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1.2.- CONCEPTO
La expropiación es un acto de sacrificio de derechos patrimoniales, mediante la
compensación del equivalente al valor económico del objeto expropiado. Como ha señalado
el TC, la expropiación no supone una negación del derecho de propiedad privada, sino sólo
de su sacrificio concreto ante la presencia de intereses públicos o sociales superiores, con
respeto del contenido económico del derecho sacrificado, que se transforma en el derecho
a obtener una indemnización por el valor del bien o derecho del que el titular ha sido
forzosamente privado. En cuanto a sus notas características pueden señalarse:
● Carácter singular. La expropiación consiste en una privación de bienes o derechos
concretos y determinados. Esta característica diferencia a la expropiación de la
noción de “límites”, que delimitan legalmente el contorno del derecho de propiedad,
y que no son indemnizables por formar parte del contenido mismo de éste a partir
de la “función social” del derecho.
● Carácter coactivo. Es un acto acordado imperativa y unilateralmente. Aun en el caso
de avenencia del expropiado o mutuo acuerdo en la determinación del justiprecio,
ello no afecta a la decisión administrativa, pues la declaración de utilidad pública o
interés social y de necesidad de ocupación preexisten a aquella posibilidad de
avenencia.
● Carácter real. La expropiación afecta a un bien o derecho patrimonial.
● Carácter formal. El ejercicio de la potestad expropiatoria ha de sujetarse a un
determinado procedimiento, legalmente reglado y que cumple una función esencial
de garantía jurídica del interés público. En última instancia, la actuación ablatoria de
la Administración al margen del cauce procedimental constituye una vía de hecho.
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En relación con la AGE, la LRJSP atribuye a los Delegados del Gobierno en las CCAA ejercer la
potestad expropiatoria. Además, también se establece en la Ley del Proceso Autonómico
que será de aplicación a la Administración de las CCAA la legislación sobre expropiación
forzosa. Por su parte, la LRBRL atribuye a los Municipios, Provincias e Islas la potestad
expropiatoria, y admite que por Ley autonómica se pueda extender esta potestad a otras
EELL. Respecto a las Administraciones especializadas, la LEF quiso concentrar la titularidad
de la potestad expropiatoria en las Administraciones territoriales.
Para la legitimidad del ejercicio de esta potestad exorbitante desde el plano del sujeto
expropiante no es suficiente que la Administración que ejerce la potestad expropiatoria la
tenga atribuida legalmente, sino que también es preciso que la expropiación sea
instrumento necesario para la consecución de aquellos concretos fines públicos que la
Administración expropiante tiene encomendados. Esto quiere decir que estando la
expropiación forzosa ordenada a un fin de utilidad pública o interés social previamente
delimitado, sólo puede ser ejercitada por aquella Administración que, entre todas las
posibles, la Ley ha decidido que se encargue de su concreta satisfacción.
● Expropiado (pasivo).
Es el sujeto titular de derechos o intereses sobre el bien objeto de expropiación. La
condición de expropiado es determinada por su relación con el objeto de la expropiación. En
este sentido, cualquier sujeto (público o privado) puede tener la condición de expropiado.
Además, ninguna Administración puede pretender quedar exonerada de una expropiación.
Si una vez iniciado el procedimiento expropiatorio el bien objeto de la expropiación es
transmitido a un tercero adquirente, éste se subroga en la condición de expropiado.
En todo caso, la presencia del expropiado en el procedimiento expropiatorio es esencial, de
modo que si se prescinde de él el procedimiento sería nulo.
● Beneficiario.
Es el sujeto que adquiere el bien o derecho objeto de la expropiación. Normalmente será la
propia Administración expropiante, pero puede ocurrir que sea un tercero:
- Tradicionalmente se entendía que si la expropiación tiene por causa una
utilidad pública, el beneficiario podrá ser una Administración especializada o
un concesionario de un servicio público, pero hoy en día puede bastar una
autorización.
- Si la expropiación tiene por causa un interés social, el beneficiario podrá ser
un particular. Esto sería una transferencia forzosa de particular a particular
operada mediante la interposición de la voluntad de la Administración.
El beneficiario ostenta diversas facultades como: promover el inicio del procedimiento,
identificar los bienes objeto de expropiación, pactar la adquisición amistosa del bien,
intervenir en la fijación del justiprecio...
También ostenta importantes deberes como: abonar el justiprecio y mantener el bien
expropiado al destino que justificó la expropiación.
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Según la LEF, existirá causa de interés social cuando se haya declarado específicamente por
una ley la oportunidad de que un bien o una clase de bienes se utilicen en el sentido positivo
de una determinada función social y el propietario incumpla esta directiva.
La finalidad de la expropiación puede no ser exclusivamente el incumplimiento de sus
deberes por parte del propietario, sino también la cobertura de una situación de
desequilibrio social.
Respecto a la determinación legal de la causa expropiandi, es precisa la previa
intermediación de una Ley, la cual selecciona de entre todos los fines posibles aquellos al
servicio de los cuales podrá ejercitarse la potestad expropiatoria. Además, existe una
reserva de ley, ya que la utilidad pública y el interés social sólo son definibles por el poder
legislativo.
Además, el TC ha declarado que el contenido esencial del derecho de la propiedad no exige
ni conlleva ineludiblemente que la declaración de utilidad pública o interés social se
encuentre previa y genéricamente amparada en una Ley general que contenga una
tipificación o catálogo de los fines legitimadores de la expropiación.
De este modo, pueden señalarse las siguientes formas de determinación legal de la causa
expropiandi:
● Declaraciones legales específicas. En esta modalidad, la Ley de modo singular en
cada caso realiza la declaración de utilidad pública o interés social para bienes
concretos.
Si se entiende que no existe una reserva de ley específica a nivel constitucional
estaríamos ante una mera autorreserva de Ley. En la práctica esta vía se ha utilizado
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para las declaraciones de interés social, sobre todo por parte de las CCAA o para
ciertas obras públicas.
● Declaraciones legales genéricas. En estos casos la Ley efectúa la declaración de
utilidad pública o interés social respecto a un grupo o categoría determinada de
obras, servicios o concesiones u otros fines de interés social. En este sentido, la
legislación sectorial ha empleado esta técnica al hilo de las actividades declaradas de
servicio público o interés público.
En estos casos es preciso un acto administrativo posterior expreso encaminado al
reconocimiento y constatación de que un supuesto concreto se encuentra
efectivamente comprendido en la declaración genérica contenida en la Ley.
● Declaraciones legales implícitas. La LEF admitió, de modo excepcional, que la
declaración legal de utilidad pública se entendería implícita respecto a la
expropiación de inmuebles, en las aprobaciones de los planes de obras y servicios
públicos de las Administraciones territoriales. Además, desde hace décadas esta
técnica se ha extendido prácticamente a cualesquiera planes territoriales.
Además, esta posibilidad ha sido extendida por leyes sectoriales a otros supuestos,
como la expropiación forzosa de los bienes declarados de interés cultural por la
Administración competente.
La jurisprudencia ha señalado que en estos casos se produce una vinculación entre la
expropiación y el proyecto, de modo que si éste es nulo también lo será aquélla.
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3. PROCEDIMIENTO EXPROPIATORIO
El procedimiento expropiatorio es un procedimiento complejo integrado por 3 fases. En
todo caso, debe subrayarse que la declaración de utilidad pública o interés social no es una
fase del procedimiento expropiatorio.
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bienes y derechos indispensables para satisfacer el interés público. Otras leyes especiales
anudan la declaración implícita de la necesidad de ocupación al otorgamiento de
determinadas concesiones y autorizaciones administrativas.
El efecto fundamental de la declaración de la necesidad de ocupación es la necesidad del
expediente expropiatorio, de modo que los bienes y derechos incluidos en la declaración
quedan afectados al fin de utilidad pública o interés social legitimador de la expropiación, y
su fecha constituye el dies a quo para el cómputo del plazo de 6 meses al que se refiere la
LEF.
Respecto a su control judicial, el derecho a la tutela judicial impone la admisión de su
impugnación separada y sin limitación de motivos.
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La toma de posesión tiene lugar mediante la ocupación de la finca o el ejercicio del derecho,
y perfecciona el efecto jurídico de la transferencia que la expropiación persigue. Es de gran
importancia el acta en la que se documenta la ocupación, y que dado su carácter de
documento oficial, deberá estarse a ella para fijar la extensión del bien que se expropia.
Finalmente, el acto es documento inscribible en el Registro de la propiedad.
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4.2.- RETASACIÓN
Si el retraso en el abono del justiprecio es prolongado puede suceder que no baste el
cómputo de los intereses por demora para garantizar la necesaria correspondencia entre el
justiprecio y el bien expropiado.
Si transcurrieran 4 años sin que el pago de la cantidad fijada como justiprecio se haga
efectivo o se consigne, habrá de procederse a evaluar de nuevo las cosas o derechos objeto
de expropiación. Incluso es posible una cadena de retasaciones por el transcurso continuado
de períodos de 4 años.
Los tribunales han estimado que cuando el justiprecio se determinó por acuerdo amigable
no procede la retasación si no se hizo reserva de ella al percibir la parte correspondiente del
precio. En todo caso, una vez efectuado el pago o realizada la consignación, aunque haya
transcurrido el plazo de 4 años, no procederá el derecho de retasación.
Como la LEF fija como presupuesto previo para que la retasación se aplique que hayan
transcurrido 4 años sin que el pago de la cantidad fijada como justo precio se haga efectivo
o se consigne, y el justo precio es el fijado administrativamente, la Administración puede
impugnar el justo precio y alargar indefinidamente el abono del precio sin que opere la
retasación. Frente a ello, la doctrina más autorizada ha defendido que la retasación puede
ser realizada en el curso del proceso judicial donde se discute el justiprecio.
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La LEF no fijó límites de tiempo para que los dueños originales o sus causahabientes puedan
solicitar la reversión, aunque se ha defendido que la dedicación de los bienes expropiados
durante un plazo prudencial a los fines que justificaron la expropiación debería ser causa
suficiente para eliminar el derecho de reversión.
En este sentido, la Ley 38/1999 introdujo límites al ejercicio del derecho de reversión, al
declarar que no habrá derecho de reversión:
● Cuando simultáneamente a la desafectación del fin que justificó la expropiación se
acuerde justificadamente una nueva afectación a otro fin que haya sido declarado de
utilidad pública o interés social.
● Cuando la afectación al fin que justificó la expropiación o a otro declarado de utilidad
pública o interés social se prolongue durante 10 años desde la terminación de la
obra o el establecimiento del servicio.
Cuando proceda la reversión, el ejercicio del derecho de reversión debe producirse dentro
de los 3 meses siguientes a que la Administración haya modificado de forma expresa a los
expropiados su propósito de no ejecutar la obra o implantar el servicio, la existencia de
sobrantes o la desafectación de los bienes o derechos objeto de la expropiación.
Sin embargo, la situación más habitual es que la Administración no efectúe ninguna
declaración expresa, ni notifique a los interesados la concurrencia de alguna de las causas
de reversión. En estos casos, la LEF establece otros plazos especiales para el ejercicio de este
derecho en defecto de notificación:
● Cuando se hubiera producido un exceso de expropiación o la desafectación del bien
o derecho expropiados y no hubieran transcurrido 20 años desde la toma de
posesión de aquéllos.
● Cuando hubieran transcurrido 5 años desde la toma de posesión del bien o derecho
expropiados sin iniciarse la ejecución de la obra o la implantación del servicio.
● Cuando la ejecución de la obra o las actuaciones para el establecimiento del servicio
estuvieran suspendidas más de 2 años por causas imputables a la Administración o al
beneficiario de la expropiación sin que se produjera por parte de éstos ningún acto
expreso para su reanudación.
Finalmente, el ejercicio del derecho de reversión comporta el deber del expropiado de
restituir a la Administración el valor de los bienes que recupera. Es presupuesto para el
ejercicio del derecho de reversión la restitución de la indemnización expropiatoria percibida
por el expropiado, actualizada conforme a la evolución del índice de precios al consumo en
el periodo comprendido entre la fecha de iniciación del expediente del justiprecio y la
ejecución del derecho de reversión.
En todo caso, el previo pago o consignación del importe resultante se configura como un
requisito indispensable para el ejercicio del derecho de reversión y para poder tomar
posesión del bien revertido, debiendo producirse dentro de los 3 meses desde su
determinación en vía administrativa.
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