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Dilema ético

LA CONTRATACIÓN CON BASE EN EL


ARTE CORPORAL
El restaurante Leonardo’s Pizza, en Gainesville, Florida, emplea de manera
regular a trabajadores con muchos tatuajes. Por ejemplo, Tina Taladge y Meghan
Dean están cubiertas de los hombros a los tobillos por tatuajes coloridos. Son tantos los
empleados en Leonardo’s que tienen tatuajes que el arte corporal podría considerarse un
requisito para ingre-sar.

Sin embargo, muchos empleadores no son tan abiertos al respecto. Considere a


Russell Parrish, de 29 años de edad, quien vive cerca de Orlando, Florida, y
tiene docenas de tatuajes en sus brazos, manos, torso y cuello. En busca de trabajo,
Parrish recorrió 100 empresas, y en 60 de ellas le negaron una solicitud. “Quiero
hacer una carrera”, dice, “sólo deseo tener las mismas oportunidades que
cualquiera”.

El caso de Parrish no es un caso aislado. Muchos emplea-dores, inclusive Walt Disney


World, GEICO, SeaWorld, U.S.Postal Service y Wal Mart, tienen políticas contra los
tatuajes visibles. Una encuesta realizada entre varias compañías reveló que 58 por
ciento estarían poco dispuestas a contratar a alguien con tatuajes a la vista o
 piercings.

Cuando se trata de solicitar empleo, “la percepción lo es todo”, dice Elaine


Stover, directora asociada de servicios profesionales en
la Arizona State University. “Algunos empleadores y clientes perciben en forma
negativa los tatuajes”. Sin embargo, otros empleadores –como Bank of
America, Allstate e IBM– permiten los tatuajes.

El Bank of America incluso cuenta con una política en contra de que los tatuajes sean
un factor en las decisiones de contratación. Las políticas respecto de los tatuajes varían
porque jurídicamente los empleadores pueden actuar como gusten. En tanto la
regla se aplique por igual a todas las personas (no sería permisible, por ejemplo,
que hubiera políticas que permitieran tatuajes en los hombres pero no en las mujeres),
las políticas contra los tatuajes son perfectamente legales.

No obstante, no contratar a personas que los tengan es una discriminación, “es


discriminación legal”, afirma Gary Wilson, abogado laboral de Florida. Treinta y
seis por ciento de personas entre 18 y 25 años, y 40 por ciento entre 26 y 40, tienen un
tatuaje, mientras que sólo15 por ciento de los mayores de 40 los tienen, de acuerdo con una
encuesta del otoño de 2006 efectuada por el Pew Research Center. Un estudio publicado en
American Demographics sugiere que 57 por ciento de las personas mayores
consideraba los tatuajes visibles como “estrafalarios”.

Clint Womack, como otras personas con muchos tatuajes,se da cuenta que hay una
línea que es peligroso cruzar. Aunque los brazos, piernas y gran parte del torso de
este trabajador hospitalario de 33 años de edad están cubiertos contatuajes, sus manos,
cuello y rostro carecen de ellos. “Los tatuajes son una decisión que tomas”, dice, “y
tienes que vivir con tus decisiones”.

Preguntas

1. ¿Por qué algunos empleadores prohíben los tatuajes mientras que a otros no
les importa?
2. ¿Es justo que los empleadores rechacen a solicitantes con tatuajes? ¿Sería
justo que se pidiera a las personas que se contratara que cubrieran sus tatuajes?
3. ¿Debiera ser ilegal que los tatuajes sean un factor en el proceso de
contratación?

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