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Ensayo sobre la ponencia “Complejidad Económica y Cambio estructural:

Un análisis para el Perú” de Carlos Sandoval.


Presentada el 26 de octubre del 2023 en la “Conferencia sobre Desarrollo Económico” realizada en la
Pontificia Universidad Católica del Perú.

Raúl Milla Neyra


El investigador observó que el Perú experimento un periodo extraordinario de crecimiento
económico duplicando su PBI per capita creciendo a una tasa promedio de 3.72% y reduciendo
la pobreza a un 20.2% en el 2019. Sin embargo, en el 2013, se produjo una desaceleración en el
ritmo del crecimiento debido a que el Perú fue afectado fuertemente por la reducción del precio
de las materias primas, de las cuales es históricamente dependiente.

El objeto de estudio es analizar la consistencia y sustentabilidad del crecimiento de la economía


peruana empleando la Teoría de la Complejidad Económica (TCE) cuyo método permite
identificar sectores que pueden liderar una transformación productiva en el futuro. En ese
sentido, partiendo cuestionarse ¿Cómo podemos sustentar el crecimiento de la economía
peruana a lo largo del tiempo?, aborda como ejes de investigación los siguientes problemas: ¿La
economía peruana está en un proceso de cambio estructural y diversificación que le permita a
futuro afrontar estos shocks externos de manera adecuada?, y si ¿los cambios en las capacidades
productivas son los adecuados para mantener el crecimiento?

En la elaboración de su propuesta, el investigador adopta los supuestos metodológicos de la


TCE afirmando que: 1) la riqueza de una región está en función de la cantidad de capacidades
productivas que posea y 2) la diversificación implica que un país adquiera nuevos
conocimientos que le permitan producir y exportar productos más complejos. En ese sentido
señala que para lograr un crecimiento económico sostenido el Perú debe incrementar no solo el
volumen de productos exportados sino también la variedad de estos. Al introducir nuevos
productos en la canasta exportadora se adquieren nuevas capacidades productivas que permiten
producir nuevos bienes más complejos. Si bien es cierto, para el cambio de una estructura
económica es importante concentrar recursos (insumos) y capital humano, esta teoría destaca
como imprescindible poseer también un conocimiento tácito o know how que no es posible
encontrarlo en manuales o libros sino más bien es transmitido mediante la experiencia formada
por la repetición constante, la interacción de distintas capacidad y personas que ya posean dicho
conocimiento. El conocimiento empírico no es observable pero puede ser inferido a través de la
diversidad y la sofisticación de los productos con capacidad de realizar.
Estos supuestos se traducen y sintetizan en dos índices cualitativos: el índice de complejidad
económica (ICE) y el índice de complejidad de productos (ICP). El primero es una medida de la
cantidad de capacidades que posee una economía y el segundo mide la cantidad de capacidades
que un producto requiere. El espacio de productos elaborado por los autores de la TCE permite
graficar la relación existente entre la diversidad de productos y la capacidad para desarrollar
otros nuevos, demostrando que no existe un sendero aleatorio sino predecible que permite elegir
cual es el mejor sendero de crecimiento económico para un país, siendo potencialmente
provechoso aceptar el costo inicial de adquirir nuevas capacidades debido a que ello reduce los
costos de la futura diversificación.
Se desprende entonces que la proyección de una inversión en determinado sector, las decisiones
sobre inversiones en marcha o la variación del nivel de producción de un país esta relacionada a
la complejidad del bien o servicio a producir y con las capacidades o conocimientos tácitos
adquiridos previamente en otros sectores asociados.
El investigador sostiene al 2018, el 70% del portafolios de productos exportados en el Perú se
encuentra altamente concentrada en productos minerales y agrícolas. El 64% del total de las
exportaciones fueron explicadas por solo 10 productos todos ellos tienen un ICP por debajo del
nivel actual del país, no favoreciendo el objetivo de incrementar la complejidad de la economía
peruana, desprendiéndose que los productos que actualmente exporta requieren capacidad que
en su mayoría no son útiles para exportar otros productos siendo esta la razón del grado elevado
de dificultad para moverse hacia productos de una complejidad más alta. Si se decidiera
complejizar los bienes producidos en estos dos sectores industriales que se desarrollan en el
ámbito rural, encontrarían su límite en la capacidad de movilización de mano de obra cuya
tendencia inevitable en el proceso de desarrollo se dirige hacia actividades urbanas.

El proceso de cambio estructural en el Perú implica que los empresarios tomen riesgo y realicen
inversiones en sectores que aun no se han desarrollado enfrentando dos fallas de mercado: 1)
fallas de información pues descubren los límites y costos de la inversión una vez puesta en
marcha, siendo su criterio bastante empírico y especulativo, y 2) fallas en la coordinación puesto
que para el desarrollo de una nueva actividad se requiere de la aparición de otras ramas
industriales en simultaneo. Para el investigador el gobierno cumple un rol fundamental en crear
las condiciones para superar estos problemas que permitan apuntar a mejorar la posición del
país en el espacio de productos mejorando también sus perspectivas de crecimiento a largo
plazo. Es necesario también identificar como nuestra industria se sitúa en el comercio
internacional posicionándonos cerca a aquellos países con los que tengamos afinidades
productivas y cuyas distancias sean más cortas para aminorar el riesgo sobre el fracaso de la
inversión.

Finalmente se propone que el Perú tiene un alto potencial de crecimiento complejizando


producción en los sectores químicos y metales, sin embargo, estos no han sido considerados
dentro de ninguna política que busque materializar estas oportunidades.
Si bien es cierto, el aporte más importante de la TCE es haber demostrado que las diferencias
económicas entre países se deben a patrones de especialización que se reflejan en la calidad de
sus canastas exportadoras, siendo que aquellas que se aferran a los productos más complejos
tienen un mayor desempeño en su crecimiento económico y la capacidad de sostenerlos en el
tiempo, Haussmann et al (2006) concluye que la implicación clara es que los beneficios de la
globalización dependen de la capacidad de los países para posicionarse adecuadamente en este
espectro.
Sobre esta última consideración Chang (2004) el problema común al que se enfrentaban todas
economías en proceso de actualización es que el viraje hacia actividades de valor añadido más
alto, que constituye la clave del proceso de desarrollo económico, no ocurre “naturalmente” pág.
211. Afirma que la intervención a través de políticas estatales tiene por finalidad socializar los
riesgos que las inversiones suponen. Conscientes de esta situación y de ser el único camino
viable para el desarrollo sustentable, los países desarrollados han construido fuertes políticas
industriales y de comercio internacional que protejan y garanticen el crecimiento de sus
economías al mismo tiempo que ha países menos desarrollados se les ofrece como discurso la
“liberalización” de sus economías, o en términos del Freidrich List “Una vez que se ha
alcanzado la cima de la gloria, es una argucia muy común darle una patada a la escalera
por la que se ha subido, privando así a otros de la posibilidad de subir detrás” (Chang,
2004).
La propuesta del autor sitúa al Perú dentro del conjunto de su situación actual y principalmente
sobre sus posibilidades de crecimiento económico y el desarrollo de una estructura económica
más compleja que permita no solo incrementar los ingresos de sus agentes económicos sino el
desarrollo social del país. Pero hacen falta cambios exógenos a los problemas económicos
planteados. El laissez faire del mercado peruano expresado en el artículo 58° de la Constitución
Política del Perú protege la economía primario-exportadora que nos mantiene dependientes de la
demanda y precios internacionales de las materias primas que producimos. Pero no es un
cambio del orden jurídico el que se requiere. Para que nuestra economía inicie su cambio
estructural es necesario que los actores económicos y sociales deben virar y concertar en
intenciones: el crecimiento económico del Perú dependerá de la decisión política de producir
bienes más complejos. Esto requerirá, en el exterior, de asociarse con economías desarrolladas
que ofrezcan transmitir sus conocimientos implícitos, su experiencia práctica acumulada,
permitiéndonos “poner la escalera” nuevamente en su sitio oportunidad que existe en el bloque
BRICS y por otro lado, en el interior, el compromiso liderado por actores sociales (empresarios,
trabajadores, campesinos, etc.) con clara vocación de desarrollo nacional que puedan gestionar
el costo presente de la restructuración económica, encender la “locomotora de la historia” y
mantener el mismo tiempo la convicción de un futuro mejor con los pies en la tierra.

Referencias
Chang, H.-J. (2004). Retirar la escalera. La estrategia del desarrollo en perspectiva histórica.
Madrid : Catarata.

Ricardo Hausmann; Jason Hwang; Dani Rodrik. (2006). What You Export Matters. NBER
Working Paper No. w11905, 1-25.

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