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El Ejército: Su Organización Durante La Conquista y La Colonización:

La hueste, eran poco numerosas, constituida por alrededor de 180 a 200 hombres.
Estaba conformada por un jefe expedicionario el cual disponía de la vida de sus hombres.
Era encargado de levantar bandera en las principales ciudades para convocar españoles
que quisieran acompañarlo, prometiéndoles tierras, títulos, riquezas, entre otras cosas.
El soldado al alistarse generaba un contrato entre su jefe y la Corona. El vínculo
duraba hasta lograr el éxito o fracaso de la empresa.
Los jefes de expedición utilizaban indios auxiliares para la conquista. Los indígenas
eran excelentes auxiliares pero debían mantenerlos vigilados para mantener la supremacía
viva, por lo tanto se les prohibía que tuviesen armas y caballos.

Ejercito Defensivo

Era el servicio militar indiano, al cual todos estaban sujetos para la defensa del
territorio, ya sean españoles, indios, mestizos, negros y mulatos. Los españoles debían
estar dispuestos para la defensa y armados para defender el territorio de ataques de indios
y las ambiciones de otras ciudades.
Los encomendadores estaban obligados a prestar servicio y contribuir con armas y
caballos. En 1718 se suprimen las encomiendas en Indias y desaparece este servicio
militar.
Quedaban eximidos del servicio militar los notarios, cirujanos, escribanos, abogados,
mayordomos, médicos, boticarios, síndicos, sacristanes y maestros.

Autoridad Militar

En las Indias fue ejercida primeramente, por los adelantados y luego por los virreyes,
que unían su condición a la de Capitanes Generales. Los intendentes que debían
subordinación y obediencia al Virrey, eran consultados para expediciones, distribución y
movimientos de las tropas. Sometido a ésta autoridad estaba el Teniente del Rey, el cual
debía secundarlo en todo lo relativo al ramo de la guerra y reemplazarlo en caso de
ausencia, es decir que estaba facultado para ejercer funciones militares y de gobierno.
En el Rio de La Plata, el Sargento Mayor de Plaza, dependía del teniente del rey o
virrey y estaba encargado de la dirección y vigilancia del servicio regular de las plazas y
guarniciones, paradas militares, rondas, centinelas, etc.
El sargento mayor de milicias era el encargado del adiestramiento, organización,
ascensos, aprovisionamiento, etc., de las milicias de su territorio.
El inspector general dependía del virrey y sus funciones eran ejercer el comando,
dirigía la instrucción, corría con la disciplina, y se encargaba de la administración y
gobierno de las fuerzas del virreinato (menos artillería o ingenieros). En 1790 cambia el
nombre a subinspector general.

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Comandantes militares o de armas, eran jefes de mayor graduación. Se ocupaban
de la organización y conservación de milicias, y del cumplimiento de las órdenes recibidas
del comando general de las armas.
Comandante general de fronteras se ocupaba de la organización de los cuerpos de
blandengues que vigilaban la extensa línea de fronteras.
Los maestres de campo dirigían los tercios españoles, el mayordomo de artillería y
tenedor de bastimentos se encargaba de la conservación y distribución de los armamentos.

Las Fuerzas Militares Del Rio De La Plata

Estaban constituidas por un reducido número de soldados veteranos que formaban


la guarnición de las plazas militares y de las fronteras; y encabezaba a las milicias
virreinales en casos de guerra.
Las milicias debían concurrir a las operaciones de guerra y desempeñar
determinadas funciones. Eran adiestradas por las asambleas formadas por oficiales y
soldados veteranos.
En 1806 surgieron las milicias voluntarias, las cuales se hicieron obligatorias por
comportamientos de algunos vecinos y la necesidad de contar con fuerza para la defensa
del territorio.

La Crisis del Régimen Indiano

La segunda mitad del siglo XVIII se produce un desmembramiento de la monarquía


hispánica. El absolutismo monárquico, la ineficacia y debilidad en el gobierno de Carlos IV
provoca la desvinculación entre gobernantes y gobernados.
Las causas fueron varias, tales como la expulsión de la compañía de Jesús en 1767
con el objetivo de desterrar doctrinas contrarias al absolutismo y porque Portugal buscó la
eliminación jesuítica para su expansión territorial. Otro de los motivos de la desmembración
fue el centralismo, la despreocupación de la Corona por los problemas indianos, quienes
dependían de los ministros del Imperio Unificado. La falta de conducción gubernativa y
autoridades indianas, dieron como resultado el abandono de territorios. De estas causas,
los mejores resultados los obtienen Inglaterra, Francia y Portugal.

Ideas de Independencia:

Las nuevas ideologías políticas se vieron respaldadas por dos éxitos importantes:
La emancipación de las colonias inglesas de América del Norte, la independencia y la
sanción de una Constitución que permitieron un régimen de gobierno Republicano y
Representativo, el cual ayudaba a modificar al gobierno que se atacaba por ineficaz y
corrompido.

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La Revolución Francesa en 1789 contra el régimen monárquico, se asume una
representación republicana y proclamó los “Derechos del Hombre y del Ciudadano”
Los americanos comienzan a elaborar planes de emancipación, y aparecen figuras como
Manuel Belgrano, Pueyrredón, Gregorio Funes y Mariano Moreno.
Gran Bretaña busca generar conflictos entre España y América, movidos por el
rencor contra España por ayudar a los norteamericanos a independizarse y además
querían lograr una expansión comercial. Los británicos fracasaron en las tentativas de
apoderamiento de las colonias rioplatenses, entonces se concentran en el dominio de los
mercados, para esto era necesario el camino de la independencia.
A fines del siglo XVIII, a partir de la batalla de Trafalgar, se interrumpe el intercambio
comercial y las comunicaciones debido a la destrucción de la marina española. Debido a
esta situación, los americanos deben enfrentar por sí mismos los problemas políticos,
militares y defensa del territorio.
Así, la Corona de España comienza a perder el poder imperial y se produce un
aislamiento material entre España y América lo cual condujo a la separación definitiva.

ÉPOCA PATRIA

Revolución de Mayo

Buenos Aires recibe noticias de la situación española, Rey cautivo, Junta Central
disuelta, y que la única en funciones era la Regencia, la cual consideraban ilegítima. Esto
produce inquietud en los americanos.
El Cabildo pide autorización al Virrey Cisneros para convocar Cabildo Abierto.
Concedida la autorización se fijó el 22 de Mayo como fecha de celebración.
Los discursos en esa sesión fueron variados, unos como el obispo Benito Lué y
Riega prefirieron mantener la paz y no innovar. Contrario a esto, Juan José Castelli, tuvo
dos ideas fundamentales en su discurso; en un punto, la caducidad de su gobierno
legítimo. Por otra parte, la reversión de los derechos de la soberanía al pueblo de Buenos
Aires y su libre ejercicio en la instalación de un nuevo gobierno. La misma, fue tomada
como una postura jurídica muy débil y el fiscal Manuel Ginaro Villota aceptó la postura de
Castelli, pero alegó que Buenos Aires no tenía sólo ese derecho, y que era preciso oír a
los demás pueblos del virreinato antes de tomar una determinación. A lo dicho por Villota,
señaló Juan José Paso que por la situación de peligros en la que se encontraban no era
prudente ni conveniente el retardo.
Finalizado esto, prosiguió la votación en la cual hubo numerosos concurrentes. La
mayoría de los votos implicaba que, producida la cesación del virrey, el Cabildo ejerciera la
autoridad hasta la designación de una Junta que el mismo cuerpo formaría.
Enrique Corbellini, se dedicó a estudiar los votos emitidos por el Cabildo y a esto los divide
en:
 Partido del Virrey (66 votos): continuación del mismo en el mando, pero admitiendo
asociación de otras personas.

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 Partido Moderado o del Cabildo (66 votos): cese del virrey y su remplazo por el
Cabildo, como representante legal del pueblo hasta la formación de un gobierno
previsional.
 Partido Revolucionario o del pueblo (92 votos): compartía el principio del cese del
virrey, su remplazo por el Cabildo y la formación de una Junta previsional designada
por el Cabildo, pero dejando en claro que el pueblo es quien confiere autoridad y
mando, tal como lo expresó Saavedra.
La Junta se integró con un Presidente Vocal (ex virrey Cisneros), y cuatro Vocales, dos
del Partido Revolucionario (Saavedra y Castelli) y dos del Partido Moderado (Solá e
Incháurregui). Esta integración, provocó el descontento del pueblo y el Cabildo renuncia de
los miembros de la Junta. Tocaron la Campana del Cabildo para congregar al pueblo en la
Plaza y proceden a elegir la nueva Junta, la cual fue presidida por Cornelio Saavedra.

Junta Gubernativa:

Encontró resistencias en dos principales órganos de gobierno: la Audiencia y el


Cabildo de Buenos Aires. Cuando llegaron a Buenos Aires se encontraron con impresos
anunciando la instalación de la Península del Consejo de Regencia. A esto, la Audiencia
sostuvo que debía prestar juramento y obediencia al nuevo órgano. En cambio, la Junta no
se valdría de noticias contenidas en un simple impreso sin formalidades legales para
proceder en un acto tan importante.
El 22 de Junio la Junta expulsó a oidores y fiscales de la Audiencia embarcándolos
junto con el ex virrey Cisneros rumbo a Canarias, designando jueces criollos en su lugar.
El 14 de Julio el Cabildo resolvió jurar y obedecer el Consejo de Regencia.
El 17 de Octubre se produce la destitución de capitulares efectuada por la Junta y
designando “a nombre del pueblo” a los nuevos miembros del Cabildo.
En Enero de 1811, la Junta acompañada por la Audiencia y el Cabildo, rechazó al
nuevo virrey desconociendo a la autoridad que lo había nombrado.

Hacia la Declaración de la Independencia:

A partir de los sucesos de mayo de 1810, se pudo advertir que los patriotas
coincidían en reclamar y ejercer el gobierno propio que hasta entonces se les había
negado.
Las ideas eran lograr la emancipación de España y establecer una monarquía
constitucional o una república, ambas independientes. Esta tendencia tuvo por propulsores
revolucionarios a Moreno, Monteagudo, entre otros y fue impulsada por la Logia Lautaro y
la Sociedad Patriótica.
La delicada situación interna, tanto militar como política, agravada por las derrotas
de las armas patriotas en Vicalpugio y Ayohuma (Noviembre de 1813); la vuelta al trono de
Fernando VII (marzo de 1814); la condena y persecución del brote liberal y la orden de
redoblar la represión del movimiento americano, detuvieron el ímpetu revolucionario.
La Asamblea de 1813 dictó medidas que evidenciaron el clima separatista. Así,
declaró que residía en ella:

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 La representación y ejercicio de las Provincias Unidas
 Adoptó el himno patrio
 Dispuso la independencia eclesiástica de los superiores residentes de España
 Otras medidas de renovación constitucional
En el Congreso General Constituyente reunido en 1816 en Tucumán volvió a plantearse
el problema de la independencia. El verdadero planteo de la emancipación fue expuesto
por José de San Martín en la carta a su amigo el congresista Tomás Godoy Cruz.
El Congreso, luego de intensas discusiones dio por fin, la Declaración de la
Independencia el 9 de julio de 1816. La Declaración ofrecía un doble significado jurídico:
como documento de naturaleza internacional, era el punto de partida del nuevo Estado
soberano; desde el punto de vista interno, constituía un verdadero pacto de unión entre los
pueblos rioplatenses. Desde el punto de vista político, presentaba el paso previo para llevar
a cabo la ofensiva militar a otras regiones.

Los Derechos y Deberes de las Personas:

La LIBERTAD, fue la autorización a hablar, escribir e imprimir libremente,


expresando cada uno sus opiniones, fueron más restringidos en materia religiosa porque
consagraron como religión del Estado la católica apostólica romana citados en nuestros
ensayos constitucionales.
La IGUALDAD, imponía que la Ley era igual para todos y favorece igualmente al
poderoso que al más miserable para la conservación de sus derechos.
La SEGURIDAD INDIVIDUAL, ya que ningún ciudadano podía ser penado, ni
expatriado sin que proceda forma de proceso y sentencia legal. También se proclamó la
inviolabilidad del domicilio.
La PROPIEDAD, los habitantes no podían ser privados de ella ni gravados en sus
facultades sino en los casos establecidos en la ley.
Los DEBERES DEL HOMBRE, eran obedecer las leyes, concurrir a la defensa de la
patria, contribuir a los gastos del Estado, respetar a las autoridades constituidas.

La Forma de Gobierno

De inmediato se impuso en el virreinato del Rio de la Plata la idea de que el poder


residía en el pueblo, por lo que quedaba desplazada la teoría de que la soberanía era
atribuida al rey. La elección de la forma de gobierno en la década posterior a la Revolución
de Mayo se orientó hacia el régimen republicano representativo pese a que, por otro lado,
existieron también varias figuras que intentaron establecer una monarquía moderada o
constitucional.
El término república, que tenía antigua data (la cosa pública), ya era aplicado para la forma
de gobierno utilizada en el siglo XVIII en América del Norte y en Francia. Se entendía como
tal a la comunidad política organizada sobre la base de la igualdad humana, gobernada por
autoridades elegidas periódicamente por el pueblo, que lo representaban, y sus funciones
eran ejercidas a través de la división de poderes.

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Si bien existen muchas más acepciones del término, quizás hasta algunas más
científicas, es la enunciada la que más refleja el pensamiento de la época ya que la
expresión republicano se opuso a la de monárquico y, unida al termino liberal, sirvió para
caracterizar a un ideal político.
Las funciones del estado fueron rápidamente distinguidas en Legislativas, Ejecutivas
y Judiciales.

El Poder Legislativo

Si bien esta función fue inherente a la Junta Gubernativa patria y a los gobiernos que
le sucedieron, en el orden nacional ese poder, con los requisitos exigidos por la doctrina
constitucional, solo funcionó a partir de 1854.
Estas funciones también fueron desempeñadas por Congresos y asambleas constituyentes
durante el tiempo que estos estuvieron reunidos, como la Asamblea General Constituyente
(1813-1815) y los Congresos Generales Constituyentes de 1816, 1820 y el de 1824 a 1827.
La existencia de éste Poder Legislativo fue prevista tanto en el Reglamento del 22 de
octubre de 1811 como en las constituciones de 1819 y de 1826. Las constituciones de
1819 y 1826 establecían como forma de gobierno legislativa un Congreso nacional formado
por dos cámaras: la de diputados, formada por representantes, elegidos en proporción al
número de habitantes, que duraban cuatro años y se renovaban por mitades cada dos
años, y la de senadores que ejercían otra forma de representación: un senador por
provincia, tres militares, un obispo, tres eclesiásticos, uno por cada Universidad y el director
de Estado que hubiere concluido su gobierno. Salvo éste último los demás duraban doce
años. En 1826, en cambio, se adoptó el sistema de senadores por capital y por las
provincias, con un mandato de nueve años.
El Poder Ejecutivo

La función ejecutiva debía ser desempeñada por una autoridad que procediera a
ejecutar las disposiciones legislativas, de una manera rápida y sin trabas, por lo que
siempre fue aconsejable integrarla con el menor número de personas.
El Reglamento del 22 de octubre de 1811 estructuraba un Poder Ejecutivo
independiente, un Triunvirato designado por la Junta Conservadora (duraba cuatro años y
sus integrantes se turnaban para presidirlo).
El 27 de febrero de 1813, la Asamblea General Constituyente sanciona el Estatuto
dado al Supremo Poder Ejecutivo, donde se lo integraba con tres personas y se encontraba
una precisa enumeración de sus atribuciones.
El Estatuto de 1815 organizaba un Poder Ejecutivo ejercido por un ciudadano con el
título de director del Estado. Esta forma unipersonal de gobierno fue mantenida por las
constituciones de 1819 y 1826.

El Poder Judicial

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La independencia de éste poder se impuso desde el primer momento en los textos
constitucionales, aunque no se hizo efectiva y durante muchos años las facultades
judiciales siguieron concentradas en torno al Poder Ejecutivo.
La audiencia fue uno de los órganos que con más dureza sufrió la revolución. Los
oidores fueron reemplazados por conjueces criollos y el Reglamento de institución y
administración de justicia de 1812 sustituyó la Audiencia por la Cámara de Apelaciones
integrado por cinco individuos (tres letrados y dos vecinos legos). Al año siguiente se
estableció que todos sus integrantes debían ser letrados. Duraban cinco años y la
presidencia de la cámara era rotativa. El consulado se mantuvo como tribunal en asuntos
mercantiles hasta la creación de los jueces de comercio en 1862.
En estos primeros años quedaron ya asentados nuevos principios en orden al
procedimiento judicial., especialmente en materia criminal, y se incorporaron nuevas
disposiciones a nuestra legislación que la doctrina liberal venia proclamando. De esta
forma, ningún habitante podía ser penado ni confinado sin proceso previo y sentencia legal,
se eliminaron las penas atroces e inhumanas y se suprimieron los tormentos para
esclarecer la verdad judicial. Las cárceles eran para seguridad y no castigo del reo, éstos
no podían quedar incomunicados después de la confesión, que no podía extenderse por
más de 10 días sin justo motivo.

La forma de Estado: Federalismo y Unitarismo

La organización del gobierno territorial fue objeto de ardientes polémicas y cruentas


luchas que retardaron la organización constitucional por más de cuatro décadas. La
diferencia radicaba en que mientras unos querían un régimen centralizado, otros creían
más conveniente la forma descentralizada o federal, alegando la peculiar conformación del
territorio y del legítimo derecho de las provincias a ejercer el gobierno local.
Consistía el unitarismo en la existencia de un gobierno único y general que ejercía
sus poderes sin restricciones sobre la totalidad del territorio, resultando las provincias
simples divisiones administrativas sometidas directamente a la autoridad general. La
tendencia unitaria encontró adherentes en los liberales o ilustrados porteños. Para ellos la
aplicación del centralismo debía efectuarse en base al predominio porteño y estimaban que
la única forma de encauzar a la Nación era el gobierno ejercido por una poderosa elite
liberal concentrada en Buenos Aires que eliminase al caudillismo. Por esto los federales los
calificaban de europeizantes y enemigos de la tradición ya que postulaban que el único
gobierno adecuado era donde los pueblos tuvieran una activa participación.
El federalismo preveía la existencia de un gobierno central y de los gobiernos locales
provinciales. De esta manera, mientras aquel ejercía los poderes que se le hubiere delgado
expresamente, las provincias mantenían un relativo gobierno propio. Esta tendencia,
propugnada por grupos intelectuales y ricos hacendados bonaerenses, tuvo su mayor
adhesión en la masa criolla.
Este antagonismo ideológico estableció dos maneras diferentes para organizar el
Estado Nacional en virtud de que los unitarios entendían que se debía promulgar una
Constitución centralista, que se impusiera en las provincias, y los federales se inclinaban

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por una Constitución federativa estableciendo la unión entre las provincias mediante pactos
interprovinciales.

Los pactos interprovinciales

Constituyeron un sistema de unión y compromiso reciproco celebrado por las


provincias argentinas.
Al establecerse las provincias argentinas en 1820 el régimen de los pactos adquirió
una señalada trascendencia respondiendo a dos objetivos fundamentales, ratificar la
cohesión nacional y llegar a la sanción de una constitución federativa y por otro lado
resolver los problemas inmediato de las guerras, el comercio de mercaderías y armas,
impuestos aduaneros, entre otros.
Este sistema se utilizó durante las cuatro décadas siguientes hasta alcanzar en 1860 la
efectiva vigencia de una constitución general para toda la nación. Pero entre los años 1820
y 1831 alcanzo un desarrollo más eficiente, no solo por el número de los mismos, sino
también porque fueron casi los únicos instrumentos que rigieron las relaciones
interprovinciales.

El pacto federal de 1831:

Celebrado el 4 de enero de 1831 en la ciudad de Santa Fe, entre Buenos Aires,


Santa Fe y Entre Ríos; en momentos en que los unitarios habían logrado el control de las
provincias del centro, oeste y norte constituyendo la Liga Unitaria.
Las provincias aliadas se comprometían a no celebrar tratados con ningún otro gobierno sin
el previo consentimiento expreso de las demás provincias que a su vez no podían negarlo
si es que no perjudicaba los intereses de las demás y de la Nación.
Alguno de los artículos estaban destinados a determinar el derecho de los habitantes de
una de las provincias en las otras, derechos de exportación e importación, extradición de
los criminales, dándose de esta manera una regulación estable a varios problemas que,
aunque considerados en pactos anteriores, no tenían una solución satisfactoria.
Se había convenido que las demás provincias podían ingresar a esta liga siempre
que aceptasen el sistema federal y se obtuviera el consentimiento expreso de las
provincias firmantes.
El triunfo de la causa federal en todo el país fue logrado con una facilidad relativa.
Derrumbada la coalición unitaria, las restantes provincias fueron prestando adhesión al
pacto. En un plazo no mayor a los dos años desde su celebración, la liga federal se
extendía a todo el país.

Las Reformas Sociales de la Revolución:

La revolución de Mayo modificó sustancialmente el orden social imperante. La


transformación se produjo no sólo por una irresistible tendencia hacia la igualdad que llevó
paulatinamente a la desaparición de los antiguos estamentos, sino también por la distinta
consideración que merecieron los diversos grupos sociales. Esta transformación se operó
aceleradamente en los tres primeros años revolucionarios y encontró su máximo exponente
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en las decisiones de la asamblea de 1813. Como vamos a ver, esta asamblea dictó
numerosas disposiciones destinadas a destruir la antigua jerarquización social,
introduciendo de manera definitiva las bases igualitarias que recogieran los posteriores
ensayos constitucionales. Los Españoles Peninsulares por considerarlos adictos al sistema
vencido, los gobiernos patrios adoptaron medidas que afectaron seriamente a los
Españoles Peninsulares tanto en sus personas como en sus bienes. El 26 de Mayo del
1810 la juta gubernativa amenazó castigar severamente a aquellos que estimulasen la
"división entre Españoles Europeos y Españoles Americanos, tan contraria a la gran
utilidad de los particulares y bien general del estado. También se adoptaron otras medidas
que directa o indirectamente afectaron al patrimonio de los Españoles Europeos. Así el 31
de julio de 1810 se dispuso que a todo individuo que se asentara de la ciudad sin licencia
del gobierno le fueran confiscados sus bienes y por el decreto del 13 de enero de 1812 el
gobierno procedió a incautarse del dinero perteneciente a individuos radicados en España
u otro territorio dominado por los realistas. Según afirma Zorraquin Becú, ya en 1811 el
problema que planteaba la situación de los Españoles Peninsulares fue tema de reuniones
públicas y debates periodísticos. La revolución significó también un cambio de actitud hacia
los extranjeros. El decreto del 4 de septiembre de 1812 señaló ya las bases para atraer la
inmigración, asegurando la adecuada protección a los individuos de todas las naciones
que desearen residir en el Estado "asegurándoles el pleno goce de los derechos del
hombre en sociedad" y otorgándoles facilidades para dedicarse las actividades rurales y
mineras. lllllllllllllllllllllllllllllllllllllllllllllllllllllllllllllllllllllllllllllll
El matrimonio continuó siendo regido por el derecho canónico, manteniéndose los
principios y prácticas ya analizados oportunamente. Una de las principales modificaciones
introducidas en este régimen fue motivada por la constitución en el país de colectividades
extranjeras de otras creencias, al amparo de las nuevas disposiciones. Otra de las
reformas sustanciales fue la supresión absoluta de los mayorazgos y de cualquier otra
vinculación que transmitiese la propiedad a los sucesores sin la facultad de enajenarla.

La enseñanza

El concepto sobre la enseñanza en Europa y por lo tanto, también en indias durante los
siglos XVI y XVII era muy diferente al actual. Había un ordenamiento general de los
estudios, distinguiéndose las primeras letras, los de latinidad y filosofía y por último los de
relieve propiamente universitario.
La instrucción de las clases populares no era por entonces una necesidad, por lo que a la
cultura de las clases superiores se oponía la absoluta ignorancia de las masas, que no
concurrían siquiera a las escuelas. Tampoco se conocía la enseñanza técnica y los
artesanos aprendían su oficio por imitación, en forma rutinaria.
En el siglo XVIII se promulgo el aprendizaje de las técnicas útiles para el desarrollo
económico. La enseñanza elemental comprendía lectura, escritura, aritmética y doctrina
cristiana. Había diversas clases de escuelas, las religiosas funcionaban anexas a
conventos que funcionaban regentadas por clérigos. Las particulares a cargo de maestros
que habilitaban un local para la enseñanza o concurrían a las casas de familia.

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Los maestros eran improvisados y conocían apenas aquello que debían enseñar, para
ejercer esta misma necesitaban permiso del cabildo. La enseñanza era gratuita en las
escuelas conventuales. Los demás maestros recibían de los padres de los alumnos una
módica retribución autorizada por el cabildo. La instrucción popular gratuita y obligatoria
solo fue definida como tal en Europa durante el siglo XIX. Para inculcar los conocimientos y
preservar la disciplina, el maestro utilizaba métodos que estaban difundidos universalmente
con anuencia de educadores y padres de familia. El principio la letra con sangre entra
constituía el lema de esa técnica rudimentaria. La enseñanza elemental era para varones y
mujeres españoles e indios. En cambio aparecía más restringida para los mestizos,
mulatos y negros, a los que se les enseñaba la doctrina cristiana.
En España los principales centros de estudios superiores fueron los de salamanca, Alcalá y
Valladolid. La primera universidad en indias fue fundada en Santo Domingo. Las que más
influencias ejercieron en nuestro territorio fueron las de Córdoba, Charcas y Santiago de
Chile. Cada universidad se regla por constituciones en las que se determinan las
autoridades, el orden de los estudios, los requisitos para optar a los grados, etc. Eran
presididas por un rector.
Las ramas de estudios tradicionales en esas universidades eran: artes de carácter
preparatorio y previo teología y cañones y leyes. En México y lima también se cursaba
medicina.
Los estudios universitarios en Córdoba comenzaron en el colegio máximo en 1613.La
universidad comprendía dos ramas de estudios la de artes o la de teología. La universidad,
regenteada por los jesuitas, estaba destinada especialmente a la formación del clero.
Hasta el siglo XVIII la enseñanza del derecho solo comprendía los derechos romano y
canónico. En el siglo XVIII se promovió una reforma la enseñanza de los textos legales fue
reemplazada por la exposición de los principios y del sistema general del derecho, así
paulatinamente se sustituyó la clase comentada de las disposiciones legales por la
disertación doctrinaria del profesor. También se introdujo la enseñanza del derecho real.

La Enseñanza del Derecho:

La creación del departamento de jurisprudencia en la Universidad de Buenos Aires


significó la iniciación de los estudios jurídicos superiores en esta ciudad. De conformidad al
plan de estudios aprobado, se crearon dos cátedras: la de derecho natural y de gentes, a
cargo del doctor Antonio Sáenz y la de derecho civil, dictada por
El Dr. Pedro Somellera.llllllllllllllllllllllllllllllllllllllllllllllllllllllllllllllllllllllllllllllllllllllll.
La cátedra de economía política desapareció años más tarde, quedando, al producirse la
caída de Rosas, en 1852, la de derecho canónico, que desempañaba entonces al
presbítero José León Banegas, y las de derecho civil y de agentes, a cargo del doctor
Rafael Casagemas, quien las dictaba interrumpidamente desde 1832.
En 1815 se inauguró en Buenos Aires la academia de jurisprudencia teórica y práctica.

La Libertad de Imprenta:

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La libertad de imprenta era uno de los principios básicos proclamados por el
liberalismo. Inglaterra, Francia, Estados Unidos y la España revolucionaria habían
eliminado las pesadas restricciones vigentes sobre esta materia. El 20 de abril de 1811 la
Junta Gubernativa sancionó un Reglamento sobre libertad de imprenta en que se
expresaba que la facultad de publicar los pensamientos e ideas políticas constituía un freno
a la arbitrariedad y un medio de ilustración. Poco tiempo duró el Reglamento, siendo
reemplazado el 26 de octubre de 1811 por el decreto sobre la libertad de imprenta. En el
estatuto de 1815 además de reproducirse íntegramente el anterior decreto, se disponía
para facilitar el uso de libertad.llllllllllllllllllllllllllllllllllllllllllllllllllll

El Periodismo:

Favorecidos por la benigna legislación implantada empezaron a publicarse en Buenos Aires


numerosos periódicos. El primero y principal fue la célebre Gaceta de Buenos Aires,
órgano de la Revolución, destinado a reflejar generalmente la opinión oficialista. Aparecido
en 1810 se publicó se publicó hasta 1821 con variantes en su denominación.
El periodismo vivió durante este periodo un verdadero estado de aclimatación.
La libre expresión del pensamiento político nutrió las páginas de casi todos los periódicos
de la época inicial, quedando desplazados en buena parte los temas económicos y sociales
que habían cubierto las páginas antes de la revolución.

La organización constitucional:

La dictadura de Rosas no facilito el proceso de sanción constitucional; las ideas del


dictador al respecto eran síntomas elocuentes de esa situación sin término, de esa
postergación indefinida de la organización constitucional.
Justo José de Urquiza (gobernador de Entre Ríos) inicio en 1851 una campaña
destinada a promover la demorada organización constitucional. El 5 de Abril dirigió una
circular a los demás gobernadores invitándolos a cooperar en la lucha por el derrocamiento
de la dictadura.
El 1 de Mayo de 1851 Urquiza expide un decreto por el cual la reasumía las
facultades delegadas en el gobernador Rosas para la dirección de las relaciones exteriores
y demás asuntos nacionales.
Poco después el 25 de Mayo del mismo año se produce un pronunciamiento de
Urquiza contra Rosas. Este pronunciamiento solo encontró adhesión en la provincia de
Corrientes, la que reasumió los poderes nacionales delegados a Rosas. Las demás
provincias condenaron oficialmente la actitud de Urquiza, considerándolo como reo de la
alta traición a la patria, y reiteraron su adhesión al dictador porteño.
El 29 de Mayo se suscribió el tratado de alianza ofensiva y defensiva contra el Gral.
Oribe entre la provincia de Entre Ríos, el imperio de Brasil y el gobernador de Montevideo.
El 3 de Febrero de 1852 en Monte Caseros quedo resuelta la lucha a favor del
ejército aliado, que pudo así entrar a Buenos Aires.
Rosas redacto su renuncia a la legislatura de Buenos Aires en su carácter de
gobernador de la provincia.

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Urquiza vencedor reorganizo el gobierno de Buenos Aires, designando gobernador
interino al Vicente López. Al quedar acéfala la autoridad que ejercía los asuntos nacionales
Urquiza comisiono al doctor Bernardo de Irigoyen y, como resultado de ello, las provincias
de San Juan, Mendoza, San Luis, Córdoba, La Rioja, Tucumán, Santiago del estero,
Catamarca y Salta reasumieron las facultades acordadas a Rosas. En cambio las
provincias litorales procedieron de forma análoga.
El 6 de Abril de la conferencia de gobernadores resulto el Protocolo de Palermo el
cual autorizo al general Urquiza para conducir las relaciones exteriores hasta la reunión del
congreso constituyente.
Días después, el 8 de Abril de 1852 Urquiza envía una circular a los gobiernos de las
provincias invitándolas a una reunión solemne de todos ellos que se celebraría en la ciudad
de San Nicolás de los Arroyos.
Finalmente el 31 de Mayo se celebra el Acuerdo de San Nicolás; que disponía:
1. La observancia del pacto del 1831 en todas sus cláusulas.
2. La reunión de un Congreso General Constituyente.
3. La abolición de los derechos de tránsito.
4. La formación de una autoridad de carácter nacional bajo la denominación de director
provisorio de la Confederación Argentina. Urquiza fue designado de este modo.

El acuerdo de San Nicolás fue ratificado o aprobado en los meses siguientes por todas
las provincias, a excepción de Buenos Aires, en donde se produjo un grave conflicto.
Parecieron excesivas las atribuciones encomendadas al general Urquiza, teniendo en
cuenta que era solo una autoridad provisional y que muchas de las funciones
encomendadas correspondían al poder legislativo.
Durante varias sesiones, celebradas en Junio de 1852 la legislatura de Buenos Aires
debatió el contenido del acuerdo. Mitre siendo uno de los diputados había expresado en un
periódico los fundamentos que a su juicio obligaban a rechazar el acuerdo. Dalmacio Vélez
Sarsfield sostuvo que los gobernadores reunidos carecían de poderes para legislar en
materias que eran propias del poder constituyente, por lo que el acuerdo resultaba ilegal.
Por otra parte la defensa del acuerdo se encontró a manos de los doctores Juan María
Gutiérrez y Vicente Fidel López.
Las deliberaciones no pudieron terminarse pero el Acuerdo aparecía rechazado. Ello
motivo a la enérgica intervención del General Urquiza, quien expatrió a los principales
diputados opositores, clausuro la legislatura y asumió provisionalmente el gobierno de la
provincia. Pero basto su ausencia física para que el 11 de Septiembre estallase un
movimiento militar que restableció en el gobierno a los adversarios del Acuerdo, que eran
ahora también enemigos de Urquiza. Pocos días después, el 22 una ley dispuso retirar a
Urquiza el encargo de las relaciones exteriores otorgado en el Protocolo de Palermo.
El congreso general constituyente, convocado por el acuerdo de San Nicolás se instaló
solemnemente en la ciudad de santa fe el 20 de Noviembre de 1852 con la representación
de todas las provincias, a excepción de Buenos Aires. A fin de redactar el proyecto de
Constitución. Los encargados de ello el 18 de Abril de 1853 presentaron el proyecto a la
consideración del Congreso.

12
El proyecto fue puesto a discusión en general y en particular; las discusiones finalizaron
el 30 de Abril con la intención de que firmase la Constitución el 1° de Mayo en celebración
del segundo aniversario del pronunciamiento contra Rosas.
Fue promulgada por el director provisorio el 25 de Mayo de 1853 disponiéndose que fuese
jurada en todo el país el 9 de Julio siguiente.
La misma legislatura sanciono el 11 de abril de 1854 la primera constitución que tuvo
la provincia.
El periodo siguiente hasta 1859 revelo una tensión constante entre Buenos Aires y la
Confederación.
Finalmente el 23 de Octubre de 1859 Urquiza y Mitre se enfrentaron sobre la cañada de
Cepeda; quedando Mitre en inferioridad de condiciones decide retirarse para salvar así la
mayor parte de sus fuerzas y con ellas defender la ciudad de Buenos Aires.
Se logró alcanzar el pacto de Unión el 10 de Noviembre de 1859 en San José de
Flores; el pacto más que un convenio entre vencedor y vencido significaba el cumplimiento
ideal que en buena medida ambos habían proclamado: la unión nacional. El 6 de Junio de
1860 se celebró un convenio que complementaba el pacto de San José de Flores.
Examinada la Constitución de 1853, Buenos Aires propuso algunas reformas
importantes orientadas hacia una protección de sus intereses y de su autonomía, pues
debía ingresar a una organización nacional no controlada por porteños.

Las principales reformas fueron:

1. Supresión de la ciudad de Buenos Aires como capital de la Confederación.


2. Modificación del régimen de las intervenciones federales.
3. Supresión del requisito de revisión de las constituciones provinciales por el congreso
nacional antes de su promulgación.
4. Supresión del juicio político a los gobernadores provinciales por parte del congreso
nacional.
5. Agregar al texto que el congreso Nacional no dictara leyes que restringieran la
libertad de imprenta.
6. Supresión de ciertas atribuciones concedidas a la corte suprema de justicia.
7. Prohibición de que los jueces federales fueran al mismo tiempo magistrados
provinciales.
8. Prohibición de suprimir las aduanas exteriores existentes en cada provincia al tiempo
de su incorporación.
9. Imponer a los senadores y diputados nacionales el requisito de residencia mínima en
su respectiva provincia.
10. Indicar que la aplicación de los códigos nacionales correspondieran a las
jurisdicciones locales.

Luego de esto la convención nacional reunida en Santa Fe el 24 de Septiembre de 1860


aprobó las modificaciones propuestas quedando así extendida a todo el país la
Constitución Nacional.

13
A pesar de la unión, seguían existiendo diferencias ideológicas y de predominio político,
económico y financiero. La elección del doctor Santiago Derqui como presidente de la
Confederación en 1859 complico la situación y aunque no disponía de toda la autoridad
efectiva, pues continuaba aun Urquiza dominando muchos aspectos de la conducción
política de la Confederación.
Urquiza también busco la amistad de Buenos Aires y así cada uno de los núcleos
influyentes (Derqui, Urquiza y Buenos Aires) trataron de obtener el predominio de las
restantes provincias.
Varias fueron las cuestiones que sirvieron de excusa para romper nuevamente la
unidad; el presidente Derqui se acercó de nuevo a Urquiza, distanciándose de Buenos
Aires. Pese a las nuevas disidencias entre Derqui y Urquiza bien pronto la Confederación
adopto la decisión de reincorporar a Buenos Aires por la fuerza si era preciso. Designado
Urquiza como jefe del ejército, trato reiteradamente de acordar una solución pacífica, pero
la intransigencia de ambos bandos lo llevo a enfrentar a Mitre. La batalla se libró en los
campos de Pavón el 17 de Septiembre de 1861. Urquiza fue derrotado.
Buenos Aires contaba con su aduana; era su fuente inagotable de recursos y llave
fundamental de la economía Argentina y su inmenso poder se impuso por fin en Pavón.
Mitre supo anteponer los intereses nacionales sobre las pretensiones localistas y de esta
forma reorganizo la Nación, teniendo como centro a Buenos Aires. Finalmente en mayo de
1862 se reunió el congreso nacional y en octubre fue elegido Mitre como presidente de la
Nación unificada.

Aspectos Económicos-Financieros de la Organización Constitucional:

Mediante el acuerdo de San Nicolás de los Arroyos se trató de solucionar el


problema de la casi imposible llegada de los artículos de fabricación interna al puerto de
Buenos Aires, no solo por el encarecimiento que significaba el pago de los distintos
derechos de transito al pasar del territorio de una provincia al de otra, sino también por el
deficiente estado de los caminos y los anticuados sistemas de transporte.
Algunos pactos interprovinciales habían previsto la libre navegación para los
naturales de las provincias contratantes, como el del Pilar de 1820 entre otros. Urquiza
dicto el 28 de Agosto y el 3 de Octubre de 1852 sendos decretos reglamentando la
navegación de los ríos. Establecían que la navegación de los ríos Paraná y Uruguay seria
permitida a todo buque mercante, cualquiera que fuese su nacionalidad, procedencia y
tonelaje, al igual que la entrada inofensiva de los buques de guerra extranjeros.
La constitución de 1853 también disponía la libre navegación de los ríos, este
sistema de libre circulación fluvial y terrestre de los productos y mercaderías nacionales y
extranjeras, con la abolición de las aduanas interiores importo, en la práctica, un motivo
más para agravar el empobrecimiento de las economías provinciales. Tan solo las
provincias litorales encontraron beneficio con la libre navegación, ya que pudieron
intensificar el comercio entre sí y con el puerto de Buenos Aires. Las del interior debieron
soportar las dificultades de pésimos caminos para acercarse a buenos aires y vieron
disminuir de forma importante sus rentas, debido a la supresión de los derechos de tránsito,
con los que habían mantenido a duras penas la administración de sus territorios. Tanta fue

14
la pobreza de los erarios provinciales que, a pesar de haberse abolido esos derechos, en el
acuerdo de San Nicolás y en la Constitución de 1853 las provincias los mantuvieron en
forma más o menos disimulada, a fin de calmar el ahogo en que se encontraban.
La secesión de Buenos Aires produjo un importante impacto en las finanzas de la
Confederación por problemas aduaneros principalmente; que hizo que estas amenazan
con una total ruina. Se pidió dinero prestado y a fines de 1855 se emitieron nuevos bonos
por valor de $250000, para ser colocados en el interior del país, los que serían recibidos
por el fisco en pagos de derechos aduaneros. Los recursos de la Confederación por esta
época se reducían al producido de los impuestos sobre el territorio de Entre Ríos, que
estaba federalizado, y de los derechos de aduana.
En Enero de 1855 se celebró entre la Confederación y Buenos Aires un acuerdo de
convivencia pacífica a fin de no entorpecer el comercio de las partes. Se emitía el cabotaje
de buques de ambos contendientes, se liberaba de los derechos de entrada a los
productos provenientes de ambas partes, así como se autorizaba el tránsito de los artículos
de comercio por tierra o agua. Sin embargo este acuerdo duro poco ya que fue denunciado
por la Confederación ante la invasión de su territorio por fuerzas armadas porteñas.
En junio de 1856 se debatió en las cámaras un proyecto de los diputados Lucero y
Rueda, quienes propiciaban establecer derechos diferenciales a las mercaderías que no
arribasen directamente a los puertos de la Confederación. Luego de debatir la situación, el
19 de Febrero de 1857 comenzó a regir el nuevo sistema que preveía un recargo del 30%
ad valorem para las mercaderías gravadas con derechos especiales y de dobles derechos
para las restantes, cuando las mismas llegasen desde el exterior tocando alguno de los
puertos del Uruguay o de Buenos Aires.
Esta ley llamada Ley de Derechos Diferenciales procuraba desviar el comercio de
Buenos Aires hacia los puertos de la Confederación, pero produjo más inconvenientes que
beneficios.
Los derechos diferenciales tuvieron una sola consecuencia posible y duradera: el
progreso de Rosario, que desde entonces paso a ser una de las ciudades portuarias con
mayor empuje dentro de la Nación, estableciendo relaciones permanentes con Córdoba,
Rio Cuarto, Mendoza, entre otros.
En Septiembre de 1854 se decretó un adicional del 6% sobre las importaciones con
el objeto de recaudar más dinero, pero no se obtuvo éxito alguno. Frente a esas tarifas
Buenos Aires ostentaba una política arancelaria y libre. A todo esto y en procura de dinero
las tarifas volvieron a elevarse para el año 1858.
Se buscó perjudicar la exportación de los productos de la Confederación que hacían
escala en Buenos Aires, estableciendo también derechos diferenciales para aquellos que
no saliesen directamente de puertos nacionales con destino a cabos afuera del Rio de la
Plata. Asimismo se rebajó la tarifa de importación. Buenos aires contesto dificultando la
salida de los productos de la Confederación. Con ello, la Confederación no encontraría
quien acopiase y almacenase sus efectos, ni los capitales necesarios para el tráfico de
exportación.
La situación resultaba insostenible y fue entonces cuando estas circunstancias,
unidas a otras de distinto orden, determinaron el enfrentamiento de los ejércitos de ambos
bandos de Cepeda.

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Incorporada Buenos Aires por medio del Pacto de Unión terminaron los apuros del gobierno
confederado. Se levantaron las interdicciones y se suprimieron las leyes de derechos
diferenciales.

Las Tendencias Políticas Predominantes:

Una vez lograda la unión definitiva, se sucedieron en la presidencia de la Nación,


Bartolomé Mitre, Domingo F. Sarmiento y Nicolás Avellaneda, al último de los cuales toco
abordar la federalización de la Ciudad de Buenos Aires.
Mitre inicio en nuestro país un gobierno liberal y progresista señalando la tónica de
los que sucedieron. Su actitud, serena y decidida luego del triunfo de Pavón, impidió que el
país se desangrara en una anarquía de contornos imprevisibles. Había logrado imponerse
a Urquiza y ello importaba en la supremacía porteña sobre todo el resto del país. Pero las
provincias advirtieron que aun podían disputar a Buenos Aires esa rectoría, utilizando los
medios que les brindaba la Constitución de 1853. Cuando Mitre concluyo el periodo
presidencial, señalo a Rufino de Elizalde, para sucederle.
Mitre no contaba ya con la unanimidad anterior a Pavón. Su partido, el Liberal, se
había quebrado con el motivo de su posición nacionalista, tendiente a mantener la
constitución jurada en 1860 y a organizar en base a ella la Nación. Los grupos más
localistas, se fusionaron en el Partido Autonomista, cuyo caudillo indiscutido fue Adolfo
Alsina. Al lado de Mitre se formó el partido nacionalista.
Alsina era gobernador de Buenos Aires y desde allí dirigía con mano firme su política
de oposición a Mitre, quien había terminado por ahondar las divergencias con su proyecto
de federalización de provincias. Urquiza apareció también en el programa político apoyado
por importantes sectores del interior, aglutinados en el Partido Federal, y Sarmiento, sin
partido propio y en misión diplomática en el extranjero, aparecía propiciado por sectores del
ejército, y con simpatías en la capital y las provincias.
En las elecciones 1863 la formula Alsina-Sarmiento logro vencer a la formula
Elizalde-Paunero.
Las fuerzas políticas que apoyaban a Mitre trataron de lograr nuevamente para este
la primera magistratura nacional. Nicolás Avellaneda reunió a los elementos provincianos
que se oponían a la hegemonía porteña, entre los que se encontraban importantes
sectores del Partido Federal, desecho con el asesinato a Urquiza en 1870, formando con
todos ellos el Partido Nacional. Alsina y sus autonomistas se adhirieron, quedando así
creado, el 15 de Marzo de 1874 el Partido Autonomista Nacional. El nuevo grupo político
llevo a las elecciones presidenciales de ese año a la formula integrada por Nicolás
Avellaneda y el candidato del autonomismo, que esta vez no fue Alsina, sino su amigo y
gobernador de Buenos Aires, Mariano Acosta.
Al finalizar la presidencia de Avellaneda, las fuerzas políticas se polarizaron hacia
dos figuras: Julio Argentino Roca y Carlos Tejedor.
Roca contaba con la adhesión de la liga de gobernadores y Corrientes; en esta provincia el
gobernador Cabral brindaba su apoyo a Tejedor.
El segundo triunfo de Roca fue el que determino el alzamiento de la provincia
porteña, que, al mando de tejedor, gobernador-candidato, se pertrecho y preparo

16
afanosamente, adiestrando a sus milicias y poniendo en pie de guerra todos los elementos
aptos para la lucha. Pero las armas de la nación vencieron a las de la provincia y luego de
largas tratativas se federalizo la Ciudad de Buenos Aires.
Julio Argentino Roca inicio junto con su gobierno una nueva etapa de nuestra vida
nacional. Desde entonces, al influjo de los enormes contingentes de inmigrantes y de una
nueva época de progreso, el país se transformó notablemente. Roca fue el director de esta
nueva época. Se valió del partido Autonomista Nacional, para crear con él un grupo
compacto y homogéneo, una elite, con la que dirigió el país. Reservo para sí y para su
grupo las funciones de gobierno, pero con un notable sentido de nacionalidad y un
verdadero interés en el progreso, el bienestar y el desarrollo de toda la Nación.
Roca logro lanzar al país hacia adelante, colocando a la Argentina en una posición de
privilegio que nunca había logrado hasta entonces.
Fue su concuñado Miguel Juárez Celeman, apoyado por Roca y el grueso Partido
Autonomista Nacional, quien logro sucederle.
Juárez Celeman, a poco de asumir la presidencia, se separó de la tutela de Roca y
se transformó en el único depositario del poder, no solo del gobierno, sino también del
partido que lo había llevado a la presidencia.
Roca se había alejado de su concuñado cuando advirtió que este se independizaba
de su tutela y recogía nuevos amigos. Pellegrini, el vicepresidente, dejo oír su voz de
censura a la conducta del gobierno. Juárez fue, así el único responsable de los errores.
Finalmente el gobierno entro en crisis y solo a fuerza de grandes cabildos logro
Juárez integrar su gabinete. El 26 de Julio estallo la revolución armada: el parque de
artillería se sublevo y apoyado por varios batallones, exigió el derrocamiento del gobierno.
Pellegrini asumió la presidencia de la Nación desde 1890 hasta 1892 y Roca fue su
ministro del interior. En 1891 Roca se encargó personalmente de la dirección del Partido
Autonomista Nacional, dejando la cartera ministerial. La Unión Cívica proclamo la
candidatura de Mitre, a la sazón en Europa, pero este, al regresar, se unió a Roca
formando el Acuerdo que aunaba las fuerzas políticas de ambas personalidades. La Unión
Cívica se dividió a causa de ello, y al lado de Mitre se formó la Unión Cívica Nacional, en
tanto que Alem y del Valle fundaban La Unión Cívica Radical.
Las fuerzas de Roca y Pellegrini, el famoso P.A.N encontraron un escollo serio en la
candidatura de Roque Sáenz Peña, levantada por el gobernador de Buenos Aires, Julio A.
Costa, quien formo alrededor de ella el partido Modernista. Para destruirla y lograr a la vez
llevar un nombre de prestigio el Acuerdo propicio la candidatura del padre del candidato
modernista, doctor Luis Sáenz Peña. De esta forma se logró el triunfo.
El nuevo presidente anuncio un gobierno prescindente de todo partidismo,
presidencia que en la que solo él creyó.
En 1893, Yrigoyen se alzó contra el Gobernador de Buenos Aires, Julio A. Costa, y
en San Luis y Santa Fe se produjeron situaciones alarmantes.
En Septiembre de 1893 estallo una revuelta en Tucumán; el gobierno reacciono con
energía y con el concurso de Pellegrini y Roca y la colaboración de los militares leales de
Bosch derrotaron a la revolución radical. La situación del presidente se hizo insostenible y
debió renunciar. Su vicepresidente Uriburu entrego el Acuerdo, la formación del gabinete y
la conducción del gobierno. De esta manera volvió Roca al poder.

17
Luego de su segunda presidencia, para elegir a su sucesor, roca reunió una
convención de notables, en donde surgieron con fuerza de candidatura de Pellegrini, por el
autonomismo; Avellaneda, por el nacionalismo y Manuel Quintana por los opositores de
Pellegrini. El presidente volcó el pero de su autoridad hacia Quintana y así fue este, su
viejo enemigo político el que lo sucedió.
Cuando en 1906 murió Quintana y José Figueroa Alcorta asumió la presidencia, el
gobierno se dedicó a terminar con las fuerzas croquistas que permanecían aún en pie.
La situación político-social del país se tornaba día a día más amenazante. Los anuncios de
una nueva revolución radical eran permanentes y las agitaciones obreras resultaban un mal
endémico. El gobierno, inoperante, procuro acercarse al grupo radical sin éxito alguno.
El futuro presidente Roque Sáenz Peña sabía de sobra las necesidades del país.
Por ello, cuando aún no había alcanzado la presidencia, convino con Yrigoyen la
pacificación de su partido frente a la promesa de una eficiente reforma electoral. Dicha
reforma debía ser profunda y efectiva.
La reforma señalo el fin de una clase gobernante que había servido al país, creando
una sociedad organizada constitucionalmente entroncada en el mundo de su tiempo.
La elección de la formula radical Yrigoyen-Pelagio B. Luna en los comicios
presidenciales de 1916 significo el advenimiento de nuevos hombres y nuevas formas de
gobierno de la cosa pública. La UCR era, una agrupación política de características
propias, que hacía del sufragio libre y organizado su postulación más fervorosa.
El radicalismo proponía sobre todo reformar las prácticas políticas, pero no llego al
gobierno con un programa concreto, lo que dio origen a la crítica de sus opositores. Su
triunfo electoral fue estrecho y necesito el aporte de los radicales disidentes de Santa Fe.
Llego Yrigoyen a la presidencia con un Congreso Nacional dominado por la
oposición y con la mayoría de los gobiernos provinciales de tendencia conservadora.
El gobierno de Yrigoyen se caracterizó por su absoluto personalismo, desdibujando
la acción de ministros y colaboradores y aceptando la obsecuencia. Pero sin embargo fue
muy respetuoso de los derechos y libertades constitucionales pero no aporto en cambio,
soluciones sustanciales en los problemas sociales y económicos.
La gran popularidad que gozo y el personalismo que impuso en el gobierno y en el
partido, permitió a Yrigoyen designar su sucesor presidencial. Así, en las elecciones de
1922 triunfo Marcelo T. de Alvear.
El gobierno de Alvear se desenvolvió en una época extraordinariamente favorable
tanto en el orden internacional como interno, sin grandes problemas. Nada ni nadie
suponía por entonces la tremenda crisis económica mundial que estallaría en 1929, un año
después de haber dejado Alvear la presidencia.
Yrirgoyen volvió a la presidencia con 76 años de edad; su deseo de resolverlo todo
hizo que los problemas se acumulasen sin llegar a alguna solución. Ello provoco que
predominasen los políticos subalternos, que apareciera el peculado y la corrupción
administrativa y que el desorden y los desaciertos fueran característicos de un gobierno
personalista sin cabeza. A ello se sumó la crisis económica mundial del 29.
En este clima decadente del gobierno de Yrigoyen empezaron a obrar dos factores
estrechamente vinculados: el ideológico y el militar.

18
A todo esto, el nacionalismo sostenía la necesidad de recobrar los valores
permanentes de la tradición nacional, para hallar allí los remedios y soluciones que el país
necesitaba. La incipiente participación política del ejército se acentuó notablemente durante
la segunda presidencia de Irigoyen, no solo por la difusión de los nuevos credos que
reclamaba su presencia en el campo político, sino por la manifestó ineficacia y corrupción
del gobierno y por su deficiente conducción de asuntos militares.
El general Uriburu encabezo la conspiración.
La revolución que estallo el 6 de Septiembre de 1930 conto con el entusiasta apoyo
popular; el desplazamiento de las tropas encabezadas por Uriburu constituyo un paso
triunfal hasta la Casa de Gobierno.
Las fuerzas políticas que llevaron a Justo al poder se agruparon en lo que llamo la
Concordancia, unión electoral que comprendía a conservadores, radicales anti
personalistas y socialistas. El doctor Julio A. Roca ocuparía entonces la vicepresidencia.
Los radicales yrigoyenistas encabezados por Alvear que por entonces separado de
los anti personalistas había vuelto al círculo de Yrigoyen, declararon la abstención electoral
al vetar el gobierno la formula Alvear-Güemes y los demócratas progresistas de Santa Fe y
socialistas de la Capital levantaron la candidatura de Lisandro de la Torre-Nicolás Repetto
pero sin éxito.

La Sanción de los Códigos Nacionales:

Al dictarse la Constitución en 1853 se encontraba aún vigente la legislación


castellana con algunas modificaciones introducidas por las leyes patrias. Existió entonces
la necesidad de dictar no solo códigos modernos sino también de carácter nacional, en
palabras de Alberdi: “el país que tuviese tantos códigos civiles, comerciales y penales como
provincias, no sería un Estado, ni federal ni unitario. Sería un caos”.
La Constitución incluyo entre las atribuciones al poder legislativo; dictar los códigos
civil, comercial, penal y de minería así como leyes generales. Ya en 1852 Urquiza había
intentado la codificación para el naciente país, pero había fracasado, como también corrió
la misma suerte la comisión nombrada en 1854.
Mientras Buenos Aires continuaba separada de la Confederación, se les encargo al
Dr. Acevedo y al Dr. Vélez Sarsfield la redacción del código de comercio, que fue
presentado al poder ejecutivo al año siguiente, convirtiéndose en ley para el Estado de
Buenos Aires. La redacción del código civil fue encargada a los doctores Gamboa y Ugarte,
pero este no alcanzo a realizarse.
Producida la unión definitiva de la Confederación y Buenos Aires surgió nuevamente
la necesidad de dictar códigos nacionales, en 1862 el poder ejecutivo fue autorizado a
encargar los códigos civil, penal, comercial y las ordenanzas del ejército a distintas
comisiones. El presidente Mitre en 1864 encargo la redacción del código civil al Dr. Vélez
Sarsfield y el código penal al Dr. Tejedor.
El proyecto a cargo de Vélez Sarsfield fue enviado al poder ejecutivo en 1869, luego
de varios años de intenso trabajo, fue convertido en ley el mismo año y entro en vigencia

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en el año 1871(este código estuvo en vigencia, con algunas modificaciones, hasta el
31/07/2015). El mismo contaba con 4051 artículos acompañados por las notas aclaratorias
escritas por el mismo Vélez Sarsfield, donde explica las razones o fundamentos de cada
artículo aclarando su contenido o citando las fuentes usadas (legislación castellana vigente,
código civil francés, código civil de Chile, el brasileño, los proyectos de Acevedo para
Uruguay, los romanistas, la doctrina francesa y anglosajona).
El proyecto del código penal fue presentado al poder ejecutivo en 1865 la parte
general y en 1868 la parte especial. En 1886 se sanciono el primer código penal nacional,
con importantes reformas hechas por la comisión revisora. Las principales fuentes fueron el
código de Baviera, el de Lousiana, el de España y la legislación romana. Fue sustituido en
1921 por otro cuyo autor principal fue el Dr. Moreno.
El código de minería fue encargado en 1876 al Dr. Rodríguez, sancionado con
modificaciones en 1886 y entrando en vigencia 1887.
La aplicación de las normas contenidas en los códigos correspondía a los jueces y
tribunales de cada provincia, salvo las reservadas a la justicia federal. Las provincias no
solo debían establecer su propia organización judicial sino también las normas de
procedimiento.
Lograr que un territorio sirviese de capital para la República en el que tuviesen cede
las autoridades nacionales fue problemático y dificultoso en varias ocasiones. El primero en
intentarlo fue Rivadavia en 1826 queriendo designar a Buenos Aires como capital, fracaso.
El próximo en intentarlo fue Urquiza, tras vencer en Caseros, trato de resucitar la idea de
Rivadavia pero también fracaso. Durante el tiempo que Buenos Aires se mantuvo separada
de la Confederación las autoridades nacionales residieron en Paraná. En 1860 se decidió
que fuera el poder legislativo quien resolviera la designación de la capital nacional. Mitre en
1862 le propuso un acuerdo a Buenos Aires donde pudiesen subsistir en la ciudad porteña
las autoridades nacionales y locales, este acuerdo se conoce como ley de compromiso;
esto acuerdo continuo hasta 1880. En el medio hubo intentos fallidos para designar la
capital (Rosario y Córdoba fueron algunos de ellos).
En 1880 se genera una disputa por la sucesión presidencial de Avellaneda, los
contendientes Carlos Tejedor (gobernador de Buenos Aires) y Julio A. Roca (ministro de
guerra de Avellaneda). Esta lucha se vuelve tormentosa llegando hasta las armas Tejedor
sabia esta era la única manera de acceder al poder. En respuesta el presidente sanciona
una ley, con apoyo del Congreso, que disuelve la legislatura de la provincia. Avellaneda
remite al Congreso un proyecto de federalización de la ciudad de Buenos Aires, pasó a ser
desde entonces la capital de la República, es Roca quien proclama la federalización pues
Avellaneda ya había finalizado su mandato. En 1882 se designa a La Plata como la nueva
capital de Buenos Aires, para 1884 se encontraban ya instalados en la nueva ciudad los
poderes públicos.
La organización de los territorios nacionales fue dictada mediante una ley en 1884,
se establecieron nueve gobernaciones: La Pampa, Rio Negro, Neuquén, Chubut, Santa
Cruz, Tierra del Fuego, Misiones, Formosa y Chaco. A l frente de cada una se hallaba un
gobernador, nombrado por el poder ejecutivo nacional, que dependía directamente del
ministerio del interior, pudiendo ejercer con poca independencia administrativa. En la
capital de cada gobernación funcionaba un juzgado letrado y en aquellos con mayor

20
población un juzgado de paz. Estos pasaban a ser provincias dependientes de la nación
cuando su población alcanzaba los 60.000 habitantes, era el Congreso quien las elevaba a
esa categoría. En las últimas décadas todos los territorios, excepto Tierra del Fuego, fueron
convertidos en provincias.
El sistema electoral se fue modificando a lo largo de los años, su reforma más
importante fue la ley Sáez Peña en 1912 que si bien no fueron muchas las modificaciones
alcanzaron tal magnitud que dieron una nueva orientación al régimen electoral y a la
estructura del país; posibilitando un cambio en su conducción política. Las principales
reformas fueron: obligatoriedad del voto, carácter secreto del mismo, el sistema de lista
incompleta (representación de las minorías). Hubo también otras reformas destinadas a
mejorar el funcionamiento del acto electoral.

La Política Exterior:

En 1863 el Gral. Flores del partido colorado uruguayo decidió invadir su patria y
poner fin al gobierno del partido blanco, esta lucha se prolongo interesándose en ella tanto
el gobierno argentino como el brasilero. Habiendo fracasado todas las instancias
mediadoras es Brasil quien decide invadir territorio uruguayo.
En Paraguay su presidente el Gral. López, quien proyectaba la expansión de su país,
interpretando la invasión a territorio oriental como el primer paso de una acción destinada a
imponer el poder brasileño en el Rio de la Plata; López declara la guerra al imperio. Tiempo
después le solicita al presidente Mitre autorización para transitar con sus tropas por
territorio argentino, este pedido fue negado, declarando entonces también la guerra a la
Argentina.
En 1865 se firma el tratado de la triple alianza entre Argentina-Brasil-Uruguay con el
objeto de derrocar el gobierno de López respetando la soberanía, territorio e independencia
de la República del Paraguay. Se comprometían a no negociar con el enemigo ni firmar
tratado de paz, tregua, armisticio ni nada para poner fin a la guerra sin el acuerdo de todos.
Se preveía también que al finalizar la guerra se le exigiría al nuevo gobierno paraguayo la
celebración de tratados limítrofes tratados en el acuerdo.
La guerra se prolongo por varios años terminando en 1870 con la muerte del presidente
López. Los nuevos límites fronterizos argentinos no fueron posibles por la oposición que
presento Brasil, imponiéndose al Paraguay, violando el acuerdo firmado. En 1876
Argentina y Paraguay firman un tratado de paz poniendo fin al problema de los límites.
En cuestiones limítrofes Argentina perdió grandes extensiones de territorio frente a
Paraguay, Brasil, Bolivia y Chile incluso sometiendo las disputas a arbitraje mediado por
terceros. Los problemas limítrofes más complejos han ocurrido a través de la extensa
frontera que separa nuestro país de Chile.
En 1857 España reconoce nuestra independencia, esto fue confirmado 2 años
después.
En este periodo hubo una gran masa de inmigrantes europeos, originando algunos
problemas diplomáticos que fueron afrontados por el gobierno nacional con un alto ideal de
soberanía nacional frente a diplomáticos extranjeros. Este signo de independencia y

21
soberanía fue más evidente cuando el gobierno decidió mantener la neutralidad frente a la
Primera Guerra Mundial.
El país siempre tuvo una fuerte vinculación económica y cultural con Europa,
situación que había impedido el acercamiento con los países americanos. Esto pudo
revertirse a finales del siglo XIX principios del XX. En esta etapa existió también una lucha
que disputaba la hegemonía de la región entre Argentina y Brasil, ambos países se
encontraban en la plenitud de su poderío moral y material.

La Conquista del Desierto:

Bajo el nombre de conquista del desierto se conocen las luchas libradas para
obtener el dominio sobre vasos territorios de la República que aun permanecían en poder
de los indios. Estos territorios eran vastos tanto en la Patagonia como en el Chaco y su
conquista era de suma importancia en un periodo de gran crecimiento económico. Es
evidente que la visión del indio cambio considerablemente desde las leyes protectoras a
esta época. Las relaciones entre las tribus y el hombre blanco variaban, por momentos
reinaba la paz pero en general los malones eran el medio de vida usual para los nativos.
Durante las primeras décadas de nuestra vida independiente se trato de adaptar a la
vida civilizada al indio, esta política fue abandonada por no dar los resultados esperados.
En 1823 se emprende la primera campaña contra el indio, no fue efectiva por carecer de la
comunicación necesaria con otras zonas civilizadas. Un año después se encomendó una
nueva expedición que también fracaso. Estos avances detuvieron la osadía de los indios y
sirvieron para que en 1825 se celebrara la paz con ellos por intermedio del coronel J.M. de
Rosas. En los años venideros lentamente se fueron ganando porciones de territorio al indio,
con constantes idas y vueltas, elaborando diversos planes para lograrlo. Algunos de esos
planes fueron exitosos otros fracasaron. El gobierno estaba convencido que la expansión
económica del país estaba vinculada con la extensión de su territorio.
Roca planteo que para favorecer la inversión de capitales extranjeros era necesario
ofrecer un panorama de seguridad interior, con la presencia de de una autoridad nacional
en todo el territorio sin la presencia de salvajes que dificultaba las aspiraciones económicas
y culturales del país. Se logro gracias a los planes de Roca llevar más allá del rio Negro a
los indios, permitiendo el asentamiento del hombre blanco sin los peligros que implicaban
los malones. Este proceso fue paulatino pero posible.
Desde los inicios los gobiernos patrios se preocuparon por fomentar la inmigración y
colonización en nuestro territorio, para esto se crearon y aprobaron distintos decretos que
favorecían al inmigrante. Los proyectos sobre esta cuestión fracasaron, ya que todos esos
hombres y mujeres que llegaban del viejo continente elegían para asentarse las grandes
ciudades y no los campos del interior donde era necesaria la mano de obra experimentada.

El desarrollo ferroviario:

Llevo el progreso hasta los lugares más alejados y unió las zonas de producción y
de consumo, vinculando el territorio nacional. El primer ferrocarril fue construido en 1857

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por la empresa Ferrocarril Oeste (empresa Argentina) unía Buenos Aires con Flores
teniendo una extensión de diez kilómetros. Luego de este y con resultados positivos se
trazaron otras líneas. Si bien la construcción de líneas ferroviarias que unieran diferente
puntos de la Nación era algo bueno, el problema surgió cuando se encontraron los
intereses del Estado versus los intereses de capitales privados. Unos buscaban afianzar la
unidad nacional y la otra parte buscaba la exportación de productos con un fin económico.
Lentamente el trazado de nuevas líneas férreas se concentro en capitales privados,
perdiendo así el Estado la posibilidad de explotar tierras, trabajos, comunicaciones, que
resultaría en la obtención de un beneficio económico interesante.

El Desarrollo Económico y La Cuestión Obrera:

La consolidación de la unidad nacional, la conquista del desierto, el establecimiento


de las relaciones comerciales y la coyuntura favorable que representaba para los países
productores de granos y carnes la expansión de la revolución industrial fueron causas para
el importante desarrollo económico del país.
La ganadería implicaba no solo el ganado vacuno sino también ovino, hasta la
aparición del frigorífico la producción vacuna se mantuvo retraída. La industria saladeril
había sufrido los embates de la legislación que trataba de alejar el peligro para la salud de
la población que significaban los mataderos, en 1871 se prohibió definitivamente los
saladeros ante la epidemia de fiebre amarilla. La demanda de carne fluctuó a través de los
años. La situación mejoro en 1877 cuando se invento la conservación de carne mediante la
utilización de una corriente de aire frio, meses después se logro otro avance científico con
el que se logro la congelación de las carnes, pudiendo así exportarse sin problemas.
La consecuencia directa de estos avances fue la aparición de frigoríficos, el primero
fue fundado en 1883 en San Nicolás, ese mismo año otro se instalo en Campana, 1884 se
abrió uno a las orillas del Riachuelo y por ultimo uno sobre el rio Paraná. Estos cuatro
establecimientos fueron los que funcionaron hasta finales del siglo XIX. La actividad de los
saladeros fue opacada.
Los primeros frigoríficos ingleses trabajaron sin competencia hasta la llegada de los
norteamericanos, esto beneficio en forma importante a los ganaderos argentinos quienes
vieron aumentar la demanda de carnes junto con el precio.
La influencia del frigorífico no solo se limito al mejoramiento y multiplicación de los
ganados, tanto bovinos como ovinos, sino que se extendió hacia la agricultura y el
mejoramiento de los medios de transporte (ferroviario, portuario y marítimo).
A partir de la segunda mitad del siglo XIX la Argentina se transformo en uno de los
principales países exportadores de granos, el principal factor para lograr esto fue la
necesidad de Inglaterra de importar cereales quien había abandonado el cultivo de sus
tierras para dedicarse por completo a la producción industrial. A comienzos del siglo XX la
producción de granos era superior y más importante que la ganadera (si bien una
necesitaba de la otra), convirtiéndose la Argentina en el “granero del mundo”
La minería tuvo un desarrollo favorable posterior a la batalla de Caseros activando
su economía. Se producía oro, plata, hierro, cobre, plomo, carbón. La economía argentina
gradualmente abandono esta actividad frente a la agropecuaria. Como consecuencia de la

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primera guerra mundial se produjo un resurgimiento en la industria del carbón vegetal en el
país. En 1907 se descubre en forma accidental el petróleo en suelo patagónico.
El aumento demográfico del país implico un aumento en la demanda de productos
alimenticios y manufacturados, dando gran impulso a las industrias. Desarrollo ferroviario,
agropecuario, industria lechera, vitivinícola, azucarera, de harina, aceites comestibles,
industria tabacalera, manufacturera.

El Ejército Nacional:

La ley de reclutamiento general se dictó en 1872 y fue el primer paso hacia el


servicio militar obligatorio. La ley preveía la existencia de soldados voluntarios y destinados
al servicio de las armas como castigo. También disponía el reclutamiento de contingentes
proporcionados por las provincias y designados por sorteo entre varones de 18 y 50 años
de edad, a cuyo fin debían estar enrolados en la guardia nacional, bajo severas penas.
Las ordenanzas militares españolas de 1768 rigieron en nuestro país largo tiempo,
hasta 1894 se sancionaron los códigos militares preparados por una comisión formado por
Manuel Obarrio, Amancio Alcorta, Ceferino Garmendia, Clodomiro Urtubey, Ceferino
Araujo, Agustín Albares y Osvaldo Magnasco. A los dos años se reformaron, conforme a un
proyecto presentado por José Bustillo, que se sanciono en 1898.
Fue el presidente Roca y su ministro de guerra, Pablo Ricchieri, quienes dieron
estructura definitiva y moderna al ejército argentino. El 5 de abril de 1902 se dictó la ley que
organizo sobre las bases al ejército, y estableció el servicio militar obligatorio para los
argentinos de 20 años cumplidos.

La marina de guerra.

La marina de guerra adquirió la jerarquía de un arma autónoma, separándose del


ejército, al que estuvo unida desde los primeros tiempos. En 1876 se creó la comandancia
general de la marina, que le daba cierta independencia, aún seguía vinculada al ministro de
guerra y marina, pero a raíz de la reforma constitucional de 1898, que elevo a ocho el
número de ministros, se crearon los de agricultura, obras públicas y marina.
Desde entonces el arma tuvo su ministro independiente, como correspondía a una
más moderna concepción bélica, el primer ministro fue el comodoro Martín Rivadavia.

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