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Cuantificación de la contribución de los principales productores de carbono al aumento

del déficit de presión de vapor y de la superficie quemada en los bosques del oeste de
EE.UU. y del suroeste de Canadá

Quantifying the contribution of major carbon producers to increases in vapor pressure


deficit and burned area in western US and southwestern Canadian forests

Environmental Research Letters, No. 18, 2023

Kristina A Dahl1, John T Abatzoglou2, Carly A Phillips3, J Pablo Ortiz-Partida1, Rachel Licker4,
L Delta Merner4 y Brenda Ekwurzel4
1
Climate & Energy Program, Union of Concerned Scientists, Oakland, CA, Estados Unidos de
América.
2
Departamento de Gestión de Sistemas Complejos, Universidad de California, Merced, CA,
Estados Unidos de América
3
Climate & Energy Program, Union of Concerned Scientists, Cambridge, MA, Estados Unidos
de América.
4
Climate & Energy Program, Union of Concerned Scientists, Washington, DC, Estados Unidos
de América.

1. Introducción

En las últimas décadas, el oeste de Estados Unidos y el suroeste de Canadá han experimentado
aumentos en la superficie quemada por incendios forestales (Abatzoglou y Williams 2016, Hanes
et al 2019, Balch et al 2022), el número de grandes incendios (Dennison et al 2014, Westerling
2016), la duración de la temporada de incendios (Westerling 2016, Kirchmeier-Young et al 2017,
Goss et al 2020), la altura a la que arden los incendios (Alizadeh et al 2021) y la extensión de las
tierras forestales que se queman con una gravedad elevada (Parks y Abatzoglou 2020). Estas
tendencias, especialmente evidentes en los ecosistemas forestales de la región, coinciden con un
aumento de dos veces en los costes de extinción de incendios en Canadá y de más de siete veces
en los costes federales de extinción en EE.UU. cuando se comparan los costes medios de 1985-
1989 con los de 2013-2017 (Canadá; Recursos Naturales de Canadá 2021) o 2017-2021 (EE.UU.;
Centro Nacional Interagencias contra Incendios 2022).

Partes significativas de muchas de estas tendencias en la actividad de los incendios forestales se


han atribuido al cambio climático antropogénico (Abatzoglou y Williams 2016, Kirchmeier-
Young et al 2017, Williams et al 2019, Zhuang et al 2021). El déficit de presión de vapor (VPD,
sigla en inglés) -una medida que establece la diferencia entre la cantidad de agua presente en el
aire y la cantidad de humedad que puede retener el aire cuando está saturado - ha surgido como
una métrica clave que vincula el cambio climático y el área quemada (BA, sigla en inglés) debido
a su papel en la regulación de la dinámica hídrica del ecosistema (Grossiord et al 2020, Clarke et
al 2022). Desde el punto de vista del riesgo regional de incendios forestales, el aumento del VPD
se traduce en última instancia en una mayor probabilidad de que los combustibles prendan y
propaguen el fuego por el paisaje.
Más de dos tercios del aumento observado del VPD en verano en el oeste de Estados Unidos se
ha atribuido al calentamiento antropogénico (Zhuang et al 2021). A su vez, el aumento del VPD
en verano ha impulsado el aumento de la aridez del combustible en la región, lo que ha dado
lugar a casi una duplicación de la BA en los bosques del oeste de EE.UU. durante 1984-2015
(Abatzoglou y Williams 2016). A nivel regional, existe una relación interanual fuerte y
establecida entre VPD y BA en todas las subregiones forestales del oeste de EE.UU y el suroeste
de Canadá (Abatzoglou et al 2018, Williams et al 2019, Whitman et al 2022). En ecosistemas de
inflamabilidad limitada como los bosques, la superficie quemada está exponencialmente
relacionada con la VPD (Juang et al 2022).

La cuestión de quién es responsable del cambio climático y de sus efectos, como el aumento de
la BA, se está estudiando activamente tanto en el ámbito científico como en el jurídico. El actual
sistema de gobernanza mundial para hacer frente al cambio climático se centra en las
responsabilidades de los Estados nacionales, pero las empresas también tienen una clara
responsabilidad en la crisis climática. Investigaciones recientes han revelado que las emisiones
de dióxido de carbono y metano procedentes de las principales empresas productoras de
combustibles fósiles y cemento han contribuido a más del 40 % del aumento de las temperaturas
mundiales, al 25 % de la subida del nivel del mar y al 50 % de la acidificación de los océanos
entre 1880 y la década de 2010 (Ekwurzel et al 2017, Licker et al 2019). Sin embargo, su papel
en la preparación del escenario para el aumento de la extensión de los incendios observados en
el oeste de Estados Unidos y el suroeste de Canadá en las últimas décadas no se ha examinado.

Este estudio establece el papel de los principales productores de carbón en el aumento de los
riesgos de incendios forestales en los paisajes forestales mediante el examen de dos preguntas
principales de investigación: (a) ¿cuál es la relación cuantificable entre los cambios en VPD en
el oeste de América del Norte y los cambios en la temperatura media global (GMT)? y (b) dada
una relación cuantificada entre GMT y VPD, ¿cuánto han contribuido las emisiones de los
principales productores de carbón al aumento observado en VPD y la BA forestal acumulativa en
el oeste de América del Norte?

3. Debate y conclusiones

Los ecosistemas, las comunidades y los individuos del oeste de EE.UU. y el suroeste de Canadá
ya se están viendo afectados por el aumento de la temperatura y la VPD. Tales cambios han
catalizado un aumento de los incendios forestales (Westerling et al 2006) y otras perturbaciones
forestales en toda la región (Anderegg et al 2022). La rápida liberación de gases de efecto
invernadero durante los incendios forestales y la transición a tipos de ecosistemas no forestales
tras grandes incendios forestales de gran gravedad también sirven para exacerbar el calentamiento
climático (Stevens-Rumann et al 2018).

Los impactos a nivel comunitario han sido profundos. Los incendios forestales en California entre
2017 y 2022 mataron a 194 personas (CalFire 2022). Solo el maremoto de incendios de 2018 en
el estado provocó la destrucción de más de 22 000 estructuras (CalFire 2018) y daños superiores
a 140.000 millones de dólares (Wang et al 2021). Los costes de extinción de incendios en todo
Estados Unidos superaron los 3.000 millones de dólares ese mismo año (National Interagency
Fire Center 2022). Además de las amenazas directas a vidas y propiedades, los incendios
forestales pueden reducir la calidad del aire y producir partículas que afectan a la salud humana
y pública de muchas maneras (Haikerwal et al 2016, Chen et al 2021, Heft-Neal et al 2022). Las
familias con bajos ingresos sufren estos riesgos de forma desproporcionada (Burke et al 2022).

A medida que el clima regional se ha ido calentando y la VPD ha aumentado en las últimas
décadas, la demanda de evaporación atmosférica se ha incrementado (Albano et al 2022). Las
consecuencias de esta elevada "sed" atmosférica a lo largo de las estaciones o los años van más
allá de los incendios y sus efectos, e incluyen la sequía, una mayor evapotranspiración, la
desecación de la vegetación y la reducción del caudal de los arroyos (Albano et al 2022).

Estas consecuencias se están experimentando actualmente en el oeste de Norteamérica en medio


de una megasequía que dura ya 22 años (Williams et al 2022). Sólo en 2020, una combinación
de escasas precipitaciones y altas temperaturas y VPD redujo la producción primaria bruta en el
oeste de Estados Unidos en más de un 25% (Dannenberg et al 2022). En California, los costes
directos de la sequía para la agricultura durante 2021- 2022 se estimaron en 3.000 millones de
dólares y casi 22.000 puestos de trabajo perdidos (Medellín-Azuara et al 2022). Además, los
habitantes de comunidades rurales desfavorecidas han perdido el acceso al agua o la han
contaminado debido a la extracción excesiva de aguas subterráneas (Perrone y Jasechko 2017,
Stokstad 2020). Estos impactos han provocado costes adicionales, incluidos 500 millones de
dólares en programas de asistencia por sequía (DWR 2021).

Nuestros resultados destacan el papel de los principales productores de carbono en la extensión


de los incendios forestales al aumentar la aridez del combustible, pero no tienen en cuenta
explícitamente los efectos de factores no climáticos como la prohibición de las quemas indígenas,
el legado de la supresión de incendios o los cambios en las igniciones humanas. A nivel de rodal
y de paisaje, estos factores han contribuido a modificar las características de los bosques de la
región (Scholl y Taylor 2010, Collins et al 2011, Hagmann et al 2021). Aunque estos cambios
desempeñan un papel fundamental a la hora de determinar el tamaño y la gravedad de los
incendios individuales en la región, no han modificado la relación clima-BA a la escala de este
estudio (Williams et al 2019).

Con los impactos del cambio climático cada vez más graves, las cuestiones de quién es
responsable del cambio climático, cuánta responsabilidad tiene cada entidad y las obligaciones
de esas entidades para mitigar el cambio climático futuro y ayudar financieramente a la
adaptación climática están más presentes que nunca en las negociaciones políticas y en los
tribunales de todo el mundo. Estas cuestiones se profundizan por el hecho de que la industria de
los combustibles fósiles era consciente de los riesgos relacionados con el clima de sus productos
ya a mediados de la década de 1960 (Franta 2018) y, en lugar de cambiar las prácticas
empresariales, invirtió en campañas y tácticas para engañar al público y generar dudas sobre la
ciencia del clima (Supran y Oreskes 2017, 2021, Franta 2018).

En este estudio se constata que las emisiones de los 88 mayores productores de carbono del
mundo han contribuido en un 48% al aumento de la VPD desde 1901 y en un 37% a la BA
acumulada en las tierras forestales del oeste de EE.UU. y el suroeste de Canadá desde 1986,
estableciendo los impactos regionales del cambio climático en relación con los emisores
corporativos y subrayando la responsabilidad de estas empresas en los impactos del cambio
climático. Estos impactos se extienden mucho más allá de una determinada cicatriz de incendio
y causan daños directos e indirectos a las economías, los ecosistemas, la salud pública y las
comunidades. Como se señala en la última evaluación del Grupo Intergubernamental de Expertos
sobre el Cambio Climático de las Naciones Unidas (IPCC 2022), la gobernanza del clima y la
adaptación no pueden existir exclusivamente a nivel de los Estados-nación, lo que requiere una
investigación cuantitativa que relacione los impactos con las fuentes de emisión. Este estudio se
suma a un creciente corpus de investigación que puede servir de base a debates públicos, políticos
y jurídicos sobre la responsabilidad de los productores de carbono en los riesgos climáticos
pasados, presentes y futuros.

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