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BREVE REPASO HISTORICO DEL PROCESO 1776-1852

Revolución de Mayo - Antecedentes internos

Las corrientes de opinión

La primera década del siglo XIX se vivió en América con mucha expectativa. Todo lo
que sucedía en España era seguido con mucha atención y cautela. El Virreinato del
Río de la Plata había atravesado situaciones de drama y de gloria en poco tiempo: las
dos invasiones inglesas, las reconquistas, el motín de Álzaga, deposición de virreyes,
revueltas en Chuquisaca y La Paz, etc., circunstancias que impulsaron diversas
corrientes de pensamiento. Éstas son las más significativas:

Los carlotistas

Hacia 1808, algunos habitantes pensaron que la mejor forma de salvar al Río de la
Plata era coronar a la Infanta Carlota Joaquina, hermana de Fernando VII y esposa del
Regente de Portugal, que había escapado de Lisboa y establecido su corte en Río de
Janeiro. La idea tuvo buena recepción en algunos sectores y se formó el Partido
Carlotista, que tuvo integrantes de renombre como Belgrano, Castelli, Berutti, Vieytes
y Nicolás Rodríguez Peña. El carlotismo se extendió al interior y a parte de América,
pero el excesivo interés demostrado en la coronación de la Infanta por la corte de
Brasil despertó temor en Buenos Aires y poco a poco el entusiasmo se fue apagando.

Los colonialistas

Muchos habitantes del Virreinato – tanto españoles como criollos – consideraban que
América era un apéndice colonial de España, independientemente de quien ocupe el
trono.

Los fernandistas

Este grupo era un acérrimo defensor de los derechos de Fernando VII, aún a
sabiendas de que estaba retenido en Francia y con escasas posibilidades de recobrar
el poder.

Los partidarios de la independencia

Existieron dos grupos independentistas, que mantenían muchas diferencias entre sí:
El primero de ellos lo encabezaba Martín de Álzaga, quien planeó dar el golpe en
octubre de 1808, aunque lo postergó hasta el 1° de enero de 1809. Durante la Junta
de Guerra de 1807, Alzaga había planteado su intención de "plantar en Buenos Aires
bandera republicana".
El segundo grupo era liderado por Cornelio Saavedra. Este grupo se oponía al de
Álzaga por que consideraba que estaba integrado exclusivamente por peninsulares.
No rechazaban del todo la autoridad de Fernando VII pero rechazaban en forma
absoluta la dependencia de la Metrópoli que los funcionarios sostenían.

1810 - Después de de la Revolución de Mayo

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Medidas de gobierno

Durante su gestión (25 de mayo - 18 de diciembre), la Junta Provisional trató de


afianzarse pese a la oposición de la Real Audiencia, el Cabildo, la resistencia de
Córdoba y los preparativos bélicos del virrey del Perú, Fernando de Abascal.
Como primera medida envió una Circular al interior informando acerca de los
acontecimientos en Buenos Aires y pedirles que enviaran representantes para
incorporarlos a la Junta.
Para asegurar el triunfo de la revolución envió expediciones militares a Córdoba,
al Alto Perú, al Paraguay y a la Banda Oriental.
Entre las medidas de carácter social merece destacarse la concesión de
derechos políticos a los aborígenes y la elaboración de normas para facilitar la
venta de terrenos a los agricultores.
En el aspecto económico, favoreció el libre comercio, redactó un nuevo
reglamento para la actividad comercial, ordenó la apertura de puertos como
Maldonado y La Ensenada, persiguió el contrabando y protegió la industria
minera.
Dispuso además la reorganización del ejército, creó una escuadrilla naval y se
abrió, por iniciativa de Manuel Belgrano, una escuela de matemática.

Conflictos internos

La Junta de Gobierno de 1810 fue el primer paso hacia nuestra independencia.


Fue un camino largo y difícil el que emprendieron aquellos hombres. Hubo
desencuentros y acuerdos, pero todos compartían el mismo objetivo: la libertad.
Una vez constituida la Junta surgieron dos facciones lideradas por Mariano
Moreno y Cornelio Saavedra respectivamente. El antagonismo residía en la
forma de resolver los problemas de gobierno. Los "saavedristas" no compartían
las nuevas teorías liberales y contaban con la adhesión de las tropas y la gente
del interior. Los "morenistas" eran partidarios de las ideas de la ilustración,
querían establecer un gobierno democrático y republicano. No contaban con el
apoyo de las provincias y demostraron un acentuado porteñismo. El
enfrentamiento se agudizó con la llegada a Buenos Aires de los diputados
electos por los Cabildos del Interior. Los "saavedristas" querían incorporar los
diputados a la Junta en carácter de vocales. Esta opinión era compartida por el
Deán Gregorio Funes, representante de Córdoba. Los "morenistas", en cambio,
eran partidarios de que los diputados formaran un cuerpo separado encargado
de dictar una Constitución.
La disputa culminó con el alejamiento de Moreno al frente de una misión
diplomática.

Campaña al Paraguay

La Junta envió a Asunción a José Espínola, con la misión de obtener la adhesión


paraguaya. Su gestión fue negativa ya que un congreso resolvió reconocer al Consejo
de Regencia de Cádiz aunque "guardar armoniosa correspondencia y amistad
fraternal con la Junta" de Buenos Aires hasta que el rey resolviera.
Para disuadir al Paraguay la Junta decidió enviar una expedición al mando de
Belgrano.
La primera batalla se produjo el 19 de diciembre de 1810 en Campichuelo, en donde
nuestro ejército resultó vencedor.
El ejército paraguayo de 6.000 hombres se acantonó en Paraguarí. Belgrano inició el
ataque el 19 de enero de 1811 provocando importantes bajas pero la superioridad
numérica inclinó la situación en favor del enemigo por lo que Belgrano ordenó la

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retirada hasta el río Tacuarí, en donde fueron nuevamente atacados el 9 de marzo de
1811. Belgrano contraatacó y consiguió así imponer a los paraguayos un armisticio
que resolvió el cese de las hostilidades y la evacuación del ejército patriota. Meses
después, el 14 de mayo de 1811, la prédica revolucionaria de Belgrano, durante las
conversaciones por el armisticio, surtió efecto ya que un movimiento contrario a los
realistas y al gobernador Velasco depuso a este nombrando en su lugar una Junta de
gobierno.

El interior y la revolución

La Junta de Gobierno de 1810 fue el primer paso hacia nuestra independencia. Fue un
camino largo y difícil el que emprendieron aquellos hombres. Hubo desencuentros y
acuerdos, pero todos compartían el mismo objetivo: la libertad. Los hombres del
interior seguían muy atentamente lo que sucedía en España, al igual que los
habitantes de Buenos Aires. En Córdoba, Mendoza, Salta, Tucumán y Asunción se
formaron diversas corrientes de opinión respecto del camino a seguir ante los
acontecimientos.
Sin embargo, una de las primeras medidas de la Junta Provisional en Buenos Aires
fue enviar tropas al interior para reclamar obediencia. Por ello, algunos hombres del
interior las denominaron "expediciones avasalladoras".

La Junta Grande

Los criollos anhelaban la independencia. Se sentían capaces de gobernarse por sí


mismos y defenderse solos. La Junta de Gobierno de 1810 fue el primer paso hacia el
preciado objetivo, aunque el camino no fue tan fácil...

La Junta surgida el 25 de mayo de 1810 era "Provisional". Por ello, el 27 de mayo se


envió una circular a los gobernadores notificando que debían seleccionarse diputados
locales, que debían viajar a Buenos Aires para incorporarse a la Junta.
A principios de diciembre se encontraban en Buenos Aires nueve diputados, quienes
encabezados por el Deán Funes asistieron el 18 a una conferencia general organizada
por la Junta, que resolvió la incorporación de los diputados provinciales. De este
modo, la junta llegó a tener veintidós miembros y se llamó Junta Grande.
Estos fueron sus integrantes: Cornelio Saavedra siguió como presidente de la Junta, al
renunciante Moreno lo suplantó Hipólito Vieytes, cuando murió Manuel Alberti lo
reemplazó Nicolás Rodríguez Peña. Entre los diputados del interior dos eran de la
intendencia de Córdoba: el Deán Funes y el Dr. Manuel Ignacio Molina; la intendencia
de Salta estaba representada por Francisco de Gurruchaga, José Olmos de Aguilera,
el Presbítero Manuel Felipe de Molina y el Presbítero Juan Ignacio Gorriti; a la
intendencia de Buenos Aires pertenecían Juan Francisco Tarragona y Simón García
de Cossio, mientras que José Julián Pérez representaba a la ciudad de Tarija.

Las misiones diplomáticas

A partir del 25 de mayo de 1810, los distintos gobiernos mantuvieron relaciones con
diversos países mediante el envío de misiones y representaciones.

En líneas generales se pueden distinguir dos períodos en las misiones diplomáticas


antes de la independencia

Período 1810 – 1813

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El objetivo primordial de estas misiones fue el fortalecimiento del nuevo gobierno
frente a los ataques del virrey de Lima, Elío y el afán expansionista de la corte lusitana
de Río de Janeiro. Algunas de estas misiones fueron:

Misión de Matías de Irigoyen: le fue encomendada el 29 de mayo de 1810 para


explicar a la Junta de Cádiz la instalación del gobierno de Buenos Aires. Irigoyen sólo
llegó hasta Londres en donde gestionó el apoyo del gobierno inglés.
Lord Wellington respondió que Gran Bretaña no podía recibir oficialmente a delegados
de las colonias españolas. En Londres hizo contactos con Bolívar y Andrés Bello .
Como resultado de su misión compro armas a fábricas privadas inglesas

Misión de Manuel Aniceto Padilla: llegó a Buenos Aires como enviado oficioso de
Londres. Luego de escucharlo, la Junta lo envió de regreso con la misión de captar la
buena voluntad de la corte inglesa.

Misión de Mariano Moreno: La misión que encabezo Mariano Moreno el 24 de enero


de 1811 y tenía como destino Londres se embarco  junto a su hermano Manuel
Moreno y a Tomás Guido era de impedir el avance portugués en el Río de la Plata.
Vieron a Lord Strangford, Juan VI y a Carlota Joaquina, como resultado acordaron
unificar acciones con los patriotas venezolanos. En este viaje a  los pocos días de
zarpar el barco fallece Mariano Moreno en altamar.

Misión de Juan Pedro Aguirre y Pedro Saavedra: el 6 de junio de 1811 se les


encomendó la tarea de viajar a Estados Unidos con el objetivo de obtener apoyo
político y el aprovisionamiento de armas y pertrechos. El resultado de esta misión fue
el regreso en una fragata estadounidense con una pequeña cantidad de armas 

Misión de Manuel de Sarratea: en noviembre de 1813, la Asamblea envió a Sarratea


a Londres con el fin de recoger el apoyo del gobierno inglés a los anhelos de
independencia.

Período 1814 – 1816

El retorno de Fernando VII, el establecimiento de la Santa Alianza y su doctrina


internacional intervencionista y las derrotas armadas sufridas por los revolucionarios
americanos, cambiaron el objetivo de las misiones diplomáticas. Algunas de estas
misiones fueron:

Misión Rivadavia - Belgrano: la Asamblea General Constituyente creyó conveniente


recurrir a la diplomacia para aventar los graves peligros que enfrentaba el Río de la
Plata. Por eso autorizó al Director Posadas para que envíe una misión que negocie
con Fernando VII
Para esta tarea fueron encomendados Bernardino Rivadavia y Manuel Belgrano.
Primero debían ir a Río de Janeiro a conversar con el embajador inglés, lord
Strangford; de allí viajar a Londres y terminar su misión en España. Salieron de
Buenos Aires el 18 de diciembre de 1814, llevando consigo instrucciones públicas y
reservadas.
De acuerdo a las instrucciones públicas, debían presentarse ante Fernando VII y
felicitarlo por su vuelta al trono; también debían culpar a los funcionarios españoles de
los males americanos y negociar sobre bases pacíficas y sus resultados debían ser
aprobados por la Asamblea.
Entre las instrucciones secretas, Belgrano y Rivadavia sabían que, más allá de la
situación de España, el gobierno buscaba la independencia política del continente o al
menos la libertad cívica de las provincias. Otra instrucción señalaba que en caso de no

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obtener resultados positivos con Fernando VII, podrían dirigirse a otras cortes
europeas en busca de amparo.
Al llegar a Londres, los comisionados se encontraron con Manuel de Sarratea, que los
puso al tanto de que Napoleón estaba nuevamente al frente de Francia. Sarratea
aconsejó desconocer a Fernando VII y tratar directamente con el ex rey Carlos IV, que
residía en Roma. Belgrano decidió volver a Buenos Aires mientras que Rivadavia se
entrevistó con el Ministro de Estado español Pedro de Cevallos. Entonces, Sarratea
escribió al gobierno de Buenos Aires alertando contra el accionar de Rivadavia a quien
acusó de "impostor". El ministro Cevallos terminó por expulsarlo de la península.

Misión de Manuel José García: una de las primeras disposiciones de Alvear al


asumir como Director Supremo, fue enviar al Dr. Manuel José García ante el
embajador inglés en Río de Janeiro, Lord Strangford. El comisionado llevaba dos
cartas: una para Strangford y la otra para el Primer Ministro británico Castlereagh, a
quien se le enviaría por correo diplomático. En ambas cartas, Alvear expresaba su
postura de transformar a las provincias unidas en una colonia inglesa. Strangford
desalentó la propuesta, entre otras cosas porque el Congreso de Viena no toleraría la
intromisión inglesa en los "dominios de Fernando" y porque sabía que ante una
expedición armada española, Inglaterra adoptaría una posición neutral.

Misión de José A. de Aguirre y Tomás Crompton: enviada el 18 de agosto de 1810


a Londres con el fin de comprar armas para el ejército porteño.

Consecuencias de la Independencia

Manifiesto a las naciones

El 25 de octubre de 1817, el Congreso General publicó un "Manifiesto a las Naciones"


acerca de los motivos que habían impulsado a los diputados a declarar la
Independencia de las Provincias Unidas de Sud América.
El manifiesto hace un largo recuento de acusaciones contra España, sus reyes y
virreyes con el objeto de fundamentar la separación política. También expresa la
fidelidad que se tuvo en todo momento con Fernando VII.
El manifiesto afirma que la Junta de Buenos Aires se estableció en nombre de
Fernando VII cuando estaba confinado en Francia. Más tarde, cuando se produjo de
Fernando VII al trono de España: "Nosotros creímos entonces que había llegado el
término de tantos desastres. Nos pareció que un rey, que se había formado en la
adversidad, no sería indiferente a la desolación de los pueblos...."

"Él nos declaró amotinados en los primeros momentos de su restitución; él no ha


querido oír nuestras quejas ni admitir nuestras súplicas... Declaró crimen de Estado la
pretensión de darnos una constitución... "

"Nosotros, pues, impelidos por los españoles y por su rey, nos hemos constituido
independientes y nos hemos aparejado a nuestra defensa natural contras los estragos
de la tiranía con nuestro honor, con nuestras vidas y haciendas... ".

El firmante de dicho manifiesto fue el Dr. Pedro Ignacio de Castro Barros, a quien le
correspondía ese mes la presidencia del Congreso.

Reglamento Provisorio de 1817

Hacia finales de 1816 el Congreso envió al Director Supremo Pueyrredón un "Estatuto


Provisorio" de gobierno para su promulgación. Este estatuto se basaba en el de 1815,

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con algunas leves modificaciones. Pueyrredón lo rechazó porque entendía que las
atribuciones del Poder Ejecutivo eran limitadas y consideraba que las tropas debían
estar al mando del Director Suprema. Después de casi un año de debate, el 3 de abril
de 1817 se sancionó el "Reglamento Provisorio para las Provincias Unidas".
Misión de Aguirre

A principios de 1817, el gobierno envió a Manuel Hermenegildo Aguirre en reemplazo


de Thompson.
El objeto de su misión era, en primer término, adquirir armas y barcos para la campaña
del General San Martín y en segundo término, gestionar el reconocimiento
norteamericano de nuestra independencia.
Tampoco tuvo éxito esta misión, ya que el gobierno norteamericano actuó con cautela
y no quiso adelantar su reconocimiento sin saber que pasaba con el resto de las
naciones y por el otro lado, los comerciantes tenían temor de enviar barcos y armas al
Río de la Plata.
El 27 de agosto de 1818, después de dieciocho meses de gestiones, Aguirre sólo
obtuvo una extensa carta del ministro de estado John Quincy Adams negando el
reconocimiento de la independencia.

Misión de Valdéz

Una vez que se declaró la Independencia, Pueyrredón y el Congreso trataron de


consolidarla enviando misiones diplomáticas a Europa y América del Norte para
gestionar el reconocimiento del nuevo status político. Como en ocasiones anteriores,
se ponía el énfasis en las ventajas económicas mutuas que surgirían del
reconocimiento.

A principios de enero de 1817, el Director Supremo designó a Antonio José Valdéz


como representante del gobierno ante los monarcas de Rusia, Austria y Prusia. Tenía
por misión obtener la gracia de aquellas naciones ante la posibilidad de que Fernando
VII envíe una expedición al Río de la Plata para reconquistarlo.
La misión fracasó porque el representante se dejó envolver en París por la intriga
diplomática de los agentes del monarca español.

Constitución Centralista de 1819

En 1819, el Congreso decidió redactar y sancionar una constitución definitiva, de


acuerdo con el sexto punto del temario aprobado en Tucumán.
Para ello se conformó una comisión redactora integrada por el presbítero Antonio
Sáenz, Teodoro Sánchez de Bustamante, Diego Estanislao Zabaleta, Mariano Serrano
y Juan José Paso.
Realizaron su trabajo revisando los proyectos constitucionales realizados
anteriormente (1813, 1815 y 1817) y también se estudiaron las constituciones de
Francia de 1781 y la española de 1812. Después de varios meses de trabajo, se elevó
el proyecto al Congreso, que la aprobó el 23 de abril de 1819 y le juró fidelidad dos
días después. Esta constitución constaba de 138 artículos, a los que se agregaron 12
más como apéndice.

Poder Legislativo

Estaría formado por un Congreso Nacional compuesto de dos cámaras: una de


Representantes y otra de Senadores.

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Poder Ejecutivo

El titular del Poder Ejecutivo de las Provincias Unidas de sería el DIRECTOR DE


ESTADO. Duraría cinco años en sus funciones y sería elegido por ambas cámaras,
entre ciudadanos mayores de treinta y cinco años, con seis años como mínimo de
residencia en el país. Sólo podría ser reelegido una sola vez.
También era el jefe supremo de las fuerzas de mar y tierra.

Poder  Judicial

Se formaría una "Alta Corte de Justicia", compuesta de siete jueces y dos fiscales.
Sus miembros debían ser letrados recibidos, con ocho años de ejercicio público y una
edad mínima de 40 años.

Gobiernos Provinciales

Esta constitución desconocía prácticamente la existencia de las provincias, pues sólo


se refería a ellas en contadas oportunidades como, por ejemplo, para atribuirles un
senador a cada una. Tampoco se referían a los gobernadores. El espíritu de esta
constitución se basaba en la creencia de que en el Río de la Plata se coronaría un
monarca, con un sistema de gobierno monárquico constitucional. Basada en los
modelos europeos fue rechazada por las provincias, ya que desconocía sus deseos
autonomistas, su resistencia al centralismo y sus anhelos federales.

Sublevación de Arequito

El ejército del Alto Perú se hallaba acampando en Córdoba cuando se le ordenó bajar
a Buenos Aires. Su jefe, Manuel Belgrano, no estaba bien de salud por lo que había
delegado el mando al General Francisco Fernández de la Cruz, quién marchó con sus
tropas hacia San Nicolás, en donde se unirían a las fuerzas de Buenos Aires.
Al llegar a la posta de Arequito el 8 de enero de 1820 los oficiales Bustos, Paz, Ibarra y
Heredia se sublevaron desconociendo las órdenes del directorio.
Bustos ordenó al ejército regresar a Córdoba donde asumió como gobernador al igual
que Ibarra en Santiago del Estero, Heredia en Tucumán y Mendizabal en San Juan. 
Se iniciaba así con el motín de Arequito el proceso de autonomías provinciales
conducido por caudillos locales.

La Batalla de Cepeda

A pesar de la negativa de San Martín y de la sublevación de Arequito, Rondeau logró


reunir un ejército de dos mil hombres. El 1° de febrero de 1820, las fuerzas del Director
Supremo se enfrentaron con los caudillos Ramírez y López. En pocos minutos, los
federales derrotaron a las tropas porteñas. Después del combate emplazaron a
Buenos Aires para que designen nuevas autoridades y se transformen en una
provincia federal.

El Federalismo

Después de triunfar en mayo de 1810, los hombres de Buenos Aires reclamaron ser la
sede de la "autoridad general" que reemplazaría al virrey. Esto fue rechazado por los
pueblos del interior, que pretendían un trato igualitario y estar subordinados a un poder
central nuevamente.
Asimismo, las distintas formas de gobierno que se fueron sucediendo - Primera Junta,
Junta Grande, Primer y Segundo Triunvirato y Directorio - acentuaban cada vez más la

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tendencia centralista, y por otro lado, la política económica derivada del libre comercio
arruinaba paulatinamente al interior mientras que los comerciantes de Buenos Aires se
enriquecían cada vez más.
Todo eso derivó en las autonomías provinciales y el surgimiento de caudillos, que
representaban las aspiraciones provinciales y populares.

Caída del Directorio

El 31 de enero de 1820, el Congreso designó a Juan Pedro Aguirre como Director


Sustituto en ausencia de Rondeau, otorgándole plenos derechos para organizar la
defensa de la ciudad. Aguirre convocó a los cuerpos cívicos y dispuso una serie de
medidas para mantener el orden y encargó a Martín Rodríguez  que llamara el
Regimiento 5° de la Campaña. El grueso de la tropa fue puesto bajo el mando del
general Estanislao Soler. De regreso en Buenos Aires, Rondeau fue presionado por
los caudillos y presentó su renuncia el 11 de febrero. Así cayó el último Director
Supremo de la Provincias Unidas del Río de la Plata.

Disolución del Congreso

Lejos de defender el régimen centralista, Soler negoció con los caudillos Ramírez y
López, a quienes ofreció derrotar a los partidarios del Directorio. Mientras tanto, el
Cabildo ofreció a Ramírez un tratado de paz, pero el caudillo puso las siguientes
condiciones: la renuncia de Rondeau, la disolución del Congreso y la elección de un
gobierno provisorio para Buenos Aires, designado libremente por el pueblo de dicha
provincia.
Ante estas exigencias, el Congreso se declaró disuelto, depositando el mando en el
Cabildo.

Tratado de Pilar

Apenas subió al poder, Sarratea fue hasta el campamento de los caudillos, ubicado en
la localidad de Pilar.
Con ellos, el 23 de febrero de 1820, firmó el "Tratado de la Capilla del Pilar", con el
objeto de poner fin a las guerras entre las provincias de Buenos Aires, Santa Fe y
Entre Ríos. Constaba de 12 artículos, el último de los cuales exigía su ratificación por
la Junta de Representantes. Dicha ratificación se llevó a cabo al día siguiente.
El Tratado del Pilar sentó tres principios fundamentales:

 Proclamó la unidad nacional.


 Reconoció la autonomía de las provincias
 Aceptó el sistema federal de gobierno.

Federalismo y caudillos

1820 fue el año en que las provincias comenzaron a organizarse en estados


republicanos, independientes entre sí, pero reconociendo su subordinación al vínculo
nacional. Esto se expresaba a través de la aspiración a reorganizar el Estado nacional
en un futuro próximo, reuniéndose todos los pueblos en una "federación". El
federalismo constituía una fórmula política - jurídica novedosa, basada en el sistema
imperante en Estados Unidos de América del Norte. En el plano social y económico se
adecuaba a las tendencias locales, lo que permitió que el sistema tuviera una buena
acogida en los sectores regionales más conservadores social e ideológicamente.
Tengamos presente que nuestras ciudades coloniales nacieron y crecieron en
completo aislamiento, lo que generó un espíritu localista que se transformaron en

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antagonismos regionales con la creación de los distintos distritos territoriales. Fue
notoria la diferencia de estilos de vida y de intereses económicos que existían entre el
litoral - en especial Buenos Aires - y el interior.

Diferencias Sociales

El interior tenía una estructura social basada en la tenencia de tierras, con lentos y
escasos aportes inmigratorios, y por lo tanto, de tendencia aristocratizante; Córdoba y
Salta eran los máximos exponentes de esta situación.
Buenos Aires, por su parte, vivía del comercio y recibía mayores aportes inmigratorios
europeos lo que generaba una movilidad social más dinámica que la del interior, y por
los tanto, tenía una tendencia democratizante. Este cuadro social y su condición de
puerto en comunicación constante con Europa, la hacían permeable a las influencias
extranjeras. En cambio, el interior, orgulloso de su ascendencia de conquistadores, del
prestigio de la universidad de Córdoba, de su producción y de su geografía, miraba al
porteño como un nuevo rico, cuya ostentación molestaba y su poder alarmaba.

Desproporción Económica

La desigualdad entre Buenos Aires y el interior era más acentuada en el plano


económico. En 1824, los ingresos fiscales de Buenos Aires fueron de $ 2.596.000, de
los cuales $ 2.033.000 provenían de la aduana. La segunda provincia en importancia,
Córdoba, tuvo ingresos ese año por $ 70.000 de los cuales su aduana proveía $
33.438, mientras que para San Juan las cifras eran de $ 20.000 y $ 3.800
respectivamente.
Estas cifras son contundentes y señalan la imposibilidad de disputarle a Buenos Aires
el liderazgo económico. Además la economía de Buenos Aires crecía sin pausa desde
la creación del virreinato y la implantación del libre comercio.
Los intereses económicos eran otro punto de conflicto: el interior era "proteccionista",
preocupado en defender sus industrias mientras que el litoral era "librecambista",
interesado en la exportación de productos ganaderos.

Los caudillos

Entre 1820 y 1824 se consolida el sistema federal en las provincias. Esta


consolidación se produce a través del "caudillo", como jefe local, político y militar, que
se destacaba por sus condiciones de líder, su capacidad política y su influencia sobre
los distintos sectores de la sociedad local, y en particular sobre la masa popular.
Algunos de los caudillos más destacados de la época fueron Martín Miguel de
Güemes, Estanislao López, Facundo Quiroga, Francisco Ramírez, Juan Bautista
Bustos y Alejandro Heredia.

Autonomías provinciales

1820 señaló el comienzo de un nuevo período en el plano institucional. Las


intendencias se subdividieron en provincias, gracias a la polarización ejercida por las
ciudades cuyos nombres tomaron las nuevas provincias.
Algunas se organizaron rápidamente sancionando una constitución, otras dictaron sus
propios reglamentos y estatutos; pero todas, se manifestaron como parte de una
misma nación que habría de organizarse bajo ele sistema federal.

Hacia 1810 había en el virreinato del Río de la Plata, ocho intendencias, cuyas
capitales eran: Buenos Aires, Asunción, Córdoba, Salta, Potosí, Cochabamba, La Paz
y Charcas. Cada una de ellas tenía un gobernador intendente, con excepción de

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Buenos Aires donde residía el virrey. En nuestro país, la ciudad precedió al desarrollo
del campo; fueron las ciudades quienes impulsaron los movimientos independentistas.
Las ciudades manifestaron cada vez con más fuerza sus aspiraciones de autonomía y
su tendencia a independizarse de la ciudad capital. No transcurrieron diez años desde
la Revolución de Mayo cuando se produjo una división de las intendencias en
provincias. 

Intendencia de Buenos Aires

De esta intendencia surgieron tres provincias litorales:

Santa Fe: que en agosto de 1819 dictó una constitución provincial y organizó su
accionar política como entidad autónoma. Estanislao López fue su primer gobernador.

Entre Ríos: se transformó en autónoma en 1820, cuando Francisco Ramírez decretó la


separación de Artigas estableciendo un Reglamento de la "República de Entre Ríos".

Corrientes: en 1821 dictó una constitución provisional. Pedro Ferré fue su primer
gobernador.

Intendencia de Córdoba

Surgieron cinco provincias:  

San Juan: a raíz de la sublevación del 9 de enero 1820, San Juan designó gobernador
al coronel Mariano Mendizábal, y dos meses después declaró su autonomía como
provincia.

San Luis: actuó a semejanza de San Juan. El 1° de marzo de 1820 nombró a José
Santos Ortiz como gobernador.

Mendoza: a principios de julio de 1820, el Dr. Tomás Godoy Cruz fue elegido
gobernador.

Córdoba: en 1820 una Asamblea la declaró provincia soberana y libre y propuso reunir
un Congreso para implantar una verdadera Federación. Como gobernador fue
designado el general Juan Bautista Bustos, que se mantuvo en el cargo hasta 1829.

Intendencia de Salta del Tucumán

También aquí surgieron cinco provincias:

Santiago del Estero: se separó en abril de 1820 y su primer gobernador fue el general
Felipe Ibarra, quien gobernó en forma casi ininterrumpida hasta 1850.

Catamarca: se declaró autónoma en agosto de 1821 y dos años después se organizó


institucionalmente dictando una reglamento constitucional.

Tucumán: en setiembre de 1820 se constituyó el Estado Federal de Tucumán.

Salta: bajo la influencia de Martín Miguel de Güemes adquirió el status de provincia.


En 1821 Facundo Zuviría dictó una constitución provincial.

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Jujuy: hasta noviembre de 1834 permaneció unida a Salta y en 1835 se organizó
constitucionalmente sancionando una constitución.

Gobierno de Martín Rodríguez

El 3 de abril de 1821 la Cámara de Representantes eligió a Martín Rodríguez como


gobernador titular de Buenos Aires. Lo acompañaron en la gestión de gobierno el
general Francisco Fernández de la Cruz como ministro de guerra, Manuel José García
como ministro de hacienda y Bernardino Rivadavia como ministro de gobierno.
Entre los actos de gobierno más importantes podemos citar:

 La supresión del Cabildo, cerrado en 1821 por considerárselo una institución


arcaica no acorde con los tiempos que corrían.
 Al suprimirse el Cabildo se reorganizó el poder judicial. En diciembre de 1821
se determinó que la justicia ordinaria fuese administrada por cinco jueces
letrados de primera instancia, dos de ellos con asiento en la ciudad y los tres
restantes en la campaña. Los jueces de paz designados por el gobierno
reemplazarían a los alcaldes de barrio y campaña y por último, las tareas de
abasto, inspección de mercados y otras estarían a cargo de un jefe de policía
ayudado por seis comisarios de ciudad y ocho de campaña.

 Se reorganizaron las milicias y para ello se promulgaron en 1821 las leyes de


"Retiro" y de "Premios Militares" y hacia fines de 1823 se dictó una ley militar
que dividía al servicio en "milicias activas" y "milicias pasivas".

 A instancias del presbítero Antonio Sáenz, en 1821 se creó la Universidad de


Buenos Aires. La universidad, cuyo primer rector fue el propio Sáenz, absorbió
las "escuelas superiores" que funcionaban en ese momento en la ciudad: el
Seminario Conciliar, la Escuela de Medicina, la de Matemáticas y la Academia
de Jurisprudencia.

 La reorganización de la educación continuó en 1823 con la creación del


"Colegio de Ciencias Morales". Este colegio era pago y el gobierno de Buenos
Aires otorgaba becas a las provincias para que los jóvenes del interior pudieran
concurrir a esta casa de estudios.

 En materia económica, creó en 1821 la "Caja de Amortización de Fondos


Públicos" para saldar una deuda interna de alrededor de dos millones de
pesos. Los acreedores eran particulares, proveedores del ejército o
funcionarios a quienes se le adeudaban sueldos y jornales.

 Para paliar la falta de dinero circulante, en junio de 1822 creó el Banco de


Buenos Aires, llamado también Banco de Descuentos. Hacia fines de 1822, el
gobierno autorizó a Rivadavia a contratar un empréstito con el fin de renovar el
puerto de la ciudad, dotarla de agua corriente y fortificar las fronteras contra los
indios. Se autorizó que el empréstito se contratara en Inglaterra por un millón
de libras (cinco millones de pesos argentinos). El préstamo fue otorgado por la
casa inglesa Baring Brothers, que cobró un interés anual del 6 por ciento y el
0,5 por ciento anual de amortización sobre el total. Este empréstito se terminó
de pagar recién en 1904.

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 Se llevó adelante una importante reforma eclesiástica que incluyó los cierres de
varios conventos y la incautación de sus bienes. También se suprimió el
diezmo.

En 1826, el Congreso nombró primer presidente constitucional a Bernardino


Rivadavia, de tendencias centralistas. La cesión del actual Uruguay al Brasil, provocó
la dimisión de Rivadavia, asumiendo Manuel Dorrego, partidario de las autonomías
provinciales, quien zanjó el conflicto con el Imperio Brasileño reconociendo la
independencia de la Banda Oriental. Los unitarios sublevados por Juan Lavalle
fusilaron a Dorrego. Esto enciende de nuevo la guerra civil entre unitarios y federales.

Los restauradores y Barranca Yaco

Facundo Quiroga había viajado al norte para mediar entre los gobernadores de
Tucumán Y Salta. Luego de lograr un acuerdo, el 6 de febrero de 1835 emprendió el
regreso hacia Buenos Aires. Le habían advertido que evitara pasar por Córdoba. Los
hermanos Reynafé, caudillos locales y partidarios de Estanislao López, su gran
enemigo, podrían atentar contra su vida. El Tigre de los Llanos ignoró el consejo. El 16
de febrero de 1835, una partida comandada por Santos Pérez le dio muerte en
Barranca Yaco. El asesinato produjo una profunda convulsión en Buenos Aires.
Además, el hecho facilitó que la Sala de Representantes nombrara nuevamente
gobernador a Juan Manuel de Rosas y le concediera la suma del poder público.

La vuelta del Restaurador

Durante los Gobiernos de Juan J. Viamonte y Manuel V Maza, la Legislatura


bonaerense, dominada por los "apostólicos" ofreció la gobernación a Rosas. Éste se
negó a aceptar el cargo porque juzgaba imposible gobernar la provincia sin facultades
extraordinarias. Pero la Legislatura se resistía, pues veía en ello la legalización de la
dictadura. 

El pánico generado por el asesinato de Quiroga terminó con la resistencia. El 7 de


marzo de 1835, Rosas fue nombrado gobernador con la "suma del poder público"
fórmula política que encubría y superaba la de las facultades extraordinarias. Para
asegurar su posición, Rosas ratificó la decisión mediante un plebiscito, que se hizo en
la ciudad: obtuvo 9.320 votos a su favor y sólo ocho en contra.

Con la suma del poder público en sus manos, Rosas separó de sus cargos a todos
aquellos que eran tenidos por unitarios o "traidores". Entre otros expulsó de la
Universidad al profesor Cosme Argerich.

Los jueces de paz de la provincia de Buenos Aires constituían un eslabón importante


entre el gobierno y la población. reunían facultades políticas, judiciales y policiales y se
hacían cargo del mantenimiento del orden rural .

La Religión y Rosas

La construcción de un orden unánimemente federal se expresó también en la vida


social. Así, era obligatorio usar la cintilla punzó a toda hora; en las fiestas y tertulias se
acostumbraba bailar el minué federal, y para los hombres era imprescindible el espeso
bigote federal. Aunque Rosas temía el desorden de los festejos populares
espontáneos, solía organizar celebraciones para las fechas patrias y la imagen del

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Restaurador presidía las marchas y los desfiles. También aparecía en los altares. La
Iglesia católica recuperó el terreno perdido desde 1810 y en 1836, la orden de los
jesuitas fue readmitida, luego de setenta años de prohibición.

La casa de Moneda, crea da en 1836 a partir de la disolución del Banco Nacional se


convirtió en un verdadero banco, o sea, en una institución para depósitos, descuentos
y emisión de papel moneda.

Unitarios y Federales

Rosas tendía a identificar dos únicos partidos: los "federales", sus partidarios, y los
"salvajes unitarios'; sus enemigos. Muchos historiadores creyeron ver en esta
dicotomía la explicación de todo el período posterior a la Revolución. Pero las cosas
eran más complejas. 

El grupo unitario nació en el Congreso de 1824, respaldó a Rivadavia y defendió la


necesidad de un gobierno central. 

Otros opositores a Rosas, como el gobernador correntino Pedro Ferré o Juan Bautista
Alberdi, no compartían sus planteos. A su vez, había grupos que se llamaban
federales, pero que tenían ideas muy diversas aunque coincidían en el apoyo a la
autonomía de las provincias, incluyendo a Buenos Aires.

Rosas y la Provincias

La muerte de Facundo Quiroga puso más en evidencia la creciente hegemonía que


Buenos Aires volvía a ejercer sobre las demás provincias. Al asumir su segundo
gobierno, Rosas entendió que este dominio debía estar basado en la misma
unanimidad política que había impuesto en su provincia. 

Para lograrlo, utilizó diversas estrategias. La Ley de Aduanas de 1835, por ejemplo,
fue recibida con general beneplácito, excepto por Corrientes. La condena de los
hermanos Reynafé, acusados del asesinato de Quiroga, le permitió colocar un
gobernador adepto en Córdoba y terminar con el poco prestigio que aún mantenía el
santafesino Estanislao López como jefe nacional del federalismo.

Tras la expedición al río Colorado, el 10 de mayo de 1836 la Junta de Representantes


de Buenos Aires aprobó una ley que permitió a los grandes enfiteutas convertirse en
propietarios.

La Casa de Moneda porteña acuñaba piezas con la reiterada consigna de “¡Viva la


Federación”. Hacia 1846, el bloqueo francés suprimió la mayor parte de los ingresos
provinciales y Rosas se vio obligado a hacer una nueva emisión de dinero.

La ley arancelaria del 18 de diciembre de 1835 fijó un impuesto básico del 17% a los
productos importados. Algunos de ellos recibían un tratamiento especial, como la
yerba mate, cuyo arancel ascendía al 24%.

La aduana era la principal fuente de ingresos de la provincia de Buenos Aires. Por ello,
Rosas perfeccionó la administración y percepción de los derechos aduaneros. 

En 1842 creó una comisión para actualizar mensualmente los aranceles de los
productos importados.

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La Guerra en el Norte

El asesinato de Quiroga permitió a Alejandro Heredia, gobernador de Tucumán,


construir una fuerte hegemonía en el Norte, que tranquilizó a Rosas. 

Pero la guerra con la Confederación Peruano-Boliviana entre 1837 y  1839 revirtió esta
situación. Pese a su entusiasmo, la fortuna militar de Heredia fue muy pobre. Sus
sueños de conquistar Potosí chocaron con la falta de recursos y con el odio que se
había ganado en Salta y Jujuy.

Santa Cruz fue finalmente derrotado por los chilenos en Yungay, el 20 de enero de
1839, pero poco antes Heredia caía asesinado. Su desaparición marcó el fin de un
equilibrio regional, situación que no alegró al Restaurador.

En la guerra contra la Confederación liderada por Santa Cruz coincidieron Chile y la


Argentina. Las tropas de Rosas avanzaron hacia Tarija, mientras los chilenos
marchaban hacia Arequipa.

La Confederación Peruano-Boliviana se articuló en tres provincias: Perú se partió en


dos (Nor-Perú y Sur-Perú) y Bolivia se mantuvo íntegra.

La campaña contra Santa Cruz fue confiada por Rosas a las fuerzas provinciales de
Alejandro Heredia. Éste pidió refuerzos y el Restaurador mandó tropas al mando de
Gregorio Paz. Alejandro Heredia, gobernador de Tucumán, tomó la iniciativa de las
operaciones contra Santa Cruz. El 28 de junio, una columna boliviana, al mando de
Otto Phillip Braun, ocupó Cochinoca y avanzó sobre Humahuaca. La derrota de las
tropas argentinas en Cuyambuyo puso fin a la guerra entre la Confederación Argentina
y la peruano-boliviano.

Diego Portales fue asesinado cuando, en junio de 1837,se produjo el motín en


Quillota, que frenó la campaña de Blanco Encalada. En 1838, el general Manuel
Bulnes asumió el mando chileno.

Rosas y la Banda oriental

El primer escenario en el que Rosas ensayó una nueva política exterior, de carácter
más agresivo, fue en la Banda Oriental, ya convertida en Estado independiente. 

En 1835, Manuel Oribe sucedió a Fructuoso Rivera como presidente del Uruguay.
Rosas no simpatizaba con ninguno de ellos, ya que ambos se complacían en proteger
a los exiliados porteños. Sin embargo, muy pronto Oribe intentó eliminar la tutela de su
antecesor aliándose con Juan Antonio de Lavalleja, un antiguo rival que sí gozaba de
las preferencias de Rosas. Iniciada la guerra, el Restaurador pensó que era el
momento para sacar partido: apoyó al bando de Oribe, quien a cambio expulsó a los
exiliados antirrosistas. Luego de una serie de victorias iniciales, en 1838, Oribe se vio
obligado a renunciar y a buscar refugio en Buenos Aires.

La Mazorca

La mazorca nació hacia 1833 como organización de la facción "apostólica" en lucha


contra la disidencia de los "lomos negros" . Luego de 1835, con la suma del poder
público, la Mazorca perdió su espontaneidad inicial y se trasformó en una institución
totalmente controlada por el Restaurador.

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Su misión era imponer el terror, la versión más extrema y radical del rosismo. 

La Mazorca no sólo eliminaba físicamente al enemigo, sino que lo hacía de manera


pública, para escarmiento de la sociedad.

La organización tuvo su período de apogeo cuando estalló la crisis política de 1838. 

Fueron especialmente crueles las matanzas de octubre de 1840 y abril de 1842.


Desde entonces, la actividad de la Mazorca comenzó a apaciguarse, hasta que fue
oficialmente disuelta el 1° de junio de 1846.

El Romanticismo. La Generación del '37

En 1837, en Buenos Aires, un grupo de jóvenes intelectuales porteños entre los que se
encontraba Esteban Echeverría, Juan María Gutiérrez, Juan Bautista Alberdi, Vicente
Fidel López y Miguel Cané entre otros.

Empezaron a reunirse en la librería de Marcos Sastre, allí mantenían encuentros


literarios con el objetivo de establecer un curso de lecturas científicas, nació así el
Salón Literario.

Rosas inició la persecución ideológica de los concurrentes y estos decidieron fundar


una logia secreta para luchar contra el "tirano", formaron entonces la Asociación de
Mayo o Joven Argentina.

El encargado de redactar el dogma del grupo fue Esteban Echeverría, que escribió el
Código de la Declaración de Principios, editado por un periódico de Montevideo con el
título de Dogma Socialista. Allí enunció el programa del grupo: retornó a los ideales de
Mayo para alcanzar la organización.

Su actividad en Buenos Aires fue breve debido a la persecución rosista, por lo que
debieron emigrar a países limítrofes, donde establecieron filiales.

El Litoral

El Gobernador de Corrientes, Berón de Astrada, contando con el apoyo francés y del


partido colorado se pronunció contra el gobierno de Rosas en 1839. Fue derrotado por
el gobernador de Entre Ríos, Pascual Echagüe y fusilado en Pago Largo.

En abril del año siguiente, el General Paz huyó de Buenos Aires dirigiéndose a
Corrientes donde se entrevistó con el gobernador Pedro Ferré, quien le entregó el
mando de las fuerzas provinciales contra Rosas.

Luego de vencer en Caguazú a Echagüe, el General Paz controló en noviembre de


1841 Entre Ríos. No avanzó sobre Buenos Aires, como lo tenía previsto, por
desacuerdos con Rivera y renunció a su jefatura retirándose a defender Montevideo.

Oribe, que regresaba triunfante de su campaña en el Norte, sometió Santa Fé y colocó


en el gobierno de esta provincia a Echagüe.

El triunfo de Oribe sobre Rivera en Arroyo Grande en diciembre de 1842, hizo fracasar
el levantamiento del Litoral y comenzó el sitio de Montevideo, prolongándose hasta
1851.

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Uruguay

Durante la época de Rosas la política uruguaya estuvo totalmente vinculada a la de la


Confederación Argentina. La lucha entre los partidos blanco y colorado en Uruguay no
fue un problema exclusivo de ese Estado y se conectó con la presencia de emigrados
unitarios en Montevideo.

En 1838 Oribe, del partido blanco, fue derrocado por Rivera, del colorado, quien contó
con el apoyo unitario. Respondiendo a esa alianza Rosas colaboró con Oribe para que
recuperase su poder, éste a cambio sofocó los levantamientos que estallaron contra
Rosas en la Confederación. Las fuerzas, en forma conjunta, realizaron de 1843 a 1851
el Sitio Grande De Montevideo.

Reacciones contra Rosas

Se denominaron reacciones contra Rosas , a la oposición armada a la política de éste,


su acción se desplegó de 1839 a 1842. Su fracaso se debió a la falta de unidad en su
coordinación y a la diversidad de tendencias que participaron. En su mayoría
recurrieron al apoyo extranjero, lo que les acarreó desprestigio frente al caudillo
porteño que se mostraba como defensor de la soberanía nacional.

Bloqueo francés

La monarquía burguesa de Luis Felipe de Orleáns tenía intenciones de lograr una


ampliación de los mercados de Francia y la zona del Río de la Plata se divisaba como
uno de sus objetivos.

La competencia de los privilegios porteños frente a Montevideo, donde Francia tenía


se centro comercial, y el cierre de los ríos interiores fueron un obstáculo para las
ambiciones francesas.

En 1837 el cónsul francés reclamó al gobierno porteño por la prisión del litógrafo
ginebrino Cesar Hipólito Bacle, acusado de facilitar mapas y planos a Bolivia. Más
tarde solicitó que se eximiese del servicio en las armas a los ciudadanos franceses,
privilegio del que gozaban los ingleses.

Ante la negativa del Ministro de Relaciones Exteriores argentino, el 28 de marzo de


1838 el almirante Luis Leblanc declaró el bloqueo de Buenos Aires y de todo el litoral
del Plata argentino; brindó su apoyo a Rivera y a los movimientos contra Rosas.

El 29 de octubre de 1840 se firmó el tratado de paz Mackau-Arana, que entre otras


cosas reconocía a los residentes franceses ventajas similares a los de la nación más
favorecida.

Buenos Aires y los Libres del Sur

En junio de 1839 fue descubierta en Buenos Aires una conspiración organizada por
Manuel V. Maza, presidente de la Sala de Representantes, que tenía contacto con
otros movimientos que actuaban en la campaña y con los emigrados. Maza y su hijo
fueron muertos.

La misma suerte tuvieron los cabecillas de la Rebelión de los Hacendados del Sur de
la provincia, que tuvo su foco en Chascomús y Dolores.

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Estos alzamientos debían coincidir con la invasión de Lavalle a Buenos Aires, lo que
no pudo concretarse.

Lavalle y la Coalición del Norte

Juan Lavalle con el apoyo de la armada francesa y de los emigrados de la Comisión


Argentina desembarcó en San Pedro (Buenos Aires) en 1839. Al intentar internarse
más allá de Merlo, fracasó y debió retirarse a Santa Fé.

Mientras tanto en la provincia de Tucumán se inició un movimiento contra el régimen


rosista, actitud que se extendió a otras provincias: Salta, Jujuy, Catamarca y La Rioja.

Rosas envió a Lamadrid para controlar el levantamiento del Norte, pero éste último se
adhirió a los rebeldes y el 24 de septiembre de 1840 se constituyó la Liga del Norte.

Lavalle que pretendía unirse a las fuerzas de Lamadrid fue derrotado en Quebracho
Herrado por Oribe (28/11/1840) En su marcha hacia el norte fue alcanzado en Jujuy y
fue muerto en condiciones misteriosas en esa provincia el día 9 de octubre de 1841.

Conflictos Internacionales

En su carácter de depositario de las Relaciones Exteriores de la Confederación, Rosas


defendió la soberanía nacional frente a Francia e Inglaterra.

Con respecto a los países limítrofes, los incidentes no sólo tuvieron por causa
cuestiones de límites, también la acción de los emigrados (unitarios o no) contra
Rosas, fue un motivo importante.

Bloqueo Anglofrancés

El sitio de Montevideo sostenido por las fuerzas de Oribe y Rosas condujo a Inglaterra
y Francia a reclamar ante el gobierno porteño, ya que veían perjudicados sus intereses
comerciales.

En 1843 Florencio Varela, en carácter de representante de Rivera y de la Comisión


Argentina integrada por unitarios, solicitó en Europa la intervención armada anglo-
francesa.

En septiembre de 1845 Inglaterra y Francia declararon el bloqueo a Buenos Aires e


intentaron internarse en los ríos interiores para vender sus productos. El día 20 de
noviembre de 1845 en la Vuelta de Obligado, las fuerzas al mando de Lucio Mansilla
no pudieron evitar, pese a su esforzada defensa, que la invasión se abriese paso.

Debido a las pérdidas comerciales, producto del conflicto con las dos potencias
europeas, se decidió iniciar tratativas de paz, en forma separada. Inglaterra firmó el
Convenio el 24 de noviembre de 1849 y Francia el 31 de agosto del año siguiente.

Enfrentamiento con Urquiza

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Urquiza, que hasta ese momento era uno de los aliados de Rosas, decidió iniciar una
rebelión con el motivo de organizar al país. El 1 de mayo de 1851 inició el
levantamiento y 24 días después señaló su programa constitucional.

Corrientes se adhirió al movimiento y contó con el apoyo militar de Uruguay y Brasil. 

El 21 de noviembre se firmó un acuerdo más amplio entre el imperio del Brasil,


Uruguay, Entre Ríos y Corrientes para eliminar a Rosas.

Diferentes Intereses Regionales

La región económica del Litoral abarcaba las actuales provincias de Buenos Aires,
Santa Fé, Corrientes y Entre Ríos. Comprendía casi toda la zona pampeana con una
superficie aproximada de sesenta millones de hectáreas.

Esta región poseyó un desarrollo económico superior al resto del país que estuvo
basado en la demanda europea de productos ganaderos. Dentro de ella también se
produjeron desequilibrios, porque Buenos Aires centralizó el comercio exterior
enfrentándose por ello, debido a la intermediación forzada de todo el comercio exterior
por su puerto, que le permitió beneficiarse con los ingresos del mismo, de manera
desigual, limitando así los beneficios de las otras provincias litorales. Otro elemento
que contribuyó al desarrollo económico de Buenos Aires fue la posición de Rosas
respecto de la navegación fluvial; sostenía que esta debía estar cerrada a buques de
bandera extranjera. Limitó entonces la navegación de los ríos Paraná y Uruguay,
situación que afectó especialmente a la Banda Oriental, Paraguay, Santa Fe, Entre
Ríos y Corrientes. La libre navegación de esos ríos había sido declarada en 1828 por
el tratado argentino-brasilero. El tratado de 1849 de Arana -Southern con Gran
Bretaña reconoció que la navegación del Paraná era interior de la confederación
argentina y por lo tanto sujeta a sus leyes y reglamentos, al igual que el río Uruguay,
en común con el estado oriental. Las naves debían recalar previamente en Buenos
Aires para descargar las importaciones destinadas al interior o cargar los productos
mandados por las otras provincias.

Esta medida afectó profundamente a las provincias litorales y en respuesta a ello,


Urquiza encabezó la resistencia que culminó en Caseros con la derrota de Rosas.

Respecto de las regiones interiores, Buenos Aires defendió la política comercial de


libre cambio y el monopolio de sus recaudaciones aduaneras. Esto le permitió crecer
siendo sus dos sectores económicos más dinámicos la ganadería y el comercio.

Caseros y la Caída de Rosas

Pronunciamiento de Urquiza

Rosas renunció en 1851, como en otras oportunidades a la conducción de las


Relaciones Exteriores aduciendo problemas de salud. Las provincias respondían
confirmándolo en la función, pero el 1° de mayo de ese año fue diferente: Urquiza,
gobernador de Entre Ríos, inició su Pronunciamiento contra Rosas en un documento.
Entre Ríos asumió totalmente su autonomía, en cumplimiento del Pacto Federal,
previo aceptar la renuncia de Rosas.

En una proclama a las provincias (25/05/1851) las invitaba a cooperar con su plan
constitucional.

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El 29 de mayo de 1851 se concretó en Montevideo una alianza tripartita integrada por:
Brasil, Uruguay y Entre Ríos -Corrientes, a la cual se invitó sin éxito al Paraguay. En
su cumplimiento, fuerzas entrerriano -correntinas, al mando de Urquiza, cruzaron al
Uruguay obligando a capitular a Oribe el 8 de octubre.

El Brasil se había comprometido en esta contienda para impedir que siguiese la


intervención rosista en Uruguay y para obtener la libre navegación de los ríos. Rosas
en agosto le declaró la guerra.

Como consecuencia, los estados integrantes de la TRIPLE ALIANZA firmaron un


nuevo convenio el 21 de noviembre.

El ejército aliado reunió 28.000 hombres; 16.000 entrerrianos y correntinos, 4.000 de


Buenos Aires, 2.000 de Uruguay y 4.200 de Brasil, mientras en Colonia quedaban una
guarnición de 12.000. El ejército de Rosas tuvo 22.000 hombres.

Hubo combates previos, pero el 3 de febrero de 1852 las fuerzas rosistas fueron
derrotadas en Monte Caseros (hoy Palomar). Rosas auxiliado por Inglaterra se dirigió
a Southampton donde vivió hasta su muerte en 1877.

Bibliografía

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2000). Buenos Aires. Machi. 2000
FLORIA, Carlos, GARCIA BELCUNCE, Cesar, Historia de los argentinos. Buenos
Aires, Larousse, 1993
SAENZ QUESADA; Maria, La Argentina. Historia del país y de su gente. Buenos
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LUNA, Félix, Breve historia de los argentinos. Buenos Aires, Planeta, 1997

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