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Daniel 11 25
169 a.c. en verano, desde el 21 de junio al 21 de septiembre.
Después de cinco años de latencia (175 a 169) y, sin duda, de preparativos,...
La sexta guerra de Siria (170-168), contemporánea de la tercera guerra de Macedonia, no provocó la
intervención armada de Roma. En Egipto, los conflictos sociales revelaron la insatisfacción del elemento
indígena, es decir, del clero y del campesinado.
El mundo helenístico, Grecia y Oriente 323-146 ac, Claire Préaux
Los ministros del joven Ptolomeo, Eulaeus el eunuco y el sirio Lenaeus,...
Biblioteca Histórica, Diodoro de Sicilia, libro XXX, 15
En la corte del joven Ptolomeo VI reinaban sus tutores Euleo y Leneo. Diodoro (XXX, 15-17) dice del
primero que era un eunuco, y del segundo, que se trataba de un antiguo esclavo sirio. La opinión
peyorativa que manifiesta con respecto a ambos ha pasado a la historiografía moderna. W. Otto (Zur
Geschichte der Zeit des 6. Prolem, (1934) ha querido ver en ellos a unos representantes de la influencia
oriental y, por tanto, negativa, aceptando el prejuicio antiguo que relaciona los conceptos, vagos, de
Oriente y desidia. Sin embargo, L. Robert (Gnomon, 35,1963, pp. 71-75) ha demostrado que el nombre
de Euleo es macedónico, aunque, en verdad, ello no quiere decir nada definitivo con respecto al origen
del personaje.
El mundo helenístico, Grecia y Oriente 323-146 ac, Claire Préaux
Los ministros del joven Ptolomeo, Eulaeus el eunuco y el sirio Lenaeus, recurrieron a todos los medios y
artimañas posibles, y amontonaron oro, plata y toda clase de riquezas en el tesoro real. No es de
extrañar, entonces, que, gracias a los esfuerzos de tales hombres, se montaran espectáculos tan grandes
en un espacio de tiempo tan breve, ni que uno que era un eunuco y que recientemente había dejado a
un lado el peine y las ollas perfumadas cambiara el servicio de Afrodita por las contiendas de Ares, o que
el que había nacido esclavo en Cele Siria, y de cuyas manos acababa de caer el ábaco, se hubiera
atrevido a tomar sobre sus hombros la guerra por Siria, a pesar de que Antíoco era segundo a nadie en la
fuerza de sus ejércitos y sus recursos en general.
(En el contexto inmediato, "fortunas" parecería una palabra más apropiada aquí que "espectáculos" o
"festivales", pero el texto puede ser correcto).
Lo que es más, los hombres que emprendieron estas grandes tareas carecían por completo de
experiencia en la guerra y las batallas, y carecían incluso de un solo asesor competente o comandante
capaz. Ellos mismos, como era de esperar, pronto recibieron el castigo que merecía su locura, y llevaron
al reino a la ruina total en la medida en que estuvo en su poder para hacerlo. Nuestro objetivo al
enfatizar estos y otros eventos similares es proporcionar una estimación precisa de las causas del éxito y
el fracaso. Repartimos elogios a aquellos cuya conducción de los asuntos es excelente y denunciamos a
aquellos cuya gestión es defectuosa. Traemos a la vista los principios, tanto buenos como malos, por los
cuales los hombres viven y actúan, y al dar cuenta adecuada de cada uno dirigimos las mentes de
nuestros lectores a la emulación de lo que es bueno; al mismo tiempo, en la medida de nuestras
posibilidades, hagamos que nuestra historia sea fecunda y útil para todos los hombres, ya que una
simple narración de batallas navales, enfrentamientos militares y legislación también, no es mejor que
tanta ficción.
Los regentes de Ptolomeo, habiendo convocado al populacho a una asamblea, prometieron poner fin
rápidamente a la guerra. En esto al menos no se equivocaron, ya que rápidamente lograron poner fin
tanto a la guerra como a ellos mismos. Sin embargo, debido a su inexperiencia, abrigaron tantas
esperanzas de ganar no solo Siria sino todo el reino de Antíoco, que se llevaron consigo la mayor parte
de los tesoros que habían acumulado, incluida la orfebrería del aparador. También empacaron y se
llevaron del palacio una serie de lechos, la mayoría con pies de plata, pero algunos en realidad con pies
de oro, así como una gran cantidad de ropa, joyas de mujer y piedras preciosas.
Estas cosas, declararon, las estaban llevando para aquellos que luego les entregarían ciudades o

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fortalezas. El resultado, sin embargo, fue muy diferente, y los tesoros que se llevaron fueron un medio
fácil para su propia destrucción.
Biblioteca Histórica, Diodoro de Sicilia, libro XXX, 15, 16
Ptolomeo, rey de Egipto, sabiendo que sus antepasados habían ocupado Celesio Siria, hizo grandes
preparativos para la guerra en apoyo de su reclamo, esperando que, dado que había sido separado en
tiempos pasados por una guerra injusta, ahora podría recuperarlo con justicia en los mismos términos.
Antíoco, al enterarse de esto, envió emisarios a Roma pidiéndoles que llamaran al Senado para
atestiguar que Tolomeo, sin causa justa, estaba empeñado en hacer la guerra. Ptolomeo, sin embargo,
también envió enviados para hablar en su defensa e informar al Senado que Celesio Siria había
pertenecido a sus antepasados y que su sujeción a Antíoco era contraria a toda justicia. También les dio
instrucciones para renovar las relaciones amistosas con los romanos y tratar de lograr la paz con Perseo.
(Cp. Polibio, 27. 19 y 28. 1. Los reyes son Ptolomeo VI Filométor, que acababa de alcanzar la mayoría de
edad, y Antíoco IV Epífanes.)
Biblioteca Histórica, Diodoro de Sicilia, libro XXX, 2
Antíoco (IV), viendo ya sin lugar a dudas que en Alejandría se habían preparado para la guerra de
Celesiria, envió a Meleagro (Meleagro estaba acompañado por Sosífanes y Heraclides) como emisario a
Roma, dándole instrucciones de hablar al senado y declarar que Ptolomeo le atacaba contra todo
derecho. Sin duda en todas las cosas humanas debemos regular nuestras acciones según la oportunidad,
que goza de gran poder, principalmente, en la guerra. En efecto, el peso de ella hacia una de las partes es
muy duro; descuidar esto es el más grave de los errores. Parece que muchos hombres desean hacer lo
que es bueno, pero que pocos se atreven a emprenderlo. Y muy pocos los que intentan cumplir
totalmente con su deber en todos los aspectos.
Historias, Polibio, libro XXVII, 19 y 20
Conocemos mal los detalles de la guerra. Dado que Roma no participó en las hostilidades, Tito Livio no
nos ha dejado un relato continuo y los escritos de Polibio han desaparecido en gran parte por lo que se
refiere a estos años. Ignoramos si fue Antioco, como dice Tito Livio (XLII, 29), o Euleo y Leneo, a los que
acusa Diodoro (XXX, 16), quienes desearon el conflicto. La disputa sobre los derechos que cada uno creía
tener sobre Siria (derecho de herencia y derecho de conquista en el caso del Seléucida; dote de su
madre por lo que respecta al Lágida) fue planteada ante el Senado romano, que no quiso tomar una
decisión (Polibio, XXVIII, 1).
El mundo helenístico, Grecia y Oriente 323-146 ac, Claire Préaux
Antíoco (IV), sin duda, andaba rondando el reino de Egipto, despreocupado dada la corta edad del rey
(Ptolomeo VI) y la ineptitud de sus tutores (Euleo y Leneo), y calculaba que a base de suscitar disputas a
propósito de Celesiria encontraría un pretexto para una guerra que haría sin el menor obstáculo por
estar los romanos enfrascados en la guerra con Macedonia; para esta guerra (la tercera guerra
macedónica), sin embargo, había prometido en todo su ayuda sin reservas bien al senado, a través de
sus embajadores, bien personalmente a los embajadores romanos. Tolomeo, en razón de su edad,
también estaba aún bajo la dependencia de otros; en cuanto a sus tutores, por un lado preparaban una
guerra contra Antíoco con la que reivindicar Celesiria y, por otro, prometían toda su colaboración a los
romanos para la guerra macedónica.
Historia de Roma desde su fundación, Tito Livio, libro XLII, 29, 5 - 7
Había ya estallado la guerra de Celesiria entre los reyes Antíoco (IV Epífanes) y Ptolomeo (VI Filométor)
cuando llegaron a Roma Meleagro, Sosífanes y Heraclides, de parte del primero, y Timoteo y Damón, de
parte del segundo. Antíoco dominaba la situación en Celesiria y Fenicia, porque, desde que Antíoco (III),
el padre del rey del que ahora tratamos, venció a los generales de Ptolomeo en la batalla de Panio, las
dos regiones citadas permanecían bajo el control de los reyes de Siria. Antíoco (IV Epífanes) creía que lo
adquirido en la guerra era la posesión más gloriosa e indiscutible, de manera que prestaba una gran
atención a ello, por considerarlo su propiedad particular; Ptolomeo (VI Filométor), por su parte, tenía

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por ilegal la asechanza de Antíoco el Viejo, que, durante su orfandad, le despojó de las ciudades de
Celesiria que le pertenecían. Y era incapaz de ceder al otro estas regiones. Por eso llegó Meleagro con
instrucciones de testimoniar delante del senado que, contra toda justicia, Ptolomeo había atacado el
primero, mientras que Timoteo comparecía para renovar el tratado de amistad, para concluir la guerra
contra Perseo, pero principalmente para observar la audiencia concedida a Meleagro. Acerca de la paz
no se atrevió a decir nada, porque Marco Emilio (Lépido) ya había dado su consejo. Pero renovó el
tratado de amistad con Roma y recibió una respuesta acorde con sus solicitudes. Y regresó a Alejandría.
El senado romano respondió a Meleagro y a sus colegas que recabaría de Quinto Marcio la confección de
una carta dirigida a Ptolomeo, en la que se expresara lo que con toda lealtad el senado reputara
preferible. Y así iban las cosas en aquel momento.
Historias, Polibio, libro XXVIII, 1
Hagépolis quedó muy bien impresionado de su entrevista con Quinto Marcio, y éste lo cogió aparte y le
manifestó que le extrañaba que los rodios no hubieran intentado acabar la guerra (No se ve claro si es la
guerra entre Perseo y Roma, o la guerra entre Antíoco IV y Ptolomeo VI, pero parece, más bien, que se
trata de la segunda), cuando esto les interesaba a ellos más que a nadie. Si Quinto Marcio hizo esto
recelando de Antíoco, que si se apoderaba entonces de Alejandría iba a resultar un enemigo incómodo
para los romanos (la guerra contra Perseo había ya empezado, y se iniciaba la de Celesiria), o bien si, no
considerando todavía decidida la guerra contra Perseo y habiendo entrado las legiones en Macedonia,
cuando tenían los romanos buenas perspectivas para su desenlace, quiso estimular a los rodios a mediar
en el conflicto y, al hacerlo, proporcionar a los romanos motivos razonables para decidir lo que les
pareciera útil, ello no es fácil de determinar, pero creo más bien lo segundo, según deja entrever lo que
poco después ocurrió a los rodios (Lo que ocurrió es que Roma estuvo a punto de declararles la guerra
por su ambigua actitud entre Perseo y ella misma).
Polibio de Megalópolis, Historia universal bajo la republica romana, libro XXVIII, 17, 4 - 10
ANTIOCO IV INVADE EGIPTO
El hijo de Ptolomeo V, Ptolomeo VI Filométor («el que ama a su madre», r. 180-145) trató de
reconquistar Celesiria con un notable ataque a finales de 170 o inicios de 169, provocando una reacción
espectacular de su tío Antíoco IV, quien invadió Egipto en la sexta guerra siria...
El mundo griego después de Alejandro, 323-30 ac, Graham Shipley
Pero Ptolomeo VI no era un guerrero (en realidad fue el más amable y humano de todos los Ptolomeos).
Frente a este ser pacífico se hallaba el hijo menor del llamado Antíoco el Grande, el nuevo rey Antíoco IV,
a la cabeza del imperio seleúcida. Antíoco IV era bastante más capaz que su sobrevalorado padre, pero
tenía cierta tendencia a la temeridad y al mal carácter.
Ante el primer síntoma de beligerancia egipcia, Antíoco IV se lanzó hacia la frontera,...
Historia de los egipcios, Isaac Asimov
242. Los romanos frustran las pretensiones de Antíoco (IV) sobre Egipto (1 Macabeos, 1, 16). 2. Antíoco,
por su parte, al marchar las cosas de su reino a la perfección, decidió emprender una expedición militar
contra Egipto, por concebir pasión por este país y por despreciar a los hijos de Ptolomeo (V), que se
encontraban todavía en una situación de debilidad y no podían aún llevar una Administración tan
complicada.
Antigüedades Judías, Flavio Josefo, Libro XII, 242
Cuando el reinado de Antíoco se consolidó, quiso reinar también en Egipto para ser rey en los dos reinos.
Entró en Egipto con un enorme ejército, carros, elefantes, jinetes y una gran flota.
Libro primero de Macabeos, capitulo 1, versículos 16 - 17
ANTIOCO IV CAPTURA PELUSION

Pelusio: puerto en el Norte de África, en la Arabia Pétrea. La ciudad fue bastante más conocida
posteriormente por el Padre de la Iglesia Isidoro Pelusiota.

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Habiendo llegado (Antíoco IV), así pues, con numerosas fuerzas a Pelusio y cercado a Ptolomeo (VI)
Filométor a traición, tomó Egipto,...
Antigüedades Judías, Flavio Josefo, Libro XII, 242
Faltan detalles para conocer ¿Qué trampa uso Antíoco IV para derrotar al ejército egipcio?
Aunque Antíoco estaba en condiciones de matar a los egipcios derrotados, cabalgó llamando a sus
hombres para que no los mataran, sino que los tomaran vivos. No tardó mucho en cosechar los frutos de
su astucia, ya que este acto de generosidad contribuyó en gran medida a apoderarse de Pelusio y más
tarde a la adquisición de todo Egipto.
Biblioteca Histórica, Diodoro de Sicilia, libro XXX, 14
El rey Antíoco era activo y demostró que merecía el nombre de rey, excepto en la estratagema que usó
en Pelusio.
Polibio de Megalópolis, Historia universal bajo la republica romana, libro XXVIII, 18
Antíoco (IV) se mostró como un verdadero estadista y un hombre digno de la dignidad real, excepto en la
estratagema que empleó en Pelusio.
(De Polibio, 28. 18.)
Antíoco se apoderó de Pelusio por medio de una estrategia cuestionable. Porque aunque toda guerra es
una excepción a las normas humanas de la ley y la justicia, aun así tiene ciertas cuasi-leyes propias: una
tregua, por ejemplo, no puede romperse; los heraldos no deben ser condenados a muerte; un hombre
que se ha puesto bajo la protección de un oponente superior no puede ser visitado con castigo o
venganza.
En estos y otros asuntos similares se podría decir con justicia que Antíoco, al hacer la incautación
después de la tregua, más bien como un abogado mezquino se aferró a la letra de la ley, pero no a la
justicia y el honor, que son los lazos de la vida social. Porque por motivos de parentesco, como él mismo
dijo, debería haber perdonado al muchacho, pero por el contrario, después de ganar su confianza, lo
engañó y trató de llevarlo a la ruina total.
(Antíoco IV era el tío de Ptolomeo. Para sus profesiones de amistad ver San Jerónimo, en Dan. 11. 21.)
Biblioteca Histórica, Diodoro de Sicilia, libro XXX, 18
Trabó combate con Tolomeo, rey de Egipto, quien se batió en retirada y se dio a la fuga; y muchos
cayeron heridos de muerte.
Libro primero de Macabeos, capitulo 1, versículo 18
... (Pelusio) muy importante desde el punto de vista estratégico, como punto de apoyo para otras
expediciones.
... mientras su flota asaltaba Chipre, continuó su camino, que, a través de Menfis, iba a conducirlo hasta
Alejandría.
Roma estaba en estos años demasiado ocupada con los asuntos de Macedonia como para mezclarse
militarmente en esta guerra. Además, ambos contendientes eran tras Apamea amigos de Roma, razón
esta que le impediría momentáneamente responder a las demandas egipcias de ayuda.
El mundo helenístico, Arminda Lozano Velilla
...y ganó una batalla decisiva en Pelusión, apoderándose de Chipre y de todo Egipto excepto Alejandría.
El mundo griego después de Alejandro, 323-30 ac, Graham Shipley
...y se había asegurado el territorio entre el Líbano y el Antilíbano.
Historia romana, Veleyo Patérculo, libro I, 10, 1, nota 66

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