sary se volvia ligero cual una pluma de ave. Se tocé los
Pies, que hasta hacia unos momentos le dolian de frio, y
le parecieron tibios. Se sintio reconfortada y decidié que
era el momento de ascender al Hanaq Pacha. Asi lo hizo
y, al bajar la vista, vio a sus pies un mar de montafas,
algunas cubiertas de nieve. Unos halcones se le acerca-
Ton de pronto y tuvo miedo, pero solo por unos instantes
pues comprendio que ella estaba preparada para hacer-
les frente, para encarar cualquier peligro...
Escaneado con CamScannerCAPITULO 1
EL CUERPO DEL INCA EMPEZARA A CRECER...
En otras circunstancias, esa muchacha que deambu-
laba por las calles de Cusco dando Tespingos cada cierto
trecho hubiese sido tildada de loca. Para su suerte, sin
embargo, ese domingo las numerosas Personas que
transitaban por la ciudad solo tenian una cosa en mente:
dirigirse presurosas a la plaza del Hospital de Naturales.
La muchacha en realidad no estaba mal de la cabeza
Simplemente estaba confundida, atrozmente confun-
dida. Y no era para menos. jNunca antes habia visto que
sobre los muros de piedra que le resultaban tan familia-
tes se levantasen paredes igual de altas con puertas y
ventanas de madera! ;Y esas personas de tez tan blanca
que vestian de manera sumamente extrafia! ;Y para
colmo hablaban a los gritos y gesticulando mas de la
cuenta! 2Y que era lo que decian? jEl idioma que escu-
pian sus bocas no era el runa simi que todos hablaban en
el Cusco!
iSu perplejidad llego al punto mas alto cuando de
pronto salio a su encuentro un animal mas grande que
una Ilama sobre el que estaba encaramado, como si tal
cosa, uno de esos extranos de cutis blanco y barba
abundante! jY con que altaneria se sostenia sobre esa
bestia que casi la mata del susto! ;Quiénes eran esos
pukakunkas? ¢Por qué se paseaban por el Cusco como en
su casa? ¢Y como asi se habia transformado tanto la ciu-
dad sagrada al punto de resultar casi irreconocible?
Haciendo un gran esfuerzo para darle sentido alo que
veia a su alrededor, la muchacha empezo a recordar va-
Escaneado con CamScannerortante. Oprimiéndose las Sienes
ente les dio nitidez a |
dolor, finalm f i
ea borrosas: la casa de las Virgenes del go),
ca, un halo sangriento rodeando |q
terribles catastrofes para el imperig
gamente algo muy imp'
hasta cau
i i
imagenes an! 1
Ja visita del joven in
luna, laamenaza de
cha... ee
: Saresie aclaré el entendimiento! Ella era Parwa,
i
ision era salvar el Tahuantinsuyo! jg}
la Se aa CADE en persona la habia escogido)
sbende se encontraba él? ee ise los enemigos
que lo amenazaban? ¢Esos pukai ie as es que
se paseaban montados sobre unas estias? Después de
cavilar largo rato, Parwa decidio actuar con extrema pru-
dencia. No, no se delataria ante un desconocido al pre-
guntar por el destino que habia corrido el inca,
Intentaria descubrir eso por si misma y recién después
se trazaria un plan...
Busco refugio en el umbral de una casa y respiré
hondo una y otra vez hasta que por fin logro calmar sus
nervios. «Debo averiguar adonde se dirigen todos»,
penso seguidamente y enfilo detras de un grupo de per-
sonas. En el trayecto, ahora de manera disimulada, fue
descubriendo nuevas transformaciones en la ciudad sa-
grada, Lo que mas llamo su atencion fue el aspecto que
habia adquirido la gran plaza de Huacaypata, a la que
desembocé por el lado norte, siguiendo la calle del rio. A
su izquierda, donde antes se levantaba el templo del dios
Huiracocha, se erguia una gran edificacion coronada por
dos torres. Y dos bloques de esas casas de dos niveles,
que ahora abundaban por doquier, habian partido la
plaza en dos.
Hacia la otra mitad de la plaza se dirigié el grupo cu-
Yos pasos seguia y luego enfilo hacia el poniente, en di-
teccion al barrio de Chaquilchaca. En esta parte del ca-
Beene es que disimular su asombro al compt0-
eed iB los andenes se habian levantado mas de
» formando calles muy anchas. Una nueva
24
Escaneado con CamScannerplaza, ademas, aparecio pronto ante sus ojos y en la es-
quina norte de esta destacaba otra gran edificacién.
Un trecho mas alla, el gentio que se habia reunido en
una gran explanada capturo su atencion. Todo el mundo
parecia pendiente de una especie de bastién cubierto de
ramas ocupado por guerreros incas. Parwa, por el contra-
tio, se dedico a estudiar disimuladamente a esa vario-
pinta multitud en la que abundaban los extranjeros de
tez blanca. Caminando entre ellos, percibio que se sen-
tian a sus anchas, como si fuesen los duefios del Cusco.
Vio incluso como una mujer apartaba sin miramientos a
un miembro de la nobleza incaica que le ocultaba la
vista del bastion.
2Esos extranjeros eran entonces los enemigos que
amenazaban el Tahuantinsuyo? ¢De donde habian Ile-
gado? Por qué vestian de esa manera tan extrafa, con
tejidos que no parecian elaborados en un telar? ¢Y por
qué casi todos los hombres escondian el rostro bajo
una barba tupida? Abrumada, Parwa trato de concen-
trarse en el espectaculo que habia congregado a la mu-
chedumbre...
Asi, al cabo de un rato comprendio que estaba asis-
tiendo a un tinku, a una batalla ritual entre los incas del
Cusco y esos extranjeros. Los guerreros incas, sin em-
bargo, eran demasiado desmanados, como si antes de
entrar en batalla hubiesen bebido una pocima que los
aletargaba. Los soldados extranjeros, en cambio, se mos-
traban aguerridos y no tardaron en tomar por asalto el
bastion incaico. Un personaje que iba cargado en andas
y era un mal remedo del inca Huayna Capac fue hecho
prisionero al poco rato y eso desaté la algarabia de los
extranjeros que presenciaban el tinku.
éHuayna Capac estaba entonces prisionero de sus
enemigos? Ese tinku era la manera como los extranjeros
rememoraban su reciente victoria? Casi un centenar de
soldados montados sobre bestias presenciaba en forma-
cion la batalla ritual. Parwa supuso que entre ellos debia
Escaneado con CamScannerestar el capitan de los extranjeros y empez6 a buscarlo,
Seria ese hombre ya mayor vestido totalmente de ne-
gro? Parwa dudo por un momento, pues; et bien su bestia
estaba varios pasos delante de las demas, el hombre no
portaba armas y parecia mas un consejero que un gene-
ral, Al poco rato, sin embargo, el falso Huayna Capac fue
llevado a la presencia de ese hombre y la multitud lo yi-
tore6, jEse era, pues, uno de los principales capitanes
enemigos! "
Mientras el gentio se dispersaba, Parwa intuy6 que al-
guien no dejaba de observarla. Empezo a buscar con di-
simulo de donde provenia esa taladrante mirada, presta
a correr si alguien pretendia tomarla prisionera, pero
enseguida aflojé los musculos. Quien la miraba como si
ella fuese una aparicion era un anciano que precisaba de
un cayado para sostenerse. Parwa echo a andar con in-
tencin de dirigirse a la casa de las Virgenes del Sol, pero
a los pocos pasos se detuvo en seco. jEse rostro surcado
por profundas arrugas le recordaba a alguien! Busco un
rato en su memoria y giro de un salto cuando hallo la
imagen que conservaba: jese anciano era Guaman
Chawa, el sumo sacerdote! Cuando ella fue ofrecida a los
dioses, sin embargo, el sacerdote frisaba los cincuenta
afios y ahora aparentaba setenta u hasta ochenta. {/Tanto
tiempo habia transcurrido?!
Parwa se acerco a ese viejo que seguia sin apartar la
vista de ella y, dubitativa, empez6 a sondearlo:
—/TU me conoces? :Me conoces de antes? ¢Visitabas
la casa de las Virgenes del Sol?
—Te conozco porque he escuchado mucho sobre ti y
te he estado esperando... —respondio el anciano.
—éNo eres Guaman Chawa entonces? —inquirio
Parwa, confundida por lo que acababa de escuchar.
—Guaman Chawa era mi abuelo. El nos repetia a mi
padre y a mi que ibas a regresar y que nosotros teniamos
que ponemos a tu servicio. Mi padre, sin embargo, hace
ya muchos afios que falleci
Escaneado con CamScanner—jéTu abuelo?! |{Tu padre muri6?! —le empez6 a dar
vueltas la cabeza a Parwa—. ¢Entonces el inca Huayna
Capac tampoco esta entre nosotros?
—Huayna Capac murio antes de que yo naciera. Y
también murieron Huascar y Atahuallpa, sus descen-
dientes, después de guerrear entre ellos...
—iEI halo rojo! —exclamo Parwa interrumpiendo al
anciano—. jLa guerra entre hermanos!
—iY el halo negro y la ruina del imperio! —corrobor6
el anciano sus palabras y seguidamente, mirando hacia
todos los lados, le pidié a Parwa que lo acompanara...
El anciano sacerdote, que decia llamarse don Pedro
Puma Songo, la condujo hasta su vivienda en el barrio de
Carmenca. Desde el patio, donde se sentaron a conver-
Sar, Parwa podia apreciar toda la ciudad y algunos de los
cambios que habia experimentado.
—(Qué son esas edificaciones grandes? —le pregunto
a Pedro Puma Songqo, senalando la que se levantaba en la
gran plaza.
—Son los templos dedicados al dios de los espanoles...
—Quiénes son los espafioles? {Esos extranjeros que
se exhiben en todo sitio? De donde han salido? Del Uku
Pacha quizas? Esas bestias sobre las que montan, éson
también seres del mundo de abajo?
Pedro Puma Sonqo, con un hablar pausado, relat lo
que habia sucedido desde que empezaron a llegar al
Cusco, desde los confines del Tahuantinsuyo, alarmantes
noticias sobre hombres barbudos montados en bestias...
—La guerra entre los descendientes de Huayna Capac
fue la causa de nuestra derrota? —quiso tener mas clari-
dad Parwa sobre lo ocurrido.
—Eso y las armas de fuego de los espafioles —preciso
el sacerdote explicando a continuacion lo mortifero que
era el armamento de los extranjeros.
—