desigualdades de hecho o de talentos, que son innu- arriba y buscas lo justo para todos, descentra tu sub-
merables, instaura un orden que no existe pero sin jetivismo si deseas ser justo. Ponerse en el lugar del
el cual ningún orden podría satisfacernos. Para ello otro, descentrar el egocentrismo de la propia sub-
hay que resistir primero la injusticia que cada uno jetividad, cuesta más de lo que parece. En realidad
lleva en sí mismo. Por eso el combate por la justicia hay dos clases de hombres: los justos que se creen
no tendrá fin. En cualquier caso, ese reino sólo lo al- pecadores, y los pecadores que se creen justos. Con
canzaremos si nos esforzamos: bienaventurados los frecuencia creemos estar en una de las dos catego-
sedientos de justicia, que nunca serán colmados. Ser rías y estamos en la otra; desde luego, la equidad, el
justo significa reconocer al otro en cuanto otro, es equilibrio en los dos platillos de la balanza no es tan
decir, estar dispuesto a respetar cuando no se pue- fácil. En nosotros todo lo excusamos, y en los demás
de amar. La justicia enseña que hay un otro que no apenas nada; queremos vender caro y comprar bara-
se confunde conmigo, pero que tiene derecho a lo to. ¡Qué diferente es el corazón del justo! El corazón
suyo. El individuo justo es tal en la medida en que del justo ya no es suyo, pues él se coloca en el lugar
procura darle lo que le corresponde. Encuéntrese o de toda la humanidad. Ecuanimidad, honradez, justi-
no el otro en situación de necesidad o de indigencia, cia: hermosas palabras que el justo no sólo pronun-
siempre que de su derecho se trate, estoy obligado cia con sus labios, sino que las alberga en su corazón
a darle satisfacción. Del mismo modo, pero en senti- y gestiona con su vida diaria.
do contrario, sería moralmente reprobable torturar
a prisioneros para arrancar de ellos confesiones que Cuanto más justo, más responsable. Ni el justo,
evitarían a su vez males y bajo otro punto de vista ni el genio, ni el santo confieren a nadie ningún de-
resultarían provechosas. El fin no justifica los medios. recho especial, pues la recompensa está en la virtud
Ser justo no significa sino esto: tener una deuda y misma. Por lo demás, el genial Mozart tiene que pa-
pagarla, algo común a toda obligación moral, a sa- gar su pan igual que todo el mundo, y ni siquiera san
ber, la vinculación a otra persona de la que por algún Francisco de Asís ante un tribunal verdaderamente
concepto soy deudor. No es justo el que se limita a justo tendría más derechos que cualquier otro. Si el
respetar la legalidad, ya que dicha legalidad puede yo egoísta, centro de todo a costa de todos, resulta
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incómodo para los demás, ya que éstos se sienten tener, más ser.
expulsados de su propio terreno, el yo del justo se- Las cosas son para ser tenidas y retenidas.
ría el reverso de esa tiranía, porque asume su carga,
aunque se trate de una pesada y no le beneficie: ven- IV. Economía de la persona: nihil habentes, om-
des una casa después de haber vivido en ella duran- nia possidentes (2 Cor).
te años; es indudable que la conoces mejor que cual- Economía del dinero: pecuniae obediunt omnia
quier comprador potencial. ¿Hay que decirle que el (Eccl, X).
vecino se embriaga y provoca desórdenes después
de la media noche? ¿Que las paredes de la casa son V. El hombre espiritual hace casi super-
húmedas en invierno? ¿Que las termitas han corroído fluo lo necesario.
la madera? La ley puede prescribirlo o ignorarlo, pero El hombre material hace casi necesario lo
la justicia lo exige siempre. Se dirá que con esas exi- superfluo.
gencias sería difícil, o poco ventajoso, vender casas.
Tal vez. ¿Dónde se ha visto que la justicia sea fácil o VI. Una economía personalista del don valo-
ventajosa? ¿Debemos entonces renunciar a nuestros ra lo inútil.
intereses? No. Pero hay que someterse a la justicia, y Una economía impersonalista inutiliza cuan-
no a la inversa. ¿Y si no lo hacemos? Entonces, con- to valora.
téntate con ser rico y no intentes además ser justo.
VII. Tiende al optimismo el imaginativo.
¿Virtud heroica? En el caso de los impuestos, Tiende al pesimismo el consumista.
votar por un partido cuya firme intención es aumen-
tarlos puede constituir un acto generoso cuando VIII. Las mentalidades reicistas hacen negocio
uno forma parte de la clase media o desahogada, con el ocio.
acto que más que generoso será reputado como Las personalistas hacen del negocio ocio.
extravagante por muchos de los componentes de la
clase media, o de sus medio componentes. Desgra- IX. No se puede hacer economía a costa de
ciadamente, la ruindad no es patrimonio de la clase las personas.
media, y no tardará en transigir con el fin quien esté No se debe hacer economía sin las personas.
dispuesto a transigir con los medios, y por eso no
es cosa rara que uno venda su honor por lograr una X.Una economía personalista pregunta:
distinción honorífica; sin embargo, la persona justa “¿quién eres?”
prefiere honra sin barcos que barcos sin honra. La Una economía instrumentalizante inquiere:
persona justa nada contra corriente, y con frecuencia “¿para qué sirves?”
resulta incomprendida o marginada, pues la ruindad
no se defiende por la razón, sino por la sinrazón e in- XI. El trabajo hace al hombre hombre y a la
justicia de los ruines, pues es bien sabido que la mala mujer mujer.
causa empeora con su defensa. El desempleo les para-liza y desam-para, sean
hombre o mujer.
11. Treinta axiomas para una acción perso- XII. El homo lo es, si faber.
nalista en economía El homo no lo es, si robot.
I. Las personas poseen valor y por eso carecen XIII. Capitalismo: hacer pobres desde la
de precio. abundancia.
Las cosas tienen precio y por eso carecen de Seudo-comunismo: hacer pobres contra
valor. la abundancia.
II. En el universo de las personas existen dife- XIV. Marginación: enfermedad yatrogéni-
rencias. ca del desarrollo.
En el resto del universo rigen las desigualdades. Desarrollo: enfermedad marginante del
subdesarrollo.
III. Las personas tienen para ser; a menos
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XV. Si quieres economía del Norte, aplasta la No sólo de zapping vive el hombre, dice
del Sur. el vidente.
Si quieres la del Sur, socializa la del Norte.
XXVIII. Todo hombre tiene derecho al mínimo
XVI. Progresismo: huída hacia el futuro. salarial, afirma la economía de mínimos.
Oscurantismo: huída hacia la prehistoria. Nadie tiene derecho exclusivo al máximo sala-
rial, asegura la economía de comunión.
XVII. La pobreza por la pobreza.
La riqueza por la riqueza. Dos caras de un mis- XXIX. El nacionalismo protege mi economía di-
mo dilema. ferencial, masculla el rico.
En Castilla nadie es más que nadie, asevera
XVIII. Contradicción en los términos: Es- don Antonio Machado.
tado de Bienestar.
Contradicción en los términos: paraíso
del proletariado.
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