Está en la página 1de 9

FLOR ANAHI MEJÍA LENDECHY

182807

PS68

FILOSOFÍA DE LA EDUCACIÓN

GUADALUPE PATRICIA BALDERAS LEÓN

ACT 2 ENSAYO EL SENTIDO DE LA EDUCACIÓN

VERACRUZ, 13 DE NOVIEMBRE DE 2023


EL SENTIDO DE LA EDUCACIÓN

La educación ha sido históricamente utilizada como una herramienta para reproducir el


orden social existente. Esto significa que el sistema educativo ha sido diseñado para
transmitir y perpetuar las normas, valores y estructuras de poder de una sociedad
determinada.

En muchas sociedades, la educación ha sido utilizada para mantener y reforzar las


desigualdades sociales. Por ejemplo, se ha observado que las instituciones educativas
tienden a favorecer a ciertos grupos sociales, como aquellos con mayor poder
adquisitivo o perteneciente a determinadas clases sociales. Estos grupos tienen más
acceso a recursos educativos, mejores oportunidades y una mayor influencia en la
formación de políticas educativas.

Además, el currículo y los contenidos educativos suelen reflejar los valores y creencias
dominantes de una sociedad. Esto puede llevar a la reproducción de estereotipos,
prejuicios y desigualdades de género, raza, clase social, entre otros. Por ejemplo, la
enseñanza de la historia puede estar sesgada hacia los logros y contribuciones de
determinados grupos, mientras que otros son ignorados o minimizados.

Sin embargo, es importante señalar que la educación también puede ser una
herramienta para el cambio social y la transformación de las desigualdades existentes.
A través de enfoques pedagógicos críticos y liberadores, se pueden promover valores
de igualdad, justicia social y respeto por la diversidad. La educación puede fomentar el
pensamiento crítico, la conciencia social y la capacidad de cuestionar las estructuras
de poder y las desigualdades existentes.

John Dewey es un reconocido filósofo y pedagogo que ha influido en gran medida en


la educación. En su obra, Dewey plantea una distinción entre la educación tradicional
y la educación progresista.
La educación tradicional, según Dewey, se basa en una estructura rígida y autoritaria,
donde el conocimiento se transmite de manera unilateral del maestro al estudiante. En
este enfoque, el énfasis está en la memorización y la repetición de hechos y
conceptos, sin proporcionar a los estudiantes la oportunidad de aplicar y relacionar el
conocimiento con situaciones de la vida real. La educación tradicional se centra más
en la acumulación de información y en la preparación para exámenes y evaluaciones,
sin considerar el desarrollo integral de los estudiantes ni su participación activa en el
proceso educativo.

Por otro lado, la educación progresista propuesta por Dewey se basa en la idea de
que el aprendizaje debe ser significativo y relevante para los estudiantes. Este
enfoque pone énfasis en la participación activa de los estudiantes en su propio
aprendizaje, promoviendo la experimentación, el descubrimiento y el pensamiento
crítico. Para Dewey, la educación progresista debe estar conectada con la vida real de
los estudiantes y con las situaciones y problemas que enfrentan en su entorno. Esto
implica una educación más práctica y orientada a la acción, donde los estudiantes
puedan aplicar y transferir sus conocimientos a situaciones reales.

Dewey consideró que la educación progresista debía ser una educación democrática,
donde los estudiantes tuvieran voz y participación en la toma de decisiones,
fomentando así su capacidad para ser ciudadanos activos y comprometidos en la
sociedad. Para él, la educación no solo debe transmitir conocimientos, sino también
desarrollar habilidades y valores como la cooperación, la responsabilidad, la empatía y
el respeto por la diversidad.

Ahora es importante destacar que Hegel no desarrolló una teoría específica sobre la
educación, pero sus ideas filosóficas pueden ser interpretadas en relación con la
educación tradicional y progresista.
En la educación tradicional según Hegel, el énfasis está en la transmisión de
conocimientos y en la autoridad del maestro. Según su perspectiva, el maestro es
considerado como la figura central en el proceso educativo y tiene la responsabilidad
de transmitir el conocimiento a los estudiantes. El enfoque tradicional se basa en la
memorización y la repetición de información, y se espera que los estudiantes asimilen
y reproduzcan los contenidos impartidos por el maestro. La educación tradicional
también puede estar influenciada por una estructura jerárquica y autoritaria, donde los
estudiantes deben seguir estrictamente las instrucciones del maestro.

Por otro lado, la educación progresista en relación con Hegel se basaría en su


concepción filosófica del proceso dialéctico. Según Hegel, el conocimiento y la
comprensión se desarrollan a través de la interacción y el conflicto entre tesis y
antítesis, que finalmente se resuelven en una síntesis superior. En el contexto
educativo, esto implica que el aprendizaje no debe ser un proceso pasivo de
transmisión de información, sino un proceso activo de participación y reflexión crítica.
La educación progresista, desde esta perspectiva, busca fomentar el pensamiento
crítico, la autonomía y la capacidad de los estudiantes para cuestionar y construir su
propio conocimiento.

Según la perspectiva de Marx, la educación tradicional se considera un instrumento de


la ideología dominante de la clase dominante. Marx sostiene que en las sociedades
capitalistas, la educación está diseñada para reproducir y perpetuar las desigualdades
sociales existentes. En este sentido, la educación tradicional se enfoca en inculcar
valores, normas y creencias que benefician a la clase dominante y mantienen el
sistema de explotación económica.

En la educación tradicional según Marx, se promueve una visión sesgada de la


historia, la cultura y la sociedad, que refuerza la ideología dominante y justifica las
desigualdades sociales. Los contenidos educativos y los métodos de enseñanza se
seleccionan para favorecer los intereses de la clase dominante y perpetuar el sistema
de producción capitalista. También aboga por una educación progresista que desafíe
la ideología dominante y promueva la conciencia crítica y la emancipación de las
clases oprimidas. La educación progresista según Marx busca fomentar la capacidad
de los estudiantes para analizar y comprender las estructuras de poder y las
relaciones de clase en la sociedad. Además, se enfoca en desarrollar habilidades y
conocimientos que permitan a los individuos participar activamente en la
transformación social y luchar por la igualdad y la justicia.

Para Marx, la educación progresista debe estar vinculada a la praxis, es decir, a la


acción transformadora de la realidad. Esto implica que la educación no solo debe
proporcionar conocimientos teóricos, sino también impulsar a los estudiantes a
cuestionar y desafiar las desigualdades sociales, ya participar en movimientos sociales
y políticos que buscan cambiar el sistema capitalista.

La perspectiva de Pierre Bourdieu sobre la educación se centra en la relación entre la


educación y la reproducción de las desigualdades sociales. Bourdieu argumenta que
la educación tradicional tiende a perpetuar las desigualdades existentes en la
sociedad, favoreciendo a aquellos que ya tienen recursos culturales, económicos y
sociales.

En la educación tradicional según Bourdieu, existe una estructura de poder en la que


las instituciones educativas y los profesores imponen un conjunto de valores y normas
que benefician a la clase dominante. Estos valores y normas se transmiten a través
del currículo, las prácticas de evaluación y la forma en que se imparte la enseñanza.
De esta manera, la educación tradicional refuerza las desigualdades sociales al
favorecer a aquellos estudiantes que ya poseen los recursos culturales y sociales
necesarios para tener éxito en el sistema educativo. También aboga por una
educación progresista que desafíe las desigualdades y promueva la movilidad social.
La educación progresista según Bourdieu busca proporcionar a todos los estudiantes
igualdad de oportunidades y acceso a recursos culturales y sociales. Esto implica
reconocer y valorar las diferentes formas de conocimiento y experiencia que los
estudiantes aportan a la educación, en lugar de privilegiar solo ciertos tipos de
conocimiento y habilidades.

Además destaca la importancia de la conciencia crítica en la educación. La educación


progresista debe fomentar la capacidad de los estudiantes para analizar y cuestionar
las estructuras de poder y las desigualdades sociales. Esto implica promover el
pensamiento crítico, la reflexión y la capacidad de actuar de manera autónoma y
transformadora.

Para Paulo Freire, la educación tradicional se caracteriza por ser bancaria y opresiva.
En este enfoque, los estudiantes son vistos como recipientes vacíos que deben ser
llenos con conocimientos transmitidos por el maestro. Los estudiantes son pasivos y
no se les permite cuestionar ni participar activamente en su aprendizaje. El objetivo
principal de la educación tradicional es la transmisión de contenidos y la reproducción
de conocimientos establecidos.

Por otro lado, la educación progresista de Freire se basa en el diálogo y la liberación.


Freire propuso un enfoque llamado "educación popular" que busca la transformación
social y la emancipación de los oprimidos. En este enfoque, los estudiantes son
considerados como sujetos activos y participantes en su propio proceso de
aprendizaje. Se valora su experiencia y conocimiento previo, y se fomenta su
capacidad para cuestionar, reflexionar y actuar de manera crítica. El diálogo ocupa un
lugar central. Los estudiantes y los maestros se involucran en un proceso de
intercambio de ideas y experiencias, donde se fomenta la participación activa y la
reflexión conjunta. A través del diálogo, los estudiantes adquieren conciencia crítica de
su realidad y se convierten en agentes de cambio.

Además, Freire enfatiza la importancia de la educación liberada, que busca superar


las relaciones de opresión y promover la justicia social. La educación liberada de
Freire se basa en la pedagogía del oprimido, donde se busca empoderar a los
estudiantes para que puedan desafiar las estructuras de poder y trabajar en la
transformación de la sociedad.

Conclusión

En resumen, si bien la educación ha sido utilizada como una forma de reproducir el


orden social existente y perpetuar las desigualdades, también tiene el potencial de ser
una herramienta para el cambio social y la transformación de las estructuras de poder.
Depende de cómo se diseña y se implementa el sistema educativo, así como de la
voluntad de las personas involucradas en él, para que se logre una educación más
inclusiva, equitativa y justa. También existe la perspectiva de que la educación puede
ser una herramienta transformadora de la realidad. Esta visión argumenta que la
educación puede empoderar a las personas y proporcionarles las habilidades y
conocimientos necesarios para cuestionar y cambiar las estructuras de poder
existentes.

Cuando la educación se enfoca en la formación de ciudadanos críticos y conscientes


de su entorno, puede ayudar a desafiar las desigualdades y promover la justicia social.
Al proporcionar a las personas la capacidad de analizar y comprender las realidades
sociales, políticas y económicas, la educación puede inspirar y motivar a las personas
a buscar cambios sociales y trabajar hacia un mundo más equitativo y justo.

Además, la educación también puede ser una herramienta para romper con los
estereotipos y prejuicios existentes, fomentando la diversidad e inclusión. Al exponer a
las personas a diferentes perspectivas y experiencias, la educación puede promover la
empatía, la tolerancia y la comprensión entre las personas de diferentes orígenes y
culturas.

Mientras que la educación tradicional se centra en la transmisión de conocimientos de


manera unilateral y en la memorización, la educación progresista propuesta por
Dewey busca un enfoque más participativo, significativo y conectado con la realidad
de los estudiantes, fomentando su desarrollo integral y su capacidad para ser
ciudadanos activos en la sociedad.
Podemos decir que según la perspectiva de Marx, la educación tradicional se
considera un instrumento de la ideología dominante que perpetúa las desigualdades
sociales. Por otro lado, la educación progresista busca promover la conciencia crítica y
la lucha por la emancipación de las clases oprimidas, fomentando la participación
activa en la transformación social.

De acuerdo con Bourdieu la educación tradicional tiende a reproducir las


desigualdades sociales existentes, mientras que la educación progresista busca
desafiar estas desigualdades y promover la igualdad de oportunidades y la movilidad
social. Además, la educación progresista debe fomentar la conciencia crítica y la
capacidad de los estudiantes para cuestionar y transformar las estructuras de poder y
las desigualdades sociales.

Cerrando con la educación tradicional de Freire se caracteriza por ser bancaria y


opresiva, mientras que la educación progresista se basa en el diálogo y la liberación.
La educación progresista de Freire busca empoderar a los estudiantes, promover la
conciencia crítica y trabajar en la transformación social y la justicia.

Es así como concluimos esta comparativa de dos tipos de educaciones desde el punto
de vista de estos autores que han aportado a la educación.

Biersteadt, R. (2007). El orden social. México. McGraw Hill.

Rosental, M. y P. Ludin, (1946). Diccionario Filosófico Marxista, Uruguay, Ediciones


Pueblos Unidos.

Freire, P. (s/f). Pedagogía del oprimido. [Consultado el 11 de noviembre de 2023]


Disponible en:
http://www.servicioskoinonia.org/biblioteca/general/FreirePedagogiadelOprimido.pdf

También podría gustarte