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Doyle, Chris: Honorius. The Fight for el Imperio romano, caso de Louis-
the Roman West AD 395-423. London · Sebastien Tillemont, o Edward Gibbon;
New York: Routledge, 2019, xxiv + 205 imagen que popularizaron novelistas
pp. [ISBN 978-1-138-19088-7]. como Wilkie Collins y llegaron a las re-
presentaciones de la pintura historicista
«It is not easy to admire, or even o, incluso, al cine. Esa imagen proyec-
like Honorius» (p. 189), esta es la poco taba ciertos episodios denigratorios,
anecdóticos y probablemente falaces,
estimulante conclusión a la que Chris
transmitidos por algunos historiadores
Doyle llega al cerrar una biografía con-
antiguos y, más probablemente, el jui-
fesamente planteada para reivindicar la
cio que Honorio heredó de un periodo
memoria del emperador. Es cierto que
en el cual la grandeza de Roma, que
en el momento de su acceso al trono, aún podía vislumbrarse en el complejo
Honorio, con solo diez años, lo tenía siglo iv, definitivamente se apagó. Su
todo en su contra. Desde un punto figura, escondida por la propaganda
de vista afectivo el futuro emperador, oficial y los secretos de palacio, fue de-
huérfano de madre desde los dos años nigrada por los historiadores paganos y
y con un padre ausente, se ha criado en manos de los autores cristianos fue
en un entorno cortesano perpetua- poco más que un icono hagiográfico,
mente envuelto en intrigas, bajo la tu- el verdadero hacedor de la definitiva
tela de su prima Serena y del marido execración del paganismo. Las fuentes
de ésta, Estilicón, quienes tras la muer- que nos han transmitido su conoci-
te de Teodosio ejercerán de auténticos miento son casi siempre indirectas y el
padres adoptivos y, hasta el 408, como único autor que marcaría un elemento
regentes, cuando no como emperado- de continuidad hasta su abrupta des-
res en la sombra. De alguna manera, la aparición en el 404, el poeta de corte
imagen que la historiografía ha trans- Claudiano, parece haber estado más al
mitido de Honorio parecería el reflejo servicio de la figura de Estilicón que
de un hombre sin voluntad, sometido del mismo emperador.
al control que sobre él ejercieron, pri- Cuando Teodosio dividió el impe-
mero los recordados mentores desig- rio entre sus hijos Arcadio y Honorio,
nados por su padre, luego, cortesanos la herencia que estos recibieron fue un
ambiciosos como Olympius, más ade- gigantesco castillo de naipes sostenido
lante el magister militum Constantius por estructuras realmente endebles. El
quien, casado con su hermana Galla problema bárbaro, que desde la deba-
Placidia, llegaría a ser efímero co-au- cle de Adrianópolis no había dejado de
gusto unos meses en el 421. Incluso ser una continua causa de quebrantos,
Galla Placidia ejerció sobre el empera- había sido resuelto por Teodosio con
dor una ascendencia que algunas fuen- concesiones parciales y temporales de
tes anti-cristianas rodearon de rumores espacios de asentamiento, con la con-
de inmoralidad. tratación masiva de tropas bárbaras,
La imagen de un títere rodeado con el encumbramiento de algunos
por una camarilla complaciente, poco de sus líderes, pero seguían siendo un
más que un imbécil incapaz, es la tumor instalado en un cuerpo enfermo.
que transmitieron algunos de los fun- La muerte de Teodosio, y el equívoco
dadores del estudio moderno sobre juego de alianzas urdido por Estilicón,

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habían animado a los godos, el más y utilizó el hambre de Roma como


poderoso de los pueblos que vaga- un arma. El trigo africano era la base
ban por el interior del Imperio, a un del orden público en Italia y el sena-
continuo de saqueos que en la déca- do romano aprobó la guerra. El epi-
da del 390 afectaron especialmente a sodio fue objeto de uno de los textos
los Balcanes y Grecia pero que a par- panegíricos del poeta Claudiano, un
tir del 400 llegaron a la misma Italia. texto propagandístico que sirvió para
A las puertas de Milán, donde Honorio prestigiar a Honorio, al que presenta
residía y cuya presencia parece haber como un emperador resolutivo, con-
condicionado el traslado de la corte tribuyendo a mantenerle en el trono,
a la más segura Rávena. Al asedio de pero, sobre todo, para encumbrar a
Roma que finalmente sería saqueada Estilicón y garantizarle una década de
por Alarico en el 410. Y mientras tanto dominio absoluto en los asuntos del
nuevas oleadas de bárbaros sobre el Imperio. El episodio de la revuelta afri-
norte de Italia y sobre la Galia en los cana evidenció, en cualquier caso, que
años 405-407 provocaron la pérdida de los problemas del Imperio eran mucho
Britania y buena parte de Hispania. mayores que la agobiante presión de
La estabilidad política era igual- los bárbaros: las enormes dificultades
mente frágil. Las usurpaciones eran para reclutar tropas, esencialmente
un mal endémico del Imperio, figuras entre los dependientes de los grandes
como Magno Máximo o Flavio Eugenio propietarios que compraban la exen-
había cobrado protagonismo en la ción de sus obligaciones (CTh 7.13.13),
década inmediatamente anterior a su la creciente toma de conciencia de
acceso al poder, y su reinado no va a algunos territorios provinciales cuya
verse libre de esta amenaza. África era riqueza y, relativa seguridad, les hace
un territorio esencial en el juego estra- crecientemente insolidarios y, lejos de
tégico del Imperio, granero de Roma y la voluntad de Teodosio cuando divi-
de buena parte de Italia, desde el 386 dió el Imperio entre sus hijos, los pri-
Teodosio había dejado su control en meros desencuentros entre Oriente y
manos de Gildo, un militar de carrera, Occidente (en algún momento Gildo
un indígena con una enorme red clien- parece haber jugado la baza de so-
telar y grandes propiedades en la zona, meter África a la soberanía de Oriente
a quien había pagado sus servicios con y Arcadio no movió claramente sus
los cargos de comes Africae y Magister piezas a favor de Honorio). El episo-
utriusque militiae per Africam. Un dio fue utilizado como un motivo de
poder enorme que había utilizado en auto-exaltación por la corte occidental
su propio beneficio. Dos leyes del 397 durante varios años; de hecho, todavía
(CTh 4.40.30 y 14.5.3) evidencian el en el 404 Honorio celebró un triunfo
descontento imperial en relación con la en Roma para conmemorar la victoria
gestión de la annona africana, corrup- sobre Gildo y las más recientes bata-
ta hasta el punto de que trigo y acei- llas de Pollentia y Verona contra los
te eran vendidos a particulares y no godos. Este adventus fue una celebra-
llegaban a Roma. Es posible que tales ción fallida, sin cautivos ni botín que
leyes fuesen vistas por Gildo como exhibir, sin un emperador victorioso
una amenaza a su evidente autonomía que hubiese empuñado las armas, era

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la parodia de un auténtico triumphus; destacan suevos, vándalos y alanos,


Claudiano recitó ante el senado su úl- invadieron la Galia. El autor considera
timo panegírico –no se vuelve a saber este paso del Rin como «the barbarian
nada de él–, un texto cargado de opti- Rubicon» (p. 134). El desconcierto fue
mismo, aunque el emperador vuelve a aprovechado por un oficial romano de
ser una sombra de Estilicón, el verda- Britania quien se proclamó emperador
dero triunfador. Para Honorio se cons- con el nombre de Constantino (III), su
truyó ahora el último arco de triunfo aventura, a la que se suma su general
erigido en la ciudad. Geroncio y otro usurpador puesto por
Entre las celebraciones del 404 y éste en Hispania, Máximo, duró cuatro
el 408 el Imperio iba a vivir años de- años, hasta el 411, pero en ese inter-
cisivos. En el 405 confluyen aconteci- valo se perdió Britania y todo el oc-
mientos de enorme trascendencia. Al cidente hispano. La defenestración de
tiempo que el bárbaro Estilicón era Estilicón y su asesinato en agosto del
elegido para su segundo consulado, 408 debe entenderse dentro del clima
moría su hija María, la primera espo- de frustración del momento. El senado
sa de Honorio, sin hijos. La recien- fue extorsionado para hacer frente a
te muerte de Eudoxia, la esposa de las exigencias de los godos; los rumo-
Arcadio, llevó al emperador de Oriente res sobre la connivencia de Estilicón
a recluirse en palacio, las relaciones con Alarico se crearon en este ambien-
te de resentimiento anti-bárbaro, nada
entre ambos hermanos se interrumpen.
hace pensar que fuesen ciertos pero
Alarico es designado magister militum,
es probable que pesasen en el ánimo
aunque sigue sin obtener las tierras
de Honorio quien a los 24 años pudo
que reclama como subsidio para sus
ser convencido –aparece aquí la figu-
soldados. En el verano del 402, tras la ra del magister scrinorum Olympius–
victoria de Pollentia, Claudiano (Get. para sacudirse la tutela de su mentor.
568-573) había advertido que los pue- A la muerte de Estilicón seguiría tiem-
blos de Britania, del Rin y del Danubio po después la de Serena y el hijo de
observaban desde sus atalayas a la es- ambos, Eucherio. Thermancia, la otra
pera de la reacción de un imperio tam- hija, con la que el emperador se había
baleante. Radagaisus, un godo que ya casado el año anterior, fue repudia-
había invadido Raetia en el 401, irrum- da; Honorio no volvió a casarse. No
pe ahora en el norte de Italia, la situa- parece casual que en estas fechas la
ción era desesperada, fue derrotado en iconografía de Honorio incorpore un
el verano del 406 en Faesulae pero a bigote y una pequeña barba, un sím-
costa de comprometer a los godos de bolo de paso que quizás marcaba un
Alarico y contingentes hunos. La victo- nuevo estatus de autoconfianza. Las
ria no liberó la presión, en el otoño dos familias de los federados de Estilicón
leyes de Honorio llamaban a un reclu- fueron masacradas en una oleada de
tamiento general en el norte de Italia y odio antibárbaro que recorrió Italia. No
la Galia (CTh 7.3.16-17), el que se in- por casualidad, poco antes, Sinesio de
cluyese a los esclavos con promesa de Cirene había presentado ante la corte
liberación indica lo desesperado de la de Oriente su De regno, todo él un ale-
situación. Unos meses después un con- gato contra la influencia bárbara en la
glomerado de pueblos, entre los que administración y el ejército.

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La figura de Olympius, a pesar de desaparición de Estilicón, el empera-


haber sido ‘premiado’ con el puesto de dor se implicó directamente en redac-
magister officiorum enseguida resultó tar sus propias leyes (p. 158). Es cierto
un estorbo para Honorio y fue elimi- que sus iniciativas estuvieron cada vez
nado. De alguna manera, en la década más impregnadas de una religiosidad
siguiente la figura de Honorio emer- piadosa, intolerantes hacia los no ca-
ge con una fuerza antes no vista. Es tólicos, los herejes, los paganos, los
probable que la presencia de Estilicón judíos –en su caso con cierta ambigüe-
y Serena hubiesen anulado su capa- dad que se debatía entre su alejamiento
cidad de iniciativa, pero hay también del servicio civil pero la protección de
un factor de edad. Honorio era el pri- sus edificios o el respeto de sus cele-
mer emperador niño que llegaba en el braciones–. Pero sus leyes tenían tam-
cargo a la edad adulta y podía ahora bién un fondo compasivo, por ejemplo
tomar iniciativas propias. Sin embar- las leyes contra la exposición de niños;
go, la potencial capacidad de Honorio y no ahorraba críticas a la corrupción
como emperador se diluye en un con- de la Iglesia, aunque reforzó el poder
texto de enormes problemas. Alarico legal de los obispos (CTh 1.27.2, a.
no solo asedió Roma durante largos 408) que diez años antes había inten-
periodos y la saqueó, también promo- tado limitar (CTh 16.11.1). A pesar de
vió un emperador alternativo, Atalo, y las dificultades que los textos legales
a comienzos del 412 otros tres perso- presentan para desvelar realidades in-
najes ( Jovino, Sebastián y Heracliano) mediatas, especialmente sentimientos,
se postulan como usurpadores. En es posible que detrás de la legislación
estos años Honorio parece haber en- de Honorio trascienda mejor su perso-
contrado sus consejeros entre la jerar- nalidad que tras los retratos hagiográ-
quía eclesiástica, una confluencia de ficos de los aduladores eclesiásticos, o
intereses que servirá a la Iglesia para las crueles críticas de sus detractores,
imponerse de manera definitiva en la especialmente paganos.
corte imperial. La propaganda oficial A lo largo de la década del 410
se impregna ahora de imágenes pro- el gobierno imperial se vio obligado a
videnciales, Honorio que, hasta donde adoptar una actitud de ‘realpolitik’. A
sabemos, nunca participó en una ba- la muerte de Alarico, el Imperio sigue
talla es ahora el soldado de Cristo y rechazando la entrega de tierras, pero
el favorito de Dios. La catolicidad se al enfrentamiento abrupto parece se-
hace evidente en sus leyes. Honorio guir una sucesión de conversaciones
inaugura de alguna manera una nueva que culminarían en el año 418 con la
imagen del emperador; frente al gue- entrega de Aquitania a los hombres de
rrero victorioso que aún personificaba Vallia a cambio de su sometimiento
su padre, ahora tenemos a un líder re- como soldados al servicio del Imperio.
ligioso, que interviene enérgicamen- No sabemos cuál fue la influencia que
te en la disputa papal entre Eulalio y sobre esta política de hechos consu-
Bonifacio, y a un legislador. mados pudo tener la figura del men-
Habría sido interesante que el cionado Constantius, que desde el 415
autor hubiese abordado de mane- estaba casado con Placidia, en un ma-
ra independiente la faceta legislati- trimonio político que para el 419 había
va de Honorio. Parece que, tras la dado a la familia imperial una hija,

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Grata Honoria, y un hijo, Valentiniano, el modelo alejandrino del general vic-


que a la postre sería el heredero del torioso, el retórico sagaz y el vencedor
Imperio. Es posible que esta circuns- en cualquier circunstancia. La persona-
tancia propiciase los honores que lidad de Honorio, elusiva en las fuen-
Constantius recibió en estos momen- tes lo es a veces también en un libro
tos como parte de un acuerdo familiar que se enmarca en una colección de
pensando en la sucesión dinástica. biografías; que se alimenta de una
Un aspecto que recorre el fondo tradición historiográfica casi exclusi-
del libro pero que solo emerge ocasio- vamente anglosajona. No fue un jefe
nalmente es la relación entre la corte militar, probablemente tampoco un as-
de Rávena y la de Constantinopla. ceta, aunque las disposiciones sobre su
Pinceladas discontinuas de un elemen- funeral, una simple cripta en la iglesia
to clave de la política mediterránea. de san Pedro, parezcan evidenciarlo;
Silencios por parte del autor que aun- su vida matrimonial sin descendencia
que se correspondan con silencios en también es elusiva, parece escondi-
las fuentes merecerían una mayor aten- da entre los muros de la corte, de la
ción. Como lo merecerían algunas otras que él mismo parece un prisionero.
fuentes, caso de la Crónica de Hidacio, Sin embargo, su aparentemente escasa
que Doyle apenas explota en su traba- inteligencia que se le ha atribuido re-
jo. Tras la muerte de Constantius en el iteradamente, choca con su habilidad
421, Honorio restablece relaciones con para sobrevivir 27 años en el trono en
Teodosio II, su sobrino; poco después medio de las circunstancias más ad-
Placidia, cuyas relaciones con Honorio versas, en más de una ocasión mostró
hemos visto deploradas por algunos coraje y resolución (p. 189), sea para
críticos, se exilia con sus hijos, preci- afrontar situaciones comprometidas
samente en Constantinopla. No regre- o para liberarse de la presión de sus
sarán hasta después de la muerte del mentores. En otro contexto, sus esfuer-
emperador. Súbitamente pareciera que zos por gestionar la administración o
todo se acaba, que Honorio vuelve a hacer frente a las dificultades de reclu-
recluirse en los laberintos del palacio, tamiento, por enfrentar la corrupción o
sin embargo continuó activo, atento a poner orden en los procesos judiciales,
las tareas de gobierno, como evidencia por adaptarse a las circunstancias de
el que siguiese legislando hasta unos las invasiones bárbaras, anticiparse a
días antes de su muerte. El 6 de agosto sus agresiones, por ejemplo ordenado
del 423 están fechadas cinco leyes que, reforzar las murallas de Roma cuando
las redactase quien las redactase, hacen los godos irrumpieron en el horizonte
patente una indudable preocupación itálico, habrían sido juzgados de otra
de gobierno, en este caso atienden manera. Pero el juicio en función de
sobre todo a cuestiones de procedi- los resultados jugó en su contra, de ahí
miento judicial pero en ningún caso que sea tan difícil encontrar algo que
muestran una dejación de funciones. admirar en su persona o en su obra.
Es posible que, como quiere el
autor, Honorio no responda a los Pablo C. Díaz
patrones que en la historia antigua Universidad de Salamanca
habían caracterizado a los grandes pcdiaz@usal.es
hombres, una imagen construida sobre

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