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Ismael Siranda

Compañía
Si eres como yo
no te acostumbres mucho a la compañía.
Si comienzas a necesitarla,
algo anda mal.
Si comienzas a quererla,
algo anda mal.
La compañía de cualquiera
acabará contigo;
te hará enloquecer
comenzarás a poseer
comenzarás a drogarte
con los aires de la desilusión
y tu desequilibrio
los hará caer.

Si algo anda mal contigo


ve y enciérrate en un cuarto
durante días, horas, meses.
Mastúrbate,
escribe,
dibuja,
mira al cielo gris de tu habitación
y cuenta los cadáveres de los mosquitos
e imagínales un epitafio
que diga lo que tú dirías
a todos los fantasmas
de tus antiguas uniones arquetípicas,
piensa;
aunque las paredes griten,
aunque tengas que morderte las piernas
por miedo a salir corriendo,
aunque tengas sed de encontrarte
con que no eres tan increíble;
con que eres un trozo de mierda.
Convéncete; Di "Sí lo soy".
Pero hazlo solo,
en silencio,
mascullando tu odio
reventando tus dientes con el desprecio propio.
Para eso no es necesario un coro,
ni un abrazo
ni un beso.
Camina en círculos,
escucha música del Senegal,
has ejercicio,
duerme,
golpéate;
rómpete los dedos escribiendo;
rómpete la cara
haciendo una pintura rupestre
con tu sangre;
rompe las sillas y la cama
y has una escultura para snobs,
rompe todo menos las paredes.

Cuando finalmente salgas


abrazarás a la luna
como a la madre que se perdió
buscando hacer más hombres como tú,
podrás besar a las nubes
como las amantes que nuca has tenido,
evacuaras rayos de sol y esculturas apolíneas,
la tierra bajo tus pies
se sentirá como la chispa
entre un cerillo y una lija;
y aun con tanta belleza
todo se verá real.

Entonces verás que la compañía


no era necesaria;
era sólo una opción.

Pero tranquilo, nadie es como yo.

400 golpes con Miles Davis

Es temporada de insurrectos.
Temporada de idiosincrasias.

El sol fatiga el pensamiento


y la cerveza retiene la ansiedad.

Jamás nos educarán para crecer;


Nos educan para ser grandes
no para trascender.

No es su culpa.
Tampoco fueron planes fijos
en el paisaje
de un futuro indispensable.
.
Somos hijos del desprecio
de la fatiga
de la palabra que no abraza
de los besos que sólo mojan
de las mentiras que alimentan nuestro ego
de la caricia insoportable
con sabor a cuero.

Somos hijos desprendidos de un seno;


crecimos tentados con la gloria
y castigados con el despojo.

Miramos lo que tenemos


y siempre deseamos más,
aunque no sabemos qué más queremos
y por eso no tenemos nada.

No estamos hechos para ser felices,


estamos hechos para ser olvidados,
despreciados,
ser silencios delicados
que se olvidan al sonar el trueno
y borrarse con la luz
de la mañana.

Detrás de una puerta


ya no somos sus hijos
ya no somos nadie.
Somos un lugar vacío en el desayuno
un cántico en el microbus
el maquillaje de camino a la oficina.
La hipertensión,
la neurosis,
el hospital,
el dinero,
el miedo.

No nos enseñaron a amar


sino a poseer.

No nos enseñaron a desear


Sino a perder.
Nos enseñaron a desechar la pena,
a sonreír amargamente.
Nos enseñaron a correr,
a gritar,
a dormir con voces relampagueantes por la madrugada,
a que el silencio es prescindible,
a que uno observa,
o escucha
pero nunca dice más que la saliva volátil
de las fauces de un semi Dios
un semi humano
un semi ejemplo
un seminario.

Ahora,
crecidos,
inadaptados y sin lugar fijo
nos enseñan que somos una desgracia,
un punto finito
en la supremacía de la singularidad.
Somos el grito,
el valium,
la amante,
el bar.

Hechos para odiar,


para responder como autómatas
que se nutren de violencia sistemática,
nos convierten en chivos expiatorios;
en jaulas de diamantes
prisioneras de aves que jamás cantaron;
que decidieron dormir
bajo el muérdago de la estupidez
de la inanición espiritual.

Hijo directo de lo incorrectamente apropiado


desconoces el sabor del melón
sin el trabajo
sin la esclavitud.
El sabor del amor sin televisión,
el sabor de la amistad
sin recompensas,
el sabor de una mujer
sin la guerra sexual.
Pero
¿Sabes algo?
Al demonio.

Que se joda lo que somos,


que se joda lo que son
que se joda el sol y la raíz del árbol talado
que se joda el abrazo fraternal
el asilo
y las pensiones
las navidades
los besos bajo la sombra de una nube de junio
la virginidad de los amores
la atracción fatal
la bebida que nunca termina
y la película que jamás harás de tu vida.

Que se jodan los caminos,


lo importante

es llegar al mar.

Cavilaciones a Constanza

Tal vez
los días que acompañan al deseo
pueden transformarse,
con mayor solubilidad,
en días meramente epistolares.

El color de su labios en letras y


el sutil andar por los recuerdos;
La ornamenta bochornosa
y la sangre fluyendo.

Cuan lejano está a la vista


lo que al corazón se le presenta
de manera refulgente,
con tal vivacidad torturadora,
que bien valdría no haberse visto nunca,
Para así evitar evocar la pesadez
de suspirar por lo vedado.

Ansiedad

El corazón está quieto.


Es una maestro zen dentro de un bosque ardiendo.
Sin embargo yo enloquezco,
y corro a donde no hay caminos,
a donde el pragmatismo es divinidad,
donde las agujas crecen
como pequeñas ramas de bambú,
ahí donde se encuentra uno de esos cuerpos
que no quiso cooperar.

Pero al calle está sola,


Sólo está mi sangre vuelta patriarca
y el miedo vuelto sangre;
Sangre que no fluye,
que se cuaja en la heridas invisibles.

De repente extraño a los árboles caídos,


Necesito su oxigeno tanto
que grito a mis adentros,
como buscando en el recuerdo.

La noche lanza breves sonidos que adormecen al ego.

Entonces vas volando al hospital,


Más que por el miedo
Por el efecto de descubrir que todo perece;
Que la edad es la mentira
y que la muerte la verdad,
que el temor es motor supremo
y que dentro del reflejo de nuestra grandeza
se esconde la pena de saber que no habrá más.

No más días bebiendo a solas,


no más días con la sonrisa de la gente que no te mira,
no más horas que vuelan entre sus manos,
No MAS SONRISAS TIERNAS
NO MAS BESOS EN LA OBSCURIDAD MIENTRAS EL PERRO LADRA
no más lluvias detrás de la ventana,
no más nada.

Y llega la bata blanca


y te mira como si fueras nada,
como si te gustara sentirte el muerto
y sólo fueras a pasear entre los vivos;
Los que lo merecen.

Te dice: No tienes nada.


“Pero es mi pecho”
No es nada.
“ Pero no puedo respirar”
No es nada.
“Pero mi estómago, tal vez es un infarto”
No a tu edad.
“Pero siento que me muero”

No es nada, sólo es ansiedad.

La corona del hombre

Qué necedad la del erudito,


ignorar la gran belleza de la vida
y cambiarla por la prosa y las vanidades del intelecto.

Anclado entre páginas, museos y técnicas,


descuida la grandeza y el contento
que genera día con día el inquebrantable universo.

Sólo fantasmas admira,


y sólo suspira
cuando el chacoteo de la vida se difumina
en el angard de su pasión traicionera
pulida como la esfinge de un pueblo perdido.

Aquí en la tierra el arte está hecho.


Reproducirlo es el trabajo del hombre.
Y cuando el hombre concede a su soberbia
todo lo bello que existe en la vida
y sólo se mira como paradigma,
es cuando el arte se esfuma
sobre la corona que se ha dibujado
Suspendida en la nada.

Entelequia

Todo lo que ofrezca es nada


Porque está en lo ausente.
Está en la sonrisa que no es observada,
Está en esa tarde en que no estoy presente.

Todo lo que te diga es vacío


Porque no estoy; no llego.
Porque aunque con temor lo ansío
No estás; no haz llegado. Será luego.
Todo lo que digo es honesto,
Más no es ni eterno ni tampoco absoluto
Es algo que muy en el fondo detesto
Pero así es todo: brillante, hermoso e irresoluto.

Todo lo que digo es una mera entelequia


Y que palabra tan bella es la que lo adorna
Porque es la fantasía tan noble la que me obsequia
Un recuerdo que no existe y que a la nada retorna.

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