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LA PONZOÑAZA CLASE POLÍTICA, UNA FATALIDAD QUE NOS LLEVA AL ABISMO

Por: Jorge Luis Choque

De un tiempo a esta parte, se observa una real indiferencia de la población ante la situación política que vive el país,
lo preocupante es que esta apatía va en aumento, al punto que, vacar al presidente Castillo o cerrar el Congreso no
parece importarle a nadie. ¿Porque ocurre esto? y ¿Cómo hemos llegado a esta situación?

Tomando por cierto las encuestas, sobre el nivel de aceptación que publican los diferentes medios de comunicación,
resulta por demás alarmante que los congresistas “representantes de la población” apenas tengan un dígito de
credibilidad o aceptación; lo propio ocurre con el gobierno que no supera el 20%. En suma, ambos poderes del
estado están desacreditados de ahí que el 87% de la población está de acuerdo con el recorte del mandato
presidencial y la convocatoria a nuevas elecciones generales.

Es lamentable ver el cotidiano enfrentamiento entre ambos poderes, situación que afecta la economía del país y
representa una gran pérdida para la nación, además que limita el crecimiento económico. Y, Lo peor es que a
sabiendas de esta situación un sector del congreso este empecinado en desestabilizar al gobierno con mociones de
vacancia, tal si fuera la única función para las que fueron elegidos. Nótese que para esta “tarea” se usan recursos
económicos en asesores, funcionarios y trabajadores con altos sueldos, incentivos económicos, viáticos, gastos
administrativos y operativos entre otros, dejando de lado la producción legislativa. En suma, tenemos una clase
política ponzoñosa que lleva a nuestro país rumbo al despeñadero.

Vivimos hoy una suerte de anarquía, donde el sentido del orden social parece desfallecer, provoca una parálisis en
la inversión; la inseguridad interna ya es un problema de primer orden, pues la delincuencia ha tomado el control
de las principales ciudades a vista y paciencia de todos los poderes del estado. El robo, la extorción y la muerte son
hechos cotidianos que los medios de comunicación con morbo inusitado publican con grandes titulares e imágenes,
como una suerte de apologistas del crimen.

La crisis que nos agobia se agudiza gracias al conflicto de poderes entre órganos del estado, fundamentalmente
entre el gobierno y el congreso. Esta situación afecta la gestión de gobierno, dedicado más a defenderse de todas
las acusaciones antes que resolver los problemas existentes, genera incertidumbre e inseguridad para la inversión y
por lo tanto afecta la imagen del país. Para los detractores del gobierno nada parece importarle, salvo retomar el
control absoluto del poder. No le preocupa las necesidades de la población, ni la subida del precio de los alimentos
y del combustible, ni la crisis económica, absolutamente nada es más importante, con tal de lograr su cometido
derrocar al gobierno. En este caso, ya no interesa los medios, importa el fin.

En esta vorágine por el control del poder, han tomado partido el Ministerio Público y los medios de comunicación
nacional, quienes juegan en pared publicando de forma mediática todo lo que afecte al ejecutivo, acuden a los fake
news y la desinformación para orientar la opinión; es notorio la politización de la justicia, se dispone la investigación
preliminar de acuerdo a los titulares periodísticos, la presunción de inocencia es letra muerta, salvo notorias
excepciones, pues, en algunos casos se da amplias garantías y en otros se opta por la detención preventiva.

César Hildebrandt, ironizando esta situación, dice: “El congreso dejó de ser instancia de poder legítimo al intentar
traerse abajo todas las reformas que algo podía hacer para mejorar las cosas.”
“El Perú está acéfalo, da tumbos de borracho, duda cuando debería tomar decisiones, se confunde cuando las
cosas están claras, ha renunciado a la coerción justificada y cuando dialoga nadie le hace caso. El Perú parece
idiota y está en trance de parecerse a quienes -desde el ejecutivo y el congreso- han usurpado su representación.
Es como si el destino de este país que tuvo Grau y a Basadre se estuviese decidiendo en piedras gordas”

El adelanto de elecciones, podría ser una salida a esta situación; sin embargo, ni el ejecutivo ni el legislativo
comparten esta idea. Para el congreso, la vacancia presidencial es la salida, a pesar de que saben que no cuentan
con los votos suficientes insisten en hacernos creer que vacaran a Castillo. Es evidente que, en la práctica no lo
desean, pues conllevaría al adelanto de elecciones y no están dispuesto a dejar el cargo, así lo dice el congresista
Alejandro Cavero en su cuenta de twitter, “La única forma de evitar el cierre del Congreso es destituyendo a Pedro
Castillo. Matar o morir”.

Finalmente, los que hoy promueven movilizaciones para sacar a Castillo del gobierno, no gozan del respaldo popular
debido a son los mismo que ayer fueron parte de gobiernos corruptos, ¿Con qué autoridad podrían “defender de la
democracia” o “defender la patria”? si nunca les interesó, es cinismo puro. Esta situación sólo la puede cambiar la
población organizada, con una nueva clase política y nuevos partidos, capaces de reemplazar a filibusteros y
trúhanes (gente desclasada) elegidos mediante esos “partidos combis”, es hora de cambiar por el bien del Perú.

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