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Santa Fe Ministerio de

Provincia Seguridad

Módulo 1
Acercamiento a la problemática de la seguridad

Objetivo del módulo


Entregar a los cursantes nociones de seguridad preventiva con el fin de que puedan comprender los
objetivos centrales del policiamiento moderno y la importancia que tiene una correcta planificación
de procesos que buscan prevenir el delito.

Sobre la seguridad y la prevención del delito.


Según el Latinobarómetro1 elaborado por el Banco Interamericano de Desarrollo, durante la última
década, el delito y la inseguridad se convirtieron en el problema principal de los ciudadanos en los
países de América Latina y Centro América. Para el 2015, según esta fuente, 15 de los 18 países
encuestados en la región señalaron a la seguridad como el elemento de mayor preocupación entre las
personas. A modo de ejemplo, veamos el gráfico que sigue extraído del Latinobarómetro 2015

El gráfico muestra que el 22.8% de los ciudadanos consultados anteponían como mayor preocupación
la delincuencia y la seguridad por sobre otros elementos sociales como el desempleo, la corrupción,
las pandillas o el consumo de drogas, entre otras.

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https://www.latinobarometro.org/latContents.jsp
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Esto ha llevado a que en años recientes gobiernos nacionales y locales en América Latina y Centro
América crearan una institucionalidad propia para gobernar y gestionar la seguridad. En la Argentina,
por ejemplo, se establece en el año 2010 el Ministerio de Seguridad Nacional y, desde el año 2008,
el Ministerio de Seguridad en la Provincia de Santa Fe. Las ciudades también han creado
dependencias encargadas en el tema, como las ciudades de Santa Fe, Rafaela o Rosario.

En las policías, como la de la Provincia de Santa Fe, se crearon centros de despachos de emergencias
911 y, más cerca en el tiempo, centro de coordinación operacional, como los Centros de Análisis y
Operaciones Policiales que están en desarrollo dentro del territorio provincial, o los Observatorios de
la delincuencia dirigidos, tanto por los gobiernos, como por ONG o universidades. Todos tienen como
misión reunir, analizar y reportar datos, información y conocimiento sobre el delito con el fin de
apoyar la formulación de políticas públicas, la veeduría social y el monitoreo de las tendencias de
inseguridad (Srur, 2014).

Por otra parte, el delito es una respuesta social difícil de definirlo e, incluso, conocerlo en su totalidad.
Todas las sociedades, a lo largo de la historia, dictaron normas y reglamentaciones (formales e
informales, como la cultura) que determinaron cuales acciones eran consideradas ilegítimas, punibles
o no; justificando, además, una adecuación de las normas conforme transcurre el tiempo. Esta
dualidad entre la norma formal y la norma informal nos ayuda a pensar en la Seguridad Ciudadana
como un elemento que no solo involucra a la cuestión penal en su realización; sino que también
facilita un abordaje multiagencial de la problemática, cuestión que se restringe mucho cuando solo se
piensa en el concepto tradicional de Seguridad Publica.

SEGURIDAD CIUDADANA
La seguridad ciudadana puede entenderse como el conjunto de condiciones sociales, económicas,
políticas, culturales, ecológicas y de protección policial, que garantizan el adecuado funcionamiento
de la comunidad y la convivencia ciudadana.

SEGURIDAD PÚBLICA
La seguridad pública, en cuanto función de responsabilidad del Estado, busca asegurar la tranquilidad
y la paz social a los habitantes de un territorio, manteniéndolos libres de todo peligro, daño o riesgo
que pueda afectar el normal ejercicio de sus derechos y deberes.

Pero a los fines prácticos, en un contexto en donde los conceptos de Seguridad Ciudadana y Seguridad
Pública se asocian al grado de confianza de las personas y sus organizaciones en que el normal y
adecuado funcionamiento del entorno social en que se desenvuelven, condicionado por la legalidad
que los ordena y rige (Pezzuchi, 2018), ambos son expresiones del mismo concepto; en cuanto se
refiere a un mismo estado deseado para el conglomerado social en su conjunto.

La seguridad es una aspiración permanente del ser humano y una necesidad que no solo involucra la
ausencia del delito, sino también el bienestar de las personas como derecho humano básico. Por lo
que la ausencia de ésta también se relaciona con una multiplicidad de factores como, por ejemplo, el

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desempleo, el medio ambiente familiar, el sistema judicial y carcelario, costos y beneficios asociados
a la ocurrencia del delito, medio ambiente económico, social, cultural, entre otras.

Por otra parte, hablar de seguridad, no implica hablar de PREVENCIÓN DEL DELITO. Si bien son
conceptos interrelacionados, no son equivalentes. Según Brantingham y Faust (1976) la prevención
del delito involucra cualquier actividad realizada por un individuo o grupo, público o privado, que
intenta eliminar el delito previo a su ocurrencia o antes de que otras actividades adicionales ocurran.

Más acá en el tiempo, a lo descrito por Brantingham y Faust se le incluyó el “temor al delito” y se
volvió a definir a la Prevención del Delito como las acciones diseñadas para reducir los niveles
actuales del delito y/o temor percibido al mismo. Lab (1997) identifica, a partir de esta nueva
definición cinco aproximaciones a la prevención del delito moderna.

1.- Auxilio a los menos afortunados; son estrategias y políticas enfocadas en personas en riesgo,
interviniendo antes de que ocurran mayores actividades delictivas.

2.- Alteración del entramado social; son estrategias y políticas que se orientan a la construcción de
comunidades pujantes que sean altamente cohesivas y que auto-regulen la conducta de las personas
en su entorno inmediato (en los barrios, por ejemplo) (Shaw y Mckay, 1931; Schlossman y Sadlak,
1983)

3.- Modificación del ambiente físico; son estrategias y políticas que se orientan a la remoción de
aquellos elementos físicos que conducen al delito (por medio del diseño físico), de forma de mostrar
que el área está bien cuidada y protegida, o remover los signos de incivilidades (de alguna manera
emparentada con la idea de las “ventanas rotas”. La idea es hacer del área un lugar menos promisorio
para que ocurra el delito (Newman, 1972; Lewis y Salem, 1986; Taylor y Gottfredson, 1986)

4.- Organización comunitaria; son estrategias que usan la vigilancia ciudadana y acciones que
protegen a la comunidad. Estas también incluyen la interacción y cooperación en la policía y los
residentes locales (Palumbo et. al, 1997)

5.- Prevención situacional del delito; son estrategias que se focalizan en el ambiente del delito. Son
medidas que se dirigen a formas específicas de delito, que involucran la construcción o administración
de cambios ambientales para el delito, de manera de hacerlo más dificultoso y riesgoso, o menos
retributivo y excusable (Clarke, 1992)

Volvamos a Brantingham y Faust para detenernos a pensar como la prevención del delito se relaciona
con la salud pública al momento de considerar las diferentes maneras de prevenir entre los niveles
de, en nuestro caso, la conducta criminal. A esto se lo conoce como MODELOS DEL PREVENCIÓN
DEL DELITO. Pensando en modelos de prevención del delito, podemos descubrir tres tipos
tradicionales de prevención que han sido muy discutida en la bibliografía e, incluso, enseñada al
momento de estudiar estos temas: la primaria, la secundaria y la terciaria.

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La Prevención Primaria parte de la identificación de las condiciones del ambiente físico y social
que proveen las oportunidades para la actividad criminal. El objetivo de la prevención del delito en
este caso es alterar aquellas condiciones de manera que los delitos que no puedan ocurrir. Esto puede
lograrse por medio de consideraciones de diseño o modificación del ambiente físico, modificaciones
del ambiente social para reducir las tentaciones o impulsos hacia la conducta criminal, provisión de
medidas de seguridad, programas de seguridad y asistencia social, y programas de educación en
prevención del delito. La prevención primaria es esencialmente la prevención de la conducta criminal
en el punto de la oportunidad delictiva (Brantingham y Faust, 1976)

La Prevención Secundaria, por otra parte, se focaliza en la identificación temprana de delincuentes


potenciales, sean grupos o individuos. En analogía con la salud pública, trata de identificar los grupos
de riesgo en el desarrollo de una enfermedad o de aquellos que muestran los síntomas primarios de
infección. Las actividades de intervención se centran en tratamientos específicos que se diseñan para
reducir el riesgo, prevenir su ocurrencia o prevenir su agravamiento. Puesto en términos
criminológicos, la intervención de prevención de esta etapa busca asegurar que los potenciales
delincuentes nunca cometan un delito, o reducir el riesgo de su futuro involucramiento en actividades
delictivas más serias. La prevención secundaria es esencialmente prevención del delito mediante la
reducción de los riesgos de aquellos vulnerables de involucrarse en el delito, o reducir la ocurrencia
de conductas delictivas adicionales, o graduar la actividad de manera que no empeore.

La Prevención Terciaria se focaliza en el delincuente. Es análoga a la identificación de individuos


con casos avanzados de la enfermedad donde la intervención trata de prevenir la muerte o la
incapacidad permanente. La prevención terciaria supone intervenir en la vida de los delincuentes de
manera que se pueda evitar que cometan delitos. Este tipo de prevención incluye un amplio rango de
estrategias que van desde la detención y arresto hasta la rehabilitación y resocialización del
delincuente. En esencia, la prevención terciaria es el objetivo del sistema penitenciario.

Terminemos esta primera parte del módulo 1 entrando en la guía de la Naciones Unidas para la
Prevención del Delito, particularmente en los diferentes tipos de prevención del delito que expone a
partir de un amplio rango de respuestas desarrolladas a lo largo de muchos años de investigación
pragmática; entre las que se incluyen respuestas ambientales, situacionales, de desarrollo, sociales y
comunitarias. Todas estas estrategias de prevención pueden agruparse en cuatro categorías
principales.

Prevención del delito mediante el desarrollo social: este tipo de prevención incluye un amplio
abanico de programas sociales, educacionales y sanitarios, tales como aquellos orientados a niños en
riesgo o a familias con niños pequeños de manera de proveerles apoyo y ayuda en la crianza. Algunos
programas de prevención temprana suele ser denominados también programas de prevención del
delito mediante desarrollo, dado que tratan de intervenir para desarrollar resiliencia y habilidades
sociales entre los niños y sus familias. Este tipo de intervención pueden también apuntar a grupos de
niños en áreas en donde estos y los jóvenes estén particularmente en riesgo, tales como chicos de la
calles, chicos viviendo en asentamientos precarios o informales o zonas en desventaja. Otros ejemplos
incluyen programas de educación en las escuelas o de recreación y capacitación en oficios para niños
y jóvenes en la comunidad, también con la intensión de incrementar la concientización y la resiliencia
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en la medida en que crecen y se desarrollan. De acuerdo con el párrafo 6 (a) de las Guías de las
Naciones Unidas para la Prevención del Delito (2002), los programas de prevención de este tipo
“promueven el bienestar de las personas y fomentan un comportamiento pro-social por medio de
medidas sociales, económicas, sanitarias y educativas, con un énfasis especial en los niños y jóvenes,
y se centran en los factores de riesgo y de protección asociados con el delito y la victimización”.

Prevención del delito comunitaria o localmente basada: este tipo de prevención, en lugar de
centrarse en individuos, se centra en zonas en donde los riesgos de verse involucrado en el delito o
de ser victimizado son altos. Esto incluye aquellas áreas con altos niveles de privaciones, tanto en
términos de infraestructura, de servicios, estatus socioeconómico, o falta de cohesión social. Esto
incluye barrios marginales, asentamientos informales, proyectos de viviendas y, en líneas generales,
áreas con una alta concentración de problemas sociales y económicos. Estos programas trabajan para
aumentar la sensación de seguridad y protección de los residentes de comunidades particulares de
manera de responder a las preocupaciones de las mismas y a los problemas delictivos que las afecten,
incrementando los servicios al igual que el capital social o la cohesión social a nivel comunitario.
Entendiendo por CAPITAL SOCIAL2 a la red de relaciones sociales, confianza y valores compartidos,
involucramiento comunitario o sentido de identidad cívica que existe en el barrio. La prevención
comunitaria del delito muchas veces involucra la participación activa de los residentes locales y
organizaciones en aquellas comunidades y barrios en la identificación de prioridades como en la
implementación de respuestas. De acuerdo con el párrafo 6 (b) de la Guía para la Prevención del
Delito de las Naciones Unidas (2002), este tipo de programas apunta a “cambiar las condiciones de
los barrios que influencian a los delincuentes, a la victimización, y a la inseguridad que resulta del
delito, mediante la construcción de iniciativas, experiencias y compromiso de los miembros de esas
comunidades”.

Prevención situacional del delito: este tipo de prevención, al que vamos a entrar con más detalle a
partir del módulo 2, apunta a reducir las oportunidades para que las personas cometan delitos,
incrementando los riesgos y costos de ser aprendidos, y minimizando los beneficios de la actividad
criminal. De acuerdo con el párrafo 6 (c) de la Guía para la Prevención del Delito de las Naciones
Unidas (2002) este tipo de prácticas “previenen la ocurrencia del delito mediante la reducción de las
oportunidades, el incremento de los riesgos de ser aprehendido y la minimización de los beneficios,
incluyendo la prevención del delito por diseño ambiental, y la provisión de asistencia e información
a las víctimas potenciales y actuales”.

Las técnicas de prevención situacional están diseñadas para ser dirigidas a formas altamente
específicas de delito y asumen que los delincuentes potenciales efectúan decisiones racionales sobre
los riesgos y beneficios potenciales de delinquir. Involucran la administración, diseño manipulación
del ambiente inmediato en formas sistemáticas y permanentes. Por ejemplo, estas técnicas incluyen
el diseño del espacio público o de las casas de manera que sea más dificultoso para las personas
destruir el mobiliario urbano o ingresar a viviendas sin permisos, o marcar adecuadamente los
productos para que en caso de ser sustraídos puedan ser fácilmente identificados. Otros ejemplos

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El capital social ha sido definido de diferentes maneras, pero en esencia se lo utiliza para describir las relaciones sociales
y conexiones entre personas que ayudan a contribuir a sociedades sanas. La Organización para la Cooperación Económica
y el Desarrollo lo definió en 2001 como las “redes junto con normas compartidas, valores y entendimientos que facilitan
la cooperación dentro o entre grupos.
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incluyen el uso de la video-vigilancia para proteger estacionamientos o el desarrollo de caminos


pedestres, jardines y bancos en espacios públicos para promover un mayor uso del espacio público y,
así, aumentar la vigilancia en los mismos. La prevención situacional del delito está fuertemente
emparentada con la prevención ambiental del delito y la prevención del delito por diseño ambiental,
que está más preocupada con los cambios en el ambiente ya edificado o en el paisaje.

Programas de Re-inclusión (o re-integración): son programas que trabajan con niños, jóvenes o
adultos ya involucrados en el sistema de justicia penal, incluyendo aquellos bajo la tutela del Estado,
y asegurar su adecuado regreso a sus comunidades. De acuerdo con el párrafo 6 (d) de la Guía para
la Prevención del Delito de las Naciones Unidas (2002) es importante “prevenir la reincidencia
proporcionando asistencia social para la reintegración de los delincuentes al igual que otros
mecanismos preventivos”.

Aquellos delincuentes ya condenados son los que poseen el mayor riesgo de reincidir, dado que ya
han delinquido y tienen menos oportunidades y habilidades para involucrarse con un estilo de vida
legítimo y no criminal. Estos pueden poseer fuertes vínculos con otros delincuentes y con estilos de
vida delictivos; por lo que brindarles herramientas laborales y de vida, educación, vivienda, adecuado
apoyo, entre otras acciones, son todas formas de asistirlos a su reinserción.

Nota para pensar antes de terminar


La experiencia internacional muestra que los mejores programas de prevención de la delincuencia se
basan en soluciones simples dirigidas a unos pocos problemas. La clave es la planificación. Esta va a
permitir abordar los problemas de la comunidad de manera sistemática y avanzar en cuestiones como:
• La identificación adecuada de los principales problemas delictuales que se observan en cada
zona.
• La elaboración de programas que aborden las necesidades específicas
• La evaluación de la aplicación del programa para asegurar el correcto funcionamiento.

Actividad de autoevaluación de contenidos


En esta primera aproximación al mundo del análisis del delito vimos que la seguridad es mucho más
que un concepto que se puede aprender y repetir. Es un paraguas que en la práctica involucra acción
y tener en cuenta a diferentes factores que, una vez analizados, nos permite pensar en una estrategia
de prevención del delito. Con esto en mente, piense en que estrategias ha avanzado la policía de Santa
Fe para prevenir la ocurrencia del delito y si estas pueden correlacionarse con lo expuesto en estas
hojas. Y, obviamente, ¿en qué tipo de estrategia de prevención puede enmarcarse?

Por otra parte, los invito a pensar en lo que se expuso bajo el título “nota para pensar antes de
terminar”. ¿Es posible pensar que en la práctica operativa que realiza la policía de Santa Fe se
encuentra esta afirmación? ¿Qué debe cambiar para lograrlo (si es que piensa que la policía hace algo
totalmente diferente a lo que se expone) o, simplemente, porque no debe cambiar nada?

Los invito a participar en el foro con sus respuestas….


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Bibliografía consultada
• Brantingham, P. y Faust, F. (1976). A conceptual model of crime prevention. Crimea and
Delinquency, Nro. 22.
• Lab, S. (1997). Crime Prevention: Where have we been and which way should we go? Lab Ed.
Crime Prevention at a Crossroads. Cincinnati; Anderson.
• Lewis, D. y Salem, G. (1986) Fear of Crime. New Brunswick: Transaction Books
• Newman, O. (1972). Defensible Space: Crime Prevention Trough Urban Design. New York:
Macmillan.
• Palumbo, D; Ferguson, J y Stein, J. (1997) The conditions needed for successful community crime
prevention. S.P. Lab (ed) Crime Prevention at a Crossroad, Cincinatti: Anderson.
• Shaw, C. y Mckay, H. (1931). Social Factor in Juvenile Delinquency. Washintong: US
Gobernment Printing Office.
• Scholssman, S. y Sadlak, M. (1983). The Chicago Area Project Revisited. Santa Monica; Rand
• Taylor, R. y Gottfredson, S. (1986). Environmental desing, crime and prevention: An examination
of community dynamics, A.J. Reiss y M Tonry (eds) Communities and Crimen. Chicago: University
of Chicao Press.
• United Nations (2010) Handbook on the Crime Prevention Guidelines Making them work. United
Nations Office on Drugs and Crime, Vienna. Criminal Justice Handbook series.

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