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Detenida

en el tiempo

Victoria Mansilla Mazur

Detenida en el tiempo
Hola, mi nombre es Alison. La historia que les voy a relatar no es algo
que me contaron, sino que me sucedió…
Era principio de marzo, empezaban las clases y yo estaba emocionada
por iniciar la facultad en un internado, a mis padres no les agradaba mucha
la idea, pero de todos modos me apoyaban en mi sueño.
Desde febrero tenia mis cosas listas; mis útiles, mudas de ropa, y la
muñeca que me tejió mi mamá.
Mis papás me ayudaron a subir las maletas al auto, nos despedimos
con un fuerte abrazo y unas cuantas lágrimas.
Mi auto no era un cero kilómetro pero tampoco estaba tan mal, solo se
complicaba un poco el funcionamiento de las luces, pero ya le conocía las
mañas y con un par de golpecitos lo hacía funcionar de nuevo.

Las clases no eran de lo más entretenidas, pero no se podía decir que


eran de lo peor.
Al cabo de unos días encuentro en mi habitación un paquete. Al
mirarlo veo que estaba mi nombre en él. Cuando lo abro veo que en la caja
había una muñeca, tejida a mano increíblemente parecida a mí, casi se
podría decir que éramos iguales excepto por esa mancha roja en su
chaleco. Me resultó extraño que no tuviera remitente, pero pensé que me
la enviaban mis padres.
Desde la llegada de esa muñeca empecé a tener episodios muy
extraños y recurrentes. Despertaba a las 07hs AM y llegaba al aula 07hs
AM, cuando ese recorrido me llevaba en realidad al menos, 15minutos.
En las distintas clases noté que nadie me tenía en cuenta. Cuando un
profesor preguntaba y yo respondía siempre era ignorada y tal vez alguien
en la clase decía lo mismo pero a él si se lo tomaban como correcto, sin
embargo a mí no me daban una razón de por qué no tenían en cuenta mi
opinión. Otra de las muchas cosas que me paso es que nadie me hablaba,
y cuando yo lo hacía ninguno me contestaba y es de lo más raro ya que
nunca me destaqué por ser la más popular pero tampoco era una chica
antisocial.
Todo esto se puso peor cuando comencé mi día, repitiendo una y otra
vez, aquel día en que me despedí de mis padres para venir a la
universidad.
Luego de vivir varias veces lo mismo, ya casi al borde de la locura,
decido concurrir al psiquíatra. Después de varias sesiones, me encuentro
con mis padres, llorando desconsolados en la sala de espera. Yo
preocupada les pregunto qué les ocurría, que les dijo el psiquiatra de mí,
pero fue inútil, ellos no respondieron a ninguna de mis preguntas. Luego
escucho que el psiquíatra llama:
-¡Señores Williams!
-¿Por qué han acudido a mí?
A lo que ellos responden:
-Es que nuestra hija Alison ha fallecido en un accidente camino a la
universidad

¡Ahí lo recordé todo! Se me apagaron las luces cuando iba por la


carretera y no logre ver esa curva; para cuando prendieron las luces
estaba cayendo por el barranco

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