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Aspectos históricos
Los datos históricos hacen referencia a la aparición de la EPOC desde el siglo XVI.
Hipócrates no utilizaba este término para diagnosticar a los pacientes que presentaban tos,
expectoración, disnea y sibilancias, sino que usaba el de "asma" para todas las entidades en
las que el paciente mostraba falta de aire. En aquella época empezó a hablarse del enfisema
(de emphysao, soplar dentro), vocablo empleado para designar la presencia de aire dentro
de los tejidos.
En el siglo XVII y con base en los estudios de autopsias, se conocieron las entidades que
actualmente denominamos con el término de EPOC. Sin embargo, en la literatura médica el
término "bronquitis" fue utilizado hasta finales del siglo XVIII.
En el siglo XVIII, la escuela francesa relacionó los hallazgos clínicos con las descripciones
patológicas. Se desarrolló el método auscultatorio con el estetoscopio diseñado por el
médico parisino HT Laennec, se introdujo el término de "obstrucción bronquial", se
establecieron las diferencias entre bronquitis y enfisema, se describieron las
manifestaciones típicas de estas enfermedades pulmonares (tos, expectoración y disnea) y
se fundaron las bases de la especialidad de neumología.
SISTEMA RESPIRATORIO
El sistema respiratorio, también llamado aparato respiratorio, está compuesto por múltiples
órganos que trabajan juntos para oxigenar el cuerpo mediante el proceso de la respiración.
Este proceso es posible gracias a la inhalación de aire y su conducción hacia los pulmones,
en donde ocurre el intercambio gaseoso. Durante el intercambio gaseoso, el oxígeno ingresa
a nuestra sangre y se intercambia por dióxido de carbono, el cual sale de nuestro cuerpo
durante la exhalación. El aparato respiratorio se divide en dos secciones a nivel de las
cuerdas vocales; una sección superior y otra inferior. Estas secciones se denominan
“tractos”.
El tracto respiratorio superior incluye las partes del aparato respiratorio que se encuentran
fuera del tórax, específicamente aquellas que se encuentran sobre el cartílago cricoides y
cuerdas vocales. Este incluye a la cavidad nasal, senos paranasales, faringe y porción
superior de la laringe.
La mayor parte del tracto respiratorio superior tiene epitelio cilíndrico ciliado
pseudoestratificado, también conocido como epitelio respiratorio. Sin embargo, existen
algunas excepciones: la faringe y la laringe.
CAVIDAD NASAL
Las paredes laterales de la cavidad nasal contienen tres estructuras óseas que se proyectan
desde su superficie denominadas cornetes nasales (superior, medio e inferior); su función es
incrementar el área de superficie de la cavidad nasal. Los cornetes nasales hacen que el
flujo laminar de aire se vuelva lento y turbulento, ayudando de esta manera a humidificar y
calentar el aire a una temperatura cercana a la del cuerpo.
El techo de la cavidad nasal contiene al epitelio olfatorio, el cual está compuesto por
receptores sensoriales especializados. Estos receptores captan las moléculas de olor y las
transforman en potenciales de acción mediante el nervio olfatorio. Estos potenciales de
acción viajan hacia la corteza cerebral y permiten la interpretación por parte del cerebro
para proveer el sentido del olfato.
Otro camino que puede tomar el aire para ingresar a nuestro cuerpo es a través de la
cavidad oral. Si bien no está clasificada como parte del tracto respiratorio superior, la
cavidad oral provee una ruta alternativa en caso de obstrucción de la cavidad nasal. La
entrada hacia la cavidad oral se encuentra en el tercio inferior de la cara, mientras que por
su parte posterior, encuentra su límite al unirse con la orofaringe en el istmo orofaríngeo
Senos paranasales
La cavidad nasal está formada por varios huesos que contienen espacios de aire llamados
“senos paranasales”. Los senos paranasales son nombrados según los huesos con los que se
asocian: maxilar, frontal, esfenoidal y etmoidal.
Los senos paranasales se comunican con la cavidad nasal por medio de ciertas aperturas
que hacen que reciban aire inhalado y contribuyan a su humidificación y calentamiento
durante la respiración. Adicionalmente, la membrana mucosa y el epitelio respiratorio que
yace tanto en la cavidad nasal como en los senos paranasales, atrapa partículas, polvo o
bacterias que pueden resultar dañinas para el cuerpo.
FARINGE
Después de pasar por la cavidad nasal y senos paranasales, el aire inhalado sale a través de
las coanas nasales hacia la faringe. La faringe es un tubo muscular en forma de embudo que
contiene tres partes: la nasofaringe, orofaringe y laringofaringe.
Laringe
Aparte de su función principal de conducir aire, la laringe también resguarda a las cuerdas
vocales, las cuales son muy importantes para la producción de la voz. La epiglotis cierra la
entrada laríngea durante la deglución para evitar que los alimentos o líquidos entren en el
tracto respiratorio inferior.
El tracto respiratorio inferior se refiere a las partes del aparato respiratorio que se
encuentran inferiores al cartílago cricoides y a las cuerdas vocales, incluyendo la parte
inferior de la laringe, árbol traqueo bronquial y pulmones.
Los pulmones se consideran normalmente parte del tracto respiratorio inferior; no obstante,
algunas veces se describen como entidades independientes. Estos contienen bronquiolos
respiratorios, conductos alveolares, sacos alveolares y alvéolos.
Árbol traqueobronquial
El árbol traqueobronquial es una porción del tracto respiratorio que conduce aire desde las
vías aéreas superiores hacia el parénquima pulmonar. Está compuesto por la tráquea y vías
intrapulmonares (bronquios y bronquiolos). La tráquea está localizada en el mediastino
superior y representa al tronco del árbol traqueobronquial. La tráquea se bifurca, a nivel del
ángulo esternal y de la quinta vértebra torácica, en bronquios principales derechos e
izquierdos, uno para cada pulmón.
A medida que se van acercando a los pulmones, los bronquios principales comienzan a
ramificarse en bronquios cada vez más pequeños. El bronquio principal izquierdo se divide
en dos bronquios lobares secundarios, mientras que el bronquio principal derecho se divide
en tres bronquios lobares secundarios que llevan oxígeno hacia los lóbulos del pulmón
derecho e izquierdo respectivamente.
Cada uno de los bronquios lobares se divide en bronquios segmentarios (terciarios) que
llevan oxígeno hacia los segmentos broncopulmonares. Los bronquios segmentarios, se
ramifican en generaciones de bronquiolos intrasegmentarios (conductivos), los cuales luego
terminan siendo bronquiolos terminales. Cada bronquiolo terminal da inicio a varias
generaciones de bronquiolos respiratorios. Los bronquiolos respiratorios se extienden hacia
múltiples conductos alveolares, terminando en lo que se conoce como sacos alveolares,
cada uno conteniendo estructuras parecidas a un ramo de uvas, llamados alvéolos. Es en los
alvéolos donde ocurre el intercambio gaseoso.
Pulmones
Los pulmones son un par de órganos con textura esponjosa localizados en la cavidad
torácica. El pulmón derecho es más grande que el izquierdo y está compuesto por 3 lóbulos
(superior, medio e inferior), los cuales son divididos por dos fisuras: la fisura oblicua y la
fisura horizontal. El pulmón izquierdo tiene únicamente dos lóbulos (superior e inferior),
divididos por una fisura oblicua.
Cada pulmón tiene 3 superficies, un ápice y una base. Las superficies de los pulmones son:
superficie costal, medial o mediastinal y diafragmática; las cuales reciben su nombre según
la estructura anatómica adyacente a ellas. La superficie mediastinal conecta el pulmón con
el mediastino por medio de su hilio. El ápice del pulmón es el sitio en donde las superficies
mediastinal y costal convergen. El ápice es la porción más superior del pulmón,
extendiéndose incluso hasta el lugar en donde nace el cuello. La base tiene un aspecto
cóncavo y es la parte más baja del pulmón donde yace sobre el diafragma.
El sitio donde comienza a ocurrir el intercambio gaseoso es la porción inferior del tracto
respiratorio, comenzando desde los bronquiolos respiratorios. Este proceso también se
conoce como respiración externa, en la que el oxígeno del aire inhalado se difunde desde
los alvéolos hacia los capilares adyacentes, mientras que el dióxido de carbono se difunde
desde los capilares hacia los alvéolos para ser exhalado. La sangre recién oxigenada pasa a
irrigar a todos los tejidos del cuerpo y se somete a respiración interna. Este es el proceso
en el que el oxígeno de la circulación sistémica se intercambia con el dióxido de carbono de
los tejidos. En general, la diferencia entre la respiración externa e interna es que la primera
representa el intercambio de gases con el ambiente externo y tiene lugar en los alvéolos,
mientras que la segunda representa el intercambio de gases dentro del cuerpo y tiene lugar
en los tejidos.
CORRELACIONES CLINICAS
Las infecciones del tracto respiratorio superior son infecciones contagiosas que pueden ser
causadas por una variedad de bacterias y virus. Los agentes causantes más comunes son el
virus de la influenza (gripe), los rinovirus y la bacteria estreptococo. Dependiendo de qué
parte del tracto respiratorio superior esté afectado, estas infecciones pueden presentar
diferentes signos clínicos: rinitis, sinusitis, faringitis, epiglotitis, laringitis, entre otras.
El resfriado común es el tipo más común de infección del tracto respiratorio superior. Es
una infección viral que generalmente afecta la nariz y la garganta, sin embargo, otras partes
del sistema respiratorio también pueden verse afectadas. En la mayoría de los casos, los
síntomas incluyen dolor de garganta, tos, estornudos, secreción nasal, dolor de cabeza y
fiebre.
Las infecciones del tracto respiratorio inferior afectan las partes del tracto que se
encuentran inferiores a las cuerdas vocales. Estas infecciones pueden afectar las vías
respiratorias y manifestarse como bronquitis o bronquiolitis. También, pueden afectar los
alvéolos pulmonares y presentarse como neumonía. Todas estas pueden ocurrir también
junto con bronconeumonía.
La causa más común de las infecciones del tracto respiratorio inferior son las causadas por
bacterias, sin embargo, existen otros agentes que pueden causar infecciones, tales como:
virus, micoplasmas, rickettsias y hongos. Estos agentes invaden el revestimiento epitelial,
provocando inflamación, aumento de la secreción de moco y deterioro de la función
mucociliar. La inflamación y la acumulación de líquido en los pulmones y las vías
respiratorias pueden provocar síntomas como la tos, fiebre, producción de esputo, dificultad
para respirar o, en casos graves, la obstrucción de las vías respiratorias y alteración del
intercambio gaseoso.
ENFERMEDAD PULMONAR
Es cualquier problema en los pulmones que impide que estos trabajen apropiadamente.
Existen tres tipos principales de enfermedad pulmonar:
Asma
Colapso parcial o total del pulmón (neumotórax o atelectasia)
Hinchazón e inflamación de las vías principales (tubos bronquiales) que transportan
aire a los pulmones (bronquitis)
EPOC
Cáncer pulmonar
Infección pulmonar (neumonía)
Acumulación anormal de líquido en los pulmones (edema pulmonar)
Arteria pulmonar bloqueada (émbolo pulmonar)
Se estima que 64 millones de personas en el mundo entero padecen EPOC y es más común
a medida que se envejece. La EPOC (enfermedad pulmonar obstructiva crónica) es
potencialmente mortal, tiende a empeorar progresivamente, y la causa más común es el
tabaquismo.
A nivel mundial, el número de personas con enfermedad pulmonar obstructiva crónica está
aumentando. Los factores que contribuyen a la enfermedad pulmonar obstructiva crónica
incluyen un aumento del consumo de tabaco en muchos países y, en todo el mundo, la
exposición a las toxinas de los combustibles de biomasa como la madera y los pastos. Las
tasas de mortalidad pueden estar aumentando en países con servicios médicos insuficientes.
En 2030, se estima que se convertirá en la tercera causa de muerte en el mundo.
Una enfermedad crónica es aquella que se prolonga en el tiempo, a veces por el resto de la
vida de la persona afectada. Cuando se describe una enfermedad, el término 'crónico' se
refiere al tiempo que una persona la sufre, y no al nivel de gravedad de la enfermedad.
La bronquitis crónica es la inflamación de los bronquios, que son las vías respiratorias
principales que van desde el tubo (la tráquea) hasta los pulmones. Esta inflamación puede
producir un exceso de mucosidad que podría obstruir sus vías respiratorias y hacerle toser.
El enfisema daña la estructura de los alvéolos (pequeños sacos de aire por donde pasa el
oxígeno a la sangre). Cuando los alvéolos pierden su elasticidad se reduce el soporte de las
vías respiratorias, haciendo que éstas se estrechen.
Los pacientes con EPOC tienen como resultado que pasa menos oxígeno a la sangre.
La bronquitis asmática crónica es similar a la bronquitis crónica. Además de tener una tos
que produce esputo, las personas afectadas presentan sibilancias y obstrucción parcialmente
reversible del flujo de aire. Se produce mayoritariamente en personas que fuman y tienen
asma. En algunos casos, la distinción entre la bronquitis obstructiva crónica y la bronquitis
asmática crónica es difusa, y en estos casos la afección se puede denominar síndrome mixto
de asma y enfermedad pulmonar obstructiva crónica (según sus siglas en inglés).
Las vías respiratorias de pequeño calibre (bronquiolos) están formadas por músculo liso y
normalmente se mantienen abiertas por unos apéndices adheridos a las paredes alveolares.
En el enfisema, la destrucción de estos apéndices produce un colapso de los bronquiolos
cuando la persona exhala, lo que causa una obstrucción en el flujo de aire permanente e
irreversible. En la bronquitis crónica, las glándulas que revisten las vías respiratorias
mayores de los pulmones (bronquios) se dilatan, lo que causa una secreción excesiva de
moco. Los bronquiolos se inflaman y hacen que se contraigan los músculos lisos del tejido
pulmonar (espasmos) y haya obstrucción del flujo de aire. La inflamación también afecta
las vías respiratorias y sus secreciones, lo que limita aún más el flujo de aire. Con el
tiempo, las vías respiratorias de pequeño calibre de los pulmones se estrechan y se
destruyen. El asma también se caracteriza por una obstrucción del flujo de aire. Sin
embargo, contrariamente a la obstrucción del flujo de aire que ocurre en la enfermedad
pulmonar obstructiva crónica, la producida en el asma es completamente reversible en la
mayoría de las personas, ya sea de forma espontánea o mediante la aplicación de un
tratamiento adecuado.
SINTOMAS
Los síntomas de la enfermedad pulmonar obstructiva crónica no suelen aparecer hasta que
se produce un daño pulmonar significativo y suelen empeorar con el tiempo, sobre todo si
la exposición al tabaco continúa.
Los signos y síntomas de la enfermedad pulmonar obstructiva crónica pueden incluir los
siguientes:
Consumo de cigarrillos
Sólo alrededor del 15% de los fumadores desarrollan enfermedad pulmonar obstructiva
crónica. Con la edad, la función pulmonar se pierde más rápidamente en los fumadores de
cigarrillos que en los no fumadores. Si una persona deja de fumar, la función pulmonar
mejora solo un poco. Sin embargo, la tasa de disminución de la función pulmonar vuelve a
los valores de los no fumadores cuando la persona deja de fumar, demorando así el
desarrollo y la progresión de los síntomas. Los fumadores de pipa y de puros la desarrollan
con mayor frecuencia que los no fumadores, pero no tanto como los fumadores de
cigarrillos. No está claro si fumar marihuana contribuye a la enfermedad pulmonar
obstructiva crónica.
Trabajar en un ambiente contaminado por vapores químicos, polvo o humo espeso de
fogones situados a cubierto incrementa el riesgo de enfermedad pulmonar obstructiva
crónica (véase Introducción a las enfermedades pulmonares de origen ambiental). La
exposición al aire contaminado y la condición de fumador pasivo (exposición al humo de
cigarrillo de los fumadores activos) pueden causar recidivas en personas con enfermedad
pulmonar obstructiva crónica, pero probablemente no causen la enfermedad pulmonar
obstructiva crónica.
Una causa rara de enfermedad pulmonar obstructiva crónica es un trastorno hereditario por
el cual el organismo no produce la cantidad suficiente de la proteína alfa-1-antitripsina. La
función principal de esta proteína es evitar que la enzima elastasa de los neutrófilos (un tipo
de glóbulos blancos) dañe los alvéolos. Por lo tanto, al llegar a la edad madura desarrollan
enfisema las personas con déficit grave de alfa-1-antitripsina (también denominada
deficiencia de alfa-1-antiproteasa), especialmente quienes son también fumadores.
En la gran mayoría de las personas con enfermedad pulmonar obstructiva crónica, el daño
pulmonar que desencadena la enfermedad es consecuencia de haber fumado cigarrillos
durante mucho tiempo. Pero es probable que también existan otros factores implicados en
el desarrollo de la enfermedad pulmonar obstructiva crónica, como la susceptibilidad
genética, porque no todos los fumadores la desarrollan.
En el caso de los adultos con EPOC relacionada a la deficiencia de AAt, las opciones de
tratamiento incluyen las utilizadas para las personas con tipos más comunes de EPOC.
Además, algunas personas pueden ser tratadas mediante el reemplazo de la proteína AAt
faltante, lo que puede prevenir un mayor daño a los pulmones.
Factores de riesgo
Exposición al humo del tabaco. El factor de riesgo más significativo para la enfermedad
pulmonar obstructiva crónica es el consumo de cigarrillos a largo plazo. Cuantos más años
fumes y más paquetes fumes, mayor será el riesgo. Los fumadores de pipa, los fumadores
de cigarros y los fumadores de marihuana también pueden estar en riesgo, así como las
personas expuestas a grandes cantidades de humo de segunda mano.
Personas con asma. El asma, una enfermedad inflamatoria crónica de las vías respiratorias,
puede ser un factor de riesgo para desarrollar enfermedad pulmonar obstructiva crónica. La
combinación de asma y fumar aumenta el riesgo de enfermedad pulmonar obstructiva
crónica incluso más.
Infecciones respiratorias. Las personas con enfermedad pulmonar obstructiva crónica son
más propensas a resfriarse, a la gripe y a la neumonía. Cualquier infección respiratoria
puede dificultar mucho más la respiración y podría causar más daño al tejido pulmonar.
Problemas cardíacos. Por razones que no se comprenden del todo, la enfermedad pulmonar
obstructiva crónica puede aumentar el riesgo de enfermedades cardíacas, incluido el ataque
cardíaco.
Cáncer de pulmón. Las personas con enfermedad pulmonar obstructiva crónica tienen un
mayor riesgo de desarrollar cáncer de pulmón.
Depresión. La dificultad para respirar puede impedirle hacer las actividades que le gustan.
Y tratar con una enfermedad grave puede contribuir al desarrollo de la depresión.
DIAGNOSTICO
En la enfermedad pulmonar obstructiva crónica leve, los médicos pueden no descubrir nada
extraordinario durante la exploración física. A medida que la enfermedad avanza, se pueden
escuchar sibilancias o notar una disminución de los sonidos normales de la respiración
cuando se auscultan los pulmones con un estetoscopio. La persona afectada necesita mucho
tiempo para exhalar el aire que ha inhalado (espiración prolongada). Los movimientos del
tórax disminuyen durante la respiración y hay mayor participación de los músculos del
cuello y los hombros.
Se puede evaluar la obstrucción del flujo aéreo con una espirometría espiratoria forzada
(prueba que mide la cantidad de aire y la rapidez con la que puede ser exhalada de los
pulmones, véase Pruebas de función pulmonar). Para demostrar la obstrucción del flujo de
aire y hacer un diagnóstico, es necesaria una disminución en la cantidad máxima de aire
que una persona puede exhalar en 1 segundo (volumen espiratorio forzado en 1 segundo o
FEV1) y la relación de la FEV1 con la cantidad de aire que una persona puede expulsar de
los pulmones después de inspirar lo más profundamente posible (capacidad vital forzada o
CVF).
En personas que han desarrollado una enfermedad pulmonar obstructiva crónica desde la
juventud, y especialmente si existen antecedentes familiares de enfermedad pulmonar
obstructiva crónica, se miden los niveles sanguíneos de alfa-1-antitripsina para determinar
si presentan o no un déficit de la proteína alfa-1-antitripsina. Se sospecha que existe este
trastorno genético cuando la enfermedad pulmonar obstructiva crónica se manifiesta en
personas que nunca han fumado.
Otros estudios
A veces los médicos también prueban la función del corazón con una electrocardiografía
(ECG) o examinan el corazón mediante una ecocardiografía para asegurarse de que no es
un trastorno del corazón lo que está causando el ahogo.
El médico también puede llevar a cabo pruebas distintas para detectar otros trastornos que
podrían estar causando los síntomas.
Cuando una persona sufre un brote de enfermedad pulmonar obstructiva crónica, los
médicos a menudo utilizan mediciones de gases en sangre para determinar la cantidad de
oxígeno y dióxido de carbono presentes en la sangre de la persona. Los médicos pueden
hacer una radiografía de tórax para buscar indicios de infección pulmonar. Si sospechan
una infección pulmonar, especialmente si el brote es lo suficientemente grave como para
que la persona esté siendo tratada en el hospital, los médicos realizarán pruebas adicionales
para identificar el virus o la bacteria que causa el brote, ya que el tratamiento depende de
cuál es el organismo responsable.
No hay cura ni forma de revertir el daño pulmonar, pero usted puede hacer algunas cosas
para evitar que su EPOC empeore. El tratamiento más importante es dejar de fumar. Dejar
de fumar puede aliviar los síntomas y reducir el avance de la EPOC, aunque la haya tenido
desde hace mucho tiempo. Hable con su médico sobre los métodos para dejar de fumar.
Autoayuda
Puede tomar otras medidas para evitar que la EPOC empeore y para mejorar su calidad de
vida. A continuación, se indican algunos ejemplos.
asegúrese de beber suficiente agua para mantener los niveles de líquidos, y use vapor o un
humificador para ayudarle a mantener la humedad de las vías respiratorias; esto puede
ayudar a reducir el espesor de la mucosidad y la flema que produce.
Haga actividad física lleve una dieta saludable para ayudar a su corazón y pulmones
Vacúnese todos los años contra la gripe, ya que la EPOC le pone particularmente
vulnerable a complicaciones de la gripe, por ejemplo, neumonía (infección bacteriana de
los pulmones)
Rehabilitación pulmonar
Medicamentos
Existen diversos medicamentos que pueden ayudar a aliviar sus síntomas y controlar los
episodios. Hable con su médico sobre el medicamento más conveniente para usted.
Broncodilatadores
Estos medicamentos se usan habitualmente para el asma y la EPOC. Dilatan las vías
respiratorias para que el aire fluya más fácilmente y alivian la sibilancia y la falta de aire.
Están disponibles como inhaladores de corta o larga acción, o como comprimidos.
Esteroides
Los tratamientos con esteroides pueden ayudar si tiene EPOC más grave. Los esteroides
actúan reduciendo la inflamación de las vías respiratorias. Están disponibles como
inhaladores o comprimidos. Es posible que le receten un ciclo corto de tratamiento con
comprimidos durante una o dos semanas cuando tenga un episodio o en algunos casos se
receta un inhalador de esteroides para usar con regularidad.
Mucolíticos
Terapia de oxígeno
Si su EPOC empeora, puede comenzar a tener bajos niveles de oxígeno en la sangre. La
terapia de oxígeno puede ayudar a aliviar esto. Usted inhala oxígeno a través de una
máscara o de pequeños tubos (cánulas nasales) que se colocan debajo de las fosas nasales.
Cirugía
Si tiene EPOC grave, su médico podría recomendar una cirugía para extirpar las áreas
dañadas de sus pulmones. Esto puede ayudar a que sus pulmones funcionen mejor. No
obstante, esta opción solo se realiza en ciertas circunstancias: hable con su médico para
obtener más información. La disponibilidad y el uso de los distintos tratamientos pueden
variar de un país a otro. Consulte a su médico acerca de sus opciones de tratamiento
PRONOSTICOS
La persona en la fase terminal de la enfermedad que sufren una recidiva necesitan una
sonda respiratoria y ventilación mecánica. La duración de la ventilación mecánica puede
ser prolongada y algunos pacientes se vuelven dependientes de la ventilación asistida hasta
su muerte. Es importante que el paciente decida junto con su médico y sus seres queridos, si
desea o no este tipo de terapia de apoyo, y hacerlo antes de que se produzca una recidiva de
la enfermedad.
Una alternativa a esta terapia de apoyo son los tratamientos dirigidos al bienestar y no a la
prolongación de la vida. La mejor manera de asegurarse del cumplimiento de los deseos de
un enfermo terminal en cuanto a la prolongación de la ventilación asistida consiste en
redactar unas voluntades anticipadas y designar un apoderado para cuidados médicos.
Referencias
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Obtenido de https://www.apepoc.es/actualidad/568-enfermedad-pulmonar-por-fumar?
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%C3%B3ricos%20hacen%20referencia,paciente%20mostraba%20falta%20de%20aire.