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I.

DERECHO A LA JURISDICCIÓN Y ACCIÓN DE AMPARO


Toda vez que una persona acude al órgano jurisdiccional para que administre justicia
ejercita su derecho a la jurisdicción, el que, además, comprende el derecho a discurrir por
un proceso debido, a un juez natural y a obtener una sentencia justa y oportuna. Se
desprende del Preámbulo de la Constitución cuando, entre sus objetivos, incluye el de
afianzar la justicia, y de su art. 18, porque dispone que es inviolable la defensa en juicio de
la persona y de los derechos(1).
El derecho a la jurisdicción configura, entonces, el fundamento o soporte constitucional
de cualquier proceso, sea de conocimiento —ordinario, sumario y sumarísimo—,
especiales, etc.(2). Tales procesos están reglamentados en los Códigos Procesales de la
Nación y de las Provincias y gravitan directa y positivamente en el nivel de desarrollo
operativo que alcanza el derecho constitucional a la jurisdicción; pero, el amparo es una de
las manifestaciones más exquisitas y logradas del derecho a la jurisdicción —al que hoy se
denomina derecho a la tutela judicial efectiva— que ha dado nuestro derecho en la
segunda mitad del siglo XX(3).
La promoción de un amparo supone, entonces, el ejercicio del derecho a la jurisdicción,
pues se pide y provoca la administración de justicia, pero no se agota allí, ya que el
mecanismo de tutela para prevenir o hacer cesar la lesión de derechos fundamentales —
aun cuando la protección no se restringe a ellos— se encuentra expresamente contemplado
en el texto constitucional y su procedencia sujeta a la verificación por el órgano
jurisdiccional de los presupuestos consignados en el art. 43 de la CN, configurando una
garantía constitucional procesal instrumental(4).
En efecto, ante la lesión actual o inminente, con arbitrariedad o ilegalidad manifiesta de
alguno de los derechos reconocidos en la CN, en un tratado con jerarquía constitucional
(los mencionados en el art. 75, inc. 22, CN) y, siempre que no exista otro medio judicial
más idóneo, el afectado cuenta con el mecanismo jurisdiccional rápido y expedito de
amparo, previsto en el párr. 1º del art. 43 de la CN. Sabido es que los derechos reconocidos
en la Constitución y el texto íntegro de la misma son directamente operativos o eficaces.
Sin embargo, la expresa previsión de la garantía en la Ley Fundamental no es indiferente o
intrascendente, desde que participa de la supremacía del texto que la contiene.
El amparo aparece, entonces, como una manifestación, en términos de Bidart
Campos(5), de la fuerza normativa propia de la Constitución y, por tanto, también es
directamente operativo y puede ejercitarse aun sin reglamentación legislativa. Del mismo
modo, la Constitución española consagra en su art. 53.2 dos mecanismos de amparo que
proceden cuando se vulnera alguno de los derechos fundamentales reconocidos en los arts.
14 a 29 y 30.2 de ese Texto Constitucional, es decir, medios concretos de protección
previstos en la Ley Fundamental —recurso de amparo y amparo ordinario—, los que,
además de activar el derecho a la tutela judicial efectiva contemplado en el art. 24.1,
configuran garantías constitucionales de naturaleza jurisdiccional y eminentemente
práctica o instrumental(6).
En el marco de nuestra Constitución, los derechos indicados en el art. 43 tienen
acciones propias, reconocidas en la misma fuente, que generan un proceso específico, este
es, en principio, la vía más idónea para su tutela, cobrando plena vigencia el clásico
brocárdico ubi remediun ubi ius. Se constitucionalizó la acción de amparo y la misma es
directamente operativa, es decir que funciona aun en ausencia de reglamentación(7).
Efectivamente, cuando espontáneamente los gobernantes y gobernados no ajustan sus
conductas a la Constitución habrá de operar con vigor, como lo señaló Bidart Campos, un
sistema garantista amplio con todos los mecanismos de control, todas la vías procesales,
toda la apertura necesaria de la legitimación, y todos los efectos que en el área de los
órganos políticos y de la jurisdicción constitucional muestran rendimientos favorables(8).
Señala Lorenzetti que la aparición de los derechos fundamentales y su recepción
constitucional planteó el problema de su efectividad. Cita a Fix Zamudio, a cuyo entender,
la verdadera garantía de los derechos humanos consiste precisamente en su protección
procesal a los fines de hacerlos efectivos, resaltando que "de allí que en nuestro texto
constitucional veamos regulado el amparo, el hábeas data, el hábeas corpus"(9).

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II. EL AMPARO COLECTIVO COMO GARANTÍA PROCESAL-INSTRUMENTAL
El amparo colectivo, como el individual, configura también una garantía constitucional
procesal-instrumental, desde que este tipo de amparo, previsto en el párr. 2º del art. 43,
CN, participa de la definición del amparo general, previsto en el párr. 1º de la norma
citada. Sus particularidades, originadas en el objeto de la tutela: derechos difusos,
colectivos e individuales homogéneos(10), sustancialmente conciernen a la ampliación de
los legitimados para promover el proceso y, consecuentemente, a los alcances subjetivos de
la cosa juzgada de la sentencia.
El ordenamiento jurídico argentino cuenta con un mecanismo de tutela de los derechos
de incidencia colectiva, previsto en el mismo Texto Constitucional, que será operativo
cuando el caso reúna los presupuestos establecidos en el párr. 1º del art. 43, CN y
tramitará, en el orden jurisdiccional federal o provincial, por el procedimiento reglamentado
por una ley nacional o leyes o códigos de provincias. En tal sentido, en el amparo colectivo
también se debe demostrar la existencia de un acto u omisión, del Estado o de un
particular, que en forma actual o inminente lesione, restrinja, altere o amenace, con
arbitrariedad o ilegalidad manifiesta un derecho de incidencia colectiva, para cuya
impugnación no existiera un medio judicial más idóneo(11). Tales ordenamientos pueden
establecer un nivel de protección más alto al previsto en el Texto Constitucional federal,
pero nunca inferior toda vez que aquel configura un piso o límite inferior en los grados de
tutela(12).
Para que sea viable el amparo colectivo del párr. 2º del art. 43CN deben encontrarse
cumplidas las exigencias del párr. 1º de la misma norma y consecuentemente corresponde
al actor la demostración de tales extremos. Al respecto, la Corte Suprema de Justicia de la
Nación sostuvo que "la incorporación de intereses generales o difusos a la protección
constitucional, en nada enerva la exigencia de exponer cómo tales derechos, que se ven
lesionados por un acto ilegítimo o porque existe seria amenaza de que ello suceda, a los
efectos de viabilizar la acción de amparo"(13).
A pesar de lo señalado, no pasan inadvertidos los rasgos particulares de este tipo de
amparo. Así, por ejemplo, destaca Rivas que el concepto de amenaza se debe manejar con
mayor amplitud y aceptarse aun cuando pareciera de efectos lejanos, pues por lo
general —especialmente en materia de derechos difusos— no cortar a tiempo la tarea lesiva
puede significar la profundización de la gravedad del daño y tornar más dificultosa su
reparación ulterior(14). Los presupuestos que la CN establece para la procedencia del
amparo individual —arbitrariedad o ilegalidad manifiesta del acto lesivo, actualidad o
inminencia de la lesión y certeza del derecho comprometido— deben verificarse en el
amparo colectivo, pero su observancia habrá de juzgarse desde una perspectiva compatible
con la peculiar naturaleza específica de la tutela colectiva, la que se origina en la expansión
propia del daño(15).
Los rasgos tipificantes del proceso colectivo han sido indicados como una de las
manifestaciones de los avances de los nuevos tiempos en materia procesal. Entre ellos
señala Morello: a) el reconocimiento —prudente pero real— de los poderes del juez, asistido
por el control imprescindible de los abogados de parte; b) la flexibilización de los principios
procesales; c) el encumbramiento de los principios de economía y concentración procesal;
d) la anticipación de la tutela, el auge de los procesos urgentes, de la cautela material que
posibilita la satisfacción inmediata de prestaciones ante necesidades que no pueden
esperar (autosatisfactivas); e) en materia probatoria el ascenso y reconocimiento de nuevos
registros para el tratamiento de la carga de probar, a partir de la necesidad de consagrar
un deber de colaboración y atender a las denominadas cargas dinámicas; f) la renovada
clasificación de las clases o categorías de procesos, ateniéndose a la dimensión
constitucional, social y transnacional de las pretensiones, sus objetos, características y
límites; g) la irrupción de los procesos colectivos y los de prueba difícil; h) la reformulación
de los criterios interpretativos, que se guían por las consecuencias valiosas que de ellos se
sigan y que permiten la pulsación de un derecho no paralizante; i) la cobertura social y
eficiente de los derechos del hombre a través de garantías fuertes y expeditas, que
propician los progresos del derecho comparado y la jurisprudencia de las Cortes
Transnacionales; j) la simplificación de las formas procesales, con proscripción del exceso
ritual y el abuso de la jurisdicción(16).

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La legitimación pasiva y activa amplia que exige la defensa de los intereses colectivos
rompe todas las normas del debido proceso tal y como este fue entendido por el derecho
tradicional. Por encima de sus ritualismos, el nuevo derecho impone el sentido de una
justicia sustancial. Cuando están en juego intereses de incidencia colectiva, el proceso
debe adaptarse a las superiores necesidades de justicia, bajo pena de que, de no hacerlo
así, se tornen meras declamaciones las normas de rango constitucional que imponen la
protección del derecho a vivir en un medio ambiente adecuado(17).
Debe advertirse que la tarea de implementar un proceso colectivo no es fácil porque el
perfil del proceso individual, marcado por el significado de la legitimación y la extensión de
la cosa juzgada, consecuencia de una filosofía esencialmente individualista, típica de
nuestro sistema de derecho del civil law, se encuentra profundamente enraizado en la
visión que sobre el mismo hemos desarrollado desde una perspectiva cultural. El proceso
colectivo presenta sustanciales modificaciones respecto del individual, antes de su
iniciación (amplitud en materia de legitimación), durante su tramitación (el número de
personas que forman parte del grupo puede ser abierto) y después de dictada la sentencia
de fondo (alcance subjetivo de la res iudicata)(18).
Si se pretende implementar la tutela judicial efectiva de los derechos de incidencia
colectiva, las leyes procesales habrán de contemplar las particularidades que delinean la
silueta del amparo colectivo. No es posible exigir al actor de este proceso, como al de un
amparo individual, un pormenorizado relato de los hechos y una precisa descripción de los
daños toda vez que, en algunos casos, puede no manejar suficientemente la información
técnica del caso. Respecto de la admisión de las pruebas, el temperamento ha de ser
amplio y, también, en cuanto a la valoración de los hechos y las pruebas por la
complejidad que, muchas veces, ofrece la acreditación, sobre todo cuando los elementos de
prueba se encuentran en poder de la parte demandada(19).
Sabido es que la Argentina exhibe un déficit en materia de legislación sobre procesos
colectivos, más allá de que pretorianamente los tribunales han suplido dicho silencio, en
especial merced a la actividad de tribunales superiores que han venido a diseñar el perfil,
no del todo definido, de las singularidades de los procesos colectivos(20). Al respecto,
Catalano sostiene que el amparo colectivo "pide a gritos" reglamentación, ya que al ser tan
distintas las problemáticas que plantea el proceso colectivo y tan poca la experiencia en
nuestra tradición jurídica "los jueces y profesionales del derecho parecen condenados a
conducirse a tientas"(21). Señala que una primera cuestión de fondo radica en la necesidad
de distinguir los distintos tipos de intereses tutelados en el párr. 2º del art. 43CN (derechos
de incidencia colectiva que tienen por objeto bienes colectivos e intereses individuales
homogéneos). Se impone también rediseñar actos elementales y sencillos dentro del
proceso individual que se tornan "sumamente engorrosos y lentos cuando se trata de una
pluralidad relevante de individuos". Se refiere, a modo de ejemplo, al traslado de la
demanda, los incidentes, las notificaciones, el ofrecimiento y producción de la prueba.
Propugna, además, contar con un método uniforme de cómputo de los plazos, "pues
cuando la cantidad de interesados es considerable... resulta verdaderamente inapropiado
que existan términos individuales... por el drástico desorden que pueden provocar en el
trámite, las probables falencias de control y cruce de incidentes entre las partes"(22).
Entiende, además, que es fundamental determinar el efecto expansivo de la sentencia, si
estará condicionada al resultado del pleito (secundum eventum litis), y establecer
expresamente el carácter meramente formal de la cosa juzgada respecto de los otros
procesos o recursos que intenten hacerse valer en la justicia(23).
En sentido análogo, Gil Domínguez(24) intenta identificar las particularidades que
permitan denotar el sesgo instrumental colectivo en general, sin referirse específicamente a
un determinado proceso en particular. En ese sentido señala los siguientes aspectos: a)
Principios: resalta la importancia de incorporar el principio de la interpretación informal o
flexible, y el de adaptabilidad, que consiste en la necesaria adecuación de las normas que
se apliquen con carácter supletorio a la estructura de los derechos colectivos. Además,
debe incorporarse el principio de publicidad, con la finalidad de que todos los titulares del
derecho colectivo puedan participar en el proceso; b) Prescripción: las acciones colectivas
no deben tener plazo de prescripción, bastando que se acredite debidamente la existencia
de una amenaza o daño concreto al momento de promover la acción colectiva que no puede

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ser obstruida por el mero paso del tiempo(25); c) Disponibilidad: salvo fundadas razones, la
acción colectiva es indisponible. Caso contrario, si ante el desistimiento fundado solo
existiera un actor, "debería ser procesalmente posible que otro sujeto legitimado pudiese
continuarla durante cierto tiempo"(26); d) Notificaciones: quedan al margen del proceso
colectivo las notificaciones "por ministerio de la ley" o "por nota". Aquellas deben estar a
cargo del tribunal interviniente y realizarse por medios públicos masivos o bien a través de
una página web específica, y con el fin de poder costear los gastos que esta clase de
notificaciones demande, el presupuesto del Poder Judicial debe establecer una partida
especial; e) Demanda: en el proceso colectivo la demanda debe ser planteada en términos
sencillos y concretos, observando los siguientes requisitos: 1) identificación del sujeto
colectivo activo quien deberá fundar la legitimación que invoca; 2) determinación de la
pretensión colectiva, indicando la obligación que se persigue; 3) identificación del sujeto
pasivo; 4) totalidad de la prueba que se ofrece; f) Etapa de admisión: a cargo del tribunal
para evaluar la procedencia del proceso colectivo, una vez deducida la demanda. El rechazo
de la admisibilidad debe regirse por criterios restrictivos y procede únicamente cuando la
improcedencia de la demanda resulte manifiestamente evidente(27); g) Prueba: su
ofrecimiento y producción deben estar al margen de enunciados taxativos. Toda clase de
prueba debe admitirse para demostrar la pretensión colectiva y el juez puede ordenar que
se aporten otros elementos probatorios, aunque no hayan sido ofrecidos por las partes en
su oportunidad(28); h) Amicus curiae: pueden tener una presencia procesal muy
significativa en el proceso colectivo, pues su participación aportará nuevos elementos para
auxiliar al tribunal en la confección y toma de decisión judicial; i) Audiencia pública: Gil
Domínguez propone en este punto analizar la incorporación de una audiencia pública
"como paso previo al dictado de la sentencia". Advierte que la misma tendrá un aporte
enriquecedor en la medida en que las partes estén obligadas a controvertir sus respectivos
argumentos y las pruebas presentadas, y el tribunal pueda en cualquier momento de la
audiencia interrogar a las partes respecto de las argumentaciones vertidas(29); j) Medidas
cautelares. Contracautela: en cualquier momento del proceso colectivo podrán dictarse
toda clase de medidas cautelares. Respecto de la contracautela a exigir, la regla debe ser la
caución juratoria, y la excepción —con carácter muy restrictivo— la contracautela
pecuniaria resguardada por el principio de proporcionalidad; k) Tasa de justicia: la acción
colectiva debe estar exenta del pago de una tasa de justicia(30); l) Costas: es aconsejable
que sean soportadas siempre en el orden causado, salvo que exista una manifiesta malicia
o temeridad procesal, "con lo cual su imposición implicaría una suerte de sanción ante el
quiebre del principio de buena fe"(31).

1. NIVEL FEDERAL

1.1. Inexistencia de legislación procesal colectiva


En Argentina, a nivel federal, aún no se han reglamentado los procesos colectivos. Al
respecto, señala Verbic que "la falta de regulación adecuada sobre la materia es algo difícil
de justificar a esta altura de los tiempos. Y no solo por el reconocimiento constitucional del
asunto, sino también, muy especialmente, por las finalidades y ventajas que podrían
alcanzarse mediante la correcta implementación y gestión de este tipo de dispositivos
procesales en el contexto de un sistema judicial asfixiado y superado por la litigación
masiva de conflictos repetitivos. Entre ellas se destacan fundamentalmente tres: (i) lograr
una mayor eficiencia en el sistema de administración de justicia mediante el juzgamiento
concentrado de numerosos reclamos similares, lo cual evita malgastar recursos humanos y
materiales para discutir miles de veces las mismas cuestiones frente a los mismos sujetos;
(ii) facilitar el acceso a la justicia de conflictos que de otro modo quedarían afuera del
sistema debido al excesivo costo que implica litigar para solucionarlos y a la escasa cuantía
de los reclamos cuando se los considera individualmente, además de otras barreras de
acceso que descansan fundamentalmente en cuestiones socioculturales; y (iii) servir como
instrumento de prevención y desaliento de conductas ilícitas colectivas mediante su
efectiva punición, conductas que de no ser por este tipo de procesos se perpetuarían en el

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tiempo y carecerían de sanciones concretas por razones de diversa índole sobre las cuales
no es posible profundizar aquí por razones de espacio"(32).

1.2. Proyectos de ley


En la actualidad, existe un total de seis proyectos de ley sobre procesos colectivos en el
Congreso Nacional, cinco ingresados en la Cámara de Diputados: Proyecto 5356-D/2016,
presentado por el diputado Tonelli el 22/8/2016; Proyecto 7798-D/2016, presentado por
los diputados David, Tomassi, Isa y Rubin el 3/11/2016; Proyecto 0345-D/2017,
presentado por el diputado Negri el 7/3/2017; Proyecto 2710-D/2017, presentado por la
diputada Hers Cabral el 24/5/2017; y Proyecto 2847-D/2017, presentado por la diputada
Camaño el 31/5/2017; y uno en la Cámara de Senadores, Proyecto S-3716/2016,
presentado por los senadores Sacnun, Perotti, Almirón, García, Pilatti Vergara, Godoy,
Labado, Guastavino y Fernández Sagasti el 22/9/2016. Cabe agregar que, desde el año
2005, al menos 19 proyectos de ley han perdido estado parlamentario: en la Cámara de
Diputados, se presentaron catorce proyectos: 3698-D-2005; 1607-D-2007; 2199-D-2009;
5996-D-2010; 6442-D-2010; 4033-D-2011; 2748-D-2012; 538-D-2013; 7200-D-2013; 153-
D-2014; 1045-D-2014; 826-D-2015; 4527-D-2015; y 6158-D-2015; y, en la Cámara de
Senadores, se presentaron cinco proyectos: S-3396/10; S-1468/12; S-66/13; S-1909/14; y
S-38/15(33).
El Proyecto S-3716/2016 presentado en el Senado de la Nación consta de 18 artículos
divididos en 6 títulos(34). El Título I, "Procesos colectivos", prevé que la ley determinará "los
procesos que se deduzcan a nivel nacional donde el objeto del proceso sea el
cuestionamiento sobre: i) Derechos de incidencia colectiva que tienen por objeto la tutela
de bienes colectivos, ii) Derechos de incidencia colectiva referentes a intereses individuales
homogéneos" (art. 1º). Establece que "pueden interponer esta acción el afectado, el
Defensor del Pueblo, el Ministerio Público de la Defensa y las asociaciones que propendan
esos fines, oportunamente inscriptas" (art. 2º), quedando exceptuados "de este Régimen
General: i) Los procesos que se inicien en los términos de legislación específica que regule
la materia. ii) Los procesos colectivos penales que involucren derechos de personas
privadas de su libertad o se vinculen con procesos penales" (art. 3º).
El Título II, "Procedimiento previo a la traba de la litis", contiene una serie de exigencias
que debe cumplir satisfacer el escrito de demanda "En los casos enunciados en el art. 1º".
Así: "1. En los casos de los procesos colectivos que tengan por objeto la tutela de bienes
colectivos: i) Especificación concreta del bien colectivo cuya tutela se persigue. ii) La
pretensión debe estar focalizada en la incidencia colectiva del derecho. 2. En los procesos
colectivos que tengan por objeto garantizar intereses individuales homogéneos: i)
Especificación concreta de la causa fáctica o normativa común que provoca una lesión real
o inminente a los derechos. ii) La pretensión debe estar focalizada en los efectos comunes
del derecho. iii) Comprobación de la afectación del derecho de acceso a la justicia de los
integrantes del colectivo involucrado". Se agrega, además, que "3. En los procesos
enunciados en los aparts. 1 y 2, además, se deberá cumplir con los siguientes requisitos
comunes: i) Identificación cierta del colectivo involucrado en la causa. ii) Justificación de la
adecuada representación del colectivo. iii) Indicación, cuando correspondiere, de los datos
de inscripción en el Registro Nacional de Asociaciones de Consumidores. iv) Presentación
de una denuncia con carácter de declaración jurada sobre el inicio de otra u otras acciones
con pretensiones semejantes y —en su caso— aportar los datos de tramitación, estado
procesal y demás información relevante. v) Presentación de un informe previo del Registro
Nacional Público de Procesos Colectivos respecto de la existencia de otro trámite cuya
pretensión guarde semejanza en la afectación de los derechos de incidencia colectiva".
El art. 5º dispone: "Art. 5º.— Rechazo in limine. Subsanación de defectos formales y
omisiones. El juez podrá rechazar de pleno derecho aquellas presentaciones que no reúnan
los recaudos mínimos para asegurar una adecuada representación y defensa de los sujetos
cuyos derechos de incidencia colectiva se tienda a garantizar. En su caso, el juez podrá
requerir se cumplan con los requisitos previstos en el artículo anterior, en caso de que
alguno de ellos no se haya acreditado por defectos formales existentes en la presentación.
El tribunal se encuentra facultado a encuadrar una acción en los términos del presente

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régimen —aun cuando la misma no haya sido iniciada en dichos términos— para el caso
que se den los requisitos que caracterizan el mismo".
Se prevé, además, una consulta previa al traslado de demanda en los siguientes
términos: "Art. 6º.— Consulta al Registro Nacional Público de Procesos Colectivos. En el
caso que se encuentren acreditados los requisitos que menciona el art. 4º, el juez previo al
traslado de la demanda, o de la contestación de la misma, requerirá al Registro informe
sobre la existencia fehaciente de un proceso colectivo en trámite ya inscripto que guarde
sustancial semejanza con la causa en trámite. El tribunal brindará al Registro los datos
identificados en el art. 4º. En un plazo no mayor a diez (10) días hábiles el Registro deberá
informar si existen otros procesos registrados cuya pretensión presente una sustancial
semejanza en la afectación de los derechos de incidencia colectiva, sus datos de
individualización y el tribunal que previno en la inscripción".
Para el caso de que ya hubiere un juicio similar en trámite, el proyecto establece: "Art.
7º.— Remisión al juez o tribunal que previno. Si surgiere del informe del Registro
indicación respecto de la existencia de un juicio en trámite registrado con anterioridad que
presente una sustancial semejanza con el proceso el curso, el magistrado interviniente, así
como el que recibe la causa, debe: i) De estar de acuerdo, dictar resolución remitiendo
inmediatamente el expediente al juez que previno y ante el cual tramita el proceso
registrado, o dictar resolución radicando la causa ante su tribunal, y comunicar al tribunal
que efectuó la remisión. ii) De no coincidir con los criterios informados por el Registro,
dictar una resolución fundada en la que consten las razones por las cuales entiende no
haber sustancial semejanza entre las causas, y tramitar o devolver el expediente en su
caso. Solo estas decisiones serán apelables. iii) En todos los supuestos se comunicarán las
decisiones al Registro".
La inscripción del proceso colectivo está prevista en el Título III del proyecto de ley en los
siguientes términos: "Art. 8º.— Resolución. En caso de no existir otro proceso o de haberse
deducido los recursos correspondientes en ese sentido, el juez dictará una resolución
donde: i) Identifique provisoriamente la composición del colectivo. ii) Identifique el objeto de
la pretensión. iii) Identifique el sujeto o los sujetos demandados. iv) Ordene la inscripción
del proceso al Registro. Esta resolución será irrecurrible. Una vez registrado el proceso, no
podrá registrarse otro que presente una sustancial semejanza en la afectación de los
derechos de incidencia colectiva. El magistrado deberá comunicar al Registro toda
modificación, medidas adoptadas y resoluciones posteriores que efectúe en la causa. Art.
9º.— Cosa Juzgada. Oponibilidad de la sentencia. A todos aquellos que no hayan
manifestado su negativa, en el caso de derechos individuales homogéneos, la sentencia
definitiva dictada en el marco de todos los procesos colectivos les será oponible y tendrá
carácter de cosa juzgada".
El Título IV dispone acerca de la tramitación del proceso colectivo: "Art. 10.— Audiencia.
Una vez registrado el proceso de manera definitiva, el magistrado designará representante
del colectivo a quien haya interpuesto la acción y la cual se encuentre registrada. En el
marco de la audiencia del art. 360 Cód. Proc. Civ. y Com. o concs., el juez dispondrá la
publicación por medios idóneos, comunicándole previamente al Registro de la causa. En
los supuestos de causas cuya pretensión comprenda intereses individuales homogéneos,
quienes no quieran pertenecer efectivamente a la clase, deberán manifestarlo ante el
magistrado en el plazo y de la forma que oportunamente se determine al efecto. En el
marco de la audiencia prevista en el art. 360 del Cód. Proc. Civ. y Com. se identificará de la
mejor manera posible a los individuos que conforman la petición. Al finalizar la audiencia,
en el menor plazo posible que no podrá exceder de tres (3) días hábiles, el magistrado
deberá establecer por resolución la composición definitiva del colectivo, de la mejor manera
posible. Art. 11.— Inaplicabilidad. El presente Título no será aplicable para procesos
colectivos que tengan por objetos bienes colectivos".
El Título V establece la creación del Registro Nacional de Procesos Colectivos, en los
siguientes términos: "Art. 12.— Registro Nacional Público de Procesos Colectivos. Créase el
Registro Nacional Público de Procesos Colectivos en el ámbito de la Corte Suprema de
Justicia de la Nación, el cual actuará en el marco de los procesos colectivos. Art. 13.—
Funciones. Son funciones del Registro Nacional: i) Informar a los magistrados de los
procesos colectivos existentes. ii) Inscribir los procesos colectivos. iii) Dar a publicidad los

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procesos colectivos iniciados, y dejar asentado quienes desisten de pertenecer a la acción.
iv) Contar con un portal digital donde se pueda acceder a la información pública y al cual
las partes puedan solicitar información particular. Art. 14.— Delegaciones. En las
provincias y Ciudad Autónoma de Buenos Aires deberán existir delegaciones del Registro
Nacional de Procesos Colectivos que garanticen a los litigantes y sus representantes el
acceso al mismo. Art. 15.— Continuidad. El Registro creado por el presente Título asumirá
las funciones del Registro creado por acordada 32/2014 de la Corte Suprema de Justicia
de la Nación".
El Título VI se destina a las "Disposiciones finales": "Art. 16.— Déjese sin efecto la
acordada 12/16 de la CS(35). Art. 17.— Invítese a las Provincias y a la Ciudad Autónoma
de Buenos Aires a adherir a la presente ley. Art. 18.— Comuníquese al Poder Ejecutivo".
En los "Fundamentos" del proyecto de ley se expresa: "Sin perjuicio que nuestra Corte
Suprema le ha reconocido operatividad a dicho artículo y ha delimitado los principales
lineamientos del mismo, tal como describiremos a continuación, resulta necesario a varios
años del fallo 'Halabi', una regulación seria en la materia, ya que el Congreso de la Nación
se encuentra en mora para regular sobre el particular y es el Poder del Estado envestido de
dicha facultad, no así la Corte Suprema, quien con buenas intenciones de completar un
vacío legal, ha actuado, a nuestro creer de manera inconstitucional regulando una materia
de naturaleza legislativa. Es por lo cual que, a través del presente, pretendemos solucionar
no solo la coyuntura que estamos viviendo, sino que también pretendemos cuidar la
institucionalidad y la división de los poderes". Subraya, además, que "con este fallo
['Halabi'], nuestra Corte constituyó en mora al Congreso por la ausencia de una legislación
federal sobre procesos colectivos". Agrega: "Sin perjuicio que tanto desde la Cámara de
Diputados como de este Honorable Senado se han presentado varios proyectos de ley para
regular la materia, estos no han corrido la suerte de concretar su tratamiento. En nuestra
Cámara se encuentra vigente el Proyecto del senador Castillo S-38/15 que reproduce el
proyecto oportunamente presentado por el senador MC Lores y el del senador Pereyra
registrado bajo el número de expediente S-38/15, ambos previos a la acordada 12/16. Por
lo cual, es que desde mi banca, aporto el presente proyecto que busca seguir en líneas
generales las acordadas y última jurisprudencia que la Corte Suprema ha dictado en la
materia, para suplir el vacío legal existente y la mora en la cual se encuentra el Congreso
de la Nación; dándole forma de proyecto de ley, evitando cualquier vicio de origen en su
nacimiento y buscando regular una especie de procesos que cada vez más son más usuales
en este mundo moderno"(36).

1.3. Acordadas de la Corte Suprema de Justicia de la Nación


A pesar de la falta de legislación procesal colectiva, por ley del Congreso federal, una
serie de Acordadas dictadas por la Corte Suprema de Justicia de la Nación parece haber
cambiado el rumbo respecto de su eventual y futura institucionalización. Al respecto,
señala Minaverry, que se observa que "la experiencia argentina es todavía muy incipiente al
no contar con ningún proyecto de ley en tratamiento que prevea la creación de dichos
tribunales especializados, sino únicamente con dos Acordadas dictadas por la Corte
Suprema de Justicia de la Nación donde se crearon oficinas ambientales y se esbozan
intenciones fehacientes de avanzar en este aspecto"(37).
Mediante acordada 16/2013 la Corte creó la Comisión de Ambiente y Sustentabilidad,
con el objetivo de orientar, integrar, coordinar, supervisar, evaluar y garantizar la
aplicación de las políticas, planes, proyectos y acciones destinados a la protección del
ambiente y contribuir a la conservación y aprovechamiento sostenible de los recursos
naturales. Se integra por un Comité Ejecutivo conformado por funcionarios de este tribunal
y por un Comité Consultivo, en el que se invita a participar a los representantes de las
cámaras nacionales y federales, de la Morgue Judicial, de la Unión de Empleados de
Justicia de la Nación (UEJN), de la Asociación de Magistrados y Funcionarios de la Justicia
Nacional (AMFJN), de la Junta Federal de Cortes y Superiores Tribunales de Justicia de las
Provincias Argentinas y Ciudad Autónoma de Buenos Aires (Ju.Fe.Ju) y de la Federación
Argentina de la Magistratura y la Función Judicial (FAM)(38).

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Al año siguiente la acordada 1/2014 del 11/2/2014 creó la Oficina de Justicia
Ambiental señalando que "es vital contar con una judicatura y unas instancias judiciales
independientes para la puesta en marcha, el desarrollo y la aplicación del derecho
ambiental, y los miembros del Poder Judicial, junto con quienes contribuyen a la función
judicial en los planos nacional, regional y mundial, son asociados cruciales para promover
el cumplimiento, poner en marcha y aplicar el derecho ambiental nacional e internacional"
(acordada 1/2014)(39).
Por tal razón se decidió crear dicha oficina bajo la superintendencia directa de la Corte
Suprema de Justicia de la Nación, otorgándole las siguientes funciones:
a) Mejorar la gestión de los recursos, fomentando proyectos y prácticas vinculadas con la
protección del ambiente.
b) Implementar y realizar el seguimiento de las acciones derivadas de la norma
ambiental.
c) Establecer vinculación con oficinas de carácter similar a nivel nacional e internacional.
d) Coordinar y gestionar programas de capacitación con los restantes poderes del Estado
y con los organismos ambientales internacionales vinculados con la justicia.
e) Impulsar, coordinar y fortalecer la difusión de las decisiones e iniciativas vinculadas
con la justicia ambiental a nivel nacional e internacional.
f) Recabar información para plasmar todos los datos que pueden resultar trascendentes
a favor de la construcción y difusión de la justicia ambiental.
g) Identificar las necesidades y oportunidades en materia ambiental mediante el
relevamiento de datos e investigaciones de su estructura y decisiones jurisdiccionales.
Dispone que la Oficina se integrará, principalmente, con las siguientes áreas:
— Capacitación: tendrá como función la difusión, diseño y coordinación de políticas y
planes de capacitación e intercambio orientados al fortalecimiento de los conceptos
ambientales estructurales tanto en el ámbito nacional como internacional, así como al
intercambio interjurisdiccional.
— Recolección de datos: orientada al armado y presentación de la situación de la justicia
ambiental en todo el país. Esta tarea permitirá identificar diferentes problemáticas
regionales, métodos de solución de conflictos, grado de conocimiento de la temática del
público en general y consolidación de las políticas de estado del Poder Judicial relativas a
la transparencia.
— Investigación: fruto de la capacitación y el intercambio, el área de Investigación podrá
identificar las necesidades locales, regionales e internacionales vinculadas con la temática.
Posteriormente, al dictar sentencia en la causa "Municipalidad de Berazategui c.
Cablevisión SA" del 23/9/2014, la Corte Suprema de Justicia de la Nación afirmó que
estimaba necesaria la creación de un Registro de Acciones Colectivas, en el que deban
inscribirse todos los procesos de esa naturaleza que tramiten ante los tribunales
nacionales y federales del país.
En tal sentido acordada 32/2014 de fecha 1 de octubre del mismo año dispuso "Crear el
Registro Público de Procesos Colectivos radicados ante los tribunales del Poder Judicial de
la Nación, que funcionará con carácter público, gratuito y de acceso libre, en el ámbito de
la Secretaría General y de Gestión de esta Corte" (art. 1º).
En el apart. V de su presentación la acordada sostiene: "El adecuado funcionamiento del
sistema que se implementa requiere de parte de los magistrados intervinientes llevar a
cabo en el proceso —en todas sus etapas— una actividad de índole informativa, sin cuyo
apropiado cumplimiento el procedimiento previsto quedará inexorablemente frustrado,
razón por la cual el reglamento que se aprueba incluye disposiciones de naturaleza
procesal que, por ende, se integran materialmente —en lo pertinente— al Reglamento para
la Justicia Nacional".
Esta decisión "pretende evitar el escándalo jurídico que podría representar el dictado de
sentencias contradictorias en causas conexas o superpuestas; y a lograr la economía
procesal que mejor se ajuste a un adecuado servicio de justicia. Asimismo, el registro
brindará información a los tribunales y a los legitimados colectivos o individuales acerca de
la existencia de procesos de esa naturaleza, y favorecerá el acceso a justicia al permitir a
los habitantes conocer la existencia de procesos y sentencias de las que puedan ser
beneficiarios"(40).

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El 8/4/2015, la Corte Suprema avanzó con el dictado de la acordada 8/2015, en la que
se dispuso la creación de la Secretaría de Juicios Ambientales de la Corte Suprema de
Justicia de la Nación, y se dictaminó asignar a dicha Secretaría la tramitación de todas
aquellas causas radicadas en el tribunal cuyo contenido versa sobre cuestiones
ambientales, cualquiera sea la materia y el estado en el que se encuentren. La función
principal de la Secretaría de Juicios Ambientales es gestionar los litigios masivos de casos
ambientales que tengan por objeto el bien colectivo ambiental en algunos de sus
componentes, así como coordinar las diversas tareas que ya se están realizando en relación
con temas vinculados con la justicia ambiental (apart. VI).
Observa Minaverry para el caso argentino, que el Máximo Tribunal insiste en la creación
de la mayor cantidad de organismos vinculados con la protección del ambiente, ya que
considera que es su deber como integrante de un poder del Estado el promover la
generación de instrumentos que procuren satisfacer de manera eficiente las necesidades de
la sociedad, entre las que se encuentran el acceso efectivo a la justicia ambiental (apart. V)
(41).
Se ha señalado que "La implementación de las Acordadas 1/2014 y 8/2015 implicó una
conveniente reorganización de la estructura judicial en el ámbito de la Corte Suprema de
Justicia de la Nación, ya que se tuvo que modificar el actual sistema de adjudicación y
gestión de las causas ambientales que allí se tramitan. Además, se han incorporado a
diversos juristas altamente especializados, con el fin de colaborar y brindar aportes
doctrinarios y de análisis jurisprudencial para que el Máximo Tribunal pueda resolver las
causas ambientales de manera más favorable"(42).
A través de estas Acordadas la Corte Suprema de Justicia de la Nación "impulsa el
estudio y la difusión de una rama del derecho que evidencia un crecimiento y
trasformación tan acelerados que dificultan la inteligencia y aplicación de las normas que
lo instituyen que pueden resultar no solo repetitivos, sino también contradictorios"(43).
En fecha 5/4/2016 la CS dictó la acordada 12/2016, por medio de la cual resolvió
aprobar un "Reglamento de Actuación en Procesos Colectivos" que "tendrá vigencia hasta
tanto el Poder Legislativo Nacional sancione una ley que regule este tipo de procesos" (art.
IV).
En los fundamentos de la acordada 12/2016 la CS señaló que "las constancias obrantes
en el citado Registro [creado por acordada 32/2014] demuestran un dispar cumplimiento
de la obligación de informar este tipo de procesos por parte de los distintos tribunales
nacionales federales (...) también se observa que, pesar de la información brindada
oportunamente por el Registro, en múltiples casos se ha mantenido la radicación ante
distintos tribunales de procesos colectivos en los que se ventilan pretensiones idénticas
similares" (consids. 3º y 4º)(44).
Asimismo, sostuvo que "la experiencia acumulada desde que el Registro Público de
Procesos Colectivos se puso en marcha, así como las consultas, aportes y sugerencias
recibidos tanto de los tribunales en que tramitan procesos colectivos, como de los usuarios
del Registro, refuerzan la necesidad de precisar algunos aspectos y fijar reglas que ordenen
la tramitación de este tipo de procesos fin de asegurar la eficacia práctica del Registro y la
consecución de los objetivos perseguidos con su creación para, así, garantizar la población
una mejor prestación del servicio de justicia" (consid. 6º).
En cuanto a la competencia de la CS se ha señalado que "esta Corte cuenta con las
atribuciones necesarias para el dictado del presente Reglamento, pues como se recordó en
las acordadas 28/2004 y 4/2007, a cuyas consideraciones cabe remitir por razones de
brevedad, desde la constitución del tribunal en 1863, durante todo su ulterior
funcionamiento hasta la más reciente legislación sancionada por el Congreso de la Nación,
le han sido otorgados expresos poderes para dictar reglamentos como el presente (ley
48,art. 18; ley 4055,art. 10). En igual sentido, el párr. 2º del art. 4º de la ley 25.488, de
reforma del Cód. Proc. Civ. y Com., establece expresamente que la Corte Suprema de
Justicia de la Nación queda facultada para dictar las medidas reglamentarias y todas las
que considere adecuadas para el mejor cumplimiento de las normas y fines de la reforma"
(consid. 9º)(45).
El Reglamento aprobado contiene previsiones sobre los siguientes puntos(46):

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I. Vigencia y ámbito de actuación: "causas que se inicien partir del primer día hábil del
mes de octubre de 2016, en los supuestos comprendidos en la acordada 32/2014". Se
excluyen expresamente los procesos ambientales (ley 25.675) y aquellos "que involucren
derechos de personas privadas de la libertad o se vinculen con procesos penales".
II. Requisitos de la demanda: reflejando las pautas establecidas en "Halabi" y los
precedentes que profundizaron su doctrina. Contiene algunas pautas distintas
dependiendo de que el proceso haya sido promovido en tutela de bienes colectivos o de
derechos individuales homogéneos.
III. Subsanación de omisiones y consulta al Registro: habilita a los jueces a solicitar
aclaraciones sobre la demanda y profundiza su deber de información establecido en la
acordada 32/2014 al exigir ahora que "Aun cuando la demanda no sea promovida con
carácter de colectiva, si el magistrado entiende que se trata de un supuesto comprendido
en la acordada 32/2014 deberá proceder en la forma establecida en el presente punto".
IV. Remisión al juez que previno: además de establecer implícitamente una regla de
prevención en materia de competencia (luego explicitada en el art. VII), también regula los
alcances del derecho al recurso frente a estas decisiones. Al respecto determina que "Solo
serán apelables la resolución que rechace la remisión de la causa al tribunal ante el cual
tramita el proceso registrado la decisión de este último de rechazar la radicación del
expediente remitido".
V. Resolución de inscripción del proceso como colectivo: también sobre esto regula el
carácter "irrecurrible" de tal decisión.
VI. Registración: establece que "una vez registrado el proceso, no podrá registrarse otro
que presente una sustancial semejanza en la afectación de los derechos de incidencia
colectiva".
VII. Prevención: expresando la regla en cuestión señala que "La inscripción la que se
refiere el punto anterior producirá la remisión dicho tribunal de todos aquellos procesos
cuya pretensión presente una sustancial semejanza en la afectación de los derechos de
incidencia colectiva".
VIII. Prosecución del trámite y certificación del colectivo: esta suerte de "orden de
certificación" al estilo estadounidense será dictada después de haberse efectuado la
inscripción en el Registro y de haberse corrido traslado de la demanda. En ella el juez
deberá "ratificar o formular las modificaciones necesarias a la resolución de inscripción a
que se refiere el punto V" y "determinar los medios más idóneos para hacer saber los
demás integrantes del colectivo la existencia del proceso, fin de asegurar la adecuada
defensa de sus intereses".
IX. Resoluciones posteriores: se establece el deber de su debida registración, señalando
que "el magistrado deberá actualizar en el Registro toda la información que resulte
relevante en la tramitación de la causa".
X. Medidas cautelares: se establece el deber de anotarlas inmediatamente cuando
correspondan a un proceso no inscripto. En caso de existir otro proceso vinculado, opera
también la regla de prevención del art. IV.
XI. Deberes y facultades del juez: la norma indica que "por la naturaleza de los bienes
involucrados y los efectos expansivos de la sentencia en este tipo de procesos, el juez
deberá adoptar con celeridad todas las medidas que fueren necesarias a fin de ordenar el
procedimiento".
XII. Procedimientos especiales: se establece que "en acciones que deban tramitan por vía
de amparo, proceso sumarísimo cualquier otro tipo de proceso especial, los jueces
adoptarán de oficio las medidas adecuadas a fin de no desnaturalizar este tipo de
procesos".
XIII. Comunicaciones: por último, la acordada determina que "toda comunicación de los
tribunales, las partes o cualquier tercero can el Registro se cursara de la forma que
establezca la Corte Suprema de Justicia de la Nación"(47).

2. ANTEPROYECTO DE CÓDIGO MODELO DE PROCESOS COLECTIVOS PARA IBEROAMÉRICA


Corresponde recordar que el Instituto Iberoamericano de Derecho Procesal ha elaborado
el Anteproyecto de Código Modelo de Procesos Colectivos para Iberoamérica. La idea fue

10
propuesta por Antonio Gidi en el VII Seminario Internacional, Seminario Internazionale Su:
Formaciones e Caratteri del Sistema Giurídico Latinoamericano e Problema del Processo
Civile, celebrado en Roma en mayo de 2002 y patrocinado por el Instituto Iberoamericano
de Derecho Procesal; el trabajo fue presentado por Ada Pellegrini Grinover, Kauzo
Watanabe y Antonio Gidi en las XVIII Jornadas Iberoamericanas de derecho procesal de
Montevideo en octubre de 2002, oportunidad en que se transformó en Anteproyecto. Por
iniciativa del referido Instituto Iberoamericano de Derecho Procesal, profesores de
Iberoamérica dieron su opinión en distintos trabajos, publicados por Porrúa con el título
"La tutela de los derechos difusos, colectivos e individuales homogéneos. Hacia un Código
Modelo para Iberoamérica", los que fueron presentados en el curso del XII Congreso
Mundial de Derecho Procesal en México en septiembre de 2003. El Anteproyecto fue
analizado por una comisión revisora y por el profesor uruguayo Landoni Sosa. En su nueva
redacción, el Anteproyecto se transformó en Proyecto, el que fue aprobado en octubre de
2004 en las Jornadas del Instituto Iberoamericano de Derecho Procesal de Caracas. Un
mes después, el Proyecto fue analizado en nuestro país, en las ya mencionadas jornadas de
profesores de Córdoba(48).
El referido instrumento fue concebido no solo como la enunciación de principios sino
como modelo concreto para inspirar las reformas, de modo de tornar más homogénea la
defensa de los intereses y derechos transindividuales en países de cultura jurídica común.
Constituye —como su propia denominación dice— un modelo a ser adaptado a las
peculiaridades locales, que será tomado en consideración en la actividad legislativa de cada
país; pero debe ser, al mismo tiempo, un modelo plenamente operativo(49). En esa
perspectiva interpretativa, Camps pone de resalto que está destinado a brindar pautas que
puedan ser incorporadas a los diversos ordenamientos procesales locales donde se
requieran normas específicas sobre el tópico, interpretando que lo ideal sería que el
legislador las plasme positivamente para no dejar lugar a dudas de su vigencia; sin
embargo, muchos de los mecanismos allí contemplados podrán considerarse herramientas
útiles para dar plena vigencia a derechos constitucionales con lo que, en tales supuestos,
la operatividad de estas figuras podrá venir de la mano de la actividad pretoriana(50).
A dicho instrumento normativo que aborda las distintas cuestiones procesales que
suscitan las distintas pretensiones colectivas, alude Berizonce como punto de referencia
obligado en el estudio de la reforma de nuestra legislación. Propone que, sin perjuicio del
perfeccionamiento de las leyes nacionales vigentes de defensa de los consumidores y de
tutela del ambiente, ha de incorporarse a los ordenamientos procesales locales un título
especial regulatorio de los procesos colectivos. A esos fines, el Proyecto de Código Modelo
de Procesos Colectivos para Iberoamérica de 2004 constituye una valiosa fuente para
tomar en consideración, junto con la experiencia jurisprudencial acumulada(51).
A la hora de la implementación del modelo en nuestro país no cabe perder de vista que
en el sistema de distribución de competencia legislativa, establecido en el art. 75, inc. 12,
CN, las leyes procesales son provinciales, de modo que la tutela de los derechos colectivos
podría canalizarse con alguna variante por las legislaturas u órganos legislativos de cada
provincia y por el Congreso nacional para el ámbito federal.
El Proyecto de Código Modelo está dividido en VII capítulos. El Capítulo I se ocupa de las
disposiciones generales; el Capítulo II de los proveimientos jurisdiccionales; el Capítulo III
de los procesos colectivos en general; el Capítulo IV, de la acción colectiva para la defensa
de los intereses o derechos individuales homogéneos; el Capítulo V, de la conexión, la
litispendencia y la cosa juzgada; el Capítulo VI, de las acciones contra un grupo, categoría
o clase; y el Capítulo VII, de las disposiciones finales.
Para la protección jurisdiccional de los derechos de incidencia colectiva, el Proyecto de
Código Modelo admite todas las acciones que fueren aptas para hacerla efectiva. Dispone
el art. 4º: "Para la defensa de los derechos e intereses protegidos por este Código son
admisibles todas las acciones aptas para propiciar su adecuada y efectiva tutela". De modo
que la protección colectiva tramitará por el cauce procesal que las leyes procesales
argentinas diseñen en base a principios y líneas estructurales fijados en el Código modelo.

3. CONSTITUCIONES PROVINCIALES

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No cabe perder de vista que buena parte de las constituciones provinciales prevén el
amparo colectivo, así la Const. Buenos Aires, art. 20, inc. 2º: "Se establecen las siguientes
garantías de los derechos constitucionales (...) 2. La garantía de amparo podrá ser ejercida
por el Estado en sentido lato o por particulares, cuando por cualquier acto, hecho, decisión
u omisión proveniente de autoridad pública o de persona privada, se lesione o amenace, en
forma actual o inminente con arbitrariedad o ilegalidad manifiesta, el ejercicio de los
derechos constitucionales individuales y colectivos"; la Const. Corrientes prevé
expresamente el amparo ambiental en su art. 52, que dispone: "Art. 52: Toda persona
puede interponer la acción prevista en el art. 67 de esta Constitución [acción de amparo],
en protección del ambiente o con el objeto de hacer cesar las actividades que en forma
actual o inminente causen o puedan causar daño ambiental, entendido como cualquier
modificación o alteración negativa relevante al equilibrio del ecosistema, los recursos, los
bienes o valores colectivos. Quien promueva la acción está eximido del pago de tasas
judiciales. Las pericias, estudios, trámites o pruebas requeridas en el proceso para
demostrar la afectación o daño producido serán solventados por el Estado, salvo que las
costas fueran impuestas al demandado y conforme lo determine la ley"; la Const. Entre
Ríos, art. 56: "Todo habitante de la Provincia, las personas jurídicas reconocidas en la
defensa de derechos o intereses de incidencia colectiva y el Defensor del Pueblo, podrán
ejercer acción expedita, rápida y gratuita de amparo, siempre que no exista otro medio
judicial más idóneo contra todo acto u omisión de autoridad administrativa provincial o
municipal, judicial o legislativa en ejercicio de funciones administrativas, o de particulares,
que en forma actual o inminente amenace, restrinja, altere, impida o lesione de manera
manifiestamente ilegítima, derechos y garantías reconocidos por la CN, los instrumentos
internacionales de protección de los derechos humanos, las leyes de la Nación, la presente
Constitución, las leyes dictadas en su consecuencia y los tratados en que la Provincia sea
parte. La acción también procederá cuando exista una afectación o el riesgo de una lesión
a derechos difusos o de titularidad colectiva, para la protección ambiental o a derechos del
usuario y el consumidor, o en caso de discriminación, así como cuando se desconociera o
violara el derecho de libre acceso a la información pública"; la Const. Chaco, art. 19:
"Todos los derechos y garantías reconocidos, expresa o implícitamente, en esta
Constitución, están protegidos en sus ejercicios por las siguientes acciones: (...) La acción
de amparo procederá contra todo acto u omisión de autoridad o particulares, que en forma
actual o inminente, restrinja, altere, amenace o lesione, con arbitrariedad o ilegalidad
manifiestas, derechos o garantías constitucionales, y siempre que no exista otra vía judicial
pronta y eficaz. Podrá promoverse ante cualquier juez letrado, sin distinción de fuero o
instancia, y sin formalidad alguna. Los plazos no podrán exceder en ningún caso de
cuarenta y ocho horas y el impulso será de oficio. El juez podrá declarar la
inconstitucionalidad de la norma en que se funde el acto u omisión lesivos. Esta acción
también podrá ser promovida por toda persona física o jurídica, para la defensa de los
derechos o intereses difusos o colectivos, los que protegen al ambiente, al usuario y al
consumidor"; la Const. Chubut, art. 111: "Todo habitante puede interponer acción de
amparo para obtener de la autoridad judicial la adopción de medidas preventivas o
correctivas, respecto de hechos producidos o previsibles que impliquen deterioro del medio
ambiente"; la Const. Neuquén, art. 59: "Toda persona afectada puede interponer acción
expedita y rápida de amparo en las modalidades que se prevean en la ley, siempre que no
exista otro medio judicial más idóneo que garantice una tutela judicial efectiva, contra todo
acto u omisión de autoridades públicas o de particulares, que en forma actual o inminente
lesione, restrinja, altere o amenace, con arbitrariedad o ilegalidad manifiesta, derechos o
garantías reconocidos por esta Constitución, las leyes que en su consecuencia se dicten y
la CN. Podrán también interponer esta acción en lo relativo a los derechos colectivos,
cualquier persona, el Defensor del Pueblo y las personas jurídicas que propendan a esos
fines. La acción de amparo puede interponerse mientras subsistan los requisitos exigidos
en el presente artículo. Estará exenta del pago de costas y costos, salvo que medie
temeridad, malicia o error no excusable, toda acción de amparo que se promueva contra
autoridad pública y resulte rechazada en lo relativo a la afectación de derechos e intereses
colectivos y contra cualquier forma de discriminación"; la Const. San Luis, art. 45:
"Procede la acción de amparo contra todo acto u omisión de autoridad, órganos o agentes

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públicos, de grupo organizado de personas y de particulares que en forma actual
inminente, lesione, restrinja, altere o amenace, con arbitrariedad o ilegalidad manifiesta,
algún derecho individual o colectivo, o garantía explícita o implícitamente reconocidos por
la Constitución Nacional o Provincial, siempre que sea necesaria la reparación urgente del
perjuicio, la cesación inmediata de los efectos del acto o la prohibición de realizar un acto
ilegal y la cuestión, por su naturaleza, no deba sustanciarse por alguno de los procesos
establecidos por la ley, o no resulte eficaz hacerlo. El juez del amparo ejerce su potestad
jurisdiccional por sobre todo otro poder o autoridad pública. Todo funcionario o empleado,
sin excepción de ninguna clase, está obligado a dar inmediato cumplimiento a las órdenes
que imparte el juez de amparo. La ley reglamenta la forma sumarísima de hacer efectiva
esta garantía"; la Const. Río Negro, art. 43: "Todos los derechos y libertades humanas,
reconocidos expresa o implícitamente por esta Constitución, están protegidos por la acción
de amparo que puede promover el restringido por sí o por terceros en su nombre, sin
necesidad de mandato, valiéndose de cualquier medio de comunicación y a cualquier hora,
ante el juez letrado inmediato, sin distinción de fueros o instancias y, aunque forme parte
de un tribunal colegiado, a fin de que se ordene su inmediata libertad, se los someta al juez
competente, se le acuerde la garantía negada o el ejercicio de sus derechos individuales o
colectivos. El juez del amparo ejerce su potestad jurisdiccional sobre todo otro poder o
autoridad pública y la acción puede instaurarse sin formalidad procesal alguna. Tanto la
acción de amparo como el hábeas corpus, se resuelven por el juez previo informe requerido
a la autoridad o particular que suprimió, restringió o amenazó libertades (...)"; la Const.
San Juan, art. 40: "Procede la acción de amparo contra todo acto u omisión de autoridad,
órganos o agentes públicos, de grupo organizado de personas y de particulares que, en
forma actual o inminente, lesione o restrinja, altere o amenace con arbitrariedad o
ilegalidad manifiesta algún derecho individual o colectivo o garantía explícita o
implícitamente reconocidos por la Constitución Nacional o Provincial, siempre que fuera
necesaria la reparación urgente del perjuicio, la cesación inmediata de los efectos del acto o
la prohibición de realizar un acto ilegal y la cuestión por su naturaleza, no deba
sustanciarse por alguno de los procesos establecidos por la ley o no resultare eficaz
hacerlo. El juez de amparo ejerce su potestad jurisdiccional por sobre todo otro poder o
autoridad pública. Todo funcionario o empleado, sin excepción de ninguna clase, está
obligado a dar inmediato cumplimiento a las órdenes que imparta el juez de amparo. La ley
reglamentará la forma sumarísima de hacer efectiva esta garantía"; la Const. Santiago del
Estero, art. 59: "Amparo judicial. Toda persona puede interponer acción expedita y rápida
de amparo, siempre que no exista otro medio judicial más idóneo, contra todo acto u
omisión de autoridades públicas o de particulares, que en forma actual o inminente
lesione, restrinja, altere o amenace con arbitrariedad o ilegalidad manifiesta, derechos y
garantías reconocidos por esta Constitución, un tratado o una ley. En el caso, el juez podrá
declarar la inconstitucionalidad de la norma en que se funde el acto u omisión lesiva.
Podrán interponer esta acción contra cualquier forma de discriminación y en lo relativo a
los derechos que protegen el ambiente, la competencia, al usuario y al consumidor, así
como los derechos de incidencia colectiva en general, el afectado, el defensor del pueblo, los
entes reguladores provinciales y las asociaciones que propendan a esos fines, registradas
conforme a la ley, la que determinará los requisitos y formas de su organización"; la Const.
Tierra del Fuego, Antártida e Islas del Atlántico Sur, art. 49: "La ley otorga y garantiza a
toda persona, sin perjuicio de la responsabilidad del Estado Provincial, la legitimación para
obtener de las autoridades la protección de los intereses difusos, ecológicos o de cualquier
índole, reconocidos explícita o implícitamente en esta Constitución"; la Const.
Tucumán, art. 37: "Siempre que en forma actual o inminente se restrinjan, amenacen o
lesionen, con arbitrariedad o ilegalidad manifiesta, derechos o garantías reconocidos por
esta Constitución o por la Constitución Nacional, y no exista otra vía pronta o eficaz para
evitar un grave daño, la persona afectada puede pedir el amparo a los jueces en la forma
que determine la ley". Según el art. 38: "Esta acción podrá interponerse contra cualquier
decisión, hecho, acto u omisión emanada de autoridad pública, así como de cualquier
persona física o jurídica que impida de manera ilegítima el ejercicio de los derechos
mencionados. La acción será expedita y rápida. El juez podrá declarar la
inconstitucionalidad de la norma en la que se funda el acto u omisión lesiva". A su turno,

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el art. 41 que establece como política prioritaria la preservación del medio ambiente
determina en su inc. 8º que la Provincia de Tucumán "Garantizará el amparo judicial para
la protección del ambiente". Por su parte, el texto de la Const. CABA dispone en su art. 14:
"Toda persona puede ejercer acción expedita, rápida y gratuita de amparo, siempre que no
exista otro medio judicial más idóneo, contra todo acto u omisión de autoridades públicas o
de particulares que en forma actual o inminente, lesione, restrinja, altere o amenace con
arbitrariedad o ilegalidad manifiesta, derechos y garantías reconocidos por la CN, los
tratados internacionales, las leyes de la Nación, la presente Constitución, las leyes dictadas
en su consecuencia y los tratados ínter jurisdiccionales en los que la Ciudad sea parte.
Están legitimados para interponerla cualquier habitante y las personas jurídicas
defensoras de derechos o intereses colectivos, cuando la acción se ejerza contra alguna
forma de discriminación, o en los casos en que se vean afectados derechos o intereses
colectivos, como la protección del ambiente, del trabajo y la seguridad social, del
patrimonio cultural e histórico de la Ciudad, de la competencia, del usuario o del
consumidor (...)".

4. LEGISLACIÓN LOCAL
La importancia de tener en cuenta la legislación local en materias vinculadas a las
acciones colectivas es que ello permite analizar el cuadro de situación existente en el orden
normativo(52). Lorenzetti advierte que no existe un desarrollo uniforme, más allá de la
coincidencia en el hecho de que las normas específicas del proceso colectivo se sitúan fuera
del marco de los códigos procesales civiles, pues "estos en general responden al esquema
tradicional del litigio que enfrenta a dos partes adversas singulares"(53).

4.1. Provincia de Buenos Aires


La ley 11.723 Integral del Medio Ambiente (22/11/1995) de la Provincia de Buenos Aires
establece tres tipos de acciones judiciales para la defensa del medio ambiente. La primera
procede cuando el Estado provoca el daño o peligro al medio ambiente y/o a los recursos
naturales ubicados en el territorio provincial, y requieren un reclamo administrativo previo,
resuelto negativamente. Las otras dos acciones colectivas —de protección y de reparación
ambiental— tramitan por la vía sumarísima y proceden cuando es un particular el que
provoca daño o peligro(54).
Por otra parte, la ley 13.133 (2004), Código de Implementación de los Derechos de los
Consumidores y Usuarios, en su art. 26, confiere legitimación a los consumidores y
usuarios que resulten amenazados o afectados en sus derechos subjetivos de incidencia
colectiva o intereses legítimos como a las Asociaciones de Consumidores debidamente
registradas. Al respecto, el Código no requiere que las asociaciones de consumidores deban
demostrar la posibilidad de una defensa judicial adecuada de los derechos cuya protección
persiguen, ni otorga al juez la posibilidad de investigar sobre ese punto ni de exigir a las
asociaciones la demostración de una representatividad adecuada(55). En materia de cosa
juzgada la norma del art. 28 establece el principio del eventum secundum litis(56), de modo
que la eficacia de la sentencia será erga omnes si la acción fue exitosa, pero no si la
demanda fue rechazada por falta de pruebas o por fraude procesal. En tal caso, otro
legitimado activo podrá interponer una nueva demanda sin que pueda invocarse en su
contra la sentencia anteriormente dictada(57).
La ley 13.918(58)regula la acción de amparo que será admisible en los supuestos y con
los alcances del art. 20, inc. 2º de la Const. Buenos Aires que dispone: "2. La garantía de
amparo podrá ser ejercida por el Estado en sentido lato o por particulares, cuando por
cualquier acto, hecho, decisión u omisión, proveniente de autoridad pública o de persona
privada, se lesione o amenace, en forma actual o inminente con arbitrariedad o ilegalidad
manifiesta, el ejercicio de los derechos constitucionales individuales y colectivos (...)".
Su art. 4º establece: "Tienen legitimación para accionar por vía de amparo el Estado, toda
persona física o jurídica que se encuentre afectada en sus derechos o intereses individuales
o derechos de incidencia colectiva. También tienen legitimación las asociaciones que sin
revestir el carácter de personas jurídicas, justificaren, mediante la exhibición de sus

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estatutos, que no contrarían una finalidad de bien público". En cuanto al procedimiento,
el art. 5º dispone que la acción de amparo "...tramitará según las reglas establecidas en la
presente ley. Supletoriamente, se aplicarán las normas del juicio sumarísimo contempladas
en el Cód. Proc. Civ. y Com. Buenos Aires. Las normas de esta ley o las que se apliquen
supletoriamente no podrán ser interpretadas de manera restrictiva o dilatoria para la
tramitación expedita del proceso. Los jueces están facultados para acelerar el trámite,
mediante formas más sencillas que se adapten a la naturaleza de la cuestión planteada".
Respecto de los efectos de la sentencia en los procesos colectivos, el art. 15 segunda parte
establecía que la decisión recaída "...alcanza a todo el grupo de afectados, y será oponible
al vencido en beneficio de quienes, a pesar de no haber intervenido en el juicio, compartan
la situación jurídica o de hecho con los que interpusieron la acción. En caso de rechazo de
la acción, cualquier legitimado que no haya intervenido en el proceso, puede intentar otra
acción con idéntico objeto, si se valiera de nueva prueba y se encontrare dentro del plazo
establecido para interponer la acción". Sin embargo, tal disposición fue observada por el
dec. de promulgación 3344/2008 del Poder Ejecutivo provincial de fecha 29/12/2008(59).
Verbic resume así los aspectos de la ley 13.918 concernientes al amparo colectivo: "(i)
Reconoce legitimación para promover acción de amparo a toda persona física o jurídica que
se encuentre afectada en sus derechos o intereses individuales '...o derechos de incidencia
colectiva'; incluyendo también a '...las asociaciones que sin revestir el carácter de personas
jurídicas, justificaren, mediante la exhibición de sus estatutos, que no contrarían una
finalidad de bien público' (art. 4º); (ii) Establece, en cabeza de quien promueve un amparo
colectivo, la carga de identificar en su escrito de demanda '...el grupo afectado, indicando la
relación o situación jurídica que los une' (art. 7º); (iii) Impone al demandado la carga
de '...comunicar la existencia de acciones colectivas de las que tuviere conocimiento, que
alcancen en forma total o parcial al mismo grupo y que tengan relación con la acción
planteada', en oportunidad de evacuar el informe circunstanciado o contestar demanda;
bajo apercibimiento de que si no lo hiciera '...el actor podrá beneficiarse de la sentencia
recaída en el otro proceso aun cuando su amparo fuera rechazado' (art. 10); (iv) Determina
el alcance de la cualidad de cosa juzgada de los efectos de la sentencia en los siguientes
términos: 'En los procesos colectivos, la sentencia alcanza a todo el grupo de afectados, y
será oponible al vencido en beneficio de quienes, a pesar de no haber intervenido en el juicio,
compartan la situación jurídica o de hecho con los que interpusieron la acción. En caso de
rechazo de la acción, cualquier legitimado que no haya intervenido en el proceso, puede
intentar otra acción con idéntico objeto, si se valiera de nueva prueba y se encontrare dentro
del plazo establecido para interponer la acción' (art. 15)"(60).

4.1.1. Jurisprudencia

4.1.1.1. "Municipalidad de Tandil c. Transporte Automotor La Estrella SA y otros


s/daños y perjuicios"(61). 22/10/1996
La Corte Suprema de Justicia de la Nación no ha reconocido legitimación a las provincias
para representar colectivamente a sus habitantes(62). Sin embargo, en un interesante
precedente la sala II de la CCiv. y Com. Azul reconoció la legitimación activa de una
persona de existencia ideal en carácter de afectada. El caso se suscitó a raíz de que un
ómnibus de la empresa demandada se desplazó, sin conductor, por la pendiente de la calle
Avellaneda de la ciudad de Tandil y colisionó con una fuente y el grupo escultórico "Las
Nereidas" emplazada en la intersección de dicha calle con Pujol, 14 de Junio y Diagonal del
Parque. La actora promovió una acción por daños y perjuicios contra la empresa para
obtener el resarcimiento de los daños materiales ocasionados, pero también del "daño a los
intereses difusos o derechos públicos subjetivos" de toda la comunidad tandilense, dada la
afectación del goce y disfrute estéticos que posibilitaba la contemplación de esa obra,
integrante del patrimonio cultural de la comuna, atento su calidad, procedencia y
antigüedad(63). La sentencia de primera instancia hizo lugar a la demanda y fijó las sumas
para resarcir los daños reclamados (materiales y mano de obra para la restauración del
grupo escultórico y la disminución de su valor venal). Hizo lugar también a la pretensión

15
rotulada como "daño a los intereses difusos o derechos públicos subjetivos" de toda la
comunidad tandilense y graduó la indemnización correspondiente. La empresa accionada y
la aseguradora citada en garantía apelaron la sentencia. Entre otros aspectos se discutía
"la legitimación activa de la Municipalidad de Tandil para ser titular exclusivo del daño
proveniente del goce estético —así se lo califica en el fallo de origen— del que se ve privada
esa comunidad por la destrucción de una obra escultórica"(64). La Cámara confirmó en lo
principal la sentencia recurrida y redujo el monto indemnizatorio del daño moral colectivo y
el valor total del grupo escultórico(65). Condenó a la empresa en su carácter de dueña del
ómnibus y ordenó que los fondos correspondientes al resarcimiento por daño moral
colectivo fueran destinados a un patrimonio de afectación dentro del presupuesto
municipal para las obras de ornato y salubridad de la comuna, resarciendo así a través del
Estado el daño extrapatrimonial de toda la colectividad afectada(66). El fallo reconoció
legitimación activa en cabeza del municipio en su carácter de dueño de la escultura
dañada "...no solo porque la demandante es la dueña de la escultura dañada, obligada a su
cuidado y conservación, sino porque ha quedado consentido por la actora que el monto del
resarcimiento por daño moral colectivo se destine a un fondo de afectación, para las obras
de ornato y salubridad del presupuesto municipal". Agregó que "...el Estado local, dueño y
guardián de la escultura, resarce a través suyo el daño extrapatrimonial de toda la
colectividad afectada, porque, aunque difuso o fragmentado, se tutela un derecho general,
de incidencia colectiva, que el Estado debe preservar en consonancia con la postura del
resarcimiento pleno del daño injustamente causado"(67). Al respecto, Zavala de González
en su comentario al fallo, indica que la dueña del objeto deteriorado (fuente y grupo
escultórico) era una persona jurídica "que, por ende, resultaba acreedora a la
indemnización por el daño patrimonial. En cambio, el daño moral colectivo surge de la
lesión a un interés de afección grupal; es decir, con motivo de la pertenencia social del
interés espiritual que satisface el bien. Este último puede ser o no patrimonial; lo
importante es que su menoscabo acarrea un desmedro existencial a una colectividad de
personas"(68).

4.1.1.2. "Almada, Hugo N. c. Copetro SA s/daños y perjuicios"(69). 19/5/1998


En este caso, la Suprema Corte de Justicia de la Provincia de Buenos Aires, a través de
un fallo calificado como "ejemplar" por la doctrina especializada(70), hizo efectivos los
mecanismos de prevención de la contaminación ambiental. El Máximo Tribunal bonaerense
avaló la sentencia de la Cámara de Apelaciones de La Plata que, al confirmar parcialmente
la de primera instancia, ordenaba detener la emisión al exterior de elementos
contaminantes provenientes del establecimiento de la demandada, Copetro SA, productora
de coque calcinado de petróleo, y dispuso elevar la indemnización de los daños provocados
por tal contaminación a los cuarenta y siete actores, residentes de un barrio lindero de la
planta industrial de la demandada, hasta llevar el capital de condena a la suma de $
1.991.633,34, más intereses y costas.
Sin desconocer que la orden de cesar la actividad contaminante podría traer aparejado el
cierre de la planta industrial, la Corte, entre los distintos intereses en juego, optó por
preservar los derechos de la persona humana, tal como está garantizado en la CN (arts.
41 y 42) y provincial (art. 28) que establecen el derecho de los habitantes a gozar de un
ambiente sano y el deber de conservarlo y protegerlo en favor también de las generaciones
futuras(71). Subrayó así la Corte local que "la solución a la que arribó el juzgador no solo
resguarda valores esenciales que hacen a la dignidad del hombre y del entorno en que está
llamado a proyectarse, sino que consulta igualmente la necesidad de dar primacía a una
concepción eticista y solidaria de la vida en sociedad".
Lo trascendental del fallo —anterior a la LGA— radica en que no se limitó a imponer una
obligación de no hacer a la demandada. Fijó, además, un sistema efectivo de control de la
prevención proclamada, y en tal sentido designó tres peritos de la Universidad Nacional de
La Plata, para fiscalizar el plan preventivo ordenado por la justicia a cargo del juez de
Primera Instancia quien tendría el contralor de la evolución de la situación contaminante
de la empresa(72). Al respecto, la Corte sostuvo que "...la delegación a peritos de una
universidad nacional de la tarea de evaluar las emanaciones, aunque atípica, no obsta a su

16
procedencia, en atención a que ante el nuevo sustrato fáctico y jurídico actual, es
inevitable la flexibilización de las disposiciones procesales, en tanto y en cuanto no se
conculque la garantía de la defensa en juicio y el debido proceso". Messina de Estrella
Gutiérrez destaca el acierto de la sentencia "...en cuanto promueve la flexibilización de las
disposiciones procesales y encuentra necesario este procedimiento de contralor por parte
del juez para no hacer ilusorios los derechos de los habitantes de la zona"(73). Al respecto,
la Corte bonaerense sostuvo que la decisión no violaba el principio de congruencia y
aplicó el papel del "juez guardián" en la prevención del daño ya que en el "nuevo marco
procesal cumple un papel irrenunciable en cuanto a su participación activa" en la evitación
del daño. Concretamente, el tribunal expresó que "la gran amplitud de criterio que merece
el tratamiento de los temas del derecho ambiental requiere de una participación activa de
la judicatura, la que si bien de alguna manera pudiera afectar el clásico principio de
congruencia, en definitiva se traduce en un obrar preventivo acorde con la naturaleza de
los derechos afectados y a la medida de sus requerimientos".

4.1.1.3. "Unión Obrera Metalúrgica de la República Argentina - Seccional San Nicolás c.


Ente de Promoción del Plan Comirsa"(74). 27/2/2003
En esta causa se tramitó la acción de amparo promovida por la UOMRA tendiente a
impedir la tala de árboles de unas plantaciones que proveían a la renovación de aire de una
zona industrial. El juez de primera instancia rechazó in limine la acción por falta de
legitimación de la entidad actora para demandar. La Cámara Primera de Apelaciones en lo
Civil y Comercial de San Nicolás el 27/2/2003 revocó el fallo del a quo. El tribunal sostuvo
que una agrupación sindical posee legitimidad para promover una acción de amparo con
sustento en la protección del medio ambiente "pues la protección de tales intereses impone
la necesidad de acentuar la apertura jurisdiccional, en tanto sin un criterio generoso en
materia de legitimación, aquellas garantías medioambientales actuarían en una dimensión
simbólica". En cuanto a la existencia de un "mínimo de interés suficiente, jurídicamente
relevante que dé sustento a su accionar jurisdiccional", la Cámara sostuvo que tal recaudo
se encontraba suficientemente satisfecho "con la denuncia que se efectúa, teniendo
presente que el estatuto de la UOMRA contempla entre sus fines fundamentales favorecer
los objetivos de garantía de los derechos de los trabajadores, así como representar y
defender sus intereses (art. 5º, estatuto), abarcando este último concepto todo cuanto se
relacione con sus condiciones de vida y de trabajo (art. 3º, ley 23.551 y ss.), ámbito sin
duda alcanzado prima facie por los hechos que constituyen la base de esta litis, en la que
se refiere que los árboles a talar corresponden a plantaciones tendientes a proveer la
renovación de aire en una zona de radicación de industrias"(75).

4.1.1.4. "Pergolani, Mario L. c. Municipalidad de Trenque Lauquen"(76). 1/4/2004


Un vecino de una municipalidad de la Provincia de Buenos Aires interpuso acción de
amparo contra la decisión municipal que ordenó ampliar la terminal de ómnibus, alegando
que dicha obra producía daños a su salud. El juez de primera instancia hizo lugar a la
acción incoada. La Cámara revocó el fallo apelado. El amparista dedujo recurso de
inaplicabilidad de ley. La Suprema Corte de la Provincia de Buenos Aires rechazó el recurso
planteado(77).
El tribunal sostuvo que "resulta improcedente la acción de amparo deducida por un
vecino contra la resolución municipal que ordenaba la ampliación de la terminal de
ómnibus invocando como fundamento de su pretensión el derecho a un ambiente sano, ya
que no se trata de un acto ilegalmente manifiesto o arbitrario en tanto la puesta en
funcionamiento de la obra cuestionada cuenta con la aprobación de la Dirección Provincial
de Transporte"(78).

4.1.1.5. "Spagnolo, César A. c. Municipalidad de Mercedes"(79). 6/4/2004


El carácter preventivo del amparo de cesación de la actividad dañosa, la amplitud en la
legitimación para promoverlo y la importancia del principio de sustentabilidad, aun cuando

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no se hace expresa mención al art. 30, LGA, fueron reconocidos por la sala II de la CCiv. y
Com. Mercedes en autos "Spagnolo, César A. c. Municipalidad de Mercedes". Sostuvo allí el
tribunal que "es procedente la acción de amparo promovida por un vecino para hacer cesar
la contaminación ambiental que afecta a su comuna, producto de desechos de la red
cloacal domiciliaria vertidos sin tratamiento previo en un río aledaño y canales pluviales,
pese a no haberse probado lesiones actuales a la integridad psicofísica del amparista, si
existe un riesgo cierto y actual de que ocurran en el futuro, máxime considerando que tal
riesgo también afecta a los demás vecinos y a las generaciones futuras, debiendo el juez
desplegar técnicas preventivas para neutralizar el riesgo o aminorar en lo posible sus
consecuencias lesivas".
Como se ve, la acción popular ha llegado a nuestra Ley de Presupuestos Mínimos de
Protección Ambiental, cuando autoriza a cualquier habitante a promover amparo de cese
del daño ambiental. Ha consagrado así la más amplia de las legitimaciones procesales
activas en beneficio de los integrantes de una colectividad afectada por el daño
ambiental(80). Sería un caso, dice Prieri Belmonte, de acción popular a través de una
acción de amparo. Es un gigantesco paso que ha dado la legislación argentina en orden a
la tutela ambiental, más aún si se tiene en cuenta que la ley que la contempla es de
presupuestos mínimos, un piso de protección que las distintas reglamentaciones del
amparo colectivo ambiental, tanto nacional como provinciales, habrán de respetar(81).
Concretamente, en caso de daño ambiental colectivo, la LGA amplia la legitimación al nivel
de la acción popular, para promover el cese del mismo a través de una acción de amparo.
Lorenzetti, por su parte, señala que si bien el art. 30, LGA diseña una acción popular en
cuanto a la legitimación, por la clara apertura a todo ciudadano, es, sin embargo,
específica en cuanto a su objeto, "pues no está diagramada para la defensa de la legalidad,
que es el fin genérico de la acción popular típica". Por el contrario, agrega, esta
herramienta "se agota en la cesación de las actividades que provocan una lesión al
entorno"(82).

4.1.1.6. "Sociedad de Fomento Cariló c. Municipalidad de Pinamar"(83). 8/3/2006


En el marco de la acción de amparo iniciada contra la Municipalidad de Pinamar en
defensa del "Parque Cariló", la Cámara revocó el pronunciamiento que había otorgado la
medida de no innovar y aplicó astreintes a la demandada, basando su decisión en que,
mediante la ordenanza 3031 dictada por el Concejo Deliberante del referido municipio, que
homologó el decreto que aprueba el Reglamento de Evaluación de impacto ambiental, la
demandada dio cumplimiento a la manda legal impuesta por la sentencia de la Suprema
Corte de la Provincia de Buenos Aires en su anterior pronunciamiento. Contra esta
decisión se interpuso recurso de inaplicabilidad de ley, que denegado por la alzada, dio
lugar a la queja. El Alto Tribunal local revocó la sentencia apelada(84).
La Corte bonaerense sostuvo que "El Reglamento de Evaluación de impacto ambiental
aprobado por el dec. 792/2003 de la Municipalidad de Pinamar y refrendado por la
ordenanza 3031/2003 confronta con lo decidido por la Suprema Corte de la Provincia de
Buenos Aires, en cuanto prescribió que el municipio diera inmediato cumplimiento a lo
dispuesto en la ley 12.099, reglamentando el procedimiento de evaluación de impacto
ambiental el que debe ser de previa e imprescindible aplicación para la autorización de
toda obra pública o privada que pueda comprometer los intereses protegidos en la
norma —el paisaje natural y desarrollo ecoturístico de Cariló—, pues, a través del 'anexo',
crea la posibilidad de obviar el informe previo de evaluación de impacto ambiental, lo que
es decidido por el Departamento Ejecutivo per se y ante se en un marco de
confidencialidad que mantiene marginados a los vecinos, en los casos de establecimientos
hoteleros, multifamiliares y apart-hoteles que se desarrollen en un lote, con lo cual se evita
todo análisis al plasmar una irrazonable excepción a la evaluación de las consecuencias
negativas, que para el paisaje protegido tendrán la realización de obras, que no importa
cuál sea su magnitud, se desarrollen en un lote"(85).
Agregó: "Toda vez que las astreintes constituyen un mecanismo idóneo para obtener el
cumplimiento de mandatos judiciales, especialmente cuando se trata de una obligación de
hacer y siendo que la municipalidad demandada no ha dado cumplimiento al mandato

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judicial en qué consiste la sentencia de Suprema Corte —reglamentación del procedimiento
de evaluación de impacto ambiental en los términos de la ley 12.099—, debe mantenerse el
decisorio mediante el cual se aplicaron referidas sanciones"(86).

4.1.1.7. "Rodoni, Juan Pablo y otros c. Municipalidad de Bahía Blanca s/amparo -


recurso extraordinario de inaplicabilidad de ley"(87). 3/3/2010
La Corte bonaerense resumió los antecedentes de la causa de esta manera: "I. La Cámara
de Apelación en lo Contencioso Administrativo con asiento en La Plata, haciendo lugar al
recurso de apelación interpuesto por la Municipalidad de Bahía Blanca, demandada en el
pleito, revocó la sentencia de primera instancia y, en consecuencia, rechazó la acción de
amparo interpuesta en autos, imponiendo las costas del proceso, en ambas instancias, a la
vencida (fs. 85/92). II. Disconforme con ese pronunciamiento, la parte actora interpuso
recurso extraordinario de inaplicabilidad de ley (fs. 96/106), cuya denegatoria —con
fundamento en la falta de definitividad del resolutorio recurrido— (fs. 108/109) motivó la
interposición de la queja prevista en el art. 292 del Cód. Proc. Civ. y Com. Buenos Aires (fs.
149/155), admitida por este tribunal mediante resolución de fecha 29/11/2006 (fs.
158/159), por la que se declaró mal denegado el recurso referido. Ello, con fundamento en
que, en el sub lite, la Cámara se pronunció en relación con cuestiones sobre las cuales no
cabe posibilidad alguna de reabrir el debate, configurándose los extremos que permiten
considerar a la sentencia en crisis como definitiva a los fines del acceso a la vía
extraordinaria (conf. arts. 278 y 60 de la ley 12.008 —texto según ley 13.101—, ver res. a
fs. 158/159)".
Señaló que "las críticas que porta el embate se vinculan con el defectuoso cumplimiento
que atribuyen a la Administración demandada, con relación a las normas que rigen el
procedimiento de Evaluación de Impacto Ambiental respecto a un proyecto vinculado a la
construcción de un puente y a la apertura de una calle en un espacio verde circundante al
Arroyo Napostá, en la localidad de Bahía Blanca. Concretamente, denuncian la inexistencia
de la pertinente Declaración de Impacto Ambiental y la irregular instrumentación de
mecanismos de participación ciudadana en dicho procedimiento".
El tribunal sostuvo que "la Evaluación de Impacto Ambiental es un procedimiento
jurídico administrativo cuyo objeto es identificar, predecir e interpretar los impactos
ambientales de un proyecto o actividad sobre el medio ambiente, a los efectos de su
aceptación, modificación o rechazo por parte de la autoridad de aplicación, necesario, por
ejemplo, cuando se pretende realizar la construcción de un puente vehicular sobre un
arroyo, y la apertura de una vía de circulación que vinculará determinadas calles y
avenidas". Agregó: "La Declaración de Impacto Ambiental constituye un acto administrativo
emanado de la autoridad ambiental provincial o municipal de carácter previo a la
resolución administrativa que se adopte para la realización y/o autorización de ciertas
obras o actividades, y que —sobre la base de los dictámenes, observaciones realizadas por
los interesados, y de la Evaluación de Impacto Ambiental— podrá contener la aprobación
de la realización de la obra, su condicionamiento al cumplimiento de instrucciones
modificatorias, o bien la oposición a su realización". Consideró, además, que "el Estudio de
Impacto Ambiental es un elemento parcial de la Evaluación de Impacto Ambiental; consiste
en un análisis técnico interdisciplinario destinado a predecir, identificar, ponderar y
corregir las consecuencias o efectos ambientales que un proyecto o actividad tiene sobre la
calidad de vida del hombre y su entorno"(88).
La Corte Suprema, por unanimidad, hizo lugar al recurso y descalificó así la decisión
atacada "toda vez que —como se expresó— la ilegitimidad del obrar estatal se ha
configurado al no haber implementado la Administración el procedimiento de Evaluación
de Impacto Ambiental en lo que hace a la exigencia de la previa participación ciudadana y
la emisión de la Declaración de Impacto Ambiental (conf. doctrina causas B. 64.413, sent.
del 4/9/2004; B. 64.464, sent. del 31/3/2004)".
Concluyó: "Por lo expuesto en el acuerdo, que antecede se declara procedente el recurso
extraordinario de inaplicabilidad de ley entablado, revocando la decisión recurrida,
declarando la nulidad de los actos administrativos vinculados al llamado a licitación
pública nro. 400 para la ejecución de la obra 'Construcción de Puente Vehicular sobre

19
Arroyo Napostá en calle Fuerte Argentino' (Boletín Oficial de la Provincia de fecha
7/5/2005) y ordenando a la Municipalidad de Bahía Blanca que, con carácter previo a la
adopción de cualquier medida vinculada a la ejecución, lleve a cabo una Evaluación de
Impacto Ambiental que garantice la efectiva participación ciudadana y culmine con la, en el
caso, necesaria Declaración de Impacto Ambiental".

4.1.1.8. "Fundación Ecosur Ecología Cultural y Educación de los Pueblos del Sur c.
Municipalidad de Vicente López y otro s/amparo - recurso extraordinario de
inaplicabilidad de ley"(89). 28/12/2010
La Fundación Ecosur promovió una acción de amparo denunciando la contaminación
ambiental producida por una empresa, a consecuencia de la utilización de cromo —
galvanoplastía— en su actividad industrial, lo que produjo efectos nocivos en la salud de
vecinos de la zona generando serios riesgos para los alumnos de un colegio que funciona
en las proximidades del establecimiento. Específicamente, por más de cincuenta años la
firma demandada, de la localidad de Munro, había contaminado "con cromo hexavalente y
plomo el aire, el suelo y el acuífero adyacente a la fábrica, afectando los partidos de Vicente
López, San Martín, San Isidro, San Fernando y Tigre, sin que haya realizado ninguna clase
de resanación"(90). Se alegó también que las autoridades municipales y provinciales
también demandadas no habían adoptado las medidas requeridas para evitar los peligros
referidos. Solicitó, a título de cautelar, la clausura preventiva del establecimiento, medida
que fue otorgada ponderando el serio peligro a la salud y al medio ambiente que tales
actividades podrán representar. La sentencia de primera instancia acogió la acción de
amparo colectivo por daño ambiental, condenando a la Provincia de Buenos Aires, a la
Municipalidad de Vicente López y Diacrom SA, a cada una por su respectivo accionar. La
decisión confirmada por la Cámara de Apelaciones en lo Contencioso Administrativo. Las
instancias de grado "corroboraron el funcionamiento irregular de la firma Diacrom SA
desde su instalación en Vicente López, con incumplimientos reiterados y sistemáticos en
materia ambiental. A su vez acreditaron que ni el Estado provincial, ni el Municipio
tuvieron un obrar preventivo acorde con la naturaleza de los derechos afectados"(91). La
sentencia de Cámara fue "por varias de las partes, llegando de ese modo a consideración de
la Casación bonaerense, que desestimó las impugnaciones extraordinarias"(92).
La doctrina destacó que "la sentencia de primera instancia condenó severamente a la
Provincia de Buenos Aires, ordenándole a esta la adopción de ciertas 'medidas positivas'
tendientes a paliar la crítica situación producida por la severa contaminación producida
por la firma Diacrom. En este orden de ideas, la sentencia impuso a la Provincia las
siguientes obligaciones: a) Indicar el nombre de la empresa, entidad o grupo profesional
que se hará cargo del procedimiento de resanación del daño ambiental causado por la
firma Diacrom SA en el suelo y napa freática adyacente a su planta industrial. b) Si ello
resultara imposible, debe promover acción judicial para que la justicia ordinaria determine
el importe de una indemnización sustitutiva a cargo de Diacrom y ordene su depósito en el
Fondo de Compensación Ambiental. c) Frente al deficitario estado de conservación del
acueducto que abastece de agua potable a la Estación Elevadora de Villa Adelina, debe
disponer exhaustivas inspecciones en la sede de las empresas Forjanova SA, Paolini SAIC,
Martín Daniel SAIC, Galvasa SA, Cergo SA, Brocal SA, Villard y Louis SAIC, Buco SA, Nacel
SA, Mbas SA, Frenos Vargas SA, Come SA, Induzan SA, IATILO SA, Rotavest SAIC, Imation
Argentina SACIFIA, Foundry Resins SA, Gases Comprimidos SA y Vilser SRL, a los efectos
de prevenir toda posibilidad de que se agrave la contaminación del agua potable. d) Debe
gestionar ante el Estado nacional la realización de las obras necesarias para poner fin a la
contaminación del agua distribuida por AySA a los habitantes de Vicente López, San
Martín, San Isidro, San Fernando y Tigre. e) Si el Estado nacional rehusara ordenar la
ejecución de las referidas obras, la Provincia de Buenos Aires debe iniciar las acciones
judiciales pertinentes ante la Corte Suprema de la Nación, dentro del plazo de 15 días de la
notificación de la sentencia, en resguardo del derecho constitucional avasallado. f) Publicar
la sentencia íntegra en el Boletín Oficial dentro de los cinco días de serle notificada"(93).
Señala Berizonce que en "Fundación Ecosur" el conflicto planteado "por sus
características propias y especialmente por el tratamiento brindado en las decisiones de la

20
alzada contencioso-administrativa y del Alto Tribunal de Buenos Aires, ha sido de aquellos
que en la doctrina se conocen como conflictos de interés público, estratégicos o
estructurales (...). Los litigios de interés público involucran derechos fundamentales
colectivos y se caracterizan por ciertas notas típicas: a) el activismo procedimental y la
dilatación de los poderes del juez, tanto en el comando y dirección del trámite, cuanto a la
instrucción probatoria y aun a los alcances de la decisión; b) el método dialogal impulsado
por el tribunal, que arbitra en un marco de amplia transparencia de los procedimientos, en
el que 'expone' a las partes —habitualmente entidades de la sociedad civil, públicas,
corporativas— comprometiéndolas en la búsqueda de soluciones consensuadas. Diálogo
público que se enriquece con la eventual intervención de terceros, amicus curiae; c) la
singularidad de la decisión, conformada por sucesivos pronunciamientos que se proyectan
hacia el futuro, asumiendo una función 'remedial', tendiente a la modificación 'estructural'
de las organizaciones burocráticas involucradas y, de ese modo, lograr la satisfacción en
concreto de los derechos fundamentales involucrados; d) el cumplimiento o la ejecución
pasa a constituirse en una etapa de continua relación entre el tribunal y las partes,
anudándose un vínculo de supervisión a largo plazo de instrucciones fijadas en términos
más o menos generales, y en última instancia, de resorte de la administración obligada,
aunque en el marco de una 'microinstitucionalidad' diseñada por aquel"(94).
En efecto, la Cámara de Apelación en lo Contencioso Administrativo, "teniendo en cuenta
la pretensión contenida en la demanda, la sentencia y los agravios esgrimidos por las
partes así como los principios aplicables en la materia en orden al bien jurídico tutelado",
ordenó una serie de medidas en pos de la reparación del daño colectivo, a saber:
"i. Requerir a la Provincia de Buenos Aires la elaboración de un programa pautado de
recomposición o resanación ambiental que cuente con metas definidas, precisión técnica y
la fijación de índices objetivos conforme los parámetros internacionales de medición que
permitan la evaluación de las metas en el control periódico de los resultados; efectuando
un relevamiento ambiental que comprenda el análisis del agua subterránea de la capa
freática, de los acuíferos y del suelo;
"ii. Establecer que los costos del programa como asimismo del proceso de resanación
ambiental quedan a cargo de Diacrom SA.
"iii. Recomendar al Estado provincial que, subsidiariamente, para el supuesto de
imposibilidad total o parcial de la resanación por haberse configurado daño irreversible,
inicie las acciones administrativas o judiciales que crea pertinentes contra la empresa
Diacrom SA y/o sus directivos responsables a los efectos del cobro de la indemnización
sustitutiva (arts. 27, 28 y concs., ley 25.675).
"iv. Exhortar al Estado provincial que efectúe una auditoría o control sobre las empresas
de la zona que utilicen cromo en el proceso industrial y de toda otra que considere
necesaria para la eficacia del objetivo propuesto, a los efectos de optimizar la resanación
ambiental).
"v. Ordenar al Estado provincial que implemente un sistema de información al público en
general —vía Internet— en base al principio de publicidad de los actos de gobierno y al
derecho fundamental de acceso a la información y participación ciudadana, que deberá
contener en forma clara y accesible los datos suficientes sobre el estado actual de la
contaminación, lo concerniente al plan de resanación, cumplimiento de metas, conforme al
cronograma. Por otra parte, exige que la Provincia en concurrencia con el municipio deberá
implementar un sistema de información a la población de la región afectada, que posibilite
el acceso a la misma para aquellos que no tengan disponibles medios digitalizados.
Asimismo, a los efectos de su cumplimiento, señala que se evalúe la posibilidad de
implementar un sistema de comunicación personalizada.
"vi. Disponer que intervengan en las distintas etapas en forma coordinada la Dirección
Provincial de Medio Ambiente y Desarrollo Sustentable y la Autoridad del Agua. Asimismo,
diferir la audiencia peticionada por Diacrom SA con las autoridades mencionadas para la
etapa de ejecución de sentencia.
"vii. Con respecto a la firma Diacrom SA resolvió ordenar el cese inmediato de utilización
de cromo en el proceso de galvanoplastía. Ello, atento la larga data de la contaminación
continuada producida por la firma en su actividad industrial y la falta de propuesta de

21
aquella respecto a las intimaciones de resanación y adecuación, provenientes de la justicia
y de la autoridad administrativa.
"viii. Asimismo, intimó a la Municipalidad de Vicente López —en concurrencia con la
autoridad provincial— a controlar en el marco de su competencia las condiciones de
salubridad de la zona, el cumplimiento de la prohibición del vertido de efluentes y gases
contaminantes a la atmósfera, así como coordinar un sistema de información pública sobre
el estado actual de contaminación y su evolución en las etapas de saneamiento
ambiental"(95).
Al rechazar los recursos extraordinarios de inaplicabilidad de ley interpuestos por la
firma Diacrom SA y por la Fiscalía de Estado, la Corte bonaerense sostuvo que "la empresa
que a través de su actividad industrial —emanación de efluentes con cromo y plomo— ha
ocasionado un daño ambiental de incidencia colectiva debe solventar el gasto que demande
el plan de recomposición del suelo, pues su obligación deviene insoslayable, a tenor de lo
dispuesto en el art. 4º de la ley 25.675, en cuanto establece que el generador de efectos
degradantes del ambiente debe responder por las acciones preventivas y correctivas de
recomposición".
Estableció: "la sentencia que ordenó a la empresa responsable de un daño ambiental de
incidencia colectiva solventar el gasto que demande el plan de recomposición del suelo
debe confirmarse, aun cuando tal medida no haya sido reclamada en el escrito inicial, pues
la Cámara ha ejercido su actividad jurisdiccional dentro del marco de poderes-deberes que
le son inherentes a los postulados que informan la materia ambiental, la que requiere una
participación activa de la judicatura, que se traduce en un obrar preventivo acorde con la
naturaleza de los derechos afectados".
La Corte precisó que "el derecho a vivir en un ambiente sano, consagrado en los arts.
41 de la CN y el art. 28 de la Const. Buenos Aires, no se garantiza en forma efectiva si no
se adoptan medios eficaces y urgentes para evitar los efectos dañosos que produce el
funcionamiento de la empresa".
Cabe destacar que en su voto concurrente el Dr. Soria señaló que "el recurso de
inaplicabilidad de ley deducido contra la sentencia que impuso a una empresa responsable
de un daño ambiental solventar el gasto que demande el plan de recomposición del suelo,
con fundamento en que tal medida no ha había sido reclamada por la actora, debe
rechazarse pues la configuración de un escenario de tamaña gravedad, que compromete la
salud de la comunidad local, otorga adecuado sustento al pronunciamiento atacado, que,
además, reposa sobre normas —arts. 41 de la CN y 28 de la Const. Buenos Aires y la
obligación impuesta por el art. 28 de la ley 25.675— cuya constitucionalidad no ha sido
controvertida"(96).
Se ha destacado que este caso "fue gestionado y decidido bajo las premisas señaladas
que identifican a los procesos de interés público. En la instrucción probatoria se
acumularon evidencias decisivas trasladadas desde la causa penal originada por denuncia
del organismo público de control de obras y servicios sanitarios —ETOSS—, con motivo de
la contaminación acuífera; como, asimismo, las actuaciones administrativas vinculadas
con la certificación de aptitud ambiental y categorización de la empresa denunciada. Los
profusos elementos de juicio colectados en la causa autorizaron a concluir, por la alzada
que Diacrom SA había desarrollado su actividad industrial durante más de cincuenta años
contaminando al medio ambiente en forma prácticamente continuada, lo que, por otra
parte, fuera reconocido expresamente por la propia empresa. En consecuencia, era
responsable del daño ambiental colectivo y del riesgo creado a la salud de los habitantes
del lugar, por lo que se ordenó a Diacrom SA el cese inmediato de la utilización de cromo
en el proceso de galvonoplastía; sin perjuicio de anticipar, para la etapa de ejecución de la
sentencia, la convocatoria a una audiencia con la participación de la responsable y las
autoridades públicas correspondientes"(97).

4.1.1.9. "M., C. M. y otro por derecho propio y en representación de sus hijos menores
D. E. F. y G. J. F. c. D., J. E. F. s/acción de amparo"(98). 8/8/2012
La Suprema Corte de la Provincia de Buenos Aires decidió en este caso la acción de
amparo articulada por una familia vecina a un campo donde se efectúan fumigaciones, con

22
el objeto de que el propietario del predio se abstenga de fumigar con plaguicidas en un
radio de 200 metros de distancia del grupo habitacional construido por el FO.NA.VI. donde
residen los amparistas, en el Partido de Alberti. La sala I de la Cámara de Apelación y
Garantías en lo Penal del Departamento Judicial de Mercedes confirmó la sentencia que
había desestimado la acción de amparo interpuesta. Contra esa decisión, los vencidos, por
sí y en representación de sus hijos menores, articularon recurso extraordinario de
inaplicabilidad de ley.
El Dr. Hitters, en su voto preopinante, expuso: "Persiguen los actores que se guarde una
distancia de doscientos metros de la vivienda a partir de la cual se apliquen los plaguicidas
en esa parcela rural afectada a la producción agrícola y que se controle el tipo de
agroquímicos utilizados junto con la plantación de un cerco vivo para mitigar los efectos
contaminantes ya que el 20 de octubre y el 11 de noviembre de 2008 la familia los había
padecido en sus cuerpos, a raíz de las tareas de fumigación llevadas a cabo en
contravención con las normas que regulan esa actividad, produciendo, además, una
afectación negativa del ambiente".
Sostuvo que "las decisiones judiciales dictadas en el sub discussio aparecen como
erróneas y marcadamente contrarias a la apertura jurisdiccional preventiva que surge de
las normas aplicables al caso (arts. 30de la ley 25.675 y 36 de la ley 11.723, en
concordancia con los arts. 41y 43 de la CN y 20 y 28 de la Const. Buenos Aires)". Respecto
de la conclusión de la Cámara de que en el caso no estaba probado el acto lesivo, actual o
inminente, puesto que no se demostró en el caso una lesión concreta a las personas, y en
particular, a los menores actores, el Dr. Hitters afirmó que "tratándose de una acción de
amparo ambiental tendiente a obtener el cese de una actividad (fumigación terrestre con
agroquímicos en cercanías de un ejido urbano) respecto de la cual existe —en función de la
prueba producida— una duda razonable acerca de su peligrosidad para la población, la
petición ha de ser decidida favorablemente por aplicación del 'principio precautorio'
establecido en el art. 4º de la ley 25.675 (fs. 516 vta.). Recuerda que esta norma, dispone
que "cuando haya peligro de daño grave o irreversible la ausencia de información o certeza
científicas no deberá utilizarse como razón para postergar la adopción de medidas eficaces,
en función de los costos, para impedir la degradación del ambiente". Concluyó: "Juzgo
acertada la conclusión expuesta por los amparistas en el sentido de considerar 'un yerro
jurisdiccional inadmisible que el a quo exija la acreditación de un daño concreto' para la
viabilidad de la acción intentada, cuando debió ponderar —en función, insisto, de la
particular fisonomía de la pretensión actuada— si en el caso, la fumigación a escasa
distancia de la vivienda de los actores representa una situación de peligro inminente o
daño potencial para la salud de los actores y si dicha conducta es —también
potencialmente— lesiva al medio ambiente (...). Vale decir entonces, que en materia de
amparo ambiental y por virtud del principio tantas veces aludido plasmado en el art. 4º de
la ley 25.675, la falta de certeza absoluta, por ausencia de información científica acerca de
la vinculación causal existente entre la conducta denunciada y las posibles consecuencias
lesivas al ecosistema, no puede erigirse —como antes dije— en una valla para el progreso
de esa vía procesal urgente, en la medida en que tal grado de incertidumbre se relacione
con el peligro inminente de producirse un daño grave al medio ambiente"(99).
En un aspecto interesante de la decisión, el Dr. Hitters al abordar "la faz de composición
positiva del pleito (art. 289, inc. 2º del Cód. Proc. Civ. y Com.)" advirtió "que la petición que
trae el líbelo de inicio no coincide exactamente con el contenido normativo que surge de la
reglamentación que he reseñado a lo largo de mi voto, en tanto se reclama una condena de
alcance menor a la prevista en el aludido régimen jurídico aplicable al caso". Señaló: "En
efecto, pide el accionante '...la creación en el predio de marras de un cerco vivo a fin de
morigerar considerablemente y hasta neutralizar los efectos negativos que la fumigación
provoca a los actores y vecinos de Alberti cuyas viviendas familiares se encuentran
lindantes a aquel; y, asimismo, que se abstenga de realizar tareas de fumigación con
cualquier clase de agroquímicos sobre los predios mencionados a una distancia razonable
(no inferior a los 200 metros) de la vivienda de los suscriptos' (fs. 4 y vta.). Por su parte y,
como ya expliqué, la normativa municipal sobre la cual se fundó la demanda consagró una
restricción de mil (1000) metros (art. 4º, ord. mun. 1690) para la aplicación terrestre de los
productos comprendidos en su ámbito de aplicación (art. 2º)". Agregó: "Adelanto que, en mi

23
opinión, la decisión del caso deberá adoptar el límite previsto en la aludida ordenanza
municipal y, ello, por las razones que expondré a continuación". A juicio del Ministro
preopinante la "nota de supraindividualidad que caracteriza al bien tutelado la que
conduce a concluir que lo que atañe a esta materia deviene indisponible para las partes (y,
por lo tanto, irrenunciable según lo edicta el art. 19 del Cód. Civil), en tanto por debajo de
aquel derecho individual a gozar de un medioambiente sano subyace un interés colectivo
vinculado a su preservación (...). Sobre la base de tales estimaciones, juzgo que la decisión
del caso habrá de apartarse de aquella formulación expresada en la demanda y disponer en
consecuencia lo que corresponda según el nivel de protección fijado normativamente (arts.
34 inc. 4º, 36 inc. 3º, 163 inc. 6º y 289 inc. 2º del Cód. Proc. Civ. y Com.), el cual —como
ya expresé— deviene indisponible para las partes, en tanto traduce una reglamentación del
derecho a gozar de un medio ambiente sano (arts. 1º del Protocolo Adicional a la
Convención Americana, 'Protocolo de San Salvador'; 41 de la CN y 28 de la Const. Buenos
Aires). En atención a las precedentes consideraciones, juzgo que la prohibición de realizar
tareas de fumigación terrestre deberá regir en toda la extensión prevista en la norma, es
decir, mil metros a partir de la zona poblada (art. 4º, ord. mun. 1690), con independencia
de lo impetrado por la parte actora (arts. 34 inc. 4º, 36 inc. 3º, 163 inc. 6º y 289 inc. 2º del
Cód. Proc. Civ. y Com.)"(100).

4.1.1.10. "Negrelli, Oscar Rodolfo y otros c. Municipalidad de La Plata s/amparo -


recurso extraordinario de inaplicabilidad de ley"(101). 30/3/2016
En este caso un grupo de vecinos interpuso amparo ambiental contra la Municipalidad
de La Plata para que se le ordene "aventar" el cese de la alteración del hábitat vecinal de
locales nocturnos que producen ruidos molestos y alteraciones urbanísticas no tolerables.
En ambas instancias se hizo lugar a la demanda. Interpuesto recurso de inaplicabilidad de
ley, la Suprema Corte de la Provincia de Buenos Aires confirmó lo decidido(102).
La Corte bonaerense sostuvo que "habiéndose invocado el quebrantamiento de la
legalidad urbano-ambiental que implica directamente a bienes públicos, respuestas más
eficaces —en el caso, el cese de la alteración del hábitat vecinal de locales nocturnos que
producen ruidos molestos y alteraciones urbanísticas no tolerables—, ello exige una
actuación jurisdiccional consistente y expeditiva, por ello, el amparo ambiental es
procedente", y que "la temática del medio ambiente, lejos de ceñirse a la protección de la
fauna en peligro, la atmósfera, los cursos de agua o los paisajes sensibles, se conjuga cada
vez más en términos estrictamente urbanísticos, por ello, las regulaciones de las ciudades,
las políticas urbanas en suma, se 'ambientalizan'"(103).
En su voto preopinante la Dra. Hilda Kogan sostuvo: "A partir de los arts. 41 de la CN y
28 de la Constitución provincial, se despliegan contenidos tuitivos que alcanzan al
ambiente —en relación inescindible con la salud— determinando la regulación urbanística
en procura del logro y protección de la calidad de vida de la población. La transgresión a
tales regulaciones repercute normalmente sobre derechos de incidencia colectiva en general
y encuentra su cauce corrector a través de las normas y principios que rigen la materia
ambiental. El ordenamiento positivo impone, ante este tipo de casos, en que se invoca el
quebrantamiento de la legalidad urbano-ambiental que implica directamente a bienes
públicos, respuestas más eficaces (doct. causas B. 65.259, 'Asociación Civil Ambiente Sur',
res. del 19/3/2003; B. 65.158, 'Burgues', res. del 30/3/2003; B. 64.464, 'Dougherty', sent.
del 31/3/2004; B. 64.413, 'Club Estudiantes de La Plata', sent. del 4/11/2004; I. 68.164,
'Filon', res. del 18/4/2007; A. 68.965, 'Rodoni', sent. del 3/3/2010; I. 71.446, 'Fundación
Biósfera', res. del 24/5/2011 y A. 70.106, 'Machado', sent. del 30/11/2015). Por tanto
exige una actuación jurisdiccional consistente y expeditiva, dentro del marco y la forma en
que se ha presentado la controversia (doct. causa B. 64.464, cit.)".

4.1.1.11. "Defensor del Pueblo de la Provincia de Buenos Aires c. Min. de


Infraestructura, Viv. y Serv. Pub. s/pretensión anulatoria - otros juicios"(104).
16/6/2017

24
En el marco de un amparo colectivo, el juez acogió la medida cautelar solicitada por el
Defensor del Pueblo y suspendió los nuevos valores del cuadro tarifario respecto la
facturación del servicio de distribución de energía eléctrica establecidos en la res.
419/2017 del MIySP, en cuanto aprobara los nuevos valores del cuadro tarifario de
EDELAP SA, EDEN SA, EDES SA y EDEA SA, y los valores del cuadro tarifario de
referencia del Área Atlántica, Norte y Sur; sin que ello implique afectación alguna a los
usuarios beneficiarios de la denominada "Tarifa social", "Electro dependientes", y entidades
de bien público (ley 27.218), debiendo la demandada comunicar la medida a las
distribuidoras y cooperativas eléctricas prestatarias del servicio a fin de que realicen una
nueva facturación del servicio.
El magistrado sostuvo que "actuar la tutela judicial efectiva en tiempo oportuno, sin
demoras, es la clave en la protección de esta categoría especial de derechos colectivos. Las
decisiones judiciales tardías se han mostrado ciertamente ineficaces para garantizar el
amparo de los usuarios, sobre todo a la hora de intentar la devolución de las sumas
indebidamente percibidas por las prestatarias del servicio, que en el caso del aumento de la
tarifa de agua ordenado mediante dec. 245/2012, aun no fue reintegrado y su
cuantificación se le ha conferido a la decisión de 'amigables componedores', sin admitir
recurso alguno contra ella (conf. fallo de la CCALP, en causa 17.722 'Negrelli', res. del
6/10/2015). Desde esta perspectiva, no es posible soslayar que el incremento bajo análisis
ha sido formulado sobre la base del cuadro tarifario aprobado mediante res. 22/2016, cuya
manifiesta ilegalidad fuera declarada mediante sentencia dictada por este Juzgado en la
causa 35.767 caratulada 'Colectivo de Acción en la Subalternidad', por haberse prescindido
de la celebración de una audiencia pública previa al dictado del acto. A pesar de existir
criterios jurisprudenciales en el mismo sentido por parte de la Suprema Corte local (causa
24.994 'Negrelli') y de la Corte Suprema de la Nación (causa 'CEPIS', ya citada), la Cámara
de Apelación en lo Contencioso Administrativo de La Plata dejó sin efecto la sentencia por
cuestiones de índole procesal, al entender que se encontraba pendiente la recusación
planteada por EDEA SA, la cual tramita por expte. 35.767 oct., sin pronunciarse aun sobre
la cuestión de fondo. Con motivo de tan gravosa decisión para los intereses de los usuarios,
las actuaciones vinculadas al incremento tarifario de 2016 (expte. 35.767 y sus
relacionados 35.767 bis, ter, quat., quin., sext. y sept.) se encuentran radicadas en el
Juzgado en lo Contencioso Administrativo nro. 3 de La Plata, suspendidas hasta tanto la
Cámara de Apelación se expida sobre la procedencia de la recusación planteada por EDEA
SA. No obstante haber transcurrido casi un año desde que la Cámara tomara intervención
el día 29/8/2016, a la fecha no ha recaído pronunciamiento alguno al respecto, demora
que ha habilitado a las empresas distribuidoras de energía eléctrica a cobrar el servicio con
aquellos aumentos que juzgué ilegítimos y que configuran la base sobre la cual se
estructura el actual incremento".
En punto a la representación invocada por el Defensor del Pueblo, el juez sostuvo:
"Entiendo que se ha logrado delimitar con precisión el colectivo que pretenden representar
(todos los usuarios del servicio de energía eléctrica de las áreas de concesión del Estado
provincial y/o municipal, sin distinción de categorías de usuarios, por revestir la afectación
características homogéneas), y la legitimación prevista en el art. 55 de la Constitución local
confiere esa especial amplitud, teniendo en consideración que la acción ha sido entablada
poniendo énfasis en los aspectos colectivos del reclamo, sin perjuicio de que cada usuario
conserva la posibilidad de invocar perjuicios individuales como consecuencia de la
afectación producida por la res. 419/2017".
Aclaró luego: "Sin embargo, cuanto a los efectos del pronunciamiento, corresponde
efectuar una aclaración. El art. 28de la ley 13.133 dispone que si la demanda es
rechazada, los consumidores y usuarios titulares de un interés individual, podrán accionar
cuando no hayan intervenido en el proceso. Ello impone distinguir el supuesto del fallo con
efectos erga omnes, de aquellos otros en los que solo existe el 'aprovechamiento de los
efectos favorables' del mismo, siendo este último el receptado por nuestra legislación (art.
33 de la Ley General 25.675 del Ambiente, art. 54de la ley 24.240; y en el ámbito
provincial, el 28 de la ley 13.133, y art. 15 de la Ley de Amparo de la Provincia de Buenos
Aires). De allí que cada interesado pueda relitigar la cuestión debatida en el
proceso, máxime cuando se trate —como en autos— de cuestiones patrimoniales, que solo

25
por una conveniencia económica y procesal se tramitan en un solo proceso. Por
consiguiente, tal como lo ha expresado la actora, se habrá de conferir la posibilidad a todo
usuario de excluirse de la clase representada, ante la respectiva prestataria (distribuidora o
cooperativa), mediante la firma de una declaración jurada que acredite la intención de no
hallarse comprendido en las resultas de este juicio (conf. doctr. CS, Fallos 332:111,
'Halabi', sent. del 24/2/2009, consid. 20; y 336:1236, 'PADEC', sent. del 21/8/2013,
consid. 16). A esos efectos, se habrá de ordenar a la autoridad competente a que —por
intermedio de las distribuidoras del servicio— se brinde información adecuada vinculada a
la presente causa, con el objeto de dar suficiente publicidad de este proceso (conf. doctr.
CS, citada). La parte actora ha solicitado diversos medios de publicidad, entre los que se
hallan los sitios web de las distribuidoras del servicio eléctrico y del MIySP, la publicación
en el Boletín Oficial y en los diarios de mayor circulación provincial, tal como se ha resuelto
en otros procesos colectivos. Sin perjuicio de tales medios, considero que en el caso de los
servicios públicos la inscripción de una leyenda en la factura de cobro de la tarifa, resulta
un modo directo y eficaz de publicidad y comunicación de los diversos aspectos del servicio
prestado, por lo que así se habrá de ordenar. La parte actora, asimismo, peticiona que la
leyenda a transmitir a los usuarios sea consensuada entre las partes, dada la importancia
que la claridad del mensaje asume a fin de evitar confusiones en los afectados sobre el
alcance del proceso. Considerando razonable la propuesta, se habrá de conferir un plazo de
cinco (5) días a la demandada para que proponga el mensaje a difundir en los aludidos
medios de publicidad, a su exclusivo cargo (art. 25 de la ley 13.133), cuyo traslado se
ordenará a la parte actora, y que deberá contener, como mínimo: La carátula del proceso,
el juzgado interviniente, las partes, el objeto de la pretensión, su carácter colectivo, la
determinación de la clase o grupo de afectados y la posibilidad y el plazo dentro del cual
podrán ejercer el derecho de exclusión"(105).

4.1.1.12. "Luro, María c. Spaghi, María Carlota s/daños y perj. autom. s/acción
preventiva"(106). 28/12/2017
Una persona promovió demanda resarcitoria de los daños y perjuicios patrimoniales y
morales sufridos como consecuencia del incendio de su establecimiento rural. A su vez,
acumuló una pretensión cautelar de prevención del daño a fin de obtener la limpieza y
reacondicionamiento del predio, su reforestación y recomposición ambiental. Con respecto
al último pedido, el juez formó un incidente y lo acogió. La resolución fue apelada por los
codemandados. La Cámara la revocó(107).
El tribunal estableció que "la sentencia que ordena la reforestación del predio de la
actora y la recomposición debe revocarse, por cuanto se dictó con defectos de integración
de la litis y de indeterminación de los legitimados pasivos demandados en el juicio
principal, es autocontradictoria porque otorga una prestación que consideró no
acreditada —la urgencia en la prevención del daño por inexistencia de amenaza de nuevos
incendios—, condena 'solidariamente a los demandados', algunos de ellos no especificados,
y decreta una condena a dar —sumas de dinero— para prevenir el daño, cuando no está
determinada, ni siquiera prima facie, la responsabilidad civil de los emplazados,
presupuesto lógico y jurídico para dicha condena; a lo que se suma la reforestación
decretada, en el marco de la complejidad de la tarea ordenada no constituye una medida de
prevención del daño sino, precisamente y desde el régimen del derecho ambiental, consiste
en una típica medida de reparación al restituir las cosas al estado anterior al hecho, en los
términos de la Ley General del Ambiente (art. 2º, art. 4º, incs. g], k]; 19, 22, 27, 28, 29, 33,
30, 33 y concs., ley 25.675). En autos el juez de grado tuvo por configurado, un daño
ambiental colectivo en sentido estricto (por el incendio del bosque de 60 hectáreas y la
afectación a las especies arbóreas y al ecosistema). De la triple categoría de bienes y
derechos (individuales, individuales homogéneos y colectivos) los derechos de incidencia
colectiva que recaen sobre bienes colectivos se caracterizan porque el objeto de tutela son
los bienes colectivos que se caracterizan por ser indivisibles, de uso común e insusceptibles
de fraccionamiento o apropiación individual (doctrina arts. 14 y 240 del Anteproyecto
de Cód. Civil y Comercial; doctrina de los arts. 14 y 240 CPC; arts. 2º, art. 4º incs. g], k];
19, 22, 27, 28, 29, 33, 30, 33 y concs., ley general 25.675 del Ambiente). Dada la forma y

26
el alcance de lo que decidirá esta sentencia, entiendo que resulta innecesario pronunciarse
sobre la naturaleza y calificación jurídica de los bienes afectados y objeto del presente
litigio. No obstante ello, y para despejar dudas, destaco que el daño ambiental de
incidencia colectiva estricto sensu consiste en 'la alteración relevante que modifique
negativamente el ambiente, sus recursos, el equilibrio de los ecosistemas o lo bienes o
valores colectivos' (art. 27, LGA) e imponen al responsable el deber del 'restablecimiento al
estado anterior a su producción' y en 'caso de no ser técnicamente factible' una
'indemnización sustitutiva' con destino a un fondo común. Este daño de incidencia
colectiva que recae sobre bienes colectivos no suprime el resarcimiento de los daños
individuales o los individuales homogéneos y, en lo atinente a la específica función del
derecho ambiental, se rigen por la secuencia temporal siguiente: precaución; prevención,
reposición o remediación (que sería el supuesto de la reforestación de condena de la
sentencia apelada) e indemnización sustitutiva (art. 2º, art. 4º incs. g], k]; 19, 22, 27, 28,
29, 33, 30, 33 y concs., ley general 25.675 del Ambiente; ver, entre muchos otros,
Cafferatta, Néstor A., 'Teoría general de la responsabilidad civil ambiental', en Derecho
ambiental y daño', Lorenzetti, Ricardo Luis —director—, Catalano, Mariana - González
Rodríguez, Lorena —coordinadoras—, La Ley, p. 11)"(108).

4.2. Ciudad Autónoma de Buenos Aires


La acción de amparo colectivo se encontraba originariamente prevista en el proyecto de
Ley de Amparo de la CABA pero fue objetado mediante el dec. 2018 que vetó parcialmente
el proyecto de ley 2145debido a que el art. 27 al incorporar aquella acción no la distinguía
efectivamente del amparo individual. Este veto ocasionó un vacío importante en la materia
atento que el art. 14 de la Const. CABA prevé el amparo colectivo, no pudiendo ser
cercenado por falta de una norma que reglamente su ejercicio(109). La ausencia de tal
regulación legal fue posteriormente cubierta mediante el acuerdo plenario nro. 5 de la
Cámara Contencioso Administrativa y Tributaria, el cual creó en el ámbito de su Secretaría
General el Registro de Amparos Colectivos del fuero y sancionó su reglamento. En su art.
2º se define por amparo colectivo a "todo aquel en que se debatan derechos o intereses
colectivos, como así también el dirigido contra actos u omisiones susceptibles de afectar el
derecho de varias personas, o bien cuando la legitimación activa se funde en lo dispuesto
por el art. 14, párr. 2º, de la Const. CABA"(110). Los datos consignados en el Registro son
públicos. Por otro lado, se estableció que dentro de las 24 horas de recibido el amparo
colectivo, el magistrado o magistrado correspondiente comunicará a la Secretaría General
de la Cámara de Apelaciones Contencioso Administrativo y Tributario los datos de las
partes y sus letrados, objeto de la pretensión para ser incorporados al Registro. De ahí se
constatará si existe otra causa donde se debatan cuestiones análogas en otro tribunal del
fuero a efectos de determinar la radicación definitiva del proceso(111).

4.2.1. Jurisprudencia

4.2.1.1. "Barragán, José Pedro c. Autopistas Urbanas SA y otros s/amparo(art. 14,


Const. de la CABA)"
El actor era vecino de la Ciudad de Buenos Aires, y vivía desde 1973 con su familia en
un departamento a escasos metros de la Autopista 25 de Mayo (AU 1) cuyo mantenimiento
y explotación desde mayo de 1997 estaba a cargo de la empresa Autopistas Urbanas SA
(AUSA), por concesión del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires dispuesta mediante dec.
642/1997. La AU 1 posee 25 kilómetros de extensión y se estima que es transitada por
200.000 vehículos diarios de todo tipo, que producen elevados niveles de ruido(113), a raíz
de los cuales Barragán venía experimentando en los últimos años molestias y turbaciones
en su vida hogareña cotidiana. Realizó entonces diversas gestiones ante organismos
públicos de la Ciudad de Buenos Aires. Logró que se realizaran mediciones en las que se
comprobó el elevado nivel sonoro registrado en el entorno de su domicilio y en el interior de
su vivienda. Sin embargo, el problema y la falta de soluciones persistieron, y Barragán

27
presentó su caso ante la ONG "Fundación Ambiente y Recursos Naturales" (FARN), que
decidió patrocinarlo en el inicio de acciones judiciales(114). El 27 de agosto de 2001 el
actor promovió acción de amparo contra AUSA y el gobierno de la CABA, con motivo de la
omisión de tomar las medidas necesarias para que el nivel de ruido producido por el
tránsito de la AU 1 no exceda los límites tolerables e inocuos para la salud de las personas
que habitan en sus proximidades(115). El amparista sostuvo que tal omisión afecta "el
derecho a la salud, el medio ambiente sano y la calidad de vida de los vecinos de las zonas
aledañas". Solicitó, en consecuencia, que se ordene a AUSA que, dentro de un plazo
perentorio, adopte las medidas pertinentes, y al Gobierno de la Ciudad que controle que el
ruido proveniente de la autopista no supere los límites mencionados, conforme la
normativa local aplicable y los parámetros internacionales.
El juez de primera instancia hizo lugar al amparo y condenó a AUSA y al gobierno de la
CABA a que adopten las medidas necesarias para lograr una sustancial reducción de la
contaminación sonora proveniente de la Autopista 25 de Mayo. Las partes vencidas
apelaron la sentencia. La Cámara la confirmó en cuanto a la procedencia del amparo, y la
modificó en cuanto a la condena impuesta a las codemandadas, a las que ordenó que
presentaran un informe de impacto ambiental y un plan para reducir el nivel de ruido.
En punto a la legitimación del actor, la Cámara estableció que "existe un derecho de toda
persona —en el caso, quienes habitan en las proximidades de una autopista— a no ser
afectada por ruidos excesivos o contaminación sonora, como derivación del derecho
fundamental a gozar de un ambiente sano, equilibrado y apto para el desarrollo humano —
arts. 41, CN; 12, Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales y
Título Cuarto, Capítulo Primero, Const. CABA—, vulnerando la contaminación sonora,
además, los derechos a la salud, la intimidad y la propiedad de quienes viven en el área
afectada".

4.2.1.2. "Fundación Mujeres en Igualdad c. Gobierno de la Ciudad Autónoma de


Buenos Aires"(116). 12/12/2000
La Fundación "Mujeres en Igualdad" promovió acción de amparo a fin de que "se ordene
el cese de la práctica manifiestamente discriminatoria contra las mujeres" que realizaría el
Instituto de Educación Física nro. 1, "Dr. Romero Brest", dependiente de la Secretaría de
Educación de la Ciudad. El agravio radicaba —según la entidad actora— en que se
asignaba un mayor número de vacantes en el turno vespertino a los hombres que a las
mujeres lo que constituiría una práctica discriminatoria que lesionaría los arts. 14, 16 y 75
inc. 22 de la CN. El juez de primera instancia acogió la demanda. El 12/12/2000 la
Cámara confirmó el pronunciamiento de grado por entender que tal práctica violaba el
deber de igualdad de trato entre ambos sexos. Respecto de la defensa de falta de
legitimación activa interpuesta por la Procuración del Gobierno de la Ciudad de Buenos
Aires, relacionada con la ausencia de un interés subjetivo individual por parte de la
fundación que, a criterio de la demandada, impedía a la actora efectuar la petición que
motivaba el proceso(117), la Cámara sostuvo que "la acción de amparo iniciada por una
asociación civil de lucha contra la discriminación de la mujer para evitar que un instituto
de enseñanza superior asigne más vacantes a los hombres que a las mujeres, alegando
discriminación, configura 'causa' que habilita la intervención del Poder Judicial, pues dicho
ente, en virtud de su finalidad, ostenta legitimación activa —arts. 43, CN y 14, Const.
Buenos Aires—, mediando un agravio concreto y diferenciado, en tanto dicha medida afecta
a un sector particular de los habitantes de la Ciudad, esto es, las mujeres que aspiren a
ingresar en dicho instituto".

4.2.1.3. "Tudanca, Josefa Elisa Beatriz s/queja por recurso de inconstitucionalidad


denegado en 'Tudanca, Josefa Elisa Beatriz c. GCBA s/amparo(art. 14 Const. CABA)'" y
su acumulado expte. 5868/08, "Mazzuco, Paula Virginia y otro s/queja por recurso de
inconstitucionalidad denegado en 'Mazzuco, Paula Virginia y otros c. GCBA s/amparo
El Tribunal Superior de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires admitió el recurso de
inconstitucionalidad deducido por los amparistas contra la sentencia que declaró abstracta

28
la acción incoada a fin de que se preserve al patrimonio urbanístico de una manzana de la
Ciudad de Buenos Aires, debido a la sanción de la ley local 2241 que limita la capacidad
constructiva de la zona en cuestión, pues el interés del pleito subsiste dado que la Const.
CABA garantiza que solo una vez completado el ciclo previsto en el art. 29 para la emisión
de la normativa en materia urbanística podrá afirmarse si el Código de Planeamiento
Urbano y sus modificaciones se ajusta al Plan Urbano Ambiental. En su voto concurrente,
el Dr. Maier consideró, además, que la sentencia del inferior omitió responder íntegramente
a la demanda lesionando el derecho de acceso a la justicia, y ante la ausencia de dictado
del Plan Urbano Ambiental que constituye la ley marco en materia de política urbano
ambiental, resulta imposible apreciar si el resto de la normativa se ajusta a sus
disposiciones(119).

4.2.1.4. "Acuña, María Soledad c. Ciudad de Buenos Aires"(120). 23/12/2008


En este juicio la actora, "invocando el carácter de diputada, ciudadana y vecina,
promovió acción de amparo contra la Ciudad de Buenos Aires con el objeto de que se
ordene la inmediata ejecución de '...los actos necesarios tendientes a generar condiciones
de seguridad y de habitabilidad mínima para los pacientes internados en el Hospital
Neuropsiquiátrico Dr. Braulio Moyano y, paralelamente, establezca un programa de
reparación total de las condiciones edilicias, de infraestructura, de limpieza de las
instalaciones y cuidado personal de las internas para dignificar su estadía en el
nosocomio...'"(121).
La jueza de primera instancia "dictó sentencia haciendo lugar a la acción de amparo. En
consecuencia, ordenó al gobierno que "1º)... —por conducto de todas las áreas con
incumbencias específicas— articule un plan que permita colocar al Hospital Braulio
Moyano en condiciones de habitabilidad y dignidad a fin de la atención adecuada de las
pacientes que allí se atienden y/o están internadas conforme las pautas establecidas en el
punto VIII. 2º) Otórgase un plazo de un mes para presentar un cronograma que cumpla
con las pautas especificadas en el presente resolutorio, disponiendo que el plazo máximo
para llevar a cabo el cometido será de un año desde que la presente quede firme, tal como
surge de lo establecido en el punto VIII del presente decisorio. 3º) Deberá procederse a
articular un plan que prevea la designación de personal necesario, el aseguramiento de las
condiciones de seguridad y la realización de un censo de las pacientes, en el plazo y modo
que surgen del punto VIII de la presente"(122).
Apelada la sentencia de grado que hizo lugar a la acción, la Cámara rechazó los agravios
de la demanda y, en consecuencia, resolvió confirmarla decisión recurrida. Luego de
reseñar "los hechos referidos al objeto litigioso" y antes de referirse al marco jurídico que
rige la cuestión, efectuó tres aclaraciones: "a) El enfoque general sobre el caso se inserta en
una línea jurisprudencial referida a la efectividad y exigibilidad de los derechos
fundamentales que esta sala ya ha expuesto con respecto al derecho a la salud (causa
'Barbosa Roque c. OSCBA —Obra Social de la Ciudad de Buenos Aires— s/amparo', expte.
16046/0, sentencia del 27/6/2008), al derecho a la vivienda (causas 'Ortiz Célica y otros c.
GCBA s/amparo', expte. 2779/0, sentencia del 28/12/2001; 'Mansilla María Mercedes c.
GCBA s/amparo', expte. 13817/0, sentencia del 13/10/2006), al derecho al agua (causa
'Asociación Civil por la Igualdad y la Justicia c. GCBA s/amparo', expte. 20898/0,
sentencia del 18/7/2007), al derecho a la educación (causa 'Asociación Civil por la
Igualdad y la Justicia c. GCBA s/amparo', expte. 23360/0, sentencia del 19/3/2008), el
derecho a la alimentación adecuada (causa 'Vera Vega Eduardo c. Ministerio de Derechos
Humanos y Sociales s/amparo', expte. 22386/0, sentencia del 30 de mayo de 2008) y al
derecho de las personas con capacidades especiales (causa 'Sokolowicz Laura Susana y
otros c. GCBA y otros s/amparo', expte. 16165/0, sentencia del 20/11/2008). b) Algunos
de estos juicios, al existir un vínculo estrecho entre la protección del derecho y la actuación
administrativa, redefinen ciertos aspectos de la ejecución de las políticas públicas
diseñadas por el Estado, siempre, claro está, dentro del marco de las potestades judiciales
y el respeto a la división de poderes, aspectos que caracterizan el llamado, por la tradición
jurídica norteamericana, litigio estructural (ver los clásicos trabajos de Owen Fiss, 'The
Supreme Court 1978 Term. Foreword: The forms of Justice', Harvard Law Review, vol. 93,

29
noviembre de 1979; y Abram Chayes, 'The role of the judge in public law
litigation', Harvard Law Review, vol. 89, mayo de 1976; y en cuanto a las causas más
relevantes referidas a la salud mental puede verse la familia jurisprudencial que tiene su
centro de gravedad en el caso 'Wyatt v. Stickney' —344 F Supp. 373—). c) Este tribunal, en
fin, es consciente de que la situación que testimonia este expediente es el resultado de
políticas llevadas a cabo durante décadas, que condujeron a la segregación de los enfermos
mentales, circunstancia que muestra la dificultad y profundidad del problema a resolver".
La Cámara, al rechazar el recurso, estableció que correspondía "admitir la acción de
amparo incoada contra el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires a fin de que se ordene la
inmediata ejecución de los actos necesarios para generar condiciones de seguridad y de
habitabilidad mínima en un hospital neuropsiquiátrico de dicha localidad y el
establecimiento de un programa de reparación total de las condiciones edilicias, pues, si
bien el demandado considera que el objeto de la acción no constituye una cuestión
justiciable por subsumirse exclusivamente en el campo social y asistencial, los derechos, y
en particular los derechos sociales, implican, por su naturaleza, el deber de las autoridades
públicas de garantizar un nivel mínimo de efectiva vigencia". Al respecto, el tribunal
advirtió: "el gobierno expresa que estamos en presencia de un problema 'social' que puede
dar lugar a medidas de asistencia social (totalmente discrecionales para el Estado y ajenas
al ámbito judicial), y que nada tiene que ver con el derecho". Descartó tal agravio
considerando que "del bloque de legalidad aplicable (...) surge que las personas cuya
protección se intenta en este proceso tienen —básicamente y en síntesis— los siguientes
derechos: a un nivel de vida decoroso; a disfrutar de condiciones ambientales apropiadas
en los centros de internación; a que se respete su dignidad y a no ser sometidas a trato
degradante; a no ser discriminadas por su condición; a recibir tratamiento y cuidado
adecuados a su enfermedad, entre otros. A su vez, la calidad del tratamiento depende,
entre otros factores, del entorno físico y del personal y demás recursos dedicados a esa
finalidad. Pues bien, el objeto de esta causa es determinar si existe una lesión a estos
derechos con motivo de la situación del Hospital Moyano. Tal como esta sala ya tuvo
oportunidad de expresar anteriormente, '[d]e todo esto se desprende que resulta
inaceptable que el gobierno entienda que nos encontramos ante cuestiones que no
pertenecen al campo de lo jurídico, sino a lo social' (causa 'Mansilla, María Mercedes, c.
GCBA s/amparo', expte. 13817/0, sentencia del 13/10/2006). Por lo demás, los derechos
comprometidos en el caso cuentan, en el ordenamiento jurídico, con reconocimiento
constitucional, legal y jurisprudencial (cfr. supra, consid. XIX) y, además, este tribunal ya
ha tenido ocasión de intervenir en un caso sustancialmente análogo a este (causa 'Asesoría
Tutelar Justicia Contencioso Administrativa y Tributaria c. GCBA s/amparo', expte.
17091/0, sentencia del 25/6/2007); circunstancias que hacen aún más evidente la falta de
sustento de este agravio". En otras palabras, "ante el clásico agravio de 'invasión de la zona
de reserva del Departamento Ejecutivo', planteado por el Gobierno de la Ciudad de Buenos
Aires, la sala I de la Cámara fue contundente al precisar que, si bien la determinación de
las políticas de gobierno le corresponde a los Poderes Legislativo y Ejecutivo, ello no obsta a
que el Poder Judicial controle: a) si los otros poderes cumplen con el diseño de las políticas
públicas que le ordena la Constitución; b) si tales políticas son razonables; y, finalmente, c)
si ellas efectivamente son cumplidas"(123). Descartó, igualmente, el planteo en el que se
alegaba imposibilidad presupuestaria, pues "el Estado solo puede apoyarse, en forma
fundada y probada, en la falta de recursos de modo excepcional con el objeto de justificar
un reconocimiento mínimo, lo cual no fue demostrado en el caso"(124).
Resolvió en definitiva: "I. No hacer lugar a los agravios, confirmar en los términos que
siguen la sentencia de primera instancia y condenar al Gobierno de la Ciudad Autónoma
de Buenos Aires a: 1. Diseñar un plan tendiente a dotar al Hospital Braulio Moyano de
condiciones de habitabilidad, llevando a cabo las obras, reparaciones y remodelaciones que
resultan necesarias, de forma tal que respete la dignidad de las pacientes y garantice su
atención adecuada. 2. Presentar, dentro del plazo de dos meses, un cronograma de las
distintas etapas y tareas que insumirá la ejecución del plan. El plazo máximo para su
concreción es de dos años a partir de la notificación de este pronunciamiento. 3. Sin
perjuicio de ello, deberá, además, en particular: a) Presentar un informe, que elaborará el
Director del Hospital, acerca de la cantidad de personal que resulta necesario para la

30
correcta atención de las pacientes. Tal informe, así como el plan de acción que el GCBA,
determine para la cobertura de los cargos, deberá ser presentado en el expediente en el
plazo de treinta días. b) Proveer ropa de cama adecuada y suficiente para las pacientes
internadas, dentro del plazo de sesenta días. c) Implementar las medidas que resulten
conducentes para proveer condiciones de seguridad para las pacientes y el personal, dentro
del plazo de sesenta días. Al respecto deberá tenerse en cuenta específicamente —sin
perjuicio de las demás medidas conducentes— lo ordenado por este tribunal en el
pronunciamiento del día 18/7/2008. d) Dotar a las pacientes del mobiliario necesario, y a
los profesionales de la salud que trabajan en el establecimiento los medios materiales que
requieren para el cumplimiento eficiente de su labor, dentro del plazo de sesenta días. e)
Realizar un censo de las pacientes, dentro del plazo de sesenta días"(125).
La Cámara, al decidir de esta manera, se pronunció "en pos de la aceptación de un
modelo alternativo de la función judicial, que reconoce el deber de los jueces de
intervenir —dirigiendo y controlando— en la (re)construcción de la operación de
organizaciones burocráticas, cuyas acciones y omisiones constituyen una de las
principales amenazas a los valores constitucionales en la sociedad contemporánea"(126).
Este modelo de "litigio estructural", como lo califica la sentencia, "presupone una nueva
lectura de la función administrativa, entendida ahora como gestión del derecho; y el
abandono definitivo de los dogmas tradicionales del derecho administrativo que limitaban
el control judicial de la actividad administrativa"(127).

4.2.1.5. "Hernández, Olga Pilar y otros c. GCBA s/amparo"(128). 23/6/2015


En este caso los actores iniciaron acción de amparo contra el Gobierno de la Ciudad de
Buenos Aires, sosteniendo que se domicilian en inmuebles linderos a una obra en
construcción y que, si bien la aprobación del plano original presentado por la constructora
respetaba la altura establecida en el Código de Planeamiento Urbano, el problema surgió
cuando la administración autorizó el pedido de enrase o completamiento de tejido,
aprobando una altura superior a la permitida. El juez de primera instancia hizo lugar a la
acción y ordenó la readecuación del proyecto(129).
El magistrado interviniente sostuvo: "De los términos de la pretensión y, en particular, de
las argumentaciones desarrolladas por los actores en sustento de su propia legitimación, se
desprende la invocación de derechos de distinta índole a los fines aquí considerados. Por
un lado, el derecho a un ambiente sano y, por el otro, el derecho a una vivienda digna y un
hábitat adecuado. Pues bien, la protección ambiental es uno de los derechos colectivos
enumerados expresamente en los arts. 43, CN, y 14, Const. CABA al prever el amparo
colectivo. A su vez, el art. 26, Const. CABA, determina que el ambiente es patrimonio
común y que toda persona tiene derecho a gozar de un ambiente sano, así como el deber de
preservarlo y defenderlo en provecho de las generaciones futuras. También el art. 41, CN,
reconoce el derecho a todos los habitantes. Así pues, en este aspecto la demanda procura
obtener la protección judicial de derechos colectivos referidos a bienes colectivos de
carácter indivisible, presuntamente afectados por el accionar del gobierno al dictar la disp.
977-DGIUR-2011, de manera tal que cualquier habitante se encuentra legitimado para
promoverla (cfr. art. 14, párr. 2º, Const. CABA). En efecto, la condición de habitantes —
alegada al promover la demanda (cfr. fs. 2, pto. I) y no controvertida por la accionada— es
una cualidad suficiente para tener por configurado el requisito en examen (legitimación)
cuando la controversia judicial trata, como en el caso, sobre derechos o intereses
colectivos. En otras palabras, cuando el objeto del juicio se refiere a derechos o intereses de
tal carácter, la existencia de un nexo jurídico relevante y suficiente entre el estatus
afirmado por el litigante y la pretensión cuya satisfacción este procura ya ha sido definida
por el constituyente de manera expresa y completa. Es decir, el constituyente ha
establecido que, tratándose de derechos o intereses colectivos, todo habitante se halla en
situación de resultar beneficiado o perjudicado por la decisión jurisdiccional que pondrá fin
al pleito por cuanto la conducta estatal impugnada lo afecta de forma suficientemente
directa en función de la especial índole de los derechos en conflicto
(CContenciosoadministrativo y Trib., sala I, autos 'Lubertino, María José y otros c. GCBA
s/amparo', expte. 34409/1, sentencia del 8/7/2010). En este sentido se ha sostenido que

31
'si la lesión es de un derecho de incidencia social o colectiva, no importa que quien lo
alegue sea titular de un interés personal; por el contrario, resulta suficiente la afectación
del derecho colectivo consagrado por la Constitución y que, quien acciona, revista el
carácter de habitante' (CContenciosoadministrativo y Trib., sala I, in re 'Frondizi, Marcelo
H. y otros c. GCBA s/amparo [art. 14 Const. CABA]', del 28/12/2012). Al respecto, la
jurisprudencia también ha señalado que '[e]l art. 14, II, de la Const. CABA instaura una
suerte de actiocivis et populo, al menos para la defensa de ciertos derechos o intereses
colectivos, específicamente para «...los casos en que se vean afectados derechos o intereses
colectivos, como la protección del ambiente...»', lo cual comporta admitir 'una legitimación
sustancialmente ampliada y aminorada de exigencias: «cualquier habitante»" (TSJ, expte.
5864/08, 'Tudanca, Josefa Elisa Beatriz s/queja por recurso de inconstitucionalidad
denegado en «Tudanca, Josefa Elisa Beatriz c. GCBA s/amparo»' y su acumulado expte.
5868/08, 'Mazzucco, Paula Virginia y otros s/queja por recurso de inconstitucionalidad
denegado en «Mazzucco, Paula Virginia y otros c. GCBA s/amparo»', sentencia del día
1/12/2008, voto del juez Maier, fundamento 1). Ello se explica por cuanto el ambiente
'...es un bien que pertenece a la esfera social y transindividual...' (CS, Fallos 329:2316,
consid. 18). Como ya se dijo, los actores postularon también que la construcción
autorizada por el acto impugnado afectaría su derecho a una vivienda digna y un hábitat
adecuado, por cuanto —dada la ubicación de los edificios— disminuiría la iluminación y
ventilación natural y la intimidad de sus viviendas. De acuerdo con lo expuesto
anteriormente (cfr. supra, apart. iii), ello comporta la invocación de derechos de incidencia
colectiva referentes a intereses individuales homogéneos (afectación singular de las
condiciones de luminosidad, ventilación e intimidad de las viviendas de cada uno de los
actores, derivada del alegado incumplimiento de la normativa aplicable). Se trata, en efecto,
de la presunta afectación de derechos individuales divisibles, que provendría de un hecho
común que provoca la lesión de todos ellos (la construcción pretendidamente indebida), y
que constituye la causa fáctica homogénea de dicha alegada lesión o amenaza, donde la
demostración de este presupuesto es común a todos esos intereses. Así pues, la pretensión
se concentra en los aspectos colectivos, pero los derechos supuestamente afectados se
relacionan estrechamente con el uso y goce de las viviendas de los amparistas, de manera
tal que indudablemente son titularizados por ellos y, por tanto, se hallan legitimados para
instar su tutela ante la jurisdicción"(130).
Consideró que "el ambiente es un bien jurídico de todos los habitantes cuya definición
comprende la reunión de distintos elementos, uno de los cuales es el urbanístico, por ello
el apartamiento de las disposiciones vigentes en materia de planeamiento urbano configura
la afectación al medioambiente urbano, en la medida que apareja una morfología edilicia
ajena a la regulación aplicable al distrito, con distorsión de su identidad" y concluyó que
"la acción de amparo contra el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires para que no otorgue
el permiso de obra nueva respecto de una construcción en un inmueble lindero al que se
domicilian los actores resulta procedente, ya que el acto por el cual se autorizó la
ampliación de dicha construcción está viciado en su causa y objeto, en la medida que
permitió construir en el predio en cuestión un edificio de altura superior a la admitida por
el ordenamiento jurídico"(131).

4.2.1.6. "Asociación Civil por la Igualdad y la Justicia(ACIJ) y otro c. Legislatura de la


Ciudad Autónoma de Buenos Aires s/amparo"
En este juicio se dedujo acción de amparo contra la Legislatura de la Ciudad de Buenos
Aires con el objeto de que se declare la nulidad de una resolución que designó a un auditor
en la Auditoría General local en violación al cupo femenino previsto en el art. 36 de la
Constitución porteña y se ordene a la demandada realizar un nuevo nombramiento. La
sentencia admitió la pretensión y ordenó a la Legislatura emitir y difundir disculpas
públicas al grupo discriminado. Apelado el decisorio, la Cámara declaró abstracta la
cuestión relativa a una nueva designación y confirmó el decisorio en lo restante(133).
La sentencia de primera instancia: a) hizo lugar a la demanda y declaró la nulidad de la
resolución cuestionada, que designó al Sr. Juan Facundo Del Gaiso como auditor general
de la AGCABA; b) dispuso la reparación del daño colectivo —de acuerdo con lo previsto en

32
el art. 15, inc. d) de la ley 5261— y ordenó a la Legislatura la emisión de disculpas
públicas al grupo objeto de discriminación en el caso —concretamente, las mujeres—, y la
publicación de tales disculpas en uno de los medios gráficos de mayor tirada en la Ciudad;
c) impuso las costas a la Legislatura vencida.
La sentencia reseñada fue impugnada por el Sr. Juan F. Del Gaiso y por la demandada.
Recibidas las actuaciones en la Cámara, apoderado de la ACIJ solicitó que la sentencia de
primera instancia se declarara parcialmente abstracta, ya que el 10/12/2015 se eligieron
nuevas autoridades en la AGCABA y —luego de la renovación— la integración del
organismo se ajusta a derecho. Asimismo, requirió se confirmara la medida de reparación
del daño colectivo dispuesta en el pronunciamiento apelado. Ordenado el traslado de dicho
planteo, la Legislatura presentó su respuesta, en la que coincidió con su contraria en
cuanto al carácter abstracto de la nulidad de la designación controvertida y sostuvo que la
reparación del daño invocado resultaba improcedente, dado que la invalidez del acto es
condición indispensable para acceder a cualquier eventual resarcimiento de los perjuicios
emanados de la conducta de la autoridad pública(134).
La Cámara consideró que "el tratamiento de los agravios relativos a la nulidad de la res.
357/2013 de la Legislatura no resulta inoficioso, en la medida en que la nueva integración
de la AGCABA no tiene incidencia sobre la validez de la designación cuestionada en la
causa (...). Tal como lo puso de relieve el juez de grado, un simple cálculo matemático
permite comprobar que el setenta por ciento del total de siete miembros con que cuenta la
AGCABA es igual a 4,9. Por lo tanto, la designación que dota al órgano citado de cinco
integrantes del mismo género supera el límite numérico señalado e incumple con el
mandato constitucional. Es importante destacar que esta cuestión no es materia de
apreciación discrecional. Según lo expuso la Corte Suprema de Justicia de la Nación —en
autos 'Consejo de Presidencia de la Delegación Bahía Blanca de la Asamblea Permanente
por los Derechos Humanos s/acción de amparo', sentencia del 23/6/1992, Fallos
315:1361—, en ocasiones el ordenamiento jurídico predetermina la solución a adoptar y,
en estos casos, la conducta de la autoridad de aplicación debe ceñirse a constatar que
concurren los presupuestos de hecho previstos en la norma y a proveer a la consecuencia
jurídica contemplada en la ley. Este es el caso de la proporción establecida por los arts.
36 de la Const. CABA y 138 de la ley 70. Dicho en otros términos: el cumplimiento del
cupo constituye un elemento reglado del acto de nombramiento en examen, que no puede
ser soslayado por consideraciones vinculadas a la oportunidad, mérito o conveniencia de
una solución diferente de la establecida en la norma. Las razones precedentes conducen a
confirmar la sentencia apelada en cuanto declaró la invalidez de la designación
cuestionada".
Agregó: "8. En lo concerniente a la reparación de daño colectivo dispuesta en la sentencia
en cuestión, cabe poner de relieve que: a) La ley 5261 entró en vigencia en mayo del año
2015, con posterioridad a la designación que motivó estas actuaciones y antes de que se
dictara la sentencia apelada. b) Sin embargo, la designación cuestionada se extendió hasta
el 10/12/2015. Hasta ese momento, el funcionario designado mediante un acto irregular
permaneció en su cargo. Es decir que la vulneración de tal norma se prolongó hasta
transcurridos siete meses de la entrada en vigor de la ley 5261, razón por la que la
imposición de la medida reparativa mencionada no constituye una aplicación retroactiva de
la ley citada. c) El art. 5º de la ley 5261, denominada 'Ley contra la Discriminación',
consagra expresamente en esta materia el principio pro homine, en los siguientes términos:
'[e]n la interpretación y aplicación de esta ley y de las normas complementarias y
concordantes de la misma deberá prevalecer aquella interpretación y aplicación que mejor
y más favorablemente proteja los derechos y la dignidad de las personas afectadas por
presuntas conductas discriminatorias. Igual principio se aplicará ante la concurrencia de
normas de igual o distinto rango que prevean diferentes niveles de protección contra la
discriminación'. d) A los efectos de la ley 5261, constituye 'discriminación de facto' 'toda
exclusión, restricción o menoscabo de hecho en el goce o en el ejercicio igualitario de los
derechos sin que el criterio de distinción sea mencionado explícitamente'. En el caso, la
designación en discusión tuvo el efecto práctico de limitar el porcentaje de género
establecido en los arts. 36 y 138 de la ley 70, en perjuicio de las mujeres, y no explicitó el
criterio en que se basó para actuar de tal modo. En consecuencia, sin forzar el sentido

33
natural de las palabras, de acuerdo con la ley 5261, la resolución resulta discriminatoria.
e) El hecho de que haya cesado el acto discriminatorio que originó la causa no excluye la
posibilidad de una reparación del daño colectivo causado por un medio razonable,
proporcional y previsto en la ley. f) Las medidas de reparación del daño colectivo previstas
en el art. 15 de la ley 5261 no requieren de petición de parte; verificados ciertos requisitos,
el tribunal debe disponerlas. Cabe agregar, en análogo sentido, que las disposiciones de la
ley citada son de orden público (conf. art. 1º). g) En función del principio pro homine, de la
índole de la afectación, del tiempo por el que se extendió, del hecho de que haya sido
llevada a cabo por uno de los poderes públicos de la Ciudad y de la publicidad que recibió
la designación, la medida contemplada en el art. 15, inc. d) de la ley 5261 resulta
adecuada para evitar la repetición de conductas discriminatorias y cumplir con los fines
enunciados en el art. 1º de la ley. En tales condiciones, no se observan motivos que
conduzcan a revocar lo decidido en la instancia anterior respecto de la reparación
controvertida. En consecuencia, corresponde ratificar la sentencia de grado en cuanto
ordenó —con base en lo dispuesto por el art. 15 de la ley 5261— emitir y difundir
disculpas públicas al grupo discriminado en uno de los tres medios gráficos de mayor
tirada en la Ciudad".

4.2.1.7. "Quinto, Natalia Gimena y otros c. Corporación Buenos Aires Sur SE


s/amparo"(135). 15/6/2017
En el caso se interpuso una acción de amparo a fin de que se declarase la
inconstitucionalidad y nulidad absoluta de la res. 207/2015 del presidente del Directorio
de la Corporación Buenos Aires Sur SE demandada, mediante la cual se aprobó el llamado
a licitación pública con iniciativa privada para el desarrollo y mejoramiento urbano de siete
predios destinados a mejorar la situación habitacional —identificados como 'Casa
Amarilla'— en el barrio de La Boca. Alegan que esta resolución es contraria al art. 82 inc.
4º de la Const. CABA, al art. 6º de la ley 1251 y la ley 2240 que declara la Emergencia
Urbanística y Ambiental en un polígono determinado del barrio en el que están ubicados
los inmuebles. Los inmuebles habrían sido adjudicados a una entidad deportiva que
pretende darle un destino distinto al que tendrían. Solicita como medida cautelar se
suspenda la aprobación de planos de proyectos. El juez interviniente Guillermo Scheibler
hizo lugar a lo solicitado(136).
Sostuvo que "El derecho a un ambiente sano se encuentra expresamente postulado y
reconocido tanto en el art. 41 de la CN como en el art. 26 y ss. de la Constitución de la
Ciudad de Buenos Aires (en adelante, Const. CABA). Consecuentemente, el legislador ha
establecido que 'el acceso a la jurisdicción por cuestiones ambientales no admitirá
restricciones de ningún tipo o especie' y que 'el juez interviniente podrá disponer todas las
medidas necesarias para ordenar, conducir o probar los hechos dañosos en el proceso, a
fin de proteger efectivamente el interés general'. Con especial énfasis ha previsto incluso
que 'de acuerdo con las reglas de la sana crítica, el juez podrá extender su fallo a
cuestiones no sometidas expresamente su consideración por las partes' y que 'en cualquier
estado del proceso, aun con carácter de medida precautoria, podrán solicitarse medidas de
urgencia, aun sin audiencia de la parte contraria, prestando debida caución por los daños
y perjuicios que pudieran producirse' e incluso 'sin petición de parte' (art. 32, de la Ley
General del Ambiente de Presupuestos Mínimos en Materia de Política Ambiental, 25.675).
Más específicamente, el inc. 7º del art. 27 de la Const. CABA impone como uno de los fines
de la política ambiental de la Ciudad 'la regulación de los usos del suelo, la localización de
las actividades y las condiciones de habitabilidad y seguridad de todo espacio urbano,
público y privado'".
Agregó: "En efecto, tal como ha señalado la jurisprudencia '[e]l Código de Planeamiento
Urbano constituye, junto al Plan Urbano Ambiental las herramientas fundamentales que el
constituyente ha previsto en lo que a planificación urbana respecta. Su elaboración
responde a un complejo procedimiento técnico con la garantía de participación
comunitaria, y es aprobado por la Legislatura mediante un mecanismo especial.
Comprende la asignación del destino de cada metro cuadrado de la Ciudad, teniendo en
cuenta sus características y previendo su desarrollo futuro, debiendo mantener siempre un

34
delicado equilibrio entre la tensión generada por intereses diversos, en aras del bienestar
general y de crear las condiciones para un hábitat adecuado' (sala 2ª de la Cámara del
fuero, en autos: 'Comercio de Maderas SA y Denali SA c. GCBA s/amparo', expte. 240,
resuelto el 8/11/2001)".
Agregó el magistrado que "En otro orden, ha de recordarse asimismo que, como una
derivación necesaria del mandato constitucional de preservar el medio ambiente (art.
41CN y 26 Const. CABA), rigen en la materia los principios de precaución y prevención
expresamente receptados por el art. 4º de la Ley General 25.675 del Ambiente, norma de
presupuestos mínimos en la materia y aplicable por ello a todas las jurisdicciones de la
República. Dicha norma dispone que la política ambiental debe 'fomentar la participación
social en los procesos de toma de decisión' (art. 2º, inc. c]) y que 'regirá en todo el territorio
de la Nación, sus disposiciones son de orden público, operativas y se utilizarán para la
interpretación y aplicación de la legislación específica sobre la materia' (art. 3º). Una de las
herramientas concretas y específicas a través de las que se aplican los referidos principios
de precaución y prevención es el denominado procedimiento previo de evaluación de
impacto ambiental (art. 11de la ley 25.675, en adelante EIA; CS, en autos 'Salas, Dino y
otros c. Salta, Provincia de y Estado nacional s/amparo', resuelto el 26/3/2009, entre
otros), que debe realizarse respecto de todo emprendimiento público o privado susceptible
de relevante efecto. En el caso de la Ciudad, se exige, además, dicho estudio de impacto
ambiental sea discutido en audiencia pública (art. 30 Const. CABA y ley 123y su
reglamentación). Por su parte, la doctrina ha señalado que las decisiones en materia
ambiental a las que sean de aplicación los principios de precaución y prevención deben
atravesar un proceso democrático de deliberación moral, y que la medida no puede ser
tomada por una sola persona, sin que, al menos, se produzca un control social del
conocimiento y de la decisión en sí misma (Lorenzetti, Ricardo L., Teoría del Derecho
ambiental, La Ley, Buenos Aires, 2008, p. 90)".
Recordó que "el instituto de la evaluación ambiental previa goza de jerarquía
constitucional en el ámbito local (art. 30, Const. CABA), y constituye un 'presupuesto
mínimo' en materia de política ambiental de cumplimiento obligatorio para todas las
jurisdicciones que constituyen la República Argentina en virtud de lo dispuesto por el art.
41de la CN y la ley 25.675. Por su parte, el art. 13de la ley 123 (modificada por la ley 452)
detalla las 'actividades, proyectos, programas y/o emprendimientos' que se presumen como
de Impacto Ambiental con relevante efecto y, por lo tanto, sujetas a los procedimientos de
evaluación de impacto ambiental y audiencia pública (art. 30, Const. CABA). Entre ellas, el
inc. m) ubica a 'las actividades o usos a desarrollar en áreas ambientalmente críticas'".
Sostuvo luego: "Respecto del rol judicial en casos como el sub examine, se ha afirmado
que 'la actuación de los jueces no debe estar encaminada a sustituir la voluntad de las
mayorías o minorías, sino asegurar el procedimiento para que ambas se expresen. La
intervención del Poder Judicial no debe ser, en este sentido, sustantiva, sino
procedimental, garantizando los instrumentos de una expresión diversificada y plural,
antes que sustituirlas mediante opiniones propias. Los jueces no pueden corregir
decisiones de las mayorías que consideren incorrectas, o diferentes a lo que ellos opinen.
En cambio, deben sostener las reglas de juego institucionales para que la mayoría se
desenvuelva dentro de la Constitución' (Lorenzetti, Ricardo L., Teoría del derecho ambiental,
La Ley, Buenos Aires, 2008, p. 158)".
Concluyó: "En esa inteligencia, no puede soslayarse que el art. 82 de la Constitución de
la Ciudad establece una mayoría calificada de dos tercios del total de los miembros de la
Legislatura para aprobar 'la disposición de bienes inmuebles de la Ciudad' (inc. 4º) y que
dicho cuerpo colegiado 'no puede delegar sus atribuciones' (art. 84, Const. CABA). De las
constancias actualmente obrantes en el legajo, no consta que tal recaudo constitucional
hubiese sido satisfecho respecto de los bienes objeto de esta controversia. En este contexto
normativo, y aun en el estado inicial en que se encuentran las actuaciones, encuentro
acreditada la verosimilitud en el derecho, al menos para disponer parcialmente una tutela
provisoria urgente de los bienes colectivos invocados, hasta tanto pueda disponerse de
mayores elementos de convicción en el expediente".
Advirtió, finalmente, el juez que "la concesión de una medida preventiva en el caso no
implicaría a criterio del suscripto una frustración del 'interés público'. Por el contrario,

35
estimo que el principal interés a tutelar en el caso radica en, coadyuvar a preservar
adecuadamente los bienes públicos colectivos involucrados en autos en los términos de las
normas constitucionales y legales ya referidas"(137).

4.3. Provincia del Chaco


La ley 3911 de Protección de los Intereses Difusos y Colectivos, sancionada por la
Cámara de Diputados de la Provincia del Chaco el 1/9/1993(138) dispone en su art. 1º:
"Declárase la protección de los intereses difusos y colectivos entendiéndose por tales los
relacionados con la preservación y mantenimiento, memoria defensa y recuperación del
medio ambiente y los recursos naturales, aerolitos, meteoritos, y todo cuerpo celeste
ingresado al suelo chaqueño, el equilibrio ecológico, el resguardo de valores artísticos,
arquitectónicos, urbanísticos, históricos, arqueológicos, y paisajísticos. Los derechos del
consumidor y del usuario como receptor de servicios públicos, y todo otro que afecte a una
digna calidad de vida". A su turno, el art. 4º reconoce y concede "legitimación para accionar
judicialmente en forma directa a toda persona física o jurídica, las simples asociaciones y
el ministerio público. A los fines de su asistencia técnica básica durante el desarrollo del
proceso, el accionante podrá requerir el patrocinio gratuito de la defensoría oficial
competente, quien deberá brindarlo salvo caso de notoria importancia de su objeto". En
cuanto al objeto de la acción, el art. 5º señala algunas de las siguientes finalidades: a) La
prevención de un daño inminente y grave o el cese de perjuicios actuales; b) Suprimir los
efectos dañosos incluso los susceptibles de prolongarse o reaparecer; c) Restablecer las
cosas al estado anterior a su afectación; d) "Reparación" o "indemnización de los daños
producida". Además, establece que el juez "podrá imponer medidas conminatorias
pecuniarias a cargo de quienes no cumpliere su sentencia", y que "...podrá ordenar su
publicidad por medio de comunicación con difusión en la zona o localidad donde su
conocimiento público resulte de interés, a fin de que otras personas, puedan adherir a la
acción o formular observaciones u oposiciones, dentro del plazo perentorio de cinco (5) días
desde la última publicación" (art. 8º). En su art. 12 la ley 3911 dispone la creación del
fondo de garantía para la defensa de los intereses difusos, "...al que ingresaran todos los
importes resultantes de las conminaciones y condenaciones pecuniarias establecidas en la
presente ley, indemnizaciones otorgadas a sujetos individualmente damnificados que
renuncien a las mismas o no concurran a percibirlas en el plazo de dos (2) años a partir de
la sentencia, donaciones o asignaciones provenientes de personas físicas o jurídicas para la
defensa de los intereses difusos, y cualquier otro concepto derivado de la vigencia de este
régimen protectorio, conforme su reglamentación".

4.3.1. Jurisprudencia

4.3.1.1. "Ferrau, Marco Antonio y otros c. Municipalidad de Las Palmas y otros"(139).


25/8/2011
El juez de primera instancia y la Cámara de Apelaciones ordenaron con carácter cautelar
a dos Municipalidades de la Provincia del Chaco informar las medidas adoptadas en el
tratamiento de los residuos contaminantes provenientes de ciertos establecimientos
arroceros y de las medidas adoptadas respecto del control, clasificación, reutilización o
quema de basuras o desechos provenientes de ellos y si se constató alguna infracción.
Ambas demandadas dedujeron recursos de inconstitucionalidad e inaplicabilidad de ley. El
Superior Tribunal rechazó el primero de los recursos mencionados y tuvo por no
interpuesto el segundo(140).
En relación con el caso, explica Marchiaro que "en la Provincia del Chaco se produce un
conflicto con dos grandes plantas arroceras situadas muy cerca de centros poblados y
cuyos regadíos —con restos de glifosato y otros productos— confluyen en ríos que tributan
a los 'Humedales Chaco', uno de los 19 sitios Ramsar de Argentina. Los vecinos de las
localidades de La Leonesa y Las Palmas hace ocho años que vienen denunciando —con
mayor o menor razón, precisamente es un tema en discusión— una serie de afecciones a la

36
salud de niños y adultos. Si bien el caso tiene como eje un amparo ambiental, median
procesos penales y de otra índole, como la creación en sede nacional por dec. 21/2009 del
PEN de la 'Comisión Nacional de Investigación sobre Agroquímicos' y en dicha Provincia por
dec. 2655/1999 la 'Comisión de Contaminantes de Agua', ambos surgidos a instancia de
este conflicto. Durante el año 2010 los afectados interponen una acción de amparo
colectiva contra las dos arroceras, los dos municipios, la Provincia del Chaco y la Nación,
con el objeto de tutelar a las personas y a los cursos de agua, la que tuvo resolución
cautelar en 1ª y 2ª instancia y finalmente ratificación por el Superior Tribunal del Chaco.
La medida cautelar ordenaba la no fumigación en una distancia no menor a los 1000
metros para fumigaciones terrestres y de 2000 metros para las aéreas, partiendo de los
límites de la zona urbana de un barrio, de una escuela y de los canales y cursos de agua
con descarga y derivas en determinadas lagunas. Impone a la Provincia la realización de
estudios epidemiológicos y a los dos municipios controles e informes sobre los residuos
agroquímicos" (141).
El Superior Tribunal del Chaco decidió que "es ajustada a derecho la medida cautelar
mediante la cual se ordenó a dos Municipalidades informar sobre las medidas adoptadas
en el tratamiento de los residuos contaminantes provenientes de ciertos establecimientos
arroceros y respecto del control, clasificación, reutilización o quema de basuras o desechos
provenientes de ellos y si se constató alguna infracción, dada la trascendencia de los
derechos en juego —vida y salud—, sin que las demandadas hayan invocado ni demostrado
alguna dificultad en evacuar los informes requeridos"(142).
En su voto, el Dr. Toledo sostuvo que "de ninguna manera puede considerarse arbitraria
la decisión de la Cámara en cuanto confirmó el informe requerido luego de un análisis
minucioso de las normas constitucionales y legales aplicables, del que surgen que los
poderes públicos municipales tienen responsabilidad ambiental, esto es que resultan
sujetos obligados a la tutela de uno de los derechos fundamentales como lo es la tutela del
medio ambiente, encontrándose los establecimientos en cuestión dentro del ejido
municipal, por lo que también participan del control y políticas de prevención que hacen a
la preservación, protección, conservación y recuperación de los recursos naturales. Por el
contrario, considero ajustada a derecho la misma por la tamaña trascendencia de los
derechos en juego —vida y salud de los habitantes—, sin que los Estados Municipales
hayan invocado y menos demostrado siquiera alguna dificultad en evacuar los informes
requeridos. Al respecto no puedo dejar de recordar los principios de prevención y
precautorio vigentes en materia ambiental. También que como lo señala calificada doctrina
en la temática 'A los funcionarios públicos se les ha otorgado una función que, además, es
remunerada, para dar respuestas a los problemas de la comunidad, y cuando no lo hacen
deben responder por su omisión. La sociedad actual está inmersa en la contaminación del
medio y, además, desbordada por una gran cantidad de problemas ambientales, que
parecen no despertar en los funcionarios la atención que su dimensión evidente merece'
(conf. Bibiloni, Héctor Jorge, El proceso ambiental, Lexis Nexis, Buenos Aires, 2005, p.
306). También lo dispuesto por el art. 25 de la Constitución de nuestra Provincia que se
refiere al mandamiento de ejecución y a la responsabilidad del funcionario que omitió el
cumplimiento del acto debido (conf. aut. y ob. cit., p. 301, nota al pie nro. 289) y la
circunstancia de que 'Por su condición de garantes constitucionales del ambiente, le
corresponde a los poderes públicos la mayor cuota de responsabilidad en su preservación,
y paradójicamente los más graves daños al entorno derivan siempre de la conducta activa o
permisiva (omisiva) del Estado' (conf. aut. y ob. cit., ps. 314-315). Las referidas menciones
a la importancia del rol del Estado y sus funcionarios, y la consecuente mayor
responsabilidad por todo lo referido a la preservación del medio ambiente, se relacionan
con que en el caso de marras únicamente se les está solicitando a los municipios un
informe acerca de las medidas adoptadas para el tratamiento de los residuos
contaminantes provenientes de los establecimientos arroceros, como asimismo de las
tomadas respecto al control, clasificación, reutilización o quema de basuras o desechos que
vienen de los mismos. Por ello y, reitero, estando en juego los derechos fundamentales a la
vida y a la salud de los habitantes, no puedo menos que proponer se exhorte a las
Municipalidades de Las Palmas y de La Leonesa a cumplir en forma inmediata con el

37
suministro de la información requerida en las resoluciones de primera y segunda instancia
cuya confirmación propicio"(143).

4.4. Provincia de Catamarca


La ley 5034, promulgada el 14/8/2001, regula el procedimiento para el amparo judicial
de los intereses difusos o derechos colectivos (art. 1º), que según el art. 2º abarcan: a) La
defensa del derecho de habitar en un ambiente sano, equilibrado, apto para el desarrollo
humano y para que las actividades productivas satisfagan las necesidades presentes sin
comprometer las de las generaciones futuras, preservando de las depredaciones o
alteraciones las aguas, el suelo, los recursos minerales, la flora, la fauna, el aire,
comprendiendo cualquier tipo de contaminación o polución que amenace, altere, o ponga
en riesgo cierto cualquier forma de vida; b) La conservación de los valores estéticos,
históricos, urbanísticos, artísticos, arquitectónicos, arqueológicos y paisajísticos de interés
general; c) La defensa, en la relación de consumo, de los derechos e intereses de los
consumidores y usuarios de bienes y servicios públicos o privados, individuales o
colectivos, a la protección de su salud, seguridad e intereses económicos, a una
información adecuada y veraz, a la libertad de elección, y a condiciones de trato equitativo
y digno; d) A la defensa de la competencia contra toda forma de distorsión de los mercados,
al control de los monopolios naturales y legales, al derecho de exigir calidad y eficiencia en
la prestación de los servicios públicos, y el derecho de constituir asociaciones de
consumidores y de usuarios; y e) La defensa de cualquier otro bien o valor social que
responda a necesidades o intereses colectivos, con el fin de salvaguardar la calidad de la
vida. El art. 3º prevé tres objetos de la acción colectiva: a) La acción de prevención; b) La
acción de reparación en especie; y c) La acción de reparación pecuniaria por el daño
ocasionado al interés colectivo. En cuanto a la legitimación activa el art. 8º dispone: "Están
legitimados para ejercer e impulsar las acciones Previstas en la presente ley, la Fiscalía de
Estado, el Ministerio Público, las Municipalidades, los organismos descentralizados o
autárquicos con capacidad para estar en juicio según sus estatutos, los entes reguladores,
las entidades legalmente constituidas e inscriptas en el Registro respectivo para la defensa
de los intereses difusos o derechos colectivos y cualquier asociación civil, sociedad o
particular, cuando accionen invocando la afectación de un interés difuso o colectivo que les
concierna de manera personal y directa". A su turno, el art. 11 establece que en la
resolución que se dicte reconociendo legitimación activa para obrar, "el juez deberá
identificar o delimitar la composición del grupo de personas que reclaman o por quien se
reclama; la representación del interés colectivo que se invoca: e indicará con precisión las
pautas necesarias para individualizar los sujetos a quienes se harán extensivos los efectos
de la sentencia. Cuando hubiera dificultades para la individualización de las legitimaciones
el tribunal dispondrá las medidas que fueren más idóneas a los fines de la regular
constitución del proceso, salvaguardando el principio de contradicción. Igualmente
adoptará de oficio las decisiones adecuadas a fin de prevenir y evitar, sin menoscabo del
derecho de defensa, la desnaturalización del procedimiento sumario". En cuanto a los
efectos de decisión, el art. 20 establece que la sentencia definitiva "hará cosa juzgada
respecto de todas las partes intervinientes en el proceso. El tribunal podrá ordenar la
publicación de la sentencia por los medios previstos en el art. 16 de la presente ley", norma
que establece: "Admitida la demanda, el tribunal ordenará dar publicidad a la misma por
medio de una publicación en el Boletín Oficial de la Provincia y un diario local, además de
cualquier otro medio que estime adecuado. La publicidad deberá contener una relación
sucinta y circunstanciada en cuanto a personas, tiempo y lugar, como asimismo respecto
de los intereses difusos o derechos colectivos que pudieran encontrarse afectados. Los
gastos de publicidad deberán ser inicialmente afrontados por la parte actora, sin perjuicio
de lo que en definitiva se determine en cuanto a las costas" (art. 16). El art. 21 agrega: "Sin
perjuicio de la subsistencia de las restantes pretensiones deducidas en la causa por las
partes, el proceso de amparo colectivo solo podrá reabrirse cuando dentro de un plazo
máximo e improrrogable de dos años contados desde la notificación de la sentencia
denegatoria, el legitimado activo ofreciere la producción de nuevas pruebas conducentes,
de las que declare bajo juramento no haber tenido conocimiento o dispuesto por causas

38
que no le fueran imputables". En sentido similar a la norma chaqueña, el art. 26 de la ley
5034 establece: "Créase el Fondo de Defensa de Intereses Difusos bajo la administración
del Poder Ejecutivo Provincial o la repartición u organismo que este determine, el que se
integrará con el importe de las multas que se apliquen en virtud de la presente ley, así
como con las indemnizaciones previstas en el art. 6º, primera parte. Los recursos del fondo
serán destinados, conforme lo disponga la reglamentación, a la preservación de los
intereses difusos o derechos colectivos de la población, a la recuperación, reconversión o
eliminación de las causas del daño colectivo, como asimismo a la promoción y apoyo de
organizaciones no gubernamentales debidamente constituidas y registradas en la Provincia
para la defensa de tales intereses o derechos".

4.4.1. Jurisprudencia

4.4.1.1. "Pérez, Ramón H. c. Municipalidad de San Fernando del Valle de


Catamarca"(144). 23/3/2005
El actor interpuso demanda de inconstitucionalidad contra la ordenanza 1910/1989
dictada por el Concejo Deliberante de la Municipalidad de San Fernando del Valle de
Catamarca y del decreto acuerdo 1228/1997 emitido por el Ejecutivo Municipal,
reglamentario de la primera, en cuanto disponían el traslado de una barraca de cueros a
una zona industrial. La Corte provincial, por mayoría, rechazó la acción interpuesta.
La Dra. Sesto de Leiva sostuvo que "debe rechazarse la acción de inconstitucionalidad
entablada contra una ordenanza y su decreto reglamentario en cuanto disponen el traslado
de una barraca de cueros a una zona industrial pues, desde que el tratamiento de cuero
presupone una actividad contaminante la voluntad de la administración municipal no debe
ser considerada como el ejercicio posible de una facultad meramente potestativa sino como
el cumplimiento de un deber impuesto a las autoridades públicas en forma expresa por
el art. 41 de la CN, que ante el reconocimiento de todos los habitantes del derecho a un
ambiente sano determina que las autoridades proveerán su protección".
El Dr. Oviedo, por su parte, compartiendo el rechazo de la acción intentada, consideró
que ello debía ser así en tanto "las justificaciones plasmadas en el ordenamiento son
entendibles y atendibles pues, debido al crecimiento, debe reestructurarse la ciudad y
existe la necesidad de trasladar el depósito a un lugar adecuado ya que su actual ubicación
queda fuera de contexto y, además, para evitar la probable contaminación por las tareas
que en él se realizan"(145).

4.4.1.2. "Bollada, María Victoria en representación de la Unión de Usuarios c. Aguas del


Valle SA y Ente Regulador de Servicios y otras"(146). 30/11/2006
La Unión de Usuarios —asociación civil con personería jurídica— promovió acción de
amparo en contra Aguas del Valle SA y el ENRE, cuestionando la distribución en la red
domiciliaria como potable de agua alegando que se encontraba contaminada con nitrato.
En primera instancia se hizo lugar parcialmente a la demanda, condenando a la
concesionaria a concluir la tarea de erradicación de los pozos cuyo contenido de nitratos
supere el permitido por el Código Alimentario Nacional (pozos nros. 13, 18 y 16) dentro del
plazo de 60 días de notificada la sentencia, bajo apercibimiento de autorizar la suspensión
del pago de la tarifa correspondiente a los usuarios comprendidos en los respectivos
sectores afectados hasta tanto se adecue el servicio a la legislación vigente, debiendo el
ENRE realizar el control y el informe pertinente. Apelada la sentencia por Aguas del Valle
SA, la Cámara hizo lugar parcialmente al recurso promovido y revocó la condena a
erradicar el pozo nro. 13, ello en razón de la inexistencia de pruebas de que el mismo
contenga exceso de nitrato, ampliándose asimismo a tres meses el plazo para que sean
erradicados los pozos nros. 16 y 18. Por otra parte, teniendo en consideración la naturaleza
de la cuestión debatida y el interés general de la población, se condenó a Aguas del Valle
SA y hasta tanto cumpla con la ejecución y puesta en funcionamiento de esos pozos, a
realizar una campaña masiva de información y advertencia a la población en general y, en

39
particular, a la población directamente involucrada, acerca de los riesgos y cuidados
urgentes que la misma debe adoptar a fin de evitar los peligros que la ingesta del agua con
exceso de nitrato puede provocar. La misma consistía en la publicación una vez por
semana en los medios de difusión masiva de un aviso que alerte de los peligros que puede
acarrear la ingesta de agua en esas condiciones y las consecuencias que puede provocar su
calentamiento o hervor y, en relación con los consumidores directos del agua proveniente
de los pozos afectados, en una campaña domiciliaria reiterada de información y alerta, bajo
apercibimiento de astreintes(147).
Al fundar sus agravios, la empresa puso de resalto "la contradicción entre la motivación
y la decisión, puesto que si en un principio se analiza la naturaleza de la obra y los
distintos factores condicionantes que incidirían en la puesta en funcionamiento de los
pozos, no puede luego imponerse en contra de las constancias objetivas de la causa, un
plazo de tres meses para la construcción y erradicación de los pozos nros. 16 y 18, lo cual
no es un dato menor si se considera que en ese término no podrá concluirse la misma".
Cuestionó también que se la condenara "a realizar una campaña masiva de información y
advertencia a la población en general, y en particular a la población directamente
involucrada, acerca de los riesgos y cuidados que se deberán adoptar a fin de evitar o
atenuar los peligros que la ingesta de agua contaminada puede provocar. En relación con
ello aduce que la sentencia viola el principio de congruencia al haber resuelto extra
petita situaciones fácticas no propuestas por las partes, trascendiendo así los límites de la
única apelación deducida y de la petición de la amparista"(148).
La Corte provincial desestimó el primer agravio puesto que a "la fecha en que este
Cuerpo asume su competencia a fin de resolver el recurso promovido (...) la cuestión
relativa al plazo de tres meses estipulado en la sentencia para la realización de las obras,
ha devenido abstracta, atento al vencimiento de dicho plazo y de aquel otro invocado por el
recurrente como de aplicación al caso —diciembre de 2005—, fecha en que se habría
estipulado la conclusión de las obras mediante convenio suscripto entre el Poder Ejecutivo
y la concesionaria del servicio". Por otro lado expresó que "no se advierte en el
razonamiento efectuado el desvío lógico que es dable exigir cuando se esgrime el vicio de
arbitrariedad en la sentencia, sino antes bien encuentro el justo equilibrio de los bienes en
juego ya que, como bien se consigna en el fallo impugnado, no puede esgrimirse frente a
los derechos vitales de los usuarios el eventual acuerdo que hayan celebrado las partes
contratantes y del que surgiría un plazo mayor para la ejecución de las obras concertadas".
Respecto del segundo agravio, el tribunal sostuvo que no puede aducirse "violación del
principio de congruencia, ya que desde el inicio del proceso la demandada ha contado con
la posibilidad cierta y efectiva de oponer todas las defensas y cuestiones que el objeto de la
pretensión —referida al cese de la distribución de agua contaminada—, hubiera podido
suscitar. Así, conociendo desde un principio las medidas de preservación que se solicitaban
y que resultaban absolutamente previsibles atento a la naturaleza sustancialmente
expansiva de la pretensión, la protección judicial no debe recortarse como pretende el
recurrente —so pretexto de un excesivo rigorismo formal— a una mera tutela nominal.
Antes bien, debe propiciarse en esta circunstancia, dada la trascendencia de los valores en
juego y el marco procesal en el que se ventilan, cierta flexibilización o relativización del
principio de congruencia". Agregó que "ante la comprobación del riesgo que afecta al bien
común, la justicia no debe permanecer inerte, sino debe asumir un papel activo, que la
lleve a adoptar con amplitud de criterio aquella medida que, aunque supere la medida del
interés particular, llegue hasta donde sea preciso a los fines de frenar la amenaza
descubierta" (149).

4.5. Provincia de Chubut


El Título IV de la ley 4572(12/1/2000) reglamenta el amparo de derechos e intereses de
incidencia colectiva y el amparo ambiental, respectivamente previstos en los arts. 57 y 111
de la Const. Chubut (art. 20). Dispone que "están legitimados para ejercer e impulsar las
acciones previstas en el presente título el Estado provincial, los Municipios y Comunas, el
Ministerio Público Fiscal, el Ministerio Público Pupilar, el Defensor del Pueblo, las
entidades legalmente constituidas para la defensa de los intereses difusos o colectivos y

40
cualquier persona jurídica o de existencia visible que accione en nombre de un interés
colectivo" (art. 21). Prevé medidas de prevención y reparación respecto al medio ambiente y
el equilibrio ecológico, el patrimonio cultural, comprendiendo los bienes históricos,
urbanísticos, arquitectónicos, artísticos, paisajísticos y arqueológicos; protección y defensa
ante cualquier forma de discriminación o ante cualquier hecho u omisión arbitraria e ilegal
que genere lesión, privación, perturbación o amenaza a los derechos que protegen la
competencia, al usuario y al consumidor y en general en el goce de intereses colectivos -
derechos difusos, de cualquier especie reconocidos por la Constitución Nacional,
Constitución Provincial, un Tratado o una ley (art. 22). Con respecto a los efectos de la
sentencia el art. 26 establece: "La sentencia definitiva que se dicte con motivo de las
acciones regladas en la presente ley hacen cosa juzgada respecto de todas las partes
intervinientes en el proceso".

4.5.1. Jurisprudencia

4.5.1.1. "Defensora del Pueblo de la Provincia del Chubut c. Provincia del Chubut
s/amparo"(150). 28/6/2001
La Defensora del Pueblo de la Provincia de Chubut promovió acción de amparo
ambiental, solicitando se declare la inconstitucionalidad de la ley 4614, que aprobó un
convenio celebrado entre la demandada y una sociedad alemana a fin de llevar a cabo un
proyecto para la protección de bosques, en virtud de haberse detectado irregularidades en
el trámite administrativo previo a su dictado. Acogida la demanda en primera y segunda
instancia, la accionada interpuso recurso de apelación ordinaria y de casación. El Superior
Tribunal hizo lugar a la apelación y declaró inadmisible la acción intentada(151).
La ley 4614(BO del 7/7/2000) aprobó un convenio que celebrara el gobernador de la
Provincia con la sociedad alemana "Prima Klima ve tweit - e. V", con el objeto declarado de
llevar a cabo un proyecto de "Protección de Bosques Nativos, Recuperación de Bosques
degradados y Manejo sustentable en la cuenca de los Lagos La Plata y Fontana en la Zona
Precordillerana Patagónica" — que se agregó a fs. 10/20— a ejecutarse —expone
— conjuntamente con la Fundación CIEFAP (Centro de Investigación y Extensión Forestal
Andino Patagónico), ente este integrado, según lo aclara la amparista, por las Provincias
Patagónicas, Organismos Nacionales, Universidades Nacionales de la Patagonia San Juan
Bosco y del Comahue, que elaboró el proyecto que sirvió de base al acuerdo en cuestión.
En su demanda, la Defensora del Pueblo relató "que apenas este acuerdo tomó estado
público, fue resistido por organizaciones ambientalistas y medios de comunicación, que
inmediatamente cuestionaron el derecho que se estaría concediendo a la sociedad alemana
sobre 50.000 has de bosques naturales provinciales comprendidas en el proyecto, poniendo
en tela de juicio los reales intereses existentes en torno al mismo, sembrando dudas sobre
los supuestos beneficios que traería aparejado tanto a la Provincia como al medio ambiente
en general"(152).
El juez de Primera Instancia hizo lugar al amparo, declarando la inconstitucionalidad de
la ley 4614, eximiendo de costas a las partes, y ordenando librar mandamiento de
prohibición de ejecución del contrato cuestionado. "El fallo, corrobora en primer lugar, la
legitimación activa de la Defensora del Pueblo de la Provincia, con sustento en los arts.
21 de ley 4572 y 111 de la CP. Luego, fija el objeto procesal considerando que la acción
intentada no cuestiona la conveniencia o perjuicio del convenio, sino intenta impedir que
se vulnere el derecho constitucional a ambiente sano, esto es, no se ataca el convenio sino
la falta de estudio de evaluación de su impacto ambiental con anterioridad a su aprobación
legislativa(153)".
Apelada la sentencia por la Provincia, la sala B de la Cámara de Apelaciones de
Comodoro Rivadavia, por mayoría, confirma el fallo recurrido. Consideró "que la vía del
amparo es la apta, prevista para prevenir, sin esperar la concreción del menoscabo o
garantía; señala que en el convenio no existe reserva alguna para el caso en que fuere
necesario someter acciones al estudio de impacto ambiental (...). Estima que el dec.
1153/1995, reglamentario de la ley da mayor razón al fallo del inferior, pues refiere como

41
'impacto' ambiental, la modificación al proyecto 'emprendimiento', y como 'análisis de
riesgo' al documento mediante el que se da a conocer. La ley no puede afectar el ambiente,
pero al admitir el convenio sin cumplir la ley 4532, crea la previsibilidad de que lo afecte.
No se trata la ley 4614 de una ley formal, tiene fuerza operativa, y fue dictada sin valorar
(...) omitiendo en su articulado el imponer la oportuna realización de los estudios exigidos
por ley citada"(154).
En su voto concurrente el Dr. Torrejón puso de resalto "el serio defecto del que adolece la
demanda de amparo que interpone la Defensora del Pueblo" al advertir que "no ha
expuesto al juez del amparo, cuál es el daño 'ambiental' que quiere evitar con esta acción.
Ha de tenerse presente, que no puede identificarse el 'daño ambiental' con cualquier lesión
a un recurso natural, sino que existirá solo cuando la 'afectación' tenga la capacidad de
impactar sobre la vida, en sentido amplio, comprendiendo los bienes naturales y culturales
indispensables para la subsistencia (Paredes, Viviana, 'Responsabilidad por afectación al
Medio Ambiente', JA del 24/8/1996). Y no es que se requiera de la Defensora accionante
que demuestre la realidad del impacto negativo, sino la descripción de su posibilidad y la
razones por las que el hecho que vislumbra excede una previsibilidad de normalidad.
Consecuentemente, tampoco ha explicado la 'inminencia' del peligro que acusa, el cómo, el
por qué, el cuándo o el quantum que supone, con fundamentos serios de la trasgresión
constitucional que estima existe o previene. Ha considerado como 'acto lesivo' una ley, y
requerido —sin más— su declaración de inconstitucionalidad, prejuzgando, presuponiendo
previendo que la misma habilitaba la violación del orden jurídico vigente en la materia.
Véase el libelo introductivo de la acción y el objeto declarado. Como el preponente, no cabe
en consecuencia sino negar legitimación a la Defensora del Pueblo para intentar esta vía.
No ad processum —claro— ya que puede ser parte en este tipo de pleitos representando a
la comunidad y para ello la ley la habilita. Pero sí ad caussam, pues no es la vigilancia del
desempeño de los órganos administrativos —menos aún los legislativos— ni la razón del
amparo ambiental, ni de las atribuciones de la Defensoría (...). De atenerse a la propia
calificación que de sus potestades hace el Defensor del Pueblo de la Nación, su acción debe
orientarse hacia las áreas que escapan a los controles gubernamentales tradicionales, es
decir, la conveniencia o mérito del obrar administrativo, ya que a veces es más
inconveniente un acto inoportuno o inconveniente que antijurídico. ...el ombudsman, a
partir de un hecho, acto o comportamiento, no pretende juzgar en sentido tradicional los
vicios de tal proceder, sino más bien desentrañar las causas que lo originan
proporcionando consejos... valorando la conducta del agente público y de los individuos
(Quiroga Lavié ob. cit., p. 227)(155)".
Señala Cafferatta que "tal vez la cuestión más ríspida que analiza el tribunal es la
legitimación procesal y la legitimación ad causam para obrar de la defensora del pueblo de
la provincia por la vía del amparo ambiental. Hubo entonces que distinguir entre dos
institutos del derecho procesal la legitimación ad procesum, en virtud de la cual la
Defensora puede acudir a esta acción, en tanto y en cuanto el hecho, acto u omisión
guarde la relación debida con aquel objeto de protección que ejercen en representación del
ciudadano, de la legitimación ad causam, que remite sencillamente a la idea de titularidad
de la relación jurídica en que se funda la pretensión, sinónimo de interés jurídico tutelable,
y que estará dada en cada caso, por la íntima relación con el contenido de la pretensión, y
su vinculación inmediata con los hechos de la demanda. Por lo que la legitimación
sustancial de la Defensora del Pueblo, debe reposar, en el caso, en la probanza del daño
ambiental —afectación suficiente del derecho de sus representados—, situación objetiva de
amparo cuya protección requiere de urgencia objetiva. Y esto es lo que a juicio del ST
Chubut no se ha acreditado"(156).

4.6. Provincia de Córdoba


La ley 10.208 de Política Ambiental de la Provincia de Córdoba(157) regula en sus arts.
71 a 74 el amparo ambiental(158).
Explica Vera que "a su vez, otra modificación legislativa importante ocurrió a finales del
mismo año 2014, con la sanción de la ley 10.249(159) (luego modificada también por la ley
10.323)(160), la cual introdujo el art. 4º bis a la ley 4915 y diferenció el régimen de la

42
competencia, disponiendo que en aquellos casos donde se demande al Estado provincial o
municipal y demás entidades públicas, serán únicamente competentes las Cámaras en lo
Contencioso Administrativo, exceptuando así estos casos del sistema general de turnos
vigente en la provincia. Con esta modificación —no exenta de críticas en su momento— el
régimen quedó conformado, entonces, por la ley provincial 4915, la cual sigue siendo la
regulación general del amparo, modificada por la ley 10.208 en lo atinente a los procesos
colectivos ambientales. Dado que esta última ley no regula al amparo de manera integral,
aún debe coexistir con la ley 4915, modificada a su vez en materia de competencia por las
leyes mencionadas en el párrafo anterior. El sistema evidencia así cierta complejidad y
algunos puntos irresueltos, especialmente si se tiene en cuenta, por ejemplo, que la ley
10.208 tiene también una norma específica que dispone que será competente 'el juez
inmediato sin distinción de fuero o instancia' (art. 72)"(161).
En lo pertinente, las normas de la ley 10.208 establecen:
"Art. 71.— De acuerdo al art. 43 de la CN se fija el procedimiento para el ejercicio del
amparo en lo relativo a los derechos que protegen el ambiente.
"El amparo ambiental procede cuando se entable en relación con la protección y defensa
del ambiente y la biodiversidad, preservando de las depredaciones, alteraciones o
explotación irracional, el suelo y sus frutos, la flora, la fauna, los recursos minerales, el
aire, las aguas y los recursos naturales en general, comprendiendo cualquier tipo de
contaminación o polución que afecte, altere o ponga en riesgo los recursos naturales, la
salud y la calidad de vida humana y no humana.
"Cuando por causa de hechos u omisiones arbitrarias o ilegales se genere lesión,
privación, perturbación o amenaza en el goce de intereses difusos y/o derechos colectivos,
podrán ejercerse:
"a) Acciones de prevención;
"b) Acciones de reparación en especie, o
"c) Acciones de reparación pecuniaria por el daño producido a la comunidad.
"Las acciones de prevención proceden, en particular, con el fin de paralizar los procesos
de volcado, emanación o dispersión de elementos contaminantes del ambiente o
cualesquiera otras consecuencias de un hecho u omisión que vulneren el equilibrio
ecológico, lesionen, perturben o amenacen bienes y valores de la comunidad.
"Las acciones de reparación en especie tienen lugar siempre que fuere posible
recomponer la situación existente con anterioridad al menoscabo o lesión a los intereses o
derechos colectivos, sin perjuicio del resarcimiento pecuniario por los daños subsistentes.
En forma no excluyente consistirá en la imposición de la adopción de medidas eficaces
para restituir la situación previa al o los hechos.
"Las acciones de reparación pecuniaria por el daño colectivo proceden siempre que se
acreditare la existencia cierta del daño. Esta acción no excluye las que pudieran ejercer por
separado el o los particulares que hubieren sufrido un efectivo perjuicio en sus derechos
individuales.
"Art. 72.— Es competente para entender en las acciones previstas en el art. 71 de esta
ley el juez inmediato sin distinción de fuero o instancia, quien debe recibir el recurso
interpuesto por cualquier forma y medio de comunicación y a cualquier hora.
"Se encuentran legitimados para ejercer e impulsar las acciones previstas en la presente
Ley la Fiscalía de Estado, el Ministerio Público, los municipios y comunas, y cualquier
entidad o particular que accione en nombre de un interés difuso y/o derechos colectivos.
"El juez debe resolver, en cada caso, sobre la admisibilidad de la legitimidad invocada en
el término de veinticuatro (24) horas. Resuelta esta, debe expedirse sobre el recurso
interpuesto en el plazo de veinticuatro (24) horas, luego de ameritar la magnitud de los
daños o amenazas a los intereses difusos y/o derechos colectivos comprometidos. Si el juez
deniega la legitimación del accionante pero a su criterio resultare verosímil la existencia de
la privación, perturbación o amenaza a los intereses difusos o derechos colectivos invocada
en la demanda, debe correr vista al agente fiscal quien continúa con el ejercicio de la
acción.
"Art. 73.— Son sujetos pasivos de las acciones previstas en la presente ley las personas
físicas o jurídicas —públicas o privadas— que, en forma directa o a través de terceros, sean

43
responsables de hechos, actos u omisiones que generen la perturbación, privación, daño,
amenaza o menoscabo de los intereses difusos o derechos colectivos.
"Quedan comprendidas, además, las reparticiones del Estado nacional, Provincial,
Municipal y Comunal cuando en el otorgamiento de autorizaciones para el funcionamiento
de la actividad privada o en el cumplimiento de los controles previstos por la legislación
vigente obraren con manifiesta insuficiencia o ineficacia para la protección y defensa de los
intereses difusos y derechos colectivos.
"Art. 74.— El juez puede ordenar de oficio la producción de medidas de prueba no
propuestas por las partes o complementarias de ellas, decretar las que estime necesarias
para mejor proveer en cualquier estado de la causa y dictar todas las providencias
pertinentes en torno a las diligencias a practicarse. La sentencia definitiva hace cosa
juzgada respecto de todas las partes intervinientes en el proceso.
"Son recurribles, únicamente, la sentencia denegatoria y la que decida sobre las medidas
cautelares solicitadas.
"En las sentencias condenatorias definitivas, cualquiera sea el objeto de la acción, los
jueces pueden fijar multas a cargo de los sujetos responsables teniendo en cuenta
especialmente su situación patrimonial, la gravedad del hecho dañoso y la importancia del
interés colectivo comprometido. Asimismo, pueden imponerse multas contra quienes
incumplieren las medidas cautelares o las obligaciones resultantes de las sentencias
definitivas. El juez que hubiere dictado sentencia fiscaliza su ejecución y, de oficio o previa
denuncia de parte interesada, adopta los medios necesarios para que sea cumplida en
todos los casos a los que se extendieren los efectos de la cosa juzgada".

4.6.1. Jurisprudencia

4.6.1.1. "Vaggione, Rafael c. Provincia de Córdoba"(162). 12/8/1994


Esta sentencia, que presenta la particularidad de haber sido dictada pocos días antes de
la entrada en vigencia de la reforma constitucional de 1994, se originó en una acción de
amparo presentada por un particular a fin de lograr la protección de un bien ligado a la
cultura local. Se trataba de un tradicional inmueble ubicado en la zona céntrica de la
ciudad de Córdoba, propiedad de la Provincia y cuya venta y ulterior transformación
podrían dañar sus valores arquitectónicos y estéticos. El actor peticionó que se ordenara al
gobierno abstenerse "de autorizar a terceros la destrucción o modificación edilicia del
inmueble de la calle Rivera Indarte nro. 70", y la acción fue acogida favorablemente en
primera y segunda instancia(163). La Cámara sostuvo, en cuanto a la legitimación de
Vaggione, que para preservar el patrimonio cultural de la Provincia se encuentra legitimada
toda persona que se considere afectada "la que se identifica e individualiza cuando frente al
daño o la amenaza de daño entabla la acción ejerciendo la potestad". Agregó que los
derechos colectivos "rebasan la clásica noción del derecho subjetivo y definen un interés
común a satisfacer, como lo es el derecho a preservar el patrimonio cultural e histórico de
la provincia". El tribunal consideró que el interés difuso "se individualiza cuando aparece el
sujeto que asume frente al daño o a la amenaza de daño del interés de todos, el ejercicio
del derecho subjetivo. En consecuencia el derecho no es más ni menos subjetivo porque
pertenezca a todos: es una potestad para accionar frente al interés que emana de la ley".

4.6.1.2. "Chañar Bonito SA c. Municipalidad de Mendiolaza s/amparo". 18/9/2007


A través de una acción de amparo se cuestionó la constitucionalidad de una ordenanza
que prohibía el uso de productos agroquímicos en su zona urbana(164). Se ha señalado
que "lo interesante de este caso es que quien interpone la acción de amparo es el titular de
la empresa Chañar Bonito SA, quien consideró que la ordenanza 390/04 (que declara a la
localidad libre de agroquímicos, prohíbe el uso de productos fitosanitarios en su territorio
y, establece el estímulo a las producciones agropecuarias alternativas) lesionaba su
derecho a ejercer una industria lícita"(165).

44
En primera y segunda instancia el amparo se rechazó por dos razones(166): "(i) que la
normativa local forma parte de una construcción constitucional ya que dota de contenido
la distribución competencial que prevé el art. 41CN en materia de legislación de
presupuestos mínimos sin excederse del ámbito de la autonomía municipal conforme lo
estipulado no solo en la Carta Magna nacional sino, también, en la Const. Córdoba, (ii) que
no se cumple con el requisito de daño actual o inminente, no ha sufrido el grave daño que
sostiene el amparista, al haberse permitido por vía de cautelar la fumigación requerida con
carácter urgente y nada le impide hacia el futuro dedicar su propiedad a otro tipo de
explotación que no requiera el uso de agroquímicos, cumpliéndose de esa manera lo
preceptuado por el art. 1º de la norma en cuanto pretende estimular la producción
ecológicamente sustentable".
Berros señala que el Tribunal Superior de Justicia rechaza estos argumentos, "el
supuesto de hecho presentado se re-califica y se hace lugar al amparo declarándose la
inconstitucionalidad de la norma municipal. La línea argumental que se presenta focaliza
el tema competencial por sobre cualquier otra arista de la problemática de modo tal que la
potestad del municipio es lo que se discute sin iluminar con similar con fuerza cuestiones
relativas a la salud y el ambiente. Esto se advierte llamativo si se considera que la
resolución parte de la idea de que 'La estrategia o metodología jurídica no debe construir
su silogismo jurídico sobre la base del precepto aislado de la norma específica sino de la
amplia adecuación a la unicidad del orden jurídico. Es que el principio de legalidad
comporta un axioma de derecho en virtud del cual la norma emitida por una jerarquía
piramidal superior prevalece respecto de la norma inferior generada como consecuencia de
la aplicación de aquella' y se continúa referenciando al problema de la autonomía
municipal y una serie de normas constitucionales luego de lo cual se efectúa un recorrido
por las normas aplicables en materia de productos fitosanitarios con una alusión al art.
41CN que luego no es retomada". Agrega: "Los argumentos construidos llevan a concluir
que 'La simple confrontación entre el marco jurídico reseñado y la ordenanza 390 del año
2004 dictada por la Municipalidad de Mendiolaza patentiza la antijuridicidad de esta
última' lo que es ampliamente debatible dado el sesgo manifiesto de la resolución que se
apoya en el tema del 'producto fitosanitario' y su comercialización opacando la cuestión de
la protección del ambiente y la salud y los riesgos que conlleva su uso, todo lo que puede
legitimar decisiones por parte de las jurisdicciones locales, lo que expresamente se
encuentra establecido en el mismo art. 41 de la CN que estipula el sistema de
competencias concurrentes modalizado en materia ambiental en el país"(167).

4.6.1.3. "Benatti, Víctor H. c. Municipalidad de Villa Allende - Plena Jurisdicción -


Recurso de Casación"(168). 16/2/2012
En este fallo "el Tribunal Superior de Justicia de la Provincia de Córdoba resolvió el
recurso de casación interpuesto por la empresa CIVA en autos 'Benatti, Víctor c.
Municipalidad de Villa Allende - PJ', tramitado ante la Cámara en lo Contencioso
Administrativo de Primera Nominación de Córdoba —2008—, la cual, por mayoría, rechazó
la demanda confirmando los actos administrativos impugnados de cese precautorio de la
actividad de cremación y la revocación definitiva de la habilitación. Con anterioridad, la
operadora había demandado a la Municipalidad a los fines de que se declarara la
inconstitucionalidad o inaplicabilidad respecto de su parte del art. 1º de la resolución en
donde se dispuso el cese precautorio de la actividad que desarrolla el crematorio Nuestra
Señora del Carmen"(169).
A través de una serie de resoluciones judiciales se buscó "dar respuesta a la situación
vivida por vecinos del Municipio de Villa Allende, que sufrieron la afectación a su salud por
más de dos décadas, a raíz de las actividades de cremación de cadáveres y de incineración
de residuos patógenos, desarrolladas por la empresa CIVA (Complejo de Incineración Villa
Allende). La Municipalidad de Villa Allende mediante las resoluciones 72/2005 y su
confirmatoria, la res. 98/2005, dispuso el cese definitivo de la actividad de cremación,
como corolario final de un proceso de cierres preventivos, informes etiológicos y
epidemiológicos previos y decisorios que ordenaron el cese preventivo, precautorio y

45
temporario de la actividad de cremación", resoluciones que fueron impugnadas en este
caso(170).
Comastri y Villalba señalan que "si bien tanto en las instancias inferiores como en la
sentencia del Tribunal Superior de Justicia de Córdoba (TS Córdoba) se hace referencia al
principio precautorio, el caso propiamente no reúne los presupuestos del principio ya que
incluso existía prueba de la afectación a la salud de los vecinos del municipio causada por
las actividades del actor. Sin embargo, resulta llamativo el análisis doctrinario que realiza
el tribunal del principio precautorio, en un extenso fallo, para finalmente resolver condenar
al Municipio a indemnizar al particular (...). El TS Córdoba entendió que la revocación de la
habilitación para funcionar implica el ejercicio de un acto discrecional de la administración
que realiza una nueva valoración de los hechos, que no debe ser soportado por el
administrado y que genera responsabilidad del estado municipal, en forma análoga a lo
que sucede en la expropiación. El Máximo Tribunal provincial sostuvo en aquella
oportunidad, que la problemática ambiental era consecuencia de un desarrollo urbanístico
desordenado, responsabilizando al Municipio de Villa Allende por no haber actuado
anteriormente. El tribunal consideró que el cese de las actividades autorizadas y el cierre
de los establecimientos habilitados se erigen como la ultima ratio de la prevención
ambiental. Además de constituir la negación de la asunción de los costos ambientales (de
prevención y remediación) por parte de quien los provoca, imputar al municipio la actividad
administrativa de prevención de esos riesgos podría constituir una señal de desaliento
sobre el ejercicio de sus poderes de salvaguarda de la protección del ambiente y la salud de
la población"(171).
En su nota al fallo, Morales Lamberti sostiene: "En nuestro caso, entendemos que el
municipio, al retirar la autorización que no contenía plazo de vigencia y, por ende, tenía el
carácter de precaria, obró ejerciendo su poder de policía ambiental, y la negación de su
ejercicio implicaría el riesgo de una clara lesión al interés público. El actor no puede
pretender un derecho perpetuo, atemporal, a obtener una habilitación municipal comercial
con sustento en el argumento que la actividad de cremación contaba desde hacía varios
años con esta, pues ello importaría negar el derecho de la Municipalidad demandada de
que en ejercicio del poder de policía controle las condiciones de seguridad y salubridad en
que se desarrollan las distintas actividades dentro del ejido municipal, en aras de velar por
el bien común. Es claro que el perjuicio que se invoca, asentado esencialmente en razones
patrimoniales singulares, no puede tener preeminencia ante situaciones en las cuales se
entiende que la actividad que emite sustancias de alta toxicidad afecta el medio ambiente,
poniendo en riesgo a las personas que habitan las inmediaciones del complejo. Cuando la
afectación se refiere a la salud o el ambiente, en principio tampoco existiría daño
indemnizable, porque se trata de medidas de policía que restringen la propiedad privada y
no se podría obligar al Estado a indemnizar por el ejercicio de una potestad que le es
privativa y que constituye una función irrenunciable. Más aún si, además, la restricción
impuesta legítima y razonablemente se halla compensada con los beneficios que produce
para la comunidad. No puede considerarse la responsabilidad estatal en la hipótesis de que
el Estado afronte un mal respecto del cual no existan condiciones objetivas de contención
y/o remedios ambientales identificados (...). Lo decidido trasunta, en definitiva, en una
postración de la verdad jurídica objetiva y de los bienes sociales, toda vez que los derechos
económicos del actor no pueden prevalecer sobre el interés que el Estado pretende
resguardar con el ejercicio de su poder de policía. Cuando estos bienes están afectados o
en peligro, lo que el juez debe investigar no es la certeza del dato sino la certeza de la
inocuidad de la actividad"(172).

4.6.1.4. "Club de Derecho(Fundación Club de Derecho Argentina) y otros - Quispe,


Eduardo - Quispe, Diego Raúl - Quispe, Ester Margarita - Molina, Celina Laura -
Barboza Vaca, Vanina de los Ángeles - Oliva, Da c. Municipalidad de Malvinas
Argentinas s/amparo
Se ha señalado que sin dudas uno de los conflictos más importantes en materia
ambiental en la Provincia de Córdoba "fue el que se desarrolló con motivo del proyecto de
planta de acondicionamiento de semillas de maíz que fuera propuesto por la firma

46
Monsanto Argentina SAIC en la localidad de Malvinas Argentinas. El proyecto es conocido
por algunos como 'la secadora de semillas de maíz transgénico más grande del mundo', en
razón de la escala del proyecto. La Fundación Club de Derecho Argentina y varios
ciudadanos interpusieron acción de amparo contra la Municipalidad de Malvinas
Argentinas, solicitando se le ordene abstenerse de emitir el permiso de construcción de
obra y factibilidad de una planta secadora de granos, en tanto y en cuanto no se dé
cumplimiento al procedimiento en materia ambiental que establece la Ley General del
Ambiente. El juez de Primera Instancia rechazó la acción en cuanto al permiso de
construcción y la admitió con relación a la etapa de puesta en funcionamiento de la obra.
Apelada la sentencia, la Cámara, por mayoría, revocó la decisión"(174)y ordenó como
medida precautoria la suspensión de las obras civiles correspondientes a una planta
secadora de granos que había sido autorizada por la Municipalidad de Malvinas Argentinas
sobre la ruta A188.
El 24/4/2013, "el Tribunal Superior de Córdoba —Sala Electoral, de Competencia
Originaria y Asuntos Institucionales— hizo lugar a un recurso directo, dejando sin efecto la
sentencia de la Cámara (...). Para adoptar tal decisorio, el tribunal entendió,
principalmente, que en el caso no se presentaban los requisitos necesarios para que
prospere la medida precautoria en discusión, tanto en lo que hace a la verosimilitud del
derecho invocado —ya que los accionantes no habían sustentado su posición en la
existencia de un derecho concreto en riesgo efectivo, sino en una incierta afectación futura
— y al peligro en la demora —atendiendo que la autorización municipal se limitaba a la
obra civil de construcción del establecimiento, pero no a la operación del mismo—"(175).
Posteriormente, "la Cámara del Trabajo de Córdoba, sala 2ª, con fecha 8/1/2014, al
resolver el amparo, declaró la arbitrariedad e inconstitucionalidad de la res. 595/2012
dictada por la Secretaría de Ambiente de la Provincia de Córdoba, y de las ordenanzas
municipales 808/2012 y 821/2013 sancionadas por el Concejo Deliberante de la
Municipalidad de Malvinas Argentinas. De esta manera, hizo lugar al recurso de apelación
interpuesto por la Fundación Club de Derecho Argentina, revocó la sent. nro. 385, dictada
por jueza de Conciliación de Cuarta Nominación el 7/10/2013, admitiendo la acción de
amparo incoada y ordenó a la Municipalidad de Malvinas Argentinas se abstenga de
autorizar a la firma Monsanto Argentina SAIC, toda implementación, obra, ejecución o
acción, hasta tanto no cumplimente con la realización del correspondiente Estudio de
Impacto Ambiental y la celebración de una audiencia pública, que establecen la ley
25.675 General del Ambiente, la ley 7343provincial y el dec. 2131/2000. Asimismo, ordenó
que se suspendan las obras que se llevan a cabo con los permisos otorgados por los
instrumentos normativos tachados de arbitrarios e inconstitucionales en dicha resolución.
Esta decisión fue elogiada por los autores como saludable". Más tarde, "en el mes de agosto
de 2016, la firma Monsanto desistió del proyecto, lo que fue celebrado por los asambleístas
y por los vecinos de la localidad de Malvinas Argentinas"(176).

4.6.1.5. "Cemincor y otra c. Superior Gobierno de la Provincia - Acción declarativa de


inconstitucionalidad"(177). 11/8/2015
En esta causa el Tribunal Superior de Justicia ratificó la plena constitucionalidad de
la ley 9526que prohíbe la actividad minera metalífera cuando se realice bajo la modalidad
"a cielo abierto" o cuando para ello se utilicen sustancias como el cianuro, el mercurio y
otras calificadas como peligrosas, rechazando la acción declarativa de inconstitucionalidad
que habían planteado los representantes de la Cámara Empresaria Minera de la Provincia
de Córdoba (Cemincor) y de la Asociación de Profesionales de la Comisión Nacional de
Energía Atómica y la Actividad Nuclear (APCNEAN)(178). El Superior Tribunal "consideró
que las nociones de progreso económico y justicia social incorporadas en el inc. 19 del art.
75de la CN consolidan la naturaleza constitucional del derecho a la salud. Ambas
expresiones, como fin asignado al accionar de los poderes públicos, exigen ponderar
prioridades básicas que deben ser satisfechas, y entre ellas la salud adquiere una
relevancia sustantiva"(179). Agregó que "los derechos, entre ellos la libertad de empresa, no
son absolutos sino que están sujetos, en su ejercicio, a reglas y limitaciones indispensables

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para el orden y la convivencia social" y "analizó la normativa aplicable a la luz del
paradigma ambiental, incorporando la tutela preventiva"(180).

4.6.1.6. "Tulián, Mariela Jorgelina y otros c. Provincia de Córdoba(Poder Legislativo) -


Amparo
En este caso la señora Mariela Jorgelina Tulián, por derecho propio y en nombre y
representación de la Comunidad Indígena Territorial Comechingón Sanavirón Tulián, el Dr.
Federico J. Macciocchi, en nombre y representación de la Fundación Tercera Generación y
el Sr. Raúl A. Montenegro, en nombre y representación de Fundación para la Defensa del
Ambiente (FUNAM) promovieron acción de amparo ambiental en contra de la Legislatura de
la Provincia de Córdoba (arts. 41y 43 de la CN, 48 y 53 de la Const. Pcial., leyes 10.208 y
4915) a fin de que se la ampare en la defensa del medio ambiente, en el derecho a la
identidad social y cultural de los pueblos indígenas, como así también, en el derecho a
participar en la gestión referida a sus recursos naturales. En concreto, solicitaron que se
declare la nulidad del "Proyecto de Ley sobre Ordenamiento Territorial de Bosques Nativos
y Regulación de Bosques Exóticos de la Provincia de Córdoba" y que se disponga en forma
urgente, como medida cautelar innovativa, la suspensión de todo tratamiento legislativo
que pueda derivar en la aprobación del referido proyecto.
La Cámara Contencioso Administrativa declaró inadmisible la acción. Para así decidir
ponderó la inexistencia de una norma en vigor, condición para la apertura de la
jurisdicción constitucional del amparo. No obstante ello, exhortó a las autoridades político-
electivas de la Provincia, para que, en el supuesto de impulsar el proyecto, aseguren los
presupuestos de participación ciudadana(182).
Sostuvo el tribunal que "es condición para promover el control de constitucionalidad por
vía del amparo, la existencia de un caso o causa judicial madura. Esto es, que la ley que se
cuestiona haya sido sancionada y promulgada. De este modo, es manifiestamente
inadmisible una acción de amparo (art. 3º, ley 4915) cuando el objeto de la pretensión
deducida persigue un control previo de constitucionalidad sobre un proyecto de ley, que no
es admitido por las normas que disciplinan la vía elegida. En efecto, por más que se
requiera la declaración de nulidad del proyecto, si lo que se invoca es un vicio en el
procedimiento previo a su formación como acto legislativo, en la medida que dicho proyecto
no se convierta en ley, los motivos de impugnación no pasan de ser hipotéticos o
conjeturales"(183).

4.6.1.7. "Gremo, María Teresa y otros c. Corp. Intercomunal para la Gestión Sustentab.
de los Resid. del Área Metrop Cba. SA(Cormecor SA) - Amparo
En esta causa, la demandada —Corporación para la Gestión Sustentable de los Residuos
del Área Metropolitana Córdoba SA (Cormecor)—, en el marco de una acción de amparo
ambiental, interpuso recurso de apelación en contra de la medida cautelar que ordenó la
suspensión de toda obra de instalación de la planta de tratamiento de residuos
domiciliados —cuya puesta en funcionamiento fue cuestionada mediante el proceso del
amparo ambiental—, hasta tanto se realicen los estudios de impacto ambiental en toda la
zona de influencia de la obra. El Tribunal Superior de Justicia ratificó la medida dispuesta
por el a quo, respecto a las obras civiles que impliquen la ejecución del proyecto ambiental
objeto del amparo y, autorizó el avance de todos los actos preparatorios necesarios para el
desarrollo del proceso ambiental no comprendido en la medida.
Consideró el Tribunal Superior que "la acción de amparo ambiental es concebida en el
régimen provincial (ley 10.208) como una medida preventiva (no solo represiva) que
procede ante cualquier tipo de contaminación o polución que afecte o ponga en riesgo los
recursos naturales, la salud y la calidad de vida, por causas arbitrarias o ilegales que
generen lesión, privación, perturbación o amenaza en el goce de intereses difusos y/o
colectivos en materia ambiental (art. 71). En dicho sistema normativo ambiental, se
encuentra flexibilizado el requisito de la antijuridicidad —exigido en el amparo genérico de
la ley 4915— en tanto no requiere que la arbitrariedad y la ilegalidad resulten manifiestas,
y se autoriza la disposición, en cualquier estado del proceso, de medidas de urgencia, como

48
resulta ser la paralización de la obra que implique la instalación de la planta de
tratamiento de residuos domiciliarios cuestionada mediante el ejercicio de la acción de
amparo ambiental".
Agregó: "La legislación ambiental ha previsto un proceso ambiental específico —bajo la
supervisión y gestión de la autoridad de aplicación— a los fines de la habilitación de todas
aquellas políticas, proyectos, acciones o actividades susceptibles de producir un impacto
ambiental en la salud del hombre y/o en el medio ambiente (ley 10.208 y dec.
2131/2000, arts. 6º, 7º y 8º). Dicho proceso, compuesto por una secuencia compleja de
procedimientos administrativos, se encuentra sujeto a requisitos y condiciones ineludibles
para llegar a su punto culminante, cual es la licencia ambiental que da la autorización
formal para que aquellas acciones u obras puedan ejecutarse. En tal contexto, la actividad
judicial siempre debe estar presidida por la clara comprensión de las diferencias existentes
entre el proceso ambiental que tiene lugar ante la autoridad de aplicación de la
Administración Pública; y el control judicial de juridicidad de los planteos emanados como
consecuencias de tales actuaciones administrativas"(185).
Estableció, además, que "la calidad jurídico procesal de la medida cautelar dispuesta en
el marco de una acción de amparo ambiental —en la que la demostración de la
arbitrariedad e ilegalidad manifiestas se encuentra flexibilizada— permite a la justicia
adoptar la decisión anticipada y provisoria de mantener la suspensión de todo acto que
implique la ejecución del proyecto ambiental hasta que se resuelva la cuestión de fondo, en
tanto, resulta indudable que el conflicto de intereses planteado repercute directamente
sobre el interés general y la salud pública de parte de la población, pues podría poner en
riesgo el derecho constitucional a gozar de un ambiente sano (arts. 42, CN y 66, Const.
Cba.), y el desarrollo del proceso ambiental ha registrado diferentes inconvenientes
administrativos y climatológicos, que llevaron a múltiples impugnaciones y observaciones a
la Licencia Ambiental otorgada por la autoridad de aplicación"(186).
Observan Comastri y Villalba que "el TS Córdoba confirmó parcialmente la cautelar, y
puso de relieve el rol del juez en estos procesos, al señalar que en el marco del régimen
ambiental cordobés —ley 10.208—, el legislador provincial ha otorgado competencia para
entender en estas acciones al Poder Judicial, sin mayores requerimientos ni restricciones
procesales o formales y temporales (art. 72, 1º párr.); confiriéndole a los magistrados
actuantes amplias facultades en relación con la valoración de la magnitud de los daños o
amenazas a los intereses difusos y/o derechos colectivos comprometidos (art. 72, 2º párr.);
pudiendo ordenar de oficio la producción de medidas de prueba no propuestas por las
partes o complementarias de ellas, decretar las que estime necesarias para mejor proveer
en cualquier estado de la causa y dictar todas la providencias pertinentes en cuanto a las
diligencias a practicarse, todo ello antes de arribar a la sentencia definitiva sobre el fondo
de la cuestión (art. 74). Sin perjuicio de ello, también se puntualizó que, aun en el caso del
amparo ambiental, la actividad judicial siempre deberá estar presidida por la clara
comprensión de las diferencias existentes entre el proceso ambiental que tiene lugar ante la
autoridad de aplicación de la Administración pública; y el control judicial de juridicidad de
los diferentes planteos emanados como consecuencia de tales actuaciones administrativas.
Ello sin perder de vista el carácter excepcional que reviste la actividad judicial durante el
desarrollo de aquel proceso específico, y debiendo estar supeditada siempre a garantizar la
tutela judicial efectiva de quienes sientan amenazados o lesionados sus derechos
constitucionales, pero con la adecuada prudencia y razonabilidad que impone considerar
que su actuación en el marco del amparo (ley 4915) o del amparo ambiental (ley 10.208
Provincial de Ambiente), deberá procurar no convertirse en un impedimento para la gestión
de las políticas y funciones ambientales a cargo de la Administración provincial"(187).

4.7. Provincia de Corrientes


El art. 7º de la ley provincial 4731(188) de preservación, conservación, defensa y
mejoramiento de aquellos ambientes urbanos, rurales y naturales establece lo siguiente:
"Cualquier habitante de la Provincia que se considere afectado en sus intereses, actividades
y/o propiedades, por obras contaminantes del medio ambiente y/o que puedan perjudicar
la salud de la población y/o afecten a la flora, fauna o recursos naturales, podrá recurrir

49
por la vía de la acción de amparo a cualquier juez provincial a efectos de solicitar se ordene
la suspensión de las obras, hasta tanto se de cumplimiento a lo preceptuado en la presente
ley".
Explica Brest que, en cuanto a las reglas procesales para la tramitación del amparo
ambiental en la Provincia de Corrientes, "se acude al art. 67 de nuestra Constitución
Provincial, a la ley 2903 de Amparo, y al art. 321 del Cód. Proc. Civ. y Com. de la provincia
de Corrientes. Además de la Jurisprudencia y doctrina imperantes en la materia"(189).

4.7.1. Jurisprudencia

4.7.1.1. "Leiva, Bruno c. Forestal Andina SA"(190). 3/2/2006


El art. 30 in fine de la LGA prevé la figura de la acción popular para perseguir el cese del
daño ambiental a través de un proceso de amparo. Dicho de otro modo, habilita la más
amplia de las legitimaciones de obrar activa, cuando el caso es de amparo, para promover
por esa vía el cese del daño al ambiente. La puerta de ingreso al proceso, para la protección
del derecho ambiental —de verificarse la mentada situación de daño ambiental colectivo y
pretensión de cese de la actividad generadora— es de tal magnitud que adquiere la forma
de acción pública, y habilita a cualesquiera de la comunidad, a la vez que como premisa
mayor del silogismo, se distancia de la lógica legitimación personalmente
circunscripta(191).
Tal legitimación, la más amplia de todas, fue reconocida por la sala IV de la Cámara Civil
y Comercial de Corrientes en los autos "Leiva, Bruno c. Forestal Andina SA", cuando
rechazó el recurso de revocatoria interpuesto contra la resolución que hizo lugar a la
medida cautelar solicitada —suspensión de la obra por no contar con el correspondiente
estudio de impacto ambiental— toda vez que consideró que, hallándose acreditados en el
caso la verosimilitud del derecho y el peligro en la demora, el actor estaba facultado por
el art. 30 de la LGA para pedir la cesación de actividades generadoras del daño ambiental
colectivo mediante la acción de amparo ambiental.
Señala Morello que se trata, obviamente, de una nueva filosofía ante nuevos daños de
superlativa repercusión vital. De una diferente cultura jurídica para asumir creativamente
situaciones y relaciones que cubren una inédita dimensión social. De la visión
patrimonialista del daño resarcible individual a un registro publicístico, en donde lo
colectivo requiere una dinámica diferente de tutela preventiva efectiva(192).

4.7.1.2. "Asociación de Usuarios y Consumidores de la Provincia de Corrientes c.


Dirección Provincial de Energía de Corrientes y Estado de la Provincia de Corrientes".
9/12/2009
Respecto de la jurisprudencia posterior al dictado del fallo "Halabi" en la que otros
tribunales del país siguieron la senda indicada por la CS, puede mencionarse la sentencia
del ST Corrientes de fecha 9/12/2009 dictada en autos "Asociación de Usuarios y
Consumidores de la Provincia de Corrientes c. Dirección Provincial de Energía de
Corrientes y Estado de la Provincia de Corrientes" mediante la cual se hizo lugar a una
acción de amparo interpuesta por una asociación de consumidores tendiente a dejar sin
efecto el aumento en las tarifas por la provisión del servicio de energía eléctrica resultante
de la aplicación de la res. 1049/2008 de la Dirección Provincial de Energía de Corrientes
(DPEC) y del dec. pcial. 2668/2008, por considerar que tales regulaciones resultaban
ilegales e irrazonables, además de violar el art. 48 de la Constitución Provincial y
desconocer también las disposiciones de los arts. 28 y 42 de la CN(193). La sentencia de
grado había admitido el amparo, decretando la inconstitucionalidad de la resolución y del
decreto impugnados, en cuanto a la modificación del cuadro tarifario, y ordenó a la
accionada que proceda a la refacturación de las boletas emitidas. Contra dicho decisorio, la
Dirección Provincial de Energía y la Fiscalía de Estado dedujeron sendos recursos de
apelación. La Cámara de Apelaciones rechazó los recursos interpuestos(194). El Superior
Tribunal correntino sostuvo que "...tal como fuera explicitado por la Corte en el caso

50
'Halabi', existe en el presente un hecho continuado que provoca la lesión a todos los
usuarios del servicios de energía eléctrica de la provincia, que consiste en la facturación
por el consumo de energía eléctrica en base a un cuadro tarifario implementado sin
haberse observado los procedimientos constitucionales fijados para ese fin. La
homogeneidad fáctica y normativa está dada por el aumento del cuadro tarifario
implementado por las resoluciones declaradas como contrarias a la Constitución, lo que
convierte en razonable la realización de un solo juicio con efectos expansivos de la cosa
juzgada que en él se dicte, siempre que se haya respetado con suficiencia el derecho de
defensa de la contraparte, y dejando a salvo lo que hace a la prueba del daño, cuestión esta
última que, como se sabe, es ajena al proceso de amparo". En consecuencia, dispuso por
unanimidad rechazar los recursos de apelación interpuestos y asignar efectos erga omnes a
la sentencia, pudiendo ser invocada por terceros y por los juzgadores en causas similares,
"debiendo ser publicada en el mismo órgano de difusión que la ley impone para la res.
1049/2008 y el dec. 2668/2008, sin perjuicio de otras publicaciones que se hicieran como
obligación de la apelante y a su costa".

4.7.1.3. "Cirignoli, Sebastián c. Sánchez María Valentina; Sánchez Carlos César y


Sánchez María Antonia y/o Q. R. R. P. del inmueble y/o Instituto Correntino del Agua y
el Ambiente(ICAA) s/amparo"
En esta causa el Superior Tribunal de Justicia de la Provincia rechazó el recurso de
apelación interpuesto contra la sentencia 9, de fecha 14/6/2009, dictada por la sala IV de
la Excma. Cámara en lo Civil y Comercial de esta ciudad a fs. 308-312, que rechazó la
acción de amparo deducida.
Señaló que "la demanda de amparo es promovida por el Sr. Sebastián Cirignoli en su
carácter de vecino de la Colonia Carlos Pellegrini contra María Valentina Sánchez, Carlos
César Sánchez y María Antonia Sánchez y/o quien resulte propietario del inmueble y/o
responsable de las obras que allí describe y contra el Instituto Correntino del Agua y el
Ambiente (ICAA) a fin de que la jurisdicción ordene el cese de la actividad generadora de
daño ambiental colectivo por la alteración relevante y negativa del medio ambiente, sus
recursos y el equilibro del ecosistema del Parque Provincial Iberá, así como la afectación de
los bienes y valores colectivos que lo componen. La actividad generadora del daño
ambiental consiste —según afirma— en la arbitraria y manifiesta conducta lesiva de los
demandados en la construcción de un baletón y un canal de aproximadamente 6 km de
longitud que desemboca en la Laguna 'Trim' en costa de los Esteros del Iberá. Así como
también por la extracción y utilización de aguas públicas no autorizadas por el Estado. La
acción también la dirige contra el Instituto Correntino del Agua y el Ambiente por la
arbitraria y lesiva omisión de controlar, evaluar y habilitar las obras que se mencionan y
que a su juicio producen una clara afectación del derecho al ambiente sano, garantizado
por la Constitución y normas derivadas de ella. Obras que según el propio ICAA no
cuentan con la correspondiente Declaración de Impacto Ambiental ni con el permiso de
Uso de Aguas Públicas, las que deben ser autorizadas en forma previa al inicio de la
construcción de las obras. En síntesis, la pretensión amparista consiste en que se ordene
el cese inmediato de la ejecución de la mencionada obra con la consiguiente paralización
total de las actividades que esta involucra, hasta tanto se cumpla con la totalidad del
procedimiento de Evaluación de Impacto Ambiental establecido en la normativa de la
Provincia de Corrientes. Y para el caso de no aprobarse la Evaluación de Impacto
Ambiental por el órgano de aplicación, ordene la recomposición del ambiente dañado
restableciendo la situación anterior a la producción del perjuicio de conformidad con
establecido en el art. 28de la ley 25.675 (ver fs. 1 vta.)".
Agregó: "La pretensión principal consiste en que se suspendan inmediatamente la
ejecución de un baletón y la extracción de aguas de la Laguna 'Trim', hasta tanto se
cumpla con la totalidad del procedimiento de Evaluación de Impacto Ambiental establecido
en la normativa de la Provincia de Corrientes. Ello significa que, concluido el procedimiento
de impacto ambiental, la demanda se vería satisfecha, dejando sin sustento a la
prosecución del juicio. Y ello es precisamente lo acontecido, pues la res. 355 del
15/8/2006 (fs. 97) dictada por el señor administrador general del Instituto de Agua y

51
Ambiente formuló Declaración de Impacto Ambiental del 'Proyecto de Reactivación y
Ampliación de la Estación de Bombeo de Aguas de la Laguna Trim' perteneciente a la
Cuenca del Iberá para irrigar le cultivo de arroz de 1175 hectáreas en el inmueble
propiedad de la Sra. María Antonia Sánchez. Así como la Concesión de Aguas Públicas
captadas mediante reactivación de estación de bombeo y canal preexistente en la Laguna
Trim perteneciente a la Cuenca del Iberá, fue otorgada por res. 362 del 25/8/2006 (fs.
94/95). Tales decisiones administrativas fueron confirmadas por dec. 1968
del 17/12/2009 (fs. 224/225) por el titular del Poder Ejecutivo Provincial (...). Por otra
parte, en los autos 'Cirignoli c. Aguerre' que tengo a la vista —expediente que se encuentra
en este Superior Tribunal, por haberse solicitado su remisión en los autos: 'Fraga Juan de
La Cruz c. Arrocera Rogelio Zampedri SA y/o Q.R.R. y el Instituto Correntino del Agua y el
Ambiente (ICAA) s/acción sumarísima de amparo', expte. ED4 2669/6—, se debatió una
cuestión idéntica a la presente, en la que por mayoría de los miembros de la sala IV de la
Cámara en lo Civil y Comercial se resolvió (fs. 1064/1085) rechazar la acción de amparo
interpuesta por Cirignoli contra Ramón Aguerre y/o propietario de la Estancia Rincón del
Aguay, a la vez que receptar parcialmente la demanda contra el Estado provincial y el
Instituto Correntino del Agua y el Ambiente, ordenando una serie de medidas que
indudablemente gravitan en la presente causa. Así se dispuso la realización de un proceso
de Evaluación de Impacto Ambiental estratégico y acumulativo de todas las plantaciones de
arroz que existan el área de la reserva del Iberá y que el Poder Ejecutivo realice un
ordenamiento territorial, suspendiendo toda autorización y permisos de extracción de
aguas de los Esteros del Iberá para nuevos emprendimientos arroceros hasta que se tengan
los resultados de la Evaluación de Impacto Ambiental; dejando aclarado luego por res. 19
(fs. 1238/1239) los alcances del fallo, en el sentido de que debe entenderse por 'nuevos
emprendimientos' a aquellos emprendimientos arroceros dentro de la Reserva Provincial
del Iberá que hayan iniciado los trámites de pedidos de Evaluación de Impacto Ambiental
y/o autorización de obras y/o pedidos de extracción de agua para el cultivo de arroz con
posterioridad al 11 de noviembre de 2009 y que no se encontraren desarrollando actividad
agrícola anterior, es decir que solo quedaban suspendidas autorizaciones que a futuro se
soliciten. Agregando que para los trámites que se hayan iniciado con anterioridad a esa
fecha —con o sin actividad agrícola anterior— y los que solicitaron con posterioridad pero
que ya venían desarrollando actividad agrícola anterior, podrán continuar con el
procedimiento instruido en el Instituto Correntino del Agua y el Ambiente en el marco de
las disposiciones contempladas por la ley 5067y su modificatoria y dec.-ley 212, los que
quedarán sujetos a las resultas de tales trámites".
Agregó: "Este pronunciamiento, además de encontrarse firme (...), constituye otro punto
determinante para la solución del presente caso. En efecto, la ley 25.675 en el párr. 2º
del art. 33 prevé que '[...] La sentencia hará cosa juzgada y tendrá efecto erga omnes, a
excepción de que la acción sea rechazada, aunque sea parcialmente, por cuestiones
probatorias'. En esa línea, la sentencia, al haber receptado la acción de amparo contra el
Estado provincial y contra el Instituto Correntino del Agua y el Ambiente, hace cosa
juzgada respecto de lo resuelto en ese sentido y expande sus efectos para los terceros que
no han intervenido en esa causa. Ello es así, toda vez que las medidas allí ordenadas,
consistentes en la realización de un Proceso de Evaluación de Impacto Ambiental
estratégico y acumulativo de todas las plantaciones de arroz existentes en la Reserva del
Iberá, favorece no solo a la parte actora sino a terceros que no han participado en la causa
y obliga a todas los emprendimientos arroceros de la zona a someterse a los Estudios de
Impacto Ambiental estratégicos y acumulativos ordenados, suspendiendo en algunos casos
toda actividad, y dejando en otros, sujeto a las resultas de los trámites administrativos
correspondientes. Vale decir que el proceso de evaluación de impacto ambiental estratégico
y acumulativo de todas las plantaciones de arroz existentes en la Reserva del Iberá
comprende naturalmente al establecimiento demandado, pues se trata de una arrocera
situada en ese lugar, quedando sujeta a lo que finalmente resulte de tales evaluaciones.
Ahora bien, como el establecimiento arrocero ya obtuvo la Declaración de Impacto
Ambiental y la Concesión de Aguas Públicas, no existen impedimentos para que siga
funcionando hasta tanto se obtengan los resultados del proceso de evaluación acumulativo
ordenado. Ello no obstante, y de acuerdo con la res. 114 dictada por el ICAA el 2/3/2009

52
[reglamentario del procedimiento para adecuarlo a la ley 5067] deberá concluir con el
trámite administrativo remitiendo las actuaciones al Ministerio de Producción, trabajo y
Turismo, para que dicte el acto administrativo faltante".

4.7.1.4. "Cosimi, María del Carmen c. Dirección Provincial de Energía de Corrientes


s/acción de amparo ambiental"(196). 13/9/2013
En este juicio la parte actora solicitó distintas medidas precautorias con él en relación
con transformadores que contengan PCBs. La sala IV de la Cámara en lo Civil y Comercial
de la Ciudad de Corrientes señaló que en el caso que se debate encuentra una cuestión
específica del derecho ambiental, disciplina jurídica que tiene principios propios que la
diferencian de las otras ramas del derecho. Entre ellos, y como principal principio
diferencial, el de precaución, ya que en materia ambiental existen unos riesgos ciertos e
incertidumbre científica sobre el alcance de algunos daños que se están produciendo.
Decidió que la falta de certeza científica de que los PCBs no produzcan cáncer no es
obstáculo para dictar medidas precautorias.
La Cámara hizo lugar parcialmente a las medidas precautorias solicitadas y en tal
sentido resolvió: "1º) Hacer lugar parcialmente a las medidas precautorias solicitadas por la
parte actora y en su consecuencia, disponer que el plazo de noventa (90) días de notificada
la presente deberá la Dirección Provincial de Energía de Corrientes (DPEC) y si ya no lo
hubiera realizado con anterioridad, con relación a los transformadores ubicados en las
calles Rivadavia y Roca, y Belgrano y Perú y los otros transformadores, pertenecientes a
dicha empresa, ubicados en el Barrio Libertad de esta ciudad: I) Inscribir los mismos en el
Registro Nacional creado por res. 313/2005 del Ministerio de Salud y ambiente de la
Nación y en el Instituto Correntino del Agua y del Ambiente en su calidad de delegado del
COFEMA (art. 3º, ley 25.670); II) Deberá presentar ante la autoridad de aplicación un
programa de eliminación o descontaminación de los aparatos que contengan PCBs, con el
objetivo que antes del año 2010 no queden equipos conteniendo PCBs (art. 15, ley
25.670); III) Deberá rotular con la leyenda 'Aparato descontaminado que ha contenido
PCBS', según el caso, conforme lo establece el art. 16 de la ley 25.670; IV) Deberá
identificar claramente los equipos y recipientes que contengan PCBs y PCBs usados,
expresando número y ubicación de los mismos, o indicando los lugares de almacenamiento
(arts. 17 y 24 de la ley 25.670); V) Deberá tomar todas las medidas correctivas y
preventivas para evitar explosiones y/o incendios de transformadores, escapes, fugas o
pérdidas de PCBs, en cualquier equipo o instalación perteneciente a la empresa. 2º)
Rechazar la medida solicitada en el punto 2) del petitorio en relación con la contratación de
un seguro de responsabilidad civil por parte de la DPEC; 3º) Toda ello bajo caución
personal que deberá prestar la actora ante este tribunal; 4º) Disponer de oficio que la
Dirección Provincial de Energía de Corrientes el perentorio plazo de treinta (30) días de
notificada realice todas las reparaciones que sean necesarias y/o cambios de
transformadores, a efectos de evitar fugas de líquidos de los transformadores ubicados en
las Calles Rivadavia y Roca, y Belgrano y Perú de esta ciudad; 5º) A los efectos del trámite
del diligenciamiento de las medidas dispuestas habilitar días y horas inhábiles"(197).
El Superior Tribunal de Justicia de Corrientes confirmó la sentencia de Cámara.
Consideró que "en la presente causa existen elementos suficientes aportados por el
amparista, que dan sustento a la presente demanda de amparo, existiendo fundado temor
de daño grave e irreversible que podría ocasionar los bifenilos policlorados PCBs, pues a
esta altura ya nadie puede poner en tela de juicio sus efectos altamente nocivos para la
salud y el medio ambiente. Ello se corrobora por los convenios de carácter internacional
por los cuales el Estado Argentino se comprometió a reducir al mínimo y eliminar
definitivamente los bifenilos policlorados. Tal el caso del Convenio de Estocolmo sobre
Contaminantes Orgánicos Persistentes (CPPS), adoptado en Estocolmo —Reino de Suecia
— el 22 de mayo de 2001, aprobado por ley 26.011 (v. art. 5º, anexos A y C). En similar
forma se expresa en la Convención de Basilea sobre el control de los movimientos
'...transfronterizos, de los desechos peligrosos y su eliminación' (v. anexo I, p. Y10,
Convenio de Basilea sobre el Control de los Movimientos Transfronterizos de los Desechos
Peligrosos y su Eliminación, suscripto en la ciudad de Basilea —Confederación Suiza— el

53
22/3/1989, aprobado por ley 23.922) (...). En esa línea de razonamiento, en el caso se
encuentran reunidos los elementos necesarios para la admisión de la inversión de la carga
probatoria, es decir que la empresa accionada es quién debió probar que los
transformadores cuestionados se encuentran libres de PCBs o al menos que no contienen
valores que superen el mínimo establecido por la ley (50 ppm)".
Agregó: "Tampoco la circunstancia de que no se hayan producido daños resulta óbice
para esta solución, pues en materia ambiental, precisamente los principios rectores son la
'prevención' y 'precaución'. Así, en el art. 4º de la ley 25.675 los consagra, tratando de
prevenir los efectos negativos que sobre el ambiente se pueden producir, y cuando haya
peligro de daño grave o irreversible, consignando de modo expreso que la ausencia de
información o certeza científica no deberá utilizarse como razón para postergar la adopción
de medidas. Por lo tanto, en base a las consideraciones expuestas, corresponderá
confirmar la sentencia venida a consideración de este Superior Tribunal. Solo cabe efectuar
una precisión respecto de los transformadores que deberán ser reubicados, puesto que de
acuerdo con el informe pericial técnico producido en autos los transformadores que
representan un potencial riesgo por su ubicación son los transformadores 3 y 4, es decir
los ubicados en Rivadavia y Vélez Sarsfield (SET nro. 348) y Belgrano y Perú (SET nro. 138)
respectivamente, y no el de calle Rivadavia y Roca (SET nro. 110), como lo dispone la parte
resolutiva de la sentencia impugnada".

4.8. Provincia de Entre Ríos


La ley 8369(198)de Procedimientos Constitucionales regula la acción de amparo
ambiental. Su art. 65 dispone al respecto: "Art. 65.— El amparo ambiental tramitará por el
procedimiento regulado en Capítulo I de la presente ley, siéndole aplicable sus
disposiciones".
El referido Capítulo I, Sección I, establece los casos de procedencia de la acción de
amparo. "Art. 1º.— Las personas de existencia visibles o ideal tendrán acción de amparo
contra toda decisión, acto, hecho u omisión de autoridad administrativa o judicial o
legislativa en ejercicio de funciones administrativas, funcionario, corporación o empleado
público, provincial o municipal o de un particular, que en forma actual o inminente,
amenace, restrinja, altere, impida o lesione de manera manifiestamente ilegítima el
ejercicio de un de un derecho o garantía implícito o explícito reconocido por la Constitución
Nacional o Provincial, con excepción de la libertad individual tutelada por el hábeas
corpus. Si el titular del derecho lesionado estuviere imposibilitado de ejercer la acción
podrá deducirla, en su nombre un tercero. Art. 2º.— Ilegitimidad: La decisión, acto, hecho
u omisión será ilegítima cuando la autoridad, funcionario, corporación o empleado público
provincial o municipal o un particular, actúe sin competencia o sin facultad, o con
inobservancia de las formas o límites constitucionales o legales, en relación del derecho o
garantía constitucional invocados. La legitimidad será manifiesta cuando aparezca en
grado de evidencia dentro del margen de apreciación que permita la naturaleza sumaria de
la acción. Art. 3º.— Inadmisibilidad: la acción de amparo será inadmisible cuando: a)
Existan otros procedimientos judiciales o administrativos que permitan obtener la
protección del derecho o garantía de que se trate, salvo que las circunstancias resulten
manifiestamente ineficaces e insuficientes para la protección del derecho conculcado. b) Si
hubiera promovido otra acción o recurso sobre el mismo hecho o se halle pendiente de
resolución. c) La demanda no se hubiere presentado dentro de los treinta días corridos a
partir de la fecha en que el acto fue ejecutado o debió producirse o de la fecha en que
conoció o pudiesen conocerse sus efectos por el titular del interés o derecho lesionado o a
partir de la notificación, todo ella según los casos. Art. 4º.— Competencia: Será competente
para entender en la acción cuando se trate de amparo contra decisión, hecho, acto u
omisión de autoridad o particular, el juez sin distinción de fueros o sala de Cámara con
jurisdicción en el asiento de esa autoridad o del particular, el del lugar del hecho o el del
domicilio del afectado, a su opción. Art. 5º.— Cuando una misma decisión, hecho, acto u
omisión afecte el derecho de varias personas, se podrá optar por el órgano Jurisdiccional
que hubiere prevenido, disponiéndose la acumulación de autos en su caso".

54
Se dispone, además, que todos los días y horas se considerarán hábiles para la
tramitación de la acción (art. 19), que las actuaciones estarán exentas de sellado y todo
otro impuesto (art. 23) y que en esta acción no podrán articularse excepciones previas ni
incidencias (art. 22). La sentencia que recaiga solo hará cosa juzgada formal, subsistiendo
las acciones y recursos que pudieran corresponder (art. 18). La sentencia que acoja la
acción indicará concretamente la conducta que deberá observar el vencido y el plazo dentro
del cual deberá darle cumplimiento, con las especificaciones necesarias para su debida
ejecución (art. 14). Solo serán apelables las sentencias definitivas y el rechazo de la acción
por inadmisibles. El recurso tendrá efecto devolutivo pero el tribunal de grado podrá
disponer de oficio la suspensión de la decisión recurrida (art. 15). Las costas se impondrán
al vencido pudiendo eximírselo en todo o en parte si se hallare mérito para ello (art. 20).

4.8.1. Jurisprudencia

4.8.1.1. "Ariza, Julio César c. Plez, Abelardo y otro s/acción de amparo"(199).


13/1/2014
El propietario de un campo promovió acción de amparo ambiental contra el propietario
del inmueble lindero y un municipio, con el objeto de que el demandado cese en las
fumigaciones que realiza y que el Municipio disponga distancias prudenciales para la
realización de esa actividad, en resguardo de su salud personal y familiar y el medio
ambiente. En primera instancia se rechazó por inadmisible la acción intentada. La Cámara
revocó la decisión(200).
El Dr. Benedetto, vocal preopinante, sostuvo que "practicado un cuidadoso y
concienzudo examen de los argumentos esgrimidos por las partes y de la totalidad de las
actuaciones reunidas en esta causa, no puedo más que coincidir con el criterio enarbolado
por el amparista, quien ha acudido en la ocasión a un especial procedimiento
constitucional de excepción instituido en el art. 43, CN, y arts. 55 y 56, Const. Entre Ríos,
en su modalidad de acción de protección (art. 63, inc. a], ley 8369), la cual tiene por objeto
la prevención de un daño inminente o la cesación de perjuicios actuales susceptibles de
prolongarse, cuyo presupuesto esencial de procedencia sustancial está constituido por la
existencia de una decisión, acto, hecho u omisión de la accionada que en forma ilegítima,
lesione, restrinja, altere, impida o amenace intereses difusos o colectivos de los habitantes,
en relación con la preservación, protección y conservación del medio ambiente, tales como
la conservación del aire, el agua, el suelo, la flora, la fauna y el paisaje, el manejo y
disposición final de residuos; la tutela de la salud pública y en general, en defensa de los
valores del ambiente reconocidos por la comunidad (art. 62, ley 8369), debiendo tal
ilegitimidad ser manifiesta, apareciendo en grado de evidencia dentro del margen de
apreciación que permita la naturaleza sumaria de la acción (arts. 1º y 2º, ley
8369, aplicables al caso por remisión del art. 65 de la misma)". Consideró, respecto del
objeto de la acción, que "el cese de la actividad fumigadora, aunque reconocidamente
contaminante, no resulta posible, por ser una actividad lícita. Ante la imposibilidad de
prohibir la fumigación, quedaría en pie el restante objetivo de la acción, esto es: la fijación
de una distancia prudencial desde el límite del lote a fumigar hasta la vivienda del
amparista". Trajo a colación que "la Const. Entre Ríos, al instituir la acción de amparo (art.
56) agrega un párrafo en el que expresamente consagra que 'la acción también procederá
cuando exista una afectación o el riesgo de una lesión a derechos difusos o de titularidad
colectiva, para la protección ambiental...' y ya con anterioridad, la ley 8369de
Procedimientos Constitucionales, preveía en su art. 62 que 'procederá la acción de amparo
ambiental contra cualquier decisión, acto hecho u omisión de... un particular... que en
forma ilegítima, lesione, restrinja, altere, impida o amenace intereses difusos o colectivos
de los habitantes, en relación con la preservación, protección y conservación del medio
ambiente, tales como la conservación del aire, el agua, el suelo, la flora, la fauna y el
paisaje... la tutela de la salud pública y en general, en defensa de los valores del ambiente
reconocidos por la comunidad' y esta acción puede interponerse como acción de protección,
cuando tenga por objeto la prevención de un daño inminente o la cesación de perjuicios

55
actuales susceptibles de prolongarse, conforme art. 63, inc. a), LPC. De ello se deduce
incontestable la necesidad de dar respuesta al justiciable e inexorable la viabilidad de la
acción promovida en esta causa, justamente en prevención de futuros daños (...)". Propició
entonces "hacer lugar al amparo ambiental preventivo, ordenando al demandado que en
ocasión de futuras fumigaciones observe el más estricto cumplimiento de todas las normas
reglamentarias que rigen la materia; especialmente, las referidas a la prohibición de
pulverizar en la zona de seguridad de una extensión de 100 metros existente entre el lote a
tratar y la casa del Sr. Julio César Ariza, de no utilizar productos en cantidades superiores
a las recomendadas por los laboratorios, de no fumigar cuando el viento existente supere la
velocidad indicada de 12/15 km por hora y acatar rigurosamente las obligaciones de dar
aviso previo fehaciente a los vecinos con la antelación requerida de 48 horas, y fumigar
únicamente bajo la presencia de un ingeniero agrónomo, cuya función en el caso,
evidentemente no es solo de asesoramiento como se dice en el fallo embatido, puesto que
su presencia en el momento de la pulverización exigida por la normativa vigente no tiene
otro sentido que el de responsabilizarlo del cumplimiento cabal de todos los recaudos
legales, dirigidos a reducir al mínimo los efectos dañinos de una actividad reconocida como
contaminante"(201).

4.8.1.2. "M., J. J. c. Municipalidad de Pueblo General Belgrano y otros s/acción de


amparo"(202). 23/12/2015
Una persona promovió acción colectiva de amparo ambiental, denunciando que las obras
de construcción de un barrio náutico provocaron daño ambiental al haberse producido un
desmonte sin autorización y la destrucción de un humedal, entre otros daños. El juez de
primera instancia admite el amparo y ordena el cese de las obras más la recomposición del
daño ambiental(203).
Sumariamente, la sentencia estableció que "1. La acción colectiva de amparo ambiental
es procedente al estar acreditado que la demandada inició una obra de construcción de un
barrio náutico que implicó un desmonte sin autorización, el despliegue de una actividad de
cantera sin habilitación y la destrucción de un humedal, a lo se suma que contempla la
posibilidad de apoderarse de un curso de agua navegable, motivo por el cual deberá cesar
en dicha actividad y recomponer el daño ambiental ocasionado, bajo apercibimiento de
transformar su obligación en indemnizatoria. 2. La acción colectiva de amparo ambiental
debe ser admitida respecto de las obras de construcción de un barrio náutico, ya que
implica la utilización como propio de un río de aguas navegables y por ende del dominio
público del Estado, lo cual no puede ser admitido, siendo la intención de apropiarse de un
recurso natural colectivo como es el agua, una conducta ilegítima que no debió pasar
ninguna actuación administrativa, por preliminar o básica que ella sea. 3. El art. 11 del
dec. 7547/1999 de la Provincia de Entre Ríos, en cuanto dispone que los permisos de
utilización de aguas serán otorgados por el Consejo Regulador del Uso de Fuentes de Agua
(CORUFA), es inconstitucional porque contradice expresamente las previsiones de la ley
9172"(204).
El juez Leonardo Portela sostuvo: "Se ha dicho, en actitud que comparto, que la gravedad
de los daños y afectaciones a la salud, pública y/o privada, que derivarían de la violación al
medio ambiente, así como la urgencia que generalmente deriva del dilema entre 'desarrollo
humano' y protección de derechos fundamentales, son variables que permiten descartar la
posibilidad de que exista una vía judicial o administrativa más idónea que el amparo para
resguardar los derechos en cuestión (STJ, 'Ariza, J. César c. Plez, Abelardo y otro s/acción
de amparo', 13/1/2014; 'Foro ecologista de Paraná asociación civil y otros c. Municipalidad
de Paraná s/acción de amparo', 14/7/2007; 'Buttaro, Alfredo Rafael y otros c.
Municipalidad de Concepción del Uruguay s/acción de amparo ambiental', 15/2/2010,
entre otros). Esa tesitura parece ser compartida por los constituyentes, que han establecido
en el art. 43 de la CN la posibilidad de accionar por esta vía frente a situaciones que, a
primera vista, aparecen como requiriendo urgente atención a partir de vincularse a
afectaciones del ambiente. Igualmente razona doctrina destacada (Morello, Augusto M. y
Sbdar, Claudia B., Acción popular y procesos colectivos. Hacia una tutela eficiente del
ambiente, Ed. Lajouane, Buenos Aires, 2007, p. 29), al considerar que el amparo sería la

56
vía más idónea en cuestiones ambientales. E, idénticamente, aprecia la situación el
legislador nacional, que en el último párrafo del art. 30 de la ley 25.675 autoriza la
posibilidad de solicitar la cesación de actividades generadoras de daño ambiental mediante
la vía del amparo. En el ámbito local la opinión no difiere, ya que la Constitución Provincial
autoriza, en su art. 56, acudir a esta vía frente a situaciones que podrían resultar pasibles
de generar daño ambiental. Las normas indicadas, que en modo alguno agotan el punto,
son coincidentes en el sentido que la jerarquía de los derechos en juego —la salud, la vida,
al ambiente en definitiva, entendido como un 'universo', o concepto complejo merecedor de
protección frente a actos de entes públicos y/o de particulares que lo afecten—; impide
considerar probable la existencia de una vía más idónea. Ello aun soslayando la aplicación
de los principios de precaución y prevención, que son directrices de la materia. Finalmente,
tengo que mencionar que, por odioso que resulte para quienes intentan salvaguardar la
excepcionalidad del trámite de amparo y la condición de héroe que debe ostentar quien
acude a él, hay que reconocer el hecho que los juicios de esta naturaleza también suelen
convenir a los intereses de los demandados, circunstancia ya mencionada. Ello porque la
resolución, cautelar o definitiva, que eventualmente se dicte, tendrá lugar en un lapso
significativamente menor que el que insume un proceso completo. Dicho de otro modo, el
amparo soluciona, muy posiblemente sin proponérselo, la cuota de urgencia que impone la
economía moderna, a partir de lo cual puede decirse que satisface, aunque sea de manera
mínima, los variados intereses en juego"(205).

4.8.1.3. "H., J. M.; V., C. M. R.; R., E. B. s/lesiones leves culposas y contaminación
ambiental"(206). 3/10/2017
Varios alumnos y una docente sufrieron una intoxicación aguda por inhalación de
agroquímicos. El dueño de un campo cercano, el presidente de una empresa de fumigación
y el piloto del avión que pulverizó fueron imputados por los delitos de lesiones leves
culposas y contaminación ambiental. El tribunal los condenó a la pena de prisión en
suspenso(207).
El tribunal resolvió que "el dueño del campo que fue fumigado, el presidente de la
empresa de fumigación y el aplicador son responsables por las lesiones leves a los alumnos
y la contaminación al medio ambiente de una escuela, dado que la avioneta no estaba
inscripta ni habilitada en la provincia, no se contaba con la presencia de un asesor técnico
responsable, pulverizaron a metros de una escuela sin respetar las condiciones mínimas de
distancia, la receta agronómica tenía deficiencias, no informaron a los vecinos acerca de los
trabajos a realizarse y no notificaron al municipio". Consideró que "las lesiones de la
maestra y los alumnos de una escuela son consecuencia de las actividades llevadas a cabo
por los imputados, pues derivaron de su involuntaria exposición a un 'nivel inaceptable' de
sustancias químicas que fueran inhaladas al encontrarse el avión fumigando productos
agrotóxicos en el área cercana al establecimiento en el cual se encontraban". En cuanto a
la responsabilidad de los imputados, la sentencia sostuvo: "El dueño del campo fumigado
es responsable por la contaminación ambiental provocada a raíz de aquel acto, en tanto
que puso en marcha un riesgo concreto, previsible y controlable sin extremar los recaudos
a su alcance para que ese riesgo no se concretara en un resultado disvalioso; más aún
cuando es un productor con varios años de experiencia, conocía los términos de las leyes y
reglamentaciones vigentes"; "El aplicador de la pulverización es responsable del delito de
lesiones leves culposas y contaminación ambiental, dado que fue más allá de las
condiciones en las que podía trabajar, se valió de una receta incompleta y procedió aun
cuando las condiciones climáticas no lo permitían"; "El presidente de una empresa de
fumigación debe responder por los daños causados a varios alumnos y al medio ambiente
de una escuela, ya que montó una organización que objetivamente al momento de la
pulverización no estaba autorizada para trabajar y no ejerció un debido control del
dependiente a su cargo"(208).

4.9. Provincia de Formosa

57
Por medio de la ley 1047(5/8/1993), Formosa reguló la acción de defensa de los
intereses difusos y/o derechos colectivos ante el Superior Tribunal de Justicia, la que se
tramitará según las normas del proceso sumario (art. 2º) que procederá "cuando, por
hechos, actos u omisiones de cualquier autoridad administrativa provincial, municipal o
comunal, o de personas no estatales o privadas que ejerzan funciones estatales delegadas o
prerrogativas públicas o presten servicios públicos por concesión o por cualquier acto
administrativo del Estado, y aun cuando actúen por sus propios derechos, se lesionaren
intereses difusos de los habitantes de la Provincia en la tutela de la salud pública, en la
conservación de la fauna, de la flora y del paisaje, en la protección del medio ambiente, en
la preservación del patrimonio histórico, cultural y artístico, en la correcta comercialización
de mercaderías a la población y, en general, cualquier otros bienes que respondan a
necesidades comunes de grupos humanos a fin de salvaguardar la calidad de la vida social"
(art. 1º) "y cuando se produjere la perturbación, privación o amenaza en el goce de los
intereses difusos de los habitantes" (art. 2º). La referida acción prevé dos modalidades,
podrá ser de protección para la prevención de un daño grave e inminente, o el cese de
perjuicios actuales; o de reparación de los daños producidos para la reposición de las cosas
al estado anterior al menoscabo (art. 3º). En cuanto a la legitimación activa, se establece
que "cualquiera de las acciones se interpondrá por la persona física o jurídica interesada,
por sí o por apoderado, por el Defensor del Pueblo, de oficio, o a pedido y en representación
de los interesados, incluyendo las asociaciones específicamente constituidas con la
finalidad de la defensa del interés respectivo" (art. 6º). Si la sentencia desestima la acción,
las costas se impondrán en el orden causado, salvo propósito manifiestamente malicioso
del vencido. Cuando se acoja la acción, se indicará concretamente la conducta que
observará el causante y el plazo dentro del cual deberá hacerlo (art. 11). Además, en las
sentencias condenatorias definitivas, cualquiera sea el objeto de la acción, "los jueces
podrán fijar multas a cargo de los sujetos responsables, teniendo en cuenta especialmente
su situación patrimonial, la gravedad del hecho dañoso y la importancia del interés
colectivo comprometido. Podrán imponerse, asimismo, contra quienes incumplieren las
medidas cautelares innovativas, o las obligaciones resultantes de las sentencias definitivas.
Los recursos que se recauden por estos conceptos serán destinados a la atención de la
salud pública" (art. 12).

4.10. Provincia de Jujuy


La ley 4399(12/12/1988) establece el "Régimen Procesal para la Tutela de los Intereses
Difusos o Derechos Colectivos". Se prevé su aplicación para la defensa jurisdiccional de los
intereses difusos o derechos colectivos, brindando protección a esos fines al medio
ambiente, a la conservación del equilibrio ecológico, los valores estéticos, históricos,
urbanísticos, artísticos, arquitectónicos, arqueológicos y paisajísticos; los intereses y
derechos del consumidor; y cualesquiera otros bienes que respondan, en forma análoga, a
necesidades de grupos humanos a fin de salvaguardar la calidad de la vida social (art. 1º).
Las pretensiones que pueden ejercerse son de protección de los intereses colectivos, y de
reparación de los daños colectivos (art. 2º). En cuanto a la legitimación activa, el art. 7º
dispone: "El Ministerio Público y las agrupaciones privadas legalmente reconocidas,
constituidas para la defensa de los intereses colectivos y adecuadamente representativas
de grupos, categorías o comunidades interesadas, con exclusión de cualquier otro sujeto,
están legitimados indistintamente para proponer e impulsar las acciones previstas en esta
ley. Las asociaciones legitimadas en los términos de esta ley (art. 8º), estarán habilitadas
para tomar intervención como litisconsortes de cualesquiera de las partes. En caso de
desistimiento o abandono de la pretensión por las entidades legitimadas, a la titularidad
activa será asumida por el Ministerio Público. El Ministerio Público, cuando no intervenga
en el proceso como parte, actuará obligatoriamente como fiscal de la ley". El art. 8º
establece que "el juez resolverá en cada caso concreto sobre la admisibilidad de la
legitimación invocada, considerando preferentemente el cumplimiento de los siguientes
requisitos: a. Que la agrupación esté integrada por los sujetos que en forma particular
resultaren perjudicados por el hecho u omisión violatorio del interés colectivo; b. Que la
agrupación prevea estatutariamente, como finalidad expresa, la defensa del específico tipo

58
o naturaleza del interés colectivo menoscabado; c. Que la agrupación esté ligada
territorialmente al lugar de producción de la situación lesiva del interés colectivo; d. Que el
número de miembros, antigüedad en su funcionamiento, actividades y programas
desarrollados y toda otra circunstancia reflejen la seriedad y responsabilidad de la
trayectoria de la agrupación en defensa de los intereses colectivos". En la resolución que
otorga la legitimación el juez deberá delimitar la composición del grupo de personas,
comunidad o categoría representado, indicando con precisión las pautas necesarias para
individualizar los sujetos a quienes se extenderán los efectos de la sentencia (art. 17). Sin
embargo, aunque se denegare la legitimación del demandante y en su caso de las demás
agrupaciones presentadas, "el juez ordenará el impulso del proceso a cargo del Ministerio
Público cuando resulte verosímil la existencia de la privación, perturbación o amenaza al
interés o derecho colectivo que se alegará en la demanda" (art. 16). En cuanto a los efectos
de la sentencia definitiva, la ley dispone que la misma "... hará cosa juzgada respecto de
todos los miembros del grupo, comunidad o categoría representados por la asociación
legitimada, según la delimitación resuelta en los términos de esta ley (art. 17) y también
respecto de quienes ejercieron el derecho en la oportunidad prevista en el presente
ordenamiento (art. 6º, última parte). El juez podrá ordenar la publicidad de la sentencia
por los medios establecidos en esta ley (art. 13). Sin perjuicio de la subsistencia de las
restantes pretensiones que correspondan a las partes, el proceso de amparo colectivo solo
podrá reabrirse cuando dentro de un plazo improrrogable de dos (2) años desde la
notificación de la sentencia denegatoria, el legitimado activo ofreciere la producción de
pruebas conducentes de las que no haya dispuesto por causas que no fueren imputable".

4.10.1. Jurisprudencia

4.10.1.1. "Leaño, Julia Rebeca y otros c. Estado Provincial"(209). 23/2/2010


El Tribunal Contencioso Administrativo desestimó el amparo promovido contra la
Provincia de Jujuy, a fin de que se revoquen las autorizaciones, concedidas o en trámite, de
cateo y explotación o exploración minera a cielo abierto o las que utilicen sustancias
químicas o tóxicas, en una zona declarada Patrimonio de la Humanidad. Contra dicha
resolución los amparistas interpusieron recurso de inconstitucionalidad. El Superior
Tribunal de Justicia Provincial admitió dicho remedio procesal, revocó la sentencia
impugnada y remitió las actuaciones al tribunal para que emitiera un nuevo
pronunciamiento.
El Superior Tribunal sostuvo: "Debe revocarse la sentencia que desestimó el amparo
promovido contra la Provincia de Jujuy a fin de que se revoquen las autorizaciones,
concedidas o en trámite, de cateo y explotación o exploración minera a cielo abierto o las
que utilicen sustancias químicas o tóxicas, en una zona declarada Patrimonio de la
Humanidad, ya que se ha omitido dar participación a la firma solicitante de las
autorizaciones referidas, a quien se debió citar no solo para resguardar su derecho de
defensa, sino también para que asumiera un rol activo en la demostración de que la
actividad cuya realización pretende no ofrece riesgo al medio ambiente"(210).
El vocal preopinante, Dr. Tizón, sostuvo: "Considero que la sentencia pronunciada por el
Tribunal Contencioso Administrativo no constituye derivación razonada del derecho vigente
y aplicable ni se ajusta a las constancias de la causa, sino que, por el contrario, adolece del
vicio de arbitrariedad que se le atribuye por ser incongruente y autocontradictoria. Es por
ese motivo que entiendo que el recurso interpuesto por la parte actora, a mi modo de ver,
no es una mera disconformidad con el fallo puesto en cuestión —y por eso no estoy de
acuerdo con la opinión del Ministerio Público Fiscal—, sino que de lo que se trata
verdaderamente es analizar de qué modo el fallo del tribunal de grado tiene en cuenta, o en
todo caso, si valoriza correctamente el texto y el espíritu de normas de la CN (arts. 41 y 43)
y art. 22de la Constitución Provincial. Como tuve oportunidad de expresar in
re 'Asociación Civil CO.DE.S.E.D.H. c. Ledesma SAAI' (LA nro. 49, Fº 4909/4913, nro.
970), en la cuestión de los daños ambientales no es posible aferrarse, como también
sucede en el caso que nos ocupa, a moldes ortopédicos de ninguna naturaleza sino que es

59
menester resaltar que los nuevos daños requieren nuevas respuestas legales y de esa forma
brindar una adecuada respuesta desde la perspectiva jurídica (cit. por O. A. R. Sobrino en
nota Lexis Nexis JA, julio 2002). En efecto, expuse que 'los daños causados en el medio
ambiente es el gran tema del siglo veintiuno y es deber de todos coincidir en que esos
daños se prevengan, ya que, una vez producidos, resultan en la práctica de una casi
imposible reparación. Nuestra Suprema Corte de Justicia así lo ha expresado en el caso
'Podestá, Santiago y otros c. Pcia. de Buenos Aires', al decir que 'ninguno puede tener un
derecho adquirido de comprometer la salud pública y esparcir en la vecindad muerte y
duelo con el uso que se haga de su propiedad y, específicamente con el ejercicio de una
profesión o de una industria' (JA 11-1971-472)". Agregó: "El supuesto dogma aplicado al
tema en debate y que instituye que no puede estarse en contra del crecimiento generado
por la tecnología, tiene sin duda su límite o contrapartida, justamente en el propio cuidado
del medio ambiente. Porque si las condiciones de salubridad desaparecen, por desatención
e incumplimiento a las leyes naturales y legales sobre la materia, no habrá pues actividad
útil que realizar, y siendo así, sucederá a muy corto plazo, desgraciadamente. No puede
anteponerse criterios normativos formales al derecho continental de medio ambiente sano e
incontaminable. De modo que en estos casos el juez es parte, el juez es interesado y por
ello se exige un 'juez activo protagonista' (conf. la ley 2002,Derecho ambiental profundizado,
citado en ps. 10, 4-5, Revista de Derecho de Daños, Daño Ambiental, Rubinzal-Culzoni
Editores, 2008-3, ps. 87-89). El juez interviniente podrá (mejor dicho deberá) disponer
todas las medidas necesarias, para ordenar, conducir o probar los hechos dañosos en el
proceso, a fin de proteger efectivamente el interés general (ley 25.675,art. 32). En materia
ambiental es rol irrenunciable del juez una participación activa con miras a la protección
del ambiente (Capelletti, Mauro, 'La protección de los intereses colectivos y de grupos', en
conferencia pronunciada en la Asamblea General de la Sociedad de Legislación
Comparada, publica en Revista de la Facultad de Derecho, México, nro. 106, enero-junio de
1971; ídem cita anterior). Resulta un absurdo contrasentido permitir nuevas explotaciones
como las aludidas en autos, en un territorio declarado patrimonio cultural de la
humanidad, acto o declaración que, como se sabe, es revocable. Revocación que causaría
seguramente daños a la infraestructura turística ya realizada, además de un papelón
internacional"(211).
Agregó: "Considero por ello que es inadmisible el rechazo de la acción ejercida por no
haberse arrimado prueba —según el criterio del tribunal sentenciante— cuando de acuerdo
con la doctrina de las cargas probatorias dinámicas como a la posición sostenida
unánimemente por doctrina y jurisprudencia, en caso de probables, posibles o bien que
pueda presumirse ya provocado un daño ambiental por contaminación o cualquier otro
motivo, deberá acreditar su inexistencia no solo quien esté en mejores condiciones de
hacerlo si no, y contrariamente a lo afirmado por el a quo, quien precisamente sostiene tan
ciega como concienzudamente que tal contaminación no existe y por ende, que no hubo ni
acaeció daño ambiental alguno. No hallo mejor defensa que aquella dirigida a demostrar
que la razón asiste, con la prueba contundente y clara de tal afirmación respaldada así,
indiscutiblemente, sobre la inexistencia de incumplimiento a las normas ambientales.
Resulta inadmisible, entonces, que el Estado Provincial en su defensa como garante, ante
todo y por sobre cualquier otro interés, de los derechos de los ciudadanos, no haya sido
quien acompañe el informe técnico respectivo donde conste que —insisto, como
categóricamente lo dice— en las zonas cuyo cateo y/o explotación fueron efectuados los
pedidos de autorización, no se ha producido ni se producirá contaminación o algún otro
medio idóneo que pudiera provocar daño al ambiente. Es decir, que era de cargo de la parte
demandada la prueba positiva del resguardo del medio ambiente en territorio que, como
también lo dije, tan luego fue declarado Patrimonio Natural y Cultural de la Humanidad.
Entiendo que, contrariamente a lo resuelto, no habiéndose arrimado dicha prueba ni
ofrecido tampoco probar que la denuncia efectuada por los amparistas carece de sustento,
es que cabe presumir, hasta tanto se demuestre lo contrario, que por lo menos existe la
posibilidad o el peligro cierto de que las tareas que se realicen en la zona produzcan
contaminación y conllevan daño ambiental. En consecuencia, es deber de los jueces como
fue solicitado por la parte actora, proveer de inmediato al resguardo, y hacer efectiva la
tutela judicial o protección de los intereses colectivos, tratándose de un derecho humano

60
fundamental tanto de quienes allí habitan como de todos los habitantes, a un medio
ambiente sano y sin contaminación, efectuando lo que fuera menester para evitarla (arts.
22de la Constitución Provincial y 41 de la Nacional)"(212).
Se pronunció por hacer lugar al recurso de inconstitucionalidad, revocar la sentencia
dictada por el Tribunal Contencioso Administrativo el 13/4/2009 y hacer lugar a la
demanda de amparo promovida, "y en su mérito, ordenar al Estado Provincial prohíba a la
autoridad administrativa pertinente, es decir, Juzgado de Minas de la Provincia, otorgar los
permisos de cateo y exploración que tramitan por los Expedientes denunciados por la parte
actora y solicitados por la empresa Uranio del Sur SA, a saber: nro. 721, letra U, año 2007
y nro. 1017, letra U, año 2008; debiendo abstenerse en consecuencia dicha empresa o
cualquier otra de realizar cateos, exploraciones, explotaciones mineras a cielo abierto y/o
que utilicen sustancias químicas tóxicas en los procesos de prospección, y/o
industrialización de minerales metalíferos, en especial el uranio, en la zona comprendida
en los pedimentos respectivos".
Los Dres. del Campo, Bernal, Jenefes y González coincidieron en que "la sentencia objeto
de este recurso debe revocarse, pero por distintos fundamentos a los expresados por el Sr.
Presidente de este debate y con otro alcance. Compartimos su criterio en cuanto a que la
pretensión de la amparista para que se establezca una prohibición genérica y absoluta
consistente en que la autoridad administrativa se abstenga 'de otorgar cualquier permiso
administrativo de cateo y/o exploración y explotación minera a cielo abierto y/o de las que
utilicen sustancias químicas como cianuro, mercurio, ácido sulfúrico y otras sustancias
tóxicas similares en sus procesos de cateo, prospección, exploración, explotación y/o
industrialización de minerales metalíferos...' exorbita las facultades de este Poder Judicial y
no cabe, por ello, admitirla. En cuanto a la pretensión que sí se delimita con adecuada
precisión en tanto refiere a los pedidos de cateo y exploración de minerales de 1º y 2º
categoría tramitados mediante expedientes administrativos 1071-U-2008 y 721-U-2007 del
Juzgado de Minas de la Provincia, la causa exhibe deficiencia en la integración de la litis
que invalida la sentencia en análisis. Ello, por la falta de participación de la solicitante de
tales pedidos, la empresa Uranio del Sur SA a quien debió citar el a quo no solo para
resguardar su derecho de defensa sino para que asumiera un rol activo en la demostración
de que la actividad cuya autorización pretende no ofrece riesgo al medio ambiente. El
Estado introdujo la cuestión al contestar la demanda (apart. IV.1 a fs. 95 vta.), aunque el
rechazo de la demanda que dejó solicitado al señalar esa deficiencia no puede admitirse. Es
que si bien el art. 10 de la ley 4442 que invoca al efecto establece la improcedencia de la
citación de terceros en el proceso de amparo, tal disposición fue declarada inconstitucional
por este Superior Tribunal de Justicia en LA 40 Fº 986/987, nro. 350, considerando que la
norma cercenaba el derecho de defensa y debido proceso de quien pudiera tener interés
legítimo en la causa y contravenía el art. 41, apart. 2º de la Constitución Provincial que no
prevé limitación alguna a la posible intervención de quien tenga algún derecho. Superada
esa alegada barrera, nada justifica la omisión de conferir debida participación a Uranio del
Sur SA. Ese es el criterio asumido por la Corte Suprema de Justicia de la Nación que, en
caso de similares características al de autos en el que también se esgrimía el derecho a un
medio ambiente sano, revocó el pronunciamiento de este Superior Tribunal de Justicia
dictado en el expte. 3594/05 'Gil, Alberto Oscar y otros c. Municipalidad de San Salvador
de Jujuy' cuyo objeto fue la remoción de antenas en el Barrio Alto La Viña de esta ciudad
por no haber considerado la afectación de los derechos de los titulares de esas estructuras
que 'por su carácter de litisconsortes necesarios, quedarían irremediablemente alcanzados
por los efectos que la cosa juzgada produciría en el caso' (Fallos 252:198; 257:90 y
293:362, entre otros). Por lo expuesto, propiciamos se revoque la sentencia cuestionada y
se remitan los autos al tribunal de origen para que, previa citación de la empresa Uranio
del Sur SA, dicte nuevo pronunciamiento, con arreglo a derecho"(213).

4.10.1.2. "Recurso de inconstitucionalidad interpuesto en el expte. B-193302/08(sala


II, Tribunal Contencioso Administrativo). Medida precautoria innovativa: Leaño, Julia
Rebeca y otros c. Estado Provincial"

61
El Superior Tribunal de Justicia de Jujuy, con el voto preopinante del Dr. González,
expuso que "la acción de amparo que promovieron Julia Rebeca Leaño, Victorina Cruz de
Mamaní, Damaso Licantica, Víctor Hugo Valenzuela, Roger Lucien Moreau, Francisca
Fontaine y Eduardo Peloc, a través de su apoderada Dra. Alicia Chalabe, tuvo por objeto se
ordene a la autoridad administrativa correspondiente —Juzgado Administrativo de Minas
— se abstenga de otorgar cualquier permiso administrativo de cateo y/o exploración y
explotación minera a cielo abierto y/o las que utilicen sustancias químicas como cianuro,
mercurio, ácido sulfúrico, y otras sustancias tóxicas similares en sus procesos de cateo,
prospección, exploración, explotación y/o industrialización de minerales metalíferos,
especialmente las referidas al uranio. Pretenden, además, se ordene a la autoridad
administrativa que se abstenga de otorgar nuevos permisos de cateo y exploración en la
zona que comprende la 'Declaración de Patrimonio Natural y Cultural de la Humanidad' —
Quebrada de Humahuaca— efectuada en el año 2003 por la Unesco. En forma simultánea,
solicitaron medida innovativa en contra de los demandados, para que —en pos del derecho
de preservación del medio ambiente consagrado en la Constitución Nacional; Provincial y
normas internacionales— se ordene la inmediata suspensión de los pedidos de cateo y
exploración de minerales de 1º y 2º categoría tramitados en expedientes administrativos
1017-U-2008 de 9.099 hectáreas en el departamento de Tilcara y en el nro. 721-U-2007 de
5.000 hectáreas también en ese departamento, efectuados por la empresa Uranio del Sur
SA. A su vez, previo pedido de informe a la autoridad administrativa de los pedimentos de
cateo y exploración en trámite o solicitados en la zona, peticionaron al tribunal ordene la
suspensión de cada uno de ellos, hasta tanto se decida la prohibición de la actividad y
producción minera en la zona de la Quebrada de Humahuaca, con fundamento en el
principio precautorio establecido en la ley general 25.675 del Ambiente Nacional y en el art.
41de la CN".
Indicó que "la sala II del Tribunal Contencioso Administrativo, previo acotar su
intervención a la resolución de los pedidos de cateo y exploración de minerales de 1º y 2º
categoría tramitados por expedientes administrativos 1071-U-2008 y 721-U-2007 del
Juzgado de Minas de la Provincia solicitados por Uranio del Sur SA, conforme fuera
resuelto por este tribunal en fallo dictado en esta causa, mediante expte. 6706/09
registrado en LA 53, nro. 118; rechazó la acción de amparo deducida (...). Para fallar así, el
tribunal sentenciante, realizó un análisis exhaustivo de las actuaciones administrativas
tramitadas ante el Juzgado Administrativo de Minas. Del cotejo y estudio de las mismas,
advirtió que los pedidos de exploración solicitados por la codemandada —Uranio del Sur
SA— se encuentran suspendidos en su totalidad hace más de tres años; que en los
referidos expedientes se otorgó la debida participación a la totalidad de los presentantes —
entre ellos los actores vecinos de la localidad— con la consiguiente formación de los
incidentes de oposición, por lo que concluyeron prematura la acción instaurada por los
actores, al pretender estos que se prohíba una autorización hasta ahora inexistente.
Ponderó, además, que encontrándose pendientes trámites previos a la eventual
autorización de exploración requerida (oposición, intervención, paralización de trámites,
conformación de unidad multidisciplinaria) no existe perjuicio en la actualidad que pueda
ser invocado por los actores respecto de la actividad que pretenden sea prohibida por el
tribunal, mediante su intervención. Ello —prosigue— debido fundamentalmente a que la
actividad no existe por no haber salido de su órbita natural de decisión. Ante los
fundamentos expuestos, el fallo en crisis, concluyó que no existe posibilidad alguna de
generarse daño al medio ambiente, aun en el supuesto que el Juzgado Administrativo de
Minas otorgase eventualmente la autorización de cateo y exploración, en tanto no surge
que ella fuere a realizarse mediante el uso de sustancia química alguna, ya que conforme lo
expuesto en los expedientes administrativos, las pruebas se realizarían en laboratorio.
Surgiendo entonces claramente que no existe en la propuesta de trabajo efectuada, la
utilización de sustancia química alguna en su desarrollo, la actividad por la que se solicita
autorización (exploración) no se encontraría contenida en la pretensión (objeto) que
inaugura esta acción y por ende que merezca protección preventiva judicial. Con esos
fundamentos y en mérito de la prueba producida en autos, rechazó entonces el amparo
precautorio promovido por los cautelantes, reguló los honorarios profesionales de estos e
impuso las costas a los actores vencidos"(215).

62
Contra tal pronunciamiento, los amparistas promovieron recurso de
inconstitucionalidad, que fue rechazado por el Superior Tribunal de Justicia de Jujuy con
los siguientes fundamentos: a) "Cabe destacar que la sentencia en crisis no es definitiva ni
equiparable a tal, pues no pone fin al proceso, no impide su continuación ni provoca
agravio insusceptible o de muy difícil reparación ulterior. Tampoco el caso evidencia
supuesto de 'gravedad institucional' que justifique soslayar la acreditación de tal recaudo
previsto por el art. 8º de la ley 4346"; b) no se advierte "en la actualidad daño que sea
susceptible de reparar o la emergencia de peligro de daño inminente que merezca en la
actualidad, la adopción por parte de este órgano judicial de la medida cautelar como la
solicitada en autos, para lograr la protección del derecho alegado por los cautelantes
(...).Cabe agregar que los amparistas contarán siempre con una nueva posibilidad útil para
la tutela del derecho, en tanto se puede volver sobre la cuestión, una vez que resuelva la
autoridad administrativa los pedimentos de cateo y exploración allí efectuados".

4.11. Provincia de La Pampa


La ley 1352(216)establece el "Régimen de Procedimiento para el Amparo de los Intereses
Difusos o Derechos Colectivos", relacionado con a) La defensa del medio ambiente y del
equilibrio ecológico, preservando de las depredaciones o alteraciones el aire, las aguas, el
suelo y sus frutos, los animales y vegetales, incluyendo la defensa contra la contaminación
sonora; b) La conservación de los valores estéticos, históricos, urbanísticos, artísticos,
arquitectónicos, arqueológicos y paisajísticos; c) Con la defensa de los derechos e intereses
del consumidor; y d) Con la defensa de cualquier otro bien que responda, en forma
análoga, a necesidades de grupos humanos a fin de salvaguardar la calidad de la vida
social (art. 1º). El art. 2º prevé tres tipos de acciones: a) La acción de prevención; b) La
acción de reparación en especie, y c) La acción de reparación pecuniaria por el daño
colectivo. De acuerdo con el art. 7º, "están legitimados para iniciar e impulsar las acciones
previstas en la presente Ley el Ministerio Público los Municipios, las entidades legalmente
constituidas para la defensa de los intereses difusos o cualquier entidad o particular que
accione en nombre de un interés colectivo. El Ministerio Público, cuando no intervenga en
el proceso como parte, actuará obligatoriamente como fiscal de ley". En cada caso concreto
el tribunal "sobre la admisibilidad de la legitimación invocada" (art. 8º). Además, se prevé
que en la resolución que otorgue la legitimación "...el tribunal deberá delimitar la
composición del grupo de personas, comunidad o categoría representados indicando con
precisión las pautas necesarias para individualizar los sujetos a quienes se extenderán los
efectos de la sentencia" (art. 17), como así también que "cuando se denegare la legitimación
al o a los demandantes pero el tribunal estimare prima facie verosímil la existencia de la
privación, perturbación o amenaza al interés o derecho colectivo invocado en la demanda,
correrá vista al agente fiscal, el que podrá continuar con el ejercicio de la acción si lo
considerare pertinente" (art. 16). El art. 20 establece que "la sentencia definitiva hará cosa
juzgada respecto de todas las partes intervinientes en el proceso. El tribunal podrá ordenar
la publicación de la sentencia por los medios establecidos en el art. 13 de la presente ley.
Sin perjuicio de la subsistencia de las restantes pretensiones que correspondan a las
partes, el proceso de amparo colectivo solo podrá reabrirse cuando dentro de un plazo
improrrogable de dos (2) años desde la notificación de la sentencia denegatoria, el
legitimado activo ofreciere la producción de pruebas conducentes de las que no haya
dispuesto por causas que no le fueren imputables". Agrega el art. 21 "Cuando al tiempo de
la sentencia no fuere posible determinar con precisión suficiente, las consecuencias
futuras del daño globalmente producido a la comunidad interesada, o fuere verosímil la
aparición de nuevos daños derivados del mismo hecho u omisión, o la prolongación o
agravamiento posterior de los perjuicios originarios, el tribunal podrá reservar una revisión
de la condena durante un lapso improrrogable de dos (2) años como máximo, a contar del
día de la sentencia". El art. 28 crea el Fondo de Defensa de Intereses Difusos, "...el que
será administrado por el Poder Ejecutivo Provincial o la repartición que este indique y que
será integrado con las multas previstas en la presente ley, así como con las
indemnizaciones previstas en el art. 5º, primera parte. El citado fondo será destinado,
conforme lo disponga la reglamentación, a la preservación de los intereses difusos de la

63
población previstos en el presente ley y al apoyo de las entidades previstas en el art. 24 de
la presente ley".

4.11.1. Jurisprudencia

4.11.1.1. "Petrobras Energía SA c. Provincia de La Pampa s/demanda contencioso


administrativa"(217). 5/3/2013
Una petrolera interpuso demanda contencioso-administrativa contra la Provincia de La
Pampa y solicitó la nulidad de las disp. 112/07 y 144/07 de la Subsecretaría de Ecología
Provincial y del dec. 2969/2007 del Poder Ejecutivo. Mediante tales actos administrativos
se dispuso y confirmó la aplicación de una multa equivalente a 150 haberes básicos de un
Ministro del Poder Ejecutivo (conf. art. 42 de la ley 1914, sustituido por ley 2299), en
relación con el incidente de rotura de línea de conducción de agua de producción, de alto
efecto contaminante. El Tribunal Superior de la Provincia rechazó la acción(218).
El tribunal sostuvo que la constatación del hecho contaminante, tanto si es una
conducta prohibida como si es generadora de una obligación, autoriza sin más la
aplicación de la sanción, independientemente de la posterior comprobación fehaciente de
que un daño concreto se ha producido, pues un derrame —como en el caso— puede
"potencialmente" provocar perjuicio al medio ambiente y este es el bien jurídico tutelado
por la CN; su preservación es un modo de garantizar la vida, la salud individual y mejora
de la calidad de vida de toda la comunidad, en tanto patrimonio de la sociedad en su
conjunto(219).
Analizó "el plexo normativo del cual surge el poder de policía local sancionador". Indicó
así que "la reforma constitucional de 1994 legisló el art. 41, reproducido en los arts. 18, 19
y 20 de la Constitución Provincial, consagró el derecho ambiental y lo ubicó como un
derecho protector de un bien superior. Tal derecho configura, además, el deber de
informar, restaurar o remediar todo hecho que por acción u omisión pueda injuriar al
medio ambiente. Correlativamente es un deber del Estado adoptar las medidas de policía
preventivas y necesarias respecto de los recursos naturales. Así el poder de policía se
constituye como un mandato constitucional, compartido entre la Nación y las Provincias.
El propio art. 41 impone a la Nación 'dictar normas que contengan presupuestos mínimos
de protección, y las provincias, las necesarias para complementarlas, sin que aquellas
alteren las jurisdicciones locales'. Normativamente es un derecho nuevo, no obstante surge
del contenido programático de los arts. 75, inc. 18 y 125 de la CN que aglutinan el
concepto de 'bienestar general' y, en tal sentido, ponen límites al plexo de derechos
consagrados en la parte dogmática de la Constitución, involucrando e imponiendo la
preservación y conservación del medio ambiente que debe ser sano, equilibrado y apto para
el desarrollo humano presente y futuro, objetivo que surge también del propio preámbulo
de la carta magna que fija sus mandatos para 'nosotros y nuestra prosperidad'. La
normativa infraconstitucional que sigue, es la propia ley provincial 1914 que tiene como
objeto '...la protección, conservación, defensa y mejoramiento de los recursos naturales y
del ambiente en el ámbito provincial...', en general. Por su parte, el dec. pcial. 458/2005,
fue dictado para establecer las normas y procedimientos necesarios para proteger el
ambiente y reglamenta, específicamente, los arts. 3º, 13, 40 y 47 de la ley 1914 y los incs.
5º, 6º y 13 de su Anexo, referidos a la actividad hidrocarburífera"(220). Destacó "el acento
'preventivo' que tiene el derecho ambiental y la preeminencia del aspecto iuspublicista, en
tanto y en cuanto, si bien puede nutrirse de aspectos del derecho penal o del derecho civil,
si correspondiere, pues ello no está prohibido, está inserto en el derecho público, apunta a
la tutela de bienes de interés general, por ello, las normas ambientales, son de 'orden
público'. En función de ello, ni el propio estado puede soslayar su cumplimiento".

4.12. Provincia de La Rioja


La ley provincial 7801 de Medio Ambiente (29/3/2005) dispone que se aplicará para la
defensa jurisdiccional: a) De los intereses difusos y los derechos colectivos, brindando

64
protección a esos fines al medio ambiente, la conservación del equilibrio ecológico, los
valores estéticos, históricos, urbanísticos, artísticos, arquitectónicos, arqueológicos y
paisajísticos; y b) De cualesquiera otros bienes que respondan en forma idéntica a
necesidades comunes de grupos humanos a fin de salvaguardar la calidad de vida social
(art. 115). Se prevé en tal sentido la acción de protección para la prevención de un daño
grave e inminente o la cesación de perjuicios actuales susceptibles de prolongarse, y la
acción de reparación de los daños colectivos para la reposición de las cosas al estado
anterior al menoscabo (art. 116). En cuanto a la legitimación activa, el art. 119 dispone:
"Las autoridades provinciales o municipales, en especial el Fiscal de Estado, y las
agrupaciones privadas legalmente reconocidas, constituidas para la defensa de los
intereses colectivos, con una antigüedad no menor de un (1) año y adecuadamente
representativas del grupo o categorías del interesado, están legitimadas indistinta y
conjuntamente para proponer e impulsar las acciones previstas en esta ley". Sobre el
punto, el art. 121 agrega que "aun cuando el juez considere que el accionante carece de
legitimación activa para la interposición de las acciones previstas, podrá ordenar el
impulso del proceso a cargo del Ministerio Público, cuando la acción interpuesta este
verosímilmente fundada".

4.13. Provincia de Mendoza


La ley 5961 de "Preservación del Medio Ambiente", sancionada por la legislatura de
Mendoza el 26/8/1992(221), prevé en su Título IV, "De la defensa jurisdiccional del
ambiente", acciones colectivas de los intereses difusos y los derechos colectivos, tanto de
prevención como de reparación de daños colectivos, brindando protección a esos fines al
medio ambiente, a la conservación del equilibrio ecológico, los valores estéticos, históricos,
urbanísticos, artísticos, arquitectónicos, arqueológicos y paisajísticos (art. 16). El art. 20 de
la ley dispone que "las autoridades provinciales o municipales, en especial el Fiscal de
Estado, y las agrupaciones privadas legalmente reconocidas, constituidas para la defensa
de los intereses colectivos, con una antigüedad no menor de un (1) año y adecuadamente
representativas del grupo o categorías de interesados, están legitimados indistinta y
conjuntamente para proponer e impulsar las acciones previstas en esta ley". Para el
supuesto de que el juez considere que el accionante carece de legitimación activa para la
interposición de las acciones previstas en la ley, el art. 22 prevé que el magistrado aun así
"...podrá ordenar el impulso del proceso a cargo del ministerio público, cuando la acción
interpuesta este verosímilmente fundada".

4.13.1. Jurisprudencia

4.13.1.1. "Cuyoplacas SA c. Municipalidad de Las Heras"(222). 14/11/2007


En este juicio la empresa Cuyoplacas SA promovió acción procesal administrativa contra
la municipalidad de Las Heras. Cuestionó la ordenanza 71/2006 dictada el 9/11/2006 por
el Concejo Deliberante, promulgada por el intendente municipal por dec. 3705 del
14/11/2006, en tanto dispone el traslado de algunos sectores de la empresa y la emplaza a
presentar un aviso de proyecto en el término de 45 días corridos. Solicitó, además, el
dictado de una medida cautelar que ordenase la suspensión de la ejecución de los actos
atacados y como prueba anticipada una instrucción preventiva para realizar una pericial
técnica(223).
La sala I de la Corte Suprema de Justicia de Mendoza, a los fines de ordenar el proceso,
dispuso la realización de audiencias, y se incorporaron al juicio, además del expediente
administrativo, las siguientes actuaciones: "a) Informe ambiental preparado por el Ing. E.
Puliafito, a solicitud de Cuyoplacas, fechado el 3/8/2006. El firmante es director del grupo
de estudios atmosféricos y ambientales, investigador independiente del Conicet. b) Informe
técnico 292/2006 realizado por el Ing. Andrés Bullaude (fs. 366/408), perteneciente a la
Universidad Nacional de Cuyo, Facultad de Ingeniería - Dirección de Estudios Tecnológicos
e Investigaciones. c) Pericial de la Lic. Irma Paván (fs. 645/770). d) Pericial de Pablo Tarela

65
y Clara López (fs. 771/1858). A fs. 1864, el 8/10/2007, se realizó una audiencia oral y
pública en la que expusieron los peritos Lic. Paván, Dr. Tarela y Dra. López, quienes fueron
interrogados por el tribunal y por los asistentes. La audiencia fue videograbada y los
peritos intervinientes acompañaron sus presentaciones en documentos power point, que se
incorporaron en estos autos. A fs. 1867 se dispuso conceder a los profesionales Ing.
Enrique Puliafito, Ing. Mónica Castro, Ana Grinfeld, Alberto Lucchesi, Arq. Miriam
Cumaodo, Ing. Andrés Bullaude y Adriana Koch (que habían tenido intervención en la
etapa administrativa) el plazo de tres días para formular apreciaciones respecto de las
conclusiones a las que arribaron los peritos expositores en la audiencia del 8 de
octubre"(224).
El tribunal sostuvo: "En esta instancia preliminar, esta sala tiene la grave
responsabilidad de decidir si suspende o no la ejecución del acto administrativo que, en
ejercicio del poder de policía ambiental que titulariza la municipalidad, dispone el traslado
de algunos sectores de la empresa y la emplaza a presentar un aviso de proyecto en el
término de 45 días corridos. No debe resolver la cuestión de fondo (legitimidad o no de la
resolución, antijuridicidad o no de la conducta empresarial) sino si corresponde o no
suspender la ejecución del acto". Consideró "hechos no discutidos" que "la actora es una
empresa que fabrica placas de aglomerado, es decir, paneles elaborados con partículas de
madera y celulosa combinadas por una resina sintética o material aglutinante, unidas por
calor y presión. El principal material usado incluye aserrín, chips, viruta de madera y otros
elementos de madera de pequeño tamaño. La actividad desarrollada por la planta de
aglomerado cuenta con más de veinte años de funcionamiento; ha atravesado diversas
etapas de desarrollo, tanto empresarial cuanto urbanístico"; que "la elaboración involucra
elementos contaminantes, cuales son: el material particulado, el formaldehído y el
benceno"; que "la zona de influencia directa de la planta de Cuyoplacas presenta una
tendencia de crecimiento de la zona en uso residencial y no industrial. Coexisten otras
actividades no industriales de tipo comercial, recreativas, culturales, educacionales,
sanitarias, complementarias al funcionamiento de la zona residencial"; y que "el nivel de los
ruidos molestos es inferior al autorizado por las normas, la empresa tiene control suficiente
en su sistema contra incendios, y también es adecuado el control de vibraciones"(225).
Sostuvo que "el análisis de los principios generales que rigen la materia impone rechazar
la suspensión solicitada porque pese a la flexibilidad de la normativa local y de la moderna
interpretación doctrinal de los textos, no se duda de que la procedencia de la medida
requiere probar el derecho a través de la evidencia de la existencia de un vicio manifiesto
en el acto administrativo impugnado. Pues bien, en el caso, prima facie, el vicio denunciado
no aparece como manifiesto, notorio, sin necesidad de examen o investigación de hecho;
tampoco es grave, en el sentido de transgredir principios básicos. En efecto: en razón de la
discrepancia que presentaba la prueba incorporada al momento de interposición de la
demanda, esta sala hizo lugar a la prueba anticipada requerida. Lamentablemente, y pese
a los esfuerzos realizados por el tribunal (que seleccionó los expertos propuestos sobre la
base de sus valiosos antecedentes), los peritos no se han puesto de acuerdo sobre los
alcances de la contaminación. Una vez más, ha quedado expuesta la dificultad que implica
evaluar situaciones de riesgo ambiental a través de métodos científicos, por expertos
independientes, o sea, no comprometidos ni ideológicamente, ni económica, ni cultural, ni
socialmente con el productor del riesgo (Beiguelman, Bernardo, 'Los dilemas éticos de la
interacción universidad-empresa', en obra colectiva, dirigida por Bergel y Cantú, Bioética y
genética' Ed. Ciudad Argentina, Buenos Aires, 2000, p. 23)".
Concluyó: "En definitiva, el adelantamiento de la prueba peticionado por la empresa
acogida favorablemente por el tribunal, que ha tomado algo más de diez meses no obstante
el empeño puesto en la dirección del proceso, ha dejado pendiente, por el momento, un
cierto grado de incerteza científica. Precisamente, es esta incerteza la que impide hacer
lugar a la cautelar solicitada desde que el acto administrativo atacado se funda en el
principio de precaución, recogido en el art. 4º, ley 25.675 (5), que dice: 'La interpretación y
aplicación de la presente ley, y de toda otra norma a través de la cual se ejecute la política
ambiental, estarán sujetas al cumplimiento de los siguientes principios: Principio
precautorio: Cuando haya peligro de daño grave o irreversible la ausencia de información o

66
certeza científica no deberá utilizarse como razón para postergar la adopción de medidas
eficaces, en función de los costos, para impedir la degradación del medio ambiente'"(226).

4.13.1.2. "YPF SA c. Departamento General de Irrigación s/APA"(227). 6/5/2013


Una empresa petrolera solicitó judicialmente la nulidad de los actos administrativos que
le aplicaron una multa por la contaminación con petróleo y agua de coproducción, ocurrida
en el lecho de un cauce natural de agua, motivada en la rotura de la línea de producción
general de un colector. La Suprema Corte de Justicia, por mayoría, hizo lugar parcialmente
a la demanda entablada y, en consecuencia, anuló parcialmente la res. 13/2007 emanada
de la demandada, con reducción de la multa allí impuesta a la actora. En lo esencial, la
Corte mendocina sostuvo que si con el derrame de petróleo existió afectación de impacto
ambiental, la circunstancia de que no se haya llegado a contaminar el recurso hídrico, por
lo menos en forma directa, no impide aplicar una sanción a la empresa responsable, con el
objeto de que en el futuro evite la producción de siniestros ambientales mediante la
oportuna adopción de las medidas adecuadas y la inversión de los recursos necesarios a
tales efectos(228).

4.14. Provincia de Río Negro


La ley 2779, sancionada el 27/4/1994 y promulgada de hecho el 23/5/1994(229),
reglamenta el procedimiento para el ejercicio del amparo de intereses difusos y/o derechos
colectivos (art. 1º). El amparo previsto procederá cuando se entable en relación con la
protección y defensa de: a) El medio ambiente y el equilibrio ecológico, preservando de las
depredaciones, alteraciones o explotación irracional, el suelo y sus frutos, la flora, la fauna,
los recursos minerales, el aire y las aguas, comprendiendo cualquier tipo de contaminación
y/o polución que afecte, altere o ponga en riesgo toda forma de vida; b) Los derechos del
consumidor, tanto de productos como de servicios de cualquier tipo, sean estos públicos o
privados, individuales o colectivos; c) El patrimonio cultural, comprendiendo los bienes
arqueológicos, históricos, urbanísticos, arquitectónicos, artísticos y paisajísticos; d)
Cualquier otro bien y/o valor social que responda a necesidades de grupos humanos, con
el fin de salva guardar la calidad de vida (art. 2º). La ley 2779 prevé tres acciones: a) La
acción de prevención; b) La acción de reparación en especie; y c) La acción de reparación
pecuniaria por el daño producido a la comunidad (art. 3º). El art. 7º dispone que "será
competente para entender en las acciones previstas en el art. 3º, el juez letrado inmediato
sin distinción de fuero o instancia y, aunque forme parte de un tribunal colegiado, quien
recibirá el recurso interpuesto por cualquier forma y medio de comunicación y a cualquier
hora (...)". Están legitimados para ejercer e impulsar las acciones previstas en esta ley, la
Fiscalía de Estado, el Ministerio Público, los Municipios y Comunas, las entidades
legalmente constituidas para la defensa de los intereses difusos o colectivos y cualquier
entidad o particular que accione en nombre de un interés colectivo (art. 8º). El juez
resolverá, en cada caso, sobre la admisibilidad de la legitimidad invocada, en el término de
veinticuatro (24) horas. Si denegare la legitimación del accionante, pero a su criterio
resultare verosímil la existencia de la privación, perturbación o amenaza al interés colectivo
invocada en la demanda, correrá vista al agente fiscal quien continuará con el ejercicio de
la acción (art. 9º). El art. 11 prevé que en la resolución que otorgue la legitimación, "el juez
deberá delimitar la composición del grupo de personas, comunidad o categoría
representadas, indicando con precisión las pautas necesarias para individualizar los
sujetos a quienes se extenderán los efectos de la sentencia". La sentencia definitiva hará
cosa juzgada respecto de todas las partes intervinientes en el proceso, y el juez podrá
ordenar la publicación de la sentencia (art. 18). La norma del art. 19 establece que "sin
perjuicio de la subsistencia de las restantes pretensiones que respondan a las partes, el
proceso de amparo colectivo solo podrá reabrirse cuando dentro de un plazo improrrogable
de dos (2) años contados desde la notificación de la sentencia denegatoria, el legitimado
activo ofreciere la producción de pruebas conducentes, de las que no haya dispuesto por
causas que no le fueren imputables".

67
4.14.1. Jurisprudencia

4.14.1.1. "CODECI de la Provincia de Río Negro"(230). 16/8/2005


El CODECI (Consejo de Desarrollo de las Comunidades Indígenas) interpuso acción de
amparo por la afectación en forma actual e inminente del derecho subjetivo a su existencia
del Pueblo Nación Mapuche en la Provincia y, en particular, las comunidades "Peñi Mapu",
"Gnepun Curra", "Pitren Tuli Mahuida" y "Río Chico", ubicadas en el Departamento
Ñorquinco, invocando la competencia originaria y exclusiva del Superior Tribunal de
Justicia por aplicación del inc. 2º del apart. d) del art. 207 de la Constitución Provincial,
ante la negativa del Estado a un pluralismo legal que va desde la discriminación y
desigualdad ante la ley, hasta la inexistencia, denunciando el obrar de organismos que
forman parte de su estructura que aplican las leyes sin hacer análisis integral de las
mismas, a la vez que la insuficiencia de las normas tales como la ley 3266, que no
contemplan aspectos mínimos ordenados por el art. 41 de la CN, cuales son el resguardo
del patrimonio natural, cultural y de diversidad biológica (ver leyes nacionales 24.585 y
24.375), ya que se omiten el reconocimiento a la preexistencia como pueblo; la propiedad y
posesión de las tierras que tradicionalmente ocupan; el derecho de consulta; la
participación en la gestión de los recursos naturales y demás intereses involucrados; la
libre determinación, etc., que les permita ir desde un "Estado de derecho" a un "Estado de
justicia", denunciando conductas omisivas de los Estados provincial y municipal, con
expresa referencia a la "Carta de los Derechos de los Ciudadanos de la Patagonia Argentina
ante la Justicia", aprobada por la acordada 103/02 del Superior Tribunal de Justicia y,
posteriormente, por la ley 3830, que la anexó a la Ley Orgánica del Poder Judicial(231).
En cuanto al objeto de la acción de amparo, el CODECI solicitó al Superior Tribunal de
Justicia: 1) Disponga la integración especial de los pueblos originarios de orden
internacional y nacional vigente, en este caso, al Pueblo Nación Mapuche, al plexo
normativo de la Provincia, ordenando a la Legislatura ejerza facultades concurrentes
conforme lo prevé el art. 75, inc. 17, in fine, de la CN y en consecuencia al Poder Ejecutivo
para que dicte los instrumentos y/o mecanismos necesarios e idóneos para el goce pleno
de los derechos involucrados, todo ello con efectiva participación de este Organismo
(CODECI). Se citan disposiciones constitucionales y legales (leyes nacionales 23.302 y
24.375), Pactos y otras convenciones del derecho supranacional a que se obligó la
República, el Convenio 169 de la OIT, ratificado por la ley 24.071). 2) Ordene al Poder
Ejecutivo a cumplir con el art. 42 de la Constitución Provincial, para que se establezcan
normas internas que garanticen la efectiva incorporación en la vida regional del Pueblo
Mapuche, sujeto de derecho que pueda ejercer en igualdad las acciones necesarias para la
defensa de sus derechos y el cumplimiento de los deberes en forma real y efectiva. 3)
Asimismo, en el marco del caso que se plantea, se ordene al Poder Ejecutivo de la Provincia
cumplir con los arts. 41, 84 y 85 de la Constitución Provincial estableciendo normas y
mecanismos de la diversidad biológica en los términos del art. 8º inc. c) de la ley nacional
25.375 para la efectiva protección del patrimonio natural y cultural dentro de esa
diversidad. Para lo cual entablan la acción en los términos de los arts. 43 de la CN y 43 de
la Constitución Provincial y los arts. 3º, ss. y conc. de la ley 2779 y el art. 13 de la ley
2287, accionando contra la Provincia de Río Negro (Dirección de Minería, CODEMA,
Dirección de Tierras y Colonias), la Municipalidad de Ingeniero Jacobacci y en forma
solidaria Aqueline Argentina SA y/o quien o quienes resultan responsables en nombre de
esta última, por lesionar, restringir y alterar con ilegalidad y arbitrariedad manifiesta
derechos y garantías del Pueblo Nación Mapuche, reconocidos por la CN, tratados y leyes
vigentes.
Agregan que la Provincia desconoce al Pueblo Mapuche, su estructura constitutiva,
comunidades, integrantes e instituciones representativas y la cosmovisión garantizada por
el derecho positivo vigente, requiriendo de la Provincia la práctica de esa normativa y los
instrumentos y/o mecanismos que hagan efectivos los derechos del Pueblo Originario
Mapuche, ya que se están cometiendo violaciones a los derechos humanos con el
desequilibrio que atenta contra su vida misma, citando el caso minero como el que agrava

68
la situación que se denuncia, identificando por tal los actos y omisiones de los organismos
de la Administración ya mencionados, con afectación del territorio de varias Comunidades
Mapuche, a consecuencia de la ejecución del proyecto denominado "Calcatreu" por la
empresa Aqueline Argentina SA, que al momento de la presentación del amparo se
encuentra realizando trabajos de exploración y tiene por finalidad la extracción de mineral
de primera categoría (oro y plata), en un lugar donde ejercen la posesión tradicional
familias indígenas que allí viven e integran la Comunidad Mapuche citada en primer
término con personería jurídica nro. 05/02 de la res. 546/2002 ("Lipetren Chico"), tarea
que está generando montañas de rocas estériles y escombreras que contienen azufre que
aflora al ser apedazadas, expuestas a los agentes climáticos que drenan ácido que penetra
en la tierra y por ende a las aguas subterráneas que resultan contaminadas, formando
compuestos altamente tóxicos, afectando en calidad y en cantidad el agua disponible en la
zona, para lo cual la explorante declara utilizar esas aguas superficiales, como por ejemplo
el arroyo Quetrequile, habitualmente seco excepto entre junio y octubre de cada año, sin
previsiones sobre el sellado de perforaciones, ni la modificación del paisaje, ni el método
para cerrar las vetas, con apertura de enormes cráteres en los cerros, con presunto
enviciamiento del aire con problemas respiratorios, alérgicos y visuales (...)(232).
El Superior Tribunal de Justicia de la Provincia de Río Negro hizo lugar parcialmente a la
acción de amparo colectivo interpuesta, toda vez que consideró que la administración
provincial había incumplido con sus deberes resultantes de la normativa vigente respecto
del Proyecto "Calcatreu". Ordenó a los organismos de la Administración Provincial que
resulten competentes en la aprobación de las diversas etapas y trámites del "Proyecto
Calcatreu" observar el pleno respeto y la aplicación de las normas vigentes en cuanto a la
pluralidad étnica, respeto al patrimonio social y cultural, preservación de los recursos
naturales y el medio ambiente, información, consulta y participación de la Comunidades
Originarias del área comprendida y sus aledaños toda vez que se han constatado
omisiones, negligencias, mora administrativa y marginación por parte de la Administración
respecto de las Comunidades Indígenas cuyos derechos se ven afectados.
El Dr. Lutz, al desarrollar su voto como vocal preopinante, señaló que "dentro del rigor
técnico jurídico, intentaré hacerlo con un lenguaje llano y sencillo, ya que estamos ante
una demanda atípica de una acción del art. 43 de la CN (y, concurrentemente, del art. 43 y
ss. de la Constitución Provincial y la ley 2779), en procura de una sentencia que al
introducir la actora fundada en derecho la concepción de una visión holística de los
amparistas que dice representar, incluso en ciertos aspectos podría alcanzar difusos
efectos erga omnes. Estableció en su voto que: a) El principio de precaución o precautorio,
que se traduce en la obligación de suspender o cancelar actividades que amenacen el
medio ambiente pese a que no existan pruebas científicas suficientes que vinculen tales
actividades con el deterioro de aquel, tiene diferentes interpretaciones: una liberal, que
limitaría la obligación del Estado a comportarse diligentemente en la toma de decisiones y
otra más estricta, que importaría ante la amenaza de un posible riesgo, cancelar la
actividad o conducta que lo produce; b) Si bien la invocación del principio precautorio
obedece a la falta de certeza científica que demuestre que una determinada actividad puede
ser la causa del daño temido, esta misma falta de certeza impide determinar que la
mentada actividad no produce el daño que se teme, por lo cual la amenaza es siempre
inminente y esto es lo que se pretende tutelar mediante la acción de amparo,
independientemente de que el daño tarde décadas en producirse; c) En materia ambiental
es frecuente que solo una vez que el daño se produce puede establecerse el nexo causal
entre aquel y la actividad que lo causa, razón por la cual el principio precautorio sirve de
fundamento legal para la adopción de medidas, un cuando dicho nexo causal no esté
debidamente acreditado, es decir, pretende operar en los casos de incertidumbre donde no
haya relación de causalidad alguna acreditada y, por consiguiente, cuando la arbitrariedad
o ilegalidad del acto no es todavía manifiesta; d) En los casos en que falte la certeza
científica respecto del daño que puede causar una determinada actividad, impedir que la
cuestión tramite por la vía rápida y expedita del amparo para derivarla a los
procedimientos ordinarios constituye una dilación que atenta contra los mismos derechos
que se pretenden tutelar al incoar la acción; e) No existe contradicción entre la acción de
amparo y el principio precautorio aplicable en materia ambiental, ya que el peligro

69
inminente y la arbitrariedad manifiesta requerida por el amparo se presenta en la amenaza
que deriva de la falta de certeza científica respecto de una actividad y tal amenaza es
inminente y manifiesta; f) El 'amparo colectivo' —art. 43, CN—, que subsume las figuras de
las 'garantías procesales específicas' de los arts. 43 y 44 de la Const. Río Negro, por la
naturaleza de la categoría de hechos acreditados y su riesgo presunto, justifica que se
despejen los obstáculos formales para acceder a la tutela jurisdiccional por la vía expedita
y rápida intentada ya que mientras exista la posibilidad de impedir ese grave riesgo
presumido o daño potencialmente colectivo para las comunidades indígenas involucradas,
habrá viabilidad para acceder al amparo que se ejerce por autorización constitucional
federal y local, en representación de personas indeterminadas; f) Se configura un riesgo
presunto o daño temido si se avanza con el 'Proyecto Calcatreu' sin observar las
disposiciones de carácter constitucional y legal, o del derecho supranacional, consagradas
a favor de las comunidades originarias, sus recursos naturales y el medio ambiente del
lugar, que deben ser informadas, consultadas, tener participación en la gestión de esos
recursos y respetadas en el patrimonio étnico, social y cultural"(233).
En su voto concurrente, el Dr. Sodero Nievas subrayó que el contenido del principio de
información ambiental comprende la corrección, objetividad, organización de los datos,
independencia del organismo que los recolecta y brinda, seguridad de la continuidad del
fluir de datos, su completitud, la fácil comprensión, la fiabilidad y la tempestividad, lo que
obliga al Poder Ejecutivo Provincial a un monitoreo constante y permanente para asegurar
que esta información llegue no solo a los interesados o afectados, sino a toda la población
en general, y que la información ambiental es una directa consecuencia de la exigencia de
fundar la acción de tutela ambiental sobre los principios de acción preventiva y de
precaución, al extremo de que sin verdadera, eficaz y real información ambiental no podrá
existir una correcta tutela del ambiente(234).

4.14.1.2. "Mendioroz, Bautista José s/amparo colectivo"(235). 21/7/2014


Un legislador de la Provincia de Río Negro promovió amparo ambiental a fin de obtener la
suspensión del acto administrativo que autorizó a una empresa a desarrollar la actividad
petrolera landfarming, hasta tanto se realice el estudio de impacto ambiental previsto en la
ley provincial 3266, incluida la realización de audiencias públicas. El Superior Tribunal de
Justicia de la Provincia de Río Negro admitió parcialmente el amparo.
El Superior Tribunal estableció: a) la falta de reglamentación de la ley 3266de la
Provincia de Río Negro en materia de audiencia pública —art. 7º, inc. c)— no permite
concluir que su realización quede exclusivamente a criterio de la autoridad de aplicación,
porque esa omisión no puede obrar en detrimento de la participación ciudadana, dado que
todos los derechos y garantías establecidos expresa o implícitamente en la Constitución
Provincial tienen plena operatividad sin que su ejercicio pueda ser menoscabado
por ausencia o insuficiencia de la reglamentación —art. 14, Constitución Provincial—. b)
La ley 3266 de la Provincia de Río Negro, al disponer que la audiencia pública es una de las
etapas que debe transitar un procedimiento de evaluación de impacto ambiental, en forma
previa al dictado de la resolución ambiental, es una fase del proceso de evaluación de los
proyectos y no la oportunidad de participación ciudadana solo después de establecerse
consecuencias disvaliosas para el ambiente. c) En atención a la finalidad preventiva del
derecho ambiental, contemplada como principio por el art. 41 de la CN y el art. 4º de la Ley
General del Ambiente, el juez está facultado para disponer medidas de oficio, ya que lo
anticipatorio y lo preventivo se justifica en la materia porque está fuertemente
comprometido el interés general, un bien común de toda la sociedad, de cuyo equilibrio
depende la vida y las posibilidades de desarrollo de toda la comunidad(236).

4.15. Provincia de Salta

4.15.1. Jurisprudencia

70
4.15.1.1. "Comunidad Eben Ezer c. Everest SA; Secretaría de Medio Ambiente de la
Provincia de Salta - Amparo - Recurso de apelación"(237). 21/6/2007
Una comunidad indígena promovió una acción de amparo tendiente a obtener la
declaración de invalidez del procedimiento administrativo de impacto ambiental y del
estudio realizado en relación con la iniciativa privada de desmonte de miles de hectáreas,
por omitir la valoración de los aspectos sociales y culturales de la comunidad actora. El
juez de Primera Instancia rechazó la demanda. Apelada la sentencia, la Corte Suprema de
Justicia de la Provincia de Salta acogió parcialmente la acción instaurada.
El Superior Tribunal provincial sostuvo: "Cabe hacer lugar a la acción de amparo
deducida por una comunidad indígena a fin de que se declare la nulidad del procedimiento
administrativo de impacto ambiental y del estudio realizado en relación con la iniciativa
privada de desmonte de miles de hectáreas, ya que los vicios detectados tanto en la
realización de aquel estudio, en cuanto omitió valorar los aspectos sociales y culturales que
podrían en peligro la supervivencia de la comunidad, como también en la audiencia
pública, la cual se llevó a cabo sin la traducción a la lengua wichi y sin la presencia de los
amparistas, demuestran que lo actuado por la Secretaría de Medio Ambiente y Desarrollo
Sustentable desconoce los arts. 41, 43 y 75 inc. 17 de la CN y los tratados internacionales
suscriptos por nuestro país"(238).
El tribunal estableció que la cuestión de fondo suscitada, en lo esencial, era "la presunta
ilegitimidad o invalidez del procedimiento administrativo de evaluación de impacto
ambiental que lleva adelante la Secretaría de Medio Ambiente y el estudio realizado en el
expte. 11.910.404/05 por afectar los derechos de la comunidad aborigen accionante a
participar en la gestión de sus recursos naturales"(239). Agregó que "la problemática que se
esboza exhibe un vínculo inescindible entre la materia ambiental y los derechos de los
pueblos indígenas"(240). Consideró que "el eje de la demanda de amparo gira en torno del
daño temido para el medio ambiente y el desarrollo sustentable de la comunidad aborigen
derivado de la argüida ilegitimidad en el trámite de la expedición de los certificados de
desmonte por vicios en el procedimiento de toma de decisión al incumplir los demandados
el recaudo de dar participación a las comunidades originarias en la gestión de sus recursos
naturales, en especial en la realización de la audiencia pública y los estudios de impacto
ambiental, cultural y social. En tal sentido, cabe destacar el interés legítimo que exhiben
los actores, en cuanto los catastros a desmontar podrían constituir el espacio vital para la
conservación de su biodiversidad. En efecto, de la compulsa de las actuaciones
administrativas, se comprueba que a fin de proveer a la solicitud de expedición de los
certificados de desmonte de 6218 ha, por parte de la Secretaría de Medio Ambiente, para la
habilitación agrícola de los catastros 16126, 16130, 16132 y 16133 en Gral. Pizarro, Dpto.
de Anta, la proponente de la iniciativa presentó el estudio de impacto ambiental y social
(arts. 43y 44, ley 7070). Asimismo, en el ámbito de la autoridad de aplicación de la
normativa ambiental se conformó una comisión interdisciplinaria para el análisis de dicho
estudio, que si bien concluyó en su adecuación a la ley 7070y su reglamentación, requirió
la presentación de un cronograma relativo a las medidas de precaución y mitigación de los
impactos negativos potenciales, especificando plazos, actividad, beneficiarios e inversión.
Además, se realizó la audiencia pública (ver res. 213 SeMADes) prevista por el art. 49de
la ley 7070, su decreto reglamentario y res. 375/2004 de la Secretaría de Medio Ambiente y
Desarrollo Sustentable. En lo que aquí interesa, surge de la convocatoria realizada la no
traducción a la lengua wichi de su contenido y de la desgrabación de la audiencia si bien
se desprende la presencia durante su desarrollo de una intérprete de la etnia, también se
constató la ausencia de integrantes de dicha comunidad. Cabe tener presente, al respecto,
que el art. 19 del reglamento para la Audiencia Pública prescribe que frente a la existencia
de una situación especial, se podrá solicitar la realización de publicaciones para su
convocatoria con características especiales adecuadas a la zona. En consecuencia, en el
caso resultaba necesario notificar a la comunidad aborigen en su propia lengua a fin de
garantizar la efectiva participación de los interesados que prescribe la ley 7070. Sobre el
particular, cabe tener presente que la lengua constituye un indicador de identidad de
importante gravitación como vehículo de estructuras culturales, cosmovisión y
conocimiento tradicional por lo que debe ser asumida como una variable indicadora

71
relevante del sentido de pertenencia e identidad (confr. Teodora Zamudio, Derechos de los
Pueblos Indígenas, publicación del Gobierno de Salta, Primeras Jornadas Nacionales de
Derecho Indígena, Salta, 2006, p. 62). De tal suerte, la traducción de la convocatoria a la
audiencia pública a la lengua wichi, como así también del estudio de impacto ambiental
presentado por la proponente de la iniciativa privada, constituían, entre otros, recaudos
esenciales para la legitimidad del procedimiento de expedición de los certificados de
desmonte de cara a las distintas normas ya citadas nacionales, locales y supranacionales
que aseguran su participación en la gestión de sus recursos naturales (...). En cuanto a la
evaluación del impacto ambiental, social y cultural presentado en el expediente
administrativo de la SeMADes, se ha cuestionado, de manera esencial, la omisión de
valorar los aspectos culturales y sociales"(241).
Consideró "que si bien es cierto que hasta el presente no se han dictado los actos
administrativos relativos a la autorización de la deforestación solicitada, los actos
preparatorios para tomar tal decisión, como lo son el estudio de impacto ambiental y social
más la posterior audiencia pública, como se ha visto, exhiben vicios con grave riesgo de
provocar consecuencias directas sobre las comunidades actoras, en la comprensión de que
los principios precautorio y de prevención de los eventuales efectos negativos sobre el
ambiente y el postulado de la participación efectiva de los interesados a través de los
procedimientos públicos de carácter colectivo, constituyen recaudos esenciales para el
debido procedimiento previo a la emisión del acto en resguardo de los intereses de la
comunidad y el orden público administrativo"(242).
Resolvió en definitiva "hacer lugar parcialmente a la demanda y ordenar a la Secretaría
de Medio Ambiente y Desarrollo Sustentable observar el pleno respeto y la aplicación de las
normas vigentes en cuanto a la pluralidad étnica, atendiendo a la vez al patrimonio social y
cultural, la preservación de los recursos naturales y el medio ambiente, información,
consulta y participación de las Comunidades Originarias del área comprendida y sus
aledaños, al haber constatado el tribunal omisiones y marginación por parte de la
Administración, respecto de tales comunidades originarias cuyos derechos se vieron en el
caso afectados. Asimismo, cabe exhortar a la referida autoridad de aplicación que, al tomar
decisiones de su competencia en relación con el otorgamiento de los certificados de
desforestación de los catastros nros. 16126, 16130, 16132 y 16133 del Departamento de
Anta, se parta de un conocimiento pleno de los efectos negativos y positivos que implica la
iniciativa propuesta, garantizando el desarrollo sustentable de la comunidad indígena y la
participación coordinada de los distintos actores involucrados"(243).

4.16. Provincia de Santa Fe


La Provincia de Santa Fe cuenta con la ley 10.000 (9/1/1987), de protección de intereses
difusos. Tuvo su origen en un proyecto presentado por el Poder Ejecutivo Provincial a cargo
de José María Vernet, en cuyo mensaje se destacó que la misma implicaba una legislación
de avanzada para la época en la custodia de los intereses difusos, similar al de amparo. La
norma, además, vino a llenar un vacío en el ordenamiento jurídico santafesino, que
mantenía al margen de toda tutela jurisdiccional, aquellas situaciones jurídicas derivadas
de grupos constituidos por un número indefinido de individuos que conforman una especie
de comunión espontánea(244). Su art. 1º dispone: "Procederá el recurso contencioso
administrativo, sumario contra cualquier decisión, acto u omisión de una autoridad
administrativa provincial, municipal o comunal o de entidades o personas privadas en
ejercicio de funciones públicas que, violando disposiciones del orden administrativo local,
lesionaren intereses simples o difusos de los habitantes de la Provincia en la tutela de la
salud pública, en la conservación de la fauna, de la flora y del paisaje, en la protección del
medio ambiente, en la preservación del patrimonio histórico, cultural y artístico, en la
correcta comercialización de mercaderías a la población y, en general, en la defensa de
valores similares de la comunidad". Si bien la norma denomina a este instrumento
procesal recurso contencioso administrativo sumario, Sagüés y Serra señalan que en la
práctica el recurso de la ley 10.000 es llamado con frecuencia "amparo"(245), y así también
se ha pronunciado la jurisprudencia santafesina al encuadrarlo como una ley de amparo
específica relativa a los derechos o intereses difusos(246).

72
4.16.1. Jurisprudencia

4.16.1.1. "Zurbriggen, Gabriel Román; Chamas, Mariana c. Aguas Santafesinas SA


s/amparo"(247). 3/8/2016
Fue deducida acción de amparo colectivo por un matrimonio que habita un loteo privado,
aprobado por la Municipalidad de Rafaela con el fin de que la empresa que provee el
servicio de agua potable en la Provincia de Santa Fe les provea del servicio público con el
que no cuenta la vivienda ni sus vecinos, aproximadamente 39 personas. El juez
interviniente hizo lugar a la demanda(248).
En resumen, la sentencia estableció:
1. La empresa concesionaria del servicio público de provisión de agua potable en la
Provincia de Santa Fe debe conectar el agua a la totalidad de los vecinos afectados,
residentes y a residir en el futuro en el loteo municipal aprobado sin requerir este servicio,
pues toda persona tiene derecho a un acceso básico al agua potable por el solo hecho de
ser humano, independientemente de su calidad de ciudadano, de pagar o no impuestos e
incluso de que el loteo de su vivienda haya sido habilitado en legal forma.
2. La acción tendiente a que se reconozca a los amparistas derecho al acceso al agua
potable debe ser admitida, pues la omisión de la provisión del servicio de agua en
condiciones de ser consumida sin riesgo para la vida de los usuarios compromete la
responsabilidad internacional del Estado por lo que es deber del Poder Judicial prevenir
esa situación, reconociendo el derecho y ordenando la realización de medidas positivas en
orden a su efectivización.
3. La ordenanza 2855 del Municipio de Rafaela, Provincia de Santa Fe, en la medida que
omite establecer como condición necesaria para la aprobación del loteo de viviendas la
provisión del servicio de agua potable, es inconstitucional, por no encuadrar dentro del
marco establecido por el dec. 7317/1967, la CN y el bloque de constitucionalidad.
4. La ley 11.220 de la Provincia de Santa Fe es inconstitucional, en tanto prohíbe a los
usuarios potenciales del servicio de agua potable exigir la prestación, cuando este es
fundamental.
5. El derecho al agua potable tiene un aspecto social, pues la falta de acceso no solo
pone en riesgo la salud de los afectados, sino indirectamente a toda la población y un
aspecto subjetivo, ya que es imprescindible para la subsistencia, debiendo ser garantizado
individualmente en cantidad necesaria para asegurar el desarrollo de la persona humana.
6. El derecho al agua potable es un derecho fundamental y en cabeza del Estado se
encuentra la obligación asumida en convenios internacionales de suministrarlo.
7. Si bien el cumplimiento de los derechos sociales responde al principio de
progresividad, y es paulatino, tal afirmación no es correcta en relación con el derecho
humano al agua, dado su carácter imprescindible para la vida y la salud de los individuos
en particular y la comunidad en general; el Estado no puede eximirse de responsabilidad
invocando imposibilidad material o falta de recursos, pues el cumplimiento de las
obligaciones internacionales asumidas exige un rol activo, asegurando la accesibilidad
física, aunque sea básica a todos los habitantes y sin discriminación alguna.
8. La acción de amparo colectivo tendiente a que la empresa que provee el servicio de
agua potable en la Provincia de Santa Fe les provea del servicio público es procedente, pese
a que no existe reclamo administrativo previo, pues exigir esto para luego proseguir con un
proceso ordinario configuraría para los amparistas una denegación de justicia, ya que la
resolución judicial no impediría la consumación del daño y las consecuencias serían
irreversibles.
9. La acción de la empresa que provee el servicio de agua potable en la Provincia de
Santa Fe consistente en denegar la conexión del agua potable a las personas residentes en
un loteo habilitado debidamente por la Municipalidad es un acto ilegal y arbitrario por
vulnerar los derechos fundamentales de los afectados.
10. La acción tendiente a que se reconozca a los amparistas derecho al acceso al agua
potable tiene el carácter de un reclamo colectivo, pues tiene por objeto la protección de un

73
derecho de incidencia colectiva referente a un bien colectivo: el agua potable, ya que si bien
el agua potable es divisible a los fines de su utilización, por su naturaleza es un bien
colectivo, ya que nadie puede arrogarse la propiedad del recurso.
11. La acción de amparo colectivo tendiente a que la empresa que provee el servicio de
agua potable en la Provincia de Santa Fe les provea del servicio público a varios vecinos,
propietarios de un viviendas cuyo loteo se aprobó por la municipalidad, es procedente,
pues esta tiene la concesión del servicio público por delegación del Estado Provincial,
responsable primario en la prestación.
12. La tramitación del reclamo ante el Ente Regulador de Servicios Sanitarios no
constituye un requisito exigible para la procedencia del amparo colectivo interpuesto por
varios vecinos en reclamo del servicio público de agua potable, pues no estamos ante una
prestación deficiente del servicio o exceso en facturación, sino ante la denegación del
servicio en forma lisa y llana, y la arbitrariedad manifiesta de esto sumado al peligro en la
demora habilitan la vía judicial sin más trámite(249).
Agregó el magistrado: "Ante la situación planteada resulta indiscutible que la vía del
amparo se presenta como la única idónea para tutelar el derecho a la salud y a la vida
tutelados por el art. 24 de la Convención sobre Derechos del Niño, arts. 4º y 19 de la
Convención Americana sobre Derechos Humanos, arts. I y VII de la Declaración Americana
de Derechos y Deberes del Hombre, art. 25 de la Declaración Universal de Derechos
Humanos, arts. 6º y 24, inc. 1º del Pacto Internacional de Derechos Civiles y
Políticos y arts. 3º, 10 inc. 3º y 11 del Pacto Internacional de Derechos Económicos,
Sociales y Culturales. Estos tratados internacionales constituyen el bloque constitucional
que garantiza el derecho a la salud y a la vida como primer derecho de las personas,
respecto del cual todos los demás derechos adquieren carácter instrumental. Exigir la
tramitación de un reclamo administrativo previo para luego proseguir con un proceso
ordinario configuraría para los amparistas una denegación de Justicia ya que la resolución
judicial no impediría la consumación del daño y las consecuencias serían irreversibles, aún
vigente la cautelar, pues la solución que con ella se logra es sumamente precaria teniendo
en cuenta que dos litros de agua por persona solo satisface parcial y mínimamente la
pretensión. La tramitación del reclamo ante el Ente Regulador de Servicios Sanitarios
(ENRESS) no constituye un requisito exigible ya que no encuadra dentro de los supuestos
citados por la demandada pues no estamos ante una prestación deficiente del servicio o
exceso en facturación, sino ante la denegación del servicio en forma lisa y llana. Sin
perjuicio de lo expresado, la existencia de una arbitrariedad manifiesta de los actos
mencionados y el peligro en la demora habilitan la vía judicial sin más trámite, recaudos
fácticos presentes en el litigio traído a consideración. La acción de la demandada
consistente en denegar la conexión del agua potable a las personas residentes en un loteo
habilitado debidamente por la Municipalidad es un acto ilegal y arbitrario por vulnerar los
derechos fundamentales de los afectados (...). Entiendo entonces, que no existe vía más
idónea que el amparo para tutelar los derechos cuya protección reclaman los
Justiciables"(250).

4.17. Provincia de San Juan


La ley 6006 (18/12/1989)(251)provee a la defensa jurisdiccional: 1) De los intereses
difusos y los derechos colectivos, brindando protección a esos fines al medio ambiente, a la
conservación del equilibrio ecológico, los valores estéticos, históricos, urbanísticos,
artísticos, arquitectónicos, arqueológicos y paisajísticos; 2) De los intereses y derechos del
consumidor; 3) De los intereses y derechos que emerjan de la prestación de los servicios
públicos en la Provincia y la aplicación de tarifas y tasas; 4) De cualquiera otros bienes que
respondan en forma idéntica a necesidades comunes de grupos humanos a fin de
salvaguardar la calidad de la vida social (art. 1º). A tal fin, el art. 2º prevé dos modalidades
de acción de defensa de los intereses difusos y derechos colectivos, la de protección para la
prevención de un daño grave e inminente, o la cesación de perjuicios actuales susceptibles
de prolongarse, y la acción de reparación de los daños colectivos, para la reposición de las
cosas al estado anterior al menoscabo.

74
4.17.1. Jurisprudencia

4.17.1.1. "Pezzutti, Miguel A."(252). 25/7/2003


El actor inició acción de amparo contra el Ente de Regulación Eléctrica de la provincia de
San Juan y la Dirección de Política Ambiental solicitando que se condene a arbitrar los
mecanismos para la detección, erradicación, eliminación y/o tratamiento de los desechos
de aceites minerales, contaminados con bifenilos policlorados, derramados, en un predio, y
el cese inmediato de la contaminación a fin de evitar mayores daños a la salud y al medio
ambiente. La acción fue acogida en primera instancia. Contra la resolución interpusieron
recursos de apelación tanto actor como demandados. La Cámara, por mayoría, confirmó la
procedencia de la acción y detalló el contenido de la condena enumerando las acciones que
deben efectuar las reparticiones demandadas y el plazo para realizarlas(253).
En lo sustancial, el tribunal estableció: "a) Tres son los requisitos para la procedencia de
la acción de amparo: I) Violación o amenaza de un derecho reconocido por la Constitución
Nacional o Provincial. II) Ilegalidad o arbitrariedad manifiesta del acto lesivo. III)
Inexistencia de otro remedio judicial idóneo para la tutela del derecho o posibilidad de
proferir un daño grave o irreparable, remitiendo la cuestión a la vía ordinaria; b) Es
procedente el reclamo de amparo efectuado por el afectado directo o indirecto contra el ente
regulador eléctrico y la dirección de política ambiental que tiene por objeto la condena a
esas reparticiones a arbitrar los mecanismos para la detección, erradicación, eliminación
y/o tratamiento de los desechos de aceites minerales, contaminados con bifenilos
policlorados derramados en un predio, y el cese inmediato de la contaminación a fin de
evitar mayores daños a la salud y al medio ambiente; c) La legitimación activa en el amparo
destinado a la preservación del medio ambiente, debe interpretarse en forma amplia; d) Si
tanto el Estado como los particulares tienen obligaciones y derechos al respecto, que estos
últimos empiezan a ejercer, también las instituciones y el poder judicial, deben adecuarse
al requerimiento moderno de permitir la vida sana, con el reclamo de las garantías
constitucionales afectadas; e) Frente a la acción de amparo que persigue que las
reparticiones demandadas —en el caso, Ente Provincial Regulador Eléctrico y Dirección de
Política Ambiental de San Juan— arbitren los mecanismos para la detección, erradicación,
eliminación y/o tratamiento de los desechos de aceites minerales, contaminados con
bifenilos policlorados derramados en un predio y el cese inmediato de la contaminación,
atendiendo a la normativa vigente y en relación concreta con el predio donde se produjo el
derrame debe condenarse a las demandadas a que en el plazo perentorio de treinta días
procedan a 1º) Cerrar preventivamente el inmueble objeto de la acción. 2º) Disponer las
medidas pertinentes para erradicar y eliminar el bifenilo policlorado derramado en el
predio. 3º) Informar el destino que se le ha dado a los transformadores en desuso que
ocasionaron el derrame y las condiciones de seguridad, bajo las cuales serán almacenados
y tratados. 4º) Comunicar a todos los organismos correspondientes (entre otros Dirección
de Planeamiento y Desarrollo Urbano, Municipalidad, IPV, etc.), que dicho inmueble es
inapto para zona residencial y tareas agrícolas. 5º) Hacer saber a las autoridades sanitarias
el hecho, ante la proximidad del grupo habitacional y efectuar un seguimiento sanitario. 6º)
Hacer cumplir estrictamente a las concesionarias del servicio, la legislación y resoluciones
referidas a la debida identificación de los transformadores que contengan bifenilos
policlorados y en caso de derrame erradicarlos en forma inmediata, para su correcto
tratamiento y almacenamiento, todo lo que deberá acreditarse debidamente ante el juzgado
de origen en el plazo indicado"(254).

4.18. Provincia de Tierra del Fuego


La ley 55 de Preservación, Conservación, Defensa y Mejoramiento del Medio Ambiente de
la Provincia de Tierra del Fuego, Antártica e Islas del Atlántico Sur fue sancionada,
promulgada y publicada en el mes de diciembre de 1992(255). Posteriormente, se le
introdujeron modificaciones a través de la ley 483(256). El art. 1º establece que la ley tiene
por objeto "la preservación, conservación, defensa y mejoramiento del medio ambiente de la

75
Provincia de Tierra del Fuego, Antártida e Islas del Atlántico Sur, estableciendo sus
principios rectores a los fines de perpetuar los ecosistemas existentes en su territorio, como
patrimonio común de todas las generaciones, debiendo asegurar la conservación de la
calidad ambiental, la diversidad biológica y sus recursos escénicos". En cuanto a la defensa
jurisdiccional del ambiente, establece que se protegen "los intereses difusos de los
particulares y de las asociaciones intermedias a la protección del medio ambiente" (art. 16).
A tal fin, "programa acciones de prevención y de reparación de daños colectivos" (art. 17)
que tramitarán por el procedimiento sumarísimo (art. 19).

4.18.1. Jurisprudencia

4.18.1.1. "Estancias Violeta SRL c. Techint SACI"(257). 10/8/2006


La empresa demandada interpuso recurso de casación contra la sentencia de la Cámara
de Apelaciones que la condenó al pago del importe necesario para la recomposición del
medio ambiente por las tareas realizadas en virtud de las obras de pavimentación de la
ruta nacional nro. 3. El Superior Tribunal de Justicia de Tierra del Fuego, Antártida e Islas
del Atlántico Sur rechazó el recurso(258).
El Superior Tribunal sostuvo: a) Producido el detrimento a la integridad ambiental, el
objeto principal y urgente consiste en su recuperación, en restituirlo a su etapa anterior
para que nuevamente se encuentre libre de contaminación y de esa manera se asegure un
ambiente sano y equilibrado, pero también deben arbitrarse los medios necesarios a fin de
evitar posibles efectos degradantes, su aún no ha sido contaminado pero existe la seria y
fundada probabilidad de que ello suceda; b) Corresponde confirmar la sentencia que
rechazó la acción indemnizatoria contractual pero acogió la carga indemnizatoria por
afectación ambiental en virtud de la prueba rendida, pues, el derecho-deber de defender el
ambiente no conlleva beneficios económicos, la contrapartida de enriquecerse con una
condena dineraria, como si el ambiente dañado fuera de la persona que acciono o de las
asociaciones legitimadas; c) La valoración de la prueba en materia de tutela ambiental, no
puede anquilosarse en parámetros pétreos que obstaculicen a la protección efectiva del
hábitat humano, donde se encuentra en juego la efectiva protección a derechos tan
esenciales como la vida o la salud, sino que es menester adoptar un criterio amplio e
integrador, pues, en este tipo de daño hay mucho de sutil, inasible y de cambiante en la
relación de los elementos físicos con las personas y las cosas; d) La ley 24.051 establece
que todo residuo peligroso es cosa riesgosa en los términos del párr. 2º del art.
1113del Cód. Civil, por ello corresponde condenar a la demandada por daño ambiental
derivados las tareas realizadas en virtud de las obras de pavimentación de la ruta nacional
nro. 3 en tanto no ha acreditado la culpa de la víctima ni la de un tercero por quien no
deba responder, únicas eximientes viables por el citado artículo del Cód. Civil(259).

4.19. Provincia de Tucumán


La Provincia de Tucumán tiene el mérito de contar con el único Cód. Proc. Constitucional
del país(260), aprobado por ley 6944(261) y considerado un ejemplo de modernidad y de
vanguardia, lo que evidencia la calidad del derecho procesal argentino(262). Se ha
señalado, además, que tal pieza legislativa constituye un ejemplo a seguir "...por el resto de
las Provincias Argentinas y con mayor razón aun por parte del Estado Federal, quien en
materia de legislación tiene una deuda pendiente al respecto"(263). El mérito principal del
Cód. Proc. Constitucional, señala Hael, es el de concentrar y sistematizar todos los
instrumentos del control de constitucionalidad orgánico y de la defensa de los derechos
fundamentales, en un solo texto, con una misma redacción y una misma técnica procesal
constitucional(264).
El Código Procesal Constitucional de Tucumán (en adelante, CPCT) reglamenta, en su
Capítulo V del Título II, "Garantías a los derechos personales", (arts. 71 al 86) los amparos
colectivos, con un nivel de detalle "superior al de las demás normas de los estados
autónomos"(265). El art. 71, CPCT establece: "Extensión. La defensa jurisdiccional de los

76
intereses colectivos comprende la tutela de la salud pública, la conservación del equilibrio
ecológico, de la fauna y de la flora, y la protección del medio ambiente de conformidad a los
principios contenidos en el art. 41 de la Constitución Provincial; la preservación del
patrimonio cultural y de los valores estéticos, históricos, urbanísticos, artísticos,
arquitectónicos, arqueológicos y paisajísticos amparados por el art. 145 de la Constitución
Provincial; la correcta comercialización de mercaderías a la población, la competencia leal y
los intereses y derechos del consumidor y del usuario de servicio públicos; en general, la
defensa de valores similares de la comunidad y de cualesquiera otros bienes que
respondan, en forma idéntica, a necesidades comunes de grupos humanos a fin de
salvaguardar la calidad de la vida social". El art. 73 del CPCT establece: "Subsidiariedad.
No es admisible esta acción si se hubiera dejado de usar oportunamente vías de
impugnación especiales acordadas por las leyes o reglamentos, salvo que por tales vías no
pudiera obtenerse la finalidad tuitiva garantizada por esta ley"(266).
El CPCT programa dos tipos de amparos colectivos. Al respecto, el art. 75 dispone:
"Acciones. Cuando un acto, decisión, hecho u omisión de una autoridad administrativa,
provincial, municipal o local, o de entidades o personas privadas, de forma arbitraria o
ilegal ocasione lesión, privación, perturbación o amenaza en el goce de intereses difusos,
puede ejercerse ante los tribunales correspondientes las acciones de 'Amparo de Protección'
de los intereses colectivos, para la prevención de un daño grave o inminente o la cesación
de perjuicios actuales susceptibles de prolongarse; o de 'Amparo de Reparación' de los
daños colectivos, para la reposición de las cosas al estado anterior del daño producido a la
comunidad interesada".
Con respecto a la acción de amparo de protección el CPCT establece que "sin perjuicio de
cualquier otro supuesto, la acción de amparo de protección de los intereses colectivos, en
particular, procede con el fin de: 1. Paralizar los procesos de emanación o desecho de
elementos contaminantes del medio ambiente o cualesquiera otras consecuencias de un
hecho u omisión que vulnere el equilibrio ecológico, lesione, perturbe o amenace valores
estéticos, históricos, artísticos, urbanísticos, arquitectónicos, arqueológicos, paisajísticos u
otros bienes vinculados al resguardo de la calidad de vida de la comunidad. 2. Impedir la
circulación comercial de productos defectuosamente elaborados, o disponer su exclusión
del mercado de consumo cuando, por no reunir los recaudos necesarios de calidad y
seguridad, comprometan la salud o indemnidad personal o patrimonial de los
consumidores o usuarios. 3. Suprimir las irregularidades en las prácticas comerciales,
como la competencia desleal, la publicidad que, por ser engañosa o por imprudencia en su
contenido o la ausencia o insuficiencia de precauciones o advertencias a los consumidores,
resultare perjudicial a los intereses colectivos".
La acción de amparo de reparación apunta a reponer las cosas al estado anterior y tiene
lugar "siempre que sea posible reparar el menoscabo de los intereses colectivos, que, en
particular, consiste en 1. La adopción de las medidas idóneas para recomponer el equilibrio
de los valores ecológicos u otros bienes comunes a la colectividad perjudicada. 2. La
rectificación de la publicación engañosa por los mismos medios y modalidades empleados
en el mensaje irregular, o la corrección de sus términos para una adecuada información a
los consumidores" (art. 77).
En cuanto a la legitimación activa, el art. 78, CPCT dispone: "El Ministerio público, el
Defensor del Pueblo y las agrupaciones privadas legalmente reconocidas, constituidas para
la defensa de los intereses colectivos, que sean representativas de la comunidad,
registradas conforme lo establece la ley, con exclusión de cualquier otro sujeto, están
indistintamente legitimados para proponer e impulsar las acciones previstas en esta ley.
Las demás personas pueden denunciar ante el Ministerio Público o el Defensor del Pueblo,
los hechos que permitan articular la acción reglamentada. El Ministerio Público, cuando no
intervenga en el proceso como parte, actúa obligatoriamente en defensa del interés público.
La autoridad pública, una vez evacuado el pedido de informe o vencido el plazo para hacer
lo, es representada en lo sucesivo por el Ministerio Público. El juez puede ordenar el
impulso del proceso a cargo del Ministerio Público cuando resulte verosímil la existencia de
la privación, perturbación o amenaza al interés colectivo demandado, incluso cuando
resuelva denegar legitimación al demandante o este no cumpliera con la carga impuesta en
el inc. 1º del párrafo siguiente. El tribunal resuelve en cada caso concreto sobre la

77
admisibilidad de la legitimación invocada, considerando prioritariamente el cumplimiento
de alguno de los siguientes recaudos: 1. Que la agrupación esté integrada por los sujetos
que en forma particular resulten perjudicados por el hecho u omisión violatorio del interés
colectivo, en cuyo caso la acreditación de la personería jurídica del grupo puede
efectivizarse dentro del plazo de treinta (30) días a partir de la resolución que le concede la
legitimación para obrar. 2. Que la agrupación prevea estatutariamente como finalidad
expresa, la defensa del específico tipo o naturaleza del interés colectivo menoscabado. 3.
Que la agrupación esté ligada territorialmente al lugar de producción de la situación lesiva
del interés colectivo. 4. El número de miembros, antigüedad en su funcionamiento,
actividades y programas desarrollados y toda otra circunstancia que refleje la seriedad y
responsabilidad de la trayectoria de la agrupación, en defensa de los intereses colectivos.
Las asociaciones legitimadas están habilitadas para tomar intervención como litisconsortes
de cualesquiera de las partes. En caso de desistimiento o abandono de la acción de las
entidades legitimadas, la titularidad activa es asumida por el Ministerio Público. Cuando
hay dificultades para la individualización de las legitimaciones, el juez o tribunal dispone
las medidas más idóneas a los fines de observar la regular constitución del proceso,
salvaguardando el principio de contradicción"(267).
El CPCT regula también el tema de la publicidad, de elemental trascendencia dado que
se relaciona con el derecho de la defensa —aspecto del proceso colectivo puesto de relieve
expresamente por la CS en "Halabi"(268)— y con la apertura del proceso a todos los
posibles interesados que deben anoticiarse de su existencia(269). Sobre el punto, la norma
del art. 79 dispone: "Promovida la acción se dará publicidad a la misma por edictos o por
televisión, radio o cualquier otro medio de difusión que el juez estime conveniente. La
publicidad de la demanda debe contener una relación circunstanciada de los elementos de
la misma en cuanto a personas, tiempo y lugar y la reproducción literal del párrafo
siguiente. Dentro del plazo de cinco (5) días desde la última publicación, pueden
postularse, interponiendo la demanda respectiva, las agrupaciones privadas de defensa que
invoquen mejor derecho para obrar como legitimado activo; asimismo pueden los sujetos
singularmente damnificados acumular su pretensión a la acción colectiva, unificando
personería en representante de la agrupación legitimada".
Respecto de la sentencia, el art. 85, CPCT establece que cuando sea favorable a la acción
la resolución "indicará claramente la conducta que debe observar el sujeto obligado y el
plazo dentro del cual debe hacerlo. Los mandatos judiciales deben ser cumplidos por los
agentes públicos o los sujetos requeridos en el modo y plazo que se establezca, sin que
valga contra ellos la excusa de obediencia debida ni alguna otra. Incumplida la sentencia
dentro del plazo fijado al efecto, el juez adopta las medidas que proceden en derecho". Las
costas se aplican en el orden causado, salvo el caso de temeridad o grave negligencia por
parte de alguno de los litigantes o propósito manifiestamente malicioso del vencido (art.
86). El CPCT no incorpora de manera expresa lo atinente a los efectos expansivos de la
cosa juzgada a los miembros del grupo o colectividad legitimados(270).

4.19.1. Jurisprudencia
Las disposiciones del CPCT concernientes a los procesos de defensa jurisdiccional de los
intereses colectivos fueron interpretados y desarrollados por la jurisprudencia local, en
algunos casos compatibilizando sus normas con los principios del amparo colectivo
establecidos en el art. 43, CN introducido en la reforma constitucional de 1994.
En materia de competencia en el amparo colectivo, la disposición pertinente del CPCT fue
declarada inconstitucional por los tribunales locales en reiteradas oportunidades. En el
caso "Dirección del Hospital Ángel C. Padilla s/amparo fiscal por mora en la
administración", sent. nro. 502 del 23/6/2000, la Corte Suprema de Justicia de Tucumán
(en adelante CS Tucumán) sostuvo que "en la demanda se expresa que el objeto de tutela
de la acción de amparo intentada es la salud pública; consecuentemente, la misma, se
encuentra comprendida entre los amparos colectivos regulados en el Capítulo V del Título
II del CPCT, ley 6944, desde que la norma del art. 71 de la mencionada ley, dispone que la
defensa jurisdiccional de los intereses colectivos comprende la tutela de la salud pública".
Los actores perseguían "el restablecimiento del orden constitucional de protección a la

78
salud pública, concretamente referido a internaciones y/o intervenciones quirúrgicas y/o
autorizaciones o intervenciones de internación o intervención quirúrgica en otros
nosocomios, a criterio de la actual administración o del órgano judicial, con notificación en
la persona del delegado gremial y/o su estamentos disidentes para que se abstengan de
realizar actos que vulneren las personas, contrataciones, terceros y bienes del hospital,
atribuyendo los hechos provocadores de la denunciada lesión constitucional a personal del
hospital Ángel C. Padilla. De allí que la acción de amparo colectivo intentada está fundada
en la invocada afectación del servicio público de salud a cargo del Estado provincial, a raíz
de hechos y omisiones en que habrían incurrido agentes públicos provinciales en el marco
del ejercicio de sus cargos y, por tanto, de función estatal administrativa, regidos
principalmente por el derecho público, quedando por ello aprehendida en la norma que fija
la competencia de la Cámara en lo Contencioso Administrativo del párr. 1º, art. 57 de la
LOPJ (6238)". En punto a la competencia, la CS Tucumán sostuvo que "la privación a los
ciudadanos de la garantía que implican los tribunales especializados en la materia, frustra
los fines perseguidos con la creación de los mismos, y afecta en definitiva, el adecuado y
eficiente servicio de justicia ya que se basa en consideraciones de interés general (cfr.
Palacio, Lino, Derecho procesal civil, t. II p. 370), todo lo cual debe ser preservado, cometido
este que constituye una de las funciones esenciales de esta Corte de Justicia y que debe
ser resguardado a tenor del art. 22, párr. 2º de la Constitución Provincial. Es doctrina de
esta Corte que, en principio, no corresponde a los tribunales judiciales la declaración
oficiosa de inconstitucionalidad de normas legales, salvo cuando lo por estas dispuesto
afectare el orden público (cfr. sent. nro. 486 del 5/10/1993, in re 'Torres, Luis Virgilio c.
Organización Gálvez SA s/cobro de australes', sentencia del 28/8/1998 en autos 'Paz Juan
Carlos c. Consorcio Cons. Propietarios Edif. Muñecas 655 s/cobro, entre otros'). Ha sido,
con este alcance, que se ha inteligido lo preceptuado por el ya referido art. 22 de la
Constitución local al disponer, en su parág. 2º: 'Toda ley, decreto u orden que so pretexto
de reglamentación, desvirtúe el ejercicio de las libertades y derechos reconocidos, o prive a
los ciudadanos de las garantías aseguradas, serán inconstitucionales y no podrán ser
aplicados por los jueces'. Como la competencia en razón de la materia es de orden público
y, se instituyen en aras de asegurar una más eficiente e idónea prestación del servicio de
justicia, con fundamento en la precitada norma constitucional local, corresponde declarar
la inconstitucionalidad del art. 57, parág. 1º de la ley 6944, en cuanto atribuye
competencia al juez en lo Civil y Comercial Común para entender en la acción de amparo
deducida contra todo acto, omisión o hecho de órganos o agentes del Estado provincial o
entes autárquicos provinciales cuando estos, por su naturaleza, se encuentren regidos
principalmente por el derecho público por resultar incompatible con el principio
consagrado por las armónicas y complementarias disposiciones contenidas en los arts. 4º y
15, ambos de la ley 6.944, privándolas de validez y efecto. Se exceptúan los supuestos
previstos en el párr. 2º del mencionado art. 4º, de competencia de esta Corte". Agregó la CS
Tucumán que "concordante con la inconstitucionalidad dispuesta de la regla de
competencia del art. 57 del CPCT, relativa al amparo general, y en mérito a los
fundamentos que la sostienen, antes transcriptos, en el caso de autos, en el que se
promovió un amparo colectivo corresponde declarar inconstitucional el primer párrafo del
mencionado art. 74 de la ley 6944, en cuanto atribuye competencia al juez en lo Civil y
Comercial Común para entender en la acción de amparo colectivo promovida contra actos,
omisiones o hechos de órganos o agentes del Estado provincial o entes autárquicos
provinciales cuando estos, por su naturaleza, se encuentren regidos principalmente por el
derecho público por resultar incompatible con el principio consagrado por las armónicas y
complementarias disposiciones contenidas en los arts. 4º, párr. 1º (Título I: Principios
Generales) y 15, párr. 1º (Capítulo I, Disposiciones comunes del Título II, Garantías a los
derechos personales) del mismo texto legal, privándolas de validez y efecto" (Excma. Corte
Suprema de Justicia de la Provincia, in re "Dirección del Hospital Ángel C. Padilla
s/amparo fiscal por mora en la Administración", sent. nro. 502 del 23/6/2000). Idéntico
criterio se aplicó en "Campero Graciela Nelly y otros c. Carrizo Héctor (Ministerio de
Educación de la Provincia de Tucumán)", Cámara Contencioso Administrativo, sala II, del
9/5/2001; "Rossi, María Graciela y otros c. Municipalidad de San Miguel de Tucumán
s/amparo", Cámara Contencioso Administrativo, sala I, del 12/8/2002; "Sosa Paz, María

79
Elvira del Carmen y otros c. Municipalidad de Yerba Buena y otro s/amparo", Cámara
Contencioso Administrativo, sala III, del 10/3/2003; "Centro Vecinal Marcos Paz c.
Municipalidad de Yerba Buena y otros s/amparo", Cámara Contencioso Administrativo,
sala III, del 8/8/2008 y "Colegio de Arquitectos de Tucumán y otra c. Provincia de
Tucumán s/amparo", Cámara Contencioso Administrativo, sala III, del 9/2008.
También los tribunales locales aplicaron la disposición del art. 17, CPCT —en conjunción
con el art. 13— convirtiendo en amparo colectivo pretensiones ejercidas por las partes
como amparos individuales. Las normas mencionadas, ubicadas en el Capítulo I,
"Disposiciones generales" del Título II, "Garantías a los derechos personales" del CPCT
disponen: "Art. 17.— Convertibilidad de la acción. Cuando el juez al conocer el asunto,
advierte que no se trata de un hábeas corpus sino un amparo o viceversa, así lo declara y
prosigue la tramitación de conformidad a lo establecido por esta ley. Si el juez lo estimase
necesario, puede conceder al interesado un término de hasta tres (3) días para que
convierta la acción. Si este no lo hiciere resolverá el asunto conforme a derecho". Por su
parte, el art. 13 establece: "Impulso procesal. Una vez requerida la intervención judicial, el
tribunal actúa de oficio y con la mayor celeridad, sin que pueda invocarse la inercia de las
partes para retardar el procedimiento". Así lo hizo la sala II de la Cámara en lo Contencioso
Administrativo en autos "Campero Graciela Nelly y otros c. Carrizo Héctor (Ministerio de
Educación de la Provincia de Tucumán) s/amparo", expte. 125/01, sentencia del
9/5/2001. Ante el tribunal estaban radicados "cuatro procesos de amparo de padres de
niños con una misma pretensión común: la prestación del tercer ciclo de la educación
general básica en establecimientos de gestión estatal". Se trataba del supuesto de
"pluralidad de sujetos afectados por un mismo acto" que prevén los arts. 19 y 57 y el párr.
2º del art. 74 del CPCT que dispone: "Cuando una misma decisión afecta el derecho de
varias personas, conoce de todas las acciones que se deducen el juez que ha prevenido,
quien dispone la acumulación de autos". En "Campero" los actores alegaron la "supresión",
privación o denegación de matriculación por orden verbal del ex Ministro de Educación y
reclamó que la Provincia mantuviera en favor de sus hijos —siete en total— y en las
escuelas a que ellos asistían "el sistema de implementación en el área rural del tercer ciclo
de la educación general básica que fue creado y organizado mediante res. 1983/1996,
1107/5-98, 470/5-99, 703/5-99 y disp. 3".
La Cámara hizo notar que "3 de esos niños fueron aparentemente promovidos a 8º año, y
los 4 restantes a 9º año de la EGB. Y que 4 de esos niños estaban cursando en la Escuela
nro. 81 de Mista, Leales; 1 niño en la Escuela nro. 368 de La Virginia, Burruyacu; 1 niño
en la Escuela nro. 118 de Gobernador Piedrabuena, Burruyacu; y 1 niño en la Escuela 'J.
Manso' de El Cevilar, Cruz Alta". De la formulación de la demanda la Cámara extrajo "dos
inferencias: 1º) Que habiéndose apersonado nada más que 1 o 2 niños por cada escuela o
curso no se completó un litisconsorcio activo sino que quedó implicitada una suerte de
cuasi-representación de los intereses comunes de los demás niños no apersonados del
grupo de educandos de esas escuelas y cursos, porque la hipótesis pretendida de
mantenimiento de la EGB 3 para los actores no puede concebirse sin incidir en esos micro-
colectivos —cuando menos— que comportan cada uno de esos cursos en esas escuelas; 2º)
Que demandándose el mantenimiento de la implementación de la EGB 3 en esas escuelas
rurales y el cese de la supresión de la matrícula, no se demandó la invalidación de ninguna
norma o acto jurídico sino más bien la cesación de una vía de hecho que se reputaba
contraria a la reglamentación vigente". Con relación a la primera inferencia, el tribunal
consideró "que aquella proyección común —sin integración litisconsorcial— sobrepasa el
contexto de un juicio tramitado como si fuera de alcance individual y reclama
indispensablemente una adecuación de la estructura garantística del proceso que sea
correlativa de su incidencia colectiva (...)". En ese contexto la Cámara sostuvo que "la
conversión en amparo colectivo viene reclamada en este caso por dos factores
determinantes: la necesidad de imprimir al trámite la amplísima publicidad que exige la
garantía del debido proceso para que pueda alcanzar a quienes serían involucrados en la
acción, y el afán de procurar —en cuanto sea posible— que esta controversia ya difundida
e instalada vivamente en la realidad de nuestra provincia encuentre un cauce procesal que
le sea proporcionado. La incidencia colectiva que tiene la prestación de la EGB 3 que se
persigue como aspiración común en los cuatro procesos de amparo que aquí analizamos,

80
desborda ostensiblemente —a nuestro juicio— la estructura del trámite concebido para
albergar el caso individual y requiere en su punto de maduración actual de un nuevo carril
procesal susceptible de contenerla (v.gr.: Julio Cueto Rúa, LL 1988-C-952 y 1991-D-954;
Carlos Grecco, LL 1984-B-865; Augusto Morello, JA IV-651 y 1978-III-321; Alberto Bianchi,
'Las acciones de clase'; Humberto Quiroga Lavié, 'El amparo colectivo'. Ídem: CS Tucumán,
sentencia del 26/4/1996, in re 'UPCN')". Agregó que "el procedimiento de amparo colectivo
descripto en el Capítulo V del Título II de la ley 6944 resulta —a nuestro entender— el más
idóneo y efectivo para procurar dirimir el estado presente de esta controversia de incidencia
comunitaria y debe desplazar necesariamente —en su punto actual de maduración social
— el trámite general del amparo reglado en el Capítulo III del mismo ordenamiento
procesal".
El tribunal señaló, además, que "las acciones de amparo que ahora estamos
considerando refirieron a la situación de 66 niños de diversas edades, grados educativos
(7º, 8º y 9º año) y domicilios urbanos y rurales dentro de las más diversas zonas de la
provincia (Depto. Mista, Leales; Depto. Burruyacu, Gdor. Piedrabuena; Depto. Burruyacu,
La Virginia; Depto. Cruz Alta, El Cevilar; Concepción y San Miguel de Tucumán) y
conciernen a la implementación de la EGB en nueve establecimientos de gestión estatal de
diversas características (Escuela nro. 81 del circuito nro. 4; Escuela nro. 118 'Pcia. La
Rioja' del circuito nro. 1; Escuela nro. 368 Cnel. Hilario Alzogaray, del circuito nro. 1;
Escuela Juana Manso del circuito nro. 1; Escuela Nacional de Educación Técnica nro. 1 de
Concepción; Escuela de Comercio 'República de Panamá' de Concepción, Escuela de
Comercio nro. 1 'Gral. Manuel Belgrano', Escuela Nacional de Educación Técnica nro. 2, y
Escuela Raúl Colombres de San Miguel de Tucumán)".
"Tales diversidades encuentran adecuada unificación a través de la cuestión jurídica
común que anima al proceso colectivo, pero no son aptas para procesos independientes o
litisconsorciales porque pueden acarrear el dictado de sentencias que repercutan en la
práctica sobre los intereses de otros miembros del grupo de educandos que no fueron
citados a participar en esos juicios o bien generar mandatos incompatibles para la parte
contraria. Por ello, a nuestro juicio, concurren aquí los requisitos previos que habilitan la
conversión de estos procesos en un único amparo colectivo: a) La controversia versa sobre
la educación que es un derecho fundamental de todas las personas y un bien social de
valor superior que responde a las necesidades comunes de nutridos grupos humanos. b) El
grupo de educandos de establecimientos de gestión estatal alcanzados por las
consecuencias del dec. 390 y de la res. 25/5 es tan numeroso y disperso que la actuación
litisconsorcial de todos sus miembros resultaría extremadamente difícil o bien irrealizable
desde el punto de vista práctico. c) La cuestión jurídica es común a la totalidad de ese
grupo de educandos en el nivel normativo y justifica reunirlos a todos por la economía
jurisdiccional del sistema, sin perjuicio de que puedan reconocerse algunas especificidades
que justifiquen eventualmente distinguir dos sub-grupos entre quienes por su domicilio
estén más próximos a establecimientos educativos de asiento rural o urbano. d) Los niños
en cuyo favor se iniciaron estas acciones individuales son miembros de aquel grupo de
educandos alcanzado por las consecuencias del dec. 390 y la res. 25/5 en los
establecimientos de gestión estatal, y la pretensión que incoaron de reposición del tercer
ciclo de la educación general básica en el último grado de implementación alcanzado
parece hasta aquí típica y representativa de las aspiraciones de ese conjunto colectivo de
educandos y de sus sub-grupos urbano y rural. e) Los padres que promovieron estas
acciones aparecen hasta aquí como representantes adecuados y connaturales de los
intereses educativos de sus hijos menores de edad (conf.: art. 57 del Cód. Civil y art. 4º de
la ley 24.195)".
Como "consecuencia complementaria" el tribunal dispuso aplicar "por todo lo antedicho y
en cuanto fuera pertinente el párr. 3º del art. 78 de la ley 6944 que reza: 'El juez puede
ordenar el impulso del proceso a cargo del Ministerio Público cuando resulte verosímil la
existencia de la privación, perturbación o amenaza al interés colectivo demandado, incluso
cuando resuelva denegar legitimación al demandante'". Dispuso, en definitiva, "convertir en
amparo colectivo y acumular los autos caratulados: 'Campero Graciela Nelly y otros c.
Carrizo Héctor (Ministerio de Educación de la Provincia de Tucumán)' (expte. 125/01),
'Gutiérrez de Carino Norma Marina y otros c. Superior Gobierno de la Provincia de

81
Tucumán, s/amparo' (expte. 133/01), 'Díaz Carlos Abel y otros c. Superior Gobierno de la
Provincia de Tucumán s/amparo' (expte. 134/01) y 'Figueroa María Fátima y otros c.
Superior Gobierno de la Provincia de Tucumán s/amparo' (expte. 135/01). Agregar por
Secretaría un testimonio auténtico de esta resolución de unificación en los últimos tres
procesos para proceder a su notificación y requerir a los actores la designación de un único
apoderado común y domicilio procesal de urgencia". Asimismo, ordenó "remitir testimonio
auténtico de la presente al Sr. Ministro Fiscal a fin de que por su digno intermedio se
ordene a la Defensoría de Menores tomar a su cargo el impulso de este proceso de amparo
colectivo con arreglo al Capítulo V del Título II del Cód. Proc. Constitucional, con el alcance
y por las razones que fueron consideradas".
La conversión de un amparo individual en uno colectivo fue también dispuesta en los
autos "Rossi, María Graciela y otros c. Municipalidad de San Miguel de Tucumán y otros
s/amparo", expte. 677/02, sentencia de la Cámara en lo Contencioso Administrativo sala I
del 18/12/2002. En la causa, un grupo de vecinos del Barrio Ciudadela de la ciudad de
San Miguel de Tucumán, demandaron al municipio capitalino alegando que resultaban
"directamente perjudicados por la instalación de los puestos de frutas y verduras en las
veredas y adyacencias" del ex Mercado de Abasto, "debido a que ello produce daños
ambientales y urbanísticos de gran envergadura, además de los perjuicios particulares que
se les irroga a los vecinos ya que la zona en donde se desarrolla esa actividad es
residencial". Adujeron sufrir "diversos daños, entre los que se destacan los ambientales, y
dentro de estos sobre todo los que permiten la polución y afectan la higiene del lugar, la
afectación de las condiciones naturales del mismo, el patrimonio histórico y cultural y la
disminución del valor venal de las propiedades allí ubicadas". Pretendían que se condenara
al ente demandado a "1º) Mantener la limpieza e higiene total del ex Mercado de Abasto; 2º)
Mantener la vigilancia física del ex Mercado de Abasto, su entorno y veredas adyacentes, a
fin de impedir la ocupación ilegal e instalación de puestos de venta; 3º) Desalojar a los
actuales puesteros, verduleros, y demás vendedores que se ubican en la vereda, calles y
adyacencias del ex Mercado y evitar nuevas ocupaciones; y 4º) Garantizarles de modo
efectivo las condiciones ambientales adecuadas de sanidad e higiene, contaminación,
polución y defensa del patrimonio histórico y cultural, y las arquitectónicas y urbanísticas
a las que tienen derecho". El tribunal consideró que atento el objeto de la pretensión "la
misma se encuadra en las previsiones del art. 71 y concs. del CPC que regulan el amparo
colectivo".
Agregó que "de la doctrina que surge de los arts. 13 y 17, los jueces se encuentran
facultados a disponer de oficio y con la mayor celeridad, la conversión de la acción de
amparo cuando, al conocer el asunto, adviertan que no se trata de la acción propuesta,
sino de otra afín prevista en la misma ley. Por su art. 78 legitima activamente al Ministerio
Público, al Defensor del Pueblo y las agrupaciones privadas legalmente reconocidas
constituidas para la defensa de los intereses colectivos, con exclusión de cualquier otro
sujeto (lo destacado me pertenece). Las demás personas pueden denunciar ante el
Ministerio Público o el Defensor del Pueblo, los hechos que permitan articular la acción que
se reglamenta. En el último apartado de tal norma se faculta al juez a disponer las medidas
idóneas a los fines de la regular constitución del proceso, salvaguardando el principio de
contradicción. En la presente causa, y dado que los actores al invocar su calidad de
vecinos no se encuentran legitimados activamente para interponer la presente acción de
conformidad al Cód. Proc. Constitucional, pero teniendo en consideración que la
verosimilitud de la existencia de una privación, perturbación o amenaza a los intereses
colectivos alegados, se acredita prima facie con las instrumentales acompañadas, la
participación procesal del Ministerio Público es indispensable en los amparos como en el de
autos, por mandato expreso del art. 43 de la CN y el citado art. 78 del CPC. En la especie,
el órgano del Ministerio Público que debe intervenir activamente es el que está llamado por
la ley para actuar ante nuestra instancia y que resulta ser conforme el art. 72 de la LOT el
Fiscal de Cámara en lo Civil, Comercial, Laboral y Contencioso Administrativo". En
consecuencia, el tribunal resolvió "convertir en amparo colectivo a la pretensión ejercida en
autos y remitir el presente expediente a la Sra. Fiscal de Cámara a fin de que impulse esta
acción con arreglo al Capítulo V, Título II del Cód. Proc. Constitucional, en mérito a la falta
de legitimación de los actores, conforme lo considerado".

82
La disposición del art. 73 CPCT que alude al carácter subsidiario del amparo colectivo
fue objeto de una interpretación armonizante con el art. 43, CN por parte de la CS
Tucumán y sistemática con el art. 53 del propio CPCT en autos "Defensoría del Pueblo de
Tucumán c. Ente Provincial Regulador de Energía de Tucumán (EPRET) s/amparo",
sentencia del 11/12/2009(271). El ombudsman tucumano había promovido una acción de
amparo colectivo en defensa de los derechos de los usuarios del servicio público de energía
que se presta en la provincia. Concretamente solicitó que se dejara sin efecto la res.
512/2003, a través de la cual el ente autárquico demandado autorizó a la empresa de
distribución eléctrica EDET SA a transferir a los usuarios del servicio de energía el costo
del impuesto a los créditos y débitos bancarios establecidos por la ley 25.413. La sala I de
la Cámara en lo Contencioso Administrativo en sentencia del 16/8/2006 no hizo lugar a la
acción de amparo colectivo al sostener la inadmisibilidad de la vía procesal intentada
(amparo colectivo) con el argumento que la actora no había interpuesto, en contra del acto
cuestionado en la causa, el recurso de alzada previsto en la ley 4537 de Procedimientos
Administrativos y que tal remedio impugnativo resultaba exigible en el caso en virtud de lo
dispuesto por el art. 73 del CPCT. Por otro lado, la Cámara sostuvo que la legitimación que
tiene el Defensor del Pueblo para interponer la acción de amparo colectivo no podía hacerse
extensiva a la pretensión deducida, donde no se encontraban en juego intereses de
incidencia colectiva "sino una sumatoria de derechos subjetivos de carácter eminentemente
individual, no aprehendidos en la acción regulada en el art. 71 de la ley 6944".
La CS Tucumán descalificó la interpretación del tribunal de grado respecto de la
"subsidiariedad" prevista en el art. 73 CPCT. Dijo la Corte: "El CPC, que reglamenta el
amparo colectivo para la protección —entre otros— de los intereses y derechos de los
usuarios de servicios públicos, en su art. 78 reconoce la legitimación activa del Defensor
del Pueblo para interponer dicha acción. A su turno, el art. 73 dispone que no es admisible
el amparo colectivo si se han dejado de usar oportunamente las vías de impugnación
especiales acordadas por las leyes y reglamentos, salvo que por estas no pudiera obtenerse
la finalidad tuitiva garantizada por dicha ley. De la lectura de la sentencia recurrida surge
que, para el a quo, el recurso de alzada previsto en la ley 4537 en tanto supone un control
de legalidad del acto en cuestión por parte del Poder Ejecutivo, constituye en la especie la
vía impugnativa que debió utilizar la parte actora de conformidad al citado art. 73 del CPC.
Tal interpretación, sin embargo, resulta desacertada, por cuanto no se condice con el texto
expreso del art. 43 de la CN el cual, en lo que respecta al tema que en análisis, únicamente
condiciona la admisibilidad de la garantía del amparo (individual o colectivo) a la
inexistencia de otro medio judicial más idóneo. De allí, entonces, que las vías de
impugnación a las que alude el mentado art. 73 del CPC no pueden ser otras que las de
carácter judicial, esto es, aquellas cuyo conocimiento es competencia de un órgano
jurisdiccional (v.gr. las reguladas en el Título IV Capítulo III del CPA); característica esta
que, claro está, no reviste el recurso de alzada previsto por la Ley de Procedimiento
Administrativo, en tanto ha de ser resuelto por el Poder Ejecutivo provincial. De aceptar la
exégesis llevada a cabo por la Cámara se estaría admitiendo que, por vía de
reglamentación, pudiera restringirse una garantía constitucional como la del amparo
colectivo, privándose de manera indebida a los ciudadanos afectados de resultar
beneficiados con su promoción por quienes se encuentran legitimados por la Constitución
a ese efecto, en razón de un supuesto requisito (interposición previa de un recurso
administrativo) que no exige la norma fundamental de orden superior, todo lo cual
atentaría contra la validez de la disposición procesal local, dado lo dispuesto por los arts.
31 de la CN y 24 de la Const. Tucumán".
Agregó la CS Tucumán que "aun cuando el a quo pretenda lo contrario, la labor
hermenéutica en cuestión al exigir la interposición previa del recurso de alzada y el
consecuente agotamiento de la instancia administrativa, conduce inexorablemente a un
quiebre en la sistemática de la propia ley 6944, cuyo art. 53 es contundente al establecer
que no será necesario incoar recurso administrativo alguno para la interposición de la
acción de amparo. Resulta un despropósito apartarse de tal regla expeditiva que constituye
un fiel reflejo del espíritu que inspiró la sanción de la ley 6944, máxime cuando ello no
surge necesariamente de la letra del mentado art. 73 del CPC —que, dicho sea de paso, no
habla de vías de impugnación 'administrativas' — ni se advierte razón valedera alguna que

83
autorice a sostener la existencia de diferentes criterios sobre el punto en cuestión entre el
amparo individual y el colectivo, en desmedro del carácter expedito que le viene reconocido
a este último desde su consagración en la normativa constitucional. Corolario de todo lo
anterior es que la sentencia recurrida deviene insostenible por haber realizado una
interpretación del texto infraconstitucional en juego que afecta en forma directa e
inmediata una garantía de orden superior, a la vez que pone en pugna dos disposiciones
contenidas en la misma ley reglamentaria. Al respecto basta con recordar que es reiterado
el criterio de la Corte Suprema de la Nación en el sentido que la interpretación de la ley
debe practicarse computando la totalidad de sus preceptos de manera que armonicen con
todas las normas del ordenamiento jurídico vigente y del modo que mejor concuerden con
los principios y garantías de la CN (Fallos 314:1445) y que, como la inconsecuencia o falta
de previsión no se suponen en el legislador, se reconoce como principio que las leyes deben
interpretarse siempre evitando darles un sentido que ponga en pugna sus disposiciones,
destruyendo las unas por las otras, para adoptar como verdadero el que las concilie y deje
a todas con valor y efecto (Fallos 306:721; 307:518)".
La CS Tucumán descalificó también la afirmación de la Cámara "de que la acción
regulada en el art. 71 del CPC no aprehende a los intereses cuyo amparo requiere el
Defensor del Pueblo en la especie, por cuanto estos no son derechos de incidencia
colectiva, sino derechos individuales, de carácter patrimonial, cuyo ejercicio y solicitud de
tutela corresponde en exclusiva a cada uno de los potenciales afectados. En el resonante
precedente de fecha 24/2/2009 dictado en la causa 'Halabi, Ernesto c. PEN - ley 25.873 -
dec. 1563/04 s/amparo ley 16.986' (publicado en SJA del 22/4/2009) nuestra Corte
Federal ha precisado que, junto a los 'derechos individuales' y 'a los derechos de incidencia
colectiva que tienen por objeto bienes colectivos', la CN admite en el párr. 2º del art.
43 una tercera categoría conformada por los 'derechos de incidencia colectiva referentes a
intereses individuales homogéneos'. Tal sería el caso de los derechos personales o
patrimoniales derivados de afectaciones al ambiente y a la competencia, de los derechos de
los usuarios y consumidores, como de los derechos de sujetos discriminados; supuestos
todos donde no hay un bien colectivo, ya que se afectan derechos individuales enteramente
divisibles, mas existe un hecho, único o continuado, que provoca la lesión a todos ellos y,
por lo tanto, es identificable una causa fáctica homogénea, que lleva a considerar razonable
la realización de un solo juicio, a través del cual se canaliza una pretensión procesal
enfocada en el aspecto colectivo de los efectos —y no en lo que cada individuo pueda
peticionar—, con efectos expansivos de la cosa juzgada que en él se dicte —salvo en lo que
hace a la prueba del daño— (cfr. consid. 12 del voto de la mayoría). De allí, entonces, que
carezca de sustento la conclusión a la que llega el a quo, pues en la especie se acciona,
precisamente, en defensa de los intereses de los usuarios del servicio público de energía
que se presta en la Provincia de Tucumán, a fin de que se deje sin efecto un acto
administrativo por el cual se estarían lesionando los derechos de aquellos al autorizar,
supuestamente de manera indebida, que la empresa prestataria traslade a los usuarios el
costo del impuesto a los créditos y débitos, incluyendo el monto del tributo en las
respectivas facturas que la concesionaria emite. Tal como podrá apreciarse, el supuesto de
autos cumple con todos los requisitos que, en la interpretación que la Corte Nacional
hiciera en el precedente ut supra citado, son necesarios para que resulte procedente la
'acción de clase', entendida esta como un proceso colectivo a través del cual se canaliza la
tutela de derechos individuales homogéneos (cfr. consid. 13 del voto de la mayoría). En
primer lugar, porque estamos ante 'la existencia de un hecho único o complejo que causa
una lesión a una pluralidad relevante de derechos individuales' (tal sería en la especie el
traslado, a los usuarios del servicio de energía, del costo del impuesto a los créditos y
débitos que EDET SA efectúa en virtud de la autorización dada por el EPRET a través de la
resolución impugnada en la causa); en segundo lugar, porque 'la pretensión está
concentrada en los efectos comunes y no en lo que cada individuo puede peticionar' (la
demanda apunta a dejar sin efecto la resolución por la que el ente regulador autoriza el
traslado, sin pretender indemnización alguna por los eventuales daños que cada usuario
en particular pudiera haber sufrido); y, en tercer lugar, porque, a priori, pareciera que 'el
interés individual considerado aisladamente no justifica en la especie la promoción de un
juicio, con lo cual podría verse afectado el acceso a la justicia' (difícilmente los usuarios

84
vayan a promover juicios individuales dado el costo que ello supone, el cual seguramente
será superior al importe que cada uno de aquellos se ve obligado a pagar como
consecuencia del traslado en cuestión), y aun cuando esto último no fuere así, de todos
modos la acción colectiva resulta procedente dado el fuerte interés estatal en brindar una
adecuada protección a los usuarios de los servicios públicos (cfr. arts. 42 y 43 de la CN).
Además del criterio jurisprudencial expuesto, no puede desconocerse que la propia ley
6944 es contundente cuando establece que la defensa jurisdiccional de los intereses
colectivos comprende la tutela de los intereses y derechos del usuario de servicios públicos
(cfr. art. 71, CPC), y que el Defensor del Pueblo se encuentra legitimado activamente para
promover el amparo colectivo a ese fin (cfr. art. 78, CPC)". Con esta decisión se impuso el
reconocimiento de esta categoría de derechos en la provincia y la posibilidad de su tutela a
través del Defensor del Pueblo como legitimado constitucional para defender los derechos
de usuarios y consumidores unidos por un perjuicio común —sea una causa fáctica o
normativa— derivado en el caso concreto de resoluciones de un ente autárquico del estado
provincial(272).
En cuanto a la legitimación activa en el amparo colectivo, a poco de entrar en vigencia el
CPCT se observó que, al estar excluido de la lista de sujetos legitimados por el art. 78 el
particular interesado o afectado —a quien se otorga el mero rol de denunciante—, tal
disposición resultaba inconstitucional por contradecir el art. 43, párr. 2º, CN, que otorga
legitimación activa, en primer lugar, al afectado, sin perjuicio de concederla también al
Defensor del Pueblo y a las asociaciones que propendan a esos fines de defensa de los
intereses colectivos(273). Además, el art. 78 CPCT contradice la norma del art. 7º
(Disposiciones comunes) que otorga legitimación amplia para toda clase de amparos.
Como se vio, en los casos en que las salas I y II de la Cámara en lo Contencioso
Administrativo dispusieron la conversión de amparos individuales en colectivos,
simultáneamente y por aplicación del art. 78, CPCT, se ordenó que la Defensoría de
Menores ("Campero Graciela Nelly y otros c. Carrizo Héctor [Ministerio de Educación de la
Provincia de Tucumán]", sala II) o la fiscal de Cámara ("Rossi, María Graciela y otros c.
Municipalidad de San Miguel de Tucumán y otros s/amparo", sala I) tomaran a su cargo "el
impulso de este proceso de amparo colectivo" ("Campero") "con arreglo al Capítulo V, Título
II del Cód. Proc. Constitucional, en mérito a la falta de legitimación de los actores,
conforme lo considerado" ("Rossi").
Por su parte, la sala III de la mencionada Cámara en autos "Sosa Paz María Elvira del
Carmen y otros c. Municipalidad de Yerba Buena y otro s/amparo", expte. 473/01,
sentencia del 10/3/2003, declaró la inconstitucionalidad del párr. 1º del art. 78 del CPCT
en cuanto excluye a "los afectados" de la legitimación para interponer la acción de amparo
colectivo conforme los alcances previstos por el art. 43 de la CN y 34 (actual 41) de la
Constitución Provincial(274). En el caso, un grupo de personas interpusieron acción de
amparo "contra la Municipalidad de Yerba Buena y de Inversiones del Aconquija SRL, con
el objeto de que se prohíba a dicha Municipalidad y al funcionario que ejerce la
intervención del municipio, dar a los terrenos municipales ubicados en el lugar
denominado 'La Olla' un destino distinto al establecido por la ley 5731 y las normas del
Código de Ordenamiento Urbano del Municipio y/o realizar por sí o por terceros o autorizar
en los terrenos de propiedad del Aero Club Tucumán ninguna obra o emprendimiento que
no sean los establecidos por las leyes 5393 y el Código citado, aprobado por ordenanza 613
de fecha 22/6/1994. Asimismo, solicita que se declare que los proyectos a que se refiere el
diario La Gaceta de fecha 15/6 y 8/7/2001 (cuyos recortes se acompaña) exceden las
facultades del interventor designado por el Poder Ejecutivo para normalizar el
funcionamiento del Municipio y que se ordene la reposición de los lugares a su estado
anterior, a costa de los que hubieran provocado su alteración". Expresaron que su
legitimación surgía "del carácter de vecinos de Yerba Buena, donde se domicilian y/o por
ser propietarios o adquirentes de lotes en la subdivisión conocida como Batalla de
Tucumán, que se encuentra ubicada en la misma ciudad y dentro de los límites que
describen" y plantearon en consecuencia "la inconstitucionalidad del art. 78 del Cód. Proc.
Constitucional en cuanto los excluye de la legitimación activa para promover la presente
acción". Luego de analizar las normas en juego la Cámara sostuvo "corresponde declarar la
inconstitucionalidad, en relación con la presente causa, del párr. 1º del art. 78 de la ley

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6944 en cuanto excluye a 'los afectados' de la legitimación para interponer la acción de
amparo colectivo conforme los alcances previstos por el art. 43 de la CN y 34 de la
Constitución Provincial (hoy 41), analizados precedentemente. En consecuencia se entiende
que se encuentran legitimados para interponer la presente acción conforme los postulados
constitucionales citados, los accionantes individuales presentados a fs. 53/62 y 333/356,
que invocan su calidad de vecinos y/o propietarios de inmuebles en la ciudad de Yerba
Buena, cercanos al emprendimiento cuestionado y que sostienen se encuentran afectados
por la actuación de los demandados".
Respecto de la legitimación activa para reclamar por daño ambiental, el 3/12/2007 en
los autos "Jiménez Francisco Faustino y otros c. Empresas y Servicios y Construcciones La
Banda SRL s/amparo" la sala III de la Cámara Civil Comercial Común dejó sin efecto la
sentencia de primera instancia en cuanto había desconocido a los actores "que actúan en
forma individual y por sus propios derechos, legitimación activa para reclamar por el daño
ambiental que produciría la demandada, empresa concesionaria del depósito de residuos
sólidos urbanos en la planta que tiene en Pacará Pintado". La magistrada inferior fundó su
decisión "en el art. 71 del Cód. Proc. Constitucional, que al tratar los amparos colectivos
dice que la defensa jurisdiccional de los intereses colectivos comprende la conservación del
equilibrio ecológico; y que el art. 78 establece que los que tienen legitimación activa son el
Ministerio Público, el Defensor del Pueblo y las agrupaciones privadas legalmente
reconocidas, constituidas para la defensa de los intereses colectivos, con exclusión de
cualquier otro sujeto". La Cámara observó que "de esta manera se ha prescindido de la
normativa de la CN que en el art. 43, párr. 2º, con relación a la acción de amparo colectivo,
expresamente establece: 'Podrán interponer esta acción contra cualquier forma de
discriminación y 'en lo relativo a los derechos que protegen al ambiente', a la competencia,
al usuario y al consumidor, así como a los derechos de incidencia colectiva en general, 'el
afectado', el defensor del pueblo y las asociaciones que propendan a esos fines, registradas
conforme a la ley, la que determinará los requisitos y formas de su organización'. Vale decir
que en materia de derechos que protegen al ambiente, la CN le reconoce expresa
legitimación activa 'al afectado', sin circunscribirla únicamente al defensor del pueblo y las
asociaciones que propenden a esos fines. Se le ha denegado a los actores una legitimación
establecida en el texto de la Carta Magna Nacional". Agregó el tribunal que la normativa
provincial específica en materia ambiental "también le confiere legitimación activa a los
particulares afectados. En efecto, la ley 6253, cuyo objeto es el racional funcionamiento de
los ecosistemas humanos (urbano y agropecuario) y natural (art. 1º), en el art.
14 preceptúa: 'La autoridades nacionales, provinciales, o municipales, las organizaciones
intermedias y los particulares que de una forma u otra se sientan afectados por una
actividad contaminante', podrán ampararse en toda la legislación de fondo, decretos y
ordenanzas vigentes, para exigir el respeto al derecho humano a la 'pureza del ambiente'
declarado en el art. 36 de la Constitución Provincial'. Vale decir que, por la ley específica,
'los particulares que de una forma u otra se sientan afectados por una actividad
contaminante', pueden invocar toda la legislación de fondo, decretos y ordenanzas 'para
exigir el respeto al derecho humano a la pureza del ambiente', con lo cual la legitimación de
los particulares afectados (de una forma u otra) para accionar por amparo ambiental,
deriva del art. 14 de la ley 6253".
También en lo relativo a la legitimación activa en el amparo colectivo, la CS Tucumán en
el caso "Avignone José Luis c. Provincia de Tucumán", sent. nro. 550 del 9/8/2010, no
hizo lugar al recurso de casación interpuesto por el actor contra la sentencia dictada por la
sala I de la Cámara en lo Contencioso Administrativo en fecha 8/5/2009, mediante la cual
el tribunal de grado rechazó la acción de amparo planteada contra la Provincia de
Tucumán, para que se ordene a los Poderes Legislativos y Ejecutivo provinciales a
sancionar, promulgar y publicar, respectivamente, la ley que autorice a los municipios
locales a convocar a convención constituyente para las sanción de sus sendas cartas
orgánicas o constituciones de tercer grado, en un todo de acuerdo con lo previsto por
los arts. 132 y 165 de la Constitución Provincial de 2006. La CS Tucumán sostuvo que
"para que logre hacerse efectiva la jurisdicción con respecto a una acción cualquiera no
basta el interés simple o común que tiene toda persona de la comunidad política en que el
Estado desarrolle su actividad conforme al ordenamiento jurídico, sino que a los fines de la

86
configuración del caso o causa judicial es menester la presencia de un interés en cierto
grado específico, que haya sido o pueda ciertamente resultar afectado de no dilucidarse la
cuestión constitucional objeto de la litis. Ergo, la mera condición de ciudadano que invoca
el recurrente, sin otro interés concreto jurídicamente protegido, no le otorga legitimación
suficiente para demandar (Fallos 306:1125; 307:2384; 311:2580; 313:863; 323:1432; entre
muchos otros), toda vez que dicho carácter es de una generalidad tal que no permite tener
por configurado un interés concreto, inmediato y sustancial que lleve a entender planteo
como una causa, caso o controversia, único supuesto que autoriza la intervención de los
jueces (Fallos 317:335; 317:1224; 322:528; entre muchos otros). No obsta lo anterior la
circunstancia de que el presente sea un amparo articulado contra una omisión estatal que,
en los términos del recurrente, 'lesiona derechos de incidencia colectiva de todo el universo
de vecinos y ciudadanos de los municipios de la provincia', pues a fin de que el órgano
jurisdiccional pueda proveer en sentido favorable al solicitado no alcanza con que la
demanda le sea propuesta por una persona cualquiera, sino que es menester que haya sido
presentada por quien se encuentra legitimado en razón de que el ordenamiento jurídico le
reconoce aptitud para actuar en defensa del interés público que se alega comprometido. En
efecto, la incorporación de intereses de incidencia colectiva a la protección constitucional,
que tuviera lugar con la reforma del año 1994, no enerva la elemental exigencia de que el
'afectado', al cual se alude en el párr. 2º del art. 43 de la CN, demuestre en qué medida su
interés concreto, inmediato y sustancial se ve lesionado o seriamente amenazado (Fallos
324:2381). En otros términos, también en los procesos colectivos cabe exigir un agravio
diferenciado respecto de la situación en que se hallan los demás ciudadanos, sin que se
pueda fundar la legitimación para accionar en el interés general en que se cumplan la
Constitución y las leyes, pues no ha sido objeto de reforma la exigencia de que el Poder
Judicial intervenga en el conocimiento y decisión de 'causas' con el alcance que el Superior
Tribunal del país reiteradamente otorgó a dicha expresión (Fallos 321:1352)".
En lo que hace a las vías procesales aptas para impugnar sentencias dictadas en los
procesos de amparo regulados por la ley 6944 en los autos "Fundación Planeta c.
Transporte 9 de Julio SA s/amparo", sent. nro. 816 del 27/10/2003 la CS Tucumán se
pronunció por "la idoneidad del recurso de casación para impugnar ante la Corte Suprema
de la Provincia las sentencias definitivas dictadas en los procesos de amparo regidos por
la ley 6944". Modificó así el criterio que había sostenido hasta ese momento en numerosos
fallos en los cuales la CS Tucumán "resolvió que la única vía procesal admisible ante la
Corte de la Provincia contra las sentencias definitivas recaídas en los procesos regidos por
el Cód. Proc. Constitucional era la del recurso de inconstitucionalidad previsto en los arts.
91 y ss. del Cód. Proc. Constitucional, y que el recurso de casación era improponible en
esos supuestos (cfr. CS Tucumán, en sents. nro. 825 del 9/10/2000, nro. 773 del
25/9/2000, nro. 510 del 15/7/1999; nro. 629 del 17/8/2000; nro. 812 de fecha
22/10/1999; nro. 629 del 17/8/2000; nro. 574 del 14/7/2000; nro. 214 del 6/4/2000;
nro. 345 del 11/5/2000; nro. 912 del 31/10/2000; nro. 29 del 15/2/2002; nro. 700 del
17/8/2002, entre otras)".
La CS Tucumán modificó su anterior criterio a partir "de un análisis integral de los
procesos constitucionales regulados en el Código aprobado por la ley 6944, en pos de
resguardar de la mejor manera posible la persecución de su finalidad: la protección
inmediata y eficaz de los derechos fundamentales garantizados por la Constitución y la ley
o los tratados (art. 43, CN y art. 2º, ley 6944)". Consideró que "si bien la única vía recursiva
ante la Corte de la Provincia contra las sentencias definitivas que tiene una regulación
expresa en el CPC es la del recurso de inconstitucionalidad previsto en el Capítulo III, ello
no puede ser interpretado en el sentido de que ese Código ha suprimido el recurso de
casación de los restantes digestos procesales para los procesos constitucionales
reglamentados en aquel ordenamiento". Agregó que "Ello surge del análisis del art. 31 CPC
en el marco de la sistemática adoptada por este digesto procesal. Esta norma establece que
'son de aplicación subsidiaria en la tramitación de estos procedimientos las normas
procesales vigentes en cada fuero cuidando el tribunal de adaptarlas a los principios de
celeridad y eficacia'. El término 'procedimientos' que integra la norma citada incluye el
procedimiento del recurso de casación previsto en cada fuero". La CS Tucumán enfatizó
que "la acción de amparo regida por el Cód. Proc. Constitucional no ha sido instituida tan

87
solo para controvertir la constitucionalidad de una disposición o norma respecto de la
Constitución Provincial, sino que su ámbito —que incluye el supuesto referido—, es
notablemente más amplia y variado, en tanto la materia de los procesos constitucionales es
toda aquella en la que se persiga la garantía de los derechos 'consagrados por la
Constitución Provincial y Nacional, los tratados y las leyes provinciales' (art. 1º ley 6944),
en los que se pretenda tutela eficaz e inmediata 'contra actos que violen o amenacen sus
derechos fundamentales reconocidos por la Constitución Provincial y Nacional, la ley o los
tratados' (art. 2º ley 6944). Es por ello que no corresponde interpretar que no hay recurso
ante la Corte de la Provincia en los casos en los que la materia no coincida con la prevista
en los arts. 91 y 92 de la ley 6944, ya que ello no surge expresamente de sus
disposiciones". Agregó que "tampoco resulta posible jurídicamente tal conclusión si se
considera que las sentencias definitivas de los tribunales de instancia única dictadas en
litigios que no se encuadren en el supuesto del art. 91, Cód. Proc. Civ. y Com. no podrían
ser revisadas ni ser pasibles de recurso alguno. Tal impedimento no resulta adecuado a la
exigencia de posibilitar la revisión de las sentencias contenida en el art. 8º, inc. 2º, apart.
h) de la Convención Americana sobre Derechos Humanos (ADLA XLIV-B-1250), conforme
doctrina de la CS, en 'Giroldi, Horacio D. y o.' (sent. del 7/4/1995, LL 1995-D-462 y DJ
1995-2-809). Cabe señalar que esa garantía también se extiende a materias no penales,
conforme opinión consultiva de la Corte Interamericana de Derechos Humanos (cfr. párr.
28 de 'Excepciones al Agotamiento de los Recursos Internos', art. 46.1, 46.2.a y 46.2.b,
Convención Americana sobre Derechos Humanos, Opinión Consultiva OC-11/90 del
10/8/1990, Ser. A nro. 11, publicada en 'Repertorio de Jurisprudencia del Sistema
Interamericano de Derechos Humanos' t. I p. 233, 1998)".
A nivel de primera instancia, y por la trascendencia del caso, cabe mencionar la
sentencia dictada en autos "Federación de Organizaciones Ambientalistas de Tucumán",
del Juzgado en lo Civil y Comercial Común IV Nominación del 10/9/2008(275). La ley
provincial 7460, sancionada en noviembre de 2004, establece en su art. 1º que en un plazo
no mayor de un año los ingenios azucareros de la Provincia deberán instalar y
efectivamente poner en funcionamiento dispositivos que prevengan la contaminación
atmosférica. La ONG actora interpuso acción de amparo colectivo en contra de quince
ingenios azucareros que no cumplían lo normado en la ley 7460 y su decreto
reglamentario. La acción era la prevista en el art. 76, inc. 1º del CPCT, que tiene por
finalidad paralizar los procesos de emanación o desecho de elementos contaminantes del
medio ambiente. Fue la primera vez que se judicializó colectivamente la actividad
contaminante de los ingenios azucareros. La resolución tuvo una gran repercusión en
distintos medios de comunicación, tanto locales como nacionales(276). En la sentencia —
un fallo ejemplar y novedoso en materia de contaminación ambiental por parte de los
ingenios tucumanos—, además de hacer lugar al amparo, la jueza interviniente indicó los
procedimientos que las industrias deberían seguir y permitió realizar controles sobre el
funcionamiento de las chimeneas(277). Concretamente, se ordenó a los demandados dar
estricto cumplimiento a lo normado por la ley 7460 y su decreto reglamentario, otorgando
como plazo hasta un mes anterior al comienzo de la zafra de 2009, y asimismo que dentro
de los 60 días de concluida la zafra 2008 los ingenios deberían realizar las reformas
necesarias en sus chimeneas a fin de que los organismos pertinentes puedan acceder a
realizar los controles sobre las emisiones de partículas contaminantes.

88
III. ACCIÓN POPULAR
La acción popular es aquella que puede promover cualquier ciudadano en defensa de la
legalidad sin que deba invocar derecho o interés alguno. Es la acción que, actuando por su
propia decisión, ejercitare una persona cualquiera del pueblo (civis de populo), para la
supuesta defensa, protección o tutela de intereses públicos o generales, sin tener para ello
otra prerrogativa que un interés simple, vale decir sin que al efecto dicha persona sea
titular de un interés o de un derecho propio, personal y directo suyo(278). Es la expresión
más amplia de legitimación, la que permite tutelar junto al interés personal, el interés
público. Bielsa sostiene que la acción popular es un medio jurisdiccional idóneo para
defender, unido al interés personal, el interés de la colectividad, referida a una entidad
pública: Nación, provincia o comuna. Para el autor la concurrencia de estos dos intereses
no es casual, sino necesariamente jurídica, pues se trata de una "solidaridad de intereses",
que puede ser de orden económico —o más precisamente patrimonial", en sentido lato—,
de orden moral y cívico, pero, por sobre todo, se trata siempre de intereses de orden
jurídico político. Agrega que con la acción se quiere restablecer el imperio de la legalidad,
ya sea extinguiendo los actos irregulares que violan el derecho, ya aplicando sanciones
represivas a los autores de las transgresiones, así sean funcionarios públicos, o no. Hay
casos en que se enjuicia principalmente el acto, y casos en que se enjuicia al funcionario
autor del acto y a los demás beneficiarios de la irregularidad administrativa o
financiera(279).
Cuando un sistema cualquiera acoge la acción popular, dice Bidart Campos, toda
persona y cualquiera queda directamente legitimada para acudir a la justicia en uso de esa
acción, sin que haya de invocar titularidad y perjuicio en un derecho o interés de su
pertenencia(280).
No forma parte de nuestra tradición jurídica la acción popular, probablemente por
encontrarse muy aferrada la idea de afectación personal y directa de un derecho como
fundamento de la legitimación para reclamar su protección, motivo por el que ha sido
raramente reconocida por la legislación nacional. A modo de ejemplo pueden mencionarse
el art. 144, inc. 5º del Cód. Civil que faculta a cualquier persona del pueblo a pedir la
declaración judicial de demencia cuando el demente sea furioso o incomode a sus vecinos o
el art. 156 del mismo texto legal que confiere a los mismos la facultad de solicitar la
declaración de incapacidad respecto de los sordomudos que no saben darse a entender por
escrito.
Para la mayor parte de la doctrina, no puede desprenderse de la Constitución de 1994 la
acción popular, aquella que independice el reclamo de legalidad del perjuicio efectiva y
directamente sufrido, interpretación que ha liderado Cassagne(281). La posición
minoritaria, en cambio, considera que la CN sí la prevé. Respecto del art. 43, párr. 1º,
Jiménez sostiene que de una cuidadosa y garantista lectura del texto constitucional se
sigue sin necesidad de recurrir a demasías interpretativas, que el amparo ha sido legislado
para que lo actúe toda persona en defensa de derechos y garantías reconocidos por esta
Constitución, un tratado o una ley. Destaca que el art. 41 expresa que "Todos los
habitantes gozan de un derecho a un ambiente sano..." y que el art. 42 enuncia que "Los
consumidores y los usuarios de bienes y servicios tienen derecho...", en consecuencia, cree
posible sostener que todos los habitantes, ante una lesión en los derechos de tercera
generación, están habilitados para promover acción de amparo en los términos del art.
43 del Texto Supremo(282).
Cabe reparar en que la CN, reformada en 1994, no prevé la acción popular pero tampoco
la prohíbe; de modo que es posible, como de hecho ocurre, que un Texto Constitucional
provincial la implemente.
Así la Const. San Juan de 1986, en su art. 58, por una parte reconoce que los habitantes
tienen derecho a un ambiente humano de vida salubre y ecológicamente equilibrado y el
deber de conservarlo y, además, que toda persona puede pedir por acción de amparo la
cesación de las causas de la violación de estos derechos.
La Const. Río Negro de 1988, art. 85, dispone que los habitantes están legitimados para
accionar ante las autoridades en defensa de los intereses ecológicos reconocidos en esta
Constitución.

89
La Carta Magna de Catamarca de 1988, cuyo art. 18 en su primera parte establece que
queda asegurado a todo habitante de la Provincia el derecho de petición, individual y
colectivo, ante las autoridades.
El art. 49 de la Const. Tierra del Fuego de 1991 otorga legitimación a toda persona, para
obtener de las autoridades la protección de los intereses difusos, ecológicos o de cualquier
índole, reconocida explícita o implícitamente en esa Constitución.
La Const. Corrientes de 1993, en su art. 182, establece que mientras no se dicte la
legislación protectora del medio ambiente, los recursos naturales y el patrimonio cultural,
histórico y artístico de la provincia, el Poder Ejecutivo o la municipalidad, según sea el
caso, adoptará las medidas para preservarlos, pudiendo los particulares y asociaciones
intermedias accionar judicialmente por la vía del amparo.
También la Const. Chaco de 1994, cuyo art. 38, inc. 12, dispone que toda persona está
legitimada para accionar ante autoridad jurisdiccional o administrativa en defensa y
protección de los intereses ambientales y ecológicos reconocidos explícita o implícitamente,
por esta Constitución y por las leyes.
El Estatuto Organizativo de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires de 1996, en su art.
14 expresamente señala que todo habitante puede interponer la acción popular directa
para que se declare la inconstitucionalidad de una norma de alcance general contraria a la
Constitución.
El art. 92 de la Const. Salta de 1998 dispone que todo habitante puede interponer la
acción popular directa para que se declare la inconstitucionalidad de una norma de
alcance general contraria a la Constitución.
La Const. Córdoba de 2000, en su art. 53, establece que la ley garantiza a toda persona,
sin perjuicio de la responsabilidad del Estado, la legitimación para obtener de las
autoridades la protección de los intereses difusos, ecológicos o de cualquier índole,
reconocidos en esta Constitución.
La Carta Magna de San Luis de 1987 prevé en su art. 47 que los habitantes tienen
derecho a un ambiente humano de vida salubre y ecológicamente equilibrado y, el deber de
conservarlo. Corresponde al Estado provincial prevenir y controlar la contaminación y sus
efectos y las formas perjudiciales de erosión; ordenar el espacio territorial de forma tal que
resulten paisajes biológicamente equilibrados. Crear y desarrollar reservas y parques
naturales así como clasificar y proteger paisajes, lugares y especies animales y la
preservación de valores culturales de interés histórico o artístico. Toda persona por acción
de amparo puede pedir la cesación de las causas de la violación de estos derechos.
La legitimación reconocida por estas Constituciones provinciales, extendida a toda
persona o todo habitante, resulta una ampliación de la base normativa dada por la CN (art.
43(283)), toda vez que la Ley Suprema de la Nación fija un piso mínimo de protección que
naturalmente las Provincias pueden superar. En sentido concordante Sagüés sostiene que
aun cuando el art. 43 de la CN no haya programado una acción popular, ello no es
obstáculo para que la ley pueda hacerlo, en el sentido de que el legislador está habilitado
para ampliar o desarrollar el "piso" constitucional a favor de la mejor protección de los
derechos constitucionales en juego(284).
Como antes se dijo, la referida disposición del art. 30, LGA amplía aún más la
legitimación para la tutela del ambiente y ello se debe a que el bien en juego es esencial
para la subsistencia y calidad vida de las personas de nuestra y de las próximas
generaciones, directamente compromete la salud de la población o la dignidad del hombre.
La norma que nos ocupa confiere legitimación para promover amparo de cesación de las
actividades generadoras de daño ambiental colectivo, a toda o cualquier persona, es decir,
a cualquiera que la promueva pero la misma ha sido limitada en cuanto a la finalidad y a
la vía procesal. En su última parte el art. 30, LGA dice textualmente: "Sin perjuicio de lo
indicado precedentemente, toda persona podrá solicitar, mediante acción de amparo, la
cesación de actividades generadoras de daño ambiental colectivo". Si bien amplía la
legitimación reconocida en el texto del art. 43, CN, toda vez que la confiere a toda o
cualquier persona, solo puede ser invocada cuando se promueve amparo para obtener el
cese de la actividad que ocasiona un daño al ambiente y no cuando se pretende la sola
defensa de la legalidad(285).

90
Tal amplitud en orden a la legitimación que prevé la LGA fue largamente resistida en
nuestra doctrina nacional y casi ignorada en el plano legislativo. Téngase presente, dice
Cafferatta, que los derechos vitales y más trascendentes de la persona y de los grupos
dependen de los cambios que registre nuestra jurisprudencia (influida aún por obturantes
moldes clásicos individualistas) a la hora de resolver la problemática legitimatoria de
acceso a la justicia(286). En esa línea de apertura, se inscribe el pronunciamiento dictado
por la sala II de la CCiv. y Com. Mercedes, en autos "Spagnolo, César A. c. Municipalidad
de Mercedes", sentencia del 6/4/2004—citada supra—, que admitió la legitimación de un
vecino de una comuna afectada por la contaminación ambiental, por desechos de la red
cloacal domiciliaria que se vuelcan sin tratamiento previo al curso de un río(287).
Tal legitimación, la más amplia de todas, fue también reconocida por la sala IV de la
CCiv. y Com. Corrientes, cuando en los autos "Leiva, Bruno c. Forestal Andina SA" (288),
sentencia del 3/2/2006—citada supra— rechazó el recurso de revocatoria interpuesto
contra la resolución que hizo lugar a la medida cautelar solicitada —suspensión de la obra
por no contar con el correspondiente estudio de impacto ambiental— toda vez que
consideró que, hallándose acreditados en el caso la verosimilitud del derecho y el peligro en
la demora, el actor estaba facultado por el art. 30, LGA para pedir la cesación de
actividades generadoras del daño ambiental colectivo mediante la acción de amparo
ambiental(289).
Aparece entonces para los amparos colectivos, con la reforma constitucional de 1994, en
el párr. 2º de su art. 43, CN, una apertura de los límites fijados, en materia de
legitimación, respecto del amparo individual, la que se extiende mucho más en el art. 30,
LGA respecto de la tutela del ambiente, lo que permite vislumbrar un horizonte orientado a
una mayor protección de este derecho humano de incidencia colectiva vital y trascendente
a través de un amplio acceso a la jurisdicción. Es que la efectividad de los derechos
fundamentales al medio ambiente reconocidos en la Constitución está directamente
vinculada a la amplitud de la legitimación para poner en funcionamiento el mecanismo de
tutela constitucional(290), pues el daño ambiental tiene esencialmente dimensiones
sociales y de efectos susceptibles de diseminarse en el espacio y en el tiempo presente y
futuro.
La ley ha consagrado entonces una legitimación dirigida a defender la legalidad
constitucional, promovida por cualquier persona (pese a no padecer una vulneración
directa y personal del derecho a un ambiente sano y equilibrado), la que podrá reclamar el
cese inmediato de la actividad inconstitucional generadora del daño a ese derecho de
incidencia colectiva. Como se advierte, la LGA prevé distintas pretensiones que se pueden
esgrimir frente al daño ambiental y seguidamente determina quienes serán los sujetos
legitimados para promover un tipo u otro de pretensión. No cabe sino resaltar la íntima
vinculación que existe entre la clase de pretensión —de resarcimiento, de recomposición o
de cese— y la extensión de la legitimación para promover cada una de ellas. Así, la primera
de las pretensiones se corresponde con una legitimación estrecha, en tanto que a medida
que nos acercamos a pretensiones orientadas a volver las cosas al estado anterior, el
derecho a reclamar un pronunciamiento jurisdiccional se extiende a los legitimados
colectivos y por último, cuando la pretensión es esencialmente preventiva, la de cese, la
legitimación alcanza su máxima expresión con la acción popular(291).

91
IV. CONCLUSIONES
Todo lo hasta aquí expuesto permite afirmar, sin temor a equivocarnos, que a nivel
provincial el amparo colectivo ha logrado plasmar sus particularidades o notas tipificantes
como garantía procesal-instrumental en una dimensión mayor que a nivel federal, donde
resta todavía su reglamentación legal, sin dejar de reconocer la actividad pretoriana de la
CS cuyas sentencias y acordadas colaboraron a diseñar el perfil, no del todo definido, de
las singularidades de los procesos colectivos.
El amparo constitucional colectivo previsto en el art. 43, CN es directamente operativo.
Sin embargo, hace al nivel de eficacia de la protección de los derechos de incidencia
colectiva, contar con un ordenamiento procesal colectivo susceptible de reflejar las
particularidades de esos derechos. Tal ley no existe aún a nivel federal.
El vacío legislativo no ha impedido a la CS resolver los planteos ambientales, con una
gran dosis de creatividad y activismo. El Máximo Tribunal nacional trazó las líneas
esenciales de la silueta de un proceso colectivo ambiental, demostrando una actividad
valiente, de alto contenido jurídico y fuerte compromiso social, en una actitud que ha
generado conciencia ambiental y seguimiento en los jueces de todo el país, y el debido
reconocimiento de los ámbitos académicos y de la sociedad civil. Lograr el efectivo
cumplimiento de tales decisiones aparece como el mayor desafío que se le plantea al Poder
Judicial en la actualidad, y obliga a reflexionar una vez más sobre el rol que le cabe en el
diseño constitucional basado en la división de poderes. Algunas de las medidas
implementadas por la CS en el caso "Mendoza" señalan el rumbo correcto.
Cabe advertir que en los conflictos colectivos, tanto sobre bienes colectivos como aquellos
que se plantean respecto de intereses individuales homogéneos que producen efectos
regulatorios generales, la sentencia que contiene un mandato al Poder Ejecutivo o al
Legislativo para que implementen el desarrollo de un derecho constitucional no debe
inmiscuirse en aquello que es propio de los poderes políticos del Estado, esto es, en el
diseño y ejecución de las políticas públicas. Como señala Basch "una cosa es que el juez 'se
aventure' en la elaboración de políticas y otra que tome intervención en protección de los
derechos que la Constitución ha puesto bajo su jurisdicción". Esa fue la tesitura adoptada
por la CS en el caso "Verbitsky", donde claramente advirtió que "a diferencia de la
evaluación de políticas, cuestión claramente no judiciable, corresponde sin duda alguna al
Poder Judicial de la Nación garantizar la eficacia de los derechos, y evitar que estos sean
vulnerados, como objetivo fundamental y rector a la hora de administrar justicia y decidir
las controversias". Especificó la CS que "ambas materias se superponen parcialmente
cuando una política es lesiva de derechos, por lo cual siempre se argumenta en contra de
la jurisdicción, alegando que en tales supuestos media una injerencia indebida del Poder
Judicial en la política, cuando en realidad, lo único que hace el Poder Judicial, en su
respectivo ámbito de competencia y con la prudencia debida en cada caso, es tutelar los
derechos e invalidar esa política solo en la medida en que los lesiona (...). Desconocer esta
premisa sería equivalente a neutralizar cualquier eficacia del control de
constitucionalidad".
De modo tal que la intervención de la CS se limita, en una relación de diálogo, a reclamar
el referido desarrollo de un derecho constitucionalmente reconocido, pudiendo fijar un
plazo o una modalidad de control. De este mecanismo, decía el Presidente del Máximo
Tribunal del país, que hace a la función política-institucional del Poder Judicial en un país
con tres Poderes. El Poder Judicial reclama al Legislativo o al Ejecutivo una determinada
conducta, la que, a veces, se concreta y otras, no, supuesto en el que el asunto volverá al
Poder Judicial. Este diálogo entre los Poderes del Estado hace a la vida democrática y
republicana.
A esta altura del análisis no cabe perder de vista que, como apunta Sola citando a
Benjamín Cardozo, "el derecho es también producto del precedente y su forma de creación
no es el proceso político sino el proceso judicial". El proceso judicial —señala Sola— "es la
garantía de la relevancia del precedente como forma de creación de derecho, porque en el
mismo, por su origen dentro de un proceso judicial, se consideran en forma equilibrada todos
los argumentos posibles sobre una cuestión. No solamente utiliza el juez el método
normativo para la toma de la decisión, sino, además, el método filosófico, el método de la
historia y el de la tradición"(292).

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Los precedentes judiciales "son decisiones previas que funcionan como modelos para
decisiones posteriores". La obligatoriedad del precedente "no es un tema que los tribunales
analicen en forma estricta, categorizar una decisión como vinculante para el futuro
depende del estudio que se haga de la práctica reiterada de los jueces. Los jueces suelen
referirse a la capacidad persuasiva del fallo antes que a su autoridad vinculante"(293).
Sola distingue entre el "precedente ordinario" y el "precedente constitucional". Postula
que "en términos generales la ley es una fuente más importante de razonamiento jurídico
que de un precedente ordinario. Pero una diferencia debe hacerse en consideración al
precedente constitucional. Si bien este puede no ser formalmente más vinculante que otro
precedente judicial, al interpretar la Constitución y asegurar su supremacía, supone una
preeminencia sobre la ley formalmente sancionada y promulgada. De esta manera la
jerarquía que supone a la ley como superior al precedente judicial se invierte en el caso del
precedente constitucional. Esa situación de preeminencia se consolida por la característica
del lenguaje de la Constitución que tiene una textura particularmente abierta y requiere de
la interpretación para concretarse mucho más que cualquier otro texto legal. El otro
elemento que caracteriza al precedente constitucional es su capacidad acumulativa. Todo
precedente, aun los de menor importancia formal, adquieren trascendencia a través de su
reiteración, en el caso del precedente constitucional esta reiteración es mayor ya que el
texto constitucional es generalmente invariable, tiene futuridad, y el órgano final de
interpretación es único. Es por eso que puede decirse que el precedente constitucional es
un contraargumento que vence a una fuente de derecho formalmente más fuerte como es
la ley"(294). En esa línea, sostiene que "el sistema jurídico tiene dos capas de normas que
deben ser consideradas como razones autorizadas en el argumento jurídico porque son
formalmente obligatorias, esto es la legislación, y normas que pueden ser consideradas
como razones autorizadas en el argumento jurídico, como son los precedentes
constitucionales"(295).
La consecuencia del precedente judicial "es la stare decisis que significa adherir a los
casos decididos, es la doctrina de los tribunales no variar en un punto de derecho que ya
ha sido decidido previamente en una causa similar (...). Bajo el principio del stare
decisis —del latín dejar que la decisión esté— una vez que la Corte Suprema ha
establecido un precedente lo aplicará en casos futuros y salvo su derogación en
condiciones excepcionales, esta decisión es vinculante para los tribunales inferiores"(296).
En sintonía con estos principios, agrega Sola que la "primera regla a comprender" sobre los
precedentes judiciales es que "los constitucionales deben ser más estables que los referidos
al derecho federal o derecho común, porque la Constitución avala la estabilidad de los
derechos y garantías, el sistema de toma de decisiones y finalmente la forma en que se
ejerza el control de la constitucionalidad. El precedente se transforma de esta manera en
un espejo de la estabilidad de las normas constitucionales y de la normas
infraconstitucionales. Recordando la frase del juez Marshall en el caso "McCulloch", una
constitución debe durar para los tiempos y no puede tener la verbosidad de un código. De
la misma manera los precedentes constitucionales deben adentrarse en la centuria, lo cual
no es necesario en aquellos basados en la legislación común"(297). Apunta el autor que el
precedente "Arte Radiotelevisivo Argentino SA c. EN - JGM - SMC s/amparo", ley 16.986
del 11/2/2014. A. 925. XLIX. REX, "confirma expresamente y con elocuencia la aplicación
del stare decisis al derecho argentino, con las limitaciones que tiene en el derecho de los
Estados Unidos según indica la cita"(298). Dijo allí la CS: "6º) Que en su actual
composición esta Corte ha tenido oportunidad de pronunciarse respecto de las cuestiones
de índole constitucional La autoridad institucional de dichos precedentes, fundada en la
condición de este tribunal de intérprete supremo de la Constitución Nacional y de las leyes
dictadas en su consecuencia, da lugar a que en oportunidad de fallar casos
sustancialmente análogos sus conclusiones sean debidamente consideradas y
consecuentemente seguidas tanto por esta misma Corte como por los tribunales inferiores.
Así, en Fallos 183:409 se estableció que el tribunal no podría apartarse de su doctrina,
sino sobre la base de causas suficientemente graves como para hacer ineludible un cambio
de criterio. Sería en extremo inconveniente para la comunidad si los precedentes no fueran
debidamente considerados y consecuentemente seguidos (conf. Thomas M. Cooley citando
al Canciller Kent, Constitutional Limitations, t. 1, p. 116). Y, aun cuando ello no signifique

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que la autoridad de los antecedentes sea decisiva en todos los supuestos, ni que pueda en
materia constitucional aplicarse el principio de stare decisis sin las debidas reservas —
conf. Willoughby, On the Constitution, t. 1, p. 74—, no es menos cierto que cuando de las
modalidades del supuesto a fallarse, no resulta de manera clara el error y la inconveniencia
de las decisiones ya recaídas sobre la cuestión legal objeto del pleito, la solución del mismo
debe buscarse en la doctrina de los referidos precedentes (conf. doctrina de Fallos 183:409
citado). 7º) Que esa autoridad doctrinal se extiende a todas las partes de un caso judicial
que intentaren promover la apertura de la jurisdicción revisora, federal y extraordinaria
que contempla el art. 14de la ley 48. De modo que cuando la interpretación llevada a cabo
en la sentencia dictada por el superior tribunal de la causa sea ajustada a precedentes de
esta Corte —que, como en estas actuaciones, además, son expresamente invocados y
reproducidos en el pronunciamiento de la Cámara—, quien pretenda del tribunal un nuevo
examen sobre la cuestión constitucional de que se trata deberá exponer con la mayor
rigurosidad los fundamentos críticos que sostienen su postura, y demostrar en forma
nítida, inequívoca y concluyente la existencia de causas graves que hagan ineludible el
cambio de la regla de derecho aplicable. Esa carga argumentativa calificada, que en el sub
lite se ahonda por tratarse la recurrente de la misma parte cuyos planteos fueron
desestimados en la citada causa 'Editorial Perfil SA', ha sido manifiestamente incumplida
por el Estado nacional, circunstancia que exime al tribunal de toda otra consideración
respecto del examen de la procedencia de los agravios planteados para confirmar la
sentencia apelada. 8º) Que lo expresado en el considerando anterior acerca del valor del
precedente adquiere particular relevancia en el caso de la sentencia dictada en la citada
causa 'Perfil' y de las pautas objetivas, cuantificables y generales —en esencia republicanas
— en ella establecida. La conducta estatal encaminada a no aplicar estos criterios
constituye una clara violación de principios constitucionales".
En la misma línea y más recientemente, al decidir la causa "Schiffrin, Leopoldo Héctor c.
Poder Ejecutivo Nacional s/acción meramente declarativa" del 28/3/2017, CS 159/2012
(48-S)/CS1, la CS sostuvo: "9º) Que es necesario precisar que los precedentes deben ser
mantenidos por esta Corte Suprema y respetados por los tribunales de grado, por una
importante y evidente razón de seguridad jurídica. La carga argumentativa de modificarlo
corresponde a quien pretende apartarse del precedente, debiendo ser excepcional y
fundada. La Corte afirmó que 'es deseable y conveniente que los pronunciamientos de esta
Corte sean debidamente considerados y consecuentemente seguidos en los casos
ulteriores, a fin de preservar la seguridad jurídica que resulta de dar una guía clara para la
conducta de los individuos;... más con parejo énfasis cabe igualmente aceptar que esa regla
no es absoluta ni rígida con un grado tal que impida toda modificación en la jurisprudencia
establecida...' debiendo existir 'causas suficientemente graves, como para hacer ineludible
tal cambio de criterio' (Fallos 248:115; 329:759; 337:47)".
Las consideraciones precedentes acerca del valor y ejemplaridad que generan los
precedentes constitucionales, resultan aplicables a los principales fallos de la CS sobre
procesos colectivos ("Verbitsky", "Mendoza", "Halabi"), decisiones que generaron no solo
seguimiento, sino que también, como se vio en el Capítulo 1, se transformaron en incentivo
fundamental para que el Congreso de la Nación dejara atrás su inacción y afrontara,
finalmente, la reglamentación de aquellos. Como los señeros precedentes "Siri" y "Kot" de
fines de la década de 1950, que indujeron al dictado de la ley de amparo 16.986(299) o, en
otras palabras, abrieron la senda para que el Congreso asegure "el goce y ejercicio plenos
de las garantías individuales para la efectiva vigencia del Estado de derecho"(300), las
sentencias sobre procesos colectivos dictadas por la CS en el siglo XXI abrieron el camino
para que el Poder Legislativo reglamente un mecanismo concreto y eficiente de protección
de los derechos de incidencia colectiva reconocidos en el art. 43, párr. 2º de la CN.

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