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EL PANTEÓN DEL CÍRCULO CATÓLICO DE OBREROS EN EL CEMENTERIO DE

BOULOGNE: LA MARCA DE UN LENGUAJE EXPRESIVO SINGULAR.

Por Marcela P. Fugardo y Oscar Andrés De Masi


(con la colaboración de Julio Cacciatore).

*Nota preliminar
El presente trabajo forma parte de dos programas de investigación y critica en curso:
por un lado, el relevamiento exhaustivo y análisis de los sitios de memoria funeraria en
San Isidro, San Fernando y Vicente López, en etapa de revisión final, conducido por el
Dr. Oscar A. De Masi desde 2012, y en el cual participa la co-autora como colaboradora
senior; por el otro, los relevamientos de la arquitectura y el paisaje urbano de las seis
localidades de San Isidro, desarrollados en el campo entre 2022-2023 junto al Arq. Julio
Cacciatore y que nutren los contenidos áulicos dictados por nuestra cátedra en la
Diplomatura en Historia y Patrimonio de San Isidro y el Pago de la Costa, en la USI.

La presentación de este anticipo, referido al Panteón del Círculo Católico de Obreros en


el Cementerio de Boulogne, pretende una primera socialización del tema en el ámbito
de los investigadores y en la comunidad de los vecinos y vecinas del Fondo de la Legua,
susceptible de ulteriores ampliaciones.

**Agradecimiento
Dejamos constancia de nuestro agradecimiento al señor Secretario de la Junta de
Gobierno de la Federación de Círculos Católicos de Obreros (Sr. Daniel del Cerro) y a
la señora secretaria Inda, por la cortesía de haber facilitado nuestra consulta en los
archivos de la institución, con una amabilidad digna de mención.
1- Marco introductorio: los tipos de sepulturas en el cementerio de Boulogne y
sus notas estéticas dominantes1

Foto MF. 2019.

Para situar el Panteón del Círculo Católico de Obreros en el contexto de la arquitectura


funeraria del enterratorio, y ponderar la singularidad de sus notas estéticas (lenguaje
expresivo), constructivas (volumetría, emplazamiento, entorno de paisaje) y funcionales
(programa de necesidades en su espacio interior), debemos comenzar por identificar los
“tipos” de sepulcros que pueden hallarse en el Cementerio de Boulogne.

Ya sea que se adoptara la modalidad de inhumación (en sentido estricto y etimológico


de inhumatio, depósito del ataúd con los restos en tierra, en latín, humus) o de
tumulación (colocación del féretro o de la urna en un nicho de una nichera o sobre una
losa o “catre”, dentro de una bóveda, respectivamente), los tipos arquitectónicos de
sepulcros disponibles en el Cementerio de Boulogne fueron, desde su apertura:

-Bóvedas
-Sepulturas en tierra
-Nichos en pabellones o “nicheras”
-Panteones sociales
-Osario

Desde ya ha de afirmarse como primer postulado que la circunstancia epocal inherente


a la creación del Cementerio de Boulogne (habilitado en 1943, aunque sin concluir
entonces todas sus instalaciones) y la crisis de los estilos académicos, tiene como
consecuencia que sus producciones de arquitectura queden, ab initio, afiliadas a los

1
Texto DE MASI, Oscar A., extraído de su libro Los cementerios municipales de y otros sitios de
memoria funeraria en San Isidro, próximo a editarse.
lenguajes modernos. En vano se buscarán allí ejemplos de los modismos clasicistas
Beux-Arts o los historicismos neogóticos o neoegipcios, o los estilemas propios del Art
Nouveau o la Secesión vienesa, etcétera. Incluso los gestos art-déco y neohispánicos
son remedos tardíos.

En el cementerio de Boulogne todo es moderno, porque el lugar nació como una


solución novedosa, en la agenda municipal, para el problema del enterramiento, y en
una época de inclinaciones vanguardistas, tanto por cierto clima de moda, como por
razones de economías constructivas. En tal sentido, la eliminación de recursos de
ornamentación o composiciones eruditas satisfacía esa demanda general de
modernismo plus ahorro de costos, al tratarse de sepulcros individuales o familiares.

Sin perjuicio de ello, en el caso del panteón del Círculo Católico de Obreros se advierte
un alarde estético intencionado y un esfuerzo constructivo que diferencian a este
sepulcro colectivo de los otros ubicados en el mismo cementerio. Quizá la excepción a
esta regla de singularidad sea el panteón de la Fundación “Natalio Salvatori”, aunque
resuelto en un estilo todavía más moderno y menos complejo desde el punto de vista
ideológico.

Los sepulcros colectivos no familiares: pabellones de nichos y panteones


sociales o mutualistas

Interesa situar tipológicamente y con mayor calibre el panteón que vamos a estudiar. No
se trata, evidentemente, ni de una tumba individual ni de un sepulcro familiar (ya sea del
tipo bóveda o tumba en tierra que admite una pluralidad de restos de la misma familia).

Esta tipología del sepulcro colectivo no familiar admite dos variantes: los pabellones de
nichos (o “nicheras” o columbaria) y los panteones sociales y mutuales. Dejamos de
lado los osarios porque, maguer su condición colectiva, suele responder a otra situación,
frecuentemente no intencionada de parte de los deudos y derivada de los términos
administrativos del Cementerio (e.d., caducidad de plazos de desocupación de
sepulturas y traslado compulsivo de restos al osario).

En 1951 el personal técnico del Ministerio de Obras Públicas de la Nación, adscripto a


la Municipalidad de San Isidro, proyectó el “pabellón tipo” para nichos. El sistema
constructivo adoptado, de características modulares, permitiría sucesivas ampliaciones,
a medida que las necesidades lo requiriesen, manteniendo la homogeneidad formal de
la fachada corrida, de gran longitud.

La Ordenanza n.º 3554 del año 1959 dispuso la reserva de una franja de 8 metros en
todo el perímetro del enterratorio, para la construcción de aquellos nichos. Y la
Ordenanza n.º 3632, del mismo año, autorizó la construcción de aquella nichera sobre
la calle Diamante.
Foto MF, 2019.

Los panteones sociales o mutuales no son numerosos, como en el Cementerio Central


(poniendo quizá en evidencia el relativo decaimiento de la praxis mutualista de
comunidad o mutualismo horizontal, para la época de creación del enterratorio, y la
emergencia de un modelo más “sindical” o mutualismo de corte vertical), pero existen
algunos de este tipo, dentro del cual se destaca, por su ubicación, por su volumetría
exenta y por la plástica de su lenguaje expresivo, el panteón del Círculo Católico de
Obreros que vamos a analizar.

2- Los Círculos Católicos de Obreros: noción general

Los Círculos Católicos de Obreros fueron organizaciones de laicos creadas a fines del
siglo XIX por iniciativa del sacerdote redentorista alemán Federico Grote, en el marco
de la llamada “cuestión social”, que comenzó a plantearse como una agenda sostenida
en la pastoral de la Iglesia Católica, a partir de la encíclica Rerum novarum (1891) del
Papa León XIII.

Retrato del Padre Grote.


En nuestro país, el contexto de su fundación se vincula a un período de conflicto entre
la Iglesia Católica y las fuerzas políticas liberales que operaban desde posiciones
gubernamentales y otros espacios de opinión. El historiador Néstor T. Auza estudió
aquel fenómeno que dio origen a las diversas corrientes sociales del catolicismo
argentino, entre las cuales deben ubicarse los primeros Círculos de Obreros:

La posición defensiva en que se encontraba el catolicismo y la violencia con


que era combatido según los casos, constituyó el clima de los treinta y siete
años que van desde 1884 a 1921. Esto explica que el catolicismo
emprendiera su lucha en varios frentes simultáneos, tantos como los que
sobre él se lanzaran o en los cuales se desconocía su presencia. Política,
legislación social, problemas obreros, cuestiones educativas, medios de
comunicación, universidad, juventud, ignorancia religiosa, son algunos de
los sectores sobre los cuales actuó…2.

En análogo sentido, Alfredo Sánchez Gamarra, biógrafo del P. Grote, pone estas
palabras en boca de su biografiado y a la vez testigo de aquella época:

La calamidad principal de los tiempos que estoy recordando radicaba en la


política liberal imperante, que era la plaga corruptora del ambiente, a cuyo
amparo medraban la masonería, el socialismo y el anarquismo. Este último
llegó a ser poco menos que omnipotente entre las masas obreras de la
Capital Federal por espacio de dos o tres décadas3.

Aunque Grote no haya escrito literalmente este juicio, sin embargo refleja la percepción
del ambiente de conflicto ideológico que el fundador y sus contemporáneos del sector
católico debían tener.

La finalidad de los Círculos era proveer a los obreros católicos y a su ambiente familiar
de un espacio de contención variada, que se implementaba en programas relacionados
con la salud, la educación y la formación moral y religiosa, hasta el deporte y la
recreación y otras formas de socialidad.

En prieta síntesis, el P. Grote definió el programa básico de los Círculos: “La base de
nuestra acción consistía en el socorro mutuo y en la propagación de la cultura social…” 4.

Para sus promotores se trataba, en cierto sentido, de ganar posiciones en el mundo


obrero y sustraer a las clases trabajadores de la influencia ideológica del socialismo y
el anarquismo, cuyos puntos de partida programáticos no eran precisamente religiosos.
Pero con la particularidad de que a los Círculos no sólo podían asociarse los obreros,
sino otros actores del mundo laboral (técnico, artesanal, profesional, castrense, clerical
o mercantil) que reunieran el perfil estatutario, inclusive de la parte patronal.

2
AUZA, Néstor T.: Corrientes sociales del catolicismo argentino. Claretiana, Buenos Aires, 1984,
p. 25.
3
SÁNCHEZ GAMARRA C.SS.R, Alfredo: Vida del Padre Grote: el apóstol de los trabajadores.
Federación de Círculos Católicos de Obreros, Buenos Aires, 1972, p. 154.
4
SÁNCHEZ GAMARRA C.SS.R, Alfredo: Ob. cit., p. 196.
Señala Yanina Leonardi que:

Su plan de concientización ideológica destinado a los obreros también


incluía un proyecto cultural que buscaba disputarle el terreno no solo a las
agrupaciones de izquierda (anarquistas, socialistas), sino también a la
cultura popular urbana, que era considerada como un factor que ponía en
riesgo la moral de los obreros. Con ese fin, los CCO se erigían como un
lugar de sociabilidad con una impronta mutualista, educativa, recreativa y
moralizante. El obrero encontraba allí un espacio que habilitaba la
interacción con los pares, a la vez que se le ofrecían asistencia social,
educación y recreación por medio del arte y el deporte5.

Puede decirse que lograron un rápido éxito y se multiplicaron en numerosas parroquias,


trabajando en línea con la jerarquía eclesiástica y haciéndose eco fielmente del
Magisterio social de la Sede Pontificia. Su plan de propagación era ampliamente
nacional y su discurso político era de tono nacionalista.

Aquella conjunción de catolicismo con nacionalismo quedaba de manifiesto en el lema


que acompañaba el emblema moderno de la institución: Dios, Patria, Hogar.

Una de las notas más características de la dinámica de los Círculos fue el mutualismo
como método de cohesión y dispositivo de tutela, aunque su origen fue más bien una
demanda de algunos sindicatos, en orden a lograr estos beneficios para sus afiliados.
Ello significa que el “socio- mutualista” no era, estrictamente, “socio” de la institución, ya
que no abonaba per se la cuota mensual, la cual era pagada por el sindicato, con miras
a obtener coberturas para el trabajador afiliado6.

En lo tocante al mutualismo, señala la citada Leonardi que:

5
LEONARDI, Yanina Andrea, La propuesta cultural de los Círculos Católicos de Obreros en la
Argentina durante las primeras décadas del siglo XX. http://orcid.org/0000-0001-5912-6116
6
BLANCO, J. (2013). Los Círculos Católicos de Obreros, un actor soslayado en la historia de la
sindicalización argentina. Ponencia presentada en las VIII Jornadas de Historia Eclesiástica y III
de Archivos Eclesiásticos, Buenos Aires, Argentina, 14 y 15 de junio. Citada por LEONARDI,
Yanina, ob.cit.
El mutualismo constituía uno de los ejes centrales de la estructuración de
los CCO, por medio del cual se brindaba protección social a los obreros,
muchos de ellos de origen inmigrante. Los Círculos se caracterizaron por
ofrecer asistencia médica y social a sus socios, incluyendo ayuda
económica en casos de gravedad. La asistencia ante la muerte, que
cubría los gastos del sepelio, era una de las coberturas que brindaba.
La construcción de panteones propios fue uno de los logros en la
Capital Federal, cuestión que las formaciones de otras localidades
provinciales trataron de alcanzar, lográndolo en algunos casos. En este
aspecto, se observan similitudes con la labor llevada a cabo por las
asociaciones étnicas7.

Ciertamente, no fueron pocos los cementerios donde los Círculos Católicos de Obreros,
que actuaban en relación con las parroquias del distrito, construyeron panteones a la
par de otras instituciones de asistencia mutua y de colectividad, y de no menor esfuerzo
arquitectónico en muchos casos8.

3- El Panteón del Círculo Católico de Obreros

a) Antecedentes de los Círculos Católicos de Obreros en San Isidro. El Círculo de


la parroquia San Isidro Labrador.

Del arraigo institucional del Círculo Católico de Obreros en el partido de San Isidro puede
decirse que no es de ayer nomás. En el año 2019, el Círculo que había nacido en la
parroquia matriz dedicada al Santo Labrador cumplió noventa años, celebrados en la
sede de la calle Alsina n.º 259, con la presencia del Intendente Gustavo Posse9.

El cronista eclesiástico local P. Francisco Actis relató las circunstancias de la creación


de la organización, inaugurada el 28 de julio de 1929 con un acto lucido y concurrido.

La comisión directiva (cuyo asesor espiritual era el P. Agustín Allievi) estaba


complementada por una Comisión Asesora de Damas, la cual, a su vez, sostenía una
Academia de Solfeo, Piano, Literatura y Lenguas10.

Los fines que se proponía el Círculo, en San Isidro, no diferían de otras jurisdicciones
donde ya existían:

7
LEONARDI, Yanina, Ibidem.
8
Tomemos el ejemplo de San Isidro, donde existen dos panteones del CCO, uno en cada
cementerio municipal y ambos de llamativa arquitectura. O el caso de Lomas de Zamora, donde
los Círculos funcionaban en, por lo menos, dos localidades importantes, encargaron una cripta
al constructor local Juan Romanó, entre 1931-1932, con la particularidad de que el panteón no
sólo recibe los restos de afiliados o de sus hijos menores de cinco años, sino también de
benefactores o de otras personas que por mérito o urgencia sean autorizados por la comisión
directiva. A su vez, los ex presidentes de la institución adquieren el derecho de sepultura a
perpetuidad, indicándose su sitio con una lápida negra. ECHAZARRETA, María Cristina: El
Cementerio de Lomas de Zamora, Sammartino ediciones, Buenos Aires, 2017, pp. 70-72.
9
Boletín AICA, 2-VIII-2019: aica.org/noticia-cumpli-90-aos-el-circulo-catlico-de-obreros-san-
isidro
10
ACTIS, Francisco…, pp. 292-293.
Llenar una necesidad en pro de la formación moral de la llamada clase
media y trabajadora, en defensa de sus intereses y los de la familia cristiana,
amenazadas una y otra por el crudo materialismo de la época presente,
proporcionándoles, además, esparcimientos honestos, reuniones de
camaradería, asegurándoles por medio del mutualismo subsidios en caso
de enfermedad, y presentándose como mediadora y compositora amigable
de diferencias gremiales…11.

Su panteón social lo edificó en el Cementerio Central y es, aún hoy, un edificio


modernista que merece una mirada atenta. Nos ocuparemos de él en un trabajo
posterior, que estamos revisando.

Foto MF, 2022.

b) El Círculo de Boulogne y sus tres sedes

Muchos años más tarde, el 2 de noviembre de 1972, el “Círculo Católico de Obreros de


Boulogne-sur-Mer”, como reza el cartel en su portal (vale decir, una entidad diferenciada
de su similar de San Isidro) inauguró su panteón en el Cementerio de Boulogne.

La disponibilidad del terreno en el enorme predio de Boulogne, exento de muros


linderos, sin una calle estrecha por delante y abierto al paisaje, permitiría al proyectista
ejercitar una creatividad de formas y volúmenes, acorde con la concepción funeraria
moderna propia del lugar.

11
ACTIS, Francisco,…, p. 293.
Una fotografía perteneciente al Archivo Llorens12 muestra la ceremonia pública de
inauguración de edificio, cumplida según un rito confesional que incluye la bendición por
parte de un sacerdote católico. Allí se lo ve, elevando el hisopo con su mano derecha y
rodeado de las autoridades del Círculo y del intendente municipal, que era el referido
Pedro Llorens.

MBAHMSI. Archivo Llorens, Álbum 3- 122.


Inauguración Panteón Círculo Católico de Obreros Cementerio Boulogne. 1-11-1972.

Corresponde una sucinta narración acerca de la historia del Círculo de Boulogne, que
nació y se desarrolló como una entidad diferente del de San Isidro, aunque en el tramo
final de su existencia se integró a este último por razones de administración.

En el año 1957 fue creado el centro de Santa Rita (la jurisdicción parroquial), como filial
Boulogne del Círculo Católico de Obreros (Juan P. Esnaola n.º 1130). El acto de
fundación iba a verificarse en coincidencia con un homenaje al primer obispo de San
Isidro (la diócesis había sido creada en febrero de ese mismo año mediante la bula papal
Quandoquidem adoranda), el 24 de noviembre a las 9: 30 hs13.

La iniciativa era saludada con beneplácito por el Consejo Directivo:

esa nueva filial que hoy se incorpora a nuestra obra, para trabajar juntos por
el afianzamiento de la doctrina social de la Iglesia y para que Cristo reine en
los corazones, reine en las conciencias y reine en las voluntades de toda la
juventud trabajadora de nuestra querida Patria… para la mayor conquista de
la masa laboral, más aun en estas horas de incertidumbre, en la que la
juventud se encuentra desorientada y alejada de Cristo14.

12
Museo, Biblioteca y Archivo Histórico Municipal de San Isidro “Dr. Horacio Beccar Varela” (en
adelante se cita MBAHMSI). Archivo Llorens, Álbum 3 -122. Inauguración Panteón Círculo
Católico de Obreros Cementerio Boulogne. 1-11-1972.
13
Archivo Federación de Círculos Católicos de Obreros [en adelante se cita AFCCO], Caja
Boulogne, Nota n.º 15 Círculo Santa Rita dirigida al presidente de la CD de las Vanguardias
Obreras Católicas, Boulogne, 15-XI-1957; revista “Santa Rita”, n.º 1, mayo 1958.
14
AFCCO. Caja Boulogne, Nota de la CD de la FCCO, Buenos Aires, 2-XII-1957.
Sin duda, las barriadas populares de Boulogne (lo mismo que las de Villa Adelina) eran
un territorio donde predominaban las familias de clase trabajadora, que en el léxico
epocal se designaba como “la masa laboral”.

Meses después, el P. Francisco Actis, párroco de Santa Rita y asesor espiritual del
Círculo recién creado, destacaba ante la Federación el nexo íntimo entre el nuevo centro
y la parroquia, en línea con el espíritu de sus figuras sacerdotales más salientes y su
arraigo en San Isidro: los presbíteros Allievi, Calcagno y Napal, y el cardenal Copello15.

Pero el Círculo de Boulogne también funcionó desde el 19 de febrero de 1961 en la


parroquia del Sagrado Corazón de la misma localidad (Los Ceibos n.º 115), a cargo de
los Padres Teatinos, pidiendo su incorporación a la Federación de Círculos Católicos de
Obreros. Entre aquellos fundadores había jubilados, comerciantes, obreros, artesanos
e industriales. La presidencia la asumió el Sr. Roque Archideo, que era comerciante y
se fijó expresamente ese día como fundacional, como nuevo homenaje al obispo Aguirre
y por el onomástico del párroco, R.P. José Sorribas C.R.16

15
AFCCO. Caja Boulogne, Nota del P. F. Actis a la Federación de CCO, 27-IV-1958. Por su
parte, Actis era asesor espiritual del nuevo centro desde el 30-XI-1957.
16
AFCCO. Caja Boulogne, Acta de Fundación del CCO “Sagrado Corazón de Jesús”, 19-II-1961;
Nota del Sr. Roque Archideo c/membrete de la parroquia del Sagrado Corazón, nº 1, Boulogne,
19-II-1961.
El Sr. Roque Archideo, primer presidente del CCO de Boulogne. AFCCO.

Pero el ahora llamado “Círculo de Boulogne-sur-Mer” tendría otra sede, que fue el
domicilio de su posterior presidente, el señor Rogelio Peña, en Godoy Cruz n.º 2257 de
la localidad.

Finalmente, el 26 de marzo de 1998, tras el derrotero de treinta y un años de historia,


en una reunión celebrada en la casa del señor Peña, se acordó la transferencia del
Círculo de Boulogne a su hermano mayor, el Círculo Católico de Obreros de San Isidro,
siendo por ese acto transferidos los 165 socios ( 71 señores y 94 señoras). Y en se
mismo instrumento, el Círculo receptor se hizo cargo también del Panteón, ad
referéndum de la aprobación de la Federación17.

c) La iniciativa, los avatares y el final del Panteón

Como suele ocurrir con este tipo de iniciativas que nacen del fervor y el compromiso de
sus promotores, el Círculo comenzó pronto a desarrollar sus tareas evangelizadoras y
sociales en el ámbito de la llamada “clase trabajadora”, que comprendía mucho más que
a los obreros industriales. Una de aquellas primeras gestiones de tipo mutualista fue el
disponer de un panteón en el Cementerio de Boulogne, para el enterramiento de los
socios del Círculo. Así, entre 1959 y 1960 se tramitó ante la Municipalidad de San Isidro
la cesión gratuita de ocho lotes (superficie 56 m2) para edificar el sepulcro colectivo, lo
cual se logró a través de la Ordenanza n.º 3684. Fue el primer activo físico que pasaba
a integrar el patrimonio del Círculo, el cual debía hacerse cargo de la construcción en
un plazo determinado. Ello determinó que se encomendara al presidente la gestión de
los planos18.

17
AFCCO. Caja Boulogne, Acta de reunión, versión preliminar 28-III-1998; Acta definitiva n.º
3484 del 10-IV-1998.
18
AFCCO. Caja Boulogne, Acta de Asamblea General Ordinaria, 31-VII-1960.
Aquella gestión derivó en un anteproyecto no ejecutado, que firmaba el ingeniero civil
Raúl V. A. Archideo19, con domicilio en Juramento n.º 142 de Boulogne20. El apellido es
demostrativo de parentesco con el presidente del Círculo, lo cual permite conjeturar que,
quizá, la producción del diseño graficado en el plano fuera una colaboración amistosa,
porque era frecuente que así ocurriera en las instituciones católicas con escasos
recursos, que echaban mano a parientes y amigos. Pero no lo sabemos.

La propuesta consistía en un volumen cuya silueta ofrecía una cáscara de hormigón


armado, un tipo de estructura ligera muy utilizada cuando se necesita cubrir luces
medianas (o grandes) de forma económica. En los tramos no portantes, emplea muros
de ladrillos donde apoyan los paños superiores de vidrio, y una cruz monumental de
mampostería coronando el frente. Era un ejercicio proyectual de categórica modernidad,
dialoguista con el paisaje (las amplias vidrieras debían permitir transparencias hacia el
exterior y abundante luz solar).

Plano del anteproyecto no ejecutado del Ing. Raúl V. A. Archideo. AFCCO:

Pero hubo ya entonces problemas de financiamiento para comenzar la obra, pese a que
se intentó recaudar fondos a través de rifas y bonos contribución, como era práctica
habitual. En la Memoria del ejercicio 1960-1961 del todavía Círculo de Santa Rita, se
asentó la decisión de dejar el proyecto en suspenso, hasta que las circunstancias
mejoraran.

19
El 29 de octubre de 1971, el flamante intendente municipal de facto, Pedro Llorens, designó
como Secretario de Obras y Servicios Públicos al ing. Raúl Archideo. Uno de los primeros actos
protocolares que cumplieron ambos funcionarios fue la visita al obispo diocesano. El área a cargo
de Archideo también tuvo injerencia en la obra del nuevo Hospital Central. Ver LAFUENTE,
Miguel: Pedro Llorens. Una semblanza. Imaginante editorial, 2015, pp. 33-34.
20
AFCCO. Caja Boulogne, Plano de anteproyecto no ejecutado.
¿Cómo se llegó a la propuesta del arquitecto Ruiz Martínez? La documentación del
archivo de la Federación de Círculos, en su caja de Boulogne, nada contiene al
respecto21.

La aprobación municipal de los planos del Panteón lleva fecha del 27 de octubre de
1972, lo cual revela un cierto apuro por llegar al día inaugural, que debía ser la
recordación de los difuntos (2 de noviembre) de ese año, lo cual pudo cumplirse.

El año 1972 no es una anécdota casual: se cumplía el 80.º aniversario de la fundación


del primer Círculo de Obreros por el P. Grote, y la Junta de Gobierno de la Federación
de Círculos Católicos de Obreros había resuelto reeditar la biografía compilada por
Alfredo Sánchez Gamarra22.

Desde aquella fecha y tras la ceremonia protocolar, el edificio quedó habilitado y erguido
como un hito de fuerte presencia visual en el Cementerio, identificado mediante el
esquemático y bien logrado emblema moderno del Círculo, y con una placa de bronce
sobre la puerta.

Lo cierto es que, años después de su inauguración, el Panteón seguía siendo un motivo


de preocupación, de esfuerzo económico y de esmero institucional para el Círculo de
Boulogne. Por ejemplo, la Memoria del ejercicio 1987-1988 señalaba:

El lamentable y permanente flagelo socio-económico nos ha limitado nuestro


accionar sobre este inmueble; y a los efectos de proseguir con el amplio
organigrama trazado, para el logro deseado, no se han escatimado
esfuerzos; y así tratamos de perseverar ene se objetivo. Aspecto interno y
exterior en óptimas condiciones.

En cualquier caso, más tarde o más temprano la suerte estaría echada. En 2003 se
solicitó un subsidio de $1.500.- a la Municipalidad para atender problemas de
acumulación de agua en los subsuelos de los dos panteones que el Círculo de San Isidro
poseía, en el Cementerio Central y en el de Boulogne. Pese a la instalación de bombas,
la depresión de las napas seguía provocando inconvenientes permanentes y de onerosa
atención23.

Sin mucha perspectiva de lograr una solución definitiva, y ante la merma dramática de
los asociados (y la consiguiente falta de percepción de cuotas para afrontar los gastos
de mantenimiento, incluidas previsiblemente las reparaciones de la bomba de achique),
el Panteón se halla en trámite de transferencia a la Municipalidad de San Isidro, que
recuperaría la posesión de la parcela tras más de medio siglo de haberla cedido, y ahora
aumentada con una valiosa y singular construcción. La pregunta que se abre es ¿qué

21
Hemos tomado contacto con Alfredo Ruiz Martínez, el hijo del proyectista, también él arquitecto
y continuador del estudio, pero nada pudo aportarnos en ese sentido, debido a que la mudanza
de las oficinas desde su anterior sede de Beccar no permite el acceso al archivo profesional.
22
SÁNCHEZ GAMARRA, Alfredo C.SS.R.: Vida del Padre Grote, el apóstol de los trabajadores.
FCCO, Buenos Aires, 1972
23
AFCCO. Caja Boulogne, Nota del CCO de San Isidro al Intendente Municipal, 28-XI-2003.
tratamiento y destino le dará la Municipalidad a este singular edificio funerario?
Desafectado ya de su destino mortuorio, y una vez vaciado de restos ¿no podría, quizá,
funcionar como un centro de interpretación del sitio, al servicio de los visitantes? Porque
el Patrimonio funerario de las localidades ayuda a comprender su historia y refuerza los
vectores de memoria genealógica e identitaria.

d) Su proyectista

Aunque no es costumbre tan frecuente en materia de edificios funerarios y eclesiásticos,


en este caso su proyectista ha tomado partido por visibilizar su nombre como autor,
mediante una placa ubicada en la fachada, sobre el lado izquierdo, que dice:

Félix Ruiz Martínez/Arquitecto

A la izquierda, detalle de la placa (MF, 2022.) y a la derecha, el Arq. Félix Ruiz Martínez.

¿Cómo se asignó la encomienda profesional a Ruiz Martínez? ¿Fue la única propuesta


presentada? Como dijimos antes, desconocemos, de momento, tales circunstancias.
¿Quizá era asociado al Círculo? Como suele suceder en estos casos, lo más probable
es que fuera conocido de algún miembro de la comisión directiva del Círculo de
Boulogne (recordemos que la fusión con San isidro fue muy posterior), ya que, por su
parte, era un profesional que actuó en el partido, donde aún vemos en pie obras suyas,
como la Casa Ricciardi, en las Lomas de San Isidro24.

En cualquier caso, podemos situar a Ruiz Martínez en sintonía con algunas premisas
ideológicas de los Círculos en general, en especial lo tocante a una búsqueda de
identidad nacional expresada en la arquitectura concreta. De ahí su adscripción al
movimiento de las llamadas “Casas Blancas”, al cual, sin querer, le dio nombre al
designar con ese subtítulo a la exposición del año 1964 y que él promovió activamente25.

24
“La casa del corazón hacia adentro”. Casa Ricciardi. Arq. Félix Ruiz Martínez. En Revista
Decoralia, octubre 1971 N.º 65.
25
“La Exposición” por Félix Ruiz Martínez, en Casas Blancas. Una propuesta alternativa. Buenos
Aires, CEDODAL, 2003, p. 108.
Al recordar aquel suceso, en 2003, Ruiz Martínez señaló:
El interés por realizar una exposición sobre la arquitectura actual argentina
fue surgiendo espontáneamente durante las conversaciones que tuvimos, a
mediados de 1964, con el Director del Museo de Arte Moderno de Buenos
Aires, Hugo Parpagnoli, sobre estas ideas renovadoras de jóvenes
arquitectos, la nueva corriente que se estaba dando y las obras que algunos
ya habían logrado realizar. Finalmente se reunió todo el material de plantas,
cortes, fachadas y fotos y resultó que contaba con catorce casas. Entonces
la exposición tuvo también un mágico subtítulo, “14 Casas Blancas”.

La ausencia de su biografía detallada en los libros de historia de la arquitectura argentina


es una omisión que merece corregirse. Aspiramos a que este breve trabajo sea un paso
inicial y justiciero.

No obstante, ofrecemos una breve reseña biográfica del año 1971 (un año antes de la
inauguración del panteón del Círculo Católico de Obreros), que acompañó la publicación
de la Casa Ricciardi, de su autoría proyectual, y que publicó la revista Decoralia.
Verosímilmente, los datos los habrá aportado el propio Ruiz Martínez:
El arquitecto Félix Ruiz Martínez, 37 años, egresó en 1959 de la Facultad
de Arquitectura de la Universidad de Buenos Aires. Durante dos años trabajó
junto a su colega Amancio Williams y siguió cursos con el profesor y
diseñador finlandés Ilmari Tapiovaara y el arquitecto Tomás Maldonado, ex
director de la Escuela de Diseño de Ulm. Ha realizado intensa tarea en el
campo de la vivienda, tanto en su aspecto individual, treinta residencias,
como social, dos conjuntos residenciales de veinticuatro y dieciocho
viviendas, respectivamente, entre ellos el barrio “Santa Rita”, en San Isidro.
Desde un comienzo estuvo enrolado en el movimiento de las llamadas
“casas blancas”, que trata de crear una arquitectura genuinamente nacional
rescatando un sentido telúrico y volcándolo a formas actuales. En 1964 fue
invitado por el Museo de arte Moderno de la ciudad de Buenos Aires a
exponer sus obras en la Primera Exposición de Arquitectura Argentina
Contemporánea.

Aunque en prieta concisión, la reseña aporta información relevante. En primer lugar, la


relativa juventud de Ruiz Martínez al momento de proyectar el panteón (37 años). Sin
embargo, era un profesional que había prestado atención a su formación como post
graduado, al vincularse a la tarea y los cursos de colegas como Williams, Tapiovaara y
Maldonado.

Luego se destaca su experiencia temprana en la construcción de viviendas, tanto


unifamiliares como sociales, situadas varias de ellas en San Isidro. No era un
desconocido en el medio profesional local.

Por último, su primerizo “enrolamiento” en el movimiento de las “Casas Blancas”, que


derivó en su participación en la exposición de 1964. La palabra enrolamiento trae una
carga semántica intensa, porque significa, para el sujeto enrolado, una inscripción
explícita en la nómina de alguna institución. Vale decir, un vínculo estable y visible. Así
debió percibir Ruiz Martínez su relación con la estética de las Casas Blancas.
Entre aquel evento de 1964 y la concreción del sepulcro en 1972 median ocho años,
durante los cuales mantuvo su compromiso con las premisas del casablanqusimo, a tal
punto que, a la hora de elegir un estilo para el panteón, fue coherente con sus fuentes
estético-ideológicas, asumiendo la riesgosa audacia de semejante lenguaje formal para
un programa funerario.

e) Notas estéticas: la influencia tardía del “casablanquismo”

El “casablanquismo” fue un momento de indagación, reflexión y expresión material de


una arquitectura vernácula derivada del Movimiento Moderno, pero capaz de reflejar una
nota identitaria argentina (en lugar de asumir una preceptiva internacionalista) y, a la
vez, de simplificar el diseño y reducir los costos de construcción con un evidente interés
social26. Una arquitectura genuinamente nacional y sentido telúrico: ambas ideas
aparecen en la reseña de Ruiz Martínez como metas muy definidas.

No cabe en esta ponencia que hablemos del movimiento de las Casas Blancas en
general, pero, en cambio, debemos mencionar su temprano arraigo en San Isidro, tanto
en la arquitectura residencial (la Casa Ricciardi, del Arq. Ruiz Martínez; la Casa Lopre,
del Arq. Jorge Chute; la Casa Soldati, del Arq. Juan O. Molinos y la Casa Urtizberea de
los arquitectos Claudio Caveri y Eduardo Ellis) como en su programa religioso más
eminente, que es la Iglesia de Nuestra Señora de Fátima, de estos últimos profesionales.
Por fortuna, los edificios enumerados permanecen en pie y enriquecen el patrimonio
arquitectónico de los sanisidrenses.

En los cuatro casos antes mencionados se verifica una contemporaneidad de lenguaje


respecto de la época de eclosión y auge del Casablanquismo (los años de 1950 y 1960).
En cambio, en el Panteón del Círculo Católico de Obreros ya debe anotarse una
situación expresiva, sino anacrónica, al menos relativamente tardía, toda vez que dicho
edificio funerario fue inaugurado en el año 1972.

Podríamos decir que se trata de uno de los últimos y rezagados ejemplos del movimiento
casablanquista en nuestro distrito (y, evidentemente, es el ejemplo más sofisticado del
casablanquismo aplicado ¡a un programa funerario!). Aunque todavía los hubo con
posterioridad, más deberíamos asociarlos a una cierta moda “mediterránea” o estilo
“Casapueblo”, que a la pureza inicial de las Casas Blancas.

Pero en el caso de Ruiz Martínez debería ponderarse como una señal de coherencia,
porque, como queda claro, aquel lenguaje no le era ajeno en absoluto, ya que él
contribuyó a modelarlo y a hacerlo visible inicialmente. No es de extrañar que siguiera
siendo una constante estética y un modelo constructivo en su cabeza de proyectista.

Ruiz Martínez todavía afirmaba, en 2003, los vectores vanguardistas que guiaron a una
parte de su generación de colegas:
Muy influidos por las ideas y realizaciones de la arquitectura orgánica
americana y por principios de respeto en el diseño de la estructura
resistente, ya fueran muros de ladrillos, columnas de hormigón armado, y a
la textura de los materiales. Se respetaba la escala humana en los espacios
interiores y exteriores, estudiándolos con máximo detalle y formalismo.

26
GUTIERREZ, Ramón, en Summa + n.º 63, año 2004, pp. 80-88.
f) Volumetría, emplazamiento y entorno de jardinería

Fotos MF, 2022.

El Panteón no podría pasar inadvertido para el visitante, ya que se emplaza apenas se


traspone la escalinata posterior del peristilo, sobre el lado derecho del predio. Su
monocromía blanca y la plasticidad de sus formas son hechos perceptuales que
convocan inmediatamente la mirada. Claramente, resalta en el conjunto del enterratorio
y a ningún otro edificio se parece.
Asimismo, llama la atención su volumetría neta, que se resuelve en un edificio compacto,
de masa tectónica y de contornos predominantemente curvos, emplazado en forma
exenta de muros linderos, perfectamente amortiguado respecto de volúmenes cercanos
o intrusos, que no los hay. En este aspecto, la preceptiva preferida por el
“casablanquismo” queda cumplimentada también, lo mismo que en la máxima
abstracción formal y la ausencia de adjetivaciones en el planteo visual. Por su parte, el
acabado rugoso superficial del tipo salpicado o salpicrete, aporta una nota de “valor” en
el sentido escultórico del concepto, al insinuar, dentro de la monocromía, unas
variaciones texturales que ponen en balance sutil la luz natural y la sombra, que van
recorriendo la superficie.

La altura del edificio es de 4,50 metros en su frente y sobresale un fuste o forma vertical
elongada y rampante por uno de sus lados, que llega hasta las 5,20 metros, y que,
aunque parezca una chimenea, en realidad es un dispositivo para el ingreso de la luz
cenital. Puede observarse en su parte superior un vestigio del viejo sistema de conexión
eléctrica, mediante bornes de porcelana.

Foto MF, 2022.

La condición de volumen aislado ha facilitado la creación de un pequeño pero adecuado


jardín semicircular con crecidos arbustos (azareros) que rodea el panteón por detrás. Es
un rasgo singular que podría introducir una nota de moderado “organicismo” en el
concepto arquitectónico pretendido por Ruiz Martínez y cuya influencia en su imaginario
creativo él mismo admitió en 2003.
Foto MF, 2022.

Su accesibilidad, con apego a la continuidad sinfín de la pared, convierte a ese espacio


en una virtual plazuela ambulatoria, donde la arquitectura edificada y, especialmente el
encuentro del muro con el solado rústico de ladrillos (si bien no alcanza a constituirse
en un encuentro “neto”, por la presencia de un zócalo, este último solidariza su
materialidad con la pared), dialogan amistosamente con el paisaje natural diseñado por
el ingenio humano.

g) Programa de necesidades a satisfacer y otros aspectos descriptivos

Plano conforme a obra del panteón, aprobado el 27 de octubre de 1972. AFCCO.


El programa funerario que debía satisfacer este edificio se refiere a la sepultura por
método de “tumulación” de los afiliados al Círculo, que, por norma, adquirían este
derecho al sepulcro mediante el pago de sus cuotas sociales.

El espacio interior comprende tres niveles; en el recinto de la planta baja se ubica la


capilla cuya bóveda cubre una altura de 2,50 metros y su superficie es de 28 m2; y en
los dos niveles subterráneos (cada uno con una superficie de 78,70 m2), se hallan los
“catres” o losas para la colocación de ataúdes o de urnas.

La existencia de una capilla con funciones acotadas a los responsos, o al rezo y la


meditación individual de los visitantes, parece un hecho mandatorio, tratándose de una
institución confesional católica.

La puerta de acceso se ubicó en el lateral izquierdo, es de metal y exhibe un calado en


forma de cruz latina.

Una “raja” vertical vidriada permite el ingreso lateral de luz, lo mismo que el conducto o
fuste de mampostería que se eleva sobre la cubierta y cuyo talud es recorrido por una
tronera vidriada.

Foto MF, 2022.


Foto MF, 2023.

Por encima de la puerta se construyó un poliedro a modo de losa de hormigón,


capialzada, con función de sobradillo o marquesina. Visualmente, aparece como un
seudo dintel.

Foto MF, 2023.


h) Emblemas identitarios

Foto MF, 2022.

Más allá de la marca solapada en la planta, que antes mencionamos, en la fachada se


colocó ostensiblemente el emblema identitario de los Círculos Católicos de Obreros, que
consiste en las iniciales del nombre formando dos semicírculos y un círculo central sobre
una cruz de brazos iguales, todo ello fabricado en una sencilla pieza con planchuelas
de hierro.

Fue retirada a causa del deterioro de sus anclajes al muro pero, habiendo sido
preservada, correspondería su recolocación. Ciertamente, privado de su emblema en
lugar visible, el panteón no exhibe señales de identidad concreta y hasta podría
aparentar el aspecto de una capilla ecuménica o de un sepulcro familiar privado. O hasta
de una capilla crematoria moderna, a causa de la engañosa “chimenea”, que no lo es.

Otra señal identificatoria es una placa con letras en relieve, colocada en el frente la losa
voladiza, sobre la puerta, que dice:

Federación de Círculos Católicos de Obreros/ Círculo de Boulogne-sur-Mer


BIBLIOHEMEROGRAFÍA

ACTIS, FRANCISCO C.: Historia de la Parroquia de San Isidro y de Su Santo Patrono.


1730-1930. Talleres gráficos Institución Juan Segundo Fernández, San Isidro,
1930.
AUZA, Néstor T.: Corrientes sociales del catolicismo argentino. Editorial Claretiana,
Buenos Aires, 1984.
Decoralia (revista), octubre 1971 N.º 65, “La casa del corazón hacia adentro”. Casa
Ricciardi. Arq. Félix Ruiz Martínez.
DE MASI, Oscar A.: Los cementerios municipales y otros sitios de memoria funeraria en
San Isidro (inédito).
ECHAZARRETA, María Cristina: El Cementerio de Lomas de Zamora, Sammartino
ediciones, Buenos Aires, 2017.
LAFUENTE, Miguel: Pedro Llorens. Una semblanza. Imaginante editorial, 2015.
RUIZ MARTÍNEZ, Félix: La Exposición en AA.VV, Casas Blancas. Una propuesta
alternativa. Buenos Aires, CEDODAL, 2003.
SÁNCHEZ GAMARRA, Alfredo C.SS.R.: Vida del Padre Grote, el apóstol de los
trabajadores. FCCO, Buenos Aires, 1972.
SUMMA + (revista), n.º 63, año 2004.

FUENTES DE ARCHIVOS

Archivo Federación de Círculos Católicos de Obreros, Buenos Aires, Caja Boulogne.


Archivo OADM, Carpeta Figuras eclesiásticas, Legajo CCO
Archivo Llorens: Museo, Biblioteca y Archivo Histórico Municipal de San Isidro “Dr.
Horacio Beccar Varela”.

FUENTES DIGITALES

BLANCO, J. (2013). Los Círculos Católicos de Obreros, un actor soslayado en la historia


de la sindicalización argentina. Ponencia presentada en las VIII Jornadas de
Historia Eclesiástica y III de Archivos Eclesiásticos, Buenos Aires, Argentina, 14
y 15 de junio. Citada por LEONARDI, Yanina.
Boletín AICA, 2-VIII-2019: Consultado el 2 de septiembre de 2023 en
https://aica.org/noticia-cumpli-90-aos-el-crculo-catlico-de-obreros-san-isidro
LEONARDI, Yanina Andrea, La propuesta cultural de los Círculos Católicos de Obreros
en la Argentina durante las primeras décadas del siglo XX. Consultado el 2 de
septiembre de 2023 en http://dx.doi.org/10.4067/s0718-47272020000200102

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