después 10 problematico resulté donde colocar a los
musicos.
—jNo pega, no Pega! —repetia el muchacho se Ppusie-
ran donde se pusieran los instrumentistas—, Nuestro
tema es musica fusion, con instrumentos eléctricos,
pero Rosario y las sacerdotisas van a estar vestidas como
en tiempos de los incas...
—iNo exactamente! {Los trajes son estilizados! —le
aclaraba todo el tiempo Rosario.
—Son estilizados, pero los trajes, las edificaciones,
todo remite al pasado. :Qué pintan las guitarras eléctri-
cas y la bateria? —se desesperaba Felipe.
Al final, Rosario, los musicos y los camarégrafos se
pusieron de acuerdo en que la musica solo iria como
fondo. Las Unicas personas que aparecerian en el video
serian Rosario, la diosa Luna y las sacerdotisas. ;Ah y tal
vez un perro calato muy amiguero que merodeaba por
alli! Un par de horas, con pista de sonido unas veces y
sin pista otras, Rosario canto en los lugares escogidos
mientras que las cuatro figurantas se colocaban en los
sitios y en las poses que el director les indicaba. Su ayu-
dante, entre tanto, iba tomando nota de todo en un ta-
blero, a veces incluso con ayuda de algunos croquis 0 de
dibujos.
—iQueda! —dijo por fin Felipe a eso de las dos de la
tarde, cuando a todos ya les sonaban las tripas.
Parwa estaba impresionada por el entusiasmo con el
que hacian las cosas esas muchachas y muchachos. Se lo
dijo a Rosario cuando ella se le acerco un momento a
preguntarle qué le habia parecido el trabajo.
—iEs lindo! |No parece trabajo! jTodos le ponen tantas
8anas que pareciera que estan jugando!
—dJugando? —metio su cuchara Felipe que de casua-
lidad pasaba cerca—. jEsto de juego no tiene nada! jEs un
trabajo muy serio!
—iPerdon! —se puso roja Parwa—. Me he expresado
mal. No quise decir que es un juego, que se pueda tomar
| eee
Escaneado con CamScannerala ligera —intento borrar la mala uoener que habia
causado, pero no encontraba las palabras, ;
—jNo le hagas caso a este grunon! —salié en su de.
fensa Rosario—. jNunca esta conforme con nadat jYa vag
aver! Nos saca a todos de nuestras casillas...
Felipe seria unos cuatro 0 cinco afios mayor que
parwa. Era delgado, mas bien alto, de rasgos ligeramente
angulosos, muy atractivos, que transmitian determina.
cion. Tenia las cejas pobladas, muy negras, y los ojos
como dos aceitunas. Ni bien se saludaron en el puente
Atocongo, Parwa tuvo la sensacion de que lo conocia o lo
habia visto antes. Varias veces, durante ese domingo en
Pachacamac, estuvo repasando en su memoria, pero no
encontro nada.
El rodaje del videoclip se extendio durante tres inten-
sos domingos. Parwa no se contento con seguir al pie de
Ja letra las indicaciones de Felipe. Se metio de leno en
todo el proceso de produccion y casi sin darse cuenta se
rindio ante el profesionalismo y la entrega de ese mu-
chacho. Sintio pena, pues, cuando esa pequefia aventura
llego a su fin y sus domingos volvieron a la tranquilidad.
—Les avisaré cuando el videoclip esté en YouTube.
jLos amo! —fueron las palabras con que se despidio Ro-
sario de todo el equipo.
No habria pasado ni un mes cuando Parwa recibio
una llamada de un numero desconocido. Se alegr6 so-
bremanera al descubrir que se trataba de Felipe.
—Vamos a visionar el video antes de subirlo a You-
Tube. Te esperamos —fue laconico el muchacho y le dio
una direccion.
«Qawachkanchik chay Killallata> («Mirando la misma
Luna») se titulaba el videoclip. Combinaba audazmente
las imagenes rodadas en Pachacamac, de una Rosario ele-
vando su canto a la luna en pleno atardecer, con tomas
documentales de nifios pobres y en general de miseria en
los arenales de Lima y en comunidades indigenas de Aye
cucho. La tonalidad predominante de todo el video era el
Escaneado con CamScannermarron, como la tunica que usaba Rosario, En tonos te-
prosos transcurria la vida toda que se mostraba en panta-
lay que era el motivo de las plegarias de ta cantante:
Killa qoya mama
Llutu puchaq wamrayki
Mikhuymanta, yakumanta
Waqallasunkim, wakallasunkim
May pachapim kanki?
Hanagq pachapichu?
Kay pachapichu?
Yakullaykita kacharimuway
Wakchaykiman, runay kiman...
(Luna, reina madre,
tus nifios de pecho
por la comida y la bebida
jte imploramos, te imploramos!
¢En donde estas?
¢En el mundo de arriba?
éEn este mundo?
jEnvianos tu agua,
a tus necesitados, a tus pueblos!).
La cancion, no obstante, distaba de ser un lamento.
Por el contrario, con esa cadencia vigorosa de la musica
que estaba de moda entre los jovenes, sonaba incluso a
reclamo, a protesta.
—iQué les pareci6? —pregunto Felipe cuando la ima-
gen quedo congelada en los créditos de la productora.
Un grupo pequeno habia sido convocado para ese prees-
treno. Estaban en la modesta salita de una casa por Los
Olivos, sentados frente a un televisor de pan talla grande.
De inmediato, sin esperar su turno para hablar, todos
empezaron a deshacerse en elogios. La mayoria desta-
caba la musica, pero no faltaban quienes elogiaban la so-
luci6n visual y Ja valentia de usar imagenes de archivo.
145,
Escaneado con CamScannerBere que uperioe colo los reg
Jipe—. Rosario queria a re BA a cael Tegisttos de
Pachacamac, pero le restaba Muerza a la cancion, la volyig
un tanto idflica, casi como un himno teligioso! Me en.
i 1?
Deeds una pequefia discusion en la que Tapida-
mente las posiciones se decantaron a favor de Felipe, Ro.
sario, sin embargo, no terminaba de dar su brazo a torcer
y busc6 apoyo en Parwa.
—¥ tu qué dices, Parwa? ‘Te han comido la lengua?
—Qué puedo decir? —se atrevio por fin a abrir la
boca—. jEl video me ha impactado! jSe me salieron las
lagrimas cuando lo estabamos viendo! Y yo no Soy de
llorat asi nomas. Por el contrario, jsoy una mujer dural
Esa noche, Parwa converso por primera vez a solas
con Felipe. Cuando ella, como era su costumbre, empezo
a pedir indicaciones precisas de qué carros tomar Para
Santa Anita, él se ofrecié a acompafiarla.
—iDe donde eres? —le pregunt6 Felipe cuando consi-
guieron asiento en el autobis.
—Soy de Cusco —respondi6 Parwa.
—éDe Cusco? —se alegro—. jYo también soy cusqueiio!
—Bueno, yo no soy del mismo Cusco, de la ciudad
—aclato Parwa—. Soy de un pueblito que se llama Chaway-
tire, Esta encima de Pisac, ala orilla de una laguna...
cEntonces hablas bien quechua? —continuo Felipe
su interrogatorio,
—Claro, pero no como el que habla Rosario. Yo hablo
quechua cusqueno, que no suena tan suave como el aya-
cuchano...
—Pero por supuesto que los Cusquenos tenemos que
hablar quechua Cusqueno, el quechua de nuestros ante-
Pasados los incas —rio Felipe y a partir de ese momento
Se pas0 a ese idioma, en el que se expresaba con absoluta
naturalidad—, Hablando de antepasados..., ecreerias que
Por mis apellidos al parecer soy descendiente de Huayna
Capac ni mas ni menos?
Escaneado con CamScanner_ {como Ste Parwa ala par que era
yuelta por Un forbeilino de recuerdos, ;Quizas poreso
relipe Se le antoj6 conocido la primera vez que lo vio?
poraue habia heredado los rasgos de ese Majestuoso g0-
pernante al que a duras penas se atrevié a mirarle a los
ojos? Parwa examino Cuidadosamente los rasgos de su
amigo, Peto no les encontro Parecido con los que ateso-
abaensu memoria, —
—Titu Atauchi. Segtin un experto en Benealogia, mi fa-
milia desciende de la panaca de Huayna Capac, pero no
sé si creer 0 No en eso. Ademas, asi fuese Clerto, ¢qué im-
ortaria a estas alturas? El Cusco esta lleno de apellidos
de incas, de Sinchi Rocas, Inca Rocas, Yupanquis, etcé-
tera, pero somos indios como cualquier otro... Dime mas
bien por qué dijiste hace un rato que eres una mujer dura.
Antes de responder, Parwa penso unos instantes en
qué distinta fue en su momento la actitud de Andrés Tii-
pac Amaru: jél si desconfiaba de los indios que no eran
de sangre noble!
—Mira —retom6 el dialogo interrumpido durante
unos segundos—, pienso que esta bien que le pidamos a
ladiosa Luna que nos ayude, pero nosotros mismos, los
indios, tenemos que hacer algo. No podemos estar de
brazos cruzados. ‘Tenemos que luchar para no seguir vi-
viendo en la miseria! jLas lagrimas que se me escaparon
al ver el video fueron de rabia!
—{No seras de esas chicas que extrafian a Sendero Lu-
minoso? —se puso en guardia Felipe—. Conozco a algu-
nas. ;Piensan que la Unica solucion para nuestro pais es
Matar a los ricos!
—iSendero no mato a los ricos! —se enfurecio
Parwa—. jSendero asesin6 a miles de indios inocentes!
iSu lider, un fanatico, dijo que habia que hacerlo y los
jOvenes que creyeron en él fueron los verdugos! jEso ja-
mas, pero jamas, debe volver a ocurrir!
—iCalmate, calmate! —tuvo que tranquilizar Felipe a
Parwa—, iEstoy totalmente de acuerdo contigo! |Yo no
Escaneado con CamScannercreo en la lucha armada! jYo creo en personas como Ro.
sario, como Magaly Solier, que con su musica, con sy
cine, nos devuelven la dignidad! ¢Sabes que quiero hacer
una pelicula que muestra la historia del Peri como la |y-
cha de liberacion de los indios? jSera mi aporte por e|
Bicentenario! —confes6 Felipe, pero en seguida parecig
arrepentirse y le pidio a Parwa que fuese discreta—: iNo
me gusta dar detalles de este proyecto! jMe tienes que
guardar el secreto!
Esa conversacion provoco un verdadero corto circuito
en Parwa. Por un lado, sintio después de muchisimo
tiempo que habia encontrado a un amigo. A la vez, sin
embargo, intuyo que su camino y el camino de Felipe
tomarian rumbos diferentes. Tal vez hasta opuestos.
Y esa noche ocurrié algo mas. Se despidieron en la en-
trada al edificio y Parwa se quedo un rato en la calle
viendo como el muchacho se alejaba en direccién al
6valo Santa Anita. En ese momento, cuando se suponia
que bastaba con que usase su llave para abrir la puerta,
no pudo hacerlo. jVeia ese pequefio adminiculo en su
mano, pero sentia que esta no tenia corporeidad! jEra
algo con forma de mano, pero casi gaseoso, sin capaci-
dad para insertar Ja llave en la cerradura y menos pata
hacerla girar! Asustada, se aparto un par de pasos del in-
greso y perdio el conocimiento...
Recobro la conciencia en brazos de Leslie. Un vecino
habia visto como se desvanecia y, en tanto la atendia, pi-
dio a otra persona que avisase a la companera de cuarto
de la chica caida en el suelo.
—éTe sientes mejor? —le pregunto su amiga—. Te has
desmayado! ;Felizmente parece que no te has golpeado!
Parwa dirigio la mirada hacia su mano que todavia su-
jetaba la llave del edificio.
—Si, parece que estabas abriendo la puerta cuando te
desmayaste — capto ese gesto Leslie—. jMira, ni siquie!
has soltado el llavero!
Escaneado con CamScanner| ll
parwa movio un par de veces la mano y se sintié ali-
yiada que esta habfa vuelto a ser la de antes. Con ayuda
desu amiga y del vecino se puso de pie, entr6 al edificio
subio, aunque descansa ndo de trecho en trecho, hasta
el cuarto piso. Se echo en la cama tras quitarse los zapa-
tos y se quedo profundamente dormida...
* *
Pparwa tuvo que convencer primero a Leslie y despues
al médico de que no estaba embarazada, de que no habia
tenido relaciones con ningun chico. Recién después de
que juro y perjuro esto, el doctor le pidio algunos anali-
sis de rutina que salieron normales. La recomendacion
fue que siguiese con su vida de siempre, aunque con
ciertas precauciones: que no fumara, que no bebiera al-
“cohol, que no hiciera ejercicio muy fuerte...
—Si ejercicio fuerte es el trabajo en los desayunos,
jsonamos! —se lamento Leslie, que parecia su hada ma-
drina: jno la dejaba nia sol nia sombra!
—jVender desayunos no es ejercicio! —la tranquilizo
Parwa—. |Si supieras todo lo que me tocaba hacer en el
campo! jTrabajaba como una mula!
Era mentira, claro. Parwa tenia en mente el duro en-
trenamiento para la capacocha y como se valié de las ar-
tes bélicas que aprendio en sus anteriores encarnacio-
nes, Cuanto mas repasaba lo ocurrido, no obstante, tenia
la sospecha de que ese extrano desvanecimiento habia
sido una advertencia: jsu tiempo se estaba terminando!
iiSi, si, si, exactamente: el tiempo que le habian dado los
dioses durante la capacocha se estaba agotando!!