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que emanan de la articulación y simultaneidad entre diversos horizontes histó-

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encuentros entre indianistas y feministas. Mi postura personal me ha colocado,

por las ideas y esperanzas feministas, sino porque siempre he vivido la identidad
femenina desde el interior histórico y político del colonialismo interno, donde

cadena q’ara

propia colocación en el eslabón femenino-misti de esta cadena, que he cons-

los sexos, hoy han comenzado a valorarse positivamente, reinstalando cierta


Equilibrio lo hubo, pero fue un equilibrio inestable, móvil, contencioso. Mi

la sociedad boliviana con ojos descolonizados, voy a intentar mirar el pasado


con ojos del presente, o mejor aún, del futuro. Mi intención es la de rescatar

toda nuestra diversidad cultural, podamos encontrar espejos interiores que


nos permitan mirarnos en nuestras múltiples dimensiones y construir así la

PARENTESCO Y RELACIONES DE GÉNERO


EN LA SOCIEDAD ANDINA PRE-HISPÁNICA

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anonimato colectivo expresado en la condición de indio, es decir, de colo-

masculina y otra femenina, las cuales parten de una pareja de ancestros fun-

qaqa lari
HNO.M.), al
HNO.ESA P.ESA.), del mismo
modo como la palabra ipa
HNA. ESO HNA. P.), pero no a la madre
M. ESO qaqa no

HJA. HNO. M.), llevó a Zuidema a descubrir que,


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femenina que se expresaban estructuralmente en las nociones de ayllu
aymara jatha) y panaka

El paralelismo de ambas estructuras de parentesco, aplicables al mismo


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existencia entre los sexos que, desde todo punto de vista, nos podría parecer
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1
.
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ayllu como
panaka tuvieran como referencia común a un mismo ancestro masculino en

en realidad una pareja, no hay que perder de vista el hecho de que la mujer

panaka), sino que, al casarme, yo fundaba la panaka del


ayllu
descendencia.

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ayllu proviene del
aymara allu panaka pana

podemos hallarla en la palabra jaqi -


jaqichaña jaqi, la persona
panaka representaba el espacio

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queando permanentemente la formación de linajes corporados patricentra-

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M.ESO.). Por así decirlo,
las mujeres se aliaban con su parentela afín femenina, en el interior del ayllu

Podríamos apreciar mejor la importancia de este sistema de parentesco


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moderna occidental, donde una de las premisas de la situación femenina es la

nacional y el Estado.
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ejemplo, la ya mencionada asimetría entre la panaka y el ayllu era compensada,

de padre y madre, que a la vez formaba parte de su misma panaka y fundaba


una diferente. Esta norma matrimonial no impedía que la relación entre el
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hijas o hermanas de los jefes de las etnias conquistadas. Una cita y un dibujo
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(Poma de Ayala 1988: 333; el texto


proviene de las pp. 333-334 del original, ortografía corregida).
parentesco expresaba cabalmente la complementariedad solidaria de fun-
ciones entre hombres y mujeres en el diseño de los mecanismos del poder

y el respeto a los espacios de poder de cada quien. Diferencia que implica

ensanchamiento de las fronteras estatales, la especialización femenina en las

por lo tanto, en un nuevo espacio de circulación del poder.


lari, con su do-

condición de extraño a la de pariente, incluso hasta el punto de compartir


Por ahora veamos nuevamente la relación entre panaka y ayllu, desde el

y excluyente de lo femenino y masculino como identidades irreducibles, lo


que hizo la sociedad andina fue dar una resolución social y cultural a la des-

femenina encarnada en la panaka implicaba una subordinación de la esposa


ayllu implicaba otra des-

donde los hombres oprimen colectivamente a las mujeres, sea en tanto espo-
sas, hermanas o cuñadas. En la sociedad andina, por el contrario, la inexisten-
cia de linajes corporados y el paralelismo de líneas de descendencia, permitió

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cos era compartido por diversas etnias sin necesidad de un poder central

la enorme importancia de los intercambios rituales y simbólicos recíprocos


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equilibrio difícil y contencioso en la relación entre hombres y mujeres no


se hallaban en el espacio de la división social del trabajo, sino mas bien en
el espacio de la distribución y ejercicio del poder en los distintos niveles
ayllus

social y ritual.

centrada, era el paralelo estructural del Estado en la apropiación productiva

la condición de las mujeres, en la medida en que delimitaba socialmente su


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a hombres como a mujeres). En la medida en que la estructura política andina


estaba basada en un sistema de parentesco como el descrito, estos límites se

y sus condiciones materiales y culturales de reproducción.


El sistema de complementariedad andino no implicaba, por lo tanto, la
existencia de un doble standard en la vida cotidiana de las mujeres, con un

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de parentesco bilateral antes expuesto, establecía dos líneas de descendencia a

sentido, la presencia de deidades femeninas en relación de equilibrio con sus


pares masculinos en el panteón andino, proyecta en el culto a los ancestros la

del ciclo ritual a hombres y a mujeres por separado. Pero este equilibrio no

busca equilibrar y reorientar las asimetrías existentes en la realidad.

last but not


least -

cósmico entre lo masculino y lo femenino en el universo, constituyeron así


En sociedades culturalmente tan complejas como las latinoamericanas, esta

y respeto intercultural.

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temente difícil la expansión estatal y debió haber implicado una alta dosis

se encontraba atravesando un momento de contradicciones internas parti-

con ayuda del concepto andino de pachakuti, que se podría traducir como la
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LA APUESTA FEMENINA POR EL MESTIZAJE: EL HORIZONTE COLONIAL

normas de reciprocidad hasta entonces compartidas por todas las sociedades


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sexo femenino, une pues umbilicalmente al patriarcalismo con el colonialis-


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ballos, porque decían que eran personas los dichos caballos, que comían maíz, como

vida de los españoles, se espantaron de que los cristianos no durmiesen. Es que decía
porque velaban y que comían plata y oro, ellos como sus caballos. Y que traía ojotas
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netes colorados. Y que de día y de noche hablaban cada uno con sus papeles, qillqa. Y
que todos eran amortajados, toda la cara cubierta de lana, y que se le parecía sólo los

hermanos en el traje y hablar y conversar, comer y vestir, y una cara sólo le pareció
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blaba mucho con todos (Poma de Ayala 1988: 379; el texto proviene de las pp. 380-383 del
original, ortografía corregida).

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plementa con la idea de una sociedad sin orden, sin poder, puesto que el

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dora, implica la amenaza de un drenaje y acaparamiento unilateral de mujeres,
fuera de toda norma de intercambio, que desequilibra y hiere el corazón de la
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siado elocuente en la descripción de los episodios de violación y abuso a las

como para mostrar el profundo abismo de crisis normativa que implicó el


proceso colonial para las sociedades andinas.
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trinas y tenientes de las ciudades y villa y provincias de este reino, con poco temor de

de las mujeres casadas, y doncellas, y hombres principales, y andan robando sus ha-

(Poma de Ayala
1988: 503; el texto proviene de las pp. 503-504 del original, ortografía corregida).
fuerza la discriminación dentro del ayllu, puesto que no es un partido apeteci-
ble por su falta de acceso a los bienes de su patrilinaje, ni un wajcha
bien educado, que compensa su falta de patrimonio con un sentido de servi-

de las normas del parentesco andino, un espacio de mayor tolerancia para


su reincorporación al ayllu, puesto que como mujeres, les basta con el patri-

una serie de opciones laborales no siempre disponibles a los varones, sobre

con el sistema colonial.

en la formación y en la orientación cultural de estos sectores, no puede ser

la sociedad colonial.

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nante, mediante su participación en ocupaciones desdeñadas por los conquis-
tadores, que abandonaron todo trabajo manual para ascender a la posición de

tanto mecanismo de supervivencia de esas mujeres abandonadas, o recurso


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apuesta femenina por la sobrevivencia en las durísimas condiciones de una


sociedad colonial, lo que induce a estas mujeres a recrear una serie de nor-

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La Chaskañawi
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socialmente aceptable.
-

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XVII-XVIII) fue un

mujeres optaron por el uso de la pollera y el mantón españoles como esfuerzo


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niales como la boliviana.
Es precisamente la doble naturaleza de este fenómeno, lo que nos

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ción histórica del individuo y que las feministas ensancharon posteriormente
-

XIX
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zación del espacio rural andino, pues el único derecho real que se reconoció
a los indios fue el de enajenar su tierra, con lo que dos terceras partes de las
comunidades que habían sobrevivido a las reformas toledanas fueron redu-

emblemas marcadores de etnicidad, aún si los trajes y las conductas discrimi-

estaciones intermedias, ciertos estratos cholos reprodujeron, de forma cele-

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indio, y la parentela patricentrada que lo vincula al proceso de aculturación y

de esta apuesta femenina es, por lo tanto, una defensa terca y multisecular de
una identidad diferenciada, que se expresa con claridad en la cultura chola
andina, cultura que, explosivamente articulada con la propuesta reivindicativa

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tidades colectivas o, por el contrario, la de cerrar esta posibilidad en aras de un

femeninas, para el destino de esta controversia histórica.

A MODO DE EPÍLOGO

XIX,
sean
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noce como ciudadanía ha sido un paquete cultural eminentemente civilizador
y occidental, que implica el abandono de todo rastro de identidad diferen-

uniformemente criolla, mestiza, cristiana, consumidora, propietaria, indivi-

permanente intento por quebrar la autonomía económica de las comunidades


rurales y de los productores por cuenta propia de las ciudades, ampliando los
espacios de participación masculina y recortando las esferas donde mujeres
e indios sobreviven y comercian manteniendo, al mismo tiempo, capacida-
des de reproducción cultural comunitaria. Este esfuerzo, como parte de la

trabajo deshumanizados, que alienan no sólo a indios y mujeres, sino a todo

productoras artesanales, la identidad cultural de las cholas y sus derechos como

XVII.
Por fuerza casamiento que hacen los dichos padres de las doctrinas y a otros no la
quieren casar aunque lo piden y tienen depositada. Doctrina
(Poma de Ayala 1988: 573).

FOF -

sobrevivir al autoritarismo eclesial y patriarcal de la colonia y la república.

q’ara -
espacio de ejercicio de la libertad. Petronila Infantes, cocinera de profesión y

-
sindicalistas. Eso quiere decir ser libres, tener control sobre la manera de vivir, tener

maneje (citado en Lehm y Rivera 1988:163).

son porque las mujeres, a título de acceder al derecho a la palabra y a la política


-

-
nio de doña Petronila, como producto de una historia condensada en su propia

la dimensión humana, solidaria y complementaria en la relación hombre-mujer


y sociedad-naturaleza. En este contexto, la apuesta por la identidad, con todo
-

panaka ayllu
lari de la
femenina actual en nuestro continente puede conformar un espacio nuevo y

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tarias feministas, refuerce al mismo tiempo la vocación universal y humanista

común de fundar una pluralidad de identidades femeninas y ensanchar, al

clases subalternas.
The human condition.
Espacio urbano y dinámica étnica. La Paz en el siglo XIX, HISBOL
-
Etnicidad, economía
y simbolismo en los Andes,
HISBOL, IFEA, SBH-ASUR, 1992.
La identidad aymara. Aproximación histórica, siglos XV y XVI, HISBOL,
1987.
Estudios de antropología política.
Volontá
Los artesanos libertarios y la ética del trabajo, THOA,
Mercado, Melchor María. Álbum de paisajes, tipos humanos y costumbre de Bolivia (1841-1869).
BCB, ANB, BNB, 1991.
Formaciones económicas y políticas del mundo andino, IEP,
El primer nueva coronica y buen gobierno. Edición de
XXI

The challenge of rural democratization: Perspectives from


Latin America and the Philippines,
El difícil camino hacia la democracia, ILDIS
1990.
Pachakuti. Los aymara de Bolivia frente a medio milenio de colonialismo
1992.

Violencias encubiertas en Bolivia. Vol 1. Cultura y política. Edición coordinada


CIPCA
Reyes y guerreros. Ensayos de cultura andina.

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