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Arts.

654/656 Libro II — Relaciones de familia 438

Art. 654. — «Deber de informar». Cada progenitor debe informar al otro sobre cuestiones de edu­
cación, salud y otras relativas a la persona y bienes del hijo.
m Concordancias con la normativa anterior: No existen concordancias.

Análisis de la normativa anterior. No existe norma similar.

Análisis de la normativa del CCCN. Se impone a ambos progenitores el deber de informarse re­
cíprocamente las cuestiones de educación, salud y las relativas a la persona y bienes del hijo. Es
imprescindible para que se pueda ejercer adecuadamente y en beneficio del hijo la responsa­
bilidad parental que ambos progenitores cuenten con la información necesaria para cuidar de
la mejor manera al hijo.

Art. 655.— «Plan de parentalidad». Los progenitores pueden presentar un plan de parentalidad re­
lativo al cuidado del hijo, que contenga:
a) lugar y tiempo en que el hijo permanece con cada progenitor;
b) responsabilidades que cada uno asume;
c) régimen de vacaciones, días festivos y otras fechas significativas para la familia;
d) régimen de relación y comunicación con el hijo cuando éste reside con el otro pro­
genitor.
El plan de parentalidad propuesto puede ser modificado por los progenitores en función de las ne­
cesidades del grupo familiar y del hijo en sus diferentes etapas.
Los progenitores deben procurar la participación del hijo en el plan de parentalidad y en su modifi­
cación.
ü Concordancias con la normativa anterior: No existen concordancias.

Análisis de la normativa anterior. No existe norma similar.

Análisis de la normativa del CCCN. En caso de acuerdo entre los progenitores sobre las moda­
lidades que se adoptarán en el cuidado del hijo, pueden presentar lo que se denomina un plan
de parentalidad, que vendría a ser el equivalente de lo que anteriormente se denominaba con­
venio de tenencia y régimen de visitas. El plan puede especificar el lugar y tiempo en el que el
hijo permanece con cada progenitor, las responsabilidades que cada uno asume, el régimen de
vacaciones, tanto de verano como de invierno, los días festivos y otras fechas significativas pa­
ra la familia, como puede ser el cumpleaños de cada progenitor o de algún miembro de su fa­
milia, los días del padre y de la madre, y los de las fiestas religiosas a la que pertenezcan los pro­
genitores y el hijo, etcétera, y finalmente el régimen de comunicación cuando resida el hijo con
el otro progenitor. Como todo acuerdo que se basa en una situación de hecho determinada,
puede ser modificado en caso de producirse una variación de ella, ya sea porque han cambiado
las necesidades de la familia o debido a la mayor edad del hijo. En la elaboración del plan de pa­
rentalidad se debe procurar la participación del hijo, según su edad y grado de madurez.

Art. 656. — «Inexistencia de plan de parentalidad homologado». Si no existe acuerdo o no se ha


homologado el plan, el juez debe fijar el régimen de cuidado de los hijos y priorizar la modalidad
compartida indistinta, excepto que por razones fundadas resulte más beneficioso el cuidado uni­
personal o alternado. Cualquier decisión en materia de cuidado personal del hijo debe basarse en
conductas concretas del progenitor que puedan lesionar el bienestar del niño o adolescente no sien­
do admisibles discriminaciones fundadas en el sexo u orientación sexual, la religión, las preferen­
cias políticas o ideológicas o cualquier otra condición.
■ Concordancias con la normativa anterior: No existen concordancias.

Análisis de la normativa anterior. No existe norma similar.

hammurabi
439 Título Vil — Responsabilidad parental Arts. 657/658

Análisis de la normativa del CCCN. Cuando no hay acuerdo sobre el plan de parentalidad o el
juez no lo homologa, éste debe resolver el régimen de cuidado de los hijos priorizando la mo­
dalidad compartida indistinta, salvo que resulte más beneficioso el cuidado unipersonal o alter­
nado. La decisión debe basarse en el bienestar del menor sin que sean admisibles discrimina­
ciones fundadas en el sexo u orientación sexual, la religión, las preferencias políticas o ideoló­
gicas de los progenitores. Esto significa que la decisión debe estar fundada en cuestiones con­
cretas y objetivas referidas al bienestar del hijo y no en prejuicios discriminatorios.

Art. 657.— «Otorgamiento de la guarda a un pariente». En supuestos de especial gravedad, el juez


puede otorgar la guarda a un pariente por un plazo de un año, prorrogable por razones fundadas
por otro período igual. Vencido el plazo, el juez debe resolver la situación del niño, niña o adoles­
cente mediante otras figuras que se regulan en este Código.
El guardador tiene el cuidado personal del niño, niña o adolescente y está facultado para tomar las
decisiones relativas a las actividades de la vida cotidiana, sin perjuicio de que la responsabilidad pa­
rental quede en cabeza del o los progenitores, quienes conservan los derechos y responsabilidades
emergentes de esta titularidad y ejercicio.
■ Concordancias con la normativa anterior: No existen concordancias.

Análisis de la normativa anterior. No existe norma similar.

Análisis de la normativa del CCCN. Cuando la situación de hecho es de extrema gravedad de


tal modo que ninguno de los progenitores puede ejercer el cuidado del hijo de manera satis­
factoria, el juez puede otorgar la guarda a un pariente del menor por un plazo de un año pro­
rrogable por otro año más. Luego de este plazo, si persiste la situación de hecho respecto de los
progenitores, el juez debe resolver la situación del hijo mediante otras figuras que se regulan
en el CCCN, como, por ejemplo, la privación de la responsabilidad parental o la adopción. El
guardador tiene el cuidado del menor y puede tomar las decisiones referidas a su vida cotidia­
na, pero los progenitores conservan los derechos y deberes emergentes de la titularidad y ejer­
cicio de la responsabilidad parental. Se brinda amparo de este modo al menor en una situación
crítica cuando el hijo no puede quedar al cuidado de ninguno de los progenitores, contem­
plando de manera expresa una alternativa que ya era adoptada en forma judicial.

Capítulo 5
Deberes y derechos de los progenitores. Obligación de alimentos

Art. 658.— «Regla general». Ambos progenitores tienen la obligación y el derecho de criar a sus hi­
jos, alimentarlos y educarlos conforme a su condición y fortuna, aunque el cuidado personal esté a
cargo de uno de ellos.
La obligación de prestar alimentos a los hijos se extiende hasta los veintiún años, excepto que el
obligado acredite que el hijo mayor de edad cuenta con recursos suficientes para proveérselos por
sí mismo.
■ Concordancias con la normativa anterior: Cód. Civil, art. 265.

Análisis de la normativa anterior. Se establecía la obligación de los padres de criar a sus hijos,
alimentarlos y educarlos conforme a su condición y fortuna tomando en cuenta no sólo los bie­
nes de los hijos sino los suyos propios. Esta obligación se extendía hasta los veintiún años, salvo
que el hijo mayor de edad o el padre, en su caso, acreditaran que contaba con recursos sufi­
cientes para proveérselos por sí mismo.

Análisis de la normativa del CCCN. Se mantiene la obligación y el derecho de criar a sus hijos,
alimentarlos y educarlos conforme a su condición y fortuna, pero se agrega que este deber sub­

a hammurabi
Arts. 659/661 Libro II — Relaciones de familia 440

siste aunque el cuidado personal esté a cargo de uno de ellos. Esto significa que no se produce
alteración alguna respecto de estos deberes cuando el cuidado sea unipersonal porque sigue
pesando sobre ambos progenitores por igual. Se reitera que la obligación alimentaria se extien­
de hasta los veintiún años, salvo que tenga recursos suficientes.

Art. 659. — «Contenido». La obligación de alimentos comprende la satisfacción de las necesidades


de los hijos de manutención, educación, esparcimiento, vestimenta, habitación, asistencia, gastos
por enfermedad y los gastos necesarios para adquirir una profesión u oficio. Los alimentos están
constituidos por prestaciones monetarias o en especie y son proporcionales a las posibilidades eco­
nómicas de los obligados y necesidades del alimentado.
■ Concordancias con la normativa anterior: Cód. Civil, art. 267.

Análisis de la normativa anterior. Los alimentos debían cubrir las necesidades de manuten­
ción, educación, esparcimiento, vestimenta, habitación, asistencia y gastos por enfermedad.

Análisis de la normativa del CCCN. Se reitera el contenido que ya traía la legislación anterior
sobre las necesidades que deben ser satisfechas con la prestación alimentaria y se añaden los
gastos necesarios para adquirir una profesión u oficio. En este último aspecto se innova, ya que
con anterioridad no había obligación de dar a los hijos los medios para formar un estableci­
miento ni a dotar a las hijas tal como surgía del art. 270 del Cód. Civil. Si bien la nueva obligación
que se imponetiene un alcance diferente, parece responderá una necesidad similardedejares-
tablecidos a los hijos en una actividad que les permita solventar por sí mismos sus necesidades.
Se aclara que los alimentos están constituidos por prestaciones monetarias o en especie y que
son proporcionales a las posibilidades económicas de los obligados y a las necesidades del ali­
mentado, parámetros éstos que se aplican en todos los casos de alimentos respecto de los hijos.

Art. 660. — «Tareas de cuidado personal». Las tareas cotidianas que realiza el progenitor que ha
asumido el cuidado personal del hijo tienen un valor económico y constituyen un aporte a su manu­
tención.
■ Concordancias con la normativa anterior: No existen concordancias.

Análisis de la normativa anterior. No existe norma similar.

Análisis de la normativa del CCCN. Por primera vez se reconoce en la legislación el valor econó­
mico de las tareas cotidianas del progenitor que tiene el hijo a su cuidado y por consiguiente se
las consideran como un aporte para su manutención. Esta posibilidad ya había sido tenida en
cuenta por la jurisprudencia en forma reiterada.

Art. 661. — «Legitimación». El progenitor que falte a la prestación de alimentos puede ser deman­
dado por:
a) el otro progenitor en representación del hijo;
b) el hijo con grado de madurez suficiente con asistencia letrada;
c) subsidiariamente, cualquiera de los parientes o el Ministerio Público.
■ Concordancias con la normativa anterior: Cód. Civil, art. 272.

Análisis de la normativa anterior. Se reconocía el derecho del menor adulto a demandar a sus
padres por alimentos asistido por un tutor especial. También podía hacerlo cualquiera de los pa­
rientes del menor o el Ministerio de Menores.

Análisis de la normativa del CCCN. La legitimación activa para demandar por alimentosa los pro­
genitores que incumplan con este deber se reconoce a favor del otro progenitor en representa­
ción del hijo aunque en realidad la acción la tiene el menor que es representado por su progeni­

■ hammurabi
441 Título Vil — Responsabilidad parental Arts. 662/664

tor. Prueba de ello es que en el inciso siguiente también se le concede la acción al hijo, ahora por
derecho propio, cuando tenga madurez suficiente y cuente con asistencia letrada. Por último, se
reitera que la acción puede ser entablada por cualquier pariente o por el Ministerio Público.

Art. 662. — «Hijo mayor de edad». El progenitor que convive con el hijo mayor de edad tiene legi­
timación para obtener la contribución del otro hasta que el hijo cumpla veintiún años. Puede iniciar
el juicio alimentario o', en su caso, continuar el proceso promovido durante la minoría de edad del
hijo para que el juez determine la cuota que corresponde al otro progenitor. Tiene derecho a cobrar
y administrar las cuotas alimentarias devengadas.
Las partes de común acuerdo, o el juez, a pedido de alguno de los progenitores o del hijo, pueden fi­
jar una suma que el hijo debe percibir directamente del progenitor no conviviente. Tal suma, admi­
nistrada por el hijo, está destinada a cubrir los desembolsos de su vida diaria, como esparcimiento,
gastos con fines culturales o educativos, vestimenta u otros rubros que se estimen pertinentes,
a Concordancias con la normativa anterior: No existen concordancias.

Análisis de la normativa anterior. No existe norma similar.

Análisis de la normativa del CCCN. Se reconoce en forma expresa el derecho de progenitor que
conviva con el hijo menor de veintiún años a reclamar del otro progenitor la contribución a los
gastos. Se le concede legitimación personal al progenitor para promover dicha acción o conti­
nuar el proceso promovido durante la minoridad a fin de obtener la fijación de una cuota de
contribución a los gastos. Esta solución es a todas luces equitativa, ya que el menor de veintiún
años que habita con uno de los progenitores genera gastos en el hogar que no sería justo que
fueran soportados sólo por el progenitor conviviente. Por último, por acuerdo de partes o de­
cisión judicial la prestación alimentaria se puede desdoblar, una parte para el progenitor con­
viviente con el hijo y otra para éste, quien la percibirá directamente del progenitor alimentan­
te y deberá destinarla a cubrir los gastos de su vida diaria, como esparcimiento, gastos con fines
culturales o educativos, vestimenta y otros rubros que sean específicamente mencionados en el
acuerdo o en la resolución judicial.

Art. 663. — «Hijo mayor que se capacita». La obligación de los progenitores de proveer recursos al
hijo subsiste hasta que éste alcance la edad de veinticinco años, si la prosecución de estudios o pre­
paración profesional de un arte u oficio, le impide proveerse de medios necesarios para sostenerse
independientemente.
Pueden ser solicitados por el hijo o por el progenitor con el cual convive; debe acreditarse la viabili­
dad del pedido.
■ Concordancias con la normativa anterior; No existen concordancias.

Análisis de la normativa anterior. No existe norma similar.

Análisis de la normativa del CCCN. Por excepción la obligación alimentaria se extiende hasta
los veinticinco años si el hijo se encuentra estudiando o preparándose para ejercer un arte u ofi­
cio y esa dedicación le impide proveerse los medios como para autosustentarse. Se trata de una
situación peculiar que le permitirá al hijo completar su formación profesional para estar de ese
modo mejor capacitado para cubrir luego sus necesidades. La legitimación activa para reclamar
estos alimentos se reconoce a favor del hijo o del progenitor con el cual convive y, por supues­
to, deben acreditarse las condiciones que permiten sustentar el reclamo como, por ejemplo, las
constancias de inscripción en las carreras que curse o las capacitaciones que esté realizando.

Art. 664. — «Hijo no reconocido». El hijo extramatrimonial no reconocido tiene derecho a alimen­
tos provisorios mediante la acreditación sumaria del vínculo invocado. Si la demanda se promueve

b hammurabi
Arts. 665/667 Libro II — Relaciones de familia 442

antes que el juicio de filiación, en la resolución que determina alimentos provisorios el juez debe es­
tablecer un plazo para promover dicha acción, bajo apercibimiento de cesar la cuota fijada mientras
esa carga esté incumplida.
■ Concordancias con la normativa anterior: No existen concordancias.
Análisis de la normativa anterior. No existe norma similar.
Análisis de la normativa del CCCN. Cubrir las necesidades mínimas de subsistencia constituye
un imperativo legal que ha sido contemplado en forma amplia por la legislación. En este caso
se permite el reclamo de alimentos provisorios antes de que exista el emplazamiento en el es­
tado de hijo extramatrimonial. Para su procedencia será necesario acreditar sumariamente el
vínculo filial invocado. Cuando dicha pretensión se plantea antes de la promoción del juicio de
reclamación, el juez debe fijar un plazo para que sea promovida bajo apercibimiento de hacer
cesar la cuota fijada. Este derecho también ha sido reconocido por el art. 586 y antes de esta re­
forma la jurisprudencia lo había admitido.

Art. 665.— «Mujer embarazada». La mujer embarazada tiene derecho a reclamar alimentos al pro­
genitor presunto con la prueba sumaria de la filiación alegada.
■ Concordancias con la normativa anterior: No existen concordancias.
Análisis de la normativa anterior. No existe norma similar.
Análisis de la normativa del CCCN. Se le reconoce a la mujer embarazada el derecho a reclamar
alimentos al progenitor presunto acreditando en forma sumaria la filiación alegada. Se trata de
alimentos para cubrir los gastos de embarazo y de parto, y eventualmente las necesidades de la
mujer, quien puede haber visto disminuidos sus ingresos como consecuencia de la preñez. Para
su procedencia será imprescindible la demostración de las relaciones existentes con el progeni­
tor alegado.

Art. 666. — «Cuidado personal compartido». En el caso de cuidado personal compartido, si ambos
progenitores cuentan con recursos equivalentes, cada uno debe hacerse cargo de la manutención
cuando el hijo permanece bajo su cuidado; si los recursos de los progenitores no son equivalentes,
aquel que cuenta con mayores ingresos debe pasar una cuota alimentaria al otro para que el hijo go­
ce del mismo nivel de vida en ambos hogares. Los gastos comunes deben ser solventados por am­
bos progenitores, de conformidad con lo dispuesto en el art. 658.
■ Concordancias con la normativa anterior: No existen concordancias.
Análisis de la normativa anterior. No existe norma similar.
Análisis de la normativa del CCCN. Se sienta el principio de coparticipación en los gastos de los
hijos cuando su cuidado personal sea compartido y los recursos de los progenitores resulten
equivalentes, solventando cada uno los gastos que le correspondan cuando el hijo permanece
bajo su cuidado. Esta regla puede admitir matices porque en el caso de cuidado compartido in­
distinto el hijo quedará más tiempo con uno de los progenitores y por eso no sería justo que a
equivalencia de recursos cada uno solvente los gastos del tiempo que el hijo quede a su cuida­
do. En el supuesto de recursos diferentes, el que tenga mayores ingresos le deberá al otro ali­
mentos para que el hijo goce del mismo nivel de vida en ambos hogares. Finalmente se esta­
blece que los gastos comunes deben ser compartidos tal como lo dispone el art. 658.

Art. 667. — «Hijo fuera del país o alejado de sus progenitores». El hijo que no convive con sus pro­
genitores, que se encuentra en un país extranjero o en un lugar alejado dentro de la República, y
tenga necesidad de recursos para su alimentación u otros rubros urgentes, puede ser autorizado

hammurabi
443 Título VII — Responsabilidad parental Arts. 668/670

por el juez del lugar o por la representación diplomática de la República, según el caso, para contraer
deudas que satisfagan sus necesidades. Si es adolescente no necesita autorización alguna; sólo el
asentimiento del adulto responsable, de conformidad con la legislación aplicable.
■ Concordancias.con la normativa anterior: Cód. Civil, art. 284.
Análisis de la normativa anterior. Cuando un menor adulto se había ausentado del hogar con
autorización de los padres aun país extranjero o a algún lugar remoto dentro de la República y
tuviera necesidad de alimentos, podían ser autorizados por el juez local o por los representa­
ción diplomática de la República para contraer deudas a fin de satisfacer dicha necesidad.
Análisis de la normativa del CCCN. Se reitera la posibilidad de que el menor sea autorizado por
el juez local o por la representación diplomática de la República para contraer deudas necesa­
rias para su subsistencia. Se añade que en caso de ser adolescente, es decir, mayor de trece años,
no necesita tal autorización si no tan sólo el asentimiento del adulto responsable.

Art. 668. — «Reclamo a ascendientes». Los alimentos a los ascendientes pueden ser reclamados en
el mismo proceso en que se demanda a los progenitores o en proceso diverso; además de lo previs­
to en el título del parentesco, debe acreditarse verosímilmente las dificultades del actor para perci­
bir los alimentos del progenitor obligado.
m Concordancias con la normativa anterior: No existen concordancias.
Análisis de la normativa anterior. No existe norma similar.
Análisis de la normativa del CCCN. Se plasma en una norma específica el derecho a reclamar
alimentos a los ascendientes que hasta ahora surgía de las normas de alimentos entre parien­
tes. La acción contra los ascendientes puede acumularse a la demanda contra los progenitores
o plantearse en forma autónoma. Será preciso demostrar las condiciones para su procedencia
exigidas a los parientes en general, pero además deberán acreditarse las dificultades que en­
cuentra el actor para que la obligación alimentaria sea cumplida por su progenitor, que es el pri­
mer obligado a satisfacerla. Se recepta en forma expresa esta situación que ya había sido admi­
tida por la jurisprudencia.

Art. 669. — «Alimentos impagos». Los alimentos se deben desde el día de la demanda o desde el
día de la interpelación del obligado por medio fehaciente, siempre que se interponga la demanda
dentro de los seis meses de la interpelación.
Por el período anterior, el progenitor que asumió el cuidado del hijo tiene derecho al reembolso de
lo gastado en la parte que corresponde al progenitor no conviviente.
m Concordancias con la normativa anterior: No existen concordancias.
Análisis de la normativa anterior. No existe norma similar.
Análisis de la normativa del CCCN. En coincidencia con lo establecido en el art. 548 referido a
los alimentos entre parientes, se dispone que los alimentos se deben desde el día de la deman­
da o desde el día de la interpelación fehaciente, pero en tal caso le impone la obligación de pro­
mover la demanda dentro del plazo de seis meses a fin de evitar el posible abuso de derecho, ya
que se puede inferir que no tiene necesidad si demora más en accionar. También se reconoce el
derecho a que le sea reembolsado en la parte que le corresponde al progenitor no conviviente
lo gastado con anterioridad a la demanda.

Art. 670.— «Medidas ante el incumplimiento». Las disposiciones de este Código relativas al incum­
plimiento de los alimentos entre parientes son aplicables a los alimentos entre padres e hijos.
■ Concordancias con la normativa anterior: No existen concordancias.

hammurabi
Arts. 671/673 Libro II — Relaciones de familia 444

Análisis de la normativa anterior. No existe norma similar.

Análisis de la normativa del CCCN. Se remite a las normas referidas al incumplimiento de los ali­
mentos entre parientes declarando que las mismas son aplicables a los alimentos entre padres e
hijos. En concreto se hace referencia al art. 550 en cuanto a la posibilidad de adoptar medidas
cautelares para asegurar el pago de alimentos futuros, al art. 551 que dispone la solidaridad de
quien no cumple la orden judicial de-depositar las sumas a las que estaba obligado, al art. 552 que
establece los intereses que devengan las obligaciones alimentarias incumplidas y al art. 553
que faculta al juez a adoptar medidas razonables para asegurar la eficacia de la sentencia.

Capítulo 6
Deberes de los hijos

Art. 671. — «Enumeración». Son deberes de los hijos:


a) respetar a sus progenitores;
b) cumplir con las decisiones de los progenitores que no sean contrarias a su interés
superior;
c) prestar a los progenitores colaboración propia de su edad y desarrollo y cuidar de
ellos u otros ascendientes en todas las circunstancias de la vida en que su ayuda sea
necesaria.
■ Concordancias con la normativa anterior: Cód. Civil, arts. 266 y 277.

Análisis de la normativa anterior. Se imponía a los hijos el deber de respecto y obediencia a sus
padres y, aunque estuvieran emancipados, el deber de cuidarlos en la ancianidady en estado de
demencia o enfermedad, y a proveer a sus necesidades en todas las circunstancias de la vida en
que les sean indispensables sus auxilios. También tenían el deber de prestar la colaboración que
fuera propia de su edad sin derecho a pago o recompensa.

Análisis de la normativa del CCCN. Se ha eliminado el deber de obediencia y se lo ha matiza­


do con el deber de cumplir con las decisiones siempre que no sean contrarias a su interés supe­
rior. Asimismo, se reitera el deber de prestar la colaboración que sea propia de su edad y desa­
rrollo, y de cuidar de ellos u otros ascendientes en todas las circunstancia de la vida que lo hagan
necesario.

Capítulo 7
Deberes y derechos de los progenitores e hijos afines

Art. 672.— «Progenitor afín». Se denomina progenitor afín al cónyuge o conviviente que vive con
quien tiene a su cargo el cuidado personal del niño o adolescente.
■ Concordancias con la normativa anterior: No existen concordancias.

Análisis de la normativa anterior. No existe norma similar.

Análisis de la normativa del CCCN. A diferencia del Código Civil que tenía muy escasas refe­
rencias al parentesco por afinidad, en esta normativa se define claramente la figura del proge­
nitor afín que ha tomado una trascendencia importante a raíz del aumento del número de fa­
milias ensambladas y, por ello, resulta adecuada su regulación. Además, se incluye el convi­
viente afín a pesar de no existir entre ellos parentesco por afinidad.

Art. 673.— «Deberes del progenitor afín». El cónyuge o conviviente de un progenitor debe coope­
rar en la crianza y educación de los hijos del otro, realizar los actos cotidianos relativos a su forma­

■ hammurabi
445 Título Vil — Responsabilidad parental Arts. 674/675

ción en el ámbito doméstico y adoptar decisiones ante situaciones de urgencia. En caso de desa­
cuerdo entre el progenitor y su cónyuge o conviviente prevalece el criterio del progenitor.
Esta colaboración no afecta los derechos de los titulares de la responsabilidad parental.
■ Concordancias con la normativa anterior. No existen concordancias.

Análisis de la normativa anterior. No existe norma similar.

Análisis de la normativa del CCCN. Se reconoce la posibilidad de que el progenitor afín realice
válidamente actos relacionados con la vida cotidiana de los hijos de su cónyuge o conviviente.
En tal sentido se lo autoriza a cooperar en la crianza y educación, realizar actos para la forma­
ción del menor y adoptar decisiones en casos de urgencia. Esto es lo que sucede habitualmente
en una familia ensamblada y ahora se brinda amparo legal a ese accionar. Se deja en claro que
en caso de desacuerdo entre el progenitor y su cónyuge o conviviente prevalece el criterio del
progenitor, ya que éste mantiene los derechos emergentes de la responsabilidad parental y
tampoco resultan afectados los derechos del progenitor no conviviente. En suma, el progenitor
afín se encuentra autorizado a colaborar y eventualmente a tomar decisiones urgentes respec­
to del hijo de su cónyuge o conviviente.

Art. 674. — «Delegación en el progenitor afín». El progenitor a cargo del hijo puede delegar a su
cónyuge o conviviente el ejercicio de la responsabilidad parental cuando no estuviera en condicio­
nes de cumplir la función en forma plena por razones de viaje, enfermedad o incapacidad transito­
ria, y siempre que exista imposibilidad para su desempeño por parte del otro progenitor, o no fue­
ra conveniente que este último asuma su ejercicio.
Esta delegación requiere la homologación judicial, excepto que el otro progenitor exprese su acuer­
do de modo fehaciente.
m Concordancias con la normativa anterior: No existen concordancias.

Análisis de la normativa anterior. No existe norma similar.

Análisis de la normativa del CCCN. Se avanza un paso más en las facultades del progenitor afín,
ya que el progenitor a cargo del menor puede delegar en aquél el ejercicio de la responsabilidad
parental. Para que esta delegación pueda ser viable se requiere que el progenitor a cargo del ni­
ño se encuentre imposibilitado de ejercer la responsabilidad parental y se ejemplifica con un via­
je, enfermedad o incapacidad transitoria. En caso de que el progenitor no conviviente pueda asu­
mir el ejercicio pleno de la responsabilidad parental no tendrá efectos la delegación a favor del
progenitor afín. Sin embargo, ésta producirá efectos si no es conveniente que el progenitor no
conviviente asuma el pleno ejercicio de la responsabilidad parental. La delegación a favor del pro­
genitor afín no requerirá homologación judicial cuando ha sido decidida por ambos progenito­
res de común acuerdo. En caso contrario, cuando no se cuente con el consentimiento del proge­
nitor no conviviente o éste se oponga, la delegación deberá ser homologada en forma judicial.

Art. 675. — «Ejercicio conjunto con el progenitor afín». En caso de muerte, ausencia o incapacidad
del progenitor, el otro progenitor puede asumir dicho ejercicio conjuntamente con su cónyuge o
conviviente.
Este acuerdo entre el progenitor en ejercicio de la responsabilidad parental y su cónyuge o convi­
viente debe ser homologado judicialmente. En caso de conflicto prima la opinión del progenitor.
Este ejercicio se extingue con la ruptura del matrimonio o de la unión convivencial. También se ex­
tingue con la recuperación de la capacidad plena del progenitor que no estaba en ejercicio de la res­
ponsabilidad parental.
m Concordancias con la normativa anterior: No existen concordancias.

b hammurabi
Arts. 676/677 Libro II — Relaciones de familia 446

Análisis de la normativa anterior. No existe norma similar.

Análisis de la normativa del CCCN. Cuando uno solo de los progenitores ha quedado en el ejer­
cicio de la responsabilidad parental por la muerte, ausencia o incapacidad del otro, el progeni­
tor que tiene el menor a su cuidado puede ejercerlo juntamente con su cónyuge o conviviente.
En este caso el acuerdo debe ser homologado en forma judicial, pero se destaca que si se pre­
senta un conflicto entre ambos prevalece la decisión del progenitor. Obviamente, el acuerdo se
extingue con la ruptura del matrimonio o de la unión conviviencial porque ya no se presenta la
situación de hecho que lo justifica. También cesan los efectos del acuerdo en caso que se pro­
duzca la recuperación de la plena capacidad del progenitor que no estaba en ejercicio de la res­
ponsabilidad parental. Es decir, que se trata de un acuerdo que será viable y tendrá vigencia
mientras subsista el matrimonio o la unión convivencial y el progenitor no conviviente no se en­
cuentre en condiciones de ejercer la responsabilidad parental.

Art. 676. — «Alimentos». La obligación alimentaria del cónyuge o conviviente respecto de los hi­
jos del otro, tiene carácter subsidiario. Cesa este deber en los casos de disolución del vínculo conyu­
gal o ruptura de la convivencia. Sin embargo, si el cambio de situación puede ocasionar un grave da­
ño al niño o adolescente y el cónyuge o conviviente asumió durante la vida en común el sustento
del hijo del otro, puede fijarse una cuota asistencial a su cargo con carácter transitorio, cuya dura­
ción debe definir el juez de acuerdo a las condiciones de fortuna del obligado, las necesidades del
alimentado y el tiempo de la convivencia.
■ Concordancias con la normativa anterior: No existen concordancias.

Análisis de la normativa anterior. No existe norma similar.

Análisis de la normativa del CCCN. Se impone la obligación alimentaria del cónyuge o convi­
viente respecto de los hijos del otro, pero este deber tendrá carácter subsidiario; es decir que
podrá ser reclamado su cumplimiento cuando los progenitores no puedan cumplir con esta
prestación y tampoco pueden hacerlo los ascendientes o hermanos bilaterales o unilaterales,
ya que el art. 537 establece el orden de cumplimiento y el art. 538 alude a la obligación alimen­
taria entre parientes por afinidad. Si la intención del legislador hubiera sido que la subsidiarie-
dad operara luego de los progenitores debió aclararlo en forma expresa. El deber alimentario
subsiste mientras el matrimonio no se disuelva o no se produzca la ruptura de la convivencia; sin
embargo, pareciera que si la disolución del matrimonio ocurre por la muerte o por la declara­
ción de la ausencia con presunción de fallecimiento, el deber alimentario del progenitor afín
debería subsistir, ya que no hay voluntariedad en su disolución. La norma debió referirse al di­
vorcio o ruptura de la unión convivencial. Ahora bien, se exceptúa de esta extinción el caso que
se presenta cuando durante la vida en común el cónyuge o conviviente asumió el sustento del
hijo del otro y el cese le puede ocasionar un grave daño al menor. Cuando se presente esta situa­
ción, el juez puede fijar una cuota asistencial con carácter transitorio de acuerdo a las condicio­
nes defortuna del obligado, a las necesidades del alimentado y al tiempo de convivencia. Al alu­
dir a una cuota asistencial la norma parece indicar que tendrá una cuantía suficiente para cu­
brir las necesidades de subsistencia y no como para mantener el nivel de vida que ostentaba.

Capítulo 8
Representación, disposición y administración
de los bienes del hijo menor de edad
Art. 677. — «Representación». Los progenitores pueden estar en juicio por su hijo como actores o
demandados.

■hammurabi
447 Título VII — Responsabilidad parental Arts. 678/680

Se presume que el hijo adolescente cuenta con suficiente autonomía para intervenir en un proceso
conjuntamente con los progenitores, o de manera autónoma con asistencia letrada.
■ Concordancias con la normativa anterior: Cód. Civil, art. 274.

Análisis de la normativa anterior. Se reconocía el derecho de los padres de estar en juicio co­
mo actores o demandados sin intervención de sus hijos menores.

Análisis de la normativa del CCCN. Se mantiene esta facultad de representación enjuicio en ca­
beza de los progenitores. Sin embargo, cuando el hijo ha alcanzado los trece años, se presume
que cuenta con autonomía para intervenir en el proceso. Esta actuación personal podrá ser con­
junta con sus progenitores o excluirlos a éstos actuando de manera autónoma siempre que
cuente con asistencia letrada.

Art. 678. — «Oposición al juicio». Si uno o ambos progenitores se oponen a que el hijo adolescen­
te inicie una acción civil contra un tercero, el juez puede autorizarlo a intervenir en el proceso con la
debida asistencia letrada, previa audiencia del oponente y del Ministerio Público,
s Concordancias con la normativa anterior: Cód. Civil, art. 282.

Análisis de la normativa anterior. Cuando los padres negaban su consentimiento para que el me­
nor adulto intentara una acción civil contra un tercero, el juez podía autorizarlo luego de conocer
los motivos de la oposición y designaba un tutor especial para que lo representara en el juicio.

Análisis de la normativa del CCCN. En esencia se mantiene la misma solución existente en la le­
gislación anterior. Sólo se aclara que el oponente debe manifestar los hechos en que la funda
en una audiencia y que debe intervenir el Ministerio Público. Además, se ha suprimido la desig­
nación de un tutor especial porque el adolescente podría actuar por sí contando con asistencia
letrada.

Art. 679. — «Juicio contra los progenitores». El hijo menor de edad puede reclamar a sus progeni­
tores por sus propios intereses sin previa autorización judicial, si cuenta con la edad y grado de ma­
durez suficiente y asistencia letrada.
w Concordancias con la normativa anterior: Cód. Civil, art. 285.

Análisis de la normativa anterior. Se establecía que para que los menores pudieran demandar
a sus padres por sus propios intereses debían contar con autorización judicial previa aun cuan­
do hubieran tenido una industria separada o fueran comerciantes.

Análisis de la normativa del CCCN. Se establece un doble sistema para que el menor pueda de­
mandar a sus progenitores por sus propios intereses. Si no tiene edad y madurez suficiente de­
berá contar con la autorización judicial previa. De lo contrario, si hubiera alcanzado esa edad y
ese estado de madurez podrá demandar sin autorización judicial pero deberá contar con asis­
tencia letrada.

Art. 680. — «Hijo adolescente en juicio». El hijo adolescente no precisa autorización de sus proge­
nitores para estar en juicio cuando sea acusado criminalmente, ni para reconocer hijos.
■ Concordancias con la normativa anterior: Cód. Civil, art. 286.

Análisis de la normativa anterior. El menor adulto no necesitaba autorización de los padres


para estar en juicio penal ni para reconocer hijos ni para testar.

Análisis de la normativa del CCCN. Se mantiene la solución de la legislación anterior y sólo se


ha suprimido el caso de que quisiera hacertestamento, ya que para hacerlo debe contar con die­
ciocho años, conforme resulta del art. 2464.

* hammurabi
Arts. 681/683 Libro II — Relaciones de familia 448

Art. 681. — «Contratos por servicios del hijo menor de dieciséis años». El hijo menor de dieciséis
años no puede ejercer oficio, profesión o industria, ni obligar a su persona de otra manera sin auto­
rización de sus progenitores; en todo caso, debe cumplirse con las disposiciones de este Código y de
leyes especiales.
■ Concordancias con la normativa anterior: Cód. Civil, art 283.

Análisis de la normativa anterior. Se presumía que si el hijo menor adulto ejercía algún em­
pleo, profesión o industria, contaba con la autorización de sus padres para todos los actos y con­
tratos que fueran concernientes a esa actividad.

Análisis de la normativa del CCCN. Se cambia el criterio que traía la legislación anterior, distin­
guiendo la situación del hijo menor de dieciséis años o mayor de esa edad. No se presume la au­
torización sino que se la requiere de forma expresa cuando se trata de un menor de menos de
dieciséis años que pretenda ejercer un oficio, profesión o industria. Además, remite a las restan­
tes exigencias y restricciones que impongan el CCCN y las leyes que afecten esas actividades. La
situación del hijo menor pero mayor de dieciséis años es tratada en el art. 683.

Art. 682.— «Contratos por servicios del hijo mayor de dieciséis años». Los progenitores no pueden
hacer contratos por servicios a prestar por su hijo adolescente o para que aprenda algún oficio sin
su consentimiento y de conformidad con los requisitos previstos en leyes especiales.
■ Concordancias con la normativa anterior: Cód. Civil, art. 280.

Análisis de la normativa anterior. Los padres no podían hacer contratos de locación de servi­
cios por sus hijos adultos o para que aprendan un oficio sin su consentimiento.

Análisis de la normativa del CCCN. Se mantiene la prohibición de contratar servicios que de­
ba prestar el hijo sin su consentimiento, pero ahora referida a los hijos mayores de dieciséis
años. También se remite a los requisitos que puedan existir en las leyes especiales para la acti­
vidad.

Art. 683. — «Presunción de autorización para hijo mayor de dieciséis años». Se presume que el hi­
jo mayor de dieciséis años que ejerce algún empleo, profesión o industria, está autorizado por sus
progenitores para todos los actos y contratos concernientes al empleo, profesión o industria. En to­
do caso debe cumplirse con las disposiciones de este Código y con la normativa especial referida al
trabajo infantil.
Los derechos y obligaciones que nacen de estos actos recaen únicamente sobre los bienes cuya ad­
ministración está a cargo del propio hijo.
■ Concordancias con la normativa anterior: Cód. Civil, art. 283.

Análisis de la normativa anterior. Se presumía que el hijo adulto que ejercía un empleo, profe­
sión o industria contaba con la autorización de los padres para todos los actos y contratos con­
cernientes para esa actividad y las obligaciones que nacieren de esos actos recaían sobre los bie­
nes cuya administración, o sólo el usufructo, no tuvieran los padres.

Análisis de la normativa del CCCN. Se regula la situación de los hijos mayores de dieciséis años
y respecto de ellos se mantiene la presunción de autorización de los progenitores que traía la
legislación anterior, cuando tienen un empleo o ejercen una profesión o industria y referida a
los actos y contratos que conciernen a esa actividad, siempre que se cumplan con las disposicio­
nes del CCCN y la normativa referida al trabajo infantil. Las responsabilidades que deriven de
esos actos recaen únicamente sobre los bienes cuya administración está a cargo del propio hijo,
desvinculando de responsabilidad patrimonial a sus progenitores.

■hammurabi
449 Título Vil — Responsabilidad parental Arts. 684/686

Art. 684. — «Contratos de escasa cuantía». Los contratos de escasa cuantía de la vida cotidiana ce­
lebrados por el hijo, se presumen realizados con la conformidad de los progenitores.
■ Concordancias con la normativa anterior: No existen concordancias.

Análisis de la normativa anterior. No existe norma similar.

Análisis de la normativa del CCCN. Se establece la presunción de conformidad de los progeni­


tores respecto de los contratos de escasa cuantía que realicen los menores, sin que tenga rele­
vancia la edad de éstos. Es una solución razonable que recepta una situación de hecho habitual
y que nunca generó dificultades interpretativas pero que carecía hasta el presente de respaldo
legal.

Art. 685. — «Administración de los bienes». La administración de los bienes del hijo es ejercida en
común por los progenitores cuando ambos estén en ejercicio de la responsabilidad parental. Los ac­
tos conservatorios pueden ser otorgados indistintamente por cualquiera de los progenitores.
Esta disposición se aplica con independencia de que el cuidado sea unipersonal o compartido.
■ Concordancias con la normativa anterior: Cód. Civil, art. 294.

Análisis de la normativa anterior. Se establecía que la administración de los bienes de los hijos
era ejercida en común por los padres cuando ambos estaban en el ejercicio de la patria potestad
y que los actos conservatorios podían ser otorgados indistintamente por cualquiera de los dos.

Análisis de la normativa del CCCN. Se mantiene el ejercicio conjunto por parte de los progeni­
tores de la administración de los bienes de los hijos en caso, por supuesto, que ambos se encuen­
tren en el ejercicio de la responsabilidad parental. Se distingue el caso de los actos conservato­
rios que pueden ser decididos en forma indistinta porcualquiera de los progenitores. Se aclara,
finalmente, que la disposición se aplica con independencia de que el cuidado sea unipersonal o
compartido, ya que esta situación se refiere a la persona del hijo y la norma alude a la adminis­
tración de sus bienes por lo que no hay relación entre un caso y el otro.

Art. 686. — «Excepciones a la administración». Se exceptúan los siguientes bienes de la adminis­


tración:
a) los adquiridos por el hijo mediante trabajo, empleo, profesión o industria, que son
administrados por éste, aunque conviva con sus progenitores;
b) los heredados por el hijo por indignidad de sus progenitores;
c) los adquiridos por herencia, legado o donación, cuando el donante o testador haya
excluido expresamente la administración de los progenitores.
■ Concordancias con la normativa anterior: Cód. Civil, art. 293.

Análisis de la normativa anterior. Después de reiterar que los padres eran los administradores
legales de los bienes de sus hijos se exceptuaban los que el hijo heredaba a causa de la indigni­
dad o desheredación de sus padres, y los adquiridos por herencia, legado o donación cuando
hubieran sido donados o dejados por testamento bajo la condición de que los padres no los ad­
ministraran.

Análisis de la normativa del CCCN. Se enuncian los bienes de los hijos que no quedan bajo la
administración de los progenitores. Se excluyen los adquiridos por el hijo como fruto de su tra­
bajo personal y de establece que son administrados por éste aunque conviva con sus progeni­
tores, situación queya se presentaba con anterioridad por aplicación del art. 128, pero que aho­
ra se incluye con una metodología adecuada en esta norma. Se reitera que están excluidos los
bienes que hereda el hijo por la indignidad de sus progenitores y se elimina la referencia a la

> hammurabi
Arts. 687/689 Libro II — Relaciones de familia 450

desheredación porque esta posibilidad no ha sido legislada. También se excluye a los adquiri­
dos por herencia, legado o donación con la expresa mención de que no sean administrados por
los progenitores. Lo que no se resuelve es quién será el administrador de esos bienes en los ca­
sos de los incs. b) y c) y como sólo se le confiere al hijo la administración de los bienes indicados
en el inc. a) cabe concluir que deberá hacerlo un tutor especial.

Art. 687.— «Designación voluntaria de administrador». Los progenitores pueden acordar que uno
de ellos administre los bienes del hijo; en ese caso, el progenitor administrador necesita el consen­
timiento expreso del otro para todos los actos que requieran también autorización judicial.
m Concordancias con la normativa anterior: Cód. Civil, art. 294.

Análisis de la normativa anterior. La segunda parte del art. 294 del Cód. Civil permitía que los
padres de común acuerdo designaran a uno de ellos administrador de los bienes de los hijos, pe­
ro éste necesitaba el consentimiento expreso del otro para todos los actos que también reque­
rían autorización judicial.

Análisis de la normativa del CCCN. Se mantiene inalterada la norma anterior, con el solo cam­
bio de la palabra "padres" por la de "progenitores". Por ello se admite el convenio por el cual
los progenitores acuerden que uno de ellos será el administrador de los bienes de los hijos con
la limitación de resultar necesario el consentimiento del otro para los actos que deban ser otor­
gados con autorización judicial.

Art. 688. — «Desacuerdos». En caso de graves o persistentes desacuerdos sobre la administración


de los bienes, cualquiera de los progenitores puede recurrir al juez para que designe a uno de ellos
o, en su defecto, a un tercero idóneo para ejercer la función.
■ Concordancias con la normativa anterior: Cód. Civil, art. 294.

Análisis de la normativa anterior. El párr. 3o del art. 294 preveía que en casos de desacuerdos
sobre la administración de los bienes, cualquiera de los padres podía recurrir al juez para que
designe a uno de ellos como administrador.

Análisis de la normativa del CCCN. La nueva norma reitera la solución anterior permitiendo
que, en caso de desacuerdos graves o reiterados, uno de los progenitores requiera la designa­
ción judicial de uno de ellos como administrador y se agrega como novedad que el juez puede
también designar a un tercero que sea idóneo para ejercer esa función. De este modo se brinda
amparo legal a una solución que ya era adoptada por la jurisprudencia cuando el conflicto en­
tre los progenitores por la administración de los bienes de los hijos resultaba imposible de en­
causar.

Art. 689. — «Contratos prohibidos». Los progenitores no pueden hacer contrato alguno con el hi­
jo que está bajo su responsabilidad, excepto lo dispuesto para las donaciones sin cargo previstas en
el art. 1549.
No pueden, ni aun con autorización judicial, comprar por sí ni por persona interpuesta, bienes de su
hijo ni constituirse en cesionarios de créditos, derechos o acciones contra su hijo; ni hacer partición
privada con su hijo de la herencia del progenitor prefallecido, ni de la herencia en que sean con él
coherederos o colegatarios; ni obligar a su hijo como fiadores de ellos o de terceros.
■ Concordancias con la normativa anterior: Cód. Civil, art. 297.

Análisis de la normativa anterior. Se enunciaban los contratos que los padres no podían reali­
zar ni siquiera con autorización judicial. No podían comprar por sí ni por interpuesta persona

hammurabi
451 Título VII — Responsabilidad parental Arts. 690/692

bienes de sus hijos ni siquiera en remate público, ni constituirse en cesionarios de créditos, de­
rechos o acciones contra sus hijos, ni hacer partición privada con sus hijos de la herencia del pro­
genitor prefallecido ni de la herencia en que sean con ellos coherederos o colegatarios ni obli­
garlos como fiadores de ellos o de terceros.

Análisis de la normativa del CCCN. Se establece como regla general la prohibición de contra­
tar con el hijo que está bajo su responsabilidad, con excepción de las donaciones sin cargo que
podría ser aceptada por el propio representante legal en nombre del hijo. A pesar de esta pro­
hibición general de contratar, se especifica que no puede haber contrato de compraventa ni de
cesión de créditos, derechos o acciones en contra de su hijo. También queda vedada la posibili­
dad de hacer partición privada de la herencia del progenitor prefallecido ni de la herencia en la
que sean coherederos o colegatarios. La prohibición de constituirlo al hijo como fiador del pro-
genitortambién cae bajo la norma general referida a la imposibilidad de celebrar contratos en­
tre sí ni constituirlo en fiador de un tercero.

Art. 690. — «Contratos con terceros». Los progenitores pueden celebrar contratos con terceros en
nombre de su hijo en los límites de su administración. Deben informar al hijo que cuenta con la edad
y grado de madurez suficiente.
■ Concordancias con la normativa anterior: Cód. Civil, art. 274.

Análisis de la normativa anterior. La segunda parte del art. 274 del Cód. Civil permitía a los padres
celebrar contratos en su nombre, pero sin su intervención, en los límites de su administración.

Análisis de la normativa del CCCN. Se mantiene la posibilidad de celebrar contratos con terce­
ros, pero se incorpora el deber de informar al hijo cuando cuente con la edad y madurez sufi­
ciente. Es decir que, a pesar de encontrarse el hijo en esa situación, no podría actuar por sí sino
que el contrato es realizado por los progenitores en su nombre, ya que su derecho se limita a ser
informado del acto.

Art. 691. — «Contratos de locación». La locación de bienes del hijo realizada por los progenitores
lleva implícita la condición de extinguirse cuando la responsabilidad parental concluya.
a Concordancias con la normativa anterior: Cód. Civil, art. 300.

Análisis de la normativa anterior. Los contratos de arrendamiento que hacían los padres de los
bienes de sus hijos llevaban implícita la condición de que acababan cuando concluía la patria
potestad.

Análisis de la normativa del CCCN. Con las debidas adecuaciones terminológicas se reitera la
solución anterior en el sentido de que el contrato de locación sólo puede extenderse hasta que
finalice la responsabilidad parental.

Art. 692. — «Actos que necesitan autorización judicial». Se necesita autorización judicial para dis­
poner los bienes del hijo. Los actos realizados sin autorización pueden ser declarados nulos si per­
judican al hijo.
■ Concordancias con la normativa anterior: Cód. Civil, art. 297.

Análisis de la normativa anterior. La segunda parte del art. 297 del Cód. Civil disponía que se
necesitaba autorización judicial para enajenar bienes de cualquier clase de sus hijos, constituir
sobre ellos derechos reales o transferir derechos reales que pertenezcan a sus hijos sobre bienes
de terceros.

hammurabi
Arts. 693/695 Libro II — Relaciones de familia 452

Análisis de la normativa del CCCN. Se mejora la redacción porque ya no se alude sólo al acto de
enajenación sino a todo acto de disposición sobre los bienes de los hijos. Se mantiene el requi­
sito de que los progenitores, para realizar estos actos, deberán contar con la correspondiente
autorización judicial. Ahora bien, no se fulmina de pleno derecho con la sanción de nulidad al
acto otorgado sin la venia judicial sino que ello ocurrirá si perjudica al hijo.

Art. 693.— «Obligación de realizar inventario». En los tres meses subsiguientes al fallecimiento de
uno de los progenitores, el sobreviviente debe hacer inventario judicial de los bienes de los cónyu­
ges o de los convivientes, y determinarse en él los bienes que correspondan al hijo, bajo pena de una
multa pecuniaria a ser fijada por el juez a solicitud de parte interesada.
■ Concordancias con la normativa anterior: Cód. Civil, art. 296.

Análisis de la normativa anterior. Ante el fallecimiento de uno de los padres, el sobreviviente


debía hacer en el plazo de tres meses un inventario judicial de los bienes del matrimonio y de­
terminarse en él los que correspondían a los hijos, bajo la sanción de no gozar de usufructo so­
b r e los bienes de los hijos.

Análisis de la normativa del CCCN. Se mantiene la obligación de hacer el inventario en el mis­


mo plazo y en las mismas circunstancias previstas por la ley anterior, salvo la adecuación termi­
nológica referida a los progenitores. Lo que se modifica es la sanción por el incumplimiento que
no será ya la pérdida del usufructo sino que será aplicada una multa determinada en forma ju­
dicial. Esto se debe a que no se ha legislado el usufructo a favor de los padres.

Art. 694. — «Pérdida de la administración». Los progenitores pierden la administración de los bie­
nes del hijo cuando ella sea ruinosa, o se pruebe su ineptitud para administrarlos. El juez puede de­
clarar la pérdida de la administración en los casos de concurso o quiebra del progenitor que admi­
nistra los bienes del hijo.
■ Concordancias con la normativa anterior: Cód. Civil, art. 301.

Análisis de la normativa anterior. Se disponía la pérdida de la administración de los bienes de


los hijos cuando los padres lo hicieran de manera ruinosa o se hubiera probado su ineptitud pa­
ra llevarla a cabo o cuando eran insolventes o hubieran solicitado el concurso judicial. Se le per­
mitía continuar con la administración si los acreedores lo admitían.

Análisis de la normativa del CCCN. Se mantiene la pérdida de la administración cuando ella sea
ruinosa o se pruebe la ineptitud de los progenitores para administrar los bienes de sus hijos. Se
diferencian los casos de concurso o quiebra del progenitor porque se lo faculta al juez para pri­
varlo de la administración, pero no opera de pleno derecho en estos casos porque el estado de
imposibilidad de afrontar en forma personal sus deudas no repercute necesariamente sobre la
administración de los bienes de los hijos.

Art. 695.— «Administración y privación de responsabilidad parental». Los progenitores pierden la


administración de los bienes del hijo cuando son privados de la responsabilidad parental.
■ Concordancias con la normativa anterior: Cód. Civil, art. 304.

Análisis de la normativa anterior. La administración se perdía cuando los padres eran privados
de la patria potestad pero podían conservar el usufructo de los bienes de los hijos cuando la cau­
sa del fin de la patria potestad era la demencia de los padres.

Análisis de la normativa del CCCN. La nueva norma impone la pérdida de la administración de


los bienes de los hijos cuando son privados de la responsabilidad parental y se ha eliminado la po­
sibilidad de conservar el usufructo porque este derecho ya no se reconoce a los progenitores.

■hammurabi
453 Título Vil — Responsabilidad parental Arts. 696/698

Art. 696. — «Remoción de la administración». Removido uno de los progenitores de la administra­


ción de los bienes, ésta corresponde al otro. Si ambos son removidos, el juez debe nombrar un tutor
especial.
■ Concordanciascon la normativa anterior: Cód. Civil, art. 303.
Análisis de la normativa anterior. Cuando uno de los padres era removido de la administración
de los bienes de los hijos, ésta correspondía al otro padre y, si ambos eran removidos, el juez la
encargaba a un tutor especial y éste debía entregar a los padres por mitades el remanente de
las rentas que producían los bienes después de satisfechos los gastos de la administración y los
que correspondían a alimentos y educación de los hijos.

Análisis de la normativa del CCCN. Se concreta la redacción actual al determinar que ante la re­
moción de un progenitor, la administración corresponde al otro y, si los dos son removidos, re­
sulta necesario nombrar un tutor especial. Esta solución responde a la lógica de la situación, ya
que debe existir siempre un responsable que administre los bienes de los hijos menores.

Art. 697. — «Rentas». Las rentas de los bienes del hijo corresponden a éste. Los progenitores están
obligados a preservarlas cuidando de que no se confundan con sus propios bienes. Sólo pueden dis­
poner de las rentas de los bienes del hijo con autorización judicial y por razones fundadas, en bene­
ficio de los hijos. Los progenitores pueden rendir cuentas a pedido del hijo, presumiéndose su ma­
durez.
■ Concordancias con la normativa anterior: Cód. Civil, arts. 287 y 288.

Análisis de la normativa anterior. Se reconocía a favor de los padres el usufructo de los bienes
de los hijos, exceptuándose algunos de ellos, como los obtenidos por su trabajo, los heredados
por indignidad o desheredación de sus padres y los adquiridos por herencia, legado o donación
cuando el donante hubiera dispuesto que el usufructo correspondía al hijo. En general, en to­
dos estos casos el usufructo correspondía a los hijos.

Análisis de la normativa del CCCN. Se ha eliminado el usufructo a favor de los progenitores y


todas las rentas de los bienes de los hijos les corresponden. Los progenitores deben cuidar esas
rentas evitando que se confundan con sus bienes propios, lo que significa que se deberá tener
una administración separada para cada masa de bienes. Para disponer de esa renta deben con­
tar con la autorización judicial y el destino de esos actos debe redundar en beneficio del hijo.
Como los progenitores están administrando bienes ajenos pueden ser obligados a rendir cuen­
tas de su gestión a pedido del hijo y el solo hecho de solicitarlas hace presumir que cuenta con
la madurez necesaria para ese acto.

Art. 698.— «Utilización de las rentas». Los progenitores pueden utilizar las rentas de los bienes del
hijo sin autorización judicial pero con la obligación de rendir cuentas, cuando se trata de solventar
los siguientes gastos:
a) de subsistencia y educación del hijo cuando los progenitores no pueden asumir es­
ta responsabilidad a su cargo por incapacidad o dificultad económica;
b) de enfermedad del hijo y de la persona que haya instituido heredero al hijo;
c) de conservación del capital, devengado durante la minoridad del hijo.
■ Concordancias con la normativa anterior: Cód. Civil, art. 291.

Análisis de la normativa anterior. Eran cargas del usufructo paterno las que pesaban sobre to­
do usufructuario, los gastos de subsistencia y educación de los hijos, el pago de los intereses de
los capitales vencidos durante el usufructo y los gastos de enfermedad del hijo como así tam­
bién los del entierro y funerales de quien lo hubiese instituido como heredero.

hammurabi
Arts, 699/700 Libro II — Relaciones de familia 454

Análisis de la normativa del CCCN. Ante la derogación del usufructo paterno resulta necesario
establecer con claridad los gastos que deben ser satisfechos con las rentas que produzcan los bie­
nes de los hijos. Por ello los progenitores, sin autorización judicial pero con obligación de ren­
dir cuentas, pueden pagar los gastos de subsistencia y educación de los hijos cuando aquéllos
no puedan asumir esa responsabilidad por incapacidad o dificultad económica. Asimismo, de­
ben solventar los gastos de enfermedad del hijo y de la persona que lo haya instituido herede­
ro y los gastos de conservación del capital, es decir, los bienes del menor quese hubieran deven­
gado durante la minoridad.

Capítulo 9
Extinción, privación, suspensión y rehabilitación
de la responsabilidad parental

Art. 699.— «Extinción de la titularidad». La titularidad de la responsabilidad parental se extingue por:


a) muerte del progenitor o del hijo;
b) profesión del progenitor en instituto monástico;
c) alcanzar el hijo la mayoría de edad;
d) emancipación, excepto lo dispuesto en el art. 644;
e) adopción del hijo por un tercero, sin perjuicio de la posibilidad de que se la restitu­
ya en caso de revocación y nulidad de la adopción; la extinción no se produce cuan­
do se adopta el hijo del cónyuge o del conviviente.
m Concordancias con (a normativa anterior: Cód. Civil, art. 306.

Análisis de la normativa anterior. La patria potestad se acababa por la muerte de los padres o
de los hijos, por la profesión de los padres en institutos monásticos, por llegar los hijos a la ma­
yor edad, por la emancipación legal de los hijos, pero si el matrimonio se había celebrado sin au­
torización no tenían la administración de los bienes adquiridos a título gratuito y por la adop­
ción, sin perjuicio de la posibilidad de restitución si la misma era revocada o anulada.

Análisis de la normativa del CCCN. Se mantienen sin modificación, salvo la terminológica refe­
rida a los progenitores, los tres primeros casos de extinción de la responsabilidad parental. En
el supuesto de emancipación que también la extingue, se matiza la solución porque según el
art. 644 cuando se trata de progenitores adolescentes, la emancipación de uno de ellos no mo­
difica el régimen proteccional que rige para realizar determinados actos. En el supuesto de la
adopción se aclara que la extinción se produce cuando el adoptante es un tercero, ya que ésta
no tiene lugar en el caso de que se adopte al hijo del cónyuge o del conviviente en la llamada
adopción de integración.

Art. 700. — «Privación». Cualquiera de los progenitores queda privado de la responsabilidad pa­
rental por:
a) ser condenado como autor, coautor, instigador o cómplice de un delito doloso con­
tra la persona o los bienes del hijo de que se trata;
b) abandono del hijo, dejándolo en un total estado de desprotección, aun cuando que­
de bajo el cuidado del otro progenitor o la guarda de un tercero;
c) poner en peligro la seguridad, la salud física o psíquica del hijo;
d) haberse declarado el estado de adoptabilidad del hijo.

* hammurabi
455 Título Vil — Responsabilidad parental Arts. 701/702

En los supuestos previstos en los incs. a), b) y c) la privación tiene efectos a partir de la sentencia que
declare la privación; en el caso previsto en el inc. d) desde que se declaró el estado de adoptabilidad
del hijo.
b Concordancias.con la normativa anterior: Cód. Civil, art. 307.
Análisis de la normativa anterior. La privación de la patria potestad tenía lugar cuando el pa­
dre había sido condenado como autor, coautor, instigador o cómplice de un delito doloso con­
tra la persona y los bienes de alguno de sus hijos o como coautor, instigador o cómplice de un
delito cometido por el hijo. También se lo privaba de la patria por el abandono de alguno de los
hijos aun cuando hubiera quedado bajo guarda o hubiese sido recogido por el otro progenitor
o por un tercero. Finalmente, era privado de la patria potestad el padre que ponía en peligro la
seguridad, la salud física o psíquica, o la moralidad del hijo, mediante malos tratamientos,
ejemplos perniciosos, inconducta notoria o delincuencia.

Análisis de la normativa del CCCN. El primer supuesto de privación de la responsabilidad pa­


rental recoge los mismos hechos que la legislación anterior pero con una importante diferencia
porque antes el delito cometido contra uno de los hijos provocaba la privación respecto de to­
dos ellos mientras que en la actualidad sólo se lo priva de la responsabilidad parental del hijo
que ha sido víctima de ese delito. Se mejora la redacción formal pero también varía su alcance
en el caso de abandono porque sólo queda privado de la responsabilidad parental respecto del
hijo abandonado y no de todos sus hijos. Se ha el ¡minado como causa de privación poner en pe­
ligro la moralidad del hijo y se han suprimido los ejemplos de las conductas que la podían pro­
vocar. Se agrega la declaración en situación de adoptabilidad desde que se dictó esa sentencia.
En los otros supuestos la privación tiene efectos a partir de la sentencia que así lo resuelva.

Art. 701. — «Rehabilitación». La privación de la responsabilidad parental puede ser dejada sin
efecto por el juez si los progenitores, o uno de ellos, demuestra que la restitución se justifica en be­
neficio e interés del hijo.
■ Concordancias con la normativa anterior: Cód. Civil, art. 308.

Análisis de la normativa anterior. Se permitía dejar sin efecto la privación de la patria potestad
cuando los padres demostraban circunstancias nuevasy la restitución resultaba beneficiosa pa­
ra los hijos.

Análisis de la normativa del CCCN. Con las adecuaciones del caso se mantiene la posibilidad de
restitución de la responsabilidad parental debiendo al menos uno de los progenitores solicitar­
lo al juez cuando ésta se justifica en beneficio o en interés del hijo. Es decir, que siempre se po­
drá dejar sin efecto la privación de la responsabilidad parental en tanto uno de los progenito­
res se encuentre en condiciones de ejercerla en beneficio del hijo.

Art. 702. — «Suspensión del ejercicio». El ejercicio de la responsabilidad parental queda suspendi­
do mientras dure:
a) la declaración de ausencia con presunción de fallecimiento;
b) el plazo de la condena a reclusión y la prisión por más de tres años;
c) la declaración por sentencia firme de la limitación de la capacidad por razones gra­
ves de salud mental que impiden al progenitor dicho ejercicio;
d) la convivencia del hijo con un tercero, separado de sus progenitores por razones
graves, de conformidad con lo establecido en leyes especiales.
■ Concordancias con la normativa anterior: Cód. Civil, art. 309.

hammurabi
Arts. 703/704 Libro II — Relaciones de familia 456

Análisis de la normativa anterior. La suspensión del ejercicio de la patria potestad tenía lugar
mientras durara la ausencia que posibilitaba la declaración de muerte presunta o en caso de in­
terdicción o de inhabilitación salvo el caso de prodigalidad, hasta que se produjera la rehabili­
tación y en los casos del art. 12 del Cód. Penal. En estos supuestos la suspensión operaba de ple­
no derecho. Podía también suspenderse el ejercicio cuando los hijos eran entregados a un esta­
blecimiento de protección de menores, previa audiencia con los padres.

Análisis de la normativa del CCCN. En la actualidad, todos los casos de suspensión del ejercicio
de la responsabilidad parental operan de pleno derecho, ya que no se ha dejado al criterio ju­
dicial esa determinación. La declaración de ausencia con presunción de fallecimiento como así
también la condena a reclusión o a prisión por más de tres años ponen en evidencia que existe
una imposibilidad de hecho de cumplir con los deberes emergentes de la responsabilidad pa­
rental. Lo mismo ocurre cuando por sentencia se ha limitado la capacidad de los progenitores
debido a razones graves de salud mental. El caso que el menor haya sido separado de sus pro­
genitores por razones graves y su cuidado haya sido confiado a un tercero quien convive con el
menores otro de los supuestos que permite la suspensión del ejercicio de la responsabilidad pa­
rental porque hay una situación de hecho que le impide a los progenitores ejercer plenamente
sus deberes.

Art. 703. — «Casos de privación o suspensión de ejercicio». Si uno de los progenitores es privado
de la responsabilidad parental o suspendido en su ejercicio, el otro continúa ejerciéndola. En su de­
fecto, se procede a iniciar los procesos correspondientes para la tutela o adopción, según la situa­
ción planteada, y siempre en beneficio e interés del niño o adolescente.
■ Concordancias con la normativa anterior: Cód. CiviI, art. 310.

Análisis de la normativa anterior. Tanto en los casos de privación de la patria potestad como así
también cuando se suspendía a uno de los padres en su ejercicio, el otro continuaba ejercién­
dola. Si ambos no podían ejercerla, el juez debía en primer término discernir la tutela legal a fa­
vor de un pariente consanguíneo idóneo o, en su defecto, otorgar la tutela a un tercero.

Análisis de la normativa del CCCN. Se mantiene el criterio de que, cuando uno de los progeni­
tores es privado de la responsabilidad parental o suspendido en su ejercicio, la ejerce el otro. Y
si ninguno se encuentra en condiciones de hacerlo, el juez resolverá la tutela o la adopción te­
niendo en cuenta la solución más beneficiosa para el menor. Se ha agregado la posibilidad de
considerar la adopción de este menor, situación que antes no estaba contemplada.

Art. 704. — «Subsistencia del deber alimentario». Los alimentos a cargo de los progenitores sub­
sisten durante la privación y la suspensión del ejercicio de la responsabilidad parental.
■ Concordancias con la normativa anterior: No existen concordancias.

Análisis de la normativa anterior. No existe norma similar.

Análisis de la normativa del CCCN. La privación o la suspensión de la responsabilidad parental


no libera a los progenitores de su obligación alimentaria respecto de los menores. Se ha brinda­
do respaldo legal a una situación que resultaba inequitativa porque la inconducta de los pro­
genitores o la existencia de situaciones de hecho que imposibilitan su cumplimiento no puede
beneficiar a quien incurre en ellas dejando sin efecto la obligación alimentaria. Por ello, es con­
veniente que se haya explicítado la subsistencia de este deber en casos de privación o suspen­
sión de la responsabilidad parental.

■ hammurabi
457 Título VIII — Procesos de familia Arts. 705/707

Título VIII
Procesos de familia

Capítulo 1
Disposiciones generales
Art. 705. — «Ambito de aplicación». Las disposiciones de este título son aplicables a los procesos
en materia de familia, sin perjuicio de lo que la ley disponga en casos específicos.
■ Concordancias con la normativa anterior: No existen concordancias.

Análisis de la normativa anterior. No existe norma similar.

Análisis de la normativa del CCCN. Se innova al proponer en este Capítulo una serie de princi­
pios que deberán regir en todo proceso de familia. Quedan a salvo las disposiciones específicas
que puedan surgirtanto del CCCN como de las normas procesales.

Art. 706. — «Principios generales de los procesos de familia». El proceso en materia de familia de­
be respetar los principios de tutela judicial efectiva, inmediación, buena fe y lealtad procesal, oficio­
sidad, oralidad y acceso limitado al expediente.
a) Las normas que rigen el procedimiento deben ser aplicadas de modo de facilitar el
acceso a la justicia, especialmente tratándose de personas vulnerables, y la resolu­
ción pacífica de los conflictos.
b) Los jueces ante los cuales tramitan estas causas deben ser especializados y contar
con apoyo multidisciplinario.
c) La decisión que se dicte en un proceso en que están involucrados niños, niñas o ado­
lescentes, debe tener en cuenta el interés superior de esas personas.
■ Concordancias con la normativa anterior: No existen concordancias.

Análisis de la normativa anterior. No existe norma similar.

Análisis de la normativa del CCCN. Se sientan los principios que deben regir en los procesos de
familia, algunos de los cuales ya existían en las normas procesales, otros provienen de tratados
internacionales de derechos humanos incorporados a la Constitución Nacional y los restantes,
de normas que organizan el funcionamiento de los tribunales, o bien, se incorporan principios
que antes no estaban receptadas. Se enumeran los principios de tutela judicial efectiva, inme­
diación, buena fe y lealtad procesal y el acceso limitado al expediente ya reconocidos en la ma­
yoría de los Códigos de Procedimiento. Se alude a la oficiosidad y a la oralidad que constituyen
verdaderas novedades, ya que hasta ahora se imponía, en general, la tramitación escrita y el im­
pulso de parte. El acceso a la justicia tiene raigambre constitucional y la protección especial de
las personas vulnerables surge de la Convención sobre los Derechos del Niño y de la Convención
Internacional sobre la Protección de los Derechos de Personas con Discapacidad. La resolución
pacífica de los conflictos es una tendencia ya arraigada en nuestro país desde la implantación
de la mediación. La especialización de los magistrados y la intervención de equipos multidisci-
plinarios requieren la debida regulación del funcionamiento de los tribunales y el criterio refe­
rido a resguardar el interés superior del niño surge de la respectiva Convención. Todos ellos tie­
nen por fin obtener una más rápida y efectiva solución de los conflictos familiares.

Art. 707. — «Participación en el proceso de personas con capacidad restringida y de niños, niñas y
adolescentes». Las personas mayores con capacidad restringida y los niños, niñas y adolescentes

■ hammurabi
Arts. 708/710 Libro II — Relaciones de familia 458

tienen derecho a ser oídos en todos los procesos que los afectan directamente. Su opinión debe ser
tenida en cuenta y valorada según su grado de discernimiento y la cuestión debatida en el proceso.
■ Concordancias con la normativa anterior: No existen concordancias.
Análisis de la normativa anterior. No existe norma similar.

Análisis de la normativa del CCCN. Bajo el principio que tanto los menores como los mayores
con capacidad restringida son considerados sujetos del derecho, se les reconoce en forma ex­
presa el derecho a ser oídos en todo proceso en el que se encuentren involucrados, haciendo
operativas las normas de las convenciones internacionales que así lo contemplan. La valoración
de su opinión dependerá de su grado de discernimiento y de la cuestión debatida, apartándo­
se de las pautas fijadas por el CCCN que aluden a la edad y al grado de madurez alcanzado.

Art. 708. — «Acceso limitado al expediente». El acceso al expediente en los procesos de familia es­
tá limitado a las partes, sus representantes y letrados y a los auxiliares designados en el proceso.
En caso de que las actuaciones sean ofrecidas como prueba ante otro juzgado, se debe ordenar su
remisión si la finalidad de la petición lo justifica y se garantiza su reserva.
■ Concordancias con la normativa anterior: No existen concordancias.
Análisis de la normativa anterior. No existe norma similar.
Análisis de la normativa del CCCN. El acceso limitado al expediente de familia era ya reconoci­
do por los códigos de procedimiento y por las normas de organización de la justicia. Ahora ad­
quiere la trascendencia que le otorga la legislación de fondo y de esa manera se evita que ter­
ceros ajenos al conflicto puedan tomar conocimiento de su contenido. La remisión del expe­
diente a otro juzgado también es restringida pudiendo hacerse cuando se encuentre debida­
mente justificada y en la medida en que quede asegurada su reserva.

Art. 709. — «Principio de oficiosidad». En los procesos de familia el impulso procesal está a cargo
del juez, quien puede ordenar pruebas oficiosamente.
El impulso oficioso no procede en los asuntos de naturaleza exclusivamente económica en los que
las partes sean personas capaces.
m Concordancias con la normativa anterior: No existen concordancias.
Análisis de la normativa anterior. No existe norma similar.
Análisis de la normativa del CCCN. Se impone el impulso de oficio a cargo del juez, modificán­
dose el dado a petición de parte que existía con anterioridad y también se reitera la facultad de
ordenar pruebas sin que esto implique vulnerar la equidistancia que debe mantener respecto
de las partes en el proceso. Quedan también sujetas al impulso de oficio las cuestiones que ten­
gan exclusivamente un contenido económico si los intervinientes son incapaces, pero de lo con­
trario se actuará a instancia de la parte interesada.

Art. 710. — «Principios relativos a la prueba». Los procesos de familia se rigen por los principios de
libertad, amplitud y flexibilidad de la prueba. La carga de la prueba recae, finalmente, en quien es­
tá en mejores condiciones de probar.
■ Concordancias con la normativa anterior: No existen concordancias.
Análisis de la normativa anterior. No existe norma similar.
Análisis de la normativa del CCCN. Se receptan los principios de libertad, amplitud y flexibili­
dad de las pruebas como así también el de las cargas dinámicas en su producción. Esto significa
que, en principio, todo medio de prueba puede ser ofrecido sin perjuicio de su oportuna valo­

■ hammurabi
459 Título VIII — Procesos de familia Arts. 711/713

ración por parte del juez interviniente. Se hace explícito que la carga de la prueba recae sobre
quien esté en mejores condiciones de acreditar el hecho litigioso, apartándose de la imposición
de la carga probatoria a quien había expuesto la cuestión controvertida.

Art. 711. — «Testigos». Los parientes y allegados a las partes pueden ser ofrecidos como testigos.
Sin embargo, según las circunstancias, el juez está facultado para no admitir la declaración de perso­
nas menores de edad, ó de los parientes que se niegan a prestar declaración por motivos fundados.
■ Concordancias con la normativa anterior: No existen concordancias.
Análisis de la normativa anterior. No existe norma similar.
Análisis de la normativa del CCCN. Se admite la declaración de todos los parientes y allegados
de las partes como testigos en los juicios de familia, superándose las restricciones que existían
en las normas de procedimiento. Sin embargo, el juez puede exceptuar de esta obligación a los
menores de edad y hacer lugar a la negativa a declarar formulada por parientes de las partes
cuando éstos aleguen motivos fundados.

Capítulo 2
Acciones de estado de familia

Art. 712. — «Irrenunciabilidad e imprescriptibilidad». Las acciones de estado de familia son irre-
nunciables e imprescriptibles, sin perjuicio de su extinción en la forma y en los casos que la ley esta­
blezca.
Los derechos patrimoniales que son consecuencia del estado de familia están sujetos a prescripción,
i Concordancias con la normativa anterior: Cód. Civil, art. 251.
Análisis de la normativa anterior. Se establecía que las acciones defiliación eran irrenunciables
e imprescriptibles sin perjuicio de sus consecuencias patrimoniales, que se encontraban sujetas
a prescripción.
Análisis de la normativa del CCCN. Se incorpora una norma semejante pero referida a todas las
acciones de familia y no sólo a las acciones de filiación. Además se agrega que esa imprescripti-
bilidad no impide que las acciones puedan extinguirse, básicamente a través de su caducidad,
en los casos en que la ley lo establece. No se ha incorporado el carácter de inalienable en las ac­
ciones de familia que, sin duda, lo tienen.

Art. 713. — «Inherencia personal». Las acciones de estado de familia son de inherencia personal y
no pueden ser ejercidas por vía de subrogación. Sólo se transmiten por causa de muerte en los ca­
sos en que la ley lo establece.
■ Concordancias con la normativa anterior: No existen concordancias.
Análisis de la normativa anterior. No existe norma similar.
Análisis de la normativa del CCCN. Se incorpora la inherencia personal como carácter de las ac­
ciones de familia, llenando un vacío de la legislación anterior, ya que es incuestionable que no
se puede ejercer una acción de estado por vía de subrogación. También se pone de manifiesto
el otro aspecto de la inherencia personal que se refiere a la transmisión por causa de muerte,
permitiéndola en los casos en que la ley lo establece. Se ha optado por considerar que existe
transmisión mortis causa de una acción de familia cuando la ley permite que los herederos ac­
cionen en lugar de reconocer que esta posibilidad es un derecho propio que nace en cabeza de
los sucesores como consecuencia de la muerte de su titular.

hammurabi
Arts. 714/716 Libro II — Relaciones de familia 460

Art. 714. — «Caducidad de la acción de nulidad del matrimonio por la muerte de uno de los cónyu­
ges». La acción de nulidad del matrimonio no puede ser intentada después de la muerte de uno de
los cónyuges, excepto que:
a) sea deducida por un cónyuge contra el siguiente matrimonio contraído por su cón­
yuge; si se opusiera la nulidad del matrimonio del cónyuge demandante, se debe re­
solver previamente esta oposición;
b) sea deducida por el cónyuge supérstite de quien contrajo matrimonio mediando
impedimento de ligamen y se haya celebrado ignorando la subsistencia del vínculo
anterior;
c) sea necesaria para determinar el derecho del demandante y la nulidad absoluta sea
invocada por descendientes o ascendientes.
La acción de nulidad de matrimonio deducida por el Ministerio Público sólo puede ser promovida en
vida de ambos esposos.
■ Concordancias con la normativa anterior: No existen concordancias.

Análisis de la normativa anterior. La acción de nulidad de matrimonio sólo podía ser intenta­
da en vida de ambos esposos. Se exceptuaba la acción de un cónyuge contra el siguiente matri­
monio del otro y, si se hubiera opuesto la nulidad del anterior, ésta debía ser juzgada previa­
mente. También se permitía la acción postm ortem al cónyuge supérstite de buena fe cuando el
matrimonióse hubiera celebradocon el impedimento de ligamen. La prohibición no regía si pa­
ra determinar el derecho del accionante debía examinarse la validez del matrimonio y su nuli­
dad absoluta era invocada por ascendientes o descendientes. El Ministerio Público sólo podía
demandar la nulidad en vida de ambos esposos y culminaba la norma disponiendo que ningún
matrimonio era tenido por nulo sin sentencia judicial dictada en juicio por quien tenía legiti­
mación para hacerlo.

Análisis de la normativa del CCCN. Se mantiene la misma solución que en la legislación anterior
con la salvedad de que se cambia la redacción en el primer enunciado aludiendo ahora a que la
acción de nulidad no puede ser intentada después de la muerte de uno de los cónyuges.

Art. 715. — «Sentencia de nulidad». Ningún matrimonio puede ser tenido por nulo sin sentencia
que lo anule, dictada en proceso promovido por parte legitimada para hacerlo.
m Concordancias con la normativa anterior: Cód. Civil, art. 239.

Análisis de la normativa anterior. La última parte del art. 239 del Cód. Civil disponía que nin­
gún matrimonio era tenido por nulo sin sentencia dictada en proceso promovido por parte le­
gitimada.

Análisis de la normativa del CCCN. Se mantiene la exigencia de una sentencia judicial para que
el matrimonio sea declarado nulo y esta sentencia deberá ser la culminación del proceso de nu­
lidad de las nupcias promovido por quien ostentaba la legitimación activa correspondiente. Se
impide de ese modo la declaración de nulidad de matrimonio de oficio, que no cuente con pe­
tición del Ministerio Público y se evita el desconocimiento de la validez del matrimonio por par­
te de organismos administrativos.

Capítulo 3
Reglas de competencia
Art. 716. — «Procesos relativos a los derechos de niños, niñas y adolescentes». En los procesos re­
feridos a responsabilidad parental, guarda, cuidado, régimen de comunicación, alimentos, adop­

hammurabi
461 Título VIII — Procesos de familia Arts. 717/719

ción y otros que deciden en forma principal o que modifican lo resuelto en otra jurisdicción del te­
rritorio nacional sobre derechos de niños, niñas y adolescentes, es competente el juez del lugar don­
de la persona menor de edad tiene su centro de vida.
■ Concordancias con la normativa anterior: No existen concordancias.

Análisis de la normativa anterior. No existe norma similar.

Análisis de la normativa del CCCN. Se brinda respaldo legal a la solución que ya había adopta­
do la jurisprudencia, referida a considerar juez competente en los procesos de familia en los que
intervenga un menor al juez del lugar donde éste tenga su centro de vida. Esta solución es ra­
zonable porque será ese juez quien se encuentre en mejores condiciones para resolver la cues­
tión referida al menor por el principio de inmediatez que correspondetener en cuenta en estos
temas.

Art. 717. — «Procesos de divorcio y nulidad del matrimonio». En las acciones de divorcio o nulidad,
las conexas con ellas y las que versan sobre los efectos de la sentencia, es competente el juez del úl­
timo domicilio conyugal o el del demandado a elección del actor, o el de cualquiera de los cónyuges
si la presentación es conjunta.
Si se ha declarado el concurso o la quiebra de uno de los cónyuges, en la liquidación del régimen pa­
trimonial del matrimonio es competente el juez del proceso colectivo.
■ Concordancias con la normativa anterior: Cód. Civil, art. 227.

Análisis de la normativa anterior. En las acciones de separación personal, divorcio vincular y


nulidad así como las que se referían a sus efectos era juez competente el del último domicilio
conyugal efectivo o el del domicilio del cónyuge demandado.

Análisis de la normativa del CCCN. Se mantiene, con ligeras variantes, la competencia del juez
del último domicilio conyugal o el del domicilio del demandado. Se ha suprimido el carácter de
"último domicilio conyugal efectivo" por ser considerado este último requisito redundante. Se
agrega que en caso de presentación conjunta se puede interponer la acción ante el juez de cual­
quiera de los domicilios de los cónyuges.
Se aclara una cuestión hasta ahora controvertida en el caso de concurso o quiebra de uno de los
cónyuges referida al juez competente en la liquidación del régimen de bienes y se la otorga al
juez del proceso colectivo, es decir, del concurso o de la quiebra.

Art. 718.— «Uniones convivenciales». En los conflictos derivados de las uniones convivenciales, es
competente el juez del último domicilio convivencial o el del demandado a elección del actor.
■ Concordancias con la normativa anterior: No existen concordancias.

Análisis de la normativa anterior. No existe norma similar.

Análisis de la normativa del CCCN. Se asemeja esta solución a lo que ocurre en materia matri­
monial, ya que el juez competente en los conflictos derivados de la unión convivencial será el
del último domicilio convivencial o el del demandado, a elección del actor.

Art. 719. — «Alimentos y pensiones compensatorias entre cónyuges o convivientes». En las accio­
nes por alimentos o por pensiones compensatorias entre cónyuges o convivientes es competente el
juez del último domicilio conyugal o convivencial, o el del domicilio del beneficiario, o el del deman­
dado, o aquel donde deba ser cumplida la obligación alimentaria, a elección del actor.
■ Concordancias con la normativa anterior: No existen concordancias.

Análisis de la normativa anterior. No existe norma similar.

■ hammurabi
Arts. 720/721 Libro II — Relaciones de familia 462

Análisis de la normativa del CCCN. Este artículo contempla diversas situaciones. En primer lu­
gar cabe destacar que pone en un pie de igualdad a las acciones por alimentos y las que corres­
ponden a las prestaciones compensatorias, ya sean estas últimas reclamadas entre cónyuges o
entre convivientes. Es razonable que la acción de alimentos entre cónyuges tenga amplia posi­
bilidad de elección de la competencia territorial, ya que puede hacerse ante el juez del último
domicilio conyugal, del domicilio d.el beneficiario o del demandado o donde dicha obligación
deba ser cumplida. Los alimentos entre convivientes no han sido explícitamente reconocidos,
ya que el art. 519 sólo alude a la asistencia durante la convivencia y, aun suponiendo que ello in­
cluya a los alimentos, únicamente podría darse el reclamo ante el domicilio convivencial, pues
los otros supuestos implican el cese de la vida en común, y por consiguiente, la inexistencia del
derecho alimentario. En cuanto a las compensaciones económicas que, tanto en el matrimonio
como en la unión convivencial, deben ser planteadas dentro de los seis meses de la sentencia de
divorcio en el primer caso o de finalizada la convivencia en el otro supuesto, se amplía notable­
mente la competencia territorial al poder elegirse el juez del último domicilio común, o el del
domicilio del beneficiario o el del demandado.

Art. 720. — «Acción de filiación». En la acción de filiación, excepto que el actor sea persona menor
de edad o con capacidad restringida, es competente el juez del domicilio del demandado.
■ Concordancias con la normativa anterior: No existen concordancias.

Análisis de la normativa anterior. No existe norma similar.

Análisis de la normativa del CCCN. En las acciones de filiación se establece la competencia del
juez del domicilio del demandado cuando el actor es mayor de edad y plenamente capaz. De lo
contrario, es decir, cuando es menor o tiene una capacidad restringida, se aplica la competen­
cia territorial que determina el art. 716.

Capítulo 4
Medidas provisionales

Art. 721. — «Medidas provisionales relativas a las personas en el divorcio y en la nulidad de matri­
monio». Deducida la acción de nulidad o de divorcio, o antes en caso de urgencia, el juez puede to­
mar las medidas provisionales necesarias para regular las relaciones personales entre los cónyuges
y los hijos durante el proceso.
Puede especialmente:
a) determinar, teniendo en cuenta el interés familiar, cuál de los cónyuges ha de con­
tinuar en el uso de la vivienda familiar y, previo inventario, qué bienes retira el cón­
yuge que deja el inmueble;
b) si corresponde, establecer la renta por el uso exclusivo de la vivienda por parte de
uno de los cónyuges;
c) ordenar la entrega de los objetos de uso personal;
d) disponer un régimen de alimentos y ejercicio y cuidado de los hijos conforme con lo
establecido en el Título VII de este Libro;
e) determinar los alimentos que solicite el cónyuge teniendo en cuenta las pautas es­
tablecidas en el art. 433.
■ Concordancias con la normativa anterior: Cód. Civil, art. 231.

Análisis de la normativa anterior. Se permitía la adopción de determinadas medidas cautela­


res en los juicios de separación personal o de divorcio vincular y aun antes de su promoción

hammurabi
463 Título VIII — Procesos de familia Arts. 722/723

cuando existían razones de urgencia. Dentro de ellas se puntualizaba el retiro o el reintegro de


uno de los cónyuges al hogar, la guarda de los hijos y los ajimentos entre los esposos y a favor de
los hijos. En la acción de alimentos no se podía discutir la validez del vínculo que se invocaba.

Análisis de la normativa del CCCN. Se mejora la redacción al aclararse que las medidas provi­
sionales pueden solicitarse también en caso de nulidad de matrimonioy que con ellas se preten­
de regular las relaciones personales entre los cónyuges y con los hijos durante el proceso. Ade­
más de la atribución de la vivienda familiar a uno de los cónyuges, se puede imponer la obliga­
ción de hacer inventario en forma previa y dejar constancia de los bienes que retira el cónyuge
cuando deja el domicilio. También se puede resolver en forma provisional la renta que corres­
ponde percibir por el uso exclusivo de la vivienda por parte de uno de los cónyuges y ordenar la
entrega de los objetos de uso personal de uno de ellos. Asimismo podrá disponer los alimentos
para los hijos y entre cónyuges siguiendo los lineamentos generales de estos institutos. Nada se
establece en forma específica de la atribución del cuidado de los hijos, ya que el juez podrá de­
terminarlo conforme resulta del art. 651.

Art. 722. — «Medidas provisionales relativas a los bienes en el divorcio y en la nulidad de matrimo­
nio». Deducida la acción de nulidad o de divorcio, o antes en caso de urgencia, a pedido de parte,
el juez debe disponer las medidas de seguridad para evitar que la administración o disposición de
los bienes por uno de los cónyuges pueda poner en peligro, hacer inciertos o defraudar los derechos
patrimoniales del otro, cualquiera sea el régimen patrimonial matrimonial.
También puede ordenar las medidas tendientes a individualizar la existencia de bienes o derechos
de los que los cónyuges fuesen titulares.
La decisión que acoge estas medidas debe establecer un plazo de duración.
■ Concordancias con la normativa anterior: Cód. Civil, art. 233.

Análisis de la normativa anterior. En las acciones de separación personal o de divorcio vincular


o antes de su promoción en casos de urgencia, se podía adoptar medidas cautelares relaciona­
das con los bienes. Ellas debían estar destinadas a evitar que la administración y disposición de
los bienes no pusieran en peligro, hicieran inciertos o pudieran otorgarse para defraudar los de­
rechos patrimoniales del otro y además podían tener por objeto la individualización de bienes
o derechos de los que pudiera ser titular el otro cónyuge.

Análisis de la normativa del CCCN. Se mantiene, con ligeras modificaciones, la normativa ante­
rior. Se ha incluido la acción de nulidad de matrimonio dentro de las que pueden dar lugar a la
adopción de medidas provisionales referidas a los bienes. Se ha aclarado que estas medidas pue­
den seradoptadas cualquiera que sea el régimen patrimonial al quese encuentren sometidos los
cónyugesy también, aunque la norma no lo explícita, cualquiera que sea la forma en que el cón­
yuge de buena fe opte por dividir los bienes. Se agrega además que dichas medidas provisiona­
les deben estar sujetas a un plazo de duración, circunstancia que antes no era requerida.

Art. 723.— «Ambito de aplicación». Los arts. 721 y 722 son aplicables a las uniones convivenciales,
en cuanto sea pertinente.
■ Concordancias con la normativa anterior: No existen concordancias.

Análisis de la normativa anterior. No existe norma similar.

Análisis de la normativa del CCCN. Se extiende a las uniones convivenciales la aplicación de las
medidas provisionales que se refieran a las personas y a los bienes que contemplan los dos artícu­
los anteriores.

hammurabi
S-,

Título I
Obligaciones en general

Capítulol
Disposiciones generales

Art. 724. — «Definición». La obligación es una relación jurídica en virtud de la cual el acreedor tie­
ne el derecho a exigir del deudor una prestación destinada a satisfacer un interés lícito y, ante el in­
cumplimiento, a obtener forzadamente la satisfacción de dicho interés.
■ Concordancias con la normativa anterior: Cód. Civil, arts. 505 y 506; Cód. de Comercio, art. 216.

Análisis de la normativa anterior. En la nota al art. 495 del Código de Vélez se consignó que:
"En un trabajo legislativo sólo pueden admitirse aquellas definiciones, que estrictamente con­
tengan una regla de conducta, o por la inmediata aplicación de sus vocablos, o por su influen­
cia en las disposiciones de una materia especial". Por ello, dicho cuerpo normativo carecía de
una definición del término obligación.

Análisis de la normativa del CCCN. El texto unificado introduce el concepto de obligación de­
limitando los derechos y deberes del acreedor y deudor y las consecuencias ante el incumpli­
miento. También se incorporan otros elementos como ser la necesidad de satisfacer un interés
. Dchos. personales

lícito, ello en sintonía con los requisitos que debe contener la prestación estipulados en el ar­
tículo siguiente.

Art. 725.— «Requisitos». La prestación que constituye el objeto de la obligación debe ser material
y jurídicamente posible, lícita, determinada o determinable, susceptible de valoración económica
y debe corresponderá un interés patrimonial o extrapatrimonial del acreedor.
■ Concordancias con la normativa anterior: Cód. Civil, arts. 953 y 1167 y ss.

Análisis de la normativa anterior. El antiguo cuerpo normativo no prescribía los requisitosque


debía contener el objeto de una obligación, sino y sólo en términos generales, se regían por los

hammurabi
Arts. 726/728 Libro III — Derechos personales 466

arts. 953— actos jurídicos— y 1167 y subsiguientes— objeto de los contratos— En rigor de ver­
dad, fueron la doctrina y la jurisprudencia quienes se encargaron de delimitar los requisitos.

Análisis de la normativa del CCCN. En forma mayoritaria la doctrina considera que los elemen­
tos de la obligación son: el vínculo, los sujetos, la causa eficiente o fuente (véase artículo si­
guiente), la causa y el objeto. En cuanto a este último, salvo algunas pocas discrepancias, se en­
tiende que lo constituye la prestación que representa contenido de la obligación. Pues bien, el
CCCN recepta los caracteres que la doctrina y la jurisprudencia habían estipulado con respecto
al objeto de la obligación y, diferencia a éste con el de los actos jurídicos (art. 279).

Art. 726. — «Causa». No hay obligación sin causa, es decir, sin que derive de algún hecho idóneo
para producirla, de conformidad con el ordenamiento jurídico.
■ Concordancias con la normativa anterior: Cód. Civil, arts. 499 a 502; Cód. de Comercio, art. 212.

Análisis de la normativa anterior. El Código Civil también precisaba la necesidad de que las
obligaciones posean causa, pero detallaba cuales podían ser: hechos, actos lícitos o ¡lícitos, re­
laciones de familia o civiles.

Análisis de la normativa del CCCN. El CCCN simplifica la causa a cualquier hecho que pueda dar
origen a la obligación, siempre y cuando se encuadre en el ordenamiento jurídico. Al igual que
en el ordenamiento anterior, la causa a que se refiere la norma es la denominada causa fuente,
es decir, al origen del vínculo obligacional. Otros tipos de causa pueden ser la causa fin y la causa
motivo.

Art. 727. — «Prueba de la existencia de la obligación. Presunción de fuente legítima». La existen­


cia de la obligación no se presume. La interpretación respecto de la existencia y extensión de la obli­
gación es restrictiva. Probada la obligación, se presume que nace de fuente legitima mientras no se
acredite lo contrario.
■ Concordancias con la normativa anterior: Cód. Civil, arts. 835 y 874; Cód. de Comercio, art. 218.

Análisis de la normativa anterior. El Código Civil no establecía normativa alguna relativa a la


prueba de la existencia de las obligaciones, como tampoco una presunción en cuanto a la legi­
timidad de su fuente. Algunas aproximaciones en materia de interpretación podían hallarse en
el art. 835 —transacciones— y 874— renuncia de los derechos del acreedor— y, en el Código de
Comercio, en el art. 218— cláusulas de los contratos— .

Análisis de la normativa del CCCN. Se introduce una novedad: las presunciones en materia de
prueba y fuente de las obligaciones, por lo cual, la ficción jurídica que reviste la presunción con­
llevará a que quien alegue fuente ¡legítima, deberá probarlo. En cuanto a la interpretación res­
trictiva de la existencia y extensión de la obligación, se advierte que es un criterio adoptado por
el CCCN en varias figuras (véanse arts. 736,792 y 948).

Art. 728. — «Deber moral». Lo entregado en cumplimiento de deberes morales o de conciencia es


irrepetible.
i Concordancias con la normativa anterior: Cód. Civil, arts. 515 a 518; Cód. de Comercio, art. 566.

Análisis de la normativa anterior. El texto del Código Civil regulaba el instituto de las obliga­
ciones naturales en los arts. 515 a 518. El primero de ellos las definía como aquellas que "funda­
das sólo en el derecho natural y en la equidad, no confieren acción para exigir su cumplimien­
to, pero que cumplidas por el deudor, autorizan para retener lo que se ha dado por razón de

■ hammurabi
467 Título I — Obligaciones en general Arts. 729/730

ellas". La doctrina — sin consenso— brindó como ejemplos de obligaciones naturales las asumi­
das por menores adultos, menores impúberes o dementes. Por otra parte, en materia de acción
de repetición, el principio general rezaba: "El que por un error de hecho o de derecho, se creye­
re deudor, y entregase alguna cosa o cantidad en pago, tiene derecho a repetirla del que la re­
cibió" (art. 784). Por su parte el Código de Comercio vedaba la repetición para el caso del deu­
dor que hubiera pagado espontáneamente intereses no estipulados (art. 566).

Análisis de la normativa del CCCN. El artículo establece un nuevo concepto: prohíbe la posibi­
lidad de repetir en los casos que la prestación se haya entregado en observancia de deberes mo­
rales o de conciencia.
El Diccionario de la Real Academia Española entre sus acepciones al término "m oral" señala:
"que no concierne al orden jurídico, sino al fuero interno o al respeto humano" y "ciencia que
trata del bien en general, y de las acciones humanas en orden a su bondad o malicia". Con rela­
ción a la conciencia propone: "conocimiento interior del bien y del mal" y agrega: "actividad
mental a la que sólo puede tener acceso el propio sujeto". No caben dudas que la cuestión es
considerablemente subjetiva y además, dificultosa en materia probatoria. Pero más allá de es­
tas consideraciones, lo cierto es que el art. 728 reemplaza a las obligaciones naturales, cuya re­
gulación reposaba en los arts. 515 al 518 del Cód. Civil.

Art. 729. — «Buena fe». Deudor y acreedor deben obrar con cuidado, previsión y según las exigen­
cias de la buena fe.
■ Concordancias con la normativa anterior: Cód. Civil, art. 1198.

Análisis de la normativa anterior. El Código Civil no delimitaba en el capítulo de las obligacio­


nes el deber de obrar con buena fe. Su mayor aproximación radicaba en el derogado art. 1198,
que prescribía que los contratos deben celebrarse, interpretarse y ejecutarse de buena fe y las
partes actuar con cuidado y previsión.

Análisis de la normativa del CCCN. Se introduce en la órbita extracontractuai la carga al deu­


dor y acreedor de obrar con cuidado, previsión y buena fe. Esta exigencia se encuentra también
contenida en el art. 9o en cuanto al ejercicio de un derecho y en otras leyes especiales como son
las de entidades de seguros y su control— art. 55, ley 20.091— , el contrato de trabajo— arts. 62
y 63, ley 20.744—, los deberes de los abogados— art. 6o, ley 23.187— , defensa del consumidor
— art. 37, ley 24.240— , encubrimiento de lavado de activos — art. 18 y ss., ley 25.246— , sistemas
turísticos de tiempo compartido — art. 30, ley 26.356— , entre otros.

Art. 730. — «Efectos con relación al acreedor». La obligación da derecho al acreedor a:


a) emplear los medios legales para que el deudor le procure aquello a que se ha obli­
gado;
b) hacérselo procurar por otro a costa del deudor;
c) obtener del deudor las indemnizaciones correspondientes.

Si el incumplimiento de la obligación, cualquiera sea su fuente, deriva en litigio judicial o arbitral, la


responsabilidad por el pago de las costas, incluidos los honorarios profesionales, de todo tipo, allí
devengados y correspondientes a la primera o única instancia, no debe exceder del veinticinco por
ciento del monto de la sentencia, laudo, transacción o instrumento que ponga fin al diferendo. Si
las regulaciones de honorarios practicadas conforme a las leyes arancelarias o usos locales, corres­
pondientes a todas las profesiones y especialidades, superan dicho porcentaje, el juez debe proce­
der a prorratear los montos entre los beneficiarios. Para el cómputo del porcentaje indicado, no se

hammurabi
Arts. 731/733 Libro III — Derechos personales 468

debe tener en cuenta el monto de los honorarios de los profesionales que han representado, patro­
cinado o asistido a la parte condenada en costas.
■ Concordancias con la normativa anterior: Cód. Civil, art. 505; Cód. de Comercio, art. 216.
Análisis de la normativa anterior. La norma en uno de sus párrafos le confería al deudor el de­
recho a obtener la liberación y rechazar las acciones del acreedor, precepto que en la actualidad
se encuentra regulado en el art. 731-con algunas modificaciones.
Análisis de la normativa del CCCN. El último párrafo de este artículo ha motivado reiterados
planteos de inconstitucionalidad por parte de los profesionales que intervienen en los proce­
sos. La jurisprudencia en forma mayoritaria considera que sólo limita la responsabilidad del
condenado en costas por los honorarios devengados, más no respecto de su cuantificación.
Además, y de conformidad con sus antecedentes parlamentarios, el objeto de la norma es ase­
gurar el acceso a la justicia de todos los sectores de la población que con frecuencia ven dificul­
tado el ejercicio de sus derechos debido a la onerosidad de los honorarios profesionales y de­
más gastos del proceso.

Art. 731. — «Efectos con relación al deudor». El cumplimiento exacto de la obligación confiere al
deudor el derecho a obtener la liberación y el de rechazar las acciones del acreedor.
m Concordancias con la normativa anterior: Cód. Civil, art. 505; Cód. de Comercio, art. 216.
Análisis de la normativa anterior. Esta norma radicaba sin sustanciales diferencias en uno de
los párrafos del derogado art. 505 del Cód. Civil. Por su parte, el Código de Comercio regulaba
a la inversa, ya que en el art. 216 prescribía en materia de prestaciones recíprocas que, ante el
incumplimiento el acreedor podía requerir al deudor la ejecución de la prestación en un plazo
no inferior a quince días, más los daños y perjuicios derivados de la demora; vencido el plazo sin
que la prestación hubiera sido cumplida, quedaban resueltas.
Análisis de la normativa del CCCN. Esta norma establece, al igual que el cuerpo normativo an­
terior, los efectos respecto del deudor en el caso que éste haya cumplido con la obligación de­
bida. La novedad es la supreción de la última parte del párrafo, que regulaba la facultad de re­
chazar las acciones del acreedor en el caso de que la obligación se hallase extinguida o modifi­
cada por una causa legal (véase también art. 2236).

Art. 732. — «Actuación de auxiliares. Principio de equiparación». El incumplimiento de las perso­


nas de las que el deudor se sirve para la ejecución de la obligación se equipara al derivado del pro­
pio hecho del obligado.
■ Concordancias con la normativa anterior: No existen concordancias.
Análisis de la normativa anterior. El articulado no codificaba en forma general una norma del
tenor del texto en comentario. Sí existían algunos supuestos especiales pero sólo con relación a
los dependientes, a saber: arts. 43,1122,1123,1126y1516 del Cód. Civil y arts. 127 y 199 del de
Comercio.
Análisis de la normativa del CCCN. Se regula de manera general la denominada por la doctri­
na responsabilidad obligacional indirecta que incluye no sólo a los dependientes sino también
a colaboradores, contribuyentes, sustitutos, etcétera.

Art. 733. — «Reconocimiento de la obligación». El reconocimiento consiste en una manifestación


de voluntad, expresa o tácita, por la que el deudor admite estar obligado al cumplimiento de una
prestación.
i Concordancias con la normativa anterior: Cód. Civil, art. 718.

hammurabi
469 Título I — Obligaciones en general Arts. 734/736

Análisis de la normativa anterior. El fuertemente criticado art. 718 del Cód. Civil decía: "El re­
conocimiento de una obligación es la declaración por la cual una persona reconoce que está so­
metida a una obligación respecto de otra persona".
Análisis de la normativa del CCCN. El CCCN concentra en los arts. 733 a 735 el tratamiento que
su antecesor hacía en los arts. 718 a 723. Se eliminan obviedades, como la contenida en el art.
719, pues no caben dudas que el reconocimiento es un acto jurídico y, algunos requisitos, como
la necesidad que contenga la causa de la obligación original, su importancia y el tiempo en que
fue contraída (art. 722). En cuanto a los caracteres de esta figura, la doctrina identifica los si­
guientes: unilateral, ya que se configura con la voluntad de una de las partes (arts. 946, Cód.
Civil y 966, CCCN); irrevocable, una vez realizado no puede dejarse sin efecto por la mera volun­
tad del que lo efectuó (algunos autores citan como excepción cuando es hecho por testamen­
to) y, neutro, no es ni a título gratuito ni oneroso.

Art. 734. — «Reconocimiento y promesa autónoma». El reconocimiento puede referirse a un títu­


lo o causa anterior; también puede constituir una promesa autónoma de deuda.
■ Concordancias con la normativa anterior: Cód. Civil, arts. 722 y 723; Cód. de Comercio, art. 2o, inc./)-
Análisis de la normativa anterior. En el Código Civil no se hallaba una norma en este sentido.
En efecto, doctrinariamente se sostenía que el acto del reconocimiento, en consonancia con lo
que regulaba el art. 499, debía contener la causa de la obligación original, su importancia, y el
tiempo en que fue contraída (art. 722). Ante la omisión de esos requisitos en el ordenamiento
legal, algunos autores consideraban que el acto era nulo y otros que era anulable.
Análisis de la normativa del CCCN. La primicia está dada por el denominado reconocimiento au­
tónomo, que según la doctrina posee carácter constitutivo y por consiguiente, la obligación ad­
quiere validez del acto abstracto otorgado. El propósito de la norma, según sus autores, es dar
una mayor agilidad en las transacciones comerciales e incorporar un negocio de abstracción.

Art. 735. — «Reconocimiento causal». Si el acto del reconocimiento agrava la prestación original,
o la modifica en perjuicio del deudor, debe estarse al título originario, si no hay una nueva y lícita
causa de deber.
■ Concordancias con la normativa anterior: Cód. Civil, art. 723.
Análisis de la normativa anterior. El art. 723 del Cód. Civil poseía la misma redacción que la nor­
ma que se analiza, salvo por dos palabras que se modifican.
Análisis de la normativa del CCCN. La norma cambia dos términos con relación a la anterior:
"primordial" por "originario" y "hubiese" por "hay", pero de todos modos, dichas modifica­
ciones no importan cambios de relevancia. Tampoco hace referencia al supuesto que implique
una mejora en la situación del deudory que la deuda se reduzca. Al respecto un sector de la doc­
trina considera, en virtud del principio del favor debitoris, que el título que prevalece es el de
reconocimiento y otros, en contraposición, sostienen que hay que estarse al título primordial,
atento al principio declarativo.

Capítulo 2
Acciones y garantía común de los acreedores

Sección 1a — Acción directa

Art. 736. — «Acción directa». Acción directa es la que compete al acreedor para percibir lo que un
tercero debe a su deudor, hasta el importe del propio crédito. El acreedor la ejerce por derecho pro-

■hammurabi
Art. 737 Libro III — Derechos personales 470

pió y en su exclusivo beneficio. Tiene carácter excepcional, es de interpretación restrictiva, y sólo


procede en los casos expresamente previstos por la ley.
m Concordancias con la normativa anterior: No existen concordancias.

Análisis de la normativa anterior. Este instituto no estaba regulado en forma específica ni en


el Código Civil ni en el de Comercio. A lo largo de sus disposiciones se podían encontrar algunos
supuestos, cuyo procedimiento se prevee en los arts. 111 a 114 del Cód. Proc. Civ. y Com. de la
Nación. Algunos ejemplos: sublocación de obra, gestión de negocios y la acción del cobro de al­
quileres del acreedor hipotecario y, en el plano comercial, la que posee el comisionista que ha
hecho la sustitución sin necesidad o sin mediar autorización.

Análisis de la normativa del CCCN. Nace la regulación de un nuevo instituto que carecía con
anterioridad de normativa específica en el derecho de fondo. La doctrina la define como la fa­
cultad del acreedor de ejercer ciertas acciones de su deudor por derecho propio y a su prove­
cho. Es de carácter excepcional, de interpretación restrictiva y únicamente precede en los su­
puestos establecidos por el ordenamiento jurídico. La segunda Sección de este Capítulo intro­
duce otro nuevo instituto q u e — al igual que la acción directa— facultan al acreedor para ac­
cionar contra el deudor de su deudor, pero ambas entrañan notorias diferencias, a saber: en la
acción subrogatoria los bienes que obtiene el acreedor no entran a su patrimonio sino en el de
su deudor principal (con los peligros que esto podría ocasionar ante acreedores privilegiados),
en la acción directa sí; en esta última el acreedor reclama en nombre propio a diferencia de la
acción del art. 739 y, en la acción subrogatoria se acciona por la totalidad del crédito debido al
deudor principal, cuando en la acción directa sólo por el importe de su acreencia en la medida
de la deuda del demandado. Como ejemplossecitan la sublocación— art. 1216—, la sustitución
del mandato — art. 1327—, el subcontrato — art. 1069— y el contrato oneroso de renta vitali­
cia— art. 1605— .

Art. 737. — «Requisitos de ejercicio». El ejercicio de la acción directa por el acreedor requiere el
cumplimiento de los siguientes requisitos:
a) un crédito exigible del acreedor contra su propio deudor;
b) una deuda correlativa exigible del tercero demandado a favor del deudor;
c) homogeneidad de ambos créditos entre sí;
d) ninguno de los dos créditos debe haber sido objeto de embargo anterior a la pro­
moción de la acción directa;
e) citación del deudor a juicio.
■ Concordancias con la normativa anterior: No existen concordancias.

Análisis de la normativa anterior. No existe norma similar.

Análisis de la normativa del CCCN. Las exigencias que prescribe el CCCN para la procedencia de
la acción son: a) un crédito exigible del acreedor contra su propio deudor, su lógica y fácil com­
prensión no requieren mayor comentario, sólo señalar que este requisito cobra cabal impor­
tancia en el caso de las obligaciones condicionales o a plazo; b) una deuda correlativa exigible
del tercero demandado a favor del deudor, es decir, que la deuda esté en vigencia al momento
de articularse la acción directa; c) homogeneidad de ambos créditos entre sí, este supuesto se
deriva del principio de identidad del pago, por lo que ambos créditos deben ser de igual natu­
raleza; d) ninguno de los dos créditos debe haber sido objeto de embargo anterior a la promo­
ción de la acción directa, precepto en absoluta concordancia con el art. 745 del CCCN; e) cita­
ción del deudor a juicio, el fundamento radicaría en hacerle extensivo los efectos de la cosa juz­
gada, pero este requisito no era considerado anteriormente por la doctrina, motivo por el cual

hammurabi
471 Título I — Obligaciones en general Arts. 738/739

ya ha sido cuestionado debido a que se sostiene que generaría serías demoras en detrimento de
la naturaleza del instituto.

Art. 738. — «Eféctos». La acción directa produce los siguientes efectos:


a) la notificación de la demanda causa el embargo del crédito a favor del demandante;
b) el reclamo sólo puede prosperar hasta el monto menor de las dos obligaciones;
c) el tercero demandado puede oponer al progreso de la acción todas las defensas que
tenga contra su propio acreedor y contra el demandante;
d) el monto percibido por el actor ingresa directamente a su patrimonio;
e) el deudor se libera frente a su acreedor en la medida en que corresponda en función
del pago efectuado por el demandado.
■ Concordancias con la normativa anterior: No existen concordancias.

Análisis de la normativa anterior. No existe norma similar.

Análisis de la normativa del CCCN. El dispositivo legal recepta lo expresado a lo largo de años
por la doctrina y la jurisprudencia en la materia. En cuanto al primero, su fundamento radica en
que el demandado pague directamente a su acreedor, por ello, automáticamente se "traba em­
bargo" a favor del accionante. El segundo inciso se encuentra en consonancia con el art. 736
que dispone que la acción se puede intentar "hasta el importe del propio crédito". El siguiente
habilita al demandado a interponer todas las defensas correspondientes no sólo contra su deu­
dor sino también contra el actor, como por ejemplo la excepción de pago total o parcial, de pres­
cripción, etcétera. El inc. d) representa uno de los rasgos característicos de la acción directa y que
lo diferencia de la acción subrogatoria, en la cual, el monto percibido ingresa al patrimonio del
deudor y luego, deberá cobrarse de allí. Finalmente, se plantean dos casos: uno es el de la libe­
ración total de la deuda objeto de la acción directa y se da cuando el demandado cubre en lo ab­
soluto esa deuda y, el de la liberación parcial, que acaece cuando el monto abonado por el de­
mandado resulta insuficiente para satisfacer la acreencia total.

Sección 2a — Acción subrogatoria

Art. 739.— «Acción subrogatoria». El acreedor de un crédito cierto, exigible o no, puede ejercer ju­
dicialmente los derechos patrimoniales de su deudor, si éste es remiso en hacerlo y esa omisión afec­
ta el cobro de su acreencia.
El acreedor no goza de preferencia alguna sobre los bienes obtenidos por ese medio.
■ Concordancias con la normativa anterior: Cód. Civil, art. 1196; Cód. de Comercio, art. 587.

Análisis de la normativa anterior. En materia comercial, para el caso de que el acreedor hubie­
se recibido en prenda documentos de crédito, se lo consideraba subrogado por el deudor para
practicar todos los actos necesarios para conservar la eficacia del crédito y los derechos de su
deudor, a quien respondería por cualquier omisión que puediera tener en esa parte. También
el acreedor prendario estaba facultado para cobrar el principal y los réditos del título o papel
de crédito que se le hubiese dado en prenda, sin que se le pudieran exigir poderes generales y
especiales del deudor. En la esfera civil, la regulación estaba a cargo del art. 1196, que daba una
efímera aproximación: "los acreedores pueden ejercer todos los derechos y acciones de su deu­
dor, con excepción de los que sean inherentes a su persona".

Análisis de la normativa del CCCN. La acción subrogatoria, o también llamada indirecta, obli­
cua o refleja, ha sido definida como la facultad del acreedor de gestionar los derechos de su

* hammurabi
Arts. 740/742 Libro III — Derechos personales 472

deudor, que éste ha dejado abandonados. Asimismo, algunos autores han considerado que no
se trata de una acción propiamente dicha, sino de una legitimación sustitutiva en cabeza del
acreedor con un deudor reticente. Los requisitos que propone el texto unificado son: que se tra­
te de un crédito cierto, que el deudor esté en condiciones de exigir el cumplimiento de la obli­
gación pero no lo haga y que esa abstención repercuta en el crédito del acreedor que intente la
subrogación. La doctrina, además de precisar esos requisitos, señaló otros, como por ejemplo
que el deudor no haya sido declarado en quiebra, pues es el síndico quien está legitimado para
promover la acción.

Art. 740. — «Citación del deudor». El deudor debe ser citado para que tome intervención en el jui­
cio respectivo.
u Concordancias con la normativa anterior: No existen concordancias.

Análisis de la normativa anterior. Dado que el Código regulaba superfluamente este instituto
en el art. 1196, el ordenamiento legal carecía de directivas en cuanto a su tramitación. Sin em­
bargo, el instituto es tratado en el Código Procesal Civil y Comercial de la Nación en sus arts. 112
(obligación del juez de cumplir la citación de oficio) y 114 (la oponibilidad de la sentencia).

Análisis de la normativa del CCCN. La exigencia de la citación del deudor es un requisito que tam­
bién se presenta en la acción directa y que ha sido fuertemente cuestionado por la doctrina. Lo
cierto es que su citación se exige a los fines de hacerle extensivo los efectos de la cosa juzgada.

Art. 741. — «Derechos excluidos». Están excluidos de la acción subrogatoria:


a) los derechos y acciones que, por su naturaleza o por disposición de la ley, sólo pue­
den ser ejercidos por su titular;
b) los derechos y acciones sustraídos de la garantía colectiva de los acreedores;
c) las meras facultades, excepto que de su ejercicio pueda resultar una mejora en la si­
tuación patrimonial del deudor.
■ Concordancias con la normativa anterior: No existen concordancias.

Análisis de la normativa anterior. No existe norma similar.

Análisis de la normativa del CCCN. El texto en comentario enumera aquellos derechos que no
pueden ser reclamados mediante acción subrogatoria. En primer término cabe señalar que el
CCCN, a diferencia del Código Civil, establece como regla que todos los derechos pueden ser ob­
jeto de la acción a excepción de los contenidos en este artículo. En el viejo art. 1196 le conferia
al acreedor la facultad de ejercer "todos los derechos y acciones" de su deudor, es decir, no ha­
bía valla alguna. Pues bien, la doctrina realizó una nómina de derechos cuyo ejercicio se en­
cuentra vedado para el acreedor, éstos son: las inherentes a las personas, los derechos perso­
nalísimos, acción de separación de bienes de los esposos, acción de revocación de una donación
por ingratitud del donatario o por inejecución de los cargos impuestos al beneficiario, acción
de exclusión de herencia fundada en indignidad del heredero, derechos patrimoniales subor­
dinados a una acción de estado.

Art. 742. — «Defensas oponibles». Pueden oponerse al acreedor todas las excepciones y causas de
extinción de su crédito, aún cuando provengan de hechos del deudor posteriores a la demanda,
siempre que éstos no sean en fraude de los derechos del acreedor.
■ Concordancias con la normativa anterior: No existen concordancias.

* hammurabi
473 Título I — Obligaciones en general Arts. 743/744

Análisis de la normativa anterior. No existe norma similar.


Análisis de la normativa del CCCN. La norma encuentra sustento constitucional, ya que res­
guarda el derecho de defensa en juicio del demandado, tal como se establece en otros supues­
tos (arts. 831 y 708). Por último, es del caso señalar que la obligación de citar al deudor (art. 740)
cobra especial virtualidad en este punto, pues es quien estará en mejores condiciones de con­
testar cualquier excepción.

Sección 3a — Garantía común de los acreedores

Art. 743. — «Bienes que constituyen la garantía». Los bienes presentes y futuros del deudor cons­
tituyen la garantía común de sus acreedores. El acreedor puede exigir la venta judicial de los bienes
del deudor, pero sólo en la medida necesaria para satisfacer su crédito. Todos los acreedores pue­
den ejecutar estos bienes en posición igualitaria, excepto que exista una causa legal de preferencia.
■ Concordancias con la normativa anterior: No existen concordancias.

Análisis de la normativa anterior. No existe norma similar.


Análisis de la normativa del CCCN. El texto recepta un principio aceptado por la comunidad ju­
rídica: "El patrimonio del deudor constituye la garantía común de los acreedores". Le incorpo­
ra el término "futuro" lo que no deja dudas en cuanto a que los bienes que ingresen con poste­
rioridad al nacimiento de la obligación o bien, luego que la misma sea ejecutable, constituyen
también la garantía de los acreedores. Asimismo, le confiere la facultad de requerir la venta ju­
dicial de los bienes, sólo los necesarios para cubrir su crédito. Finalmente, la norma hace refe­
rencia a los privilegios establecidos en el Título 2 del Libro Sexto de este cuerpo normativo.

Art. 744. — «Bienes excluidos de la garantía común». Quedan excluidos de la garantía prevista en
el art. 743:
a) las ropas y muebles de uso indispensable del deudor, de su cónyuge o conviviente,
y de sus hijos;
b ) los instrumentos necesarios para el ejercicio personal de la profesión, arte u oficio
del deudor;
c) los sepulcros afectados a su destino, excepto que se reclame su precio de venta,
construcción o reparación;
d ) los bienes afectados a cualquier religión reconocida por el Estado;
e) los derechos de usufructo, uso y habitación, así como las servidumbres prediales,
que sólo pueden ejecutarse en los términos de los arts. 2144,2157 y 2178;
f) las indemnizaciones que corresponden al deudor por daño moral y por daño mate­
rial derivado de lesiones a su integridad psicofísica;
g) la indemnización por alimentos que corresponde al cónyuge, al conviviente y a los
hijos con derecho alimentario, en caso de homicidio;
h) los demás bienes declarados inembargables o excluidos por otras leyes.
■ Concordancias con la normativa anterior: No existen concordancias.

Análisis de la normativa anterior. El Código Civil no contenía una norma similar a la comenta­
da pero el Código Procesal Civil y Comercial de la Nación establecía en su art. 535 una disposi­
ción análoga.

Análisis de la normativa del CCCN. La norma realiza una enumeración de aquellos bienes del
deudor que no pueden ser ni embargados ni ejecutados por el acreedor. Se interpreta que la

■ hammurabi
Arts. 745/746 Libro III — Derechos personales 474

enunciación es taxativa, ya que estos incisos constituyen excepciones al principio general con­
tenido en el art. 743. Nótese además que varias de estas excepciones encuentran fundamento
constitucional (inc. d) por ejemplo.

Art. 745. — «Prioridad del primer embargante». El acreedor que obtuvo el embargo de bienes de
su deudor tiene derecho a cobrar su crédito, intereses y costas, con preferencia a otros acreedores.
Esta prioridad sólo es oponible a los acreedores quirografarios en los procesos individuales.
Si varios acreedores embargan el mismo bien del deudor, el rango entre ellos se determina por la fe­
cha de la traba de la medida.
Los embargos posteriores deben afectar únicamente el sobrante que quede después de pagados los
créditos que hayan obtenido embargos anteriores.
■ Concordancias con la normativa anterior: No existen concordancias.

Análisis de la normativa anterior. La disposición que se asemeja al nuevo art. 745 es el art. 218
del Código Procesal Civil y Comercial de la Nación.

Análisis de la normativa del CCCN. El texto recepta y engloba principios de amplia aceptación
en el campo del derecho. Uno de ellos, "primero en el tiempo primero en el derecho" y, con ma­
yor especificidad, el denominado "privilegio del primer embargante", que algunos llaman
"causa de preferencia", que sólo tiene valor frente a los acreedores quirografarios y en proce­
sos individuales.

Capítulo 3
Clases de obligaciones

Sección 1a — Obligaciones de dar

Parágrafo 1o — Disposiciones generales

Art. 746. — «Efectos». El deudor de una cosa cierta está obligado a conservarla en el mismo estado
en que se encontraba cuando contrajo la obligación, y entregarla con sus accesorios, aunque hayan
sido momentáneamente separados de ella.
■ Concordancias con la normativa anterior: Cód. Civil, art. 575.

Análisis de la normativa anterior. La clasificación según la naturaleza y origen de las obliga­


ciones estaba abordada en el Código Civil en la Sección Primera del Libro Segundo. El art. 495
efectuaba la división entre las obligaciones de dar, de hacer y de no hacer. Las obligaciones de
dar cosa cierta se codificaban en el texto del art. 574 como aquellas que tienen por objeto la en­
trega de una cosa, mueble o inmueble, con el fin de constituir sobre ella derechos reales, o de
transferir solamente el uso o la tenencia, o de restituirla a su dueño. El art. 578 señalaba que la
obligación de dar cosas ciertas comprende todos los accesorios de éstas, aunque en los títulos
no se mencionen, o aunque momentáneamente hayan sido separados de ellas. Finalmente, el
deber de conservación se desglosaba de la norma 576: "El deudor de la obligación es responsa­
ble al acreedor, de los perjuicios e intereses, por falta de las diligencias necesarias para la entre­
ga de la cosa en el lugar y tiempo estipulados". El art. 575 presentaba un texto similar al de la
norma que se analiza.

Análisis de la normativa del CCCN. La doctrina formuló clasificaciones distintas de las obliga­
ciones de dar cosa cierta: para constituir derechos reales, para restituir a su dueño, para trans­
ferir el uso y para transferir la tenencia. El CCCN utiliza una nueva metodología para regular las

b hammurabi
475 Título I — Obligaciones en general Arts. 747/748

obligaciones de dar. En primer término se consignan las disposiciones comunes a toda la Sec­
ción, luego se tratan lasobligaciones de dar cosa cierta para constituir derechos reales, en el pa­
rágrafo 3o las de dar para restituir y continúan por orden: las de género, las relativas a bienes
que no son cosas y, por último, las de dar dinero. Nótese que se suprimió la clasificación de dar
cantidades de cosas. Ahora bien, en lo que exclusivamente atañe a la norma en estudio, cabe
señalar que el deber de conservación, si bien no de forma expresa, se deriva del art. 576 del Cód.
Civil. Es que fue la doctrina quien señaló que los deberes por excelencia del deudor son la entre­
ga de la cosa, en el tiempo, los términos y lugar estipulado y, el deber de conservación de la co­
sa en el estado que se encontraba cuando las partes celebraron el negocio. Este deber de con­
servación implica la realización de las mejoras artificiales necesarias (arts. 751 y 753, CCCN). Por
último, el deber de entregarla con sus accesorios.

Art. 747. — «Entrega». Cualquiera de las partes tiene derecho a requerir la inspección de la cosa en
el acto de su entrega. La recepción de la cosa por el acreedor hace presumir la inexistencia de vicios
aparentes y la calidad adecuada de la cosa, sin perjuicio de lo dispuesto sobre la obligación de sane­
amiento en la Sección 4a, Capítulo 9, Título II del Libro Tercero.
■ Concordancias con la normativa anterior: No existen concordancias.

Análisis de la normativa anterior. Las directrices contenidas en el art. 747 del CCCN no recono­
cen legislación análoga en el Código Civil. Su máxima aproximación se ubica en el art. 576 que es­
tablecía en cabeza del deudor el deber de entregar la cosa en el tiempo y lugar convenidos por
las partes. En el art. 461 del Cód. de Comercio se establecían las pautas para la entrega de la cosa
vendida y otorgaba la posibilidad de "verificarse por el hecho de la entrega material o simbóli­
ca, o por la del título, o por la que estuviese en uso comercial en el lugar donde deba verificarse".

Análisis de la normativa del CCCN. El texto constituye toda una novedad en materia de entre­
ga de la cosa. Faculta al acreedor a inspeccionarla en el mismo momento de su entrega y su re­
cepción hace presumir la existencia de vicios aparentes y la calidad de la cosa. Habla de "vicios
aparentes", ya que deja a salvo la novedosa obligación de saneamiento según la cual los obli­
gados al saneamiento, enumerados en el art. 1033, garantizan por evicción y por vicios ocultos
(art. 1034), institutos éstos ya conocidos en el ordenamiento jurídico.

Art. 748. — «Entrega de cosa mueble cerrada o bajo cubierta». Cuando se entrega una cosa mue­
ble bajo cubierta y sin inspeccionar al tiempo de la tradición, el acreedor tiene un plazo de caducidad
de tres días desde la recepción para reclamar por defectos de cantidad, calidad o vicios aparentes.
■ Concordancias con la normativa anterior: No existen concordancias.

Análisis de la normativa anterior. Tal como se señaló precedentemente, la norma en comen­


tario se acerca ínfimamente a los arts. 576 del Cód. Civil y al 461 del Cód. de Comercio. Véase el
análisis al artículo precedente.

Análisis de la normativa del CCCN. Si bien una garantía de este tenor era codificada en el tex­
to civil, la norma posee estrecha vinculación con la ratio legis de la Ley de Defensa del Consu­
midor. En efecto, en su art. 11, contempla en materia de cosas muebles la garantía legal por los
defectos o vicios de cualquier índole, aunque hayan sido ostensibles o manifiestos al tiempo del
contrato, cuando afecten la identidad entre lo ofrecido y lo entregado o su correcto funciona­
miento. Esta garantía legal tendrá vigencia por seis meses a partir de la entrega. Pues bien, el
acreedor dentro del plazo de tres días puede reclamar por los defectos que presente la cosa. Si
bien el plazo surge de una norma de fondo, lo lógico es que el término corra por días hábiles,
pues de lo contrario el acreedor no puede encausar su redamo.

> hammurabi
Arts. 749/751 Libro III — Derechos personales 476

Art. 749. — «Obligación de dar cosas ciertas para transferir el uso o la tenencia. Remisión». Cuan­
do la obligación de dar una cosa determinada tenga por objeto transferir solamente el uso o la te­
nencia de ella, se aplican las normas contenidas en los títulos especiales.
■ Concordancias con la normativa anterior: Cód. Civil, art. 600.

Análisis de la normativa anterior. El Código Civil estipulaba que si la obligación era de dar co­
sas ciertas para transferir solamente el uso de ellas, los derechos se reglaban por lo que se dis­
ponía en el Título "Del arrendamiento", pero si la obligación era para transferir solamente la
tenencia de la cosa, los derechos se regirían por lo que se disponía en el Título "Del depósito"
(conf. art. 600).

Análisis de la normativa del CCCN. La comprensión de la norma no presenta mayor compleji­


dad, ya que se trata de una norma de remisión para el caso de las obligaciones de dar cosas cier­
tas para transferir el uso o la tenencia.

Parágrafo 2o — Obligaciones de dar cosa cierta


para constituir derechos reales

Art. 750. — «Tradición». El acreedor no adquiere ningún derecho real sobre la cosa antes de la tra­
dición, excepto disposición legal en contrario.
m Concordancias con la normativa anterior: Cód. Civil, art. 577.

Análisis de la normativa anterior. El art. 577 del Cód. Civil establecía la misma normativa que
el CCCN, salvo la excepción que se incorpora en la última parte del texto que se analiza.

Análisis de la normativa del CCCN. Se mantiene la solución normativa anterior y sólo se incor­
pora la excepción cuando el ordenamiento legal así lo prevea. En materia de derechos reales, el
CCCN conserva su enumeración taxativa e incorpora nuevas figuras (art. 1887). La adquisición
de un derecho real por acto entre vivos requiere la concurrencia del título y el modo (art. 1892),
supuesto este último que se define en el art. 1924, a saber: "Haytradición cuando una parte en­
trega una cosa a otra que la recibe".

Art. 751. — «Mejoras. Concepto y clases». Mejora es el aumento del valor intrínseco de la cosa. Las
mejoras pueden ser naturales o artificiales. Las artificiales, provenientes de hecho del hombre, se
clasifican en necesarias, útiles y de mero lujo, recreo o suntuarias.
■ Concordancias con la normativa anterior: Cód. Civil, arts. 582, 591 y 592.

Análisis de la normativa anterior. En el Código de Vélez la cuestión de las mejoras y los aumen­
tos empezaba a ser tratada en el art. 582, según el cual, "si la cosa se hubiere mejorado o au­
mentado, aunque no fuese por gastos que en ella hubiere hecho el deudor, podrá ésteexigirdel
acreedor un mayor valor, y si el acreedor no se conformase, la obligación quedará disuelta". Es
decir, por los aumentos y las mejoras quien obtiene un provecho es el deudor, aun en el caso que
no haya incurrido en gastos. El art. 591 determinaba cuáles eran las distintas clases de mejoras.
Finalmente, en art. 592 se especificaban las distintas clases de mejoras: a) las necesarias, aque­
llas sin las cuales la cosa no podría ser conservada, b) las útiles, no sólo las indispensables para
la conservación de la cosa, sino también las que sean de manifiesto provecho para cualquier po­
seedor de ella y, c) las voluntarias, las de mero lujo o recreo (suntuarias), o de exclusiva utilidad
para el que las hizo.

Análisis de la normativa del CCCN. El CCCN brinda una definición y clasificación de las mejoras.
La mejora, entendida como el incremento del valor intrínseco de la cosa, puede ser natural, sin

a hammurabi
477 Título I — Obligaciones en general Arts. 752/754

intervención del hombre (antes se las denominaba "aumentos") y, las artificiales, que se produ­
cen por el actuar del hombre y se subdividen en necesarias, útiles y de mero lujo, recreo y sun­
tuarias. Las necesarias son aquellas sin las cuales la cosa no podría ser conservada, las útiles son
las que generan un manifiesto provecho para cualquier poseedor o tenedor de la cosa, y las sun­
tuarias, las que implican un lujo u ornamentación.

Art. 752. — «Mejora natural. Efectos». La mejora natural autoriza al deudor a exigir un mayor va­
lor. Si el acreedor no lo acepta, la obligación queda extinguida, sin responsabilidad para ninguna de
las partes.
■ Concordancias con la normativa anterior: Cód. Civil, art. 582.

Análisis de la normativa anterior. El art. 582 del Cód. Civil habilitaba al deudor a exigirle un ma­
yor valor de la cosa por la mejora o el aumento. Este último implica una modificación intrínse­
ca de la cosa por acción de la naturaleza, como es el caso del aluvión (art. 2572) o avulsión (art.
2583).

Análisis de la normativa del CCCN. Será el deudor quien se beneficie por la mejora natural que
mute intrínsecamente la cosa. Los supuestos más típicos son aluvión y avulsión, esta última re­
ceptada en el art. 1961, que la define como el acrecentamiento del inmueble por la fuerza sú­
bita de las aguas que produce una adherencia natural. Este le pertenece a su dueño, y por ese
motivo es que el deudor se encuentra facultado a elevar el valor y si el acreedor no lo acepta, la
obligación se extingue. La misma suerte corre el deudor si su inmueble se ve beneficiado por el
aluvión (art. 1959).

Art. 753. — «Mejoras artificiales». El deudor está obligado a realizar las mejoras necesarias, sin de­
recho a percibir su valor. No tiene derecho a reclamar indemnización por las mejoras útiles ni por las
de mero lujo, recreo o suntuarias, pero puede retirarlas en tanto no deterioren la cosa.
■ Concordancias con la normativa anterior: Cód. Civil, art. 589.

Análisis de la normativa anterior. Las mejoras artificiales eran tratadas por el Código Civil y se
clasificaban en necesarias, útiles y voluntarias. Recuérdese que el CCCN denomina a los aumen­
tos como "mejora natural". El art. 589 del Cód. Civil contemplaba el tema en su párr. 2o con una
redacción similar a la de la norma que se analiza.

Análisis de la normativa del CCCN. De la norma en comentario se desprende que el deudor en


ningún caso tendrá derecho a redamaralgún tipo de reparación por las mejoras efectuadas. Las
necesarias encuentran su fundamento en el deber en cabeza del deudor de conservar la cosa
(art. 746). En cuanto a las restantes, como constituyen un provecho para el tenedor o poseedor,
si bien no puede el deudor reclamar una indemnización, puede extraerlas en la medida en que
. Dchos. personales

no genere un detrimento en el bien.

Art. 754. — «Frutos». Hasta el día de la tradición los frutos percibidos le pertenecen al deudor; a
partir de esa fecha, los frutos devengados y los no percibidos le corresponden al acreedor.
■ Concordancias con la normativa anterior: Cód. Civil, art. 754.

Análisis de la normativa anterior. Señalaba el art. 583 del Cód. Civil, al igual que la norma en
comentario, que: "Todos los frutos percibidos, naturales o civiles, antes de la tradición de la co­
sa, pertenecen al deudor; mas los frutos pendientes el día de la tradición pertenecen al acree­
dor".

b hammurabi
Arts. 755/756 Libro III — Derechos personales 478

Análisis de la normativa del CCCN. El art. 754 del CCCN establece una redacción conceptual­
mente similar a la del Código Civil.

Art. 755. — «Riesgos de la cosa». El propietario soporta los riesgos de la cosa. Los casos de deterio­
ro o pérdida, con o sin culpa, se rigen por lo dispuesto sobre la imposibilidad de cumplimiento.
■ Concordancias con la normativa anterior: Cód. Civil, arts. 580 y 581.
Análisis de la normativa anterior. El Código Civil dividía el tema en dos artículos. Por una parte,
el art. 580 prescribía que si la norma se deterioraba sin culpa del deudor, el deterioro iba a ser por
su cuenta, y el acreedor podía elegir entre disolver la obligación, o bien, recibir la cosa en el esta­
do en que se hallare, con disminución proporcional del precio si lo hubiere. Por su parte, el texto
del art. 581 regulaba el supuesto del deterioro por culpa del deudor. En ese caso, el acreedor te­
nía derecho a exigir una cosa equivalente con indemnización de los perjuicios e intereses, o a re­
cibir la cosa en el estado en que se hallare, con indemnización de los perjuicios e intereses.
Análisis de la normativa del CCCN. Se engloban como riesgos de la cosa su deterioro o pérdi­
da. El primero de ellos es entendido por la doctrina como el menoscabo que experimenta la co­
sa que no afecta su esencia, pero implica una disminución en su valor económico. En cuanto a la
pérdida, acaece cuando se destruye totalmente o cuando es puesta fuera del comercio, lo que
implica su destrucción jurídica. La solución propuesta por la norma se encuentra en consonan­
cia con las restantes regulaciones del parágrafo, pues si el deudor se beneficia con las mejoras,
es lógico que también se perjudique con la pérdida o el deterioro (art. 752). Finalmente, en el
supuesto de deterioro y pérdida, impera la normativa de los arts. 955 y 956.

Art. 756.— «Concurrencia de varios acreedores. Bienes inmuebles». Si varios acreedores reclaman
la misma cosa inmueble prometida por el deudor, son todos de buena fe y a título oneroso, tiene me­
jor derecho:
a) el que tiene emplazamiento registral y tradición;
b) el que ha recibido la tradición;
c) el que tiene emplazamiento registral precedente;
d) en los demás supuestos, el que tiene título de fecha cierta anterior.
■ Concordancias con la normativa anterior: Cód. Civil, arts. 594 y 3269.

Análisis de la normativa anterior. La regla general se encontraba regulada en el art. 3269 y


comprendía tanto a los bienes muebles como a los inmuebles. Esta establecía que en el caso en
que una persona haya contratado en diversas épocas con varias personas la obligación de trans­
mitirles sus derechos sobre una misma cosa, la persona que primero haya sido puesta en pose­
sión de la cosa era preferida en la ejecución del contrato a las otras, aunque su título fuera más
reciente, con tal que haya tenido buena fe, cuando la cosa le fue entregada. Entonces, existía
la preeminencia del acreedor que tenga la posesión, siempre que al momento de la entrega ha­
ya tenido buena fe. En lo que concierne a los bienes inmuebles, el art. 594 regulaba que si el deu­
dor había hecho tradición de ella a otro con el fin de transferirle el dominio, el acreedor no te­
nía derecho contra el tercero que ignoraba la obligación precedente del deudor, pero sí contra
los que tenían conocimiento y tomaron posesión de la cosa, es decir, los de mala fe.

Análisis de la normativa del CCCN. El texto del CCCN se presenta con una metodología organi­
zada y clara. Se refiere exclusivamente a los bienes inmuebles y establece qué acreedores ten­
drán mejor derecho para recibir la cosa que fue prometida a varias personas por el deudor. Ello
siempre y cuando tengan buena fe. En el inc. a) se reconoce el valor de la inscripción en el Regis­
tro de la Propiedad Inmueble respectivo, el que le otorga publicidad al negocio y se exige la to­

■ hammurabi
479 Título I — Obligaciones en general Arts. 757/759

ma de posesión. En segundo lugar tendrá derecho quien posea el inmueble; en tercero, quien
haya hecho el emplazamiento registral y, en último lugar, rige la fecha del título. De la lectura
de los incisos se advierte que continua predominando la toma de posesión.

Art. 757.— «Concurrencia de varios acreedores. Bienes muebles». Si varios acreedores reclaman la
misma cosa mueble prometida por el deudor, son todos de buena fe y a título oneroso, tiene mejor
derecho:
a) el que tiene emplazamiento registral precedente, sí se trata de bienes muebles re­
gistrables;
b) el que ha recibido la tradición, si fuese no registrable;
c) en los demás supuestos, el que tiene título de fecha cierta anterior,
i Concordancias con la normativa anterior: Cód. Civil, arts. 592, 593 y 3269.

Análisis de la normativa anterior. En materia de cosas muebles también regía el principio con­
tenido en el art. 3269, que fuera comentado en el artículo precedente. Ahora bien, si ninguno
de los acreedores había sido puesto en posesión, el art. 593 le daba prioridad a quien poseía tí­
tulo de fecha anterior, ello en sintonía con la regla "primero en el tiempo, mejor en el derecho",
pero si la cosa mueble era registral, prevalecía este último, pues la inscripción era de carácter
constitutiva y no declarativa como en materia de inmuebles. Finalmente, el art. 592 señalaba:
"Cuando la obligación sea de dar cosas ciertas con el fin de transferir o constituir derechos rea­
les, y la cosa es mueble, si el deudor hiciere tradición de ella a otro, por transferencia de domi­
nio o constitución de prenda, el acreedor aunque su título sea de fecha anterior, no tendrá de­
recho contra los poseedores de buena fe, sino solamente contra los de mala fe".

Análisis de la normativa del CCCN. El art. 757 del CCCN establece el orden de prioridad de los
distintos acreedores de buena fe y a título oneroso que reclaman la cosa prometida por el deu­
dor. En primer lugar se encuentra aquel acreedor que haya inscripto la cosa mueble en el regis­
tro, en el caso que exista. Esto se debe a que la inscripción es constitutiva. Si fuere no registra-
ble, en segundo término se posiciona quien haya recibido la tradición y, en última instancia,
quien posea título de fecha cierta anterior, instituto regulado en el art. 317.

Art. 758. — «Acreedor frustrado». El acreedor de buena fe que resulta frustrado en su derecho,
conserva su acción contra el deudor para reclamar los daños y perjuicios sufridos.
■ Concordancias con la normativa anterior: No existen concordancias.

Análisis de la normativa anterior. La doctrina propiciaba dos soluciones posibles. Una de ellas
consistía en una acción de nulidad de acto jurídico, para atacar al deudor de mala fe que recibió
la posesión de la cosa. Su fundamento se basaba en que el acto jurídico tenía un objeto prohi­
bido, pues el hechotuvo como finalidad perjudicara untercero. En su defecto, el acreedordam-
nificado podía demandar por los daños y perjuicios.

Análisis de la normativa del CCCN. El art. 758 le otorga al acreedor perjudicado la prerrogati­
va de iniciar contra del deudor la acción de daños y perjuicios. Se entiende que este artículo
comprende todos los supuestos, ya sea que el deudor haya actuado de buena fe, sea insolvente
o la operación haya sido a título gratuito u oneroso.

Parágrafo 3o — Obligaciones de dar para restituir

Art. 759. — «Regla general». En la obligación de dar para restituir, el deudor debe entregar la cosa
al acreedor, quien por su parte puede exigirla.

a hammurabi
Arts. 760/761 Libro III — Derechos personales 480

Si quien debe restituir se obligó a entregar la cosa a más de un acreedor, el deudor debe entregarla
al dueño, previa citación fehaciente a los otros que la hayan pretendido.
■ Concordancias con la normativa anterior: No existen concordancias.

Análisis de la normativa anterior. La obligación de dar para restituir estaba incluida en el art.
574 del Cód. Civil, que también comprendía a las obligaciones con el fin de constituir sobre ella
derechos reales y de transferir solamente el uso o la tenencia.

Análisis de la normativa del CCCN. En primer lugar cabe hacer una aclaración: en esta clasifi­
cación de las obligaciones de dar el acreedor es el titular de la cosa que está en manos del deu­
dor, quien tiene el deber de restituirla. El ejemplo típico es del contrato de locación, en el cual
el deudor (locatario) debe entregar el bien al acreedor (locador) libre de ocupantes. Asimismo,
se puede dar el caso en que el deudor deba restituir la cosa a más de un acreedor, en ese supues­
to debe entregársela al propietario y comunicar en forma fehaciente a los restantes acreedo­
res. Por último, cabe mencionar que también en las obligaciones de dar para restituir, la cosa se
deteriore, se pierda o mejore, resultan aplicables los principios generales establecidos en los
arts. 751 a 754 por analogía.

Art. 760. — «Entrega de la cosa a quien no es propietario. Bienes no registrables». Con relación a
terceros, cuando la obligación de dar cosas ciertas tiene por fin restituirlas a su dueño, si la cosa es
mueble no registrable y el deudor hace, a título oneroso, tradición de ella a otro por transferencia o
constitución de prenda, el acreedor no tiene derecho contra los poseedores de buena fe, sino sola­
mente cuando la cosa le fue robada o se ha perdido. En todos los casos lo tiene contra los poseedo­
res de mala fe.
i Concordancias con la normativa anterior: Cód. Civil, art. 597.

Análisis de la normativa anterior. El art. 597 del Cód. Civil tenía una redacción muy similar a la
norma en comentario salvo por dos aspectos. Por un lado, incluía a todos los bienes muebles,
sean registrables o no y, por el otro, no contenía el requisito de la onerosidad, por lo tanto, tam­
bién se aplicaba cuando había sido a título gratuito.

Análisis de la normativa del CCCN. A priori cabe señalar que en materia de cosas muebles no
registrables prima el derecho del que haya recibido la tradición. Ahora bien, de los términos de
la norma en estudio el acreedor perjudicado puede demandar a: 1) los poseedores de mala fe,
2) a los de buena fe si la cosa fue robada o perdida, supuesto en el cual se aplica el art. 2259, párr.
1°. Se interpreta que también tendría derecho a la restitución si el negocio fue a título gratui­
to. La acción que procede es la reivindicatoría, la que se encuentra vedada si la operación fue a
título oneroso y de buena fe (art. 2260).

Art. 761. — «Entrega de la cosa a quien no es propietario. Bienes registrables». Si la cosa es inmue­
ble o mueble registrable, el acreedor tiene acción real contra terceros que sobre ella aparentemen­
te adquirieron derechos reales, o que la tengan en su posesión por cualquier contrato hecho con el
deudor.
■ Concordancias con la normativa anterior: Cód. Civil, arts. 597 y 599.

Análisis de la normativa anterior. Como se señaló en el análisis del artículo precedente, el art.
597 del Cód. Civil se aplicaba a todos los bienes muebles. En materia de bienes inmuebles regía
el art. 599, el cual le confería al acreedor la acción real contra terceros que sobre ellos hubiesen
aparentemente adquirido derechos reales, o que los tuvieren en su posesión por cualquier con­
trato hecho con el deudor.

■ hammurabi
481 Título I — Obligaciones en general Arts. 762/763

Análisis de la normativa del CCCN. El acreedor de un bien mueble registrable o un inmueble


está legitimado para entablar la acción reivindicatoría prevista en el art. 2252. En materia de au­
tomotores (bienes muebles registrables) el art. 2254 prohíbe que se reivindiquen si fueron ins­
criptos de buena fe, a menos que sean hurtados o robados.

Parágrafo 4o — Obligaciones de género

Art. 762. — «Individualización». La obligación de dar es dé género si recae sobre cosas determina­
das sólo por su especie y cantidad.
Las cosas debidas en una obligación de género deben ser individualizadas. La elección corresponde
al deudor, excepto que lo contrario resulte de la convención de las partes. La elección debe recaer so­
bre cosa de calidad media, y puede ser hecha mediante manifestación de voluntad expresa o tácita.
■ Concordancias con la normativa anterior: Cód. Civil, arts. 601,602 y 606.

Análisis de la normativa anterior. La normativa del Código Civil encuadraba dentro de la clasi­
ficaciones de las obligaciones de dar cosas inciertas a las no f ungibles (o de género) y a las de dar
cantidades de cosas (fungibles). Estas últimas reposaban en el art. 606 que las definía como
aquellas que consten de número, peso o medida. En cuanto a las primeras, se las conceptuali-
zaba como aquellas cuyo objeto estaba definido en forma muy amplia al momento del naci­
miento de la obligación en razón de su pertenencia a un género y, en los términos del art. 601,
era el deudor quien tenía la facultad de la elección. En virtud del art. 602, el deudor no podía
escoger la cosa de la peor calidad de la especie ni el acreedor la de mejor calidad, si la elección
se le confería a él.

Análisis de la normativa del CCCN. Debido a la supresión de las obligaciones de dar cantidades
de cosas, este parágrafo las absorbe. El género, de conformidad con la disposición en comenta­
rio, será designado por su especie y cantidad y será el deudor, salvo disposición en contrario, el
encargado de la elección. Debe aclararse que en materia de elección, las partes poseen absolu­
ta libertad para designar al acreedor, al deudor o a un tercero. Lo previsto en la norma se aplica
en forma subsidiaria. Con relación a la calidad de la cosa, mejora la redacción anterior y esta­
blece que debe ser de calidad media, independientemente de quién la elija. Asimismo, debe
agregarse que existen las obligaciones de género limitado en las cuales la elección debe efec­
tuarse respecto de un número reducido de cosas. Por último, el Código de Vélez había sido cues­
tionado por cuanto no estipulaba cuál iba a ser el modo de elección, crítica que no ha sido recep­
tada por el CCCN. Por ello, la doctrina casi con unanimidad sostiene que rige el sistema de la de­
claración notificada.

Art. 763. — «Periodo anterior a la individualización». Antes de la individualización de la cosa debi­


da, el caso fortuito no libera al deudor. Después de hecha la elección, se aplican las reglas sobre la
obligación de dar cosas ciertas.
■ Concordancias con la normativa anterior: Cód. Civil, arts. 603 y 604.

Análisis de la normativa anterior. El art. 603 del Cód. Civil remitía a lo dispuesto respecto a las
obligaciones de dar cosas ciertas luego de la elección de la cosa y, el art. 604 prescribía que an­
tes de la individualización de la cosa el deudor no podía eximirse del cumplimiento de la obli­
gación por pérdida o deterioro, por fuerza mayor o caso fortuito, salvo que sea de género limi­
tado, según la postura jurisprudencial mayoritaria (véase el análisis al art. 762 del CCCN).

Análisis de la normativa del CCCN. El texto mantiene las reglas emanadas del Código Civil. Co­
mo se ha precisado, la jurisprudencia entendió en varios pronunciamientos que si la obligación

b hammurabi
Arts. 764/766 Libro III — Derechos personales 482

es de género limitado, es decir que el sujeto que deba efectuar la elección, debe hacerlo respec­
to de un número acotado de cosas; el caso fortuito libera al deudor, ello siemprey cuando logre
probarlo.

Parágrafo 5o — Obligaciones relativas a bienes que no son cosas

Art. 764. — «Aplicación de normas».' Las normas de los Parágrafos 1o, 2o, 3oy 4o de esta Sección se
aplican, en lo pertinente, a los casos en que la prestación debida consiste en transmitir, o poner a
disposición del acreedor, un bien que no es cosa.
■ Concordancias con la normativa anterior: No existen concordancias.

Análisis de la normativa anterior. El Código Civil no contenía una reglamentación de los bie­
nes que no son cosas. Las cosas eran los objetos materiales susceptibles de tener un valor y ha­
cía extensibles las disposiciones relativas a las cosas a la energía y a las fuerzas naturales suscep­
tibles de apropiación (art. 2311). El art. 2312 normaba: "Los objetos inmateriales susceptibles
de valor, e igualmente las cosas, se llaman bienes".

Análisis de la normativa del CCCN. El CCCN define a las cosas como los bienes materiales y ha­
ce abarcativas sus disposiciones a la energía y a las fuerzas naturales susceptibles de ser puestas
al servicio del hombre. Es decir, el texto en examen remite a los parágrafos 1o, 2o, 3oy 4otodos
los bienes que no ingresen en la definición del art. 16. La nómina de objetos inanimados se en­
cuentra contenida en el art. 2253.

Parágrafo 6o — Obligaciones de dar dinero

Art. 765.— «Concepto». La obligación es de dar dinero si el deudor debe cierta cantidad de mone­
da, determinada o determinable, al momento de constitución de la obligación. Si por el acto por el
que se ha constituido la obligación, se estipuló dar moneda que no sea de curso legal en la Repúbli­
ca, la obligación debe considerarse como de dar cantidades de cosas y el deudor puede liberarse
dando el equivalente en moneda de curso legal.
■ Concordancias con la normativa anterior: Cód. Civil, art. 617.

Análisis de la normativa anterior. El Código Civil contemplaba otra solución para el caso de las
obligaciones que hubieran pactado dar moneda que no fuera de curso legal, ya que la obliga­
ción debía considerarse como de dar sumas de dinero.

Análisis de la normativa del CCCN. En primertérmino cabe señalar que la disposición bajo aná­
lisis presenta dos imprecisiones: remite a las obligaciones de dar cantidades de cosas que han si­
do suprimidas, por lo tanto, se entiende que se refiere a las de género (arts. 762 y 763) y, consig­
na que el deudor, en el caso en que se hubiese pactado entregar moneda que no sea de curso le­
gal, puede eximirse dando el equivalente en moneda de curso legal, lo que se contradice con el
artículo siguiente, que obliga al deudor a entregar la cantidad de la especie designada. Tampo­
co se condice con los términos del contrato de mutuo previsto en el art. 1525. Se advierte una
clara inclinación por pesificar todas las obligaciones dineradas.

Art. 766. — «Obligación del deudor». El deudor debe entregar la cantidad correspondiente de la
especie designada.
■ Concordancias con la normativa anterior: Cód. Civil, art. 619.

Análisis de la normativa anterior. El art. 619 del Cód. Civil estipulaba que si la obligación del
deudorfuese de entregar una suma de determinada especie o calidad de moneda, éste cumplía

hammurabi
483 Título I — Obligaciones en general Arts. 767/768

la obligación ciando la especie designada. Asimismo, señalaba que debía cumplirla el día de su
vencimiento.

Análisis de la normativa del CCCN. El art. 766 del CCCN establece en cabeza del deudor el de­
ber de entregar lo dispuesto por las partes. Esta norma se debe interpretar en consonancia con
la última parte del art. 765 que prescribe que el deudor puede liberarse dando el equivalente
en moneda de curso legal si se pactó una que no sea de curso legal. La doctrina ha desarrollado
arduos debates en torno al cumplimiento de las obligaciones dineradas cuando ha habido va­
riación del valor de cambio de las especies debidas desde el momento de la celebración hasta el
pago. Se enfrentan dos doctrinas: la valorista, donde la moneda que se utiliza para cancelar se
aprecia por la cantidad de bienes que se pueden adquirir con ella, y la nominalista, en la cual el
deudor se libera pagando la cantidad idéntica que dice el título.

Art. 767. — «Intereses compensatorios». La obligación puede llevar intereses y son válidos los que
se han convenido entre el deudor y el acreedor, como también la tasa fijada para su liquidación. Si
no fue acordada por las partes, ni por las leyes, ni resulta de los usos, la tasa de interés compensa­
torio puede ser fijada por los jueces,
ii Concordancias con la normativa anterior: Cód. Civil, art. 621.

Análisis de la normativa anterior. El art. 621 del Cód. Civil es receptado textualmente en la pri­
mera parte del art. 767 del CCCN. El resto de la normativa no se codificaba en el Código Civil.

Análisis de la normativa del CCCN. La norma concede plena libertad a las partes para pactar los
intereses y la tasa y, en defecto de su determinación, el juez puede fijar el interés compensato­
rio. Se entiende que esta facultad es a pedido de parte y no de oficio. Los intereses según su cau­
sa fuente se pueden clasificar en voluntarios, que nacen de la autonomía de la voluntad de las
partes, o bien, legales, que son establecidos por la ley. El interés compensatorio, o también de­
nominado retributivo o lucrativo, es aquel que se fija como contribución por el disfrute de un
capital ajeno.

Art. 768. — «Intereses moratorios». A partir de su mora el deudor debe los intereses correspon­
dientes. La tasa se determina:
a) por lo que acuerden las partes;
b) por lo que dispongan las leyes especiales;
c) en subsidio, por tasas que se fijen según las reglamentaciones del Banco Central.
a Concordancias con la normativa anterior: Cód. Civil, art. 622.

Análisis de la normativa anterior. La cuestión encontraba asidero legal en el art. 622 del Cód.
Civil. Este regulaba: "El deudor moroso debe los intereses que estuviesen convenidos en la obli­
gación, desde el vencimiento de ella. Si no hay intereses convenidos, debe los intereses legales
que las leyes especiales hubiesen determinado. Si no se hubiere fijado el interés legal, los jueces
determinarán el interés que debe abonar. Si las leyes de procedimiento no previeren sanciones
para el caso de inconducta procesal maliciosa del deudor tendiente a dilatar el cumplimiento
de la obligación de sumas de dinero o que deba resolverse en el pago de dinero, los jueces po­
drán imponer como sanción la obligación accesoria de pago de intereses que, unidos a los com­
pensatorios y moratorios, podrán llegar hasta dos veces y media la tasa de los bancos oficiales
en operaciones de descuentos ordinarios".

Análisis de la normativa del CCCN. Los intereses moratorios son aquellos que se determinan
como una sanción resarcitoria que debe pagar el deudor por el retardo en el cumplimiento de

■ hammurabi
Arts. 769/771 Libro III — Derechos personales 484

la obligación de dar dinero. La solución propuesta por la norma en comentario es muy similar a
la del art. 622 del Cód. Civil. Se advierte que el último supuesto se refiere a las tasas que fijen las
reglamentaciones del Banco Central, y que en el art. 622 del Cód. Civil la tasa era conforme a los
bancos oficiales.

Art. 769. — «Intereses punitorios». Los intereses punitorios convencionales se rigen por las nor­
mas que regulan la cláusula penal.
■ Concordancias con la normativa anterior: No existen concordancias.

Análisis de la normativa anterior. No existe norma similar.

Análisis de la normativa del CCCN. La disposición recepta el criterio propuesto por la doctrina,
que sostenía que los intereses punitorios importan una genuina cláusula penal moratoria. Es­
tos intereses provienen de fuente convencional y su función se caracteriza por ser compulsiva y
resarcitoria. La cláusula penal está regulada en los arts. 790 a 803.

Art. 770. — «Anatocismo». No se deben intereses de los intereses, excepto que:

a) una cláusula expresa autorice la acumulación de los intereses al capital con una pe­
riodicidad no inferior a seis meses;

b) la obligación se demande judicialmente; en este caso, la acumulación opera desde


la fecha de la notificación de la demanda;

c) la obligación se liquide judicialmente; en este caso, la capitalización se produce des­


de que el juez manda pagar la suma resultante y el deudor es moroso en hacerlo;

d) otras disposiciones legales prevean la acumulación.

■ Concordancias con la normativa anterior: Cód. Civil, art. 623; Cód. de Comercio, art. 569.

Análisis de la normativa anterior. El anatocismo, es decir, la capitalización de los intereses, es­


taba comprendido en el art. 623 del Cód. Civil, que establecía como principio general su prohi­
bición, salvo excepciones. En materia comercial, la cuestión era adoptada por el art. 569 del
Cód. de Comercio, según el cual: "Los intereses vencidos pueden producir intereses, por deman­
da judicial o por una convención especial. En el caso de demanda, es necesario que los intereses
se adeuden a lo menos por un año".

Análisis de la normativa del CCCN. La capitalización de intereses (anatocismo) implica la acu­


mulación al capital de los intereses que se vayan devengando, que al integrarse con el capital,
constituirán una nueva base para el cómputo de nuevos intereses. El principio rector sostiene
que están prohibidos con excepción de los supuestos contenidos en la norma. La doctrina y la
jurisprudencia interpretan que la disposición es de orden público, por lo tanto, si las partes la
vulneran mediante una convención, la sanción es la nulidad absoluta del pacto.

Art. 771. — «Facultades judiciales». Los jueces pueden reducir los intereses cuando la tasa fijada o
el resultado que provoque la capitalización de intereses excede, sin justificación y desproporciona­
damente, el costo medio del dinero para deudores y operaciones similares en el lugar donde se con­
trajo la obligación.
Los intereses pagados en exceso se imputan al capital y, una vez extinguido éste, pueden ser repe­
tidos.
■ Concordancias con la normativa anterior: No existen concordancias.

■ hammurabi
485 Título I — Obligaciones en general Art. 772

Análisis de la normativa anterior. El texto del Código Civil no contenía una normativa que fa­
cultara al juez a reducir los intereses excesivos. Como aproximación a la norma en análisis se
puede citar la prerrogativa concedida al juez en el art. 656, en materia de cláusula penal, la que
para algunos constituía los intereses punitorios.

Análisis de la normativa del CCCN. La facultad otorgada al juez es sumamente discrecional y


puede proceder de oficio o a pedido de parte. La reducción de intereses se podrá disponer si la
capitalización de éstos implica un exceso injustificado. Los magistrados deberán ponderar la si­
tuación del deudor y la realidad de los negocios en el sitio donde se celebró la obligación.

Art. 772. — «Cuantificación de un valor». Si la deuda consiste en cierto valor, el monto resultante
debe referirse al valor real al momento que corresponda tomar en cuenta para la evaluación de la
deuda. Puede ser expresada en una moneda sin curso legal que sea usada habitualmente en el trá­
fico. Una vez que el valor es cuantificado en dinero se aplican las disposiciones de esta Sección.
■ Concordancias con la normativa anterior: No existen concordancias.

Análisis de la normativa anterior. La doctrina encuadraba a las obligaciones de valor en el art.


616 del Cód. Civil que estipulaba: "Es aplicable a las obligaciones de dar sumas de dinero, lo que
se ha dispuesto sobre las obligaciones de dar cosas inciertas no fungibles, sólo determinadas
por su especie, y sobre las obligaciones de dar cantidades de cosas no individualizadas".

Análisis de la normativa del CCCN. La deuda de valor, al igual que las obligaciones de dar su­
mas de dinero, se cancela con dinero de curso legal. La diferencia sustancial entre ambas radica
en el objeto debido. En las primeras, lo adeudado es un determinado valor, utilidad o ventaja
patrimonial, que se traducirá en dinero al momento del pago. Lo relevante de éstas es que su
determinación se realiza sobre la base de las oscilaciones padecidas por la moneda en el poder
adquisitivo. En las dinerarias, el acreedor recibe una suma idéntica a la consignada en el objeto
de la obligación. Si bien el artículo en comentario admite que sea expresada en una moneda sin
curso legal, al aplicarse las disposiciones de esta Sección, el deudor podrá una vez determinada
la deuda, entregar el equivalente en moneda de curso legal (art. 765, in fine).

Incidencia de la normativa en materia laboral. La distinción entre deudas de dinero y deudas


de valor es una cuestión que ha sido largamente tratada por la doctrina y la jurisprudencia, y
que incrementa su importancia práctica en períodos inflacionarios, máxime cuando existe
prohibición de indexar. Cuando el trabajador dañado materialmente o en su esfera extrapa-
trimonial recurre a la acción común por reparación plena, es indudable que reclama una deu­
da de valor. Ello pues la reparación que persigue tiene por objeto debido un valor, un quid y no
un quantum, debiendo cubrirse el valor del daño sufrido por la víctima. La cuestión no se ciñe
a los infortunios laborales (ya sean accidentes o enfermedades), pues la indemnización de da­
ños y perjuicios amparada por el derecho común también puede demandarse en otros casos,
tales como la ruptura anticipada en el contrato a plazo fijo (art. 95, LCT), cuando media fren­
te al vínculo portiempo indeterminado un hecho distinto de la simple denuncia del contrato
(caso típico el de imputación al dependiente de la comisión de un delito), o existe discrimina­
ción (art. 1o, ley 23.592), entre otras hipótesis. Fuera de ello, es sabido que las deudas labora­
les quedan en su mayoría atadas a la tarifación que efectúan las normas como presunción le­
gal de daño. Sin perjuicio de que también este tópico se encuentra en debate (y ello se eviden­
cia en el cuestionamiento de la suficiencia de lastarifasy su razón de ser— piso mínimo presu­
mido y no tope que impida la plenitud del resarcimiento cuando aquél se demuestre como su­
perior a la tabulación— ), lo cierto es que la tarifación importa nominar la deuda. Cuando la ley

hammurabi
Arts. 773/774 Libro III — Derechos personales 486

tarifada cuantifica una deuda que en esencia es de valor/como es la que responde al resarci­
miento de la integridad psicof ísica, jamás puede omitir contemplar la depreciación monetaria
(ya que sin la aplicación de un índice de ajuste, en épocas de deterioro del poder adquisitivo
de la moneda, se afecta el patrimonio del dañado y la reparación que merece). Si en una acción
común la sentencia determina una deuda de valor, en una acción tarifada que responde al mis­
mo daño jamás puede expoliarse parte del crédito del damnificado por la inestabilidad mone­
taria (pues ello implica dejar perjuicios al descubierto). Menos aún puede hacérselo en mate­
ria de legislación laboral, pues la tutela debiera ser preferente ante el derecho común. Por en­
de se imponen mecanismos de ajuste, avanzando tímidamente el legislador en torno a ello (ley
26.773). Lo mismo ocurre en materia de indemnizaciones por despido, pues el salario entraña
siempre una exigencia de valor mínimo (vinculado con las necesidades a las que debe atender
0 servir), máxime cuando recurrentemente se afirma que las indemnizaciones laboralestienen
naturaleza alimentaria. En función detodo lo expuesto una conclusión se impone: los créditos
laborales deben mantener su valor. Ello implica, en un escenario común, que las deudas de va­
lor se fijan a valores actuales y las deudas de dinero se ajustan mediante índices. La norma que
se anota reconoce el distingo, pero dos escollos subsisten: la actualización de las deudas de di­
nero se encuentra prohibida y las deudas de valor, una vez cuantificadas, reciben el trata­
miento de las primeras (solución que no fuera unánimemente aceptada por la doctrina, pues
una parte de aquélla ha postulado que la obligación de valor debe subsistir como tal si una vez
cuantificada no sobreviene el pago inmediato). Por ende, en el marco del artículo sancionado,
se impone una correcta cuantificación a valores actuales y luego la aplicación de una tasa de
interés acorde a la realidad (actualización por vía indirecta) y la naturaleza alimentaria de los
créditos en juego.

Sección 2a — Obligaciones de hacer y de no hacer

Art. 773.— «Concepto». La obligación de hacer es aquella cuyo objeto consiste en la prestación de
un servicio o en la realización de un hecho, en el tiempo, lugar y modo acordados por las partes.
1 Concordancias con la normativa anterior: Cód. Civil, art. 625.

Análisis de la normativa anterior. La cuestión era regulada de forma similar en el art. 625 del
Cód. Civil, que señalaba que el obligado a hacer, o a prestar algún servicio, debía ejecutar el he­
cho en un tiempo propio, y del modo en que fue la intención de las partes que el hecho se eje­
cutara. Caso contrario, se tenía por no hecho, o podía destruirse lo que fuese mal hecho.

Análisis de la normativa del CCCN. La doctrina conceptualizó a la obligación de hacer como to­
da obligación que implica una actividad o cierto comportamiento por parte del deudor a favor
del acreedor. En cuanto al tiempo, debe estarse al plazo convenido por las partes de modo ex­
preso o tácito, según la naturaleza material y la finalidad de la prestación. El modo comprende
todas las restantes circunstancias, excepto el tiempo. De no ejecutarse el hecho o de realizarse
en forma contraria a la acordada o insuficiente, el acreedor puede pedir la ejecución forzada,
salvo que implique ejercer violencia sobre el deudor. También podrá reclamar el cumplimiento
por terceros a costa del deudor o exigir la reparación por los daños y perjuicios (art. 777).

Art. 774. — «Prestación de un servicio». La prestación de un servicio puede consistir:


a) en realizar cierta actividad, con la diligencia apropiada, independientemente de su
éxito. Las cláusulas que comprometen a los buenos oficios, o a aplicar los mejores
esfuerzos están comprendidas en este inciso;

hammurabi
487 Título I — Obligaciones en general Arts. 775/776

b) en procurar al acreedor cierto resultado concreto, con independencia de su efica­


cia;
c) en procurar al acreedor el resultado eficaz prometido. La cláusula llave en mano o
producto en mano está comprendida en este inciso.
Si el resultado de la actividad del deudor consiste en una cosa, para su entrega se aplican las reglas
de las obligaciones de dar cosas ciertas para constituir derechos reales.
■ Concordancias con lá normativa anterior: No existen concordancias.
Análisis de la normativa anterior. No existe norma similar.
Análisis de la normativa del CCCN. La doctrina y la jurisprudencia fueron delimitando las distin­
tas aristas de esta obligación, ya que no lo hacía el Código Civil. En primer lugar, debe decirse que
la norma bajo examen no constituye una enumeración taxativa, pues utiliza la palabra "puede",
con lo cual las partes podrán estipular otras prestaciones de servicio. Algunos casos que han ge­
nerado discusiones son la locación de obra, que si además el deudor se compromete a proveer los
materiales para la ejecución encuadraría en una "venta de cosa futura", y el contrato de compra­
venta, que conlleva una obligación de hacer (otorgar la escritura traslativa de dominio).

Art. 775. — «Realización de un hecho». El obligado a realizar un hecho debe cumplirlo en tiempo y
modo acordes con la intención de las partes o con la índole de la obligación. Si lo hace de otra ma­
nera, la prestación se tiene por incumplida, y el acreedor puede exigir la destrucción de lo mal he­
cho, siempre que tal exigencia no sea abusiva.
m Concordancias con la normativa anterior: Cód. Civil, art. 625.
Análisis de la normativa anterior. El art. 625 del Cód. Civil fue referido precedentemente en el
análisis del art. 773, al cual se remite.
Análisis de la normativa del CCCN. La norma señala que la ejecución del hecho se debe realizar
en el tiempo y modo en que haya sido pactado por las partes o según el tipo de obligación. Par­
te de esta reglamentación está contenida en el art. 773, con lo cual resulta redundante. Se en­
tiende que prevalece lo convenido por los sujetos del negocio y, si no estipularon nada al res­
pecto, se estará a la índole de la obligación. Se establece la causal de incumplimiento, que la
constituye la inejecución del hecho debido o incorrectamente realizado. En este último caso, el
acreedor puede exigir la destrucción del hecho incorrecto, y será el juez quien ponderará la ad­
misibilidad de tal petición, debiendo rechazarla si deviene abusiva. Finalmente, en cuanto al
pago, debe recordarse que rigen los requisitos establecidos en el art. 867.

Art. 776. — «Incorporación de terceros». La prestación puede ser ejecutada por persona distinta
del deudor, a no ser que de la convención, de la naturaleza de la obligación o de las circunstancias
resulte que éste fue elegido por sus cualidades para realizarla personalmente. Esta elección se pre­
sume en los contratos que suponen una confianza especial.
■ Concordancias con la normativa anterior: Cód. Civil, art. 626.
Análisis de la normativa anterior. Si bien con distinta redacción, el postulado de la norma se en­
contraba contenido en el art. 626 del Cód. Civil, que disponía que el hecho podía ser ejecutado
por otro distinto del obligado, a no ser que la persona del deudor hubiese sido elegida para ha­
cerlo por su industria, arte o cualidades personales.

Análisis de la normativa del CCCN. Las prestaciones fungibles son aquellas en las cuales la cali­
dad del deudor no interesa para ejecutar el hecho, es decir, que la realización del hecho podrá
ser efectuada por un tercero, ya que el acreedor al celebrar la obligación no tuvo en miras la per­

b hammurabi
Arts. 777/778 Libro III — Derechos personales 488

sonalidad del deudor. En cambio, en las infungibles, el acreedor sí tuvo en cuenta la aptitud, in­
dustria, arte o confianza especial — agrega la norma— del deudor y, por ello, lo eligió; por tal
motivo, no puede cumplir el negocio un sujeto distinto a éste. Por último, se señala que la nor­
ma posee plena consonancia con lo dispuesto por el art. 881 en cuanto a la ejecución de la obli­
gación por un tercero y que el acreedor podrá renunciar al derecho contenido en la disposición,
ya que es a su pleno beneficio.

Art. 777. — «Ejecución forzada». El incumplimiento imputable de la prestación le da derecho al


acreedor a:
a) exigir el cumplimiento específico;
b) hacerlo cumplir por terceros a costa del deudor;
c) reclamar los daños y perjuicios.
■ Concordancias con la normativa anterior: Cód. Civil, arts. 628 a 630.
Análisis de la normativa anterior. El art. 628 del Cód. Civil legitimaba al acreedor a reclamar los
daños y perjuicios en caso que el incumplimiento fuera por culpa del deudor. También estaba
facultado a exigirle la ejecución forzada en los términos del art. 629, siempre y cuando no de­
biera ejercerse violencia respecto de la persona del deudor. En este último supuesto podía pe­
dir los daños y perjuicios. Y, por último, el acreedor podía autorizar a un tercero a ejecutar el he­
cho a costa del deudor (art. 630).

Análisis de la normativa del CCCN. Los supuestos contenidos en la norma únicamente proce­
den en caso de que el incumplimiento haya sido por culpa del deudor. En ese caso, se mantie­
nen las prerrogativas concedidas al acreedor en el Código Civil. Conforme al primer inciso, pue­
de exigir el cumplimiento específico. Resulta indiscutible que no podrá ejercerse violencia con­
tra la persona del deudor. El segundo inciso lo faculta a hacerlo cumplir por tercero, a costa del
deudor. De darse este hipotético caso y que la ejecución del hecho fuere infungible, no se apli­
ca lo normado en el art. 776, ya que el mismo acreedor presta conformidad con la ejecución por
otro. Finalmente, puede reclamar los daños y perjuicios sufridos.

Art. 778. — «Obligación de no hacer». Es aquella que tiene por objeto una abstención del deudor
o tolerar una actividad ajena. Su incumplimiento imputable permite reclamar la destrucción física
de lo hecho, y los daños y perjuicios.
■ Concordancias con la normativa anterior: Cód. Civil, 632 a 634.

Análisis de la normativa anterior. El Código Civil regulaba las obligaciones de no hacer en los
arts. 632,633 y 634. El primero remitía a lo dispuesto en el art. 627 para el caso en que la omisión
del hecho resultase imposible sin culpa del deudor, o si éste hubiera sido obligado a ejecutarlo.
Luego, el art. 633 establecía que si el hecho fue ejecutado por culpa del deudor, el acreedor tenía
derecho a exigir que se destruyera lo que se hubiera hecho, o que se lo autorizara para destruirlo
a costa del deudor y, si esto no fuera posible, a tenor de lo que prescribía el art. 634, el acreedor
podía pedir los perjuicios e intereses que le trajo la ejecución del hecho.

Análisis de la normativa del CCCN. A las obl igaciones de no hacer se las considera negativas, ya
que consisten en la no realización de un determinado hecho. Esta abstención debe ser por un
determinado plazo y con los modos que establezcan las partes. Si el incumplimiento fue por cul­
pa del deudor, el acreedor puede peticionar la destrucción de lo hecho y los daños y perjuicios.
Algún sector de la doctrina interpreta que si procede la destrucción, no resulta admisible la in­
demnización.

hammurabi
489 Título I — Obligaciones en general Arts. 779/781

Sección 3a — Obligaciones alternativas

Art. 779.— «Concepto». La obligación alternativa tiene por objeto una prestación entre varias que
son independientes y distintas entre sí. El deudor está obligado a cumplir una sola de ellas.
■ Concordancias con la normativa anterior: Cód. Civil, arts. 635 y 636.
Análisis de la normativa anterior. Si bien el Código Civil no contenía una definición textual, la
misma se desprendía-de los arts. 635 y 636. Así, el primero de ellos establecía que tenía por ob­
jeto una de entre muchas prestaciones independientes y distintas las unas de las otras en el tí­
tulo, de modo que la elección que debía hacerse entre ellas quedara desde el principio indeter­
minada. Y el art. 636 agregaba que el obligado alternativamente a diversas prestaciones sólo lo
estaba a cumplir con una de ellas íntegramente, fuere la prestación de una cosa o de un hecho,
o del lugar del pago, o de cosas, hechos y lugar de la entrega.
Análisis de la normativa del CCCN. El CCCN propone un concepto de obligación alternativa
que se enrola con la codificada en el cuerpo normativo de Vélez. En la obligación van a consti­
tuirse varias prestaciones distintas entre sí, pero sólo una de ellas debe entregar el deudor para
cumplir con la obligación, por eso son disyuntivas. El art. 725 incorpora los requisitos que debe
contener la prestación, por lo que las distintas prestaciones que se constituyan en el negocio de­
berán respetar esos requisitos. El art. 638 del Cód. Civil daba solución a este conflicto, ya que si
una de las prestaciones no podía ser objeto de la obligación, la otra era debida al acreedor.

Art. 780.— «Elección. Sujetos. Efectos». Excepto estipulación en contrario, la facultad de elegir co­
rresponde al deudor. La opción que corresponde a varias personas requiere unanimidad. Si la parte
a quien corresponde la elección no se pronuncia oportunamente, la facultad de opción pasa a la
otra. Si esa facultad se ha deferido aun tercero y éste no opta en el plazo fijado, corresponde al deu­
dor designar el objeto del pago.
En las obligaciones periódicas, la elección realizada una vez no implica renuncia a la facultad de op­
tar en lo sucesivo.
La elección es irrevocable desde que se la comunica a la otra parte o desde que el deudor ejecuta al­
guna de las prestaciones, aunque sea parcialmente.
Una vez realizada, la prestación escogida se considera única desde su origen, y se aplican las reglas
de las obligaciones de dar, de hacer o de no hacer, según corresponda.
■ Concordancias con la normativa anterior: Cód. Civil, arts. 637 y 640.

Análisis de la normativa anterior. El Código Civil confería al deudor la facultad de elección con­
sistente en elegir cuál de todas las prestaciones constituirá el pago y en cuanto a las prestacio­
nes anuales, la opción hecha para un año no obligaba para los otros.

Análisis de la normativa del CCCN. Al no ser una disposición de orden público, salvo conven­
ción en contrario, el deudor es quien realiza la elección. Esta es una facultad jurídica y su ejerci­
cio produce la concentración de lo debido, lo que importa ponerle fin al estado de incertidum-
bre del inicio de la obligación. Se aplica, al igual que en las obligaciones de género, el sistema
de la declaración notificada, según el cual la elección se tiene por cumplida desde el momento
en que es notificada al acreedor, si la efectúa el deudor, y a ambos, si la efectúa un tercero (véa­
se el comentario al art. 762).

Art. 781.— «Obligación alternativa regular». En los casos en que la elección corresponde al deudor
y la alternativa se da entre dos prestaciones, se aplican las siguientes reglas:
a) si una de las prestaciones resulta imposible por causas ajenas a la responsabilidad
de las partes, o atribuibles a la responsabilidad del deudor, la obligación se concen­

hammurabi
Art. 782 Libro III — Derechos personales 490

tra en la restante; si la imposibilidad proviene de causas atribuibles a la responsa­


bilidad del acreedor, el deudor tiene derecho a optar entre dar por cumplida su obli­
gación; o cumplir la prestación que todavía es posible y reclamar los daños y perjui­
cios emergentes de la mayor onerosidad que le cause el pago realizado, con rela­
ción al que resultó imposible;
b) si todas las prestaciones resultan imposibles, y la imposibilidad es sucesiva, la obli­
gación se concentra en esta última, excepto si la imposibilidad de alguna de ellas
obedece a causas que comprometen la responsabilidad del acreedor; en este caso,
el deudor tiene derecho a elegir con cuál queda liberado;
c) si todas las prestaciones resultan imposibles por causas atribuibles a la responsabi­
lidad del deudor, y la imposibilidad es simultánea, se libera entregando el valor de
cualquiera de ella; si lo son por causas atribuibles a la responsabilidad del acreedor,
el deudor tiene derecho a dar por cumplida su obligación con una y reclamar los da­
ños y perjuicios emergentes de la mayor onerosidad que le ocasione el pago reali­
zado, con relación al que resultó imposible;
d) si todas las prestaciones resultan imposibles por causas ajenas a la responsabilidad
de las partes, la obligación se extingue.
■ Concordancias con la normativa anterior: Cód. Civil, art. 639.

Análisis de la normativa anterior. Algunas de las disposiciones contenidas en este artículo, así
como en el siguiente, estaban diseminadas en los arts. 639 a 641 del Código Civil.

Análisis de la normativa del CCCN. El CCCN recepta la clasificación doctrinaria que catalogaba
a las obligaciones alternativas como regulares (aquellas en las que era el deudor quien tenía la
facultad de elección), e irregulares (cuando estaba la prerrogativa en cabeza del deudor). La
metodología propuesta presenta una redacción más clara y ordenada que la de su antecesor.
Para que la normativa en comentario resulte aplicable se deben dar dos supuestos: que la elec­
ción esté en manos del deudor y que ésta deba realizarse entre dos prestaciones. En cuanto a es­
tas últimas, deben recordarse los requisitos del objeto comprendidos en el art. 725.

Art. 782. — «Obligación alternativa irregular». En los casos en que la elección corresponde al acre­
edor y la alternativa se da entre dos prestaciones, se aplican las siguientes reglas:
a) si una de las prestaciones resulta imposible por causas ajenas a la responsabilidad
de las partes, o atribuibles a la responsabilidad del acreedor, la obligación se con­
centra en la restante; si la imposibilidad proviene de causas atribuibles a la respon­
sabilidad del deudor, el acreedor tiene derecho a optar entre reclamar la prestación
que es posible, o el valor de la que resulta imposible;
b) si todas las prestaciones resultan imposibles y la imposibilidad es sucesiva, la obli­
gación se concentra en la última, excepto que la imposibilidad de la primera obe­
dezca a causas que comprometan la responsabilidad del deudor; en este caso el
acreedor tiene derecho a reclamar el valor de cualquiera de las prestaciones;

c) si todas las prestaciones resultan imposibles por causas atribuibles a la responsabi­


lidad del acreedor, y la imposibilidad es simultánea, el acreedor tiene derecho a ele­
gir con cuál de ellas queda satisfecho, y debe al deudor los daños y perjuicios emer­
gentes de la mayor onerosidad que le reporte el pago realizado; si lo son por causas
atribuibles a la responsabilidad del deudor, el acreedor tiene derecho a elegir con el
valor de cuál de ellas queda satisfecho;

hammurabi
491 Título I — Obligaciones en general Arts. 783/785

d) si todas las prestaciones resultan imposibles por causas ajenas a la responsabilidad


de las partes, la obligación se extingue.
■ Concordancias con la normativa anterior: Cód. Civil, art. 641.

Análisis de la normativa anterior. Como se precisó en el comentario a la norma que antecede,


las disposiciones de este artículo estaban dispersas en los arts. 639 a 641.

Análisis de la normativa del CCCN. La norma bajo examen únicamente resulta de aplicación
cuando sea el acreedor quien tiene la facultad de la elección y sólo se hayan establecido dos
prestaciones. Para que el acreedortenga la prerrogativa de la elección, debe haberse estipula­
do especialmente por las partes, pues la regla es que sea el deudor quien realice la individuali­
zación (art. 780).

Art. 783. — «Elección por un tercero». Las opciones conferidas al deudor y al acreedor en los arts.
781 y 782 también pueden ser ejercidas, a favor de aquéllos, por un tercero a quien le haya sido en­
cargada la elección.
■ Concordancias con la normativa anterior: No existen concordancias.

Análisis de la normativa anterior. No existe norma similar.

Análisis de la normativa del CCCN. Si bien, como se señaló, el Código Civil no preveía el supues­
to de elección por un tercero, la doctrina y la jurisprudencia eran contestes en aceptarlo. La elec­
ción por un tercero resulta únicamente procedente si las partes así lo convinieron. Asimismo, en
caso de que sean varios los terceros quienes deban efectuar la elección, rige también el art. 780
que exige la unanimidad de todos.

Art. 784. — «Elección de modalidades o circunstancias». Si en la obligación se autoriza la elección


respecto de sus modalidades o circunstancias, se aplican las reglas precedentes sobre el derecho de
realizar la opción y sus efectos legales.
■ Concordancias con la normativa anterior: No existen concordancias.

Análisis de la normativa anterior. No existe norma similar.

Análisis de la normativa del CCCN. La norma que se analiza remite a las disposiciones de este
parágrafo para el caso en que la elección se lleve a cabo de conformidad con su modalidad, o
bien, con sus circunstancias.

Art. 785. — «Obligaciones de género limitado». Las disposiciones de esta Sección se aplican a las
obligaciones en las que el deudor debe entregar una cosa incierta pero comprendida dentro de un
número de cosas ciertas de la misma especie.
■ Concordancias con la normativa anterior: No existen concordancias.

Análisis de (a normativa anterior. No existe norma similar.

Análisis de la normativa del CCCN. La doctrina y la jurisprudencia definieron a las obligaciones


de género limitado como aquellas en las cuales la elección debe realizarse respecto de un nú­
mero limitado de cosas que pertenecen a la misma especie. La jurisprudencia entendió en va­
rios pronunciamientos que si la obligación es de género limitado, es decir, que el sujeto que de­
ba efectuar la elección debe hacerlo respecto de un número acotado de cosas, el caso fortuito
libera al deudor, ello siempre y cuando logre probarlo.

hammurabi
Arts. 786/789 Libro III — Derechos personales 492

Sección 4a — Obligaciones facultativas

Art. 786. — «Concepto». La obligación facultativa tiene una prestación principal y otra accesoria.
El acreedor solo puede exigir la principal, pero el deudor puede liberarse cumpliendo la accesoria.
El deudor dispone hasta el momento del pago para ejercitar la facultad de optar.
■ Concordancias con la normativa anterior: Cód. Civil, art. 643.
Análisis de la normativa anterior. El Código Civil definía en el art. 643 a las obligaciones facul­
tativas como aquellas que tenían sólo una prestación, pero daban al deudor la facultad de sus­
tituir esa prestación por otra.
Análisis de la normativa del CCCN. Las obligaciones facultativas están integradas por una pres­
tación principal y otra accesoria; el deudor se libera cumpliendo con cualquiera, pero el acree­
dor puede reclamar la accesoria sólo en caso de imposibilidad de la principal. En cuanto a las
prestaciones, rigen los requisitos contenidos en el art. 725.

Art. 787. — «Extinción». La obligación facultativa se extingue si la prestación principal resulta im­
posible, sin perjuicio de la responsabilidad que pueda corresponder.
m Concordancias con la normativa anterior: Cód. Civil, art. 647.

Análisis de la normativa anterior. La extinción de las obligaciones alternativas estaba conteni­


da en el art. 647 del Cód. Civil que establecía que si "la prestación principal perece sin culpa del
deudor, antes que éste se haya constituido en mora, o porque se hubiese hecho imposible su
cumplimiento, aunque el objeto de la prestación accesoria no hubiese perecido, y fuese posible
su entrega".

Análisis de la normativa del CCCN. El CCCN establece que si la prestación principal se torna im­
posible, la obligación se extingue. Esto elimina todo tipo de discusión doctrinaria en torno a si
todas constituían la obligación principal o sólo una. Está claro que la prestación principal revis­
te el carácter de objeto de la obligación.

Art. 788. — «Caso de duda». En caso de duda respecto a si la obligación es alternativa o facultati­
va, se la tiene por alternativa.
■ Concordancias con la normativa anterior: No existen concordancias.

Análisis de la normativa anterior. No existe norma similar.

Análisis de la normativa del CCCN. La norma es clara, ya que remite a las obligaciones alterna­
tivas para el caso que de los términos de la obligación no se pueda determinar con exactitud si
corresponde a aquéllas o a las facultativas.

Art. 789. — «Opción entre modalidades y circunstancias». Si en la obligación se autoriza la opción


respecto de sus modalidades o circunstancias, se aplican las reglas precedentes.
■ Concordancias con la normativa anterior: No existen concordancias.

Análisis de la normativa anterior. No existe norma similar.

Análisis de la normativa del CCCN. Se prevé la misma disposición que para el caso de las obli­
gaciones alternativas (véase el análisis del art. 784).

hammurabi
493 Título I — Obligaciones en general Arts. 790/792

Sección 5a — Obligaciones con cláusula penal y sanciones conminatorias

Art. 790.— «Concepto». La cláusula penal es aquella por la cual una persona, para asegurar el cum­
plimiento de una obligación, se sujeta a una pena o multa en caso de retardar o de no ejecutar la
obligación.
m Concordancias con la normativa anterior: Cód. Civil, art. 652; Cód. de Comercio, art. 189.

Análisis de la normativa anterior. El texto del art.652 del Cód. Civil resulta ser similar al de la
norma que se analiza. Por su parte, el Código de Comercio no definía la figura en cuestión, só­
lo la mencionaba en el art. 189 que regulaba: "Si al contrato de transporte se hubiese agrega­
do una cláusula penal por el no cumplimiento o el retardo en la entrega, podrá siempre pedir­
se la ejecución del transporte y la pena. Para tener derecho a la pena pactada, no es necesario
acreditar un perjuicio, y el importe de ella podrá deducirse del precio convenido. En el caso en
que se probare que el perjuicio inmediato y directo que se haya experimentado es superior a la
pena, se podrá exigir el suplemento. Si el porteador estuviese exento de responsabilidad, con
arreglo a las disposiciones de los arts. 172 y 188, no habrá lugar al pago de la pena".

Análisis de la normativa del CCCN. Se mantiene intacto el concepto de cláusula penal, motivo
por el cual las críticas que ha efectuado la doctrina en torno a su definición no han sido atendi­
das. Las discrepancias radican principalmente en relación a la función que le asignan del insti­
tuto. Algún sector de la doctrina estima que posee una función compulsiva, ya que está dirigi­
da a castigar una conducta y constriñe psicológicamente al deudor para el cumplimiento de la
obligación principal. Otros la enmarcan como una prefijación o liquidación de los daños y per­
juicios, y el grupo mayoritario considera que encarna una función polivalente y, pues implica
una liquidación convencional a priori de los daños y perjuicios y busca compeler al deudor a sa­
tisfacer la prestación principal. Más allá de estas consideraciones, lo cierto es que la cláusula pe­
nal es de interpretación restrictiva.

Art. 791. — «Objeto». La cláusula penal puede tener por objeto el pago de una suma de dinero, o
cualquiera otra prestación que pueda ser objeto de las obligaciones, bien sea en beneficio del acre­
edor o de un tercero.
■ Concordancias con la normativa anterior: Cód. Civil, art. 653.

Análisis de la normativa anterior. El art. 653 del Cód. Civil posee una redacción similar a la de la
norma que se analiza.

Análisis de la normativa del CCCN. El artículo establece qué puede ser objeto de la cláusula pe­
nal y quiénes pueden ser beneficiarios de la misma. En cuanto al objeto, el CCCN especifica los
requisitos que debe tener la prestación en el art. 725, a saber: material, jurídicamente posible,
lícita, determinada o determinable, susceptible de valoración económica y corresponder a un
interés patrimonial o extrapatrimonial del acreedor.

Art. 792. — «Incumplimiento». El deudor que no cumple la obligación en el tiempo convenido de­
be la pena, sino prueba la causa extraña que suprime la relación causal. La eximente del caso fortui­
to debe ser interpretada y aplicada restrictivamente.
■ Concordancias con la normativa anterior: Cód. Civil, art. 654.

Análisis de la normativa anterior. El texto del art. 654 del Código de Vélez Sársfield se diferen­
ciaba del actual, al establecer: "Incurre en la pena estipulada, el deudor que no cumple la obli­
gación en el tiempo convenido, aunque por justas causas no hubiese podido verificarlo".

b hammurabi
Arts. 793/794 Libro III — Derechos personales 494

Análisis de la normativa del CCCN. El ordenamiento introduce dos novedades. En primer tér­
mino, se admiten las eximentes que fracturan el nexo causal. Es decir, una vez acreditada por el
deudor la "causa extraña" no responde por la cláusula penal. En segundo lugar, en el supuesto
en que el deudor alegue caso fortuito, le impone al juzgador el deber de interpretary aplicar la
eximente en forma restrictiva. Cabe aclarar que el CCCN posee una norma expresa que prescri­
be que el caso fortuito o fuerza mayor eximen de responsabilidad, excepto disposición en con­
trario (art. 1730). Además, sella la discusión doctrinaria y jurisprudencial en cuanto a las conse­
cuencias en uno y otro caso, ya que establece que son sinónimos. Por ello, también este artícu­
lo comprende la fuerza mayor.

Art. 793.— «Relación con la indemnización». La pena o multa impuesta en la obligación suple la in­
demnización de los daños cuando el deudor se constituyó en mora; y el acreedor no tiene derecho
a otra indemnización, aunque pruebe que la pena no es reparación suficiente.
■ Concordancias con la normativa anterior: Cód. Civil, art. 655.

Análisis de la normativa anterior. El art. 655 del Cód. Civil proponía una redacción similar a la
de la norma que se analiza, excepto que contenía el término "reparación" en lugar de "indem­
nización".

Análisis de la normativa del CCCN. El CCCN, al igual que su antecesor, regula la inmutabilidad
de la pena, con mínimas excepciones, como por ejemplo, las facultades del juez previstas en los
arts. 794 y 798. Por ello, se habla de inmutabilidad relativa. Nótese que se admite su modifica­
ción para el caso en que el damnificado sea el deudor (art. 794), pero no si es el acreedor (art.
793). La acumulación de la pena y la indemnización de daños y perjuicios, en principio, está ve­
dada, pero la regla cede por pacto expreso de las partes o, en el caso que la pena se haya esti­
pulado por el simple retardo (art. 797). En cuanto a la mora, requisito insoslayable para que
proceda la reparación, se remite al lector al comentario de los arts. 886 y siguientes.

Art. 794. — «Ejecución». Para pedir la pena, el acreedor no está obligado a probar que ha sufrido
perjuicios, ni el deudor puede eximirse de satisfacerla, acreditando que el acreedor no sufrió perjui­
cio alguno.
Los jueces pueden reducir las penas cuando su monto desproporcionado con la gravedad de la fal­
ta que sancionan, habida cuenta del valor de las prestaciones y demás circunstancias del caso, con­
figuran un abusivo aprovechamiento de la situación del deudor.
■ Concordancias con la normativa anterior: Cód. Civil, art. 656.

Análisis de la normativa anterior. El texto del art. 656 del Cód. Civil presentaba una redacción
idéntica a la de la norma que se analiza.

Análisis de la normativa del CCCN. El CCCN no introduce modificaciones a la antigua legisla­


ción. En cuanto al párr. 2o de la norma en comentario, doctrinariamente se han establecido las
pautas para la determinación de los casos de exceso de la pena: gravedad de la falta que san­
cionan, hace referencia al grado de reproche y al resultado objetivo que produce; el valor de
las prestaciones y el daño sufrido, el exceso debe estar presente al momento de la aplicación de
la pena; la naturaleza y el origen de las prestaciones a las cuales accede, el supuesto se puede
dar en los casos en que la cláusula es un porcentaje de la obligación principal, pues la confron­
tación se advierte entre la limitación de la cláusula penal y el tope de los intereses; y por último,
el abusivo aprovechamiento de la situación del deudor, este aspecto se conjuga con el art. 332,
al cual se remite.

■ hammurabi
495 Título I — Obligaciones en general Arts. 795/798

Art. 795. — «Obligaciones de no hacer». En las obligaciones de no hacer el deudor incurre en la pe­
na desde el momento que ejecuta el acto del cual se obligó a abstenerse.
■ Concordancias con la normativa anterior: Cód. Civil, art. 657.
Análisis de la normativa anterior. El texto del art. 657 del Cód. Civil presentaba una redacción
idéntica a la de la norma que se analiza.
Análisis de la normativa del CCCN. La norma es clara y establece el momento en el cual la pena
resulta exigible. En cuanto a las obligaciones de no hacer, se encuentran definidas en el art. 778
como aquellas que tienen por objeto una abstención deí deudor o tolerar una actividad ajena.

Art. 796. — «Opciones del deudor». El deudor puede eximirse de cumplir la obligación con el pago
de la pena únicamente si se reservó expresamente este derecho.
■ Concordancias con la normativa anterior: Cód. Civil, art. 658.
Análisis de la normativa anterior. El art. 658 del Cód. Civil regulaba en idéntico sentido al de la
norma que se analiza que el deudor no podía eximirse de cumplir la obligación, pagando la pe­
na, sino en el caso en que expresamente se hubiese reservado este derecho.
Análisis de la normativa del CCCN. Se optó por una redacción positiva que propone a la cláu­
sula penal como penitencial o de desistimiento. Al igual que su antecesor, de habilitarse al deu­
dor— por convención entre las partes— a que entregue el objeto de la cláusula penal en defec­
to de la prestación, se estaría frente a una obligación facultativa (véase art. 786), es decir, el ins­
tituto en estudio perdería su razón de ser.

Art. 797. — «Opciones del acreedor». El acreedor no puede pedir el cumplimiento de la obligación
y la pena, sino una de las dos cosas, a su arbitrio, a menos que se haya estipulado la pena por el sim­
ple retardo, o que se haya estipulado que por el pago de la pena no se entienda extinguida la obli­
gación principal.
■ Concordancias con la normativa anterior: Cód. Civil, art. 659.
Análisis de la normativa anterior. El texto del art. 659 del Cód. Civil era de similar redacción al
de la norma que se analiza, por lo que el contenido normativo no ha sido alterado.
Análisis de la normativa del CCCN. La disposición cierra toda posibilidad al acreedor para que
reciba la pena y la prestación, salvo dos excepciones. En primer lugar, la pena por el simple re­
tardo, que es la llamada cláusula penal moratoria. Al respecto, señala la doctrina que no sólo
contempla los supuestos de cumplimiento fuera de término, sino que también deben incluirse
aquellos cumplimientos producidos en forma distinta a lo convenido (irregular, parcial, defec­
tuoso, fuera de lugar, etcétera). Por otra parte, las cláusulas moratorias admiten prestaciones
duraderas o reiteradas (detracto sucesivo), lo cual implica cuestionarse hasta cuándo éstas son
debidas. En segundo lugar, la regla cede cuando de la obligación se desprenda que el pago de .
la pena no extingue la obligación principal.

Art. 798. — «Disminución proporcional». Si el deudor cumple sólo una parte de la obligación, o la
cumple de un modo irregular, o fuera del lugar o del tiempo a que se obligó, y el acreedor la acepta,
la pena debe disminuirse proporcionalmente.
a Concordancias con la normativa anterior: Cód. Civil, art. 660.
Análisis de la normativa anterior. El texto del art. 660 del Cód. Civil presentaba idéntica redac­
ción a la de la norma que se analiza, pero en su última parte contenía lo siguiente: "y el juez pue­
de arbitrarla si las partes no se conviniesen".

° hammurabi
Arts. 799/801 Libro III — Derechos personales 496

Análisis de la normativa del CCCN. La norma debe ser conjugada con el artículo precedente,
que admite la acumulación de la pena para el caso en que se haya estipulado por el cumpli­
miento tardío y que, según el texto en comentario, debe disminuirse proporcionalmente si el
acreedor la acepta. Se suprime la facultad del juez de efectuar la reducción, pues existen otros
sujetos que también deberán aplicar la norma, por ejemplo, si las partes decidieron someter la
controversia a la decisión de árbitros. De todos modos, está claro que prevalece lo convenido
por las partes en el supuesto de que hayan pactado la reducción.

Art. 799. — «Divisibilidad». Sea divisible o indivisible la obligación principal, cada uno de los co­
deudores o de los herederos del deudor no incurre en la pena sino en proporción de su parte, siem­
pre que sea divisible la obligación de la cláusula penal.
■ Concordancias con la normativa anterior: Cód. Civil, art. 661.

Análisis de la normativa anterior. El art. 661 del Cód. Civil poseía idéntico contenido al de la
norma que se analiza.

Análisis de la normativa del CCCN. La norma en comentario, al igual que la subsiguiente, regu­
la los supuestos de las obligaciones de sujeto plural (Sección séptima del presente Capítulo) y es­
tablece como principio general que cada uno de los deudores responda por su parte siempre y
cuando la pena sea divisible, es decir, que sea susceptible de cumplimiento parcial (art. 805).

Art. 800.— «Indivisibilidad». Si la obligación de la cláusula penal es indivisible, o si es solidaria aun­


que divisible, cada uno de los codeudores, o de los coherederos del deudor, queda obligado a satis­
facer la pena entera.
■ Concordancias con la normativa anterior: Cód. Civil, art. 662.

Análisis de la normativa anterior. El art. 662 del Cód. Civil presentaba idéntica redacción a la de
la norma que se analiza.

Análisis de la normativa del CCCN. La disposición plantea los supuestos en los cuales los codeu­
dores o coherederos de éstos deben responder en forma solidaria. Cabe recordar que la solida­
ridad no se presume (art. 828), por ello el art. 827 establece que debe surgir de la ley, que según
el artículo en comentario sucede cuando la cláusula penal es indivisible, o bien, del título cons­
titutivo (art. 827), es decir, cuando las partes lo hayan convenido.

Art. 801. — «Nulidad». La nulidad de la obligación con cláusula penal no causa la de la principal.
La nulidad de la principal causa la de la cláusula penal, excepto si la obligación con cláusula penal
fue contraída por otra persona, para el caso que la principal fuese nula por falta de capacidad del
deudor.
■ Concordancias con la normativa anterior: Cód. Civil, arts. 663 y 664.

Análisis de la normativa anterior. El Código Civil trataba el tema de la nulidad en dos artículos
que luego se armaron en el CCCN. El art. 663 regulaba que: "La nulidad de la obligación princi­
pal causa la nulidad de la cláusula penal; pero la nulidad de ésta deja subsistente la obligación
principal", y el 664 prescribía: "Subsistirá, sin embargo, la obligación de la cláusula penal, aun­
que la obligación no tenga efecto, si ella se ha contraído por otra persona, para el caso de no
cumplirse por ésta lo prometido".

Análisis de la normativa del CCCN. El texto establece el carácter de accesorio de la cláusula pe­
nal respecto de la obligación principal, que antiguamente se encontraba expresamente regu­

■ hammurabi
497 Título l — Obligaciones en general Arts. 802/804

lado en el art. 524 del Cód. Civil. De conformidad con el rasgo de accesorio de la pena, la doctri­
na discrepa acerca de la extinción en los casos de cumplimiento defectuoso (fuera de tiempo o
de lugar, cumplimiento parcial, etcétera). Algunos, consideran que si el acreedor no hace reser­
va al recibir la prestación principal, la pena se extingue y, otros alegan que subsiste. Además, la
solución prevista en la norma guarda sintonía con el contenido de los arts. 856 y 857, pero se es­
tablece como excepción el caso de que la pena haya sido celebrada por otra persona y si la nuli­
dad de la obligación principal fue a causa de la falta de capacidad del deudor. En cuanto a la ca­
pacidad para contratar y sus consecuencias en caso de ausencia, se encuentran reguladas en los
arts. 1000 a 1002.

Art. 802. — «Extinción de la obligación principal». Si la obligación principal se extingue sin culpa
del deudor queda también extinguida la cláusula penal.
■ Concordancias con la normativa anterior: Cód. Civil, art. 665.

Análisis de la normativa anterior. El art. 665 del Cód. Civil presentaba idéntica redacción a la de
la norma analizada.

Análisis de la normativa del CCCN. Al igual que su antecesor, el nuevo art. 802 prevé la extin­
ción de la cláusula penal para el supuesto en que la obligación principa! se haya extinguido por
culpa del deudor, ello en virtud del carácter accesorio de la pena y en consonancia con lo nor­
mado por el art. 857.

Art. 803. — «Obligación no exigible». La cláusula penal tiene efecto, aunque sea puesta para ase­
gurar el cumplimiento de una obligación que al tiempo de concertar la accesoria no podía exigirse
judicialmente, siempre que no sea reprobada por la ley.
■ Concordancias con la normativa anterior: Cód. Civil, art. 666.

Análisis de la normativa anterior. El texto del art. 666 del Cód. Civil no presentaba divergencias
con la norma que se analiza.

Análisis de la normativa del CCCN. El CCCN suprimió las llamadas "obligaciones naturales",
que tenían encuadre legal en los arts. 515 a 518 del Cód. Civil. A ese concepto se aproxima la si­
tuación prevista por el art. 728: "Lo entregado en cumplimiento de deberes morales o de con­
ciencia es irrepetible". Pues bien, la norma en análisis adiciona que la pena se mantiene en vi­
gencia aun en el caso de que la obligación principal no podía exigirse judicialmente "al momen­
to de concertar la accesoria", requisito que el cuerpo normativo anterior no regulaba. Este as­
pecto constituye una excepción al carácter accesorio.

Art. 804.— «Sanciones conminatorias». Los jueces pueden imponer en beneficio del titular del de­
recho, condenaciones conminatorias de carácter pecuniario a quienes no cumplen deberes jurídicos
impuestos en una resolución judicial. Las condenas se deben graduar en proporción al caudal eco­
nómico de quien debe satisfacerlas y pueden ser dejadas sin efecto o reajustadas si aquél desiste de
su resistencia y justifica total o parcialmente su proceder.
La observancia de los mandatos judiciales impartidos a las autoridades públicas se rige por las nor­
mas propias del derecho administrativo.
■ Concordancias con la normativa anterior: Cód. Civil, art. 666 bis.

Análisis de la normativa anterior. El texto del art. 666 bis del Cód. Civil no contenía el último
párrafo de la disposición en estudio. El resto se mantiene incólume.

> hammurabi
Arts. 805/806 Libro III — Derechos personales 498

Análisis de la normativa del CCCN. El objeto de las también denominadas astreintes es compe­
ler a un sujeto a cumplir un determinado deber judicial. Por ello, los únicos facultados a fijarlas
son los magistrados. Entre sus rasgos característicos se mencionan: son accesorias del deber
principal, son discrecionales del órgano jurisdiccional, ya sea en cuanto a su procedencia como
a su extensión, son dinerarias, a su vez, el crédito que nace de la sanción puede ser cedido y
transmitido mortis causa y, finalmente, son ejecutables. Otro aspecto relevante, y como se dijo,
discrecional del juez, es su cuantía, ya que, para que el instituto logre su cometido, tiene que fi­
jarse según el estado patrimonial del destinatario. En cuanto al texto incorporado, cabe aclarar
que no veda la posibilidad de fijar sanciones conminatorias al Estado, pues en la práctica se ad­
vierte que gracias a las astreintes organismos del Estado cumplen al menos tardíamente sus
obligaciones. El párrafo hace referencia al trámite administrativo interno por el cual se dará
cumplimiento al mandato judicial.

Sección 6a — Obligaciones divisibles e indivisibles

Parágrafo 1o — Obligaciones divisibles

Art. 805. — «Concepto». Obligación divisible es la que tiene por objeto prestaciones susceptibles
de cumplimiento parcial.
■ Concordancias con la normativa anterior: Cód. Civil, art. 667.

Análisis de la normativa anterior. El art. 667 definía en forma conjunta a las obligaciones divi­
sibles e indivisibles.

Análisis de la normativa del CCCN. El CCCN escinde las obligaciones divisibles e indivisibles y las
trata por separado. La doctrina en forma conteste sostiene que no sólo basta la división mate­
rial de la cosa, sino también que dicha división no implique un menoscabo o detrimento de su
valor, criterio que es receptado por el art. 806. Por otra parte, rige en la materia el principio de
divisibilidad en las obligaciones de sujeto plural simplemente mancomunadas con el objetivo
de que todos los acreedores y deudores busquen el cumplimiento de la obligación (art. 808).

Art. 806. — «Requisitos». La prestación jurídicamente divisible exige la concurrencia de los si­
guientes requisitos:
a) ser materialmente fraccionable, de modo que cada una de sus partes tenga la mis­
ma calidad del todo;
b) no quedar afectado significativamente el valor del objeto, ni ser antieconómico su
uso y goce, por efecto de la división.
■ Concordancias con la normativa anterior: No existen concordancias.

Análisis de la normativa anterior. El Código de Vélez no determinaba los requisitos para que el
objeto de la obligación pueda ser divisible, con lo cual, quedaba a criterio de las partes y, en ca­
so de discrepancia, del juez.

Análisis de la normativa del CCCN. La doctrina y la jurisprudencia, en ausencia de normativa al


respecto, se habían encargado de determinar los supuestos que debían acaecer para que la
prestación sea divisible, por lo que el CCCN se limita a acogerlos. Se entiende que todos los re­
quisitos que estipula la norma se deben cumplir, de lo contrario, la prestación deviene indivisi­
ble. Por otra parte, esta disposición deber ser interpretada en consonancia con lo previsto por
el art. 725 en cuanto a los requisitos que debe presentar la prestación que constituye el objeto

a hammurabi
499 Título I — Obligaciones en general Arts. 807/809

de la obligación. Así, el inc. b) se encuentra íntimamente relacionado con la exigencia de valo­


ración económica y el interés patrimonial o extramatrimonial del acreedor. Finalmente, el inc.
a) se refiere a que la división no implique un detrimento en la esencia o sustancia de la cosa de
modo tal que laaniquile y quede, por ejemplo, fuera del comercio.

Art. 807. — «Deudor y acreedor singulares». Sí sólo hay un deudor y un acreedor, la prestación de­
be ser cumplida por entero, aunque su objeto sea divisible..
m Concordancias con la normativa anterior: No existen concordancias.

Análisis de ía normativa anterior. No existe norma similar.

Análisis de la normativa del CCCN. La disposición en comentario está en sintonía con el princi­
pio de identidad del pago, cuyo respaldo legal radica en el art. 869 y según el cual el acreedor
no está obligado a recibir pagos parciales, salvo cuando así lo establezca la ley, las partes o se
trate de una parte ¡líquida. En igual sentido regulaba el Código Civil en su art. 742: "Cuando el
acto de la obligación no autorice los pagos parciales, no puede el deudor obligar al acreedor a
que acepte en parte el cumplimiento de la obligación".

Art. 808. — «Principio de división». Si la obligación divisible tiene más de un acreedor o más de un
deudor, se debe fraccionar en tantos créditos o deudas iguales, como acreedores o deudores haya,
siempre que el título constitutivo no determine proporciones distintas.
Cada una de las partes equivale a una prestación diversa e independiente. Los acreedores tienen de­
recho a su cuota y los deudores no responden por la insolvencia de los demás.
■ Concordancias con la normativa anterior: Cód. Civil, arts. 674 y 691.

Análisis de la normativa anterior. El cuerpo normativo de Vélez, si bien con distinta redacción,
presentaba en dos de sus normas soluciones como la prevista por la norma que se analiza. Así,
el art. 674 regulaba bajo el título de las obligaciones con objeto divisible y, el art. 691, los supues­
tos de obligaciones simplemente mancomunadas.

Análisis de la normativa del CCCN. El principio de división del objeto en el caso de las obliga­
ciones con multiplicidad de sujetos ya sea en su faz activa o pasiva se mantiene en vigencia, mo­
tivo por el cual la aplicación de este principio implicará la creación de una pluralidad de víncu-
losobligacionales. La doctrina lofundamenta en el beneficio dequetodoslosacreedoresy deu­
dores contribuyan al cumplimiento de la obligación. Las causas del fraccionamiento se pueden
ordenar de la siguiente manera: en primer término, por disposición de las partes, ya que prima
el principio de autonomía de la voluntad (art. 2651) y, en segundo lugar, mortis causa o disposi­
ción legal (artículo en comentario).
III. Dchos. personales

Art. 809. — «Límite de la divisibilidad». La divisibilidad de la obligación no puede invocarse por el


codeudor a cuyo cargo se deja el pago de toda la deuda.
■ Concordancias con la normativa anterior: No existen concordancias.

Análisis de la normativa anterior. No existe norma similar.

Análisis de la normativa del CCCN. El caso posee estrecha relación con los supuestos de obliga­
ciones solidarias, pues cuando la solidaridad es pasiva un solo deudor debe responder por el to­
tal de la prestación si el acreedor así lo exigiese. La conceptualización de dichas obligaciones es­
tá tratada en los arts. 827 y 833 a 843.

b hammurabi
Arts. 810/812 Libro III — Derechos personales 500

Art. 810.— «Derecho al reintegro». En los casos en que el deudor paga más de su parte en la deuda:
a) si lo hace sabiendo que en la demasía paga una deuda ajena, se aplican las reglas de
la subrogación por ejecución de la prestación por un tercero;
b) si lo hace sin causa, porque cree ser deudor del todo, o porque el acreedor ya perci­
bió la demasía, se aplican las reglas del pago indebido.
■ Concordancias con la normativa anterior: Cód. Civil, art. 675.

Análisis de la normativa anterior. El Código Civil no proponía una normativa en este aspecto,
salvo la última parte del art. 675 que contemplaba el derecho de reintegro del deudor que pa­
gó de más: "...e l deudor que hubiese pagado toda la deuda a uno solo de los acreedores, no
quedará exonerado de pagar la parte de cada acreedory recíprocamente, cada uno de los deu­
dores sólo podrá estar obligado a pagar la parte que le corresponda en el crédito, y podrá re­
petir todo lo demás que hubiere pagado". La excepción se encontraba estipulada en el art.
676.

Análisis de la normativa del CCCN. El art. 810 regula los casos de reembolso con fundamento
en el pago excesivo por parte del deudor. Ahora bien, se advierte cierta discrecionalidad en ma­
nos del deudor, ya que podrá elegir el régimen por el cual se regirá el reintegro simplemente
alegando las causas por las cuales efectuó el pago total. Es más, hasta puede suceder que la cau­
sa mute desde el momento en que realiza el pago hasta que inicia la acción de repetición, en­
tonces, cabe cuestionarse cuál de los dos sistemas regulará la acción (subrogación por ejecución
de la prestación por un tercero o pago indebido). Sin perjuicio de ello, la contraparte podrá
ofrecer prueba que desvirtúe las causas alegadas por el deudor.

Art. 811. — «Participación». La participación entre los acreedores de lo que uno de ellos percibe de
más se determina conforme a lo dispuesto por el art. 841.
■ Concordancias con la normativa anterior: No existen concordancias.

Análisis de la normativa anterior. No existe norma similar.

Análisis de la normativa del CCCN. La norma en comentario debe ser conjugada con la prece­
dente (art. 810), ya que regula el derecho de reintegro de aquel deudor que pagó más de lo de­
bido. Por su parte, el art. 841 prescribe el orden de prelación de las cuotas de contribución para
cada uno.

Art. 812. — «Caso de solidaridad». Si la obligación divisible es además solidaria, se aplican las re­
glas de las obligaciones solidarias, y la solidaridad activa o pasiva, según corresponda.
■ Concordancias con la normativa anterior: Cód. Civil, art. 668.

Análisis de la normativa anterior. El Código Civil no establecía una norma en tal sentido. En
materia de obligaciones con objeto divisible únicamente se mencionaba el supuesto de solida­
ridad en el art. 668: "La solidaridad estipulada no da a la obligación el carácter de indivisible, ni
la indivisibilidad de la obligación la hace solidaria".

Análisis de la normativa del CCCN. El texto del artículo que se analiza remite a las reglas de las
obligaciones solidarias contempladas en los arts. 827 a 832 (disposiciones generales), 833 a 843
(solidaridad activa) y 844 a 849 (solidaridad pasiva). Cabe recordar que por el mero hecho de
que la prestación de la obligación sea divisible, no se transforma en solidaria, todo lo contrario.
El principio yace en el art. 808 y la solidaridad es la excepción.

hammurabi
501 Título I — Obligaciones en general Arts. 813/815

Parágrafo 2o — Obligaciones indivisibles

Art. 813.— «Concepto». Son indivisibles las obligaciones no susceptibles de cumplimiento parcial,
i Concordancias con la normativa anterior: Cód. Civil, arts. 667 y 679.

Análisis de la normativa anterior. La definición de las obligaciones cuyo objeto es divisible o in­
divisible se encontraba estipulada en forma conjunta en el art. 667 del Cód. Civil. Asimismo, el
art. 679 precisaba aún más el concepto de indivisibilidad: "Toda obligación de dar un cuerpo
cierto es indivisible".

Análisis de la normativa del CCCN. La indivisibilidad de una prestación está relacionada con la
imposibilidad de fraccionarla sin alterar su sustancia o su esencia. Doctrinariamente se han
aceptado dos tipos de indivisibilidad: material e intelectual. La primera es la definida en la nor­
ma y la segunda acaece cuando una cosa pertenece a varias personas por una parte indivisible,
tesitura esta última dejada de lado por Vélez Sársfield.

Art. 814. — «Casos de indivisibilidad». Hay indivisibilidad:


a) si la prestación no puede ser materialmente dividida;
b) si la indivisibilidad es convenida; en caso de duda sobre si se convino que la obliga­
ción sea indivisible o solidaria, se considera solidaria;
c) si lo dispone la ley.
■ Concordancias con la normativa anterior: No existen concordancias.

Análisis de la normativa anterior. No existe norma similar.

Análisis de la normativa del CCCN. La norma establece la nómina de los supuestos en los cua­
les el objeto de la obligación se considera indivisible. El inc. a) contempla el caso de la imposibi­
lidad de fraccionamiento material, es decir, aquellos supuestos en los cuales la segmentación
implica un menoscabo en la esencia de la cosa y, por consiguiente, una pérdida en su valor eco­
nómico. El siguiente inciso se presenta por imperio de la autonomía de la voluntad (art. 2651) y,
a su vez, reviste una excepción al criterio restrictivo que rige en materia de solidaridad, ya que
en caso de duda debe estarse por esta última. Por último, la obligación será de objeto indivisi­
ble cuando lo establezca la ley. Algunos autores, en interpretación de esta norma, sostienen
que concibe la divisibilidad intelectual (véase comentario al art. 813).

Art. 815.— «Prestaciones indivisibles». Se consideran indivisibles las prestaciones correspondien­


tes a las obligaciones:
a) de dar una cosa cierta;
b) de hacer, excepto si han sido convenidas por unidad de medida y el deudor tiene de­
recho a la liberación parcial;
c) de no hacer;
d) accesorias, si la principal es indivisible.
■ Concordancias con la normativa anterior: Cód. Civil, arts. 678,679 y 685.

Análisis de la normativa anterior. Si bien el Código de Vélez no contenía una norma de idénti­
ca redacción, los supuestos del artículo que se analiza se encontraban diseminados en distintas
disposiciones. El primer inciso estaba previsto en el art. 679: "Toda obligación de dar un cuerpo
cierto es indivisible" (véase también art. 681); el siguiente estaba regulado en el art. 680, a ex­
cepción de las prescriptas en el art. 670; las de no hacer se asemejan al art. 685 (véase asimismo
art. 671), y las accesorias, sólo en el caso específico que consistan en una prenda o hipoteca.

hammurabi
Arts. 816/818 Libro III — Derechos personales 502

Análisis de la normativa del CCCN. El CCCN mejora la metodología de su antecesor, ya que con­
creta en un solo artículo distintas disposiciones que se encontraban diseminadas en el Código
Civil. En cuanto al primer inciso, se advierte que el CCCN no ha receptado las críticas que se le
realizaban al anterior con relación a la laguna legislativa en los casos en que el objeto de la obli­
gación comprenda varias cosas ciertas. De todos modos, mayoritariamente se sostiene que el
carácterde indivisible subsiste, a pesar deque haya pluralidad de objeto. Para el caso de las obli­
gaciones de hacer, se recepta la opinión doctrinaria que pregona que si la obligación consiste
en la ejecución por partes, es divisible. El tercer caso es llamado por la doctrina como obligacio­
nes indivisibles impropias, debido a que deben ser cumplidas por entero (cualquier ejecución se
traduce en incumplimiento), además, se debe demandar a todos los deudores. Estas se regulan
en el art. 824. Finalmente, se reafirma el principio según el cual lo accesorio sigue la suerte de lo
principal (arts. 856 y 857).

Art. 816. — «Derecho de los acreedores al pago total». Cada uno de los acreedores tiene derecho
de exigir la totalidad del pago a cualquiera de los codeudores, o a todos ellos, simultánea o sucesi­
vamente.
■ Concordancias con la normativa anterior: Cód. Civil, art. 686.
Análisis de la normativa anterior. La normativa del Cód. Civil contemplaba también el supues­
to de los acreedores o deudores por sucesión o por contrato: "Cualquiera de los acreedores ori­
ginarios, o los que lo sean por sucesión o por contrato, pueden exigir de cada uno de los codeu­
dores, o de sus herederos, el cumplimiento íntegro de la obligación indivisible".
Análisis de la normativa del CCCN. La norma que se analiza habilita a los acreedores a exigir la
totalidad del pago a cualquiera de los deudores. La doctrina plantea que, si el deudor deman­
dado no puede cumplir con la prestación debido a que— por ejemplo— no posee la cosa, se le
conceda el derecho a exigirla a quien la tenga en su poder, lo que puede solucionarse citando a
juicio al sujeto.

Art. 817.— «Derecho a pagar». Cualquiera de los codeudores tiene derecho a pagar la totalidad de
la deuda a cualquiera de los acreedores.
m Concordancias con la normativa anterior: No existen concordancias.
Análisis de la normativa anterior. No existe norma similar.
Análisis de la normativa del CCCN. Esta norma es la contrapartida del art. 816, por lo cual se re­
mite a su comentario. Además, deben hacerse algunas consideraciones. En primer lugar, el de­
recho de prevención que contenía el viejo art. 706, en consonancia con el derogado art. 731, inc.
2o, radica en la actualidad en el art. 845. En cuanto a los sujetos legitimados para recibir el pa­
go, debe estarse a lo normado por el art. 833. Por otra parte, el deudor tiene a su disposición la
figura de la consignación de darse los requisitos contemplados en el art. 904 y ss. Asimismo, an­
te la insolvencia de alguno de los codeudores, la doctrina se encuentra divida: algunos alegan
que la soporta el deudor y otros, el acreedor. En materia de obligaciones divisibles, la cuestión
está resuelta en el art. 808 y, con respecto a las solidarias, en el art. 842. Finalmente, cabe men­
cionar que, una vez efectuado el pago, debe estarse a lo normado por los arts. 820 y 821.

Art. 818. — «Modos extintivos». La unanimidad de los acreedores es requerida para extinguir el
crédito por transacción, novación, dación en pago y remisión. Igual recaudo exige la cesión del cré­
dito, no así la compensación.
■ Concordancias con la normativa anterior: Cód. Civil, art. 687.

hammurabi
503 Título I — Obligaciones en general Arts. 819/821

Análisis de la normativa anterior. El art. 687 del Cód. Civil requería el consentimiento de todos
los acreedores, pero el único supuesto establecido en la norma era el de la remisión o quita.

Análisis de la normativa del CCCN. La normativa recepta el criterio sustentado por la doctrina
y, a todas luces, resulta lógica, ya que los vínculos de cada una de las partes son independientes
y cada acreedor es titular exclusivamente de su parte. La compensación constituye la excepción
a la regla. Esta se presenta cuando dos sujetos revisten el carácter de deudor y acreedor recí­
procamente y extinguen con fuerza de pago las dos deudas hasta el monto de la menor (art.
921). A pesar del claro contenido de la norma, la doctrina considera necesario que todos los
acreedores presten su consentimiento también en este último caso.

Art. 819. — «Responsabilidad de cada codeudor». La mora de uno de los deudores o de uno de los
acreedores, y los factores de atribución de responsabilidad de uno u otro, no perjudican a los demás.
■ Concordancias con la normativa anterior: No existen concordancias.

Análisis de la normativa anterior. No existe norma similar.

Análisis de la normativa del CCCN. La indivisibilidad no implica que los deudores o acreedores
sean garantes los unos de los otros, por ello se establece el principio reconocido doctrinaria­
mente y defendido por el Código de Vélez de la "personalidad de ia culpa", que en el caso se
extiende a la moray a los factores de atribución de responsabilidad. Por otra parte, este texto
deja en evidencia una de las diferencias con relación a las obligaciones solidarias, en las cuales
la mora de uno de los deudores se hace extensiva a los restantes codeudores solidarios (conf.
art. 838).

Art. 820. — «Contribución». Si uno de los deudores paga la totalidad de la deuda, o repara la tota­
lidad de los daños, o realiza gastos en interés común, tiene derecho a reclamar a los demás la con­
tribución del valor de lo que ha invertido en interés de ellos, con los alcances que determina el art.
841.
■ Concordancias con la normativa anterior: Cód. Civil, art. 675.

Análisis de la normativa anterior. El art. 675 del Código Civil contemplaba las relaciones entre
los codeudores de una obligación divisible.

Análisis de la normativa del CCCN. La norma estipula la acción de reembolso del deudor en el
caso que: 1) haya pagado la totalidad de la deuda, 2) haya realizado gastos en el interés co­
mún de todos los codeudores, y 3) haya reparado la totalidad de los daños, por ejemplo, por­
que las partes habían estipulado una cláusula penal (arts. 790 a 803), o porque la cosa se dete­
riore o pierda por su culpa (art. 755). En cuanto al punto segundo, cabe recordar que el deudor
tiene el deber de conservar la cosa y entregarla con sus accesorios (art. 746).

Art. 821. — «Participación». Si uno de los acreedores recibe la totalidad del crédito o de la repara­
ción de los daños, o más que su cuota, los demás tienen derecho a que les pague el valor de lo que
les corresponde conforme a la cuota de participación de cada uno de ellos, con los alcances que de­
termina el art. 841.
Tienen igual derecho si el crédito se extingue total o parcialmente, por compensación legal.
■ Concordancias con la normativa anterior: Cód. Civil, art. 689.

Análisis de la normativa anterior. El art. 689 del Cód. Civil establecía las relaciones de los acre­
edores y los deudores entre sí, luego de haberse cumplido la obligación.

■ hammurabi
Arts. 822/824 Libro III — Derechos personales 504

Análisis de la normativa del CCCN. El texto propone el derecho de reintegro en cabeza del
acreedor que recibió de más, o bien, del deudor que pagó de más. El art. 841 establece los mo­
dos de distribución, el cual aplica en forma subsidiaria la participación en partes ¡guales. La
compensación, al igual que la prescripción, posee una regulación específica de conformidad
con lo normado por el art. 818. En el aspecto activo de la obligación se establece la misma solu­
ción legal que para los deudores. ,

Art. 822. — «Prescripción extintiva». La prescripción extintiva cumplida es invocable por cualquie­
ra de los deudores contra cualquiera de los acreedores.
La interrupción y la suspensión del curso de la prescripción extintiva se rigen por lo dispuesto en el
Libro Sexto.
m Concordancias con la normativa anterior: Cód. Civil, art. 688.
Análisis de la normativa anterior. El art. 688 redactado por Vélez establecía: "Prescripta una
deuda indivisible por uno de los deudores contra uno de los acreedores, aprovecha a todos los
primeros y perjudica a los segundos; e interrumpida la prescripción por uno de los acreedores
contra uno de los deudores, aprovecha a todos aquéllos, y perjudica a todos éstos". Nótese que
excluía a la suspensión de la prescripción.
Análisis de la normativa del CCCN. La norma faculta a cualquiera de los codeudores a alegar la
prescripción extintiva. La remisión al Libro Sexto cobra especial virtualidad en el art. 2540, que
pregona que la suspensión de la prescripción no se extiende a favor ni en contra de los intere­
sados, excepto que se trate de obligaciones solidarias o indivisibles y, el art. 2549, que prescribe
en igual sentido respecto de la interrupción.

Art. 823. — «Normas subsidiarias». Las normas relativas a las obligaciones solidarias son subsidia­
riamente aplicables a las obligaciones indivisibles.
■ Concordancias con la normativa anterior: No existen concordancias.
Análisis de la normativa anterior. No existe norma similar.
Análisis de la normativa del CCCN. Con gran atino, remite el texto a la aplicación en forma sub­
sidiaria del régimen de las obligaciones solidarias debido a sus similitudes con el instituto.

Art. 824. — «Indivisibilidad impropia». Las disposiciones de este parágrafo se aplican a las obliga­
ciones cuyo cumplimiento sólo puede ser exigido por todos los acreedores en conjunto, o realizado
portodos los deudores en conjunto# excepto las que otorgan a cada uno el derecho de cobrar o a pa­
gar individualmente.
■ Concordancias con la normativa anterior: No existen concordancias.
Análisis de la normativa anterior. No existe norma similar.
Análisis de la normativa del CCCN. Las llamadas obligaciones cuyo objeto presenta una indivi­
sibilidad impropia, o también denominadas imperfectas, son aquellas en las que su cumpli­
miento debe ser efectuado por la masa de deudores o receptado por la totalidad de los acree­
dores. El fundamento de esta clasificación es la integridad o unidad de la prestación que debe
ser respetada por las partes del negocio. Asimismo, la doctrina ha sentado que en estos casos el
deudor se encuentra legitimado para citar a sus codeudores y así lograr el cumplimiento de la
obligación. La constitución en mora de este tipo de obligaciones debe efectuarse respecto de
todo el conjunto de deudores o acreedores. Finalmente, la última parte deja a salvo las obliga­
ciones indivisibles propias.

a hammurabi
505 Título I — Obligaciones en general Arts. 825/827

Sección 7a — Obligaciones de sujeto plural

Parágrafo 1o — Obligaciones simplemente mancomunadas

Art. 825. — «Concepto». La obligación simplemente mancomunada es aquella en la que el crédito


o la deuda se fracciona en tantas relaciones particulares independientes entre sí como acreedores o
deudores haya. Las cuotas respectivas se consideran deudas o créditos distintos los unos de los
otros.
■ Concordancias con la normativa anterior: Cód. Civil, arts. 691 y 692.

Análisis de la normativa anterior. Por un lado, se suprimió la normativa contenida en el art. 691
que establecía que "la obligación que tiene más de un acreedor o más de un deudor, cuyo obje­
to es una sola prestación, es obligación mancomunada, que puede ser o no solidaria". Por el
otro, el artículo siguiente definía a las obligaciones simplemente mancomunadas en los mismos
términos que el nuevo art. 825, pero concebía otro supuesto: "si el título constitutivo de la obli­
gación no ha establecido partes desiguales entre los interesados". Entonces, la obligación sim­
plemente mancomunada podía estar Integrada por cuotas partes con prestaciones Idénticas, o
bien, por partes distintas entre sí, lo que no afecta a la independencia de cada una.

Análisis de la normativa del CCCN. Debido a que el instituto se presenta sin cambios sustancia­
les, todo el trabajo doctrinario y jurisprudencial resulta de plena aplicación. Así, se las define co­
mo aquellas obligaciones de sujeto plural en las que el crédito o la deuda se descompone en tan­
tas relaciones particulares independientes entre sí como acreedores y deudores haya. El víncu­
lo jurídico se fracciona y se encuentran absolutamente disociados entre sí, a tal punto, que
cuando el objeto es divisible se ha llegado a considerar que existen varias obligaciones. De lo di­
cho hasta aquí se pueden inferir sus caracteres: pluralidad de sujetos, objeto único divisible o in­
divisible (véanse arts. 805 a 824), causa fuente única (véase art. 726) y pluralidad de vínculos di­
sociados o independientes entre sí.

Art. 826.— «Efectos». Los efectos de la obligación simplemente mancomunada se rigen, por lo dis­
puesto en la Sección 6ade este Capítulo, según que su objeto sea divisible o indivisible.
■ Concordancias con la normativa anterior: No existen concordancias.

Análisis de la normativa anterior. No existe norma similar.

Análisis de la normativa del CCCN. El CCCN propone una solución práctica y clara, las obliga­
ciones simplemente mancomunadas se regirán según que su objeto se clasifique en divisible o
indivisible.

Parágrafo 2o — Obligaciones solidarias.


Disposiciones generales

Art. 827.— «Concepto». Hay solidaridad en las obligaciones con pluralidad de sujetos y originadas
en una causa única cuando, en razón del título constitutivo o de la ley, su cumplimiento total puede
exigirse a cualquiera de los deudores, por cualquiera de los acreedores.
■ Concordancias con la normativa anterior: Cód. Civil, art. 699; Cód. de Comercio, arts. 140 y 480.

Análisis de la normativa anterior. En materia comercial el instituto no poseía una regulación


específica, sólo dos artículos hacían mención a las obligaciones solidarias. Uno de los casos era
la responsabilidad de los fiadores por el deudor principal y el restante, la de los condóminos de
un establecimiento, aunque no sean socios, por obl igaciones contraídas por su factor, que se ha­

■ hammurabi
Art. 828 Libro III — Derechos personales 506

ce extensiva a los herederos del principal después de la aceptación de la herencia. En la órbita


civil las obligaciones solidarias poseían una extensa regulación que en gran parte fue recepta­
da por el CCCN.

Análisis de la normativa del CCCN. El art. 827 posee una redacción distinta a la de su antecesor,
pero no lo suficiente como para introducir cambios de relevancia. Entre las notas características
de esta definición, aparte de las comunes con los restantes tipos de obligaciones de sujeto plu­
ral, se identifican la necesidad de que exista una causa única, en contraposición con las obliga­
ciones concurrentes (véanse arts. 850 a 852) y que nazca de un título constitutivo o de la ley, ello
por cuanto la solidaridad constituye un ámbito de excepción, tal como lo prescribe el artículo
siguiente. Finalmente, cabe mencionar someramente que la doctrina a debatido acerca del vín­
culo de las obligaciones solidarias. Algunos consideran que hay unidad de vínculo con plurali­
dad de situaciones subjetivas y, otros alegan que posee pluralidad de vínculos que se encuen­
tran sustentados por un interés comunitario.

Incidencia de la normativa en materia laboral. Son varias las normas dentro de la Ley de Contra­
to de Trabajo (arts. 29,29 bis, 30,31,136,228), como así fuera de ella (arts. 4o, ley 12.713 —tra­
bajo a domicilio— ; 77, ley 12.908— estatuto del periodista— ; 6oy 15, ley 20.160— estatuto del
jugador de fútbol profesional— , entre otras), que hacen referencia a la responsabilidad solida­
ria. No contándose con una definición expresa del término dentro de la regulación especial, la
doctrina mayoritaria abrevó entonces en el régimen de las obligaciones solidarias del Código
Civil (art. 699 y ss.). Tal como surge de la ejemplificación meramente enunciativa que efectuá­
ramos, en materia laboral la solidaridad la impone la propia ley, por una cuestión sencilla y ló­
gica: el trabajador no se encuentra en igualdad con el resto de las personas (físicas o jurídicas)
que con él interactúan o de él se benefician, y por ende la solidaridad no puede pactarla. Es por
ello que la legislación — a efectos de tornar operativo el principio protectorio— viene a impo­
nerla, aun en la ausencia de fraude o ilicitud, con la finalidad de tutelar al dependiente, para lo
cual crea sujetos pasivos múltiples. De todos modos, siendo que la vocación de aplicación del de­
recho civil al derecho laboral cede no sólo ante la existencia de una norma distinta dentro del
régimen especial, sino también ante la confrontación con los principios tuitivos del derecho del
trabajo, no toda la regulación puede trasladarse automáticamente, pues, a modo de ejemplo,
no podría imponerse al trabajador la renuncia a la solidaridad (arts. 836 y 837, CCCN), y tampo­
co debería exigirse una duplicación de procesos ordinarios cuando se tratase de deudas alimen­
tarias reconocidasy por ello la cosa juzgada sí sería oponible (contrariamente a lo dispuesto por
el art. 832), por ejemplo, y salvo hipótesis especiales, a quien adquiere un establecimiento so­
bre el que pesa una deuda laboral ya reconocida sin su participación pero con defensa de su an­
tecesor (art. 228, LCT).

Art. 828. — «Fuentes». La solidaridad no se presume y debe surgir inequívocamente de la ley o del
título constitutivo de la obligación.
■ Concordancias con la normativa anterior: Cód. Civil, art. 701.

Análisis de la normativa anterior. El art. 701 del Cód. Civil prescribía que para que existiera so­
lidaridad debía estar expresada en la obligación por términos inequívocos o que explícitamen­
te lo dispusiera la ley. Además, se eleminó el art. 700 del Cód. Civil que creaba otros supuestos
por los cuales se podía constituir la solidaridad: por testamento o por decisión judicial que re­
vista el carácter de cosa juzgada. En cuanto a esta última fuente, la doctrina nacional entiende
unánimemente que la sentencia no puede constituir la solidaridad por el carácter declarativo
que tienen los decisorios judiciales.

■ hammurabi
507 Título I — Obligaciones en general Arts. 829/831

Análisis de la normativa del CCCN. Si bien algunos autores han asegurado que en materia co­
mercial rige el principio de la solidaridad, como se sostuv.o en el comentario a la norma prece­
dente, la solidaridad es un ámbito de excepción, por ello quien la alega debe probarla y en ca­
so de duda, se estará por la negativa. Entonces, la solidaridad reconoce exclusivamente dos
fuentes, la voluntaria (art. 2651) y la legal.

Art. 829. — «Criterio de aplicación». Con sujeción a lo dispuesto en este Parágrafo y en los dos si­
guientes, se considera que cada uno de los codeudores solidarios, en la solidaridad pasiva, y cada
uno de los coacreedores, en la solidaridad activa, representa a los demás en los actos que realiza co­
mo tal.
■ Concordancias con la normativa anterior: No existen concordancias.

Análisis de la normativa anterior. En el Código de Vélez no existía norma alguna en este senti­
do. Sin embargo, el criterio sustentado por el art. 829 del CCCN era sostenido con anterioridad
en ciertos preceptos en los cuales los actos que efectuaban algunos de los deudores o acreedo­
res afectaban a los restantes, al igual que con la interposición de excepciones en el marco de un
litigio.

Análisis de la normativa del CCCN. El art. 829 propone la representación de los acreedores y
deudores solidarios entre sí. Se plantea el interrogante, al utilizar el vocablo "representa", si le
son aplicables las disposiciones del art. 1320 y ss., el que remite a las normas del art. 362 y ss. Lo
que está claro es que los actos que ejecuten los acreedores o deudores también aprovecharán a
los restantes, sin perjuicio de las acciones que a posteriori se ejerzan entre ellos.

Art. 830. — «Circunstancias de los vínculos». La incapacidad y la capacidad restringida de alguno


de los acreedores o deudores solidarios no perjudica ni beneficia la situación de los demás; tampo­
co la existencia de modalidades a su respecto.
■ Concordancias con la normativa anterior: Cód. Civil, art. 703.

Análisis de la normativa anterior. La redacción del art. 703 del Cód. Civil regulaba que "aunque
uno de los acreedores fuese incapaz de adquirir el derecho o contraer la obligación, ésta no de­
jará de ser solidaria para los otros. La incapacidad sólo puede ser opuesta por el acreedor o deu­
dor incapaz". Si bien existen diferencias en la redacción, la solución propuesta por la norma que
se analiza acarrea las mismas consecuencias jurídicas que la del art. 703 del Código Civil.

Análisis de la normativa del CCCN. La norma comprarte el criterio sustentado por su antecesor,
pero incluye la expresión "capacidad restringida", lo que provoca que no sólo incluya los su­
puestos de incapacidad sino también los vicios de la voluntad (error, dolo y violencia). Sea cual
fuere el caso, la nulidad de uno de los vínculos jurídicos que forman parte de los vínculos soli­
darios coligados, no afecta la validez de los demás.

Art. 831.— «Defensas». Cada uno de los deudores puede oponer al acreedor las defensas comunes
a todos ellos.
Las defensas personales pueden oponerse exclusivamente por el deudor o acreedor a quien corres­
pondan, y sólo tienen valor frente al coacreedor a quien se refieran. Sin embargo, pueden expandir
limitadamente sus efectos hacia los demás codeudores, y posibilitar una reducción del monto total
de la deuda que se les reclama, hasta la concurrencia de la parte perteneciente en la deuda al codeu­
dor que las puede invocar.
■ Concordancias con la normativa anterior: Cód. Civil, art. 715.

a hammurabi
Arts. 832/833 Libro III — Derechos personales 508

Análisis de la normativa anterior. El art. 715 del Cód. Civil contemplaba en el párr. 1o similar
redacción a la de la norma que se analiza, estableciendo que: "Cada uno de los deudores pue­
de oponer a la acción del acreedor, todas las excepciones que sean comunes a todos los codeu­
dores. Puede oponer también las que le sean personales, pero no las que lo sean a los demás
deudores".
Análisis de la normativa del CCCN. •El principio pregona que los deudores se encuentran legiti­
mados para interponer todas las defensas comunes al conjunto de deudores. La excepción a es­
te principio son las defensas personales, que podrán implicar la reducción del monto total de la
deuda para los restantes codeudores solidarios.

Art. 832.— «Cosa juzgada». La sentencia dictada contra uno de los codeudores no es oponible a los
demás, pero éstos pueden invocarla cuando no se funda en circunstancias personales del codeudor
demandado.
El deudor no puede oponer a los demás coacreedores la sentencia obtenida contra uno de ellos; pe­
ro los coacreedores pueden oponerla al deudor, sin perjuicio de las excepciones personales que és­
te tenga frente a cada uno de ellos.
u Concordancias con la normativa anterior: Cód. Civil, art. 715.
Análisis de la normativa anterior. El art. 715 del Cód. Civil contemplaba en el párr. 2o similar
redacción a la de la norma que se analiza, estableciendo que: "La cosa juzgada recaída en jui­
cio, es invocable por los coacreedores, pero no es oponible a los codeudores que no fueron par­
te en el juicio. Los codeudores pueden invocar la cosa juzgada contra el coacreedor que fue par­
te en el juicio".
Análisis de la normativa del CCCN. El texto marca, con redacción bastante rebuscada y confu­
sa, como regla general la inoponibilidad de la sentencia cuando fue fundada en defensas per­
sonales del demandado, en consonancia con lo previsto por el art. 831.

Parágrafo 3o — Solidaridad pasiva

Art. 833. — «Derecho a cobrar». El acreedor tiene derecho a requerir el pago a uno, a varios o a to­
dos los codeudores, simultánea o sucesivamente.
■ Concordancias con la normativa anterior: Cód. Civil, art. 705.
Análisis de la normativa anterior. El art. 705 del Cód. Civil sostenía: "El acreedor, o cada acree­
dor, o los acreedores juntos pueden exigir el pago de la deuda por entero contra todos los deu­
dores solidarios juntamente, o contra cualquiera de ellos.
Pueden exigir la parte que a un solo deudor corresponda. Si reclamasen el todo contra uno de
los deudores, y resultase insolvente, pueden reclamarlo contra los demás. Si hubiesen reclama­
do sólo la parte, o de otro modo hubiesen consentido en la división, respecto de un deudor, po­
drán reclamar el todo contra los demás con deducción de la parte del deudor libertado de la so­
lidaridad".
Análisis de la normativa del CCCN. La norma en análisis pregona el derecho del acreedor a re­
clamar el pago a uno o a todos los coacreedores en el mismo acto o en distintas oportunidades,
ello siempre y cuando la obligación no se encuentre cumplida. El texto destierra la tesitura que
sostenía que si el acreedor elige demandar a un codeudor y es insolvente, pierde la facultad de
reclamarle a los restantes.
Incidencia de la normativa en materia laboral. Las obligaciones solidarias se caracterizan por
la posibilidad que confieren al acreedor de perseguir el pago a cualquiera de los deudores. Sin

a hammurabi
509 Título I — Obligaciones en general Arts. 834/835

embargo, en el plano laboral, una corriente minoritaria — que fuera recogida jurisprudencial-
mente en algunos precedentes— pretendió otorgar al trabajador un trato peyorativo y discri­
minatorio en la materia: así se dijo que cuando se tratase de créditos laborales, el dependiente
debía necesariamente demandar a su empleador para lograr activar la responsabilidad solida­
ria reconocida normativamente. Dicha interpretación es opuesta a la propia finalidad de las
obligaciones solidarias, que justamente refiere a la posibilidad de elegir el deudor al que se le
pretende cobrar y a la'irrelevancia del negocio que une a los sujetos pasivos entre sí frente al in-
condicionado derecho del acreedor. Por ende, cuando el derecho laboral recurre a la institución
para garantizar el cobro del dependiente, deviene ociosa (e ilegal por carecer de respaldo nor­
mativo) la creación de barreras que limiten el juego de la solidaridad. De allí que no cabe privar
al acreedor laboral de ese derecho esencial de elegir que tienen todos los acreedores de obliga­
ciones solidarias (caracterizadas justamente por la ausencia de un deudor "principal") y que
consiste en demandar simultánea o sucesivamente, como reconoce el precepto que anotamos
(solución que fuera aceptada por la CNAT, en pleno, 3/2/06, "Ramírez c. Russo Comunicaciones
elnsumosS.A.").

Art. 834. — «Derecho a pagar». Cualquiera de los deudores solidarios tiene derecho a pagar la to­
talidad de la deuda, sin perjuicio de lo dispuesto en el art. 837.
■ Concordancias con la normativa anterior: Cód. Civil, art. 706.

Análisis de la normativa anterior. En la faz pasiva se normaba: "El deudor puede pagar la deu­
da a cualquiera de los acreedores, si antes no hubiese sido demandado por alguno de ellos, y la
obligación queda extinguida respecto de todos. Pero si hubiese sido demandado por alguno de
los acreedores, el pago debe hacerse a éste". Es decir, el Código Civil le otorgaba prioridad al pri­
mer demandante.

Análisis de la normativa del CCCN. El deudor tiene derecho a pagar a cualquiera de los coacre­
edores, pero, en conformidad con lo normado por el art. 845, si uno de los acreedores solidarios
ha demandado judicialmente el cobro al deudor, el pago sólo puede ser hecho por éste al acre­
edor demandante. Si uno de los acreedores solidarios ha demandado judicialmente el cobro al
deudor, el pago sólo puede ser hecho por éste al acreedor demandante. En cuanto al art. 837,
regula el caso de la renuncia a la solidaridad en beneficio de uno solo de los deudores solidarios
y sus efectos.

Art. 835. — «Modos extintivos». Con sujeción a disposiciones especiales, los modos extintivos in­
ciden, según el caso, sobre la obligación, o sobre la cuota de algún deudor solidario, conforme a las
siguientes reglas:
a) la obligación se extingue en el todo cuando uno de los deudores solidarios paga la
deuda;
b) la obligación también se extingue en el todo si el acreedor renuncia a su crédito a fa­
vor de uno de los deudores solidarios, o si se produce novación, dación en pago o
compensación entre el acreedor y uno de los deudores solidarios;
c) la confusión entre el acreedor y uno de los deudores solidarios sólo extingue la cuo­
ta de la deuda que corresponde a éste. La obligación subsistente conserva el carác­
ter solidario;
d) la transacción hecha con uno de los codeudores solidarios, aprovecha a los otros, pe­
ro no puede serles opuesta.
■ Concordancias con la normativa anterior: Cód. Civil, arts. 707 y 724.

■ hammurabi
Arts. 836/838 Libro III — Derechos personales 510

Análisis de la normativa anterior. El art. 724 del Cód. Civil enumeraba los distintos modos de
extinción de las obligaciones; éstos eran: el pago, la novación, la compensación, la transacción,
la confusión, la renuncia de los derechos del acreedor, la remisión de la deuda e imposibilidad
del pago. Porsu parte, el art. 707 prescribía: "Las novación, compensación o remisión de la deu­
da, hecha por cualquiera de los acreedores y con cualquiera de los deudores, extingue la obli­
gación".
Análisis de la normativa del CCCN. Se regulan los modos extintivos de las obligaciones solida­
rias en su faz pasiva, loque antes se regía por los modos comunes a todas las clasificaciones. Con
relación al primer inciso, constituye el modo por excelencia de extinción de las obligaciones: el
pago. En lo que concierne al inc. b) algunos de sus supuestos radicaban en el art. 707 del Cód.
Civil, por lo tanto, el principio de la propagación de efectos extintivos se mantiene vigente y con
ampliaciones. Finalmente, en forma análoga, se establecen en el art. 846 los modos de extin­
ción desde la óptica del acreedor.

Art. 836. — «Extinción absoluta de la solidaridad». Si el acreedor, sin renunciar al crédito, renuncia
expresamente a la solidaridad en beneficio de todos los deudores solidarios, consintiendo la divi­
sión de la deuda, ésta se transforma en simplemente mancomunada.
■ Concordancias con la normativa anterior: Cód. Civil, art. 704.
Análisis de la normativa anterior. El art. 704 del Cód. Civil en su primera parte contenía la nor­
mativa que se analiza, pues establecía que: "La obligación solidaria perderá su carácter en el
único caso de renunciar el acreedor expresamente a la solidaridad, consintiendo en dividir la
deuda entre cada uno de los deudores". La divisón de la deuda Implicaba su transformación en
simplemente mancomunada.
Análisis de la normativa del CCCN. La disposición regula la conclusión de solidaridad pasiva
con respecto a todos los codeudores, por eso se habla de absoluta. Adviértase que el instituto
posee relevantes diferencias con la remisión de deuda, ya que, mientras ésta extingue la obli­
gación, el término de la solidaridad ataca el vínculo, que de ahora en más será simplemente
mancomunada y se regirá por las reglamentaciones de los arts. 825 y 826.

Art. 837. — «Extinción relativa de la solidaridad». Si el acreedor, sin renunciar al crédito, renuncia
expresa o tácitamente a la solidaridad en beneficio de uno solo de los deudores solidarios, la deu­
da continúa siendo solidaria respecto de los demás, con deducción de la cuota correspondiente al
deudor beneficiario.
■ Concordancias con la normativa anterior: Cód. Civil, art. 704.
Análisis de la normativa anterior. El art. 704 del Cód. Civil contemplaba, con distinta redacción,
los lineamientos de la norma que se analiza.
Análisis de la normativa del CCCN. La deducción de la cuota correspondiente al deudor bene­
ficiario de la renuncia a la solidaridad será afrontada por él, pero en forma simplemente man­
comunada, no así respecto de los restantes codeudores, en cuyo carácter se mantiene plena­
mente vigente la solidaridad.

Art. 838. — «Responsabilidad». La mora de uno de los deudores solidarios perjudica a los demás.
Si el cumplimiento se hace imposible por causas imputables a un codeudor, los demás responden
por el equivalente de la prestación debida y la indemnización de daños y perjuicios. Las consecuen­
cias propias del incumplimiento doloso de uno de los deudores no son soportadas por los otros.
■ Concordancias con la normativa anterior: Cód. Civil, arts. 709 y 710.

hammurabi
511 Título I — Obligaciones en general Arts. 839/840

Análisis de la normativa anterior. Los arts. 709 y 710 del Cód. Civil contemplaban algunos de los
tópicos contenidos en la norma que se analiza. Así, el art..709 establecía: "Si la cosa objeto de la
obligación ha perecido sin culpa del deudor, la obligación se extingue para todos los acreedo­
res solidarios". Rorsu parte, el art. 710 regulaba: "Si la cosa ha perecido por el hecho o culpa de
uno de los deudores, o se hallase éste constituido en mora, los otros codeudores están obliga­
dos a pagar el equivalente de la cosa".

Análisis de la normativa del CCCN. En lo que concierne a la mora del deudor, no ofrece mayo­
res controversias cuando opera el principio general de la mora automática (art. 886), pero si la
obligación reposa en alguna de las excepciones del art. 887, el acreedor debe constituir en mo­
ra al deudor. De modo tal que la constitución en mora de uno de ellos comprendé a los demás.
Ahora bien, si el cumplimiento se torna imposible por culpa de uno de los deudores, los restan­
tes responden por el equivalente de la prestación con más los daños y perjuicios. No ocurre lo
mismo para el caso en que el codeudor haya incumplido la obligación con dolo, en ese caso, no
responden los codeudores y tendrá que soportarlo, en su caso, el acreedor. Debe señalarse que
éste era el criterio adoptado por la jurisprudencia.

Art. 839. — «Interrupción y suspensión de la prescripción». La interrupción y la suspensión del cur­


so de la prescripción extintiva están regidas por lo dispuesto en el Título I del Libro Sexto.
■ Concordancias con la normativa anterior: Cód. Civil, art. 713.

Análisis de la normativa anterior. El art. 713 del Cód. Civil otorgaba la misma solución que la
propiciada por la norma que se analiza en materia de interrupción, pero dejaba de lado a la sus­
pensión de la prescripción: "Cualquier acto que interrumpa la prescripción en favor de uno de
los acreedores o en contra de uno de los deudores, aprovecha o perjudica a los demás". La doc­
trina señalaba que el efecto de la suspensión se hacía extensible en los casos de objeto indivisi­
ble, no así en los casos de prestaciones divisibles.

Análisis de la normativa del CCCN. El cuerpo unificado incorpora a la suspensión de la prescrip­


ción y utiliza un método que garantiza que ninguna cuestión quede sin tratamiento, pues re­
mite al Título I del Libro Sexto (prescripción y caducidad). Dentro de ese Título, debe prestarse
especial atención al art. 2540 en materia de suspensión de la prescripción, y al art. 2549 en lo ati­
nente a la interrupción, los que hacen extensivos los efectos a los interesados en los casos de las
obligaciones indivisibles y solidarias.

Art. 840. — «Contribución». El deudor que efectúa el pago puede repetirlo de los demás codeudo­
res según la participación que cada uno tiene en la deuda.
La acción de regreso no procede en caso de haberse remitido gratuitamente la deuda.
■ Concordancias con la normativa anterior: Cód. Civil, art. 717.

Análisis de la normativa anterior. El texto anterior señalaba que las relaciones de los codeu­
dores y acreedores solidarios entre sí que hubieran pagado la deuda por entero, o que la hubie­
ran recibido, se reglaban según lo dispuesto en el art. 689. Es decir, propiciaba la misma solución
que para las obligaciones indivisibles.

Análisis de la normativa del CCCN. El CCCN faculta a iniciar acción de repetición a los restantes
codeudores, haya pagado el total o una parte mayor de la que le correspondía. Esto surge por
la incorporación del término "según la participación quecada uno tiene en la deuda". Para ello,
es menester indagar sobre cuáles han sido las relaciones internas entre los co-obligados solida­
rios al pago. Finalmente, el texto incorpora la improcedencia de la acción de regreso en el caso

> hammurabi
Arts. 841/843 Libro III — Derechos personales 512

en que se haya remitido la deuda en forma gratuita, supuesto éste que no estaba contemplado
en el Código Civil, pero que a todas luces resulta lógico, pues de lo contrario constituiría un en­
riquecimiento sin causa.

Art. 841. — «Determinación de la cuota de contribución». Las cuotas de contribución se determi­


nan sucesivamente de acuerdo con:.
a) lo pactado;
b) la fuente y la finalidad de la obligación o, en su caso, la causa de la responsabilidad;
c) las relaciones de los interesados entre sí;
d) las demás circunstancias.
Si por aplicación de estos criterios no es posible determinar las cuotas de contribución, se entiende
que participan en partes iguales.
■ Concordancias con la normativa anterior: Cód. Civil, arts. 689 y 717.
Análisis de la normativa anterior. El art. 717 del Cód. Civil remitía a lo dispuesto en el art. 689
en materia de las relaciones entre los codeudores y acreedores solidarios entre sí que hubieran
pagado la deuda por entero, o que la hubieran recibido. Por su parte, el art. 689 brindaba una
respuesta similar a la de la norma que se analiza.
Análisis de la normativa del CCCN. El art. 841 estipula las cuotas en que van a contribuir los deu­
dores y las de participación de los acreedores (art, 848). En primer lugar, se respeta la autono­
mía de las voluntad de las partes; si éstas no lo establecieron, se debe remitir a lo que surja de la
fuente y finalidad de la obligación. Con respecto al inc. c), en el Código de Vélez se consignaba
junto con los anteriores, con lo cual se advierte que se le dio preeminencia al inc. b). Si de ningu­
na deellasse determina la contribución decada uno, como tampoco de otras circunstancias que
rodeen el acto (inc. d), al igual que su antecesor (inc. 3o), se entiende que la participación es en
partes iguales.

Art. 842. — «Caso de insolvencia». La cuota correspondiente a los codeudores insolventes es cu­
bierta por todos los obligados.
■ Concordancias con la normativa anterior: Cód. Civil, art. 717.
Análisis de la normativa anterior. El art. 717 del Cód. Civil, en su última parte, rezaba: "Si algu­
no de los deudores resultare insolvente, la pérdida se repartirá entre todos los solventes y el que
hubiese hecho el pago".
Análisis de la normativa del CCCN. La norma mantiene un tópico que presentaba discusión en
la doctrina. Está claro que la cuota del deudor insolvente es cubierta por los restantes codeu­
dores, por lo tanto, el acreedor queda cubierto y no asume las consecuencias disvaliosas de la
insolvencia de uno de sus codeudores. Pero la cuestión radica en si la cuota parte del insolven­
te será soportada en forma solidaria por los restantes obligados, es decir que a uno de los co­
deudores le pueda reclamar el total de la cuota parte del insolvente, o bien, en forma propor­
cional a la deuda "interna" de cada uno. Hay opiniones encontradas en tal sentido,

Art. 843. — «Muerte de un deudor». Si muere uno de los deudores solidarios y deja varios herede­
ros, la deuda ingresa en la masa indivisa y cualquiera de los acreedores puede oponerse a que los
bienes se entreguen a los herederos o legatarios sin haber sido previamente pagado. Después de la
partición, cada heredero está obligado a pagar según la cuota que le corresponde en el haber here­
ditario.
m Concordancias con la normativa anterior: Cód. Civil, art. 712.

> hammurabi
513 Título I — Obligaciones en general Arts. 844/846

Análisis de la normativa anterior. La mayor aproximación a la norma que se analiza reposaba


en el art. 712 del Cód. Civil: "Si falleciere alguno de los acreedores o deudores, dejando más de
un heredero, cada uno de los coherederos no tendrá derecho a exigir o recibir, ni estará obliga­
do a pagar sino la cuota que le corresponda en el crédito o en la deuda, según su haber heredi­
tario". La norma circunscribía la responsabilidad del heredero al porcentaje que le correspon­
día en su carácter de heredero.

Análisis de la normativa del CCCN. La solución que propone el texto difiere de la norma ante­
rior. El pasivo ingresa al acervo hereditario y el acreedor está legitimado para oponerse a la ins­
cripción o entrega de los bienes hasta tanto la deuda no haya sido pagada. También puede su­
ceder que el acreedor no se oponga y se efectué la partición. En ese caso, cada heredero afron­
tará la deuda en la medida de su participación en la herencia.

Parágrafo 4o — Solidaridad activa

Art. 844. — «Derecho al cobro». El acreedor, o cada acreedor, o todos ellos conjuntamente, pueden
reclamar al deudor la totalidad de la obligación.
■ Concordancias con la normativa anterior: Cód. Civil, art. 705.

Análisis de la normativa anterior. El art. 705 del Cód. Civil le confería al o los acreedores el Dere­
cho a reclamar el pago de la deuda por entero al deudor.

Análisis de la normativa del CCCN. La norma deviene un tanto redundante atento a la disposi­
ción contenida en el art. 833 que establece la misma facultad en cabeza del acreedor. Portal mo­
tivo, se remite a su comentario.

Art. 845. — «Prevención de un acreedor». Si uno de los acreedores solidarios ha demandado judi­
cialmente el cobro al deudor, el pago sólo puede ser hecho por éste al acreedor demandante.
■ Concordancias con la normativa anterior: Cód. Civil, art. 706.

Análisis de la normativa anterior. El art. 706 del Cód. Civil establecía el deber del deudor de
abonar al acreedor que hubiera iniciado su reclamo judicialmente.

Análisis de la normativa del CCCN. El texto regula el denominado por la doctrina principio de
prevención, por el cual, si un acreedor interpuso demanda a efectos de reclamar el pago, se le
debe abonar a éste. Ello, por cuanto se entiende que el acreedor demandó en nombre y repre­
sentación de todos, coherente con la naturaleza jurídica de la obligación solidaria. Si se plan­
tea el caso en que los acreedores hayan iniciado la pretensión en forma separada, se entiende
que el pago debe hacerse al que primero notificó la demanda. Para concluir, debe agregarse
que, en el ámbito nacional, donde se encuentra en plena vigencia el régimen de mediación
obligatoria, se entiende que si el deudor fue citado a mediación, debe efectuarle el pago al
acreedor requirente.

Art. 846. — «Modos extintivos». Sujeto a disposiciones especiales, los modos extintivos inciden,
según el caso, sobre la obligación, o sobre la cuota de algún acreedor solidario, conforme a las si­
guientes reglas:
a) la obligación se extingue en el todo cuando uno de los acreedores solidarios recibe
el pago del crédito;
b) en tanto alguno de los acreedores solidarios no haya demandado el pago al deudor, ¡
la obligación también se extingue en el todo si uno de ellos renuncia a su crédito a

b hammurabi
Arts. 847/848 Libro III — Derechos personales 514

favor del deudor, o si se produce novación, dación en pago o compensación entre


uno de ellos y el deudor;
c) la confusión entre el deudor y uno de los acreedores solidarios sólo extingue la cuo­
ta del crédito que corresponde a éste;
d) la transacción hecha por uno de los coacreedores solidarios con el deudor no es opo­
nible a los otros acreedores, excepto que éstos quieran aprovecharse de ésta.
■ Concordancias con la normativa anterior: Cód. Civil, arts. 707 y 724.

Análisis de la normativa anterior. El art. 724 del Cód. Civil enumeraba los distintos modos de
extinción de las obligaciones; éstos eran: el pago, la novación, la compensación, la transacción,
la confusión, la renuncia de los derechos del acreedor, la remisión de la deuda y la imposibili­
dad del pago. Por su parte, el art. 707 prescribía: "Las novación, compensación o remisión de la
deuda, hecha por cualquiera de los acreedores y con cualquiera de los deudores, extingue la
obligación".

Análisis de la normativa del CCCN. Se regulan los modos extintivos de las obligaciones solida­
rias en su faz activa, con idéntico contenido y metodología de la prevista para el aspecto pasivo
de la solidaridad, en el art. 835, disposición a la que se remite al lector.

Art. 847. — «Participación». Los acreedores solidarios tienen derecho a la participación con los si­
guientes alcances:
a) si uno de los acreedores solidarios recibe la totalidad del crédito o de la reparación
del daño, o más que su cuota, los demás tienen derecho a que les pague el valor de
lo que les corresponde conforme a la cuota de participación de cada uno;
b) en los casos del inc. b) del art. 846, los demás acreedores solidarios tienen derecho a
la participación, si hubo renuncia al crédito o compensación legal por la cuota de ca­
da uno en el crédito original; y si hubo compensación convencional o facultativa, no­
vación, dación en pago o transacción, por la cuota de cada uno en el crédito original,
o por la que correspondería a cada uno conforme lo resultante de los actos extinti­
vos, a su elección;
c) el acreedor solidario que realiza gastos razonables en interés común tiene derecho
a reclamar a los demás la participación en el reembolso de su valor.
■ Concordancias con la normativa anterior: Cód. Civil, art. 708.

Análisis de la normativa anterior. El art. 708 del Cód. Civil bien daba una aproximación al con­
tenido legal de la disposición que se analiza, pues endilgaba la responsabilidad del acreedor
que hubiese cobrado el todo o parte de la deuda, o que hubiese hecho quita o remisión de ella,
frente a los demás por la parte que a éstos les corresponda.

Análisis de la normativa del CCCN. El acreedor solidario tiene derecho a ejercer la acción de
reintegro por su cuota parte a: 7) el acreedor solidario que recibió más de su cuota o el pagoto-
tal, y 2) el acreedor que haya hecho uso de los institutos contemplados en el inc. b). El último
supuesto previsto es el caso del acreedor que efectuó gastos en interés común, como los que
pueden ser para reclamar la cosa (tasa de justicia), o bien, una vez que tiene la cosa en su poder,
de conservación.

Art. 848. — «Cuotas de participación». Las cuotas de participación de los acreedores solidarios se
determinan conforme lo dispuesto en el art. 841.
■ Concordancias con la normativa anterior: Cód. Civil, arts. 689 y 717.

hammurabi
515 Título I — Obligaciones en general Arts. 849/851

Análisis de la normativa anterior. El art. 717 del Cód. Civil remitía a lo dispuesto en el art. 689
en materia de las relaciones entre los codeudores y acreedores solidarios entre sí que hubieran
pagado la deuda por entero, o que la hubieran recibido. Por su parte, el art. 689 brindaba una
respuesta similar a la de la norma que se analiza.

Análisis de la normativa del CCCN. El art. 841 es un eje central en materia de cuotas de contri­
bución, ya que su aplicación es utilizada en reiteradas oportunidades, por ejemplo, en las obli­
gaciones cuyo objeto es divisible (art. 811).

Art. 849. — «Muerte de un acreedor». Si muere uno de los acreedores solidarios, el crédito se divi­
de entre sus herederos en proporción a su participación en la herencia. Después de la partición, ca­
da heredero tiene derecho a percibir según la cuota que le corresponde en el haber hereditario.
■ Concordancias con la normativa anterior: Cód. Civil, art. 712.

Análisis de la normativa anterior. La cuestión del fallecimiento de una de las partes del nego­
cio se encontraba regulada en el art. 712. El mismo estipulaba que en caso de defunción del acre­
edor o del deudor que dejaba más de un heredero, éstos podían recibir o pagar sólo en la medi­
da de su haber hereditario. De lo dicho se desprende que la solidaridad se extinguía con respec­
to a los herederos, pero subsistía entre los restantes coacreedores o codeudores originales.

Análisis de la normativa del CCCN. El texto adoptado por el CCCN no deja lugar a dudas en
cuanto a la porción que le corresponde a cada uno de los herederos. Estos recibirán la cuota par­
te de la acreencia en la medida de su participación en el acervo hereditario. Pero la norma na­
da dice con relación a la legitimación que poseen los herederos para reclamar el crédito. Se pre­
sentan dos opciones, o el régimen de la solidaridad se extiende y cada heredero puede reclamar
el total, sin perjuicio de que luego los restantes reciban su parte, o bien, cada heredero puede
demandar sólo su cuota parte. En el supuesto de que el deceso sea del deudor corresponde re­
mitirse a los términos del art. 843

Sección 8a — Obligaciones concurrentes

Art. 850.— «Concepto». Obligaciones concurrentes son aquellas en las que varios deudores deben
el mismo objeto en razón de causas diferentes,
i Concordancias con la normativa anterior: No existen concordancias.

Análisis de la normativa anterior. No existe norma similar.

Análisis de la normativa del CCCN. El art. 850 del CCCN recepta esta nueva clasificación de cre­
ación doctrinaria y jurisprudencial. Las obligaciones concurrentes, o también denominadas co­
nexas, indistintas o convergentes, son aquellas que tienen un mismo acreedor e identidad de
objeto debido, pero distinta causa y deudor. Algunos casos más típicos son: a) la responsabili­
dad del autor de un ilícito y del asegurador de la víctima, b) la responsabilidad del dueño y del
guardián de la cosa que generó el daño con su intervención activa, c) la responsabilidad del
principal por el hecho del dependiente y la de este último frente a la víctima y, d) la responsa­
bilidad del comodatario negligente y el ladrón. En cuanto a la cancelación de la deuda, como el
objeto debido es único e idéntico para todos los deudores, bastará con que uno de éstos pague
para que opere.

Art. 851. — «Efectos». Excepto disposición especial en contrario, las obligaciones concurrentes se
rigen por las siguientes reglas:

b hammurabi
Art. 852 Libro III — Derechos personales 516

a) el acreedor tiene derecho a requerir el pago a uno, a varios o a todos los codeudo­
res, simultánea o sucesivamente;
b) el pago realizado por uno de los deudores extingue la obligación de los otros obli­
gados concurrentes;
c) la dación en pago, la transacción, la novación y la compensación realizadas con uno
de los deudores concurrentes, en tanto satisfagan íntegramente el interés del acre­
edor, extinguen la obligación de los otros obligados concurrentes o, en su caso, la
extinguen parcialmente en la medida de lo satisfecho;
oí) la confusión entre el acreedor y uno de los deudores concurrentes y la renuncia al
crédito a favor de uno de los deudores no extingue la deuda de los otros obligados
concurrentes;
e) la prescripción cumplida y la interrupción y suspensión de su curso no producen
efectos expansivos respecto de los otros obligados concurrentes;
f) la mora de uno de los deudores no produce efectos expansivos con respecto a los
otros codeudores;
g) la sentencia pasada en autoridad de cosa juzgada dictada contra uno de los codeu­
dores no es oponible a los demás, pero éstos pueden invocarla cuando no se funda
en circunstancias personales del codeudor demandado;
h) la acción de contribución del deudor que paga la deuda contra los otros obligados
concurrentes se rige por las relaciones causales que originan la concurrencia.
a Concordancias con la normativa anterior: No existen concordancias.

Análisis de la normativa anterior. No existe norma similar.

Análisis de la normativa del CCCN. El artículo que se analiza regula las normas por las que se va
a regir este nuevo instituto. Así, en el inc. a) se reconoce una de las similitudes con las obliga­
ciones solidarias (art. 833) e indivisibles (art. 816) a cuyos comentarios se remite al lector. En
cuanto a los incs. b) y c), su fundamento radica en que todos los codeudores deben la misma co­
sa. En materia de prescripción, se diferencia de las obligaciones indivisibles (art. 822) y, con re­
lación a la suspensión e interrupción, se aparta de las excepciones estipuladas en los arts. 2540
y 2549, respectivamente. Por otra parte, la mora de uno de los deudores no se extiende a los res­
tantes, al igual que en las obligaciones indivisibles (art. 819), no así en las solidarias (art. 838) con
las que sí comprarte la solución del inc. g (art. 832). Estas soluciones se justifican debido a que
existe una pluralidad de obligaciones distintas con causas disímiles.

Art. 852. — «Normas subsidiarias». Las normas relativas a las obligaciones solidarias son subsidia­
riamente aplicables a las obligaciones concurrentes.
■ Concordancias con la normativa anterior: No existen concordancias.

Análisis de la normativa anterior. No existe norma similar.

Análisis de la normativa del CCCN. Las normas de las obligaciones solidarias son aplicables en
forma subsidiaria debido a las semejanzas con dicho instituto. Pero también poseen notorias di­
ferencias, más allá de las ya mencionadas en el comentario del artículo precedente. En las obli­
gaciones solidarias existe una sola obligación con pluralidad de vínculos, en las concurrentes
hay varias obligaciones y entre los codeudores no existe conexión alguna. En estas últimas, no
rige el principio de contribución entre los deudores, el que sí se aplica en las obligaciones soli­
darias.

■ hammurabi
517 Título I — Obligaciones en general Arts. 853/855

Sección 9a — Obligaciones disyuntivas

Art. 853. — «Alcances». Si la obligación debe ser cumplida por uno de varios sujetos, excepto esti­
pulación en contrario, el acreedor elige cuál de ellos debe realizar el pago. Mientras el acreedor no
demande a uno dé los sujetos, cualquiera de ellos tiene derecho de pagar. El que paga no tiene de­
recho de exigir contribución o reembolso de los otros sujetos obligados.
■ Concordancias con la normativa anterior: No existen concordancias.

Análisis de la normativa anterior. El Código Civil no contenía una regulación orgánica de las
obligaciones disyuntivas. Sin embargo, aludía a esta categoría de obligaciones en forma indi­
recta. Entre ellas, se encuentra la designación de mandatarios disyuntivamente, para actuar
uno de ellos en falta del otro u otros (art. 1899, inc. 3o) o la designación de albaceas para ejerci­
tar tal función alternativamente. En cambio, resultaban de aplicación frecuente en el ámbito
convencional, como resultado del principio de la autonomía de la voluntad. El Código de Co-
merciotampoco las regulaba directamente, sino en forma indirecta, cuando en la letra de cam­
bio se admite que pueda contener la indicación de varios tomadores en forma alternativa, en
cuyo caso los derechos cambiarios sólo pueden ser ejercitados por cada beneficiario de la letra
excluyendo a los demás (art. 1°, inc. 6o) o el pagaré, que puede contener la indicación alternati­
va de distintos tomadores (arg. art. 103).

Análisis de la normativa del CCCN. Se introduce en forma expresa la regulación de las obliga­
ciones disyuntivas como una categoría autónoma, siguiendo lo dispuesto en los arts. 800 y 801
del Proyecto de Código Civil y Comercial Unificado de 1998. La disyunción pude ser activa y pa­
siva. El art. 853 se refiere a la disyunción pasiva, correspondiendo al acreedor elegir a qué deu­
dor habrá de exigirle el cumplimiento de la prestación, salvo que se haya estipulado con ante­
rioridad. No rige en esta categoría de obligaciones el principio de contribución que es propio
de la solidaridad pasiva. Una vez operada la elección del deudor, resultan de aplicación los prin­
cipios generales de las obligaciones de sujeto singular.

Art. 854. — «Disyunción activa». Si la obligación debe ser cumplida a favor de uno de varios suje­
tos, excepto estipulación en contrario, el deudor elige a cuál de éstos realiza el pago. La demanda
de uno de los acreedores al deudor no extingue el derecho de éste a pagar a cualquiera de ellos. El
que recibe el pago no está obligado a participarlo con los demás.
m Concordancias con la normativa anterior: No existen concordancias.

Análisis de la normativa anterior. No existe norma similar.

Análisis de la normativa del CCCN. Se introduce en forma expresa la regulación de las obliga­
ciones disyuntivas como una categoría autónoma. El art. 854, siguiendo lo dispuesto en el art.
801 del Proyecto de Código Civil y Comercial Unificado de 1998, regula los supuestos de disyun­
ción activa. Según se dispone, salvo estipulación en contrario, corresponde al deudor elegir al
acreedor. No rigen en esta categoría de obligaciones el principio de prevención ni el de partici­
pación, que son propios de la solidaridad activa. Una vez operada la elección del acreedor, re­
sultan de aplicación los principios generales de las obligaciones de sujeto singular.

Art. 855.— «Reglas aplicables». Se aplican, subsidiariamente, las reglas de las obligaciones simple­
mente mancomunadas.
■ Concordancias con la normativa anterior: No existen concordancias

Análisis de la normativa anterior. No existe norma similar.

hammurabi
Arts. 856/857 Libro III — Derechos personales 518

Análisis de la normativa del CCCN. El CCCN sigue el criterio adoptado por el Proyecto de Códi­
go Civil y Comercial Unificado de 1998 que disponía un texto idéntico en el art. 802. Si bien un
sector de la doctrina asimilaba estas obligaciones con el régimen previsto para las solidarias, el
criterio adoptado da cuenta de que las diferencias existentes entre las obligaciones de sujeto
disyunto y las solidarias son de una magnitud que impiden una aplicación analógica. Resulta
adecuado en tanto en las obligacio.nes simplemente mancomunadas existe pluralidad de vín­
culos disociados e independientes entre sí, mientras que en las solidarias los vínculos se encuen­
tran coligados entre sí.

Sección 10a — Obligaciones principales y accesorias

Art. 856. — «Definición». Obligaciones principales son aquellas cuya existencia, régimen jurídico,
eficacia y desarrollo funcional son autónomos e independientes de cualquier otro vínculo obliga-
cional. Los derechos y obligaciones son accesorios a una obligación principal cuando dependen de
ella en cualquiera de los aspectos precedentemente indicados, o cuando resultan esenciales para
satisfacer el interés del acreedor.
■ Concordancias con la normativa anterior: Cód. Civil, arts. 523 y 524.

Análisis de la normativa anterior. Esta clasificación se encontraba definida en el art. 523 que
disponía que una obligación era principal y otra accesoria cuando la una era la razón de la exis­
tencia de la otra. En el art. 524 se enumeraban algunas obligaciones accesorias como la cláusu­
la penal, las contraídas como garantes o fiadores, la prenda o la hipoteca.

Análisis de la normativa del CCCN. El CCCN recoge las críticas doctrinarias que consideraban
que no cabía concentrar su disparidad únicamente en la existencia. En tal sentido, se adopta un
criterio de diferenciación más amplio que se refiere no sólo a la existencia, sino también al régi­
men jurídico, a la eficacia y al desarrollo funcional de cada una, sin aludir a ninguna especie en
concreto. Asimismo, se establece que los derechos y obligaciones serán accesorios a una princi­
pal cuando resulten esenciales para satisfacer el interés del acreedor.

Art. 857. — «Efectos». La extinción, nulidad o ineficacia de! crédito principal, extinguen los dere­
chos y obligaciones accesorios, excepto disposición legal o convencional en contrario.
■ Concordancias con la normativa anterior: Cód. Civil, arts. 525,526 y 1039.

Análisis de la normativa anterior. El principio general era que la obligación accesoria seguía la
suerte de la obligación principal. En tal sentido, el art. 525 establecía que la extinción de la obli­
gación principal determinaba la extinción de la accesoria, pero la extinción de la accesoria no
envolvía la principal. Del mismo modo, en virtud del principio de separabilidad de las nulidades,
la nulidad de la obligación principal provocaba la invalidez de la accesoria, pero la nulidad de
ésta no afectaba a la primera. En cambio, si las cláusulas accesorias de una obligación fueren
cláusulas imposibles, con apariencias de condiciones suspensivas, o fueren condiciones prohi­
bidas, su nulidad hacía de ningún valor la obligación principal.

Análisis de la normativa del CCCN. Se mantiene el principio general que consiste en que la obli­
gación accesoria continúa la suerte de la principal respecto de la extinción, nulidad o ineficacia
del crédito. Se utiliza una redacción clara y amplia, admitiendo excepciones legales y recono­
ciendo la autonomía de la voluntad para estipular que no se produzca la extensión de efectos.
Se excluye la alusión a las cláusulas nulas. Resulta adecuado si se considera que en ese supuesto
no hay una relación de accesoriedad, puesto que no hay dos obligaciones, sino una modalidad

hammurabi
519 Título I — Obligaciones en general Arts. 858/859

que cambia a una obligación única, que resulta afectada en su validez por una causa prove­
niente del hecho condicionante.

Sección 11a — Rendición de cuentas

Art. 858.— «Definiciones». Se entiende por cuenta la descripción de los antecedentes, hechos y re­
sultados pecuniarios de un negocio, aunque consista en un acto singular.
Hay rendición de cuentas cuando se las pone en conocimiento de la persona interesada, conforme
a lo dispuesto en los artículos siguientes.
■ Concordancias con la normativa anterior: Cód. de Comercio, art. 68.

Análisis de la normativa anterior. La rendición de cuentas no fue regulada en forma expresa


por el Código Civil. Tradicionalmente se la vinculó al contrato de mandato por considerar que
se infiere del art. 1909 y ss. del Cód. Civil, inclusive jurisprudencialmente se aplicaron por analo­
gía las reglas del mandato a otros contratos. En cambio, en el Código de Comercio se disponía
en el art. 68 que toda negociación es objeto de una cuenta y aquélla debe ser conforme a los
asientos de los libros de quien la rinde, acompañada de los respectivos comprobantes.

Análisis de la normativa del CCCN. Siguiendo lo dispuesto en el Proyecto de Código Civil y Co­
mercial Unificado de 1998, el CCCN contiene una regulación expresa y sistemática de la rendi­
ción de cuentas. En tal sentido, el art. 858 brinda una definición amplia y adecuada de cuentas
y de rendición de aquéllas.

Art. 859. — «Requisitos». La rendición de cuentas debe:


a) ser hecha de modo descriptivo y documentado;
b) incluir las referencias y explicaciones razonablemente necesarias para su compren­
sión;
c) acompañar los comprobantes de los ingresos y de los egresos, excepto que sea de
uso no extenderlos;
d) concordar con los libros que lleve quien las rinda.
■ Concordancias con la normativa anterior: Cód. Civil, arts. 1907,1909,1911 y 1917; Cód. de Comer­
cio, arts. 70,72 y 73.

Análisis de la normativa anterior. Los requisitos para la rendición de cuentas no sólo surgían de
losarts.70,72y73del Cód.deComercio,sinotambién de losarts. 1907,1909,1911,1917yconcs.
del Cód. Civil. De acuerdo a esas normas, la jurisprudencia exigía que las gestiones fueran res­
paldadas por los comprobantes del caso y los asientos de los libros de comercio, complementa­
do por una explicación razonable. Por otro lado, el art. 655 del CPCCN establece que con el es­
crito de rendición de cuentas deberá acompañarse la documentación correspondiente. El juez
podrá tener como justificadas las partidas respecto de las cuales no se acostumbrare a pedir re­
cibos y fueren razonables y verosímiles.

Análisis de la normativa del CCCN. El CCCN regula en forma expresa y sistematizada los requi­
sitos que deben cumplir la rendición de cuentas, receptando las exigencias establecidas por la
jurisprudencia y doctrina. La rendición de cuentas debe llevarse a cabo de modo descriptivo y
documentado, debiendo incluir las referencias y explicaciones razonablemente necesarias pa­
ra su comprensión, con los comprobantes de los ingresos y de los egresos, excepto que sea de
uso no extenderlos, concordado con los libros respectivos.

hammurabi
Arts. 860/862 Libro III — Derechos personales 520

Art. 860.— «Obligación de rendir cuentas». Están obligados a rendir cuentas, excepto renuncia ex­
presa del interesado:
a) quien actúa en interés ajeno, aunque sea en nombre propio;
b) quienes son parte en relaciones de ejecución continuada, cuando la rendición es
apropiada a la naturaleza del negocio;
c) quien debe hacerlo por disposición legal.
La rendición de cuentas puede ser privada, excepto si la ley dispone que debe ser realizada ante un
juez.
■ Concordancias con la normativa anterior: Cód. Civil, arts. 1909 a 1911; Cód. de Comercio, arts. 69 y
70.

Análisis de la normativa anterior. El Código Civil establecía la obligación de rendir cuentas del
mandatario (art. 1909 y ss.). Por su parte, el Código de Comercio disponía expresamente que de­
ben rendir cuentas al fin de cada negociación, o en transacciones comerciales de curso sucesivo,
los comerciantes corresponsales respecto de la negociación concluida, o de la cuenta corriente
cerrada al fin de cada año (art. 69) y los comerciantes que contratan por cuenta ajena (art. 70).

Análisis de la normativa del CCCN. El CCCN regula expresa y orgánicamente los sujetos que
deben rendir cuentas, tales son los que actúan en interés ajeno aun cuando lo hagan a nom­
bre propio, quienes son parte en las relaciones de ejecución continuada si la rendición es apro­
piada a la naturaleza de la obligación y los demás supuestos establecidos por ley (art. 1319 y
siguientes.).

Art. 861.— «Oportunidad». Las cuentas deben ser rendidas en la oportunidad en que estipulan las
partes, o dispone la ley. En su defecto, la rendición de cuentas debe ser hecha:
a) al concluir el negocio;
b) si el negocio es de ejecución continuada, también al concluir cada uno de los perío­
dos o al final de cada año calendario.
■ Concordancias con la normativa anterior: Cód. Civil, art. 3960; Cód. de Comercio, art. 69.

Análisis de la normativa anterior. Del art. 3960, parte 1a del Cód. Civil se desprendía que la
oportunidad para rendir cuentas comenzaba a correr desde el día en que los obligados cesaron
en sus respectivos cargos. Por otra parte, de lo establecido por el art. 69 del Cód. de Comercio
surgía que, salvo que hubiese convención celebrada entre las partes, la rendición de cuentas de­
bía ser realizada una vez finalizada la negociación. A su vez, la doctrina sostenía que, si se tra­
taba de operaciones de curso sucesivo, la rendición de cuentas debía ser presentada al finalizar
el año de la iniciación de la operación.

Análisis de la normativa del CCCN. En el CCCN, de conformidad con el principio de autonomía


de la voluntad y manteniendo el criterio doctrinal prevaleciente, dispone que la rendición de
cuentas debe realizarse en la oportunidad convenida por las partes o según lo establezca la le­
gislación. En forma supletoria, se determinaba que deberá llevarse a cabo al concluir el nego­
cio y, si se trata de un negocio de ejecución continuada, también al finalizar cada uno de los pe­
ríodos o al final del año calendario.

Art. 862.— «Aprobación». La rendición de cuentas puede ser aprobada expresa o tácitamente. Hay
aprobación tácita si no es observada en el plazo convenido o dispuesto por la ley o, en su defecto,

n hammurabi
521 Título I — Obligaciones en general Arts. 863/864

en el de treinta días de presentadas en debida forma. Sin embargo, puede ser observada por erro­
res de cálculo o de registración dentro del plazo de caducidad de un año de recibida.
■ Concordancias con ia normativa anterior: Cód. de Comercio, arts. 72 y 73.

Análisis de la normativa anterior. El Código de Comercio establecía que sólo se entendía ren­
dida la cuenta después de terminadas todas las cuestiones que le eran relativas (art. 72). Asimis­
mo, se presumía implícitamente la exactitud de la cuenta en los casos en que se dejaba transcu­
rrir un mes, contado desde la recepción de una cuenta, sin hacer observaciones, salvo la prueba
contraria, y salvo igualmente la disposición especial a ciertos casos (art. 73).

Análisis de la normativa del CCCN. Con una redacción clara se consagran las pautas estableci­
das en el Código de Comercio, disponiendo que la aprobación puede ser expresa o tácita. En
cuanto a esta última, debe haber transcurrido el lapso estipulado por las partes o por ley y, en
ausencia de aquéllas, el de treinta días de que la rendición fue presentada. Asimismo, se fija en
un año el plazo de caducidad para plantear observaciones por errores de cálculo, el cual co­
mienza a correr desde la recepción de la rendición.

Art. 863. — «Relaciones de ejecución continuada». En relaciones de ejecución continuada si la ren­


dición de cuentas del último período es aprobada, se presume que también lo fueron las rendicio­
nes correspondientes a los períodos anteriores.
■ Concordancias con la normativa anterior: No existen concordancias.
Análisis de la normativa anterior. No existe norma similar.
Análisis de la normativa del CCCN. El CCCN recepta la doctrina que sostenía que en los casos en
que las cuentas deben rendirse periódicamente, la conformidad prestada sin reservas a la ren­
dición de un período hace presumir la aprobación de las cuentas correspondientes a los perío­
dos anteriores.

Art. 864. — «Saldos y documentos del interesado». Una vez aprobadas las cuentas:
a) su saldo debe ser pagado en el plazo convenido o dispuesto por la ley o, en su defec­
to, en el de diez días;
b) el obligado a rendirlas debe devolver al interesado los títulos y documentos que le
hayan sido entregados, excepto las instrucciones de carácter personal.
■ Concordancias con la normativa anterior: Cód .Civil, art. 1911.

Análisis de la normativa anterior. Los códigos de fondo derogados no regulaban expresamen­


te la rendición de cuentas. Respecto del mandato, el art. 1911 del Cód. Civil exigía la entrega del
mandatario de todo lo que el mandante le confió y de que no dispuso por su orden; todo lo que
recibió de tercero, aunque lo recibiese sin derecho; todas las ganancias resultantes del negocio
que se le encargó; los títulos, documentos y papeles que el mandante le hubiese confiado, con
excepción de las cartas e instrucciones que el mandante le hubiese remitido o dado. Por su par­
te, el Código Procesal Civil y Comercial de la Nación contiene una regulación del proceso de ren­
dición de cuentas en los arts. 652 a 657.

Análisis de la normativa del CCCN. Se establece que el saldo de cuentas una vez aprobada de­
be pagarse en el plazo convenido por las partes o la ley. A falta de esa previsión deberá pagar­
se en el plazo de diez días. A su vez, se dispone que quien debió rendir cuentas deberá devolver
al interesado los títulos y demás documentación que se le haya entregado, salvo las instruccio­
nes de carácter personal.

■hammurabi
Arts. 865/868 Libro III — Derechos personales 522

Capítulo 4
Pago

Sección I a — Disposiciones generales

Art. 865. — «Definición». Pago es el cumplimiento de la prestación que constituye el objeto de la


obligación.
■ Concordancias con la normativa anterior: Cód. Civil, art. 725.
Análisis de la normativa anterior. Se definía al pago como el cumplimiento de la prestación
que hace el objeto de la obligación, ya se trate de una obligación de hacer, ya de una obligación
de dar.
Análisis de la normativa del CCCN. El nuevo texto mantiene el concepto de pago. Resulta ade­
cuado que no contenga la mención anteriora las obligaciones de hacery dar, por advertir no só­
lo que de esa forma se omitía injustificadamente a las obligaciones de no hacer, sino porque en
rigor la enumeración resulta superflua.

Art. 866. — «Reglas aplicables». Las reglas de los actos jurídicos se aplican al pago, con sujeción a
las disposiciones de este Capítulo.
■ Concordancias con la normativa anterior: No existen concordancias.
Análisis de la normativa anterior. No se establecía expresamente la previsión de la norma que
se analiza. Sin perjuicio de ello, un sector de la doctrina yjurisprudencia consideraba al pago co­
mo un acto o negocio jurídico. Dentro de esa corriente, algunos lo entendían como un acto ju­
rídico "unilateral", otros como "bilateral".
Análisis de la normativa del CCCN. El CCCN recoge el criterio de un sector amplio de la doctri­
na que considera que el pago es un acto jurídico, tal como se disponía en el art. 813 del Proyec­
to de 1998. De allí que se establece la aplicación complementaria de las reglas de los actos ju­
rídicos.

Art. 867. — «Objeto del pago». El objeto del pago debe reunir los requisitos de identidad, integri­
dad, puntualidad y localización.
■ Concordancias con la normativa anterior: Cód. Civil, arts. 740 a 744,747 a 750.
Análisis de la normativa anterior. El Código Civil no preveía una norma expresa conteniendo
los requisitos del objeto del pago.
Análisis de la normativa del CCCN. Mediante el artículo que se analiza se consagran en forma
expresa los principios de identidad, integridad, puntualidad y locación del pago, cuya regula­
ción se establece en los artículos siguientes.

Art. 868. — «Identidad». El acreedor no está obligado a recibir y el deudor no tiene derecho a cum­
plir una prestación distinta a la debida, cualquiera sea su valor.
■ Concordancias con la normativa anterior: Cód. Civil, arts. 740 y 741.
Análisis de la normativa anterior. El art. 740 del Cód. Civil establecía que el deudor debía en­
tregar al acreedor la misma cosa a cuya entrega se obligó y el acreedor no podía ser obligado a
recibir una cosa por otra, aunque sea de igual o mayor valor. El art. 741 disponía que si la obli­
gación fuere de hacer, el acreedor tampoco podría ser obligado a recibir en pago la ejecución
de otro hecho que no sea el de la obligación.

hammurabi
523 Título I — Obligaciones en general Arts. 869/871

Análisis de la normativa del CCCN. Se mantiene el concepto de identidad del objeto, por el cual
el acreedor no se encuentra obligado a recibir una prestación distinta a la debida, cualquiera
sea su valor. En sentido inverso, el deudor no tiene derecho a cumplir su obligación mediante
una prestación distinta, cualquiera sea su valor. En forma congruente con la definición del art.
865, no se efectúa por innecesaria la diferenciación según se trate la obligación de hacer, no ha­
cer o dar.

Art. 869. — «Integridad». El acreedor no está obligado a recibir pagos parciales, excepto disposi­
ción legal o convencional en contrario. Si la obligación es en parte líquida y en parte ilíquida, el deu­
dor puede pagar la parte líquida.
■ Concordancias con la normativa anterior: Cód. Civil, art. 742.

Análisis de la normativa anterior. El art. 742 del Cód. Civil establecía que cuando el acto de la
obligación no autorizaba los pagos parciales, no podía el deudor obligar al acreedor a que
aceptara en parte el cumplimiento de la obligación. El art. 743 disponía que: "Si la deuda fuese
en parte líquida y en parte ¡líquida, podrá exigirse por el acreedor, y deberá hacerse el pago por
el deudor de la parte líquida, aun de que pueda tener lugar el pago de la que no lo sea".

Análisis de la normativa del CCCN. El acreedor no está obligado a recibir pagos parciales, pero
puede aceptarlos, salvo disposición legal o convención al respecto. Asimismo, se mantiene co­
mo excepción el supuesto de una obligación quetuviese parte líquida y parte ¡líquida, perocon
una redacción notoriamente más comprensible.

Art. 870.— «Obligación con intereses». Si la obligación es de dar una suma de dinero con intereses,
el pago sólo es íntegro si incluye el capital más los intereses.
m Concordancias con la normativa anterior: Cód. Civil, art. 744.

Análisis de la normativa anterior. El art. 744 del Cód. Civil establecía que si se debiera suma de
dinero con intereses, el pago no se estimaría íntegro sino pagándose todos los intereses con el
capital.
Análisis de la normativa del CCCN. En virtud del principio de integridad, en las obligaciones de
dar sumas de dinero el pago se considerará íntegro sólo si incluye el capital más los intereses.

Art. 871. — «Tiempo del pago». El pago debe hacerse:


a) si la obligación es de exigibilidad inmediata, en el momento de su nacimiento;
b) si hay un plazo determinado, cierto o incierto, el día de su vencimiento;
c) si el plazo es tácito, en el tiempo en que, según la naturaleza y circunstancias de la
obligación, debe cumplirse;
d) si el plazo es indeterminado, en el tiempo que fije el juez, a solicitud de cualquiera
de las partes, mediante el procedimiento más breve que prevea la ley local.
■ Concordancias con la normativa anterior: Cód. Civil, arts. 750 a 755.

Análisis de la normativa anterior. Se establecía que el pago debía realizarse el día del venci­
miento de la obligación (art. 750), si no hubiese plazo designado, conforme lo dispuesto por el
art. 618 (art. 751), y si por el acto de la obligación se autorizare al deudor para hacer el pago
cuando pudiese o tuviese medios de hacerlo, conforme el art. 620 (art. 752). Por otro lado, se
disponía que el acreedor podía exigir el pago antes del plazo, cuando el deudor se hiciese insol­
vente formando concurso de acreedores, pero si la deuda fuese solidaria, no podía exigirse con­

hammurabi
Arts. 872/874 Libro III — Derechos personales 524

tra los deudores solidarios que no hubiesen provocado el concurso (art. 753). También podía
exigirse el pago antes del plazo, cuando los bienes hipotecados o dados en prenda fuesen tam­
bién obligados por hipoteca o prenda a otro acreedor, y por el crédito de éste se hiciese remate
de ellos en ejecución de sentencias pasadas en cosa juzgada (art. 754).

Análisis de la normativa del CCCN. La norma, siguiendo a la doctrina mayoritaria, distingue en


un mismo artículo los supuestos de obligaciones de exigibilidad inmediata, de plazo determi­
nado, cierto o incierto; de plazo tácito, y, de plazo indeterminado. Por otro lado, resulta desta-
cable que la redacción no remite a otros artículos, lo cual facilita su comprensión.

Art. 872. — «Pago anticipado». El pago anterior al vencimiento del plazo no da derecho a exigir
descuentos.
■ Concordancias con la normativa anterior: Cód. Civil, art. 755.
Análisis de la normativa anterior. Se establecía que si el deudor quería hacer pagos anticipa­
dos y el acreedor recibirlos, no podría éste ser obligado a hacer descuentos (art. 755).
Análisis de la normativa del CCCN. No se reconoce el derecho a exigir descuentos en casos de
pago anticipado, manteniendo el criterio del Código Civil.

Art. 873. — «Lugar de pago designado». El lugar de pago puede ser establecido por acuerdo de las
partes, de manera expresa o tácita.
i Concordancias con la normativa anterior: Cód. Civil, art. 747.
Análisis de la normativa anterior. El Código Civil exigía que el pago se realizara en el lugar de­
signado en la obligación (art. 747).
Análisis de la normativa del CCCN. Si bien un sector de la doctrina sostenía que la regla gene­
ral respecto del lugar del pago era el domicilio del deudor y su primera excepción era el lugar
convenido por las partes, el CCCN establece expresamente como regla general el lugar estipu­
lado por acuerdo de partes, en forma expresa o tácita. De ese modo, se mantiene en consonan­
cia con el principio de autonomía de la voluntad.

Art. 874. — «Lugar de pago no designado». Si nada se ha indicado, el lugar de pago es el domicilio
del deudor al tiempo del nacimiento de la obligación. Si el deudor se muda, el acreedor tiene dere­
cho a exigir el pago en el domicilio actual o en el anterior. Igual opción corresponde al deudor, cuan­
do el lugar de pago sea el domicilio del acreedor.
Esta regla no se aplica a las obligaciones:
a) de dar cosa cierta; en este caso, el lugar de pago es donde la cosa se encuentra habi­
tualmente;
b) de obligaciones bilaterales de cumplimiento simultáneo; en este supuesto, lugar de
pago es donde debe cumplirse la prestación principal.
m Concordancias con la normativa anterior: Cód. Civil, arts. 747 a 749.

Análisis de la normativa anterior. La regla general establecida en la parte 2adel art. 747era que
si no había lugar designado el lugar de pago sería el del domicilio del deudor al tiempo del cum­
plimiento de la obligación, con excepción de que se tratase de un cuerpo cierto y determinado,
en cuyo caso debía hacerse donde éste existía al tiempo de haberse contraído la obligación. Si
el deudor mudase de domicilio, el acreedor podía exigirlo en cualquiera de los dos domicilios
(art. 748). Asimismo, se disponía que si el pago consistía en una suma de dinero, como precio de

b hammurabi
525 Título I — Obligaciones en general Arts. 875/877

alguna cosa enajenada por el acreedor, debía ser hecho en el lugar de la tradición de la cosa, no
habiendo lugar designado, salvo si el pago fuera a plazos (art. 749).

Análisis de la normativa del CCCN. Para el caso de ausencia de acuerdo expreso o tácito del lu­
gar de pago, se considerará al domicilio del deudor al tiempo del nacimiento de la obligación.
Se mantiene la opción del lugar de pago para el acreedor para los casos que el deudor se mude.
Se agrega esa opción para el deudor en los casos en que el lugar de pago sea el domicilio del
acreedor. A su vez, se establece en el mismo artículo las excepciones que consisten para el caso
de obligaciones de dar cosa cierta en el lugar donde se encuentra aquélla habitualmente y en
las obligaciones bilaterales de cumplimiento simultáneo donde debe cumplirse la obligación
principal. De ese modo, el CCCN establece en forma más clara y sistemática en un solo artículo
el lugar del pago cuando no fue designado por las partes.

Art. 875. — «Validez». El pago debe ser realizado por persona con capacidad para disponer.
■ Concordancias con la normativa anterior: Cód. Civil, art. 726.

Análisis de la normativa anterior. El Código Civil establecía que podían hacer el pago todos los
deudores que no se hallaban en estado de sertenidos como personas incapaces y los que tenían
algún interés en el cumplimiento de la obligación.

Análisis de la normativa del CCCN. Se reconoce en forma amplia como legitimado activo para
el pago a toda persona con capacidad para disponer, adecuando el texto a lo establecido res­
pecto de la capacidad de las personas. Por lo tanto, se mantienen las dos categorías conforma­
das por el deudor y los terceros.

Art. 876.— «Pago en fraude a los acreedores». El pago debe hacerse sin fraude a los acreedores. En
este supuesto, se aplica la normativa de la acción revocatoria y, en su caso, la de la ley concursal.
■ Concordancias con la normativa anterior: Cód. Civil, art. 737.

Análisis de la normativa anterior. El art. 737 del Cód. Civil establecía que el pago hecho por el
deudor insolvente en fraude de otros acreedores era de ningún valor.

Análisis de la normativa del CCCN. El CCCN consagra el principio de que el pago debe hacerse
sin fraude a los acreedores y aclara que en tal supuesto se aplicarán las normas de acción revo­
catoria y, en su caso, la ley concursal. Con buen atino, no se alude expresamente a la ley 24.522,
por lo que no será necesario actualizar el texto en el caso del dictado de una nueva ley.

Art. 877. — «Pago de créditos embargados o prendados». El crédito debe encontrarse expedito. El
pago de un crédito embargado o prendado es inoponible al acreedor prendario o embargante.
■ Concordancias con la normativa anterior: Cód. Civil, art. 736.

Análisis de la normativa anterior. El Código Civil establecía que si la deuda estuviera pignora­
da o embargada judicialmente, el pago hecho al acreedor no era válido. Se disponía que la nu­
lidad del pago hecho al acreedor aprovechaba solamente a los acreedores ejecutantes o de­
mandantes, o a los que se hubieran constituido la prenda, a quienes el deudor estaba obligado
a pagar de nuevo, salvo su derecho a repetir contra el acreedor a quien pagó.

Análisis de la normativa del CCCN. En forma clara y precisa, el CCCN consagra el principio de
que el crédito debe encontrarse expedito, resultando inoponible al acreedor prendario o em­
bargante el pago de aquel crédito.

hammurabi
Arts. 878/881 Libro III — Derechos personales 526

Art. 878. — «Propiedad de la cosa». El cumplimiento de una obligación de dar cosas ciertas para
constituir derechos reales requiere que el deudor sea propietario de la cosa. El pago mediante una
cosa que no pertenece al deudor se rige por las normas relativas a la compraventa de cosa ajena.
■ Concordancias con la normativa anterior: Cód. Civil, art. 738.

Análisis de la normativa anterior. El Código Civil establecía en el art. 738 que cuando por el pa­
go debía transferirse la propiedad de una cosa resultaba preciso para su validez que el que lo
hacía fuera propietario de ella y tuviera capacidad para enajenarlo. Se criticaba que en el mis­
mo artículo se regulaba también el impedimento de la acción de repetición por el pago de una
suma de dinero contra el acreedor que la hubiera consumido de buena fe, al tratarse de dos su­
puestos de hecho distintos.

Análisis de la normativa del CCCN. El CCCP establece concretamente y con una redacción com­
prensible el requisito de la propiedad de la cosa para la transferencia del dominio en la obliga­
ción de dar cosa cierta. Se trata de una derivación del principio genérico respecto de la legiti­
mación del deudor para obrar con relación al objeto del pago.

Art. 879. — «Legitimación activa». El deudor tiene el derecho de pagar. Si hay varios deudores, el
derecho de pagar de cada uno de ellos se rige por las disposiciones correspondientes a la categoría
de su obligación.
i Concordancias con la normativa anterior: Cód. Civil, art. 626.

Análisis de la normativa anterior. El Código Civil no establecía expresamente el derecho del


deudor a pagar, sino que reconocía que podían hacer el pago todos los deudores capaces, ade­
más de todos los que tuvieran algún interés en el cumplimiento de la obligación.

Análisis de la normativa del CCCN. Se consagra en forma expresa el derecho a pagar de los deu­
dores. Asimismo, se dispone que en caso de pluralidad de deudores ese derecho se regirá por las
disposiciones que correspondan, según se trate de una obligación simplemente mancomuna­
da, solidaria, concurrente, etcétera.

Art. 880. — «Efectos del pago por el deudor». El pago realizado por el deudor que satisface el inte­
rés del acreedor, extingue el crédito y lo libera.
■ Concordancias con la normativa anterior: Cód. Civil, arts. 724 y 725.

Análisis de la normativa anterior. El Código Civil enumeraba los modos de extinción de las obli­
gaciones, siendo el pago el primero de aquéllos. A su vez, el art. 725 definía al pago como el
cumplimiento de la prestación que hace el objeto de la obligación, se trate de una obligación
de hacer o de dar.

Análisis de la normativa del CCCN. En forma expresa y directa, el CCCN establece los efectos
principales del pago, que son la satisfacción del interés de acreedor, la extinción de la obliga­
ción y la liberación del deudor.

Art. 881. — «Ejecución de la prestación por un tercero». La prestación también puede ser ejecuta­
da por un tercero, excepto que se hayan tenido en cuenta las condiciones especiales del deudor, o
hubiere oposición conjunta del acreedor y del deudor. Tercero interesado es la persona a quien el in­
cumplimiento del deudor puede causar un menoscabo patrimonial, y puede pagar contra la oposi­
ción individual o conjunta del acreedor y del deudor.
m Concordancias con la normativa anterior: Cód. Civil, arts. 726 a 730.

hammurabi
527 Título I — Obligaciones en general Arts. 882/883

Análisis de la normativa anterior. En el Código Civil se reconocía la posibilidad de que el pago


pudiera ser efectuado por un tercero (arts. 726 y 729). Se.distinguía según fuera realizado con
asentimiento del deudor y aun ignorándolo éste (art. 727), y contra la voluntad del deudor (art.
728). Sin perjuicio de ello, se establecía que si la obligación fuere de hacer, el acreedor no esta­
ba obligado a recibir el pago por la prestación del hecho o servicio de un tercero, si hubiese in­
terés en que sea ejecutado por el mismo deudor (art. 730).

Análisis de la normativa del CCCN. El CCCN expresamente reconoce la legitimación activa al


tercero e introduce una definición bien comprensible del'tercero interesado. A su vez, se man­
tienen razonablemente las dos excepciones al pago por tercero, tales son el caso en que se ha­
yan tenido en cuenta las condiciones especiales del deudor o cuando hubiese oposición conjun­
ta del acreedor y el deudor.

Art. 882. — «Efectos que produce la ejecución de la prestación por un tercero». La ejecución de la
prestación por un tercero no extingue el crédito. El tercero tiene acción contra el deudor con los mis­
mos alcances que:
a) el mandatario que ejecuta la prestación con asentimiento del deudor;
b) el gestor de negocios que obra con ignorancia de éste;
c) quien interpone la acción de enriquecimiento sin causa, si actúa contra la voluntad
del deudor.
Puede también ejercitar la acción que nace de la subrogación por ejecución de la prestación por un
tercero.
■ Concordancias con la normativa anterior: Cód. Civil, arts. 727 a 729.

Análisis de la normativa anterior. El Código Civil establecía que el tercero que hubiera hecho
el pago con asentimiento del deudor y aun ignorándolo éste, podía pedir al deudor el valor de
lo que hubiera dado en pago. Si hubiera hecho el pago antes del vencimiento de la deuda, sólo
tendría derecho a ser reembolsado desde el día del vencimiento (art. 727). En caso de pago he­
cho por un tercero contra la voluntad del deudor sólo tenía derecho a cobrar del deudor aque­
llo en que le hubiese sido útil el pago (art. 728). El acreedor estaba obligado a aceptar el pago
hecho por un tercero, ya pagando a nombre propio, ya a nombre del deudor, pero no estaba
obligado a subrogar en su lugar al que hacía el pago (art. 729).

Análisis de la normativa del CCCN. Con un enfoque distinto, el CCCN regula los efectos de la
ejecución de la prestación realizada por un tercero. Se simplifica la regulación reuniendo en un
solo artículo los cuatro supuestos contemplados en el Código Civil, asimilando los alcances de la
acción del tercero contra el deudor al mandatario (si contaba con el asentimiento del deudor),
al gestor de negocios (si obraba con ignorancia del deudor) y a quien interpone la acción de en­
riquecimiento sin causa (si actuó contra la voluntad del deudor). Por otro lado, se reconoce al
tercero la facultad de ejercitar la acción como consecuencia de la subrogación por la ejecución
de la prestación.

Art. 883. — «Legitimación para recibir pagos». Tiene efecto extintivo del crédito el pago hecho:
a) al acreedor, o a su cesionario o subrogante; si hay varios acreedores, el derecho al co­
bro de cada uno de ellos se rige por las disposiciones correspondientes a la catego­
ría de su obligación; *
b) a la orden del juez que dispuso el embargo del crédito;
c) al tercero indicado para recibir el pago, en todo o en parte;

hammurabi
Arts. 884/885 Libro III — Derechos personales 528

d) a quien posee el título de crédito extendido al portador, o endosado en blanco, ex­


cepto sospecha fundada de no pertenecerle el documento, o de no estar autorizado
para el cobro;
e) al acreedor aparente, si quien realiza el pago actúa de buena fe y de las circunstan­
cias resulta verosímil el derecho invocado; el pago es válido, aunque después sea
vencido en juicio sobre el derecho que invoca.
m Concordancias con la normativa anterior: Cód. Civil, arts. 731 y 732.

Análisis de la normativa anterior. El Código Civil establecía la legitimación para recibir el pago
al acreedor; si se trataba de una obligación plural, los acreedores habilitados para su recepción
(incs. 1°, 2o, 3oy 4o), quienes ocupen el lugar del acreedor en el derecho de crédito, por sucesión
universal o particular (incs. 4o, 5°y 6o), el representante legal (inc. 1°) y el tercero autorizado (inc.
7o). Se entendía que su enumeración no era taxativa.

Análisis de la normativa del CCCN. El CCCN reconoce efectos extintivos del crédito en los casos
en que el pago se efectuase ante los terceros que enumera, recogiendo lo dispuesto en el Pro­
yecto de 1998. De eso modo, también tiene efecto extintivo el pago hecho al cesionario del
acreedor o al subrogante; si hay varios acreedores, el derecho al cobro de cada uno de ellos se
rige por las disposiciones correspondientes a la categoría de su obligación, a la orden del juez
que dispuso el embargo del crédito, al tercero indicado para recibir el pago, en todo o en par­
te, a quien posee el título de crédito extendido al portador, o endosado en blanco, excepto sos­
pecha fundada de no pertenecerle el documento, o de no estar autorizado para el cobro, y se
introduce expresamente al acreedor aparente. Respecto de este último, el pago es válido si el
deudor actuó de buena fe al realizar el pago y el derecho invocado resulta verosímil de acuer­
do a las circunstancias.

Art. 884. — «Derechos del acreedor contra el tercero». El acreedor tiene derecho a reclamar al ter­
cero el valor de lo que ha recibido:
a) en el caso del inc. c) del art. 883, conforme a los términos de la relación interna entre
ambos;
b) en los casos de los incs. d) y e) del art. 883, conforme a las reglas del pago indebido.
■ Concordancias con la normativa anterior: Cód. Civil, art. 731, incs. 6oy 7o.

Análisis de la normativa anterior. El Código Civil reconocía como sujeto legitimado para reci­
bir el pago al tercero indicado y al tenedor de un título al portador.

Análisis de la normativa del CCCN. El CCCN establece expresamente que el acreedor tiene de­
recho a reclamar al tercero indicado para recibir el pago, en todo o en parte, según los términos
de la relación interna que los vincula. En cambio, si el pago se efectuó a quien posee el título de
crédito extendido al portador, o endosado en blanco, excepto sospecha fundada de que no le
pertenece el documento, o de no estar autorizado para el cobro, o al acreedor aparente, rigen
las reglas del pago indebido (art. 1796 y ss.).

Art. 885. — «Pago a persona incapaz o con capacidad restringida y a tercero no legitimado». No es
válido el pago realizado a una persona incapaz, ni con capacidad restringida no autorizada por el
juez para recibir pagos, ni a un tercero no autorizado por el acreedor para recibirlo, excepto que me­
die ratificacióndel acreedor.
No obstante, el pago produce efectos en la medida en que el acreedor se ha beneficiado.
■ Concordancias con la normativa anterior: Cód. Civil, arts. 726,734,735 y 739.

■ hammurabi
529 Título I — Obligaciones en general Arts. 886/887

Análisis de la normativa anterior. El Código Civil requería para el pago que el deudor fuera ca­
paz de hecho (art. 526). A su vez, se exigía que el acreedor fuera capaz de hecho (art. 739) con
aptitud para administrar sus bienes (art. 734) al tiempo de recibir el pago (art. 739). De ese mo­
do, no reconocía aptitud para efectuar ni recibir pagos a los incapaces de hecho con incapaci­
dad absoluta (art. 54), los quebrados (art. 95, ley 19.551), los concursados en ciertas circunstan-
cias(art. 17, ley 19.551) y los inhabilitados en cuanto el pago exceda los actos de administración
(art. 152 bis).

Análisis de la normativa del CCCN. El CCCN adecúa la regulación de la legitimación activa y pa­
siva a los principios generales de la capacidad abordada en el Titulo I. En tal sentido, no se con­
sidera válido el pago efectuado a una persona incapaz, ni con capacidad restringida, si no estu­
viese autorizado judicialmente para recibir pagos, como tampoco al tercero no autorizado por
el acreedor para recibirlo, salvo que medie ratificación del acreedor. Con buen tino, se otorga
validez al pago en tanto el acreedor resulte beneficiado.

Sección 2a — Mora

Art. 886. — «Mora del deudor. Principio. Mora automática. Mora del acreedor». La mora del deu­
dor se produce por el solo transcurso del tiempo fijado para el cumplimiento de la obligación.
El acreedor incurre en mora si el deudor le efectúa una oferta de pago de conformidad con el art. 867
y se rehúsa injustificadamente a recibirlo.
■ Concordancias con la normativa anterior: Cód. Civil, art. 509.

Análisis de la normativa anterior. El Código Civil establecía que la mora se producía por su so­
lo vencimiento respecto de las obligaciones a plazo. En cuanto a la mora del acreedor, el Códi­
go Civil no la contemplaba expresamente. No obstante, surge de la nota al art. 509, en cuanto
se afirmaba que: "El acreedor se encuentra en mora toda vez que por un hecho o por una omi­
sión culpable, hace imposible o impide la ejecución de la obligación, por ejemplo, rehusando
aceptar la prestación debida en el lugar y tiempo oportuno, no encontrándose en el lugar con­
venido para la ejecución o rehusando concurrir a los actos indispensables para la ejecución, co­
mo la medida o el peso de los objetos que se deban entregar, o la liquidación de un crédito no
líquido". Por analogía, se aplicaban las reglas de la mora del deudor.

Análisis de la normativa del CCCN. Se regula la mora dentro del Título de las obligaciones y no
en la responsabilidad civil como lo hacía el Proyecto de 1998, por considerar que excede el mar­
co de la responsabilidad. Se consagra expresamente la regla general de la mora automática del
deudor, la cual se produce por el solo vencimiento del plazo fijado para su cumplimiento. A su
vez, se introduce en forma expresa que la mora del acreedor para el supuesto de que el deudor
de una obligación sujeta a plazo tácito, o indeterminado propiamente dicho, le efectúe una
oferta de pago y aquél se rehusase injustificadamente a recibirlo.

Art. 887.— «Excepciones al principio de la mora automática». La regla de la mora automática no ri­
ge respecto de las obligaciones:
a) sujetas a plazo tácito; si el plazo no está expresamente determinado, pero resulta tá­
citamente de la naturaleza y circunstancias de la obligación, en la fecha que confor­
me a los usos y a la buena fe, debe cumplirse;
b) sujetas a plazo indeterminado propiamente dicho; si no hay plazo, el juez a pedido
de parte, lo debe fijar mediante el procedimiento más breve que prevea la ley local,
a menos que el acreedor opte por acumular las acciones de fijación de plazo y de

■ hammurabi
Arts. 888/889 Libro III — Derechos personales 530

cumplimiento, en cuyo caso el deudor queda constituido en mora en la fecha indi­


cada por la sentencia para el cumplimiento de la obligación.
En caso de duda respecto a si el plazo es tácito o indeterminado propiamente dicho, se considera
que es tácito.
■ Concordancias con la normativa anterior: Cód. Civil, art. 509.

Análisis de la normativa anterior. El Código Civil exigía en el párr. 2o del art. 509 la interpela­
ción previa al deudor para los casos en que el plazo no estuviera expresamente convenido, pe­
ro resultare tácitamente de la naturaleza y circunstancias de la obligación. Si no hubiera plazo,
debía fijarlo el juez a pedido de parte en procedimiento sumario, a menos que el acreedor op­
tara por acumular las acciones de fijación de plazo y de cumplimiento, en cuyo caso el deudor
quedaba constituido en mora en la fecha indicada por la sentencia para el cumplimiento de la
obligación.

Análisis de la normativa del CCCN. El CCCN establece dos supuestos de excepción a la regla ge­
neral de la mora automática. La primera, manteniendo el criterio del Código Civil, concierne a
las obligaciones sujetas a plazo tácito, cuando el plazo resultase de la naturaleza y circunstan­
cias de la obligación, añadiendo que será en la fecha que conforme a los usos y a la buena fe de­
ba cumplirse. Respecto de las obligaciones sujetas a plazo indeterminado, se mantiene la misma
regulación del Código Civil, en cuanto debe fijarse judicialmente, salvo el caso de que el acree­
dor opte por acumular las acciones de fijación de plazo y cumplimiento. No obstante, se actua­
liza la redacción al reemplazarse la expresión "procedimiento sumario" por "procedimiento
más breve que prevea la ley local". Con atino se utiliza una expresión más amplia que permite
adecuarse a las legislaciones procesales. Asimismo, se prevé que en caso de duda se entenderá
que el plazo es tácito, solución que cuenta con amplio apoyo doctrinario y jurisprudencial.

Art. 888. — «Eximición». Para eximirse de las consecuencias jurídicas derivadas de la mora, el deu­
dor debe probar que no le es imputable, cualquiera sea el lugar de pago de la obligación.
■ Concordancias con la normativa anterior: Cód. Civil, art. 509.

Análisis de la normativa anterior. En el último párrafo del art. 509 se disponía que, para exi­
mirse de las responsabilidades derivadas de la mora, el deudor debía probar que no le era im­
putable.

Análisis de la normativa del CCCN. Se mantiene el criterio adoptado por el Código Civil. No
obstante, con una redacción clara y más amplia, se establece que para eximirse de toda conse­
cuencia jurídica derivada de la mora, el deudor deberá probar que no le es imputable, cualquie­
ra sea el lugar de pago de la obligación, zanjando con esta última aclaración la discusión sobre
los casos en que el lugar de pago sea el domicilio del deudor.

Sección 3a — Pago a m ejor fortuna

Art. 889. — «Principio». Las partes pueden acordar que el deudor pague cuando pueda, o mejore
de fortuna; en este supuesto, se aplican las reglas de las obligaciones a plazo indeterminado.
■ Concordancias con la normativa anterior: Cód. Civil, arts. 620 y 752.

Análisis de la normativa anterior. El Código Civil establecía que si se autorizaba al deudor pa­
ra hacer el pago cuando pudiese o tuviese medios de hacerlo, se debía observar lo dispuesto en
el art. 620, el cual disponía que los jueces, a instancia de parte, designarían el tiempo en que de­
bía hacerlo.

■ hammurabi
531 Título I — Obligaciones en general Arts. 890/892

Análisis de la normativa del CCCN. En el CCCN se optó por remitir a las reglas de las obligacio­
nes a plazo indeterminado. De ese modo, se desestima el criterio doctrinario que sostenía que
las obligaciones a mejor fortuna constituían una obligación de plazo indeterminado. Confor­
me lo dispuesto.por el art. 887, si no hay plazo, el juez a pedido de parte, lo debe fijar median­
te el procedimiento más breve que prevea la ley local, a menos que el acreedor opte por acumu­
lar las acciones de fijación de plazo y de cumplimiento, en cuyo caso el deudor queda constitui­
do en mora en la fecha indicada por la sentencia para el cumplimiento de la obligación.

Art. 890. — «Carga de la prueba». El acreedor puede reclamar el cumplimiento de la prestación, y


corresponde al deudor demostrar que su estado patrimonial le impide pagar. En caso de condena,
el juez puede fijar el pago en cuotas.
■ Concordancias con la normativa anterior: No existen concordancias.

Análisis de la normativa anterior. No existe norma similar.

Análisis de la normativa del CCCN. El CCCN siguiendo al Proyecto de 1998, establece que fren­
te al reclamo del acreedor, el deudor deberá probar que su estado patrimonial no ha mejora­
do como para poder pagar. De esa forma, el deudor deberá probar la continuidad de su esta­
do patrimonial obstativo del pago, resultando esa circunstancia la única resistencia a la acción
de cumplimiento de la prestación. Por otro lado, se añade adecuadamente que para el caso de
que se condenase al deudor al pago, el juez podrá fijar su cumplimiento en cuotas. De ese mo­
do, la apreciación de la imposibilidad de pago del deudor se relativiza en función de la facili­
dad del pago.

Art. 891. — «Muerte del deudor». Se presume que la cláusula de pago a mejor fortuna se estable­
ce en beneficio exclusivo del deudor; la deuda se transmite a los herederos como obligación pura y
simple.
■ Concordancias con la normativa anterior: No existen concordancias.

Análisis de la normativa anterior. No existe una norma similar.

Análisis de la normativa del CCCN. Se introduce el principio doctrinario de la presunción de


que la cláusula de pago a mejor fortuna beneficia exclusivamente al deudor, por su carácter in-
tuitu personae. Por lo que, al extinguirse con la muerte del deudor, se trasmite a sus herederos
como una obligación pura y simple.

Sección 4a — Beneficio de competencia

Art. 892. — «Definición». El beneficio de competencia es un derecho que se otorga a ciertos deu­
dores, para que paguen lo que buenamente puedan, según las circunstancias, y hasta que mejoren
de fortuna.
■ Concordancias con la normativa anterior: Cód. Civil, art. 799.

Análisis de la normativa anterior. El Código Civil definía al beneficio de competencia como el


que se concedía a ciertos deudores, para no obligárseles a pagar más de lo que buenamente po­
dían, dejándoles en consecuencia lo indispensable para una modesta subsistencia, según su cla­
se y circunstancias, y con cargo de devolución cuando mejoren de fortuna.

Análisis de la normativa del CCCN. El CCCN mantiene el concepto del Código Civil pero con una
redacción más clara y comprensible. Se lo define como un derecho que se otorga a ciertos deu­

■hammurabi
Arts. 893/894 Libro III — Derechos personales 532

dores para que aquéllos paguen lo que buenamente puedan según las circunstancias, y hasta
que mejoren de fortuna. Al reconocérselo como un derecho se acerca a la doctrina que lo con­
sidera un derecho inherente a la persona en determinadas circunstancias, sin llegar a equipa­
rarlo con los derechos personalísimos propios.

Art. 893. — «Personas incluidas». El acreedor debe conceder este beneficio:


a) a sus ascendientes, descendientes y colaterales hasta el segundo grado, si no han in­
currido en alguna causal de indignidad para suceder;
b) a su cónyuge o conviviente;
c) al donante en cuanto a hacerle cumplir la donación.
■ Concordancias con la normativa anterior: Cód. Civil, art. 800.

Análisis de la normativa anterior. En función de lo dispuesto por el art. 800 del Cód. Civil, el
acreedor se encontraba obligado a conceder este beneficio: 1) a sus descendientes o ascen­
dientes, no habiendo éstos irrogado al acreedor ofensa alguna de las clasificadas entre las cau­
sas de desheredación; 2) a su cónyuge, no estando divorciado por su culpa; 3) a sus hermanos,
con tal que no se hayan hecho culpables para con el acreedor de una ofensa igualmente grave
que las indicadas como causa de desheredación respecto de los descendientes o ascendien­
tes; 4) a sus consocios en el mismo caso, pero sólo en las acciones recíprocas que nazcan del con­
trato de sociedad; 5) al donante, pero sólo en cuanto se trate de hacerle cumplir la donación
prometida, y, 6) al deudor de buena fe que hizo cesión de bienes, y es perseguido en los que
después ha adquirido, para el pago completo de la deuda anterior a la cesión, pero sólo le de­
ben este beneficio los acreedores a cuyo favor se hizo.

Análisis de la normativa del CCCN. Si bien se mantienen los lineamientos generales del Código
Civil en este aspecto, la nueva redacción resulta másdaray comprensible, como también se ade­
cúa a los principios generales de las relaciones de familia. Se excluye a los consocios y cesiona­
rios; en cuanto a estos últimos, doctrinariamente se sostenía que la situación se encuentra con­
templada por disposiciones de la ley de concursos en lo que atañe a los efectos del acuerdo ju­
dicial, que produce la novación de todas las obligaciones pretéritas, por lo que en ese aspecto
el beneficio carecía de sustento.

Sección 5a — Prueba del pago

Art. 894. — «Carga de la prueba». La carga de la prueba incumbe:


a) en las obligaciones de dar y de hacer, sobre quien invoca el pago;
b) en las obligaciones de no hacer, sobre el acreedor que invoca el incumplimiento.
■ Concordancias con la normativa anterior: No existen concordancias.

Análisis de la normativa anterior. No existe norma similar. Se aplicaban las reglas generales de
la legislación procesal (art. 377, CPCCN).

Análisis de la normativa del CCCN. El CCCN regula expresamente la carga de la prueba del pa­
go, que antes se reservaba a las legislaciones procesales. Siguiendo los principios generales en
materia de la carga probatoria, atribuye esa carga en las obligaciones de dar y hacer a quien in­
voca el pago. Respecto de las obligaciones de no hacer, la carga probatoria recaerá sobre el
acreedor que invoca el incumplimiento.

hammurabi
533 Título I — Obligaciones en general Arts. 895/898

Art. 895. — «Medios de prueba». El pago puede ser probado por cualquier medio excepto que de
la estipulación o de la ley resulte previsto el empleo de uno determinado, o revestido de ciertas for­
malidades.
■ Concordancias con la normativa anterior: No existen concordancias.
Análisis de la normativa anterior. No existe norma similar. Se adoptaba un criterio de amplitud
probatoria, aplicando las reglas de la prueba de los contratos (art. 1190) y los principios gene­
rales de la legislación procesal (art. 387, CPCCN).

Análisis de la normativa del CCCN. El CCCN regula expresamente los medios probatorios del
pago, manteniendo el criterio amplio que prevalecía en doctrina, exceptuando disposición le­
gal o convencional en contrario.

Art. 896. — «Recibo». El recibo es un instrumento público o privado en el que el acreedor reconoce
haber recibido la prestación debida.
■ Concordancias con la normativa anterior: No existen concordancias

Análisis de la normativa anterior. No existe norma similar. Doctrinariamente, se sostenía el cri­


terio de libertad deformas, salvo los casos en que se requería el recibo de pago de obligaciones
consignadas por escritura pública (art. 1184, inc. 11).

Análisis de la normativa del CCCN. En CCCN introduce adecuadamente la definición del reci­
bo, en un lenguaje comprensible.

Art. 897. — «Derecho de exigir el recibo». El cumplimiento de la obligación confiere al deudor de­
recho de obtener la constancia de la liberación correspondiente. El acreedor también puede exigir
un recibo que pruebe la recepción.
■ Concordancias con la normativa anterior: Cód. Civil, art. 505; Cód. de Comercio, art. 474.

Análisis de la normativa anterior. El Código Civil no lo regulaba expresamente, sino que surgía
en forma implícita del art. 505, en cuanto reconocía el derecho a obtener su liberación al deu­
dor que paga. El art. 474 del Cód. de Comercio establecía que ningún vendedor podía rehusar­
se a entregar recibo al comprador. El derecho del acreedor de obtener un recibo tampoco esta­
ba expresamente previsto. No obstante, se entendía que el acreedor tenía ese derecho por apli­
cación analógica del art. 1021 del Código Civil.

Análisis de la normativa del CCCN. El CCCN consagra expresamente el derecho del deudor de
obtener la constancia de liberación, como también el derecho del acreedor de exigir el recibo
de recepción o "contrarrecibo".

Art. 898. — «Inclusión de reservas». El deudor puede incluir reservas de derechos en el recibo y el
acreedor está obligado a consignarlas. La inclusión de estas reservas no perjudica los derechos de
quien extiende el recibo.
i Concordancias con la normativa anterior: No existen concordancias.

Análisis de la normativa anterior. No existe norma similar.

Análisis de la normativa del CCCN. El CCCN, siguiendo el criterio del Proyecto de 1998, intro­
duce el derecho de los deudores de incluir reservas en los recibos y la consiguiente obligación
de los acreedores de consignarlas. A su vez, para facilitar su implementación, se establece que
la inclusión de las reservas no perjudica los derechos de quien extiende el recibo.

■ hammurabi
Arts. 899/900 Libro III — Derechos personales 534

Art. 899. — «Presunciones relativas al pago». Se presume, excepto prueba en contrario que:
a) si se otorga un recibo por saldo, quedan canceladas todas las deudas correspon­
dientes a la obligación por la cual fue otorgado;

b) si se recibe el pago correspondiente a uno de los períodos, están cancelados los an­
teriores, sea que se deba una prestación única de ejecución diferida cuyo cumpli­
miento se realiza mediante pagos parciales, o que se trate de prestaciones sucesivas
que nacen por el transcurso del tiempo;

c) si se extiende recibo por el pago de la prestación principal, sin los accesorios del cré­
dito, y no se hace reserva, éstos quedan extinguidos;
d) si se debe daño moratorio, y al recibir el pago el acreedor no hace reserva a su res­
pecto, la deuda por ese daño está extinguida.
■ Concordancias con la normativa anterior: Cód. Civil, arts. 624 y 746.
Análisis de la normativa anterior. El Código Civil establecía que el recibo del capital por el acre­
edor sin reserva alguna sobre los intereses extinguía la obligación del deudor respecto de ellos
(art. 624). Esa solución se consideraba aplicable al derecho comercial (CNCom., en pleno,
28/10/94, JA , 1995-1-471). A su vez, el art. 724 establecía que cuando el pago debía ser hecho en
prestaciones parciales y en períodos determinados, el pago hecho por el último período hacía
presumir el pago de los anteriores, salvo prueba en contrario.

Análisis de la normativa del CCCN. A fin de facilitar las practicas comerciales, se consagra con
lógica la presunción de extinción de todas las deudas si se otorga un recibo de saldo o se recibe
el pago correspondiente a uno de los periodos (en una prestación de ejecución diferida cuyo
cumplimiento se realice mediante pagos parciales o de prestaciones sucesivas) o un recibo por
el pago de la prestación principal sin los accesorios y sin efectuar reserva, como también si se de­
be daños moratorios y no se formula reserva al respecto. De ese modo, se guarda armonía con
las normas aplicables a la imputación del pago (art. 900 y ss.). Por otro lado, aclara que la pre­
sunción admite prueba en contrario, poniendo fin a las distintas interpretaciones que pudieran
presentarse.

Sección 6a — Imputación del pago

Art. 900. — «Imputación por el deudor». Si las obligaciones para con un solo acreedor tienen por
objeto prestaciones de la misma naturaleza, el deudor tiene la facultad de declarar, al tiempo de ha­
cer el pago, por cuál de ellas debe entenderse que lo hace. La elección debe recaer sobre deuda lí­
quida y de plazo vencido. Si adeuda capital e intereses, el pago no puede imputarse a la deuda prin­
cipal sin consentimiento del acreedor.
■ Concordancias con la normativa anterior: Cód. Civil, arts. 773,774 y 776.
Análisis de la normativa anterior. El Código Civil establecía que el deudor tenía la facultad de
declarar al tiempo de hacer el pago, por cuál de ellas debía entenderse que lo hace, si se trataba
de obligaciones con un solo acreedor que tuviesen por objeto prestaciones de la misma natu­
raleza (art. 773). La elección del deudor no podía ser sobre deuda ilíquida, ni sobre la que no sea
de plazo vencido (art. 774) y si el deudor debiese capital con intereses, no podía, sin consenti­
miento del acreedor, imputar el pago al principal (art. 776).

Análisis de la normativa del CCCN. De un modo ordenado y con algunas precisiones, el CCCN
mantiene la misma regulación que el Código Civil, reuniendo en un solo artículo las normas re­
lativas a la imputación del pago por el deudor. Se mantiene también el principio de que la opor­

b hammurabi
535 Título I — Obligaciones en general Arts. 901/902

tunidad para hacer la imputación es al tiempo de hacer el pago. En efecto, el deudortiene la fa­
cultad de declarar, al tiempo de hacer el pago, por cuál dejas prestaciones debe entenderse que
hace el pago, siempre que sean de la misma naturaleza y tengan un solo acreedor. Se mantiene
la exigencia de que la elección recaiga sobre deuda líquida y de plazo vencido. Por último, con­
tinúa razonablemente el criterio en el caso de que se adeude capital e intereses por el cual el pa­
go no puede imputarse a la deuda principal sin el consentimiento del acreedor.

Art. 901. — «Imputación por el acreedor». Si el deudor no imputa el pago, el acreedor se encuentra
facultado a hacerlo en el momento de recibirlo, conforme a estas reglas:
a) debe imputarlo a alguna de las deudas líquidas y exigibles;
b) una vez canceladas totalmente una o varias deudas, puede aplicar el saldo a la can­
celación parcial de cualquiera de las otras.
m Concordancias con la normativa anterior: No existen concordancias.

Análisis de la normativa anterior. No se regulaba expresamente. No obstante, la doctrina ma-


yoritaria admitía que si el deudor no ejercitaba en tiempo oportuno el derecho de imputar el
pago, podían efectuarlo los acreedores.

Análisis de la normativa del CCCN. El CCCN introduce la regulación de la imputación del pago
efectuada por el acreedor. Dispone expresamente la facultad del acreedor para realizar la im­
putación del pago ante la omisión del deudor, en la oportunidad de recibir el pago. A su vez, es­
tablece dos limitaciones: la primera consiste en la prohibición de imputar el pago que recibe a
deudas ¡líquidas o no vencidas y la segunda, en cuanto una vez que se haya cancelado en forma
total una o varias deudas recién puede aplicar el saldo a la cancelación parcial de otra.

Art. 902. — «Imputación legal». Si el deudor o el acreedor no hacen imputación del pago, se lo
imputa:
a) en primer término, a la obligación de plazo vencido más onerosa para el deudor;
b) cuando las deudas son igualmente onerosas, el pago se imputa a prorrata.
■ Concordancias con la normativa anterior: Cód. Civil, art. 778.

Análisis de la normativa anterior. El Código Civil sólo regulaba expresamente que cuando no
se consignase en el recibo del acreedor a qué deuda se hubiese hecho la imputación del pago,
debía imputarse entre las de plazo vencido, a la más onerosa al deudor, o porque llevara inte­
reses, o porque hubiera pena constituida por falta de cumplimiento de la obligación, o por me­
diar prenda o hipoteca, o por otra razón semejante. Si las deudas eran de igual naturaleza, se
imputaba a todas a prorrata.

Análisis de la normativa del CCCN. En forma similar al Código Civil, pero con un lenguaje más
claro, el CCCN establece los supuestos de imputación legal del pago. En tal sentido, se prescribe
que ante la falta de imputación por parte del deudor y del acreedor, debe imputarse el pago a
la obligación de plazo vencido más onerosa para el deudor y si aquéllas resultan igualmente
onerosas, el pago se imputa a todas a prorrata. Resulta adecuada la eliminación de las circuns­
tancias señaladas por el texto anterior respecto de la mayor onerosidad, siguiendo a la doctri­
na que sostiene que la mayor o menor onerosidad debe ser ponderada con criterio amplio y fi­
nalista, proyectando en función de las particularidades del caso concreto los efectos patrimo­
niales negativos que cada obligación produciría en caso de permanecer impaga.

° hammurabi
Arts. 903/905 Libro III — Derechos personales 536

Art. 903. — «Pago a cuenta de capital e intereses». Si el pago se hace a cuenta de capital e intereses
y no se precisa su orden, se imputa en primer término a intereses, a no ser que el acreedor dé recibo
por cuenta de capital.
■ Concordancias con la normativa anterior: Cód. Civil, art. 776.

Análisis de la normativa anterior. Si bien el Código Civil no regulaba expresamente el pago a


cuenta, por aplicación analógica del art. 776 correspondía imputarlo a intereses, salvo que se
contara con el consentimiento del acreedor.

Análisis de la normativa del CCCN. El CCCN legisla en forma expresa el supuesto de pago a
cuenta de capital e intereses, al disponer que si no se precisó su orden, debe imputarse prime­
ramente a intereses, excepto que el acreedor otorgue recibo por cuenta de capital. Esa disposi­
ción resulta armónica con lo dispuesto por los arts. 899 y 900.

Sección 7a — Pago por consignación

Parágrafo 1o — Consignación judicial

Art. 904. — «Casos en que procede». El pago por consignación procede cuando:
a) el acreedor fue constituido en mora;
b) existe incertidumbre sobre la persona del acreedor;
c) el deudor no puede realizar un pago seguro y válido por causa que no le es imputa­
ble.
■ Concordancias con la normativa anterior: Cód. Civil, arts. 756 y 757.

Análisis de la normativa anterior. El art. 756 del Cód. Civil brindaba la siguiente definición: "Pá­
gase por consignación, haciéndose depósito judicial de la suma que se debe". Se la admitía en los
siguientes casos: 1) cuando el acreedor no quisiera recibir el pago ofrecido por deudor; 2) cuan­
do el acreedorfuese incapaz de recibir el pago al tiempo que el deudor quisiere hacerlo; 3) cuan­
do el acreedor estuviese ausente; 4) cuando fuese dudoso el derecho del acreedora recibir el pa­
go, y concurrieren otras personas a exigirlo del deudor, o cuando el acreedor fuese desconoci­
do; 5) cuando la deuda fuese embargada o retenida en poder del deudor, y éste quisiere exone­
rarse del depósito; 6) cuando se hubiese perdido el título de la deuda; y 7) cuando el deudor del
preciodeinmueblesadquiridosporélquisieraredimirlashipotecasconquese hallasen gravados.
No obstante, la doctrina y la jurisprudencia mayoritaria sostenían que la enumeración contenida
en el art. 757 no era taxativa y admitían otros supuestos, además de los allí contemplados.

Análisis de la normativa del CCCN. Se abandona la definición de pago por consignación que
contenía el Código Civil. Cabe señalar que la definición anterior no era considera precisa por la
doctrina, en tanto sólo se refería a la consignación de una suma de dinero. En el CCCN directa­
mente se establece una fórmula general de procedencia del pago por consignación, abando­
nando el criterio casuístico del Código Civil. Se los sintetiza en tres categorías: el primero agru­
pa a los supuestos de mora del acreedor; el segundo refiere a los casos en que existe incerti­
dumbre acerca de la persona del acreedor, y el tercero, cuando porfactores ajenos el deudor no
puede realizar el pago en forma segura y válida.

Art. 905. — «Requisitos». El pago por consignación está sujeto a los mismos requisitos del pago.
m Concordancias con la normativa anterior: Cód. Civil, art. 758.

Análisis de la normativa anterior. El art. 758 del Cód. Civil establecía que la consignación note-
nía la fuerza de pago, sino concurriendo en cuanto a las personas, objeto, modo y tiempo, requi-

hammurabi
537 Título I — Obligaciones en general Arts. 906/907

sitos sin los cuales el pago no podía ser válido. No concurriendo estos requisitos, el acreedor no
estaba obligado a aceptar el ofrecimiento del pago.

Análisis de la normativa del CCCN. Sin perjuicio de las reglas establecidas en esta Sección, sien­
do la consignación un mecanismo sucedáneo del pago o, más aún, según algunos, un modo par­
ticular de pago, siguiendo aun sector de la doctrina el CCCN dispone que contenga todos los re­
quisitos genéricamente exigibles para el pago en cuanto a personas, objeto, modo, lugar y
tiempo.

Art. 906. — «Forma». El pago por consignación se rige por las siguientes reglas:
a) si la prestación consiste en una suma de dinero, se requiere su depósito a la orden
del juez interviniente, en el banco que dispongan las normas procesales;
b) si se debe una cosa indeterminada a elección del acreedor y éste es moroso en prac­
ticar la elección, una vez vencido el término del emplazamiento judicial hecho al

osu custodia origina gastos excesi-


vos, el juez puede autorizar la venta en subasta, y ordenar eídtepósito del precio
que se obtenga.
b Concordancias con la normativa anterior: Cód. Civil, arts. 764 a 766.

Análisis de la normativa anterior. Se establecía que si la deuda era de un cuerpo cierto, que de­
bía ser entregado en el lugar en que se encontraba, el deudor debía intimar judicialmente al
acreedor para que lo recibiera y a partir de allí la intimación surtía todos los efectos de la consi­
gnación. Si el acreedor no la recibía, la cosa debida podía ser depositada en otra parte con au­
torización judicial (art. 764, Cód. Civil). Si la cosa se hallaba en otro lugar que aquel en que de­
bía ser entregada, era a cargo del deudor transportarla y hacer la intimación al acreedor para
que la recibiera (art. 765, Cód. Civil). Si la cosa debida era indeterminada y a elección del acree­
dor, el deudor debía intimarlo judicialmente para que hiciera la elección. Si se rehusaba a hacer­
la, el deudor podía ser autorizado por el juez para verificarla y luego debía hacer la intimación
al acreedor para que la recibiera (art. 766, Cód. Civil). El Código Civil no contemplaba el supues­
to de las cosas perecederas o de difícil conservación.

Análisis de la normativa del CCCN. Se dispone una regulación expresa y completa de la forma
para efectuar el pago por consignación. En efecto, se prevé que si la prestación consiste en dar
una suma de dinero debe depositarse en el banco que dispongan las normas procesalesy en una
cuenta a la orden del juez interviniente. Si se trata de dar una cosa indeterminada a elección del
acreedor, se mantiene el criterio por el cual el juez puede autorizar al deudor a realizarla una
vez vencido el plazo de intimación. Por último, se introduce el supuesto de las cosas perecede­
ras o de difícil conservación que contaba con el reconocimiento de la doctrina dominante. En
III. Dchos. personales

tal sentido, se establece que si las cosas debidas no pueden ser conservadas o su custodia origi- .
na gastos excesivos, el juez puede autorizar la venta en subasta y ordenar el depósito del precio
que se obtenga. Con esa solución, siguiendo a la doctrina, resulta beneficiado el deudor, quien
se libera del mantenimiento costoso e incómodo, y también el acreedor que obtiene una mejor
protección del valor económico de su derecho, el cual podría verse conculcado por la presencia
de gastos de conservación excesivos que, en última instancia, de proceder la consignación, ter­
minarían siendo soportados por él.

Art. 907. — «Efectos». La consignación judicial, no impugnada por el acreedor, o declarada válida
por reunir los requisitos del pago, extingue la deuda desde el día en que se notifica la demanda.

■ hammurabi
Arts. 908/909 Libro III — Derechos personales 538

Si la consignación es defectuosa, y el deudor subsana ulteriormente sus defectos, la extinción de la


deuda se produce desde la fecha de notificación de la sentencia que la admite.
■ Concordancias con la normativa anterior: Cód. Civil, arts. 759,760 y 764.

Análisis de la normativa anterior. El art. 759 del Cód. Civil determinaba que si la consignación
fue impugnada por el acreedor "por no tenertodas las condiciones debidas, surte los efectos del
pago, desde el día de la sentencia que la declare legal". En ese supuesto existían distintos crite­
rios respecto del momento a partir del cual la consignación declarada procedente producía sus
efectos. Por otro lado, se establecía que si el acreedor no impugnaba la consignación, o si era
vencido en la oposición que hiciera, los gastos del depósito y las costas judiciales eran a su car­
go (art. 760).

Análisis de la normativa del CCCN. El CCCN establece expresamente el momento desde el cual
produce efectos extintivos el pago por consignación: desde la notificación de la demanda. No
obstante, señala que en el caso de que la consignación fuese defectuosa y con posterioridad el
deudor subsanare esos defectos, la extinción se produce desde la fecha de la notificación de la
sentencia que la admite. La solución parece razonable por cuanto medio una subsanación pos­
terior por el deudor. Se recogen de ese modo algunas de las soluciones propiciadas por la doct­
rina ante las críticas que se efectuaban a la legislación anterior.

Art. 908. — «Deudor moroso». El deudor moroso puede consignar la prestación debida con los ac­
cesorios devengados hasta el día de la consignación.
■ Concordancias con la normativa anterior: No existen concordancias.

Análisis de la normativa anterior. No existe norma similar.

Análisis de la normativa del CCCN. Siguiendo al Proyecto de 1998, se contempla el supuesto del
deudor moroso. En tal caso, se admite la liberación por consignación del deudor que esté en
mora, debiendo consignarse también los accesorios devengados.

Art, 909. — «Desistimiento». El deudor tiene derecho a desistir de la consignación antes de que la
acepte el acreedor o de que haya sido declarada válida. Con posterioridad sólo puede desistir con la
conformidad expresa del acreedor, quien en ese caso pierde la acción contra los codeudores, los ga­
rantes y los fiadores.
■ Concordancias con la normativa anterior: Cód. Civil, arts. 761 a 763.

Análisis de la normativa anterior. El Código Civil preveía que mientras el acreedor no hubiera
aceptado la consignación, o no hubiera recaído declaración judicial teniéndola por válida, el
deudor podía retirar la cantidad consignada. En ese caso, la obligación renacía con todos sus ac­
cesorios (art. 761). Por otro lado, se establecía en el art. 762 que si había sentencia declarando
válida la consignación, el deudor no podía retirarla, ni con consentimiento del acreedor, en per­
juicio de sus codeudores o fiadores. En tal supuesto, en virtud del art. 736, si el acreedor consin­
tió que el deudor la retirara, no podía, para el pago de su crédito, aprovecharse de las garantías
o seguridades que le competían, y los codeudores y fiadores quedaban libres.

Análisis de la normativa del CCCN. Se reconoce el derecho del deudor a desistir de la consig­
nación mientras no haya sido aceptada o declarada válida, tal como lo establecía el Código Ci­
vil. Por otro lado, se agrega en el mismo artículo que si el desistimiento se efectúa con poste­
rioridad a la aceptación del acreedor o que se tuviese por válida la designación, se requiere la
conformidad expresa del acreedor. En tal supuesto, se extingue totalmente la prestación adeu­
dada, liberando a los codeudores, garantes y fiadores.

a hammurabi
539 Título I — Obligaciones en general Arts. 910/912

Parágrafo 2 ° — Consignación extrajudicial

Art. 910. — «Procedencia y trámite». Sin perjuicio de las disposiciones del Parágrafo 1o, el deudor
de una suma de dinero puede optar por el trámite de consignación extrajudicial. A tal fin, debe de­
positar la suma adeudada ante un escribano de registro, a nombre y a disposición del acreedor, cum­
pliendo los siguientes recaudos:

a) notificar previamente al acreedor, en forma fehaciente, del día, la hora y el lugar en


que será efectuado el depósito;

b) efectuar el depósito de la suma debida con más los intereses devengados hasta el
día del depósito; este depósito debe ser notificado fehacientemente al acreedor
por el escribano dentro de las cuarenta y ocho horas hábiles de realizado; si es im­
posible practicar la notificación, el deudor debe consignar judicialmente.
■ Concordancias con la normativa anterior: No existen concordancias.

Análisis de la normativa anterior. No existe norma similar.

Análisis de la normativa del CCCN. Siguiendo el Proyecto de 1998 se introduce el pago de su­
mas de dinero por consignación extrajudicial. A diferencia del proyecto aludido, el nuevo códi­
go reemplaza adecuadamente el término "consignación privada" por "consignación extraju­
dicial". Asimismo, se fija un plazo razonable de notificación de 48 horas, evitando la expresión
más vaga de "inmediatamente". Se introduce un procedimiento facultativo y simplificado pa­
ra evitar al deudor las demoras que genera la promoción de un proceso judicial.

Art. 911. — «Derechos del acreedor». Una vez notificado del depósito, dentro del quinto día hábil
de notificado, el acreedor tiene derecho a:

a) aceptar el procedimiento y retirar el depósito, estando a cargo del deudor el pago


de los gastos y honorarios del escribano;

b) rechazar el procedimiento y retirar el depósito, estando a cargo del acreedor el pa­


go de los gastos y honorarios del escribano;

c) rechazar el procedimiento y el depósito, o no expedirse. En ambos casos el deudor


puede disponer de la suma depositada para consignarla judicialmente.
i Concordancias con la normativa anterior: No existen concordancias.

Análisis de la normativa anterior. No existe norma similar.

Análisis de la normativa del CCCN. En caso de que el acreedor acepte el pago, puede retirar el
depósito, quedando a cargo del deudortodos los gastosy honorarios del escribano. Si bien pue­
de resultar cuestionable que, en casos de mora del acreedor, los gastos y honorarios recaigan en
el deudor, ello es debido al carácter facultativo de este procedimiento. Por otro lado, y también
como consecuencia de tratarse de un mecanismo facultativo, se le reconoce al acreedor el de­
recho de rechazar el procedimiento y retirar el depósito, debiendo hacerse cargo de los gastos
y honorarios, o bien, rechazar también el depósito o no expedirse, en cuyo caso el deudor po­
drá recuperar las sumas de dinero y depositarlas judicialmente.

Art. 912. — «Derechos del acreedor que retira el depósito». Si el acreedor retira lo depositado y re­
chaza el pago, puede reclamar judicialmente un importe mayor o considerarlo insuficiente o exigir
la repetición de lo pagado por gastos y honorarios por considerar que no se encontraba en mora, o
ambas cosas. En el recibo debe hacer reserva de su derecho, caso contrario se considera que el pago

■ hammurabi
Arts. 913/915 Libro III — Derechos personales 540

es liberatorio desde el día del depósito. Para demandar tiene un término de caducidad de treinta
días computados a partir del recibo con reserva.
■ Concordancias con la normativa anterior: No existen concordancias.

Análisis de la normativa anterior. No existe norma similar.

Análisis de la normativa del CCCN. En caso de que el acreedor retire el depósito, podrá recla­
mar judicialmente un monto mayor o repetir la erogación por gastos y honorarios del escriba­
no, en el supuesto de que haya sido solventadas por su parte, en tanto no se encontrase en mo­
ra. A tal fin, en concordancia con lo dispuesto por el art. 966 y ss., el acreedor debe efectuar la
reserva de su derecho en el recibo, de lo contrario, el pago tendrá efectos liberatorios desde el
día del depósito. Por último, tal como se proponía con el Proyecto de 1998, se establece un pla­
zo de caducidad de treinta días para interponer la demanda.

Art. 913.— «Impedimentos». No se puede acudir al procedimiento previsto en este Parágrafo si an­
tes del depósito, el acreedor optó por la resolución del contrato o demandó el cumplimiento de la
obligación.
i Concordancias con la normativa anterior: No existen concordancias.

Análisis de la normativa anterior. No existe norma similar.

Análisis de la normativa del CCCN. Se veda la posibilidad de efectuar la consignación extraju-


dicial en los casos en que el acreedor haya optado por la resolución del contrato o promovió la
demanda persiguiendo el cumplimiento de la obligación.

Sección 8a — Pago por subrogación

Art. 914. — «Pago por subrogación». El pago por subrogación transmite al tercero que paga todos
los derechos y acciones del acreedor. La subrogación puede ser legal o convencional.
■ Concordancias con la normativa anterior: Cód. Civil, art. 767.

Análisis de la normativa anterior. El art. 767 del Cód. Civil definía al pago con subrogación co­
mo aquel que tenía lugar cuando lo hacía un tercero, a quien se transmitieron todos los dere­
chos del acreedor. Señalaba que la subrogación podía ser convencional o legal.

Análisis de la normativa del CCCN. Si bien se mantiene en lo sustancial la definición de pago


por subrogación prevista por el Código Civil, se mejoró en su redacción y se agregó que se tras­
mite al tercero que paga no sólo los derechos sino también las acciones del acreedor.

Art. 915. — «Subrogación legal». La subrogación legal tiene lugar a favor:


a) del que paga una deuda a la que estaba obligado con otros, o por otros;
b) del tercero, interesado o no, que paga con asentimiento del deudor o en su igno­
rancia;
c) del tercero interesado que paga aun con la oposición del deudor;
cO del heredero con responsabilidad limitada que paga con fondos propios una deuda
del causante.
■ Concordancias con la normativa anterior: Cód. Civil, art. 768.

Análisis de la normativa anterior. El art. 768 del Cód. Civil establecía que la subrogación tenía
lugar sin dependencia de la cesión expresa del acreedor a favor: /. Del que siendo acreedor pa­
gó a otro acreedor que le era preferente; 2. Del que pagó una deuda al que estaba obligado

hammurabi
541 Título I — Obligaciones en general Arts. 916/918

con otros o por otros; 3. Del tercero no interesado que hizo el pago, consintiéndolo tácita o ex­
presamente el deudor, o ignorándolo; 4. Del que adquirió un inmueble, y pagó al acreedor que
tenía hipoteca sobre el mismo inmueble; 5. Del heredero que admitió la herencia con benefi­
cio de inventarip, y pagó con sus propios fondos la deuda de la misma. Según la doctrina domi­
nante, la enumeración contenida en el art. 768 es taxativa, por lo que requiere de interpreta­
ción restrictiva.

Análisis de la normativa del CCCN. Se admite — en forma expresa— la subrogación legal en


cuatro de los supuestos previstos por el Código Civil.

Art. 916. — «Subrogación convencional por el acreedor». El acreedor puede subrogar en sus dere­
chos al tercero que paga.
■ Concordancias con la normativa anterior: Cód. Civil, art. 769.

Análisis de la normativa anterior. El art. 769 del Cód. Civil establecía que la subrogación con­
vencional tenía lugar cuando el acreedor recibía el pago de un tercero y le transmitía expresa­
mente todos sus derechos respecto de la deuda. En tal caso, la subrogación era regida por las
disposiciones sobre la "cesión de derechos".

Análisis de la normativa del CCCN. Se regula la subrogación convencional por el acreedor, al


disponer la facultad del acreedor de subrogar en sus derechos al tercero que paga.

Art. 917.— «Subrogación convencional por el deudor». El deudor que paga al acreedor con fondos
de terceros puede subrogar al prestamista. Para que tenga los efectos previstos en estas normas es
necesario que:
a) tanto el préstamo como el pago consten en instrumentos con fecha cierta anterior;
b) en el recibo conste que los fondos pertenecen al subrogado;
c) en el instrumento del préstamo conste que con ese dinero se cumplirá la obligación
del deudor.
■ Concordancias con la normativa anterior: Cód. Civil, art. 770.

Análisis de la normativa anterior. El art. 770 del Cód. Civil establecía también la subrogación
convencional que podía hacer el deudor, cuando pagaba la deuda de una suma de dinero con
otra cantidad que tomó prestada, y subrogaba al prestamista en los derechos y acciones del
acreedor primitivo, sin indicar sus requisitos.

Análisis de la normativa del CCCN. Se mantiene en lo sustancial el concepto de subrogación


convencional por el deudor que establecía el Código Civil. No obstante, siguiendo a la doctrina,
se adicionan los requisitos que debe reunirse, lo cual omitía el Código Civil.

Art. 918. — «Efectos». El pago por subrogación transmite al tercero todos los derechos y acciones
del acreedor, y los accesorios del crédito. El tercero subrogante mantiene las acciones contra los coo­
bligados, fiadores, y garantes personales y reales, y los privilegios y el derecho de retención si lo
hay.
■ Concordancias con la normativa anterior: Cód. Civil, art. 771.

Análisis de la normativa anterior. El art. 771 del Cód. Civil preveía que tanto la subrogación le­
gal como la convencional traspasaban al nuevo acreedor los derechos, acciones y garantías del
antiguo acreedor, tanto como contra el deudor principal y codeudores, como contra los fiado­
res, con algunas modificaciones.

■ hammurabi
Arts. 919/921 Libro III — Derechos personales 542

Análisis de la normativa del CCCN. Como consecuencia del principio general de extinción de
las obligaciones, por el que se extinguen todos sus accesorios, el pago por subrogación trasmi­
te al tercero todos los derechos y acciones del acreedor y sus accesorios. Se deja expresamente
constancia de que el tercero subrogante mantiene las acciones contra los co-obligados, fiado­
res, y garantes personales y reales, y los privilegios y el derecho de retención.

Art. 919. — «Límites». La transmisión del crédito tiene las siguientes limitaciones:
a) el subrogado sólo puede ejercer el derecho transferido hasta el valor de lo paga­
do;
b) el codeudor de una obligación de sujeto plural solamente puede reclamar a los de­
más codeudores la parte que a cada uno de ellos les corresponde cumplir;
c) la subrogación convencional puede quedar limitada a ciertos derechos o acciones.
■ Concordancias con la normativa anterior: Cód. Civil, art. 771.

Análisis de la normativa anterior. El art. 771 del Cód. Civil establecía que la trasmisión de los de­
rechos y acciones del acreedor prevista en el primer párrafo de ese artículo estaba sujeta a las si­
guientes modificaciones: 1. El subrogado no podía ejercer los derechos y acciones del acreedor
sino hasta la concurrencia de la suma que desembolsaba realmente para la liberación del deu­
dor; 2. El efecto de la subrogación convencional podía ser limitado a ciertos derechos y accio­
nes por el acreedor, o por el deudor que la consiente; 3. La subrogación legal, establecida en
provecho de los que pagaran una deuda a la cual estaban obligados con otros, no los autorizaba
a ejercer los derechos y las acciones del acreedor contra sus co-obligados, sino hasta la concu­
rrencia de la parte, por la cual cada uno de estos últimos estaba obligado a contribuir para el pa­
go de la deuda.

Análisis de la normativa del CCCN. El art. 919 del CCCN mantiene los lineamientos del art. 771
del Código Civil.

Art. 920. — «Subrogación parcial». Si el pago es parcial, el tercero y el acreedor concurren frente al
deudor de manera proporcional.
■ Concordancias con la normativa anterior: Cód. Civil, art. 772.

Análisis de la normativa anterior. El art. 772 del Código Civil establecía que si el subrogado en
lugar del acreedor hizo un pago parcial, y los bienes del deudor no alcanzaban a pagar la parte
restante del acreedor y la del subrogado, éstos debían concurrir con igual derecho por la parte
que se les debiera.

Análisis de la normativa del CCCN. Con una redacción más clara y sencilla, el CCCN prevé el su­
puesto de subrogación parcial, por el cual el tercero y el acreedor concurren frente al deudor de
manera proporcional.

Capítulo 5
Otros modos de extinción

Sección I a — Compensación

Art. 921. — «Definición». La compensación de las obligaciones tiene lugar cuando dos personas,
por derecho propio, reúnen la calidad de acreedor y deudor recíprocamente, cualesquiera que sean
las causas de una y otra deuda. Extingue con fuerza de pago las dos deudas, hasta el monto de la

hammurabi
543 Título I — Obligaciones en general Arts. 922/924

menor, desde el tiempo en que ambas obligaciones comenzaron a coexistir en condiciones de ser
compensables.
■ Concordancias con ia normativa anterior: Cód. Civil, art. 818.

Análisis de la normativa anterior. El art. 818 del Cód. Civil disponía que la compensación de las
obligaciones tenía lugar cuando dos personas por derecho propio reunieran la calidad de
acreedor y deudor recíprocamente, cualesquiera que hubieran sido las causas de una y otra
deuda. Ella extinguía con fuerza de pago las dos deudas, hasta donde alcanzara la menor, des­
de el tiempo en que ambas comenzaron a coexistir.

Análisis de la normativa del CCCN. El nuevo texto mantiene la definición establecida por el art.
818 del Cód. Civil, con alguna modificación en la redacción para facilitar su comprensión.

Art. 922. — «Especies». La compensación puede ser legal, convencional, facultativa o judicial.
■ Concordancias con la normativa anterior: No existen concordancias.

Análisis de la normativa anterior. El Código Civil no preveía expresamente las especies de com­
pensación, sino que esa clasificación era sistematizada por la doctrina. En tal sentido, se aludía
a la compensación convencional o voluntaria, legal, facultativa y judicial.

Análisis de la normativa del CCCN. El CCCN recepta la clasificación efectuada por la doctrina y es­
tablece cuatro especies de compensación, tales son: la legal, convencional, facultativa y judicial.

Art. 923. — «Requisitos de la compensación legal». Para que haya compensación legal:
a) ambas partes deben ser deudoras de prestaciones de dar;
b) los objetos comprendidos en las prestaciones deben ser homogéneos entre sí;
c) los créditos deben ser exigibles y disponibles libremente, sin que resulte afectado
el derecho de terceros.
■ Concordancias con la normativa anterior: Cód. Civil, arts. 818 a 820 y 822.

Análisis de la normativa anterior. El Código Civil establecía que para que proceda la compen­
sación legal debía existir reciprocidad de los créditos (art. 818, parte 1a), con título diferente, de­
bían ser fungibles entre sí (art. 820), debía tratarse de deudas líquidas (art. 819), exigibles (art.
819) y expeditas (art. 822).

Análisis de la normativa del CCCN. Se simplifica en un solo artículo los requisitos de la compen­
sación legal concernientes a la reciprocidad, homogeneidad, exigibilidadylibredisponibilidad.
Cabe destacar que no se alude a la liquidez, conforme lo sostenían algunos autores.

Art. 924.— «Efectos». Una vez opuesta, la compensación legal produce sus efectos a partir del mo­
mento en que ambas deudas recíprocas coexisten en condiciones de ser compensadas, aunque el
crédito no sea líquido o sea impugnado por el deudor.
■ Concordancias con la normativa anterior: Cód. Civil, art. 818.

Análisis de la normativa anterior. En función de la definición de compensación contenida en el


art. 818 del Cód. Civil se afirmaba que producía efectos de pleno derecho "desde el tiempo en
que ambas (obligaciones) comenzaron a coexistir".

Análisis de la normativa del CCCN. El CCCN en forma separada y expresa establece que la com­
pensación legal produce efectos a partir del momento en que ambas deudas recíprocas coexis­
ten "en condiciones de ser compensadas". Con ese agregado se aclara que debe entenderse re­

b hammurabi
Arts. 925/928 Libro III — Derechos personales 544

ferida a la oportunidad en que ambas obligaciones contaron con todos los requisitos que la ley
exige para que la compensación sea procedente, aunque el crédito no sea líquido o sea impug­
nado por el deudor.

Art. 925. — «Fianza». El fiador puede oponer la compensación de lo que el acreedor le deba a él o
al deudor principal. Pero éste no puede oponer al acreedor la compensación de su deuda con la deu­
da del acreedor al fiador.
i Concordancias con la normativa anterior: Cód. Civil, art. 829.

Análisis de la normativa anterior. El Código Civil en el art. 829 establecía que el fiador no sólo
podía compensar la obligación que le nacía de la fianza con lo que el acreedor le debía, sino que
también podía invocary probar lo que el acreedor debía al deudor principal, para causar la com­
pensación o el pago de la obligación. Pero el deudor principal no podía invocar como compen­
sable su obligación con la deuda del acreedor al fiador.

Análisis de la normativa del CCCN. En el CCCN se mantiene el criterio del art. 829 del Cód. Civil,
por el cual sólo se acepta la compensación opuesta por el fiador respecto del crédito a su favor
o del deudor principal. En cambio, no puede el deudor principal oponer al acreedor la compen­
sación de su deuda con una deuda del acreedor con el fiador. La diferencia lógica radica en la
naturaleza subsidiaria de la fianza.

Art. 926. — «Pluralidad de deudas del mismo deudor». Si el deudor tiene varias deudas compen­
sables con el mismo acreedor, se aplican las reglas de la imputación del pago.
■ Concordancias con la normativa anterior: No existen concordancias.

Análisis de la normativa anterior. No existe norma similar.

Análisis de la normativa del CCCN. Se introduce el supuesto de pluralidad de deudas compen­


sables de un mismo deudor con un acreedor, en cuyo caso resultan aplicables las reglas de la im­
putación de pago.

Art. 927. — «Compensación facultativa». La compensación facultativa actúa por la voluntad de


una sola de las partes cuando ella renuncia a un requisito faltante para la compensación legal que
juega a favor suyo. Produce sus efectos desde el momento en que es comunicada a la otra parte.
m Concordancias con la normativa anterior: No existen concordancias.

Análisis de la normativa anterior. No existe norma similar.

Análisis de la normativa del CCCN. Se reconoce la compensación facultativa recogiendo las


opiniones doctrinarias. De acuerdo a la definición brindada, la compensación facultativa de­
pende de la voluntad de una de las partes, que renuncia a una ventaja a su favor, ante la falta
de la otra parte de algún requisito para la compensación legal (por ejemplo, su crédito no es lí­
quido y, sin embargo, acepta su vigencia).

Art. 928. — «Compensación judicial». Cualquiera de las partes tiene derecho a requerir a un juez la
declaración de la compensación que se ha producido. La pretensión puede ser deducida simultá­
neamente con las defensas relativas al crédito de la otra parte o, subsidiariamente, para el caso de
que esas defensas no prosperen.
■ Concordancias con la normativa anterior: No existen concordancias.

■ hammurabi
545 Título I — Obligaciones en general Arts. 929/930

Análisis de la normativa anterior. No se regulaba en forma expresa la compensación judicial.


Sin perjuicio de ello, era aceptada por la doctrina mayoritaria, aunque había distintos criterios
en cuanto a la oportunidad en la que se producía, si era desde la traba de la litis o desde la sen­
tencia.

Análisis de la normativa del CCCN. El CCCN reconoce expresamente la compensación judicial,


consagrando el derecho de las partes de peticionar ante un juez la declaración de la compen­
sación producida. En tal caso, el juez tendrá por cumplidos los requisitos condicionantes y dec­
retará la compensación.

Art. 929. — «Exclusión convencional». La compensación puede ser excluida convencionalmente.


■ Concordancias con la normativa anterior: No existen concordancias.

Análisis de la normativa anterior. El Código Civil no reglamentaba la compensación conven­


cional. No obstante, las partes podían acordarla con fundamento en lo establecido respecto de
los contratos en el art. 1197.

Análisis de la normativa del CCCN. El CCCN reconoce la compensación convencional y, por con­
siguiente, también prevé que las partes puedan convenir excluir la compensación, lo cual resul­
ta acorde con el principio de autonomía de la voluntad y libertad de contratación.

Art. 930. — «Obligaciones no compensables». No son compensables:


a) las deudas por alimentos;
b) las obligaciones de hacer o no hacer;
c) la obligación de pagar daños e intereses por no poderse restituir la cosa de que el
propietario o poseedor legítimo fue despojado;
d) las deudas que el legatario tenga con el causante si los bienes de la herencia son in­
suficientes para satisfacer las obligaciones y los legados restantes;
e) las deudas y créditos entre los particulares y el Estado nacional, provincial o munici­
pal, cuando:
i) las deudas de los particulares provienen del remate de bienes pertenecientes a
la Nación, provincia o municipio; de rentas fiscales, contribuciones directas o in­
directas o de otros pagos que deben efectuarse en las aduanas, como los dere­
chos de almacenaje o depósito;
ii) las deudas y créditos pertenecen a distintos ministerios o departamentos;
ni) los créditos de los particulares se hallan comprendidos en la consolidación de
acreencias contra el Estado dispuesta por ley.
f) los créditos y las deudas en el concurso y quiebra, excepto en los alcances en que lo
prevé la ley especial;
g) la deuda del obligado a restituir un depósito irregular.
■ Concordancias con la normativa anterior: Cód. Civil, arts. 823 a 828.

Análisis de la normativa anterior. El Código Civil establecía expresamente los siguientes supues­
tos de obligaciones no compensables: 7)lasdeudasycréditosentreparticularesyelEstadoenlos
casos previstos en el art. 823 del Cód. Civil; 2) la obligación de pagar daños e intereses por no po­
derse restituir la cosa de que el propietario o poseedor legítimo hubiese sido despojado, ni la de
devolver un depósito irregular; 3) las deudas de alimentos, ni las obligaciones de ejecutar algún
hecho; 4) en casos de cesión, los créditos contra el cedente o delegante que fueran posteriores a
la cesión notificada, o a la delegación aceptada; 5) tratándose de títulos pagaderos a la orden, la

a hammurabi
Arts. 931/932 Libro III — Derechos personales 546

del deudor con el endosatario, lo que le debiesen los endosadores precedentes, y 6) las deudas
contraídas por el deudor acreedor de un fallido después de la época legal de la falencia o que se
hicieren exigiblesy líquidascon posterioridad. El deudordel fallido, en este último caso, debía pa­
gar a la masa lo que deba, y entrar por su crédito en el concurso general del fallido.

Análisis de la normativa del CCCN. Se mantienen en lo sustancial los supuestos de obligaciones


no compensables establecidas expresamente por el Código Civil. Sin embargo, cabe destacar
que se reúnen en un solo artículo y se simplifica su regulación (por ejemplo, respecto de los ca­
sos de compensación de créditos y deudas en el concurso y quiebra no se efectúan distingos, si­
no que se dispone directamente que no son compensables, salvo lo dispuesto por ley especial).

Sección 2a — Confusión

Art. 931. — «Definición». La obligación se extingue por confusión cuando las calidades de acree­
dor y de deudor se reúnen en una misma persona y en un mismo patrimonio.
■ Concordancias con la normativa anterior: Cód. Civil, art. 862.

Análisis de la normativa anterior. El art. 862 del Cód. Civil consideraba a la confusión como un
modo de extinción de las obligaciones cuando se reunían en una misma persona, fuera por su­
cesión universal o por cualquier otra causa, la calidad de acreedor y deudor, o cuando una ter­
cera persona fuera heredera del acreedor y deudor. En ambos casos la confusión extinguía la
deuda con todos sus accesorios.

Análisis de la normativa del CCCN. Para el CCCN la confusión también constituye un medio de
extinción de obligaciones. Sin embargo, simplifica la definición de confusión, siguiendo a la
doctrina, como aquella que se produce cuando las calidades de acreedor y deudor de una úni­
ca obligación se reúnen en una misma persona en un mismo y único patrimonio.

Art. 932. — «Efectos». La obligación queda extinguida, total o parcialmente, en proporción a la


parte de la deuda en que se produce la confusión.
■ Concordancias con la normativa anterior: Cód. Civil, arts. 862,864 a 867.

Análisis de la normativa anterior. El Código Civil consideraba a la confusión como un modo de


extinción de las obligaciones (art. 724), con todos sus accesorios (art. 862). Podía tener efecto res­
pecto a toda la deuda o sólo a una parte. Cuando el acreedor no fuese heredero único del deu­
dor, el deudor no fuese heredero único del acreedor o cuando un tercero no fuese heredero úni­
co de acreedor y deudor, se consideraba confusión proporcional a la respectiva cuota heredita­
ria (art. 864). A su vez, se establecía que la confusión del derecho del acreedor con la obligación
del deudor extinguía la obligación accesoria del fiador; mas la confusión del derecho del acree­
dor con la obligación del fiador no extinguía la obligación del deudor principal (art. 865). Entre
uno de los acreedores solidarios y el deudor, o entre uno de los codeudores solidarios y el acree­
dor, sólo extinguía la obligación correspondiente a ese deudor o acreedor, y no las partes que per­
tenecían a los otros coacreedores o codeudores (art. 865). Por último, se preveía que si la confu­
sión viniera a cesar por un acontecimiento posterior que restableciera la separación de las cali­
dades de acreedor y deudor reunidas en la misma persona, las partes interesadas serían restitui-
dasalosderechostemporalmenteextinguidos, y atodos losaccesoriosde la obligación (art. 867).

Análisis de la normativa del CCCN. En forma abreviada y generalizada, el CCCN establece que
los efectos de la confusión consisten en la extinción total o parcial, en proporción a la parte de
la deuda en que se produce la confusión.

hammurabi
547 Título I — Obligaciones en general Arts. 933/935

Sección 3a — Novación

Art. 933.— «Definición». La novación es la extinción de una obligación por la creación de otra nue­
va, destinada a reemplazarla.
■ Concordancias con la normativa anterior: Cód. Civil, art. 801.

Análisis de la normativa anterior. El Código Civil incluía a la novación en la enumeración de los


modos de extinción cíe las obligaciones (art. 724) y la definía como la transformación de una
obligación en otra (art. 801). Doctrinariamente se sostenía que ese concepto era incorrecto y se
aludía a la idea del reemplazo de una obligación preexistente por otra nueva que la sustituye.

Análisis de la normativa del CCCN. Se recoge las críticas doctrinarias y se define a la novación
como la extinción de una obligación por la creación de otra nueva, destinada a reemplazarla.
En efecto, con la intención de novar no se busca extinguir una obligación para crear una nueva
sino la inversa, se crea una nueva obligación en sustitución de otra y con la finalidad de extin­
guir la anterior.

Art. 934. — «Voluntad de novar». La voluntad de novar es requisito esencial de la novación. En ca­
so de duda, se presume que la nueva obligación contraída para cumplir la anterior no causa su ex­
tinción.
■ Concordancias con la normativa anterior: Cód. Civil, art. 812.

Análisis de la normativa anterior. El art. 812 del Cód. Civil establecía expresamente que la no­
vación no se presumía. Se exigía que la voluntad de las partes se manifestara claramente en la
nueva convención, o que la existencia de la anterior obligación fuera incompatible con la nueva.

Análisis de la normativa del CCCN. El art. 934 del CCCN mantiene la regla de no presunción de
la novación como modo extintivo de la obligación. Desde esa perspectiva, se consagra a la vo­
luntad como requisito esencial de la novación y en los casos de dudas se presume que la nueva
obligación contraída para cumplir con la anterior no la extingue.

Art. 935.— «Modificaciones que no importan novación». La entrega de documentos suscriptos por
el deudor en pago de la deuda y, en general, cualquier modificación accesoria de la obligación pri­
mitiva, no comporta novación.
■ Concordancias con la normativa anterior: Cód. Civil, art. 813.

Análisis de la normativa anterior. La novación objetiva aludida en el párr. 3o del art. 812 del
Cód. Civil establecía que cualquier estipulación o alteración en la primitiva obligación que no
hiciera al objeto principal, o a su causa, como respecto al tiempo, lugar o modo de cumplimien­
to, se consideraba como que sólo modificaba la obligación, pero no que la extinguía. A su vez,
en virtud de lo dispuesto por el art. 813 la entrega de documentos en pago no hacía presumir
que las partes habían querido sustituir una obligación por otra. Si bien el art. 813 sólo aludía a
los casos en que el acreedor tenía alguna garantía particular o privilegio en seguridad de su cré­
dito, se interpretaba que debían extenderse sus alcances a cualquier supuesto de entrega de
documentos en pago.

Análisis de la normativa del CCCN. Con un criterio abierto, el CCCN mantiene la normativa an­
terior respecto de los cambios que no producen novación. Sin embargo, se evita una regulación
casuística y se alude en forma más genérica a la entrega de documentos suscriptos por el deu­
dor y a cualquier modificación que resulte accesoria de la principal.

hammurabi
Arts. 936/938 Libro III — Derechos personales 548

Art. 936. — «Novación por cambio de deudor». La novación por cambio de deudor requiere el con­
sentimiento del acreedor.
■ Concordancias con la normativa anterior: Cód. Civil, art. 814.

Análisis de la normativa anterior. El art. 814 del Cód. Civil establecía que la delegación que
efectuaba un deudor a otro respecto de la obligación con el acreedor, no producía novación si
el acreedor no declaró expresamente su voluntad de exonerar al deudor primitivo.

Análisis de la normativa del CCCN. En forma más clara y concreta, se exige el consentimiento
del acreedor para que haya novación por cambio de deudor. En virtud de lo dispuesto por el art.
262, la voluntad puede exteriorizarse oralmente, por escrito, por signos inequívocos o por la
ejecución de un hecho material.

Art. 937. — «Novación por cambio de acreedor». La novación por cambio de acreedor requiere el
consentimiento del deudor. Si este consentimiento no es prestado, hay cesión de crédito.
■ Concordancias con la normativa anterior: Cód. Civil, art. 817.

Análisis de la normativa anterior. El art. 817 del Cód. Civil admitía la novación por sustitución
de acreedor en el único caso de haberse hecho el contrato entre el acreedor y el que lo sustituía,
con consentimiento del deudor. Si el contrato hubiera sido hecho sin consentimiento del deu­
dor, no había novación, sino cesión de derechos.

Análisis de la normativa del CCCN. En términos similares pero con una redacción de más fácil
comprensión, el CCCN exige el consentimiento del deudor para la novación por cambio del
acreedor. A falta del consentimiento del deudor, se considerará que hubo una cesión del crédi­
to. Conviene recordar que, conforme lo dispuesto por el art. 262, la voluntad puede exteriori­
zarse oralmente, por escrito, por signos inequívocos o por la ejecución de un hecho material.

Art. 938. — «Circunstancias de la obligación anterior». No hay novación, si la obligación anterior:


a) está extinguida, o afectada de nulidad absoluta; cuando se trata de nulidad relati­
va, la novación vale, si al mismo tiempo se la confirma;
b) estaba sujeta a condición suspensiva y, después de la novación, el hecho condicio­
nante fracasa; o a condición resolutoria retroactiva, y el hecho condicionante se
cumple; en estos casos, ia nueva obligación produce los efectos que, como tal, le co­
rresponden, pero no sustituye a la anterior.
■ Concordancias con la normativa anterior: Cód. Civil, arts. 802,807 y 808.

Análisis de la normativa anterior. El Código Civil establecía que se encontraban entre los su­
puestos que no importaban novación los casos en que la obligación anterior fuera nula o se ha­
llaba extinguida el día que la posterior fue contraída (art. 802), cuando una obligación pura se
convertía en otra obligación condicional (art. 807), y, si la obligación condicional se convertía en
pura y faltaba la condición de la primera (art. 808). Asimismo, si llegaba a faltar la condición
puesta en la segunda (art. 807) y si faltaba la condición en la obligación condicional (art. 808),
subsistía la primera.

Análisis de la normativa del CCCN. En forma sistematizada, el CCCN reúne en un solo artículo
los supuestos en los que no habrá novación por circunstancias de la obligación anterior. Entre
aquéllos se encuentran los casos de extinción y nulidad absoluta. En cambio, podrá novarse la
obligación que padece de nulidad relativa, si al mismo tiempo se la confirma (por ejemplo, una
obligación contraída por un menor que la confirma cuando alcanza la mayoría de edad). Tam­

n hammurabi
549 Título I — Obligaciones en general Arts. 939/941

poco podrá novarse ante el fracaso del hecho condicionante en las obligaciones sujetas a con­
dición suspensiva (posterior a la novación), como el cumplimiento del hecho condicionante en
obligaciones sujetas a condición resolutoria retroactiva, la obligación produce sus efectos sin
sustituirá la anterior.

Art. 939. — «Circunstancias de la nueva obligación». No hay novación y subsiste la obligación an­
terior, si la nueva:
a) está afectada de nulidad absoluta, o de nulidad relativa y no se la confirma ulterior­
mente;
b) está sujeta a condición suspensiva, y el hecho condicionante fracasa; o a condición
resolutoria retroactiva y el hecho condicionante se cumple.
m Concordancias con la normativa anterior: Cód. Civil, art. 807.

Análisis de la normativa anterior. El art. 807 del Cód. Civil establecía que si faltaba la condición
puesta en la segunda obligación, no había novación y subsistía la primera.

Análisis de la normativa del CCCN. Continuando con su rasgo simplificador, el CCCN reúne en el
art. 939 los casos en los que no habrá novación por circunstancias relativas a la nueva obligación.
En tal sentido, no habrá novación y subsistirá la primera obligación cuando la nueva padezca nu­
lidad absoluta o relativa, si la última no fue confirmada con posterioridad. Se trata de casos en
los que la falta de cumplimiento de la obligación torna imposible la novación. La misma solución
se aplica para los casos en que la obligación esté sujeta a condición suspensiva y el hecho condi­
cionante fracase o se tratase de una condición resolutoria y el hecho condicionante se cumpla.

Art. 940.— «Efectos». La novación extingue la obligación originaria con sus accesorios. El acreedor
puede impedir la extinción de las garantías personales o reales del antiguo crédito mediante reser­
va; en tal caso, las garantías pasan a la nueva obligación sólo si quien las constituyó participó en el
acuerdo novatorio.
■ Concordancias con la normativa anterior: Cód. Civil, art. 803.

Análisis de la normativa anterior. El art. 803 del Cód. Civil establecía que la novación extinguía
la obligación principal con todos sus accesorios. Sin embargo, se facultaba al acreedor a impe­
dir la extinción de los privilegios e hipotecas del antiguo crédito por medio de una reserva ex­
presa y trasladarlos al nuevo crédito. Si el constituyente de la hipoteca o prenda era el propio
deudor, no se requería su intervención.

Análisis de la normativa del CCCN. La primera parte del artículo resulta una aplicación del prin­
cipio general prescripto en el art. 857, por el cual la extinción de la obligación principal extin­
gue los derechos y las obligaciones accesorias. Seguidamente, se admite como excepción que el
acreedor impida la extinción de las garantías personales o reales del antiguo crédito mediante
una reserva. En función de lo anterior, las garantías se trasladarán a la nueva obligación en el
caso de que el constituyente de la garantía haya participado del acuerdo novatorio.

Art. 941. — «Novación legal». Las disposiciones de esta Sección se aplican supletoriamente cuan­
do la novación se produce por disposición de la ley.
■ Concordancias con la normativa anterior: No existen concordancias.

Análisis de la normativa anterior. El Código Civil no regulaba expresamente la compensación


legal, sino sólo la convencional. No obstante, la doctrina admitía la novación legal, cuyos efec­

hammurabi
Arts. 942/943 Libro III — Derechos personales 550

tos se entendía que se producían por ministerio de ley, con independencia de la voluntad de las
partes e, inclusive, en contra de aquélla. Se prescindía de la voluntad de novar y del requisito de
la capacidad.

Análisis de la normativa del CCCN. Se reconoce la novación legal, resultando de aplicación su­
pletoria la regulación relativa a la novación compensatoria (arts. 933 a 940). Doctrinariamente
se suelen mencionar como ejemplos la novación de la cuenta corriente mercantil o la transfor­
mación de una obligación de dar cosas inciertas no fungibles en obligación de dar cosas ciertas,
luego de la elección.

Sección 4a — Dación en pago

Art. 942.— «Definición». La obligación se extingue cuando el acreedor voluntariamente acepta en


pago una prestación diversa de la adeudada,
i Concordancias con la normativa anterior: No existen concordancias.

Análisis de la normativa anterior. El Código Civil no contemplaba la aceptación de un pago di­


verso al adeudado como modo autónomo de extinción de la obligación, los que se hallaban
enumerados en el art. 724. Sin embargo, se reconocía en el art. 729 "el pago por entrega de bie­
nes" para el caso en que el acreedor recibía voluntariamente alguna cosa que no fuera dinero
en sustitución de lo que se debía entregar o del hecho que se le debía prestar. La doctrina soste­
nía que no había razones para impedir que el deudor pudiera liberarse de la obligación ejecu­
tando una prestación diferente de la debida, si mediaba acuerdo con el acreedor.

Análisis de la normativa del CCCN. Se introduce expresamente a la dación en pago como un


modo de extinción de las obligaciones. De la norma surgen los dos rasgos esenciales, que son la
aceptación voluntaria del acreedor y el pago mediante una prestación distinta a la debida, cual­
quiera sea su naturaleza. La aceptación voluntaría del acreedor es exigida, pues no está obliga­
do a recibir una prestación distinta a la debida, cualquiera sea su valor (art. 868).

Art. 943. — «Reglas aplicables». La dación en pago se rige por las disposiciones aplicables al con­
trato con el que tenga mayor afinidad.
El deudor responde por la evicción y los vicios redhibitorios de lo entregado; estos efectos no hacen
renacer la obligación primitiva, excepto pacto expreso y sin perjuicio de terceros.
■ Concordancias con la normativa anterior: No existen concordancias.

Análisis de la normativa anterior. El Código Civil no tenía una norma similar, no obstante esta­
blecía que si la cosa recibida por el acreedor era un crédito a favor del deudor se regiría por las
reglas de la "cesión de derechos" (art. 780) y si se trataba de la entrega de una cosa se aplicaban
las reglas de la compraventa (art. 781). Respecto de la evicción de la cosa dada en pago, al no al­
terarse la extinción de la obligación primigenia, sólo se reconocía el derecho para ser indemni­
zado. En cuanto a la hipoteca, la doctrina dominante sostenía que por aplicación analógica de­
bía prevalecer la solución del art. 783.

Análisis de la normativa del CCCN. Toda vez que los efectos de la dación en pago varían según
cuál sea la naturaleza de la prestación que es cumplida en sustitución de la originariamente de­
bida, el CCCN establece que se regirá por las reglas aplicables al contrato más afín. Por otro la­
do, se dispone adecuadamente que el deudor debe responder por la evicción y los vicios redhi­
bitorios. Tal como se entendía con el Código Civil, en tanto la dación en pago provoca la extin­
ción de la obligación y de todas sus garantías y accesorios, se prevé que los efectos no hacen re­

hammurabi
551 Título I — Obligaciones en general Arts. 944/946

nacer la obligación primitiva. Por último, se admite como excepción el pacto expreso, sin per­
juicio de terceros.

Sección 5a — Renuncia y remisión

Art. 944. — «Caracteres». Toda persona puede renunciar a los derechos conferidos por la ley cuan­
do la renuncia no está prohibida y sólo afecta intereses privados. No se admite la renuncia antici­
pada de las defensas que puedan hacerse valer en juicio.
■ Concordancias con la normativa anterior: Cód. Civil, arts. 868 y 872.

Análisis de la normativa anterior. El Código Civil disponía que toda persona capaz de dar o de
recibir a título gratuito podía hacer o aceptar la renuncia gratuita de una obligación (art. 868).
Se admitía la renuncia de todos los derechos establecidos en su interés particular, aunque fue­
ran eventuales o condicionales, pero no a los derechos concedidos, menos en el interés particu­
lar de las personas, que en mira del orden público, no son susceptibles de ser el objeto de una
renuncia (art. 872).

Análisis de la normativa del CCCN. Se reconoce expresamente el derecho a todas las personas
de renunciar a sus derechos, siempre y cuando no esté prohibido y sólo afecte intereses priva­
dos, en consonancia con el principio de la autonomía de la voluntad. No obstante, se establece
la inadmisibilidad de la renuncia anticipada de las defensas que pudieran hacerse en juicio. Es­
ta regla resulta adecuada, pues lo contrario resultaría violatorio del derecho constitucional de
defensa enjuicio (arts. 8o, CIDH y 18, Const. Nacional).

Art. 945. — «Renuncia onerosa y gratuita». Si la renuncia se hace por un precio, o a cambio de una
ventaja cualquiera, es regida por los principios de los contratos onerosos. La renuncia gratuita de
un derecho sólo puede ser hecha por quien tiene capacidad para donar.
■ Concordancias con la normativa anterior: Cód. Civil, arts. 868 y 869.

Análisis de la normativa anterior. La renuncia podía ser gratuita u onerosa. En el art. 868 se re­
gulaba la renuncia a título gratuito, exigiendo la capacidad necesaria para dar o recibir dona­
ciones. En función de ello, se consideraba incapaces para renunciara los menores emancipados
por matrimonio o a los habilitados por edad, respecto de los bienes recibidos a título gratuito
(art. 134), los inhabilitados del art. 152 bis, salvo que contaran con la conformidad del curador,
y a determinados incapaces de derecho (art. 1807, inc. 1o). La renuncia onerosa se regía por el
art. 869 y se exigía la capacidad determinada por las reglas relativas a los contratos por título
oneroso. Si la renuncia onerosa versaba sobre derechos litigiosos, resultaban aplicables las re­
glas de la capacidad para transigir (arts. 871,839 y 841).

Análisis de la normativa del CCCN. Se mantiene en lo sustancial el mismo criterio que el Códi­
go Civil, admitiendo la clasificación de la renuncia de derechos por título gratuito y oneroso.
En lo atinente a la capacidad, no se presentan cambios respecto de la remisión a la capacidad
para donar a los fines de la renuncia gratuita y de la de los contratos onerosos para la renun­
cia onerosa, sin perjuicio de las modificaciones en la regulación específica al ejercicio de la ca­
pacidad.

Art. 946.— «Aceptación». La aceptación de la renuncia por el beneficiario causa la extinción del de­
recho.
■ Concordancias con la normativa anterior: Cód. Civil, art. 868.

b hammurabi
Arts. 947/950 Libro III — Derechos personales 552

Análisis de la normativa anterior. La renuncia del derecho comprende uno de los modos de ex­
tinción de las obligaciones enumerado en el art. 724. A su vez, el art. 868 en su parte final dispo­
nía que, una vez hecha y aceptada la renuncia, la obligación quedaba extinguida.

Análisis de la normativa del CCCN. Se mantienen los efectos de la renuncia, extinguiendo los
derechos principalesy consecuentemente, sus accesorios, de conformidad con los principios ge­
nerales.

Art. 947.— «Retractación». La renuncia puede ser retractada mientras no haya sido aceptada, que­
dando a salvo los derechos adquiridos por terceros.
■ Concordancias con la normativa anterior: Cód. Civil, art. 875.

Análisis de la normativa anterior. El Código Civil admitía la retractación de la renuncia con an­
terioridad a la aceptación del beneficiario. Sin embargo, la retractación no podía afectar el de­
recho de los terceros que hubieran adquirido ante el acto abdicativo.

Análisis de la normativa del CCCN. Se mantiene la regulación de la retractación de la renuncia.


En efecto, se admite la renuncia con una limitación temporal: que no haya sido aceptada. Asi­
mismo, se dejan a salvo los derechos adquiridos por los terceros (por ejemplo, los fiadores o los
acreedores del deudor que trabaron un embargo sobre el bien que era objeto de la pretensión,
con posterioridad a la renuncia).

Art. 948. — «Prueba». La voluntad de renunciar no se presume y la interpretación de los actos que
permiten inducirla es restrictiva.
■ Concordancias con la normativa anterior: Cód. Civil, art. 874.

Análisis de la normativa anterior. El Código Civil establecía la regla de no presunción de la in­


tención de renunciar y la interpretación restrictiva del acto abdicativo de derechos.

Análisis de la normativa del CCCN. Con algunos pequeños cambios para que resulte una redac­
ción más clara, el CCCN mantiene la regla de la no presunción de la voluntad de renunciar y la
interpretación restrictiva de los actos abdicativos. En función de ello, en caso de duda acerca de
la existencia o inexistencia de la renuncia, habrá que estar por la perdurabilidad del derecho.

Art. 949. — «Forma». La renuncia no está sujeta a formas especiales, aun cuando se refiera a dere­
chos que constan en un instrumento público.
■ Concordancias con la normativa anterior: Cód. Civil, art. 873.

Análisis de la normativa anterior. El art. 873 del Cód. Civil establecía que la renuncia era por re­
gla un acto jurídico no formal. Podía ser efectuada verbalmente o por escrito, por instrumento
público o privado y manifestarse expresa o tácitamente. No obstante, en determinados casos la
ley exigía que la renuncia fuera expresa, por ejemplo, la renuncia de hipoteca.

Análisis de la normativa del CCCN. Se consolida el principio de libertad de las formas (art. 1015)
respecto de la renuncia de derechos, inclusive cuando refiera a derechos que constan en instru­
mento público.

Art. 950. — «Remisión». Se considera remitida la deuda, excepto prueba en contrario, cuando el
acreedor entrega voluntariamente al deudor el documento original en que consta la deuda. Si el do­
cumento es un instrumento protocolizado y su testimonio o copia se halla en poder del deudor sin

hammurabi
553 Título I — Obligaciones en general Arts. 951/953

anotación del pago o remisión, y tampoco consta el pago o la remisión en el documento original, el
deudor debe probar que el acreedor le entregó el testimonip de la copia como remisión de la deuda.
■ Concordancias con la normativa anterior: Cód. Civil, arts. 877 a 879.
Análisis de la normativa anterior. El Código Civil consideraba a la entrega voluntaria por el
acreedor del documento original donde consta la obligación como una forma de remisión de la
deuda, si el deudor no alegaba haberla pagado (art. 877). A su vez, si el documento de la deuda
era un documento protocolizado y su copia legalizada se hallaba en poder del deudor sin ano­
tación del pago o remisión del crédito, y el original se hallaba también sin anotación del pago
o remisión firmada por el acreedor, se consideraba a cargo del deudor probar que el acreedor
se lo entregó por remisión de la deuda (art. 879).
Análisis de la normativa del CCCN. No se introducen cambios sustanciales respecto de la remi­
sión tácita por entrega de documento original prevista por los arts. 877 y 879 del Cód. Civil, sin
perjuicio de que abrevia en un solo artículo por cuestiones metodológicas.

Art. 951. — «Normas aplicables». Las disposiciones sobre la renuncia se aplican a la remisión de la
deuda hecha por el acreedor.
■ Concordancias con la normativa anterior: Cód. Civil, art. 876.
Análisis de la normativa anterior. El Código Civil inauguraba el Título "De la remisión de la
deuda" estableciendo que lo dispuesto en los cuatro artículos primeros del Título anterior (con­
cerniente a la renuncia) era aplicable a la remisión de la deuda hecha por el acreedor (art. 876).
Análisis de la normativa del CCCN. En forma similar al Código Civil, el CCCN dispone la aplica-
bilidad de las normas sobre la renuncia a la remisión de la deuda efectuada porel acreedor, pues
en definitiva, se trata de una renuncia al derecho de crédito.

Art. 952. — «Efectos». La remisión de la deuda produce los efectos del pago. Sin embargo, la remi­
sión en favor del fiador no aprovecha al deudor. La hecha a favor de uno de varios fiadores no apro­
vecha a los demás.
■ Concordancias con la normativa anterior: Cód. Civil, arts. 880 a 882.
Análisis de la normativa anterior. El Código Civil disponía que, una vez hecha y aceptada la re­
nuncia, la obligación quedaba extinguida (art. 868). La remisión hecha al deudor principal, li­
beraba a los fiadores; pero la que se hizo al fiador, no aprovechaba al deudor (art. 880). La re­
misión hecha al deudor producía los mismos efectos jurídicos que el pago respecto a sus here­
deros, y a los codeudores solidarios (art. 881). La remisión hecha a uno de los fiadores no apro­
vechaba a los demás fiadores, sino en la medida de la parte que correspondía al fiador que ob­
tenía la remisión (art. 882).
Análisis de la normativa del CCCN. Se mantienen en lo sustancial las reglas establecidas por el
Código Civil, pero con una redacción más clara y comprensible, en un solo artículo. Se reconoce
a la remisión el efecto extintivo de la obligación. Como consecuencia del principio general se­
gún el cual lo accesorio sigue la suerte de lo principal, una vez extinguida por remisión la obli­
gación principal, no puede subsistir la del fiador. Por último, se contempla el supuesto de la re­
misión a favor de un fiador, que no aprovecha a los demás fiadores.

Art. 953.— «Pago parcial del fiador». El fiador que pagó una parte de la deuda antes de la remisión
hecha al deudor, no puede repetir el pago contra el acreedor.
■ Concordancias con la normativa anterior: Cód. Civil, art. 883.

h hammurabi
Arts. 954/955 Libro III — Derechos personales 554

Análisis de la normativa anterior. El art. 883 del Cód. Civil establecía que si el fiador pagaba al
acreedor una parte de la obligación para obtener su liberación, tal pago debía ser imputado so­
bre la deuda; pero si el acreedor hubiera hecho después remisión de la deuda, el fiador no po­
día repetir la parte que hubiera pagado.

Análisis de la normativa del CCCN. El art. 953 del CCCN posee una redacción conceptualmente
similar a la del art. 883 del Código Civil.

Art. 954. — «Entrega de la cosa dada en prenda». La restitución al deudor de la cosa dada en pren­
da causa sólo la remisión de la prenda, pero no la remisión de la deuda.
m Concordancias con la normativa anterior: Cód. Civil, art. 886.

Análisis de la normativa anterior. El Código Civil establecía que la devolución voluntaria que
hiciera el acreedor de la cosa recibida en prenda causaba sólo la remisión del derecho de pren­
da, pero no la remisión de la deuda.

Análisis de la normativa del CCCN. En lo sustancial se mantiene la redacción del Código Civil res­
pecto de la entrega de la cosa dada en prenda, lo cual resulta coherente con el principio general
por el que los accesorios se extinguen con la extinción de la obligación principal. Por otro lado, re­
sulta congruente con la presunción de remisión con la entrega del documento. Sin perjuicio de lo
anterior, cabe señalar que se excluyó el requisito de la voluntariedad de la restitución, por lo que
no resultaría aplicable para los casos en que la entrega se realice de manera no voluntaria.

Sección 6a — Im posibilidad de cumplimiento

Art. 955. — «Definición». La imposibilidad sobrevenida, objetiva, absoluta y definitiva de la pres­


tación, producida por caso fortuito o fuerza mayor, extingue la obligación, sin responsabilidad. Si
la imposibilidad sobreviene debido a causas imputables al deudor, la obligación modifica su objeto
y se convierte en la de pagar una indemnización de los daños causados.
■ Concordancias con la normativa anterior: Cód. Civil, arts. 888 y 889.

Análisis de la normativa anterior. El Código Civil contemplaba como supuesto de extinción


obligacional a la imposibilidad sobreviniente bajo la denominación "De la imposibilidad de pa­
go" (arts. 724,888 y concs.). Se configuraba cuando la prestación que formaba la materia de ella
vino a ser física o legalmente imposible sin culpa del deudor (art. 888). Si la prestación se hacía
imposible por culpa del deudor, o si éste se hacía responsable de los casos fortuitos o de fuerza
mayor, sea en virtud de una cláusula que lo cargue con los peligros que por ellos vengan, o sea
por haberse constituido en mora, la obligación primitiva, sea de dar o de hacer, se convertía en
la de pagar daños e intereses (art. 889). Cuando la prestación consistía en la entrega de una co­
sa cierta, la obligación se extinguía por la pérdida de ella, y sólo se convertía en la de satisfacer
daños e intereses en los casos del art. 889 (art. 890). Se consideraba perdida en el caso en que se
hubiera destruido completamente o que se hubiera puesto fuera de comercio, o que hubiera
desaparecido de un modo que no se sepa de su existencia (art. 891). El deudor, cuando no es res­
ponsable de los casos fortuitos sino constituyéndose en mora, quedaba exonerado de pagar da­
ños e intereses, si la cosa que estaba en la imposibilidad de entregar a consecuencia de un caso
fortuito, hubiera igualmente perecido en poder del acreedor (art. 892). Cuando la obligación
tenía por objeto la entrega de una cosa incierta, determinada entre un número de cosas ciertas
de la misma especie, quedaba extinguida si se perdían todas las cosas comprendidas en ellas por
un caso fortuito o de fuerza mayor (art. 893). Si la obligación era de entregar cosas inciertas no
fungibles, determinadas sólo por su especie, el pago nunca se juzgaba imposible, y la obliga­

hammurabi
555 Título I — Obligaciones en general Arts. 956/957

ción se resolvía siempre en indemnización de pérdidas e intereses (art. 894). En los casos en que
la obligación se extinguía por imposibilidad del pago, se extinguía no sólo para el deudor, sino
también para el acreedor, a quien el deudor debía volver todo lo recibido por motivo de la obli­
gación extinguida (art. 895).

Análisis de la normativa del CCCN. El CCCN, siguiendo a la doctrina mayoritaria, admite la im­
posibilidad de cumplimiento en cuanto la imposibilidad cumpla los siguientes requisitos: sea
sobrevenida, objetiva, absoluta y definitiva de la prestación. También se requiere que medie ca­
so fortuito o fuerza mayor. Cumplido los requisitos y operado el casus, el deudor queda libera­
do de la obligación y exonerado de la responsabilidad civil. Por otro lado, se prevé que si la im­
posibilidad sobreviene debido a causas imputables al deudor, la obligación modifica su objeto
y se convierte en la de pagar una indemnización de los daños causados.

Art. 956. — «Imposibilidad temporaria». La imposibilidad sobrevenida, objetiva, absoluta y tem­


poraria de la prestación tiene efecto extintivo cuando el plazo es esencial, o cuando su duración
frustra el interés del acreedor de modo irreversible.
■ Concordancias con la normativa anterior: No existen concordancias.

Análisis de la normativa anterior. No existe norma similar.

Análisis de la normativa del CCCN. Se introduce la imposibilidad temporaria como modo de ex­
tinción de las obligaciones, siguiendo lo sostenido por la doctrina mayoritaria sobre la base de
lo dispuesto por el art. 1256 del Código italiano. De ese modo, se asimilan los efectos extintivos
de la imposibilidad temporal a la definitiva cuando el plazo es esencial, o cuando su duración
frustra el interés del acreedor de modo irreversible. A su vez, se exige que la imposibilidad reú­
na los requisitos de sobrevenida, objetiva, absoluta y temporaria de la prestación.

Título II
Contratos en general

Capítulo 1
Disposiciones generales

Art. 957. — «Definición». Contrato es el acto jurídico mediante el cual dos o más partes manifies­
tan su consentimiento para crear, regular, modificar, transferir o extinguir relaciones jurídicas patri­
moniales.
■ Concordancias con la normativa anterior: Cód. Civil, art. 1137.

Análisis de la normativa anterior. Sobre la base de la nota del art. 1137 del Cód. Civil, la doctri­
na concluía que el Código Civil definía más bien el concepto de convención que propiamente el
de contrato, al establecer que el mismo se verificaba cuando varias personas se ponían de acuer­
do sobre una declaración de voluntad común destinada a reglar sus derechos. En lo atinente al
derecho comercial, el art. 207 sumado al Título Preliminar Primero del Código de Comercio que
remitían a la aplicación supletoria del derecho civil puede apreciarse la decisión del codificador
de unificar (aunque sin la convicción de quien lo impone legalmente) aspectos relativos a lateo-
ría general de los contratos, como también ocurre con el acto jurídico o las obligaciones.

Análisis de la normativa del CCCN. El artículo bajo análisis brinda mayores precisiones sobre la
definición del contrato en el mismo sentido que la doctrina venía sosteniendo y proponiendo;

hammurabi
Arts. 958/959 Libro III — Derechos personales 556

así entonces se aclara en primera medida que el contrato es un acto jurídico, lo que permite sin
atisbos aplicar analógicamente las reglas legisladas sobre tal instituto a éste, para completarlo o
en aquellos temas que no se hubiera legislado en forma concreta por tratarse de su causa fuen­
te (y no sólo en lo relativo al objeto como lo hacía el art. 1167 del Cód. Civil, o por remisiones ais­
ladas de otras normas). Luego se incorpora él concepto de parte a la definición, estableciéndose
así que la formación del contrato no necesita acumular sujetos de derecho, sino verificar la exis­
tencia de distintos centros de interés, aun para el caso de un único sujeto actuando por intereses
diferentes. También se aclara la terminología jurídica utilizada en el sentido de que se hace hin­
capié en que esel consentimiento el presupuesto relevante para arribar a la constitución del con­
trato y no la simple declaración de voluntades, porque ello no necesariamente implica la inten­
ción de alcanzar esta figura jurídica; esto también permite determinar que el contrato será un
acto jurídico bilateral o plurilateral en su caso. Finalmente se ratifica y confirma el seguimiento
de la tesis amplia de la noción de contrato, al indicarse de forma expresa que el contrato no sólo
tiene la función de colocar a derecho a las partes (como lo hacía la anterior definición), sino que
cubre todas las variables generadoras de efectos jurídicos por tratarse de un acto jurídico (crear,
regular, modificar, transferir o extinguir) y atinentes a cualquier clase de derecho patrimonial
(además de personales, los reales e intelectuales) y no sólo relativo a las obligaciones.

Art. 958. — «Libertad de contratación». Las partes son libres para celebrar un contrato y determi­
nar su contenido, dentro de los límites impuestos por la ley, el orden público, la moral y las buenas
costumbres.
■ Concordancias con la normativa anterior: Cód. Civil, art. 1197.

Análisis de la normativa anterior. Derivados del principio de la autonomía de la voluntad, al


que, consagrado como principio general del derecho, se le ha otorgado su fuente en la Consti­
tución Nacional, el art. 1197 preveía de forma concreta el concepto de libertad contractual
(autorregulación), al indicarse que las convenciones hechas en los contratos forman para las
partes una regla a la cual deben someterse como a la ley misma.

Análisis de la normativa del CCCN. Bajo el presupuesto de la importancia que posee como prin­
cipio general del derecho la autonomía de la voluntad, se ha focalizado el artículo en dar mayor
claridad a la regla de la autorregulación (libertad contractual) al mencionarse el derecho de las
partes de acordar el contenido del contrato, y se ha introducido de forma concreta el otro
aspecto del principio general indicado, que es la autodecisión (libertad de contratar), lo que
implica que la parte puede o no querer celebrar un contrato. Lo destacable es que se reconoce
que dichos principios no resultan absolutos, como el codificador del Código Civil remarcaba en
la nota del art. 943 al enseñar que dado el consentimiento en forma libre el contrato resultaba
irrevocable, lo que luego no podía sostenerse por la propia normativa de la ley, la revisión judi­
cial y los nuevos casos incorporados con la ley 17.711 que restringían esa regla. Ahora con la con­
sagración de ambos pilares del contrato, se indica de forma precisa que los mismos deberán
ejercerse dentro de los parámetros y restricciones allí descriptos.

Art. 959.— «Efecto vinculante». Todo contrato válidamente celebrado es obligatorio para las par­
tes. Su contenido sólo puede ser modificado o extinguido por acuerdo de partes o en los supuestos
en que la ley lo prevé.
■ Concordancias con la normativa anterior: Cód. Civil, art. 1197.

Análisis de la normativa anterior. Como fue destacado en el análisis del art. 958, del art. 1197
del Cód. Civil surgía otro de los pilares del contrato, su fuerza obligatoria, al establecerse que

hammurabi
557 Título II — Contratos en general Arts. 960/961

las partes al celebrar un contrato quedaban sometidas jurídicamente con los mismos alcances
que si se tratara de una ley, lo cual impl icaba que si conforrne el art. 10la ley era obligatoria, tam­
bién lo era entonces el contrato, mereciendo sanción su incumplimiento.

Análisis de la normativa del CCCN. Con la nueva redacción se ratifica la función e importancia
del efecto vinculante para los contratos como anteriormente ocurría en el Código Civil. Lo inte­
resante de la norma es que se aleja de la referencia a la asimilación del contrato con la ley, para
así permitir que la misma pueda servir de restricción y diferenciar su jerarquía, limitándose a
establecer la obligatoriedad del mismo, lo que necesariamente se explica como la imposición
de un deber jurídico para la parte. Lo destacable de la redacción es que se establece la pauta de
que la obligatoriedad del contrato proviene de su validez, lo que viene a ratificar la relatividad
de la voluntad declarada cuando las partes se apartan de las pautas legales.

Art. 960. — «Facultades de los jueces». Los jueces no tienen facultades para modificar las estipula­
ciones de los contratos, excepto que sea a pedido de una de las partes cuando lo autoriza la ley, o de
oficio cuando se afecta, de modo manifiesto, el orden público.
m Concordancias con la normativa anterior: No existen concordancias.
Análisis de la normativa anterior. No se encontraba en el Código Civil un artículo puntual y
concreto que tuviera prevista una regla general referida al rol de los jueces en relación al con­
trato y la forma de influir en el mismo. De ello se podía concluir, conforme al art. 1197 del Cód.
Civil, que debía dársele el mismo tratamiento que a la ley, esto significa que no podía cambiar­
la, derogarla o crearla (conf. art. 22). Pero sí existían normas, ya sean originales del Código Civil
como principalmente luego de su modificación por la ley 17.711, donde numerosos casos espe­
cíficos previstos por la ley permitían al juez influir en el contrato. Algunos de esos casos autori­
zaban al juez hacerlo de oficio como el art. 21 (ley de orden público) o el art. 953 (nulidad del
objeto por incumplimiento de sus requisitos aplicable a contratos por lo previsto en el art. 1167);
o a pedido de parte, como con el abuso del derecho (art. 1071), la lesión subjetiva (art. 954), la
morigeración de la cláusula penal (art. 656) o la teoría de la imprevisión (art. 1198, párr. 2o).

Análisis de la normativa del CCCN. El objetivo de la norma actual es dar claridad a la cuestión,
fijándose un principio general que inhiba al juez de intervenir en los términos del contrato,
reforzándose la función de la autonomía de la voluntad en este aspecto. Sin embargo, y por ser
una circunstancia de la realidad económica moderna, el rol del juez resulta muchas veces impor­
tante para paliar situaciones de abusos o de desigualdades entre las partes y su fuerza negocial
de los términos contractuales; por ello se indica, ratificando el sistema anterior, que el juez
podrá inmiscuirse enlostérminoscontractualessólocuandounadelas partes se lo solicitey esto
esté permitido por la ley (pues cambiará la extensión de esa facultad de acuerdo si se trata de
un contrato discrecional, uno predispuesto, uno de condiciones generales o uno por adhesión),
o cuando se encuentre afectado el orden público que, sobre la base del principio de iura novit
curia, le impone el deber al juez de intervenir de oficio.

Art. 961. — «Buena fe». Los contratos deben celebrarse, interpretarse y ejecutarse de buena fe.
Obligan no sólo a lo que está formalmente expresado, sino a todas las consecuencias que puedan
considerarse comprendidas en ellos, con los alcances en que razonablemente se habría obligado un
contratante cuidadoso y previsor.
■ Concordancias con la normativa anterior: Cód. Civil, art. 1198, parte 1a.

Análisis de la normativa anterior. El Código Civil plasmó una regla genérica y amplia sobre la
buena fe sin pretender definirla, sino describiendo criterios de alcance y pautas de utilización

h hammurabi
A r t 962 Libro III — Derechos personales 558

para analizar cada caso en particular. En tal sentido, el art. 1198 en la parte 1a indicaba que los
contratos debían celebrarse, interpretarse y ejecutarse de buena fe y de acuerdo con lo que
verosímilmente las partes entendieron o pudieron entender, obrando con cuidado y previsión.
Se aprecia que la norma trata tanto de la denominada buena fe-creencia (subjetiva) como de la
buena fe-probidad (objetiva).

Análisis de la normativa del CCCN. En esta nueva versión del principio, se recupera el texto ori­
ginario del Código Civil que en oportunidad de promulgarse la ley 17.711 se eliminó arbitraria­
mente, para integrarse luego con la redacción del art. 1198 ya indicado. Se ratifica la posición
del legislador de no pretender avanzar en la definición de la buena fe, permitiendo que el mis­
mo se adapte a la realidad social. En cuanto a la terminología usada se resalta con la segunda
parte del texto del artículo que se desea acentuar la importancia y el rol de la buena fe-probi-
dad, al precisarse que el contrato no se limita a las obligaciones primordiales especialmente
pactadas en el mismo, sino que se integra con todas aquellas secundarias y accesorias que resul­
tan intrínsecas a la naturaleza del contrato, como del comportamiento de las partes o usos ( a
saber, deberes de diligencia, de esmero, de cooperación, o seguridad). Justamente en tal senti­
do se extiende la exigencia de comportarse conforme a la buena fe no sólo para la celebración,
interpretación y ejecución, sino también para la etapa de formación (tratativas previas) y post­
contrato (obligaciones de restituir o reparar). Finalmente no debe olvidarse que la buena fe
también alcanza y compromete a la parte a no reclamar aquello que no le corresponde.

Art. 962. — «Carácter de las normas legales». Las normas legales relativas a los contratos son su­
pletorias de la voluntad de las partes, a menos que de su modo de expresión, de su contenido, o de
su contexto, resulte su carácter indisponible.
■ Concordancias con la normativa anterior: No existen concordancias.

Análisis de la normativa anterior. El Código Civil no contemplaba en forma expresa el texto


que se analiza, pero sí tenía normas dispersas sobre el tema. El art. 21 indicaba que las conven­
ciones particulares no podían dejar sin efecto las leyes en cuya observancia estuviesen intere­
sados el orden público y las buenas costumbres. Esto permitía clasificar a las leyes en imperati­
vas y supletorias, y, a su vez, a las imperativas en aquellas de orden público o que no lo eran.
Sobre esta base normativa se concluía que existía para las personas en relación a las leyes impe­
rativas indisponibilidad o disponibilidad de su contenido, no por falta de fuerza obligatoria,
sino porque las primeras podían ser de oficio declaradas por el juez, y las segundas requerían
del pedido de la parte para su aplicación. Con la previsión del art. 953 del Cód. Civil y su ampli­
tud de casos y supuestos indicados (requisitos del objeto relativos a que sean posibles y lícitos,
en cuanto a lo que aquí interesa, era aplicable a contratos por lo dispuesto por el art. 1167 de
dicho cuerpo legal), la indisponibilidad por parte de los sujetos se flexibilizó en el sentido de
otorgársele mayor amplitud al concepto, debiéndose establecer según el caso particular, si se
tratan de principios de índole superior en materia política, económica, moral, salud, etcétera,
que resultaren fundamentales para la organización de los involucrados.

Análisis de la normativa del CCCN. La normativa promulgada viene a ratificar la lógica del
Código Civil antes expuesta, trayendo claridad y orden a esta cuestión. Lo que debe ser com­
pletado en su interpretación con los arts. 963 y 964 y que está en concordancia con los ya vistos
(arts. 958 y 959). Esto significa que el contenido del contrato será prioritario para determinar los
derechos y deberes de las partes, pero éstos no podrán avanzar sobre cuestiones que el ordena­
miento jurídico ha ideado en protección y cuidado de la comunidad y sus integrantes. De allí que
la mención a leyes de carácter indisponible permite analizar con mayor precisión la función nor­
mativa, superándose la problemática de si la ley se autoprodamaba como de orden público o no.

b hammurabi
559 Título II — Contratos en general Arts. 963/964

Art. 963.— «Prelación normativa». Cuando concurren disposiciones de este Código y de alguna ley
especial, las normas se aplican con el siguiente orden de prelación:
a) normas indisponibles de la ley especial y de este Código;
b) normas particulares del contrato;
c) normas supletorias de la ley especial;
d) normas supletorias de este Código.
■ Concordancias con lá normativa anterior: No existen concordancias.

Análisis de la normativa anterior. La falta de un antecedente directo en las normas del Código
Civil o el de Comercio no era óbice para que esta temática no fuera abordada por la doctrina y
la jurisprudencia. La jerarquía de las leyes viene impuesta desde la propia Constitución Nacio­
nal (art. 31 y la interpretación de los arts. 16 y 17) y, por ende, es natural extenderla a todos los
supuestos donde existan varias leyes que pudieran referirse a un mismo tema, debiendo anali­
zarse en cada caso en particular los contenidos comprometidos para resolver la cuestión.

Análisis de la normativa del CCCN. El artículo bajo análisis viene a receptar el orden jerárquico
de normas que como sistema en general se ha aceptado en la doctrina y la jurisprudencia. Inte­
resante es la fórmula utilizada en el inc. a), pues se ha colocado en un mismo rango de prelación
a la ley especial y a la del CCCN (abriendo el análisis hacia el sentido de considerar a las leyes
especiales complemento directo del Código), lo que invita a interpretarlas como de idéntica
jerarquía, apartándose de la opinión general donde se coloca en primer orden al Código y lue­
go a las leyes especiales.

Art. 964. — «Integración del contrato». El contenido del contrato se integra con:
a) las normas indisponibles, que se aplican en sustitución de las cláusulas incompati­
bles con ellas;
b) las normas supletorias;
c) los usos y prácticas del lugar de celebración, en cuanto sean aplicables porque ha­
yan sido declarados obligatorios por las partes o porque sean ampliamente conoci­
dos y regularmente observados en el ámbito en que se celebra el contrato, excepto
que su aplicación sea irrazonable.
u Concordancias con la normativa anterior: No existen concordancias.

Análisis de la normativa anterior. En el Código Civil no había artículos que de forma directa tra­
taran el tema en forma concreta y completa. El art. 3ose limitaba a indicar (en materia de efec­
tos de la ley con relación al tiempo) que las nuevas leyes supletorias no eran aplicables al con­
trato en curso de ejecución, dando así una referencia sobre el rol de esta clase de norma res­
pecto al contrato. Lo mismo ocurría con el Código de Comercio, no hacía un tratamiento de la
cuestión desde la integración sino desde la interpretación (sentido de la voluntad declarada),
principalmente sobre la importancia del rol de la costumbre en el contrato (arts. 217 y 218, inc.
6o); el art. 219, por su parte, venía a dar una pauta de cómo completar el contrato en caso de
omisión, aunque exclusivamente sobre reglas de ejecución.

Análisis de la normativa del CCCN. Lo novedoso resulta ser la creación de un sistema general
de integración del contrato respecto de su contenido y no como método de interpretación,
como solía hacerlo la doctrina y la jurisprudencia. Si bien resulta ser una cuestión controverti­
da, la norma sigue la lógica de los artículos que venimos revisando. En este sentido, el objetivo
es asegurar la incorporación de las normas indisponibles, así el acto continúa siendo eficaz más
no sus cláusulas opuestas a dichas normas (es interesante destacar que en caso de omisión de
cláusula también se integra el contrato con ellas). En relación a las normas supletorias, ellas

o hammurabi
Arts. 965/966 Libro III — Derechos personales 560

deben interpretarse como que se refiere tanto a las del CCCN como a las de las leyes especiales
y para el caso de omisión, por ser disponibles. Finalmente, en lo atinente a la costumbre se ad­
vierte la aclaración de referirse netamente a la del lugar de celebración (y no de ejecución, como
en los artículos citados del Código de Comercio), y el agregado de términos que hacen su apli­
cación más estricta, como ser "ampliamente" conocidos y "regularmente" observados, lo que
tendrá mucho sentido en operaciones entre presentes o sujetos del mismo lugar, pero que po­
drá traer alunas divergencias u obstáculos cuando se trate de ausentes o personas de diferen­
tes localidades. De todas formas, la pauta de la razonabilidad (muy difundida en esta parte ge­
neral del Código) será el termómetro de la necesidad de su aplicación al caso en particular.

Art. 965.— «Derecho de propiedad». Los derechos resultantes de los contratos integran el derecho
de propiedad del contratante.
m Concordancias con la normativa anterior: No existen concordancias.

Análisis de la normativa anterior. No era el Código Civil el que definía ni trataba al concepto
de propiedad, sino que lo hacía respecto de los derechos reales en su caso (dominio por ejem­
plo). Tampoco lo hacía el Código de Comercio. En este sentido y gracias a la notable concep-
tualización que la Corte Suprema ha hecho del art. 17 de la Const. Nacional la noción y alcances
del derecho de propiedad de un sujeto de derecho, se encuentran precisados, entre ellos los que
surgen del contrato.

Análisis de la normativa del CCCN. El objetivo de la norma es la de venir a confirmar esta cues­
tión introducida por la Corte Suprema, despejando dudas sobre que los derechos derivados del
contrato quedan abarcados dentro de la protección constitución y principalmente desplazan­
do a la terminología de la adquisición de los derechos por este principio más amplio y claro, al
identificarlo con la propiedad y no con el sujeto en sí mismo.

Capítulo 2
Clasificación de los contratos

Art. 966.— «Contratos unilaterales y bilaterales». Los contratos son unilaterales cuando una de las
partes se obliga hacia la otra sin que ésta quede obligada. Son bilaterales cuando las partes se obli­
gan recíprocamente la una hacia la otra. Las normas de los contratos bilaterales se aplican supleto­
riamente a los contratos plurilaterales.
■ Concordancias con la normativa anterior: Cód. Civil, art. 1138.

Análisis de la normativa anterior. Se explicaba que los contratos podían de ser de una u otra
clase, diciéndose que el contrato unilateral es aquel en que una sola de las partes se obliga hacia
la otra sin que ésta le quede obligada. Mientras que en los bilaterales las partes se obligan recí­
procamente la una hacia la otra.

Análisis de la normativa del CCCN. Se mantiene el criterio de clasificar a los contratos (y no deri­
varlo a la doctrina y jurisprudencia); tal vez podría haberse aprovechado la oportunidad para
identificar las normas de este Capítulo como categorías (como otros proyectos de reforma del
Código y muchos autores proponen) y reservar la denominación de clasificación de los contra­
tos para el sistema metodológico utilizado por el CCCN (discrecionales, predispuestos, por con­
diciones generales y por adhesión). También hay que destacar que se ha eliminado la clasifica­
ción de contratos en reales y consensúales (arts. 1140,1141 y 1142, Cód. Civil), lo cual permite

hammurabi
561 Título II — Contratos en general Arts. 967/968

concluir por interpretación integradora del CCCN, que predomina por presunción y como regla
general la de que los contratos son consensúales (excepto para aquellos casos donde se legisle
de forma específica en sentido contrario, a saber, referencias a los arts. 285 y 969). En cuanto al
artículo, éste re.aliza algunos pequeños ajustes de terminología; en lo atinente a los unilatera­
les remueve la remisión a que la parte no debía "quedarle" obligada a la otra; con ello y la men­
ción a la falta de obligación alguna en general de una de las partes incita a efectuar una inter­
pretación estricta y ardvertir que contratos denominados como no rigurosamente unilaterales
(hay obligaciones para ambas partes pero no lo son recíprocas) no quedarían alcanzados por la
clasificación. Sin embargo, la manutención en la clasificación de los bilaterales de la reciproci­
dad llevará nuevamente a la doctrina y jurisprudencia a mantener los criterios previos ya esta­
blecidos sobre la amplitud de casos unilaterales (lo que influye en efectos de contratos reserva­
dos para bilaterales por su función y finalidad). Resulta destacable la mención a los contratos
plurilaterales y su asimilación en cuanto a los efectos con los bilaterales, sin pretenderse avan­
zar sobre una definición de los mismos que no es conteste ni clara en la doctrina.

Art. 967. — «Contratos a título oneroso y a título gratuito». Los contratos son a título oneroso
cuando las ventajas que procuran a una de las partes les son concedidas por una prestación que ella
ha hecho o se obliga a hacer a la otra. Son a título gratuito cuando aseguran a uno o a otro de los
contratantes alguna ventaja, independiente de toda prestación a su cargo.
m Concordancias con la normativa anterior: Cód. Civil, art. 1139.

Análisis de la normativa anterior. La onerosidad se producía cuando las ventajas que procura­
ban a una u otra de las partes no le era concedida sino por una prestación que ella le había o que
se obligaba a hacerle. En cambio, la gratuidad se producía cuando se aseguraba a una u otra
parte alguna ventaja independientemente de toda prestación por su parte.

Análisis de la normativa del CCCN. El artículo ratifica la terminología y criterio de clasificación,


al mantenerse acertadamente los términos de ventajas, prestación, parte y momento de reali­
zación (ya hecha u obligación de hacerla). Esto permite continuar clasificando a un contrato
unilateral como gratuito u onerosoy con ello establecer los distintos efectos previstos para cada
supuesto.

Art. 968. — «Contratos conmutativos y aleatorios». Los contratos a título oneroso son conmutati­
vos cuando las ventajas para todos los contratantes son ciertas. Son aleatorios, cuando las ventajas
o las pérdidas, para uno de ellos o para todos, dependen de un acontecimiento incierto.
■ Concordancias con la normativa anterior: Cód. Civil, art. 2051.

Análisis de la normativa anterior. El Código Civil trataba el contrato aleatorio como un con­
trato independiente, y lo legislaba en el Título XI junto con el juego y las apuestas. Allí se esta­
blecía que el contrato se consideraba aleatorio cuando sus ventajas o pérdidas para ambas par­
tes contratantes, o solamente para una de ellas, dependían de un acontecimiento incierto.

Análisis de la normativa del CCCN. La novedad metodológica surge de que el contrato aleato­
rio se incorpora a la Parte General y principalmente como subespecie del oneroso. En lo que se
refiere a su definición, no hay grandes novedades por rescatar toda vez que se mantiene la refe­
rencia a que las ventajas o las pérdidas dependerán de un acontecimiento incierto, siendo inte­
resante al menos remarcar que se prescinde de la referencia a parte, como lo hacía la versión
anterior, y se amplía la referencia hacia uno los contratantes, lo que puede corresponder a uno
de los sujetos de alguna de las partes. Sí, en cambio, resulta novedosa la incorporación expresa
del contrato conmutativo, el cual antes sólo se definía por sentido contrario al aleatorio. De

hammurabi
Arts. 969/970 Libro III — Derechos personales 562

todas formas, se mantiene la definición propuesta en la doctrina al hacerse referencia a que las
ventajas deben ser ciertas para todos los contratantes (evitándose acertadamente caer en algu­
na clase de referencia a la proporcionalidad de ellas como ciertas veces era propuesto por diver­
sos autores).

Art. 969. — «Contratos formales». Los contratos para los cuales la ley exige una forma para su va­
lidez, son nulos si la solemnidad no ha sido satisfecha. Cuando la forma requerida para ios contra­
tos, lo es sólo para que éstos produzcan sus efectos propios, sin sanción de nulidad, no quedan con­
cluidos como tales mientras no se ha otorgado el instrumento previsto, pero valen como contratos
en los que las partes se obligaron a cumplir con la expresada formalidad. Cuando la ley o las partes
no imponen una forma determinada, ésta debe constituir sólo un medio de prueba de la celebra­
ción del contrato.
■ Concordancias con la normativa anterior: No existen concordancias.

Análisis de la normativa anterior. No había una regulación concreta en formato general que
indicara la clase de contratos en relación a su forma. Más bien la cuestión estaba tratada en los
actos jurídicos (arts. 974 y 976), y se presumía la existencia de contratos formales o no formales
por los efectos previstos por el incumplimiento de la prescripción legal impuesta al respecto y
cómo ella afectaba la eficacia del acto en relación a sus efectos propios que debía cumpl ir (casos
como el de la escritura pública en la compraventa, arts. 1184,1185 y 1187, o el diferente efecto
que producía esa misma falla en la donación, art. 1810); o en casos donde la forma tenía la fun­
ción de servir de prueba del contrato (art. 2006 referido a la fianza).

Análisis de la normativa del CCCN. El CCCN pretende dar marco normativo a la clasificación al
incorporarla a la Parte General de los contratos. Si bien la definición de formales proviene del
propio concepto de forma que el artículo no indica (deberá darse por entendido por su defini­
ción en la parte pertinente), resulta novedoso y provechoso la recepción de los distintos siste­
mas y funciones en que la forma influye en el contrato. Así, se establece el contrato bajo forma
solemne absoluta (o, para otros autores, llamada simplemente solemne) que impide en el con­
trato la producción de sus efectos propios, el contrato bajo forma solemne relativa (o, para
otros autores, llamada no solemne), y el contrato cuya forma lo es como medio probatorio. En
cuanto a este último caso, no parece que la norma receptara de forma explícita la llamada for­
ma adprobationen, pues parte primero de la inexistencia de imposición de forma (sea por ley
0 por las partes), con lo cual no se hace referencia a que hubiera una forma que fuera la única
con la que se accedería a probar el contrato ante el juez, sino que deriva la cuestión a que sólo
sea tratada como un medio de prueba, lo que indicaría que sería el preferido pero no el único.

Art. 970. — «Contratos nominados e innominados». Los contratos son nominados e innominados
según que la ley los regule especialmente o no. Los contratos innominados están regidos, en el si­
guiente orden, por:
a) la voluntad de las partes;
b) las normas generales sobre contratos y obligaciones;
c) los usos y prácticas del lugar de celebración;
d) las disposiciones correspondientes a los contratos nominados afines que son com­
patibles y se adecúan a su finalidad.
1 Concordancias con la normativa anterior: Cód. Civil, art. 1143.

Análisis de la normativa anterior. Se establecía que los contratos eran nominados cuando la ley
los designaba bajo una denominación especial, y eran innominados cuando no eran designa­

hammurabi
563 Título II — Contratos en general Art. 971

dos por la ley bajo una denominación especial. Esta clasificación mereció innumerables críticas
porque el hecho de la simple indicación del título de la clase de contrato era superficial y caren­
te de relevancia jurídica, aun para el caso en que el juez debiera entender en el mismo (por
ejemplo, art. 1326 del Cód. Civil que indicaba que a pesar de llamar compraventa a un contra­
to, éste no lo sería si no cumple con sus requisitos esenciales). De allí que la doctrina recomen­
dara la utilización de los términos "típicos" y "atípicos", haciéndose mención a que lo relevan­
te era la existencia de'regulación o no del negocio celebrado.

Análisis de la normativa del CCCN. El artículo recepta las críticas vertidas a la clasificación, esta­
bleciendo que el contrato será nominado o innominado ya no por su designación, sino por la
regulación que del negocio contractual haya en la ley. Sin embargo, no avanzó sobre la termi­
nología, pues no ha adoptado la designación de típico y atípico que tiene íntima relación con el
concepto (pues proviene de la noción de tipificación normativa). Lo destacable también es que
viene a dar pie para cerrar otro ámbito de discusión doctrinaria que se refería a la prelación nor­
mativa que debe dársele al contrato innominado. Así, la norma, siguiendo la posición general
de doctrina y jurisprudencia, fija un sistema de prelación donde le da prioridad a la voluntad de
las partes (se deberá tener cuidado de no afectarse derechos que pudieran ser indisponibles).

Capítulo 3
Formación del consentimiento

Sección I a — Consentimiento, oferta y aceptación

Art. 971. — «Formación del consentimiento». Los contratos se concluyen con la recepción de la
aceptación de una oferta o por una conducta de las partes que sea suficiente para demostrar la exis­
tencia de un acuerdo.
m Concordancias con la normativa anterior: Cód. Civil, arts. 1144 a 1146.

Análisis de la normativa anterior. El art. 1144 del Cód. Civil indicaba que el ( mtimiento
debía manifestarse por ofertas o propuestas de una de las partes, y aceptarse por la otra. Debía
evitarse caer en la tentación de interpretar que la aceptación lo era del consentimiento dado
por el oferente, sino que la aceptación lo era de la oferta y recién allí se formaba el consenti­
miento. En cuanto a la forma de exteriorizar la voluntad de formar el consentimiento éste
podía serlo expreso o tácito. El art. 1145 decía que era expreso cuando se manifestaba verbal­
mente, por escrito o por signos inequívocos; en cambio, el tácito provenía de hechos o actos que
lo presupongan o que autoricen a presumirlo (excepto imposición de la ley en contrario o acuer­
do de partes). A su vez, el art. 1146 buscaba precisarque la declaración tácita para formarel con­
sentimiento se producía cuando el sujeto entregaba y el otro recibía la cosa ofrecida o pedida,
o cuando una de las partes realizaba una conducta que resultaba opuesta a la esperada en caso
de no aceptar la propuesta u oferta.

Análisis de la normativa del CCCN. El artículo simplifica la explicación del tema en cuestión. Así
lo indica el título sobre el que versa la norma, formar el consentimiento, pero luego resalta que
el objetivo de la oferta y aceptación es el de concluir el contrato (se ratifica la función de estos
institutos). Sí se verifica la tan mentada necesidad de incorporar en esta sección la teoría de la re­
cepción como principio guía en la materia, al hacerse expresa mención a dicho acto en el artícu­
lo (además de mantenerse a lo largo de las normas que complementan la sección en análisis).
Eliminando la casuística de los arts. 1445 y 1146, por la teoría de la recepción se pueden intuir
los medios expresos para declarar la voluntad, y con la referencia a la facta concludentia se pone

hammurabi
Arts. 972/973 Libro III — Derechos personales 564

de relieve que la declaración tácita debe tener como principio rector de interpretación la eje­
cución de hechos tendientes a permitir tener por concluido el contrato.

Art. 972. — «Oferta». La oferta es la manifestación dirigida a persona determinada o determina-


ble, con la intención de obligarse y con las precisiones necesarias para establecer los efectos que de­
be producir de ser aceptada.
■ Concordancias con la normativa anterior: Cód. Civil, art. 1148; Cód. de Comercio, art. 454; ley
24.240, art. 7o.

Análisis de la normativa anterior. El art. 1148 del Cód. Civil indicaba que para que hubiera ofer­
ta ésta debía ser a persona o personas determinadas, sobre un contrato especial, con todos los
antecedentes constitutivos de los contratos. En este sentido se interpretaba que la oferta debía
ser autosuf iciente, vinculante (no se plasmaba tal cuestión; pero se presumía), y la mayor discu­
sión operaba en torno a si podía incorporase al público en general como destinatario de la mis­
ma o no. Sobre este punto, el art. 454 del Cód. de Comercio era tajante en cuanto a la negativa,
mientras que la ley 24.240 venía a indicar lo contrario (aunque limitado a su marco de aplica­
ción, conf. art. 7o).

Análisis de la normativa del CCCN. La norma actual se encarga de aclarar de forma concreta
que la oferta debe contener la intención de obligarse por el que hace una declaración de volun­
tad, así entonces el efecto vinculante de la misma se resalta para diferenciarlo de la mera decla­
ración u ocurrencia de negocios. Asimismo, ratifica una de las posiciones imperante en la doc­
trina, la de autorizar la oferta al público en general al hacerse la referencia a que la oferta pue­
de ser a persona determinable (debe tenerse presente que deberán existir datos o característi­
cas que permitan al menos individualizar quién podría acceder a aceptartal oferta). Finalmen­
te se moderniza el concepto de autosuf iciente, evitándose así caer en la cruzada pordefinircuá-
les serían los elementos constitutivos de cada contrato en particular, más aún para los innomi­
nados, al hacerse referencia a que lo relevante es que el ofertante indique las pautas que per­
mitan conocer los efectos que se producirán tanto para él como para el aceptante en caso de
concluirse el contrato.

Art. 973.— «Invitación a ofertar». La oferta dirigida a personas indeterminadas es considerada co­
mo invitación para que hagan ofertas, excepto que de sus términos o de las circunstancias de su emi­
sión resulte la intención de contratar del oferente. En este caso, se la entiende emitida por el tiem­
po y en las condiciones admitidas por los usos.
■ Concordancias con la normativa anterior: Cód. Civil, art. 1148; Cód. de Comercio, art. 454.

Análisis de la normativa anterior. Se remite a lo indicado al analizarse el art. 972.

Análisis de la normativa del CCCN. Para completar y dar mayor precisión a la discusión resalta­
da en el artículo previo en lo atinente al público en general, esta norma viene a diferenciar
entre persona determinable (pautas para identificar la persona del aceptante, como ser que se
prometa el celebrar el contrato a quien la acepte o realice cierta actividad en particular o cum­
pla ciertos requisitos, lo que implica asimismo verificar el efecto vinculante de la misma por pro­
ponente); de la oferta destinada a personas indeterminadas, donde no es posible conocer ni
identificar quiénes son los destinatarios de la declaración de voluntad, por lo cual simplemen­
te funciona como una solicitud para que alguna persona se presente a ofertar (invitatioadoffe-
rendum). Así entonces el solo hecho J e promocionar un negocio sin mayor precisión de los suje­
tos posibles de aceptarlo y sin certeza de la intención de vincularse por su declarante se consi­

& hammurabi
565 Título II — Contratos en general Arts. 974/975

derará como una invitación a que el público realice su propia oferta y no como una oferta atri­
buida al proponente, lo que se encauza con la posición de la jurisprudencia actual.

Art. 974. — «Fuerza obligatoria de la oferta». La oferta obliga al proponente, a no ser que lo con­
trario resulte de sus términos, de la naturaleza del negocio o de las circunstancias del caso.
La oferta hecha a una persona presente o la formulada por un medio de comunicación instantáneo,
sin fijación de plazo, sólo puede ser aceptada inmediatamente.
Cuando se hace a una persona que no está presente, sin fijación de plazo para la aceptación, el pro­
ponente queda obligado hasta el momento en que puede razonablemente esperarse la recepción
de la respuesta, expedida por los medios usuales de comunicación.
Los plazos de vigencia de la oferta comienzan a correr desde la fecha de su recepción, excepto que
contenga una previsión diferente.
■ Concordancias con la normativa anterior: Cód. Civil, art. 1151.

Análisis de la normativa anterior. El Código Civil preveía el supuesto de la oferta pura y simple
entre presentes cuando ésta fuere efectuada de forma verbal, estableciéndose que en caso de
no ser inmediatamente aceptada perdía su vigencia. En este sentido no se preveía otro sistema
de comunicación entre presentes (por ejemplo, medios tecnológicos, dada la época de la codi­
ficación original), siendo sin embargo utilizada la misma solución por obra de la doctrina y juris­
prudencia. En la segunda parte del artículo se hacía referencia al caso de ausentes, pero sólo por
intervención de un agente (caso previsto por el art. 1147 del Cód. Civil junto a la corresponden­
cia epistolar), fijándose la pauta de que la vigencia de la oferta concluía si dicho agente no retor­
naba con una respuesta expresa de aceptación (sin indicarse momento, por lo que debía inter­
pretarse conforme a la buena fe y usos comerciales).

Análisis de la normativa del CCCN. El CCCN incorpora en la primera parte del artículo el princi­
pio de la fuerza obligatoria de la oferta ratificándose la necesidad de que la misma permita
establecer la intención de obligarse del sujeto, pero bajo la formulación de una presunción iuris
tantum como regla general en favor de la obligatoriedad; corresponderá entonces al sujeto a
quien se le atribuye la oferta invocar la vía de escape al supuesto compromiso utilizando cual­
quiera de los supuesto previstos por la norma para explicar su falta de interés de vincularse. En
lo que se refiere a la oferta pura y simple entre presentes se mantiene la regla original, pero se
incorpora acertadamente la identidad de solución como entre presentes cuando la oferta se
plasma por alguna clase de medio instantáneo (podrán entonces invocarse los medios tecnoló­
gicos y de similares efectos). En cuanto al de la oferta pura y simple entre ausentes, se elimina la
casuística de casos (agentes o intercambio epistolar), derivándose la verificación del caso al
supuesto en particular, y así se generaliza la solución para cualquier supuesto, fijándose como
pauta de tiempo la misma solución dada por la jurisprudencia y la doctrina ante el silencio del
Código Civil; esto es, el tiempo razonable de espera de acuerdo a la demora que los medios
usuales para comunicarla pudieran irrogar. En consonancia con lo indicado al comienzo de esta
sección, se incorpora como novedad la teoría de la recepción (esto significa que la misma es con­
siderada conocible si llega a su domicilio o hubo de haberla conocido) para dar inicio al plazo
de vigencia de la oferta como regla general en la materia.

Art. 975.— «Retractación de la oferta». La oferta dirigida aúna persona determinada puede ser re­
tractada si la comunicación de su retiro es recibida por el destinatario antes o al mismo tiempo que
la oferta.
■ Concordancias con la normativa anterior: Cód. Civil, arts. 1150 y 1154.

a hammurabi
A r t 976 Libro III Derechos personales 566

Análisis de la normativa anterior. El art. 1150 del Cód. Civil establecía que el plazo de retracta­
ción se extendía hasta que la oferta fuera aceptada. Por ello debía completarse este criterio con
el art. 1154, pues éste indicaba que la oferta se encontraba aceptada desde que dicha comuni­
cación era mandada al proponente (teoría del envío). Este sistema tenía previstas ciertas excep­
ciones que venían á modificar su funcionamiento, así lo era la circunstancia de que el ofertante
renunciara a su facultad de retirarla (haciéndola irrevocable) o la convirtiera en modal, fiján­
dole un plazo de vigencia específico de vigencia.

Análisis de la normativa del CCCN. La nueva normativa viene a cambiar el sistema primitivo del
Código Civil; así se advierte que se modifica el tiempo de la retractación, y se hace eco de que la
realidad de los negocios modernos exige un sistema de mayor seguridad. En tal sentido se esta­
blece que la retractación sólo es posible de ser realizada si es recibida antes o al mismo tiempo
que la oferta (teoría de la recepción y con la flexibilidad de cubrir ambos casos y no exclusiva­
mente el de las doctrinas estrictas que la limitan a su prelación a la oferta), y no haciéndola
depender de la aceptación (por ello se elimina el contenido del art. 1154 citado). El artículo se
limita a referir el caso de la oferta a persona determinada, pero nada impide extender por ana­
logía el caso a persona determinable o indeterminada en su caso (esto implicaría que de ser
simultánea con la oferta debe ser en idénticos medios de difusión para evitar conflictos sobre
la temporaneidad, como está previsto por la Ley de Defensa del Consumidor). Finalmente se
ha eliminado la mención a la oferta irrevocable y a la modal, pero ante la falta de prohibición
de alguna de ellas deberá concluirse que se autoriza la formulación en esos sentidos u otros
similares.

Art. 976. — «Muerte o incapacidad de las partes». La oferta caduca cuando el proponente o el des­
tinatario de ella fallecen o se incapacitan, antes de la recepción de su aceptación.
El que aceptó la oferta ignorando la muerte o incapacidad del oferente, y que a consecuencia de su
aceptación ha hecho gastos o sufrido pérdidas, tiene derecho a reclamar su reparación,
i Concordancias con la normativa anterior: Cód. Civil, arts. 1149 y 1156.

Análisis de la normativa anterior. El art. 1149 del Cód. Civil indicaba que la oferta quedaba sin
efecto alguno en caso de que una de las partes falleciera, o perdiera su capacidad para contra­
tar; para el oferente esto se producía si fuera antes de que supiera de la aceptación (teoría de la
información), y para el aceptante, antes de haberla aceptado. A su tiempo, el art. 1156 estable­
cía que la parte que hubiera aceptado la oferta ignorando la retractación del proponente, su
muerte o incapacidad sobreviniente, y que como consecuencia de su aceptación hubiera incu­
rrido en gastos o sufrido pérdidas, tendría el derecho a reclamar pérdidas e intereses.

Análisis de la normativa del CCCN. La normativa actual unifica las cuestiones manteniendo los
casos del art. 1149 del Cód. Civil, pero poniendo al día al nuevo sistema del CCCN en la materia.
Así entonces bajo la teoría de la recepción aplicada a la aceptación, los casos de caducidad
siguen siendo muerte o incapacidad sobreviniente^o se ha agregado la quiebra ni casos simi­
lares), de alguna de las partes. Es para destacar que al mudarse al sistema de la recepción y aban­
donado el de la información para el ofertante y la del envío para el aceptante, se ha buscado
dar prevalencia a la declaración por sobre la psiquis de los individuos, pues resulta obsoleta la
exigencia de que exista un encuentro de mentes entre sujetos declarantes de forma efectiva y
concreta (esto obedece a brindar mayor seguridad en el tráfico, si bien cabe aclarar que la cadu­
cidad no se ha eliminado, como algunos autores proponen para este tema). Se mantiene tam­
bién el derecho de reclamar los perjuicios e intereses en caso de ignorancia. Por último, por lógi­
ca consecuencia, se ha eliminado el supuesto de la retractación.

■hammurabi
567 Titulo II — Contratos en general Arts. 977/979

Art. 977. — «Contrato plurilateral». Si el contrato ha de ser celebrado por varias partes, y la oferta
emana de distintas personas, o es dirigida a varios destinatarios, no hay contrato sin el consenti­
miento de todos los interesados, excepto que la convención o la ley autoricen a la mayoría de ellos
para celebrarlo en nombre de todos o permitan su conclusión sólo entre quienes lo han consentido.
■ Concordancias con la normativa anterior: No existen concordancias.

Análisis de la normativa anterior. El Código Civil no reconoció normativamente al contrato


plurilateral, de allí que no se encuentren artículos puntuales sobre la materia. En general, sólo
trató supuestos de varios sujetos como una sóla parte (asf conforme a los arts. 1794,1901,1902
y 1903,3269 junto a los arts. 593 y 596, se ven si son solidarios o simplemente mancomunados,
o alternativos o en el supuesto de no indicarse la pluralidad pero de hecho se realiza).

Análisis de la normativa del CCCN. La incorporación de la figura del contrato plurilateral en


esta materia viene a cubrir la exigencia doctrinaria que sobre la cuestión existía, haciéndolo
además conforme a los criterios que sobre la materia se resaltaban. Se fija la característica de
que las partes deben ser varias, para así diferenciarla de la bilateralidad clásica del contrato, y
establece la regla general de la necesidad del consentimiento integrado portodos los interesa­
dos que conformen el centro de interés (parte). Debe aclararse que este principio tolera supues­
tos de excepción, como ser que se autorice el criterio de la mayoría para poder obligar al resto,
o que el consentimiento podrá formarse excluyendo del mismo a ciertos interesados (casos que
deben surgir de la ley o del acuerdo de partes).

Art. 978. — «Aceptación». Para que el contrato se concluya, la aceptación debe expresar la plena
conformidad con ia oferta. Cualquier modificación a la oferta que su destinatario hace al manifes­
tar su aceptación, no vale como tal, sino que importa ia propuesta de un nuevo contrato, pero las
modificaciones pueden ser admitidas por el oferente si lo comunica de inmediato al aceptante.
■ Concordancias con la normativa anterior: Cód. Civil, art. 1152.

Análisis de la normativa anterior. En lo atinente al contenido de la aceptación, se estableció


que cualquier modificación que se hiciera en la oferta al aceptarla importaría la propuesta de
un nuevo contrato (aun cuestiones secundarias). Con lo cual, por sentido contrario se fijaba que
la aceptación debía ser congruente con los términos de la oferta del proponente.

Análisis de la normativa del CCCN. La norma que se comenta mantiene en líneas generales la
pauta originaria de que la aceptación debe ser lisa y llana, de allí la exigencia de que la misma
debe expresar la plena conformidad con la oferta. Muchos autores esperaban que se hiciera
una diferencia entre modificaciones sustancialesy secundarias, pero la norma ha omitido cubrir
tal cuestión manteniendo la postura de que cualquier modificación a la oferta quita el valor de
aceptación a la misma. Lo interesante es que la norma brinda mayor dinámica a la contraofer­
ta que seconf igura con la modificación planteada, indicando que siendo entre presentes la con­
traoferta debe ser aceptada de inmediato (como lo es la regla general de la oferta). El artículo no
trata el caso de modificación entre ausentes ni regula si corresponde aplicar también la teoría
de la recepción, sin embargo, la analogía es viable para ambos casos, extendiendo el de forma
para la contraoferta entre ausentes y la teoría de la recepción por ser la regla general en esta
materia.

Art. 979.— «Modos de aceptación». Toda declaración o acto del destinatario que revela conformi­
dad con la oferta constituye aceptación. El silencio importa aceptación sólo cuando existe el deber
de expedirse, el que puede resultar de la voluntad de las partes, de los usos o de las prácticas que las

• hammurabi
Arts. 980/981 Libro III — Derechos personales 568

partes hayan establecido entre ellas, o de una relación entre el silencio actual y las declaraciones
precedentes.
■ Concordancias con la normativa anterior: Cód. Civil, arts. 1145 y 1146.

Análisis de la normativa anterior. No se registra una norma específica que regulara los modos
de dar a conocer la aceptación, siguiendo entonces las mismas directrices que había sobre el
consentimiento que pueden utilizarse tanto para la oferta como para la aceptación. Además,
las normas sobre exteriorización de la voluntad completaban esta materia, sea la expresa del
art. 917 del Cód. Civil, como la tácita del art. 918 o el silencio para los casos excepcionales pre­
vistos en el art. 919.

Análisis de la normativa del CCCN. La norma amplía los conceptos del Código Civil al referirse
a todos los supuestos de forma concreta y brindando sus pautas de comprensión. Así se hace
mención a la declaración, la que debe comprenderse como la expresa en todas sus variables, la
facta concludentia, ya mencionada con la oferta que resulta más flexible en su aplicación que
la mera declaración tácita de voluntad, y finalmente, la referencia precisa al silencio, hacién­
dose mención concreta a los casos de procedencia del mismo, donde, a diferencia del art. 919
del Cód. Civil, se elimina el caso de imposición por la ley, y se agrega el de los usos o prácticas de
las partes, manteniéndose los otros dos antes legislados.

Art. 980. — «Perfeccionamiento». La aceptación perfecciona el contrato:


a) entre presentes, cuando es manifestada;
b) entre ausentes, si es recibida por el proponente durante el plazo de vigencia de la
oferta.
■ Concordancias con la normativa anterior: Cód. Civil, arts. 1151 y 1154.

Análisis de la normativa anterior. En lo que se refiere a la conclusión del contrato con la acep­
tación entre presentes, el art. 1151 del Cód. Civil indicaba que bastaba con que fuera declarada
inmediatamente. En lo atinente a ausentes, la falta de mención específica a un momento, y
atento el lapso de tiempo que transcurre entre oferta y aceptación, generó una entrañable dis­
cusión sobre diferentes teorías acerca de ello (teoría de la declaración, de la expedición, de la
recepción y de la información). Varias de ellas se usaban indistintamente para diferentes casos
(arts. 1149,1150,1154y 1155).

Análisis de la normativa del CCCN. Con la redacción de esta norma se viene a ratificar la regla
de que entre presentes el momento de la aceptación se produce de forma inmediata, a ello alu­
de la referencia a que resulte manifestada (incluye, como^surge de los artículos sobre oferta,
también los casos de medios tecnológicos asimilables a la presencia física de los sujetos). En
cuanto a la situación entre ausentes (continuada en el tiempo, de allí la mención a que corres­
ponde la regla por el tiempo de vigencia de la oferta), el momento de la aceptación se regirá
por la ya citada teoría de la recepción.

Art. 981.— «Retractación de la aceptación». La aceptación puede ser retractada si la comunicación


de su retiro es recibida por el destinatario antes o al mismo tiempo que ella.
■ Concordancias con la normativa anterior: Cód. Civil, art. 1155.

Análisis de la normativa anterior. El aceptante de la oferta sólo podía retractar su aceptación


antes de que ella hubiera llegado a conocimiento del proponente; se exceptuaba la aplicación
de la teoría del envío o expedición, para darse lugar a la aplicación de la teoría de la información
en esta materia. Continuaba marcando el art. 1155 del Cód. Civil que si se retractaba la acepta­

hammurabi
569 Título II — Contratos en general Arts. 982/983

ción después de haber llegado al conocimiento de la otra parte, el aceptante debía satisfacer a
la otra parte las pérdidas e intereses que la retractación le.causara, si el contrato no pudiera cum­
plirse de otra manera, estando ya aceptada la oferta, lo quede por sí resultaba sobreabundante
atento a lo dispuesto para esta clase de incumplimiento en materia de obligaciones.

Análisis de la normativa del CCCN. Siguiendo el mismo sistema que para ia oferta, se incorpo­
ra como pauta y límite temporal de la retractación de la aceptación la teoría de la recepción; así
entonces deberá comunicarse la retractación antes o al mismo tiempo que es recibida la oferta.
Se elimina la mención de la responsabilidad, pues de retractarse en debido tiempo la acepta­
ción ésta no genera responsabilidad, ahora bien, si lo es fuera de las pautas de la norma, la res­
ponsabilidad quedará cubierta por la normativa relativa a dicha materia.

Art. 982. — «Acuerdo parcial». Los acuerdos parciales de las partes concluyen el contrato si todas
ellas, con la formalidad que en su caso corresponda, expresan su consentimiento sobre los elemen­
tos esenciales particulares. En tal situación, el contrato queda integrado conforme a las reglas del
Capítulo 1. En la duda, el contrato se tiene por no concluido. No se considera acuerdo parcial la ex­
tensión de una minuta o de un borrador respecto de alguno de los elementos o de todos ellos.
m Concordancias con la normativa anterior: Cód. Civil, art. 1152.

Análisis de la normativa anterior. El art. 1152 del Cód. Civil sumado a la falta de regulación con­
creta sobre la materia, llevaba a concluir que la posibilidad de celebrar acuerdos parciales entre
las partes no resultaba posible, pues cualquier modificación implicaba la generación de una
nueva oferta, no habiendo lugar para situaciones intermedias o alternativas de formulación de
la oferta en tal sentido, pues el art. 1153 sobre cosas alternativas no podía asimilarse al acuerdo
parcial, porque su naturaleza era que el contrato fuera completo pero sobre una de las cosas
propuestas.

Análisis de la normativa del CCCN. El artículo recepta la denominada teoría de la punktation,


fijando ciertos requisitosy cambios a su concepto clásico. Así entonces el acuerdo parcial depen­
de para su confección de un acuerdo de partes concreto sobre dicha materia (no pudiéndose
aceptar sólo una parte por decisión unilateral, debe figurar la intención del oferente de habili­
tar tal opción, o directamente llevarse a cabo el mismo parcialmente), que deberá versar sobre
los elementos esenciales para evitar su absoluta desnaturalización; asimismo se debe tener pre­
sente que en caso de duda se estará a la inexistencia del acuerdo parcial (interpretación restric­
tiva). En lo atinente a cómo se deberá integrar el contrato parcial, la referencia más importan­
te dentro del capítulo mencionado es la del art. 964. Finalmente resulta destacable la aclaración
y mención a que una minuta o un borrador no deben ser considerados como acuerdos parcia­
les, lo que flexibiliza el ámbito de las tratativasy negociaciones entre las partes sin correr el ries­
go de quedar obligados a las mismas.

Art. 983. — «Recepción de la manifestación de la voluntad». A los fines de este Capítulo se consi­
dera que la manifestación de voluntad de una parte es recibida por la otra cuando ésta la conoce o
debió conocerla, trátese de comunicación verbal, de recepción en su domicilio de un instrumento
pertinente, o de otro modo útil.
■ Concordancias con la normativa anterior: No existen concordancias.

Análisis de la normativa anterior. Dado lo que se viene analizando sobre esta sección, se
advierte que en el Código Civil no se había receptado como principio general la teoría de la
recepción, sino diferentes sistemas según el caso, de allí que no hubiera un artículo que diera su
definición o explicación, delegándose tal tarea en la doctrina y jurisprudencia.

■ hammurabi
Arts. 984/985 Libro III — Derechos personales 570

Análisis de la normativa del CCCN. El artículo incorpora los términos de acuerdo a lo desarro­
llado y propuesto en general en la doctrina y jurisprudencia, ampliando su funcionalidad no
sólo a los casos de oralidad y domicilio, sino al supuesto de cualquier otro modo útil. Tal vez
podría reclamársele al legislador la manutención siempre de la misma terminología y no variar
entre distintas acepciones de la misma como ocurre en los arts. 974,980 y 971.

Sección 2a — Contratos celebrados por adhesión


a cláusulas generales predispuestas

Art. 984. — «Definición». El contrato por adhesión es aquel mediante el cual uno de los contratan­
tes adhiere a cláusulas generales predispuestas unilateralmente, por la otra parte o por un tercero,
sin que el adherente haya participado en su redacción.
■ Concordancias con la normativa anterior: Ley 24.240, Cap. IX, esp. art. 38.

Análisis de la normativa anterior. La Ley de Defensa del Consumidor cubría la cuestión desde
una óptica parcializada, pues se ocupaba del consumidor o usuario que quedaba expuesto a
esta forma de contratación. En tal sentido se hacía más hincapié en la corrección de cláusulas
abusivaso de lasdáusulas predispuestas; al respecto indica el art. 38de la ley 24.240 que la auto­
ridad de aplicación vigilará que los contratos de adhesión o similares no contengan cláusulas de
las previstas en el artículo anterior (art. 37 que establece aquellas consideradas ineficaces). La
misma atribución se ejercerá respecto de las cláusulas uniformes, generales o estandarizadas de
los contratos hechos en formularios, reproducidos en serie y en general, cuando dichas cláusu­
las hayan sido redactadas unilateralmente por el proveedor de la cosa o servicio, sin que la con­
traparte tuviere posibilidades de discutir su contenido.

Análisis de la normativa del CCCN. Se incorpora el concepto general del contrato de adhesión,
algo que no existía previamente, y que sólo estaba legislado para el consumo, lo que trae como
novedad que podrá ser aplicado a cualquier supuesto de contrato. De la definición surge que se
une la forma de expresar el consentimiento, que es el de adhesión (la parte no predisponente se
limita a precisar su aceptación), al contenido del mismo, que son las cláusulas generales predis­
puestas, sean establecidas por la parte predisponente o un tercero (esto diferencia a la acepta­
ción en plena conformidad con la oferta antes tratada típicamente para el contrato discrecional).

Art. 985. — «Requisitos». Las cláusulas generales predispuestas deben ser comprensibles y auto-
suficientes.
La redacción debe ser clara, completa y fácilmente legible.
Se tienen por no convenidas aquellas que efectúan un reenvío a textos o documentos que no se fa­
cilitan a la contraparte del predisponente, previa o simultáneamente a la conclusión del contrato.
La presente disposición es aplicable a la contratación telefónica, electrónica o similares.
■ Concordancias con la normativa anterior: Ley 24.240, Cap. III, esp. art. 10.

Análisis de la normativa anterior. Como ya se resaltó en el análisis al art. 984, la norma relativa
a la protección del consumidor tiende a indicar supuestos de casuística y fijar una guía de cui­
dados en beneficio del usuario o consumidor; así, el art. 10 menciona qué contenido debe tener
el documento de venta, en consecuencia, se legisla que deberá constar en el mismo lo siguien­
te: a) la descripción y especificación del bien; b) nombre y domicilio del vendedor; c) nombre
y domicilio del fabricante, distribuidor o importador cuando correspondiere; d) la mención de
las características de la garantía conforme a lo establecido en esa ley; e) plazos y condiciones
de entrega; f) el precio y condiciones de pago; g) los costos adicionales, especificando precio

hammurabi
571 Título II — Contratos en general Arts. 986/987

final a pagar por el adquirente. La redacción debe ser hecha en idioma castellano, en forma
completa, clara y fácilmente legible, sin reenvíos a textos o documentos que no se entreguen
previa o simultáneamente. Cuando se incluyan cláusulas adicionales a las indicadas o exigibles
en virtud de lo previsto en la ley, aquéllas deberán ser escritas en letra destacada y suscritas por
ambas partes. Deben redactarse tantos ejemplares como partes integren la relación contrac­
tual y suscribirse a un solo efecto. Un ejemplar original debe ser entregado al consumidor. La
reglamentación establecerá modalidades más simples cuando la índole del bien objeto de la
contratación así lo determine, siempre que asegure la finalidad perseguida en la ley.

Análisis de la normativa del CCCN. No se pretende con este artículo avanzar en el sentido de
la Ley de Defensa del Consumidor y determinar detalles del contenido del contrato, sino en
fijar los principios generales que deberán seguirse para equilibrar la posición de las partes. Así
entonces la primera parte del artículo hace referencia a las características con que estos con­
tratos deberán ser redactados, esto es, en forma clara, legible y completa (que hacen a su com­
prensión como inicia el artículo previéndolo) y debiendo ser autosuf icientes (de allí que luego
el artículo indique que no se aceptará el reenvío a otras cláusulas o documentos que no sean
facilitados previa o simultáneamente a la conclusión del contrato). Un apartado para destacar
se merece el hecho de que se equipare la contratación por adhesión a la telefónica, electrónica
o que actúe por medios análogos. Se intuye de esta norma que debe cargar el predisponente
con los mayores costos para dar cumplimiento a estos requisitos.

Art. 986. — «Cláusulas particulares». Las cláusulas particulares son aquellas que, negociadas indi­
vidualmente, amplían, limitan, suprimen o interpretan una cláusula general. En caso de incompati­
bilidad entre cláusulas generales y particulares, prevalecen estas últimas.
■ Concordancias con la normativa anterior: No existen concordancias.

Análisis de la normativa anterior. No se reconoce en el Código Civil un artículo puntual que tra­
te la cuestión, sino que la misma se ha desarrollado y elaborado a partir de la tarea de la doctri­
na y de la jurisprudencia (muchas veces con una derivación del favor debilis).

Análisis de la normativa del CCCN. El artículo parte de la premisa de que una cláusula particu­
lar, dada la pauta de que fue negociada fuera de los términos predispuestos por una de las par­
tes, goza de la atribución de ser fruto de una negociación equitativa y equilibrada de las partes,
de allí que se le dé preeminencia por sobre aquellas que sean generales. Igualmente deberá
revisarse su contenido para que no se perjudiquen los intereses del no predisponente, pues ello
desvirtuaría la función protectoría de la sección (simulación o fraude al darle la apariencia de
particular a una cláusula en verdad impuesta).

Art. 987. — «Interpretación». Las cláusulas ambiguas predispuestas por una de las partes se inter­
pretan en sentido contrario a la parte predisponente.
■ Concordancias con la normativa anterior: No existen concordancias.

Análisis de la normativa anterior. En materia de interpretación de los contratos contamos con


las normas del Código de Comercio (arts. 217 y 218 principalmente), de las cuales no surge de
forma exacta la incorporación del principio de la interpretación contra proferentem, sino adap­
taciones de otros principio legislados que la doctrina y jurisprudencia han venido desarrollan­
do para no dejar en desamparado a la parte no predisponente.

Análisis de la normativa del CCCN. Ahora sí puede concluirse sin reparos que frente al caso de
ambigüedad (lo que de por sí sería incumplir por el predisponente los requisitos fijados por el

b hammurabi
Arts. 988/989 Libro III — Derechos personales 572

art. 985) de la cláusula general, ésta deberá ser interpretada en sentido contrario a la parte pre­
disponente; esto es, en contra de su interés. Puede advertirse que la norma no busca de forma
directa darle un sentido beneficioso para el no predisponente, sino sancionar al predisponente.

Art. 988. — «Cláusulas abusivas». En los contratos previstos en esta sección, se deben tener por no
escritas:
a) las cláusulas que desnaturalizan las obligaciones del predisponente;
b) las que importan renuncia o restricción a los derechos del adherente, o amplían de­
rechos del predisponente que resultan de normas supletorias;
c) las que por su contenido, redacción o presentación, no son razonablemente previ­
sibles.
■ Concordancias con la normativa anterior: Ley 24.240, Cap. IX, esp. art. 37.

Análisis de la normativa anterior. La Ley de Defensa del Consumidor trae pautas de interpre­
tación que describen situaciones en las que las cláusulas serán consideradas abusivas y, por en­
de, declaradas ineficaces. En tal sentido, el art. 37 resalta a los siguientes casos: a) las cláusulas
que desnaturalicen las obligaciones o limiten la responsabilidad por daños; b) las cláusulas que
importen renuncia o restricción de los derechos del consumidor o amplíen los derechos de la
otra parte; c) las cláusulas que contengan cualquier precepto que imponga la inversión de la
carga de la prueba en perjuicio del consumidor.

Análisis de la normativa del CCCN. Esta norma trae al CCCN el espíritu de lo preceptuado por
el art. 37 de la ley 24.240. Así entonces comienza por indicar que se tendrán por no escritas las
cláusulas abusivas, para luego enumerar supuestos genéricos que podrían ser catalogadas bajo
tal calificación en cada caso en particular. Los dos primeros incisos condensan lo ya tratado por
el art. 37 citado, siendo novedoso lo del inc. c) que refiere a las llamadas cláusulas sorpresivas,
porque conforme a las circunstancias correspondientes al negocio no debía ser previsible que
se hubieran incorporado.

Art. 989. — «Control judicial de las cláusulas abusivas». La aprobación administrativa de las cláu­
sulas generales no obsta a su control judicial. Cuando el juez declara la nulidad parcial del contrato,
simultáneamente lo debe integrar, si no puede subsistir sin comprometer su finalidad.
■ Concordancias con la normativa anterior: Ley 24.240, Cap. IX, esp. art. 37.

Análisis de la normativa anterior. La Ley de Defensa del Consumidor prevé la revisión judicial
de las cláusulas y el sistema de integración de las mismas. Al respecto, la última parte del art. 37
de la ley 24.240 indica que en caso que el oferente viole el deber de buena fe en la etapa previa
a la conclusión del contrato o en su celebración, o transgreda el deber de información o la legis­
lación de defensa de la competencia o de lealtad comercial, el consumidor tendrá derecho a
demandar la nulidad del contrato o la de una o más cláusulas. Cuando el juez declare la nulidad
parcial, simultáneamente integrará el contrato, si ello fuera necesario. Si bien no se establece
la forma, ello deberá serlo conforme a los criterios que la ley tiene previstos.

Análisis de la normativa del CCCN. El artículo ratifica el control judicial para esta clase de con­
tratos, otorgando la opción de proceder a su nulidad total o parcial. Para este último caso,
declarada la nulidad parcial, el juez deberá integrarlo; para ello seguirá el sistema del art. 964.
Interesante es la aclaración que efectúa el artículo en el sentido de que la aprobación adminis­
trativa no enerva la posibilidad de proceder al control judicial; con ello se evita el conflicto de

■ hammurabi
573 Título II — Contratos en general Arts. 990/991

poderes, y asimismo se ratifica una vez más que ia tarea administrativa otorga la presunción o
apariencia de licitud hasta que judicialmente se determine lo contario.

Sección 3a — Tratativas contractuales

Art. 990.— «Libertad de negociación». Las partes son libres para promover tratativas dirigidas a la
formación del contrato, y para abandonarlas en cualquier momento.
■ Concordancias con la normativa anterior: No existen concordancias.

Análisis de la normativa anterior. No se reconoce en el Código Civil una norma puntual que
refiera sobre la etapa precontractual y el comportamiento de las partes previo a la oferta. La
normativa del Código Civil tiende a tratar la cuestión a partir de la oferta. Por ello, la denomi­
nada formación continuada del contrato quedaba derivada a la aplicación que del principio de
buena fe pudiera corresponder en cada caso en particular (art. 1198).

Análisis de la normativa del CCCN. La incorporación de esta sección plasma el reconocimiento


de la esfera precontractual aun previa a la oferta y a la aceptación, describiendo los diferentes
pasos por los que puede transitar. Así entonces comienza el artículo por establecer el principio
general en la materia, que se refiere a que el abandono de las tratativas previas no genera res­
ponsabilidad (esto tiene íntima relación con lo que surge del principio del art. 958).

Art. 991. — «Deber de buena fe». Durante las tratativas preliminares, y aunque no se haya formu­
lado una oferta, las partes deben obrar de buena fe para no frustrarlas injustificadamente. El incum­
plimiento de este deber genera la responsabilidad de resarcir el daño que sufra el afectado por ha­
ber confiado, sin su culpa, en la celebración del contrato.
■ Concordancias con la normativa anterior: Cód. Civil, arts. 1198 y 1156.

Análisis de la normativa anterior. Como se destacaba en el análisis del art. 990, la falta de una
norma puntual que reconociera al denominado pourparlers no significaba que la doctrina y
jurisprudencia no procedieran a su análisis. Así justamente la responsabilidad en la etapa pre­
contractual ha sido un tema álgido de discusión que ha dado lugar a la elaboración de muchos
principios justificativos de la misma. Sin embargo, en todos puede vislumbrarse que la crítica
puntual a quien interrumpía latratativa para cargarlo con la obligación de reparar el daño par­
tía de que su accionar no resultaba ser conforme a la buena fe (art. 1198 del Cód. Civil, al refe­
rirse al momento de la celebración del contrato). A su vez, el Código de Comercio tenía previs­
to un supuesto puntual de compraventa que partía de actos previos al contrato, como lo era
cuando la venta se hubiese hecho sobre muestras, o determinando una calidad conocida en los
usos del comercio, no podía luego el comprador rehusar el recibo de los géneros contratados,
siempre que sean conformes a las mismas muestras o a la calidad prefijada en el contrato (art.
456). Tanto la doctrina como la jurisprudencia tendían en estos casos (salvo el del art. 456 por
estar en dicha norma la medida de la sanción), a establecer que la reparación del daño debía
alcanzar al rubro denominado como interés negativo (recomponer el patrimonio a los mismos
términos que se hallaba de no haber realizado las tratativas).

Análisis de la normativa del CCCN. Se confirma que durante las tratativas preliminares las par­
tes deben obrar de buena fe y que éstas se pueden iniciar aun antes de formularse oferta algu­
na (lo que trae claridad respecto de aquellos que pretendían excluir de regulación este ámbito
de los negocios). La pauta que destaca la norma para identificar en qué consiste la actuación
contraria a la buena fe por las partes viene dada por la referencia al abandono injustificado

hammurabi
Arts. 992/993 Libro III — Derechos personales 574

(dicha arbitrariedad expondría la falta de lealtad y honestidad para con la otra parte, y se pre­
supone como variable al criterio de la intempestividad). En cuanto a la posibilidad de reclamar
daños a la otra parte, la norma lo autoriza aunque no precisa cuáles (como podría haber sido
conveniente); de todas formas es dable anticipar que se mantendrá el criterio en la doctrina y
jurisprudencia de hacer lugar a la reparación del denominado daño a la confianza (interés
negativo), pues la norma se refiere al daño sufrido por haber confiado (sin su propia culpa, ya
que ello actuaría como causal de interrupción del nexo causal). Con lo cual la parte afectada
podrá reclamar el daño emergente (generalmente dado por la pauta del máximo de los gastos
comprometidos durante las tratativas), y el lucro cesante (referido al perjuicio derivado de la
pérdida de oportunidades similares por haber estado pendientes las tratativas).

Art. 992. — «Deber de confidencialidad». Si durante las negociaciones, una de las partes facilita a
la otra una información con carácter confidencial, el que la recibió tiene el deber de no revelarla y
de no usarla inapropiadamente en su propio interés. La parte que incumple este deber queda obli­
gada a reparar el daño sufrido por la otra y, si ha obtenido una ventaja indebida de la información
confidencial, queda obligada a indemnizar a la otra parte en la medida de su propio enriqueci­
miento.

■ Concordancias con la normativa anterior: No existen concordancias.

Análisis de la normativa anterior. No se reconoce normativa en el Código Civil que trate de


manera específica la cuestión. Podría referirse como variable de la temática lo dispuesto en la
ley sobre confidencialidad (ley 24.766) que establece la confidencialidad respecto de la infor­
mación y productos que estén legítimamente bajo control de una persona y se divulgue inde­
bidamente de manera contraria a los usos comerciales honestos.

Análisis de la normativa del CCCN. La normativa resulta novedosa en cuanto su inclusión en el


CCCN y sobre todo, en este capítulo referido a los contratos en general. Si bien el artículo no
avanza sobre pautas relativas a qué debe considerarse confidencial ni extiende la característica
a toda la información dada de sertratada con confidencialidad, se puede establecer que corres­
ponderá a la partes definirlo y aclararlo, o en su caso, en subsidio vendrán en auxilio las pautas
de ley 24.766 citada. La referencia a los aspectos de la vulneración de la confidencialidad resul­
ta acertada en cuanto cubre tanto la revelación a terceros como el propio uso inapropiado de
la misma. En cuanto a la descripción del daño es importante remarcar que más allá del daño
sufrido, la parte podrá, de corresponder, reclamar una indemnización que será cuantificada en
la medida del enriquecimiento del infractor (daño lucrativo hasta hoy desconocido por nuestro
ordenamiento jurídico).

Art. 993. — «Cartas de intención». Los instrumentos mediante los cuales una parte, o todas ellas,
expresan un consentimiento para negociar sobre ciertas bases, limitado a cuestiones relativas a un
futuro contrato, son de interpretación restrictiva. Sólo tienen la fuerza obligatoria de la oferta si
cumplen sus requisitos.
m Concordancias con la normativa anterior: No existen concordancias.

Análisis de la normativa anterior. La carencia de normativa específica en la materia derivó en


que sean la doctrina y la jurisprudencia las que desarrollaren la cuestión. Así se diferenciaba
entre la no binding letter, que se refiere a aquella carta que era no vinculante por así indicarlo
la misma de forma concreta, la com fort letter, que alude a informes provisionales, la letter o f
introduction, que funciona como carta de presentación, la letter o f authority, que indica que

■hammurabi
575 Título II — Contratos en general Arts. 994/995

determinada persona posee facultades para entablar una negociación, las que refieren a un
acuerdo de negociación y, finalmente, las que contienen una oferta vinculante o conllevan la
celebración de un acuerdo parcial.

Análisis de la normativa del CCCN. El artículo busca evitar, con razón, una clasificación deta­
llada como la desarrollada por la doctrina, y viene a fijar la base jurídica de que las cartas de
intención serán interpretadas en sentido estricto; esto significa que ante la duda serán consi­
deradas como tratativas preliminares y no como oferta, ni mucho menos como acuerdos par­
ciales. Por su contenido se resolverá la cuestión en cada caso en particular.

Sección 4a — Contratos preliminares

Art. 994. — «Disposiciones generales». Los contratos preliminares deben contener el acuerdo so­
bre los elementos esenciales particulares que identifiquen el contrato futuro definitivo.
El plazo de vigencia de las promesas previstas en esta Sección es de un año, o el menor que conven­
gan las partes, quienes pueden renovarlo a su vencimiento.
■ Concordancias con la normativa anterior: No existen concordancias.

Análisis de la normativa anterior. No existe norma similar.

Análisis de la normativa del CCCN. Resulta aceptable la decisión metodológica de tratar esta
cuestión junto con la formación del consentimiento y no como supuestos de contratos. En este
sentido, el contrato preliminar tiene como función obligar a las partes a celebrar uno definiti­
vo; de allí que el artículo se refiera a las disposiciones generales y disponga que la clave de esta
clase de contratos es la de contener acuerdo sobre los elementos esenciales del futuro contrato
(objeto, causa y particularidades que permitan identificar la clase de contrato definitivo a cele­
brar). Interesante resulta la decisión del legislador de fijar en el plazo de un año el máximo de
vigencia de los mismos (pudiéndose en todo caso pactar por las partes uno menor).

Art. 995. — «Promesa de celebrar un contrato». Las partes pueden pactar la obligación de celebrar
un contrato futuro. El futuro contrato no puede ser de aquellos para los cuales se exige una forma
bajo sanción de nulidad. Es aplicable el régimen de las obligaciones de hacer.
m Concordancias con la normativa anterior: No existen concordancias.

Análisis de la normativa anterior. No hay en el Código Civil normativa específica sobre la mate­
ria. Su tratamiento sólo surge de la tarea doctrinaria y de la jurisprudencia. No con plena con­
formidad, pero muchos autores reconocen como un caso de esta figura al boleto de compra­
venta, lo que viene a estar verificado por la conversión del negocio jurídico que se produce por
la aplicación de los arts. 1185 y 1187.

Análisis de la normativa del CCCN. En este artículo se trata uno de los supuestos de aplicación
del contrato preliminar. La particularidad de este supuesto es que las partes quedan obligadas
a celebrar un contrato definitivo específico, lo que implica que están ya fijadas las bases del mis­
mo, y por ende, las partes deben cooperar para desarrollarlo. Por ello resulta lógica la remisión
a esta obligación resultante en cuanto a que se le aplique el régimen de las obligaciones de
hacer, pues en ello consiste el compromiso asumido, hacer aquellos actos necesarios para cele­
brar el contrato definitivo. La limitación legal viene dada para aquellos contratos definitivos
que posean una forma solemne o solemne absoluta (según el autor para su denominación),
pues la voluntad otorgada aun en el contrato preliminar carecerá de la posibilidad de producir
efectos propios relativos a la clase de contrato definitivo que se desea celebrar.

a hammurabi
Arts. 996/997 Libro III — Derechos personales 576

Art. 996. — «Contrato de opción». El contrato que contiene una opción de concluir un contrato de­
finitivo, otorga al beneficiario el derecho irrevocable de aceptarlo. Puede ser gratuito u oneroso, y
debe observar la forma exigida para el contrato definitivo. No es transmisible a un tercero, excep­
to que así se lo estipule.
■ Concordancias con la normativa anterior: No existen concordancias.
Análisis de la normativa anterior. No hay en el Código Civil normativa específica sobre la mate­
ria. Nuevamente su tratamiento sólo surge de la tarea doctrinaria y de la jurisprudencia. Un
supuesto aislado tratado por el Código Civil y que podría encuadrar en esta cuestión es la ven­
ta con pacto de retroventa (art. 1366), donde uno de los sujetos tenía la opción de recuperar la
cosa vendida, pudiendo así exigir de la otra parte la celebración de dicho contrato específico.
Análisis de la normativa del CCCN. En este artículo se trata otro de los supuestos de aplicación
del contrato preliminar. La regulación general permite organizar y plasmar lo que como casos
aislados podían observarse de la práctica (contratos de opciones de compra o de venta). Así en­
tonces se avanza sobre precisiones del supuesto y se lo define con la particularidad de que la po­
sibilidad de concluir el contrato definitivo en favor del beneficiario lo es en forma irrevocable
(adviértase que la diferencia con la oferta es que en este caso se trata de un contrato). La acla­
ración de que puede serlo a título oneroso o gratuito pone fin a cualquier especulación que po­
día plantearse sobre la naturaleza de la misma; y finalmente la regla general indica que no es
transmisible la opción, pero siendo disponible, puede pactarse en otro sentido.

Sección 5a — Pacto de preferencia y contrato sujeto a conformidad

Art. 997.— «Pacto de preferencia». El pacto de preferencia genera una obligación de hacer a cargo
de una de las partes, quien si decide celebrar un futuro contrato, debe hacerlo con la otra o las otras
partes. Si se trata de participaciones sociales de cualquier naturaleza, de condominio, de partes en
contratos asociativos o similares, el pacto puede ser recíproco. Los derechos y obligaciones deriva­
dos de este pacto son transmisibles a terceros con las modalidades que se estipulen.
■ Concordancias con la normativa anterior: No existen concordancias.
Análisis de la normativa anterior. No se advierte en la legislación una normativa general sobre
la materia, sino la variable específica relativa al contrato de compraventa, donde la preferencia
permitía que el vendedor pudiera recuperar la cosa vendida entregada al comprador, prefi­
riéndolo a cualquier otro, siempre que quisiera el comprador venderla (art. 1368); a su vez el
1392 indicaba que no se otorgaba un derecho al vendedor, sino que dependía de que el com­
prador quisiera venderla y sólo para esa clase de acto (compraventa o darla en pago).
Análisis de la normativa del CCCN. El artículo viene a traer transparencia a lo que anterior­
mente se hacía por analogía; esto era expandir el pacto de prelación de la compraventa a otras
figuras. La ubicación de esta sección en esta parte metodológica del CCCN y principalmente en
la Parte General de los contratos le otorga el rango de sistema de contratación y así se lo corre
de su limitado rol de figura o cláusula contractual. La estructura de la figura no recibe grandes
cambios, pero se la clarifica; así entonces se le da la naturaleza de obligación de hacer que con­
siste en otorgar la opción de prelación para ser preferido a cualquier otra persona para celebrar
cierto contrato; se ratifica que la decisión de ofrecer celebrar el contrato continúa en el sujeto
obligado por la preferencia (esto la diferencia del contrato de opción), y si bien nada dice al res­
pecto, claro está quien es beneficiado por la preferencia no tiene la obligación de celebrar el
contrato. Interesantes aclaraciones se hacen en la figura en cuanto a los casos que se enuncian
como de preferencia recíproca y a la posibilidad de transmitir a tercero tanto los derechos como
las obligaciones derivados del mismo.

a hammurabi
577 Título II — Contratos en general Arts. 998/1000

Art. 998.— «Efectos». El otorgante de la preferencia debe dirigir a su o sus beneficiarios una decla­
ración, con los requisitos de la oferta, comunicándole su de.cisión de celebrar el nuevo contrato, en
su caso de conformidad con las estipulaciones del pacto. El contrato queda concluido con la acepta­
ción del o de los beneficiarios.
■ Concordancias con la normativa anterior: No existen concordancias.

Análisis de la normativa anterior. No se advierte la legislación de una normativa general sobre


la materia, sino la variable específica relativa al contrato de compraventa ya mencionada en el
análisis del art. 997.

Análisis de la normativa del CCCN. Este artículo debe entenderse como un complemento del
art. 997, el cual no trae nueva información que no pudiera ser derivada de los artículos del Capí­
tulo y de la norma previa. La norma viene a ratificar que la preferencia genera la celebración de
un nuevo contrato y, por ende, deberá darse cumplimiento a las pautas de la oferta y de la acep­
tación (quedará pendiente de análisis el obrar de buena fe del proponente, quien no podría
hacer una oferta al preferente con ciertos términos y luego si es desechada, cambiarla al resto
de las personas en lo futuro).

Art. 999.— «Contrato sujeto a conformidad». El contrato cuyo perfeccionamiento depende de una
conformidad o de una autorización queda sujeto a las reglas de la condición suspensiva.
■ Concordancias con la normativa anterior: No existen concordancias.

Análisis de la normativa anterior. No se advierte mención en materia de contratos de esta cla­


se de contratos denominado ad referendum. Sin embargo, su aceptación era pacífica por la
doctrina y la jurisprudencia. El sostén normativo provenía de la materia de obligaciones condi­
cionales donde el art. 528 indicaba que la misma era aquella que estaba supeditada a la ocu­
rrencia de un hecho futuro e incierto. Dentro de las variables del contenido de la condiciones
para verificar su ocurrencia está el supuesto de las denominadas potestativas, que dependen de
la decisión o voluntad de una de las partes o un tercero (teniendo presente que la meramente
potestativa en cabeza del deudor no es válida).

Análisis de la normativa del CCCN. El artículo viene a confirmar la cuestión y ubicar adecuada­
mente la mención de esta clase de negocios en los contratos, aunque con acierto, mantiene la
regulación legal conforme la materia de las condiciones suspensivas. Así entonces el hecho
futuro e incierto lo es que una parte o un tercer autorice o dé su conformidad para concluir el
contrato; la circunstancia de que sea suspensiva indica que su eficacia como contrato no se ini­
ciará hasta que el hecho de la conformidad o autorización se verifique (expresión positiva de la
conducta).

Capítulo 4
Incapacidad e inhabilidad para contratar

Art. 1000. — «Efectos de la nulidad del contrato». Declarada la nulidad del contrato celebrado por
la persona incapaz o con capacidad restringida, la parte capaz no tiene derecho para exigir la resti­
tución o el reembolso de lo que ha pagado o gastado, excepto si el contrato enriqueció a la parte in­
capaz o con capacidad restringida y en cuanto se haya enriquecido.
■ Concordancias con la normativa anterior: Cód. Civil, arts. 1164 a 1166; Cód. de Comercio, art. 9o.

Análisis de la normativa anterior. Bajo el Capítulo II," De los que pueden contratar", entre nor­
mas relativas a terceros, los arts. 1164 y 1166 del Cód. Civil especificaban a quien otorga la legi­

» hammurabi
Arts. 1001/1002 Libro III — Derechos personales 578

timación para requerir la nulidad, enunciándose los supuestos pertinentes (el incapaz, su repre­
sentante, sucesores, terceros interesados, Ministerio de Menores si la incapacidad fuera abso­
luta, conf. art. 1164) y privándose al capaz de poder hacerlo. Asimismo, el art. 1166 indicaba al
caso de dolo del incapaz como circunstancia que impedía acceder a la declaración de nulidad
(salvo que fuera menor o el dolo consistiera en ocultar su incapacidad). Específicamente con la
cuestión de efectos, el art. 1165 rezaba que, declarada la nulidad, la parte capaz para contratar
no tendría derecho a exigir la restitución de lo que hubiera dado, o el reembolso de lo que
hubiera pagado, o gastado, salvo si probase que existe lo que se dio, o que redundara en pro­
vecho manifiesto de la parte incapaz.

Análisis de la normativa del CCCN. En este capítulo, a diferencia del Código Civil, surge que no
se trata de los que pueden contratar, sino de la incapacidad e inhabilidad como un presupues­
to para otorgar el consentimiento y, por ende, concluir el contrato. Por ello veremos que las
referencias a terceros por los que se otorga el contrato es tratada en forma autónoma. La nor­
ma mantiene la regla de que ya declarada la nulidad, la persona capaz no tiene derecho para
exigir la restitución o reembolso de lo que hubiera pagado o gastado (como referencia al dine­
ro o un servicio prestado), pero modifica la excepción, pues ahora el supuesto en el que se fun­
da es el del enriquecimiento sin causa (como variable de la equidad, ya que la restitución se limi­
ta a la medida del enriquecimiento), eliminándose la referencia a la necesidad de probar la exis­
tencia de la cosa o el provecho manifiesto. Se advierte también la adecuación a la terminología
del Código al referirse al incapaz o sujeto con capacidad restringida.

Art. 1001. — «Inhabilidades para contratar». No pueden contratar, en interés propio o ajeno, se­
gún sea el caso, los que están impedidos para hacerlo conforme a disposiciones especiales. Los con­
tratos cuya celebración está prohibida a determinados sujetos tampoco pueden ser otorgados por
interpósita persona.
■ Concordancias con la normativa anterior: Cód. Civil, art. 1160; Cód. de Comercio, art. 9o.

Análisis de la normativa anterior. El art. 1160 del Cód. Civil contenía la referencia a que los inca­
paces de hecho absolutos y relativos no podían contratar. Asimismo, gran parte de la doctrina
comprendía que se mencionaban los criterios de incapacidad de derecho para celebrar un con­
trato (persona determinada, cosas determinadas y por el acto), derivándose entonces a los dis­
tintos supuestos que se tratare en el Código. La segunda parte contenía la referencia a los reli­
giosos profesos y al comerciante fallido, que tanta discusión en doctrina generó en cuanto a si
se trataba de una incapacidad o no, y si lo era, de qué clase, de hecho o de derecho.

Análisis de la normativa del CCCN. La eliminación de la referencia a la noción de capacidad


para contratar expone que la misma era sobreabundante y que, por ende, corresponde la direc­
ta aplicación de las normas generales sobre capacidad y acto jurídico, las que alcanzan para
regular la materia (arts. 24,26,27,30,32y 48, por ejemplo). Se eliminatambién la referencia del
religioso profeso y la del comerciante fallido. En su lugar se unifica el criterio para remitir a los
distintos supuestos especiales, indicando la variable de que se alcanza tanto al caso del interés
propio como el ajeno. Se extiende la cuestión a los supuestos de interpósitas personas, tema
que de todas formas, aun no estando reglado, en caso de ser comprobado hubiera conllevado
a dicho resultado.

Art. 1002. — «Inhabilidades especiales». No pueden contratar en interés propio:


a) los funcionarios públicos, respecto de bienes de cuya administración o enajena­
ción están o han estado encargados;

hammurabi
579 Título II — Contratos en general A r t 1003

b) los jueces, funcionarios y auxiliares de la justicia, los árbitros y mediadores, y sus


auxiliares, respecto de bienes relacionados con procesos en los que intervienen o
han intervenido;
c) Jos abogados y procuradores, respecto de bienes litigiosos en procesos en los que
intervienen o han intervenido;
d) los cónyuges, bajo el régimen de comunidad, entre sí.
Los albaceas que no son herederos no pueden celebrar contrato de compraventa sobre los bienes
de las testamentarias que estén a su cargo.
■ Concordancias con la normativa anterior: Cód. de Comercio, arts. 22 y 24.

Análisis de la normativa anterior. El Código Civil especificó en cada uno de los contratos aque­
llos supuestos concretos en los que impedía la celebración del acto. Por su parte, el Código de
Comercio hacía referencia a aquellos sujetos que por su estado no podían ejercer el comercio y,
por ende, no podían contratar en ese ámbito (religiosos, magistrados y jueces, conf. art 22), y
aquellos que por su interdicción o quiebra consideraba que no tenían capacidad legal para
hacerlo (art. 24).

Análisis de la normativa del CCCN. El artículo, en tónica con el art. 1001, profundiza la unifica­
ción del sistema al enumerar en la Parte General los supuestos por los que un sujeto no puede
contratar en su propio interés, eliminándose las referencias del Código de Comercio y preci­
sándose las del Código Civil.

Capítulo 5
Objeto

Art. 1003. — «Disposiciones generales». Se aplican al objeto del contrato las disposiciones de la
Sección 1a, Capítulo 5, Título IV del Libro Primero de este Código. Debe ser lícito, posible, determi­
nado o determinable, susceptible de valoración económica y corresponder a un interés de las par­
tes, aun cuando éste no sea patrimonial.
■ Concordancias con la normativa anterior: Cód. Civil, arts. 1167 a 1169.

Análisis de la normativa anterior. El art. 1167 del Cód. Civil contenía una remisión expresa en
la materia de objeto a las normas de los actos jurídicos y de las obligaciones. Así entonces el art.
953 cobraba especial importancia, pues del mismo surgían los requisitos del objeto del acto jurí­
dico y, por ende, del contrato. Al respecto se indicaba que el objeto de los actos jurídicos estaba
referido a las cosas que estén en el comercio, o que por un motivo especial no se hubiese prohi­
bido que sean objeto de algún acto jurídico, o hechos que no sean imposibles, ¡lícitos, contra­
rios a las buenas costumbres o prohibidos por las leyes, o que se opongan a la libertad de las
acciones o de la conciencia, o que perjudiquen los derechos de un tercero. Los actos jurídicos
que no sean conformes a esta disposición son nulos como si no tuviesen objeto. Por su parte, el
art. 1169 abría lugar a un importante y largo debate sobre si los contratos debían tener conte­
nido patrimonial en lo atinente a la prestación que de ellos se origina y respecto del interés de
la o las partes, o sólo sobre la prestación.

Análisis de la normativa del CCCN. El art. 1003 del CCCN simplifica la cuestión y pone fin a aquel
debate originado en el art. 1169 del Cód. Civil. Así entonces se mantiene la referencia a la mate­
ria del acto jurídico, pero no en forma meramente general, sino con indicación precisa (el art.
279 resulta relevante). Asimismo, se establecen los requisitos del objeto en forma amplia ha­
ciéndose mención de aquellos cuya incorporación no merecía reparos en doctrina y juríspru-

b hammurabi
Arts. 1004/1006 Libro III — Derechos personales 580

dencia, como ser que sea lícito, posible, determinado o determinable (luego se completa la
cuestión en los artículos siguientes), pero principalmente pone fin a la ardua discusión sobre la
patrimonialidad, primero porque reconoce la composición en el objeto inmediato que es la
obligación de sus dos componentes (prestación e interés de la parte), para luego establecer que
la exigencia de la valoración económica sólo debe verificarse respecto de la prestación y sobre
el interés.

Art. 1004. — «Objetos prohibidos». No pueden ser objeto de los contratos los hechos que son im­
posibles o están prohibidos por las leyes, son contrarios a la moral, al orden público, a la dignidad
de la persona humana, o lesivos de los derechos ajenos; ni los bienes que por un motivo especial se
prohíbe que lo sean. Cuando tengan por objeto derechos sobre el cuerpo humano se aplican los arts.
17 y 56.
i Concordancias con la normativa anterior: No existen concordancias.

Análisis de la normativa anterior. Como se adelantara en el análisis del art. 1003, el tema del
objeto prohibido quedaba cubierto por lo dispuesto por el art. 953 del Cód. Civil relativo a los
actosjurídicos.

Análisis de la normativa del CCCN. Esta norma mantiene el espíritu del art. 953 del Cód. Civil y
sigue los lineamientos del art. 279 vigente, trayendo como novedad en la terminología la men­
ción concreta al orden público, la dignidad de la persona humana y la mención más genérica de
actos lesivos a los derechos ajenos (en lugar de la referencia del perjuicio a terceros). Puntual­
mente se recuerda y deja aclarado lo dispuesto sobre el cuerpo humano en los arts. 17 (no tiene
valor comercial y cualquier disposición debe tener otra clase de interés no económico) y 56 (la
disposición no debe producir una disminución definitiva en el cuerpo, salvo los supuestos en
que se persiga el mejoramiento de la salud).

Art. 1005.— «Determinación». Cuando el objeto se refiere a bienes, éstos deben estar determinados
en su especie o género según sea el caso, aunque no lo estén en su cantidad, si ésta puede ser deter­
minada. Es determinable cuando se establecen los criterios suficientes para su individualización.
■ Concordancias con la normativa anterior: Cód. Civil, arts. 1170 y 1171.

Análisis de la normativa anterior. El art. 1170 del Cód. Civil indicaba que las cosas objeto de los
contratos, debían ser determinadas en cuanto a su especie, aunque no lo fueran en la cantidad,
con tal que ésta pueda determinarse. A su vez, el art. 1171 disponía que la cantidad se conside­
raba determinable cuando se delegaba la misma en un tercero.

Análisis de la normativa del CCCN. La norma que se analiza evita limitarse a la noción de cosas,
siguiendo con buen tino la referencia a bienes que resulta más abarcativa de supuestos. En lo
atinente a la determinación mantiene el criterio de que alcanza con la mención de la especie, y
la dispensa de indicar la cantidad si hay pautas para hacerlo, pero incorpora también, para re-
forzary flexibilizar su sentido, la opción de la indicación del género. Avanza el artículo en la de­
finición del objeto determinable al establecerse el criterio imperante en la doctrina, esto es,
que se considerará como tal cuando no se cumpla con lo dispuesto para el objeto determinado,
pero se brinden los criterios suficientes para su individualización; se elimina entonces el criterio
anterior de unir la cantidad determinable al caso de fijación por tercero.

Art. 1006. — «Determinación por un tercero». Las partes pueden pactar que la determinación del
objeto sea efectuada por un tercero. En caso de que el tercero no realice la elección, sea imposible o

hammurabi
581 Título II — Contratos en general Arts. 1007/1008

no haya observado los criterios expresamente establecidos por las partes o por los usos y costum­
bres, puede recurrirse a la determinación judicial, petición que debe tramitar por el procedimiento
más breve que prevea la legislación procesal.
m Concordancias.con la normativa anterior: Cód. Civil, art. 1171.

Análisis de la normativa anterior. El art. 1171 del Cód. Civil unía la definición de cuándo consi­
derar determinable por la cantidad al objeto al supuesto de determinación por arbitrio de ter­
cero, estableciendo la forma de suplir la misma en caso de que no pudiera o no quisiera hacer­
la, delegando la tarea en el juez por sí o por medio de peritos.

Análisis de la normativa del CCCN. El artículo prescinde de la conexión entre cantidad deter­
minable y fijación portercero, estableciendo que la posibilidad de la determinación porterce-
ros corresponde a un supuesto general que las partes pueden pactar en cualquier supuesto. Las
variables de casos donde el tercero no lleva a cabo su tarea resultan más precisas y dan una guía
de situaciones que pueden presentarse, a saber, no realice se asemeja a no querer, sea imposi­
ble a no poder, por lo que mantiene la postura original; no seguir las pautas de la tarea de deter­
minación o apartarse de los usos o costumbres abre la posibilidad de apartar al tercero aun rea­
lizando su tarea, supuesto no contemplado en la norma derogada. La delegación se mantiene
en el juez, eliminándose la referencia al perito que en todo caso será un tema correspondiente
a la prueba, y le asigna el seguimiento del proceso más breve previsto procesalmente y no nece­
sariamente el sumarísimo.

Art. 1007. — «Bienes existentes y futuros». Los bienes futuros pueden ser objeto de los contratos.
La promesa de transmitirlos está subordinada a la condición de que lleguen a existir, excepto que se
trate de contratos aleatorios.
■ Concordancias con la normativa anterior: Cód. Civil, arts. 1172 y 1173.

Análisis de la normativa anterior. El art. 1172 del Cód. Civil cubría el supuesto en el que se pro­
metía como existente una cosa que al momento del contrato no lo era, fuera porque dejó de
existir o fuera porque aún no había iniciado su existencia. En ambos casos se sancionaba con la
nulidad al acto y se establecía la responsabilidad y obligación de indemnizar a la otra parte. Por
su parte, el art. 1173 cubría el supuesto de las cosas ajenas, es decir, también la cosa era inexis­
tente pero se hacía mención de tal circunstancia a la otra parte. Para ello el artículo resaltaba
que debía establecerse que la cosa estaba subordinada al hecho de "si llegare a existir", que­
dando sometida a una condición suspensiva, excepto cuando el contrato fuera aleatorio (pues
su verificación futura hacía al alea natural y esperable del contrato).

Análisis de la normativa del CCCN. Se elimina el contenido del art. 1172 del Cód. Civil, guián­
dose la norma que se analiza por las reglas de la buena fe en su caso para determinar los supues­
tos de responsabilidad civil; en cuanto a los bienes futuros, se mantiene su estructura. Se ratifi­
ca que la cosa futura puede ser objeto del contrato, y se hace referencia directamente a que la
subordinación de que llegare a existir se trata de una condición. También se mantiene la excep­
ción en los contratos aleatorios.

Art. 1008. — «Bienes ajenos». Los bienes ajenos pueden ser objeto de los contratos. Si el que pro­
mete transmitirlos no ha garantizado el éxito de la promesa, sólo está obligado a emplear los me­
dios necesarios para que la prestación se realice y, si por su culpa, el bien no se transmite, debe re­
parar los daños causados. Debe también indemnizarlos cuando ha garantizado la promesa y ésta no
se cumple.

■ hammurabi
A r t 1009 Libro III — Derechos personales 582

El que ha contratado sobre bienes ajenos como propios es responsable de los daños si no hace en­
trega de ellos.
■ Concordancias con la normativa anterior: Cód. Civil, arts. 1177 y 1178.

Análisis de la normativa anterior. El art. 1177 del Cód. Civil preveía que las cosas ajenas podían
ser objeto de los contratos si así se hacía saber, en tal caso hay varios supuestos de análisis: a) si
el que prometía entregar cosas ajerias no hubiera garantizado el éxito de la promesa, sólo esta­
ba obligado a emplear los medios necesarios para que la prestación se realizara (se trata de una
obligación de medios, por ello, conforme el artículo si por su culpa no se producía debería res­
ponder por daños y perjuicios), b) que se hubiera garantizado la promesa (se trata de una obli­
gación de resultado, donde la falta de éxito de la promesa acarreaba la obligación de reparar
los daños). A su vez, el art. 1178 establecía que si alguien contrataba sobre cosa ajena como pro­
pia y no realizaba luego su tradición (por haberla adquirido previamente) incurría en delito de
estelionato y debía reparar los daños y perjuicios ocasionados. Finalmente, el art. 1179 también
extendía la figura de estelionato y la obligación de reparar los daños a quien contratara de mala
fe denunciando que la cosa se encontraba libre cuando en verdad lo estaba embargada, hipote­
cada, pignorada o en litigio (siempre que la otra parte hubiese obrado con cuidado y previsión).

Análisis de la normativa del CCCN. El art. 1008 del CCCN mantiene la base argumental del
anteriorart. 1177, lo cual marca que la regla general en la materia continuará siendo la de una
obligación de medios de realizar los mejores esfuerzos por lograr la aceptación del tercero (con
lo cual las variables de casos conforme la autonomía de la voluntad serían además de la regla
general, que se garantice que el tercero aceptará la oferta mas no su ejecución, que se acuerde
no sólo la aceptación sino que además se cumpla la prestación). La obligación de reparación
será por culpa (factor subjetivo) en la regla general y se objetivizará según el acuerdo de partes.
Se elimina la mención al delito de estelionato del art. 1178, y se sintetiza solamente en la fór­
mula de que si alguien contrata sobre bienes ajenos como propios carga con la obligación de
reparar si no realiza la entrega de ios mismos.

Art. 1009. — «Bienes litigiosos, gravados, o sujetos a medidas cautelares». Los bienes litigiosos,
gravados, o sujetos a medidas cautelares, pueden ser objeto de los contratos, sin perjuicio de los de­
rechos de terceros.
Quien de mala fe contrata sobre esos bienes como si estuviesen libres debe reparar los daños cau­
sados a la otra parte si ésta ha obrado de buena fe.
■ Concordancias con la normativa anterior: Cód. Civil, art. 1179.

Análisis de la normativa anterior. Sobre la base de la descripción del delito de estelionato, el art.
1179 del Cód. Civil describía el supuesto en que se contrataba de mala fe sobre cosas pignoradas,
hipotecadas, embargadas o litigiosas como si estuvieran libres, fijando la responsabilidad de
dicho sujeto siempre que la otra parte hubiera actuado con cuidado y previsión (buena fe).

Análisis de la normativa del CCCN. Como primer cambio en la redacción se advierte la ratifica­
ción del principio de que puede ser objeto del contrato los bienes litigiosos, gravados o sujetos
a medidas cautelares, lo que algunas veces generaba confusión práctica sobre las restricciones
que estos institutos producen. Asimismo, se advierte que se han ampliado los términos usados
para la casuística no limitándose a hipoteca, sino haciendo referencia a gravado, ni a embargo,
al hablarse de medidas cautelares. Se elimina al igual que con el art. 1178 del Cód. Civil la refe­
rencia al delito de estelionato en esta materia. Y finalmente se ratifica la fórmula generada de
la obligación de reparar haciendo hincapié en la mala fe del denunciante del bien como libre y
la exigencia de un comportamiento acorde a la buena fe para la otra parte.

a hammurabi
583 Título II — Contratos en general Arts. 1010/1011

Art. 1010. — «Herencia futura». La herencia futura no puede ser objeto de los contratos ni tampo­
co pueden serlo los derechos hereditarios eventuales sobre objetos particulares, excepto lo dis­
puesto en el párrafo siguiente u otra disposición legal expresa.
Los pactos relativos a una explotación productiva o a participaciones societarias de cualquier tipo,
con miras a la conservación de la unidad de la gestión empresaria o a la prevención o solución de
conflictos, pueden incluir disposiciones referidas a futuros derechos hereditarios y establecer com­
pensaciones en favor de otros legitimarios. Estos pactos son válidos, sean o no parte el futuro cau­
sante y su cónyuge, si no afectan la legítima hereditaria, los derechos del cónyuge, ni los derechos
de terceros.
i Concordancias con la normativa anterior: Cód. Civil, arts. 1175 y 1176.

Análisis de la normativa anterior. El art. 1175 del Cód. Civil prohibía el contrato sobre herencia
futura, aunque se celebrara con el consentimiento de la persona cuya sucesión se trataba o no,
fuera total o parcial, o fuera respecto de derechos eventuales sobre objetos particulares de la
sucesión. La prohibición entonces alcanzaba tanto a la sucesión testamentaria como a la ab
intestato (debe recordarse que hay atenuantes a lo largo del Código Civil en los diferentes con­
tratos). El art. 1176 trataba sobre cláusulas separables que versaran sobre bienes presentes y
sobre bienes que dependían de una sucesión, cuando ambos eran concluidos como un solo con­
trato y por un único precio; sin embargo, se preveía la posibilidad de tratarlos por separado
(como contratos diferentes en verdad) si aquel en cuyo favor se hizo la estipulación consentía
en que el precio fuera sólo para los bienes presentes (quedando, claro está, la cláusula sobre la
herencia ineficaz).

Análisis de la normativa del CCCN. La nueva norma genera un cambio sustancial en su compo­
sición; si bien mantiene las referencias del art. 1175 del Cód. Civil, se fijan como una regla gene­
ral (prohibición de que sea objeto la herencia futura o sobre los derechos hereditarios even­
tuales de objetivos particulares), lo cual implica la incorporación en el segundo párrafo de
excepciones. Estas se refieren a ios casos de explotación productiva o participaciones societarias
(las que pueden ser de cualquier clase, lo que amplía los supuestos bajo tratamiento). El requi­
sito de validez es que dichos pactos tengan como fin conservar la unión de gestión empresaria
o busquen prevenir o solucionar conflictos, lo cual resulta muy interesante, pues en general
suele ser una gran fuente de conflictos la incorporación forzosa de los herederos en esta clases
de negocios (sea porque no tienen mayor interés en los mismos o porque su intención sea bási­
camente la de liquidarlos). Resulta relevante tener presente la pauta limitativa en este tipo de
acuerdos en el sentido de no afectar la legítima hereditaria, ni los derechos del cónyuge ni de
terceros (de allí la posibilidad defijarcompensaciones), y que no es requisito la participación de
futuro causantey su cónyuge. Se elimina la referencia de los contratos simultáneos del art. 1176
del Código Civil.

Art. 1011. — «Contratos de larga duración». En los contratos de larga duración el tiempo es esen­
cial para el cumplimiento del objeto, de modo que se produzcan los efectos queridos por las partes
o se satisfaga la necesidad que las indujo a contratar.
Las partes deben ejercitar sus derechos conforme con un deber de colaboración, respetando la reci­
procidad de las obligaciones del contrato, considerada en relación a la duración total.
La parte que decide la rescisión debe dar a la otra la oportunidad razonable de renegociar de buena
fe, sin incurrir en ejercicio abusivo de los derechos.
m Concordancias con la normativa anterior: No existen concordancias.

Análisis de la normativa anterior. La falta de normativa en el Código Civil sobre la cuestión no


impidió que en doctrina y jurisprudencia se abordara el tema, aunque en general se lo hizo des­

a hammurabi
Arts. 1012/1013 Libro III — Derechos personales 584

de la causa fin o finalidad más que desde el objeto. De allí que aun no estando previsto el dere­
cho de interrumpir los mismos se lo reconocía por ser intrínseco a ellos (pues no puede quedar­
se obligado infinitamente), la exigencia de formular un preaviso serio y razonable se impuso
como requisito moderador en la materia para evitar situaciones intempestivas y perjudiciales
para una délas partes.

Análisis de la normativa del CCCN. Como se destacaba, esta regulación novedosa viene a esta­
blecer que el tiempo puede ser considerado como un aspecto esencial del contrato y, por ende,
guiarse en el comportamiento por el mismo. Asimismo el artículo, en esta clase de supuesto de
contratación, fija dos deberes inherentes al mismo, el primero, el deber de colaboración; el
segundo, el de renegociación. Respecto de este último deber, el mismo aparece como requisito
previo a que una de las partes pueda hacer efectiva la rescisión, lo que resulta en una variable
del preaviso conocido en la actualidad en el cual sólo se limita el sujeto a informar su decisión.
Aquí debe existir una intención sincera por el sujeto de otorgar una oportunidad a la otra de
readecuar y/o reformular el negocio para su continuidad, debiendo ser leal la renegociación
(buena fe), caso contrario podrá considerarse a la misma arbitraria y, en consecuencia, genera­
dora de responsabilidad por daños (referencia a que resultaría la rescisión entonces abusiva).

Capítulo 6
Causa

Art. 1012. — «Disposiciones generales». Se aplican a la causa de los contratos las disposiciones de
la Sección 2a, Capítulo 5, Título IV, Libro Primero de este Código.
■ Concordancias con la normativa anterior: No existen concordancias.

Análisis de la normativa anterior. Se planteaba una ardua discusión en doctrina respecto de la


clase de causa que se receptó en el Código Civil, si la causa fuente exclusivamente o si también
la causa fin, esto se producía pues pese a la claridad de la determinación de la causa fuente en
el art. 499, los siguientes artículos (arts. 500 a 502) daban lugar a diversas interpretaciones al
referirse cada uno de ellos a supuestos de causa (su presunción, la causa falsa y la ilícita), pero
sin mención de a cuál se refería (aunque ha predominado la postura que ha autorizado concluir
que se trataba de la causa fin). En materia comercial se destacaba sólo en materia de negocios
transmisibles por endoso la falta de causa o la falsa no podía invocarse frente al tenedor, lo que
permitía presumir que sí para el resto de los casos, de allí la aplicación supletoria por el art. 207.

Análisis de la normativa del CCCN. Se supera con la nueva normativa esa problemática, pues
como lo hace el artículo con la remisión a los arts. 281 a 283 verifica que la causa fin no sólo está
legislada (siguiéndose el concepto de la postura sincrética o mixta conforme al art. 281), sino
que es un elemento esencial en el contrato.

Art. 1013. — «Necesidad». La causa debe existir en la formación del contrato y durante su celebra­
ción y subsistir durante su ejecución. La falta de causa da lugar, según los casos, a la nulidad, ade­
cuación o extinción del contrato.
■ Concordancias con la normativa anterior: No existen concordancias.

Análisis de la normativa anterior. La aceptación de la causa fin como elemento del acto jurídi­
co y, por ende, del contrato importaba su presencia y verificación en el origen del acto. Más dis­
cutido era su uso en otros momentos del mismo, pues si bien se proponía su utilización, la falta
de normativa concreta generaba espacios de contradicción interpretativa.

hammurabi
585 Título II — Contratos en general Arts. 1014/1015

Análisis de la normativa del CCCN. El nuevo texto sobre la materia viene a clarificar la cuestión,
ratificándose y jerarquizando el rol de la causa fin en el con.trato. Así entonces se establece que
la misma no sólo debe verificarse en su formación y celebración (que aunque parece superpo­
nerse busca referirse a las tratativas previas a la oferta), sino durante su ejecución, lo que abre
la posibilidad de plantear su frustración (como de hecho luegose legisla en el CCCN) como expli­
cación del motivo por el que el contrato no debe subsistir o prolongarse en el tiempo. Justa­
mente por ello, se indica que la falta de causa habilitará, según el caso, a las acciones de nulidad,
adecuación o extinción del contrato.

Art. 1014. — «Causa ilícita». El contrato es nulo cuando:


a) su causa es contraria a la moral, al orden público o a las buenas costumbres;
b) ambas partes lo han concluido por un motivo ilícito o inmoral común. Si sólo una
de ellas ha obrado por un motivo ilícito o inmoral, no tiene derecho a invocar el
contrato frente a la otra, pero ésta puede reclamar lo que ha dado, sin obligación
de cumplir lo que ha ofrecido.
■ Concordancias con la normativa anterior: Cód. Civil, art. 502.
Análisis de la normativa anterior. El art. 502 del Cód. Civil, si bien ubicado en materia de obli­
gaciones, resultaba extensible a este ámbito de los contratos, e indicaba que el acto fundado en
causa (fin) ilícita era de ningún efecto. La causa se reputaba ilícita cuando era contraria a las
leyes o al orden público.

Análisis de la normativa del CCCN. El art. 1014 del CCCN, en la línea que se viene sosteniendo,
incorpora claridad en cuanto al supuesto de la causa fin ilícita como causal de nulidad del con­
trato. Así también se advierte que se amplían los casos en relación al art. 502 del Cód. Civil, al
referirse en el primer inciso también a la moral y las buenas costumbres; y en el segundo inciso
se agrega el caso de ¡licitud o inmoralidad perseguida por ambas partes, sosteniéndose que
para el caso de que una sola de ellas lo hubiera hecho (motivo ilícito o inmoral), ésta no podrá
invocar el contrato (le resulta ineficaz) frente a la otra parte (es de buena fe), pero sí podrá recla­
mar lo que ha dado (restitución) sin obligación de cumplir lo que ha ofrecido (actúa como san­
ción para el infractor).

Capítulo 7
Forma

Art. 1015. — «Libertad de formas». Solo son formales los contratos a los cuales la ley les impone
una forma determinada.
■ Concordancias con la normativa anterior: Cód. Civil, arts. 974y 1182; Cód. de Comercio, arts. 20 y 210.

Análisis de la normativa anterior. El art. 1182 del Cód. Civil tenía la previsión de remitir en la
materia de forma a lo legislado para los actos jurídicos (sin perjuicio de establecer pautas pun­
tuales en la Parte General y en los contratos en particular). Así entonces por esa remisión con­
forme el art. 974 correspondía concluir que la regla general aplicable a los contratos era la de la
libertad de formas. Esto significa que mientras la ley no la imponga, las partes pueden resolver
sobre ellas según su conveniencia.

Análisis de la normativa del CCCN. El artículo estipula y mantiene el principio de libertad de


formas para los contratos, en especial en lo atinente a la formación del consentimiento, lo que
puede extraerse de la eliminación de los arts. 1180 y 1181 del Cód. Civil que referían a casos de
formas para los contratos entre presentes y ausentes.

<
•hammurabi
Arts. 1016/1017 Libro III — Derechos personales 586

Art. 1016. — «Modificaciones al contrato». La formalidad exigida para la celebración del contrato
rige también para las modificaciones ulteriores que le sean introducidas, excepto que ellas versen so­
lamente sobre estipulaciones accesorias o secundarias, o que exista disposición legal en contrario.
■ Concordancias con la normativa anterior: Cód. Civil, art. 1184, incs. 3o, 9o, 10 y 11.

Análisis de la normativa anterior. En forma aislada se indicaban ciertos casos donde a los con­
tratos que generaban cambios del principal, o eran accesorios, o producían una sustitución de
las partes, se les requería la misma prescripción que su conexo. Así, por ejemplo, el art. 1184, inc.
3o se refería a la modificación del contrato de sociedad (hecho en escritura pública, también
debía serla la modificación).

Análisis de la normativa del CCCN. El art. 1016 del CCCN simplifica la cuestión, y en lugar de
revisar cada caso, directamente fija una regla general en la material, que consiste en que todas
las modificaciones ulteriores del contrato (sea de contenido o sujeto) deben hacerse conforme
a las prescripciones de ley exigidas como forma para la celebración del contrato (es decir, reali­
zar las hechas en el principal). Quedan exceptuados de este principio aquellos casos en que la
modificación verse sobre cuestiones accesorias o secundarias del contrato o, claro está, lo dis­
ponga la ley.

Art. 1017. — «Escritura pública». Deben ser otorgados por escritura pública:
a) los contratos que tienen por objeto la adquisición, modificación o extinción de de­
rechos reales sobre inmuebles. Quedan exceptuados los casos en que el acto es
realizado mediante subasta proveniente de ejecución judicial o administrativa;

b) los contratos que tienen por objeto derechos dudosos o litigiosos sobre inmuebles;

c) todos los actos que sean accesorios de otros contratos otorgados en escritura pú­
blica;
d) los demás contratos que, por acuerdo de partes o disposición de la ley, deben ser
otorgados en escritura pública.
■ Concordancias con la normativa anterior: Cód. Civil, art. 1184.

Análisis de la normativa anterior. El art. 1184 del Cód. Civil disponía que los contratos que enu­
meraba debían ser hechos por escritura pública, a excepción de que ellos hubieran sido cele­
brados por subasta pública. Se concluyó que esta forma impuesta era solemne relativa, también
llamada no solemne por otros autores. La casuística consistía en la descripción de supuestos a lo
largo de once incisos (transmisión de bienes inmuebles, partición extrajudicial de herencia, con­
trato de sociedad, convenciones matrimoniales, renta vitalicia, poderes, cesión de derechos
hereditarios, entre varios casos más). Cabe destacar casos de solemnidad absoluta (o solemnes,
conf. art. 1183) donde se requería también la escritura pública, por ejemplo, en donación de
inmuebles (art. 1810).

Análisis de la normativa del CCCN. El art. 1017 del CCCN simplifica la enunciación de casos,
haciendo referencia a supuestos más amplios y generales. Se mantiene en la norma la pauta de
que la forma de la escritura pública es solemne relativa (lo que se deriva del artículo siguiente,
en el sentido de que no se ha previsto la sanción de nulidad para la falta de esta clase deforma).
En lo atinente a los casos, con respecto a los negocios sobre bienes inmuebles se resume la cues­
tión en que deben cubrirse bajo esta forma cualquier clase de derecho real (evita la descripción
de cada caso) y en cualquiera de sus transmisiones (adquirir, modificar o extinguir); se precisa
también que la excepción de escritura no lo es respecto de la subasta pública sino respecto de la
judicial o administrativa nada más (la mención anterior cubría más variables además de éstas).

hammurabi
587 Título II — Contratos en general Arts. 1018/1019

Se ratifican los casos de necesidad de celebrar la escritura pública en derechos litigiosos o dudo­
sos sobre inmuebles y la regla de que los actos accesorios .deberán serlo por escritura si lo fue su
principal. Finalmente, otorga la posibilidad de que sean las partes quienes estipulen esta for­
malidad, o cuando surja de la ley (casuística particular según el acto).

Art. 1018. — «Otorgamiento pendiente del instrumento». El otorgamiento pendiente de un ins­


trumento previsto constituye una obligación de hacer si el futuro contrato no requiere una forma
bajo sanción de nulidad. Si la parte condenada a otorgarlo es remisa, el juez lo hace en su represen­
tación, siempre que las contraprestaciones estén cumplidas, o sea asegurado su cumplimiento.
■ Concordancias con la normativa anterior: Cód. Civil, arts. 1185 y 1187.

Análisis de la normativa anterior. El art. 1185 del Cód. Civil resaltaba que el negocio celebrado
en instrumento particular, debiéndolo haber sido por escritura pública, no quedaba concluido
como tal mientras la escritura pública no fuera firmada, pero sí lo quedaban como contratos en
que las partes se obligaban a hacer la escritura pública. A su vez, el art. 1187 fijaba que la obli­
gación que surgía del art. 1185 indicado debía ser considerada como una obligación de hacer, y
que el que se resistía a hacerla podía ser demandado al respecto, bajo pena de sanción de resol­
ver la obligación en el pago de intereses y pérdidas. La lectura literal recuerda sobre la erudita
discusión del recordado plenario de la Cámara Civil de la Capital Federal, "Cases de Francino",
donde se aceptó finalmente la opción de que pudiera el juez escriturar como si se tratara de una
ejecución por otro (completando el tema con el art. 505, y con base también en el art. 512 del
Cód. Proc. Civ. y Com. de la Nación). Finalmente, el art. 1188 trataba del caso de conversión por
haberse hecho de manera verbal el contrato cuando debió haberlo sido por escrito.

Análisis de la normativa del CCCN. El artículo dispone de manera amplia que la falta de cum­
plimiento de la forma (aunque se refiere el texto al instrumento como caso) constituye una obli­
gación de hacerla en lo futuro, lo que le otorga directamente al acto la fuerza creadora de tal
obligación (evitándose hacer referencia a la conversión del negocio querido en otro por impe­
rio de la ley), siempre que la forma fuera solemne relativa (pues si la sanción de la falta de cum­
plimiento de la forma es la nulidad, la forma debe ser considerada absoluta y, por ende, la obli­
gación resultaría ineficaz. Receptándose la posición del plenario citado y pacífica en doctrina y
jurisprudencia en general, se incorpora de forma expresa el deber del juez de otorgar la forma
en nombre del renuente a hacerla, bajo el requisito necesario de que las contraprestaciones
estén ya cumplidas o se asegure el mismo (fíjese que no basta con proponerla, debe darse
garantía de ello para evitar colocar al juez en riesgo de perjudicar a una de las partes al no velar­
se por sus derechos recíprocos derivados del negocio). Se eliminaron los textos de los artículos
del Código Civil 1185 bis, 1188 y 1189.

Capítulo 8
Prueba

Art. 1019. — «Medios de prueba». Los contratos pueden ser probados por todos los medios aptos
para llegar a una razonable convicción según las reglas de la sana crítica, y con arreglo a lo que dis­
ponen las leyes procesales, excepto disposición legal que establezca un medio especial.
Los contratos que sea de uso instrumentar no pueden ser probados exclusivamente por testigos.
■ Concordancias con la normativa anterior: Cód. Civil, arts. 1190 y 1193; Cód. de Comercio, arts. 208 y
209.

■ hammurabi
Art. 1020 Libro III — Derechos personales 588

Análisis de la normativa anterior. El art. 1190 contenía una enumeración no taxativa de modos
de probar el contrato, a saber: instrumento público, el particular firmado (privado) o no, con­
fesión de parte (doble vía, judicial o extrajudicial), juramento judicial, presunciones legales o
judiciales y testigos. Para el resto de la cuestión derivaba el tema a la normativa del Código Pro­
cesal (no debe concluirse que se superponía con la normativa procesal, pues el Código se limi­
taba a marcar los lineamientos de la idoneidad del medio de prueba exclusivamente). A su vez,
el art. 208 del Cód. de Comercio indicaba que podía serlo por instrumentos públicos; las notas
de los corredores, y certificaciones extraídas de sus libros; documentos privados, firmados por
los contratantes o algún testigo, a su ruego y en su nombre; la correspondencia epistolar y tele­
gráfica; los libros de los comerciantes y las facturas aceptadas; confesión de parte y por jura­
mento; testigos; y también por presunciones, conforme a las reglas establecidas en la ley. Tan­
to el art. 1193 como el art. 209 indicados impedían la prueba de testigos cuando el contrato
superaba cierta cuantía apreciable en dinero (lo que por conversiones de la moneda desvirtuó
su función al prácticamente incorporartodos los casos).

Análisis de la normativa del CCCN. El CCCN pone fin a la discusión que en esta materia se gene­
ró respecto de la mayor rigurosidad probatoria del ámbito comercial. Asimismo, se mantuvo la
metodología de reglar lo relativo a la prueba en los contratos y no en los actos jurídicos. En
cuanto al artículo, éste propone una regla general para reemplazar la casuística de las normas
anteriores, haciendo mención a cualquier medio de prueba que satisfaga dos exigencias, sean
razonables, sean acordes a la sana crítica, lo que resulta una novedad, pues permite que pue­
dan incorporarse todos los medios técnicos, informáticos y tecnológicos que se vayan desarro­
llando a lo largo del tiempo. Se mantiene la referencia a las normas procesales en cuanto a la
manera de producir tales medios, y se deja a resguardo casos en que la ley pudiera establecer
reglas especiales. Se eliminan las pautas relativas a los montos de los contratos, y en su lugar se
agrega el criterio de restringir la prueba testimonial cuando, conforme a los usos, lo esperable
es que el contrato se instrumentare.

Art. 1020. — «Prueba de los contratos formales». Los contratos en los cuales la formalidad es re­
querida a los fines probatorios pueden ser probados por otros medios, inclusive por testigos, si hay
imposibilidad de obtener la prueba de haber sido cumplida la formalidad o si existe principio de
prueba instrumental, o comienzo de ejecución.
Se considera principio de prueba instrumental cualquier instrumento que emane de la otra parte,
de su causante o de parte interesada en el asunto, que haga verosímil la existencia del contrato.
■ Concordancias con la normativa anterior: Cód. Civil, arts. 1191 y 1192; Cód. de Comercio, art. 209,
parte 2a.

Análisis de la normativa anterior. El art. 1191 del Cód. Civil reglaba que el contrato formal
debía probarse solamente conforme a dicha forma, salvo que hubiera una imposibilidad para
obtener la prueba, o hubiera principio de prueba por escrito en contratos que podían ser he­
chos en instrumentos privados, o cuando se tratara de probar los vicios de error, dolo, violencia,
fraude, simulación, falsedad de los instrumentos, o una de las partes hubiera recibido una pres­
tación y se negare a cumplir el contrato (en este caso podían usarse todos los medios de prue­
ba). A su vez, el art. 1192 definía los casos de imposibilidad, éstos eran el depósito necesario y
cuando la obligación contraída, por incidentes imprevistos imposibilitó su formación por escri­
to. Esa misma norma indicaba que el principio de prueba por escrito se refería a cualquier docu­
mento público o privado que emanara del adversario, de su causante, parte interesada en el
asunto, o que tendría interés si viviera, y que hiciera verosímil el hecho litigioso. El art. 209 del

hammurabi
589 Título II — Contratos en general Arts. 1021/1022

Cód. de Comercio era más tajante y restrictivo en la descripción del principio de prueba por
escrito limitándolo a la existencia del documento y no a hechos.

Análisis de la normativa del CCCN. El art. 1020 del CCCN pareciera en principio contradecirse
con el art. 1019, pues ahora viene a autorizar la prueba testimonial (aun exclusiva) cuando antes
no lo permitía (caso de instrumentación por el uso); lo que ocurre es que el supuesto trata sobre
el caso de que fuera imposible su obtención. Al eliminarse los casos de imposibilidad previstos
por el art. 1192 del Cód. Civil, la cuestión se deberá acreditar en cada caso en particular para
generar convicción al respecto. En lo que se refiere al otro caso, ya la prueba no sería sólo de tes­
tigos, sino que se acompañará del principio de prueba por escrito (se mantiene la noción ante­
rior en su estructura, sólo adaptándose ia terminología a la vigente) o por la verificación del
comienzo de la ejecución del contrato, lo que viene a ser un importante avance sobre la mate­
ria (antes sólo verificable en material civil y no comercial, lo que permite indicar que las restric­
ciones del art. 209 también se eliminaron por la unificación). Finalmente se puede resaltar que
el art. 1194 del Cód. Civil se elimina en cuanto al tratamiento del tema que dicho artículo reali­
za, y que resultaría sobreabundante de acuerdo a las pautas de forma ya tratadas.

Capítulo 9
Efectos

Sección I a — Efecto relativo

Art. 1021. — «Regla general». El contrato sólo tiene efecto entre las partes contratantes; no lo tie­
ne con respecto a terceros, excepto en fos casos previstos por ia ley.
■ Concordancias con la normativa anterior: Cód. Civil, arts. 503,1195 y 1199.

Análisis de la normativa anterior. Si bien ubicada en materia de obligaciones (la crítica sobre
su errónea incorporación metodológica no se hizo esperar en la doctrina), el art. 503 del Cód.
Civil disponía que las obligaciones no producían efecto sino entre acreedor y deudor y sus suce­
sores a quien se transmitieren. Esto se ratificaba con la parte 1a del art. 1195, que si bien no lo
indicaba de forma directa, podía presumirse idéntica conclusión de sus términos al establecer
que los efectos de los contratos se extendían activa y pasivamente a los herederos y sucesores
universales (también conforme al art. 1199 en cuanto indicada por regla que no podían invo­
carse por terceros los contratos).

Análisis de la normativa del CCCN. Este artículo reubica la cuestión y dispone como principio
concreto que el contrato produce efectos subjetivos hacia las partes, confirma que no los tiene
con los terceros, aunque abre las puertas a casos especiales que pudiera la ley establecer, lo que
hace de forma general y no acotada como el art. 1199 del Código Civil.

Art. 1022. — «Situación de los terceros». El contrato no hace surgir obligaciones a cargo de terce­
ros, ni los terceros tienen derecho a invocarlo para hacer recaer sobre las partes obligaciones que és­
tas no han convenido, excepto disposición legal,
i Concordancias con la normativa anterior: Cód. Civil, arts. 1195 y 1199.

Análisis de la normativa anterior. Como se indicara anteriormente, el art. 1195 del Cód. Civil
limitaba la extensión de efectos a los herederos y sucesores, excluyendo a los terceros de los
efectos del contrato; asimismo establecía que el contrato en lo relativo a sus efectos no podía

b hammurabi
Arts. 1023/1024 Libro III — Derechos personales 590

perjudicarlos. A su tiempo, el art. 1199 normaba que el contrato no les podía ser opuesto, ni és­
tos podían invocarlo (salvo casos de los arts. 1161 y 1162 referidos a actuaciones sin autorización
ni representación de tercero, pero que éste luego ratifica).

Análisis de la normativa del CCCN. El artículo reorganiza la cuestión, aclara que el contrato no
hace surgir obligaciones a cargo del tercero (lo que antes se presumía, pero no se indicaba con­
cretamente), mantiene la restricción de que el tercero no puede invocar el contrato, pero en
lugar de limitarlo a casos puntuales, establece de manera general que podrán preverse normas
al respecto. Se elimina la mención de que los contratos no pueden perjudicar a terceros.

Art. 1023. — «Parte del contrato». Se considera parte del contrato a quien:
a) lo otorga a nombre propio, aunque lo haga en interés ajeno;
b) es representado por un otorgante que actúa en su nombre e interés;
c) manifiesta la voluntad contractual, aunque ésta sea transmitida por un corredor o
por un agente sin representación.
■ Concordancias con la normativa anterior: No existen concordancias.

Análisis de la normativa anterior. La cuestión no se encontraba tratada de forma general ni


por supuestos, sino que por cada materia contractual particular, como ser el mandato en la civil
o la comercial, o el rol del comisionista, o la ley de corredores.

Análisis de la normativa del CCCN. El art. 1023 del CCCN se encarga de plasmar los distintos
supuestos entre otorgante y parte, para así evitar confusiones respecto de los sujetos intervi-
nientes. Si el sujeto que otorga el acto a su vez se encuentra alcanzado por los efectos del con­
trato, será considerado parte del mismo (aun en el caso de hacerlo por interés ajeno como ocu­
rre con el comisionista). En cambio, si un sujeto otorga el contrato pero lo hace en nombre e
interés ajeno (representante), este sujeto no será la parte, sino por quien actúa. Finalmente,
puede suceder que un sujeto manifieste su voluntad (pero no en forma directa, como en el pri­
mer caso) sino que lo haga por medio de un intermediario que la da a conocer, como sucede con
el corredoro los agentessin representación (poder), en este caso entonces la parte no es el inter­
mediario que, como mero instrumento, permite conocer la voluntad de otro, sino que la parte
es este otro declarante.

Art. 1024. — «Sucesores universales». Los efectos del contrato se extienden, activa y pasivamen­
te, a los sucesores universales, a no ser que las obligaciones que de él nacen sean inherentes a la per­
sona, o que la transmisión sea incompatible con la naturaleza de la obligación, o esté prohibida por
una cláusula del contrato o la ley.
■ Concordancias con la normativa anterior: Cód. Civil, art. 1195.

Análisis de la normativa anterior. La norma del art. 1195 del Cód. Civil contenía, en cuanto a los
supuestos donde no se produce la extensión de los efectos de los contratos al sucesor universal,
la misma terminología que la de la norma que se analiza, aunque cambiando su orden y sinta­
xis de la oración, cubriéndose así las mismas variables jurídicas.

Análisis de la normativa del CCCN. El art. 1024 del Cód. Civil sólo ha corregido y puesto fin a la
discusión respecto del significado y alcances de la mención de los herederos que hacía el art.
1195 del Cód. Civil, limitándose simplemente a referirse a los sucesores universales, quienes
resultan indiscutibles en la función de sujetos alcanzados por los efectos del contrato como su
rol lo pone de manifiesto.

hammurabi
591 Título II — Contratos en general Arts. 1025/1026

Sección 2a — Incorporación de terceros al contrato

Art. 1025. — «Contratación a nombre de tercero». Quien contrata a nombre de un tercero sólo lo
obliga si ejerce su representación. A falta de representación suficiente el contrato es ineficaz. La ra­
tificación expresa o tácita del tercero suple la falta de representación; la ejecución implica ratifica­
ción tácita.
■ Concordancias con la normativa anterior: Cód. Civil, arts. 1161 y 1162.

Análisis de la normativa anterior. El art. 1161 del Cód. Civil formulaba en forma negativa que
nadie podía contratar a nombre de un tercero, sin estar autorizado por él o sin tener por ley su
representación, con lo cual el contrato que así era celebrado era de ningún valor, y no obligaba
ni al que lo hizo. El contrato sólo podía valer en el caso de que el tercero lo ratificara expresa­
mente o ejecutara el mismo (lo supeditaba a un hecho condicionante que es la ratificación).
Completando la cuestión, el art. 1162 reglamentaba que la ratificación (acto porel cual una per­
sona aprueba los actos realizados por otro a su nombre) hecha por el tercero a cuyo nombre o
en cuyo interés se hubiera contratado, tenía el mismo valor que la autorización previa, y le daba
derecho para exigir el cumplimiento del contrato. Finalmente, se otorgaba como naturaleza
jurídica para reglar la cuestión a la figura del gestor de negocios.

Análisis de la normativa del CCCN. El art. 1025 del CCCN mantiene los principios del Código
Civil, haciéndose cambios de redacción que amplían su función, debiéndose resaltar la elimina­
ción de la figura del gestor de negocios como referencia analógica para completar normativa­
mente la figura. En tal sentido entonces, el artículo en sentido positivo afirma que para poder
contratar a nombre y que éste quede obligado debe ejercer su representación (se elimina la
referencia a legal, quedando entonces tanto ésta como la voluntaria cubiertas, o que antes se
hacía por interpretación extensiva, como también a autorización, la que queda incluida en la
noción de representación en general). Se ratifica la ineficacia del contrato realizado sin la
representación suficiente (verificación en cada caso en particular). Y se indica que la ratificación
puede ser tanto expresa como tácita y su función es suplir la falta de representación (se ejem­
plifica la táctica con el caso de la ejecución por el tercero del contrato no limitándolo a ella,
como podrían serlo situaciones especiales de silencio). Se elimina la referencia del art. 1162 al
concepto de la autorización previa (ya cubierta la noción de representación en general) y a que
puede exigirse por el tercero el contrato si lo ha ratificado, lo que se entiende como situación
evidente y natural del hecho de quedar obligado si la representación fue suplida.

Art. 1026.— «Promesa del hecho de tercero». Quien promete el hecho de un tercero queda obliga­
do a hacer lo razonablemente necesario para que el tercero acepte la promesa. Si ha garantizado
que la promesa sea aceptada, queda obligado a obtenerla y responde personalmente en caso de ne­
gativa.
■ Concordancias con la normativa anterior: Cód. Civil, art. 1163; Cód. de Comercio, arts. 230 y 231.

Análisis de la normativa anterior. El Código Civil establecía en el art. 1163 que el que se obli­
gaba por un tercero, ofreciendo el hecho de éste, debía satisfacer pérdidas e intereses, si el ter­
cero se negaba a cumplir el contrato (fíjese que de todas formas debe interpretarse que hay dos
supuestos contemplados, procurar obtener la aceptación por el tercero, o cuando se aseguró la
ejecución del contrato por el tercero). Por su lado, el art. 230 del Cód. de Comercio indicaba que
el comerciante que prometía el hecho de un tercero se obligaba a ejecutarlo personalmente, o
a pagar la indemnización correspondiente, si el tercero no verificaba el hecho o acto prometi­
do. Mientras que el art. 231 precisaba que para el caso de dar cosas, la obligación no podía ser

> hammurabi
Art. 1027 Libro III — Derechos personales 592

sustituida por la de indemnizar, salvo que se tornare imposible; asimismo la última parte ponía
de manifiesto que el que aceptaba la promesa del tercero debía ser considerado como si direc­
tamente con el tercero hubiera contratado.

Análisis de la normativa del CCCN. El art. 1026 del CCCN viene a fijar como regla genérica que
la promesa del hecho de un tercero se considerará como celebrada bajo la práctica usual de las
cláusulas llamadas de buenos oficias o mejores esfuerzos (se trata del agregado en la norma a
la referencia de hacer lo razonablemente necesario), cambiándose la fórmula de términos,
pues ahora se verifica el caso de que el tercero promete la aceptación de! contrato por el terce­
ro mas no su ejecución (pero por la autonomía de la voluntad nada impide pactar sobre ello).
En cuanto al régimen de la indemnización, se la prevé entonces para el caso de haberse garan­
tizado la aceptación (o ejecución del contrato o no hacerse lo razonablemente necesario, en su
caso), lo que se traduce en una obligación; de allí que su incumplimiento acarrea todos los efec­
tos de las obligaciones en forma personal contra el promitente (se eliminan las diferencias de
supuestos de los artículos primitivos como la derivación directa al pago de indemnización).

Art. 1027. — «Estipulación a favor de tercero». Si el contrato contiene una estipulación a favor de
un tercero beneficiario, determinado o determinable, el promitente le confiere los derechos o facul­
tades resultantes de lo que ha convenido con el estipulante. El estipulante puede revocar la estipu­
lación mientras no reciba la aceptación del tercero beneficiario; pero no puede hacerlo sin la confor­
midad del promitente si éste tiene interés en que sea mantenida. El tercero aceptante obtiene direc­
tamente los derechos y las facultades resultantes de la estipulación a su favor. Las facultades del ter­
cero beneficiario de aceptar la estipulación, y de prevalerse de ella luego de haberla aceptado, no
se transmiten a sus herederos, excepto que haya cláusula expresa que lo autorice. La estipulación
es de interpretación restrictiva.
■ Concordancias con la normativa anterior: Cód. Civil, art. 504.

Análisis de la normativa anterior. El art. 504 del Cód. Civil establecía que si en la obligación se
estipulaba alguna ventaja en favor de un tercero, éste podía exigir su cumplimiento si la hubie­
ra aceptado y hecho saber al obligado antes de que éste la revocara. La controversia principal
recaía en saber cómo funcionaba la retractación para establecer sus efectos, de donde la pos­
tura más convincente destacaba que debía ser tratada como si estuviera sometida la revocación
a una condición resolutoria.

Análisis de la normativa del CCCN. Con la ubicación metodológica del tema en la materia ge­
neral de los contratos, se supera finalmente la crítica generalizada que al Código Civil se le hacía
portratar la cuestión anteriormente en obligaciones. El artículo amplía notablemente el espec­
tro de variables y funcionamiento de esta institución en relación a la de la norma regulada; no
sólo se mejora la identificación de los sujetos con las denominaciones de estipulante, promi­
tente y beneficiario, sino que se avanza en brindar precisiones sobre su desarrollo. Así entonces
se aclara primeramente que el beneficiario (tercero) debe estar determinado o ser determina-
ble; el promitente (obligado) lo hace para con el beneficiario en los términos que lo ha hecho
con el estipulante (no puede el tercero cambiarlos por sí); se aclara de forma concreta que quien
puede efectuar la revocación es el estipulante, manteniéndose la regla de que lo puede hacer
hasta antes de recibir la aceptación (se incorpora con mayor precisión que se trata de la teoría
de la recepción en lugar de la controversial referencia a que debía hacérselo saber como reza­
ba el art. 504 del Cód. Civil), agregándose como novedad que dicha revocación será bilateral, y
deberá requerirse la conformidad del promitente si éste tiene un interés en mantenerla (no
limitándolo a interés patrimonial, lo que amplía los presupuestos de procedencia). Finalmente,
también se precisa que el tercero aceptante adquiere un rol idéntico al de parte (adquiere direc­

hammurabi
593 Título II — Contratos en general Arts. 1028/1029

tamente los derechos), y que los mismos no son transmisibles a sus herederos. Se confirma lo
que la doctrina proponía sobre la materia, esto es, que el instituto debe ser de interpretación
restrictiva (en caso de duda debe tenerse por no otorgada la ventaja al tercero).

Art. 1028. — «Relaciones entre las partes». El promitente puede oponer al tercero las defensas de­
rivadas del contrato básico y las fundadas en otras relaciones con él.
El estipulante puede:
a) exigir al promitente el cumplimiento de la prestación, sea a favor del tercer benefi­
ciario aceptante, sea a su favor si el tercero no la aceptó o el estipulante la revocó;
b) resolver el contrato en caso de incumplimiento, sin perjuicio de los derechos del
tercero beneficiario.
■ Concordancias con la normativa anterior: No existen concordancias.

Análisis de la normativa anterior. Ante la falta de normativa, por aplicación del art. 503 del Cód.
Civil, al aceptar el tercero pasaba a ser parte del contrato, y del art. 505, se le ponían a su disposi­
ción todas las herramientas derivadas de los efectos de los contratos, se concluía que una vez
aceptada la misma, era el tercero quien se vinculaba con el obligado (salvo acuerdo en contrario).

Análisis de la normativa del CCCN. La norma bajo análisis legisla sobre la cuestión, brindando
pautas de entendimiento en materia de efectos que vienen a dar mayor claridad. Así entonces
en la relación entre promitente y beneficiario aceptante, el primero puede utilizar no sólo las
defensas que del contrato surgen, sino también las personales que contra el tercero tuviera
(ratifica su rol de ser considerado como parte del mismo). En cuanto al estipulante, a éste se le
otorga como regla general (ya no dependiendo de acuerdos al respecto) el derecho de exigir el
cumplimiento de la prestación al promitente sea tanto en beneficio del tercero que hubiera
aceptado la estipulación, como para él, en caso de retener los derechos para sí (caso de revoca­
ción o de que el tercero no aceptó la estipulación), como también la facultad de resolver el con­
trato para el caso de incumplimiento, haya o no aceptado el tercero (de allí que esta decisión no
puede nunca afectar los derechos del beneficiario aceptante).

Art. 1029. — «Contrato para persona a designar». Cualquier parte puede reservarse la facultad de
designar ulteriormente a un tercero para que asuma su posición contractual, excepto si el contrato
no puede ser celebrado por medio de representante, o la determinación de los sujetos es indispen­
sable.
La asunción de la posición contractual se produce con efectos retroactivos a la fecha del contrato,
cuando el tercero acepta la nominación y su aceptación es comunicada a la parte que no hizo la re­
serva. Esta comunicación debe revestir la misma forma que el contrato, y ser efectuada dentro del
plazo estipulado o, en su defecto, dentro de los quince días desde su celebración.
Mientras no haya una aceptación del tercero, el contrato produce efectos entre las partes.
■ Concordancias con la normativa anterior: No existen concordancias.

Análisis de la normativa anterior. La cuestión no estaba legislada por ninguno de los códigos
de forma específica, con lo cual su fuente normativa era la autonomía de la voluntad, pues de
querer arribarse a una situación similar en forma posterior a la celebración del contrato, ya la
cuestión queda cubierta por los artículos de la cesión de derechos (lo que implicaba celebrar un
nuevo contrato) y la asunción de deudas (con base normativa en la autonomía de la voluntad
con conformidad siempre del acreedor).

Análisis de la normativa del CCCN. El art. 1029 del CCCN arroja varias precisiones, pautas y
reglas para el funcionamiento de este instituto ahora legislado. Al respecto se ratifica la legali­

a hammurabi
Arts. 1030/1031 Libro III — Derechos personales 594

dad de este tipo de acuerdo, donde el tercero viene a ocupar la posición de parte en el contra­
to, y se la extiende a la facultad tanto para el rol de deudor como acreedor (referencia a cual­
quier parte), fijándose como restricción que la determinación de los sujetos sea indispensable
(intuito pesonae) o que el acto no admita ser celebrado por representantes (porque éste termi­
na siendo el rol práctico si el tercero finalmente se incorporare al negocio). La aceptación pro­
duce efectos retroactivos (de allí la .referencia a la representación antes indicada), y es requisi­
to para que inicie la producción de sus efectos con la otra parte, comunicarla a éste (para que
produzca oponibilidad) dentro del plazo convenido, o el máximo fijado por la ley en subsidio
(no como pauta limitante del acuerdo de partes), de quince días. Mientras no se produzca la
incorporación del tercero, el contrato es eficaz y produce todos los efectos de los contratos
entre las partes que lo han celebrado.

Art. 1030. — «Contrato por cuenta de quien corresponda». El contrato celebrado por cuenta de
quien corresponda queda sujeto a las reglas de la condición suspensiva. El tercero asume la posición
contractual cuando se produce el hecho que lo determina como beneficiario del contrato.
m Concordancias con la normativa anterior: No existen concordancias.

Análisis de la normativa anterior. Sin referencia específica, el tema debía ser tratado por ana­
logía como una condición (arts. 527 a 552, Cód. Civil), en la cual se debían indicar de forma obje­
tiva los hechos que permitieran determinar al tercero, pues cabe recordar que este tipo de acto
se refiere a aquellos cuyo sujeto está indeterminado. Así, por ejemplo, en el art. 21 de la Ley de
Seguros se autoriza la celebración del seguro por quien corresponda (salvo el de riesgo de vida).

Análisis de la normativa del CCCN. Se confirma con la ubicación metodológica de esta clase de
contrato de que efectivamente se trata de uno representativo, pues el celebrante no actúa
entonces en interés propio, sino que lo hace por uno ajeno, y tampoco es parte, porque el mis­
mo está sujeto de forma clara y concreta a las reglas de la condición suspensiva (esto es, que no
inicia su eficacia hasta suceder el hecho futuro e incierto, que es determinar al tercero).

Sección 3a — Suspensión del cumplimiento


y fuerza m ayor

Art. 1031.— «Suspensión del cumplimiento». En los contratos bilaterales, cuando las partes deben
cumplir simultáneamente, una de ellas puede suspender el cumplimiento de la prestación, hasta
que la otra cumpla u ofrezca cumplir. La suspensión puede ser deducida judicialmente como acción
o como excepción. Si la prestación es a favor de varios interesados, puede suspenderse la parte de­
bida a cada uno hasta la ejecución completa de la contraprestación.
■ Concordancias con la normativa anterior: Cód. Civil, arts. 510 y 1201.

Análisis de la normativa anterior. El art. 510 del Cód. Civil indicaba que en las obligaciones recí­
procas una parte no incurría en mora si la otra no cumplía o se allanaba a cumplir. A su vez, la
excepción de incumplimiento exponía que nadie podía exigir la prestación si no demostraba
haber cumplido u ofrecía hacerlo.

Análisis de la normativa del CCCN. Se produce una readecuación de dichos institutos. Así
entonces se evita la mora y también que se le exija el cumplimiento de la prestación, pero bajo
ciertos términos que tornan más preciso su uso. En este sentido, la primera cuestión para des­
tacar es que a más de la bilateralidad de las prestaciones, deben ser simultáneas (lo que destie­
rra los casos de serlo en forma sucesiva), ésta es la nota relevante del caso. La lectura de la nor­

b hammurabi
595 Título II — Contratos en general Art. 1032

ma tiende a concluir que el pedido debería perfeccionarse por vía judicial (por no estar indica­
da su posibilidad de hacerlo extrajudicialmente), sin embargo, la mención a que puede hacer­
lo deja lugar para intuir que esta herramienta podrá invocarse desde ya en forma previa al
ámbito de la justicia. Interesante es destacar que a diferencia del art. 1201 del Cód. Civil, esta
norma tiene prevista la acción judicial, y no sólo como defensa por excepción. También resulta
un avance y novedoso en este sentido, la opción de proceder a la suspensión de la parte de cada
interesado hasta que-no se cumpla la totalidad de la contraprestación.

Incidencia de la normativa en materia laboral. El artículo que anotamos reconoce una facultad
que, aplicable a los contratos bilaterales con prestaciones de cumplimiento simultáneo, puede
ser invocada por el trabajador ante los incumplimientos del empleador. La mecánica, que era ya
reconocida en materia laboral por vía de los arts. 510 y 1201 de! Cód. Civil en conexión con el
principio de buena fe (art. 63, LCT), permite al dependiente abstenerse de prestartareas cuan­
do el empleador no cumple las obligaciones a su cargo. De allí, a modo de ejemplo, ante la fal­
ta de pago de salarios o la colocación en situaciones de riesgo por desatención a las previsiones
de higiene y seguridad, el trabajador puede comunicar la retención de tareas. También a ello
podría recurrir ante una medida ilegítima en materia de ius variandi, pues aun cuando la ley es­
pecial (art. 66, LCT, texto según ley 26.088) permite solicitar la revisión de la medida y en caso
negativo proceder al despido indirecto, como así reclamar judicialmente por la vía sumarísima
el restablecimiento de las condiciones alteradas, ello lógicamente no obsta a la solución gene­
ral que permite ejercer la excepción de incumplimiento contractual. Debe aclararse que el pre­
cepto opera ante la existencia de un contrato vigente y no extinguido, pues justamente se per­
sigue el cumplimiento. También cabe adunar que de conformidad a lo dispuesto por el art. 103
de la LCT en su parte final, el empleador debe al trabajador la remuneración aunque éste no
preste servicios, por la mera circunstancia de haber puesto su fuerza de trabajo a disposición de
aquél. Por ende no existe impedimento legal para viabilizar salarios por el lapso durante el cual
el trabajador haya de retener su prestación en ejercicio de un derecho legítimo (art. 1031,
CCCN), pues no sería lógico que el trabajador ejerza un derecho para asegurar el cumplimiento
de otra prestación que le fuera debida, a riesgo de perder nuevamente otra (la remuneración)
que es sustancial y vital. Por último, corresponde aclarar que la posibilidad de retener tareas
(abstención) no debe confundirse con la capacidad de accionar en procura de la modificación
de la situación de hecho lesiva (como prevé la propia ley laboral — art. 66, LCT— e incluso con­
templa la normativa común —véase el art. 1711, CCCN—).

Art. 1032. — «Tutela preventiva». Una parte puede suspender su propio cumplimiento si sus dere­
chos sufriesen una grave amenaza de daño porque la otra parte ha sufrido un menoscabo signifi­
cativo en su aptitud para cumplir, o en su solvencia. La suspensión queda sin efecto cuando la otra
parte cumple o da seguridades suficientes de que el cumplimiento será realizado.
■ Concordancias con la normativa anterior: No existen concordancias.

Análisis de la normativa anterior. Como se indicaba, no hay legislación que cubra el caso defor­
ma similar, pero el Código Civil tenía previstos ciertos supuestos que pueden considerarse el ini­
cio de la recepción de esta institución. La base siempre estaba dada por la insolvencia de una de
las partes, así, en el caso del art. 572, por ejemplo, el estado de insolvencia no permitía a la par­
te beneficiarse del plazo, en este caso, la suspensión si bien no era de la prestación sí lo era res­
pecto de la modalidad. El art. 753 resaltaba que si el deudor se presentaba en concurso, podía
exigírsele el pago anticipado, lo que podía hacer devengar luego la excepción de cumplimien­
to. Finalmente, el art. 1419 autorizaba a la parte a no entregar la cosa si la otra caía en insol-

> hammurabi
Arts. 1033/1034 Libro III — Derechos personales 596

vencía. Estas cuestiones con el tiempo resultaron obsoletas debido a las normas previstas por la
Ley de Concursos y Quiebras 24.522 que vino a modificar estas pautas.

Análisis de la normativa del CCCN. El artículo incorpora un supuesto no legislado específica­


mente y que viene a dar certezas sobre su funcionamiento, al menos en cuanto al reconoci­
miento de la institución. La característica fundamental que se le atribuye a esta institución es
que resulta ser de carácter temporal; no se trata de un supuesto de resolución, sino de suspen­
sión de los efectos hasta que la otra parte cumpla o dé seguridades suficientes de que el cum­
plimiento se llevará a cabo. El escenario fáctico que activará el derecho a acceder a esta herra­
mienta viene dado por el supuesto de que debe existir una grave amenaza de daño para la parte
que está en condiciones de cumplir la prestación, porque la otra ha sufrido un menoscabo signi­
ficativo en su aptitud para cumplir o en su solvencia (hay que detenerse en esta cuestión, pues la
norma se aleja de la declaración de insolvencia clásica del Código Civil como de la declaración de
cesación de pagos de la LCQ); esto significa que hay signos claros y evidentes de que la otra parte
no podrá cumplir, se trata de una presunción que la parte realiza, por ello, como se indicaba al
principio, la suspensión concluye cuando se disipa la presunción de falta de capacidad patrimo­
nial (se evitan situaciones injustas para la parte que se encuentra a derecho en todo momento).

Sección 4a — Obligación de saneamiento

Parágrafo 1° — Disposiciones generales

Art. 1033. — «Sujetos responsables». Están obligados al saneamiento:


a) el transmitente de bienes a título oneroso;
b) quien ha dividido bienes con otros;
c) sus respectivos antecesores, si han efectuado la correspondiente transferencia a
título oneroso.
■ Concordancias con la normativa anterior: No existen concordancias.

Análisis de la normativa anterior. Dada la falta de mención concreta de esta figura, muchos
tendían a confundirla como si fuera un sinónimo de las garantías de evicción y vicios redhibito-
rios, pero este instituto excede en la temática a esas dos variables, porque tratándose de una
obligación, también podía dar lugar a requerir el cumplimiento del contrato (art. 505, inc. 1o),
o a requerir la indemnización de los daños sufridos (art. 505, inc. 3o). La descripción de los suje­
tos se encontraba dispersa en materia de evicción (arts. 2089,2090,2096 y 2154).

Análisis de la normativa del CCCN. La Sección viene a plasmar e integrar en el CCCN como regla
general esta clase de obligación natural de los contratos a título oneroso. Así entonces el artí­
culo inicia por establecer quiénes son los sujetos obligados. Estos son el transmitente a título
oneroso (incluidas las donaciones con cargo o remuneratorias), quien ha dividido bienes con
otros, a los antecesores, si la transferencia también es a título oneroso (caso de quien recibe por
donación gratuita, pero puede reclamar al enajenante de quien el donante tuvo la cosa por
título oneroso).

Art. 1034. — «Garantías comprendidas en la obligación de saneamiento». El obligado al sanea­


miento garantiza por evicción y por vicios ocultos conforme a lo dispuesto en esta Sección, sin per­
juicio de las normas especiales.
■ Concordancias con la normativa anterior: No existen concordancias.

hammurabi
597 Título II — Contratos en general Arts. 1035/1036

Análisis de la normativa anterior. Como se adelantara en el análisis del art. 1033, no había
mención concreta a la obligación de saneamiento, por ello encontramos que la regulación rela­
tiva al vicio de evicción y al de los vicios redhibitorios es cubierta en forma autónoma en títulos
consecutivos, Título XIII para evicción (arts. 2089 a 2163) y Título XIV (arts. 2164 a 2181).

Análisis de la normativa del CCCN. Si bien no hay grandes cambios de fondo, más allá de la
incorporación de este instituto del saneamiento de forma general, la metodología persigue
reordenar y regular de forma más breve y concreta ambos supuestos (evicción y vicios redhibi­
torios), lo cual puede advertirse de la circunstancia de ubicarlos en este artículo como supues­
tos garantizados del saneamientos y derivar su reglamentación a esta Sección, dejándose cons­
tancia, claro de está, de que se integrará la materia con aquel las normas especiales que también
cubran esta cuestión.

Art. 1035.— «Adquisición a título gratuito». El adquirente a título gratuito puede ejercer en su pro­
vecho las acciones de responsabilidad por saneamiento correspondientes a sus antecesores.
■ Concordancias con la normativa anterior: Cód. Civil, art. 2165.

Análisis de la normativa anterior. Principalmente en lo referido a los vicios redhibitorios, el art.


2165 del Cód. Civil excluía de poder gozar de las acciones correspondientes a dicho título, cuan­
do su adquisición de la cosa hubiera sido a título gratuito.

Análisis de la normativa del CCCN. El art. 1035 del CCCN, en consonancia con el art. 1033 (al que
amplía), establece de forma clara y concreta que las acciones del saneamiento benefician tam­
bién al adquirente a título gratuito, pero en lo correspondiente a sus antecesores (se elimina
entonces la prohibición que en materia de vicios redhibitorios existía).

Art. 1036.— «Disponibilidad». La responsabilidad por saneamiento existe aunque no haya sido es­
tipulada por las partes. Estas pueden aumentarla, disminuirla o suprimirla, sin perjuicio de lo dis­
puesto en el artículo siguiente.
a Concordancias con la normativa anterior: Cód. Civil, arts. 2097,2098 y 2166.

Análisis de la normativa anterior. En la evicción se disponía por el art. 2097 del Cód. Civil que la
responsabilidad por este vicio tenía lugar, aunque en los actos en que se transmitían los dere­
chos no hubiera convención alguna sobre ella. No había norma idéntica para los vicios redhibi­
torios; del juego armónico de los arts. 2172 y 2173 se desprendía su incorporación al acto, pero
con ciertas particularidades (por ejemplo, adquirentes y enajenantes que no eran compradores
y vendedores sólo tenían derecho a la acción redhibitoria). En cuanto a la posibilidad de modi­
ficar los alcances de la garantía por ambos vicios, se autorizaba por el art. 2098 para la evicción
(se podía aumentar, disminuir o suprimir la garantía) y también para los vicios redhibitorios (art.
2166, que indicaba que las partes podían restringir, renunciar o ampliar su responsabilidad por
esta clase de vicios).

Análisis de la normativa del CCCN. Bajo la misma sintonía, el art. 1036 del CCCN viene a esta­
blecer la pauta de que el saneamiento es una obligación natural de los contratos según los casos
antes indicados, y que resulta ser materia disponible la misma, pues se puede aumentar, dismi­
nuir o suprimir la misma (con lo cual puede versar sobre cualquier de sus componentes, sea evic­
ción, sea vicio oculto, sea indemnización o exigencia del cumplimiento), siempre dentro de los
parámetros fijados por los arts. 1037 y 1038.

b hammurabi
Arts. 1037/1039 Libro III — Derechos personales 598

Art. 1037. — «Interpretación de la supresión y de la disminución de la responsabilidad por sanea­


miento». Las cláusulas de supresión y disminución de la responsabilidad por saneamiento son de
interpretación restrictiva.
■ Concordancias con la normativa anterior: Cód. Civil, arts. 2100 y 2196.

Análisis de la normativa anterior. El art. 2100 del Cód. Civil en lo atinente a la evicción disponía
que la exclusión o renuncia de cualquier responsabilidad no eximía de la garantía de evicción,
esto permiteconduirque la supresión de esta garantía no se presumía, sino que debía ser expre­
sa (derivación de la interpretación restrictiva). A su turno, en materia de vicios ocultos, el art.
2196 resaltaba que la estipulación en términos generales de que no se respondía por esta clase
de vicios, no eximía de responder por el vicio redhibitorio de que se tenía conocimiento (misma
situación, para el caso puntual se hacía aplicación derivada de la interpretación restrictiva).

Análisis de la normativa del CCCN. El art. 1037 del CCCN prescinde de casuística, y eliminando
esa modalidad, incorpora en su lugar la fijación del principio general en la materia que consiste
en interpretar las cláusulas de disminución o supresión de la garantía de saneamiento en senti­
do restrictivo (esto es, que en caso de duda se concluirá que la tiene o cubre el caso en discordia).

Art. 1038. — «Casos en los que se las tiene por no convenidas». La supresión y la disminución de la
responsabilidad por saneamiento se tienen por no convenidas en los siguientes casos:
a) si el enajenante conoció, o debió conocer el peligro de evicción, o la existencia de
vicios;
b) si el enajenante actúa profesionalmente en la actividad a la que corresponde la
enajenación, a menos que el adquirente también se desempeñe profesionalmen­
te en esa actividad.
u Concordancias con la normativa anterior: Cód. Civil, arts. 2099,2166, in fine y 2170.

Análisis de la normativa anterior. En la evicción la cláusula de liberación del enajenante se con­


sideraba nula si éste actuaba con mala fe (básicamente tener conocimiento o si debía conocer­
lo). Respecto de los vicios ocultos, el art. 2166 establecía como requisitos de validez de la cláu­
sula de modificación de los alcances de la garantía que no se hubiera actuado con dolo (conoci­
miento cierto de la situación de la cosa). El art. 2170 incorporaba una cuestión interesante y era
relacionar la actividad o profesión del adquirente con la imposición de que éste debía conocer
de los vicios, por ende, en este caso se liberaba siempre al enajenante.

Análisis de la normativa del CCCN. El art. 1038 del CCCN reorganiza la cuestión, elimina las
referencias del Código Civil relativas a la mala fe y al dolo, en cambio, precisa las situaciones por
las que las cláusulas de supresión o disminución de la garantía se tendrán por no convenidas (se
declara su ineficacia y se integra el contrato con la garantía). Estas son: que el enajenante cono­
ció (cierto) o debía conocer (comportamiento diligente y leal para con el otro) los vicios, que el
enajenante actúe profesionalmente en la actividad que corresponde a la enajenación, a no ser
que el adquirente también se desempeñe en ella (con lo cual se presume que el adquirente
conocía o debía conocer los viciosy el pacto, entonces no lo perjudica porque lo celebra con con­
ciencia de los riesgos de la operación).

Art. 1039.— «Responsabilidad por saneamiento». El acreedor de la obligación de saneamiento tie­


ne derecho a optar entre:
a) reclamar el saneamiento del título o la subsanación de los vicios;
b) reclamar un bien equivalente, si es fungible;

hammurabi
599 Título II — Contratos en general Art. 1040

c) declarar la resolución del contrato, excepto en los casos previstos por los arts. 1050
y 1057.
■ Concordancias con la normativa anterior: No existen concordancias.

Análisis de la normativa anterior. El Código Civil planteaba diversas acciones para cada caso en
particular, sin perjuicio de corresponder la aplicación de los efectos jurídicos de las obligaciones
dispuesta por el art. 505 en sus tres incisos (ejecución en especie, por otro o por equivalencia).
Más interesante es el sistema de la ley 24.240 que organiza y enumera las opciones del consu­
midor para supuestos de incumplimiento de la obligación referida a una cosa, cubriendo tam­
bién la garantía analizada en esta Sección.

Análisis de la normativa del CCCN. Tomándose como referencia el sistema usado por la ley
24.240, el CCCN simplifica la ubicación de las acciones otorgadas al acreedor de la obligación de
saneamiento y precisa las mismas, que son: reclamar el saneamiento del título o subsanar los vi­
cios de la cosa (ejecución en especie), reclamar un bien equivalente (reemplazo del mismo, pa­
ra lo cual debe tratarse de un bien fungible), declarar la resolución del contrato (excepto los arts.
1050, que se refiere al saneamiento por prescripción adquisitiva y 1057, defecto subsanable).

Art. 1040. — «Responsabilidad por daños». El acreedor de la obligación de saneamiento también


tiene derecho a la reparación de los daños en los casos previstos en el art. 1039, excepto:
a) si el adquirente conoció, o pudo conocer el peligro de la evicción o la existencia de
vicios;
b) si el enajenante no conoció, ni pudo conocer el peligro de la evicción o la existen­
cia de vicios;
c) si la transmisión fue hecha a riesgo del adquirente;
d) si la adquisición resulta de una subasta judicial o administrativa.
La exención de responsabilidad por daños prevista en los incs. a) y b) no puede invocarse por el ena­
jenante que actúa profesionalmente en la actividad a la que corresponde ia enajenación, a menos
que el adquirente también se desempeñe profesionalmente en esa actividad.
■ Concordancias con la normativa anterior: Cód. Civil, arts. 2101 y 2106.

Análisis de la normativa anterior. El Código Civil planteaba diversas acciones para cada caso en
particular, previendo la posibilidad de reclamar los daños ante la evicción. En cambio, en mate­
ria de vicios ocultos, la posibilidad del reclamo de daños se vincula al hecho de rescindir y de que
el vendedor conociera o debiera conocer los vicios a mérito de su arte u oficio y no los informó
al comprador.

Análisis de la normativa del CCCN. Es para destacar que la reforma introduce como regla gene­
ral la adición del derecho de reclamar por los daños y perjuicios a más de las acciones derivadas
del saneamiento a favor del acreedor de ésta (motivo por el que se elimina el sistema de casos).
Estableciéndose, eso sí, casos de eximición de la responsabilidad de reparar el daño; así enton­
ces se enumeran los casos en que el adquirente conoció o pudo conocerlos; que el enajenante
no conoció, ni pudo conocerlos (funcionando como un supuesto de ausencia de culpa); que el
adquirente asuma el riesgo de la transmisión; cuando la adquisición resulta de subasta judicial
y administrativa. Cerrando el marco regulatorio de las excepciones con aquellos casos que a su
vez neutralizan la posibilidad de utilizar la eximición, lo que tiene su fundamento en el ejerci­
cio profesional de actividad, refiriéndose especialmente a los incs. a) y b) — conocimiento—
Con lo cual el enajenante no podrá invocarlas si es profesional y la transmisión se refiere a dicha
actividad, salvo que el adquirente también sea profesional que se dedica a dicha actividad.

■ hammurabi
Arts. 1041/1043 Libro III — Derechos personales 600

Art. 1041.— «Pluralidad de bienes». En los casos en que la responsabilidad por saneamiento resul­
ta de la enajenación de varios bienes se aplican las siguientes reglas:
a) si fueron enajenados como conjunto, es indivisible;
b) si fueron enajenados separadamente, es divisible, aunque haya habido una con­
traprestación única.
En su caso, rigen las disposiciones aplicables a las cosas accesorias.
■ Concordancias con la normativa anterior: No existen concordancias.

Análisis de la normativa anterior. Para el caso de enajenación de dos o más cosas, sea por un
solo precio o fijando precio para cada una de ellas, el vicio redhibitorio sólo alcanzaba a una, y
no a las otras (división), salvo que el comprador explicara y acreditara que no hubiera compra­
do la sana sin la que tenía el vicio (conjunto que la hace indivisible).

Análisis de la normativa del CCCN. El art. 1041 del CCCN sintetiza la cuestión de la pluralidad
de bienes con dos reglas: si se enajenan como conjunto, la obligación es indivisible; en cambio,
si lo fueron separadamente aun pagándose una única prestación (amplía los casos al no limi­
tarlo a precio), la obligación será divisible.

Art. 1042. — «Pluralidad de sujetos». Quienes tienen responsabilidad por saneamiento en virtud
de enajenaciones sucesivas son obligados concurrentes. Si el bien ha sido enajenado simultánea­
mente por varios copropietarios, éstos sólo responden en proporción a su cuota parte indivisa, ex­
cepto que se haya pactado su solidaridad.
■ Concordancias con la normativa anterior: No existen concordancias.

Análisis de la normativa anterior. Ante la falta de normativa puntual hay casos que, legislados
en la materia de evicción, a veces no son tratados en la de vicios ocultos, lo que puede generar
conflictos interpretativos al respecto. En este caso, el Código Civil regulaba sobre la evicción
para el caso de pluralidad de sujetos, fijando la solidaridad para el enajenante por la evicción
que proviniese de un hecho suyo, anterior o posterior a la misma (sucesivos) y para los herede­
ros del enajenante, pues se determinaba que la evicción era indivisible, salvo que la obligación
por condena de evicción consistiera en restituir dinero o pagar daños y perjuicios, allí sería divi­
sible. En cambio, para los bienes divididos por causa anterior a la división, cada copartícipe era
responsable de evicción en la medida de su cuota parte (mancomunación simple).

Análisis de la normativa del CCCN. El art. 1042 del CCCN mantiene los supuestos unificándolos
en esta sola norma, pero moderniza algunos de sus aspectos; a saber, en las enajenaciones suce­
sivas la obligación no será solidaria sino concurrente (causa fuente distinta por la que se llama
a cada uno de los responsables, ahora legislada de forma específica en el CCCN); para la enaje­
nación simultánea por varios copropietarios se mantiene la regla de la mancomunación simple,
a excepción de que se pacte en contrario (o sea por su solidaridad).

Art. 1043. — «Ignorancia o error». El obligado al saneamiento no puede invocar su ignorancia o


error, excepto estipulación en contrario.
■ Concordancias con la normativa anterior: No existen concordancias.

Análisis de la normativa anterior. La falta de normativa puntual indica que el tema debe ser vis­
to en lo relativo al vicio de la voluntad, en este caso para eximirse de la responsabilidad por el
incumplimiento o el ¡lícito (art. 930, Cód. Civil).

Análisis de la normativa del CCCN. El art. 1043 del CCCN viene a cubrir el vacío y a restringir la
posibilidad de invocar el error o la ignorancia como eximentes de la obligación de saneamien­

hammurabi
601 Título II — Contratos en general Arts. 1044/1045

to (se debe aclarar que no debe confundirse con el caso de eximición por indemnización de
daños y perjuicios, a excepción del acuerdo de partes, lo cual implica la asunción del caso por la
otra parte y, por ende, justifica la liberación del obligado).

Parágrafo 2 ° — Responsabilidad por evicción

Art. 1044. — «Contenido de la responsabilidad por evicción». La responsabilidad por evicción ase­
gura la existencia y la legitimidad del derecho transmitido, y se extiende a:
a) toda turbación de derecho, total o parcial, que recae sobre el bien, por causa ante­
rior o contemporánea a la adquisición;
b) los reclamos de terceros fundados en derechos resultantes de la propiedad inte­
lectual o industrial, excepto si el enajenante se ajustó a especificaciones suminis­
tradas por el adquirente;
c) las turbaciones de hecho causadas por el transmitente.
■ Concordancias con la normativa anterior: Cód. Civil, art. 2091.

Análisis de la normativa anterior. El contenido de la responsabilidad por evicción se daba por


el juego armónico de los arts. 2091,2093,2102 y 2103 del Cód. Civil. Al respecto surgía del art.
2091 que había evicción en virtud de sentencia y por causa anterior o contemporánea a la
adquisición, si el adquiriente a título oneroso hubiera sido privado en todo o en parte del dere­
cho que adquirió, o en la propiedad, goce o posesión de la cosa. Por el art. 2102 podía extraer­
se que era posible la turbación de hecho del enajenante (se refiere al hecho suyo).

Análisis de la normativa del CCCN. El artículo precisa el concepto de evicción indicando que la
responsabilidad se refiere a que el obligado asegura la existencia y la legitimidad del derecho
transmitido (en igual sentido, el art. 1033 ya visto). A continuación la norma expone los casos
que deberán también ser considerados como supuestos de evicción, lo que sintetiza las normas
dispersas del Código Civil, que son la turbación de derecho, sea total o pardal, que recae sobre
el bien por causa previa o contemporánea a la adquisición (se elimina la referencia a la senten­
cia), se incorpora al CCCN el caso de los reclamos de terceros fundados en derechos resultantes
de la propiedad intelectual o industrial, salvo que el enajenante se haya ajustado a las especifi­
caciones suministradas por el adquirente (tema cubierto por la Convención de Viena de 1980
sobre Compraventa Internacional de Mercadería, art. 42), y la turbación de hecho causadas por
el transmitente (lo que viene a traer certeza respecto la vaguedad del art. 2102 del Cód. Civil).

Art. 1045. — «Exclusiones». La responsabilidad por evicción no comprende:


a) las turbaciones de hecho causadas por terceros ajenos al transmitente;
b) las turbaciones de derecho provenientes de una disposición legal;
c) la evicción resultante de un derecho de origen anterior a la transferencia, y conso­
lidado posteriormente. Sin embargo, el tribunal puede apartarse de esta disposi­
ción si hay un desequilibrio económico desproporcionado.
■ Concordancias con la normativa anterior: Cód. Civil, arts. 2091 y 2095.

Análisis de la normativa anterior. El art. 2091 del Cód. Civil enumeraba los casos en los que no
debía considerarse ocurrida la evicción, éstos eran: las turbaciones de hecho, las de derecho
provenientes de la ley, las aparentes, o pretensiones formadas en virtud de un derecho real o
personal de goce, cuya existencia era conocida al tiempo de la enajenación. A su vez, el art. 2095
indicaba que si el derecho que causaba la evicción se adquiría en forma posterior a la transmi­

■ hammurabi
Arts. 1046/1047 Libro III — Derechos personales 602

sión de la cosa, pero cuyo origen era anterior, los jueces podían apreciartodas las circunstancias
del caso para resolver la cuestión.

Análisis de la normativa del CCCN. El art. 1046 del CCCN enuncia los casos de exclusión siguien­
do las pautas del Código Civil. Se completa el caso de las turbaciones de hecho con el agregado
que se refiere a las provenientes de terceros (así se diferencia claramente de las que provienen
del transmitente), las turbaciones de derecho provenientes de una disposición legal (mejora la
terminología que se refería a las procedentes de la ley), y en consonancia con el art. 2095 del
Cód. Civil, se reacomoda el texto destacando que tampoco habrá responsabilidad cuando la
evicción resultante lo sea de un derecho de origen anterior a la transferencia, pero que se ha
consolidado posteriormente a ella; la novedad es que en lugar de simplemente referirse al per­
miso para que el juez valore la situación como la norma del Código Civil, se fija como principio
que el juez puede hacer lugar a la evicción a pesar de la excepción si se verifica un desequilibrio
económico desproporcionado (con lo cual no hay arbitrariedad ni delegación completa al juez,
sino bajo ciertos parámetros de análisis derivados de la equidad y el enriquecimiento sin causa).

Art. 1046. — «Citación por evicción». Si un tercero demanda al adquirente en un proceso del que
pueda resultar la evicción de la cosa, el garante citado a juicio debe comparecer en los términos de
la ley de procedimientos. El adquirente puede seguir actuando en el proceso.
■ Concordancias con la normativa anterior: Cód. Civil, art. 2108.

Análisis de la normativa anterior. Se disponía que el enajenante debía salir en defensa del
adquirente, cuando fuera citado por éste, dentro del término que la ley de procedimientos dis­
pusiera, siempre que un tercero le demandare la propiedad o posesión de la cosa, el ejercicio de
una servidumbre o cualquier otro derecho comprendido en la adquisición, o loturbare en el uso
de la propiedad, goce o posesión de la cosa.

Análisis de la normativa del CCCN. El artículo evita entrar en las contradicciones de casos que
la norma derogada hacía, pues el contenido y supuestos ya están previstos resultando innece­
sario repetirse. En cuanto a la citación, la norma se limita a explicar que el garante deberá com­
parecer en los términos de la ley de procedimientos, y que la pertinencia de la citación tiene
lugar aun en el caso de que eventual de que pueda proceder la evicción (no requiere certidum­
bre). Se dispone que el adquirente puede seguir actuando en el proceso (pues hace a su interés
también defender su adquisición).

Art. 1047. — «Gastos de defensa». El garante debe pagar al adquirente los gastos que éste ha
afrontado para la defensa de sus derechos. Sin embargo, el adquirente no puede cobrarlos, ni efec­
tuar ningún otro reclamo si:
a) no citó al garante al proceso;
b) citó al garante, y aunque éste se allanó, continuó con la defensa y fue vencido.
■ Concordancias con la normativa anterior: Cód. Civil, art. 2117.

Análisis de la normativa anterior. En materia de gastos se extrae de las normas sobre evicción
que el garante debía cubrir aquellos que el adquirente hubiera hecho (conf. art. 2108), pero si
el adquirente venciera en la demanda de que podía resultar una evicción, no tenía ningún dere­
cho contra el enajenante, ni aun para cobrar ios gastos que hubiera hecho (correspondía que
cargara con ellos quien había perdido o sido vencido).

Análisis de la normativa del CCCN. El art. 1047 del CCCN establece de forma concreta la regla
de que el garante debe pagar los gastos al adquirente, pero aclarando que se refiere a los de

b hammurabi
603 Título II — Contratos en general Art. 1048

defensa y no a cualquier otro. Asimismo, la norma indica en qué casos el adquirente no podrá
cobrarlos, ni ningún otro reclamo: no citó al garante al proceso o cita al garante, y aunque éste
se allane, continúa con la defensa y resulta perdedor (pues la postura del garante es la de reco­
nocer la procedencia del reclamo y, por ende, de su propio responsabilidad por la evicción, con
lo cual la continuación decidida por el adquirente es a su costo).

Art. 1048.— «Cesación de la responsabilidad». En los casos en que se promueve el proceso judicial,
la responsabilidad por evicción cesa:
a) si el adquirente no cita al garante, o lo hace después de vencido el plazo que esta­
blece la ley procesal;
b) si el garante no comparece al proceso judicial, y el adquirente, actuando de mala
fe, no opone las defensas pertinentes, no las sostiene, o no interpone o no prosi­
gue los recursos ordinarios de que dispone contra el fallo desfavorable;
c) si el adquirente se allana a la demanda sin la conformidad del garante; o somete la
cuestión a arbitraje y el laudo le es desfavorable.
Sin embargo, la responsabilidad subsiste si el adquirente prueba que, por no haber existido oposi­
ción justa que hacer al derecho del vencedor, la citación oportuna del garante por evicción, o la in­
terposición o sustanciación de los recursos, eran inútiles; o que el allanamiento o el laudo desfavo­
rable son ajustados a derecho.
■ Concordancias con la normativa anterior: Cód. Civil, arts. 2110 a 2113.

Análisis de la normativa anterior. Cesaba la obligación que resultaba de la evicción si no se cita­


ba al enajenante y el adquirente perdía el juicio, o si hecha la citación, la misma era posterior al
tiempo hábil otorgado por la ley procesal y también se perdía el juicio. Ante este caso, el Códi­
go Civil preveía casos en los que la cesación a pesar de haberse dado el supuesto indicado del
art. 2110, no cesaba; esto ocurría cuando el adquirente vencido en juicio probaba que era inú­
til la citación, pues no había oposición justa por hacerse contra el tercero, o si el propio adqui­
rente reconocía la justicia de la demanda del tercero y portal motivo fuera privado de su dere­
cho. El segundo caso surgía del art. 2112 y disponía que también cesaba la evicción, si el adqui­
rente que continuó su defensa dejó de oponer defensas convenientes fuera por dolo o culpa, o
no apeló, o no la fundó (para este caso, el propio artículo también tenía previsto un caso de
excepción, y se limitaba a que el adquirente podía demostrar que era inútil apelar o proseguir­
la). Finalmente, el art. 2113 establecía que también cesa la responsabilidad por evicción si el
adquirente comprometía el caso a árbitro, sin consentimiento del enajenante, y el laudo era
contra el derecho adquirido.

Análisis de la normativa del CCCN. El artículo coloca un marco de entendimiento de los supues­
tos al indicar que todos ellos deberán analizarse dentro del caso de encontrarse promovido un
proceso judicial (contra el adquirente por sus derechos transmitidos). Así entonces siguiendo
las pautas del Código Civil se fijan como casos de cesación: la falta de citación o si la misma es
posterior al vencimiento del plazo procesal del caso; que a pesar de la falta de comparecencia
del garante, el adquirente, actuando de mala fe no desarrollare una defensa pertinente ni la
sostiene a lo largo del proceso (incluido el hecho de apelar, aclarándose que se restringe a los
recursos ordinarios); el allanamiento a la demanda sin consentimiento del garante (lo que el
Código Civil no requería), y el sometimiento de la cuestión a arbitraje y el laudo le es desfavo­
rable (fíjese que no indica que lo hubiera hecho sin consentimiento del garante, lo que podría
hacer suponer que aun con su consentimiento, el hecho de desviar el caso de su juez natural
puede neutralizar la responsabilidad del obligado). El último párrafo del artículo describe los
casos donde las causales de cesación no serían aplicables, ellas son: la inutilidad de la defensa o

■ hammurabi
Arts. 1049/1051 Libro III — Derechos personales 604

recursos o citación del garante, dado que no se contaba con una justa oposición que hacer fren­
te al vencedor, o que el allanamiento o laudo desfavorables son ajustados a derecho.

Art. 1049. — «Régimen de las acciones». El acreedor de la responsabilidad dispone del derecho a
declarar la resolución:
a) si los defectos en el título afectan el valor del bien a tal extremo que, de haberlos
conocido, el adquirente no lo habría adquirido, o su contraprestación habría sido
significativamente menor;
b) si una sentencia o un laudo produce la evicción.
■ Concordancias con la normativa anterior: No existen concordancias.

Análisis de la normativa anterior. Por interpretación del art. 2091 del Cód. Civil algunos auto­
res consideraban incorporada esta facultad para el adquirente.

Análisis de la normativa del CCCN. La nueva norma viene a traer precisión a la cuestión legis­
lando de forma concreta sobre la resolución en la evicción y reconociendo ese derecho a favor
del acreedor de la obligación; aunque restringiéndolo a ciertos supuestos específicos, éstos son:
defectos en el título que afectan el valor del bien, en tal magnitud que si el adquirente los hubie­
ra conocido no habría adquirido el derecho o hubiera comprometido una contraprestación sig­
nificativamente menor (resulta útil detenerse en la terminología utilizada, donde se recalca que
no basta con una simple diferencia de valor, ni siquiera una beneficiosa; sino que deberá ser de
gran cuantía o relevancia económica); que la evicción provenga de una sentencia o un laudo.

Art. 1050.— «Prescripción adquisitiva». Cuando el derecho del adquirente se sanea por el transcur­
so del plazo de prescripción adquisitiva, se extingue la responsabilidad por evicción.
■ Concordancias con la normativa anterior: No existen concordancias.

Análisis de la normativa anterior. No había una norma similar, pero por el juego armónico de los
medios de adquisición del dominio, del cual surge la prescripción adquisitiva (lo que se confirma
por el art. 3948 del Cód. Civil), podía concluirse que dicha adquisición (nueva) podía ser opuesta
al tercero, quien ya no tenía un mejor derecho que el adquirente, con lo cual la causa y motivo de
la evicción perdía sostén, a pesar de que el saneamiento no fue por acto del enajenante.

Análisis de la normativa del CCCN. El art. 1050 del CCCN, nuevo en la materia, sigue los linea­
mientos que se desprendían del Código Civil, con lo cual se ratifica el principio por el cual la pres­
cripción adquisitiva sanea el titulo por el mero transcurso del tiempo y, por ende, ello produce
que se extinga la responsabilidad por evicción.

Parágrafo 3o — Responsabilidad por vicios ocultos

Art. 1051. — «Contenido de la responsabilidad por vicios ocultos». La responsabilidad por defec­
tos ocultos se extiende a:
a) los defectos no comprendidos en las exclusiones del art. 1053;
b) los vicios redhibitorios, considerándose tales los defectos que hacen a la cosa im­
propia para su destino por razones estructurales o funcionales, o disminuyen su
utilidad a tal extremo que, de haberlos conocido, el adquirente no la habría adqui­
rido, o su contraprestación hubiese sido significativamente menor.
m Concordancias con la normativa anterior: Cód. Civil, art. 2164.

hammurabi
605 Título II — Contratos en general Art. 1052

Análisis de la normativa anterior. El Código Civil definía a este instituto indicando que eran
vicios redhibitorios los defectos ocultos de la cosa existentes al tiempo de la adquisición que la
hacían impropia para su destino, si de tal modo disminuían el uso de ella que de haberlos cono­
cido el adquirente no lo habría hecho o habría dado menos por ella (siempre tratándose de ne­
gocios a titulo oneroso).

Análisis de la normativa del CCCN. El parágrafo 3oya parte de identificar que se trata de la res­
ponsabilidad porvicios ocultos, con lo cual se advierte que el CCCN sigue la metodología de con­
siderar los vicios ocultos en general, para luego diferenciar cuáles generaran responsabilidad
de los que no lo hacen. Así entonces el art. 1051 se encarga de precisar cuándo el vicio oculto
genera responsabilidad; el primer caso se refiere a los defectos no comprendidos en las exclu­
siones del art. 1053 (esto significa que podrá haber defectos que aun sin ser redhibitorios
podrán generar responsabilidad), el segundo, son los vicios redhibitorios, los cuales se definen
siguiendo las pautas del Código Civil; así, se destaca como notas tipificantes que el defecto debe
hacer la cosa impropia para su destino (sea estructural o funcional, agregado que amplía el
espectro de casos), o disminuyen su utilidad (bajo la perspectiva de que habiéndolos conocido
previamente el adquirente no lo hubiera adquirido o su contraprestación hubiera sido signifi­
cativamente menor).

Art. 1052.— «Ampliación convencional de la garantía». Se considera que un defecto es vicio redhi-
bitorio:
a) si lo estipulan las partes con referencia a ciertos defectos específicos, aunque el ad­
quirente debiera haberlos conocido;
b) si el enajenante garantiza la inexistencia de defectos, o cierta calidad de la cosa
transmitida, aunque el adquirente debiera haber conocido el defecto o la falta de
calidad;
c) si el que interviene en la fabricación o en la comercialización de la cosa otorga ga­
rantías especiales. Sin embargo, excepto estipulación en contrario, el adquirente
puede optar por ejercer los derechos resultantes de la garantía conforme a los tér­
minos en que fue otorgada.

■ Concordancias con la normativa anterior: Cód. Civil, art. 2167.

Análisis de la normativa anterior. La norma explicaba que por acuerdo de partes podían
hacerse vicios redhibitorios a aquellos que naturalmente no lo eran, como eran los casos en
que el enajenante garantizase la no existencia de ellos, o se garantizase la calidad de la cosa
supuesta.
El acuerdo podía ser expreso, o surgirtácitamente del hecho de que el enajenante afirmó posi­
tivamente (en el contrato) que la cosa estaba exenta de defectos o que tenía ciertas cualida­
des (aun para el supuesto en que el adquirente pudiera fácilmente conocer el defecto o la
ausencia de la calidad).

Análisis de la normativa del CCCN. La referencia a la ampliación del concepto resulta más acor­
de que el sistema usado en el Código Civil. El artículo indica en qué casos a un defecto puede
considerárselo como vicio redhibitorio, éstos son: el acuerdo concreto sobre ciertos defectos
(aun para el caso de que pudieran ser conocidos por el adquirente), la garantía de inexistencia
de defectos o calidad (aunque el adquirente pudiera conocerlos), y la garantía especial otorga­
da por el que interviene en la fabricación o en la comercialización (salvo que el adquirente opte
por ejercer los derechos resultantes de la garantía conforme a los términos en que fue otorga­
da mientras no haya acuerdo en contrario.

hammurabi
Arts. 1053/1054 Libro III — Derechos personales 606

Art. 1053. — «Exclusiones». La responsabilidad por defectos ocultos no comprende:


a) los defectos del bien que el adquirente conoció, o debió haber conocido mediante
un examen adecuado a las circunstancias del caso al momento de la adquisición,
excepto que haya hecho reserva expresa respecto de aquéllos. Si reviste caracte­
rísticas especiales de complejidad, y la posibilidad de conocer el defecto requiere
cierta preparación científica o técnica, para determinar esa posibilidad se aplican
los usos del lugar de entrega;
b) los defectos del bien que no existían al tiempo de la adquisición. La prueba de su
existencia incumbe al adquirente, excepto si el transmitente actúa profesional­
mente en la actividad a la que corresponde la transmisión.
■ Concordancias con la normativa anterior: Cód. Civil, arts. 2164,2168 y 2170.
Análisis de la normativa anterior. El Código Civil permitía presumir algunos casos de exclusión
de la responsabilidad, así el art. 2170 destacaba que el enajenante estaba libre de responsabili­
dad si el adquirente conocía los vicios o debía conocerlos por su profesión o arte. A su vez, de la
interpretación armónica de los arts. 2164 y 2168 surgía que los vicios no existentes (sino poste­
riores) a la adquisición no podían ser considerados vicios redhibitorios (se presumía que eran
posteriores, salvo prueba en contra a cargo del adquirente).
Análisis de la normativa del CCCN. El art. 1053 enumera los casos en los cuales no deberá res­
ponderse por los vicios ocultos; el primer caso legislado se ha extendido en su noción en rela­
ción al original, y en este sentido, al caso de que el adquirente conoció o debió conocerlos a los
vicios, en lugar de referirse a la profesión u oficio, se inserta como pauta que la factibilidad
dependerá de las circunstancias del casos conforme a las posibilidades de haber hecho un exa­
men adecuado del bien (salvo acuerdo expreso en contra). Como segundo supuesto (dentro del
inc. 10aún), se refiere a casos de complejidad para evaluar el bien en los que se requieren cono­
cimientos o una preparación especial (sea científica o técnica), la exclusión operará de aplicar
en el caso particular los usos del lugary la posibilidad de realizar el mismo. El tercer caso (inc. 2o)
se refiere a los defectos que no existían al momento de la adquisición manteniéndose la carga
de la prueba sobre su origen anterior al adquirente, lo novedoso es que se incluiría este caso
como responsabilidad, si el transmitente actúa profesionalmente en la actividad que corres­
ponde a la transmisión (aquí no se colocó la neutralización de la excepción porque el adqui­
rente también fuera profesional de la actividad).

Art. 1054. — «Ejercicio déla responsabilidad por defectos ocultos». El adquirente tiene la carga de
denunciar expresamente la existencia del defecto oculto al garante dentro de los sesenta días de
haberse manifestado. Si el defecto se manifiesta gradualmente, el plazo se cuenta desde que el ad­
quirente pudo advertirlo. El incumplimiento de esta carga extingue la responsabilidad por defectos
ocultos, excepto que el enajenante haya conocido o debido conocer, la existencia de los defectos.
■ Concordancias con la normativa anterior: No existen concordancias.
Análisis de la normativa anterior. En materia de locación de obra una de las cuestiones que
generaba más rispidez era el del rol de la aceptación de la obra y el valor de la conformidad
dada; el art. 1647 bis del Cód. Civil vino a precisar esta cuestión; pero en lo que al tema atañe,
dicho artículo indica que no presta conformidad al recibir la obra respecto de vicios ocultos, si
éstos denuncian dentro de los sesenta días de su descubrimiento. Es importante recalcar que la
denuncia que allí se indicaba no se refería a que el sujeto debía iniciar la demanda, sino de
poner en aviso a la otra parte.
Análisis de la normativa del CCCN. El legislador en el art. 1054, toma la base de regulación del
contrato particular del Código Civil, la adapta, moderniza y ubica en esta Parte General de los

hammurabi
607 Título II — Contratos en general Arts. 1055/1056

contratos para que su alcance pueda unificarse. En consecuencia, del artículo se desprende que
se coloca la carga al adquirente de denunciar expresamente la existencia del defecto oculto al
garante (véase que se aclara la persona a la que se debe poner en alerta como la clase de decla­
ración a exteriorizar), manteniéndose el plazo de sesenta días desde que se manifiesta (y no
desde que se descubre lo que puede ser posteriormente). También la norma incorpora un
supuesto novedoso, que es la manifestación gradual del defecto, en tal caso el plazo se inicia
desde que el adquirente pudo advertirlo (acá sí se asemeja a la ¡dea de descubrimiento, sólo que
se fijará en el momento que razonablemente debió haberlodescubierto). También resulta impor­
tante tener presente que la falta de cumplimiento de la carga de denunciar produce la extin­
ción de la responsabilidad (salvo cuando el enajenante conocía o debía conocer el defecto).

Art. 1055. — «Caducidad de la garantía por defectos ocultos». La responsabilidad por defectos
ocultos caduca:
a) si la cosa es inmueble, cuando transcurren tres años desde que la recibió;
b) si la cosa es mueble, cuando transcurren seis meses desde que la recibió o puso en
funcionamiento.
Estos plazos pueden ser aumentados convencionalmente.
La prescripción de la acción está sujeta a lo dispuesto en el Libro Sexto.
■ Concordancias con la normativa anterior: Cód. Civil, art. 1646; Cód. de Comercio, art. 473.

Análisis de la normativa anterior. Si bien la cuestión no se encontraba legislada en forma par­


ticular en el Código Civil, el art. 1646 al aludir a la ruina (como una variable del vicio oculto) esta­
blecía un plazo de manifestación de la deficiencia de diez años, para luego ejercer la acción per­
tinente. A su vez, el art. 473 del Cód. de Comercio (referido a la compraventa) indicaba que si de
las resultas de los vicios internos de la cosa vendida, éstos no podían percibirse por el reconoci­
miento que se hacía al tiempo de la entrega, serían por cuenta del vendedor durante un plazo,
cuya fijación quedaba al arbitrio de los tribunales, pero que nunca excedería de ios seis meses
siguientes al día de la entrega. Pasado ese término, quedaba el vendedor libre de toda respon­
sabilidad a ese respecto.

Análisis de la normativa del CCCN. El artículo recoge estas cuestiones tratadas de forma aisla­
da para ciertos contratos, y con cambios, refleja una regla general de tiempo para que la mani­
festación del vicio oculta sea útil para disparar la responsabilidad del obligado. No debe con­
fundirse con la prescripción, ya que el propio artículo así lo indica al reenviar al libro pertinen­
te. Entonces se fijan dos plazos de caducidad según la naturaleza de la cosa: si es inmueble es de
tres años desde que se la recibió; si es mueble, es de seis meses desde que se la recibió o puso en
funcionamiento (cuestión práctica que permite darle mayor amplitud a la cuestión). Es intere­
sante recordar que pueden ampliarse los plazos por acuerdo de partes.

Art. 1056. — «Régimen de las acciones». El acreedor de la garantía dispone del derecho a declarar
la resolución del contrato:
a) si se trata de un vicio redhibitorio;
b) si medió una ampliación convencional de la garantía.
■ Concordancias con la normativa anterior: No existen concordancias.

Análisis de la normativa anterior. No estaba prevista esta clase de solución para el supuesto de
vicios redhibitorios, sino que estaban previstas la acción redhibitoria para dejar sin efecto el
contrato y la acción de reducción del precio — quanti minorís o estimatoria— (arts. 2165,2172
y 2174, Cód. Civil).

■ hammurabi
Arts. 1057/1059 Libro III — Derechos personales 608

Análisis de la normativa del CCCN. El art. 1056 incorpora la facultad de resolver el contrato en
los siguientes casos: si se trata de un vicio redhibitorio o si medió ampliación convencional de la
garantía.

Art. 1057. — «Defecto subsanable». El adquirente no tiene derecho a resolver el contrato si el de­
fecto es subsanable, el garante ofrece subsanarlo y él no lo acepta. Queda a salvo la reparación de
daños.
■ Concordancias con la normativa anterior: No existen concordancias.

Análisis de la normativa anterior. El saneamiento se procuraba solamente en cabeza del adqui­


rente y a éste le competía la decisión de encuadrar tal reclamo (conf. art. 505, inc. 1o, Cód. Civil).

Análisis de la normativa del CCCN. El artículo que se analiza, dentro del ámbito novedoso que
la resolución apareja en esta materia, incorpora un cuestión particular que puede enervar para
el adquirente el derecho de ejercer en forma efectiva de la decisión de resolver el contrato; y
esto es que si el defecto es subsanable (conforme a los usos y prácticas, dentro un tiempo razo­
nable, aunque la norma no haga referencia a tales circunstancias) y el garante ofrece hacerlo,
el adquirente no puede avanzar en la resolución del contrato, quedando a salvo su derecho de
requerir daños y perjuicios en caso de que no aceptare que el bien sea reparado.

Art. 1058. — «Pérdida o deterioro de la cosa». Si la cosa perece total o parcialmente a causa de sus
defectos, el garante soporta su pérdida.
■ Concordancias con la normativa anterior: Cód. Civil, arts. 2178 y 2179.

Análisis de la normativa anterior. El Código Civil trataba diferentes supuestos de pérdidas,


establecía que si se perdía la cosa en forma total, el vendedor asumía la misma y, por ende, debía
restituir el precio; así también se indicaba que si hubiera sido parcial, el comprador debía entre­
garla en el estado en que se hallaba, recibiendo igual el precio que entregó (art. 2178). El art.
2179 trataba el caso de pérdida por caso fortuito o por culpa del comprador, y establecía que
igualmente el comprador podía reclamar el menor valor de la cosa viciada.

Análisis de la normativa del CCCN. En la redacción del nuevo artículo, se vislumbra que se sim­
plifica la cuestión en relación al Código Civil, pues se fija la pauta de que si la cosa perece total
o parcialmente en relación causal con sus defectos, el garante soporta la pérdida según el caso.

Sección 5a — Señal

Art. 1059. — «Disposiciones generales». La entrega de señal o arras se interpreta como confirma­
toria del acto, excepto que las partes convengan la facultad de arrepentirse; en tal caso, quien en­
tregó la señal la pierde en beneficio de la otra, y quien la recibió, debe restituirla doblada.
■ Concordancias con la normativa anterior: Cód. Civil, art. 1202; Cód. de Comercio, art. 475.

Análisis de la normativa anterior. Lo sistemas del Código Civil y del Código de Comercio se dife­
renciaban desde dos aspectos; el primero es que en el Código Civil se fijaba como regla general
en cuanto a la función de la seña que la misma era penitencial; en cambio, el Código de Comer­
cio fijaba que era ratificatoria del negocio y como a cuenta del precio. El segu ndo punto se refie­
re a que el de Comercio no indicaba cómo sería la devolución o indemnización a pagar cuando
la seña diera lugar al arrepentimiento, en cambio el Civil sí la fijaba (devolver la seña con más
otro equivalente de su valor si el que se arrepiente es quien la recibió, perder la seña si el que lo

b hammurabi
609 Título II — Contratos en general Arts. 1060/1061

hacía era quien la entregó), mientras que en la ratificatoria la diferencia consistía en que en el
de Comercio se flexibilizaba la consideración de la seña como a cuenta del precio si era ratifica­
toria, y el Civil limitaba ello a que fuera la seña de igual especie que la prestación del contrato
(excluyendo a las obligaciones de hacer y de no hacer).

Análisis de la normativa del CCCN. Debido a la unificación de los códigos Civil y de Comercio, co­
rrespondía que el CCCN tomara partida por alguno de ambos sistemas. Al respecto, del artícu­
lo se advierte que el sistema imperante como general y presumido es el de la seña ratificatoria
del negocio, y la excepción (por acuerdo de partes) es la penitencial. Queda la duda de si tam­
bién sería aplicable a inmuebles, dado que en los fundamentos del CCCN se resalta tal situación
como un supuesto de excepción. En lo que se refiere al caso de estar pactada la seña para gozar
de la facultad de arrepentirse del acto, el sistema ratifica el del Código Civil.

Art. 1060. — «Modalidad». Como señal o arras pueden entregarse dinero o cosas muebles. Si es de
la misma especie que lo que debe darse por el contrato, la señal se tiene como parte de la presta­
ción si el contrato se cumple; pero no si ella es de diferente especie o si la obligación es de hacer o no
hacer.
■ Concordancias con la normativa anterior: Cód. Civil, art. 1202; Cód. de Comercio, art. 475.

Análisis de la normativa anterior. En materia civil se preveía que la seña podía ser de cualquier
clase mientras fuera de contenido patrimonial, limitándose su integración al precio o dispo­
niendo su devolución. En la comercial la amplitud de los términos también autorizaba a entre­
gar cualquier cosa que fuera usual entregar para negocios comerciales o ventas, no fijando res­
tricción alguna para su integración al precio.

Análisis de la normativa del CCCN. El art. 1060 combina los sistemas, pero traduce la referen­
cia a lo que se suele entregar para el negocio que refería el Código de Comercio, en la precisa
indicación de que la seña debe consistir en una cosa mueble o en dinero. En cuanto a la inte­
gración de la misma al precio, se mantiene el sistema del Código Civil en cuanto a que la seña
deberá ser de la misma especie que la prestación del contrato, como así también la restricción
respecto a la falta de identidad de especie o de tratarse de obligaciones de hacer o no hacer. No
se elimina la referencia a su devolución, pero dado el caso podrá invocarse (o pedirse su com­
pensación, en su caso) si las partes no acordaran un sistema de compatibilidad de la misma con
la prestación del contrato.

Capítulo 10
Interpretación

Art. 1061. — «Intención común». El contrato debe interpretarse conforme a la intención común de
las partes y al principio de la buena fe.
■ Concordancias con la normativa anterior: Cód. Civil, art. 1198; Cód. de Comercio, art. 218, inc. 1o.

Análisis de la normativa anterior. La falta de un sistema general en el Código Civil nucleaba la


temática siempre en derredor de la buena fe, así el art. 1198 indicaba que los contratos debían
interpretarse de buena fe y de acuerdo a lo que las partes verosímilmente entendieron o pudie­
ron entender obrando con cuidado y previsión. A su vez, el Código de Comercio tenía varios
principios formulados para la determinación de la voluntad del acto de comercio tomando
como gran principio los usos y costumbres comerciales (lo que adaptado al ámbito civil se flexi-

a hammurabi
Arts. 1062/1063 Libro III — Derechos personales 610

bilizó y amplió por la labor doctrinaria y de la jurisprudencia). El inc. 1o del art. 218 resaltaba el
rol de la intención común de las partes en el contrato.

Análisis de la normativa del CCCN. Se sintetiza el principio, eliminándose la referencia a la ve­


rosimilitud de lo comprendido y dando mayor primacía a la finalidad común de las partes (inten­
ción) y no aislada de cada una de ella. Se confirma el rol fundamental que en la materia posee
la buena en cualquiera de sus clases. En cambio, se quita protagonismo a los usos y costumbres.

Art. 1062. — «Interpretación restrictiva». Cuando por disposición legal o convencional se estable­
ce expresamente una interpretación restrictiva, debe estarse a la literalidad de los términos utiliza­
dos al manifestar la voluntad. Este artículo no es aplicable a las obligaciones del predisponente y del
proveedor en los contratos por adhesión y en los de consumo, respectivamente.
■ Concordancias con la normativa anterior: No existen concordancias.

Análisis de la normativa anterior. La interpretación restrictiva como elemento de la interpre­


tación de la ley tenía su desarrollo en la doctrina, y nadie dudó en la aplicación, en virtud de los
principios generales que imponen la obligación de resolver toda cuestión (arts. 15,16 y 17, Cód.
Civil), también para los contratos, quedando pendiente en todo caso, determinar los supuestos
de su procedencia.

Análisis de la normativa del CCCN. La recepción por el art. 1062 de esta regla permite conocer
ahora sí su función, limitaciones y casos de procedencia. Así entonces la misma será aplicable
cuando la ley lo disponga o las partes así lo determinen. Su función consiste en limitar el sentido
de la voluntad a la literalidad de los términos usados. Finalmente, esta clase de pauta no podrá
usarse en obligaciones del predisponente y del proveedor de contratos de adhesión o de consu­
mo (para evitar desvirtuar las otras reglas que en beneficio de la parte más débil se legislan).

Art. 1063. — «Significado de las palabras». Las palabras empleadas en el contrato deben enten­
derse en el sentido que les da el uso general, excepto que tengan un significado específico que sur­
ja de la ley, del acuerdo de las partes o de los usos y prácticas del lugar de celebración conforme con
los criterios dispuestos para la integración del contrato.
Se aplican iguales reglas a las conductas, signos y expresiones no verbales con los que el consenti­
miento se manifiesta.
■ Concordancias con la normativa anterior: Cód. de Comercio, arts. 217 y 218, inc. 6o.

Análisis de la normativa anterior. El art. 217 del Cód. de Comercio precisaba que las palabras
de los contratos y convenciones deben entenderse en el sentido que les da el uso general, aun­
que el obligado pretenda que las ha entendido de otro modo. El inc. 6o explicaba que el uso y
práctica generalmente observados en el comercio, en casos de igual naturaleza, y especial­
mente la costumbre del lugar donde debe ejecutarse el contrato prevalecerán sobre cualquier
inteligencia en contrario que se pretenda dar a las palabras.

Análisis de la normativa del CCCN. El artículo brinda pautas para darle sentido a las palabras
partiendo de su literalidad (dispuesto por la ley o de las partes) y extendiéndola al uso general
que del término se hiciera. En cuanto al sentido que la palabra pudiera tener por los usos y cos­
tumbres, los mismos también deberán ser observados como variante de la literalidad del tér­
mino, modificándose el Código de Comercio en el sentido de que deberá utilizarse la del lugar
de celebración y no la de ejecución del contrato. La extensión a otras formas de declaración de
la voluntad viene a complementar la norma.

a hammurabi
611 Título II — Contratos en general Arts. 1064/1066

Art. 1064. — «Interpretación contextual». Las cláusulas del contrato se interpretan las unas por
medio de las otras, y atribuyéndoles el sentido apropiado al conjunto del acto.
■ Concordancias con la normativa anterior: Cód. de Comercio, art. 218, inc. 2o.

Análisis de la normativa anterior. El inc. 2o del art. 218 del Cód. de Comercio legislaba que las
cláusulas equívocas o ambiguas debían interpretarse por medio de los términos claros y preci­
sos empleados en otra parte del mismo escrito, cuidando de darles no tanto el significado que
en general les pudiera convenir, cuanto el que corresponda por el contexto general.

Análisis de la normativa del CCCN. Se sintetiza la regla de la interpretación por contexto o mar­
co regulatorio, eliminando la pauta de que la regla se activaría en caso de duda o ambigüedad,
para que pase a ser un principio de uso común.

Art. 1065. — «Fuentes de interpretación». Cuando el significado de las palabras interpretado con-
textualmente no es suficiente, se deben tomar en consideración:
a) las circunstancias en que se celebró, incluyendo las negociaciones preliminares;
b) la conducta de las partes, incluso la posterior a su celebración;
c) la naturaleza y finalidad del contrato.
■ Concordancias con la normativa anterior: Cód. de Comercio, art. 218, inc. 4o.

Análisis de la normativa anterior. En el art. 218, inc. 4o del Cód. de Comercio sólo se reglaba
sobre el principio de ejecución como fuente de interpretación; así, el inciso mencionado decía
que los hechos de los contrayentes, subsiguientes al contrato, que tuvieran relación con lo que
se discute, serían la mejor explicación de la intención de las partes al tiempo de celebrar el con­
trato.

Análisis de la normativa del CCCN. El art. 1066 incorporado, siguiendo el criterio que funda a
toda la Sección, busca ampliar, actualizar y modernizar el principio de remisión a la fuente no
acotándola sólo al principio de ejecución, sino extendiéndola a las circunstancias previas y de
celebración, a ia conducta de la parte durante el contrato y prestando especial atención a ia
naturaleza del mismo y su finalidad (intención).

Art. 1066. — «Principio de conservación». Si hay duda sobre la eficacia del contrato, o de alguna de
sus cláusulas, debe interpretarse en el sentido de darles efecto. Si esto resulta de varias interpreta­
ciones posibles, corresponde entenderlos con el alcance más adecuado al objeto del contrato.
■ Concordancias con la normativa anterior: Cód. de Comercio, art. 218, ¡nc. 3o.

Análisis de la normativa anterior. Surgía del inc. 3o del art. 218 del Cód. de Comercio que las
. Dchos. personales

cláusulas susceptibles de dos sentidos, de uno de los cuales resultaría la validez, y del otro la nuli­
dad del acto, debían entenderse en el primero; si ambos dieran igualmente validez al acto, de­
bían tomarse en el sentido que más le conviniera a la naturaleza de los contratos y a las reglas
de la equidad.

Análisis de la normativa del CCCN. El art. 1066 moderniza la terminología; así, en lugar de refe­
rirse a validez o invalidez, incorpora la mención de la eficacia y la producción de efectos como
regla general para el caso de duda. Asimismo, establece que si la producción de efectos provie­
ne de varias formas de interpretar el contrato, deberá estarse a la que compatibilice de mane­
ra más adecuada con el objeto del contrato (cambiándose la referencia previa sobre la natura­
leza y equidad).

h hammurabi
Arts. 1067/1069 Libro III — Derechos personales 612

Art. 1067.— «Protección de la confianza». La interpretación debe proteger la confianza y la lealtad


que las partes se deben recíprocamente, siendo inadmisible la contradicción con una conducta jurí­
dicamente relevante, previa y propia del mismo sujeto.
■ Concordancias con la normativa anterior: No existen concordancias.

Análisis de la normativa anterior. Ante la falta de normativa puntual, como derivado de la


buena fe, se podía sostener como límite al ejercicio de los derechos subjetivos la denominaba
teoría de los actos propios. La que, aceptada pacíficamente por la doctrina y la jurisprudencia,
podía ser utilizada en el ámbito de la interpretación de los contratos.

Análisis de la normativa del CCCN. Se recepta normativamente esta teoría para ser utilizada a
fin de darle sentido y alcance a la voluntad de las partes. En este sentido se fijan como reglas de
comportamiento al interpretarse un contrato la confianza y la lealtad recíprocas, vedándose
entonces que alguna de ellas pudiera, al momento de interpretar el contrato, contradecir una
conducta relevante (jurídicamente), previa y atribuida a ese mismo sujeto.

Art. 1068. — «Expresiones oscuras». Cuando a pesar de las reglas contenidas en los artículos ante­
riores persisten las dudas, si el contrato es a título gratuito se debe interpretar en el sentido menos
gravoso para el obligado y, si es a título oneroso, en el sentido que produzca un ajuste equitativo de
los intereses de las partes.
■ Concordancias con la normativa anterior: Cód. de Comercio, art. 218, inc. 7o.

Análisis de la normativa anterior. El inc. 7o del art. 218 del Cód. de Comercio tenía previsto que
en los casos dudosos, que no puedan resolverse según las bases establecidas, las cláusulas ambi­
guas debían interpretarse siempre en favor del deudor, o sea, en el sentido de liberación (favor
debitoris, luego devenido en el favor debilis).

Análisis de la normativa del CCCN. El art. 1068 también mantiene una norma residual como el
Código de Comercio, sólo que incorpora a los contratos a título gratuito respecto de los cuales
aggiorna la noción de favor debitoris al referirla como el sentido menos gravoso (lo cual per­
mite tratar situaciones intermedias y previas a la liberación); y respecto de los contratos a títu­
lo onerosos, en lugar de limitarse a los términos del favor debilis (que en general origina opi­
niones encontradas sobre la verificación de esta situación en contratos discrecionales), opta por
incluir la regla de la equidad y promover su reajuste más que su extinción.

Capítulo 11
Subcontrato

Art. 1069. — «Definición». El subcontrato es un nuevo contrato mediante el cual el subcontratan-


te crea a favor del subcontratado una nueva posición contractual derivada de la que aquél tiene en
el contrato principal.
■ Concordancias con la normativa anterior: No existen concordancias.

Análisis de la normativa anterior. La falta de regulación concreta deriva la cuestión en la auto­


nomía de la voluntad, pues mientras tampoco había prohibición de hacerlo las partes podían
acordarla libremente. En materia de locación sí encontramos bastante normativa relativa a esta
clase de contratos (subarriendo), el que indicaba que solamente se transmitían los derechos y
obligaciones del locatario, y que se completaba la materia con (o reglado sobre cesión de dere­
chos (art. 1584).

hammurabi
613 Título II — Contratos en general Arts. 1070/1071

Análisis de la normativa del CCCN. El art. 1069 viene a establecer el concepto general de esta
clase de contratos y, por ende, su posibilidad de utilizarlo eji toda clase de negocio no prohibi­
do. Al respecto, la norma aclara que el subcontrato es en verdad un nuevo contrato (lo que exi­
girá que se verifiquen todas las normas respectivas), y que el mismo consiste en que el subcon-
tratante cree a favor del subcontratado una nueva posición (lo que permite establecer que no
hay reemplazo ni sucesión de la parte, lo que invalidaría la derivación a las normas de la cesión
como lo hacía el Códígo'Civil), derivada de la que aquél tiene en el contrato principal (y que con­
tinúa vigente pero acorde a la subcontratación celebrada)..

Art. 1070.— «Disposición general». En los contratos con prestaciones pendientes éstas pueden ser
subcontratadas, en el todo o en parte, a menos que se trate de obligaciones que requieren presta­
ciones personales.
■ Concordancias con la normativa anterior: No existen concordancias.

Análisis de la normativa anterior. Por imperio de la autonomía de la voluntad, mientras no


hubiera indisponibilidad para celebrar el contrato éste podía hacerse (por ejemplo, por prohi­
bición convencional, conf. art. 1583, o por ser inherencia personal, conf. art. 498).

Análisis de la normativa del CCCN. La normativa ubica la cuestión en la materia general de los
contratos y continúa sobre la base de principios generales que se desprendían del Código Civil;
así entonces la regla general fijada se refiere a que las prestaciones de cualquier contrato pue­
den ser subcontratadas siempre que se encuentren aún pendientes (aunque más no sea sólo
parcialmente) y no se traten de aquellas en donde el sujeto resulta determinante para la satis­
facción del fin del contrato (intuitopersonae).

Art. 1071. — «Acciones del subcontratado». El subcontratado dispone:

a) de las acciones emergentes del subcontrato, contra el subcontratante;

b) de las acciones que corresponden al subcontratante, contra la otra parte del con­
trato principal, en la extensión en que esté pendiente el cumplimiento de las obli­
gaciones de éste respecto del subcontratante. Estas acciones directas se rigen por
lo dispuesto en los arts. 736,737 y 738.
■ Concordancias con la normativa anterior: No existen concordancias.

Análisis de ia normativa anterior. El silencio del Código Civil debía ser cubierto en lo que pue­
de ser por compatibilidad def iguras con las pautas del subarriendo y hasta en lo que por la auto­
nomía de la voluntad las partes pudieran acordar. En este sentido, la falta de normativa puntual
sobre la acción directa establecía que sólo podía accederse a ella estando prevista en la ley, con
lo cual es esta materia de efectos (salvo el subarriendo, que estaba previsto) los casos no legis­
lados veían limitados los efectos de esta clase de contratación.

Análisis de la normativa del CCCN. El art. 1071 viene a plasmar los efectos esperables que esta
clase de contratos debe producir, lo que al tratarse en la Parte General permite extenderlos a
todas sus variables no prohibidas.
Así entonces el primer efecto es que el subcontratado pueda accionar contra el subcontratante
por el propio subcontrato; mientras que el segundo se refiere al otorgamiento de la acción
directa para el subcontratado contra el contratante del contrato principal en lo que se refiera a
las acciones que el subcontratante tenga contra él, derivándose su regulación a la materia del
CCCN (arts. 736 a 738).

a hammurabi
Arts. 1072/1074 Libro III — Derechos personales 614

Art. 1072. — «Acciones de la parte que no ha celebrado el subcontrato». La parte que no ha cele­
brado el subcontrato mantiene contra el subcontratante las acciones emergentes del contrato prin­
cipal.
Dispone también de las que corresponden al subcontratante contra el subcontratado, y puede ejer­
cerlas en nombre e interés propio.
■ Concordancias con la normativa anterior: No existen concordancias.

Análisis de la normativa anterior. Similar situación a la relatada con el subcontratado ocurría


con el contratante del contrato principal en cuanto a las acciones que gozaba, siendo también
idénticas las soluciones propuestas.

Análisis de la normativa del CCCN. El art. 1072 completa el panorama de efectos entre todas
las partes participantes, así entonces aunque el contratante del contrato principal no tiene nin­
guna participación en la celebración del subcontrato, éste igualmente puede gozar de acción
directa contra el subcontratado en lo que a las acciones del subcontratante le correspondan
contra aquél (referencia a acción en propio nombre e interés). Claro está, sin perjuicio del sub­
contrato celebrado, el subcontratante continúa obligado a favor del contratante principal por
continuar vigente su vínculo.

Capítulo 12
Contratos conexos

Art. 1073.— «Definición». Hay conexidad cuando dos o más contratos autónomos se hallan vincu­
lados entre sí por una finalidad económica común previamente establecida, de modo que uno de
ellos ha sido determinante del otro para el logro del resultado perseguido. Esta finalidad puede ser
establecida por la ley, expresamente pactada, o derivada de la interpretación, conforme con lo que
se dispone en el art. 1074.
■ Concordancias con la normativa anterior: No existen concordancias.

Análisis de la normativa anterior. Se trataba de un contrato atípico (contrato coligado o cade­


na de contratos), lo que expone su falta de regulación, la autonomía de la voluntad predomi­
naba para su desarrollo práctico.

Análisis de la normativa del CCCN. La norma lo recepta e incluye dentro de la parte general de
los contratos, brindando su definición, de la cual además de la conexidad característica de la
vinculación (que podría devenir del denominado contrato marco), se pone de especial resalto
que cada uno de los contratos es autónomo jurídicamente, verificándose la vinculación por una
finalidad económica común (puede tratarse de un programa económico global) que debe estar
previamente establecida (y no por una cuestión del azar o posterior). De allí que uno es determi­
nante para el otro para alcanzar sus resultados. La predeterminación puede fijarse por la ley, por
acuerdo expreso o por interpretación de acuerdo a las pautas del CCCN fijadas en esta materia.

Art. 1074. — «Interpretación». Los contratos conexos deben ser interpretados los unos por medio
de los otros, atribuyéndoles el sentido apropiado que surge del grupo de contratos, su función eco­
nómica y el resultado perseguido.
■ Concordancias con la normativa anterior: No existen concordancias.

Análisis de la normativa anterior. Se remite a lo ya comentado sobre esta cuestión en el art. 1073.

Análisis de la normativa del CCCN. El art. 1074 dispone de las reglas para interpretar los con­
tratos conexos, buscando evitar que su autonomía finalmente pudiera ser usada para aislarlo

b hammurabi
615 Título II — Contratos en general Arts. 1075/1077

de los otros contratos o sus partes considerarse como terceros (por el efecto relativo de los con­
tratos); de allí que se establece la imposición de que el contrato vinculado sea comprendido y
determinado su alcance en relación con los otros, buscándose en todo momento otorgar el sen­
tido global a los contratos, de acuerdo a su función económica y resultados perseguidos (rele­
vancia fundamental de la causa fin).

Art. 1075. — «Efectos». Según las circunstancias, probada la conexidad, un contratante puede opo­
ner las excepciones de incumplimiento total, parcial o defectuoso, aún frente a la inejecución de obli­
gaciones ajenas a su contrato. Atendiendo al principio de la conservación, la misma regla se aplica
cuando la extinción de uno de los contratos produce la frustración de la finalidad económica común.
■ Concordancias con la normativa anterior: No existen concordancias.

Análisis de la normativa anterior. Se remite a lo ya comentado sobre esta cuestión en el art. 1073.

Análisis de la normativa del CCCN. El art. 1075, al establecer los efectos de esta clase de con­
tratos, fija su importancia negocial. Volviendo sobre la circunstancia de que la autonomía de los
contratos produciría normalmentequefueran extrañosentresí, la norma vieneaexplicarcómo
arribar al efecto contrario, esto es, producir el efecto de la coligación entre ellos. En tal sentido
entonces acreditada la conexidad, un contratante puede justificary retener el cumplimiento de
su propia prestación con motivo en el incumplimiento de un contratante ajeno a su contrato.
Asimismo, la extinción de uno de los contratos puede exponer al resto a la frustración de la fina­
lidad económica común.

Capítulo 13
Extinción, modificación y adecuación del contrato

Art. 1076. — «Rescisión bilateral». El contrato puede ser extinguido por rescisión bilateral. Esta ex­
tinción, excepto estipulación en contrario, sólo produce efectos para el futuro y no afecta derechos
de terceros.
■ Concordancias con la normativa anterior: Cód. Civil, art. 1200, parte 1a.
Análisis de la normativa anterior. El art. 1200 del Cód. Civil disponía que las partes por mutuo
consentimiento podían extinguir las obligaciones creadas por los contratos y retirar los dere­
chos reales que se hubieran transferido. Sin hacer mención expresa, se regulaba la rescisión, la
que se caracterizaba por cubrir la lógica conclusión de que si el contrato se había celebrado a
partir del consentimiento mutuo de las partes, por la misma vía podía ponérsele fin, pues en ello
se basaba su libertad de contratar.
Análisis de la normativa del CCCN. La metodología del CCCN se advierte es diferente a la del
Código Civil, pues separa el acto extinfívo bilateral del unilateral. El legislador ahora le atribuye
el nombre de "rescisión" a la "extinción" que reglaba el Código Civil, por lo cual prescinde de la
referencia al acuerdo mutuo (contrarius consensus), lo que se cubre por la indicación deque esta
extinción es bilateral (queda cubierta por la remisión a los actos jurídicos). Se advierte que el artí­
culo trae algunos detalles más que su predecesor, pues se refiere a que los efectos de esta clase
de extinción son ¡rretroactivos (salvo acuerdo en contra), y que no podrá afectarse a terceros.

Art. 1077. — «Extinción por declaración de una de las partes». El contrato puede ser extinguido to­
tal o parcialmente por la declaración de una de las partes, mediante rescisión unilateral, revocación
o resolución, en los casos en que el mismo contrato, o la ley, le atribuyen esa facultad.
m Concordancias con la normativa anterior: No existen concordancias.

b hammurabi
A r t 1078 Libro III — Derechos personales 616

Análisis de la normativa anterior. El Código Civil no contenía normativa general sobre la


materia de extinción, sino que la rescisión y resolución eran tratadas como una materia dis­
persa junto con los efectos del contrato. Asimismo, la revocación no estaba legislada dentro
de dichos efectos (pues la mención que hace el art. 1200, in fine debe entenderse referida a la
rescisión unilateral), sino que se la debía buscar en cada uno de los casos en los contratos en
particular que la tuviesen prevista (por ejemplo, donación, art. 1848, o mandato, art. 1963, inc.
1o).

Análisis de la normativa del CCCN. Resulta una buena decisión unificar la materia sobre extin­
ción de los contratos en un capítulo autónomo y regular tanto sus pautas y requisitos de fun­
cionamiento como sus diversos efectos.

Art. 1078. — «Disposiciones generales para la extinción por declaración de una de las partes». Ex­
cepto disposición legal o convencional en contrario, se aplican a la rescisión unilateral, a la revoca­
ción y a la resolución las siguientes reglas generales:
a) el derecho se ejerce mediante comunicación a la otra parte. La comunicación debe
ser dirigida por todos los sujetos que integran una parte contra todos los sujetos
que integran la otra;
b) la extinción del contrato puede declararse extrajudicialmente o demandarse ante
un juez. La demanda puede iniciarse aunque no se haya cursado el requerimiento
previo que pudo corresponder; en tal situación se aplica el inc. f);
c) la otra parte puede oponerse a la extinción si, al tiempo de la declaración, el decla­
rante no ha cumplido, o no está en situación de cumplir, la prestación que debía
realizar para poder ejercer la facultad de extinguir el contrato;
d) la extinción del contrato no queda afectada por la imposibilidad de restituir que
tenga la parte que no la declaró;
e) la parte que tiene derecho a extinguir el contrato puede optar por requerir su cum­
plimiento y la reparación de daños. Esta demanda no impide deducir ulteriormen­
te una pretensión extintiva;
f) la comunicación de la declaración extintiva del contrato produce su extinción de
pleno derecho, y posteriormente no puede exigirse el cumplimiento ni subsiste el
derecho de cumplir. Pero, en los casos en que es menester un requerimiento previo,
si se promueve la demanda por extinción sin haber intimado, el demandado tiene
derecho de cumplir hasta el vencimiento del plazo de emplazamiento;
g) la demanda ante un tribunal por extinción del contrato impide deducir ulterior­
mente una pretensión de cumplimiento;
h) la extinción del contrato deja subsistentes las estipulaciones referidas a las restitu­
ciones, a la reparación de daños, a la solución de las controversias y a cualquiera otra
que regule los derechos y obligaciones de las partes tras la extinción.

■ Concordancias con la normativa anterior: No existen concordancias.

Análisis de la normativa anterior. Como ya se viene destacando en este Capítulo, se carecía de


normativa general en materia de extinción, de allí que las pautas del pacto de comercio tácito
(que se integra a los contratos), ya sea el civil o comercial, servían de guía para establecer el fun­
cionamiento del instituto (aunque claro está, estaba destinada a reglar la resolución, no los
otros casos, de allí la necesidad de compatibilizar las mismas). Así entonces el art. 1204 del Cód.
Civil (también el art. 216 del Cód. de Comercio) establecía ciertas pautas que podrían conside­

h hammurabi
617 Título II — Contratos en general Art. 1078

rarse generales, y son las siguientes: a) comunicación a la otra parte de la decisión, b) efecto
de pleno de derecho (decía la norma sin más), c) jus varigndi, que en lo que nos interesa indi­
caba que demandada la extinción se podía luego exigir el cumplimiento.
Análisis de la normativa del CCCN. El art. 1078 trae la novedosa situación de fijar pautas gené­
ricas y comunes a todos los casos de extinción unilateral (rescisión, revocación y resolución), lo
que permite unificar su funcionamiento (dejándose aclarado que las partes pueden pactar en
contra o puede surgir de la ley una modificación de estas reglas). Sobre la base del Código Civil,
la misma se precisa y amplía, al incorporarse pautas que anteriormente se desarrollaron por la
labor doctrinaria y de la jurisprudencia. En este sentido entonces las reglas se refieren a: 1) La
comunicación de la decisión de extinguir, que fija la regla de manifestación de la decisión a la
otra, la que debe ser clara en este sentido, se define la controversia sobre el caso de varios suje­
tos integrantes de una parte (en este sentido la discusión se centraba en si cualquiera podía ejer­
cer el derecho, si la mayoría o necesariamente todos), volcándose la decisión hacia la postura
que exige la comunicación conjunta de todos los sujetos integrantes de una parte, pero tam­
bién exigiéndose que la misma se dirija a todos los sujetos de la otra parte (cuestión no tratada
anteriormente y derivada a la solidaridad del vínculo); asimismo, la comunicación puede ser
judicial o extrajudicial (lo que antes sólo se precisaba como extrajudicial aunque permitiéndo­
se la judicial como acto de interpelación en su caso); debe destacarse que no es requisito que pri­
mero haya que comunicar extrajudicialmente y luego demandar, ya que puede directamente
acudirse a la vía judicial, pero en este caso y tratándose de que la decisión esté fundada en el
incumplimiento, la otra parte tendrá implícitamente el derecho de neutralizar la decisión cum­
pliendo dentro del plazo de ley para contestar demanda. 2) Es un requisito fundado en la bue­
na fe que quien decide extinguir el contrato haya cumplido con sus propias obligaciones u
ofrezca hacerlo; en la norma si bien no se exige como requisito la verificación de ello, sí conce­
de sobre dicha lógica un derecho a la otra parte para oponerse (pues de no ejercerlo la extin­
ción podrá surtir efectos); también para destacar está el hecho de que se extiende la exigencia
no sólo al ofrecimiento de cumplir, sino a que esté en condiciones de cumplir (se destierra la sim­
ple declaración virtual o al viento). 3) Se aclara que la situación de imposibilidad de restitución
por la parte que no decide la extinción no es óbice para el otro para declararla, en este caso se
deberá cumplir por equivalencia (id quod interest). 4) En el caso del jus variandi, se ratifican y
precisan sus pautasen relación al Código Civil, así entonces la norma primero explica que la par­
te tiene ambas opciones, exigir el cumplimiento más los daños o requerir la extinción (más los
daños si existe responsabilidad de la otra parte en generar la misma, conf. inc. h), eligiendo por
el cumplimiento, se conserva aún el derecho de extinguir posteriormente, aun para el caso de
que hubiera iniciado demanda; demandándose la extinción, se pierde el derecho de exigir el
cumplimiento posterior; y como situación intermedia se fija la siguiente pauta, comunicada la
decisión de extinguir se pierde el derecho de exigir el cumplimiento posterior o de que la otra
parte ofreciera cumplir (lo que siempre pasaría en el caso extrajudicial), ahora bien, si la deci­
sión de extinguir lo fue por demanda, cuando era menester (requisito o exigencia legal, o por
costumbre o por acuerdo), hacerla previamente por comunicación extrajudicial, la otra parte
conserva aun el derecho de cumplir y neutralizar la decisión dentro del plazo para contestar
demanda. 5) Los efectos que se confirman son de pleno derecho (luego se indica en relación al
tiempo cómo funcionan en cada caso). 6) Finalmente, con buen tino, se confirma que a pesar
de la declaración de extinción hay obligaciones que subsisten, como lo son las referidas a resti­
tuir, reparar los daños y perjuicios, reglar la solución de controversias, y se brindan estipulacio­
nes destinadas a reglar los derechos y obligaciones posteriores a la extinción (el denominado
postcontrato), como podrían ser cuestiones relativas a confidencialidad, no competencia, fide­
lidad y colaboración o seguridad.

hammurabi
Arts. 1079/1081 Libro III — Derechos personales 618

Art. 1079. — «Operatividad de los efectos de la extinción por declaración de una de las partes». Ex­
cepto disposición legal en contrario:
a) la rescisión unilateral y la revocación producen efectos solo para el futuro;
b) la resolución produce efectos retroactivos entre las partes, y no afecta el derecho
adquirido a título oneroso por terceros de buena fe.

■ Concordancias con la normativa anterior: Cód. Civil, art. 1204; Cód. de Comercio, art. 216.

Análisis de la normativa anterior. De forma expresa sólo se trataba el efecto retroactivo (el que
igual se presumía de su texto) para la resolución, no fijándose pautas para la rescisión y revoca­
ción, la que igualmente se infería por sentido contrario.

Análisis de la normativa del CCCN. Se confirma la postura jurídica que el Código Civil plasma­
ba (aclarándose que puede haber casos donde la ley podría alterarlos); entonces la rescisión y
revocación producen efectos en forma irretroactiva y la resolución en forma retroactiva. Dada
la inseguridad jurídica que todo efecto retroactivo puede generar, se indica que dicha clase de
extinción no puede afectar el derecho adquirido a título oneroso por terceros de buena fe (clá­
sica excepción estricta del nemo plus ¡uris).

Art. 1080. — «Restitución en los casos de extinción por declaración de una de las partes». Si el con­
trato es extinguido total o parcialmente por rescisión unilateral, por revocación o por resolución, las
partes deben restituirse, en la medida que corresponda, lo que han recibido en razón del contrato, o
su valor, conforme a las reglas de las obligaciones de dar para restituir, y a lo previsto en el artículo
siguiente.
■ Concordancias con la normativa anterior: Cód. Civil, art. 1204; Cód. de Comercio, art. 216.

Análisis de la normativa anterior. El Código Civil sólo preveía en el art. 1204 la resolución, fijan­
do la obligación de restituir entre partes (recuérdese que la norma indicaba que esta resolución
por incumplimiento sólo era viable en casos de contratos con obligaciones recíprocas), que­
dando firmes aquellas que se hubieran cumplido entre ellas (las compensaba directamente), lo
que obligaba a la doctrina a discutir qué ocurría en caso de que ellas no fueran divisibles o hu­
biera pactos en contra. Asimismo, el tema se completaba con las normas de obligaciones sobre
condición resolutoria (a la que se asemejaba). En cuanto al resto, bajo las pautas del pago sin
causa se podía llegar a idéntica solución que para la restitución.

Análisis de la normativa del CCCN. El artículo continúa con la pauta de unificar los efectos, así
entonces extiende a los tres supuestos de extinción unilateral la obligación de restituir (sea par­
cial o total, aclaración que confirma lo que en la jurisprudencia se proponía), derivando la cues­
tión a las obligaciones de dar para restituir y dejando a salvo que existen pautas especiales en la
materia de contratos bilaterales (art. 1081). Asimismo, incorpora criterios de morigeración de
la obligación al indicar que la misma lo será en la medida que corresponda y también prevé la
restitución por equivalencia en su caso.

Art. 1081. — «Contrato bilateral». Si se trata de la extinción de un contrato bilateral:

a) la restitución debe ser recíproca y simultánea;


b) las prestaciones cumplidas quedan firmes y producen sus efectos en cuanto resul­
ten equivalentes, si son divisibles y han sido recibidas sin reserva respecto del efec­
to cancelatorio de la obligación;

hammurabi
619 Título II — Contratos en general Art. 1082

c) para estimar el valor de las restituciones del acreedor se toman en cuenta las ven­
tajas que resulten o puedan resultar de no haber efectuado la propia prestación, su
utilidad frustrada y, en su caso, otros daños.

■ Concordancias con la normativa anterior: Cód. Civil, art. 1204; Cód. de Comercio, art. 216.

Análisis de la normativa anterior. El Código Civil fijaba una excepción a la obligación de resti­
tuir que consistía en q.ue quedaban firmes aquellas prestaciones cumplidas, no dando mayores
precisiones sobre el tema. Así entonces la doctrina entendió que del uso del plural y la exigen­
cia de la reciprocidad de obligaciones para ejercer el derecho, la norma se refería a aquellas que
las partes hubieran hecho mutuamente, y no por lo cumplido en sí (funcionaría como la com­
pensación de obligaciones facultativas).

Análisis de la normativa del CCCN. El art. 1081 viene a cubrir los silencios del Código Civil y avan­
za en la fijación de varios principios de equidad en cuando al cumplimiento de la obligación de
restitución, como así explica las excepciones al mismo. Así entonces primero se aclara que las re­
glas lo son sólo para contratos bilaterales, siendo el principio imperante en la materia (para evi­
tar abusos o situaciones injustas) que la restitución debe ser recíproca y simultánea (esto aclara
que deberán tenerse en cuenta los pactos sobre neutralización de la restitución de las obliga­
ciones). Como excepción se indica que quedarán firmes aquellas que cumplan con estos requisi­
tos: sean equivalente, sean divisibles, y no haya reserva de darle efecto cancelatorio a las mis­
mas. Finalmente se fija como criterio en cuanto a la obligación de restitución del acreedor (al
que debería interpretárselo como aquel que puede reclamar los daños y perjuicios o el cumpli­
miento) que en la suya deberá meritarse el beneficio que le ha conllevado el hecho de no cum­
plir aún, pudiéndolo neutralizar en su caso con su propia utilidad frustrada y daños sufridos.

Art. 1082. — «Reparación del daño». La reparación del daño, cuando procede, queda sujeta a estas
disposiciones:
a) el daño debe ser reparado en los casos y con los alcances establecidos en este Capí­
tulo, en el Título V de este Libro, y en las disposiciones especiales para cada contra­
to;
b) la reparación incluye el reembolso total o parcial, según corresponda, de los gastos
generados por la celebración del contrato y de los tributos que lo hayan grava­
do;
c) de haberse pactado la cláusula penal, se aplica con los alcances establecidos en los
arts. 790 y siguientes.

■ Concordancias con la normativa anterior: No existen concordancias.

Análisis de la normativa anterior. El Código Civil no cubría este escenario de aclaraciones par­
ticulares para el supuesto de extinción, aplicándose en forma directa las normas que sobre
incumplimiento obligacional correspondían al tema o la opción aquiliana que en su caso habi­
litara acudir a las normas sobre los cuasidelitos o delitos.

Análisis de la normativa del CCCN. El art. 1082, si bien en principio se lo ve sobreabundante,


viene a contemplar y recordar que la reparación que corresponde con causa en este Capítulo
tiene ciertas particularidades que deberán considerarse al momento de resolverse la cuestión.
Al respecto, la norma refresca el hecho de que en la utilización de las normas sobre responsabi­
lidad civil y los contratos en particular, deberá cuidarse de poner fin a la cuestión siguiendo las
pautas de mentación dadas en los artículos anteriores. Asimismo, incorpora el novedoso rubro
de restitución de gastos causados en la celebración del contrato y que por impuestos se hubie­

hammurabi
Arts. 1083/1084 Libro III — Derechos personales 620

ran abonado. Finalmente, establece que en caso de cláusula penal deberá remitirse a ella la
cuestión siguiendo las normas que a su respecto se han legislado.

Art. 1083. — «Resolución total o parcial». Una parte tiene la facultad de resolver total o parcial­
mente el contrato si la otra parte lo incumple. Pero los derechos de declarar la resolución total o la
resolución parcial son exduyentes, por lo cual, habiendo optado por uno de ellos, no puede ejercer
luego el otro. Si el deudor ha ejecutado una prestación parcial, el acreedor sólo puede resolver ínte­
gramente el contrato si no tiene ningún interés en la prestación parcial.
m Concordancias con la normativa anterior: No existen concordancias.

Análisis de la normativa anterior. En el Código Civil no se trataba de forma precisa este esce­
nario, sino que quedaba derivado al conjunto de normas referidas al incumplimiento obliga-
cional y el pago sin cumplimiento de los requisitos del objeto.
Análisis de la normativa del CCCN. El art. 1083 contiene la novedosa opción de la resolución
parcial, deslizada más arriba, pero ya prevista para el caso concreto de la resolución por incum­
plimiento, la cual pasa a reglar en los artículos siguientes también. En este caso en especial se
legisla sobre el jus variandi referido a la resolución parcial o total. Se establece que, elegida una
opción, no podrá luego pretenderse la otra, así entonces resuelto parcialmente, no puede pre­
tenderse la restitución como si la misma fuera total. Sin embargo, la norma avanza más sobre la
cuestión, supeditando el derecho de acceder a la resolución total cuando hay prestaciones eje­
cutadas parcialmente por el incumplidor, cuando el acreedor acreditara que no tiene ningún
interés en dicha prestación parcial.

Art. 1084.— «Configuración del incumplimiento». A los fines de la resolución, el incumplimiento de­
be ser esencial en atención a la finalidad del contrato. Se considera que es esencial cuando:
a) el cumplimiento estricto de la prestación es fundamental dentro del contexto del
contrato;
b) el cumplimiento tempestivo de la prestación es condición del mantenimiento del
interés del acreedor;
c) el incumplimiento priva a la parte perjudicada de lo que sustancialmente tiene de­
recho a esperar;
d) el incumplimiento es intencional;
e) el incumplimiento ha sido anunciado por una manifestación seria y definitiva del
deudor al acreedor.
■ Concordancias con la normativa anterior: No existen concordancias.

Análisis de la normativa anterior. La cuestión quedaba derivada para sertratada en materia de


incumplimiento, lo que en general estaba asociado con la noción de culpabilidad y mora, allí
previstas.
Análisis de la normativa del CCCN. El art. 1084trae nuevas pautas para proceder a la definición
del incumplimiento en esta materia, con lo cual se advierte que se ha desprendido de la idea de
culpa como requisito único y de la constitución en mora como ocurría con el Código Civil, lo que
abre más opciones de acceder a esta institución. Sin perjuicio de ello, la norma igualmente cui­
da de que la extinción no sea arbitraria ni caprichosa, por ello restringe el ejercicio de este dere­
cho a que la obligación incumplida resulte esencial a los fines del contrato. Sobre la norma mar­
ca varios criterios de entendimiento de cuándo el incumplimiento será esencial; esas pautas
son: que no sea admisible el cumplimiento modificado de la prestación dado el fin del contra­
to, que el tiempo en que debe ser realizada la prestación resulta clave para satisfacer el interés

■ hammurabi

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