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Enfoque intersubjetivista y la dialéctica del espacio potencial

En el enfoque del presente trabajo influyó el título mismo del seminario –


desarrollado en la formación analítica-, donde fue pensado: “Winnicott,
consecuencias de su obra”. Y en este contexto fue que se inclinó mi interés
hacia sus ideas más trascendentes, aquellas que dejaron una inscripción
perdurable para su revisión y resignificación en ulteriores desarrollos teóricos del
psicoanálisis. Todos sabemos que aquí está el lugar de la Paradoja y el Espacio
potencial.

En el contexto de Winnicott estos conceptos se sitúan en el marco de la inclusión


metapsicológica de la Dependencia humana como ineludible realidad, y desde
ellos se desprende la idea de la Creatividad o vivir creador como un continuo
devenir transicional del sujeto desde el ámbito de los objetos subjetivos hacia la
zona de experiencia con los objetos objetivos. A partir del narcisismo primario,
Winnicott dice que: “entre esto y las relaciones interpersonales hay un estadio
intermedio de enorme importancia, sobre el cual puede decirse que entre la madre
que sostiene físicamente al bebé y el bebé mismo hay un estado que debemos
admitir, el cual es un aspecto de ella y al mismo tiempo un aspecto del bebé(...)
Hay aquí una estrecha analogía con la situación física anterior al nacimiento”(1).
¿Y cuál es esta “situación física anterior al nacimiento”?. Se puede describir así:
un ser vivo en formación en un interior que por medio de un órgano amalgamado
entre su materia celular y la del interior que lo acoge, recibe las funciones vitales
de este ambiente cuando aún no ha formado esos tejidos necesarios. Luego los
desarrollará y llegará el momento de seccionar en el parto el cordón. Se
desplegará entonces ese estado ‘primario’ de la madre, absorta en su relación con
el recién nacido: su “devoción”(Preocupación maternal primaria,1956).
Y desde aquí comienza la posibilidad de esa “estrecha analogía” citada por el
autor. Se recicla el proceso: “En términos psicológicos, el bebé se alimenta de un
pecho que es parte de él, y la madre da leche a un bebé que forma parte de
ella”(2). Y así seguimos lo que Winnicott declara: “Este es el lugar que he
decidido examinar, el de la separación que no es tal, sino una forma de
unión”(3).
En el estado de narcisismo primordial la tensión de estas contradicciones no
existe, ni tiene sentido interrogar. Simplemente las cosas son, por su fuerza vital lo
que nace en lo vivo, es. Existe para existir y si en lo vivo se desarrolla una
conciencia, esta necesita sentir que lo que existe está vivo y es real. Esta
experiencia se hace posible en tanto se renuncia al objeto de la pulsión y adviene
el objeto transicional, que en lo esencial es el material que puesto en circulación
permite la creación –en los juegos y lenguajes- del espacio donde se despliega la
subjetividad. Esa subjetividad que aprecia el psicoanálisis y se llama creatividad.

La ‘paradoja’ es infinita en sus reciclajes, esta es la idea de este trabajo:


en una infinita diversidad, la intersubjetividad dada en la matriz del espacio
transicional es creadora de lo que sea emergente ahí como objeto psicoanalítico,
como lo creado en la matriz transferencia-contratransferencia en esa variedad del

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espacio potencial que es la escena analítica. La concepción misma de la Paradoja
involucra entenderla como una dimensión irreductible de nuestra experiencia –
donde “el todo constituye una unidad”- que es esencialmente dialéctica: en
nuestro mundo los otros y las cosas son creados subjetivamente y encontrados
intersubjetivamente al mismo tiempo en el espacio potencial. Espacio cuya
concepción a su vez, implica su existencia en una sincronía más que en la
diacronía evolutiva de un viaje hacia la realidad.

Situados en esta zona transicional de la experiencia se constituyen el juego, el uso


placentero de los símbolos compartidos, por ende los lenguajes y otros objetos de
la cultura, la escena psicoanalítica entre ellos. Son creaciones que existen en ese
espacio intermedio pero ilimitado donde vivimos: “..cuando hay fe y confiabilidad
existe un espacio potencial, que puede convertirse en una zona infinita de
separación, que el bebé, el niño, el adolescente, el adulto, pueden llenar de juego
en forma creadora. Con el tiempo, ese juego se convierte en el disfrute de la
herencia cultural”(4).
Esto lo declara Winnicott dándole un sentido a su teoría: “La creatividad que me
ocupa aquí es un universal. Corresponde a la condición de estar vivo(..) La
creatividad que estudiamos se refiere al enfoque de la realidad exterior por el
individuo”. El interés por este enfoque de la realidad humana, tiene relación con su
práctica clínica donde aprecia como problema la posibilidad de perder el vivir
creador y “que desaparezca el sentimiento del individuo, de que la vida es real o
significativa”. En este sentido su preocupación ‘terapéutica’ no es menor: “Aquí
intentamos encontrar una forma de estudiar la pérdida, por los individuos, de su
ingreso creador en la vida, o del enfoque creador inicial de los fenómenos
exteriores(..), un fracaso relativo en lo que respecta al establecimiento de una
capacidad personal para el vivir creador”(5).

La idea de poder abandonar –el sujeto en ciernes- la zona de su control


omnipotente y ponerse en juego con objetos simbólicos que ubica fuera de esta,
como sería en el caso más afortunado de su devenir hacia experiencias donde no
surgiera el problema de “separarse en la separación”, dado que en “el espacio
potencial entre él y la madre aparece el juego creador, que nace con naturalidad
del estado de reposo; allí se desarrolla un uso de símbolos que al mismo tiempo
representa los fenómenos del mundo exterior y los de la persona observada(..) la
separación se evita al llenar el espacio potencial con juegos creadores, con el
empleo de símbolos y con todo lo que a la larga equivale a una vida cultural”(4).
Así como la idea derivada de lo anterior, de un despliegue creador de la
relacionalidad del yo libre de las exigencias de la descarga pulsional, o sea un
encuentro con el otro sin la presión de culminar en un clímax, son vertientes
profundas de una línea de los desarrollos que en el psicoanálisis anglo-sajón
actual hablan de intersubjetividad. En especial en ciertos autores que me parecen
consistentes en su trabajo teórico en cuanto a incorporar, remodelando y
expandiendo, los elementos desprendidos de ‘las consecuencias de la obra’ de
Winnicott. Entre estos se cuentan los trabajos de Jessica Benjamín(1990), Lewis
Aron(1991), Stuart Pizer(1992) y Thomas Ogden(1992-94).

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Estos desarrollos teóricos de la intersubjetividad son diversos de aquellos que se
fundamentan en las teorías del apego.
Como decía, los autores antedichos preservan la concepción del espacio potencial
y describen situaciones dialécticas ocurridas en el seno de esta dimensión de la
experiencia. La naturaleza dialéctica de la paradoja y el espacio potencial es más
o menos evidente en las descripciones de Winnicott sobre los hechos producidos
en ese espacio. Sin embargo –al decir de Ogden- el uso por parte de este autor,
de un “lenguaje metafórico, altamente evocador y engañosamente sencillo” que
logra condensar “un conjunto extraordinariamente complejo de ideas”, hace
necesario entonces interpretar o inferir concepciones implícitas de su
pensamiento, como por ejemplo que “Winnicott era un dialéctico”(Ogden,1986)(6)

Se entiende que la perspectiva intersubjetiva ha transformado, según Benjamín,


“nuestra teoría y nuestra práctica de modos importantes, tales transformaciones
crean nuevos problemas..” y en este contexto donde el sujeto individual no tiene
preeminencia, la dificultad con que se enfrenta cada uno es “reconocer al otro
como un centro equivalente de experiencia”(1990)(7). Según esta autora ha
existido también en las teorías psicoanalíticas una dificultad para hacer este
reconocimiento en la persona que es la madre, es decir, la consideración de su
existencia subjetiva como algo necesario también para el crecimiento de su hijo.
Sin embargo esto es algo que había sido previsto, incluido en el pensamiento
winnicottiano cuando afirma que del estado de fusión con la madre el bebé pasa al
de separarla de su persona; reduciendo aquella la intensidad de su adaptación a
las necesidades de este: “por su propia recuperación respecto de un grado
elevado de identificación con su bebé y por su percepción de la nueva necesidad
de este, la necesidad de que ella sea un fenómeno separado”(4).
El interjuego de la destrucción del objeto subjetivo y el reconocimiento del otro
como sujeto, “es una dialéctica entre la fantasía y la realidad externa” según
Benjamín en su forma de ver la paradoja plasmada en la relación dialéctica entre
la experiencia intrapsíquica e intersubjetiva con el otro. Entiendo que en esa
unidad que conforma el todo, la destrucción del objeto subjetivo permite –en tanto
sobrevive tolerando su desaparición como tal-, su advenimiento como símbolo de
la unión y su uso en los juegos posibles con el otro en el registro de la realidad
compartida. En palabras de esta autora: “La creación de un espacio simbólico en
el seno de la relación infante-madre promueve la dimensión de la intersubjetividad,
concomitante de la comprensión mutua. Este espacio, como lo subrayó Winnicott,
no sólo está en función del juego del niño en presencia de la madre, sino también
del juego entre la madre y el niño, que comienza con el más temprano intercambio
de miradas”(7).
Con lo expuesto hasta ahora he pretendido bosquejar ciertos aspectos aportados
desde la obra de Winnicott que han nutrido cierto enfoque intersubjetivista actual,
y que en el contexto de este trabajo es necesario ir definiendo. Con esta finalidad
he retrocedido hasta las fuentes precursoras para considerar las ideas
desarrolladas dos décadas antes, contenidas en las páginas de “Juego y
Realidad” y su posterior procesamiento por parte de André Green. Para finalmente
articular lo anterior con los conceptos actuales de Thomas Ogden, otro autor que
me interesó en esta perspectiva.

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Las consideraciones necesarias dicen relación con:

I. Lo que Benjamín considera “una herencia perturbadora de la teoría


intrapsíquica: el término ‘objeto’”, contrapuesto al de sujeto.
II. La condición subjetiva del analista involucrado en la relación con
el paciente, no como un mero objeto de la transferencia del paciente,
objeto subjetivo o ‘manojo de sus proyecciones’.
III. La creación de un observable específico de la paradoja: como un
producto dialéctico renovado en el espacio potencial de la relación
paciente-analista. Algo que es producido en el encuentro intersubjetivo
singular de cada analista con cada uno de sus pacientes: el objeto
psicoanalítico.

I.
Lo primero a pensar en relación al Objeto en psicoanálisis es que Freud nunca
miró al paciente como un objeto en la práctica analítica. En Freud el paciente fue
concebido como un sujeto portador de pulsiones y desde ahí subvirtió la
concepción antigua de la relación sujeto-objeto: “En lugar de oponer al objeto el
sujeto según lo definía la tradición filosófica, acopló el objeto a la pulsión: el anti-
sujeto. Porque está bien claro que la pulsión no puede asumir una función
subjetiva. En esta teoría, la pulsión(..) representa para Freud lo más
impersonal..”(Green,1972)(8). Pulsión o instinto aún siendo distintos, guardan
afinidad por su “naturaleza impropia” respecto de la “mismidad del sujeto” según
este autor. El primer sujeto freudiano, a mi parecer, es el sujeto de la pulsión; lo
que define su subjetividad es la forma específica en que construye –a través de
los juegos de las pulsiones en su historia- las constelaciones de su vida amorosa,
que Freud en su texto de 1912 sobre la transferencia define como un clisé que se
repite a lo largo de la vida.

Winnicott no se preocupa de un aparato psíquico derivado “de la experiencia


instintiva y de las reacciones ante la frustración”, sino de la “tremenda intensidad
de las experiencias no culminatorias que se denominan juego” que darían mejor
cuenta sobre “el problema de que es la vida misma”(5). En esta búsqueda se
aparta –dándolo por sentado- del tema pulsional y el yo determinado por “el
funcionamiento personal del cuerpo” instintivo: “Ahora entendemos que no es la
satisfacción instintiva lo que hace que un bebé empiece a ser, a sentir que la vida
es real, a encontrarla digna de ser vivida. En rigor, la satisfacción del instinto
comienza como una función parcial, y se convierte en seducción si no se basa en
una capacidad, bien establecida en la persona, para la experiencia total y para la
experiencia en la zona de los fenómenos transicionales”(3).
El autor remarca que aquí el acento recae en la experiencia de la relación con
objetos sin culminación, lo que la diferencia de los fenómenos que poseen un
respaldo instintivo. Lo propio de estos, es la cualidad del sujeto “que se puede
describir en términos de este como un aislado”, pero cuando se refiere al uso de
un objeto quiere decir que incluye lo anterior y agrega nuevos rasgos, “que

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abarcan la naturaleza y conducta del objeto(..) es forzoso que el objeto sea real en
el sentido de formar parte de la realidad compartida, y no un manojo de
proyecciones”(9).
El proceso de transformación del objeto subjetivo implica su destrucción en la
fantasía –su desinvestidura según Green (1972)- como formación o material de
proyección. Es lo que acaece con el objeto en la relación con el sujeto como
objeto de la pulsión o, en términos de Winnicott, como “objetos cargados”
(catectizados): la destrucción de este objeto es lo que permite su emergencia
fuera de la zona de control omnipotente del sujeto bajo formas en que “aquel
desarrolla su propia autonomía y vida, y (si sobrevive) ofrece su contribución a
este en consonancia con sus propias propiedades”(9). En esta zona el niño puede
desprender un uso de los objetos como primera posesión no-yo, y en este empleo,
“vemos al mismo tiempo la primera utilización de un símbolo por aquel y su
primera experiencia de juego(..) El objeto es un símbolo de la unión del bebé y la
madre (o parte de esta). Ese símbolo puede ser localizado”, dice Winnicott, en el
espacio potencial. Y lo que luego sigue me interesa destacarlo: “El uso de un
objeto simboliza la unión de dos cosas que ahora están separadas, bebé y madre,
en el punto del tiempo y el espacio de la iniciación de su estado de separación”(3).

Desde aquí el objeto será un símbolo de la unión originaria, y adviene en


representación del objeto pulsional y proyectivo que pudo ser destruido gracias a
la confianza o la fe proporcionada por el ambiente primordial, con el cual antes
fuimos uno. Así su “uso” podrá ser simbolizante en el mundo de la realidad
compartida, que es la realidad que cuenta para Winnicott, en el sentido de crear
una vida que valga la pena ser vivida.
En síntesis, el enfoque intersubjetivo de Winnicott hay que inferirlo, el otro no es
un objeto sino más bien alguien con quién compartir una realidad construida en la
expansión del juego y de los símbolos proporcionados por la cultura, por ambas
subjetividades y por su creación dialéctica conjunta en el espacio transicional:
“La aparición de una relación con un objeto transicional no es simplemente un hito
en el proceso de separación-individuación. La relación con el objeto transicional es
igualmente importante como reflejo del desarrollo de la capacidad para mantener
un proceso psicológico dialéctico”(Ogden,1986)(6)

II.
En cuanto a la condición subjetiva del analista: en esto seré más breve y me
remito simplemente a las palabras de Margaret Little :
“Me dí cuenta de que el D.W. que conocía era diferente del que conocían los
demás, aunque los demás conocieran algunos de los mismos aspectos de él. Yo
‘creaba’ una imagen de él que me era propia, y esto era porque yo era diferente de
los demás, aunque pudiéramos parecer iguales; les daba a ellos sus valores y su
realidad. Por sobre todas las cosas, D.W. se convirtió en una persona viviente
verdadera con quién yo mantenía una relación nacida años antes y que ya no se
basaba sólo en la transferencia”(1985)(10) Este pasaje ahorra mil palabras
posteriores, lo rescato porque refleja con nitidez como lo intersubjetivo es una
experiencia antes que una teoría, pero por sobre todo una experiencia en el

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espacio potencial. Lo que ahí se dice sintetiza lo que algunos autores actuales
definen como la práctica de un análisis intersubjetivista.

Retomando o re-elaborando conceptos winnicottianos, André Green avizora a


comienzos de los setenta el enfoque actual cuando afirma que los analistas
debían desentrañar “el cambio que se anuncia. Más que perseverar en la vía
objetiva, prefiero orientarme en la vía subjetiva”(8), dando cuenta de una mayor
conciencia entre los analistas por el papel que desempeñan desde los primeros
contactos con el paciente:
“El material del paciente no les es exterior; aunque solo fuera a través de la
experiencia de la transferencia, forman parte integrante de él(...) Una relación
dialéctica se instala entre paciente y analista. Por lejos que el analista lleve sus
esfuerzos para comunicarse con el paciente en la lengua de este, a su turno el
paciente, si quiere ser comprendido, no puede menos que responder en la lengua
del analista”(8).
Este autor supone la subjetividad del analista puesta en juego en la contra-
transferencia según su concepción de la misma: en esta es vehiculizado el ‘centro
equivalente de experiencia’ del analista al incluir en ella todo su funcionamiento
mental, “tal como es influido por el material del paciente, pero también por sus
lecturas o las discusiones con sus colegas”. A esta concepción ampliada de la
contra-transferencia, Green la concibe como dentro de los límites que Winnicott le
asignaba, “cuando la restringe a la actitud profesional”.

Esto me parece preciso, ya que no es posible que toda la subjetividad de un sujeto


se exprese en todas las experiencias de relación que sostenga con el otro, en
especial si pensamos en el tipo de experiencias creativas que se dan en el
espacio potencial entre paciente y analista.
Aquí cabe la definición del autor francés de la contra-transferencia como el modo
de participación y expresión de la subjetividad del analista en la zona transicional
donde se encuentra con el paciente: “Hasta se puede hablar de una precesión de
la contra-transferencia sobre la transferencia, sin la que no se podría producir
ninguna elaboración de lo transmitido por el paciente”(8). No obstante, es de
suponer que no voy a estar yo-analista-enteramente-abarcado ahí siempre, por lo
que mi participación en lo intersubjetivo es plasmada –si hago bien mi trabajo- en
lo que toma forma viva creando la escena y el objeto psicoanalítico en el espacio
potencial conjuntamente con el paciente, a través por ejemplo de la negociación
específica de una paradoja singular, nativa dentro de un proceso analítico dado.
(Pizer,1992)

III.
En el último aspecto a considerar sobre las raíces winnicottianas de las teorías
intersubjetivistas antes citadas, entramos al asunto de la creatividad en el proceso
psicoanalítico. Aquí seguimos la idea de Green acerca de lo que Winnicott define
como la ‘actitud profesional’ del analista, es decir un reflejo de su aptitud para
participar confluyendo hacia los puntos de integración con el paciente en pro de
creaciones idiosincráticas, singulares de ese espacio potencial dado en cada

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encuentro intersubjetivo. Green caracteriza la situación por la producción de cada
uno de los dos participantes de la escena psicoanalítica de un doble de él mismo,
el paciente comunica un análogo de su experiencia afectiva y corporal; el analista
comunica un doble del efecto de la comunicación del paciente en su experiencia
corporal, afectiva e intelectual. Aquí le faltó explicitar el efecto del analista sobre el
paciente y su transferencia, pero me parece implícito en la concepción general: la
alianza que llama “asociación analítica” se funda, “en la posibilidad de crear un
objeto analítico formado por estas dos mitades”, que coincide con lo que se
entiende por símbolo, “un objeto dividido en dos que constituye un signo de
reconocimiento en el momento en que sus portadores juntan los dos trozos”.
De esta manera el objeto analítico no sería interno ni externo para ambos, “sino
que se sitúa entre los dos. Se corresponde entonces exactamente con la definición
de Winnicott de objeto transicional y de su localización en el área intermedia del
espacio potencial”(8). Espacio que se deslinda en la superposición de ambas
subjetividades experimentadas en el encuentro dado en el llamado ‘encuadre’
psicoanalítico.

El autor que a mi parecer, más representa este punto de vista es Thomas Ogden
con su concepto de el “Tercero Analítico”, que no es un tercer sujeto –al modo del
Padre en el Edipo- como lo aclara en la nota 2 del capítulo homónimo de su libro
“Subjects of Analysis”(1994), que como no me considero buen traductor citaré en
el inglés original: “This subjectivity, the intersubjective analytic third (Green’s [1975]
“analytic object”), is a product of a unique dialectic generated by/between the
separate subjectivities of the analyst and analysand whitin the analytic setting”(11).

Creo relevante remarcar que lo que se pone en juego, lo que se crea y es hallado
en el encuentro con el otro son subjetividades, que es lo que se desprende y
manifiesta del ‘centro equivalente de experiencia’ constituido y constituyente para
cada sujeto humano.
Cuando el objeto subjetivo comienza a devenir en un símbolo de la unión
primordial, puede ser entonces usado por el sujeto en tanto intérprete de su
contraste con el objeto simbolizado: “The..concept refers to a middle term that
stands between symbol and symbolized, between oneself and one´s immediate
lived sensory experience, thereby creating a space in which the interpreting, self-
reflective, symbolizing subject is generated”(11) Se trata del surgimiento dialéctico
de una tercera subjetividad tal como el “objeto analÍtico”, o sea de la creación de
un objeto transicional: Algo que representa la unión en la separación y viceversa.
Mirado desde este vértice, lo intersubjetivo tiene implicancias para el enfoque de la
empresa psicoanalítica; por ejemplo lo descrito en palabras de Ogden: “the
analytic task involves an attempt to describe as fully as one can the specific nature
of the experience of the interplay of individual subjectivity and intersubjectivity”(11).

En suma se trata de un juego que toma cuerpo en la relación paciente-analista,


que transcurre entre esas cualidades del sujeto que son su subjetividad y la
intersubjetividad creada por el encuentro con el otro. A mi modo de ver esto quiere
decir que dos sujetos que se encuentran, se relacionan sin embargo solo a través
de sus subjetividades, o en otras palabras: a través de sus ‘centros equivalentes

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de experiencia’. Esto existe en el proceso puesto en marcha en la escena
psicoanalítica mediante esos interjuegos dialécticos creativos –y dedicamos
nuestras vidas como analistas a la forjadura y el estudio de esas esculturas- que
tienen su lugar en el Espacio potencial formando parte de los reciclajes infinitos de
la Paradoja. Conceptos concebidos y donados a la cultura por Donald Winnicott.

Referencias Bibliográficas:

(1) Ambiente
D.W.Winnicott en Naturaleza Humana, 1988
Ed. Paidos

(2) Objetos transicionales y fenómenos transicionales


D.W.Winnicott en Realidad y Juego, 1971
Ed. Gedisa

(3) La ubicación de la experiencia cultural


D.W.Winnicott en Realidad y Juego, 1971
Ed. Gedisa

(4) El lugar en que vivimos


D.W.Winnicott en Realidad y Juego, 1971
Ed. Gedisa

(5) La creatividad y sus orígenes


D.W.Winnicott en Realidad y Juego, 1971
Ed. Gedisa

(6) La matriz de la mente


T.H.Ogden, 1986
Cap. VIII El espacio potencial
Tecnipublicaciones

(7) Reconocimiento y destrucción:


Un bosquejo de la intersubjetividad
J.Benjamín, 1990

(8) De locuras privadas


A .Green, 1972
Cap.2 El analista, la simbolización y la ausencia en el encuadre analítico
Cap.9 El espacio potencial en psicoanálisis
Amorrortu

8
(9) El uso de un objeto y la relación por medio de identificaciones
cruzadas
D.W.Winnicott en Realidad y Juego, 1971
Ed. Gedisa

(10) Relato de mi análisis con Winnicott


M.I.Little, 1985
Lugar Editorial

(11) The Analytic Third: Working with Intersubjective Clinical Facts


T.H.Ogden en Subjects of Analysis, 1994

Enfoque Intersubjetivista y la Dialéctica del Espacio Potencial

Juan Felipe Cortés, Agosto de 2004

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