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El texto de Émile Durkheim aborda la observación de los hechos sociales y critica la tendencia de

considerarlos como meras manifestaciones de ideas preconcebidas en lugar de objetos observables


y analizables por sí mismos. Durkheim argumenta que la sociología, al igual que cualquier otra
ciencia, debe tratar los fenómenos sociales como "cosas" con una existencia independiente de las
ideas y nociones que los seres humanos tienen sobre ellos.
Durkheim critica a aquellos que confunden las ideas sobre los fenómenos sociales con los
fenómenos mismos, lo que lleva a un enfoque ideológico en lugar de uno científico. Señala que
esta práctica puede ser común en áreas como la moral y la economía política, donde los conceptos
abstractos y las ideas preconcebidas a menudo sustituyen la investigación empírica de los
fenómenos reales.
El autor argumenta que los fenómenos sociales deben estudiarse de manera objetiva, sin dejarse
influir por las ideas preconcebidas o las ideologías dominantes. Esto implica analizar los hechos
sociales como entidades independientes y observables, en lugar de interpretarlos a través de las
lentes de concepciones preexistentes. En resumen, Durkheim aboga por un enfoque científico y
objetivo en el estudio de los fenómenos sociales, enfatizando la importancia de tratarlos como
objetos de estudio independientes y no simplemente como manifestaciones de ideas o creencias.

La segunda parte del texto se centra en establecer las bases para una sociología objetiva, similar a
la transformación que experimentó la psicología en las últimas décadas. Se argumenta que al
considerar los fenómenos sociales como cosas, se elimina la subjetividad inherente a su estudio. Se
destaca la importancia de evitar las prenociones y los prejuicios emocionales al abordar la
sociología, ya que estos pueden distorsionar la percepción de la realidad social. Además, se
enfatiza en la necesidad de definir rigurosamente los objetos de estudio sociológico para garantizar
un enfoque objetivo. A través de la elaboración de definiciones claras y precisas, se establecen los
fundamentos para una sociología científica y objetiva.

El texto analiza la importancia de definir correctamente los fenómenos sociales para evitar errores y
subjetividades en la investigación sociológica. Se critica el uso de términos ambiguos como
"monogamia" y se argumenta que la evolución moral no necesariamente implica una eliminación
progresiva de las impurezas. Se discute el papel de la definición en el estudio del crimen,
destacando la importancia de considerar tanto las formas normales como las morbosas del
fenómeno. Se aborda la subjetividad en la percepción de la moralidad y se argumenta a favor de
basar la investigación en datos objetivos y observaciones de las prácticas sociales consolidadas.
Finalmente, se enfatiza la necesidad de utilizar criterios objetivos y sólidos al clasificar y estudiar
diferentes aspectos de la vida social para garantizar la fiabilidad y la validez de la investigación
sociológica.

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