Merly Jaqueline Casahuamán Pisco

Leonardo Vásquez Rivasplata

Facultad de Derecho y Ciencias Políticas
Universidad Privada Antonio Guillermo Urrelo

ENSAYO SOBRE CRISIS POLITICA

En la actualidad vivimos inmersos en una gran inestabilidad que se ha venido generando a

lo largo de la historia, todo esto empezó con el gobierno de Pedro Pablo Kuczynski, este es

un escenario que pocos previeron y que evolucionó a la velocidad de la luz.

El 15 de diciembre, miembros del partido de oposición Frente Amplio presentaron una

moción de acusación contra Kuczynski bajo la idea de que él es "moralmente incapaz" de

dirigir el país. Esta moción, que fue aprobada el mismo día, se basa en las revelaciones que

hizo la empresa brasileña de infraestructura Odebrecht el 13 de diciembre, cuando confesó

haber realizado siete pagos entre 2004 y 2007 por un valor de más de USD782.000 a la

empresa de Kuczynski Westfield Capital Norte por servicios de consultoría para el proyecto

de la carretera Interoceánica Norte.

Esto generó que el índice de acciones de la Bolsa de Valores del Perú cayó un 3,4% cuando

se anunció el proceso de impugnación. Sin embargo, al Congreso no le preocuparon las

consecuencias de la impugnación en la opinión popular.

Vizcarra enfrentaría los mismos desafíos de gobernabilidad que Kuczynski, con un

Congreso controlado por la oposición empeñado en socavar al partido gobernante en cada

oportunidad. Como resultado, los riesgos regulatorios para los inversionistas se

mantendrían altos. Kuczynski ha podido avanzar en reformas mínimas durante su mandato,

en parte relacionado con las iniciativas del Congreso para impedir el avance de su agenda.

En el mediano plazo, la atención se centraría en frenar las consecuencias de la crisis

política, y Vizcarra concentraría sus esfuerzos en aumentar su propia aprobación en lugar

de embarcarse en una nueva agenda para atraer negocios. Dicho esto, el gobierno
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terminaría de alienar por completo a los inversores que ya están sacudidos por las últimas

novedades. No obstante, a pesar de que los megaproyectos que se planificaron para ser

licitados en 2018, incluidos los proyectos de minería e infraestructura, se estacaron aún

más, el propio Vizcarra siguió siendo favorable con las empresas y la inversión extranjera

en el largo plazo.

Es así que el 9 de noviembre del 2020, el presidente Martín Vizcarra, el cual se enfrentaba

a su segunda moción de censura desde 2016, fue finalmente destituido de su cargo por parte

del Congreso que llevó a cabo una votación donde se obtuvieron un total de 19 votos en

contra, 4 abstenciones, y 105 a favor, estos últimos procedentes de distintos congresistas

que a día de hoy han sido imputados en diferentes tramas de corrupción, lavado de dinero e

incluso asesinatos.

Sin embargo, el Congreso alegó el cese de actividad de Vizcarra por ser “un incapacitado

moral” debido a unas acusaciones de corrupción que le salpicaron cuando fue gobernador

de una región al sur del país. Por su parte, Manuel Vizcarra, quien no se opuso a su salida,

según él mismo por “respeto a la constitucionalidad”, en su momento negó públicamente su

implicación en esta trama de corrupción y se mostró dispuesto a afrontar el período de

investigación sobre dichos actos ilícitos.

En medio de una pandemia mundial, que en el caso de Perú ha castigado con más dureza

por las desigualdades económicas que afronta el país, la densidad de población y la crisis

sanitaria, la inestabilidad política que lleva arrastrando desde hace décadas solo ha

sembrado el descontento provocando la respuesta clara y contundente de la población de

salir a la calle a luchar. Somos miles de peruanos en todas las ciudades del país que salimos
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a manifestarnos desde el día 9 por la noche, pasando por la manifestación del día 12, que

fue según registraron los medios nacionales “la de mayor afluencia de la historia” y todo

pareció que no ha hecho nada más que empezar, ya que las convocatorias siguieron

organizándose en cada rincón del país, incluso en el extranjero.

Sin embargo, queda claro que no salimos por defender al presidente Vizcarra, pero no

consideramos correcta su salida sin un proceso de investigación y consideramos que lo

justo hubiera sido esperar los cinco meses restantes hasta las nuevas elecciones. A pesar de

ello, los peruanos hemos decidido salir a reivindicarnos con todos los riesgos que implicaba

hacerlo por un cambio en la constitución y por desprender de nuestra historia a toda una

saga de corruptos que llevan décadas en el poder y que gozan de impunidad absoluta.

Estamos cansados de la corrupción que día a día se observa en nuestro país y que cada

presidente que entra sea igual o peor que el anterior, pisotean nuestros derechos y sin

embargo nadie hace nada, nadie es capaz de marcar la diferencia, se evidenció que fueron

los mismos congresistas y la policía apoyados por el presidente del congreso Manuel

Merino que apoyaron una marcha violenta donde muchos de nuestros compatriotas

perdieron la vida por luchar por un país mejor, ¿Dónde quedó nuestro derecho a una

manifestación pacífica? Se olvidaron de nuestros derechos por que lamentablemente

vivimos en un país donde cada quien vela por sus propios intereses, donde la gente es

egoísta y no le gusta ver crecer a los demás, vivimos en un país lleno de falta de honradez y

más aún cuando se trata de política. No digo que sea malo ser político ya que el hombre es

un animal político, aunque no se dé cuenta, y antes que nada es un animal social, no puede

vivir en soledad. Pero somos individuos y naturalmente tenemos diferencias en el modo de

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ver las cosas y por eso siempre va a haber conflicto, es por eso que alguien tiene que lidiar

con los conflictos para hacer viable la existencia de la sociedad. Ese es el papel de la

política y es lo que debemos intentar hacer, se debe vivir como se piensa, no dejarse llevar

por la corriente, practicar la verdad en la que creemos, lo entiendan o no, y ser

profundamente honrados es lo fundamental para mejorar nuestro país pertenecemos a una

generación que debemos luchar por cambiar el mundo, que debemos hacer respetar

nuestros derechos.

Creo que en el Perú hay una brutal crisis política, porque vivimos en una civilización

global, cada vez más global, pero no tiene dirección política. Está funcionando al pulso de

los mercados, y eso es trágico, esto es que la globalización nos impone ya mirar por el

mundo entero, un país no lo puede arreglar, se necesitan políticas globales del mundo

entero.