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Las emociones como motor para la

construcción de paz en el Catatumbo

Luz Ángela Pérez Cristancho

Universidad Nacional de Colombia


Facultad de Ciencias Humanas, Departamento de Trabajo Social, Especialización en
Acción sin Daño y Construcción de Paz
Bogotá, Colombia
2018
Las emociones como motor para la
construcción de paz en el Catatumbo

Luz Ángela Pérez Cristancho

Trabajo de grado presentada(o) como requisito parcial para optar al título de:
Especialista en Acción sin Daño y Construcción de Paz

Director (a):
Andrés Cancimance López

Línea de Investigación:
Construcción de Paz

Universidad Nacional de Colombia


Facultad de Ciencias Humanas, Departamento de Trabajo Social, Especialización en
Acción sin Daño y Construcción de Paz
Bogotá, Colombia
2018
A mi familia,
A mis madre, a mi padre que han tenido
paciencia con mis cambios de ánimo por falta de
descanso, a mis hermanos Sonia, Jerson y Edisson
que siempre han sido mi apoyo, a mi cuñada Melba
por el impulso, a mis sobrinos Mariángel, Matías y
Martin que me hacen recordar lo importante que es
seguir soñando.
Agradecimientos

En primera medida quisiera agradecer a mi equipo de trabajo Paulo Álvarez y Patricia


Sierra, que desde hace más de diez años me han permitido seguir apostándole a la
extensión solidaria desde la Universidad Nacional de Colombia, como una apuesta por
garantizar un relacionamiento distinto entre la universidad y los procesos organizativos de
base, que desde la humildad nos permita crear escenarios de diálogos de saberes desde
los cuales podamos construir conocimientos distintos, que busquen ante todo su
fortalecimiento organizativo.

En segunda medida quisiera agradecer al equipo de trabajo construido para la ejecución


del proyecto “Formación política para la construcción de paz territorial desde las
comunidades del Tarra y Convención (Norte de Santander) una experiencia con el Comité
de Integración Social del Catatumbo – CISCA – desde los enfoques de acción sin daño,
transformación de conflictos y educación popular”, profesionales y líderes organizativos de
los cuales he aprendido a nivel personal y profesional desde las discusiones de planeación
y evaluación, en los ingresos realizados a la zona, ahora siento que conozco un poco más
este país y en especial del Catatumbo.

Y finalmente quisiera agradecer a todas estas mujeres que participaron en el viacrucis, su


valentía al narrar sus testimonios me motivaron a preguntarme por el papel de mi emoción
y de sus emociones en este camino de construcción de paz en nuestro país Colombia.
IX

Resumen

En el presente escrito se argumenta que las emociones son un motor para la construcción
de paz en el país. Para ello el trabajo se divide en tres partes: en una primera, apelando
a la experiencia, se realizarán reflexiones alrededor de un ejercicio denominado “viacrucis”
desarrollado en el marco de la escuela de mujeres para la construcción de agenda de paz
en el Comité de Integración Social del Catatumbo; en una segunda parte se abordará la
revisión conceptual alrededor de tres conceptos fundamentales, a saber, el enfoque
psicosocial, las emociones y la construcción de paz; y finalmente, una tercera parte en la
que se desarrollarán algunas reflexiones en torno a las dos afirmaciones centrales del
presente trabajo: La emocionalidad como escenario de resistencia y las emociones como
motores en la construcción de paz en el Catatumbo.

Palabras clave:

Emociones, Viacrucis, Política, Resistencia, Construcción de paz, Enfoque psicosocial y


Mujeres.
X Las emociones como motor para la construcción de paz en el Catatumbo

Contenido
Agradecimientos ........................................................................................................... VII

Resumen......................................................................................................................... IX

Introducción .................................................................................................................. 11

1. Las emociones serán… ......................................................................................... 16


1.1. Desde mi propio camino. .................................................................................. 16
1.2. Sucesos que dieron origen a esta reflexión....................................................... 18
1.3. Mujer Campesina .............................................................................................. 23
1.4. Origen y presente del viacrucis en la región. ..................................................... 25

2. Ahora vamos a lo conceptual. .............................................................................. 28


2.1. Enfoque Psicosocial. ......................................................................................... 28
2.2. Emociones. ....................................................................................................... 33
2.3. Construcción de Paz. ........................................................................................ 36

3. Para dar los primeros pasos en este camino....................................................... 38


3.1. La Emocionalidad como Resistencia................................................................. 38
3.2. Las emociones como motor en la construcción de paz. .................................... 40
3.3. Las emociones presentes en la construcción de agenda de paz en el CISCA. . 43

4. Conclusiones ......................................................................................................... 47

Anexo A: Guía Entrevista Equipo Acompañamiento Escuela. .................................. 49

Anexo B: Guía Entrevista María Ciro Integrante equipo político CISCA referente eje
de mujeres. .................................................................................................................... 51

Bibliografía .................................................................................................................... 52
Introducción

Estructuraré este trabajo final de grado alrededor de lo que fue el desarrollo del proyecto
de extensión solidaria denominado “Formación política para la construcción de paz
territorial desde las comunidades del Tarra y Convención (Norte de Santander) una
experiencia con el Comité de Integración Social del Catatumbo – CISCA – desde los
enfoques de Acción Sin Daño, Transformación de Conflictos y Educación Popular”. Dicho
proyecto fue formulado y ejecutado colectivamente por integrantes del comité político del
CISCA y por un equipo de la Universidad Nacional del Colombia1. La propuesta consistió
en llevar a cabo un proceso de acompañamiento a las escuelas de formación política
realizadas por el CISCA que para el año 2017 tuvo como objetivo fundamental la
construcción de una agenda intercultural de paz en el territorio. En este escenario se
desarrollaron seis escuelas municipales: San Calixto, La playa, Hacarí, Teorama,
Convención, El Tarra, y finalmente tres a nivel regional por sectores niños y niñas, jóvenes
y mujeres. De donde, a raíz de la participación en esta última escuela, surge la iniciativa
de escribir este documento.
La Escuela Regional de Mujeres para la construcción de agenda intercultural para la paz
se realizó los días 24, 25 y 26 de noviembre de 2017, y tuvo como objetivo fundamental
propiciar un espacio de encuentro, donde las mujeres a partir del reconocimiento de las
problemáticas propias aportaran a la construcción de la Agenda Intercultural de Paz del
CISCA. Como apuesta del CISCA, sus propuestas metodológicas han propendido por
crean escenarios de mística2, y teniendo en cuenta la coincidencia en fechas del día de No

1 Conformado por estudiantes, egresados y docentes de la especialización en Acción sin daño y


construcción de paz, estudiantes de pregrado en trabajo social, integrantes del grupo de
Investigación Enraizando en procesos educativos comunitarios de la Universidad Nacional de
Colombia
2 Estos escenarios que muchas veces abren o cierran discusiones que permiten que lo espiritual y

un relacionamiento menos agresivos con la naturaleza, sean protagonista, para que los
participantes en estos escenarios se reconozcan como pares.
12 Introducción

violencia contra las mujeres, se define que el día 25 de noviembre se iniciaría


conmemorando este día, realizando un viacrucis en el que cada estación representaba una
forma de violencia de la cual las mujeres somos víctimas. Es en este contexto en donde
se ponen de manifiesto una serie de emociones que desbordaron a quienes acompañamos
el ejercicio y a las participantes, y en torno a las cuales finalmente construyo el presente
documento.

Es allí donde el dolor, el sufrimiento, la rabia, la impotencia, entre otros sentimientos, se


ponen de manifiesto; pero también donde, la solidaridad, la sororidad3, y el amor cobran
protagonismo. Esta experiencia emocional generó en mí el interés de abordar en el trabajo
final de la especialización la siguiente pregunta: ¿Cuál es el papel de las emociones en la
construcción de la paz?, y concretamente, desde este proceso de construcción de agenda
de paz del sector de mujeres en el CISCA.

Entendiendo como lo describe Borja Paladini en el módulo diseñado para la especialización


que “la construcción de paz busca promover procesos transformadores de cambio
constructivo que permita en un contexto de alta conflictividad y/o conflicto armado pasar
de una situación negativa –crisis, vulneración de derechos-, otra positiva – paz sostenible
– a través de procesos transformadores de conflictos” (Paladini. 2011. p. 5). Es así como
la apuesta por la paz sostenible soportada en procesos de transformación de conflictos
tendría un interés por transformar la emoción que atraviesa y determina la forma como
tramitamos nuestros conflictos.

Para complementar lo dicho anteriormente, retomare a John Paul Lederach citado por
Paladini en 2011:

El cambio social constructivo es el intento de desplazar las relaciones de aquellas definidas


por el temor, la recriminación mutua y la violencia hacia las caracterizadas por el amor, el
respeto mutuo y el compromiso pro-activo. El cambio social constructivo persigue cambiar

3La sororidad es una dimensión ética, política y práctica del feminismo contemporáneo. Es una
experiencia de las mujeres que conduce a la búsqueda de relaciones positivas y a la alianza
existencial y política, cuerpo a cuerpo, subjetividad a subjetividad con otras mujeres, para
contribuir con acciones específicas a la eliminación social de todas las formas de opresión y al
apoyo mutuo para lograr el poderío genérico de todas y al empoderamiento vital de cada mujer
Ahora vamos a lo conceptual 13

el flujo de la interacción humana en el conflicto social a partir de ciclos de violencia relacional


destructiva hacia ciclos de dignidad relacional y compromiso respetuoso. Los caudales del
miedo destruyen. Los del amor construyen. Ese es el reto: cómo ir de lo que destruye hacia
lo que construye; eso es lo que denomino cambio social constructivo. (p.4).

En este concepto de cambio social constructivo, que busca la transformación de relaciones


que permitan transitar de relaciones de destrucción a relaciones de construcción, estas
últimas movidas ante todo por emociones como el amor, y la empatía, es allí donde
podríamos afirmar entonces que es fundamental ponerle atención a la emoción en el
camino de construcción de paz.

Por otro lado, es necesario reconocer que en la historia de la humanidad se han utilizado
las emociones de las comunidades, para fragmentar y dividir soportadas en ideas de
superioridad e inferioridad que nos permite justificar el desprecio o desligamiento frente al
sufrimiento hacia el otro, es así como Nussbaum señala que “a veces, suponemos que
sólo las sociedades fascistas o agresivas son intensamente emocionales y que son las
únicas que tienen que esforzarse en cultivar las emociones para perdurar como tales.(…)
Todas las sociedades, pues, tienen que pensar en sentimientos como la compasión ante
la pérdida, la indignación ante la injusticia, o la limitación de la envidia y el asco en
aras de una simpatía inclusiva. Ceder el terreno de la conformación de las emociones a
las fuerzas antiliberales otorga a estas una enorme ventaja en el ánimo de las personas y
conlleva el riesgo de que esas mismas personas juzguen insulsos y aburridos los valores
liberales” (Nussbaum, 2014. P. 8).

Un ejemplo de ello pudo observarse en medio de la polarización del país en lo que fue la
victoria del no en el plebiscito4, es allí donde se evidencia como las discusiones cotidianas
estaban llenas de gran emocionalidad, emocionalidad que muchas veces negaba el
diálogo y la conversación, los unos juzgaban a los otros de cómplices con el terrorismo y
los otros de guerrerista pues le dijeron NO a la posibilidad de evitar muertes en algunas
zonas del país, es así como aportarle a la reflexión sobre las emociones que motivan a las

4 El plebiscito fue el mecanismo mediante el cual el gobierno nacional pretendía refrendar la


aprobación de los acuerdos de paz firmados entre las el gobierno nacional y Farc-Ep en Colombia,
Su objetivo era que la ciudadanía rechazara o aprobara lo acordado. Se llevó a cabo el 2 de octubre
de 2017. Los resultados dieron ganador al No con el 50, 21%, el SI por su lado obtuvo el 49,79%.
14 Introducción

personas y que en últimas construyen relaciones en diferentes niveles tanto personales,


como familiares, como comunitarios y sociales podría aportarle a la construcción de paz
en el país, que permita la transformación de emociones que destruyen hacia aquellas se
construyen, para no resignarnos a que seamos menos los que queremos y trabajamos por
la paz en el país.
Teniendo en cuenta la situación actual del Catatumbo, marcado por la agudización del
conflicto armado en la zona, generando principalmente miedo y zozobra entre sus
habitantes es necesario plantear la pregunta por las afectaciones a nivel emocional. Y
cómo construir estrategias que permitan tramitar el miedo y no dejar que la desesperanza
invada la comunidad y las organizaciones que por décadas se han peleado la permanecía
en el territorio, es por ello que este trabajo pretende aportar elementos para avanzar en
esta intención. Así que me he propuesto el siguiente objetivo general: Dar cuenta del papel
de las emociones en escenarios de construcción de paz de mujeres organizadas que viven
en zonas de conflicto armado, a partir de la experiencia del Comité de Integración Social
del Catatumbo. Y los siguientes objetivos específicos:

- Reconstruir la metodología del viacrucis en la escuela de mujeres en el CISCA


como hecho que dio origen a la pregunta por el papel de las emociones a la
hora de pensarse estrategias de construcción de paz.
- Reflexionar sobre lo que entendemos por enfoque psicosocial, emoción, y
construcción de paz.
- Reconocer la importancia del manejo de las emociones en escenarios de
construcción de paz.

La metodología a utilizar en el presente trabajo se desarrollará bajo la modalidad de estudio


de caso basado en lo que retoman Carmen Alvares y José San Fabián de Pérez Serrano,
cuando este último afirma que "su objetivo básico es comprender el significado de una
experiencia" (1994: 81). Para documentar el caso apelé a la memoria de quienes
acompañamos el desarrollo de la escuela del sector de mujeres para la construcción de
agenda de paz sectorial y la realización de tres entrevistas a los integrantes del equipo que
acompañó la escuela. Tenía el interés de acudir a los relatos de las mujeres que están en
el Catatumbo, sin embargo, debido a las dificultades de seguridad de la zona en este
momento ha sido imposible el ingreso.
Ahora vamos a lo conceptual 15

El presente trabajo está dividido en tres apartados: el primero está centrado en un ejercicio
de reconstrucción del viacrucis para la conmemoración del día de la no violencia contra la
mujer, el segundo por su parte en el desarrollo de tres conceptos centrales el enfoque
psicosocial, las emociones y la construcción de paz, y un aparte final donde se plantean
las reflexiones alrededor del papel de las emociones en escenarios de construcción de
paz.
1. Las emociones serán…

1.1. Desde mi propio camino.


Partiendo de mi experiencia personal, política, profesional y acompañante de procesos
educativos comunitarios, no ha sido fácil llegar a hablar y escribir sobre las emociones, ya
que desde niña me enseñaron que las emociones develan debilidad y que para poder
hacerle frente a este mundo habría que ser fuerte, obediente y honesta, y si uno se caía
se levantaba, se limpiaba la rodilla y seguía caminando.

Cuando decidí irme de casa huyendo de las pocas posibilidades que me ofrecía el pueblo
donde vivía y el machismo que iba ganando la pelea en mi familia, tenía 17 años de edad
y llegué a la ciudad de Bogotá, la llamada por muchos selva de cemento. Selva, una
categoría bien puesta, pues para mí en ese entonces todos los días era una carrera por
sobrevivir, en un lugar donde nadie saludaba a nadie, donde nadie le preguntaba al otro si
estaba bien; todos caminaban rápido, nadie se miraba a los ojos, lógica en la que me dolía
estar pero que muy pronto me inserté pues esta ciudad no me quedaría grande y para mí
en ese entonces esta era la salida: velar por mí misma y mis hermanos y olvidarme de los
vecinos, los compadres, entre otros personas que en un pueblo están muy presentes, y a
pesar que debo decirlo en ese camino encontré muchas manos amigas que me ayudaron
a seguir adelante, hoy cuando recuerdo esa etapa de mi vida puedo decir que el
capitalismo que individualiza y nos convierte en máquinas de trabajo había ganado la
batalla, y siempre pienso que esa fue la etapa más triste de mi vida, pues me dediqué
hacer lo que tocaba no lo que quería hacer.

Varios años después, a mediados del 2005, ingresé a la universidad, a la Universidad


Nacional de Colombia y me encontré con compañeros que hablaban de crisis por la edad,
en ese entonces consideraba que esas crisis les dan a personas que no tienen problemas
en que preocuparse y en las discusiones lo argumentaba, las personas que todos los días
deben pensar en cómo ganarse el pan de cada día no tienen ni idea que existen esas
Las emociones serán… 17

crisis. Sin embargo, ingresar a este mundo donde había amigos que preguntaban ¿cómo
está? ¿Cómo se siente? Al principio para mí, lo confieso, fue incomodo pues no sabía que
decir, pensaba: “bien, creo, hoy pude comer y estoy saludable”, es así entonces, como en
algún momento me acostumbré a no importarle a muchos, me gusta también importarles
a algunos, sensación que me resultó placentera.

Avanzando el proceso de formación como trabajadora social, me encontré con el


movimiento estudiantil e ingresé a ser activista estudiantil en donde conocí algo de lo que
plantean autores como Marx, Hegel, Mao, que me permitieron darle respuesta a algunos
¿por qué? de la división de las sociedades entre aquellos que tienen mucho, aquellos que
tienen poco y aquellos que casi no tienen nada, y reconocer las causas de mi propia
realidad. Pero aún seguía en mi lógica de ser fuerte. Sin embargo, debo reconocer que las
conversaciones más cercanas aun me costaban, a lo que decidí no ponerle mucha
atención. Y lo que sentía fue la necesidad de trabajar a diario para que más personas
entendieran lo que yo apenas empezaba a entender, y así mismo le pedía a mis
compañeros siempre tener ánimo para esto, si era verdad que este país dolía, que la
violencia cada vez se agudizaba más, pero para mí si nos quedábamos lamentándonos no
hacíamos nada.

De un día para otro, así como decidí irme de mi casa decidí decirle ya no más al movimiento
estudiantil. Me sentía cansada, perdí la fe en el cambio y en los estudiantes, y vi que existía
la posibilidad de ingresar al escenario de práctica en procesos educativos comunitarios a
desarrollarse en el Cauca, lugar que por estos días se posicionaba como una verdadera
opción para la construcción de un movimiento alternativo y de resistencia real.

Y sin decir que es excusa estoy de acuerdo con Jelena Dordevic y cuando plantea que:
Nuestros espacios de organización son nuestros espacios de apoyo, “protección” y
fortalecimiento. Espacios donde poder ir cuando sufrimos algún acto de violencia. Si
nuestros colectivos son nuestras estrategias de resistencia, entonces estos deben
posibilitar conversaciones sobre el autocuidado y el amor propio. Deben abrir espacio para
la escucha, el reconocimiento mutuo y el cuidado entre nosotras. Deben ser espacios que
permitan cuestionar los modelos ya establecidos de sacrificio propio por la causa, pues
sabemos que muchas veces nuestro activismo se mide por el tamaño del sacrificio que
hacemos. La forma en la que hacemos el activismo no es sostenible a largo plazo, ya que
18 Las emociones como motor para la construcción de paz en el Catatumbo

consume nuestra energía, pero no se encarga de renovarla. (Oliveira & Dordevic. 2015. P.
47).

Ya que la energía se había agotado, y desde mi papel seguía reproduciendo esa exigencia
de sacrificio frente a los y las demás compañeras de organización, sin darle importancia a
las emociones de rabia e impotencia que nos generaban las imposiciones, las amenazas
a compañeros, el paramilitarismo reinante en el congreso de la República y demás esferas
del país, entre otras situaciones que a diario nos hacían ver lo importante de la resistencia,
pero también, la fragilidad de nuestros cuerpos.

Con este recuento de algunas de mis reflexiones personales quisiera decir que reconocer
que las emociones tienen un papel en escenarios de opresión o de construcción, no es
una tarea fácil pues aunque para las mujeres es socialmente más aceptado el hecho de
poder expresar lo que se siente, también es verdad que en este camino de resistencia ante
este sistema que oprime, las mujeres no queremos ser más las débiles que protegen sino
las compañeras que de la mano con los demás seres humanos creemos en la construcción
de mundos más justos.

Unido a ese rasgo feminizado de las emociones, también hay que mencionar, como lo
hace Lepa Mladjenovic que “Las emociones no están siendo percibidas como políticas.
Esto es lo que el patriarcado nos enseñó. Si no conocemos nuestras emociones, si no
conocemos como somos en nuestro propio cuerpo, entonces cómo podremos saber cómo
somos en los espacios públicos, cómo ser ciudadanos políticos...” (Citado por Oliveira &
Dordevic. 2015. p. 35)

1.2. Sucesos que dieron origen a esta reflexión.


Ahora bien, lo que intentaré es traer la discusión al presente, haciendo énfasis en el
momento en el cual surge de manera más radical esta inquietud personal, que luego fue
colectiva, por la necesidad de ponerle más atención a las emociones a la hora de pensarse
en escenarios de construcción de paz:

Los días 24, 25 y 26 de noviembre de 2017, ingresamos a trabajo de campo al Catatumbo


para acompañar el desarrollo del encuentro regional de mujeres del CISCA para la
Las emociones serán… 19

construcción de agenda de paz. Al inicio del segundo día y como se había diseñado en la
metodología la mística, se llevó a cabo el viacrucis, un recorrido a partir del cual se iba a
conmemorar el día de la no violencia contra las mujeres.

Ese día nos levantamos un poco más temprano de lo usual, pues había que adecuar el
lugar. La noche anterior se decidió que el viacrucis se realizaría al aire libre, entre el camino
de entrada al internado y en una zona verde al frente del salón donde trabajaríamos todo
el día. Se dispusieron siete altares decorados con flores, en cada altar se pegó un cartel
en donde se enunciaba un tipo de violencia a trabajar las cuales fueron: violencia física,
violencia patrimonial y económica, violencia psicológica, violencia moral y violencia sexual.
Se repartió un folleto5 donde se describía cada violencia y también velas a todas las
mujeres presentes.

En cada estación se leyó la descripción de cada violencia y las mujeres, si así lo deseaban,
encenderían una vela que les permitiera recordar algún momento en el que ellas o alguna
otra mujer hubiese sido víctima de este tipo de violencia, lo podían hacer en voz alta o en
silencio. Además, entre cada altar, para acompañar el camino, se ponía una canción que
hiciera alusión al tipo de violencia, las canciones escogidas fueron: ni una más, ni una
menos de Mamma Soul, antipatriarca de Ana Tijoux, La mujer y Mujer de Amparo Ochoa,
Este cuerpo es mío de Rebeca Line, Manos de Mujeres de Martha Gómez y Como la
cigarra de Mercedes Sosa.

El ejercicio inició a eso de las 8 de la mañana. De los primeros testimonios recuerdo una
compañera que en la estación de violencia patrimonial y económica, mencionó que a una
vecina de ella que se separó del compañero sentimental perdió el derecho a la finca que
habían comprado con años de trabajo conjunto, porque la escritura estaba a nombre de él
y finaliza diciendo: “enciendo esta vela por el derecho que tenemos las mujeres
campesinas que decidimos separarnos, a la tierra, el derecho a seguir siendo campesinas”.
Allí pensé que no es cierto que todas las mujeres tenemos garantizados nuestros derechos

5El contenido de este folleto retoma los planteamientos expuestos en Cartilla Basta de Violencia
Contra las Mujeres construido colectivamente y coordinada por Movimiento de Mulheres
Camponesas (MMC Brasil) publicado por vía Campesina. https://viacampesina.org/es/wp-
content/uploads/sites/3/2012/11/Cartilha-VCSudame%CC%81rica-espanhol-04set12.pdf
20 Las emociones como motor para la construcción de paz en el Catatumbo

económicos, pues algunas de estas mujeres así hayan trabajado toda la vida aún no tenían
derecho a sus bienes adquiridos a lo largo de su vida.

A medida que avanzaba el ejercicio se iban profundizando y haciendo más personales los
testimonios. Gracias a la entrevista con Katherine Hernández6 me recuerda otro momento
que considero fundamental. Ella me dice: “los niños y las niñas estaban alrededor
constantemente y desde su lugar lograron sentir también el ejercicio, es decir hubo en un
momento en el que las niñas y los niños se involucraron y pusieron en escena su sentir,
es decir estas violencias también a ellos los tocó” (Entrevista a Trabajadora Social, 2018).
Este momento particularmente me pareció importante en la medida que nos hace ver que
las violencias afectan a toda la población de distintas formas y me hizo preguntarme ¿por
qué no en las otras escuelas cuando pensamos el ejercicio de trabajo alrededor de las
violencias no lo construimos desde el cuerpo y la emoción?, se podría explicar que fue por
la oportunidad pues estábamos en una conmemoración este día. Será entonces ¿Qué
nosotros y nosotras también negamos un poco la emocionalidad en los líderes hombres?
Pareciese que no fuera tan claro que la violencia producto del conflicto armado también
atravesó sus cuerpos y afectó sus sentimientos y emociones.

Al preguntarle a Katherine sobre el testimonio que más la había impactado, sin dudar dijo
que fue el momento de violencia sexual. Así relató este momento: “porque sentí que todas
las mujeres habían sido agredidas sexualmente de alguna manera y algunas de las formas
más invasivas y que si o si les había afectado sus cuerpos para toda la vida, yo lo hablo y
efectivamente me pasa un escalofrió (…) yo lo recuerdo muy vivo porque una mujer en
una conversación tranquila cuenta que ella había sido abusada y ella no sabía que había
sido abusada hasta el momento que lo hablamos” (Entrevista a Trabajadora Social, 2018).
Desde mi experiencia particular éste sin lugar a dudas sería uno de los momentos más
complejos de llanto colectivo, porque al igual que las compañeras recordé como mi cuerpo
había sido agredido sexualmente y no pude retener más el llanto, ya que estas agresiones
se expresan de muchas maneras, pero a su vez quisiera decir que no solo sentí dolor,

6Trabajadora Social miembro de Minga e integrante de grupo que acompañó el desarrollo de la


escuela de mujeres en el CISCA.
Las emociones serán… 21

enojo y rabia, también sentí fuerza, una fuerza generada por el colectivo, por la sororidad
presente ya que todas nos sentimos iguales y compañeras.

Finalmente, en relación a este momento, quisiera mencionar que desde la entrevista a otro
compañero del proyecto, Paulo Álvarez7, también existió mención desde lo personal al
tema de violencia sexual como testigo y plantea que es necesario reconocer “que es un
fenómeno recurrente no es un algo aislado, una mujer diciendo mi padre abusó de mi
cuando era niña sino que además no pude haberlo dicho hasta hoy, por la re victimización
que esto ocasiona” (Entrevista a Trabajador Social, 2018). Este ejercicio nos permitió
darnos cuenta que este tipo de violencia es más frecuente de lo que hasta el momento
habíamos sido conscientes, podríamos entonces preguntarnos qué tanto nosotras mismas,
al ocultar y callar estas emociones, estamos reproduciendo este y otros tipo de violencias.

Al reconstruir este momento recordé el carácter eudemónico de las emociones:


(…) lo que quiere decir que evalúan el mundo desde el punto de vista de la propia persona
y, por consiguiente, desde la perspectiva de la concepción (en evolución) que tiene esa
misma persona de lo que es una vida que vale la pena (…) el eudemonismo no es egoísmo:
podemos entender que otras personas tienen valor intrínseco. Pero las que suscitan hondas
emociones en nosotros son aquellas con las que estamos conectados, por así decirlo, a
través de nuestra imaginación de lo que es una vida valiosa, y que forma lo que de aquí en
adelante llamare nuestro círculo de interés o de preocupación. Así pues, para que tanto las
personas que son distantes como los principios abstractos lleguen a captar nuestras
emociones, hay que conseguir que estas se sitúen a las primeras y a los segundos en este
círculo de interés, y crear así la sensación de que en nuestra vida estas personas y esos
acontecimientos importan porque son parte de nosotros mismos, de nuestro bienestar y
nuestra prosperidad” (Nussbaum. 2014. p. 26).

Desde estos argumentos se entiende la necesidad de que las emociones más profundas
de los seres humanos deban ser movidas por las injusticias que sufren otras personas,
que no necesariamente sean cercanas a su propia experiencia personal, emociones que
muevan al mundo, que causen indignación que movilice y frene hechos violentos, seria

7 Estudiante especialización Acción sin daño y construcción de paz. Integrante de grupo que
acompañó el desarrollo de la escuela de mujeres en el CISCA.
22 Las emociones como motor para la construcción de paz en el Catatumbo

pues el querer de quienes le apuestan a una sociedad en la que la paz se construya a


diario.

Es así como en este viacrucis el reconocimiento de la otra como mujer llena de dolor,
producto de una sociedad que la ha violentado de diversas maneras es una mujer que no
es ajena, es una mujer que está muy dentro de cada una de nosotras y nosotros, que por
la primacía de la razón hemos ocultado en lo más profundo de nuestro ser, sin equiparar
los dolores claro está, sino reconociendo que pude ser ellas y a su vez alguna de ellas
pudo ser nosotras.

Otro momento que quisiera narrar fue la estación de la violencia física. En entrevista con
María Ciro8 ella comenta lo siguiente: “el testimonio que me pareció más impresionante fue
el de violencia física de esta chica que estaba con el compañero, pues por un lado me
sorprendió muchísimo que él la hubiera llevado, él es un compañerito del CISCA de una
vereda cercana allí, está recién organizado con esa muchacha entonces me pareció pues
también como un detalle de él a ella llevarla a ese espacio, ya después me pareció que el
espacio a ella le brindo algo de confianza y algo de seguridad que le permitió contar algo
tan escalofriante, y sentirlo a él en esa disposición de acompañarla, eso me impresiono
muchísimo, esa paciencia de él, de alguna manera él diciéndole aquí estoy y ella
agradeciéndole (…) yo no creo que esa historia sea algo que uno vaya contando por la
vida, porque también tiene uno el riesgo de que termine siendo revitalizado…quien sabe
voz qué harías, me imagino que no es una historia que todo el tiempo uno este contando,
recibí 18 puñaladas que estuve en dos meses en cuidados intensivos” (Entrevista a mujer
integrante del CISCA, 2018).

A pesar de todo ella estaba allí contando su testimonio en el último instante cuando ya casi
finalizábamos el ejercicio, ese momento para mí fue a la vez doloroso y feliz, pues sentí
que el ejercicio había valido mucho la pena, pues ella era una mujer que muy poco hablaba
y que sintiera que en ese espacio podía verbalizar lo que le había ocurrido era una victoria,
ya que fue expresado con mucho dolor pero también con mucha fuerza. Así lo expresó
ella: “sigo aquí, sobreviví, aunque quiso no pudo acabar conmigo”. Y, definitivamente, me

8María Ciro integrante del comité política del Comité de Integración Social del Catatumbo,
encargada del eje de mujeres en la organización.
Las emociones serán… 23

sentí identificada, pues la violencia física nos deja marcas profundas, ya que su testimonio
representó para mí la fuerza, y las ganas de seguir adelante a pesar de hechos tan
violentos como estos, ella es una sobreviviente y demuestra que es posible seguir
adelante, y que espacios como estos le han permitido sacar sus dolores más internos y
compartirlo con las otras y trasmitir fortaleza.

En definitiva, lo que puedo decir a partir de ese viacrucis, es que cuando trabajamos sobre
los diferentes tipos de violencia y nos interesa movilizar el tema, la emocionalidad debe
estar presente para intentar internalizar esto un poco más, que permita reflexionar sobre
episodios violentos que vivenciamos o que nosotros mismos estamos produciendo y que
ha ocasionado en nosotros estos hechos.

1.3. Mujer Campesina


En adelante me permitiré realizar una breve descripción del grupo de personas con las
cuales trabajamos, quienes son mujeres campesinas pertenecientes o cercanas al CISCA
habitantes del Catatumbo.

Las mujeres campesinas, que como lo manifiesta el PNUD sufren una discriminación triple:
1. El hecho de ser mujeres rurales frente a los privilegios y ventajas que tienen las mujeres
en los zonas urbanas, 2. El modelo patriarcal que aun reina en lo rural generalmente hace
que su rol social se enfoque en la reproducción de la fuerza laboral, el cuidado de los
miembros de la familias y las labores productivas del hogar. 3. Además es una población
que se encuentra vulnerada frente a manifestaciones de violencia intrafamiliar y de género.
(PNUD. 2011. P.23).

Esta triple vulneración se evidencia en los testimonios y relatos de las mujeres ya que
muchas de ellas, y a pesar de ser mujeres organizadas en el CISCA, estas para poder salir
de sus casas deben dejar todo listo en relación con el cuidado de sus hijos, las labores
cotidianas de la casa, el cuidado de huertas cercanas, de animales domésticos, entre otros,
muchas han sido víctimas de violencia intrafamiliar y muchas de estas víctimas del conflicto
armado.
24 Las emociones como motor para la construcción de paz en el Catatumbo

Revisando el informe realizado por OXFAM en 2014, sobre el “Programa mujer rural,
avances, obstáculos y desafíos” en donde se comenta además que las mujeres
campesinas terminan trabajando más horas que los hombres, ya que no solo deben
encargase de las labores relacionadas con el cuidado de la familia y la vivienda, sino que
además se encargan del cuidado de los animales domésticos.

Reconocer como afectan todos estos factores la vida de las mujeres campesinas, entender
que se ha negado, que se ha impedido, que efectos ha generado en estas mujeres que a
partir del desarrollo y escucha de las entrevistas realizadas, pude evidenciar que se hace
necesario combatir estos sistemas opresores dejando que las mujeres cuenten y contemos
lo que ha sucedido, lo que el mundo nos ha hecho. Que nos permita reconocer el dolor de
nuestras pares, reconocer cual ha sido nuestro papel en la reproducción misma de estos
sistemas, sin juzgamientos pues como juzgamos alguien que ha sentido tanto sufrimiento,
es allí donde estas emociones deben expresarse, esta emoción anclada, que se suelte y
pueda ser transformada.

Finalmente quisiera retomar lo expuesto por María Ciro en su entrevista sobre las mujeres
participantes en este encuentro: las mujeres que se reconoce en el CISCA se sienten
empoderadas, se sienten diferentes, ya se pueden pensar por fuera de la cocina, se
piensan por fuera de la casa, se piensan dando luchas, se disputan los escenarios como
las canchas, cada cosa ha sido una lucha y lo que se ha logrado no es bien visto, las
mujeres han asumido otra postura en la vida.

Para María en la región han aumentado la inestabilidad de las parejas y esto no lo ha


producido el CISCA, aun no se reconocen las causas, pero sin embargo es un fenómeno
que afecta a toda la región.

Y cuenta la historia de una pareja de esposos que pertenecen al CISCA que se ponen de
acuerdo para asistir a las actividades convocadas por la organización, comenta si es una
manifestación va el compañero, si es una actividad convocada para las mujeres va la
compañera, si el evento es cerca de la vivienda asisten los dos, sin embargo la madre de
ser compañero si él viaja la visita y le dice “eso seguro él esta con otra” y si ella se va le
dice a él “vos no crees que va a perder la oportunidad” ellos se encuentran y ninguno dice
nada, se cuentan cómo les fue, “sálganse de eso les va a romper el matrimonio”, la única
forma de romper la rutina del campo que a veces también cansa es estar en el CISCA,
sentarse a conversar con otra compañera de otro lado que te abrace, que puedas hablar y
Las emociones serán… 25

que nadie te juzgue, eso no lo quieren cambiar, y cuando existen actos de violencia en
contra de la organización ellas lo sienten.

1.4. Origen y presente del viacrucis en la región.


María Ciro nos comparte en extenso parte de la historia de cómo se fue organizando el
evento del 25 de noviembre:

“Recién que inicia el trabajo de mujeres en la región y a partir de la articulación con la


confluencia de mujeres, empezamos a ver el 25 de noviembre y el 8 de marzo, pues en la
región no se conmemoraba ni el 8 ni el 25, de hacer parte de las agendas nacionales y a
ir posicionando un escenario de lucha de las mujeres, nosotras temíamos por la reacción
que pudieran tener las comunidades, no tanto en relación con el 8 de marzo, ya que la
gente lo entiende más en la lógica comercial pero bueno lo entiende, el 25 de noviembre
si en definitiva no estaba en la lógica de nadie y en la agenda de nadie y tocar el tema
podría representar una cosa que siempre le hemos tenido desde el trabajo de mujeres,
que es que se puedan levantar muchos malestares al interior de las comunidades y
terminemos agudizando la opresión hacia las mujeres. Entonces, nos pensamos mucho
como meternos en ese tema, como tratar de hacer un hecho que fuera político pero que
tuviera algún tipo de cobertura hacia las mujeres, o sea, que no dejara a las mujeres
completamente expuestas, entonces, empezamos a estudiar sobre los diferentes tipos de
violencia, comenzamos inicialmente con el comité de mujeres de filo gringo, revisamos
este trabajo el de la CLOC de la vía campesina, y pensarnos cómo hacer una cosa que
permitiera al comité ponerse en el escenario y en ese momento tratar un tema que ha sido
muy delicado y que en esos días estaba bastante sensible que es el tema de los
feminicidios, entonces habían dos señoras recientemente asesinadas en el corregimiento,
(…) bueno como meternos en eso, identificar eso que quiere decir que no es un hecho
aislado, sino que viene siendo un ejercicio de violencia sistemática contra la mujer y ¿por
qué se da?, ¿qué era lo que queríamos evidenciar?, luego de darle muchas vueltas
pensamos en buscar aliados y en ese sentido las iglesias pues siempre son unos buenos
aliados en comunidades tan católicas, nos acercamos a la iglesia católica, a las
protestantes, a la cristianas, ninguna respuesta de las demás iglesias, pero de la iglesia
católica si y le hicimos la propuesta del viacrucis y que el sacerdote acompañara, lo único
que tenía que hacer era ir en el viacrucis y era el mecanismo para proteger a las mujeres
26 Las emociones como motor para la construcción de paz en el Catatumbo

de lo que ese ejercicio pudiera provocar en los hombres. Entonces se organizaron las
estaciones en la casa de la señora en la que le asesinaron la nieta, se hizo alusión al
feminicidio y se hicieron carteleras explicando que quiere decir cada tipo de violencia, y se
hizo en todo el caserío, salieron alrededor de unas 200 personas, se hizo en la tardecita,
la gente con velas, con un megáfono, y entre estación y estación el padre hacia una
oración, hablaba de la vida de las mujeres, hablaba de la sociedad, de los cambios que se
necesitan, y pues lo que se evaluó fue que logramos el objetivo: la visibilización del comité
de mujeres y la posibilidad de seguir hablando del tema y pues dejamos instalado el 25 de
noviembre y dejamos a la iglesia como aliada para el 25 de noviembre, y desde allí se
viene trabajando ya no como viacrucis, al año siguiente se hizo una misa, se hizo una
mística, y lo mismo se replicó en otros comités, con un hecho de feminicidio” (Entrevista a
mujer integrante del CISCA, 2018).

Esta pequeña historia nos permite reconocer como el CISCA se ha venido pensando la
construcción de escenarios en donde se eche mano de lo espiritual, para poder trabajar
hechos de violencia de género que permita la escucha y reflexión acerca de eso que no
avergüenza e interpela como sociedad, camino en el cual es necesario seguir trabajando
y aprender y así en dialogo con enfoques como el psicosocial encontremos salidas para
poder pasar del dolor, la rabia, la impotencia hacia la sororidad, el amor, la indignación que
nos posibilite la construcción de escenarios en donde la opresión sea una anécdota del
pasado.

Ahora bien, ¿qué fue el Viacrucis en el encuentro de mujeres en palabras de Katherine?:


“Viacrucis fue un escenario de catarsis y contención colectiva, y a que me refiero con eso,
siento que las compañeras entraron en principio no digo, desconectadas, sino no tenían ni
idea que era ese momento, como no había expectativas, de una forma inesperada se
enfrentaron al momento, a medida que avanzaba el ejercicio se evocaban vivencias
personales, sin embargo también se manifestaban bloqueos pero cuando alguna lo lograba
verbalizar las demás se sentían identificadas y allí había un momento colectivo, en esa
medida fue un ejercicio de contención colectiva” (Entrevista a Trabajadora Social, 2018)

A su vez, Paulo agrega: “El Viacrucis que se organizó para el encuentro de mujeres en la
escuela del CISCA, (…) significo darle un sentido particular a este que era sectorial para
mujeres. Ver como el CISCA ha venido logrando encontrar un eco en ciertos sectores de
Las emociones serán… 27

la población, que quizá antes podría ser el movimiento comunal no ubicaba o no


encontraba importante para el trabajo político en la región y uno de esos sectores es el
sector de mujeres, esta construcción metodológica ya permitió ver en principio un
acumulado en el trabajo. Este acumulado se expresó en la planeación de este viacrucis en
donde se acudió a las vivencias propias del sector de mujer en la región que obviamente
estaban caracterizadas por una serie de violencias ejercidas desde diferentes actores. Eso
por una parte permitió ver un acumulado del CISCA que ya venía trabajando con mujeres
y supo cómo acudir a una vivencia muy particular y desde allí generar un momento de
apertura para abrir un montón de discusiones que de pronto no se hubieran podido abrir si
no se hubiera acudido a esa parte vivencial de lo que significa el viacrucis. Otra cosa que
me resulta importante resaltar que no se si fue planteado desde la planeación con
suficiente conciencia, que en este momento considero importante enlazar esta lógica
política de esta lógica religiosa, como estrategia para tratar temas tan complejos como
estos” (Entrevista a Trabajador Social, 2018).

Y finalmente, retomando a María: “Es un escenario mismo que por su metodología no da


tiempo para juzgar, el viacrucis no lo permite vos no estas terminando de asimilar una
historia cuando la otra está contando la historia (…) a esa metodología le falta ese último
momento como esa rabia, miedo y dolor se transforma en indignación colectiva para que
le dé sentido a la lucha, ahí si esto se logra identificar, todas estas formas de violencias
están relacionadas con el modelo, pero si le hace falta un momento de acompañamiento
psicosocial, pero si un ejercicio de inmediato que permita alguna cosa de estas de
sanación, alguna cosa que permita liberar, ese dolor se sentía en el ambiente, una cosa
bestial cuando entramos a ese salón” (Entrevista a mujer integrante del CISCA, 2018).

El viacrucis es entonces un escenario místico, que nos permite echar mano de aliados
como la religión para crear un escenario de blindaje de las mujeres, en donde se tratan
temas tan sensibles con la violencia de género, sin que esto se genere rechazo en la
comunidad y que posibilite que las mujeres libremente individual y colectivamente
manifiesten como este dolor las atravesó. Es decir, el viacrucis fue una plataforma para
que las emociones de las mujeres pertenecientes al CISCA y de todas quienes
participábamos de esa actividad, afloraran espontáneamente y sin prevenciones.
2. Ahora vamos a lo conceptual.

En este segundo aparte intentaré dejar planteados algunos referentes históricos y


conceptuales, en relación al enfoque psicosocial, las emociones y la construcción de paz,
que aporten a la discusión, que vayan abonando camino para lo que sería el tercer capítulo
donde intentaremos reflexionar sobre lo vivido a partir de estos referentes que nos permitan
dar luces sobre el papel de las emociones en escenarios de construcción de paz.

2.1. Enfoque Psicosocial.


Este aparte para trabajar lo psicosocial lo dividiré en tres secciones. En la primera parte
intentaré resaltar algunos aspectos históricos del enfoque psicosocial en Latinoamérica
hasta llegar a Colombia. En un segundo aparte retomaré algunos planteamientos de Martin
Baró sobre trauma psicosocial, ya que es uno de los primeros y principales autores que
trabajan en tema. Y en un último aparte desarrollaré como tal el concepto de enfoque
psicosocial que retomaré como referente para la reflexión final.

Retomando a Bertha Lucia Castaño, un antecedente del término psicosocial fue el trauma,
que se ha trabajado desde lo individual y en donde se le atribuían causas sobrenaturales
o relacionadas con lo orgánico. En la medida en que van avanzando estas perspectivas
de trabajo en relación a lo traumático se establece que “el evento traumático es vivido por
el sujeto de una forma individual pero también colectiva. A nivel de sus familias, grupos y
colectividades se generan respuestas que a su vez modifican la dinámica social, ya que
no se trata de individuos asociales que viven el drama de la violencia de una forma autista,
sino que elabora la experiencia de una forma peculiar pero social” (Castaño. 2004, p. 5).

En esa perspectiva es como “el trauma pasa a ser visto no solamente como efecto sino
como causa de una dinámica social” (Ibíd., p. 5), es así que se empieza a proponer como
los efectos causados por la violencia tienen implicaciones no solo porque las comunidades,
Para dar los primeros pasos 29

sino que además modifica patrones de comportamiento que hace que las personas
aprendan a relacionarse de maneras violentas.

También es necesario adicionar que “con respecto al sujeto traumatizado, Baró lo identifica
en la dialéctica sujeto individuo-sujeto social. Reconociendo la singularidad de su
experiencia individual en tanto propia e irrepetible la destaca más bien como experiencia
psicosocial, es decir como acontecimiento abarcativo de toda la subjetividad” (Ibíd., p. 4).
Un ejemplo de ello podría ser que a pesar de que dos mujeres fueran víctimas de violencia
sexual en el mismo territorio, esto no implica que estas dos mujeres afronten el hecho del
mismo modo y las emociones que surgen sean las mismas o se expresen de la misma
manera; una podría asumir el silencio como mecanismo de defensa y la otra podría acudir
a la conversación para disminuir su sufrimiento.

Entender que existen causas estructurales de las violencias permite evidenciar que las
soluciones ante el trauma social van mucho más allá de lo biomédico y psicológico, que su
verdadera solución será posible tan solo en medio de las relaciones sociales existentes
(Ibíd., p. 6).

Estas miradas desde lo psicosocial van requiriendo la construcción de nuevos referentes,


y nuevos conocimientos que fomenten entre las disciplinas, que permitan cambios en los
paradigmas, cambios en los que se deje de desestimar la emoción y en cambio se acuda
a ella para fomentar transformaciones que realmente imparte nuestros escenarios tanto en
lo personal, lo comunitario, lo social, lo político y lo económico.

Teniendo en cuenta la necesidad de cambiar de referentes conceptuales o ampliar los ya


existentes Bertha Lucía Castaño plantea que:

El concepto de trabajo psicosocial es un cruce de caminos entre los Derechos Humanos, la


filosofía, la ciencia y la política. Al igual que toda ella implica distintos conceptos de libertad
y diferentes paradigmas de dignidad (…). Estos conceptos se erigen como principios en la
concepción moderna de la persona: la dignidad como autonomía y como inherente a todo
ser humano adquiere una categoría ética, jurídica, política y psicológica. La dignidad es el
valor intrínseco fundante de los Derechos Humanos, y la libertad el hilo conductor para
diferenciar clases de derechos (2014. P. 6).
30 Las emociones como motor para la construcción de paz en el Catatumbo

Ahora bien, teniendo en cuenta que se han dado puntadas para avanzar en el concepto
de lo psicosocial, revisemos las dos partes que conforman la palabra: por un lado el prefijo
psico referido al aspecto subjetivo de la persona, y por otro social que se refiere a la
persona en medio de un contexto de relaciones que le dan sentido de pertenencia e
identidad “El concepto psicosocial sería entonces una forma de entender las respuestas y
los comportamientos de las personas en un contexto cultural, político, económico, religioso
y social determinado”. (Castaño. 2014. P. 6). Es así como este enfoque plantea el
reconocimiento ante todo del sujeto influenciado y determinado por su contexto, por tanto
en este enfoque no se podrían diseñar estrategias de acompañamiento que desconozcan
las realidades en las que se está inmerso el sujeto.

En esta reflexión sobre los traumas psicosociales, retomando a Martin Baró en donde
establece que los efectos de la guerra no son uniformes en la población y que se hace
necesario tener en cuenta, tres “coordenadas”: 1. La clase social: las poblaciones más
pobres son las más altamente golpeadas, un ejemplo de ellos es que los frentes de batallas
están llenos de hijos de comunidades pobres, esto sin desconocer que la guerra también
afecta a comunidades de clases acomodadas, pero sin embargo en grados menores. 2. El
involucramiento de los grupos y personas en la guerra misma: la afectación de un soldado
es diferente a una persona integrante de la población civil. 3. La temporalidad: se pueden
evidenciar diferentes efectos de la guerra de inmediato, a mediano y a largo plazo, según
Baró esto se agudiza entre más larga sea la guerra. (Baro. 1990. P. 4).

A la hora de reflexionar sobre estas tres coordenadas, recuerdo el viacrucis y el nivel de


los testimonios encontrados sobre los tipos de violencia presentados, es innegable
reconocer que a pesar de la identificación con los testimonios presentados allí, tan bien es
cierto que a las mujeres campesinas habitantes del Catatumbo la violencia las ha golpeado
con mayor fuerza. Y además, que existen tipos de violencia que aún se invisibilizan,
impidiendo que la expresión del dolor, la rabia y la impotencia salgan a flote, ocasionando
en ellas afectaciones más profundas o también ejercicios de resistencia más radicales.

Para Matín Baró es necesario tener en cuenta adicionalmente los siguientes dos aspectos
que a veces se olvidan:
Para dar los primeros pasos 31

a) Que la herida que afecta a las personas ha sido producida socialmente, es decir, que sus
raíces no se encuentran en el individuo, sino en su sociedad.
b) Que su misma naturaleza se alimenta y mantiene en la relación entre el individuo y la
sociedad, a través de diversas mediaciones institucionales, grupales e incluso individuales.
Lo cual tiene obvias e importantes consecuencias a la hora de determinar qué debe hacerse
para superar estos traumas. (1988. p. 10).

Reconocer que el origen o la causa del trauma o afectación no están en el sujeto, permite
ver la importancia de reconocer y apoyar procesos de transformación de sus contextos,
que posibiliten darle real salida a los sujetos afectados por hechos traumáticos. Entonces,
podría argumentarse que trabajar el miedo y la rabia en estas mujeres del Cisca implica
crear escenarios que posibiliten su voz y el trámite de estas emociones, pero también
construir escenarios donde se reconozca que la violencia contra las mujeres tiene múltiples
causas, dentro de las que se encuentran el sistema patriarcal que las oprime y avala el uso
de la violencia por determinarlas inferiores.

En este punto vale la pena acudir a los argumentos planteados por Joaquín Samayoa,
quien considera que: “La deshumanización en sus formas más evidentes que son el
asesinato político y la tortura no es un mero resultado accidental de la guerra, sino un
recurso que ha ocupado un lugar central en la estrategia de contrainsurgencia” (1990. p.
5). Es así como algunos traumas sociales no son resultados de daños colaterales de la
guerra, sino que se han convertido en estrategias de dominación históricos, que siguen
reproduciendo la violencia.

Samayoa, plantea además que existen otras estrategias de deshumanizan que son más
sutiles “como es la pérdida total de aprecio por la verdad en el afán de desarrollar o
mantener una dominación ideológica, o la corrupción que se genera en una situación de
aguda crisis económica y de caos institucional” (Samayoa. 1990. p.5). En Colombia se
ven muchos ejemplos de cómo esa deshumanización sutil se hace presente: Un ejemplo
de ellos son los casos de corrupción en el programa de alimentación escolar en la Guajira,
en donde se pone en riesgo la vida de la población infantil por intereses meramente
económicos y que favorecen a uno pocos, en donde la vida de los menos indefensos poco
vale.
32 Las emociones como motor para la construcción de paz en el Catatumbo

Profundicemos un poco en los aspectos que caracterizan el proceso de deshumanización,


tal como lo describe Joaquín Samayoa:

En primera instancia la deshumanización se entiende como el empobrecimiento de cuatro


importantes capacidades del ser humano: (a) su capacidad de pensar lúcidamente, (b) su
capacidad de comunicarse con veracidad, (c) su sensibilidad frente al sufrimiento ajeno, y
(d) su esperanza.

Ahora bien, Samayoa plantea también que los cambios cognoscitivos y comportamentales
ocasionados por la necesidad de adaptarse a la guerra y que precipitarían la
deshumanización de las personas tienen que ver con: (1) la desatención selectiva y el
aferramiento a prejuicios, (2) la absolutización, idealización y rigidez ideológica, (3) el
escepticismo evasivo, (4) la defensa paranoide, y (5) el odio y deseo de venganza.

Como último aporte, Samayoa señala tres dinamismos adaptativos o de supervivencia, a


la hora de examinar cómo surgen y se van configurando estos esquemas cognoscitivos y
comportamentales: (a) la inseguridad frente al propio destino, (b) la carencia de propósito
y aun de sentido en lo que se tiene que hacer, y (c) la necesidad de vinculación o
pertenencia personal a algún grupo. (1990. Pág. 10).

En este escenario de deshumanización de las sociedades es necesario reconocer, que


muchas de las acciones que nos llevan hacia este camino, no se realizan de forma
espontánea o por azar, estas se convierten en estrategias que las fuerzas dominantes
utilizan para mantener el control sobre las poblaciones.

Un ejemplo de cómo en los países latinoamericanos se manifiestan diferentes estrategias


que soportan años de violencia radicalizada lo proporciona Baró cuando, refiriéndose al
caso de El Salvador, señala: “si la guerra de El Salvador se caracteriza por la polarización
social, la mentira institucionalizada y la militarización de la vida social, hay que examinar
cómo estos tres aspectos sobresalientes de las relaciones sociales van cristalizando en
las personas. (Martin-Baro. 1988. p. 138). Es así como estas características propias de la
guerra van ganando el terreno en la construcción de relaciones destructivas, que alejan
aún más a las personas y comunidades.
Para dar los primeros pasos 33

Por eso el escenario de disputa es el tejido social se lucha entre la construcción y


destrucción de este, que está soportado por relaciones sociales cercanas, que permitan el
surgimiento de emociones como la empatía “una sociedad donde se vuelve habitual el uso
de la violencia para resolver lo mismo problemas grandes que pequeños, es una sociedad
donde las relaciones humanas están larvadas de raíz” (Martín-Baro. 1990. P.4).

Para avanzar en esta tarea es necesario trabajar desde una perspectiva transdisciplinar
que permita diálogos abiertos y rigurosos entre quienes acompañan, que además hagan
parte del proceso a las personas, las comunidades y los gobiernos (Villa. 2012. P.7).

A mi modo de ver, una de las cosas a lo que le apuesta el enfoque psicosocial, es


precisamente la construcción de estrategias que nos permitan reconocer la importancia
de las afectaciones emocionales en los sujetos y comunidades y a su vez respondernos
preguntas tan potentes como las que sugiere Martha Bello cuando propone que lo
psicosocial nos permite entender: qué es lo que le hace la guerra a las personas y a las
comunidades, qué les quita, en qué condiciones nuevas las pone, qué es lo que les impide
hacer, qué es lo que les niega.

Así como también, para “reconocer y exaltar la capacidad impresionante de las víctimas
para enfrentar la adversidad” (CNMH, 2017: página 29). Y estas preguntas llevan a la
autora a proponer entonces que:

“el enfoque psicosocial representa esa mirada o postura tendiente a comprender las respuestas
y los comportamientos de las personas antes, durante y después de una guerra o de un desastre
natural en un contexto cultural, político, económico, religioso y social determinado. El enfoque
a su vez fundamenta procesos de acompañamiento personal, familiar y comunitario, que buscan
restablecer en las personas afectadas su integridad, disminuir el sufrimiento emocional,
fortalecer la identidad, reconstruir la dignidad y el tejido social, así como la reparación de los
derechos vulnerados” (CNMH. 2017. pág. 23).

2.2. Emociones.
Para iniciar este apartado, se retoma lo expuesto por Pau Pérez Sales y Alberto Fernández
Liria en donde parten “de una concepción de las emociones como disposiciones del
34 Las emociones como motor para la construcción de paz en el Catatumbo

organismo que aseguran una reacción rápida – no mediada por la reflexión ni el análisis –
a situaciones activadoras” (2015. P. 84).

Por otro lado, se considera que existe un gran debate alrededor de su origen y su
estructura, sin embargo se establecen puntos de encuentro en los que se plantea “que las
emociones son tendencias de respuesta con un gran valor adaptativo, que tienen evidentes
manifestaciones a nivel fisiológico, en la expresión facial, la experiencia subjetiva, el
procesamiento de la información, etc., que son intensas, pero breves en el tiempo y que
surgen ante la evaluación de algún acontecimiento antecedente (Vecina. 2006. P 10).

Partiendo de que la emoción es una reacción rápida e incontrolable “podría pensarse que
el trabajo psicoterapéutico tiene por objeto conseguir que esas reacciones del organismo
dejen de activarse automáticamente en determinados momentos y que se abra, por tanto
la posibilidad de otra visión de la situación y de otro modo de actuar, de sentir y de pensar;
como un modo de liberar al paciente del enclavamiento en la emoción que determina el
significado y la construcción narrativa en la que se incluye el problema por el que consulta”
(Pérez y Fernández. 2015. P 82).

Los hechos traumáticos que afectan nuestra integridad tanto física como psicológica “se
asocia a emociones: las del momento en que sucedió, las del momento de evaluación, las
actuales al recordarlo… Poner nombre y entender las emociones suele ser una buena
manera de acercarse a como la persona ha vivido el hecho y a las consecuencias
posteriores. Las emociones (tristeza, humillación, rabia, seguridad, impotencia,
angustia…) conectan con la identidad (la persona que siente) y ambos aspectos se
conectan” (ibíd. P. 102).

Sin embargo, es necesario aclarar que no todo hecho traumático o violento, genera daños
o impactos negativos en las personas y que son difíciles de superar, paradójicamente
existen consecuencias positivas producto de estos hechos, un ejemplo de ello podría ser
la fuerza de la mujer que en medio del viacrucis nos cuenta como luego de recibir dieciocho
puñaladas aún sigue viva y está reconstruyendo su vida con una nueva pareja.

Ahora bien, la preocupación por las emociones como lo planteo en la introducción,


pareciera ser solo un trabajo o preocupación de sociedades fascistas o autoritarias, en
donde la emoción orienta acciones de eliminación y deshumanización de los otros, sin
embargo en este documento me interesa reconocer que “una sociedad liberal que aspira
Para dar los primeros pasos 35

a ideales de justicia e igualdad para todos debería cultivar las emociones de sus
integrantes, que permita darle viabilidad y duración a sentimiento de empatía con el otro,
partiendo de que “las emociones dirigidas hacia los rasgos geográficos de un país sirven
para canalizar más emociones hacia los principios o compromisos clave que se dice
respetar: la inclusión, la igualdad, la mitigación del sufrimiento, el fin de la esclavitud”
(Nussbaum. 2006. P. 14).

Según Gordon quien se sitúa desde el construccionismo social, citado por Roció Enrique
Rosas las emociones tienes cuatro dimensiones: el origen, el tiempo, el cambio y la
estructura (citado en Enríquez. 2016. P. 158), para lo que nos compete en este escrito me
detendré únicamente en el tiempo y el cambio ya que me permiten argumentar que las
relaciones sostienen relaciones y ordenes sociales, escenarios fundamentales en
ejercicios de construcción de paz.

En la dimensión tiempo Gordon nos plantea que existen emociones de largo plazo como
lo son envidia, rencor, amor y amistad, las cuales contienen información vital sobre la
persistencia, las características y la definición de relaciones sociales. Contar con dicha
información no da luces también de como modificar relaciones allí presentes. En segunda
medida cuando se refiere al cambio se considera que ciertas emociones mantienen o
transforman el orden social, cambio posible en lo micro o en lo macro teniendo en cuenta
que en la historia han existido estrategias de intensificación, reducción o sustitución de
emociones. (Citado en Enríquez. 2016. P. 158)

En esta medida, pensar la emoción en el marco de la tarea de construir paz en Colombia,


un país con más de cincuenta años de conflicto armado interno, es una tarea necesaria ya
que el miedo, la zozobra y la rabia en muchos momentos han imperando en poblaciones
enteras, y habría que preguntarse ¿esto qué le ha hecho a la manera en cómo nos
relacionamos los colombianos?, sin que con ello se quiera generalizar, pero si reconocer
que sin lugar a dudas estos hechos han generado modos de comportarse frente a los otros.
36 Las emociones como motor para la construcción de paz en el Catatumbo

2.3. Construcción de Paz.


Entenderé la construcción de paz como ese camino a largo plazo que pretenda la
eliminación de los tres tipos de violencia que expone Galtung: la violencia física, la violencia
estructural y la violencia simbólica. De esta manera, considero que la paz no se logra solo
con el silenciamiento de los fusiles sino que se construye con acciones que ayuden a
mitigar las causas estructurales de la violencia.

Para abordar esta categoría partiré de lo planteado por Johan Galtung, citado por Borja
Paladini en donde se menciona que la construcción de paz implica “un emprendimiento
político que tiene como objetivo crear paz sostenible enfrentando las causas estructurales
o profundas de los conflictos violentos a partir de las capacidades locales para la gestión
pacífica de los mismos” (Citado por Paladini. 2011. P. 8).

Cabe aclarar, que desde esta perspectiva “la construcción de paz está relacionada con la
capacidad de transformar los conflictos sin violencia y de forma proactiva, para que se
reduzcan las dinámicas armadas y se incrementen las de cambio social constructivo y sin
violencia. (Paladini. 2011. P.5) Esta propuesta parte de que los conflictos son connaturales
del ser humanos y que, a lo largo de la historia, no son buenos ni malos, ya que estos han
permitido generar cambios necesarios en el camino de la construcción de sociedades más
justas.

Esto último me permite retomar la categoría de imaginación moral acuñada por Lederach
como capacidad que permita que las sociedades avancen en ese camino de construcción
de paz, entendida como “la capacidad de personas individuales y comunidades para
imaginarse a sí mismas en una red de relaciones, incluso con sus enemigos” (2016. P. 85).
Sin lugar a dudas un reto si tenemos en cuenta que en estas zonas más afectadas por el
conflicto armado las relaciones son fragmentadas y el tejido social se destruyó por efecto
de la guerra.

Resulta valioso destacar que “la centralidad de las relaciones aporta el contexto y el
potencial para quebrar la violencia, pues traslada a la gente a los momentos elocuentes
de la imaginación moral: el espacio donde reconocemos que, en última instancia, la calidad
de nuestra vida depende de la calidad de vida de los demás” (Lederach. 2016. P. 85). Ya
Para dar los primeros pasos 37

que en lógicas de violencia radical la intención es generar escenarios de desconfianza y


fragmentación que permita la destrucción del enemigo, como transformar estas maneras
de relacionarse en unas que construyan y permitan la humanización nuevamente hasta del
enemigo.

En este camino de construcción de paz se hace necesario reconocer que “superar la


violencia requiere que la gente acepte una verdad fundamenta: quienes hemos sido,
somos y seremos es algo que emerge y toma forma en un contexto de interdependencia
relacional” (Lecerach. 2016. P. 85). Que lo que somos sea determinado por nuestras
relaciones implica reconocer que todos los seres humanos nos construimos mutuamente
y que somos responsables no solo de nuestras vidas, sino también de las vidas de con
quienes nos relacionamos y que si esperamos ser buenas personas, debemos a su vez
ayudar a que los demás lo sean también.

Finalmente quisiera mencionar que este camino de construcción de paz, en este momento
está lleno de muchos baches y piedras que lo hacen difícil de transitar, pero a los
estudiantes, jóvenes, profesores que entendemos que la guerra ya no es la salida, sino
que urge en este país darle paso a un sin número de expresiones de resistencia no armada
que por las dinámicas del conflicto no han podido surgir, nos queda la tarea que desde
donde estemos podamos aportar y seguir creyendo en la esperanza de que algún día se
apaguen realmente los fusiles en nuestro país, que nos permita seguir construyendo
escenarios en donde la paz no sea un anhelo sino un hecho que lo vivamos a diario, en
donde todas las expresiones de la violencia se eliminen.
38 Las emociones como motor para la construcción de paz en el Catatumbo

3. Para dar los primeros pasos en este camino.

En este último capítulo desarrollaré algunas de las reflexiones que permitan reconocer la
importancia de la emocionalidad en escenarios de construcción de paz, desde tres
apartados fundamentalmente: 1. En donde se argumentara que la emocionalidad es un
escenario de resistencia que posibilita subvertir algunos ordenes que cosifican a los sujetos
y deshumanizan efectos en escenarios de violentos. 2. En este aparte ubicare la curiosidad
paradójica planteada por Lederach en donde plantea la necesidad de ir más allá de lo
visible a la hora de pensarse la trasformación de conflictos en sociedades dominadas por
la violencia. Y finalmente intentare reconocer el papel de las emociones en el escenario
concreto de construcción de paz desde lo que se vivió en la escuela de mujeres en el
CISCA.

3.1. La Emocionalidad como Resistencia.


El mundo neoliberal nos convierte cada vez más en máquinas de trabajo, por eso,
reconocernos como seres que sentimos y nos emocionamos es admitir que ese
sentimiento y emoción están ligados a un momento que compartimos con otros y otras, y
que este hecho nos hace humanos nos permite identificarnos y reconocernos como pares.
Por lo tanto, el acto de reconocer nuestra emocionalidad es un acto de resistencia que nos
permite, ante todo, vernos como seres en relación. Este hecho nos lleva a desconocer la
existencia de emociones que ciegan e inmovilizan. La emocionalidad como resistencia
tiene sentido siempre y cuando trabajemos sobre ella y sea utilizada como una herramienta
que motive el camino de la transformación del cambio social constructivo.

Si consideramos la deshumanización como consecuencia causada por el trauma


psicosocial, y también consideramos que:
Es sin duda posible crear condiciones bajo las cuales los hombres sean deshumanizados -
tales como los campos de concentración, la tortura y el hambre- pero esto no significa que
esos hombres se tornen animales; y bajo tales condiciones, el más claro signo de
deshumanización no es la rabia ni la violencia sino la evidente ausencia de ambas. (Arendt,
2006:80).
Entonces en ese camino de humanizar sociedades requerimos de emociones como la
rabia, el amor, la alegría etc. que nos permitan reconocer al otro como sujeto con el que
nos identificamos, nos construimos, ese otro que en medio de la guerra hasta enemigo se
Para dar los primeros pasos 39

ha convertido, que nos permite seguir invirtiendo nuestras energías en transformar eso que
consideramos injusto y que no solo nos afecta de manera individual sino como sociedad.
Para apoyar lo antes mencionado, se considera que “la rabia sólo brota allí donde existen
razones para sospechar que podrían modificarse esas condiciones y no se modifican”
(Arendt. 2006. P. 85). Esta impotencia generada por un hecho injusto seria el motor que
moviliza a los sujetos hacia caminos que busquen la transformación de sociedades
desiguales, sociedad que se soportan en la utilización de los unos sobre los otros, que
cosificación a los seres vivos, para pensarse en la transformación de estas causas
estructurales generadoras de violencia.

Es así como podríamos decir que no debemos desconocer la rabia, ni transformarla, lo que
tendríamos que hacer es orientarla hacia propósitos que busquen el cambio constructivo
social, lo que en otras palabras, quisiera decir la rabia no se individualiza sobre aquel que
hizo daño, sino se amplía hacia aquel sistema que lo creo o que le hizo pensar que hacer
daño es válido, esta fuerza estaría orientada hacia la eliminación no del otro, sino sobre la
posible eliminación del sistema que nos oprime, crea y reproduce.

A partir de la filosofía occidental, con Descartes Cogito ergo sum (pienso luego existo) y
las ideas de la Ilustración llevadas a la norma por la Revolución Francesa (1789) motivan,
entre otros, dos cambios que son fundamentales para comprender el papel de las
emociones: (i) la separación entre lo racional y lo emocional creando el eterno dualismo y
(ii) la supeditación de lo emocional a lo racional. Por lo tanto, cuando una persona siente,
por ejemplo, compasión, que puede definirse como conmoverse por el sufrimiento del Otro,
se ve como un acto irracional. Hanna Arendt plantea que “para responder razonablemente
uno debe, antes que nada, sentirse «afectado», y lo opuesto de lo emocional no es lo
«racional», cualquiera que sea lo que signifique, sino o bien la incapacidad para sentirse
afectado, habitualmente un fenómeno patológico, o el sentimentalismo, que es una
perversión del sentimiento. (Arendt. 2006. P. 87).

Reflexionando en relación a ese dualismo entre la emoción y la razón retomare algunas


palabras pronunciadas por Katherine en respuesta a la pregunta ¿Por qué es válido crear
en una propuesta metodológica un escenario como el viacrucis para la construcción de
una agenda de paz? Para dar su respuesta retoma dos conceptos: lo históricamente
negado y lo históricamente tergiversado: “lo históricamente negado ha sido la posibilidad
40 Las emociones como motor para la construcción de paz en el Catatumbo

de sentirnos, de ver al otro humanamente y de crear colectividad. Entonces yo siento que


mi miedo es solo mío y no logro ver que el otro también tiene miedo y que eso nos puede
forjar en términos de vínculos y lazos políticos.” (Entrevista a Trabajadora Social, 2018).

Siguiendo con las palabras de Katherine: “Lo históricamente tergiversado es entender que
las emociones son eso residual, es lo que hay que dejar de último, lo que no es político,
pero siento que esa ha sido una construcción hegemónica que ha roto nuestro vínculo
social, lo que mantiene el vínculo social son los afectos, sin emocionalidad no hay vinculo
social no hay comprensión de lo humano” (Entrevista a Trabajadora Social, 2018).
Entonces considerar la emoción como irracional y menos preciar su valor ha sido una
estrategia utilizada a lo largo de la historia para fragmentarnos como sociedad. Por lo tanto,
reconocer la importancia de las emociones y trabajar sobre ellas sería una labor por hacer
que nos permite ir en contraposición con lo impuesto ya que este terreno ha sido
colonizado a lo largo de la historia.

Así es como tener en cuenta nuestras emociones se convierte en una apuesta de


resistencia. La decisión de negarnos a vernos como individuos que trabajan únicamente
para su propio beneficio, los cuales no reconocen el papel de las emociones tanto
individuales como colectivas en sus vidas, por considerarlo una debilidad dentro de la
dualidad razón-irracionalidad, nos convierte en seres inmóviles.. En cambio, si
recuperamos la capacidad de sentir la emoción en colectivo, como por ejemplo el dolor,
nos permitiría reconocer que algunos de los dolores percibidos no son producto de hechos
aislados, sino que responden a toda una serie de sistemas de dominación que promueven
la violencia y siguen fragmentando de manera individual y colectiva a los seres humanos.

3.2. Las emociones como motor en la construcción de paz.


Retomando uno de los elementos de la Imaginación Moral descrita por John Paul
Lederach, “La curiosidad paradoja busca algo más allá de lo visible, algo que mantiene
unidad energías sociales aparentemente contradictorias e incluso enfrentadas de manera
violenta” (2016. P. 88). Es esa intención de no solo fijarse en lo visible de un conflicto es ir
más allá preguntarse por las causas, la historia que está detrás de la forma como asumen
las discusiones y los comportamientos, las emociones, sentimientos que no son
necesariamente evidentes.
Para dar los primeros pasos 41

Pensar que podemos hacer visible lo oculto, me recuerda lo planteado por Katherine me
narra que, las mujeres presentes en el viacrucis hacen parte de varios colectivos que no
siempre han estado de acuerdo entre sí con lo que se plantea. Aunque es cierto que
escenarios como el del viacrucis sobrepasan las discusiones políticas de los colectivos a
los que pertenecen y permiten reconocerse nuevamente como mujeres donde se
reconocen las emociones de las otras. Sin decir con esto que estas mujeres tengan
posiciones contradictorias por el contrario compartir los mismos ideales sin embargo no
siempre se encuentran de acuerdo, pero realizar ejercicio como este donde sus
sentimientos, emociones, dolores se comparten genera un escenario que permite ir más
allá que nos hace reconocernos como humanos que sufrimos y que como en este
escenarios a menor o mayor medida compartimos parte de esas sensaciones que se
expresaron allí.

Esta curiosidad paradoja busca remplazar las contradicciones que surgen de su valor
nominal y su valor emocional. “El valor nominal, es una forma simple y directa como las
cosas aparecen y son presentadas y el valor emocional, va más allá de la presentación de
las apariencias, y se ocupa de la forma en que estas cosas son percibidas e interpretadas
por las personas”. (Lederach. 2016. P. 88). Ir más allá de lo que se narra es una apuesta
que puede ser lograda por ejercicios como el Viacrucis, por dos motivos. En primer lugar,
el espacio de seguridad creado donde la expresión y el no juzgamiento estuvieran
presentes, pues si hubiéramos puesto a las mujeres a que contaran sus experiencias
violentas sin crear dicho espacio no nos hubiera permitido reconocer de manera colectiva
las emociones experimentadas. En segundo lugar, imaginarse aquello que aún no existe
forma parte de la construcción de paz.

En otras palabras, la curiosidad paradoja es entender el valor nominal de lo real para ir


más allá de lo que se puede ver en medio de un conflicto a simple vista; es dar inicio al
camino del valor emocional y aceptar vivir con un alto grado de ambigüedad dudando
siempre de la realidad observable y audible para llegar a los gestos, los tonos de voz, etc.
sin juzgar ni desconocer. Permitir que la emoción emerja o preguntarse por qué a pesar
de contar hechos tan violentos la emoción es eliminada por completo.

La no emoción o la emoción atrapada, que muchas veces nos causa hasta enfermedad,
es lo que nos debe interpelar y ocupar. No debemos dar respuestas obvias a lo que
42 Las emociones como motor para la construcción de paz en el Catatumbo

visiblemente sucede pues esto permite plantear estrategias superficiales que muchas
veces no tienen impacto alguno. El esfuerzo debe ir enfocado en conseguir una respuesta
a la subyacente e invisible pues que ahí es donde podemos encontrar posibles puertas o
luces para dar respuesta o construir posibles caminos de acompañamiento que permita
llegar a soluciones concretas para superar escenarios violentos.

En esta tarea de ir más allá, sirve como herramienta suspender el juicio de valor anticipado
no es dimitir la opinión o la capacidad de evaluar sino potenciar una fuerza que sirve para
movilizar la imaginación y elevar a un nuevo nivel las relaciones y la compresión de las
realizadas en un contexto violento. Suspender el juicio es negarse a forzar historias
sociales complejas y realidades construidas en categorías duales, para favorecer la
búsqueda de acuerdos que rompan el dominio de la polarización social. (Lederach. 2016.
P. 89). La suspensión del juicio no es identificar solo los comportamiento o solamente ir en
busca del acercamiento de las partes sino reconocer que subyace en el fondo del conflicto:
por ejemplo las emociones.

En esta medida reconocer que la emoción es una parte fundamental de todos los conflictos
en entrevista realizada a María Ciro en la respuesta a la pregunta ¿Para usted cual es el
lugar que ocupan las emociones en escenarios de resistencia que trabajen por la
construcción de paz con justicia social?, ella nos muestra como para ellos como
organización es importante reconocer el papel de la emoción en ese camino de
transformación de conflictos:
Las emociones son una parte fundamental del conflicto que es lo que no vemos, para
identificar y resolver de manera acertada debes tener en cuenta las emociones, eso me
parece determinante, en este momento la gente está en medio de un conflicto y lo que hay
son puras emociones, lo que hoy está tocando a la gente en el territorio son las emociones
es el miedo, es la zozobra, es la inseguridad más que las afectaciones físicas, esta todo en
el plano de las emociones, estas emociones van a quedar 10 y 15 años y cómo van a salir
en la gente que es lo que a mí más me da miedo es a través de la violencia, un conflicto de
vecinos puede en dos años llevar a dos muertos. Tener en cuenta esa puntica de las
emociones a la hora de pensar la resolución de conflictos en todos los conflictos y en este
en particular deberá tener planteado como atender a la gente (Entrevista a mujer integrante
del Cisca, 2018).
Para dar los primeros pasos 43

Desde el acompañamiento realizado por la universidad se trabajan autores como Jhon


Galtung, que como lo relata María “le han ayudado a entender las diferentes dimensiones
de los conflictos” (Entrevista a mujer integrante del Cisca, 2018). Galtung afirma que los
conflictos están compuestos por tres partes: (i) las actitudes (aspecto motivacional) que se
refieren a cómo sienten y piensan las partes de un conflicto, cómo perciben al otro (por
ejemplo, con respeto y amor o con desprecio y odio), y cómo ven sus propias metas y al
conflicto en sí mismo; (ii) el comportamiento (aspecto objetivo) alude a cómo actúan las
partes durante el conflicto: si buscan intereses comunes y acción creativa y constructiva o
si tratan de perjudicar y causar dolor al otro y (iii) la contradicción (aspecto subjetivo) tiene
que ver con el tema o temas reales del conflicto y con como este se manifiesta. Por eso si
conocemos nuestras propias emociones, y reconocemos las de los demás, esto nos podría
aportar en la transformación de conflictos a todo nivel (Citado por Calderón. 2009. P. 69).

3.3. Las emociones presentes en la construcción de


agenda de paz en el CISCA.
Para este aparte revisaremos la siguiente pregunta que formulé en mis entrevistas: ¿por
qué es necesario un ejercicio simbólico, como el Viacrucis, para construir agenda de paz?
En palabras de Katherine es:

Vital para la construcción de una agenda ponerle rostro y humanizar los discursos políticos,
eso que se ve tan aislado de lo emocional, esto que nos ha hecho pensar desde una visión
muy occidental de segmentar: a la iglesia le dejo mi espíritu, al médico mi cuerpo ,las
emociones se las dejo al psicólogo, al trabajador social, es una visión occidental que nos
segmenta, pero que además logra poner lo emocional en un lugar subalterno esto es
apéndice (…) entonces las agendas de paz deben contemplar también la humanidad,
desde un tema político el sentimiento que yo he sentido con ocasión de la violencia sexual,
o de la balacera que se dieron, ese sentimiento ha sido evocado por algo que es estructural
y la fuerza que siento para seguir adelante es una fuerza de lo colectivo(Entrevista a
Trabajadora Social, 2018).

En palabras de María Ciro, “es llenar de contenido afirmaciones como es necesario


eliminar todas las formas de violencia, esto a quien implica, a quien compromete hacer en
el ejercicio cotidiano, es darle dolientes a la agenda de construcción de paz” (Entrevista a
mujer integrante del Cisca, 2018).
44 Las emociones como motor para la construcción de paz en el Catatumbo

Según Paulo, “la primera se me viene a la cabeza, desde los discursos y la teoría frente a
estos temas, frente a estos temas lo que puede ser las violencias frente a la mujer, las
violencias en general, el conflicto, etc. uno puede desde la academia y la teoría avanzar y
en lógica de razonar un poco, ir mucho más rápido a unos ritmos en que los debates se
desenvuelven y se dan o se dejan abiertas discusiones, pero los ritmos en que se dan los
debates suelen ser mucho más agiles, y yo creo que no sucede lo mismo frente a los
procesos personales, es decir uno puede tener claro cómo se expresan en lo cotidiano las
prácticas, en donde hay un ejercicio patriarcal. Entonces uno entiende el patriarcado desde
lo académico y la razón, sabe y conoce y tiene ejemplos de cómo se concreta el patriarcado
en un escenario familiar, un escenario comunitario, una relación de pareja uno lo sabe,
pero de ahí a que esas claridades se conviertan en coherencia con nuestros propios
pensamientos, con nuestras propias emociones y con nuestros propios actos, hay mucho
trecho porque no sucede al mismo tiempo, los ritmos no son iguales en las
transformaciones personales y colectivas que a los que van las discusiones académicas y
las teóricas. Entonces para mi tiene mucha validez, porque es dar en un escenario práctico
la posibilidad que desde lo personal nos empecemos a tocar y a transformar ya en las
vivencias propias y empecemos a reconocer como ese patriarcado como esas violencias
han operado en uno y lo que uno necesita para modificarlas, lo básico de nombrarla si uno
no tiene un espacio de nombrar una vivencia propia de un abuso sexual nunca se lo han
posibilitado, sino que antes te han castigado por nombrarlo o te han amenazado, pues va
seguir siendo un mecanismo de reproducción de esa violencia. Que existe un espacio para
que tú lo nombres para que tú lo digas ya es ir en contra de todas aquellas prácticas que
te han negado tener voz y hablar sobre lo que te sucedió y la necesidad de transformar
esas prácticas”.

Es importante señalar que en estas tres citas encuentro un eje en común: la necesidad de
bajar los discursos hacia las personas mismas, sus vivencias cotidianas, sus experiencias
y sus dolores. Es parte de la necesidad que la agenda de construcción de paz más que un
discurso político se convierta en una apuesta en común, una apuesta en colectivo que se
trabaje por llevarla a cabo desde escenarios personales, familiares, colectivos,
comunitarios, organizativos, sociales y políticos.

Se podría afirmar que el Viacrucis un escenario de resistencia, en la medida que se


convirtió en un espacio donde las emociones fueron protagonistas, y sin juzgamiento de
Para dar los primeros pasos 45

ninguna índole se permitió el reconocimiento entre seres humanos, en otras palabras,


permitió la humanización y colectivización de las emociones.

Si bien el ejercicio del Viacrucis permitió un escenario de contención y fuerza femenina


colectiva donde en medio de los recuerdos dolorosos, el respaldo, y un sentimiento de
sororidad, surge la pregunta: ¿Qué hacer luego de un momento donde las mujeres
expresan sus emociones más profundas que producen las expresiones de violencia? Y
esta pregunta se vuelve fundamental para ir caminando hacia la trasformación de
emociones que humanicen en vez de deshumanizar a los sujetos. De hecho, fue una
pregunta que surge a partir de la reflexión y entrevistas realizadas para la reconstrucción
sobre el Viacrucis. Si una compañera contó un testimonio lleno de rabia o de dolor, ¿Qué
hacer para que toda esa energía se convierta en algo que no la dañe más?, pero que a su
vez toda esa fuerza se canalice hacia el sentimiento de indignación que le permita seguir
trabajando por construir sociedades en donde la dignidad, la autonomía y la libertad sean
los principios de la orienten.

Finalmente, reflexionando sobre el presente del Catatumbo y como lo comentaba


anteriormente María, es válido preguntar sobre ¿qué hacer con ese miedo que invade la
región y que seguramente dejará marcadas a las comunidades por décadas?, ¿cómo
explicar que luego de la firma del Acuerdo Final de Paz (2016) entre el gobierno y las
FARC-EP, el conflicto siga presente en la zona y sea cada vez más crítico?

En este escenario es donde se hace fundamental pensar en la centralidad de la emoción


en este camino de construcción de paz, en palabras de Katherine, que “enaltecer
políticamente y darle fuerza política a la emoción es darle esperanza y echarle fuerza a
eso que la gente cree, y que se está apagando. Porque, claramente, más allá de las balas
que se están dando, construir paz implica asumir el reto de pensar distinto. ¿Cómo eso
que es culpa, miedo y dolor se puede convertir en indignación colectiva? Una Indignación
que trascienda a lo colectivo y que además sea organizada. En otras palabras, organizar
las emociones y eso solo se puede en colectivo. Yo puedo hacer una acción individual que
es válida, pero mi voz suena más si se me unen otras voces”.
46 Las emociones como motor para la construcción de paz en el Catatumbo
4. Conclusiones

- El terreno de lo emocional se encuentra en disputa, ya que históricamente


sociedades fascistas y/o totalitarias se han valido de la manipulación de las
mismas para controlar a las poblaciones las emociones se niegan, se
sobresaltan, se controlan, en fin se manipulan, sin embargo con los avances
realizados desde el feminismo, la ciencia política, algunas apuestas de los
movimientos sociales, se aporta a la construcción de emociones que
promuevan la empatía, la solidaridad, que permitan que nos duela el
sufrimientos de los demás seres como los que compartimos este mundo.

- Desde la experiencia concreta de Viacrucis se pudo reconocer que en


sociedades en donde la violencia a reinado por más de 50 años como la
nuestra, y más en zonas tan afectadas por el conflicto armado como lo es el
Catatumbo, existen un sin número de emociones condensadas en los seres
humanos, que se necesitan acompañar para permitir que estos sujetos que han
sufrido los efectos de la violencia, puedan superarlos y construir nuevas formas
de relacionarse.

- Reconocer el sufrimiento de las mujeres campesinas habitantes del Catatumbo


permite evidenciar que ha ellas la violencia las ha golpeado con mayor fuerza,
pues no se puede desconocer la marginación histórica que han sufrido, que una
mujer campesina no sea consiente de haber sido abusada sexualmente en su
juventud es el reflejo de una sociedad en la cual aún se naturaliza la cosificación
de la mujer.

- Ahora más que nunca es necesario pensar las emociones en el Catatumbo,


luego de la agudización del conflicto en la zona el miedo y la desesperanza se
48 Las emociones como motor para la construcción de paz en el Catatumbo

han expandido en toda la población, y por ellos se hace necesario reflexionar y


pensar en estrategias concretas que permitan abrir caminos para que
organizaciones que han hecho resistencia por años en la zona como lo es el
CISCA puedan seguir apostando a escenarios de resistencia social pacífica.

- Finalmente quisiera decir que este camino es posible si todos los colombianos
nos preguntemos que nos ha hecho más de 50 años de violencia, como nos
relacionamos, como nos comunicamos, que emociones hemos experimentado,
que tanto utilizamos y reproducimos la violencia, preguntarnos si nos duele la
muerte de nuestros compatriotas, que tanto nos avergonzamos de todas las
torturas, asesinatos, enfrentamientos, desplazamientos, desapariciones que se
han cometido en nuestro territorio y cómo podemos aportar desde cada uno de
nuestros espacios en la construcción de una sociedad que construya
escenarios territoriales donde la paz sea una apuesta por la que se trabaja
todos los días.
Anexo A: Guía Entrevista Equipo Acompañamiento
Escuela.

1. Apelando a la memoria. Describa ¿Qué fue el viacrucis? en la escuela de mujeres


para la construcción de agende de paz en el Catatumbo.

2. Pensado ya en los testimonios como tal, ¿Qué momento es el que más recuerda o
que fue lo que más la o lo marco?

3. ¿Por qué es válido un escenario con el viacrucis en una propuesta metodológicas


para la construcción de agenda de paz?

4. Si venimos al presente con la agudización del conflicto ¿Por qué es necesario


seguir pensado en construir paz? y ¿Por qué es necesario seguir teniendo en
cuenta las emociones para esta este camino de construcción de paz?
Anexo B: Guía Entrevista María Ciro Integrante equipo
político CISCA referente eje de mujeres.

1. ¿Cómo caracterizaría usted las mujeres que pertenecen al CISCA?

2. ¿Qué es la mística para su organización?

3. Apelando a la memoria. Describa ¿Qué fue el viacrucis? en la escuela de mujeres


para la construcción de agende de paz en el Catatumbo.

4. Pensado ya en los testimonios como tal, ¿Qué momento es el que más recuerda o
que fue lo que más la o lo marcó?

5. ¿Por qué es válido un escenario con el viacrucis en una propuesta metodológicas


para la construcción de agenda de paz?

6. Si venimos al presente con la agudización del conflicto ¿Por qué es necesario


seguir pensado en construir paz? y ¿Por qué es necesario seguir teniendo en
cuenta las emociones para esta este camino de construcción de paz?

7. ¿Para usted cual es el lugar que ocupan las emociones en escenarios de


resistencia que trabajen por la construcción de paz con justicia social?
Bibliografía

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