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Institución Quillon/santiago
Continuando con el Caso de la semana anterior “Meza con Martínez”, luego de revisar los
Recursos de Aprendizaje de esta semana, responda las preguntas:
Dados los antecedentes expuestos en el caso “Meza con Martinez” producto del
matrimonio, nacieron dos Hijos, Felipe quien tiene 20 años y Sofía de 16 años. En el caso
de Felipe, quien es mayor de edad, es libre de elegir con quien vivir y donde vivir. Este
hecho se produce dada la emancipación de Felipe, quien según el artículo 270 del código
civil inciso 4to, señala que al cumplir la mayoría de edad se produce la emancipación legal
de los hijos. Sin embargo, dependiendo la decisión que Felipe tome, queda pendiente que
este solicite pensión de alimentos ante el tribunal de familias y demande a sus padres, ya
que actualmente se encuentra estudiando y la ley señala que le corresponde este derecho
hasta los 28 años siempre y cuando este estudiando un oficio o profesión.
En este caso, el cuidado personal debe ser en relación a su hija menor, Sofía quien tiene 16
años. La ley señala que si ambos padres están vivos, el cuidado personal de los hijos
corresponde a los dos. Éste se basa en el principio de corresponsabilidad, según el cual,
ambos padres, aunque vivan separados, participarán en forma activa, equitativa y
permanente en la crianza y educación de sus hijos. Sin embargo, existen algunas situaciones
en que el cuidado personal de los hijos puede pasar a terceras personas, esto ocurre en
caso de inhabilidad física o moral de ambos padres, el juez puede confiar el cuidado
personal de los hijos a otra persona o personas competentes, velando por el interés
superior del niño. Se privilegiará a los consanguíneos más próximos, en especial a los
abuelos.
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psicológicos a ambos padres, con la finalidad de determinar su capacidad física y mental
para el cuidado sus hijos.
Dicho esto, y solo contando con información vaga del caso, por ahora, antes que se
determine cualquier situación judicial, mantendría a Sofía en casa de su madre, con la
finalidad de atender al bien superior del niño, por las siguientes razones.
El padre duda que Sofía sea su hija, por lo cual su petición inicial de solicitar el
cuidado de sus hijos se pone en duda, lo que hace pensar que un acuerdo entre
ambos padres sería imposible.
Su hermano mayor sigue viviendo en casa de su madre, por lo cual es un factor
protector.
La casa en la cual habita su madre, genera un sentimiento de pertenencia e
identidad considerándose esta como el hogar.
Si es este el caso, en este acuerdo además, se debe establecer la frecuencia y libertad con
que el padre o madre que no se quede con el cuidado personal de el o los hijos comunes,
mantendrá una relación directa y regular con ellos, en este caso, Don Rubén. Por otro lado,
se deberá además acordar el monto de la pensión de alimentos, que correspondería a don
Rubén otorgar para ambos hijos.
Otro acuerdo podría ser El cuidado personal compartido, es una forma de vida que busca
estimular la corresponsabilidad de los padres que viven separados en la crianza y educación
de sus hijos en común. En este sentido, la patria potestad y la pensión de alimentos también
seria compartida. Sin embargo, en este caso también es necesario preguntarnos, si la Sra.
Alejandra podría pagar una pensión alimenticia, ya que no nos consta que tenga algún
ingreso económico. Por otro lado, considerar también que el horario de trabajo de don
Rubén es muy extenso. Por lo cual sigo considerando que la opción anterior es la mejor,
para la hija de la pareja.
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a) ¿Quiénes serían alimentantes y alimentarios?
Respuesta: en el art 321 del CC establece los alimentos que se deben por ley
a ciertas personas, en el caso de los hijos de ambos (doña Alejandra y don
Rubén) estos son Felipe Andrés y Camila Sofía el primero de 20 años y la
segunda de 16 año de edad, ambos hijos son titulares del derecho de
alimento menores respecto del padre o madre que no viva junto a ellos,
estos serían alimentarios y el alimentante respecto a ambos podría ser
indistintamente padre o madre, dependiendo de quien no viva con ellos, este
sería su alimentante, sobre aquel debiese recaer la acción de pensión de
alimento menores, (sobre pasando los 21 años de edad se consideraran
alimentos mayores) ahora hay que hacer una pequeña distinción estos se
deben, mientras subsistan las circunstancias que dan lugar a su concesión.
En el caso de los hijos es hasta los 21 años de edad, salvo que se encuentren
estudiando alguna profesión u oficio, caso en el cual se podrá extender hasta
los 28 años o que el alimentario padezca alguna incapacidad física o mental
que le impida subsistir por sí mismo, o que, por circunstancias calificadas, el
juez los considere indispensables para su subsistencia. con respecto a la
pensión de alimentos al cónyuge, como prestación económica, es aquella
obligación de un cónyuge a mantener al otro que la solicita (en ciertos casos,
esto en razón de que al casarse se sumen ciertos deberes y obligaciones
entre ellos el compromiso moral de ambos cónyuges de protegerse, cuidarse,
alimentarse, auxiliarse mutuamente, este compromiso incluye la ayuda
económica sobre el cónyuge más débil cuando lo necesite, todo aquello
establecido en el código civil y la ley de matrimonio civil, estos derechos
están basados en el “principio de protección del cónyuge más débil” mientras
estén casados y vivan juntos, no corresponderá ningún pensión alimenticia
entre estos, ya que la economía familiar es un deber compartido, pero
cuando estos se separan y ya cesa la convivencia entre ambos, sea
separación de hecho, separación judicial, no así divorcio porque este último
pone fin a la institución del matrimonio, uno de ellos podrá reclamar pensión
de alimenticia al otro.
b) ¿En qué consiste el “estado de necesidad” de la parte alimentaria?
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cuando un menor los solicite de su padre o madre, se presumirá que el
alimentante tiene los medios para otorgarlos, en cuanto la capacidad
económica y patrimonial del demandado-alimentante podrá comprobar su
capacidad económica mediante de liquidaciones de sueldo, declaración de
impuesto a la renta, boleta de honorarios y antecedentes de patrimonio o
declaración jurada, y en el caso de ocultarse las fuentes de ingresos o
presentarse antecedentes falsos, se arriesga a sanciones con penas de
prisión en cualquiera de sus grados según lo que establece el art N°5 inciso
V. deben ser específicas las necesidades del alimentario conforme a su
posición social lo que permita determinar un monto razonable y
debidamente proporcionado al caso concreto.
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son y a cuánto ascienden; es decir, las necesidades deben ser reales,
segundo que haya solvencia o capacidad por parte el alimentante, tercero se
debe contar además con un título legal que faculte a solicitar los alimentos.
En este caso sería la filiación de hijo matrimonial, como descendientes del
alimentante. (art N°321 cc) en este mismo art aparece el orden de
preferencia, conocido en derecho como orden de prelación, donde el
primero de ellos se encontraría los cónyuges en el caso de doña Alejandra
también si cumpliese los requisitos establecidos por la ley y existiera la
necesidad de subsistencia, y por añadidura lograr que su titular goce de las
condiciones necesarias para que pueda lograr su mayor realización espiritual
y material posible por parte de esta, podría solicitarlos a don Rubén en el
caso de aún ser su cónyuge.
Don Andrés, al presentar estas dudas en cuanto a la paternidad respecto de su hija podría
solicitar la acción de impugnación matrimonial, sin embargo, como lo establece el código
civil, esta cumple ciertos plazos legal asociados, pudiendo llegar a prescribir el ejercicio de la
acción, provocando finalmente la imposibilidad de investigar la paternidad judicialmente.
El Art. 212 del código civil establece que La paternidad del hijo concebido o nacido durante
el matrimonio podrá ser impugnada por el marido dentro de los ciento ochenta días
siguientes al día en que tuvo conocimiento del parto, o dentro del plazo de un año, contado
desde esa misma fecha, si prueba que a la época del parto se encontraba separado de
hecho de la mujer. La residencia del marido en el lugar del nacimiento del hijo hará
presumir que lo supo inmediatamente; a menos de probarse que por parte de la mujer ha
habido ocultación del parto.
En este sentido, las dudas del marido respecto de su segundo hijo, están sujetas al plazo
que la ley establece para el ejercicio de la “acción de impugnación de filiación matrimonial”,
el que transcurrido que sea, no permite investigar la paternidad judicialmente, a petición de
aquel, perdiendo el derecho, pudiendo eventualmente operar el inciso final del artículo 216
del Código Civil, esto es, que aquella pueda ser impugnada por “…toda persona que pruebe
un interés actual en ello, en el plazo de un año desde que tuvo ese interés y pudo hacer
valer su derecho…”, considerando que el “interés actual” básicamente se asocia a una
conveniencia personal y económica.