Está en la página 1de 2

AUTOCRÍTICA

(Rodrigo Hagar)

Fueron siete mil los mal nacidos


que me encontraron llorando
y no supieron hablar;
se quedaron atónitos ante la realidad,
porque querían algo.

Somos de mármol,
de pocas ventajas y de corrupciones.
Seremos líderes ancestrales
en caricaturas e historias zonzas.
No seremos
eso que
respiramos
mañana.

Entonces, la palabra,
la libertad y el verso:
escribir, legar.

Pero el mojado aspecto de la amargura


empapa mi infinito
de coacción y miedo.
El eterno latir de mis ansias
me arremete intempestivo,
cual ladrón de sueños,
cual asaltante de la memoria.

Solo podemos recorrernos un poco


con la mirada y los ojos
sucumben.

Solo puedo eso, creo,


por afán de no mentirle a nadie,
y en eso me ahogo.

¡Cuántas malas palabras serían buenas


en los oídos apropiados!

Sobre el sulfuro de una piscina escondida,


hallaré la mejor manera
de encontrarte,
granuja.
Usurpadora de aspectos primordiales.
Ventarrón de mi autoengaño.

También podría gustarte