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María Elena Guzmán Badillo*

Los imaginarios femeninos a finales del siglo xviii


y sus representaciones visuales

Feminine Imaginaries At The End of the 18th Century


and Their Visual Representations

Resumen Abstract
En cada época los grupos sociales In every era, social groups construct
construyen imaginarios sobre el ser imaginaries about the state of wo-
y estar de las mujeres que son pro- men that are projected onto diffe-
yectados en distintos discursos y rent discourses, amongst them is
uno de ellos es la imagen. La par- the image. The particular casta pain-
ticular pintura de castas, producida tings, produced at the end of the
a finales del siglo xviii, permite iden- 18th century, allow us to identify
tificar y entender las significaciones and understand the meanings given
otorgadas a las novohispanas así to the female population of New
como contrastar la aprehensión o Spain, as well as to contrast the
trasgresión de los imaginarios en apprehension or transgression of
su cotidianidad. the imaginaries in day to day life.

Palabras clave: imaginarios


femeninos, Nueva España, pinturas Key words: Feminine Imaginaries,
de castas Nueva España, casta paintings

Fuentes Humanísticas > Año 30 > Número 57 > II Semestre > julio-diciembre 2018 > pp. 47-63.
Fecha de recepción 25/06/18 > Fecha de aceptación 19/11/18
marielgbdg@gmail.com

* Universidad Autónoma de Zacatecas.


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Los imaginarios femeninos a finales del siglo xviii y sus representaciones visuales

L as concepciones que formamos sobre


algo o alguien se conforman por siste-
mas de significaciones que se concretan
sideraba las responsables de la preserva-
ción de valores y costumbres en el seno
familiar. Es innegable su intervención en
en redes simbólicas1 y se convencionan en la hibridación cultural, ya fueran espa-
lo colectivo. A estas se les denomina ima- ñolas, indígenas o negras, todas intervinie-
ginarios y constituyen, organizan y signifi- ron con sus propios imaginarios a un
can a los grupos en determinado tiempo mestizaje de significaciones2 que fueron
y lugar. Como resultado de la multiplici- conformando un variado y complejo mun-
dad de culturas y mezclas, aunado a cons- do novohispano.
tantes cambios políticos y económicos, las Las funciones, espacios, actividades,
mujeres novohispanas estuvieron en con- beneficios y obligaciones de cada persona
tinua redefinición de su deber ser y estar, en la Nueva España eran definidos por las
por lo que coexistieron, a finales del siglo condiciones de origen étnico, posición
xviii, variados imaginarios. Sin embargo, familiar, situación económica y estableci-
a las mujeres se les trató de reconocer y miento geográfico, según la combinación
delimitar dentro del que fue instituido de estos factores también se determina-
por la iglesia y gobierno, el cual estuvo en ba el estrato y la calidad de la persona:
constante promoción a través de diferen-
tes discursos. A este imaginario lo nom- […] las calidades parecían fijas e indiscu-
braremos virreinal. La aprehensión de éste tibles, cuando en realidad eran flexibles
y su proyección en imágenes permite visi- y cambiantes. En el terreno de lo imagi-
bilizar a las mujeres novohispanas, así co- nario, se pudo pretender la imposición de
mo a sus mundos simbólicos, e identificar un modelo de feminidad, de familia y
cómo eran significadas y categorizadas de vida hogareña, pero la realidad se ocu-
de manera positiva o negativa, teniendo pó de desacreditar, mediante continuas
en cuenta que tal vez no se ajusten con la inconsistencias y contradicciones (Gon-
realidad y que posiblemente no incluyan zalbo, 2016, p. 11).
o representen a todo tipo de féminas.
Las condiciones para las féminas se ad-
vierten más severas, puesto que además
Dentro y fuera del imaginario de la primaria división de género,3 inter-

Durante la colonia las mujeres ejercieron


un papel fundamental en la transmisión 2
Así como se originó un mestizaje racial por parte
de los nuevos sistemas de significación en- de los distintos grupos, también convivieron y se
tre una cultura y otra, ya que se les con- adhirieron signos y símbolos culturales de cada
uno a la sociedad novohispana que estaba en
conformación.
3
Con base en la teoría de imaginario de Castoria-
dis (1983) y del concepto de género de Martha
1
En cada grupo social se crean y determinan Lamas (2013), se define entonces al imaginario
conjuntos de signos con sus respectivos signi- femenino como la asignación de significaciones
ficantes y significados para poder comprender y convencionadas que se expresan a través de re-
comunicar los contextos que los rodean, incluso des simbólicas que determinan los espacios, acti-
para conceptos complejos que no son tangibles vidades y formas de ser para una mujer tanto en lo
materialmente. público como en lo privado.
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venían también la limitación de edad y vidades que ocuparía en lo cotidiano. Las


religión. 4 Otra causa que condicionaba dos virtudes esenciales a seguir eran ser
su situación dentro del grupo social y esposas y madres, y las cualidades que
destino o elección de vida es el hecho de conformaban al imaginario eran el reco-
que las novohispanas adquirían visibili- gimiento, obediencia, sujeción, modestia
dad a través del rol masculino próximo: y laboriosidad, dando mayor importan-
eran reconocidas como esposas, viudas, cia a la religión y la castidad; se conjuga-
hijas, hermanas. ban belleza, virtud y nobleza. Sin embar-
Sería forzado tratar de definir a una go, aunque la exigencia era poseer varias
sociedad multicultural como la novohis- cualidades, estas ponían en una situación
pana en un solo imaginario, ya que apar- delicada a la mujer ya que se le podía con-
te de los individuales coexistían sistemas siderar como un peligro.
simbólicos que cada raza designaba a A partir de los criterios definidos
su realidad. Aun así, hubo un imaginario para cada género, el imaginario virreinal
que regía o al menos sobresalía sobre la apuntaba las formas de estar de lo feme-
mayoría porque intentaba organizarlos:5 nino a través del precepto del cuerpo, ya
éste es el imaginario validado por las ins- que éste contenía la fuerza simbólica que
tituciones y dictado por la iglesia y el go- determinaba la significación de lo puro o
bierno –virreinato de la Nueva España– y lo lascivo a través del uso o exhibición del
que se trató de instaurar desde el inicio mismo. La sexualidad y control del cuerpo
de la época colonial. El imaginario virreinal debían tener la finalidad de la procrea-
sobre el deber ser de la mujer proviene de ción y dentro del contexto del matrimo-
la edad media, exaltado en el renacimien- nio, ya que aseguraba la continuidad de la
to y vigente hasta mediados del siglo función productiva: al haber descenden-
xviii (Gonzalbo, 2016, p. 285). A partir de cia persistían los tratos económicos o co-
la designación de la función principal fe- merciales entre las familias. El uso y
menina que fue la reproductiva, se definió exhibición del cuerpo es uno de los facto-
su rol primario: la maternidad, y con base res que permitirá definir en este artículo
en ésta se destinaron los espacios y acti- quién “entra” al imaginario –que seguían
o se les obligaba a vivirlo en el mayor nú-
mero de aspectos–, y quién lo modifica-
ba o confrontaba desde sus necesidades
Los autores citados dentro del texto no manejan la individuales, dando paso a nuevas estruc-
teoría de imaginarios, pero para fines del presente
trabajo, quien escribe lleva los textos hacia ésta turas simbólicas y de significación: ima-
para dar continuidad en el análisis. ginarios radicales.6 Otro factor para sig-
4
Para Pilar Gonzalbo (2016) más que una cuestión nificarlas será el uso del espacio público
de género, los roles y tratos hacia la mujer eran
consecuencia de sus condiciones culturales. La
autora agrega también la lengua como elemento
determinante para el posicionamiento de las
mujeres en diferentes rubros. 6
Para Castoriadis (1883) un imaginario radical es el
5
Por lo general los imaginarios que sobresalen o que surge a partir del cuestionamiento y pensa-
están más presentes en la colectividad son los miento reflexivo por parte del individuo sobre lo
promovidos y validados por las instituciones, ya que se ha dado como verdadero y busca reorganizar
que cuentan con un aparato que les permite pro- los sistemas de simbolizaciones y significación que
mocionarlos y dotarlos de sentido de verdad. resulten en un bien común.
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y privado a través de la función reproduc- atendieron al imaginario instituido y que


tiva y productiva. puede obedecer a distintas razones. Con
Para las féminas que demostraron vi- base en la teoría de Castoriadis responde
vir más apegadas al imaginario se les apro- a que realizaron un cuestionamiento sobre
baba solamente dos elecciones de vida: el lo dado o lo impuesto y buscaron nuevas
matrimonio o el convento.7 Ambas alrede- formas de auto significarse, en este caso,
dor de una figura masculina. Las opcio- a través de un control sexual o dominio
nes de madres y esposas no solo trataban sobre su cuerpo o por la toma del espacio
de la aprehensión del imaginario virreinal, público. Esta razón produjo que las fémi-
implicaba también ciertos intereses po- nas no se relacionaran con el imagina-
líticos y económicos, ya que a través del rio: se les juzgaba por su manera de ac-
matrimonio podían mejorar su calidad y tuar, por la libertad que expresaban, así
estrato.8 En la elección de vida del conven- como por sus vestimentas, costumbres
to las monjas cumplían con una función y y maneras de divertirse. Un ejemplo de
representación religiosa relevante para quienes enfrentaban lo instituido y que
la época y, puesto que la castidad era el se dedicaban a una actividad remunera-
valor más grande, ellas fueron el modelo de da fueron las prostitutas y las hechiceras.
conducta perfecto. Manuel Ramos (2012, Como es de esperarse, aquellas que
p. 184) las define: “[…] su sola presencia ejercían el oficio de la prostitución fueron
en el monasterio otorgaba a las familias marginadas y juzgadas y se les castigaba
un distintivo social, ya que una monja re- separándolas o clasificándolas aparte del
presentaba la virginidad pura y unión con resto de las mujeres. Las curanderas, a
Dios”. Al entrar a un convento se cubría un partir de su movilidad en espacios públi-
deber religioso y espiritual, así como los cos obtuvieron la experiencia y conoci-
intereses económicos y culturales. mientos necesarios para ejercer un oficio
El otro grupo de mujeres son las que remunerado. Para Estela Roselló la visión
se pueden considerar como las que no positiva o negativa sobre éstas dependía
de las expectativas que se tenían sobre
ellas: si se cumplían eran reconocidas y
respetadas, si no marginadas. Ambas se
7
Diversos estudios sobre la época han dejado claro
que aunque el imaginario virreinal determinaba caracterizaban por el uso del cuerpo para
dos elecciones de vida para las mujeres, la flexi- la obtención de cierto beneficio ya fuera
bilidad de la sociedad y las propias necesidades de monetario o social:9
estas, permitían vivir de diferentes maneras co-
mo solteras, doncellas, viudas, beatas, etcétera,
es decir, mujeres que no recurrieron ni al matrimo-
nio ni al convento, aun cuando si fuera su anhe-
lo y preocupación estar casadas para obtener se-
guridad económica y cierto tipo de protección.
8
La mayoría de los matrimonios eran concertados 9
Estela Roselló (2016, p. 236) apunta que estas mu-
por intereses sociales como conservar la calidad jeres se constituyen desde dos tipos de construc-
o el sustento económico, sin embargo, existía una ción lo que permite dos tipos de análisis: prime-
diferencia para la regla en hombres y mujeres. Si ro, como personas con una poderosa identidad
los varones se esposaban con alguien de menor ca- femenina; y segundo, como personajes públicos
lidad, la cónyuge podía subir, contrario si la mujer que obedecen a construcciones colectivas don-
era de mayor calidad que el hombre. (Mendoza, de lo femenino es designado por la cultura en la
2004, p. 110-118). que viven.
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Pero si alguna profesión resultaba arries- chiceras la propiedad de curación, sin


gada ante la mirada de las autoridades era embargo, por la utilización de símbolos
la de curandera y, con frecuencia asocia- religiosos en sus ritos, les permitió una
da a ella, la de partera. […] podían incurrir justificación cristiana que les evitaba un
en los grandes pecados de hechicerías, repudio total, también, según Antonio
prácticas malignas y empleo de hierbas o Rubial, influía su procedencia étnica y los
conjuros considerados demoniacos. He- apoyos con los que contaban.
chiceras, maléficas, supersticiosas… son Las fandangueras son otro grupo que
los términos que se empleaban asidua- transitó entre las dos líneas: la permiti-
mente en las acusaciones, que con fre- da porque su actividad representa una
cuencia están relacionadas con esas mu- identidad cultural, y la prohibida porque
jeres, no mucho más ignorantes que los al mismo tiempo esa actividad recreati-
médicos y apenas más crédulas que los in- va desobedece el mandato pasividad fe-
quisidores, dedicadas a aliviar dolencias menina. Son mujeres que bailan, tocan
reales o imaginarias y asistir a embrazadas o cantan al son de diferentes fandangos
y parturientas. (Gonzalbo, 2016, p. 218). según la región; trabajan en espacios
públicos y mantienen contacto con indi-
Existieron las que por conveniencia o ne- viduos de diferentes estratos. El uso y
cesidades económicas y familiares utiliza- exhibición del cuerpo y la sexualidad
ron cierto tipo de identidad y oficio para como expresión y apropiación de sí mis-
transitar entre las dos líneas del imagina- ma desafía al imaginario instituido. Sin
rio, y dependiendo la particularidad de la embargo, Amalia, Camacho, Reyes y Her-
situación en la que fueran juzgadas se les nández (2016, p. 197) reconocen el papel
percibía de manera positiva o negativa. de las fandangueras como constructo-
Mujeres novohispanas que cumplen fun- ras de sistemas de significación entre la
ciones que son necesarias para la organi- idiosincrasia española y la indígena, ya
zación social, aunque no se reconozcan que la expresión artística funciona como
como tal: unas cubren vacíos espirituales, medio para la transmisión de redes sim-
otras necesidades médicas o favorecen bólicas de los grupos.
con su actividad al orden social. Beatas, curanderas, fandangueras y
Un grupo de esas féminas fueron las hechiceras, cumplían una función social im-
beatas, dedicadas a la penitencia y la ora- portante,10 ya que eran féminas con cierto
ción. Vivían en la percepción del colecti- poder sobre los otros como resultado de
vo con una doble connotación, ya que se su tránsito entre distintos espacios domés-
les consideraba como virtuosas y con gran ticos donde obtenían cierta información.
reconocimiento social y prestigio, pero al Sin embargo, eran juzgadas por esa misma
mismo tiempo esa libertad que ejercían, sociedad por no expresar y aprehender
su andar por los espacios públicos, era lo
que generaba cierto disgusto hacia ellas:
“En algunos aspectos, ellas mostraban la 10
Antonio Rubial (2016, p.140) explica que este tipo
contradicción entre los paradigmas y las de oficios o creencias tienen valor y manifestación
realidades cotidianas” (Gonzalbo, 2016, en la cultura novohispana porque: “La imagina-
ción tenía en esa sociedad un papel más importan-
p. 310). Compartían con curanderas y he- te que la solución de las necesidades materiales”.
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completamente al imaginario virreinal. Ca- para el resto de las mujeres como mulatas
be destacar que aparte del colectivo, las o negras no era una opción el ejercerlo.
instituciones influyen en la estipulación de Algunos oficios y lugares donde llevaron
un reconocimiento o rechazo social. a cabo roles productivos fueron el cam-
La participación económica y política po, ciudades y pueblos, también, según las
de las mujeres se llevó a cabo en diferen- necesidades personales y del lugar, rea-
tes espacios públicos y privados. Llama la lizaban trabajos manuales o servicios so-
atención el trabajo remunerado que en el ciales; los oficios eran aprendidos dentro
imaginario no tenía cabida para el géne- del seno familiar.
ro femenino, sin embargo, fue una pieza Aparte de la proyección en la ima-
fundamental para el desarrollo económi- gen, las mujeres utilizaban este recurso
co del lugar donde se efectuaba. Los dos para denotar sus creencias, dar mayor
tipos de funciones –reproductiva y pro- fuerza a sus rituales o como referencias
ductiva–, llevadas a la par por algunas visuales de modelos de identidad. Las bea-
féminas muestran una vez más la flexibi- tas recurren a estas para la proyección de
lidad del imaginario instituido. Las dos sus mensajes y así atraer seguidores; las
funciones asignadas en la época colonial curanderas o hechiceras sanan a través de
reciben según Javier Sanchiz importantes ellas, lo que permite observar otros usos
significaciones: la reproductiva, ya que sin de la imagen aparte de la pedagógica
mujer no hay descendencia que permita utilizada desde la conquista.
la continuación del linaje; y la productiva,
puesto que sin dote no hay economía fa-
miliar y posibilidad de negocios. Claro que Mujeres en imágenes a finales
la primera es la reconocida colectivamente del virreinato
aunque fuera indispensable la segunda.11
Los diferentes factores que intervi- Las imágenes producidas durante la época
nieron para la designación de espacios y colonial permitían definir dos aspectos
actividades femeninos aplicaban también esenciales para la vida cotidiana de los in-
sobre la práctica de un trabajo remune- dividuos: la primera era delimitar, recordar
rado. En su mayoría, las españolas no y promocionar los espacios y actividades
tenían la necesidad de ejercer algún tra- correspondientes a cada género; visuali-
bajo; para las indias y mestizas en ciertas zar las simbolizaciones femeninas y mas-
circunstancias era una elección más libre; culinas. La segunda, delimitar, recordar y
dividir a través de la imagen, es decir, hacer
tangibles las jerarquías y lugares para los
grupos, dejar claro el ser y estar de cada
Aparte de estas dos funciones en las que se centra
11

la investigación y el agrupamiento de mujeres, uno según las diferentes calidades.


Javier Sanchiz (2016, p. 58) agrega dos más: la Las imágenes de mujeres permiten
social “a través de una larga red de parentescos observar y dar cuenta de distintas circuns-
consanguíneos y de afinidad que fortalecen el dis-
currir del esposo y de los hijos […]; en lo admi- tancias de la vida femenina novohispana,
nistrativo […] son ellas preferentemente las ele- es decir, atestiguar su paso por la histo-
gidas –si sobrevive al cónyuge– para ser tutoras de ria; acceden a identificar continuidades o
la descendencia en su minoría de edad o albaceas
para ejecutar la última voluntad del esposo”. rupturas de la percepción sobre las retra-
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tadas en distintos momentos; promocio- rreinal y que, además de promoverlo,


nan y replican modelos femeninos; expo- buscaba motivar la devoción y la piedad
nen imaginarios sobre éstas que en su ma- entre las mujeres. Además de la virgen Ma-
yoría son construidos desde una visión y ría y Eva se recurrió también a las figuras
percepción del otro, en este caso del mas- de santas. Esta temática se empleaba en
culino europeo. La figura femenina fue la pintura, la escultura y la imaginería.
proyectada en dos tipos de imágenes du- Para Francisca Vives (2006, p. 104-
rante los siglos xvii, xviii e inicios del xix: 109) es en este siglo que aumentan las
la civil y la religiosa. La segunda se mantu- imágenes femeninas con la intención de
vo como único tema durante un tiempo y proyectarlas en un ámbito más real, ale-
posteriormente se fueron ampliando las jado de lo católico, pero sin eliminar los
temáticas en donde se incluyó a la primera. modelos virreinales. También se promo-
En la imagen religiosa desde el siglo ciona con más fuerza la vida familiar y
xvi se retrató un modelo femenino que el matrimonio por libre elección, como
impregnó la vida de los novohispanos y opción de encontrar la felicidad al cumplir
se convirtió posteriormente en símbolo los roles de esposa, madre e hija. La pin-
de la mexicanidad: la virgen María. Las re- tura de género permitió visibilizar a di-
presentaciones de ésta trataron temas versos estratos además de la realeza y
de su vida, como la infancia, la enuncia- nobleza. Para Yolanda Olmedo ésta per-
ción, ella en el templo, pero sobre todo mitió y justificó en la proyección del ám-
imágenes referentes al rol de la materni- bito privado la aparición de mujeres del
dad. Se incluía a Eva como otra proyección servicio doméstico (Olmedo, 2014, p. 157-
femenina y que contrastaba con el caso 158), es decir, féminas de estratos bajos
anterior; para el xvii se exhibieron alego- dedicadas a un oficio remunerado que
rías y a la virgen amamantando; en el ganaron un repentino protagonismo, ya
xviii comienzan a producirse imágenes que habían permanecido anónimas.
de vida cotidiana: “Puesto que van unidos Un tipo de discurso visual que perte-
a la maternidad, historia bíblica, Nuevo nece a la imagen civil y que se convirtió
Testamento, los senos y el vientre son en obra representativa del siglo xviii fue
objetos de glorificación” (Françoise, 1993, el retrato. En éste cada objeto, pose y ex-
p. 256).12 Es en la gráfica religiosa donde presión significan, nada es arbitrario y per-
se concibe claramente el imaginario vi- mite observar los espacios privados del
personaje. En la Nueva España el retrato
puede percibirse como un requisito para
hacer tangible el lugar del individuo en la
12
Algunas directrices sobre la proyección de la Vir- sociedad, es un símbolo de poder que se
gen María se establecieron en el IV Concilio Mexi-
cano (1771) donde se exhortaba a no exponerla extiende a los lugares donde es colocado
con escotes y vestiduras profanas, pechos descu- y genera un sentido de identidad y colec-
biertos, ademanes provocativos, sin adornos que tividad.13 Dentro de este formato hubo
refieren a la sensualidad. Debía reflejar la castidad,
modestia y la piedad. (Pilar, 2010, p. 15).
Fue en el siglo xvi en Europa donde los italianos y
flamencos rompieron con los modelos de repre-
sentación con la producción de retratos civiles y 13
Según la fuente Romero Slim (2005, p. 182-183),
del mundo secular. (Carpizo, 2012, p. 12). fueron tres factores los que definieron el desarrollo
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uno que se convirtió en elemento repre- rir relaciones comerciales y no visibilizar


sentativo de la época: el retrato de mon- a este grupo minoría. A las mulatas se les
jas coronadas que fueron pintados bajo proyectó con abundantes complementos
la corriente estética del barroco. Estas o vestuarios, sin embargo, se trata de
pinturas conmemoraban momentos im- objetos adaptados a las nuevas culturas y
portantes en la vida de las religiosas y la no de la estética africana.
mayoría fueron encargos de los familia- Los exvotos eran narraciones de mi-
res para conservar un recuerdo de ellas, lagros ocurridos a las personas que los en-
o por el mismo convento. La característi- cargaban. Lo más interesante de este
ca principal es el adorno con el que se las tipo de producción es que son auto repre-
personificaba: coronas vistosas de flores sentaciones, es decir, permite observar
de papel y figurillas de seda. Este tipo de y ser observado. Patricia Arias y Jorge
representación tuvo su máximo esplen- Durand (2002, p. 11) lo definen como:
dor en la Nueva España; Perú y Colom-
bia. También existió bastante desarrollo […] expresión de una cultura popular
del género.14 íntimamente ligada a las preocupaciones
Andreia Martins analiza de manera y los quehaceres de la gente del campo”,
más particular las proyecciones de muje- son parte de una memoria colectiva del
res de los principales grupos raciales en lugar y la población. Para los autores las
la pintura de castas y declara que las imá- féminas aparecen de dos formas: como
genes de las indígenas homologan a las sujetos de milagros y ofertantes de ex-
identidades de las diferentes etnias, se votos, y como donantes de los retablos
eliminan las singularidades. Estas repre- por los favores concebidos. A inicios de
sentaciones no correspondían a la realidad su producción, siglo xvi y xvii, existie-
y se seguían replicando los imaginarios ron menos representaciones femeninas
sobre América para cumplir expectativas en éstos por la restringida movilidad y
de lo imaginado hacia el extranjero. En analfabetismo de las mismas, lo que los
cuanto a las asiáticas, señala que estu- autores consideran fueron “factores que
vieron presentes a través de objetos, ya coadyuvaban en mucho a la invisibilidad
fueran muebles, telas, artículos decorati- histórica de la mujer, más aún de la mujer
vos, etcétera, ya que la finalidad era refe- del campo. (Arias y Durand, 2002, p. 13).

Para el siglo xviii toma un mayor auge


y tipo de retrato novohispano: el trabajo realizado y es más notable la participación de las
por la Academia que asumía modelos de la de San mujeres.
Fernando; las escuelas de provincia sobre todo la En cuanto al tipo de representación
de Querétaro, Puebla y Jalisco; y la producción de
piezas populares. femenil, la mayoría son exhibidas en
14
Para Jaime Borga y Alma Montero (2016) imágenes espacios designados para su género: la
de temática religiosa como la que se realizó sobre iglesia y el hogar. En estas imágenes es re-
conventos y su fundación, la pintura devocional y
el retrato de religiosas son elementos de análisis currente el uso de la imagen de la Virgen
sobre el comportamiento de una sociedad. Y en María como protectora de la persona, lo
su análisis de imágenes identifican diferencias re- que refuerza su rol de madre y genera iden-
gionales en el adorno entre retratos de monjas de
diferentes países. tificación con la mayoría de las féminas
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creyentes que agradecen su intervención Mujeres en Pinturas de Castas


a través del exvoto y nutre el imaginario
sobre que a la mujer, por naturaleza, se Desde el inicio de la conquista hubo in-
le da con mayor facilidad la religiosidad, la tentos por parte de la iglesia y el gobierno
devoción y la preocupación por los otros. de ejercer un control completo sobre la
En el análisis de Arias y Durand se iden- organización social de los nuevos territo-
tifican a las que representan el imaginario rios, pero no se ejecutó con éxito por tan
virreinal a través de la resignación, la su- peculiar contexto de la Nueva España. Las
misión, el dolor, la domesticidad, la mater- mezclas raciales se dieron desde la llega-
nidad; mujeres que se procuran porque da de los españoles a América y para el
piden por ellas y por los otros. Pero tam- siglo xviii era notablemente visible el des-
bién se observan las que desafían los mo- control sobre el fenómeno. Las institucio-
delos femeninos: prostitutas, amantes, nes para reforzar y legitimar lo dictado re-
mujeres en prisión, migrantes (Arias y currieron a distintos medios, uno de ellos
Durand, 2002, p. 149-158). Característica eran las pinturas de castas. Estas imáge-
que merece especial atención, ya que son nes fueron uno de los recursos que se
las propias mujeres que pintan a otras utilizaron para definir y marcar las diferen-
y las invisten de prejuicios y connotacio- cias entre grupos, del español con el res-
nes negativas. Esta dinámica no se obser- to de las razas y fijaba visualmente la ca-
va en otro tipo de producción de imágenes lidad o pureza de sangre, legitimaban los
del siglo xviii. discursos de poder. Son también de las úl-
En los discursos visuales descritos se timas producciones novohispanas que
identificó que se fijaron y proyectaron permiten observar los cambios o conti-
ciertos parámetros de conducta a las mu- nuidades en las representaciones visua-
jeres, así como en espacios y actividades les hacia el siglo xix.
destinadas según calidades y estratos. Al- En esas imágenes se expresa lo que
gunas imágenes permiten observar en un no se reconoce como propio, lo que es
solo espacio, por lo regular el doméstico, extraño; se representa al otro, pero con
la convivencia de distintas mujeres que en una pérdida de la subjetividad al momento
otras situaciones sería imposible, como el de agrupar y homologar a los diferentes
caso de las de la nobleza y las criadas que grupos de ciertas razas:
por lo general eran indígenas o mulatas.
La exposición de la mujer de estratos ba- […] la pintura de castas, con su cuadrícula
jos o populares fue ganando terreno según clasificatoria, se ve animada por un espí-
la corriente o género artístico que estu- ritu de apropiación racional, de control
viera en boga; el interés por ampliar la cultural sobre aquello que es diferente.
temática y hablar de lo cotidiano permitió Apropiarse de algo implica dividirlo, frag-
que se reconociera a distintas féminas, mentarlo (Rodilla, 1990, p. 58).15
así como sus funciones productivas. Son
estas características las que irán dando
particularidad a la sociedad novohispana
y que posteriormente se tomarán como 15
La primera vez que aparece el término de castas
fue en el Ensayo político sobre el reino de la Nue-
símbolos pictóricos de la nueva nación. va España de Alejandro Humboldt, publicado en
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Los imaginarios femeninos a finales del siglo xviii y sus representaciones visuales

Los cuadros tuvieron como eje rector la pal: la mezcla racial y derivado de ésta la
raza y fue una forma de llevar a lo tangible posibilidad económica de cada grupo.16
el imaginario colectivo sobre la deter- La pareja que conforma las composi-
minación de espacios y actividades para ciones recuerda el valor familiar promo-
cada individuo con base en la superioridad vido en la colonia, ya que sólo así podría
de uno sobre otro, determinada por las prevalecer la moral y las buenas costum-
calidades. Se entiende por casta al térmi- bres y al mismo tiempo legitimar las je-
no empleado para “designar las diferen- rarquías, pero también el protagonismo
tes mezclas raciales que conformaban del género masculino, sobre todo el euro-
la sociedad así como para indicar su posi- peo, ya que es dentro de las series el que
ción socioeconómica” (Katzew, 2004, p. más veces aparece y es quien da pauta a
39), en este caso, se designaba a todo lo la mezcla. Las pinturas de castas fueron
que no era blanco: retratos donde se proyectaron diferentes
mujeres que convivían en la Nueva Espa-
El sistema de castas se inventó para cla- ña, y parte de su importancia es que inte-
sificar a la gente en función de su supues- graron grupos que no habían sido pro-
to porcentaje de sangre blanca, india o yectadas en otro tipo de imágenes, como
negra, una estrategia de resistencia de la las negras e indígenas. Las féminas en
nobleza ante cualquier intento de usur- oficios eran visibles desde el siglo xvi y
pación de sus privilegios y de su fuente su proyección aumentó para el siglo xviii
de riqueza (Katzew, 2004, p. 201). en papeles secundarios e incluso como
parte de un escenario. Las series de cas-
Las producciones pretendían hacer tangi- tas permitieron un mayor protagonismo a
bles las diferencias sociales a partir de las éstas y ofrecieron el poder obsérvalas en
raciales, por lo que estarán compuestas su cotidianidad.
de diversos signos que complementen el Al colocarlas en el concepto de fami-
mensaje. Son pinturas con un gran detalle, lia se reconoce el papel de la mujer en su
que exponen objetos, flora, fauna e indu- función reproductiva; a la vez se advier-
mentaria que representó lo más realista te la continuidad del objetivo por parte de
posible a las castas; con mayor importan- las instituciones de promover el rol de la
cia las características físicas de los perso- maternidad, por lo que es de esperarse
najes, puesto que son las que connotarán que en las pinturas se observen expre-
en mayor medida la diferencia entre los siones y actitudes que refuercen la idea.
grupos. Los oficios o actividades y la La función productiva es elemento prin-
proyección de espacios públicos y priva- cipal en las pinturas, pero no porque se
dos, permitió destacar el mensaje princi- busque intencionalmente mostrarlas en

16
Efraín Castro indica que la mayoría de los fondos
de las pinturas que refieren a un exterior son
escenas fantásticas inspiradas en grabados euro-
peos puesto que paisajes y jardines de ese tipo no
1811, donde distingue a siete razas y cuatro castas. existían en la Nueva España. (Castro, 2009, p. 282-
(Lafaye, 2009, p. 109). 283).
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Fuentes Humanísticas 57 > Las Humanidades > María Elena Guzmán Badillo

Fig. 1 Fig. 2 Fig. 3

actividades remuneradas o que se les re- morisco, 1780). Contrario a la vida cotidia-
conozca como parte fundamental de la na, se omite su personificación en activi-
económica colonial, esto responde a que- dades comerciales o en las acordes con su
rer informar a la Corona sobre los medios estamento, como la enseñanza, la bene-
de producción de la Nueva España. ficencia, las artes, etc.; otra característica
Algunas nomenclaturas femeninas de las imágenes de estas féminas es la
en las pinturas son: india, española, mes- lujosa vestimenta con gran cantidad de
tiza, negra, mulata, castiza, morisca, loba, adornos y accesorios y el uso de la manti-
torna atrás y barcina.17 En cuanto a la lla (Fig. 2: Luis Berrueco, Castizo con espa-
proyección de las tres principales razas, ñola, sale español, 1740), a excepción de
las españolas aparecen menos que las una mujer que por la pareja que le
otras dos, solamente en las series de Juán acom-paña le fue colocada en una
Rodríguez Juárez, Francisco Clapera, Luis situación menos prestigiosa: De albino
Berrueco, José de Ibarra, Andrés de Islas, y española, lo que nace es torna atrás
José Joaquín Magón y una anónima se de José Joaquín Magón, 1770 (Fig. 3).
visibilizan. Se les muestra en una actitud Las indígenas, contrario a los hom-
pasiva, con la mirada hacia el espectador, bres, se proyectaron de diversas maneras.
a la pareja o hacia abajo; algunas tienen Estas mujeres son las que más apariciones
contacto con el hijo a través del toque y tienen en las series, se les muestra en su
otras están lejanas en distancia a estos; la mayoría mirando a la pareja o diciéndole
mayoría quietas, posando o en activida- algo, unas cuantas ven al espectador o
des recreativas: paseando de la mano de al hijo; procuran a los infantes a través
su pareja, jugando cartas, etc. (Ver Fig. 1: del contacto físico y las que no lo hacen
Anónimo, De mulato y española, sale pareciera que los protegen con su postu-
ra, también lo connotan cuando dan de
comer e incluso amamantan, pero sobre
todo son la mayoría las que cargan al hijo
17
Las siguientes observaciones se realizaron sobre (Fig. 4: José de Bustos, De español e in-
las imágenes de las diferentes series que contiene
el libro de Ilina Katzew, La pintura de Castas, por dia, produce mestiza, 1725). Féminas que
ser la fuente que incluye mayor material gráfico y se encuentran en constante acción, ya
completo sobre el tema. Las ilustraciones que se que se les pintó en actividades comerciales
utilizan para ejemplificar el artículo se sustraje-
ron de la misma fuente. o en algún oficio: venden zapatos, fruta,
58
Los imaginarios femeninos a finales del siglo xviii y sus representaciones visuales

Fig. 4 Fig. 5 Fig. 6

cerámica, preparan comida; tejen, cargan representadas mirando a la pareja o la


pollos o mercancía, preparan pulque, lus- escena que transcurre frente a ellas; siem-
tran zapatos, hacen tortillas, lavan platos. pre están haciendo algo, ya sea cocinan-
En algunas ocasiones se percibe que esa do, preparando o vendiendo algún tipo de
actividad que realiza es para ayudar a la mercancía y comida (Fig. 7: José de Páez,
pareja. Las indígenas son relacionadas De español y negra, mulato, 1770-1780).
claramente a una actitud maternal y ser- Llama la atención que en ocasiones se
vicial con la pareja, se les denota siempre les muestra diciendo algo a la pareja o al
en actitudes que generan armonía fami- hijo, quejándose o dando una orden, con-
liar, lo que refleja el intento por la preva- trario a la mayoría de las pinturas que
lencia de los valores que componen al muestran a mujeres de otras castas en
imaginario virreinal. Tal vez es mayor la contemplación del momento, esto puede
manifestación en esta raza por la tarea deberse a la connotación de un carácter
continua de modificación doctrinal que fuerte por parte de esta raza. También
se pretendía por parte de los españoles. pueden observarse en contacto con sus
Excepción en dos cuadros donde expre- hijos y procurándolos como se ve en la
san agresividad: una tirando el cabello de pintura De indio y negra, chino cambujo
la pareja (Fig. 5: Morlete Ruiz, De coyote e (Fig. 8: Morlete Ruiz, 1761). El imaginario
india, chamiza, 1761), y la otra donde ella de significaciones negativas designado a
es la agredida (Fig. 6: Anónimo, De cha- esta raza se trasladó a las pinturas donde
mizo e india, sale cambuja, 1780). Son és- se puede advertir agresividad en discu-
tas a las que más cambios en vestimenta, siones con la pareja (Fig. 9: Andrés de Islas,
escenarios y acciones se les adjudica, ya De español y negra, nace mulata, 1774).18
que su situación social dependía de la pa- Las negras visten de manera sencilla, sin
reja y se les permitía la movilidad en el mucho accesorio, independientemente de
sistema de estratificación. la figura masculina que las acompañe,
La representación de mujeres y hom-
bres negros dependió de su condición
como esclavos que por lo general era re-
lacionada visualmente a la de pobreza. Ejemplo: Andrés de Islas, De Español y negra, nace
18

mulata, 1774; Francisco Clapera, De genízaro y mu-


Estas féminas en las series de castas son lata, jíbaro, 1785.
59
Fuentes Humanísticas 57 > Las Humanidades > María Elena Guzmán Badillo

Fig. 7 Fig. 8 Fig. 9

caso contrario con las indígenas; por sus condiciones. Las imágenes permiten
lo general ataviadas con un delantal, lo observar las modas según la influencia
que las coloca irremediablemente en un política en el poder, y es a través de la
ámbito doméstico. estratificación que a algunos hombres y
La mayoría de las series comienzan mujeres se les concedió el uso de ciertos
a explicar la mezcla comenzando con el materiales y adornos. También connota
masculino; sin embargo, es de destacar la facilidad de movimiento dentro del sis-
que en algunos cuadros sucede lo contra- tema de clasificación, puesto que espo-
rio, mencionan primero a la mujer: De lo- sas de españoles, sin importar la casta,
ba e indio, nace zambaigo y De albaraza-da podían vestir y obtener privilegios que en
y mulato, nace barcino en una serie anó- un principio eran para las españolas.19
nima fechada entre 1785-1790; otra serie
anónima de 1170 la coloca primero en cin-
co cuadros: De castiza y español-españo- Conclusiones
la, De india y lobo-zambaigo, De india y
cambujo-torna atrás, De albarada e indio- La proyección de las mujeres en los dis-
chamizo, De torna atrás y grifo-chino; en tintos soportes estaba condicionada prin-
la pintura de Luis de Mena de 1750 que cipalmente por su estatus social y sus
muestra ocho mezclas todas comienzan actitudes cotidianas referentes a la sen-
con la fémina. Esto indica que aunque sualidad o sexualidad. En el retrato novo-
las series eran copias unas con otras no hispano esto último está excluido, ya que
siempre se realizaron idénticas y eso se las proyectadas pertenecían a estamentos
percibe aún más con las aportaciones que altos que en su mayoría vivían una mayor
cada pintor fue generando. exigencia por cumplir con el imaginario
Otra característica que distinguirá a femenino, y se refleja en la imagen en sus
los tríos será la indumentaria y los obje-
tos que acompañen las pinturas, ya que
permiten significar su lugar en la jerarquía,
su situación económica, sus ocupaciones 19
Esta condición no era aplicada para negras y
o recreaciones; incluso en las castas más mulatas, pero la riqueza del vestir de los esclavos
importaba, puesto que reflejaba la opulencia del
bajas el detalle de la escena determina amo (Sada, 2001, p. 174-175).
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Los imaginarios femeninos a finales del siglo xviii y sus representaciones visuales

vestimentas y formas de posar. En cuan- das desde lo familiar se designaron roles


to a la pintura de castas, los diferentes de esposa y madre, en actitudes pasivas y
grupos de féminas se observan ataviadas serviciales, derivado de la búsqueda de
incluso hasta el cuello; aparte de poder promoción del imaginario. A excepción
observar brazos y en ocasiones los pies, de algunos comportamientos como enojo
se asoma en algunas pinturas el seno o agresividad, estarán excluidas aquellas
femenino, pero ya que se encuentran que confrontaron al imaginario como par-
amamantando se elimina cualquier signi- teras, fandangueras, curanderas y prosti-
ficación contradictoria a la maternal. Los tutas, por lo que las series olvidan múlti-
cuadros de indios muestran el cuerpo des- ples posibilidades de estar en lo cotidiano
nudo con la intención de connotar la falta que vivían las novohispanas.
de pudor, el salvajismo, por lo que hay
ausencia de connotaciones sexuales. En
los exvotos la mayoría de las representa- Bibliografía
das se observan en poses que indican rezo
o agradecimiento a la imagen religiosa, Arias, P., y Durand, J. (2002). La enferma
con vestimentas sencillas que cubren in- eterna. Mujer y ex voto en México, siglos
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creado por un pintor (no hay registro de Moderna, trad. Marco Aurelio Galma-
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cuadros es la representación del concepto Hampe, T. (2012). Santa Rosa de Lima co-
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