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COLECCIÓN DE PSICOLOGÍA
Diciembre de 2014
Villa Gómez, Juan David
Recordar para reconstruir : el papel de la memoria colectiva en la reconstrucción del tejido social,
el empoderamiento colectivo, la recuperación de la dignidad y la transformación subjetiva de las
víctimas del conflicto armado en tres regiones de Colombia / Juan David Villa Gómez. --
Medellín: Editorial Bonaventuriana, 2014
Prohibida la reproducción total o parcial de este libro por cualquier medio, sin permiso escrito de la
Editorial Bonaventuriana.
ISBN: 978-958-8474-40-3
Tiraje: 500 Ejemplares
Cumplido el depósito legal (Ley 44 de 1993, Decreto 460 de 1995 y Decreto 358 de 2000).
Impreso en Colombia - Printed in Colombia.
Diciembre de 2014
Recordar para reconstruir
Carlos Martín Beristain gracias por tu paciencia y por decidirte a acompañarme en esta
aventura investigativa, has sido mentor y maestro durante toda mi carrera.
Cristina Gortázar, gracias por tu apoyo incondicional y por estar ahí para darme apoyo
y guía en momentos en que algunas cosas se hicieron más complicadas.
A Amalio Blanco por sus comentarios y las letras que acompañan este libro.
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A mi padre y a mi madre porque de ellos he recibido la vida y me permitieron estar en
este mundo para aportar a la construcción de otra realidad posible. De ellos recibí la
fuerza, el amor y una ética centrada en el servicio y la justicia. A mis hermanas porque su
solidaridad fue importante durante mi estadía en España, además de compartir el sueño
de un mundo más humano.
A Erika Diettes por compartir esa hermosa imagen para la portada de este libro que
señala un camino entre el dolor y la esperanza, entre la postración y la resistencia para la
reconstrucción de la vida.
Finalmente, Dios Padre/Madre, aunque no sé nada de ti, siempre sé que has estado ahí y
me has movido desde lo profundo a trabajar en la solidaridad y en la esperanza de un
mundo mejor.
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Agradecimientos............................................................................................................... 9
Prólogo.............................................................................................................................. 17
Introducción..................................................................................................................... 25
C
omo las recetas cocinadas a fuego lento, este libro recoge las reflexiones,
análisis y experiencias vividas durante años de trabajo con víctimas de
violaciones de derechos humanos y del conflicto armado en Colombia
por su autor, Juan David Villa.
Juan David se incorporó a ese trabajo con entusiasmo y pronto desarrolló sus
propias experiencias de acompañamiento a comunidades de paz y de resistencia en el
Bajo Atrato y el Urabá Chocoano, donde implementó proyectos de apoyo mutuo,
fortalecimiento comunitario y resistencia no-violenta en una perspectiva psicosocial.
Al mismo tiempo, comenzó a acompañar profesionales en formación, como alumnos
y alumnas de psicología que hacían su práctica de último año en escenarios de
conflicto armado y de resistencia noviolenta en el Urabá.
Este libro recoge una buena parte de la tesis doctoral de Juan David Villa, sobre
memoria colectiva y trabajo psicosocial con víctimas de la violencia política en
Colombia. En este caso, el trabajo de campo había tenido su propio recorrido, y la
tesis no trata de probar hipótesis o marcos teóricos, sino que viene desde abajo para
ocupar un espacio de discusión académica y constituye un aporte al trabajo e
investigación psicosocial. Más allá de modelos de interpretación o tipo de
inter venciones, entiendo el trabajo psicosocial como un método
de trabajo al lado de la gente.
Esta experiencia nace de un trabajo de capacitación, que después hizo que las
mujeres, además de manejar su propio dolor, pudieran empezar a ayudar a otras,
como una red de relaciones significativas. Este fortalecimiento del tejido social
desarrolló las fuerzas del apoyo mutuo, como el análisis de la realidad que permite dar
sentido a la experiencia, el mutuo reconocimiento, la generalización de experiencias,
pero también la integración de soluciones y el poder colectivo. La tesis compara
también los resultados del trabajo en el Oriente antioqueño con víctimas de otras
regiones y hechos como Córdoba o Medellín, y los alcances y desafíos de conceptos
como recuperación emocional, procesos de duelo o memoria, poniendo énfasis en las
formas de afrontamiento, el apoyo mutuo y la acción colectiva.
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El análisis contrastado de las experiencias se hace en un contexto determinado,
cuando en el país se estaban dando procesos de desmovilización parcial de los grupos
paramilitares, y una re-paramilitarización en algunas de esas zonas, a la vez que el
horizonte de una salida política al conflicto con las guerrillas parecía haber quedado
lejos, cuando las víctimas, que no habían sido invitadas a ese escenario, llegaron para
hacer oír su voz y hacer valer sus derechos. Y cuando el discurso antiterrorista en
Colombia había barrido en gran parte la experiencia de los años 90 de las
movilizaciones por la paz. En todo ese escenario amplio y complejo se dan los procesos
personales y grupales que se describen en este libro, y que movilizan a las víctimas
desde el apoyo psicosocial hacia la expresión narrativa y la reivindicación de una
memoria colectiva que dé cuenta de su experiencia.
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El título que mejor le cabe al libro de Juan David Villa sería “El deber de la
memoria”. Sin duda, había escrito Jorge Semprún al hilo de sus memorias en el campo
de exterminio nazi de Buchenwald, “hay que hablar en nombre de los náufragos, en su
silencio, para devolverles la palabra”. Eso es lo que se hace a lo largo de este libro: darle la
palabra a los que nunca la han tenido, devolver la voz a quienes les fue brutalmente
arrebatada por el odio y la sinrazón, desenmascarar la mentira, desmontar el discurso
ideológico que justifica la represión y la muerte de personas inocentes en aras de la
democracia, de la justicia, de la seguridad nacional y de un largo, dramático y
demagógico etcétera que ha sembrado de muerte y de destrucción la historia de
Colombia en los últimos setenta años.
La memoria es, en primer término, una memoria dolorida, una memoria que lleva
impreso el dolor, la tristeza, el miedo, la pérdida de sentido vital, la impotencia, todo
un elenco de emociones negativas muy poco favorables para la salud mental. La
memoria es un instrumento de resistencia política y contrapartida al discurso oficial,
una manera de seguir luchando contra la mentira institucionalizada. A través de la
memoria dolorida se recupera la verdad, tan denostada y puesta en tela de juicio por el
constructivismo social. Hay verdades, decía Martín-Baró, “que solo desde el
sufrimiento o desde la atalaya crítica de las situaciones límite es posible descubrir”. Es
desde ahí desde donde la memoria se convierte en un deber moral que nos impide
considerar igualmente verdadero el testimonio del victimario que el de la víctima y al
mismo tiempo nos invita a seguir rechazando una teoría universal del conocimiento y
recuperar un modelo de verdad socio-históricamente situada.
Amalio Blanco
Octubre de 2014
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INTRODUCCIÓN
Cuando me acerqué por primera vez al trabajo con las víctimas en la región del
Oriente Antioqueño, Colombia, en el año 2003, jamás pensé que las aguas del río en
donde empezaba a navegar me iban a llevar a producir un trabajo de la envergadura de
una tesis doctoral y un libro que recoge lo fundamental de dicha investigación. El
proceso partió del interés de unas mujeres por desarrollar habilidades para poder
apoyar, acoger y escuchar a otras en su territorio, que buscaban que los dolores y
sufrimientos de las compañeras fueran acogidos de alguna manera, para poder
mantener un trabajo que intentaba reivindicar los derechos de las mujeres en una
sociedad marcada por el machismo, la exclusión histórica de la mujer y, en general, las
formas culturales del patriarcado.
25
Por lo tanto, el presente texto da cuenta de un hecho de la realidad de una porción
de población, las víctimas¹, de unas regiones, donde realicé un trabajo concreto de
acompañamiento, formación y apoyo. Por lo tanto, es necesario afirmar que esta
investigación está atravesada por mi subjetividad, lo cual en la ciencia contemporánea
ha dejado de considerarse un problema para verse como una posibilidad, siempre y
cuando se puedan reconocer las vicisitudes, los límites y los sesgos que pueden
presentarse, pero teniendo claro, con Montero (2007) y Hamber (2011) que la
construcción del conocimiento estriba no solamente en el sujeto que investiga sino
también en los sujetos participantes de la investigación, y que el conocimiento social
se teje en las relaciones que se establecen, de tal manera que emerge fruto de las
relaciones entabladas y las confianzas construidas.
De otro lado, me uno a una serie de investigadores que, por lo menos desde el
campo de lo psicosocial (cfr. Pipper, 2004; Cabrera, 2004 y Beristain, 2005), y
también desde la historia (cfr. Jensen, 2004), han desarrollado sus trabajos a partir de
una mirada analítica, crítica e investigativa sobre los procesos de acompañamiento,
intervención y acción social que han desarrollado en campo; dando cuenta, no
solamente de unos datos y unos relatos habitados por ellos mismos, sino también de
unos procesos, una experiencia personal y relacional. Así pues, suscribo con Hamber
(2011) que la investigación que aquí presento es fruto de la participación activa en los
procesos que se estudian: “fui un observador, un participante, un investigador, un
activista y un investigador de acción” (Hamber, 2011, p. 34).
1
Puede denominarse víctimas a todas las personas que han sufrido graves daños a raíz de violaciones al derecho
internacional humanitario y el derecho internacional de los derechos humanos en el marco del conflicto armado
colombiano.
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revisión de fuentes secundarias y la investigación documental que constituyó el estado
de la cuestión. Con mayor énfasis el trabajo de la investigación de campo que implicó
la mirada sobre los procesos de memoria de las víctimas del Oriente Antioqueño,
contrastados con los procesos de memoria de las Madres de la Candelaria y los
procesos de los colectivos en el sur de Córdoba.
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PROBLEMA Y MÉTODO
1
Planteamiento del problema
En el año 2002, el gobierno del presidente Álvaro Uribe Vélez inició un proceso de
negociación con los grupos paramilitares que implicó su desmovilización escalonada
entre noviembre de 2003 y marzo de 2006. Aunque la negociación favoreció
principalmente a los victimarios, las víctimas han aprovechado los pocos espacios que
se han abierto; y han encontrado la oportunidad para irse organizando para presionar
por la reivindicación de sus derechos. Algunas organizaciones de víctimas existían
desde los 80, cercanas a los partidos de izquierda, perseguidos, diezmados y,
prácticamente, eliminados del escenario político nacional por fuerzas paramilitares
ligadas a la extrema derecha, que no toleraban expresiones democráticas con vocación
de poder desde la izquierda; y a las élites regionales, que han fundamentado su poder,
desde el siglo XIX, en la posesión y expropiación de la tierra. Otras expresiones
organizativas de las víctimas se fueron configurando a partir de este espacio político
que posibilitó la “aparente desmovilización paramilitar” y que abrió la discusión sobre
los modelos de justicia transicional que podrían desarrollarse en Colombia; en un
contexto en el que el conflicto armado se mantiene vigente (Villa et. al, 2007).
33
Problema y método
La realidad de las víctimas hasta ese momento, salvo algunas experiencias como la
Asociación de familiares de detenidos desaparecidos (ASFADDES), Comunidades de
Paz y en Resistencia, Hijos e Hijas de la Memoria (hijos e hijas de las víctimas de la
UP³), y Víctimas del Palacio de Justicia, quedaba en el anonimato de su propia
ruptura y desestructuración. En efecto, las consecuencias de la guerra y de la represión
por parte de los grupos armados en las comunidades han generado aislamiento,
ruptura del sentido vital, anomia, pérdida de referentes de identidad, retiro de los
espacios de participación, síntomas físicos y psicosomáticos, trastornos de su vida
cotidiana, afección de su salud mental y ruptura del tejido social, que implica pérdida
de las confianzas básicas, ruptura de lazos familiares, de amistad, vecindad, miedo
personal y colectivo, retiro de los espacios políticos y desestructuración de las
organizaciones (Martín Beristain, 1999; Gómez, 2006).
3
Uno de los partidos políticos exterminados por el establecimiento.
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Problema y método
Salazar (1999), en un país donde reina el miedo, mucha gente, especialmente en las
zonas rurales ni siquiera denuncia los casos. Si cualquiera de estas cifras se corrobora,
se superaría con creces la sumatoria de los desaparecidos en los países del cono sur:
Argentina, Chile, Uruguay, Paraguay y Brasil durante las dictaduras militares de los
años 70 y principios de los 80.
Se han reportado, además, cerca de 25.000 secuestros entre 1996 y 2008, según la
Fundación País Libre (2009) y 30.000 según la UARIV (2014), de los cuales cerca del
50% son atribuidos a las guerrillas de las FARC y el ELN. De otro lado, las víctimas
de homicidios por causa del conflicto no se han logrado definir claramente, porque
puede estar entre los 250.000, según las organizaciones de derechos humanos y el
banco de datos del CINEP, y los 850.000, según las diferentes fuentes, si se incluyen
los homicidios ligados a la violencia social y del narcotráfico (Valencia, 2011). La
cifra oficial, según la UARIV (Revista Semana, 2014/02/08) sería de 636.184.
4
Las cifras de Acción Social están basadas en el registro que realiza cuando las personas desplazadas denuncian su
situación. Es claro que es una cifra inferior, teniendo en cuenta que una buena parte de la población no lo hace. De allí
que las cifras de CODHES sean significativamente superiores
35
Problema y método
que es de 0,49 (Cepal, 2007), cifra que a 2014 ha tenido una leve recuperación. De
otro lado, el índice de Gini de concentración de la tierra ubica al país como uno de los
más desiguales del mundo y de América Latina, con un 0,87 el de propietarios y 0,86
el de tierras (PNUD, 2011). Este índice ha venido aumentando con la
contrarreforma agraria ejecutada por el paramilitarismo y el desplazamiento forzado
de millones de personas.
De otro lado, y de acuerdo con Daniel Pécaut (2003), Colombia es un país donde
la Violencia se ha convertido en una entidad mítica y tópica, que es principio y
término de múltiples explicaciones. Para este autor, tanto en los relatos cotidianos de
la gente como en los elaborados por historiadores y sociólogos se observa la
omnipresencia de este mito que no permite una forma diferente de dilucidar los
procesos de violencia actual, enmarcados en dinámicas propias del conflicto armado,
pero también entrecruzados con múltiples formas de violencia social, familiar,
delincuencial que atraviesan la vida cotidiana de la población y que hacen de ésta un
espectro que lo habita todo y que a su vez justifica todo. “Es que somos así”, “tenemos
una cultura de la violencia”, “la violencia es un mal genético de los colombianos”,
todas estas expresiones populares, y a veces académicas, inducen a la construcción de
una memoria mítica de la Violencia, en donde el pasado se repite en un eterno retorno
y donde es imposible diferenciar lo actual de lo anterior. Este relato mítico dificulta
una visión histórica y social que permita comprender el conflicto colombiano y desde
allí posibilitar propuestas que contribuyan a su transformación⁵.
Así pues, los relatos individuales no pudieron inscribirse en un relato más amplio,
los relatos de conjunto, de carácter explicativo; asumieron la forma del mito y se
sustrajeron a la historia, a través de un principio de repetición: la Violencia⁶ que
siempre vuelve, donde los hechos tienen un estatuto de “real” que no les permite
6
Estoy utilizando la palabra “Violencia” con mayúscula para darle la connotación del carácter superlativo y mítico que toma
en los relatos de la gente en Colombia.
38
Problema y método
Es la tragedia de Colombia que García Márquez novela de una manera tan gráfica,
pero es el mito de un pueblo sin memoria, donde la violencia es un destino ineludible.
Es un hecho natural, naturalizado, que define la historia y el ser, la memoria y la
identidad de un pueblo. “Lo que sucede ahora es lo mismo que sucedía en la violencia de
los 50 y de los 60 y lo de esta violencia es lo mismo de la guerra de los mil días y de la
violencia del siglo XIX… Prevalece la convicción de que siempre está presente la misma
violencia que no está relacionada con actores específicos, sino que toma el aspecto de una
fuerza bárbara que escapa al control de todo el mundo” (Pécaut, 2003, p. 121).
Por todo esto, se hace necesario intentar construir una mirada histórica y analítica
que permita identificar las bases del conflicto armado en Colombia, que posibilite una
comprensión a las víctimas de lo que sucede para que desde allí se puedan pensar
estrategias de acción para la superación del mismo. No sólo a las víctimas, sino
también a toda la sociedad.
40
Problema y método
Es así como tenemos una falta de memoria histórica y, más que olvido, memoria
selectiva y mitificada por ausencia de relatos que la integren a la historia del país. Los
relatos han sido construidos a la medida de quienes han ostentado el poder. Esta
investigación ha tratado de insertarse en la corriente que despierta en Colombia para
construir una memoria histórica del conflicto, que se ha concretado, además en las
investigaciones del Grupo de Memoria Histórica de la Comisión Nacional de
Reparación y Reconciliación (CNRR) y después del 2011, con la suscripción de la
Ley 1448 de 2011 (Ley de Víctimas) el Centro de Memoria Histórica, que ha
permitido un acercamiento multidisciplinar a la realidad del conflicto armado del país
con el informe: “¡Basta Ya!” (2013) y los informes sobre casos emblemáticos que
permiten un acercamiento comprehensivo a las dinámicas, procesos, daños,
resistencias, sufrimientos y luchas de la población afectada por el conflicto armado a lo
largo y ancho del territorio nacional.
41
Problema y método
Diseño y metodología
Esta forma de investigación parte del supuesto básico de que el mundo social está
construido de símbolos, haciendo de la intersubjetividad una pieza clave para acceder
a los significados sociales. La realidad social, así vista, está hecha de significados
compartidos, y lo que se busca es percibir escenarios y personas de manera holística, es
decir no se reducen a variables particulares, sino que se contextualizan como
históricos y en interacción con otros (Taylor & Bogdan, 1986). Por lo tanto, se
analizan y se estudian relatos, más que datos; puesto que son las narraciones y los
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Problema y método
Teniendo en cuenta las múltiples orientaciones desde las cuales se puede abordar la
investigación cualitativa (Vallés, 2000), se hace importante esclarecer que el problema
de investigación aquí planteado enfatiza en este método puesto que “la naturaleza de
la construcción del significado, su conformación cultural y el papel esencial que desempeña
en la acción humana se aleja de las ciencias positivistas y sus enunciados de reduccionismo,
predicción, control y explicación causal” (Bruner, 1991, p. 13).
Como lo menciona Geertz (1995, p.20) “el análisis de los discursos ha de ser por
tanto, no una ciencia experimental que busca leyes, sino una ciencia interpretativa en
busca de significados”. Según Bruner (1991), la nueva revolución cognitiva, de la que
es partícipe esta orientación, se basa en un enfoque de tipo interpretativo del
conocimiento, en el que aparece como interés central la construcción de los
significados, en los que interfiere de manera primordial el papel constitutivo de la
cultura humana.
En esta investigación, las narraciones, los relatos y los discursos de los y las
participantes en las diferentes técnicas implementadas serán el insumo central del
análisis. La construcción de los textos finales será un tejido que se irá encadenando,
partiendo de los relatos, enlazados con los comentarios, descripciones, análisis e
interpretaciones que el investigador vaya construyendo a medida que se teje el texto,
en un proceso artesanal que constituye una urdimbre que posibilita una “descripción
densa” de la realidad (Geertz, 1995).
La entrevista no estructurada puede ser más útil en situaciones en las que surjan
barreras de comunicación difíciles de salvar si se utiliza una entrevista estructurada en
sentido estricto, como en el caso de las víctimas. Además, cuando se pueden dar
problemas de memoria, confusión cronológica, confusión inferencial y pueden surgir
datos de la experiencia inconsciente, como en el caso de esta investigación (Flick,
2004). En este caso, se ha realizado una entrevista no estructurada, pero con un guión
centrado en categorías, subcategorías e indicadores de análisis, en la medida en que
posibilita una mejor comparación entre los sujetos (Martín Beristaian, 1999, 2007;
ODHAG, 1998)
Por esta razón, la entrevista en profundidad aparece como una técnica adecuada
para la recolección de la información. Desde la perspectiva de Taylor & Bogdan
(1986) es útil esta técnica cuando se dan acontecimientos o actividades que no se
pueden observar directamente, como la experiencia de violencia sufrida y parte de la
trayectoria vital alrededor de esta experiencia; cuando se quieren analizar hechos del
pasado, como los procesos de memoria compartida en los grupos de apoyo mutuo;
cuando se quiere tener un cuadro amplio en una gama de escenarios, situaciones y
personas, como en nuestro caso en los tres espacios sociales con las víctimas en
diversas situaciones vitales; y cuando se tocan aspectos de la vida y relatos de la vida de
los sujetos que exigen el relato de los y las participantes y se buscan las significaciones
que éstos dan a estas experiencias, con experiencias vitales de acciones de memoria.
De acuerdo con Bertaux (1993a, b) el marco desde el cual se han abordado en esta
investigación las entrevistas es el del relato de vida, porque implica relatos múltiples
que permiten acercarse a una dimensión contextual y estructural acerca de un
problema de investigación, en este caso las acciones grupales y/o públicas de memoria
de grupos de víctimas. Así, me pude acercar a la acción entendida como praxis, objeto
de un proceso científico de tipo hermenéutico o crítico social (Habermas, 1968 /
1982; Vasco, 1990) que permitió identificar relaciones socioestructurales (que
exigieron gran cantidad de relatos breves, 58 entrevistas en total) y sociosimbólicas
45
Problema y método
7
Estos relatos se hicieron en el marco del proyecto Reconciliación desde la perspectiva de las Víctimas, en el que participé
como coordinador de proyecto y de investigación. La primera investigación sobre significados de reconciliación en
víctimas de la violencia política se realizó entre los años 2006 y 2007, donde realizamos 11 grupos de discusión sobre
significados de reconciliación de las víctimas (Organizaciones de víctimas de los municipios de Sonsón, Argelia, Nariño,
La Unión, Granada, San Francisco, Concepción, Rionegro, Guarne, San Rafael, El Peñol y Marinilla) cuya primera parte
recogía las consecuencias psicosociales (a nivel individual, familiar y comunitario de la violencia política). La segunda
parte fue la dimensión psicosocial de la reconciliación y la tercera, su dimensión sociopolítica. El proceso de análisis y
discusión dio la base para la publicación del texto: “Nombrar lo Innombrable: Reconciliación desde la perspectiva de las
Víctimas” (Villa, et al., 2007; Sánchez, et. al., 2006).
8
En esta ocasión se realizaron 6 grupos de discusión con organizaciones de víctimas de seis municipios de la región
del Oriente Antioqueño: Sonsón, Argelia, La Unión, Granada, Concepción y El Peñol, y 6 entrevistas
semiestructuradas: con 6 participantes, actores externos clave, pertenecientes a los mismos municipios.
46
Problema y método
En este punto emergió una pregunta por el sesgo del investigador. Visto en dos
perspectivas: en primer lugar, por haber participado, apoyado y acompañado este
proceso, es probable que llegara a un punto ciego que no permitía ver los límites que
tenía el dispositivo. Pero por otro lado, por estas mismas razones, los y las
participantes en las entrevistas, se abstenían de narrar sus dificultades en el proceso,
porque se las estaban contando a una de las personas que apoyó y coordinó algunas de
las actividades del proyecto. Por lo tanto, el grupo de discusión tuvo como eje la
pregunta por los logros, pero también por los límites del proceso, de tal manera que
pudieran presentarse de forma crítica en la exposición.
Ahora bien, el grupo es una entidad en sí misma, por lo que los significados y
representaciones que surgen de allí están más influenciados por las interacciones
sociales que por el carácter individual (Bonilla-Castro & Rodríguez, 1997). Su visión
47
Problema y método
Esta técnica de investigación social también trabaja con el habla, con el relato, con
la narración, donde lo que alguien dice en determinadas condiciones de enunciación
se toma como un punto crítico en el que lo social se reproduce y se transforma,
concluyendo entonces que en todo acto discursivo se articulan el orden social y la
subjetividad (Canales & Peinado, 1999). De allí que pueda complementar las
narraciones emergidas en los relatos de vida constituidos a partir de las
entrevistas en profundidad.
Entre las ventajas de utilizar esta técnica, se rescata que la interacción grupal da la
posibilidad de explorar y generar material cualitativo que proviene de la presencia de
otros. Para Vallés (2000), la situación de grupo hace que las intervenciones de los
presentes surjan como reacción a las respuestas o intervenciones de otros/as. Este
proceso se denomina el "efecto sinergia", que posibilita la evocación de material
posiblemente no asequible con la entrevista personal. De allí su carácter
complementario en los diversos niveles enunciados. Alonso (1998) señala la
importancia de la intertextualidad, consistente en la producción de discursos a partir
del diálogo y el encuentro con otras producciones discursivas. El uso de grupos de
discusión permite ir más allá del lenguaje como tal, para acceder a las maneras como
las personas construyen una realidad social compartida.
Participantes.
Los criterios de selección de esta muestra intentan recoger algunos de los aspectos
fundamentales que se deben tener en cuenta en una investigación cualitativa. Los
criterios utilizados fueron:
Total de Entrevistas: 58
Relatos de Vida: 4 (uno por tipología)
Total: 62 participantes
9
El número de hombres es significativamente inferior porque los procesos de organización de víctimas que se están
investigando tienen una cuota de participación masculina muy pequeña. Su inclusión responde al interés de analizar los
cambios en los roles de género, categoría de análisis en el tercer objetivo.
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Problema y método
Análisis de Resultados
De acuerdo con Flick (2004), uno de los rasgos del análisis de contenido
cualitativo es el uso de categorías, que se derivan a menudo de modelos teóricos: “las
categorías se llevan al material empírico y no se desarrollan a partir de éste, aunque se
evalúan repetidamente frente a él y se modifican si es necesario” (p. 203), permitiendo
además, la generación de categorías emergentes desde los relatos y narraciones de la
gente que posibilitan el enriquecimiento del análisis.
52
Problema y método
En este paso, cada relato, cada entrevista, cada grupo de discusión, cada
transcripción se analizó independientemente de los otros con base en las categorías
previamente construidas, a partir de la investigación documental, de la tradición
teórica sobre el problema de estudio y de investigaciones previas sobre este problema
(Mayring, 1983; en Flick, 2004). De acuerdo con Martín Beristain (1999, 2007a)
este procedimiento posibilita que el material tenga mejores posibilidades de
comparación y análisis, que abra las puertas a conclusiones de tipo de general.
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Problema y método
Análisis Intertextual.
Codificación Teórica.
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Problema y método
Criterios de Calidad.
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CONCEPTO DE MEMORIA COLECTIVA
2
E n este capítulo desarrollo una discusión sobre la visión de la memoria en el
marco de la psicología y de las ciencias sociales para irme acercando a un
concepto de memoria que sea referente teórico en el proceso investigativo.
¿A qué nos referimos cuando hablamos de memoria? Es una tarea importante en el
marco de la polisemia del concepto. En primer lugar, voy avanzando desde una
mirada más tradicional de la memoria, centrada en la psicología cognitiva y la
neurociencia, que la considera, básicamente una facultad mental, para fundamentar a
lo largo de estas páginas la dimensión social, política, histórica y cultural del concepto.
61
Concepto de memoria colectiva
Un concepto polisémico
Ahora bien, como problema teórico, la memoria colectiva puede ser abordado
desde dos horizontes ontológicos, que a su vez definen marcos epistemológicos de
estudio diferentes. Una primera posición, trabajada desde ciertas escuelas de la
psicología, considera la memoria como una facultad individual, un proceso mental,
que no puede ser abordado como dimensión social, y si se aborda en esta perspectiva,
se estaría hablando más en un sentido metafórico del funcionamiento social. Vistas
así, la memoria colectiva y la memoria histórica son metáforas de la memoria, puesto
que no existe una mente colectiva en la que podrían desarrollarse estos procesos de
memoria (Ruiz Vargas, 2008). La segunda considera a la memoria como una acción
social que se desarrolla en el marco del lenguaje y la interacción simbólica y
comunicativa; por lo que se considera más allá de la función mental, y se constituye
como narrativa que circula en lo interpersonal, lo grupal, lo social, lo cultural y lo
histórico (Vásquez-Sixto, 2001). Voy a tratar de desglosar ambos puntos de vista, para
arribar al concepto que sostendré en la presente investigación.
Ruiz Vargas (2008) desde la psicología y Rodrigo (2006), Ortiz Heraz (2006) y
Ruiz Torres (2007), desde la historia, hacen una distinción similar con el término
'memoria histórica', cuando afirman que no es un concepto operacional
científicamente, puesto que es una metáfora, oxímoron o pleonasmo, que refiere a un
movimiento social que legítimamente busca recuperar las voces y los relatos de los
vencidos y víctimas de la represión, pero que se hace imposible de objetivar desde las
ciencias sociales.
63
Concepto de memoria colectiva
Por lo tanto, desde este punto de vista no habría un estatuto epistemológico para
los estudios de memoria colectiva, los cuales deberían circunscribirse en términos
empíricos a los estudios de memoria autobiográfica, y particularmente a los estudios
de memoria episódica. Este punto de vista, desde la psicología, implica un
reduccionismo que invalidaría buena parte de la investigación que se viene realizando
en el mundo sobre el tema, y se limitaría a un estudio de la memoria colectiva como un
estudio de memorias agregadas de individuos (Olick, 1999, Roudomotof, 2003). De
esta forma, el campo se restringiría al estudio de la psicología cognitiva y la
neurociencia, y desde la historia se reduciría o bien a un objeto de estudio de la
disciplina, o bien, a relatos que no tienen que ver con la historia, sino más con el mito.
Por esta razón, Kansteiner (2008) considera que los métodos individualistas de la
psicología y el psicoanálisis no se pueden extender a los estudios de memoria colectiva,
tal como se ha pretendido hacer hasta ahora desde algunos enfoques de estudio,
puesto que ubica a la memoria colectiva como simple agregado de memorias
individuales; y a su vez, cuestiona la visión sociologista en la cual la memoria es vista
simplemente como un fenómeno colectivo.
Cualquier ser vivo necesita recordar unos mínimos procesos que le permiten
sobrevivir. En el caso de las bacterias, éstas elaboran enzimas especiales que se
convierten más adelante en parte de la memoria genética que se pasa a nuevas
generaciones, que les permiten resistir frente a los antibióticos; por tanto, sobrevivir.
Esto implicará que las enfermedades infecciosas para los seres humanos podrán
reeditarse con nuevas versiones resistentes, pero es evidente que la memoria genética
de las bacterias, en este caso, actúa como mecanismo vital de resistencia que les
permite sobrevivir, a pesar de los ataques que de los antibióticos puedan recibir
(Echeita, 2006).
Por esta razón, puede afirmarse que el yo de cada quien, es, en últimas, el sistema de
narraciones que cada uno tiene de sí mismo; que se interrelaciona y se activa de
acuerdo con los momentos y circunstancias por las que atraviesa la persona (Gergen,
1992).
En síntesis, las ciencias cognitivas en general consideran que hay tres tipos de
memoria: la procedimental, que es básica para el funcionamiento cotidiano de los
seres vivos, incluyendo los seres humanos y que tiene que ver con los hábitos y
funciones básicas para la sobrevivencia. La memoria semántica, que es una memoria
que se refiere al conocimiento que tenemos del mundo, tiene un carácter
representacional, se constituye por las huellas mnémicas que la realidad imprime en el
66
Concepto de memoria colectiva
Para Katherine Nelson (1992, En Ruiz Vargas, 2002) “la función primaria y
evolutivamente más primordial de la memoria es organizar nuestro conocimiento sobre el
mundo para formar un modelo funcional que pueda ser utilizado para interpretar y
predecir los eventos futuros… pero también para organizar y predecir el conocimiento sobre
nosotros mismos en la configuración del sentido del yo”. Esto requiere necesariamente una
interacción con el medio, que en los seres humanos es social y cultural, fundamental
para determinar la acción humana.
Por debajo de estos niveles está el de la memoria genética de la especie, que también
es información que se transmite con el objetivo de la sobrevivencia. Por encima, el
nivel social y político, donde estos autores, más que hablar de memoria, hablan de
costumbres, tradiciones e historia. Estos ámbitos, según Ruiz-Vargas (2008) son
objeto de la biología y las ciencias genéticas por un lado y de las ciencias sociales
(antropología, sociología, historia, ciencia política, etc.) por el otro lado;
pero no de la psicología.
67
Concepto de memoria colectiva
Factores Factores
biológicos estructurales y
y genéticos cognitivos
MEMORIA
FACULTAD Factores
sociohistóricos
Factores Factores
socioculturales sociopolíticos
68
Concepto de memoria colectiva
Esta reflexión conduce al concepto de “Yo narrativo” (Bruner, 1991, 1994, 1996;
Gergen, 1994, 1996; Barclay, 1994; Vásquez-Sixto, 2001), que indica que la
subjetividad de una persona no está marcada por una estructura mental dentro del
sujeto sino por la forma como ese sujeto se narra a sí mismo, cuenta su historia. En
esta construcción tiene un lugar preponderante la memoria, también como narrativa.
Cuando un sujeto se afirma a sí mismo, cuando se le pregunta quién es, cuenta
historias, relata vivencias (Bruner, 1994), que más allá de su estatuto de verdad o
existencia suponen una interpretación del sujeto sobre sí mismo.
Según Edwards & Potter (1992), en la narrativa de los hechos vividos no puede
considerarse cuál fue el “hecho original”, puesto que su estatuto epistemológico es
problemático y, para ellos, en realidad, este evento nunca puede ser establecido en
cuanto tal; por lo que debe ser asimilado como una narrativa. Para estos autores, no
hay recuerdos objetivos y, aun cuando el recuerdo es de un hecho existente, rara vez
hay una sola versión del mismo; por lo tanto, el recuerdo es también conversacional y
surge de un proceso comunicativo que construye una versión de lo acontecido.
Yendo más lejos: estas historias de sí mismo que se cuentan a otros, que pueden
constituir un “nosotros”, pueden variar según los oyentes, según ese nosotros; ese “yo
narrativo” es también dialógico, juega roles según múltiples juegos o escenas (Bruner,
1994; Goffman, 1993; Mead, 1929; Gergen, 1992). Este proceso se da en un marco
de interacción que define las acciones y las representaciones que se construyen en los
grupos concretos, de tal manera que el recuerdo, en este caso, deja de ser recuerdo
individual para convertirse en recuerdo compartido. Es la interacción la que define
las formas, las normas, los esquemas y los marcos para el recuerdo y para la memoria.
69
Concepto de memoria colectiva
Para Barclay (1994), Bruner (1994), Gergen (1994, 1996), Vásquez-Sixto (2001),
Van Oers (2004), Mendoza (2005 a y b) y Wertsch (2008a, b) la memoria
autobiográfica y el recuerdo no son solamente acciones de recuperación,
almacenamiento y codificación de información de una mente/cerebro, producto de
los diversos factores (variables) que operarían sobre ésta; sino, además, una acción que
se hace con otros, a partir de experiencias compartidas en un marco de significación
social, histórica y cultural; así, el recuerdo es formado por prácticas asociadas con lo
cultural y con las instituciones que permiten la convencionalización de las memorias.
71
Concepto de memoria colectiva
Este esquema implica que cualquier estudio que quiera abordar la memoria
individual debe tener en cuenta los procesos de interacción simbólica que
retroalimentan la estructura narrativa del yo y de la memoria, de tal manera que un
escenario privilegiado para abordar la memoria (individual y colectiva) son los
espacios grupales inmediatos, las conversaciones cotidianas, los grupos primarios
donde se actualizan mecanismos simbólicos de la cultura y se construye también el
anclaje en el sujeto de estos relatos culturales en la construcción de su subjetividad
(Cfr. Fivush, 1994).
Por esta razón, Ormeño Karluzovic (2004) y Ruiz-Vargas (2008) consideran que
es un error pensar la memoria exclusivamente una práctica social discursiva y
reafirman una visión representacional tanto del lenguaje como de la memoria; por lo
que retoman, también, la noción de memoria como registro, almacén y recuperación
de recuerdos que dicen “algo” sobre la realidad. Para estos autores, incluso, si se quiere
definir la memoria como lenguaje es claro que éste último no es más que un modo de
referenciar la realidad, poniendo en el nivel semántico sobre el pragmático, puesto que
el significado siempre refiere a una realidad concreta. Se dice o se recuerda algo del
mundo o de la realidad, aun cuando sea del pasado.
72
Concepto de memoria colectiva
Ahora bien, lo que es claro para la mayoría de los psicólogos cognitivos y el socio-
cognitivismo en general es que la memoria es una facultad de los individuos y de la
mente humana; por lo que la memoria colectiva, o la memoria histórica, no son más
que metáforas de la memoria como tal, y necesitarían ser redefinidas como conceptos
operativos si quieren ser estudiados por las ciencias sociales. Ruiz-Vargas (2008) dice
que toda memoria social será, por tanto, una memoria autobiográfica,
una memoria episódica.
Sin embargo, para Barnier & Sutton (2008) se trata más de una confusión
terminológica en torno a la memoria colectiva, que se debe a la multiplicidad de
investigaciones relevantes de un fenómeno sobreteorizado; pero no a su no existencia.
Para ellos, se podría conceptualizar mejor como “recuerdo colectivo”, superando la
mirada competitiva entre enfoques epistémicos y constituyendo una mirada
complementaria, porque al final se abordan aspectos diferentes de la memoria.
En esta misma línea, Wang & Brockmeier (2002) y Wang (2008) proponen
superar esta encrucijada a través del análisis del compartir social de la memoria, que es
donde se producen los procesos de recuerdo colectivo. Para ello, se deberían tomar en
cuenta las características de la comunidad para la cual un evento significativo ocurrió y
en la cual la memoria de este evento es subsecuentemente formada, compartida,
transmitida y transformada; analizando sus características sociohistóricas (Vásquez-
Sixto, 2001; Piper, 2005). Así, Wang (2008) define memoria colectiva como un
sistema socialmente compartido de recuerdo que se acompasa activamente como
proceso constructivo en los individuos y los colectivos, en el tiempo y el espacio,
construyendo significados compartidos.
73
Concepto de memoria colectiva
Además de esto, Wertsch (1988), Cole (1990) y Gergen (1996) afirman que uno
de los problemas de esta mirada cognitiva estriba en que ha estado encerrada en su
propio campo en un escenario de no diálogo entre escuelas al interior de la disciplina y
la psicología con otras ciencias sociales, por la separación entre los estudios dedicados
a lo individual y los dedicado a lo sociocultural. “En psicología se tiende a considerar lo
sociocultural como una variable a ser incorporada a los modelos de funcionamiento
individual. Esto da pie a un tipo de reduccionismo que da por supuesto que los fenómenos
socioculturales pueden ser explicados a partir de los procesos psicológicos” (Wertsch, 1988,
p. 19); pero de manera inversa sucede con los teóricos sociales que pretenden explicar
lo individual exclusivamente desde los niveles socioculturales.
Wertsch (1998) afirma, también, que este problema tiene que ver con las
deficiencias que las ciencias sociales y la psicología han tenido para acercarse a un
objeto complejo y multifacético; puesto que lo hacen desde puntos de vista
inconmensurables, parciales y fragmentados, como en la historia de los ciegos y el
elefante¹⁰. De tal manera que ninguna de las visiones de las escuelas psicológicas ni de
las ciencias sociales es falsa, pero es parcial e incompleta. El problema es que pareciera
10
Cuenta la historia que varios ciegos debían definir un objeto: un elefante. El primero agarró la trompa y dijo: “el elefante
es como una serpiente”, el segundo tocó el tronco y dijo: “es como una pared”; el tercero palpó las orejas y dijo: “es como
un abanico”; el cuarto tocó las patas y dijo: “es como el tronco de un árbol”. Todos tenían razón, salvo que su verdad era
parcial, necesitaban dialogar entre sí para poder definir al elefante.
74
Concepto de memoria colectiva
imposible conectar con las otras, porque cada una considera que la suya
es la versión verdadera.
Para romper esta lógica, es importante comprender “que los supuestos básicos y las
unidades de análisis que guían cualquier investigación en las ciencias humanas están
ligados a intereses políticos, culturales e institucionales. Estos intereses pueden no ser
admitidos de manera consciente y quizás no sean abiertamente invocados en un plan de
investigación, pero la aceptación de un conjunto de supuestos es algo inevitable y obliga a
una perspectiva basada en ellos” (Wertsch, 1998, p.25). En efecto, ya Habermas (1968
75
Concepto de memoria colectiva
Por esta razón, Wertsch (1998) piensa que el orden burocrático de las ciencias
sociales y de la psicología desarrolla una serie de “ineptitudes aprendidas, lo cual a veces
hace incapaces a las ciencias humanas de ofrecer interpretaciones útiles de los problemas del
mundo real de la sociedad contemporánea… que suelen involucrar muchas dimensiones e
interrelaciones complejas” (p. 22). El problema de la memoria colectiva y de sus
consecuencias en la vida de comunidades y sujetos es uno de estos problemas que
necesita una mirada más amplia, compleja e integral.
Por su parte, Winograd (1994) reconoce, también, estos dos puntos de vista del
trabajo en la memoria. Un constructivista posmoderno, donde destaca el trabajo de
Gergen (1994, 1996, 2007) que niega la posibilidad de correspondencia entre
recuerdo y realidad, puesto que siempre el recuerdo es una interpretación de los
hechos, diferente cada vez, de tal manera que las representaciones del pasado son
siempre construidas. El otro enfoque acepta que hay una correspondencia entre
realidad y recuerdo. Aun siendo la memoria un proceso reconstructivo, este proceso
se hace con materiales que han sido almacenados, con información que ha sido
preservada. Aunque no sea precisa, la memoria es dinámica; pero tiene su base en la
realidad de los hechos pasados.
Según Gergen (1994, 1996), el problema puede ser más amplio y se trata de la
discusión de dos marcos epistemológicos. De un lado, el esencialismo psicológico,
para el que la memoria es fundamentalmente un proceso mental. Este se mueve en un
marco ontológico dualista que divide mente / mundo y sujeto / objeto, de tal manera
que lo mental e interno es objeto de la psicología y lo externo de las otras ciencias
sociales. De otro lado, el textualismo, que se centra sólo en lo textual de la narrativa,
en el discurso y su estructura interna, que da cuenta de la estructura social, pero no
tiene en cuenta ni al sujeto ni al contexto.
77
Concepto de memoria colectiva
Esta visión es complementada por Jansen (2007), que identifica en las ciencias
sociales en general dos escuelas de estudios de memoria: la funcionalista y la
construccionista. Así pues, la dicotomía ontológica, epistemológica y metodológica
para este autor no se da sólo en la psicología sino en las otras ciencias sociales. Para
ello, fundamenta su argumento en la línea teórica sistémica y relacional, en la que los
procesos de construcción de memoria parten de interacciones colectivas, en las que los
grupos sociales, y también los individuos, afirman narrativas sobre el pasado, que
puedan ayudar a la configuración de un discurso en un grupo social, a su cohesión
social y a la definición de su identidad.
De allí que pueda decirse con Gergen (1994, 1996) que se deben tejer puntos
intermedios entre los extremos de la dicotomía individuo – sociedad y en la
compartimentalización del objeto, la memoria humana, recogiendo la narrativa
como elemento central de la acción humana, puesto que cualquier facultad mental se
da en el lenguaje y éste puede ser estudiado, pero no solamente en sí mismo, en cuanto
producción discursiva sino también porque habla del sujeto que lo produce y del
marco contextual (sociohistórico y cultural) donde se da esa narrativa.
78
Concepto de memoria colectiva
Así pues, la fijación del recuerdo está mediada por el proceso de conversación social
que se da a nivel intersubjetivo, pero que también tiene como trasfondo las formas
sociales, culturales y políticas del grupo social al que se pertenece. Lo social no
79
Concepto de memoria colectiva
En este mismo sentido, Shotter (1990) afirma que nuestra forma de hablar resulta
esencial, porque la función primaria del habla es la coordinación de la acción social.
“Nosotros hablamos en orden a crear, mantener, reproducir y transformar ciertos modos de
relaciones sociales” (p. 121); así el proceso de interacción social comunicativa es la
matriz, a través del habla, donde se construye el pensamiento, la representación y la
memoria, es decir, lo mental; donde una palabra no representa unívocamente un
objeto, un significado desde una perspectiva semántica, sino que su significado se
construye en el contexto de la interacción comunicativa, la pragmática del lenguaje.
Esto quiere decir que los seres humanos estamos inmersos en una realidad construida
sociolingüísticamente, por lo que aparece evidente a nuestra representación, sin
tomar en cuenta que está mediada por el lenguaje. No existiríamos sin esa mediación,
que porta los fundamentos del orden social en el que habitan los sujetos y los
constituyen como tales.
Las memorias colectivas son, entonces, narrativas sociales del pasado que son
portadas por diferentes grupos al interior de una sociedad, y que son actualizadas por
el sujeto individual que es constituido en ese marco sociocultural; no en abstracto,
sino también en lo concreto de las relaciones intergrupales: una clase social, un
género, un lugar de participación política, ser víctima o ser victimario, etc. En este
sentido, empata con todo el análisis que hace Martin-Baró (1983) de lo psicosocial
como un enfoque bisagra que enlaza el sujeto concreto con la estructura social; y
deconstruye hipótesis como las de personalidad de base (Kardiner, 1955) o mente
colectiva, utilizadas anteriormente. Esta mirada podría ser esquematizada de la
siguiente manera:
Memoria episódica
y autobiografía
(individual)
Memoria
como acción
y práctica
social
81
Concepto de memoria colectiva
Ahora bien, a partir de este enfoque, con el que me identifico y que será el fondo
epistémico y ontológico de mi investigación, también he podido desarrollar un
esquema que posibilite una panorámica de la memoria como problema y un marco
conceptual que delimite formas y acercamientos. Esta mirada inspirada en Ma. Jesús
Cava (2006) nos permite un acercamiento complejo que permite la identificación de
procesos de investigación.
Este esquema parte de la memoria individual, con sus diferentes matices, que es
objeto de la psicología cognitiva y de las neurociencias. En un segundo nivel está la
memoria grupal o memoria compartida, que se constituye a partir de las
conversaciones cotidianas entre grupos primarios (familia, amigos) (Cfr. Fivush &
Reese, 1992; Miller, 1994), trabajada también en investigaciones de psicología
cognitiva en torno al recuerdo colaborativo y el proceso grupal de recuerdo (Wessel &
Hauer, 2006; Barnier & Sutton, 2008; Maclaed & Macrae, 2001; Laney & Loftus,
2008; entre otros).
En un tercer nivel, se puede estudiar la memoria colectiva y social, que implica, que
las memorias compartidas en las conversaciones cotidianas de los grupos primarios
comienzan a circular por toda la sociedad. Incluye la acción pública de memoria, los
performances y actos de memoria de grupos sociales, las expresiones artísticas y los
testimonios públicos. Puesto que está implicado el anclaje de relatos sociales que se
instauran en espacios colectivos más amplios, que posibilitan explicaciones sobre los
hechos y acontecimientos de un grupo; interpretaciones en torno a la vida y las
experiencias que tiene un colectivo (Cfr. Halbwachs, 1925, 1950; Olick, 1998, 1999,
2007a; Werscht, 2002, 2008; Jelin, 2002a, 2003; etc.).
82
Concepto de memoria colectiva
Assmann (2008) va más allá cuando afirma que esta memoria puede ser, a su vez,
memoria cultural, es decir, un marco, un esquema de representación y de lenguaje que
trasciende las generaciones y posibilita interpretaciones de la realidad, que se
instauran, anclan y cristalizan en una cultura, incluso a través de siglos y milenios. Por
lo tanto, la memoria histórica y la memoria cultural incluirían la historia como relato
y son la base de la educación de las nuevas generaciones, además de hacer parte de los
relatos de socialización de los miembros más jóvenes de un grupo social.
: Interacción
Memoria Histórica - memoria cultural: Memoria Histórica - memoria cultural:
continua Cristalización de narrativas y relatos
Cristalización de narrativas y relatos
que pasan de generación entre los que pasan
en generación. diversos de generación en generación.
niveles.
83
Concepto de memoria colectiva
84
Concepto de memoria colectiva
Por lo tanto, para avanzar en el enfoque que quiero proponer y el marco ontológico
y epistemológico que se ha desarrollado en esta investigación, es necesario dar un paso
más, que implica avanzar en una perspectiva sistémica, que de forma general rompa
las dicotomías, la comprensión de la realidad por segmentos y la
compartimentalización del fenómeno. Esta mirada posibilita un enfoque
transdisciplinar, en la cual, ubicados en una disciplina, en este caso la psicología social,
se puede entrar en diálogo con otras disciplinas y se pueden abordar diversos niveles
sistémicos de un fenómeno, en este caso la memoria.
Por esta razón, Olick (1998, 1999, 2007a, b) desde la sociología y Wertsch (2002,
2008a) y Vásquez-Sixto (2001) desde la psicología, junto a una pléyade de
investigadores de las ciencias sociales, sugieren que el campo de análisis de la memoria
colectiva debe ser el de la dimensión social de las prácticas mnemónicas de
colectividades y grupos, lo cual abriría el campo de investigación a estudios
multidisciplinares, o desde cada disciplina con un enfoque transdisciplinar.
Estos autores plantean que los estudios de memoria social y colectiva implican,
también, trabajar con productos o herramientas culturales y prácticas mnemónicas en
espacios relacionales y de interacción; tales como las acciones públicas, las expresiones
performativas, los testimonios colectivos y otras formas de acción de memoria,
desarrolladas por actores sociales en el escenario societal. Esto permite un objeto
visible y susceptible de ser abordado metodológicamente, tanto con métodos
cuantitativos como cualitativos, que rompe la visión esencialista de la memoria como
facultad de la mente, y por lo tanto, con el mentalismo y la teoría representacional; y
abre además, las posibilidades de estudio a múltiples disciplinas y espacios (Shotter,
1990, Gergen, 1994).
Ahora bien, este autor (Paolicchi, 2000), junto con Vásquez-Sixto (2001) y Wang
(2008) piensan que al poner el énfasis en las memorias como producciones histórico
sociales de carácter narrativo, pueden estudiarse en varios niveles; según los cuales,
pueden entrar a trabajar las diversas disciplinas, de tal manera que estas producciones
fluyen de un nivel al otro: así una narrativa histórica puede estudiarse en el momento
de apropiación del sujeto individual y esto sería tarea de la psicología, pero también se
puede estudiar en sus procesos de transmisión institucional en la escuela y sería objeto
de la sociología, o bien como producto histórico al que se le puede hacer una
“arqueología” y sería objeto de la historia. Es decir, cada nivel es un sistema de mayor
amplitud y complejidad, pero interconectado con los anteriores.
Esto recuerda la visión sistémica de Gregory Bateson (1972, 1993), quien rompe el
mentalismo de la psicología desde su visión antropológica y plantea que la mente,
como información y lenguaje, circula por todo un sistema de interacción que incluye a
los sujetos pero también al mundo físico con el que éstos interactúan y al mundo social
en el que están inmersos (Gergen, 1996; Eyerman, 2004; Wessel & Moulds, 2008).
Esto posibilita investigaciones más complejas que permitan identificar factores
culturales (tradiciones, normas, esquemas narrativos) de la dinámica grupal concreta
o familiar o individual, o aspectos individuales que inciden en
las formaciones colectivas.
Este autor afirma que el objeto de la psicología social es “la acción en cuanto
ideológica”; dentro de la cual la memoria como acción humana es susceptible de un
estudio complejo que va más allá de las determinaciones neurales y cognitivas; la
observa y la estudia en su contexto histórico, social y cultural de construcción,
interacción y desarrollo (Billig, 1990; Shotter, 1990).
El análisis desde la acción implica una mirada sobre: el agente (el quién actúa), la
escena (dónde y cuándo se ejecuta), el acto (el hecho, la experiencia), la agencia (el
cómo se hizo) y el propósito (el por qué); coordinar estos elementos es una tarea
esencial en cualquier investigación en ciencias sociales, lo cual no es fácil con un
método analítico e hipotético deductivo de la ciencia tradicional, y de la psicología
experimental; ni en la investigación tradicional del cognitivismo (Burke, 1984, en
Wertsch, 1998; Bell, 2003).
histórico. Esta mirada exigirá métodos holísticos, más amplios, menos centrados en
variables, y más abiertos a comprender, interpretar y analizar en complejidad, tal
como se propone en el método de la presente investigación (Félix Vásquez (2001)
retoma este enfoque, abordando la mirada de autores como Billig (1990), Badeley
(1990), Bakhurst (1990), Cole (1990), Schwartz (1990), Barclay (1994), Gergen
(1994, 1996, 2007).
En este sentido, Giovanna Leone (2000) afirma: “Desde esta nueva consideración los
estudios de memoria escapan del peligro del realismo ingenuo o de ser reducidos a una mera
convención subjetivista, para convertirse en una responsabilidad compartida dentro de un
proceso en el que se van alternando la toma de decisión, la acción y finalmente, la
verificación de las consecuencias de la acción” (p. 152). Esto también implica el tema de
la responsabilidad, y una visión que permita reconocer los intereses ético-políticos en
la acción, pero también en la investigación: la memoria en cuanto a acción, y la
investigación sobre las memorias, como actos de responsabilidad hacia el pasado.
Así pues, de esta forma se supera el dualismo que divide lo individual y lo social,
donde al final, no es tan sencillo determinar qué es social y qué es individual, que es lo
externo y qué lo mental/interno en lo humano. Middleton & Edwards (1990) y
Vásquez-Sixto (2001) afirman que tanto recuerdo como olvido, son por tanto
“acciones” que están incorporadas y constituidas con las pragmáticas de las prácticas
sociales y comunicativas ordinarias; y portan significados simbólicos del mundo social
y natural en el que se mueven los sujetos.
Arribando a este punto, puede afirmarse que esta perspectiva holística y compleja,
implica una mirada que no es excluyente, sino incluyente, que deriva en un análisis de
la memoria en todas sus dimensiones: individual, compartida o grupal, colectiva o
social; e histórica y cultural. Siempre en una continua interacción entre los diversos
niveles tal y como lo han desarrollado Leone (2000) y Paolichi (2000), que implica un
cambio incluso en la forma de nombrar la memoria. Puesto que ésta deja de calificarse
en la oposición individual vs. colectiva, para ser asumida simplemente como
memoria, según diversas dimensiones, sin una separación taxativa de las disciplinas
que se acercan a este problema de estudio.
Así pues, habrá una dimensión individual de la memoria, que en un nivel sistémico
se podrá abordar de forma transdisciplinar desde diferentes disciplinas (psicología,
psicología social, antropología, etc.). Luego una dimensión interpersonal de la
88
Concepto de memoria colectiva
89
Concepto de memoria colectiva
Sin embargo, el hecho que se recojan relatos de vida no significa que se trabaje
con memorias individuales, puesto que se parte de esta mirada conceptual
compleja, en la cual cada relato está construido dentro de marcos sociales e
interactivos de memoria, tal como se ha esbozado anteriormente. Es decir, estos
relatos recogerán los procesos de interacción social y comunicativa que han
permitido que la experiencia individual y los recuerdos individuales se tramiten en
espacios grupales (grupos de apoyo mutuo – GAM), para la construcción de
memorias compartidas por las víctimas.
90
Concepto de memoria colectiva
92
3
¿QUÉ LE PASA A LA GENTE CUANDO
HACE MEMORIA?
Esta mirada se complementa con el trabajo realizado en los capítulos 6 y 7 sobre las
consecuencias que supone en los sujetos participar en procesos de memoria grupal y
colectiva. Los estudios de este tipo son recogidos por Rabotnikof (2010) en la tercera
línea de investigación y función de la memoria que se centra en la función o registro
terapéutico (Rabotnikof, 2010).
95
¿Qué le pasa a la gente cuando hace memoria?
· Prácticas conmemorativas
· Lugares de memoria
· Textos y relatos narrativos sobre el pasado en
perspectiva de construcción de una identidad
Registro colectiva o nacional.
identitario · Discusiones entre memoria e historia.
· Diferenciación entre recuerdos históricos y apropiación
mitológica del pasado.
96
¿Qué le pasa a la gente cuando hace memoria?
En ambos casos, se trata de una perspectiva médica tradicional que evalúa los
sujetos en su dimensión individual, en sus reacciones y síntomas; y desde allí se genera
el diagnóstico, y con éste el tratamiento. Por lo demás, se ha utilizado en diferentes
contextos, de los cuales presentaré a manera de ejemplo algunos de ellos: Van Boemel
& Rosé (1992) y Judith Shepherd (1992) trabajan el TEPT con refugiadas
camboyanas y vietnamitas en Estados Unidos, respectivamente; Bowen, Carscadden,
Beighle & Fleming (1992) con mujeres víctimas de la guerra en El Salvador. Allden,
Poole, Chantavanich, Ohmar, Aung & Mollica (1996) lo observan en disidentes
políticos exiliados adultos y jóvenes de origen tailandés; Van Belsen, Gorst-Unsworth
99
¿Qué le pasa a la gente cuando hace memoria?
& Turner (1996) y Basoglu, Mineka, Paker, Aker, Livanou & Gok (1997) lo describen
en sobrevivientes de tortura; Holtz (1998) lo estudia comparando refugiados y
personas torturadas de origen tibetano; Shrestha, et al. (1998), trabajando con
refugiados de origen Butanés en la India; Fox & Tang (2001) lo abordan con
refugiados de Sierra Leona en el campo de la ONU en Gambia; Hough, Canino,
Abueg, & Gusman (1998) lo analizan es hispanos inmigrantes y refugiados de origen
mexicano y guatemalteco; Igreja, et. al. (2004) lo abordan como categoría referencial
para analizar la mejoría emocional de las víctimas en los procesos de intervención en
Mozambique; Kamminer, et. al. (2001) lo utilizan para evaluar el estado emocional
de las víctimas que participaron en la CVR sudafricana; Ruiz-Vargas (2006), en un
análisis psico-histórico de las víctimas y sobrevivientes de la represión franquista.
100
¿Qué le pasa a la gente cuando hace memoria?
101
¿Qué le pasa a la gente cuando hace memoria?
Sólo hasta los años 60 comienzan propiamente a emerger los discursos que a finales
de los 70 van a ubicar el holocausto como referente moral: el primero tiene que ver con
la concepción del holocausto como incomprensible, inabarcable, inexplicable, que lo
lanza al terreno de lo numinoso, y lo pone en un plano teológico. Desde aquí el
holocausto ocupa un relato de tipo dramático que se asemeja al de la tragedia, en la
cual tanto las víctimas como los victimarios son compelidos a una revisión moral de
sus acciones, que tiene un fin catártico para la sociedad. En este momento el
concepto de mal absoluto ya lo encarnaba el “acontecimiento” del holocausto
(Adorno, 1962, 1967, 1968; Reyes Mate, 2003, 2008)
De allí la aclaración de Smelser (2004a, b), el trauma cultural tiene un impacto tan
amplio, que puede generar una cohesión identitaria en una nación o puede
fragmentarla. Puesto que hay una relación entre trauma colectivo, memoria colectiva
e identidad colectiva. El trauma cultural implica un afecto negativo o vivencia
negativa que ha sido considerada indeleble por el grupo y es considerado un daño que
afecta los cimientos de la sociedad. Con lo cual se reconoce como tal, por lo tanto, se
realizan acciones para su afrontamiento. Es un trauma de un orden diferente al
trauma psicológico individual, que tiene otras formas de abordaje. Para el autor el
trauma cultural necesita ser abordado en la memoria colectiva, lo cual, también
implica para su afrontamiento, acciones de conmemoración, restitución,
monumentos y museos que le den un lugar en el imaginario colectivo. Mientras el
trauma individual puede tratarse en un espacio terapéutico, el trauma cultural
necesita escenarios socio-culturales para ser abordado.
104
¿Qué le pasa a la gente cuando hace memoria?
Este punto de vista puede ser discutible y puede ser visto de forma contraria, tal
como lo demuestran las investigaciones que abordan el problema de la transmisión del
trauma (Minow, 2008a, b), en las que las secuelas se observan en el largo plazo, más
allá de la vida del sujeto individual, mirando los efectos traumáticos en la
descendencia hasta la cuarta generación, principalmente en supervivientes del
holocausto, familiares de víctimas y de agresores, que expresan síntomas frente a lo no
dicho, lo no enunciado en el contexto familiar o social: Sichrovsky¹¹ (1988),
Heimmansberg & Schmidt (1992); Tschuggnall & Welzer (2002), Bohleber (2007)
en el trabajo con familias de ex nazis, analizan la forma cómo los silencios, la distorsión
de la realidad, la ocultación de la culpa y la vergüenza dejan abiertas vías de
comunicación no verbal, a través de las cuales se va transmitiendo
la memoria traumática.
De otro lado con víctimas de los campos de concentración, sobre este mismo
fenómeno han trabajado investigadores como: Fine, 1998; Kellerman, 1999; Sagi-
Schwartz et. al., 2003. Jean Kestenberg (1993) lo nombra como “transposición
generacional traumática”, lo que implicaría vivir en dos temporalidades, el presente
propio y el pasado de los padres en un intento por comprender y compartir el mundo
de la vida y la historia de ambas generaciones. Rosenthal & Volter (1998) realizaron
un estudio comparativo entre familiares de víctimas judías y de perpetradores nazis,
encontrando similitudes en muchos de sus comportamientos: se bloquea la
comunicación y la transmisión, presentan más reacciones psicosomáticas que la
población normal, tienen actos fallidos, sentimientos de culpa, procesos de
maduración y autonomía alterados. Aparece como constante el silencio familiar en
torno a los hechos; y en los familiares de agresores se dan fantasías de ser víctimas, y
viceversa, se observaron fantasías en las víctimas de ser agresores.
Para Miñarro & Morandi (2009), quienes trabajan con familiares de víctimas de la
guerra civil española, los traumas vividos en situaciones de catástrofe social, que han
106
¿Qué le pasa a la gente cuando hace memoria?
“cuando una sociedad niega el crimen, que todos conocen, cuando el horror se sabe pero
no se admite, el mensaje edulcorado de inocencia y de buenaventura para el porvenir es (en
la transmisión a las generaciones) un efecto de impostura y de mentira. No hay un agujero
de la memoria. No se puede dar vuelta a la página y encontrarla en blanco para inscribir
un porvenir radiante. Lo que hay es la transmisión activa de la negación, de la
trivialización del crimen horroroso, el que muchos conocen y del que nadie habla. La
transmisión de esta impostura y esta mentira tiene efectos destructivos en la mente y en el
lazo social, es decir, en la trama psíquica y transpersonal de la organización subjetiva y la
construcción identitaria”.
107
¿Qué le pasa a la gente cuando hace memoria?
“Con ello no se quiere decir que se produzca algún efecto uniforme o común a toda la
población o que de la experiencia de la guerra pueda presumirse algún impacto mecánico
en las personas; precisamente si se habla del carácter dialéctico del trauma psicosocial es
para subrayar que la herida o afectación dependerá de la peculiar vivencia de cada
individuo, vivencia condicionada por su extracción social, por su grado de participación en
el conflicto, así como por otras características de su personalidad y experiencia” (Martín
Baró, 1990, pp. 77 – 78).
12
Hamber (2011) utiliza el concepto utilizado por Becker de “traumatización política extrema”.
13
Porque también existirían situaciones límite movidas por catástrofes naturales, que también afectan a la colectividad.
109
¿Qué le pasa a la gente cuando hace memoria?
religiosa, histórica, se tejen en la interacción cotidiana de los sujetos, los grupos y las
instituciones que conforman una colectividad.
Una situación límite de tipo político, se caracteriza por su masividad (en número
de hechos y de víctimas), su carácter inesperado que dificulta enormemente la
asimilación de la pérdida (no se alcanza a leer la realidad y desborda los cálculos). Se
trata de sucesos vitales, fuertemente negativos, imprevisibles, incontrolables, que no
solamente tienen una gran intensidad, sino también alta frecuencia (se dan
simultáneamente o en muy breves intervalos de tiempo). Además, se suelen
acompañar de terror y escenificación del horror con el objetivo de paralizar la
población. El problema es mayor cuando no hay un espacio ni un ambiente propicio
para expresar los sentimientos y las emociones; y las pérdidas se niegan socialmente; lo
que lleva a la pérdida de las redes de apoyo sociales y al aislamiento social (Martín
Beristain, 2005).
En esta misma línea, para Brynton Lykes (2001b): las víctimas son actores en
situaciones extremas. No son portadoras de una patología especial. Por esta razón,
Piper (2005) se niega incluso a utilizar cualquier referencia al trauma. Y autores como
Fernández de la Mata (2006), desde una perspectiva antropológica, nombra estas
experiencias límite y traumáticas como: “ruptura del mundo”, concepto con el que
trata de comprender los efectos de la irrupción de una inesperada cultura del terror y
sometimiento, que ha marcado la vida de las víctimas y sus consecuencias en la vida
personal y colectiva.
Efectos Individuales
en muchos casos contra los seres queridos perdidos, por haberse “ido”.
· Predomina la soledad, alimentando en silencio su dolor y resentimiento,
sumergiéndose en muchas ocasiones en su propio mundo y cortando sus
relaciones con el resto de la comunidad.
· Sentirse a merced de otro o de otra, donde casi la única alternativa es apelar
a un poder superior: el poder de Dios. La fuerza de los hechos se une a una
sensación de impotencia, siendo la resignación la única respuesta posible.
· Sentirse en muchos casos menos que humano, como “basura”, sin valor,
como objeto de cambio al que no se le debe tener ninguna consideración;
lo cual implica una grave afectación de la dignidad humana,
especialmente por el trato que reciben las víctimas por parte de los grupos
armados: el dolor se hace más fuerte al vincularse a la deshumanización de
las víctimas, a la falta de un trato digno, especialmente en el momento de
la muerte (Villa et al., 2007, PP. 83 – 85).
Además de ello, Cabrera (2004) enuncia que el miedo como clima emocional
instaurado en las comunidades genera reacciones corporales de tensión, reacciones
impulsivas y de desorganización de la conducta, alteraciones en el sentido de realidad,
y la retroalimentación continua del temor que no permite un análisis claro de la
situación. Se genera un clima de desconfianza que inhibe la comunicación y lleva a la
113
¿Qué le pasa a la gente cuando hace memoria?
En muchos casos sólo queda el silencio, porque no puede nombrarse aquello que
aparece innombrable, impronunciable, inenarrable. Es el sinsentido total, lo que no
se puede significar, porque no existen categorías ni referentes mentales ni culturales ni
sociales para poder comprender experiencias marcadas por los niveles de barbarie y
terror como las que han experimentado. Se trata de una experiencia que parece
intratable, pero que necesita acciones que lleven a la reconstrucción (Martín Beristain
et. al, 1999, 2000; Bohleber, 2007; Martín Beristain, 2009).
Por esta razón Martín-Baró (1990) afirma que la guerra, la represión y la violencia
política hacen que un país deba adecuar todos sus procesos sociales, económicos,
políticos y culturales a sus dinámicas. El conflicto lo atraviesa todo, la vida de las
personas, las relaciones sociales, el ejercicio de la política, etc. Esto tiene que ver con la
misma dinámica de la guerra donde se busca penetrar el tejido social, las relaciones
sociales y la subjetividad con el fin de romper estas dimensiones humanas y lograr un
mejor control (Lair, 1989).
114
¿Qué le pasa a la gente cuando hace memoria?
En palabras de Martín Beristain (1999, 2005), Lykes, Martín Beristain & Cabrera
(2007) se da una ruptura del tejido social y solidario; pérdida de la dignidad tanto en el
nivel individual, familiar y comunitario que trae consigo (Cfr. ODHAG, 1998):
115
¿Qué le pasa a la gente cuando hace memoria?
116
¿Qué le pasa a la gente cuando hace memoria?
La mirada y el análisis, por tanto, no puede centrarse en los sujetos, sino en una
perspectiva relacional y sistémica que permita comprender, tanto los efectos en los
sujetos, como las rupturas que se viven en la familia y en la comunidad, y esto, no de
una forma mecanicista y lineal; sino de forma sistémica, de tal manera que los
procesos sociales y políticos también sean considerados, de tal manera, que cualquier
acción psicosocial debe tener presente estos marcos complejos para poder desarrollar
una intervención en estos contextos.
La mirada psicoanalítica
Por esta razón, más adelante, Freud (1916) en “Recordar, repetir y reelaborar”
muestra cómo el proceso psicoanalítico de recuerdo y elaboración permite al paciente
la superación de la vivencia traumática que origina los síntomas. Esto implica un
trabajo arduo y un proceso que se toma su tiempo. Pero que se debe hacer por la vía de
la simbolización y la representación de la palabra. Si este proceso no se realiza, lo que
sucede es que más que recordar, el paciente actúa el síntoma, actúa la vivencia y no la
elabora, es decir, la repite. Y esta repetición es un obstáculo al proceso de curación.
Käes & Puget (1991), Ulriksen & Viñar (1993) y Viñar (2007) recogen la
tradición psicoanalítica en el proceso de atención a víctimas en el cono sur: afirman
14
Acting, es un concepto psicoanalítico que se refiere a una acción que se ejecuta inconscientemente, muchas veces de
forma compulsiva, como una forma de darle vía de salida a la energía que el trauma condensa dentro del psiquismo del
sujeto. Se supone que la acción posibilita la liberación de esta energía, sin embargo, como no es un acto elaborador de la
experiencia traumática, esta acción es fallida, por eso vuelve una y otra vez.
118
¿Qué le pasa a la gente cuando hace memoria?
que el espanto de la represión política no produce experiencia sino silencio. Por eso
una memoria sólo del horror no es memoria. Así pues la memoria debe ser una acción
con palabra: para estos autores, como especie hablante, somos una especie de
memoria a través de la palabra. Cuando esto se prohíbe, la memoria se convierte
automáticamente en un acto sagrado de resistencia y dignidad. Pero la palabra debe
salir del lugar cerrado de la terapia, ocupar un lugar social, hacerse pública, puesto que
como afirman Käes & Puget (1991) lo que ha venido a la experiencia subjetiva desde
el mundo social y político, se devuelve a este ámbito por la palabra y el testimonio.
Vidal (1990) y Ruderman (1999) coinciden con este punto de vista. En su trabajo
terapéutico con personas torturadas en el cono sur, afirman que es fundamental que se
rompa el modelo tradicional psicoanalítico. En este caso, el proceso traumático
procede de un real y no es producto de la historia fantasmática familiar. Donde el
terapeuta no puede asumir una posición neutral, sino construir, desde un vínculo que
atraviesa lo político, un escenario seguro, donde el sujeto pueda narrar y elaborar lo
vivido; que ha dejado marcas en el cuerpo, en la psique y en sus relaciones. Este
proceso implica llevar a la terapia la realidad social, política, no sólo la historia
personal del sujeto; pero a su vez implicaría devolver al sujeto a ese escenario como
mediación para la elaboración de su experiencia traumática.
Finalmente, y desde este mismo marco psicoanalítico, Teubal, Veiga & Bettanin
(2005) en un estudio con hermanos de personas desaparecidas, reafirman la
importancia de la palabra y de la memoria como mediación en la elaboración de sus
propias vivencias traumáticas. Según las autoras los hermanos, suelen ser los que
quedan en segundo plano en el discurso de los padres, de las familias y de la sociedad.
Por lo tanto, su silencio, en muchos casos es doble, por lo que la necesidad de hablar,
aunque reprimida, puede ser mayor.
120
¿Qué le pasa a la gente cuando hace memoria?
El “debriefing”.
Desde este marco teórico, Pennebaker (1994), Pennebaker & Crow (2000) y
Pillemer (2003) afirman que tanto hablar como escribir sobre hechos traumáticos
puede ser benéfico para las personas. Esto implica: poner en evidencia la situación y
contactarse con los dolores, sentimientos y emociones ligados al hecho. Este proceso
implica “echar un vistazo atrás y confrontarse con las cosas”, pues según estos autores
es la única manera de dar un paso y superar la situación. Esta confrontación con los
hechos dolorosos, a través del habla en terapia, en grupos de apoyo o a través de la
escritura, puede ser fuente de estrés y de dolor, especialmente en los primeros
momentos, pero los resultados han mostrado que después de una primera fase de
dolor intenso, de rabia, viene un proceso de recuperación del bienestar psíquico, que
le permite a las personas activarse y desarrollar procesos “normales”
en su vida cotidiana.
15
Es importante acotar que las investigaciones de trabajo terapéutico con el TEPT son inconmensurables. Aquí
solamente referencio, algunas de las que han incluido dentro de las múltiples técnicas desarrolladas, trabajos de memoria
colectiva.
16
Modalidad de grupo de apoyo, con un carácter catártico, que se ha posicionado como una forma privilegiada del
tratamiento del TEPT.
121
¿Qué le pasa a la gente cuando hace memoria?
Patricia Robin Herbst (1992) diseñó una estrategia de trabajo grupal con
refugiadas camboyanas en Chicago, a través de la historia oral, en un proceso de dos
años que posibilitó, según la autora, la cura de los trastornos de estrés postraumático
que presentaban las participantes. El espacio de confianza, aceptación y libertad para
expresar su rabia y su dolor, fueron fundamentales para la remisión de los síntomas.
122
¿Qué le pasa a la gente cuando hace memoria?
Morris, et. al. (1993) trabajaron la terapia narrativa con pacientes refugiados chilenos
y camboyanos en Australia; encontraron que mientras con los chilenos el proceso
había significado ostensibles mejorías, con los camboyanos habían tenido serias
dificultades, con lo cual se preguntaron sobre los marcos culturales de los sujetos, la
pertinencia de un tipo de terapia según la cultura de los participantes e incluso por la
universalidad del TEPT.
Por su parte, Davidson, Pennebaker & Dickerson (2000) en una investigación con
varios tipos de participantes en grupos de apoyo (enfermedades, alcoholismo,
afrontamiento del SIDA y de situaciones límite), afirman que el hablar en grupos de
apoyo se convierte en un medio efectivo para afrontar situaciones límite. Pasupathi
(2003) afirma que la gente comparte sus recuerdos para ayudar a otros a sentirse
mejor, por eso la gente reporta menos emociones negativas y más emociones positivas
después de hablar a otros acerca de sus experiencias, desarrollando dinámicas de
regulación emocional y mejorando los síntomas del TEPT. De allí que concluya que
la pérdida de soporte social sea un factor de riesgo para la instauración del
TEPT en las víctimas.
Para Ruiz Vargas (2006), en su análisis sobre las consecuencias traumáticas de las
víctimas y los vencidos en la guerra civil española y la represión franquista, la primera
ayuda fundamental para cualquier víctima o sobreviviente de una situación “infernal”
es la palabra. Para lo cual enuncia varias razones: en primer lugar porque la víctima
necesita saber, necesita comprobar que no está sola, que tiene alguna red de apoyo,
aceptación y protección; para el autor este proceso se hace a través de la palabra como
mediación comunicativa, es el medio para reconstruir la pertenencia a un espacio
colectivo. En segundo lugar, esto abre el escenario para poder “contar su historia”,
puesto que la aflicción, la angustia moral y la humillación, la rabia y la desesperación
acaban invadiendo el cuerpo si no hay canales sociales adecuados para manifestarse.
Negar la palabra, negar el dolor, ahogar las emociones, son para el autor vías
adecuadas para la instauración del TEPT, con el que se afecta también la memoria
autobiográfica, puesto que los fragmentos del trauma se disocian de la conciencia,
desconectados de la historia vital del sujeto; por eso se convierten en recuerdos
intrusivos. De allí que al final recomiende la terapia de exposición narrativa,
siguiendo a Pennebaker (1993a, b, 1994), con lo cual el trauma se transforma en
palabras y posibilita, además, la recuperación de la dignidad y el descubrimiento de la
verdad. Para el autor esto se les negó a las víctimas del bando perdedor en la guerra
123
¿Qué le pasa a la gente cuando hace memoria?
civil española y a los represaliados por el franquismo; por esto, los describe como
“muertos vivientes” y aboga por los procesos de recuperación de la memoria histórica
en España (Ruiz-Vargas, 2006). En otra investigación Orozco Ramírez (2010),
analiza la escritura y el compartir grupal como medio para la superación de los
traumas, específicamente el TEPT.
“Más de veinte años después, me parece que el testimonio fue terapéutico para quienes
consultaron en esos momentos. La experiencia represiva reciente abría la posibilidad de profundizar
en las emociones asociadas a las pérdidas que amenazaban sus vidas y sus condiciones de vida. Para
muchos era la pérdida del empleo o la vivienda; del derecho a vivir en su patria, al buen nombre y
dignidad y al derecho a luchar por sus valores y creencias. A su vez, situar la experiencia represiva en
el contexto de la vida y del compromiso político de la persona, permitía relacionar dimensiones
afectivas personales y dimensiones político sociales, habitualmente muy disociadas, lo que
contribuía a potenciar los recursos personales y facilitaba una mejor convivencia cotidiana al
interior de la familia”. (Lira, 2011, p. 12)¹⁸
17
Pseudónimos de Elizabeth Lira y Eugenia Westein, utilizados como forma de protección en la época de la dictadura.
18
“Las sesiones eran de 2 a 3 horas. El número de participantes variaba entre 12 y 20 personas (6 a 10 parejas). Los
participantes eran invitados a hablar sobre el pasado y el próximo futuro. Sobre el pasado pudieron compartir las
experiencias de cárcel, pero también las experiencias de búsqueda y sobrevivencia. Pudieron hablar del impacto de la
represión política sobre sus vidas, principalmente acerca de los efectos de la tortura, el dolor, el miedo, el temor por los
hijos, el sufrimiento y el impacto que esa experiencia tuvo sobre los niños. En relación sobre el futuro, hablaron de sus
temores e incertidumbres y pudieron anticipar también las dificultades del exilio que se avecinaba” (Lira, 2011, p. 3).
124
¿Qué le pasa a la gente cuando hace memoria?
Agger & Jensen (1990) desarrollaron una investigación clínica con refugiados
políticos en la que afirmaban que el testimonio narrativo, construido en un espacio de
contención, de apoyo, de neutralidad terapéutica, donde la persona reconstruye su
vida, su historia, realizando una atribución de sentido y significación a sus
experiencias, retomando un hilo conductor entre presente pasado y futuro; y
generando un sentido de control vital y dignidad, permitía la recuperación emocional
de las víctimas de violencia colectiva, remitiendo los síntomas del TEPT. Las autoras
proponían este proceso en un trabajo de entre 12 y 20 sesiones, en las que no
solamente se habla, sino que se escribe la historia, se confronta con el terapeuta, se
genera coherencia, se resuelven contradicciones y por último se firma el documento.
Sin embargo, en casos de duelo complicado (desaparición forzada o permanencia de la
violencia y la represión) este proceso terapéutico no era tan útil. Estas autoras
nombraron esta metodología de trabajo como el modelo chileno, desarrollado como
alternativa ante la incapacidad de la psicoterapia tradicional de responder a las
demandas de las víctimas (Piper, 2003, 2005).
En esta misma línea, Adriane Aron (1992) desarrolló un trabajo con mujeres
refugiadas de El Salvador en Los Ángeles, allí afirma que el testimonio narrativo es un
puente claro entre psicoterapia y socioterapia. Es decir, recoge el lugar bisagra entre le
dimensión psíquica y la dimensión social. Las mujeres salvadoreñas que han dado
testimonio de sus historias han realizado una autoafirmación de las injusticias
padecidas y un reclamo para recuperar su dignidad, al mismo tiempo que se ha
posibilitado una mejor condición emocional.
125
¿Qué le pasa a la gente cuando hace memoria?
Rimé (2007) llega a un punto de síntesis entre una tradición más sociocognitiva y
una más narrativa, cuando, partiendo del estudio de las emociones privadas y su forma
de difundirse en contextos microgrupales y societales, observa el proceso de
construcción del compartir social, que se convierte en proceso narrativo de
construcción de memoria, que impacta en la cohesión social, en la solidaridad y
fortalece la identidad colectiva, generando un clima emocional positivo. Para el autor
espacios grupales de apoyo, se convierten en escenarios de construcción de un clima
emocional diferente y de construcción de una memoria colectiva resistente y
terapéutica. Por esta razón, Rimé, Páez, Basabe & Martínez (2009) reafirman que un
alto nivel de compartir social predice: altos niveles de expresión emocional negativa y
rumiación mental (en el momento de hacerlo) y a largo plazo una mejor integración
126
¿Qué le pasa a la gente cuando hace memoria?
social. Pero también consideran que estos procesos narrativos ayudan al crecimiento
postraumático (y el compartir emocional es una forma de compartir narrativo que
genera transformaciones positivas en los sujetos y el colectivo).
De otro lado, autores como Beck & Coffey (2005) y Wessel & Moulds (2008)
argumentan que el recuerdo colectivo colaborativo (cooperativo) puede ayudar a la
recuperación después del trauma, por tanto las técnicas de recuerdo compartido
pueden proveer un uso adicional para el tratamiento del TEPT. Su planteamiento se
sitúa a medio camino entre el sociocognitivismo y la terapia narrativa, desde una
posición más ecológica y sistémica. De la tradición retoman el concepto de influencia
social y contagio social para hablar de los procesos colectivos del recuerdo,
reconociendo tres funciones en las memorias autobiográficas y colectivistas:
autorregulación del sí-mismo (identidad), dirección y guía del presente y el futuro a
partir del pasado, y modulación de la interacción social.
Estos serían los principios básicos del “debriefing”, que se suelen aplicar en la
intervención humanitaria y en la cooperación, desde esta perspectiva, lo cual puede
ser un problema, puesto que someter a una población a este tipo de estrategia, más que
generar cura, puede generar mayor incidencia sintomática, puesto que en el contexto
donde se ha producido el trauma, el hablar y revelar las emociones puede que no sea
tan benéfico y puede exacerbar y multiplicar las reacciones y la incidencia sintomática
(Bisson, Jenkins, Alexander & Bannister, 1997; Everly & Mitchell, 2001; McNally,
Bryant & Ehlers, 2003; Pérez Sales, 2006; Wessel & Moulds, 2008).
127
¿Qué le pasa a la gente cuando hace memoria?
“Sobre la creencia de que tanto hablar como compartir las emociones contribuye a la regulación
afectiva, tras el atentado del 11 de marzo, al igual que en otros traumas colectivos, se aplicó a
muchas víctimas potenciales del atentado terapias de “debriefing”. Contrasta este hecho con las
evidencias que se están poniendo de manifiesto en numerosos estudios que señalan que hablar en
grupo – en el momento inmediato de la catástrofe – sobre las vivencias traumáticas no facilita una
mejor adaptación al hecho traumático. En otras palabras, hablar sobre un hecho traumático no es
necesariamente adaptativo en sí mismo”. (P. 231).
Esta conclusión pone en evidencia una paradoja: por un lado, las investigaciones
muestran que el hablar, el compartir las emociones, el desarrollar técnicas narrativas
puede ser benéfico para las víctimas y para las comunidades sometidas a situaciones
límite de tipo político. Pero, por otro lado, otras investigaciones muestran que esto
puede ser, incluso perjudicial para las víctimas. De acuerdo con Páez, Martínez &
Rimé (2004), Rimé (2007) el problema estriba en que son dos procesos diferentes.
Una cosa es un proceso terapéutico inducido, con la presencia de profesionales de la
psicología y/o la psiquiatría, en un contexto catastrófico o de violencia política, y otra
es el reparto emocional en la conversación cotidiana de la comunidad.
Por lo tanto, se debe diferenciar entre una técnica como el “debriefing”, que
construye un contexto de relación entre personal de la salud mental y personas
“traumatizadas” en un modelo médico y en unas relaciones de saber-poder; con los
espacios de conversación del compartir emocional, que son espacios cotidianos de la
gente, donde se tramitan emociones tanto positivas como negativas, lo cual es muy
diferente. Además, por su marco teórico, centrado en TEPT, ignoran y pasan por alto
los procesos ideológicos y las relaciones de poder que pueden ponerse al servicio de
intereses políticos y sociales.
intervención psicosocial debe estar en relación permanente con otras formas de ayuda
e intervención, y en las primeras fases siempre se debe responder más a situaciones
prácticas y concretas de la vida de la gente, facilitando la coordinación y la
colaboración. Finalmente la ayuda de la palabra, los grupos de apoyo, que deben
adecuarse al contexto y a la cultura, solamente son posibles y efectivas en etapas
posteriores a la situación crítica, con grupos de personas que puedan tener algún tipo
de malestar o sintomatología después de dos meses, sin que eso implique su
calificación como portadores de un TEPT.
19
Puesto que hay reportes de trabajos a largo plazo con mejoría en los síntomas: Robin Herbst (1992), Pennebaker (1994),
Beck & Coffey (2005) y Wessel & Moulds (2008).
20
En este punto he expuesto el problema que se da en la intervención con víctimas en torno al hablar o el no hablar, en
términos de la técnica psicológica. Más adelante lo abordaré en términos de la perspectiva de las víctimas desde una
visión más antropológica.
129
¿Qué le pasa a la gente cuando hace memoria?
Es claro, por tanto, que cuando se realiza una intervención desde un marco
conceptual centrado en el trauma individual (como el TEPT), esto supone un énfasis
en la atención individual y en el trabajo terapéutico grupal. Pérez Sales (2006) y
Clancy & Hamber (2008) reconocen que en los espacios de ayuda de emergencia y
cooperación al desarrollo se ha normalizado la utilización indiscriminada del
“debriefing” o las terapias narrativas, en muchos casos sin atender al contexto y a la
misma situación de las víctimas, en un marco teórico que buscaría superar la
fragmentación generada por el trauma, donde el terapeuta daría un marco emocional
de auto-entendimiento que le permite volverse a asumir como sujeto, lo cual, como se
ha dicho, puede en algunos casos exacerbar el sufrimiento individual y grupal (Cfr.
Ballenger, et al., 2004).
Clancy & Hamber (2008) conectan con estos puntos de vista y reconocen tres
modelos de intervención psicosocial: el modelo basado en los Derechos Humanos,
que ha implicado intervenciones en Argentina, Chile y Sudáfrica, el trabajo enfocado
en la comunidad (enfoque indigenista), que ha desarrollado procesos en países con
tradiciones culturales diferentes a la occidental (Guatemala, India o Sri Lanka); y el
enfoque basado en género. Para estos autores estas tres formas de intervención han
demostrado hasta ahora mejores resultados en los procesos de recuperación de las
víctimas de hechos violentos de carácter sociopolítico, que los modelos centrados en el
trauma individual, particularmente los de corte anglosajón, centrados en el trastorno
de estrés postraumático y la atención individual o grupos terapéuticos²¹.
21
Debriefing
130
¿Qué le pasa a la gente cuando hace memoria?
Ahora bien, Clancy & Hamber (2008) concluyen que un modelo psicosocial debe
tomar elementos de los tres enfoques y que incluso debe tener en cuenta algún nivel de
atención individual. Pero lo más importante es que este modelo debe estar
incardinado en un proceso más amplio que dialogue con las perspectivas de desarrollo
y construcción de paz, puesto que es allí, inserto, donde tendrá mayores
oportunidades de generar cambios y transformación. Esto implica un cambio de
mentalidad en la comunidad internacional del desarrollo y en la de la intervención
psicosocial, que implicará una mirada integral e interdisciplinaria, donde la acción
por la justicia, la justicia social, lo político tendrá incidencia en la salud mental.
Claro, el problema para realizar procesos desde este enfoque es que necesitan
tiempo, necesitan consolidarse. Resistir a años de violencia, necesita apoyos que
requieren años. Más en el acompañamiento y la presencia, que en los mismos recursos
económicos. Para Carlos Martín Beristain (1999, 2007) estos procesos se deben
hacer desde abajo, con la gente y para la gente, respetando sus ritmos y dinámicas. Y
esto requerirá mayores esfuerzos de los cooperantes, de las agencias, los funcionarios y
las instituciones, en una dinámica centrada más en el proceso de las comunidades, que
en la planeación, el marco lógico y el cumplimiento de objetivos en un determinado
tiempo; es decir, requiere un más allá de la mentalidad tecnocrática (Duffield, 2004)
que permea toda la acción del Estado, de la ayuda humanitaria y la cooperación al
desarrollo.
Por esta razón, Summerfield (1996, 2000), Lykes (2001a), Pupavac (2004),
Martín Beristain (2007a) y Clancy & Hamber (2008) afirman que a esta lógica
tecnocrática de la cooperación se ajustan más los modelos de intervención centrados
en el TEPT porque desideologizan el sufrimiento y permiten un diagnóstico
universal, lo cual, dentro de su lógica economicista de recursos, objetivos y resultados
en el corto plazo, positivista de medir y cuantificar y tener una intervención neutra; se
ajustan mucho más a la lógica burocrática de las agencias de cooperación y de las
intervenciones cortoplacistas del Estado, son más fáciles de implementar, ejecutar y
evaluar; lo cual facilita canalizar fondos y desarrollar proyectos. Así pues, se da
preferencia a estos modelos, aun cuando haya una cierta aceptación, en la comunidad
de la acción humanitaria y de protección de derechos, de la importancia de la
intervención psicosocial centrada en la cultura, las comunidades, la no
patologización, etc. De tal manera que se termina metiendo en un molde la realidad,
en vez de adaptar la acción a la realidad. Pupavac (2004) termina afirmando que es
casi una nueva victimización de los sujetos y de las comunidades.
131
¿Qué le pasa a la gente cuando hace memoria?
Además de ello, Martín Beristain & Pérez Sales (2008) afirman que desde un
punto de vista psicosocial, la acción del Estado, la ayuda humanitaria y de
cooperación al desarrollo en estos contextos de construcción de paz debería
En esta discusión, Martín Beristain & Pérez Sales (2008) presentan una visión
global de lo que ha significado la intervención psicosocial en América Latina, básica
para comprender lo que en esta investigación entenderé por una intervención
psicosocial y un acompañamiento a las comunidades afectadas por la violencia
política, de abajo hacia arriba:
132
¿Qué le pasa a la gente cuando hace memoria?
· Una visión que incluye además, la mirada sobre las relaciones de poder y la
asimetría social y económica; por lo que se mira a las víctimas y excluidos
en el marco de luchas de resistencia y reivindicación. En este contexto de
acción, se diluye la diferencia entre emergencia y desarrollo.
Judith Herman (1997) afirma que lo normal ante hechos de horror sufridos, es que
las personas tiendan a desterrar de su conciencia esta vivencia. Por ello se pueden
convertir en indecibles e innombrables, entre otras cosas, porque tampoco hay un
marco social para ser escuchadas. Pero estas representaciones de las atrocidades se
niegan a ser enterradas, puesto que la negación nunca funciona. De allí que para esta
autora recordar, decir la verdad, hablar, aún en el espacio terapéutico, es un requisito
indispensable para la recuperación y la cura de las víctimas. Así pues, cuando a las
víctimas se les proporciona un entorno seguro y alentador, donde pueden hablar
tranquilamente, esto puede generar resultados positivos en su transformación. Su
propuesta terapéutica pasa por tres fases: establecer un marco de seguridad,
reconstruir la historia del trauma y restaurar la conexión entre sobrevivientes y
comunidad; este último punto es fundamental para la autora puesto que el sentido de
humanidad y de sí mismo siempre está en relación con los lazos que tejemos, de allí la
importancia de restablecer estos lazos comunitarios como medida para transformar el
trauma; así la solidaridad del grupo es uno de los factores más protectores contra la
experiencia traumática.
hay reconciliación posible y se están echando las bases para una reedición de la
violencia. Según Schreiter la violencia ataca la construcción de la propia identidad
individual y colectiva, por eso el “desvelar” sus móviles y sus acciones a través de la
memoria y la verdad, son también formas de resistencia de las víctimas y de las
comunidades que sufren violencia para fortalecer su cohesión social.
Para Brison (1999), contar la historia del trauma (hacer memoria del mismo) tiene
un rol social intencional y no intencional que crea un ambiente confortable donde
con la ayuda de una escucha empática, la víctima puede hacer memoria y puede
“sanar” el dolor por medio de la empatía con otras víctimas. Esto se hace en una
perspectiva individual o colectiva: cuando una persona cuenta su historia, no cuenta
sólo los hechos, también las significaciones de los mismos, con lo cual vincula a su
oyente no sólo en el relato, sino también en los significados que se producen
a partir de éste.
Páez (2001) y Basabe (2001) recomiendan tres pasos en este proceso: en primer
lugar generar un espacio de contención y seguridad donde las víctimas puedan
sentirse acogidas en un clima de apoyo y reconocimiento. En segundo lugar propiciar
escenarios de confianza para compartir las memorias traumáticas, grupos de apoyo,
memoria compartida, grupal y otros espacios que abran caminos para dar un
testimonio público cuando éste sea posible, pero que también permitan la elaboración
del duelo. Finalmente, dar el paso de víctima a sobrevivientes, es decir, que se dé
realmente un proceso de reconstrucción y desarrollo personal para que la gente no se
quede en el rol de víctima para toda la vida y se quede en una posición de pasividad y
resignación; ante lo cual, también recomiendan el trabajo individual.
135
¿Qué le pasa a la gente cuando hace memoria?
Para Duke, Fivush, Lazarus & Bohanek (2003); Fivush, Bohanek, Robertson &
Duke, (2004) y Fivush & Nelson (2004) las memorias autobiográficas permiten el
mantenimiento de las relaciones y el fortalecimiento emocional del sujeto. En el caso
de las memorias colectivas crean un sentido de fe común entre los miembros de la
comunidad, el fortalecimiento de lazos afectivos y emocionales entre los miembros.
Hablar de los acontecimientos y hacer memoria en los grupos, puede facilitar cambios
emocionales entre los miembros de la comunidad y aumenta el sentido de pertenencia
e intimidad colectiva.
Tedeschi & Calhoun (2004a, 2004b) afirman que las narrativas sobre el trauma
son siempre importantes para el crecimiento postraumático, porque cuando se
desarrollan estas narrativas, se fuerza a las víctimas y sobrevivientes a cuestionar y
confrontar cuestiones sobre los hechos y los significados construidos al respecto; con
lo cual puede ir modificando sus propias significaciones. Con lo cual también se
pueden reconstruir algunas creencias sociales en la visión de sí mismo y del mundo,
construir significados positivos y desarrollar más una tendencia solidaria y altruista
(Cfr. Janoff-Bulman, 2004).
En este sentido Cyrulnik (2009) afirma que los relatos que se puedan construir en
un medio social, la capacidad social de escuchar y asimilar esos relatos, el contexto
136
¿Qué le pasa a la gente cuando hace memoria?
Desde otro ángulo del análisis, y de acuerdo con Cabrera (2004) los eventos
catastróficos de carácter político se recuerdan más y mejor si son compartidos
socialmente y si se da un reparto de las emociones, lo que genera mayor cohesión
social: “esto justifica la tendencia a hablar y compartir estos sucesos, ya que en parte este
impacto traumático se mide por la persistencia de los recuerdos. También sabemos los
beneficios psicosociales de hablar y compartir el trauma político pues permite organizar y
asimilar la experiencia. Hablar y recordar sirve para transmitir una lección normativa
válida para el presente” (P. 201).
Por su parte, Martín Beristain (2005) complementa este punto de vista con la
siguiente afirmación: “las memorias sobre hechos traumáticos pueden evocar emociones
intensas. Semejantes memorias son tan delicadas como importantes. Requieren quien
escuche, aptitudes y actitudes muy especiales. Pero la rememoración del pasado puede traer
también memorias positivas, recuerdos agradables, logros, afectos, que hagan más llevadero
el dolor y ayuden a recobrar la confianza en sí mismos” (P. 134).
Desde otro punto de vista, Rajmohan Ramanathapillai (2006) reconoce que los
métodos narrativos y de memoria son útiles para la recuperación de las víctimas y la
construcción de paz. Pero también para promover la violencia. De allí que se
pregunte si: ¿es posible separar los aspectos individuales y clínicos de los aspectos
políticos del trauma? Si una sociedad traumatizada es capital político para sostener
líderes inescrupulosos, ¿Cómo podría direccionarse el trauma social con un contexto
de recuperación y construcción de paz? El autor concluye que una forma
personalizada de “contar la historia” por la gente traumatizada, en contextos grupales
de contención es una forma de trabajar desde abajo y romper el ciclo de
la violencia política.
Por esta razón Wieviorka (1992) muestra que el olvido y el silencio suele ser una
reacción normal y muy frecuente en sobrevivientes de hechos violentos, en su estudio
sobre el holocausto afirma que la gente prefiere no hablar ni oír hablar sobre la
experiencia de los campos de concentración, prefiere el silencio. Esto confirma una
investigación de Pennebaker (1994) en la que encontró que sólo un 30% de los
sobrevivientes del holocausto que vivían en los Estados Unidos, había compartido
alguna vez su testimonio. Esta búsqueda del silencio y el olvido suele ser frecuente en
múltiples situaciones de catástrofes sociales y familiares que implican la pérdida de
seres queridos (Baddeley & Singer, 2010).
Por eso Páez, Basabe & González (1998) llegan a afirmar que muchos hechos
traumáticos políticos, suelen ser memorias silentes, sobre los cuales no se realiza un
proceso social abierto de recuerdo, y oscilan entre la memoria y el olvido; es más, en un
reciente estudio experimental Nicole Alea (2010) demostró que las memorias
negativas suelen ser con mayor frecuencia, memorias que se guardan en silencio y que,
más tarde, se hacen más difíciles de compartir. Por esta razón, Marques, Páez & Serra
(1998) afirman que el olvido y la represión institucional o informal (a través del
138
¿Qué le pasa a la gente cuando hace memoria?
¿Qué significa esto? Que se da una paradoja: al parecer el camino que han
descubierto las ciencias psi, pasa por la palabra; pero muchas víctimas prefieren el
silencio. ¿Qué es entonces lo que sucede? Por un lado las víctimas sienten que el
silencio las protege del dolor que se puede re-experimentar cuando se hace memoria,
cuando se trae a la palabra los hechos. Por otro lado está el miedo a las implicaciones
de seguridad que implica el hablar. Finalmente muchos de los hechos están marcados
por el horror, por lo indecible (Cfr. Käes & Puget, 1991; Lira & Castillo, 1993; Páez
& Basabe, 1993; Ricoeur, 2003; Cabrera, 2004; Villa et. al. 2007; Das, 2008; Martín
Beristain, 2009). Según Pennebaker (1993b, 1994) y Pennebaker & Crow (2000) los
hechos traumáticos tienden a evitarse o inhibirse, o por la estigmatización y el rechazo
que estos hechos pueden provocar o también porque los afectados por el trauma no
quieren alterar a sus prójimos, de manera que el contexto no favorece la búsqueda de
un significado, de un sentido positivo a lo ocurrido.
Esto implica que se tienen que buscar formas de expresión que posibiliten un
espacio para la contención del dolor, un escenario de seguridad y confianza que
posibilite afrontar el miedo y otros lenguajes posibles que vayan más allá de la palabra
o de ciertos formatos de la palabra, en un proceso de escucha, acogida, contención y
reconocimiento, que en lo narrativo o en lo performativo posibilite que la experiencia
del horror no se quede en el olvido (Cfr. Lira & Castillo, 1993; Hamber, 1995;
Herman, 1997; Martín Beristain 2005, 2006, 2008, 2009; Cyrulnik, 2009; Oberti,
2008; Lira, 2007, 2009).
Por ello, Primo Levi (1989 / 2009) presenta uno de los puntos más complicados
para el sobreviviente: puesto que cuando da testimonio, lo hace sobre un recuerdo
traumático, que muchas veces se quiere borrar, no se quiere recordar porque duele.
Pero también el victimario no quiere recordar, porque no quiere afrontar la
responsabilidad y la culpa. Y en este sentido afirma que el opresor no debe ser
“intercambiado” (igualado) con la víctima, aun cuando sufra traumáticamente por la
culpa y lo vivido.
Siguiendo a Jelin (2002a), entre otros autores, las memorias de hechos traumáticos
por represión, suelen ser reprimidas en un primer momento y permanecen silentes
por un período de tiempo, en el que se presenta una inhibición social; sin embargo, la
misma dinámica social, normalmente lleva al conocimiento social y la articulación del
sufrimiento y el dolor; que, según Pennebaker & Basanick (1998), Pennebaker &
Crow (2000), siguiendo la hipótesis generacional de Schuman & Scott (1989) y
Schuman & Rodgers (2004), se presentará en un período de 20 a 30 años, cuando los
adultos jóvenes y adolescentes de la época en que sucedieron los hechos se hacen
mayores y tienen acceso a posiciones de privilegio y poder, desde las cuales movilizar
las memorias y realizar procesos sociales que permitan políticas del recuerdo, acciones
jurídicas y políticas de sanción y reparación.
De todas formas, Pennebaker (1994), y Pennebaker & Crow (2000) afirman que
también, el silencio, sobre todo si es obligado o el mandato de no hablar, cuando se
dan situaciones de represión, y la inhibición de la memoria está dada por una fuerza
exterior (un poder, una coacción), puede generar todo tipo de trastornos psíquicos y
físicos; pero también generan una contrafuerza de resistencia, con un incremento en
140
¿Qué le pasa a la gente cuando hace memoria?
De acuerdo con Horowitz (1986), Igartúa & Páez (1998), Jelin (2002a, 2003) y
Cabrera (2004) estos procesos tendrían tres fases, tanto en lo individual y lo colectivo:
inhibición y silencio; donde la gente, en medio de la represión y el miedo, prefieren
callar. En los sujetos y en las producciones culturales prima la negación, se construye
una versión convencionalizada, una historia oficial, que facilitaría un nivel de olvido
aparente, que sería la segunda fase. Pero, luego, cuando aumenta la distancia afectiva
del hecho traumático crece la preocupación por las causas y se acentúa la movilización
por la memoria (Pennebaker, 1994, Lentin, 2009). Para Cabrera (2004), Lentin
(2009) los casos de España y Chile, Argentina, con variaciones, pueden ser un
indicador de este proceso, de un pacto de silencio que fue muy fuerte en los dos
primeros países, se pasaría a escenarios de memoria y justicia.
Ross and Buehler, (1994) en una mirada socio-construccionista afirman que los
espacios del olvido o evitación del pasado se dan por tres razones: la primera la de
aquellos que lo ignoran para evitar asumir una responsabilidad (los victimarios), las
de aquellos que lo ignoran para evitar el dolor (las víctimas), preguntándose por el
impacto de hablar o no hablar y sus implicaciones en su salud mental; finalmente, se
evita o ignora el pasado porque se está muy centrado en la tarea presente o en la
construcción del futuro. Todos estos interjuegos con los olvidos darán unas versiones
del pasado, que el autor considera que deben pasar por un criterio de verdad, que si
bien no es el de adecuación y correspondencia, si tiene que ser un criterio narrativo
que pasa por: consistencia, credibilidad, congruencia, coherencia, ser vívido y
detallado. Por tanto, reconoce que puede haber varias versiones de un hecho que
cumplan con estos requisitos, por eso también acepta que puede haber conflicto y que
es necesaria una negociación de significados, lo cual implica que siempre las memorias
son creaciones.
comunidad apoyó a Sendero y la otra a las rondas campesinas, aliadas del ejército. La
comunidad tuvo una vinculación fuerte con la violencia, con lo cual, el silencio
parecería que asegurara una convivencia entre ellos. Sin embargo, y a pesar del
silencio, la ruptura social permanece y no parece que ésta sea la solución. Pero incluso,
cuando la comisión de la verdad y la reconciliación (CVR) plantea una propuesta para
trabajar en perspectiva de reconciliación, priman nuevamente los silencios; porque
poner en evidencia lo sucedido rompe con una imagen de la comunidad, centrada en
un pasado idealizado y en un futuro soñado, y se traería la violencia como enunciado
y referente identitario, que es lo que quiere borrarse. Desde otro ángulo Hough,
Canino, Abuey & Guzmán (1998) piensan que en América Latina, particularmente
en México y Guatemala una de las formas de afrontamiento es la resignación y el
estoicismo, lo cual lleva en muchos casos al silencio y a la necesidad de olvido
permanente del sufrimiento vivido (Cfr. Martín-Baró, 1991a).
De otro lado, la ciencia política y las ciencias jurídicas ven el hecho como una
violación del derecho: un crimen de lesa humanidad, un crimen de guerra. Por lo
tanto, tienen el interés en la descripción del hecho, los autores, los responsables, la
posibilidad de la prueba judicial y el valor jurídico del testimonio (Das, 1997, 2002;
Ortega, 2008). Nuevamente, pareciera que el sujeto, la persona, la víctima se quedan
por fuera del escenario que abre este dispositivo de saber y poder. Finalmente, en estos
tiempos de la memoria, la historia podría abrir este escenario. Y sin embargo, ésta
también podría quedarse en la necesidad de corroboración de lo que se dice, el cruce
de testimonios, la confrontación con la prueba documental y el archivo. Así pues, Das
(2008 d, e, f, g, h) se pregunta si esta sociedad está preparada para escuchar el dolor y la
narración del horror. Pregunta que también se hace Cyrulnik (2009) para poder darle
sustento a su concepto de resiliencia ante contextos de horror.
Ahora bien, no se trata, según Veena Das (1997, 2008g) de negar las posibilidades
que abren estas disciplinas. Sino que se respete la experiencia de las víctimas, sin que
esto implique complicidad con una sociedad que inculca este silencio como una
forma de poder. En efecto en la exposición que realicé sobre el enfoque psicosocial se
abre una puerta desde la disciplina psicológica. La pregunta tiene que ver más con una
dimensión antropológica y estriba en lo que ella denomina 'antropología del dolor'.
Lo que implica una forma lingüística que convoca a otro, convoca al que escucha,
convoca al que apoya; es decir, abre necesariamente la pregunta por la solidaridad y el
apoyo del otro.
Cuando se ha vivido el horror, no falta este llamado que se hace desde el dolor, lo
que parece que muchas veces falta es la capacidad de los otros (el otro concreto de las
relaciones cotidianas) y el otro social para responder, contener, apoyar, dar crédito,
escuchar, respaldar y dar sentido a la experiencia de las víctimas. Al contrario, se les
22
Tal como se ha expuesto anteriormente en la discusión sobre la intervención desde el trastorno de estrés
postraumático.
143
¿Qué le pasa a la gente cuando hace memoria?
144
¿Qué le pasa a la gente cuando hace memoria?
Ortega (2008) complementa esta visión afirmando que es fundamental una acción
en ambos registros: el mundo de la acción social y política, visible que puede implicar
una resistencia activa y el mundo de la vida cotidiana, que también la gente necesita
reconstruir y donde en muchos casos también teje su propia dignidad. También
rescata el valor del testimonio y del testigo, aún en registros por fuera de lo jurídico-
político: en lo performativo, en los ritos, en la vida cotidiana, en la ficción, como
formas a través de las cuales la gente también se reconstruye y crea dignidad. Jimeno
(2008) complementa este punto de vista cuando afirma que si en el lenguaje está un
dispositivo para asumir el dolor, al ser éste parte de la cultura y de la construcción
social del sujeto, quien escucha también encontrará mecanismos para contener y
escuchar. Por lo tanto, considera que el testimonio es fundamental como medio de
“creación de un campo intersubjetivo en el cual se comparte, al menos de modo parcial, el
sufrimiento y puede anclarse la reconstrucción de la ciudadanía…” (p. 267).
Ahora bien, Jimeno (2008) afirma con Giorgio Agamben (2009) que no se le
puede dar el carácter de lo indecible, ni de lo numinoso a este tipo de experiencias,
como si se les atribuyera un lugar divino o místico puesto que implicaría atribuirles
más poder del que ya han descargado con la acción violenta, con el crimen, con el
genocidio. Por lo que se hace necesario encontrar algún tipo de expresión: el
testimoniar como acto, que puede ir más allá de lo político-jurídico, de la denuncia,
sin obviar esta dimensión; pero que puede pasar por el grupo de apoyo, por el ritual, la
ficción, los símbolos compartidos, lo performativo.
por lo narrativo, y que implica sobre todo otro que escuche, ese otro no solamente es el
psicoanalista o el terapeuta, sino también una sociedad que valide la experiencia, la
verdad histórica, en la cual, la persona no solamente es víctima, sino también testigo.
Así pues, el problema no está tanto en que la experiencia sea incomunicable, sino en
que haya una sociedad, un colectivo dispuesto y abierto para escuchar, validar y dar
crédito a los hechos.
Desde este punto de vista es un proceso que transforma tanto a quien habla como a
quien escucha. Aquí los afectos funcionan a nivel psicológico y social, por lo tanto el
testigo y los escuchas están en tres dimensiones: psíquica, social y política. Ahora bien
es un proceso que debe ser acompañado, moderado y dirigido con una gran
responsabilidad, en una lógica de “sentirse” con el otro en su sufrimiento (Herman,
1997; Simon, Eppert, Clamen, & Beres; Zembylas & Bekerman, 2008).
Este tema nos introduce en las investigaciones y trabajos en los que se ha revisado el
papel que cumple el testimonio de las víctimas en escenarios de construcción de una
verdad pública y/o histórica. Es una pregunta por el lugar del testigo y del testimonio
en los escenarios de luchas por la memoria, en la afirmación y reconocimiento de
hechos de horror, crímenes de lesa humanidad y violaciones sistemáticas de derechos
146
¿Qué le pasa a la gente cuando hace memoria?
Sobre este punto, Hamber (1995) afirma que desde una perspectiva estrictamente
psicológica la recuperación y la curación se pueden lograr si se facilita un espacio de
escucha y contención para las víctimas y sobrevivientes; para después ser presentados
públicamente. La denegación de estos espacios podría generar síntomas físicos y
psicológicos. Puesto que, según Lykes (1999), la mentira y la distorsión de la realidad
de la violencia, la historia oficial y la impunidad han anclado en el sujeto individual,
que no podrá distinguir lo que es verdad de lo que no es, puesto que la mentira
institucional cuestiona su propia identidad y su visión de la realidad (Martín Baró,
1990); por esta misma razón, su recuperación pasará por el testimonio público, por
llevar a lo social esta experiencia, con lo que también logra liberarse de los anclajes
sintomáticos de la misma.
Kaufman (2001, 2006) además del trabajo terapéutico psicoanalítico, observa que
éste es insuficiente si no se realiza un procesamiento de la palabra, el testimonio y la
memoria en la elaboración pública y social, a través de la acción pública, la lucha por
los derechos humanos, la verdad y la justicia. Por su parte, Chapman & Ball (2001)
afirman que la acción de dar testimonio en un foro público es un acto catártico y
sanador, no solamente para la víctima, sino también para la sociedad.
Por esta razón y desde su propia experiencia, Primo Levi (1976 / 2008) aborda tres
ideas fundamentales que constituyen un referente ético del hacer memoria:
1. El sobrevivir está relacionado con el dar testimonio, y esta idea como una
forma de resistencia en medio de la opresión y deshumanización del
“LAGER”.
147
¿Qué le pasa a la gente cuando hace memoria?
En este mismo orden de ideas, para Semprún (1995 / 2007) y para Primo Levi
(1976 / 2009), el testigo/sobreviviente, habla en nombre de quienes no pueden hablar
y han vivido la experiencia radical. Ahí estriba una de sus mayores dificultades,
porque como sobrevivientes no pueden dar cuenta de los “hundidos”. Y esto implica
en muchos casos una sensación de no ser comprendido, ni escuchado ni creído. Por
eso Semprún aborda el problema de la verdad esencial, aquélla que ningún estudio
histórico podrá contar jamás y que necesita ser revelada de alguna manera: ahí está el
poder del testimonio, sin embargo, de nuevo para el autor, es la vía del arte y la ficción,
quizás, la mejor manera de comunicar esa verdad esencial a quienes escuchan.
De todas formas Semprún (1995 / 2007) introduce una distinción muy bella
entre la experiencia que se recuerda porque se ha vivido, y la acción de memorizar
hechos históricos. Diferencia entre recordar y memorizar. Constantemente está
haciendo una discusión sobre la memoria, la necesidad de afirmar una buena
memoria, puesto que en el contexto en que se escribe, esta memoria puede ser puesta
en cuestión. De allí la importancia de poder referirse a hechos que se recuerdan
porque sencillamente se han vivido. Otra distinción de la memoria es la que puede
desarrollar el testigo que ha vivido los hechos y los tiene impresos en su piel, en su
23
De manera semejante sucede con algún político local, en Colombia.
148
¿Qué le pasa a la gente cuando hace memoria?
cerebro y la memoria que se construye cuando éste la transmite a sus “nietos”, a las
otras generaciones, que ya no es recuerdo “real del olor a carne quemada del crematorio”
(p. 129), sino un conocimiento de unos hechos, un mensaje que al final es un mensaje
ético.
Primo Levi (1989 / 2009) confirma: es natural y obvio que la fuente esencial para la
reconstrucción de la verdad de los crímenes y el horror esté constituida por las
memorias de los sobrevivientes. Aceptando incluso, la falibilidad del testimonio,
sobre todo cuando pasan los años y se ha mantenido silencio, puesto que las noticias,
libros y películas terminan también afectando la memoria y el testimonio.
Ahora bien Patrick Dove (2005) dirá que entre trabajo de duelo y trabajo de
justicia en el testimonio y en la memoria hay una contradicción. Porque cuando se
narra para elaborar el duelo se narra para dejar atrás los hechos, mientras que si se
busca la justicia, estos hechos deben permanecer en la memoria personal y colectiva:
“El testimonio está marcado por el conflicto entre la urgencia de hacer escuchar y la
responsabilidad de respetar la dignidad del otro, lo que frecuentemente requiere límites al
deseo de revelar. Escenifica el compartir el dolor por la vía de la empatía y la solidaridad.
Junto a la voz singular del otro, construye un lenguaje negociado entre dos o más
interlocutores…” (P. 145). En último término dar testimonio es una acción de
dignidad, una acción ética y moral que señala la injusticia y un acto político que
intenta denunciar y transformar una situación de violencia y dominación.
Por eso, Esther Cohen (2008) piensa que es preferible el exceso a la falta de
memoria, puesto que el silencio y el olvido condenan a las víctimas a la injusticia y
dejar de ver que el totalitarismo nació en el seno de esta sociedad y que puede volver a
aparecer si no se le identifica y no se lucha contra él. En este sentido para ella son
fundamentales los diferentes relatos de las víctimas, porque son la voz de la conciencia
para la sociedad occidental, una voz ética que compele a otras formas de organización
social y de relación.
Castilla del Pino (2006) afirma que tener existencia, es también estar en la
memoria y en las narrativas de otros: es decir, queda la constancia en nombres y
apellidos de la existencia. Y es en este sentido donde lo que parece innombrable se
puede nombrar. Y aquí el testimonio se convierte en una acción moral: aunque no
sea totalmente útil para lo que llamamos historia, que al final la hacen los
historiadores. Pero no se puede prescindir del personaje, porque es quien cuenta el
drama. Da testimonio de él… 149
¿Qué le pasa a la gente cuando hace memoria?
Por eso, para Ricouer (2003), las comisiones de la verdad y los escenarios socio-
políticos y públicos de memoria son un escenario privilegiado para presentar los
testimonios, porque no implican la rigurosidad de la prueba judicial, que no permite
recoger al testigo (al confrontarlo e incluso contradecirlo), pero tampoco es el espacio
de la vida privada, lo que implica un escenario a medio camino entre la ciencia
histórica y la ciencia jurídica, entre el trabajo terapéutico de duelo y la narración
histórica: es la herramienta privilegiada del trabajo de memoria (Ricoeur, 2003).
Estas iniciativas pueden ser vistas como momentos de resistencia a una represión
externa e impuesta que ha censurado y marginado su voz. Y esto es cierto, pero según
los autores (Lykes, Blanche & Hamber, 2003) también se tiene que deconstruir la
visión romántica de la voz de la gente, puesto que esto está mediado por un
acompañamiento y un proceso de apoyo psicosocial, que también ha interactuado
con la comunidad y ha marcado espacios y tiempos del hablar. Así se da un continuo
interjuego entre la autenticidad del relato, los requerimientos de la tecnología
discursiva que se requiere (una cámara / una audiencia pública, etc.) y las condiciones
materiales de su resistencia (es decir, no se da testimonio en el vacío, también se
buscan mejores medios a nivel económico, social, político). Lo que emergió en el
proceso fue: que no fue la particular voz de las víctimas lo que se testimonió, sino un
proceso interactivo que generó representaciones políticas, demandas sociales y un
marco de comprensión como resistencia social.
150
¿Qué le pasa a la gente cuando hace memoria?
Piper (2005) afirma que el testimonio es una narración vital, atravesada de afectos
y emociones, que articula las tramas del horror y el sufrimiento, en una narración que
no es posible contradecir: “para quien recuerda sufriendo, lo más importante no es la
exactitud o inexactitud de su memoria, sino su significado y afecto” (P. 79). Así pues, este
formato narrativo refiere a una marca o una herida y la acción de testimoniar es una
forma de integrar en la propia historia esta experiencia. Pero además integran su
experiencia en una historia nacional que mantiene relatos de negación y olvido; por lo
tanto, cumplen una función psíquica, social y moral. Por lo tanto, la autora apela a las
víctimas (de tortura) como testigos (testimonio) vivos del quiebre que significó para
Chile la dictadura, los sufrimientos que se generaron y las rupturas personales y
sociales que trajo consigo.
Para Oberti (2006, 2008), el testimonio tiene un papel fundamental, puesto que
en su registro de verdad, que no es el de la adecuación, sino el de la veracidad y la
rectitud se pueden ir tejiendo diversas historias, diversos relatos que quienes los
escuchan pueden comparar, relacionar y de esta manera construir relatos sociales que
no dejen en el territorio del silencio y del olvido las vivencias de las víctimas, y al
mismo tiempo permitan resignificarlas más allá de la literalidad. Reconoce en este
proceso una función terapéutica de la memoria (individual y social) y el
ejercicio de un derecho.
Por esta misma razón para Gaborit (2006b, 2007), la salud mental de las
sociedades, donde se ha dado, permitido y amparado la violencia, pasa por la
recuperación de la memoria histórica. Los intentos de todas aquellas personas o
instituciones que no desean que las desapariciones, las masacres y las torturas queden
relegadas al olvido, lejos de caldear ánimos y reabrir heridas ya cicatrizadas, vienen a
cerrar esas heridas, que han permanecido abiertas, y a reforzar la cohesión y el orden
social. El recordar, es decir, la acción de hacer memoria, y las narraciones que de ella se
desprenden no son una simple discusión verbal que intenta reconciliar versiones
distintas de eventos acaecidos en el pasado, es la acción que empodera a las mayorías
populares, a las víctimas y a sus familiares, de decir y decirse justicia y que va
moldeando un conjunto de actitudes prácticas, cognitivas y afectivas, que posibilitan
una verdadera reconciliación social. La recuperación de la memoria histórica es, por lo
menos para el caso de El Salvador, indispensable para construir una historia que
responda a las experiencias y vivencias de las mayorías, que no sea elitista ni, en
definitiva, ignorante ni enajenante.
151
¿Qué le pasa a la gente cuando hace memoria?
Lykes, Martín Beristain & Cabrera (2007) ratifican este punto de vista y afirman
que el acto de dar testimonio constituye una acción de resistencia, que puede
fortalecer las relaciones sociales, el apoyo social y la comunicación en la comunidad;
puede implicar un sentido de valoración de sí mismos y aumentar la asertividad en las
luchas por la defensa de la verdad. Y cuando esto se hace en un marco de
acompañamiento psicosocial comunitario, donde los sobrevivientes asumen un rol
activo, retoman su voz, asumiendo la lucha por la justicia, la reconstrucción de la
memoria comunitaria, estos procesos, también contribuyen a la elaboración de los
duelos, a manejar las emociones (especialmente el miedo), al mejoramiento del clima
emocional, a recuperar la identidad social y a la recuperación emocional de los y las
participantes.
esclavos negros, los armenios, los rojos españoles, los judíos en muchos momentos, los
argelinos, los camboyanos, etc.) provoca en las víctimas un sentimiento de rechazo,
una escisión:
Ahora bien, Bar-Tal (2008) considera que en el marco de los conflictos intratables,
donde las memorias son manipuladas y construidas de acuerdo a una visión sesgada,
tal como se trabajó anteriormente, es necesario trabajar la verdad y un testimonio
centrado en la misericordia y el perdón, como valores para la reconstrucción de las
relaciones. Esto implica el reconocimiento de dos narrativas del conflicto, que cada
parte asuma la responsabilidad y que los testimonios de las víctimas, sirvan tanto a su
curación individual, como a una visión incluyente de memoria. Esto implica un
reconocimiento de las heridas que han causado dolor, superando el victimismo,
reconocimiento del daño, recibir empatía y soporte, y reconocer el rostro de la otra
parte (Cfr. Lederach, 1997).
El primer paso para que la palabra de las víctimas pase de lo privado a lo público,
para que su dolor pueda ser elaborado y para que puedan contar sus historias, en
escenarios de contención y apoyo, que implica un testimonio en espacios grupales de
memoria compartida, son los procesos y trabajos psicosociales desde abajo; desde un
colectivo que se hace sensible a los hechos y posibilita esta escucha que permite a las
víctimas enunciar lo que parece intratable, decir lo que aparecía indecible y nombrar
lo innombrable. Estos espacios han posibilitado el apoyo, la construcción de la
memoria compartida y un espacio de confianza, seguridad y contención para lograr
transformaciones individuales y colectivas que han sido base para otras
acciones de tipo colectivo.
Es larga y amplia la tradición que recoge los modelos de apoyo social y los grupos
de apoyo como formas de intervención en salud, en psicología social comunitaria y
escenarios de fortalecimiento comunitario. Gracia Fuster (2011), retoma y
profundiza sobre los trabajos de Caplan (1974), Cobb (1976) y Cassel (1966), entre
otros, para evidenciar la importancia de este tipo de intervención en contextos
colectivos donde se generan escenarios de ayuda mutua a partir de la experiencia de la
gente, sin depender de liderazgos externos, estructuras institucionales o supuestos
saberes profesionales, para lograr en un proceso de interacción cara a cara, procesos de
afrontamiento, apoyo emocional, fortalecimiento de la identidad a partir del
compartir de experiencias, generando un potencial terapéutico y transformador;
puesto que proveen un entorno para encontrar esperanza, desarrollar una mejor
comprensión de los problemas, construir una atmósfera de aceptación que facilita la
expresión de emociones, la reconstrucción cognitiva y el fortalecimiento del vínculo
social (generando sentido de pertenencia, altos niveles de cohesión y motivación),
donde las personas que son ayudadas, dan ayuda y se hacen partícipes del proceso,
obteniendo un sentimiento de utilidad social.
154
¿Qué le pasa a la gente cuando hace memoria?
En el presente texto no es posible analizar todas las experiencias de este tipo en los
diversos contextos en que se han desarrollado. Tan sólo voy a presentar algunas de
estas experiencias, en contextos de afrontamiento a la violencia política y al conflicto
armado, teniendo en cuenta que muchas de ellas no aparecen referenciadas en las
revistas científicas y en el mundo académico, por lo que es evidente que deben ser
muchísimas más que las aquí referenciadas, que valen como ejemplo del tipo de
procesos que quiero traer a colación en este estado de la cuestión.
El trabajo de las arpilleras en Chile (Lira, 1998, Bacic, 2008) fue una experiencia
en la que las mujeres se encontraban y a través de tejidos sobre telas iban
reconstruyendo la historia y constituían un espacio de apoyo mutuo y recuperación
emocional, que con el paso del tiempo se convirtió en movimiento social, que en
plena dictadura, pudo nombrar lo que parecía innombrable y posibilitó un ejercicio
de sub-versión que se fue filtrando y generó procesos de resistencia social, que a su vez
generaron mejor bienestar en la salud mental de las mujeres.
24
Palabra que en idioma Zulu significa: expresarse, sacar fuera por la palabra.
155
¿Qué le pasa a la gente cuando hace memoria?
156
¿Qué le pasa a la gente cuando hace memoria?
Estas experiencias han sido retomadas por diversas instituciones y han inspirado la
estrategia de recuperación emocional diseñada por la Unidad de atención y reparación
a víctimas (UARIV) dentro de su estrategia de reparación psicosocial a víctimas del
conflicto armado.
tener mejores efectos en términos psicológicos, que las mismas terapias de corte
occidental y afectan factores psicosociales y sociopolíticos de reconstrucción de tejido
social y fortalecimiento de la comunidad (Hayner, 2008a).
Otro autor clásico que sirve como referente para pensar los rituales como forma de
curación psíquica y mejoría emocional, es Freud (1915), quien en “Duelo y
Melancolía” reconoce la importancia de las acciones simbólicas en el trabajo de duelo.
Este punto de vista es reforzado por la teoría del apego de John Bowlby (1980), para
quien las ceremonias y rituales de duelo mitigan la separación, permiten la expresión
pública de dolor y abren espacios para el apoyo social.
Ahora bien, Ricouer (2003), ahondando en esta situación, diferencia entre rituales
funerarios y de duelo; y acciones de movilización que implican memoria colectiva; por
lo que afirma que más que trabajo de duelo, es necesario hacer un trabajo de memoria,
que según Schmucler (1996) es posterior al duelo. Este trabajo de memoria, no es un
proceso simplemente catártico, como lo sería el rito funerario; sino un trabajo y una
acción que pasa por la elaboración, la organización y la movilización (Ricoeur, 2003).
159
¿Qué le pasa a la gente cuando hace memoria?
En este sentido, puede afirmarse que las tesis de Durkheim y Freud pueden ser
complementarias, como se verá más adelante.
Algunos autores como Bowlby (1980), Worden (1991, 1997), Fernández Liria, et.
Al. (2006), Martín Beristain (2005), de todas formas, atribuyen a los ritos funerarios,
a las manifestaciones colectivas de duelo un potencial para ayudar a aceptar la pérdida,
para poner el límite entre los que han muerto y los que quedan vivos. Posibilitan una
catarsis emocional y una oportunidad de manifestación abierta del dolor, la tristeza y
la rabia. Por esta razón, se ha afirmado que tienden a fortalecer la cohesión colectiva,
mientras no son protectores frente a las emociones negativas. Por lo tanto, será
importante diferenciar entre los rituales de duelo y funerarios, de las acciones políticas
y públicas de memoria en el marco social, puesto que sus intencionalidades y procesos
son diferentes.
De cara a los eventos traumáticos que dividen la sociedad, los rituales dirigidos al
recuerdo no tienen una naturaleza normativa unificadora como pensaba Halbwachs
(1950 / 2008). Puesto que para las víctimas es importante, necesario y dignificador;
mientras para los perpetradores, puede ser un motivo de vergüenza, culpa o
responsabilidad; por ello los cuestionan o coartan, en una dinámica de evitar el
recuerdo o convencionalizarlo. (Marques, Páez & Serra, 1998) En muchos casos, lo
que se evidencia es un juego de poder y una lucha y disputa por los sentidos, en los que
160
¿Qué le pasa a la gente cuando hace memoria?
los emprendedores de memoria deben esforzarse para que las víctimas puedan
alcanzar el reconocimiento (Jelin, 2002 a).
Para Elizabeth Lira (1998), las memorias resistentes son memorias terapéuticas, así
pues, tanto la memoria documentada, como la memoria social performativa
(memoria viviente), contribuyen al restablecimiento o la construcción de un orden
político justo que genere un marco ético, político y subjetivo para enfrentar los abusos
del pasado. Por eso a nombre de evitar el dolor o evitar la polarización o que no se den
venganzas y/o violencia, no se puede eliminar la memoria. El arte y el performance
cumplen un papel importante, porque la gente necesita que sus relatos sean
reconocidos por la sociedad, por otros fuera de ellos mismos, para hacer que su horror
privado sea parte de la historia, parte de lo que otros reconocen como verdadero,
válido y compartido.
En esta misma línea, Páez & Basabe (1999) y Basabe (2001) confirman la
importancia del recuerdo público para el mantenimiento de las memorias colectivas,
mejorando el clima sociopolítico. Martín Beristain, González & Páez (1999)
reafirman, en un estudio que sintetiza el trabajo de investigación del proyecto de
recuperación de la memoria histórica en Guatemala (REMHI), que cuando las
comunidades se movilizan, realizan rituales y generan acciones colectivas de memoria,
aun cuando hayan sufrido el horror, tienden a mejorar en su cohesión social, en sus
posibilidades de dignificación y resistencias (afrontamiento directo), en su apoyo
social, incluso cuando estos rituales y conmemoraciones despierten sentimientos y
emociones negativas en los y las participantes, tales como miedo, tristeza, sensación de
injusticia, incertidumbre, cólera y dolor intenso.
Para estos autores (Martín Beristain, et. al., 1999), esto refutaría la tesis de Freud,
pero reforzaría la de Durkheim; porque no disminuyen el malestar emocional,
aunque sí mejoran la cohesión social. Este trabajo, no realiza una clara distinción
entre el simple ritual funerario y de duelo, de las acciones de conmemoración como
acción pública, que conlleva movilización y orientación hacia una meta: la
dignificación del fallecido, la reivindicación de la reparación y el
conocimiento de la verdad.
Hamber, Mosikare, Friedman & Maepa (2000), Hamber (2003) Lykes, Blanche
& Hamber (2003) y Hayner (2008a) reportan el proceso de Khulumani,
161
¿Qué le pasa a la gente cuando hace memoria?
organización de víctimas que, entre otras labores, desarrolló rituales con las
comunidades y con las víctimas en varias localidades en Sudáfrica. Se trataba de
vigilias de luces para recordar a los seres queridos asesinados. Estos autores mostraron
que este proceso trajo consolación, soporte emocional y cohesión colectiva, puesto
que la gente pudo expresarse colectivamente y romper el silencio del pasado.
Basabe, Páez & Rimé (2004) y Páez, Matínez Sánchez & Rimé (2004)
encontraron en una investigación con personas que participaron en manifestaciones
una semana después del 11-M, que reportaban una sensación de apoyo social
subjetivo, menor soledad, más afectividad positiva, mejor autoconcepto y veían
también los aspectos positivos o beneficios personales, interpersonales y sociales de la
reacción que se tuvo ante el trauma colectivo. Para los autores en esta investigación se
mostró que altos niveles de participación en manifestaciones una semana después,
predijeron a los dos meses una percepción del clima emocional social positivo por
parte de los y las participantes. Por su parte Wayment (2004) trabajando con
estudiantes universitarios sobre las reacciones al 11-S en New York, ha encontrado
que las conductas de ayuda social, solidaridad y acción colectiva favorecen la
superación de la culpa del sobreviviente, ofrecen una mejoría al dolor y la profunda
pena sentida, y posibilitan reacciones de mejoramiento frente al estrés emocional. Y
Janoff-Bulman (2004) afirma que una movilización de la comunidad generará una
visión positiva del mundo.
Estas conclusiones han sido apoyada por Conejero, De Rivera, Páez & Jiménez
(2004). Campos & Páez (2004), Páez, Basabe, Cubillas & González-Castro (2007) y
Rimé, Páez, Basabe & Martínez (2009), quienes demuestran que el compartir
emocional y la participación en los eventos (rituales religiosos, acciones políticas,
marcha de protesta contra las bombas en Madrid), se convirtió en una forma de
afrontamiento que posibilitaba un mejoramiento en el clima emocional. También la
participación en estos rituales y en las elecciones favoreció la cohesión social y
restablecimiento del vínculo social que fortalecía la identidad colectiva, altos niveles
de integración social con disminución de la sensación de soledad social y aumento del
vínculo social, mejor estado de ánimo; disminución de la sensación de impotencia y
de la ansiedad; reconstrucción de creencias sociales positivas, contribuyendo a una
experiencia de afrontamiento colectivo y a la generación de cultura de paz y una alta
percepción de crecimiento postraumático en un clima social positivo. Aunque
también coinciden en que no se transforman las emociones negativas
de dolor, tristeza y rabia.
162
¿Qué le pasa a la gente cuando hace memoria?
Cole (2004) concluye que la memoria colectiva puede servir como una práctica
terapéutica para una comunidad y sus miembros (Cfr. Sturken, 1997). Para este autor
es claro, que cuando un grupo se encuentra a compartir un pasado especialmente
traumático, dentro de representaciones de memoria, frecuentemente narrativas,
dramatizaciones, arte, rituales y otras, esta naturaleza constructiva y trascendente de la
memoria colectiva crea un sentido compartido del pasado, una historia compartida
que simboliza el trauma y por tanto provee oportunidades para transformar el dolor
en un mejor estado y curación.
Bar-Tal, Halperin, & De Rivera (2007) proponen empezar a explorar los rituales y
acciones colectivas que se necesitan para transformar los climas emocionales que
posibiliten la construcción de una cultura de paz; dentro de los cuales ubican los
grupos de auto apoyo colectivo, la vinculación de la gente en actividades sociales y
políticas que aumenten el control sobres sus vidas, los proyectos conmemorativos y los
actos rituales en el marco de memorias incluyentes. Afirman que las emociones
colectivas juegan un rol de pivote en la forma de las respuestas individuales y colectivas
a los eventos conflictivos y contribuyen al desarrollo de un contexto social que
mantiene cierto clima emocional que se ha desarrollado. Así pues, tanto en los
eventos catastróficos de tipo político, como en las acciones que se desarrollan para
afrontar sus consecuencias, los actores sociales generan climas emocionales que
posibilitan, o bien, perpetuar el conflicto, o bien desactivarlo.
En este mismo sentido, De Rivera & Páez (2007) dicen que intervenir en la
transformación de los climas emocionales negativos (miedo, odio, desesperanza,
etc.), con políticas e intervenciones psicosociales, puede ayudar a abordar y superar
traumas sociales y a la construcción de una cultura de paz. Para ello, es importante el
uso de rituales colectivos, acciones de integración social, reforzar las creencias
positivas y descubrir los significados y razones de los eventos negativos.
En esta línea, la investigación de Brinton Lykes (2001a, b; cfr. Lykes et. al. 2003,
2007) presenta un trabajo de voces e imágenes de la resistencia de las mujeres ixiles-
mayas en Guatemala, a través de fotografías y textos (fototexto) que posibilitó una
reconstrucción de la memoria, a través de un libro, que les permitió ir reconstruyendo
su historia, hablar de lo silenciado, elaborar duelos y afirmarse en sus identidades a
partir de narrar historias a través de la fotografía. Más adelante el libro se presentó a
toda la comunidad y tuvo difusión en el país; trajo consigo consecuencias positivas en
las mujeres: se creó un espacio de reencuentro para superar pérdidas, les dio elementos
para desarrollar espacios de libertad e identidad de género, se movieron de un clima
emocional de miedo a uno de confianza; y se posibilitó la recuperación de creencias
tradicionales y el reconocimiento de sus derechos.
Cabrera (2004) y Martín Beristain (2005) también analizan el papel de los ritos
para la recuperación emocional y la cohesión social. Al parecer desde estudios
cuantitativos se concluye que tienen correlación con la cohesión social,
fortalecimiento de lazos comunitarios, ayudan a mitigar la separación y protegen
contra el aislamiento social de las víctimas, delimitando escenarios para la
reintegración social. Sin embargo, parecieran ser contradictorios cuando se trata de la
recuperación emocional; es decir, la movilización social pareciera no contribuir a la
recuperación emocional, tal como lo habían confirmado otros autores anteriormente,
rechazando la versión freudiana.
164
¿Qué le pasa a la gente cuando hace memoria?
Por esta razón, este autor (Martín Beristain, 2008) afirma que el primer paso para
la reconstrucción de tejido social y la reconciliación es que la gente pueda compartir
sus experiencias con otros y otras para darles una dimensión social, con lo cual pueden
hacerlas parte de su vida. Para ello es necesario el recuerdo colectivo, el llevar al
escenario público el proceso de memoria, como una forma de reconocer que los
hechos ocurrieron, que fue injusto y que no se deben repetir.
En este mismo sentido, Jelin & Del Pino (2003) consideran que las acciones
públicas de memoria en las dinámicas de los actores locales, más allá de una visión
victimista, donde se pueda recoger toda su complejidad, unido al papel activo de los
actores para construir sus memorias, son un escenario propicio para la transformación
de las relaciones sociales, posibilitan el fortalecimiento de la cohesión social y la
elaboración de sus duelos.
Este punto de vista es asumido por Fouce (2006a) que, en el contexto de trabajo
con familiares de segunda y tercera generación de sobrevivientes y víctimas de la
guerra civil española y la represión franquista, afirma que para este grupo de personas
es central el reconocimiento social e histórico, la recuperación de la dignidad de sus
familiares víctimas y en la visibilización de la verdad histórica, de lo que ha sucedido
en España. Este proceso parte de espacios para compartir la memoria, pasando por
monumentos y rituales, para llegar a la concreción de una memoria pública que
permita la reivindicación de los caídos y la responsabilización de los verdugos; para el
autor, recuperar la memoria, es una labor de “justicia terapéutica”.
Por su parte, Borland (2006) afirma que las acciones públicas y de lucha por la
memoria de las madres de Plaza de Mayo en Argentina, también han sido un elemento
fundamental para la transformación de sus sentidos de vida, para la dignificación y
para el trabajo emocional. Foss & Domenici (2001) habían afirmado además que su
persistencia, el posicionamiento social casi obsesivo de sus símbolos en el marco social
(pañoleta blanca, las rondas todos los jueves a las 3:30 p.m., sus eslóganes) se han
convertido en una metáfora social no sólo de la resistencia, sino también del
afrontamiento activo del trauma, por lo que para las autoras es un signo claro de salud
mental. Aron (1992) estudió dos movimientos sociales en Centroamérica que
tomaron el modelo de acción de las madres de Plaza de mayo: las Co-madres en El
Salvador y el GAM (grupo de ayuda mutua) en Guatemala. Esta autora describe estos
procesos, con un claro componente sociopolítico y de acción pública, como
altamente significativos para la recuperación de la salud mental y los define como
procesos socio-terapéuticos.
Fouce (2006b) pone de manifiesto, por otros estudios, la necesidad de hablar sobre
hechos de violencia y realizar un reconocimiento social de las víctimas. Sólo a través
de este proceso de memoria y elaboración pública del duelo se puede llegar a la
recuperación de las víctimas y a la sanación de una sociedad escindida. Por esta razón,
el autor realiza un cuestionamiento moral a instituciones en España (Partido Popular
e Iglesia Católica, básicamente) que recuerdan a unas víctimas y piden el olvido de
otras, como garantía de paz. Llaman al otro recuerdo, al que no es el suyo, como un
recuerdo fundamentado en el rencor y el deseo de venganza; cuando es la simple
expresión legítima de reconocimiento que implica aceptar la injusticia de lo que ha
sucedido a las otras víctimas de la guerra civil española y de la represión franquista.
166
¿Qué le pasa a la gente cuando hace memoria?
Por razones similares, Schulze (2006) sugiere que las memorias del sufrimiento y el
dolor deben ser abordadas y reconocidas públicamente, en un diálogo abierto y
honesto, como una forma de reconocimiento tanto del dolor propio, como del dolor
de los otros, y también de las responsabilidades propias frente a los hechos de
violencia. En todo caso, autores como Karen Till (2008) confirman que la acción
pública de memoria tendrá efectos positivos, a largo plazo, tanto en los sujetos
individuales, como en el colectivo, tal como lo ha visto en investigaciones en diversos
lugares del mundo.
Rimé, Páez, Basabe & Martínez (2009), retomando a Durkheim, afirman que las
acciones de recuerdo colectivo (rituales, demostraciones, marchas y demás) son un
aporte para generar: sentimientos de solidaridad, inducen contagio emocional,
sentimientos de empatía y unidad, sentimientos de estar juntos, refuerza las creencias
compartidas, la atracción interpersonal y el soporte social, en últimas incrementa la
cohesión social. Lo cual al final genera un proceso de reflexión acerca del crecimiento
que trae la experiencia límite: el crecimiento postraumático.
En esta misma línea, Gasparre, Bosco & Bellelli (2010), en una investigación
desarrollada en Guatemala, mostraron que la participación de las víctimas en rituales,
168
¿Qué le pasa a la gente cuando hace memoria?
Martha Nubia Bello (2005, 2007) afirma que el daño y la manera de afrontarlo no
se pueden establecer a priori, según estándares universales. Para la autora hay que
atender la complejidad del entramado de relaciones de cada espacio concreto. En su
caso, presenta el trabajo realizado con la comunidad de Bojayá en el Chocó,
Colombia; en la cual, a partir de rituales de purificación, bordados de un manto con
los nombres de las víctimas, jornadas de duelo, se aportó y se dieron pasos hacia el
restablecimiento de vínculos comunitarios y la reconstrucción del tejido social: “Estas
prácticas muestran que de manera autónoma y con sus propios recursos, la comunidad
recuerda y procesa su pasado doloroso y puede expresar sus sentimientos”
(Bello, 2005, p. 16).
2009; Sarlo, 2009), las múltiples acciones artísticas de los jóvenes, las madres y otros
sectores sociales en Argentina: grafitis, murgas, conciertos de rock, obras de teatro
(Rojas & Canevese, 2000, Correa, 2002; Molas & Molas, 2006); las expresiones
culturales desarrolladas en Colombia: telones, murales, jornadas culturales,
fotografías, marchas simbólicas, arreglo de cementerios, en el Oriente Antioqueño y
en el resto del país (Villa et. al. 2007; Uribe, 2008, 2009, 2010), El trabajo con
fotografías en Guatemala, las fiestas mayas, la cruz en el cerro del Filo o en Xelabé, la
multiplicidad de experiencias locales después de los acuerdos de paz, el proceso de
elaboración del REMHI²⁶, la conmemoración anual de la masacre de Xamán (Lykes,
2001 a, b; Martín Beristain, 1999, 2005, 2006, 2007b; Cabrera, 2004; Viaene,
2008), tienen consecuencias, no solamente en la recuperación de los individuos, sino
también en la reconstrucción del tejido social.
Gaborit (2006b) y Reategui (2009) también les atribuyen esta función: estas
acciones de memoria pueden generar una dinámica restaurativa y curativa en
términos de integración social, cohesión comunitaria, construcción de ciudadanía de
derechos, transformación en las relaciones de género, elaboración de los duelos,
dignificación de las víctimas y crecimiento en la solidaridad y el apoyo mutuo. Esto a
su vez posibilita respuestas desde fuera del grupo, tales como, decisiones públicas en el
estado local, incidencia en el nivel nacional, organización para la búsqueda de justicia.
Para estos autores es el germen de un movimiento social.
Martín Beristain & Pérez Sales (2008) traen a colación otros espacios donde la
comunidad, desde abajo, ha desarrollado acciones de memoria colectiva que han
implicado escenarios de reparación y reconstrucción del tejido social: en Temunco
Chile, un parque con nombres de los desaparecidos, sin ningún referente funerario y
con arcos de colores para el juego de los niños, como un canto a la vida; en El Salvador
el parque monumento en el aniversario de los 10 años del informe de la comisión de la
verdad, otra iniciativa de la sociedad civil, con la oposición del gobierno; en
Guatemala, el museo de Rabinal llevado a cabo por la propia comunidad, también la
iglesia forró con los nombres de las víctimas la fachada de la catedral, memoriales
populares en Santiago Atitlán, Panzós y otras poblaciones, generalmente en lo alto de
los cerros; en Argentina el parque de la memoria junto al Río de la Plata, como una
afirmación de la vida, recuerdo de los familiares y reivindicación de los ideales por los
que lucharon; en Chile el memorial de los desaparecidos en el cementerio de Santiago,
donde la gente deja cartas, escritos, poemas, flores que se renuevan permanentemente.
170
¿Qué le pasa a la gente cuando hace memoria?
En síntesis, y de acuerdo con Minow (2008b), “el dolor puede marcar la memoria en
dos formas igualmente catastróficas: con el olvido del pasado o con el encierro en el pasado.
Una mente que aísla un pasado traumático de la memoria consciente planta una mina en
las profundidades de la psique, no se requiere un gran conocimiento de la psiquiatría para
saberlo. Pero una mente que se aferra al dolor corre el riesgo de quedar atrapada en él. O
demasiado horrible para recordar o demasiado horrible para olvidar; ninguno de los dos
caminos le ofrece cura a quienes han sufrido un gran mal”. (P. 154) Así pues, el camino de
la sanación es una apuesta de un trabajo con las personas que han sido víctimas, pero es
muy importante tener claro, cuándo la propuesta de la sanación es un insulto para
aquellos cuya devastación es inconsolable, inenarrable o imposible de asimilar. La
autora intenta mostrar cómo se puede solapar un discurso terapéutico en el manejo
político, pero al mismo tiempo ciertos manejos políticos pueden ser terapéuticos para
las víctimas, como el reconocimiento de los hechos, el castigo a los perpetradores, el
remover de sus cargos a colaboradores de un régimen. En este sentido la recuperación
de la voz de las víctimas y la memoria cumpliría un papel político que tendría efectos
terapéuticos en éstas.
Dentro de estos procesos políticos que pueden ser terapéuticos para las víctimas y
para las sociedades, Páez (2010) afirma que los rituales institucionales de perdón
(Apology) y de memoria permiten: asumir los hechos al colectivo (reconocimiento
social), incrementar el grado de conductas reparatorias, que se asuma la culpa
colectiva, la vergüenza, se refuerce la cohesión social, se asuma el pasado (más allá del
simple recuerdo) y haya soporte social para las reparaciones. Lo cual favorecería la
reconciliación intergrupal. Para el autor, las peticiones de perdón públicas van detrás
de un reconocimiento público de responsabilidad, lo que implica, una memoria
autocrítica, en oposición a una memoria que oculte el pasado (negadora).
171
¿Qué le pasa a la gente cuando hace memoria?
Ahora bien, para Martín Beristain (2010) es fundamental tener en cuenta que en
estos procesos y acciones hay una marcada diferencia, tanto en su acción, como en sus
momentos y en el nivel de impacto en la sociedades, puesto que están marcados por los
contextos que favorecen o no, por los tiempos locales y nacionales, por la dinámica de
un conflicto armado o represión en lo local y sus diferencias con los niveles nacionales;
también, por las dinámicas internas y procesos que necesitan estrategia y sostén en el
afrontamiento de las amenazas que se ciernen y en el análisis de las posibilidades reales
de acción y resistencia; además, de los retrocesos que se dan por la misma dinámica
sociopolítica de la violencia o la represión.
Así pues, y según este autor (Martín Beristain, 2008), para las poblaciones
afectadas por la violencia la memoria tiene no sólo un valor terapéutico colectivo, sino
también de reconocimiento social y de justicia, por lo que puede tener un papel
preventivo a escala psicológica, social y política. En muchas ocasiones la gente tiene
miedo de abrir espacios de memoria, porque esta puede ser desvalorizada socialmente
e incluso criminalizada. Estos bloqueos, a su vez, conllevan efectos de
revictimización, afectando la identidad individual y social de los afectados, así como
efectos sociales más amplios derivados de la impunidad.
El proceso que se investigó está enmarcado dentro una acción que se realizó en esta
perspectiva y que posibilitó procesos grupales de memoria compartida y acciones
públicas de memoria, en un marco de resistencia al conflicto armado, lucha contra la
impunidad y la construcción de un horizonte de reconciliación social, que desde lo
local posibilitara la reconstrucción del tejido social y la dignificación de las víctimas,
sus familias, la comunidad y la lucha por la justicia en la sociedad (Cfr. Villa et. al.,
2007).
172
CONSECUENCIAS PSICOSOCIALES DE
4
LA VIOLENCIA POLÍTICA
C
omprender las consecuencias psicosociales del conflicto armado y la
violencia política en Colombia, es necesario para poder definir los
aspectos sobre los que las acciones públicas de memoria deberían tener
incidencia así como para contrastar más adelante las transformaciones que han vivido
las personas y comunidades, de acuerdo con las categorías de análisis construidas. Si
bien las consecuencias descritas a lo largo de este capítulo han sido trabajadas
profundamente en el marco de investigaciones psicosociales, el motivo de su inclusión
dentro de la presente investigación responde a la necesidad de poder contrastar los
efectos que tienen las acciones de memoria compartida y memoria colectiva en la
transformación de la experiencia subjetiva.
Este análisis se enmarca en un enfoque que considera que las reacciones de las
personas que han sufrido el impacto de la violencia política y las consecuencias que
ésta deja sobre sus vidas, no pueden mirarse desde una perspectiva clínica o patológica.
Tal como lo presentan algunos autores (Martín-Baró (1990a), Summerfield (1996,
2002); Martín Beristain (1999, 2002), Pérez-Sales (2006), Hamber (1995, 2001),
Lykes 2001a, 2001b, entre otros), muchas de las experiencias y reacciones de la gente
ante los hechos vividos se corresponden con reacciones normales a una situación
anormal. Por lo tanto, el marco de comprensión del presente análisis, se sale de una
mirada que relacione directamente estas reacciones con el trastorno de estrés post-
traumático (TEPT) o cualquier otra psicopatología. Por el contrario se enmarca en
una mirada en su complejidad, donde el nivel psíquico se entrelaza con lo social de
manera dialéctica, estructural y sistémica.
vivencias subjetivas que se instalaron por varios años en la vida cotidiana de las
víctimas sobrevivientes.
Puede afirmarse que en, prácticamente, todos los relatos de vida analizados estas
manifestaciones sintomáticas no constituyen cuadros clínicos, sino reacciones
normales a una situación anormal que se mantiene en el tiempo y que ha sido cruzada
por numerosos eventos traumáticos negativos. En muchos casos correspondieron
también a formas de afrontamiento de una experiencia social y política de tensión,
violencia, amenaza vital y ruptura de todos los referentes identitarios y sociales, que
desbordó las posibilidades de comprensión puesto que las experiencias estuvieron
atravesadas por el horror como vivencia subjetiva de lo terrorífico y lo inenarrable. La
descripción de las consecuencias psicosociales, es tan sólo un acercamiento a las
formas de afrontamiento y elaboración que ha tenido la gente para sobrevivir en
medio de adversidades inimaginables.
En este capítulo, me guío por las categorías que se han construido como marco
para analizar la información. En un primer momento, se plantea cómo era la vida
antes del conflicto armado, puesto que permite mostrar los contrastes entre un antes y
un después para comprender qué le pasó a la gente. En este punto hay tres aspectos a
considerar, las consecuencias en el nivel subjetivo que implica la dimensión
emocional, cognitiva y comportamental, las categorías psicosociales de orden socio-
cognitivo como la percepción del clima emocional. Más adelante se abordan las
consecuencias interpersonales, es decir el mundo familiar y las relaciones de género,
donde se pueden observar procesos de desestructuración y cambio. El análisis se
complementa con una mirada sobre las categorías psicosociales de orden comunitario
y colectivo que implican la participación y la integración social, la cohesión social, la
identidad y la pertenencia y finalmente otras consecuencias en el mundo colectivo.
176
Consecuencias psicosociales de la violencia política
Una de las primeras preguntas que hice a los y las participantes mientras
entablábamos conversación para el relato de su vida en medio del conflicto armado,
era por el cómo se vivía antes del conflicto. Una realidad muy frecuente en sus
respuestas era oscilar entre un pasado idealizado, estático y quieto, y una constante de
la guerra en el país. Muchos y muchas no recuerdan en Colombia, un momento de
paz, parecieran vidas marcadas por el conflicto, atravesadas por el dolor que va
dejando la guerra. Otros, por su parte, hacen referencia a una vida “maravillosa”
marcada por una sensación bucólica, de una vida mejor y de vivir tranquilos y felices,
en muchos casos desconociendo sus propias realidades de conflictos cotidianos
(familiares, comunitarios) o sus situaciones de pobreza y exclusión. En este apartado
presentaré estos contrastes.
¿Hay un antes del conflicto? Es una pregunta que se hacían algunos y algunas
participantes. Puesto que su experiencia vital ha estado atravesada por la violencia,
por tener que permanecer huyendo, recuerdan incluso estar huyendo desde niños,
como el caso de esta mujer de Córdoba:
...yo nací y crecí siempre en lugares de violencia, desde que yo empiezo a tener recuerdos, mis
padres vivían en el alto Sinú, en esa época fue que entró el EPL, aquí a Córdoba, y al
entrar, enseguida empiezan a generar violencia, contra mi papá, contra mis hermanos,
nosotros salimos de allá desplazados, nos sacaron en helicóptero aquí a Tierralta... crecí en
ese ambiente, en esa zozobra constantemente... (Córdoba, E2)
Por esta razón, mucha gente afirma no haber vivido en paz en ningún momento de
su vida, y refieren que en primer lugar se fue estableciendo la guerrilla. Pero incluso
antes de la guerrilla tienen noción de la violencia anterior, aquella que se vivió en los
años 50. Esa violencia ha quedado sin elaborar, sin memoria, perdida en el horizonte
de los recuerdos como una mistificación o como un hecho sobrenatural que pasó hace
mucho tiempo,
177
Consecuencias psicosociales de la violencia política
…definitivamente la vida que yo llevé ahora años, me tocó ver recorrer a la chusma, que
actuaban de esta manera: se presentaban en las veredas, de vereda en vereda buscando
liberales, y éstos con los conservadores se daban, esa era la vida de ellos... entonces el liberal
perseguía al conservador y el conservador perseguía al liberal, eran dos grupos que no se
podían ver... (Oriente, E32)
...entonces también en esa época había grupos armados, es que la guerra está hace mucho
tiempo... el que diga que no ha vivido en guerra, eso es mentira... toda la vida la he pasado en
esas... una vez decían que era la chusma... pero cuando me casé, al muy poquito tiempo,
comenzó la guerra... ya eran los grupos armados que la FARC, que el ELN... y ellos se
mantenían por las veredas; al pueblo casi nunca salían... ellos se vinieron a apoderar del pueblo
fue después... (Oriente, E2)
... tenía amigos que eran simpatizantes del grupo (ELN) aunque no hacían parte de eso, uno
escuchaba, como joven, como persona que vivía en un pueblo, de ese tipo de situaciones; como
por ejemplo que un amigo mío se fue para la guerrilla, en el campo se oyó a uno que los vecinos de
x o y, que la señora estaba llorando porque la hija se le fue para la guerrilla, que se fue para el
monte y uno llega y dice que no va a volver, y esa era la cotidianidad que lo rodeaba a uno...
(Oriente, E12)
Por lo tanto, puede afirmarse que fue común en las tres regiones exploradas: la
primera presencia armada fuera la de la guerrilla. Sin embargo, la gente identifica este
tiempo, como un tiempo, relativamente, tranquilo. La gente, especialmente en el
campo, convivía con la guerrilla que tenía control de la vida cotidiana en muchas de
178
Consecuencias psicosociales de la violencia política
De acuerdo con algunos analistas (Cfr. González, Bolívar & Vásquez, 2003) el
proceso de expansión del conflicto armado coincidió con el proceso de expansión de la
apertura de la frontera agrícola que se realizó por campesinos, que en muchos casos
fueron “acompañados” en este proceso por los grupos guerrilleros, especialmente las
FARC, quienes desarrollaron su trabajo político con una base campesina, que luego
fue el objeto de la represión paramilitar. Sin embargo, eran como otro Estado, regían
los conflictos cotidianos, controlaban la zona, ejercían mediación en los conflictos y se
convertían en autoridad en esos contextos:
…todo pues era una maravilla… con excepción de que venían los actores armados a la casa y
decían; y se portaban bien, cuando no había paramilitares, eran los otros que estaban
(refiriéndose a la guerrilla) y entonces venían a la casa: venga señora necesitamos hacer
almuerzo para todos, nos da permiso, y hacían almuerzo y nos daban a todos... Nosotros
creíamos que estaban defendiendo nuestros derechos... Aquí había injusticias con algo y ellos
salían a defender… Y sentía, en esa ignorancia que uno maneja, que ellos estaban como
defendiendo el pueblo a pesar de que habían tantos daños. Y uno sentía el tiroteo y el caspoteo
por ahí y uno se escondía, pero volvía y pasaba todo. Pero es que después de que llegó el otro y se
confrontaron los dos, ahí si… (Oriente, E15)
179
Consecuencias psicosociales de la violencia política
Esta forma de estar en las regiones y en las comunidades, donde contaban con una
cierta legitimidad, también abría las puertas para el reclutamiento, tanto voluntario
como forzado, puesto que la exigencia a la población, a cambio de los “servicios
prestados”, era la participación dentro de la estrategia revolucionaria con miembros de
la propia familia. Esto precipitó la vinculación de muchos jóvenes al conflicto
armado, proceso que se incrementó en los años 90 generando en buena parte de la
población el crecimiento del temor y el comienzo de la deslegitimación
de este grupo armado:
…aunque vivíamos bueno, de todas maneras manteníamos mucho miedo porque había mucho
miliciano, entonces uno ya mantenía miedo porque se le llevaban los muchachos, porque los
comprometían, sobre todo a los más pequeños, que de todas formas los más grandes ya sabían lo
que estaban haciendo, en ese tiempo se llevaban hasta niños de ocho años, entonces uno
mantenía miedo de que ya se llevaran los peladitos pequeños... (Oriente, E2)
...era la época aquí en que explotaban bombas en cualquier sitio, la inseguridad era mucha y mi
esposo en ese momento consideraba y así me lo hizo ver, que deberíamos buscar otro sitio más
tranquilo que les brindara alguna seguridad a la crianza de los niños que era la mayor
preocupación. Y el sitio que consideramos en ese momento era Montería. Y hacia allá nos
dirigimos, tranquilidad que fue relativa, porque... los primeros años tuvimos una vida
relativamente tranquila, pero... la violencia también existía allá... (Córdoba, E4)
“Usted viera la vida que yo me daba por allá”: Idealización del pasado
...llegamos a la finca, había plátano, café, había yuca, había naranjos, había mandarinos y yo
decía: aquí es mi vida, aquí estoy feliz. Yo no salía casi al pueblo, no me hacía falta salir. Usted
viera la vida que yo me daba por allá, yo no tenía preocupaciones de nada, ni sentí dolor ni
nada, porque yo no conocía toda esta barbarie, toda esta injusticia que se comete, yo era
tranquila... (Oriente, E15)
La vida en el campo hace referencia a ese “paraíso perdido”, ese lugar hermoso
donde “algún día se fue feliz”. Uno de los aspectos fundamentales para esta
idealización, que tiene una base de realidad muy grande, es que en la tierra propia la
gente tenía trabajo y comida. Así pues la idealización de la que se habla, puede verse
desde la carencia actual, después de haber vivido el desplazamiento, después que
faltaron sus seres queridos o el proveedor en la familia, después que el pueblo o la
comunidad se vinieron abajo porque ya no se pudo comercializar más:
...Pues la vida antes de la guerra era para nosotros un cielo en comparación de ahora... porque
era muy bueno, no nos faltaba a nosotros nada a comparación de ahora... porque ahora nos falta
todo, porque teníamos comida de sobra, teníamos para vender, para comprar lo que había que
comprar en el pueblo, y así sucesivamente nosotros teníamos animales los que más quisiéramos, y
de ahí para adelante yo no podía tener ni una gallina en ninguna parte, y entonces de ahí para
adelante ya seguimos fue sufriendo. (Oriente, E4)
Una de las características que evidencia esta experiencia que se describe, es que los
niños y las niñas podían jugar normalmente. Es decir, no se siente una amenaza
inminente, la violencia no “es con nosotros”, tal como se presentará en el punto sobre
las creencias en torno a la norma y la justicia, por lo tanto, los niños y niñas pueden
salir tranquilos:
…¡Vivíamos tan bueno! Todo era muy tranquilo… sin miedos, sin desconfianzas, porque no
existía ni el miedo ni la desconfianza de que nadie nos iba a hacer daño... (Madres, E2)
Cuando eso los niños estaban por ahí en el monte jugando, yo me quedaba tranquila, porque no
había violencia, no había peligro, se vivía un ambiente bueno, los niños eran felices saltando
todos estos montes.... (Oriente, E9)
181
Consecuencias psicosociales de la violencia política
Otra característica de este antes del conflicto, que lleva a la idealización de la vida
anterior, es que se podía ir a donde uno quisiera, se tenía una sensación de libertad, la
gente refiere que se podía transitar por el campo. Incluso uno de los aspectos que se
liga a esta sensación de libertad y a la idealización referida tiene que ver con la
celebración y la fiesta, es un tiempo donde la alegría era posible:
...en ese tiempo vivir era muy bueno, podía salir uno a las 12 o una de la mañana, e irse uno de
aquí del pueblo para la vereda borracho, y también en sano juicio, y nada pasaba... ya después,
ya sí se fue dañando.... (Oriente, E5). Vivíamos muy tranquilos, porque salíamos a
parrandear, hacíamos tantas cosas, y ahora no las podemos hacer. (Madres, E2)
Las relaciones familiares eran muy buenas, como lo mencioné al principio eran de armonía,
agradable, sosiego, todo lo trabajábamos en familia desde padre, hermanos, hijos, mamá;
después cuando me casé fue igual, con la esposa y con mi núcleo familiar, además de mi relación
con mi padre y unas propiedades en tierras que las trabajábamos entre todos juntos, a la par que
trabajaba la parte de educación y comunitaria. (Córdoba, E13)
Otro tipo de relatos en consonancia con lo anterior tienen que ver con la visión de
la comunidad como un lugar, también idílico, donde todos estaban unidos. Pareciera
que el clima de solidaridad y ayuda fueran el recuerdo dominante, mientras cualquier
conflicto, incluso los violentos (con machetes y otras armas blancas) son minimizados
a la luz de lo que sucedió después:
182
Consecuencias psicosociales de la violencia política
A ver, las relaciones de la gente eran en unidad, o sea, alguien se enfermaba y todo el mundo
corría, cuando uno tenía una dificultad todo el mundo estaba ahí apoyando esa dificultad
éramos muy unidos en dialogar, en jugar, se hacían integraciones, en las navidades se
organizaba la marranada, hacíamos la sancochada para toda la comunidad... todas las cosas
que se hacían eran en unidad... (Oriente, E6). Peleas, pues, como entre la gente, que no se
avenían ni nada, pero común, los problemas normales de una comunidad... (Oriente, E5)
La mirada idealizada del pasado, se pierde cuando llega aquello que golpea: la
violencia. La propia historia parece que comienzan el día que esa “violencia” toca. En
el relato de la gente los problemas empiezan a producirse, y la situación a cambiar,
cuando fueron directamente afectados por la violencia:
…las historias mías comenzaron en 1995, cuando desaparecieron al primer hermano mío…
(Madres, E2). Antes, uno seguido veía la vida tan bella que uno no creía ni veía nada de eso
hasta que empezó... uno vivía tranquilo, uno muchas veces ni sabía que habían grupos
armados, no sabíamos que estábamos rodeados por todas partes... (Oriente, E10)
…bueno, a medida que a mí no me había pasado nada, yo pensaba que, o sea, para mí la vida
era igual, si mataban a alguien o pasaba algo a mí me daba igual y yo pasaba desapercibida, o
sea, eso no me tocaba, eso no era conmigo, ¿cierto? (Oriente, E16). Sino que uno se viene a dar
cuenta que la parte del desorden público está, cuando lo toca a uno y ahí es cuando siente uno
que está ese desorden… (Oriente, E23)
De otro lado, hay un hecho significativo que puede observarse en el análisis de los
relatos: quienes logran romper con el relato de idealización de la vida antes de la guerra
o antes del conflicto, son aquellas personas que por una u otra razón han tenido dentro
de su trayectoria vital experiencias de sufrimiento profundo desde la infancia: la
muerte de un padre, una pobreza extrema desde la infancia, el haber sido
abandonados por su familia, el haber comenzado a trabajar desde la primera infancia
183
Consecuencias psicosociales de la violencia política
…mi vida antes de la guerra siempre ha sido sufrida... no sé, desde muy niña... pero desde que
estaba en el vientre de mi mamá fui rechazada, entonces yo me he dado cuenta que en la vida he
tenido cosas que me han ayudado a salir... fuimos muy maltratadas por ella y por su familia, sus
hermanas me pegaban, entonces, yo nunca entendí eso sino hasta ahora... trabajé mucho desde
niña y desde allí conocí las instituciones, porque mi mamá me regalaba, para que me dieran los
estudios, me maltrataban en los trabajos, a veces me iba mejor para el monte con mi tío que, que
fue el que nos crio, y fue el que estuvo a nuestro lado... (Córdoba, E7)
184
Consecuencias psicosociales de la violencia política
…La vida mía antes de la guerra fue una vida dura, pero también muy buena porque estaba mi
familia completa... uno así le toque trabajar hasta con las narices como se dice, desde que tenga
la familia al lado es feliz... digo que era dura porque a mí me tocó trabajar aserrando, cortar
madera para embalar fríjol y tomate, sembrar yuca y maíz y plátano... yo trabajaba de lunes a
sábado. A mí me tocó esa vida desde la edad de 12 años, me tocó cargar el costal y trabajar para
llenar el costal (Madres, E1)
Un hecho violento desata múltiples reacciones emocionales que pueden durar más
o menos en el tiempo, que pueden instalarse en el psiquismo y en el cuerpo. La gente
puede convivir por muchos años con estas emociones que pueden convertirse en un
referente de su experiencia vital. Los aspectos emocionales son quizás los más visibles
en términos subjetivos cuando hay un acercamiento a las situaciones límite de carácter
político. En este punto se abordarán los diferentes impactos en este nivel: el shock
inicial, después de los hechos violentos; la tristeza y el dolor que emergen ante la
experiencia, que en algunos casos puede llevar a la pérdida del sentido vital. También
se hace importante analizar otras emociones como la rabia y la impotencia, el miedo y
el terror y el anclaje de estas emociones, cuando no son expresadas, en el cuerpo
generando dinámicas de somatización.
185
Consecuencias psicosociales de la violencia política
…uno ya no se da cuenta de nada, la gente dice que yo caí al piso con él y que ese piso sonó
impresionante, porque como yo caí de rodillas y con él cargado y temblando… al otro día yo no
me podía mover del golpe, porque es que a mí fueron a recogerme allá, porque yo ya no quería
moverme y estaba engarrotada ahí con él, y decía: "señor ten piedad de mí, ¿yo qué voy a hacer,
yo qué voy hacer?". (Oriente, E11)
…mi mamá se tiró del bus y decía: "es mi hijo, es mi hijo", eso era horrible, porque no tenía
consuelo para nada, y yo la calmaba pero no lo conseguía… Mi mamá estaba inconsolable, se
asomaba por todos los bordos, buscábamos por todos lados.... (Madres, E12).
Otros relatos ilustran la forma como se pierde la noción del tiempo, del espacio, de
los otros y de sí mismas. Es como si se borrara todo, sólo existe el hecho violento y el
yo, solamente existe el dolor, pero éste -al desbordarse- inunda la conciencia del
momento presente, como si se entrara a otra dimensión; la persona no quiere que eso
haya sucedido, por todos los medios intenta negar la realidad del hecho, contenerla,
aplazarla; al final puede terminar sintiendo el deseo de no vivir, para no tener que
186 soportar el dolor:
Consecuencias psicosociales de la violencia política
…yo no supe, yo era angustiada, y yo era así, quieta, perpleja... en ese momento también se me
olvidó el niño, yo si veía que el niño gateaba así por encima, pero no lograba reconocer que ese
era mi hijo, yo perdí como la cordura, yo no me acuerdo de nada... (Oriente, E21)
Ahora bien, no siempre sucede esto, también se puede reaccionar con una extrema
lucidez teniendo en cuenta lo que está pasando. Lo cual permite ver las cosas en
complejidad para tener en cuenta que también se desarrollan y potencian formas de
afrontamiento en este tipo de circunstancias.
Esta experiencia puede ser referida como un dolor muy profundo que no es similar
a otros y que pareciera consumir gran parte de la energía de la persona, al punto que la
experiencia se puede comprender como un daño y una herida que no tendrá cura.
Implica especialmente un enorme sufrimiento que termina siendo nombrado como
“lo horrible”:
…y hay días en que yo lloro, porque esto es algo... esto es una herida que nunca se cura ni así que
le den a uno lo que le quieran dar, ya lo dañaron a uno... (Córdoba, E5). Fue una cosa, un
dolor, un sufrimiento muy horrible... uno saber que se había perdido el esposo, el papá de tantos
hijos, él tan trabajador y que nadie sabía nada, la gente decía: "pero qué le pasó, por qué si él no
hacía nada, que pasó"; pero no, no hemos sabido nada, la verdad... y no la vamos a saber.
(Oriente, E27)
187
Consecuencias psicosociales de la violencia política
¡Esa soledad! Ni caminaba, todo era solo. Yo me quedaba en la casa sola y veía la pared triste, y
yo decía: “¿será que las paredes lloran como estoy llorando yo?” Y mi sufrimiento me duró, yo
tenía un dolor en el corazón. Un sentimiento… como una opresión. Yo quería estar llorando
. Todo era llore y llore. (Córdoba, E3)
En términos del dolor, para la gente suele haber una intensidad similar
independientemente del responsable de los hechos... Puesto que al final se concreta
en la pérdida violenta de un ser querido. Ahora bien, en términos de otras emociones
pueden variar algunos significados:
…el dolor es el mismo porque a mí los que me mataron el primer hijo fueron los paramilitares
, yo no vi, pero eso dijeron; no sé si será cierto. Y cuando C. fue la guerrilla; entonces no es
diferente porque yo sentí un dolor igual. (Oriente, GF5, 2007)
…cuando una persona se va ese espacio no lo llena nadie, eso ya queda siempre en la mente; y el
recuerdo de esas personas siempre está con uno, y la desaparición forzada, en la que uno no tiene
un cuerpo para decir que va a elaborar un duelo, o que va a decir: "sí, éste es mi hermano, a éste
lo mataron, o algo, y lo voy a enterrar", pero no, todavía recuerdo esa persona, y todavía está en
la mente... (Madres, E5)
Este tipo de experiencias son definidas por Martín Beristain (2005) como
situaciones de duelo alterado, cuyas manifestaciones características son: “a) búsqueda
del pariente desaparecido - síntoma que responde a una realidad en el caso de los
desaparecidos por represión política- ; b) desear fuertemente la presencia del otro; c)
rumiación y preocupaciones constantes en relación al posible difunto; d) incapacidad de
creer verdaderamente en la muerte de la persona; e) sentirse impactado o con estupor por la
188 muerte; f ) rechazo de aceptar la muerte, y g) los llantos repetidos”.
Consecuencias psicosociales de la violencia política
... cuando nosotros nos vinimos de la finquita la vida mía era depresiva, yo me acostaba, no me
importaba sino hacer de comer y que mí familia estuviera bien, me daba una tristeza tan
horrible, que cuando yo ya no tenía qué hacer, yo me acostaba a dormir, así pasé como hasta
marzo, fueron cinco años. (Oriente, GF9, 2007)
Hubo una época en que yo lloraba mucho y el niño más grandecito me decía: "¿mamá usted por
qué llora tanto?" Pero yo de ver la humillación en que ellos vivían, a mí me daba mucho dolor,
me dolía mucho ver a mis hijos… (Oriente, E26)
Por otro lado, la madre puede contener el dolor, hacerse la fuerte o intentar ocultar
su tristeza, rabia o dolor, para no afectar a los hijos, de todas formas se presenta una
afección en los hijos, tal como lo demuestran las investigaciones sobre trauma
transgeneracional, citadas en el capítulo 3, (Cfr. Käes, 1991; Nagata, 1993; Becker &
Díaz, 1998; Oberti, 2006; Kaufman, 2006; Armañanza, 2009, entre otros):
189
Consecuencias psicosociales de la violencia política
...yo lloraba debajo de la cobija para que mis hijos no se dieran cuenta… siempre era con esa
tristeza, no le demostraba a mis hijos porque ellos también estaban destruidos, mis niñas
también, porque no podían creer, porque extrañaban mucho su papá y sentían el dolor de no
tenerlo a él, se sentían solas sin defensa de nada... (Oriente, E22)
…yo era muy agresiva, debido a la caparazón que yo tenía, por qué la caparazón, porque en mi
casa me conocen que soy la fuerte, la que no lloro, la que si hay un problema le busco solución, la
que: "C., vea paso esto", la que corre, en la que, si un accidente C. la que corre con fulano, C. la
que corre con Perano... (Oriente, E6).
…esos tres años para mi fueron los años más difíciles también de toda esta historia, porque yo
también después pensaba que qué era la vida mía y me daban unas depresiones... cada día me
deprimía más, porque veía que no era justo con mis hijos, pero me estaba enfrascando cada día
más en eso… (Oriente, E20)
190
Consecuencias psicosociales de la violencia política
parece que terminara; es decir, se afecta profundamente el sentido vital, los proyectos
de futuro parecen cerrarse, y la concepción de la propia historia y la propia identidad
en un hilo conductor entre pasado-presente-futuro parecen romperse (Lira, 2011;
Martín Beristain, 2005), sin que se vea claro cómo pueden reconstruirse:
Yo quería irme, morirme igual con él… era muy duro yo saber que había quedado sola… yo
decaí tanto que no me provocaba ni trabajar... (Oriente, E7). Es que yo no quería seguir, ya yo
no sentía, ¡era tanto! Porque yo vivía como en una oscuridad, no tenía ganas de vivir, no tenía
ganas de nada… (Córdoba, E8)
…Y yo me mantenía encerrada en una pieza, me comía una comida al día porque me la hacían
comer, se me quitó el apetito, a mí no me gustaba ir donde nadie, ni donde mis hermanas que
vivían cerca, a mí no me gustaba verle la cara a la gente, y por eso no me asomaba siquiera a la
puerta... (Madres, E7)
27
Denomino a este estado como “postración”, diferenciándolo de una definición clínica de “depresión”, no solamente por
un prurito lingüístico, o por no poder hacer una evaluación diagnóstica retrospectiva, sino por el marco de comprensión del
análisis. La otra palabra, “postración” describe una situación de la experiencia de la víctima sin la carga psicologista ni
médica, además hace referencia a dos acepciones: la primera, desde el lugar de la víctima, implica quedar por “el suelo”,
sin horizontes; pero desde el victimario, implica una intención: “lograr que la víctima se postre, se arrodille, se doblegue y
pierda fuerza en su capacidad subjetiva de resistencia y de acción social y política.
191
Consecuencias psicosociales de la violencia política
1. Experimentar que no se vale nada, que la vida no vale nada y que el futuro
está totalmente cerrado para sí mismo, para la familia.
2. Predomina la soledad, alimentando en silencio su dolor y resentimiento,
sumergiéndose en muchas ocasiones en su propio mundo y cortando sus
relaciones con el resto de la comunidad.
3. Sentirse a merced de otro o de otra, donde casi la única alternativa es apelar
a un poder superior: el poder de Dios. La fuerza de los hechos se une a una
sensación de impotencia, siendo la resignación la única respuesta posible.
4. Sentirse en muchos casos sin valor, como objeto de cambio al que no se le
debe tener ninguna consideración; lo cual implica una grave afectación de
la dignidad humana, especialmente afectado por el trato que reciben las
víctimas por parte de los grupos armados.
5. Esta experiencia se puede vivir como la sensación de estar perdiendo la
cabeza, de haber perdido contacto con la realidad, de haberse sumergido
en algún tipo de enfermedad mental de la cual se hace muy difícil escapar.
“Uno tenerlos que ver todos los días y sentir la impotencia”: rabia e
impotencia ante la injusticia vivida
…y de las cosas, ya se siente uno como impotente, una impotencia, una rabia, cuando uno no le
encuentra sentido a nada, a nada, a nada... (Madres, E12)
192
Consecuencias psicosociales de la violencia política
La rabia se incrementa cuando, además de los hechos vividos, se tiene que convivir
en silencio con el actor armado, cuando no se puede denunciar, ni pedir justicia,
cuando no es posible una acción que permita un equilibrio y una simetría. Esta
situación termina siendo una experiencia humillante, porque mientras el victimario
expone su poder, la víctima se reduce a su más mínima expresión. La emoción es aún
más intensa cuando a la humillación se añade la burla, cuando ante esas acciones se
tiene que continuar en silencio:
Una vez estábamos en un negocio con mi esposo, eso fue como a las 11 de la noche, y ahí
llegó uno que estaba con ellos y saludó y se sentó en la mesa... yo no me aguanté y me tocó
pararme e irme a llorar a una acera, de ver que no podía cogerlo y sacudirlo y
preguntarle: ¿dónde está? Y situaciones así nos tocó vivir todo el tiempo en el pueblo,
durante la violencia aquí, tres o cuatro años uno sabiendo que ellos sabían dónde
estaba, qué habían hecho con él y tenía que quedarse uno callado; verlos a ellos burlarse
del dolor de uno... (Oriente, E13)
Pero la rabia es tal vez más fuerte cuando la injusticia es cometida por los actores
estatales. Es decir, cuando quien debe garantizar los derechos de los ciudadanos y
ciudadanas se convierte en agresor, termina desvalorizando la vida humana, al punto
que la gente deja de reconocer su legitimidad:
Algo que a mí me ha llenado de impotencia es mientras que yo sé que ellos, por esos
campesinos que camuflaron de guerrilleros, que para ellos eran bajas, ellos recibían
ascensos, tenían vacaciones y una cantidad de prebendas que el Estado daba por cada
guerrillero que mataban; mientras que yo pasaba de ganarme $1.050.000, a ir a vivir
de $25,000 en San Francisco, a pagar arriendo y sin saber cómo iba a sostener a mis
hijos, siendo una madre cabeza de hogar, entonces cuando yo miraba sin comida a mis
hijos en la casa, sentía esa rabia que dicen, impotencia y decía: "¿pero qué es esta
injusticia?" Y eso es algo que duele mucho. Además porque yo sigo todavía desplazada, y
nunca he tenido un empleo estable después de que salí de mi pueblo; entonces, eso para
mí ha sido, eso me llena de rabia... (Oriente, E1)
rabia, dolor e impotencia, y como una manera de canalizar y enfocar su acción. Aún
en contra de la voluntad y las creencias de muchas de las personas con las que se
trabajó, en sus relatos de vida, aparecían estas emociones profundas de odio y rencor:
…porque yo mantenía mucho dolor y también mantenía entre sí como una rabia, que
se fue convirtiendo en un odio... que nosotros en realidad nunca fuimos malos, y yo
vivía con ese odio y ese rencor; y a veces eso se lo lleva uno hasta la casa, porque uno pasa
malgeniado, y mi hija me decía: "mami tu cada día yo te veo con ese rencor que
tienes"... (Córdoba, E6)
Pero, yendo más allá, en muchos casos, ese odio y ese rencor se pueden traducir en
deseos reales de venganza, de poder tomar justicia por propia mano, en una suerte de
vengatividad reactiva:
…recién pasado eso, uno siente mucho odio, contra esos asesinos, porque yo quería verlos
muertos a ellos también, porque así como me mataron mi hijo, yo quisiera saber que a
ellos también los mataron, porque uno siente odio... yo decía: si esa gente volviera a
aparecer por aquí en la vereda, yo les diría algo por lo que le hicieron a mí hijo, así me
maten a mí también, porque uno siente odio, uno no siente miedo ni nada, pero uno en
esos momentos sí piensa, sí siente odio contra ellos. (Oriente, GF4, 2007)
La presencia permanente de uno o varios actores armados en las regiones, era causa
continua de zozobra. En algunos casos fue esta zozobra y este miedo permanente, los
que movilizaron a las familias y comunidades a desplazarse hacia otro territorio. Este
sentimiento de zozobra desestructura de tal manera le psiquismo, que la persona
puede empezar a experimentar que no está totalmente en sus cabales:
…después, nosotros nos acostamos muy nerviosos, uno no dormía ni nada de eso… porque eso de
matar tres o cuatro cada semana, la gente “psicosiada”... uno no amanecía... los nervios, ya uno
como que se “psicosió”… si sentía que ladraba un perro uno ya pensaba que eran ellos, que
volvían, y la gente por ahí “psicosiada”, los niños y todo eso, y por eso se dio el desplazamiento...
(Oriente, E19).
...entonces, eso sí me dejó secuelas, porque hasta en este momento yo todavía vivo así: yo voy por
la calle y todavía estoy pendiente y si veo un muchacho raro o una persona o algo, yo estoy
pendiente de que no me vaya a hacer algo, de que no me vayan a robar, ya prácticamente
aprende uno a vivir en una cultura de la calle, hasta este momento todavía sigo con eso...
(Madres, E5)
…fue la primera vez que llegué a escuchar, mientras estaban todos hablando, yo hablé y me
dijeron: "ojo que las paredes tienen oídos", me llegaron a decir mis propios papás, mis propios
amigos, mis propios hermanos: "ojo... ver pero callar"... ¿sí? (Oriente, E12). Me ha generado
una inseguridad, yo creo que a nivel como, personal tengo que hacer una fuerza increíble para
participar o para hablar, así y sin embargo lo estoy haciendo, con un temor... (Córdoba, E2)
Pero como afirma Elizabeth Lira (1990a, b) esta opción hace a la persona más
vulnerable, y por lo tanto, aumenta el miedo; con lo cual se profundiza el aislamiento,
la soledad y la sensación de indefensión. Por esta razón uno de los miedos continuos
es el temor a la revictimización, a volver a padecer lo sufrido, a volver a revivir lo
truncado. Mucho más cuando los tiempos en que se hizo la investigación, como
todavía hoy en día, el conflicto armado continúa y la amenaza sobre las víctimas y sus
organizaciones sigue siendo real y permanente²⁸.
…en ese tiempo en que yo tuve que salir de mi pueblo, a mí me tuvieron que sacar las cordales,
porque a mí me dio bruxismo, y según me explicaba la médica que me atendió, que yo en el día
28
De esta manera parece que quien realiza la represión logra el objetivo. Por eso acude al terror como una forma,
totalmente racional y calculada. Por eso lo ritualiza, lo exhibe, para que tenga un efecto ejemplarizante. La Escuela de las
Américas, como implementadora de la doctrina de seguridad nacional y libros como “Guerra, persona y destrucción” de
Watson (1982) son ejemplos de la manera como el terror es utilizado para controlar personas, colectivos y sociedades
enteras. Lo claro es que realmente funciona, tal como lo describen en sus relatos los y las participantes en esta
investigación: la gente se recluye, intenta protegerse y sobrevivir; y los actores de poder, a través de la fuerza y la coerción,
del miedo y el terror alcanzan sus objetivos.
196
Consecuencias psicosociales de la violencia política
dominaba todo lo que me estaba pasando, y por la noche hacía el bruxismo, y apretaba tanto las
manos, como las quijadas... (Oriente, E1).
También puede darse que aparezcan múltiples síntomas físicos, y sin embargo, no
se pueda encontrar ningún correlato corporal en los exámenes y pruebas clínicas que
se hacen. El dolor es físico, pero los órganos y procesos fisiológicos aparecen en buen
estado, en estos casos la emoción simboliza en el cuerpo, y no existen medios médicos
para abordar el síntoma, puesto que éste es de otro orden. En otras ocasiones la
experiencia emocional toma una vía más larga y se manifiesta en enfermedades más
complejas a las que se atribuye como causa el enorme sufrimiento:
…a papá lo mató un cáncer hace tres años, y eso fue por eso, porque era mucho dolor, mucha
rabia, ¿y qué genera eso? Enfermedad, descomposición en el propio cuerpo, uno se descompone
físicamente y eso pasó. (Oriente, E13). Enfermedades... porque me duelen todos los huesos, la
cabeza, no han encontrado que tengo... me hacen de todo y los exámenes no muestran nada...
(Madres, E9)
Aspectos cognitivos/comportamentales
que puede hacerse a partir del momento o simplemente se piensa en el ser querido, en
los momentos vividos, en si estuviera vivo. Múltiples pensamientos que tienen la
característica de ser obsesivos, es decir, muy frecuentes, casi invasivos, que irrumpen
en múltiples momentos y que en muchos casos interfieren la actividad normal de las
personas. Estos pensamientos suelen ser más frecuentes al principio, en los meses
posteriores a la experiencia límite:
…al principio estábamos muy mal, uno no sabía cómo que hacer, todo el día pensando lo que
había pasado, uno añorando volver por allá, dándole vueltas a las cosas, nosotros estábamos
como ciegos… estábamos muy aburridos al principio, porque nos manteníamos pensando la
vida, en lo que se perdió y en lo que se tuvo que dejar, y uno se ponía muy mal… ahí
, achicopalados... (Oriente, E4)
…por donde uno se mete lo persigue eso... yo puedo ir a muchas partes, ver muchas cosas, porque
me pasan muchísimas cosas, pero dentro de mí está eso… (Madres, E12). Otra cosa que yo
todavía no he podido superar es cuando empiezan a pasar muchos helicópteros de por allá del
Oriente, dando y dando vueltas….uno se pone, como con el alma en un hilo, a uno le parecía
que ya iba llegar la noticia que le mataron... (Oriente, GF7, 2007)
Muchos de estos pensamientos obsesivos están relacionados con la culpa que siente
la persona. Como afirma Martín Beristain (1999) la culpa suele ser una forma de
intentar dar sentido a los hechos, puesto que en muchos casos puede resultar más
cercana a las posibilidades que subjetivamente tiene la persona de control sobre su
vida, su mundo y sus cosas, que sentir la total desprotección y vulnerabilidad que
suscita el no encontrar razones para explicar lo sucedido. El “si hubiera” es una forma
de aferrarse a otra posibilidad vital, y es una forma de afrontamiento con la que se
intenta retomar ese control sobre la propia vida: “si hubiera tomado esta u otras
decisiones tal vez el destino hubiera sido distinto”:
198
Consecuencias psicosociales de la violencia política
…yo me quedé con un sentimiento de culpa enorme, grandísimo, porque hay cosas que de pronto
uno piensa, cree o sabe, que de pronto uno dice, bueno, yo si hubiera hecho, si hubiera dicho, si
no hubiera visto, si tal cosa… (Madres, E12)
Porque en esas condiciones uno no sabe si está vivo, si está muerto, si tiene hambre, si tiene frío,
¿dónde está, que con quién está, dónde se encuentra, estará sufriendo? Tantas cosas que se le
vienen a uno a la cabeza… (Madres, E3).
Se llega, incluso, a pensamientos en los que se deniega una posible realidad de los
hechos. Pero todo esto, es normal, en el caso de los desaparecidos. También ocurre
que estos pensamientos se hagan casi omnipresentes, al punto que en todas las
circunstancias (incluidas las celebraciones y demás hechos importantes de la vida) la
evocación de la persona ausente, se haga presente.
…por mucha alegría que haya en la casa, esa imagen de ellos no se le quita a uno, yo para
acostarme soy con ellos, yo para levantarme soy con ellos, yo puedo estar riéndome, a veces me voy
para donde una cuñada y yo me río, pero… (Madres, E6)
En el caso de los desaparecidos, pero también de las madres que han perdido algún
hijo, suele suceder que, con frecuencia, ellas se centren más en pensar en los hechos o
en los hijos desaparecidos o muertos, que en lo demás hijos vivos, o en el resto de sus
familias y de sus propias vidas, lo que muchas veces pasa a un segundo plano:
…es la verdad, que uno tiene más hijos, pero uno en ese momento como que no piensa sino en los
muertos, pero no en los vivos...piensa uno que cómo están ahí con uno, en cambio los otros como
ya no existen... (Oriente, E2)
…yo vivía tan psicosiada con la muerte de mi hijo que yo lo veía llegar todos los días... lo veía
que llegaba todos los días como un relámpago, llegaba y pasaba para la pieza, en tres
oportunidades lo vi... (Oriente, E10).
…porque uno en un momento de esos, prácticamente, organiza los pensamientos y esa era mi
idea: también matar, porque como la mataron a ella, o sea, no cualquier persona se hubiera
quedado con las manos así, cruzadas. Haciendo mapas y todo eso, mirando cómo era y por
dónde era que me iba a meter, donde era que iba a llegar, porque prácticamente yo conozco todos
los caminos, conocía a la gente de allá, los que creía yo que tenían que ver con la muerte de M. y
tenía eso en mi cabeza (Madres, E5).
Entonces toda esa rabia, toda esa impotencia que yo sentía, la desquitaba era con las niñas, yo
era muy fuerte con ellas, era con insultos, con groserías, con maltratos, porque yo las maltrataba
también física y verbalmente, entonces para mí… aprender a sostener esa rabia, esos rencores
que me carcomían por tantas cosas… (Oriente, E6).
Pero esta agresión dirigida hacia las redes familiares y sociales, también podía estar
dirigida contra sí mismos/as de tal manera que en algunos casos se buscaba el peligro
de forma temeraria asumiendo riesgos innecesarios. Ahora bien, la contracara de esta
reacción, es la capacidad de generar formas de afrontamiento que permitan, o bien
encarar al victimario, o bien, implementar estrategias de resistencia para no quedar
200
Consecuencias psicosociales de la violencia política
…es muy duro y todo, porque uno más que todo se entrega sobre todo al trago, debido a las
tristezas... uno se pone a recordar, que esto y esto, que uno perdió sus entables y que la comida era
de cuenta de uno, o sea que a uno le toca empezar a jornalear y a buscar la comida cada día y
eso es bravo. Porque sí, yo sinceramente me entregué al trago bastante, por ahí dos años y yo me
acuerdo... (Oriente, E19)
Pero también pueden aparecer otras ideas de forma obsesiva o conductas suicidas,
en intentos de atentar contra la propia vida:
…yo no pensaba sino en irme, o sea, morirme... no pensaba en más nada, sí porque yo ya había
perdido algo que Dios me había dado, si me entiende, y que ya era difícil de recuperar, mi
belleza, mi vista, ya no camino bien como caminaba antes… (Madres, E1). Yo me intenté
suicidar por dos veces…, yo empecé... ya no dormía, entonces, empecé a consumir pastillas para
dormir, y yo ya veía que ya no me hacían efecto entonces me tomaba cuatro y luego ya decidí...
intenté... atenté contra mi vida dos veces… (Oriente, E16)
Relacionados con los pensamientos e ideas obsesivas están los recuerdos invasivos,
que suelen ser la reproducción de las imágenes de los hechos. El recuerdo invasivo es
una memoria recurrente que reproduce los hechos una y otra vez, cuando se está
realizando otra actividad, cuando se comparte con otras personas, cuando ni siquiera
se quiere pensar en lo sucedido:
201
Consecuencias psicosociales de la violencia política
…uno estaba conversando con una amistad por ahí, en una reunión y cuando menos pensó otra
vez el recuerdo, que vuelve y lo deja a uno por el suelo, queda uno como sin palabras, se le va la
idea, uno se eleva, vienen los recuerdos malucos, porque eso es una cosa muy dura: uno tener que
recoger un hijo... cuando menos pensó uno está bien y luego la imaginación vuelve y le trae la
imagen de verlo ahí tirado, entonces es como si uno lo estuviera recogiendo otra vez y se le borra a
uno todo lo demás, se borra lo que uno está conversando y no escucha bien lo que le están
diciendo. Eso me pasaba momentáneamente y eso lo está mirando uno en la mente y en la
imaginación, una y otra vez todo ese caso. (Oriente, E5)
En los primeros meses después de los hechos, las personas desarrollaron con mayor
frecuencia reacciones de negación. En muchos casos se experimentan problemas
para retener la nueva información, como si la atención y la memoria estuviesen
afectadas. La persona está concentrada hacia dentro y la realidad externa se percibe
como prácticamente indiferente²⁹, la gente experimenta que sobrevive, pero no tiene
claridad de cómo vive:
Yo no retenía nada, usted estaba hablando conmigo, yo sabía que estaba hablando, pero no
sabía de qué, no le ponía atención. O sea, no oía lo que usted me decía, yo salía con otra cosa….
Y si me iba en el transporte no sabía para donde iba, estuve pero bien mal... (Córdoba, E3)
29
No se trata del shock inicial, sino de una experiencia que se prolonga en el tiempo.
202
Consecuencias psicosociales de la violencia política
Se vive, por tanto, con una especie de aturdimiento y aislamiento con respecto al
mundo y los otros, llegando incluso a experimentar desorientación en el espacio físico;
la experiencia pasa por no tener claro el horizonte de lo que sigue, no se sabe qué
camino tomar, qué decisiones hacer, que elecciones realizar, como una parálisis del
pensamiento y de la acción, puesto que no se ve ninguna salida a la situación límite.
..…Cuando un momento que yo salgo y voy por la calle, sabía que iba por la calle porque iba,
pero no sabía cómo vestía la gente ni que hacía ni nada, yo sentía que iba como sonámbula y
dije: "¿será que yo también me voy a volver loca?", Porque yo sí sentía que andaba por la calle
como sonámbula… (Córdoba, E11)
Este actuar y pensar desde la negación puede llevar también a ver a al ser querido en
todas partes, y tratar de confirmar la experiencia, acercándose a constatarlo. Y cuando
se “comprueba” que no se trata del ser querido, vuelve a venir el pensamiento de sentir
que se está enloqueciendo³⁰. Precisamente, una de las consecuencias de este proceso
“adaptativo” es que las víctimas sobrevivientes, después de los hechos y durante un
largo tiempo, tienden a encerrarse sobre sí mismas, mediante la inhibición y la
limitación del contacto social. Este encierro puede estar ligado a una experiencia de
dolor y temor que llevan a querer evitar contacto con los demás, para evitar ser
nuevamente herido. Se trata por tanto de una desconexión con el mundo social que
lleva al aislamiento, de tal forma que el vínculo social y las redes de solidaridad
primarias se fracturan en la experiencia subjetiva:
…todo esto para mí ha sido horrible, porque vea, por ejemplo, cuando mi hijo desapareció yo me
encerré, yo no hablaba con nadie… (Madres, E7). A mí me dio por meterme a la pieza del
hijo mío, yo cogía su ropa y la abrazaba fuertemente contra mi cuerpo, y yo pensaba que estaba
tocando el hijo mío, que lo está abrazando… yo dormía en la cama de él, yo me acostaba en el
día y me metía a la cama de él… dos años prácticamente estuve así... (Oriente, E10)
30
Quisiera evocar una novela española, de Isaac Rosa: “Otra maldita novela sobre la guerra civil”. En esta historia se
cuenta el relato sobre un grupo de mujeres, de un pueblo “fantasma” en Andalucía, “Alcahaz”, que se habían quedado
atrapadas en el tiempo y en la historia, esperando a sus maridos e hijos que no llegaron nunca porque fueron víctimas de
una masacre. El relato que puede tener visos de una experiencia onírica, con todos sus matices, suele ser similar al de los
familiares de víctimas de desaparición forzada: les parece como si sus seres queridos estuvieran trabajando en algún
lugar perdido y ya fueran a regresar...
203
Consecuencias psicosociales de la violencia política
Todo esto se puede dar por el deseo de no perder contacto con el ser querido,
intentando hacer un esfuerzo fallido por recuperar su presencia, una añoranza
compleja de querer estar con él o ella, de tal manera que el encierro no es sólo espacial,
sino también temporal, como si se tratara de un anclaje en el tiempo. Lo cual puede ser
un indicador de duelo alterado, sin embargo, convocar la presencia, en los casos de
desaparición, también es una reacción frecuente y normal que es necesario
acompañar, comprender y resignificar.
…yo estuve sin salir a vereda varios meses... a la primera parte donde salí, fue al terreno de los
ancianos y para poder ir tuvieron que ir como cinco viejitos conmigo y yo era muerta de miedo;
la segunda vez que logré salir, fui a una vereda que queda como a una hora del pueblo y logré
irme y estuve como una semana y para mí eso fue como un paraíso, me bañe en el río, disfruté de
todas las aguas; pero no he logrado, salir de nuevo, no he pasado del cementerio y no sé si vaya a
lograr hacerlo… (Oriente, E1)
204
Consecuencias psicosociales de la violencia política
...hubo un tiempo fuerte donde la gente no podía salir a la calle, si salía, salía con mucho temor;
no podía hablar mucho porque había gente por ahí escuchando, si uno mentaba que la guerrilla
es esto y esto los paramilitares... si usted mentaba, ahí mismo inmediatamente le llegaba la
orden “se va”... (Oriente, GF1, 2007)
…fueron los dos años más negros que he podido pasar en mi vida, sin poder denunciar, sin poder
preguntar, sin poder hablar, teniendo que callar... y todo el mundo dijo que mi hijo estaba
muerto, que no había nada que hacer. (Córdoba E8)
Pero incluso el silencio, el cortar lazos, el no pedir ayuda ha estado atravesado por
amenazas explícitas que están dirigidas a eso, a cortar el vínculo de apoyo, a romper el
tejido solidario y a hacer más pesada la carga sobre las víctimas:
Y yo tampoco pedí ayuda porque en esos días, que me mataron el esposo, me mandaron a decir
ellos… que si yo abría la boca venían por mí y que nada más por mí no venían, sino que por
toda la familia; entonces yo qué hice, yo no me valí ni del padre, ni del personero, de ninguno, yo
me estuve callada o quieta... (Oriente, GF6, 2007)
En otras ocasiones la opción pasa por querer irse del barrio, del pueblo, del lugar,
para no tener que encontrarse ni con los recuerdos ni con la gente. Al final este retiro
de lo social, pasa por evitar fiestas, reuniones y otras actividades, especialmente
aquéllas que impliquen alegrarse, porque la realidad y la experiencia han sido tan
dolorosas que puede experimentarse como una traición a la víctima sentir alegría.
205
Consecuencias psicosociales de la violencia política
Esto es una marca muy fuerte en una sociedad, como la colombiana, donde la fiesta y
la rumba son, quizás, el principal espacio de socialización y de expresión sociocultural.
Es uno de los signos sociales que identifican más claramente la ruptura vital que se
abre con la situación límite:
...no volví a ser la misma de antes, no volví a bailar, no volví a parrandear, me llaman muy poco
la atención los paseos ya... (Madres, E2)
206
Consecuencias psicosociales de la violencia política
207
Consecuencias psicosociales de la violencia política
Después, cuando, cuando ya empezó la violencia, uno empezaba a mirar pues todas las
injusticias, pues todo lo que pasaba en el país, ya eso empezaba a afectarlo a uno, lo que uno
podía ver por las noticias, cuando luego llega también a mi pueblo. O sea, uno primero empezó
a verlo por los medios de comunicación, después ya llegó allá y ya le tocó vivirlo en carne
propia… (Oriente, E1)
Pero en ese momento seguía sufriendo la violencia, y todos los días seguía escuchando que
mataron a fulano… mientras sucedían masacres, que se llevaron a fulano, mientras se
insertaron los paramilitares en el casco urbano y eso cada ocho días paraban una escalera
, sacaban 2, 3 o 4 muertos; cada día había unas motos andando, rodeando el pueblo y de vez en
cuando encontraba uno que iban en la moto tres personas y sabía uno que la persona del medio
moriría... (Oriente, E12)
La experiencia de sentir que la violencia lo invadía todo fue dada por la sensación
de indefensión y desprotección que se suscitaba cuando se constató que la población
civil era objetivo de los grupos armados. La gente siempre tuvo la creencia que “al no
estar involucrada”, nada le pasaría; sin embargo, esta “lógica de la proporcionalidad”
no funciona en una guerra donde la gente es considerada parte del objetivo (Martín
Beristain, 2012), puesto que el ataque a la población civil, como ya se indicó en una
lógica de terror, está explícitamente dirigido para controlar social, económica y
políticamente un territorio:
Las fuerzas que entre comillas iban dizque a limpiar el país de guerrilla, que eran los
paramilitares, entonces, ya la guerrilla también contraatacaba con sus acciones y ya el pueblo, la
población civil, quedaba atrapada entre dos fuerzas, entre dos fuegos... el gobierno que era el
que nos debía proteger, no existía... entonces, eso era como tres fuegos cruzados y quedábamos en
el medio todos, quedaba en el medio la población civil... era tenebroso, cayendo todo el mundo,
gente inocente, gente que no tenía que ver... (Oriente, E25)
Si bien la gente percibía que se estaba matando a gente inocente, se trataba de una
estrategia contrainsurgente, que claramente tenía la filosofía de “quitar el agua al pez”
(Watson, 1982; Molano 1985, 1988; Martín Beristain & Rieira, 1994, entre otros).
Es decir, quitar los apoyos reales o posibles al contrario (Martín-Baró, 1990b), puesto
que esto facilita el control de un territorio. Una de las pruebas de ello, fue la
experiencia vivida en los campos, que fue aún más dramática, porque además se
“desató” una presión sobre la población civil que no posibilitaba, en muchos casos, ni
la sobrevivencia de la gente:
…se desató una cosa impresionante: ya la gente no podía llevar más de 5 ni más de 10
libras de arroz, supuestamente porque eso era para la guerrilla, entonces prácticamente
a la gente de los campos los pusieron a aguantar hambre y cuando iban a una casa y
encontraban mucho mercado, entonces ya decían que era colaborador de la guerrilla...
(Oriente, E26)
209
Consecuencias psicosociales de la violencia política
...yo tenía entre 11 y 14 años y eso fue una época muy difícil para mí, porque me tocó
enfrentarme a una adolescencia cargada de violencia, de muertes, porque eso fue en ese tiempo
una cosa muy verraca, me tocó ver morir muchos amigos, niños de 12 y 13 años, se los estaba
matando, y no se sabe por qué; simplemente porque una persona pasaba dando bala, porque
llegaban a un barrio y querían buscar el control del barrio, entonces, encontraban la gente en la
calle y como se dice aquí: "se enamoraban" y los mataban, simplemente por verlos caer, entonces
, fue una época muy difícil. (Madres, E5)
Sin embargo, en los relatos de los y las participantes, sorprende la similitud que hay
en la percepción del clima emocional de violencia. Tanto en Oriente Antioqueño,
como en Córdoba y en Medellín, aún con contextos diferentes y procesos disímiles
entre sí, la violencia parece englobarlo todo, de tal manera que no queda alternativa: o
bien, la convivencia obligatoria con esta violencia cotidiana; o bien, se suscita el deseo
de salir, de irse a otro lugar, de cambiar de región o territorio, con la esperanza de
encontrar un lugar más “pacífico”, para comprender, al final, que no se trataba de un
problema de una región particular, sino de una realidad que estaba habitando el
territorio nacional:
…sin decir que en ese tiempo no hubiera habido violencia. Si no que no nos había tocado a
nosotros desde cerquita, a partir de ese momento me queda claro que la violencia no era en
Antioquia solamente, que eran todo el país y que había tocado las puertas de uno… y cuando se
continúan dando desapariciones y asesinatos, entonces como que se empieza a estar más
pendiente de esas situaciones y ver la realidad que vive el país... tantos hechos sangrientos, donde
la vida no vale nada, donde pasaba todo esto y nada pasaba... además, sigue pasando, porque
las cosas no han cambiado... (Córdoba, E4)
…la cultura de la muerte que vivimos en Colombia, que Colombia es un país violento, si nos
ponemos a remontarnos 200 años o no sé cuántos años atrás, siempre ha sido un país violento,
siempre ha sido violento con diferentes nombres, yo digo que es el mismo indio con distinta
guasca, como que siempre es lo mismo… (Madres, E13)
…Ya se empezó a ver esa paranoia entre los grupos armados, y esas exigencias que hacían a la
población civil… la intención era de pronto buscar otro horizonte para poderme llevar a mi
esposa y al niño que venía en camino, irme para la ciudad porque definitivamente aquí estaba
demasiado enrarecido el ambiente. No veía como claro el futuro, sacar adelante a mi familia en
ese entorno… (Oriente, E12)
…se dañaron totalmente las relaciones de la gente del pueblo, todo el mundo desconfiaba de
todo el mundo, porque uno ya no sabía quién era quién, quién ayudaba al uno o quién ayudaba
al otro o quién estaba infiltrado, entonces, eso era todo el mundo sin saber, sin pensar, porque era
un problema pensar... porque usted sus pensamientos podría incluso comentárselos a alguien,
decírselos a alguien y ya uno no sabía dónde iba a parar; porque esa gente tenía oídos en todas
partes, ya a usted lo cogían y le decían: "venga por qué está diciendo que esto y esto..."
(Oriente, E25)
211
Consecuencias psicosociales de la violencia política
Luego de que empezó a llegar la violencia ya uno no podía salir a la calle tranquilo y si salían los
muchachos, ya uno no estaba tranquilo en la casa pensando que fuera a pasar algo, a que la
violencia le tocara a uno la vida familiar, ese era el temor; entonces, la vida totalmente cambió
de estilo, se volvió muy intranquilo y tenebroso... porque eran muchas muertes, primero
empezaron matando gente esporádicamente, luego ya eran 2, 3, 4, 5, 6, 7, ya hubieron
entierros de siete u ocho personas en un mismo sepelio; eso es como dantesco, como terrorífico más
bien... (Oriente, E25)
…por eso me fui a vivir donde mi mamá... a dormir, porque yo en el día la pasaba en mi casa,
pero en la noche me iba donde mi mamá por la soledad que tenía, había mucha soledad en esa
parte donde yo vivía... (Córdoba, E7). Genera unos miedos hasta de salir, ya uno corría a
encerrarse tempranito, porque le daba miedo... y esas calles eran solitarias, a las 7:00 o 7:30 ya
estaba todo el mundo en la casa, uno ni se atrevía a ir a la tienda porque le daba miedo...
(Oriente, E29)
213
Consecuencias psicosociales de la violencia política
…son grupos que a ellos lo único que les interesa es mostrar para crear miedo en la gente y luego
uno se desplaza, y uno pierde todo: la tranquilidad, que es lo que más vale, lo material no vale
tanto la pena, sino la tranquilidad... es lo que más se pierde. (Oriente, E19)
…y después empezó a pasar lo que pasó, lo que está pasando y ha pasado, vivimos con mucho
miedo... Y no ha cambiado desde el 95, con 2003, o con la desmovilización de esta gente, a lo
que es ahora... (Madres, E2)
…vinieron unos hombres y me dijeron que no fuera a denunciar porque yo sería la próxima, yo
les decía, con el miedo que yo sentía, el miedo más grande porque yo temblaba del miedo… no,
yo no voy a denunciar a nadie, es que yo no sé quién fue. Y yo sí sabía, porque desde el principio
se sabía. Y pensé: si yo digo que yo sé, me matan y aquí nadie da razón… (Córdoba, E3)
Y ellos armados hasta los dientes haciendo y deshaciendo; fueron más de tres años viendo a esa
gente correr pa' allí y pa' acá, viendo como hacían y deshacían; ni el ejército ni la policía hacía
nada, antes al contrario, cómplices, y eso nos dolió a nosotros mucho de ver que no podíamos
hacer nada. (Oriente, E15). Porque uno no entiende que las personas que están,
prácticamente, por ayudarle a uno, que son las encargadas de defender los derechos de uno, sean
prácticamente el enemigo... (Madres, E5)
…este pueblo lo volvieron pedacitos, mejor dicho... usted cree que a uno no le daba tristeza de
ver cómo subían a esas personas amarradas o arrastrándolas como marrano por la autopista
arriba y al otro día: "ah, que ya amaneció muerto fulano", el que se habían llevado; eso era una
tristeza muy grande para nosotros. (Oriente, E9)
215
Consecuencias psicosociales de la violencia política
…Cuando llega la violencia, lo peor, lo fatal, lo duro, lo triste, lo crítico… yo sentía que el
mundo se iba a acabar, que si estábamos vivos era por suerte, que antes le salíamos debiendo a
esa gente que nos había dejado vivos. La decepción era mucha, la tristeza era mucha, el no
querer salir adelante, el querer estancarse uno ahí. Uno se levantaba y había días que decía que
para qué trabajar, ¿Para morirnos enseguida? No valía la pena trabajar, o sea, esa decepción
emocional es brutal... (Oriente, E15)
…aunque no me gustaba salir casi de la casa, porque a mí me gusta hacer el oficio, yo soy ama de
casa en el hogar... (Oriente, E8)
Pero también, con frecuencia genera un ejercicio del poder del hombre mediado
por un uso de la violencia, del maltrato físico y psicológico. Esta situación es la que
paradójicamente en esos casos se revierte a partir del hecho violento, donde
normalmente muere o desaparece el padre de familia, o un hijo que ocupa la figura de
proveedor.
...Después de eso, se acabó porque ya no había quien sembrara ni nada, más adelante me vi muy
mal con los muchachos, con los chiquitos, porque los dos grandes ya tenían su obligación y no
podían sostenerme, usted sabe que una familia necesita mucho para sostenerlos estudiando y
todo… Entonces, esa es una situación muy dura, que han vivido las familias no sólo la mía, le
toca a uno “frentear” sola una situación y más cuando uno queda sin recursos económicos como
nosotros... (Oriente, E17)
¿Qué pasa con nosotras las mujeres cuando quedamos viudas o cabeza de familia? Lo que pasa es
que como dice N., la carga emocional de los hijos…a eso agréguele la edad, el estudio que no nos
lo dieron también por el machismo y el patriarcado y agréguele también que si estamos en
embarazo, menos que nos van a dar trabajo, entonces esa carga sí es más dura...
(Oriente, Gf2, 2007)
...eso le deja a uno muchas cosas, la cuestión de no poder estudiar mis hijas la carrera, porque era
lo que él quería... aparte de eso, todo el trabajo que hemos pasado... hemos tenido que hacer
muchos trabajos, porque estando el papá, de pronto se pueden solucionar las cosas mejor, pero
siendo uno ya... eso es duro... de pronto el que esté en el colegio ya es un esfuerzo para pagarlo
, pero también se requiere del pago de los trabajos, de los uniformes, de la comida, y aparte la
casa... (Córdoba, E9)
…yo le digo que yo soy una persona que le doy gracias a Dios porque mi carácter es fuerte, empecé
a luchar con mis hijos. Yo nunca había lavado ni había hecho la plancha ajena, pero en esta me
tocó, porque yo decía: "lo único que tengo es mi dignidad y no voy a prostituirme", porque yo he
visto muchas mujeres que dicen: "pues no, pues ya", entonces, empiezo a luchar por mis hijos...
(Córdoba, E2)
Se trata de asumir los roles de ser papá y mamá al mismo tiempo, en una sociedad
que tiene un marcado acento tradicional. Donde a la mujer se le paga menos, o donde
tienen que afrontar condiciones adversas para la consecución de trabajo. Todo esto
denota también la capacidad de afrontamiento y de dar cara a la vida en las mujeres
participantes en esta investigación:
La función y el rol de ser madre puede ser afectado por los nuevos roles que se han
asumido. La mujer tiene que buscar el sustento, salir del hogar y dejar los hijos a
cuidado de otra persona o de un hijo mayor. Si la función de la mujer ha estado dentro
del hogar y si la normatividad cultural, social y religiosa le ha compelido a este papel,
cuando no se puede cumplir con el mismo, puede generarse algún nivel de culpa en las
mujeres, aun cuando sean los hechos de violencia los que determinaron esta
transformación de los roles. De otro lado, no hay un marco familiar y social lo
suficientemente solidario para matizar esta experiencia, salvo en algunos casos. Así
pues, se genera en las mujeres un sufrimiento adicional, cuando ven el sufrimiento
innegable de sus hijos en las nuevas circunstancias, por no poder ver y atenderlos,
puesto que también se sienten, de alguna manera, responsables de la situación:
...yo me iba a trabajar todos los días por la mañana, yo salía a las seis de la mañana a trabajar y
yo trabajaba todo el día, hasta las cinco de la tarde en una jornada muy dura y yo de llegar y ver
mis niños sentados en la acera de la casa porque los habían sacado... eso era muy duro…
(Oriente, E26)
219
Consecuencias psicosociales de la violencia política
Así pues, la vivencia puede ser paradójica: el cambio de roles supone también una
sobrecarga afectiva y social. Se puede experimentar una cierta libertad al salir de la casa
y tener un lugar en lo público. Pero al mismo tiempo un dolor, porque en esta
situación los hijos y las hijas, además de estar en soledad o al cuidado de alguien que no
es la madre, corren un riesgo, con lo que también se experimenta el peso de la soledad y
llevar una responsabilidad sola.
…y yo quedé muy jovencita, quedé viuda y llevando la obligación con cuatro hijos, tres mujeres
y un hombre, a los 20 años ya tenía cuatro, porque me casé de 13 años. Quedé muy niña, con
una obligación muy grande, pero gracias a Dios salí adelante con ella... (Madres, E11). Pues
si, yo pienso eso y uno siempre tiene esa idea, es que ay, es que los hombres son más verraquitos
que el hombre es más guapo y eso es mentira somos más guapas nosotras las mujeres...
(Oriente, GF3, 2007)
220
Consecuencias psicosociales de la violencia política
Relaciones familiares
Son tres los niveles en los que se afectan las relaciones familiares: ruptura de
relaciones de pareja, desintegración y desorganización de la estructura familiar y el
daño en los hijos e hijas. En primer lugar, la tensión, la fuerza del impacto, los
cambios que éste implica pueden traer consigo la ruptura de algunas relaciones que,
muy probablemente, ya tenían fisuras anteriormente; sin embargo, en el marco de esta
investigación sólo puede constatarse el hecho de dicha ruptura.
…y el esposo después de 42 años le dio por irse... entonces me dejó sola... estoy prácticamente
sola... (Oriente, E2)
En algunos casos esta ruptura es precipitada, incluso, por una amenaza al cónyuge,
o por el reconocimiento de una falla de la relación, que el proceso de violencia deja al
desnudo. En otros casos es la mujer quien decide dar este paso, decide irse y hacerse
cargo de su vida, su historia, su familia:
…luego vino ya que lo iban a matar, entonces era como otras noches de más zozobra, yo decía,
pero entonces ¿qué me pasa? Se fue, se dio lo de la separación y todo eso como que me hizo pensar:
que yo estaba solo para sufrir... (Córdoba, E10) Yo ya después, de tanto aburrida, cogí a mis
hijos, ahí fue donde yo ya no quise más con él, ahí fue que lo dejé... (Córdoba, E7)
…prácticamente la familia se desintegró... yo tenía 10 hijos, quedaron seis vivos, bueno, las
muchachas si están por ahí, unas están casadas, una vive en el campo, dos viven acá en el
pueblo, y la otra vive en Risaralda, la niña; ella se fue a vivir con un muchacho y por allá está...
(Oriente, E2)
221
Consecuencias psicosociales de la violencia política
Los hijos esparcidos para un lado, los otros para el otro… Y bueno, la familia se desintegra…los
unos por aquí, los otros por allá, ya el esposo empieza a cambiar, usted sabe… todo eso es muy
difícil, sinceramente nos ha tocado pasar muy duro, muy difícil. (Oriente, GF11, 2007)
...ya eso no se volvió a hacer, es más, en mi casa ya no se volvió a hacer un almuerzo de Navidad
ni nada de eso... y todas esas fechas son muy duras, porque como no está ella, entonces nosotros ya
nada de eso... (Madres, E13). Porque mi hermanito no fue como un hermano, fue como un
padre para nosotros y cuando a él lo mataron, pues cambió nuestras vidas totalmente, todo el
entorno de mi familia cambió totalmente, ya... ya en la casa no se vivía sino amargura…
(Oriente, E16)
Otro tipo de hechos que pueden suscitarse tienen que ver con disputas porque
quedan deudas y asuntos económicos pendientes, herencias y otros asuntos no
resueltos que pueden afectar la dinámica familiar. En otros casos se experimenta el
abuso y la humillación de parte de familiares, que terminan siendo, no un soporte,
sino una nueva carga y fuente de dolor para las víctimas directas:
...y ya siguió después una cosa muy horrible, supremamente dura, a mí me tocó sufrir mucho, yo
tenía que vivir de arrimada, a mí mis hijos me los maltrataban, además me los humillaban, a
mis hijos me les pegaban... los hermanos míos... había veces en que me los sacaban y me los
dejaban afuera en la calle y yo llegaba y encontraba mis niños por ahí sentados en la calle y ellos
me decían que era que los tíos los habían sacado y que les habían cerrado la puerta... ¡una cosa
impresionante! (Oriente, E26)
222
Consecuencias psicosociales de la violencia política
…a pesar de todo, la esencia de la familia nunca la perdimos, a pesar de que al uno le tocó irse
para allá, al otro tocó irse para otro lado, que nosotros nunca nos habíamos separado, eso sí fue
muy difícil, de usted saber que cada uno tenía que buscar cómo solucionar, que si mi mamá se
enfermaba teníamos que mirar cómo solucionarlo… (Oriente, E6)
El tercer elemento, en relación con la familia, que refieren los y las participantes
tiene que ver con las afectaciones que sufren los hijos, cuando el padre o un hermano
mayor, que hacía las veces de proveedor ha sido asesinado o desaparecido: tristeza y
dolor, en algunos casos conductas autodestructivas, impacto en su desarrollo afectivo,
pero también económico o en los procesos educativos. Por esta razón, en muchos
casos, a los hijos les toca asumir una responsabilidad y crecer “obligatoriamente” y a
destiempo, se tiene que sacrificar su infancia en función de la necesidad de
sobrevivencia de la familia y, con alguna frecuencia, deben convertirse en niños y
niñas trabajadores/as, puesto que la pobreza que tiene que asumir la familia es de tal
magnitud, que no queda otro remedio que asumir el trabajo infantil:
Mis hijos empiezan a crecer y mi hijo estando muy jovencito, cómo veía la obligación tan grande
que yo tenía, él empieza a trabajar, era ese niño comprometido conmigo, él decía: "papi no
existe, pero aquí estoy yo"; y me hacía sentir de que tenía un compañero a mi lado, bueno...
(Córdoba, E2)
De otro lado, la afectación de las madres puede llevar a que se generen temores y
silencios por el daño que puedan sufrir otros miembros de la familia, temores frente a
lo que pueda sucederles a los hijos, lo cual genera actitudes de sobreprotección. Sin
embargo, hay historias de resiliencia, que abren posibilidades para abrir un espacio
más propicio al desarrollo integral de los hijos. El siguiente relato, manifiesta de una
bella manera la lucha de una mujer para apoyar, educar, fortalecer y sacar adelante a
sus hijos después de la desaparición del esposo:
Los muchachos me perdieron el año, ellos no querían hacer nada, ellos se dedicaron fue a
renegar... se empezaron a juntar con malas compañías, y yo pidiéndole a Diosito que me
encaminara esos jóvenes, que los llevará por el camino del bien, que no le hicieran daño a nadie,
que no le quitaran nada a nadie por mucha necesidad que tengamos... enseñarle uno eso a los
hijos ¿cierto? y gracias a Dios que mis hijos hoy son unas excelentes personas, trabajan, cuando
les resulta empleo, llevan la comida y nunca me han puesto quejas de nada... (Oriente, E22) 223
Consecuencias psicosociales de la violencia política
No hay por tanto patrones generales que puedan explicitarse. Desde un visión de
complejidad, las relaciones familiares se afectan, y que si bien pueden producirse
rupturas y disputas, distancias y dificultades, también sucede en algunos casos lo
contrario: que la familia puede ser soporte y apoyo para los sobrevivientes que
padecieron de forma directa el hecho violento, en estos casos siempre será mejor
analizar el caso particular y acercarse directamente a la familia en cuestión, porque un
mapa o un marco de análisis preestablecido puede dificultar el acompañamiento.
Antes de abordar las consecuencias que dejó el conflicto armado en los procesos de
participación de las víctimas sobrevivientes, se hace necesario clarificar un punto
importante: el 77,5% de los y las participantes en esta investigación, no pertenecían a
ninguna organización social de base, ni ellos ni sus familias. La mayoría de los y las
participantes no habían tenido anteriormente ningún tipo de formación política, ni
estaban inmersos en procesos de organización social y comunitaria, ni asistían a
espacios colectivos de lucha social, ni eran líderes en ninguno de estos escenarios.
Salvo algunas excepciones, la gran mayoría de miembros, de las organizaciones de
víctimas estudiadas y de los procesos sociales investigados, no tenía ninguna
experiencia en procesos sociales de base. Por el contrario, su principal característica
era la de vivir una “vida normal”, en función de la familia, los negocios, el trabajo y los
intereses particulares, tal como puede verse:
En esa época, antes de la guerra yo vivía una vida tranquila, sosegada, en la parte de los charcos
tenía una propiedad, un estadero para los turistas y para los lugareños, prestaba una labor
social, porque ahí se atendía a muchas personas, muchos turistas; pero no estaba vinculado a
ninguna organización de base social. (Oriente, E25)
Pero después de que él se murió yo no volví a participar en nada que tuviera que ver, con lo social
o con lo comunitario, yo no volví a participar en nada. Me sentía como desengañada, yo sentía
motivación de nada, me parecía que estábamos como perdiendo el tiempo, transcurrieron
varios años así… (Oriente, E20)
Sólo pueden encontrarse unos cuantos relatos de la vida que podía llevarse
anteriormente, y especialmente en el marco de las personas que tuvieron algún tipo de
participación en las juntas de acción comunal, desde las cuales se desarrollaban
múltiples actividades en beneficio de la comunidad que podían generar cohesión
social, identidad y pertenencia:
…yo fui de la acción comunal toda la vida, allí se compartía mucho con la gente, se ayuda uno
mucho, que hay un convite, nos reunimos cuatro, cinco personas o como el grupo que teníamos
ahora, estábamos voleando pica, arreglando la carretera, o una rocería en los campos para poder
sembrar frijol, nos vamos en convite, y me sentía muy bien... que hay que ir desherbar, cojamos
el azadón y vamos... (Oriente, E32)
Son estos espacios los que, según los y las participantes se terminaron perdiendo en
las comunidades y en los pueblos, lo cual indica que de alguna manera hubo una
afectación a la vida social y comunitaria en sus procesos de cohesión, tal como se
expresa en este relato:
...esa experiencia no fue fácil, uno llegar a una parte, donde nadie lo conoce a uno, muchas veces
tenía que aguantar humillaciones, maltratos, porque, a veces cuando uno llega desplazado, en
ese entonces a una familia desplazada la veían como la mala, como la que se hizo expulsar... o
sea, fue una experiencia muy dura... saber que uno en la casa, aunque sea una hojita de cebolla
uno la podía coger para hacer un huevo. Allá usted tenía que comprar de todo, tenía que
adaptarse en el ambiente, que eran dos cuartos, la cocina, el baño y un patiecito... mientras que
en la casa teníamos los cuartos, teníamos que comer, los cultivos, que si de pronto no teníamos
con qué comprar algo ahí estaban las gallinas... y además por las humillaciones que a uno le tocó
aguantar en el trabajo... (Llora profusamente)... (Oriente, E6).
Los relatos ponen en evidencia una ruptura fundamental del vínculo social. Bien
sea por el miedo a las represalias, bien sea por prejuicios, las víctimas, los desplazados
recogen en su experiencia vital, la materialización en lo social del miedo, la
desconfianza y la incertidumbre. Con lo cual se cierran las puertas a la acogida y la
solidaridad. Si además el clima emocional está atravesado por esas mismas
circunstancias de miedo, desconfianza e incertidumbre, no existe una situación
propicia para la solidaridad y el apoyo. La consecuencia lógica de esto es una
afectación profunda de la cohesión social, la individualización de los problemas, la
mentalidad del “sálvese quien pueda” y la imposibilidad para desarrollar proyectos
colectivos que permitan afrontar y resistir a la opresión y la injusticia, a la
violencia y a la represión:
..esos problemas del desplazamiento son muy duros porque hay mucha discriminación: uno, por
ejemplo llega al municipio y puede tener la forma de pagar un arriendo y no le arriendan,
porque es una persona desplazada, señalada; lo señalan por donde cruza: ah ese es desplazado
de tal parte. Mejor dicho, es una cosa horrible, un calvario, un caos que yo tampoco se lo deseo a
nadie; va uno a pedir trabajo; primero le preguntan de dónde viene, ah que vea que es
desplazado, no señor, no hay nada para usted... Porque les da miedo... porque uno cuando lo
hacían salir de la región, era porque dizque también tenía problemas, que era por algo...
(Oriente, GF3, 2007)
226
Consecuencias psicosociales de la violencia política
asesinada, la imposibilidad de expresar los sentimientos, porque hasta eso puede ser
peligroso, las trabas y dificultades para lograr una respuesta institucional en el Estado
y en otras organizaciones sociales:
…yo le digo sinceramente que de las 50 personas que iban en el desfile de la vida conmigo nadie,
nadie, nadie se hizo presente... (Oriente, E11). Mucho miedo, no podíamos llorar, a las cinco
de la tarde teníamos que estar acostados en ese barrio, porque rondaban mucho... la gente
cuando pasan esos casos, los amigos le dan la espalda, son muy pocos los que a veces se conduelen
de uno... (Córdoba, E7).
…tuvo que vender el pedacito, y arriba el terrenito, porque él ya estaba amenazado y eso lo
vendió él, pero barato, regaló esa tierra. Y ya con eso compró los vestidos para los niños, el
sustento diario, y para pagar servicios y arriendo; y así se fue yendo esa platica, pero nos
quedamos así sin ninguna ayuda, ya no tenemos dónde trabajar, dónde sembrar una matica de
plátano... (Oriente, E8)
De todas maneras es necesario afirmar que uno de los objetivos o fines que están en
el fondo del conflicto armado colombiano tiene que ver con la posesión de la tierra y el
ensanchamiento de la frontera agrícola. En este contexto el despojo y el
desplazamiento, la amenaza permanente y el terror, son funcionales a este proceso de
apropiación y acumulación de la tierra; que al final, en este país, que sigue
manteniendo tintes semifeudales y de “encomienda” significa mayor prestigio, estatus
y poder. Por esta razón la defensa de la tierra y el permanecer en ella, para los
campesinos, se convierte en una tarea casi insostenible. En esas circunstancias, las
poblaciones van quedando desoladas, puesto que no queda otra alternativa para salvar
la vida o para sobrevivir que abandonar el terruño, la casa, el pueblo: 227
Consecuencias psicosociales de la violencia política
La mayoría de las veredas quedaron solas, porque la gente, los que no se desplazaron, se fueron de
miedo y cuando antes de pasar eso, todos vivíamos muy bueno en la casa, pero ya después de eso
ya, todo se desbarató, porque todo se acaba, finca y todo. (Oriente, GF9, 2007). Nos
desintegramos totalmente, quedó un pueblo fantasma... (Oriente, GF5, 2007)
Otra de las consecuencias más comunes que trae la guerra a las víctimas, además
del despojo, es el empobrecimiento de las mismas, pasar de tener casa y tierra propia a
pagar arriendo, de contar con medios para la subsistencia a padecer necesidades
diariamente, a vivir en algunos casos en condiciones deplorables. Pero también con
no poca frecuencia, se da el empobrecimiento de la localidad o población:
…y de ahí en adelante hemos vivido rodando de acá para allá... ahora estoy viviendo en un
rancho que de la carretera hacia arriba, por dónde va el metro cable, hay que subir por ahí como
25 minutos, a pie por todo un camino arriba, está que se cae encima... (Madres, E7). Pobreza,
el pueblo quedó arruinado, pasando hambre... (Oriente, GF5, 2007)
...uno sale a pedir, y el que le da a uno… unos le dan con buena voluntad, pero otros le dan con
expresiones que uno no se las merece. Porque habían señores que me mandaban a que…: “no
usted tiene una mina para que la explote, deje de estar pidiendo”, o sea, eso es una experiencia
terrible, y más que a uno, le dan lo más malo, escasa fue la vez que a mí me regalaron un pedazo
de carne bueno para darle a los niños, siempre eran completamente los “ñervos”, ¡que eso para un
perro!... Y como en ese tiempo me dieron fue barridas en la calle, entonces yo qué hacía,
montaba la niña en el coche y en un ladito la escobita con la basura. Muy triste pero así era. Eso
fue una experiencia terrible, de uno tener que meter la niña con la basura, para poder trabajar.
Aquí la niña llegaba como un oso. ¡Fui muy verraca, salir adelante yo sola! (se ríe)
(Oriente, E7)
generaciones enteras, y quienes lograron superar estos tiempos la sensación de ser una
generación de sobrevivientes:
...la generación mía nos consideramos como sobrevivientes, porque logramos pasar esa etapa tan
difícil... muchos de mis amigos no tuvieron la fortuna... yo te puedo decir que de los jóvenes que
se levantaron conmigo, que digamos eran 100 personas, yo creo que en este momento no quedan
ni el 10%, o sea, prácticamente, la mayoría están muertos, yo muchas veces con jóvenes que nos
hemos levantado juntos, nos ponemos a recordar los amigos, las personas que cayeron en esa
guerra, y a veces decimos, que si nos ponemos a contar los muertos, pueden pasar de 500...
¡Es duro! (Madres, E5)
...yo en ese tiempo no tenía casa, vivíamos en alquiler y ahí éramos tres familias que vivíamos
ahí... uno se encontraba, como acorralado, no tiene espacio para hacer las tareas... eso es algo en
lo que uno se encuentra mal y que hay dificultades, porque, ajá, para pagar la luz y el agua, las
cosas y que aquí no hay trabajo... (Córdoba, E9)
229
Consecuencias psicosociales de la violencia política
Tabla 4. Síntesis de las rupturas y daños en el nivel relacional y social que conducen
a la destrucción del tejido social
Estrategias de afrontamiento
Desde una mirada sistémica y psicosocial debe abrirse una perspectiva para
comprender la complejidad de la vida, de lo humano: se pueden tener síntomas
depresivos y tener el valor de confrontar a un grupo armado, se puede estar en medio
de la tristeza, el dolor y el miedo, y buscar apoyo social o institucional; se pueden
desarrollar conductas autodestructivas o tener ideas suicidas y al mismo tiempo estar
promoviendo alguna forma de resistencia colectiva. Estas son algunas de las paradojas
que han sido vividas por los y las participantes en esta investigación. Como sujetos
humanos, no solamente padecen, también actúan; incluso la huida y el
230
Consecuencias psicosociales de la violencia política
31
No se trata de una revisión exhaustiva de los mecanismos de afrontamiento (coping), puesto que al respecto existe una
amplia literatura que no es del caso referenciar en la presente investigación. Se trata aquí de retomar una clasificación útil
y aplicable al contexto que se está estudiando y los trabajos realizados en el contexto guatemalteco, que han tenido amplia
difusión en España, son útiles para dicho propósito
231
Consecuencias psicosociales de la violencia política
“Tuve que hacer, como dicen por ahí, de tripas corazón”: Estrategias
emocionales y vinculares
...es duro saber y uno no entiende por qué ese camino. Yo tuve que enfrentarme siempre a ese
tipo de situaciones, uno dice por qué a mí me desaparecen mis hermanos, me matan la familia,
me matan a mi papá... entonces, o uno se vuelve muy fuerte, aprende uno a desenvolverse en ese
medio; se acostumbra uno a los dolores, está uno listo para afrontar cualquier situación que
venga... Aprende uno a afrontar todo con más entusiasmo, con amor y lo más bonito es que
aprende uno a disfrutar cada minuto que la vida le regala. Yo aprendí de toda esa violencia, de
todo lo que me tocó pasar, todo lo que me tocó ver, aprendí a vivir con amor, aprendí a respetar
la gente, aprendí a querer a los demás, aprendí a ayudarle a los otros, para que otras personas no
tuvieran que pasar por lo que uno había pasado... (Madres, E5)
Este valor y esta fortaleza son promovidos, además, por la necesidad que se siente
de proteger a los hijos y a toda la familia. Las personas experimentan que tienen que
ser, en ese momento, soporte para su entorno familiar, por lo tanto, asumen el lugar
del “fuerte” para poder generar tranquilidad y seguridad a su alrededor.
Especialmente con los hijos, y de forma particular las mujeres sobrevivientes,
entienden que si se vienen abajo, los hijos se vendrán también con ellas, de allí que
asuman estas respuestas de fortaleza:
...yo he sabido asimilar las cosas, con más tranquilidad. Porque si yo me desespero ellos se van a
desesperar, a ellos no se les daba nada, ellos se ponían a mirar y a escarbar. Que ¿quiénes son
esos señores? Yo no sé quiénes serán, no sé qué se les perdería ahí, que vienen buscando. Impacto y
no impacto, porque es que a uno lo golpea tanto la vida que uno ya aprende a convivir con esas
cosas. (Oriente, E7)
responsabilidades con la familia y, en particular, con los hijos, a los que se tiene que
sacar adelante. Los hijos se convierten en un factor de fortaleza, no solamente por el
impulso y la necesidad de “sacarlos adelante”, sino porque ellos mismos se convierten
en un soporte y en un apoyo, y brindan la energía que se necesita para que la persona
adulta asuma su compromiso y responsabilidad, así como se convierten en una
experiencia resignificante:
Asumir esta posición permite que la persona pueda ponerse por “encima” de los
hechos y la situación límite, y con ello extraer aprendizajes y lecciones que se
conviertan en experiencia vital, útil para asumir la vida misma y afrontar situaciones
similares, desarrollando una trayectoria vital que puede ser definida como resiliente
(Cyrulnik, 2009). Algunos autores (Poseck (2004); Janoff-Bulman (2004); Pérez
Sales, Vásquez & Arnoso (2009); Vásquez & Paez (2010), entre otros) hablan incluso
de aprendizaje o crecimiento postraumático, que emergen de la capacidad resiliente y
resistente de la gente en contextos de adversidad.
Por eso le digo yo, yo sé que yo perdí a mi hijo, pero como le digo yo, yo no me he centrado
en ese dolor, primero porque yo busqué ayuda de Dios, porque él es el único que no le falla a
233
Consecuencias psicosociales de la violencia política
uno (Córdoba, E2). Yo digo que es mi Dios, que es mi Dios y María santísima los que nos
dan fuerza para resistir, nos da mucho valor, si porque de todas maneras… (Oriente, E30)
…bueno, yo ya un día llorando, sin comida, sí pagaba arriendo y servicios, pero no alcanzaba
para la comida, entonces yo era diciéndole: "Diosito, ilumíname... él como era de responsable
, ¿qué le pasó, a donde está, que pasó?", Llorando debajo de las cobijas, entonces como que
llegaba una voz y me decía en el oído: (en un susurro) "ponga una venta de empanadas en la
autopista" y me lo repitió por tres veces... y ahí mismito… y luego les decía yo a los hijos, mire
que ya no les está faltando arrocito, carnita, y no les falta la agua de panela; porque antes me
tocaba acostarlos con un cuarto de arepa y yo ni me comía nada por darle a mis hijitos...
(Oriente, E22)
Parte de la experiencia religiosa está mediada por relaciones colectivas dentro de las
iglesias, en muchos casos, son estas comunidades de fe las que se convierten en fuente
de apoyo y soporte, en espacios donde se encuentra consuelo y comprensión; así pues,
la experiencia de fe, alimentada por una vivencia comunitaria terminan siendo
soportes muy significativos para las personas creyentes en contextos de violencia
política. Más allá de la denominación de la iglesia, la experiencia pasa por el apoyo de
otros: pastores y comunidad se convierten en forma de afrontamiento de la soledad y
el señalamiento, muy importantes en ese contexto:
Me ayudó una iglesia cristiana, había un pastor muy bueno, que iba a la casa y orábamos. Y yo
me aferré mucho a Dios, y yo decía, yo ando mal, ya perdí a mis hijos, y yo pensaba que yo me iba
a volver loca y entonces él me decía: “eso no lo piense, usted nunca piense que se va a volver loca
, salga adelante” y él venía y nos íbamos a la iglesia. Mientras había un poco de personas yo
estaba tranquila, apenas llegaba la soledad era que yo empezaba… (Córdoba, E3)
…y salí descalza a la policía y les dije: "ustedes nunca están pendientes de la gente"; y un policía
me decía: "niña, eso para allá no ha pasado nada"; y yo dije: "si allá hoy mataron dos, y ahí cayó
mi esposo", y ellos me decían que no... (Córdoba, E6).
…en cierta ocasión a mí me llamó la junta de acción comunal de ese sector (que estaba
controlada por los paramilitares), en ese entonces, para que hiciéramos como un convenio, que
nos aliáramos para poder hacer la escuela y yo me negué. Yo me negué porque primero que todo
yo pertenecía a una comunidad religiosa y éramos muy neutrales, en medio del conflicto... y a
raíz de eso ya empezaron serios problemas conmigo, me mandaron a quitar los libros con que
enseñaba, me quitaron la luz, me quitaron el agua, y por último me dijeron que tenía que irme
; entonces en el 2004 me hicieron venir de Santo Domingo, como una represalia porque yo no
quise aliarme con ellos... Entonces, yo le dije a ese señor que por qué me obligaban a mí a hacer
eso, sabiendo que yo hacía una labor social, que a mí nadie me pagaba, que yo lo hacía era por
235
Consecuencias psicosociales de la violencia política
un servicio con los niños, entonces me dijo que lo que pasaba era que la orden venía de arriba…
(Madres, E13)
...entonces yo voy aquí donde el procurador y le comento todo y sabe qué me dijo: "¡ah! pero si tú
sabes quién es ¡denúncialo! Y cuando tú lo denuncies, yo actúo". Y al otro día recibí una
llamada, y me dijeron: "ah, usted es la que sigue jodiendo, pues se va a morir, porque ya la
tenemos bien ubicada..." Resulta que aquí las mismas autoridades están con los bandidos...
(Córdoba, E5)
... nos quedamos ahí, o sea, en ese momento de la tristeza nos quedamos ahí: ¿para dónde nos
íbamos a ir nosotros? Y ahí nos quedamos, pero este señor vigilando que mi mamá y mi hermano
no siguieran con el proceso, con la denuncia... y mi mamá cuando entramos a esto me decía:
"ay... mi hija a mí me da mucho miedo..." (Oriente, E16)
Así pues, se toma la opción de una resistencia pasiva que permite mantenerse en el
territorio o, por lo menos, salvar la vida. Y en el extremo de esta forma de
afrontamiento está el colaborar de forma forzada con el grupo armado, que responde
236 explícitamente a una acción con la intención de salvar la vida:
Consecuencias psicosociales de la violencia política
…la gente me veía como un líder, si, ¿qué vamos a hacer?, Era la pregunta de todos ellos: "¿Qué
sigue de aquí?". Inicialmente pensé en hacer resistencia, no salir y decirle a la gente no nos
vamos, que enterráramos esos muertos y que hiciéramos resistencia. Propuse que llamáramos a
las autoridades, a los organismos internacionales y que nos quedáramos. Pero mi familia no
resistía eso, mi esposa dijo que nos fuéramos, mis padres me dijeron: "¡sálgase! Si usted se queda
nos mata en vida” ¡Sálgase porque usted también está en la lista"... (Córdoba, E13)
...me tocó volar de Montería, eso fue una escena horrible para mi familia, nosotros dormíamos
en otras casas de amistades, las casas las abandonamos, eso fue horrible... eso fue un caos, yo
brincaba de un lado para otro... Una semana dormía en una finca, la otra en otro lado, la
siguiente semana en Valledupar, Riohacha, todo eso lo recorría y prácticamente yo vine a dar la
cara cuando capturaron a M... (Córdoba, E5)
El dar a conocer los hechos y el buscar informarse sobre lo que pasa puede ser una
estrategia muy efectiva de afrontamiento, porque la comprensión de la realidad y de
237
Consecuencias psicosociales de la violencia política
los procesos estructurales que subyacen a éstos permiten una visión amplia que ayuda
a enfrentar lo que sucede. De igual manera, el dar a conocer lo que pasa, el
comunicarse con otros, el abrir canales para no dejar en el anonimato y en lo privado
lo que ha sucedido suelen ser estrategias que ayudan a resistir. Sin embargo, en el
momento que se está analizando, que es cuando los y las participantes sufrieron la
experiencia límite, y como se ha dicho anteriormente por su escasa vinculación a
procesos sociales y políticos, es un momento en el que no tenían un interés explícito
por este tipo de estrategias, ni tenían los medios para desarrollarlas.
Después de que desaparecieron a R. había un señor que sabía dónde estaba, pero uno por el
mismo miedo no preguntaba, hasta que yo decidí y le pregunté, entonces él me dijo que en tal
parte, pero tenía que ir sola y yo le dije: "Ay no, yo no quiero venir sola", que si podía ir con una
amiga. Y él: "si ella es discreta, sí; porque no quiero verme involucrado en nada". Ya fuimos...
nosotras seguras de que si, de que ahí estaba, había huesos así por fuera, sueltos sin enterrar, que
uno medio escarbaba y se veía huesos como las costillas… (Oriente, E13)
… fue mucho lo que yo lo busqué, en donde sería que yo no busqué, yo cogí y ahí sí me tocó a mí
enfrentarme en la boca del lobo, fui y lo busqué, fui hasta Puerto Berrío, lo busqué en todos los
pueblitos del nordeste antioqueño, y en ninguna parte encontré respuestas de su paradero…
238
Consecuencias psicosociales de la violencia política
“Me ayudó mucho a mí…. las palabras de ese señor”: Estrategias de apoyo
social e instrumentales colectivas
El apoyo social tiene dos movimientos, el que se recibe y el que se ofrece. Ambas
formas son medios para el afrontamiento. En efecto cuando se analicen los procesos
de memoria grupal, se podrá ver claramente, como el apoyo grupal, el apoyo mutuo
ha sido un elemento clave en la reconstrucción del tejido social y en la recuperación
emocional de las víctimas, punto de partida para la recuperación de su dignidad y su
conciencia de ser ciudadanos y ciudadanas de derechos.
En este momento del análisis se puede atisbar que el apoyo social también hacía
parte del repertorio de respuesta ante las situaciones límite; en efecto, los lazos de
solidaridad siempre fueron característicos de las poblaciones estudiadas,
especialmente en el contexto del Oriente Antioqueño y sur de Córdoba, más cercanas
a las culturas campesinas. Sin embargo, buena parte de la acción violenta y la
represión ha sido dirigida a romper estos vínculos de solidaridad. Por lo tanto, las
respuestas que se dieron en el momento de haber vivido la situación de victimización,
han sido realmente formas de afrontamiento y resistencia que han confrontado los
poderes y las tácticas de los armados:
…y quizás también de pronto un amigo del esposo mío, que cuando me veía siempre me decía:
“mire, haga una fuerza de voluntad suya, mire que sus hijos la necesitan, mire cómo están de
pequeñitos, si usted se muere quien va a ver por ellos, todo eso me ayudó mucho a mí….
(Oriente, E7)
También por medio de la Cruz Roja me dieron como 1 millón de pesos, con eso compré
materiales, e hice una casa allá, cuando eso se conseguían los materiales muy baratos, y el
marido ponía la mano de obra. (Madres, E7)
Discusión y conclusión
Como puede observarse al hacer una mirada panorámica a los hechos narrados por
los y las participantes en este capítulo, como a las consecuencias que describen, puede
240
Consecuencias psicosociales de la violencia política
afirmarse que sus experiencias han sido también situaciones límite de tipo político,
por su masividad (en número de hechos y de víctimas), su carácter inesperado que
dificulta enormemente la asimilación de la pérdida (no se alcanza a leer la realidad y
desborda los cálculos). Han sido sucesos vitales, fuertemente negativos,
imprevisibles, incontrolables, que no solamente tienen una gran intensidad, sino
también alta frecuencia (se dan simultáneamente o en muy breves intervalos de
tiempo). Además, como se mostró a lo largo del capítulo, se acompañaron de terror y
escenificación del horror con el objetivo de paralizar la población. Inicialmente no
contaron con espacios ni un ambiente propicio para expresar los sentimientos y las
emociones; y las pérdidas se negaron y aún se siguen negando socialmente; lo que llevó
a la pérdida de las redes de apoyo sociales y al aislamiento social (Martín Beristain,
2005).
Por eso también manifiesto mi acuerdo con Brynton Lykes (2001b), para quien
“las víctimas no son casos especiales, sino actores en situaciones extremas. No son portadoras
de una patología especial o un síndrome definido, sino sujetos particularmente vulnerables,
atravesados por los determinantes de un momento histórico donde se escenificó el conflicto
más profundo de una sociedad” (P. 23). Y con Piper (2005) que se niega incluso a
utilizar cualquier referencia al trauma, sea éste político o psicosocial, porque siempre
este significante 'trauma' tiene una referencia a marca, huella, daño y enfermedad;
desde esta dimensión la tendencia es a psicologizar y a dejar de lado los otros referentes
de identidad de las personas que sufrieron los rigores de la represión y la violencia, con
lo cual se les encasilla en la identidad de víctimas, de la que más tarde, difícilmente
podrán escapar.
243
SENTIDO Y PROPÓSITO DE
5
LAS ACCIONES DE MEMORIA
33
Cfr. Páez, Basabe & González, 1998; Páez, Valencia, Basabe, Herranz & González, 2000
247
Sentido y propósito de las acciones de memoria
Por esta razón, en este capítulo, ya en concreto, se trata de comprender por qué y
para qué las víctimas sobrevivientes de las tres regiones analizadas han desarrollado
acciones públicas de memoria, en contextos de impunidad, denegación de la justicia y
mantenimiento del conflicto armado. La unidad de análisis será más de orden
colectivo, a partir de la experiencia de la organización de víctimas. En los siguientes
dos capítulos, lo serán más las personas (el sujeto individual) esta unidad de análisis,
en la medida en que se dará cuenta de las consecuencias que estas acciones de memoria
tienen en su propia subjetividad.
El proceso implicará una mirada descriptiva y analítica que a partir de los acciones
públicas de memoria colectiva que se realizan en las regiones estudiadas, avanzará en la
comprensión y descripción de los motivos, intereses y propósitos que respondan a los
por qué y para qué de las mismas. En el proceso de análisis he propuesto partir de lo
más interno, personal e individual desde motivaciones que se suscitan en lo emocional
y en lo particular, tales como la dignificación del ser querido o el afrontamiento del
dolor privado, trayéndolo a la escena de lo público, como una forma de resistencia;
para arribar a motivos, intereses y propósitos más elaborados, que se van ampliando
hacia lo relacional, lo social, lo colectivo (incidencia social): como cuando las víctimas
cuentan sus relatos y testimonios para posicionarlos en el imaginario social o para
lograr el reconocimiento social de los hechos de violencia y los crímenes cometidos,
para trabajar en búsqueda de la no repetición y para formar a las nuevas generaciones.
249
Sentido y propósito de las acciones de memoria
…yo hablé de las campañas de la luz, hablé de abriendo trochas, hablé de todas las actividades y
acciones que hemos hecho de memoria en el municipio; y que nosotros incluso hacía mucho
tiempo veníamos pensando en un monumento en homenaje a las víctimas de la violencia, que
incluya a todas las personas con todas las limitaciones; e incluso nosotros habíamos pensado en
una casa de la memoria, que sea un espacio educativo... (Oriente, E31)
36
También pueden distinguirse, dentro de estas memorias las memorias imaginativas (no-narrativas) que implican
imágenes más que relatos. Y las narrativas, donde el relato es fundamental. Assmann (2008), identifica también estas
dos formas de transmisión en las culturas: las ideográficas no narrativas y las narrativas.
251
Sentido y propósito de las acciones de memoria
“Abrir esos caminos que se cerraron por el conflicto”: Abriendo Trochas por la
vida, la paz y la reconciliación
...abriendo trochas es un espacio de las víctimas: hemos marchado hacia los lugares más
afectados por la guerra; lo hacemos con velas, hay una celebración eucarística, hay actos
simbólicos... organizaron la vereda de Chiquinquirá que también había sido muy golpeada por
esa masacre donde mataron a 13 personas… entonces fueron pintando en piedras, se fueron
caminando y por el camino iban escribiendo los nombres de las víctimas...
(Oriente, GF, 3, 2009).
…Hemos marchado hacia los lugares más afectados por la guerra; resulta que para varios
sectores del municipio, fue un sector muy afectado por la violencia o sea también como el más
marginado de esa población, más golpeado por la guerra... (Oriente, GF3, 2009)
252
Sentido y propósito de las acciones de memoria
A la manera de los movimientos de víctimas en Chile (Cienrojas & Paz Silva, 2009;
Pipper, 2009), se signan los espacios, se hacen reaparecer, aunque en este caso, con
otros significados en el imaginario colectivo y se ocupan desde este dispositivo
performativo. Puede afirmarse, que la experiencia ha tenido un valor enorme y ha
sido seguida por comunidades y procesos en otras regiones del país. En el caso de esta
investigación puede nombrarse otro proceso similar en el departamento de Córdoba,
donde la movilización “Abriendo Trochas” sirvió además para facilitar el retorno de
familias desplazadas a varias veredas del municipio de Tierralta:
...la gente dice: ¿por qué no hacemos una acción de memoria en el sitio donde salimos?, para
hacer una mirada de cómo están las trochas, como están las cosas por allá; entonces, un acto que
hacemos es “abriendo trochas”, para recuperar y volver a la tierra donde todo sucedió, en Nueva
Esperanza, una comunidad que vivió la masacre, lo camuflamos como una vigilia, porque allá
están los actores, está el conflicto, aunque con baja intensidad... surge una idea de retornar y
surge la idea de visibilizar más afuera, a otro nivel; la idea era recuperar la confianza, recuperar
los caminos que antes nos pertenecían y que después sólo transitaban los actores armados..
. (Córdoba, E13)
Las Jornadas de la Luz, son una acción pública no-violenta en la que las
organizaciones de víctimas del Oriente Antioqueño realizan un plantón en la plaza
central del municipio. Normalmente en frente del atrio de la iglesia, donde se
presentan las fotografías, los nombres, las historias de sus familiares víctimas. Se
enciende una vela y se grita una consigna: “No más, ni una (víctima) más, nunca más:
otro Oriente es posible”. Además se puede acompañar de rituales, en muchas
ocasiones la eucaristía, u otro acto simbólico. También se invita a la comunidad a
participar, se les ofrece alguna bebida local. En primer lugar es una acción de
resistencia civil y de rechazo a las acciones de los grupos armados, por eso se sigue
desarrollando, a pesar que se empezó a realizar desde el primer viernes de junio de
2005, y hasta el presente se sigue haciendo, con mayor o menor fuerza en algunos
municipios³⁷; pero además, el espacio también permite clamar por verdad, justicia y
reparación:
37
A partir de 2011, por diversas coyunturas políticas, ésta y otras formas de acción pública de memoria han perdido fuerza
e intensidad, aunque en las localidades donde entrevisté a los participantes se siguen manteniendo algunas de estas
expresiones.
253
Sentido y propósito de las acciones de memoria
...los actos de resistencia como las jornadas de la luz, que se hacen todos los primeros viernes de
cada mes acá en el municipio, donde salimos con una lucecita en homenaje a esas víctimas,
también una luz de esperanza para los que tenemos familiares desaparecidos: es otra forma
hacer memoria... (Oriente, E13)
En muchos casos este recuerdo toma un matiz dentro de marcos religiosos, puesto
que es una forma de establecer contacto espiritual con los seres queridos que están en
el “más allá”. El sentido religioso es uno de los marcos fundamentales para la
construcción de las memorias colectivas, según Halbwachas (1950 / 2004), y en el
Oriente Antioqueño este aspecto desempeña un lugar fundamental, incluso en los
procesos de recuperación emocional y de reconstrucción de tejido social.
…nosotros hemos hecho una misa allá en el callejón de Callejas con el padre M., eso fue al lado
del río y eso fue hermoso... lloramos, cada uno llevó un barquito, con una foto del hijo, con una
vela y lo tiramos al río, yo creo que toda Tierralta fue, porque la verdad yo creo que el 100% de
Tierralta somos víctimas... entonces todos estábamos allá... (Córdoba, E8)
afrontamiento marcado por lo religioso ha sido desde el principio una de las formas
más comunes para resistir, y esto es más posible cuando la gente logra juntarse con
otros y otras, bajo este marco protector, puesto que posibilita un sentimiento de
cohesión muy fuerte:
Hicimos una hace poco en el cementerio y fue espectacular, se llenó esa iglesia del cementerio,
llevamos los nombres, porque les dijimos a todas las víctimas que llevaran todos los nombres de
las personas asesinadas, llevamos las carteleras con las fotos... y llevamos las velas y todo el
mundo participó... (Oriente, E31)
En todos los municipios que hacen parte de la región del Oriente Antioqueño, las
organizaciones de víctimas han ido marcando lugares con símbolos y monumentos
que permiten mantener viva la memoria de lo que ha sucedido. La pintura, la
escultura, la apropiación de los espacios ha sido un camino para dejar huellas de
memoria, para decirlo a la manera de Piérre Norá (1997), que entran a hacer parte de
los espacios y relatos colectivos que antes se querían olvidar, borrar. “Monumentos,
placas recordatorias y otras marcas son la maneras en que los actores tratan de dar
materialidad a las memorias” (Jelin, 2002a, p. 54). En la región del Oriente
Antioqueño, este testimonio presenta alguna de estas acciones:
Este tipo de acciones son conocidas por todas las comunidades y cuentan con un
reconocimiento por parte de la población. De acuerdo con Halbwachs (1950 /
2004) el entorno material marca una forma del recuerdo, es el espacio donde nos
reconocemos, deja marcas, puesto que tenemos relaciones con los objetos y éstos
hacen parte de lo que nos ha constituido como personas. “La memoria colectiva se
apoya en imágenes espaciales” (p.136), lo cual es más evidente en las pequeñas ciudades,
como los municipios del Oriente Antioqueño, donde las historias, las tradiciones, las
fiestas, los ritos están siempre ligados a un lugar. Hay un vínculo social, afectivo,
simbólico con estos lugares, puesto que son portadores de historias, son espacios de
255
Sentido y propósito de las acciones de memoria
sentido y referentes de identidad que hacen que la gente se apegue y se resista luego a
su transformación (Cfr. Norá, 1997). En ellos se deposita un pedazo de su ser, pero
sobre todo de la persona que no está y que fue asesinada o desaparecida. Así pues, las
acciones de memoria que se estudian aquí, implican esa apropiación del espacio,
puesto que “no hay memoria colectiva que no se desarrolle dentro de un marco espacial”
(Halbwachs, 1950 / 2004, p. 144).
Está claro entonces que existen lugares en los municipios donde ocurrieron hechos
graves y que quedaron marcados y en los que la gente quiere dejar nuevas marcas.
Algunas de las acciones de memoria están en relación con estos sitios. De allí el
sentido ritual y religioso que se pone en ello, como si se estuviera exorcizando el “mal”
de estos lugares y se estuviera constituyendo un nuevo escenario, un nuevo espacio,
signado por el proceso de transformación que han vivido y por señales de vida,
reconstrucción y dignidad:
…hemos hecho actos de memoria: se hizo un monumento a las víctimas con las placas, la fecha y
los nombres de los fallecidos, en plaquitas... el monumento quedó en el sitio donde por lo
general los paramilitares dejaban los cuerpos de sus víctimas, se hacen marchas hacia ese sitio, se
hacen marchas muy a menudo... (Oriente, E25)
…hicimos otro acto de memoria donde utilizamos ahí unos balsos, porque muchas personas
fueron asesinadas en el río y se veían esos barcos tan lindos navegar con el nombre de la víctima,
entonces en una parte que era visible, donde sucedía mucho eso, que los vecinos decían que a una
hora determinada ellos veían que ahí pasaban cosas y tiraban gente al río, nosotros hicimos un
acto en ese lugar y por ahí hay un video de eso... (Córdoba, E11)
Otros lugares, un poco más neutros, también son asumidos por las organizaciones,
y a través de éstas, por la comunidad, como escenarios de memoria y recordación:
parques, calles, cementerios y otros espacios que portan el recuerdo y se hacen
significantes para toda la comunidad de unos hechos que no pueden ser olvidados:
256
Sentido y propósito de las acciones de memoria
...el acompañamiento del espacio del “parque de la vida” con el nombre que lleva es una cosa que
hemos ido haciendo lentamente…. pero más porque ven que lo que nosotros estamos haciendo es
importante, porque lo hemos podido posicionar... (Oriente, GF4, 2009)
Este tipo de lugares de memoria se han constituido, para los colectivos estudiados,
a partir de una perspectiva de memoria no revanchista, sino de memoria digna, que
recuerda de forma incluyente y que se plantea la experiencia del sufrimiento vivido y
de la represión como algo que no debe ser repetido, una memoria que no se queda
anclada al pasado, sino que desde el presente también se propone construir sentidos
futuros.
…el proceso de los murales no fue fácil por el tabú de que se iba a pintar un mural con sangre,
con muertos, con la guerrilla ahí pintada, con los paramilitares y eso es de lo que se habla
cuando se habla de un mural de víctimas. Pero nosotros les demostramos que podíamos expresar
nuestro dolor, sin necesidad de hacerlo así tan sangriento, e hicimos una comparación, el
desplazamiento lo hicimos muy simbólicamente, hicimos mucha pedagogía sobre el tema, el
proceso fue muy bonito, nos demoramos 15 días, primero hicimos un proceso de lápiz, de
reconocimiento, de contar las historias, de qué era lo que nos había pasado por medio de un
papel y lápiz y luego fuimos puliendo cositas, fuimos haciendo cosas y además tuvimos dos
personas que fueron muy especiales, las personas que vinieron de El Salvador, que fueron
nuestras aliadas... (Oriente, E6)
257
Sentido y propósito de las acciones de memoria
…porque realmente nos costó mucho trabajo el Salón del Nunca Más, que ya gracias a Dios lo
tenemos y lo organizamos muy bonito; porque fue una lucha también para nosotros... Es como
tomar acciones porque la gente ya está cansada de tanto repetir, porque ¿esto acaso es fácil? Y es
todo un proceso, ojalá fuera como llegar y soplar botellas como decimos nosotros aquí, y eso no es
así... (Oriente, GF4, 2009)
De acuerdo con Achugar (2003), Brito (2003), Brett, et. al. (2007) Guixé (2008),
el lugar de memoria permite una reflexión crítica del pasado en el presente, gracias a
un proceso colectivo de reflexión; la memoria en el espacio público debe tener una
dimensión plural que pueda recoger múltiples sentidos y vivencias. Son espacios
educativos y formativos. Por lo que deben desarrollarse en el marco de una política
pública de memoria. Como puede verse, algunos de estos escenarios, se ganan, no sin
conflicto (Jelin, 2002a; Villa, 2009) y sin un posicionamiento importante de parte de
las organizaciones, para lograr el reconocimiento de parte de las autoridades locales.
Hay que tener en cuenta que en estos casos estas acciones y lugares se realizan en un
contexto de conflicto armado aún activo, donde no se ha dado un contexto post-
conflicto como en el caso de otros países o investigaciones sobre el tema.
Jelin (2002a), por su parte, afirma que también hay fuerzas sociales que pretenden
borrar, minimizar o desactivar estas memorias. Por lo tanto, es un proceso que
implica una lucha, una forma de afirmación, la conquista de un territorio en disputa.
De allí que, y siguiendo a esta autora, hacer memoria requiere acciones de
“emprendedores” que no permitan que sea el olvido y el borrar lo que prime.
…esa colcha la parte que es de arriba está por el sacerdote que asesinaron en la parroquia San
José, él es el que encabeza la colcha, está mi familia y ahí están muchas personas, los alcaldes que
han asesinado aquí en Tierralta, todos, muchas personas, muchos amigos, uno a veces no piensa
de verlos ahí y luego están... Tenemos un árbol al que le dimos vida, porque era un árbol seco y lo
hemos llenado con hojas donde van los nombres de las personas, flores cuando son mujeres,
también hemos hecho el croquis de Tierralta donde hemos colocado todos los nombres de las
personas que han asesinado... (Córdoba, E7)
...yo no he tenido la oportunidad como los que están haciendo las danzas, los bailes, no soy
capaz, no tengo las capacidades por el estado de mi pierna aunque me gustaría... de todas
formas hacer memoria sirve porque uno descansa un poco... (Madres, E1)
259
Sentido y propósito de las acciones de memoria
…hemos salido al parque, nos hemos tomado todo el parque, y hemos puesto ladrillos con los
nombres de las víctimas, hemos salido con la velita prendida y con el mapa de la memoria y el
árbol de la memoria, que es muy lindo y lo pintaron los muchachos del colegio romeral, con 400
víctimas ahí escritas, en ese árbol de la memoria... nos hemos parado en la alcaldía y hemos
puesto el mapa de la memoria, la colcha retazos, todo eso lo hemos puesto ahí en toda la entrada
de la alcaldía, esos son los actos de memoria que hemos hecho... (Oriente, E16)
…bueno, ese plantón, cada ocho días, es que salimos todas con carteleras, cada una con las fotos
de sus hijos desaparecidos, o las que tienen sus hijos secuestrados, o las que ya están muertos y que
ya los han encontrado, siempre seguimos con ellos ahí y gritamos todas: "los queremos vivos,
libres, y en paz". Y que "si vivos se los llevaron, vivos los queremos"; y otras consignas...
(Madres, E3)
260
Sentido y propósito de las acciones de memoria
Yo he estado en los desfiles aquí en Mesopotamia, se hizo un desfile del ladrillo, donde la gente
contó públicamente parte de sus historias. Un desfile que hicimos desde la frontera, cada uno
escribía en el ladrillo una cosa de la historia de ellos, y se iba dejando cada ladrillo por todo el
camino hasta llegar a Mesopotamia. Al final los ladrillos los dañaron todos, ya no hay sino un
ladrillo... (Oriente, E17),
O bien, porque la gente tiene miedo de participar y hacerse visible, tal como ha
sucedido en Córdoba, en algunas de las movilizaciones que se han desarrollado³⁸.
Esta conciencia ha permitido que, aún en este contexto que sigue atravesado por la
violencia, y donde la amenaza es permanente y la vulnerabilidad es muy alta, la gente
empiece a nombrar, a hablar, a enunciar públicamente, lo cual es y será un acto de
resistencia:
...también hemos salido del cementerio, el 1 noviembre (2008 – 2010) salimos del cementerio
con un acto simbólico también y había mucha gente; los primeros lunes del mes hacemos las
misas y ese día, si no llueve, salimos por el parque principal con las pancartas, con todo lo
simbólico que tenemos, la colcha... (Córdoba, E7)
Estas formas de memoria, tienen características propias: tienden a ser locales, con
poco alcance nacional; se circunscriben a casos y circunstancias en un tiempo
localizado, pero en definitiva portan una resistencia a poderes establecidos y a lógicas
de dominación local. No obstante lo que se constata es que van formando un proceso
expansivo, según van madurando, puesto que entran en red con otros procesos,
38
A enero de 2014, cuando reviso este capítulo, y luego de una visita al territorio de Córdoba, estos procesos de memoria
pública se han tenido que suspender, puesto que el contexto político, de luchas por el poder local, de reorganización de los
grupos paramilitares y la salida de varias organizaciones de iglesia y ONG que apoyaban el proceso, ha implicado que se
den algunas amenazas veladas; lo cual ha hecho que se incrementen los niveles de miedo y que desde el mes de julio de
2011 no se realice ninguna acción pública de memoria. La gente afirma que si hay mejores condiciones, retomará las
acciones de memoria. Por lo pronto intentan mantenerse en reuniones periódicas en espacios cerrados, pero también, en
Tierralta, con dificultades para conformar una organización, puesto que el miedo es muy grande y se teme que al
organizarse puedan ser golpeados, especialmente los líderes. Por su parte en Montería, las mujeres víctimas se han
organizado no en torno a las reivindicaciones de derecho, sino a proyectos productivos que, por lo menos, puedan generar
ingresos a la familia, para tener una calidad de vida más digna.
261
Sentido y propósito de las acciones de memoria
Puedo suscribir con Martín Beristain (2008, p. 337) la siguiente afirmación: “la
conmemoración de lo ocurrido permite darle un sentido y reconocimiento público, y es
parte del camino para asumir el pasado y reconstruir las relaciones sociales. Pero muchos de
esos procesos pueden ser muy diferentes según los lugares e historias locales del conflicto…
Para muchas personas ese recuerdo supone también una forma de conciencia social y un
estímulo para su vida. Esas formas de recuerdo colectivo no sólo son procesos privados o de
pequeños grupos. En la medida en que conquisten espacio público, pueden ayudar a una
262
Sentido y propósito de las acciones de memoria
...se han hecho memoria histórica donde la gente cuenta sus historias... cuentan totalmente lo
que le ha pasado, se vienen recogiendo esos testimonios por escrito, realmente es que estamos
mirando y se siente una necesidad de: qué rico sería que esos testimonios se puedan sistematizar y
volverlo un libro que se pueda publicar, porque en este momento están así, en un archivo con su
letra, tenemos más o menos más de 100 o 150... (Oriente, E24)
En primer lugar, recordar está asociado con revivir el pasado, con hacer un
esfuerzo de rememoración y evocación para traer a la memoria los hechos de violencia
263
Sentido y propósito de las acciones de memoria
que se han padecido; este es un proceso de memoria reflexiva, que implica el sentido
de lo vivido y del poder que el recuerdo tiene para hacer visible lo que se ha querido
invisibilizar; pero al mismo tiempo, con la conciencia de estar en una acción necesaria
para sí mismas: “No tenemos nada mejor que la memoria para significar que algo tuvo
lugar, sucedió, ocurrió, antes de que declaremos que nos acordamos de ello”
(Ricoeur, 2003).
…para recordar a nuestras víctimas… y que hacemos evidente a nuestras familias, a nuestros
seres queridos, a nuestros seres que nos arrebataron de nuestro lado… (Córdoba, E7). En esas
acciones de memoria uno recuerda mucho, recuerdo al ser querido, porque él no se puede dejar
en el olvido y hay que tenerlo en su memoria... (Madres, E3)
Pero también estas acciones han permitido, incluso, reconocerse como víctimas
sobrevivientes de la violencia política, puesto que por la tendencia que existe desde un
marco religioso y cultural de aceptar estos hechos como un destino de Dios o de la
vida, no hay una conciencia de ese lugar (que implica una concepción de derecho y
una necesidad de justicia) de ser víctima. Esto, ha implicado, por tanto, un ejercicio
de visibilización y reconocimiento, que ha sido lento y que ha implicado una
conciencia que es la que ha estado a la base de los procesos de organización y
movilización. Por lo tanto, si no se hace el ejercicio del recuerdo, puede implicar para
la gente de las organizaciones y procesos colectivos de las tres regiones estudiadas, que
se puede estar dejando de lado la propia experiencia y la propia vivencia:
“También nos sirve para visualizarnos y reconocernos como víctimas” (Oriente, GF5, 2009).
Recordar es muy importante para nosotros, porque si olvidamos lo que pasó, entonces es como
tirar atrás todo lo que nosotros vivimos... (Oriente, GF4, 2009).
264
Sentido y propósito de las acciones de memoria
…y que hay una familia que no lo ha olvidado, que lo está recordando, y que vive siempre,
porque permanece vivo en la memoria de nuestra familia, que no las ignoramos, que no se
ignoró, y que no la echamos al olvido. (Madres, E2)
Estos relatos conectan con el tema del olvido. Porque cuando se olvida, es como si
ese ser querido desapareciera de la faz de la tierra, tanto su existencia, como sus valores
y sus luchas, sus propósitos y sus proyectos, con lo que al final los grupos armados
lograrían su objetivo. Es un acto de resistencia al enunciado del actor armado, que
quiere borrar con su crimen la existencia, la historia y el ser de la persona. Por lo tanto,
desde esta emoción básica y desde este deseo, aparentemente tan natural de recordar a
los seres queridos, de honrarlos, se está ejerciendo una acción política. Podría hablarse
de una política que emerge desde lo íntimo, reivindicando el afecto y el vínculo. Y de
allí surge la apuesta pública por la dignificación:
…porque un ser querido, la muerte no nos lo puede quitar, las balas no nos lo pueden arrebatar,
nosotros tenemos que seguir conviviendo con nuestros seres queridos, así estén lejos, aun así no los
encontremos... nosotros queremos y tenemos que tenerlos presentes a cada momento... no sé
quién es el que decía eso, pero nosotros lo cantamos, "los queremos vivos, libres y en paz, uno se
muere cuando lo olvidan", entonces nosotros queremos mantenerlos vivos con nuestro recuerdo,
es una forma de gritar que siguen estando vivos... (Madres, E4)
265
Sentido y propósito de las acciones de memoria
En muchos casos, aunque se quisiera, no se puede olvidar, puesto que los hechos
dejan una huella indeleble, tienen una fuerza y una marca emocional tan fuerte que no
pueden ser olvidados. De acuerdo con Pennebaker & Basanick (1998)³⁹ hay mayor
probabilidad de recordar los hechos cuando implican un acontecimiento único, que
provoque reacciones emocionales fuertes, que vuelva activamente y que implique un
cambio vital, tanto a nivel de conducta, comportamientos, hábitos cotidianos, como
en las creencias y/o valores. Así pues, el paso por una situación límite implica marcas
que no son fáciles de superar, y como se vio en el capítulo anterior, pueden suscitar
múltiples reacciones, síntomas, experiencias que se convierten en una forma de
afirmación del recuerdo, en una forma de representación y enunciación de lo que es
innombrable, pero al mismo tiempo inolvidable⁴⁰.
…Yo no creo, como dice alguna gente que eso (las acciones públicas de memoria) sea estarme
torturando, porque es que ese recuerdo nunca se olvida. Vea yo cuando me iba a retornar, la
gente me decía: "y para qué se va a ir para donde tiene tan malos recuerdos", y les dije: "pero es
que yo donde vaya, tengo mis recuerdos, entonces me da lo mismo irme para allá"... porque esta
es mi casa y no tengo donde vivir mejor que en el rancho, los recuerdos, donde vaya no los voy a
olvidar... (Oriente, E17)
Como lo afirma Jelin (2002a, p. 103): “El recuerdo y el olvido no son procesos lineales
en el tiempo, no es verdad que a medida que pasa el tiempo uno se olvida… Sino que son
procesos dinámicos, cuya presencia responde a una compleja trama social, cultural y
política”. Así pues, más que una lucha contra el olvido, es una forma de enunciar y
darle lugar al recuerdo para que pase de ese lugar íntimo, privado a un lugar público de
39
También pueden referenciarse los estudios sobre compartir emocional y compartir social: Pennebaker (1993, 1994),
Pennebaker & Crow (2000); Rimé, et al. (1998, 2007, 2009); Páez, et al. (1993, 2000, 2004, 2007); entre otros.
40
Esta ambivalencia es recogida de forma muy bella por Vasili Grossman (1964/2008) en uno de los personajes de su
novela “Todo Fluye”, refiriéndose a la persecución, matanza y desplazamiento de millones de personas (los llamados
Kulaks, pequeños propietarios de la tierra) en la Unión Soviética de los años 30: “no tienes ganas de recordarlo, es tan
duro, pero al mismo tiempo no consigues olvidar. Es algo vivo que ahora se despierta, ahora se duerme. Es como un
trozo de proyectil alojado en el corazón. No puedes desembarazarte de él. Cómo olvidar... Yo era ya una mujer
adulta” (P. 165).
266
Sentido y propósito de las acciones de memoria
visibilización personal, familiar y social. Que se pase del subterfugio del intento
fallido de negar y olvidar, a una afirmación de los hechos, que implica una afirmación
resistente de la vida y de la propia historia.
“La muerte del hijo mío no va a estar como la muerte de un perro”: Honrar y
dignificar
Esta dignificación pasa incluso por nombrar lo que sucedió, por no tenerlo oculto,
por reconocer los hechos, incluso en contextos donde esto puede resultar, además de
vergonzoso, altamente peligroso. Pero además de esta enunciación, también se hace
muy importante para los y las sobrevivientes que la imagen, la presencia de sus seres
queridos sea reconocida, nombrada, identificada y ubicada en algún lugar, de tal
manera que de forma implícita y explícita se hace un homenaje a la vida y a la historia
de las víctimas. Se les abre un espacio en el seno de la comunidad. Más allá del
cementerio, la gente encuentra un espacio para reintroducir al ser querido dentro del
espacio colectivo del cual el acto violento quiso expulsarlo:
…es un lugar para el recuerdo, me apoyaron para que trajera mis hijos aquí y yo me siento bien
que me tuvieron en cuenta... para todos ha significado como un lugar sagrado, porque ya los
que están ahí, no existen y uno los ve ahí como en un recordatorio... Uno viene acá y los ve,
también los tengo en la casa, pero me gusta más venir aquí a verlos. Yo me siento orgullosa de
tener mis hijos ahí en las foticos, nadie los está tocando, nadie se los está llevando... la gente viene
y mira, muchas lloramos; y cuando nos preguntan, nosotros decimos que ahí están nuestros
hijos. Yo ya he dejado mucho de llorar cuando vengo aquí, por eso aquí estoy normal, miro mis
hijos, firmo, porque hay que firmar y me voy, me hace sentir orgullosa, porque me tienen a mis
hijos ahí, donde los ve todo el mundo y están bien tenidos ahí... (Oriente, E14)
267
Sentido y propósito de las acciones de memoria
Así pues estos lugares de memoria, estas acciones públicas han implicado para la
gente que hay un escenario donde esas personas vuelven a ser personas; más allá de la
crónica judicial o del caso de violación a los derechos humanos, de la estadística; de
unos hechos que pueden aparecer referenciados en un informe periodístico o policial,
o en un informe de derechos humanos, o en una denuncia a la personería o a la fiscalía.
Es cierto, nunca dejaron de serlo, nunca perdieron su dignidad como seres humanos,
pero la acción violenta ha querido enviar ese mensaje, ha querido despersonalizar,
deshumanizar (Samayoa, 1990), frente a esto la acción de memoria se levanta como
una posibilidad de nominar y dar un lugar.
De acuerdo con Martín Beristain (2008): “El respeto a la memoria de los muertos y a
la dignidad de los supervivientes debe formar parte de las distintas actividades que
impliquen enfrentar el dolor, las expectativas de encontrar los restos y conocer el destino de
sus familiares…” (p. 339). Las acciones de memoria que se recogen en esta
investigación cumplen con esa función de afrontamiento individual, político y social:
Desde la organización ASOVIDA pensamos, por ejemplo, que el “Salón del Nunca Más” es
como un testimonio en un espacio digno, un testimonio duro y burdo porque se muestran de una
vez las caras de las víctimas; que la justicia la podemos alcanzar en la medida en que logremos
redignificar la vida y a los que la perdieron, porque el discurso de guerra los elimina a todos ellos
y les da un síntoma de inhumanidad, los convierten en un dato estadístico que pasa sin
novedad... y son... un 90% desplazados, pero dentro de ese 90%, ¿cuántas vidas pasaron
hambre, dolor, miedo, frustración, inseguridad? Que fueron 130 desaparecidos, fueron 130
tragedias que evidenciaron madres, hermanos y él mismo en su momento de desaparición...
(Oriente, E12)
Se trata de la justicia anamnética (Reyes Mate, 2003, 2008) que pasa más por lo
ético, que por lo jurídico. La dignificación de las víctimas cumple un papel ético en
una sociedad donde la vida del otro no vale nada, es un enunciado que recupera el
valor de la vida del otro y denuncia implícitamente la injusticia cometida. Ahora
bien, ¿en qué consiste, para las víctimas sobrevivientes redignificar a sus seres
queridos? Una expresión que resume esta lucha y esta búsqueda es: “limpiar el
nombre”. Esta es una forma de afrontar la lógica de la violencia, afirmando la dignidad
de la vida por encima de todo, lo cual, tiene ese sentido ético en el que se dice a los
actores armados que no tienen la razón y que ninguna justificación vale para quitar la
vida al otro.
268
Sentido y propósito de las acciones de memoria
…y que los violentos por mucho que nos ataquen, que nos maten, queremos recuperar la
dignidad de nuestras víctimas, o sea, decir aquí estamos y ellos eran dignos para nosotros,
aunque para ellos fueran un perro o fuera cualquier cosa, pero para nosotros son muy
importantes y son nuestra familia... (Córdoba, E7)
269
Sentido y propósito de las acciones de memoria
…lo recuerdo y sé que se dignifica mucho, que primero decían: "que mire que por algo lo
mataron" y uno ve que no... que la violencia viene de lo alto, viene desde el presidente, que es el
que conformó la guerra, porque mire que Uribe fue el que conformó las "convivir", entonces,
este contexto, también viene del Estado la guerra, de los poderes, entonces… (Oriente, E15).
Cuando se comparte el dolor con otros y otras, parece que éste toma otros matices
y puede mirarse con otras perspectivas, y al final, o bien se sobrelleva, o bien se
transforma:
...porque con esos plantones nosotros estamos representando las víctimas, y ahí nos vamos
uniendo muchas más víctimas, muchas más mujeres, y nos sirve para estar mejor nosotras, para
estar mucho mejor, porque eso es una terapia que nosotras tenemos ahí y gracias a esos plantones
las mujeres han tenido cambios... (Madres, E2)
270
Sentido y propósito de las acciones de memoria
…cuando vamos a Tierralta, cuando uno va y comparte y escucha todo eso y uno abraza a
aquellas personas, uno les trasmite, yo no sé pero yo siento que transmito tanto... porque yo le
transmito, como le diría yo, esas palabras de aliento, de que hay que seguir, pero no olvidar lo
que nos ha pasado... ¡jamás! (Córdoba, E2)
Este dar sentido a la experiencia ha pasado por estos escenarios del compartir, pero
han tomado más sentido en la medida en que el dolor ha pasado al escenario público.
Ahora bien, este proceso de hacer público el dolor, no pasa necesariamente por la
palabra, pueden implicarse múltiples acciones performativas que son formas de
enunciación que se insertan también en la emoción de quien observa y/o escucha.
Dar a conocer el dolor, no guardarlo sólo para sí, es una acción de resistencia, una
función resistente de la memoria, porque en definitiva es una acción que le devuelve el
poder a la víctima sobre su palabra o sobre sus formas de expresión, puesto que la
condena al silencio (obligado o autoimpuesto) fue una forma de coerción y represión,
otra forma de menguar su dignidad. Por eso, el sólo hecho de participar en estos
espacios implica, además, un acto de resistencia:
Ver por ejemplo en La Unión, como ha habido gente que nunca se había atrevido a hablar de lo
que a ellos les había pasado; era ver algo muy bueno. (Oriente, E20)
Así pues, puede afirmarse que si el dolor ha venido de afuera, de la acción violenta
como una forma de expresar un mensaje social y político; la expresión pública de la
memoria, lleva el dolor al escenario de donde procede, es decir, la sociedad. Se ha
construido, pues, una conciencia cada vez más clara de la necesidad de procesar el
dolor, pasando de un espacio privado a un espacio público (Cfr. Villa et al, 2007). Las
acciones públicas de memoria, permiten salir del encierro, superar la privatización del
dolor y la victimización, generar estrategias de afrontamiento para resistir y continuar
viviendo con dignidad, con lo cual en el plano subjetivo hay una franca recuperación
emocional, pero al mismo tiempo hay una con/dolencia comunitaria que permite la
re c u p e r a c i ó n d e l a d i g n i d a d p e rd i d a e n l o s y l a s s o b re v i v i e n t e s
(Cfr. Martín Beristain, 2008).
271
Sentido y propósito de las acciones de memoria
Sin embargo, no siempre se cumple con esta función. Los y las participantes de
Madres de la Candelaria, madres de desaparecidos, experimentan la paradoja
anteriormente referenciada. Si bien hacer memoria y llevar el dolor a lo público puede
ayudarles en algunos sentidos, el hecho de no lograr el propósito de recuperar a los
hijos, puede, en el largo plazo, reeditar la victimización y hacer del espacio público un
lugar para revivir la tristeza o para sentirse marcadas con el sello de la victimización:
cuando se aferra al dolor, corre el riesgo de quedar atrapada en él. Como afirma
Minow (2008a): “O demasiado horrible para recordar o demasiado horrible para olvidar;
ninguno de los dos caminos le ofrece cura a quienes han sufrido” (p. 154). Así pues, la
memoria se convierte en factor de resistencia y afrontamiento de la situación límite
que incluye la identificación con otros y la construcción de un espacio social donde el
recuerdo de la víctima se hace en un contexto que permite disminuir la efervescencia
emocional negativa o actitudes menos defensivas frente al dolor y una mayor
flexibilidad personal:
...Nos unimos en el dolor, uno recuerda porque uno queda marcado, porque le mataron a un ser
querido. Pueden pasar 5 o 6 años y uno no es capaz de ver la foto de ese ser querido; pero ya
estando en estos programas, uno ve la foto y lo recuerda, le da como emoción, una sensación
interior y psicológica; ya no va a ser como tan duro porque está buscando una recuperación.
Todo esto le va sirviendo a uno y se va uno como sanando, no va uno a olvidar porque eso no es
tan fácil... (Oriente, GF3, 2009).
Para las organizaciones en el Oriente Antioqueño y para las del sur de Córdoba, la
acción de memoria tiene claramente una intencionalidad dirigida a afrontar el dolor,
el trauma y la situación límite, puesto que han logrado construir un discurso que
asocia el nombrar el dolor públicamente con procesos de transformación emocional y
sanación personal, tal como se evidenciará en los dos próximos capítulos.
273
Sentido y propósito de las acciones de memoria
historia oficial que pretenden o bien negar la existencia del conflicto armado o la
realidad de las víctimas.
“Es cómo mantener viva esa fuerza para poder seguir esta lucha”
...yo pienso que sí... porque es una forma de decir aquí estamos, a pesar de que nos han intentado
destruir aquí estamos presentes... es como una forma de afirmarnos... (Córdoba, E2)
Martín Beristain & Rieira (1994) reconocen que una buena parte de la
intencionalidad de la represión en contextos de violencia política y violación de los
derechos humanos está dirigida a paralizar, a romper, a doblegar a la gente y sus
procesos colectivos a través del terror y la generación del miedo, tal como se analizó en
el capítulo anterior. Sin embargo, la gente apela a la memoria para vencer el miedo, y
continuar afirmándose. Resistir implica en estos casos, también posicionarse en un
lugar público y enunciar una verdad que se esconde o una realidad que se niega. Y
aún, cuando puede haber intimidación, el proceso mismo ha ido generando
dinámicas que permiten el apoyo mutuo, y a través de éste, la fuerza para
continuar resistiendo:
Dice L.: "es que nos quieren callar, ya con lo que nosotros sabemos, no nos pueden callar".
Entonces, eso nos satisface, pero también entre nosotras mismas tenemos que darnos el apoyo
mutuo, porque si en realidad nos quieren callar, si nos apoyamos mutuamente, a mí me llena de
valor, donde yo hubiera ido sola, yo me quedo sola con eso, pero sí somos dos, pensamos
diferente... (Córdoba, E7)
...somos más valientes que ellos (lo dice con llanto)... porque nosotras sí podemos trabajar
dignamente para sostener a nuestras familias, en cambio ellos son jóvenes que quieren ir a
buscar una plata sin trabajarla... porque cuando se meten a esos grupos es por eso... y nosotras a
pesar de todo lo que nos han hecho estamos ahí, diciendo aquí estamos, vamos para adelante con
nuestra familia, porque eso es lo que hacemos, no importa lo que tengamos que trabajar, lo que
nos toque, lo que sea, podemos vivir de lo que sea, solamente para buscar la comida, así sea una o
dos veces en el día, pero si lo hacemos, entonces ahí es donde somos valientes... (Córdoba, E9)
Uno de los móviles que subyace a la acción pública de memoria es el deseo de tener
paz en el país, que cese realmente la guerra, que se comprenda el absurdo del conflicto
armado. Por eso, y en lógica de no-violencia, los y las participantes siguen apelando a
llamar a la conciencia de los actores armados para que dejen de matar y para que
puedan contactarse con el horror que han generado, de tal manera que comprendan
que la destrucción no es el camino. Pero de otro lado, esta interpelación a los actores
armados busca también mostrar su injusticia, su abuso, y la ilegitimidad
de sus acciones:
Recordar es que ellos se den cuenta que todo lo que ellos nos hacen lo sentimos; yo recuerdo
cuando en una institución nos dijeron que nosotros por qué hacíamos esas jornadas de la luz,
que si no nos cansábamos y yo les dije que no, que nosotros no nos cansábamos; primero porque
no estamos haciendo mal a nadie y lo que queremos mostrar es que en este municipio pasó algo, y
que si nos quedamos callados es como volverles a decir a los que nos hicieron el daño que no nos
importa lo que nos hicieron y que lo pueden volver a hacer, entonces con esto estamos diciendo
que no estamos de acuerdo con el mal que nos están haciendo... (Oriente, GF4, 2009).
fueron objeto sus hijos, esposos y toda su familia. Por lo tanto, el afrontamiento es
más inmediato, más espontáneo, se vive en medio de la ambivalencia que se siente al
observar que sus acciones no logran aún el objetivo de traer a sus hijos de vuelta a casa:
“vivos, libres y en paz”, como reza su eslogan... El siguiente testimonio da cuenta de
esta ambivalencia y de la persistencia en esta lucha:
...y yo me aburro cuando vengo aquí, y no pasa nada... porque no quisiera como recordarme de
eso, como que al estar ahí en el plantón se me remueven las cosas, como que me veo como
cobarde, no poder hacer nada... yo llegó ahí y me imagino que me van a traer una noticia de
ellos, pero cuando llego a la casa que llego como si nada, entonces, yo me aburro... (Madres, E6)
…como antes se decía que la violencia traía algo bueno, eso que llamaban la
“pacificación”, pero desde acá nuestra intención es, si se puede decir así, presionar, porque
cuando el testimonio es de alguien que sufre el dolor: no hay discurso victorioso que tenga
validez, porque simplemente podemos decir: “son despropósitos”; no hay actor que en
medio de su triunfalismo pueda decir: “les he traído paz”, porque a través de este proceso
hemos dado un discurso de eso que nos quieren contar de la guerra, que siempre se quiere
contar en las batallas, los territorios ganados, las grandes derrotas sufridas, y la
consolidación total de uno de los actores; y a partir de ahí es que uno escucha los discursos
de las distintas guerras... (Oriente, E12)
Y al ritmo de este proceso, los colectivos en Córdoba comienzan a ver en sus acciones
públicas una forma de poder enunciar lo que pasa en el departamento y llevar
contravía al discurso oficial, especialmente en el gobierno anterior (2002 – 2010), de
negar la existencia del conflicto armado en Colombia:
276
Sentido y propósito de las acciones de memoria
… la violencia no termina, sino que continúa cada día más, se van viendo más desastres,
que de pronto las comunicaciones, de pronto los periódicos, no logren decir en realidad
toda la verdad de lo que pasa en nuestro departamento, pero en nuestro departamento
hay mucha violencia… en muchas localidades las personas se matan o las matan y no
tienen derecho a decir nada… nosotros si estamos haciendo un acto de memoria
mostrando el dolor, mostrando nuestros seres queridos... (Córdoba, E1)
Así pues, es una forma de afrontamiento a la historia oficial, tanto a la pasada, como a
lo que sucede en el presente. En este sentido autores como Martín-Baró (1990a, b),
Gaborit (2006a), Pipper (2004, 2009), Silva (2006), Mendoza (2006) y Pastoriza
(2009) entre otros, afirman que la memoria tiene como propósito fundamental hacer
resistencia a la historia oficial abriendo un canal para que las voces de las mayorías
oprimidas y las víctimas pueda escucharse en un contexto donde se vela, se esconde y
se tapa la realidad de los hechos.
Así pues, las organizaciones de víctimas del Oriente Antioqueño y los colectivos en
Córdoba perciben que es una lucha también contra el silencio, pasado y presente, y
frente la historia oficial que trata de representar una realidad ajena a la experiencia de
las víctimas y comunidades afectadas por la violencia. En últimas es una lucha contra
el silencio, es una forma de expresión, de liberar lo que estaba oculto mucho tiempo,
una forma de resistencia que implica hablar, esclarecer, aun cuando haya dificultades,
amenazas y órdenes implícitas o explícitas de no hablar:
...es importantísima recordarla, porque aquellos que se han quedado callados, que matan
a las personas y dicen quedémonos callados, quietecitos, que el cinismo va a llegar aquí,
ellos están cometiendo errores muy grandes, hubo una bomba aquí y quedémonos
quietecitos porque aquí no ha pasado nada... (Oriente, GF3, 2009) 277
Sentido y propósito de las acciones de memoria
Motivaciones de orden
subjetivo para la realización
de la acción pública de Dignificación de los seres queridos
- Limpiar el buen nombre
- Recordar la historia de la vida
41
En el inglés existe una diferenciación que puede aclarar lo que se quiere referir en este punto: las “story”, es decir, los
relatos propios de la gente, las narraciones, cuentos y anécdotas de la gente, como género narrativo, pueden insertarse
en la “history”, es decir, en el metarrelato construido luego de una reflexión teórica, de una investigación científica. Ahora
bien, de acuerdo con Thompson (1978/1988), Passerini (1991), entre otros, estas “story”, estos testimonios orales, son
una herramienta fundamental para construir la “history”, la historia como relato científico
278
Sentido y propósito de las acciones de memoria
…eso sirvió de mucho para la historia... de pronto la historia de los colegios, de pronto los
mismos campesinos poderla ver y que mucho quedó en la misma asamblea, en los mismos que
sufrieron esa guerra, le sirvió mucho para ellos mismos en su proceso de elaboración... pero
también muchos que tienen la historia ahí, la pudieron contar y se sienten dichosos de que sea
reconocida y haber quedado en la multimedia con la historia de ellos, porque es un recuerdo
para toda la vida es muy hermoso poderlo ver ahí... (Oriente, E19)
...aquí se puede escribir, se pueden sentar precedentes, si... y de que eso quede en la historia, que
eso nunca se olvide, hacer memoria... A mí me parece que es una forma de no olvidar, porque
uno hace esos actos que han salido en el periódico, que repercuten así en la sociedad, a pesar de
que es un grupo pequeño, pero que nosotros sabemos que eso va creciendo, y yo sé que algún día,
esto quedará para la historia. (Córdoba, E2)
Cuando la guerra ha sido contada por las voces de los vencedores produce un tipo
de relato triunfal, semejante a los discursos de la memoria desde el registro identitario,
discursos desde el poder que exigen acatamiento y sumisión, credulidad y reverencia a
la autoridad, sea esta política, científica o religiosa. Pero, por su parte, las voces de las
víctimas, en un registro resistente, presentan un relato de la derrota, de lo padecido,
del dolor, pero también de sus sueños, luchas y reivindicaciones, es decir, de lo
innombrable que se hace presente cuando emerge su voz, la propia historia relatada,
que se hace memoria colectiva, que puede llegar a ser memoria histórica:
279
Sentido y propósito de las acciones de memoria
…bueno, queremos hacernos un relato desde las víctimas, que es lo que hemos encontrado como
intencional en todas las personas que han venido participando aquí con ASOVIDA en el
proceso del Salón del Nunca Más; es ese relato que no es el que siempre han dado los vencedores; y
entonces, en algún momento desde la organización, decimos que las víctimas también tenemos
voz, podemos relatar la guerra, como ese tercer actor que nunca es tenido en cuenta y que se cree
que simplemente son unidades, fichas que caen bajo la marea de la violencia y se convierten en
la espuma de la violencia... (Oriente, E12). No se puede silenciar esa historia y tenemos que
hacer memoria, una memoria histórica... (Córdoba, E11)
Se subvierte la historia oficial⁴² a través de las otras versiones, las que estuvieron
relegadas durante tantos años, las de las víctimas. Ahora bien, con el testimonio los y
las sobrevivientes hacen posible que su historia individual entre en interacción con la
historia, y a cada nuevo testimonio la historia va tomando nuevos matices, nuevas
formas, en un “trabajo de restauración de la historia, cuyo resultado lleva al sujeto a
situarse como agente de la historicidad; una transformación de su relación con las normas
sociales y una lucha contra las diferentes formas de poder que se encuentran en el origen de
las violencias humillantes” (Cyrulnik, 2006, p. 136).
...desde Bogotá ha venido gente y me han tomado el testimonio, con eso yo me siento muy
animado, que no estoy solo del todo... pienso que dando testimonio público se pueden conocer
las cosas, la realidad de lo que nos sucedió, la inconformidad que sentimos... Expresar lo que yo
siento. (Oriente, E3)
Una forma de elaboración del dolor en las víctimas, sobre la cual existe el derecho
de ser revelada, contada, incluso en el terreno judicial. Hablamos aquí del papel
moral de la memoria en una sociedad: puesto que tiene un papel fundamental en la
dignificación de las víctimas: nombrar lo innombrable (Villa, et al, 2007), tomar
conciencia del horror, suscitar solidaridad. Todo ello es una tarea de las víctimas. No
se puede esperar ni del Estado, ni del resto de la sociedad. Siguiendo a Ricoeur
(2003) la memoria como expresión subjetiva, como narración de una experiencia
vivida, como palabra de la víctima que testifica y da fe de lo vivido debe ser acogida en
42
Martín- Baró, 1990; Schmucler 1996; Piper, 2004; Mendoza, 2006; Pastoriza, 2009
280
Sentido y propósito de las acciones de memoria
un terreno moral (puesto que habla del mal que se ha hecho y no puede justificarse
bajo ninguna circunstancia) y en un terreno político, puesto que la violencia, la
violación de los derechos humanos y los crímenes de guerra y lesa humanidad no son
legítimos para alcanzar ningún fin, por loable que se presente ante la sociedad:
...uno está hablando ahí lo que le ha pasado, contándoselo a la gente, y piensa: ¿Si será que me
creen esta historia que estoy contando? Yo creo que sí deben creer lo que uno cuenta, porque uno
qué se va a poner a inventar, ni a hacer películas en la cabeza ¡No! Uno cuando cuenta una cosa
es porque es cierto.... yo digo que no sienten el dolor que uno sintió, pero entonces que por lo
menos vean que sí es cierto todo lo que nos pasó, que no es mentira... porque mucha gente dice
que es mentira lo que nos ha pasado... no vamos a lograr que nos tengan compasión, pero que sí
se cercioren que es cierto lo que pasó, que no son mentiras... (Oriente, E2)
Estas palabras evocan a Primo Levi (1962 / 2008), a Jorge Semprún (1995/2007)
remembrando la memoria del olor del crematorio: el olor de la muerte. Al final, el
testimonio invoca al otro, invoca la escucha: “por favor, créame, yo estuve ahí”, dice el
testigo (Ricoeur, 2003). No es el escenario de la verdad positiva, es el escenario de
verdad que devela, que narra y que es sincera, el escenario de la rectitud (Habermas,
1988); es el testimonio de los sobrevivientes (la voz singular, que trasciende los
procesos generalistas y explicativos de la historia) el que nos pone en otro lugar, es
decir, la memoria se sitúa en un plano diferente del conocimiento: en el lugar ético y
moral (Agamben, 2009). Pero precisamente por tener este carácter tiene una fuerza
que invoca el reconocimiento social.
Sin embargo, es claro que los procesos de memoria en las tres regiones y colectivos
estudiados, aún están en una fase declarativa en la que se construyen memorias
colectivas. Pero no logran fijarse como una narración que define claramente los
actores, los hechos y los responsables. Aún falta mucho en estos procesos para que la
gente decida dar el paso a un testimonio que se convierta en parte de una comisión de
verdad o una acción judicial, puesto que el nivel de control y dominación de actores
armados en las tres regiones dificulta esta dinámica, tal como lo afirma esta persona
experta que se ha acercado a estos procesos en la región del Oriente Antioqueño:
Pero cada una de estas experiencias tiene un común denominador, pasan de largo por el contexto
y el reconocimiento de los autores de los hechos; es así como se reivindica individualmente cada
víctima, sin enumerar ni nombrar a los responsables de cada victimización. Y si se nombran, se
hacen sin construir colectivamente una reflexión sobre el contexto, y sin visibilizar este contexto
en los proceso de memoria y las razones que emergen cuando se trata de descubrir la verdad
281
Sentido y propósito de las acciones de memoria
sobre el por qué ocurrió lo que ocurrió, a esto es que se hace referencia cuando se dice que la
construcción de las iniciativas de memoria del Oriente aun no construyen memoria histórica
toda vez que no tratan de descubrir la verdad de los acontecimientos... (C.1)
…visibilizar lo que nos tocó vivir, porque si no lo visibilizamos, queda en el anonimato.... mire
que Uribe primero decía que víctimas no había, los mismos alcaldes decían aquí en el oriente
, que aquí casi no había víctimas... (Oriente, E1)
Puesto que no se trata de una realidad inaccesible, sino una sobre la cual se realiza
un juego de información, un efecto de velo que cubre la realidad y que se esconde,
diluyéndose para que no se pueda ver o se convierte en tabú: es algo de lo cual no se
puede hablar, es peligroso hablar. Esto implica que la acción resistente de las víctimas
permite hacer visible lo que se hizo invisible, puesto que a través de esta acción se
posibilita un primer nivel de reconocimiento. La demás gente en el pueblo y en la
región comienza a tomar conciencia de la existencia de aquello invisible, de aquello no
nombrado y ocultado:
…pues, de ser más reconocidos, nos hemos visibilizado… para que se sepa que en el pueblo sí hay
muchas víctimas, que sí hubo mucha violencia, para confrontar a los que decían que en el
municipio de Guarne no había ni una víctima, y sí las había... (Oriente, E16)
La memoria de las víctimas es una “memoria silente” (Páez, Basabe & González,
1998) que emerge en un momento en el que se pueden encontrar las personas, los
sujetos, para narrar su propia historia. Si en un principio el silencio era una forma de
protección y afrontamiento para las víctimas, y un lugar cómodo de no confrontación
para el resto de la sociedad y para los victimarios, a largo plazo la palabra compartida es
fundamental para superar no sólo las marcas que pueden dejar estos hechos en la
subjetividad (Páez, Basabe & González, 1998); sino también, y dando un paso más, la
“publicación” de sus historias, el pasar a lo público, rompen con la conspiración social
de silencio que se ha establecido en lo colectivo; lo cual implica un llamado ético a la
sociedad para que tome conciencia de las consecuencias del conflicto armado, para
salir de la in/dolencia, para que lo que estaba invisible, se haga visible:
...En El Peñol todo este movimiento que se ha hecho, hace visible todo el sufrimiento causado por
muchas muertes que se quedan como ahí y hay personas que ni siquiera se dan cuenta, entonces
en este movimiento uno le hace sentir a las instancias del gobierno para que se den cuenta del
daño causado, desplazamientos, desapariciones, las muertes selectivas, todo eso; porque ellos
283
Sentido y propósito de las acciones de memoria
piensan que no ha sucedido nada, y en cambio con toda esta memoria y todo lo que se ha
recogido, todo lo que podamos aportar para que el gobierno se dé cuenta de tanta injusticia…
( O r i e n t e , G F 3 , 2 0 0 9 )
...yo creo que se puede hacer visible el problema que está oculto, que es que la mayoría de la gente
dice que no es culpable de la muerte, y como no van a ser culpables si la mayoría fue por parte de
ellos, y él dice que no se hace culpable, ni responsable, porque cree que nosotros no sabemos las
cosas, y a raíz de estos talleres hemos descubierto todas estas cosas, que la mayoría de las muertes
vienen por parte del Estado... (Oriente, GF3, 2009).
...los plantones es algo que ha sido y es muy visible para madres de la Candelaria, gracias a ellos
se hizo visible, fuimos premio nacional de paz en el 2006, yo estaba orgullosa de estar ahí ese día
284
Sentido y propósito de las acciones de memoria
y para mí fue muy grande; y gracias a esos plantones, gracias a esas marchas largas... porque
aquí en el país, no se veía lo que había pasado, y por nuestros plantones ya se puede ver lo que ha
pasado aquí, que esto no es mentiras, que esas fotos no las sacamos nosotros de la nada…
(Madres, E2)
Es decir, hacer memoria tiene que ver, no solamente con una acción hacia el
pasado, sino también hacia el presente. Por esta razón, este tipo de relatos, acciones de
memoria y testimonios los denominan Zembylas & Bekerman (2008) “memorias
peligrosas”, es decir, aquéllas que por su potencial pueden desenmascarar o
desacreditar un poder de dominación que en su narrativa se ha autojustificado. Estas
memorias, son las de las víctimas, las comunidades amenazadas, que buscan un
sentido de identidad común, como forma de resistencia frente a episodios de división
y conflicto que desde el poder pretenden ser sumidos en la negación o el olvido.
43
Información de la asociación nacional de víctimas para restitución y el acceso a tierras “Tierra y Vida”
285
Sentido y propósito de las acciones de memoria
una historia compartida que incluya sus relatos y los hechos por los que ha
atravesado el municipio.
Según Jodelet (1998), desde un punto de vista psicosocial las acciones públicas
que mantienen viva la memoria reactivan emociones en el resto de la sociedad, lo que
posibilita una identificación con el sufrimiento de las víctimas, esto resulta ser una
oportunidad para construir un sentimiento colectivo, que permita la movilización de
la solidaridad y la validación social de los relatos alternativos a los de la historia oficial.
Esto no se hace sin conflicto y sin una lucha permanente por abrir el espacio para
hacerse escuchar (Jelin, 2002a):
...yo quiero decir que antes de formarse la asociación de víctimas fue un proceso muy duro; ya
que no nos apoyaban, nos decían para qué eso, no van a salir adelante... (Oriente, GF1, 2009).
Yo creo que piensan que uno está loco porque sale con la luz a andar por la calle, pero es que uno
no está loco, lo único que uno está haciendo es recordando a los seres queridos...
(Oriente, Gf2, 2009).
Por esta razón, también se ha dado cierta oposición a este proceso: “quienes han
tenido graves responsabilidades en la violencia contra la población civil y, en general, la
historia oficial de muchos países, han tratado de promover el reparto de responsabilidades
entre todos y todas, y recetar el olvido como la fórmula para la reconstrucción” (Martín
Beristain, 2008, p. 329). Por esta razón, la permanencia en el tiempo, la persistencia,
de estas acciones públicas de memoria, posibilita que las organizaciones se encaminen
a luchar contra la impunidad, como se verá más adelante. La acción pública significa
que no están derrotadas y que todavía tienen la fuerza para permanecer en el tiempo y
lograr sus objetivos.
…ahora lo que le dicen a uno es que si está loco, que si será que en estas organizaciones nos van
hacer a volver a vivir los hijos, que si es que queremos que nos van a tapar de plata; entonces la
gente es como esquiva a lo que nos pasa a nosotros, como que no se sienten víctimas...
(Oriente, E10)
De acuerdo con Elizabeth Lira (1990b) del lado de los victimarios y las personas
que han estado detrás de éstos, es obvia la necesidad de pasar la página y construir una
historia oficial que mitifique o justifique los hechos. De parte de la sociedad, el
mecanismo que funciona es ”la desmentida” (Käes & Puget, 1991), donde se sumerge
a la sociedad en general, y particularmente a las personas que no viven directamente
las acciones violentas en un marco de realidad donde se satura a la gente de imágenes,
que surten un efecto de insensibilización progresiva y sistemática frente al dolor; sin
lograr generar una reflexión sobre estos hechos, sino, por el contrario, aumentar los
niveles de polarización social para encauzar en un bando al mayor
número de personas.
...yo les digo que no nos preocupemos, siempre habrá gente indiferente… Hay personas que las
cosas no los mueven, que lo que se haga no les importa, hay gente también así, como también hay
gente que los mueven y los sensibilizan con lo que se hace… En algunas partes las instituciones
dicen pero ¿para qué recordar y revivir el dolor? Dejemos esto quieto y sigamos adelante...
(Oriente, GF4, 2009)
Las cifras del conflicto colombiano son confusas, sin embargo, cada vez que se
producen nuevos datos estadísticos, pareciera que la realidad superara a la ficción; y a
mayor profundidad en la investigación emergen nuevos datos y hechos que llevan la
dimensión del horror a cifras inimaginables. Pero la cifra sigue siendo un dato frío y
seco, por eso, la memoria tiene un función de sensibilización, que denominaré
“incidencia social”, es decir, la posibilidad de llamar la atención de una sociedad que se
niega a ver y desmiente su propia realidad.
Subyace también a los relatos que se oponen a los procesos de memoria de las
víctimas, otro razonamiento: ¿para qué volver al pasado, si ya pasó lo que pasó? ¿Acaso
con eso se vuelve a revivir a los muertos? Es el razonamiento que invita a pasar la hoja,
a dejar atrás los hechos para concentrarse en el futuro. Frente a esto pareciera que la
respuesta de la gente es la de persistir. Y esta persistencia se materializa en seguir
insistiendo con las acciones de memoria para sensibilizar y lograr el apoyo al
movimiento; lo que ha implicado que algunos de los críticos se hayan terminado
acercando, que hayan preguntado y que se haya podido explicar el sentido de las
acciones, y con ello, alcanzar ese objetivo buscado: el reconocimiento social,
...Los actos públicos de memoria los hacemos juntos todos los grupos y le han servido a la
sociedad, porque se está dando cuenta; porque es obvio que yo recuerde a mi hijo todos los días,
pero en mi casa; pero en un acto público de memoria, yo estoy haciendo público mi dolor y eso es
lo satisfactorio de los actos de memoria, porque una persona la recuerda, pero lo que se quiere es
que los demás se enteren de lo que está pasando. Y nosotros nos hemos dado cuenta que sí se logra
, porque cuando nos ven hay gente del ejército, hay gente de la administración, de la policía y hay
gente que uno sabe que han estado en ese cuento, nos ven pasar, y ellos nos pueden ver y pueden
darse cuenta y ahí ellos también están recordando... (Córdoba, E11)
288
Sentido y propósito de las acciones de memoria
Esta reflexión permite abordar una pregunta clave: ¿Qué hace posible, qué
mecanismos pueden implementarse para que un movimiento social de memoria
pueda lograr posicionar sus relatos y sus puntos de vista en un marco colectivo? Para
que la memoria de los movimientos sociales, de las víctimas y de otros grupos
excluidos o marginados de la sociedad puedan entrar a disputar sentidos en el
escenario de lo público, es necesario que tengan presentes algunos elementos que
puedan posicionar sus narrativas y relatos. Hay dos puntos de vista diversos pero
complementarios al respecto: de acuerdo con Jeffrey Alexander (2004b) una memoria
se logra posicionar cuando logra una extensión simbólica (que implica el
reconocimiento del hecho como referente para un colectivo) y la identificación
psicológica (en la que se convoca a los sujetos que escuchan a que se identifiquen con
el relato de memoria que se realiza).⁴⁴
Ahora bien, cuando las organizaciones de víctimas del Oriente Antioqueño, las
Madres de la Candelaria, y los colectivos en el sur de Córdoba asumen como propósito
el reconocimiento social, están buscando precisamente que esta memoria perdure y
que se pueda dar ese proceso de identificación con ellas. Así pues, este aspecto es el que
se promueve cuando se busca que la comunidad, la sociedad pueda “con/dolerse”,
pueda hacerse partícipe de su experiencia y se solidarice con lo que han vivido:
...cuando nosotras estamos haciendo un acto de memoria estamos arrojando eso que nos ha
pasado a nosotros y lo estamos mostrando delante de un público para que ese público, aunque no
les haya pasado lo que nos ha pasado, sienta el dolor que nosotros sentimos y por eso yo te digo que
sí es importante un acto de memoria, ¿por qué? Porque nosotros queremos que el corazón de
aquellas personas se ponga en el lugar de nosotras, entonces sí nos ha servido mucho...
(Córdoba, E1)
En todos los campos sirve... incluso del pueblo, yo no hablo solamente de lo personal, sino en todo
el entorno. Le puedo decir que en el pueblo la gente se ha vuelto más sensible, de pronto éramos
tan insensibles ante el dolor del otro, se decía: "como a mí no me ha pasado", pero ya la gente se
pone de pronto en el lugar del otro, luchan de pronto más, hay más unión, se sigue luchando más
por conseguir que a las víctimas se les escuche y se les den sus derechos, que se le restablezcan;
entonces, a nivel de comunidad acá, del municipio hay una sensibilización total.
(Oriente, E13)
Según Jodelet (1998) la memoria como proceso que implica una sensibilización
social da la oportunidad al resto de la sociedad de identificarse y solidarizarse con las
víctimas y sobrevivientes. Y de esta solidaridad se abren los espacios narrativos,
políticos y sociales, para que otros relatos alternativos vayan permeando el imaginario
social, poniendo en evidencia que la capacidad mnemónica y el poder de extensión
simbólica de estos colectivos puede impactar en el nivel local y en el nacional,
logrando un reconocimiento que posibilita la incidencia social y política:
Y desde lo social, es mostrarle a los otros, lo que es la desaparición forzada, lo que es el dolor que
causa, es compartir el dolor con los otros, porque muchas veces cuando yo estaba allá en los
plantones, llegaban personas y reconocían a algunos de los muchachos; entonces las personas
empiezan a reconocer la organización Madres de la Candelaria, empiezan a darse cuenta que
hay otras personas exigiendo unos derechos y así es que se hace el trabajo. Para mí los plantones
han sido importantes en la incidencia social, a la vez política, porque eso llama la atención: ver
un grupo de madres en una iglesia como la de la Candelaria, en un lugar donde pueden tener
todo el reconocimiento... (Madres, E5)
…el objetivo de esto es para que si la gente que estén escuchándonos, uno siempre piensa que
alguien puede llegar y mira tal fotografía y la reconozca, porque muchos han arrimado y dicen
: "ve, yo conozco a fulano, o yo conozco a Sutano...", entonces gritamos eso para que la gente nos
ayude y esté con nosotros en ese dolor que tenemos... (Madres, E3)
A manera de síntesis
Para ello, las víctimas han utilizado estrategias de tres tipos, según la tabla a
continuación: en primer lugar, comunicativas, que hacen referencia a la capacidad de
dar a conocer lo que ha sucedido, las historias, los relatos y los hechos, lo que permite
el conocimiento de los hechos. Estrategias performativas, ligadas a la expresión
simbólica y lúdica, que apuntan a la emoción del “auditorio”; es decir, a convocar a
quienes observan y escuchan para generar una identificación con la experiencia
emocional de las víctimas, este es el escenario que convoca y provoca la solidaridad de
la colectividad. Y finalmente, estrategias de afrontamiento y resistencia, que implican
una mirada a largo plazo, de persistencia e insistencia en el posicionamiento de los
contenidos de memoria, con el fin de afrontar las críticas, estigmas, señalamientos y
oposiciones que se suscitan a partir de la misma comunidad, pero en especial de las
élites y el Estado. Este proceso de incidencia social, es lo que conduce a un
reconocimiento social y a la posibilidad de insertar la memoria de las víctimas dentro
de la memoria colectiva, con el fin de trabajar para la no repetición y la transmisión de
estas narrativas a las nuevas generaciones.
292
Sentido y propósito de las acciones de memoria
Uno de los propósitos de esta acción de incidencia social se dirige a construir una
conciencia colectiva que promueva un compromiso con la no repetición, vista más
como proceso psicosocial y sociopolítico, que como un derecho por el cual se lucha.
El siguiente apartado da cuenta de los relatos que los y las participantes desarrollaron
en torno a la búsqueda de no repetición y su respectivo análisis.
Búsqueda de no repetición
...no quiero más repetición, no más... estamos luchando para que con las acciones que estamos
haciendo no haya repetición, me siento luchando para que no haya más, no queremos más
madres, más padres llorando, derramando lágrimas sobre sus hijos, como las hemos derramado
nosotros, no quiero más, yo no quiero más... (Oriente, E32)
madres, más padres llorando, derramando lágrimas sobre sus hijos, como las hemos derramado
nosotros, no quiero más, yo no quiero más... (Oriente, E32)
...eso no se puede hablar... nosotros estamos viviendo todavía lo mismo... es decir, que aquí no ha
cambiado nada... aquí matan cualquier día... y son los mismos... los victimarios de verdad,
verdad están vivos y sueltos... esos otros muchachos, se metieron nada más para que les pagaran,
pero nunca en la vida cogieron un fusil en la mano, mientras los otros siguen delinquiendo...
aquí no pasan de tres o cuatro muertos, que mataron al uno, que mataron al otro... entonces,
ha bajado un poquito, pero casi no hay diferencia... (Córdoba, E8)
Para las organizaciones de víctimas del Oriente Antioqueño dar testimonio y hacer
pública su memoria es una forma de compartir una experiencia vivida para que los
otros puedan aprender y prevenir que pueda sucederles; puesto que si logran
reconocer que es verdad lo que ha sucedido y comprenden la dimensión del conflicto
armado y sus consecuencias, podrán también comprometerse con esa no repetición,
por lo menos, para que no les suceda a ellos y ellas:
...lo primero que estamos haciendo es la sensibilización para que eso no ocurra y cuando se vean
brotes de violencia pues la organización debe manifestarse en contra de eso, porque lo que
estamos haciendo es rechazar toda forma de violencia… entonces la comunidad está haciendo
memoria para que los hechos no se repitan. La primera vez nos quedamos callados y todo
mundo dejaba que hicieran; en este momento debemos hablar, porque por quedarnos callados
nos fue muy mal, entonces tenemos que hablar y mirar que no se puede quedar uno callado.
(Oriente, E15)
del conflicto, por lo que las organizaciones deben estar preparadas para su posible
reagudización, en cualquier momento:
…esos grupos no se han acabado ¿usted cree que sí se van a acabar? Eso no se acaba, todavía
mucha gente del campo cuenta que los han visto por ahí, hace por ahí como dos o tres meses
aparecieron y se iban a llevar cuatro niñas, la una tenía dizque 8 años e hicieron desplazar a dos
familias, porque les dijeron que al otro día iban por ellos. A las siete de la mañana pasaron,
emparamados, empantanados, arrastrados... esas niñas temblaban y estaban empapados y lo
que tuvieron que hacer fue irse... o sea que esos grupos no se han acabado... (Oriente, E2)
El segundo matiz de movilizarse buscando la no repetición tiene que ver con una
forma de conocer y construir la historia, de la cual se puedan sacar aprendizajes. Pero
además logran reconocer esta lucha, como la reivindicación de un derecho:
…lo que debemos hacer para que esto no se vuelva repetir es no olvidar lo que pasó ni dejar que
olviden, teniendo estos monumentos nos sirve para eso, para que no se vuelva repetir... (Oriente,
E25). Hay una cosa que se dice: "que el que no conoce su historia, tiende a repetirla". Y creemos
que todos los derechos de las víctimas son algo muy importante y de algo estamos seguros que a
nadie más le pase lo que a nosotros nos pasó... (Oriente, E20)
…los hijos tienen derecho a que nosotros como adultos mayores, tenemos la obligación de decirles
a ellos que la guerra fue dura y que no queremos que se repita, y que ellos deben de estar del otro
lado de la guerra... (Oriente, GF4, 2009).
Para los y las participantes se hace fundamental que estas nuevas generaciones
puedan comprender la magnitud del daño, sin esconderles la verdad del horror y sin
taparles las lógicas que se implicaron en la guerra, con lo cual pueden comprender
mejor lo que ha pasado y la forma como se ha vivido. Eso implica que las acciones de
memoria también tengan que desplegar pedagogías que permitan a los niños, niñas y
jóvenes un acercamiento a esta realidad. Esta educación está atravesada no sólo por el
relato de lo vivido, sino por el amor, es decir, por un marco afectivo que les permite
tener una contención de su propio dolor, pero al mismo tiempo, sin esconder las
realidades vividas. Por eso explicitan que su trabajo de memoria es también un trabajo
ejemplificante para sus propios hijos
…a mí me ha servido para empezar a valorar lo que tengo: mi pueblo, que yo puedo enseñar con
ese método a los niños que no accedan a la guerra, porque es que si tú le comienzas a contar a los
niños todo lo que pasó; les dices lo que produce la guerra, lo que significa todo esto, ¿tú quisieras
hacer parte de la guerra sabiendo todos estos riesgos y todo esto? Ellos dicen: “no, explíqueme
para yo entender y saber por qué pasó todo esto y quien lo hizo”. Si trabajamos directamente con
ellos, sirve porque mis hijos están aprendiendo de este proceso… (Oriente, E15)
Por esta razón puedo afirmar con Martín Beristain (2008) que “para las nuevas
generaciones, el valor de la memoria de sus familiares y los hechos de violencia tiene una
gran importancia… Con un sentido más social, muchos familiares reafirman el valor de
la memoria colectiva transmitida a las nuevas generaciones como una forma de
aprendizaje, a partir de la experiencia de sus antecesores, que evite la repetición de la
violencia que ellos sufrieron” (p. 339). Este proceso implica, por tanto, una formación
que, además del relato de memoria, también incluya una mirada histórica; que sea, a
su vez, soporte de la historia que se transmite a los y las jóvenes:
…debería haber un compromiso de toda Colombia, para que podamos al menos tener una
historia... entre todos podemos dejarle un legado grande a nuestros hijos, a nuestros nietos y a las
futuras generaciones que vengan; y al menos puedan conocer qué fue lo que pasó y que surgió un
grupo que quisimos empezar a trabajar la memoria y que quedará para la historia nuestra
vivencia... (Oriente, E31)
296
Sentido y propósito de las acciones de memoria
…para que nuestros hijos no vayan a caer en esas cosas, porque yo digo, en ese entonces uno
estaba muy enfrascado en lo que había pasado, pero también lo que a uno lo motivó y lo movió a
participar en esos procesos era porque nosotros teníamos unos hijos que en ese entonces no
hablaban sino de eso: que yo voy a crecer y voy a hacer esto, yo voy a crecer y me voy a vengar, yo
voy a buscar a "x" o "y" y le voy a hacer esto, entonces pienso que esto nos ha permitido construir
otros caminos para que los jóvenes no vayan a caer en situaciones que no es fácil, porque hacer
cambiar de pensar también es muy difícil… (Oriente, E6)
Este punto de vista que implica trabajar en la memoria para evitar la venganza, se
ha desarrollado en otros contextos de guerra o violencia política en otros lugares del
mundo, especialmente en el contexto de conflicto intratables⁴⁵. El segundo matiz,
tiene relación más que con los hijos e hijas afectados, con los niños y las niñas en
general, que habitan en el municipio o en la región. En este caso se apunta más a las
nuevas generaciones en general, pero también con un sentido más amplio: no tanto
prevenir la ejecución de la venganza, sino generar una conciencia para evitar que se
vinculen a grupos armados o tomen un “mal camino”. Esto se tiene que hacer con
especial énfasis en contextos de pobreza y falta de oportunidades para los jóvenes,
puesto que en un contexto como el de Colombia, de desempleo, carencia de
oportunidades serias de formación superior, trabajos mal remunerados y violencia
ligada al narcotráfico, pareciera que una de las pocas oportunidades que se abren para
ellos está ligada a su posible vinculación con los grupos armados al margen de la ley
(González, Bolívar & Vázquez, 2003):
45
Daniel Bar-Tal (2003, 2007, 2010), Dan Bar-On & Kassem (2004), Ramanathapillai (2006), Zembylas & Bekerman
(2008) y Lykes (1999).
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Sentido y propósito de las acciones de memoria
...porque si olvidamos lo que pasó nunca van a recordar, por ejemplo, los niños... si no
tuviéramos este salón, los niños nunca van a saber qué pasó acá, pueden tomar caminos errados,
entonces, esto le sirve también a los niños para que se pongan la manito en el corazón, a medida
que van creciendo de pronto los invitan a tomar caminos que no son los mejores, ellos ya saben
que esto no trae nada bueno, por ejemplo las muertes, como uno les explica a ellos: es que los
caminos de las armas sólo llevan a la destrucción de la vida, a la desolación, al desplazamiento,
entonces, para eso sirve, para que no se les olvide y no vuelva a ocurrir lo que ocurrió... (Oriente,
E13). Bueno y trabajar con los jóvenes porque los que se metieron ahí a hacerle daño a los otros,
dicen que se metieron ahí porque no había trabajo, de pronto también porque no tienen la
educación, de pronto muchos jóvenes que no terminan el bachillerato se van para esos grupos...
(Córdoba, E9)
Esto implica una comprensión clara sobre los contextos donde se despliegan estas
organizaciones de víctimas, puesto que en los tres escenarios analizados, los jóvenes
están en una situación delicada, de riesgo; por eso, para los y las participantes, el
Estado debe invertir mucho más y dirigir proyectos de formación y acompañamiento
para ellos. Puesto que no basta con relatos, bellos discursos, performances, acciones
de memoria, si tampoco se abren las oportunidades necesarias que disuadan a los
jóvenes de una forma más efectiva de vincularse al conflicto armado. Ahora bien, las
acciones de memoria también tienen una vocación y un propósito de incidencia
política, como se verá más adelante, que en este punto, se dirige también a compeler al
Estado para que más que invertir en la guerra, invierta en oportunidades para las
nuevas generaciones.
Fortalecimiento organizativo
Por lo tanto, podría afirmarse que uno de los efectos de las acciones de memoria, lo
cual, a su vez, les proporciona un sentido, ha sido fortalecer la cohesión del grupo, para
tomar conciencia que los unen los mismos sentimientos, necesidades, intereses y
propósitos. Ser actores de su propio proceso de transformación personal y de la
reconstrucción del tejido social, esto incluso antes de constituir una organización
formal. En primer lugar se crean los lazos de afecto, que son base de la cohesión social:
...para que nos demos cuenta cuando una persona tiene su dolor, su muerto, cree que solamente
es el suyo, cuando ve que son muchos los muertos, esto nos lleva a ser más solidarios con los otros,
nos lleva a unir fuerzas, porque ya es el dolor suyo y el mío, el de todos, se van sumando, y ya son
muchos dolores, y eso nos crea lazos de afecto entre las personas que tenemos algo en común...
(Oriente, E1)
…las acciones de memoria son uno de los pilares, de los métodos que han ayudado a que nos
mantengamos unidas, cada quien busca su gremio y nosotras ya comenzamos a tener el nuestro,
ya sabemos que nos necesitamos, que una con la otra unidas se hacen muchas cosas… nos hemos
llenado de fuerza y de empuje, ahora sí vamos... pero llega la ola esa, cuando vuelven los
asesinatos y otra vez nos opacamos y decimos: "vamos a esperar a que escampe". Y así hemos
venido desde hace algún tiempo... (Córdoba, E11)
...tiene que haber un grupo de personas que nos sostengamos y nos apoyemos porque sin este
apoyo de personas no va a haber nada, porque nosotros estamos muy poquito en grupo, por eso
hay que unirnos, juntarnos, luchar para abrir puertas, que tengamos más asesoría, más
conocimiento, más comunidad... es que hay mucha gente dormida que no quieren despertar,
están ahí, esperando que les llueva de allá... (Oriente, E22).
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Asociación provincial de víctimas a ciudadanas
300
Sentido y propósito de las acciones de memoria
…al menos, me han ayudado a hacer las vueltas, que no me rinda, porque a veces digo que no
quiero más seguir, que ya perdí lo que más, que eran mis hijos... entonces con la asociación he
podido por lo menos hacer la gestión de la plata, para hacer las vueltas, para la reparación…
(Madres, E6)
apreciación, las formas, las concepciones y las definiciones hechas por los líderes y
lideresas que las realizadas por los y las participantes que pertenecen a la base social de
las organizaciones.
Y pienso que el trabajo de memoria que estamos haciendo puede servir para todo eso: en que el
Estado sepa que hay víctimas, que aunque nosotras no sepamos leer ni escribir, la memoria no
nos la han quitado… (Oriente, E6)
Objetivo que se logra en el año 2011 con la promulgación de la lay 1448. Sin
embargo, este proceso no se hizo sin conflicto, porque muchas administraciones
municipales y el gobierno nacional en el período anterior (2002 – 2010) intentaron
pasar de largo o subvalorar el tema de las víctimas⁴⁷. Es decir, que aunque su
movilización se hace como una acción de carácter performativo, moviéndose entre lo
estético y lo ético, hay cabida para lo político y para convertirse en un medio para
hacer incidencia, por lo tanto estas acciones no se limitan a una posición pasiva. Las
organizaciones de víctimas, especialmente en el Oriente Antioqueño, y en particular
en cabeza de sus líderes, han dado un paso para poder reivindicar sus necesidades y
derechos:
47
Pareciera que con la promulgación de la ley 1448 de 2011, ley de víctimas, estos problemas hubiesen desaparecido,
especialmente porque el Estado viene movilizando múltiples recursos para la atención a las víctimas. Sin embargo, esta
atención necesita pasar de un marco más asistencial a uno que reconstruya al sujeto de derechos, tal como la ley lo
concibe; por otro lado, sigue siendo más fuerte el discurso mediático, que las acciones reparadoras de forma integral; ha
sido más claro lo escrito en el papel que los procesos que hayan implicado un cambio real en la situación de las víctimas.
302
Sentido y propósito de las acciones de memoria
…a veces nosotros vamos a algunas partes y nos dicen que no tenemos derechos, nos ha tocado
pelear en personería porque se nos dice que no tenemos derechos; en la alcaldía un secretario d
gobierno que había, decía que en Guarne no había víctimas de la violencia. Y nosotros
mostramos un listado, y como seguían diciendo que no había víctimas, una vez nosotros nos le
paramos ahí al frente de la alcaldía, haciéndonos ver, para que ellos vieran que sí hay víctimas, o
sea que los derechos se nos siguen pisoteando…. (Oriente, E16)
¿Qué tenemos que hacer nosotros como víctimas? Tenemos que tener buenas alianzas con el
gobierno, con el Estado y hay que concientizarlos a ellos, que se prepararon y estudiaron, porque
las víctimas no estudiaron para ser víctimas, todos hacíamos nuestros trabajos normales y en
cambio muchos funcionarios de ellos sí han estudiado para atender a la gente, y ellos tienen que
aprender y tienen que mejorar... además el Estado también hizo mucho daño ayudados con esos
señores, entonces los funcionarios del Estado pueden mejorar, y tienen que capacitarse sobre el
daño que nos hicieron a nosotros, porque no podemos irnos en contra el gobierno, porque si nos
vamos en su contra ¿quién nos va a escuchar?... (Madres, E2)
las víctimas no estudiaron para ser víctimas, todos hacíamos nuestros trabajos normales y en
cambio muchos funcionarios de ellos sí han estudiado para atender a la gente, y ellos tienen que
aprender y tienen que mejorar... además el Estado también hizo mucho daño ayudados con esos
señores, entonces los funcionarios del Estado pueden mejorar, y tienen que capacitarse sobre el
daño que nos hicieron a nosotros, porque no podemos irnos en contra el gobierno, porque si nos
vamos en su contra ¿quién nos va a escuchar?... (Madres, E2)
303
Sentido y propósito de las acciones de memoria
Para las Madres de la Candelaria una buena relación con el Estado implica unos
beneficios con los que no contaban individualmente, logran agilizar procesos de
reparación, de exhumación o entrega de restos, de atención humanitaria, etc. Esta
forma de relacionarse con el Estado difiere ostensiblemente con otras formas de
organizaciones de víctimas, tanto en la ciudad de Medellín, como en el resto del país.
Y genera visiones que suscitan fracturas con otras organizaciones o al interior de la
misma organización. Estos procesos son complejos, Schindel (2002) Tapatá (2003) y
Sarlo (2009) documentan las diferentes líneas y divisiones al interior de los procesos
de víctimas en la Argentina y en las Madres de Plaza de Mayo. En estos procesos, suele
suceder que las luchas por los sentidos de la memoria no se dan solamente frente al
Estado, sino también al interior de las agrupaciones de víctimas y derechos humanos;
marcando diferencias y disputas al interior del movimiento que obligan a un análisis
en complejidad, con matices, para poder marcar las líneas y dinámicas de cada proceso
organizativo, lo que define también sus propios marcos de acción.
...si nos ponemos en contra del gobierno no tendríamos una asesoría de paz aquí ayudándonos,
no tendríamos los psicólogos aquí totalmente gratuitos, no tendríamos la fiscalía de la mano, no
tendríamos la policía prestando la seguridad, porque cuando yo me voy a acompañar las
víctimas a hacer las exhumaciones, nos acompaña el ejército, la policía, la SIJIN, el CTI, y si
esas entidades del gobierno no van con nosotros, por allá nos matan a nosotras también..
(Madres, E2)
...el caso concreto de las personas con las que yo estoy trabajando, estoy tratando de hacer ese curso
como una oportunidad de salir adelante, es una terapia que están haciendo mientras reciben la
capacitación, mientras trabajan, una oportunidad que tienen de salir adelante con un trabajo
mucho más suave, es una oportunidad; Entonces, de pronto, ese tipo de oportunidades, la
realización con ellas de algunos proyectos colectivos que puedan sacar adelante en lo
304 socioeconómico... (Córdoba, E4)
Sentido y propósito de las acciones de memoria
De todas formas puede afirmarse que este paso implica una acción resistente en
medio de un contexto amenazante y de control paramilitar permanente. Y es desde
allí que se debe valorar, ya que el hecho de no realizar una reivindicación activa de
derechos, no implica, necesariamente pasividad de la gente; sino, una acción que
subrepticiamente la va empoderando en torno a proyectos comunes y colectivos.
Quizás no estén dadas las condiciones para la acción política, pero esto no les
desanima en su propósito de estar juntos y hacerse colectivo, buscan la mediación por
otra vía, y de esta forma resisten al poder establecido, manteniendo un espacio de
control, acción y sentido que es propio.
...estamos como reclamando todas esas cosas como la reparación, la justicia, la verdad, todo
como que hasta el momento (año 2009) como que nada se ha cumplido, porque eso se está
volviendo algo difícil; no sabemos el por qué; pero sí algo difícil... (Oriente, GF6, 2009)
Ahora bien, las acciones de memoria son insuficientes si no hay una acción del
Estado para reconocer los derechos ni una acción de la sociedad para el
reconocimiento social de las víctimas, que implique también un compromiso de
sociedad y Estado por la garantía de estos derechos. Si las organizaciones se
encuentran con un muro de indiferencia social e indolencia, casi que se hacen una
pregunta por el sentido de su existencia, de su quehacer y del trabajo mismo de hacer
memoria⁴⁸:
48
En el año 2012 el gobierno colombiano y los gobiernos departamentales y municipales han empezado el proceso de
implementación de la ley de víctimas (1448 de 2011), proceso que incluso en 2014 sigue desarrollándose. Es necesario
hacer una evaluación al respecto, las intenciones políticas aparecen claras en el discurso del gobierno nacional, y algunos
gobiernos departamentales y municipales; por esta razón un equipo de investigación de la Universidad San
Buenaventura, del que hago parte, ha emprendido una investigación para valorar, desde la perspectiva de las víctimas los
procesos de reparación que se están implementando en el marco de esta ley.
305
Sentido y propósito de las acciones de memoria
...escribiendo la historia solamente, no logramos nada; necesitamos que el Estado nos apoye y
nos reconozca nuestros derechos como víctimas, por ahí sí vamos a conseguir algo, a nosotras las
madres tal vez no nos sirva para nada, pero hay que reconstruir la memoria porque a nosotras
las madres no se nos olvida, pero a los demás sí, entonces se trata de que todos recordemos...
(Oriente, GF4, 2009).
En 2009, en este territorio el panorama que pudo describirse permitía afirmar que
la conciencia de los derechos, vistos de forma integral, se daba en un nivel puramente
cognitivo y racional. Esto sigue siendo válido en las personas de la base social, es decir,
se tiene la información y se conoce. Pero aún no se logra incorporar a las prácticas
cotidianas en las relaciones con el Estado, tanto a nivel local, como a nivel nacional.
Así pues, puede afirmarse que existe un conocimiento sobre los derechos que protegen
a las víctimas, que se sabe la importancia de su integralidad; pero existen dificultades
en hacerlos efectivos:
...Sobre todo la no repetición de los hechos, la dignificación de las víctimas; que quienes no están
todavía en nuestra organización se unan a nosotros, que algún día se conozca la verdad, se haga
justicia, se nos brinde una reparación; por ejemplo, queda una viuda con sus hijos, andando de
casa en casa porque no tiene la suya propia, entonces hay ayudas económicas que sirven mucho..
. Queremos lograr que esos derechos sean integrales: es verdad que un ser querido muerto no
tiene precio, pero al menos que esa reparación económica y psicológica sea integral, en el caso de
la verdad ¿qué pasó? ¿cómo pasó?, las personas que están desaparecidas dónde están, ¿cómo
están? Ellos tienen una familia esperándolos (Oriente, GF5, 2009).
Pareciera que cuando se intenta reivindicar estos derechos, el Estado central deja de
tener rostro. Frente a éste se podría ejercer claramente una ciudadanía de derechos y a
éste es al que se le reclamarían. Pero como aparece tan lejano para las víctimas, sólo se
ve en la televisión, casi que no hay forma de realizar este ejercicio ciudadano. De otro
lado como algunas políticas y acciones del gobierno nacional van en contravía de
306
Sentido y propósito de las acciones de memoria
algunas de las aspiraciones de las víctimas, se termina reconociendo que éste no tiene
toda la voluntad política para garantizar integralmente todos sus derechos; pero
también se percibe que es poco posible, desde una región, acceder a los medios para
una interpelación más abierta con el Estado central, lo que además se siente como
peligroso en espacios de fuerte control paramilitar.
Así pues, hay una distancia enorme entre propósitos de las víctimas, entre los
objetivos que se trazan en las acciones públicas y en la incidencia política que hacen
sus organizaciones, y la respuesta efectiva del Estado. Ahora bien, no por eso, deja de
ser importante revisar, analizar y hacer evidentes estos propósitos y la forma como van
ganando comprensiones para pasar a un lugar de proactividad. Hay que tener en
cuenta en ello las dificultades del contexto, el tipo de configuración del Estado por
una parte, y el tiempo en que las organizaciones se han ido creando, así como su
proceso de reflexión desde acciones de memoria hacia la construcción de una agenda
más global de reparación integral y reconstrucción del tejido social, aún pendiente.
...yo creo que a través de los procesos de memoria han habido varias cosas: lo uno, que en este país
solamente se ha escuchado la verdad de los victimarios, se conoce solamente lo que ellos han
contado y no se tiene sino en cuenta esa verdad, pero cuando todos estos procesos de memoria se
visibilizan, cuando salen a la luz, entonces, hay otras verdades que son las de las víctimas; y para
las víctimas es muy importante ser tenidas en cuenta; porque puede que nosotros la sepamos,
pero a través de estos procesos es como se tienen en cuenta esas verdades, entonces, considero que
la memoria es importante, por el aporte a la verdad... (Oriente, E20)
307
Sentido y propósito de las acciones de memoria
...la verdad de lo que nos pasó, porque nos pasó a nosotros eso, ¿cierto? ¿Por qué nosotros tuvimos
que vivir todo eso si nosotros no le hemos hecho nada malo a nadie? ¿Por qué a nosotros nos tocó
eso y quienes nos hicieron a nosotros eso? A mí sí me gustaría saberlo... (Oriente, E21)
En las Madres de la Candelaria esta verdad es más concreta y taxativa aún. Más allá
de todas las cosas, su mayor, y casi que su único deseo, es saber ¿qué pasó y dónde está
el ser querido? Lo que permite descansar, estar en algún nivel de paz personal es tener
la certeza, la verdad de lo que ha sucedido a su ser querido, a su hijo, y más allá de todo
ello, tener la certeza del cuerpo del otro (vivo o muerto), pero tener un referente
sensorial, una prueba, es la llana y simple adecuación del enunciado con la prueba, la
verdad jurídica por excelencia, que es precisamente la que se quieren robar los
victimarios cuando desaparecen a la víctima: borrar las huellas, borrar las pruebas,
borrar las marcas, borrar la verdad de lo que sucedió:
...que me digan primero la verdad... la reparación, pues no tanto, porque mi hijo no tenía
precio, yo no estaba vendiendo a mi hijo, me interesa es que me lo encuentren y que me lo
presenten vivo o muerto, los restos, pero como sea... (Madres, E11)
La lucha por la verdad que realizan las víctimas debe conducir a una respuesta
institucional, lo cual es fundamental, puesto que las víctimas pueden presentar sus
relatos, escribir sus historias, plasmar sus testimonios; pero si esto no pasa por el
308
Sentido y propósito de las acciones de memoria
...estos derechos nos permiten conocer la dignidad de cada una de las personas que ha sufrido en
carne propia el conflicto armado, que hay que hacer justicia, no dejar todo en la impunidad, la
reparación integral, no solo económica, construir el tejido social, no dejar que las cosas sigan:
“No más, nunca más, ni una más” como el lema de la organización, apoyar a que los derechos
sean reales y efectivos... (Oriente, E5, 2009).
Esto nos pone en el terreno de la, aún más incierta, búsqueda de la justicia.
309
Sentido y propósito de las acciones de memoria
Martha Minow (2008b) realiza una reflexión en la que analiza las diferencias entre
la justicia, el perdón y la venganza como caminos para afrontar los crímenes del
pasado. La venganza, aunque puede verse como legítima trae consigo dos problemas:
en primer lugar, que se puede desencadenar una cadena de violencia y, segundo, en
que iguala en el mismo plano a la víctima con el victimario. Este es uno de los
principales temores de la gente. Pero en último término, puede afirmarse que la
justicia es un referente importante de las acciones de memoria de la gente:
…la justicia, llevándonos a pensar ¿quiénes fueron los responsables del hecho? Y que lo más justo
es que los responsables de ese hecho estuvieran pagando una condena justa de acuerdo al crimen
que cometieron... (Oriente, GF2, 2009).
Así pues, el primer referente que se constituye en los relatos de vida de los y las
participantes tiene que ver con el anhelo y el deseo de justicia, que se expresa
claramente, en algunos y algunas, desde una perspectiva retributiva. Es decir, los y las
participantes consideran que los crímenes que se han cometido y del que han sido
víctimas deben tener alguna sanción que sea proporcional al daño que se ha realizado,
respetándoles al mismo tiempo el debido proceso a los agresores:
…pues para mí, sinceramente, como no la muerte, sino como un proceso, como la cárcel, un
proceso, que tengan un proceso, un proceso judicial que no sea injusto... (Oriente, E19)
...por las circunstancias que vive la región la cosa no es fácil con ese proceso, porque la mayoría de
los asesinatos y las desapariciones terminan amedrentando la población, entonces la población
es temerosa de hacer cualquier denuncia, la gran mayoría de las personas que tenemos en el
grupo ni siquiera habían hecho una denuncia, son situaciones muy difíciles por la inseguridad
que se vive y la gente no es capaz de poner una denuncia porque vivía amenazada...
(Córdoba, E4)
bien, una perspectiva de perdón y reconciliación que no estaba mediada por ninguna
sanción social, recogiendo acríticamente las propuestas de algunas ONG, sectores de
la iglesia y del Estado local, dentro del marco religioso tradicional de las personas:
...Pues yo diría que lo que se debe hacer con las personas que han hecho daño, que todos como
grupos, que los capaciten, que les hagan una sensibilización sobre no a la violencia, que ellos ya
no sean tan violentos... (Oriente, GF4, 2007). Yo creo que lo primero para uno salir adelante
es como el perdón, si uno perdona y como que se desahoga el corazón, y le queda a uno más fácil...
(Oriente, GF7, 2007)
Sin embargo, también emergen con fuerza relatos en los cuales las formas de
justicia restaurativa y la reconciliación sean aspectos importantes, en contraposición a
propuestas y visiones más centradas en la justicia retributiva. Esto tiene que ver con el
mismo contexto de las regiones y procesos estudiados: muchos de los hijos e hijas de
estas víctimas sobrevivientes, son también combatiente:
...el autor material ya sabemos quiénes fueron, hasta nuestros propios hijos y nuestros propios
parientes, todos los que reclutaron para que masacraran a su propia gente, al uno y al otro; el
que apretó el gatillo eso es muy fácil, porque fue gente de la misma nuestra y aquí en los abrazos
tenemos mamás de guerrilleros y mamás de paramilitares (Córdoba, E13)
…yo lo único que digo es que si esa gente se entrega, es mucho mejor, porque entre más gente
muera, son más violentos, entonces entregándose al Estado se compone mucho la vida... yo no
pido para ellos una cárcel, sino que les den estudio y los enseñen a vivir, que los pongan a
trabajar así cómo nos toca a nosotros. (Oriente, E4)
Dado el sufrimiento padecido y la lucha diaria para conseguir el pan de cada día en
un contexto de empobrecimiento, explotación laboral, ausencia de oportunidades de
trabajo, desempleo y condiciones precarias de salud y educación, se piensa que la
cárcel puede terminar siendo un premio; por lo tanto, las penas alternativas deberían,
según los y las participantes, estar ligadas al trabajo y “al ganar el pan con el sudor de la
frente”,
Si cogen a esa gente, en una cárcel, ellos están allá es viviendo bueno, yo no soy una persona
rencorosa, yo dejo todo en manos de Dios, que sea Dios que los juzgue, ¿en una cárcel para qué se
los llevan? Allá los sientan, les dan buena comida y allá van a estar mejor que uno acá...
nosotros las víctimas somos los que estamos sufriendo acá, trabajando y sufriendo para salir
adelante y ellos en la cárcel lo pueden tener todo... hay veces me pongo a pensar, si a mí se me
presentara el tipo que lo mató, yo no sabría qué decirle o que quiero para él, no sé; la ley, yo creo
que saben más cómo castigan a cada quién y cómo lo deben castigar... (Oriente, E21)
Puesto que también se ha visto que la vinculación de los jóvenes a los grupos
armados ha estado signada con el deseo de conseguir “dinero fácil”. Por lo tanto,
como una primera conclusión sobre este punto: se anhela la justicia, se pretende
generar conciencia en torno a la necesidad de justicia y las organizaciones de víctimas
tienen dentro de sus propósitos luchar por la justicia. Más allá del debate sobre sus
modos, ésta es una aspiración y un motivo que está a la base de la movilización y la
acción pública de memoria. Sin embargo, pareciera surgir una reflexión: la justicia no
es fácil de lograr, aun cuando haya movilización; pero también los otros derechos
(verdad y reparación). Prima la impunidad porque hay miedo objetivo de denunciar,
puesto que las consecuencias son conocidas.
Así pues, en el fondo, aun cuando se hable y se ponga sobre el tapete el tema de la
justicia y se tenga incorporado en el discurso como un derecho importante, en la
práctica, la realidad de las organizaciones del Oriente Antioqueño y de Madres de la
Candelaria, es similar a la expuesta anteriormente en Córdoba, puesto que el precio de
313
Sentido y propósito de las acciones de memoria
...nosotros trabajamos por los derechos de las víctimas porque al final también somos
ciudadanos, entonces, la justicia en este país no es nada, ¿dónde está la verdad de las víctimas?
Lo poquito que se sabe es lo que hemos podido hacer a través de los procesos, pero no hay verdad,
no hay un verdadero proceso de país de verdad, no hay nada... ¿la justicia en este país? Si cuando
empezaron a hablar éstos (los paramilitares), lo poquito que estaban diciendo, se los llevaron
para Estados Unidos, ¿qué es eso? La justicia en este país es muy poca. (Oriente, E20)
Ahí está la paradoja: la gente no habla porque tiene miedo, pero tiene miedo
porque si habla conoce las consecuencias para su vida y para su familia. Al final se
anhela la justicia, pero no se cree en la justicia, por lo menos en la que administra el
Estado. Lo cual conduce nuevamente a ese realismo paralizante o a esa desesperanza
aprendida que viven los colectivos de víctimas estudiados, pueden emerger
sentimientos de impotencia, desgano y fatalismo. Surge una sensación: “al final si no
se puede hacer justicia sería mejor no hacer nada al respecto”. Este tipo de
constatación donde el realismo paraliza y se aprende la desesperanza conduce a la idea
de delegar en Dios la justicia:
…eso se le deja a las manos de Dios... que haga Dios con ellos lo que él quiera... yo lo único que
digo es que a toda esa gente así, hay que dejarlos a que ellos mismo reaccionen, que piensen a ver
si les afloja algún día el corazón y reaccionan algún día. (Madres, E3)
“La vida de un ser humano no tiene precio, un ser humano vale mucho más”:
Lucha por la reparación
De allí que para muchos y muchas participantes, de los tres escenarios estudiados,
también se hace memoria porque se quiere buscar una compensación económica
(indemnización) que hasta ahora siendo casi la única respuesta efectiva del Estado
como reparación a las víctimas:
...con eso no le van a devolver a uno la vida del hijo... pero en el caso mío, mi hijo dejó un hijo, él
vive con la mamá y veo a la mamá pagando arriendo, que no hay para el colegio, que no hay
para una cosa, los uniformes, la vida que está muy dura, y si le pido a Dios que me de eso para yo
regalárselo... la reparación administrativa para comprarle un techo a mi nieto y decirle:
"mijo... éste es su papá, haga de cuenta que éste es su papá... Este techo se lo dio su papá"...
(Córdoba, E8)
315
Sentido y propósito de las acciones de memoria
Estos reclamos surgen porque existe también una conciencia que el dinero que se
recibe no puede considerarse una reparación, porque no es suficiente o porque la
reparación (por lo menos la económica) implicaría mucho más. Por lo tanto, la lucha
debe hacerse por una indemnización real y una restitución:
…el dinero bienvenido sí, pero de todas maneras, eso no repara... aunque hay muchas madres a
las que se les ha muerto el hijo, y no se sienten reparadas; pero a muchos otros parece que sí,
porque hay mucha gente que no está sino por el dinero, porque la gente ahí muchas veces no está
sino por la plata... mire a mí me gusta hacer entender a la gente que este proceso no es sólo por
dinero; y les digo yo: "es que nosotros no tenemos que pensar solamente en una reparación
administrativa, debemos de pensar mejor en una reparación integral”. (Oriente, E30)
Esto implica que buena parte de los y las participantes, y las organizaciones de
víctimas identifiquen claramente que la lucha es por una reparación integral, que
implica además de la indemnización, la restitución, la dimensión psicosocial, la
rehabilitación, lo simbólico; pero además, los relatos de los y las participantes, por lo
menos, en las organizaciones del Oriente Antioqueño, expresan con claridad que se ha
ido construyendo una conciencia en torno a la interdependencia de los derechos de las
víctimas; no hay reparación si no hay verdad ni justicia:
...y que haya verdad en este país, mientras no haya verdad, mientras no haya justicia,
esas son las dos principales; porque en la reparación, depende de éstas; porque a usted
puede que le den 20, 30, 40 millones y si no hay verdad y no hay justicia, usted no se va
a sentir reparado nunca... si no hay verdad, si no hay justicia creo que no repetición no
va a haber, también justicia social… (Oriente, E20)
Como se ha visto hasta aquí, la lógica del Estado colombiano se mueve en la vía de
“subsanar” necesidades básicas, correspondientes a derechos económicos y sociales,
316
Sentido y propósito de las acciones de memoria
Nosotros decimos qué nos van a reparar, si simplemente te dan 20 millones y ahí quedó, ya te
reparamos y listo. ¡Yo me siento engañada! Porque eso para mí es como la humillación...
porque es que eso es como salirse del paso con las víctimas... y ya reparamos... también sabemos
que los gobiernos también necesitan tener una imagen buena afuera, y aquí adentro es como
cuando uno en la casa barre por encimita porque viene la visita, pero los rincones los deja
quietecitos: entonces nos dan plata y un psicólogo... (Madres, E13)
Y esto se percibe de esta manera porque aparece claro que mucho menos se da una
reparación en términos morales y afectivos. Por esta razón, se pueden encontrar
relatos entre los y las participantes que permiten hacer un análisis de la funcionalidad
de esta reparación: el Estado Colombiano ha intentado con ello dar un rodeo, evitar la
discusión sobre verdad y justicia, calmar a las víctimas, intentar bajar la tensión que
implicaría la generación de un movimiento de víctimas más unificado y de carácter
nacional. Incluso, los y las participantes perciben “una trampa”, porque el gobierno
ha convocado a consultas a las organizaciones de víctimas para trabajar éste y otros
temas como el de la ley, y al final, las principales demandas y propuestas de las víctimas
han quedado por fuera, tanto de los decretos, como de la ley de víctimas:
hicimos un análisis de cómo lo estaban planteando ellos, y señalamos lo que nos gustaba y lo que
no nos gustaba, hicimos sugerencias y propusimos cambios con razones fundamentadas, y nos
dijeron que teníamos razón, que nosotros éramos las víctimas, que ellos iban a cambiar y
aceptar las sugerencias. La gente quedó muy feliz porque habían logrado una incidencia
, porque habíamos hecho un excelente trabajo, cuando llegó la reparación administrativa, vino
con el documento inicial, y como aquí en Colombia las decisiones se toman así, entonces
prácticamente nos tocó asumirlo: 20 millones, no creo que eso sea reparación para una
persona... Entonces, para mí la reparación administrativa es una farsa, eso es un montaje que
el gobierno hizo a su amaño... (Madres, E5)
Así pues, se ha intentado esconder y evadir con ello las propias responsabilidades
del Estado en el marco del conflicto armado colombiano. Además, como la entrega
de algunos de los recursos que ha destinado el gobierno nacional para atención a las
víctimas se gestionan por la vía del Estado local, algunos de estos recursos de “ayuda
humanitaria” muchas veces no llegan a las mismas víctimas, y se pierden en las redes
clientelares de cada localidad.
318
Sentido y propósito de las acciones de memoria
Tal como se ha enunciado hasta este punto, las acciones de memoria de las víctimas
en las tres experiencias estudiadas han estado atravesadas por una lógica de
complejidad que ha implicado trabajar, en el mismo proceso, con víctimas de unos y
otros actores, lo cual ha conducido a la construcción de una memoria incluyente, que
según autores como Todorov (1995, 2002), Ignatieff (1999), Bar-Tal (2003, 2007,
2010), Garagazov (2008), Zembylas & Bekeman (2008), entre otros, propicia
escenarios de reconciliación más complejos o de afrontamiento de conflictos
intratables.
…entonces también, de cierta manera, también es como elaborar cosas porque, por ejemplo, la
gente en La Unión también conoce esa historia, pero como a través de ese proceso y que todas esas
historias están ahí, y que también, de cierta manera hay una reconciliación, una especie de
reconciliación; no con el victimario directamente, pero sí con las familias, que al final, son
también como inocentes. La mamá no tuvo nada que ver, también tuvo un dolor inmenso, pero
que uno siempre veía la familia y uno siempre la miraba así, como de ladito... (Oriente, E20)
Y lo otro que encontré y me parecía muy particular es como familia de víctimas, incluso hasta de
victimarios, las familias estaban ahí contando esa historia y me parecía como una telaraña
llena de unas encrucijadas muy raras, que decía uno, hasta donde nos lleva la guerra; porque
escuchar o leer al menos, esas historias de aquellos que también hicieron parte: cómo algunas
personas habían sido financiadoras de esa guerra, pero escuchar a la tía o a la esposa de uno de
esos que financió la guerra y que ella finalmente también fue víctima porque le mataron a sus
dos hijos. Entonces era como una telaraña muy rara, era un sentimiento muy extraño, porque
también veía a esa mamá con ese dolor, porque le habían matado a sus dos hijos, porque la
guerrilla se desquitó con la familia, porque el papá de esos hijos fue quien pagó a algunos
paramilitares para que llegaran al municipio, que mataron a los seres queridos de uno; pero
escuchar ese testimonio de vida de la mamá, era algo doloroso, pero también gratificante porque
319
Sentido y propósito de las acciones de memoria
también eso es como sentir el otro, o sea, que a la familia del otro también le duele y siente y cómo
se van envolviendo en la guerra... (Oriente, E20)
...yo le diría que esa apreciación no cabe en este contexto, en este lugar, en este grupo porque lo
vemos así, el dolor es igual, las consecuencias de esa violencia son las mismas, igual somos
hermanos de una misma región, a veces en la misma familia la mamá tiene un hijo que se fue
para la guerrilla y otro que se fue para los paracos, y puede ser víctima de unos y de otros, puede
tener otro hijo en el ejército, entonces, es la misma realidad que no se puede separar aquí en este
caso, es la misma realidad que se impone y no se puede separar... o sea que la realidad de
violencia que hemos vivido, así cualquiera sea la causa, que se haya ido uno para un lado y otro
para el otro, cada cual lo sabrá, es esa la realidad de violencia que hemos tenido que vivir, y esa
mamá también es víctima de cualquiera del bando contrario y ella cómo va a separar el dolor
del paraco que le mataron o del guerrillero que le mataron, entonces no lo puede separar, y
nosotros tampoco lo podemos separar... (Córdoba, E13)
...porque es que hay veces que se quiere solucionar el problema de la guerra y de la violencia y que
nos reconciliemos los paracos, los desmovilizados con los desplazados, pero quieren resolverlo
extrayendo un proyecto de palma africana o de caucho o de cacao... y ya hemos descubierto que
no es así... que jugando un partido de fútbol los desplazados y los desmovilizados y ya... como si
eso fuera reconciliación... no, esto realmente se necesita un proceso… (Córdoba, E13)
…cuando yo tenía esos encuentros con los desmovilizados, a mí me daba mucho miedo asistir a
una cosa de esas... Y saber uno que estaba con ellos, y que ellos andaban en lo mismo, seguían
haciendo lo mismo, entonces, todo esto ha sido cosas muy duras para mí... eso era un taco muy
horrible: yo saber que uno estaba con ellos disque organizándose y haciendo cosas, en esos
encuentros que hacen, y uno saber que uno está ahí de frente con el enemigo... eso es muy duro
, yo salía de ahí muy aburrida, muy triste cuando yo los veía a ellos... (Oriente, E27)
mismo capítulo, existen marcos religiosos muy fuertes que llevan a una visión
diferente de ese contexto, que implica, en muchos, casos la solidaridad y el apoyo entre
madres y familiares de unos y otros:
...ni las mismas mamás se daban cuenta lo que hacían sus hijos, entonces la familia, puede
quedar marcada, pero eso tampoco les implica que porque éste sea guerrillero y el otro
paramilitar y en la organización nunca ha habido problemas por eso después de cinco años. Y
no han tenido problemas en estar juntos, porque ellas se tratan, igual pasó en los abrazos,
lloraban y la una apoyaba a la otra, la una acogía a la otra y viceversa. Y yo lo sigo viendo
todavía hoy. (Oriente, E11)
Elizabeth Jelin (2002a) recoge una discusión al respecto: cuando hay una memoria
excluyente, el nosotros que se construye identifica un centro interno y los otros
externos que quedan excluidos del relato; esta configuración de memoria estaría
marcada por la definición de la organización desde aspectos referentes cerrados,
construyendo una identidad cerrada. Pero por otro lado, existe una memoria
incluyente, donde el nosotros opera de tal manera que utiliza mecanismos de
incorporación legítima, que incluye a víctimas de otros actores y a personas que no
han sido víctimas dentro de un movimiento animado por una ética de la
responsabilidad, donde la identificación y judicialización del responsable de los
hechos no compite con la afirmación vital que permite cuestionar cualquier forma de
violencia, sin que esto implique encubrimiento ideológico, como diría Martin-Baró
(1989).
“En guaraní hay dos vocablos para definir la idea de nosotros. Uno –ore- marca la
frontera entre quienes hablan y su comunidad y el otro, el que escucha y observa, que queda
claramente excluido. El otro –término- Ñande, es un nosotros incluyente, que invita al
interlocutor a ser parte de la misma comunidad” (Jelin, 2002a; p. 59). La memoria se
convierte en un territorio de disputa y poder; dentro del cual la definición de quiénes
son víctimas, y la forma de definirlo, según el autor de los hechos, según la militancia
política o según una definición de un poder superior, entre otras, también marca el
tipo de organización y el tipo de acción (Cfr. Villa, 2009)
Esto precisamente marca los límites entre los usos y los abusos de memoria, entre
una memoria ejemplar que busca transformar relaciones sociales y de poder,
desnaturalizar la injusticia y la violencia, y una memoria literal que pretende aferrarse
al pasado, al dolor y a los atropellos sufridos con el fin de justificar la retaliación, la
venganza o la exclusión de otras propuestas, marcando diferencias entre puros e
impuros, auténticas víctimas y falsas víctimas (Todorov, 1995), víctimas de un lado,
víctima del otro:
...pero yo siento que es muy difícil de pronto seleccionar, no tienen que ser exclusivamente de
estos... porque uno ponerse a decir, por ejemplo vamos a una reunión con víctimas de los
paramilitares o vamos a tener una reunión con las víctimas de la guerrilla, nooooo.... no creo
que haya necesidad de ponerle el calificativo a eso, porque se le puede dar manejo. La cosa no es
que sirva que estén juntos, no es que sirva sino que no sea excluyente, sino que esa es la realidad
de nuestra región... (Córdoba, E4)
323
Sentido y propósito de las acciones de memoria
Frente a este tipo de divisiones y marcas, frente a discursos que generan identidades
cerradas, las organizaciones de víctimas estudiadas, y esto es común a los tres
escenarios analizados, han optado por esta memoria “Ñande” que no solamente
responde a una forma de encontrarse y organizarse, sino que además es coherente con
la complejidad con que se ha vivido el conflicto armado en las regiones, es decir, no
son los victimarios quienes las definen, sino una lógica de encuentro, de convivencia y
de recuperación de un tejido social, dentro de un territorio, puesto que todos y todas
se perciben como víctimas y la guerra no discriminó, por eso sienten que no pueden
discriminarse entre sí.
Esta lógica también rompe con la dinámica de la historia oficial que tendió a
construir el gobierno Uribe en Colombia (2002 – 2010). Desde su discurso
gubernamental, el problema de la violencia en Colombia no responde a una lógica de
conflicto armado, que tenga causas estructurales ni sociales ni políticas: sino que
responde a una “amenaza terrorista” que plantean unos “bandidos” que quieren hacer
daño a la sociedad. Este discurso se pretende inscribir en el marco internacional de
lucha contra el terrorismo y le permitía a dicho gobierno actuar con ciertos niveles de
impunidad internacional, definiendo el mundo en dos: buenos y malos, según los
propios intereses. Los que “están conmigo”: los patriotas, los “demócratas”; y los que
“están contra mí”: los terroristas, los amigos del terrorismo, los terroristas vestidos de
civil, los defensores de derechos humanos que le hacen el juego al terrorismo. Sin
embargo, en la nueva ley de víctimas (ley 1448 de 2011) se reconoce la existencia del
conflicto armado y a las víctimas como afectadas por el mismo y como sujetos de
derecho, además de reconocer la existencia de las víctimas de Estado.
324
Sentido y propósito de las acciones de memoria
…cuando celebramos el aniversario, sin diferencia de color, de raza, de sexo, empezamos a dejar
de lado esa ira de buenos y malos, esa mentira de que los buenos somos más, pues está en boca de
los que nunca han sido víctimas de la guerra y quieren simplemente tranquilizarse, pensando
que somos los buenos; y que los malos son los que están por allá y así de fácil se retroalimenta la
dinámica de guerra. Si dividimos el mundo entre los buenos y malos es un acto de
discriminación... (Oriente, GF4, 2009).
“Cuando la guerra nos golpea ¿Cómo responder sin imitarla? Sin definirse a la contra,
en un plano de enfrentamiento y no de creación, en una lógica de bandos y no de una
autonomía de una voz afectada. Es a lo que se nos empuja permanentemente; por ejemplo,
cuando en una movilización en la calle alguien se acerca y pregunta: ¿y vosotros, de qué
víctimas sois?” (Red Ciudadana tras el 11-M, 2007, P. 93). Este testimonio de Miriam
Carramolinos, que hizo parte de la organización de víctimas del 11-M se acerca a la
experiencia que defienden las organizaciones del Oriente Antioqueño y en los
espacios analizados de Madres de la Candelaria y Córdoba. Ella se preguntaba
“¿Cómo evitar los efectos disgregadores del terreno mediático y político?”, puesto que las
víctimas se pueden convertir en “objetos” que mediatizan discursos de poder, su
memoria puede ser utilizada para defender o legitimar opciones violentas, o para
sustentar el enfoque, la propuesta política o simplemente para tener privilegios
económicos o sociales, por parte de cualquier sector social, partido, grupo de interés,
etc. Por esta razón, ante las críticas que se hacen al trabajo conjunto de las víctimas
dentro de estos procesos, ellas pueden sustentarlo de la siguiente manera:
¿Y quién es quién para juzgar? Vea nosotros dentro los municipios, no discriminamos a nadie, si
dicen que esa no es la forma en que debemos estar organizadas, entonces yo me hago la pregunta,
entonces cómo creen los que nos cuestionan que deberíamos estar... si nosotros en una
organización no discriminamos a nadie; entonces, si nos cuestionan, es porque ellos quieren que
325
Sentido y propósito de las acciones de memoria
nosotros discriminemos a una madre de familia que fue víctima de un proceso de conflicto por
un guerrillero o un paramilitar, o de un agente estatal de la policía o el ejército: ¿yo cómo le voy a
decir es que este se tiene que meter a otra organización, porque vamos a recibir sólo víctimas de
guerrilla o de paramilitares? Yo no puedo hacer eso, porque eso sería discriminar, rebajar mucho
a la madre o a la persona que quiere entrar a la asociación... (Oriente, E6)
Una de las cosas más dolorosas es la manipulación que se hace del dolor de la gente
para intereses políticos de uno u otro bando, para defender fines políticos o militares.
Tanto las Madres de la Candelaria, como las organizaciones del Oriente Antioqueño
creen que esta postura ética, esta apertura y esta memoria incluyente es lo que ha
tenido la fuerza y el impacto que les ha abierto puertas ante la comunidad municipal,
ante las instituciones locales, ante las regiones y el país.
Discusión y conclusiones
326
Sentido y propósito de las acciones de memoria
327
Sentido y propósito de las acciones de memoria
Sobre el Agente
Los discursos y relatos de este segundo tipo de víctimas, en las tres regiones
estudiadas, son recogidos, analizados y profundizados en esta investigación: víctimas
sobrevivientes que se perciben a sí mismas como afectadas por un conflicto que no les
pertenecía totalmente, que no tenían militancia política ni participaban en ninguna
organización social, ni sus familias; que no tenían vinculaciones políticas ni eran base
social de las guerrillas, y mucho menos de los grupos paramilitares de derecha.
Víctimas de un conflicto social, político y armado, en donde la disputa por el control
del territorio, es decir por la tenencia de la tierra y sus recursos y el manejo de la
población y el control político local, llevó al terror como estrategia de control y de
49
“No es lo mismo actuar en un escenario de guerra abierta como el Putumayo, Urabá o el Catatumbo, que hacerlo en una
gran ciudad o en regiones relativamente tranquilas” (Uribe, 2010, p.56).
328
Sentido y propósito de las acciones de memoria
“las víctimas del conflicto armado son en su gran mayoría mujeres con sus hijos, luchan por
preservar unas memorias personales y colectivas de silencio y dolor de cara a la impunidad y a las
constantes amenazas... Con excepción del exterminio con carácter de genocidio del partido
político de izquierda de la Unión Patriótica, y los asesinatos o desapariciones de militantes
políticos de otras organizaciones o sindicatos, el espacio de devastación en Colombia se
circunscribe a comunidades rurales, a lugares discretos en los cuales han sido asesinadas,
mutiladas o desaparecidas miles de personas a lo largo de los últimos 50 años...”
(Uribe, 2010, PP. 21 – 22).
La tendencia de la investigación social ha estado dirigida hacia las élites del poder, o
las de un contrapoder, olvidando que es la gente la que cada día recuerda y hace el
pasado (Griffin & Hargis, 2008). Éste es precisamente uno de los nichos que esta
investigación aborda, en el contexto colombiano, al trabajar con grupos de víctimas,
en regiones y situaciones que están más en la periferia que en el centro del quehacer
político del país; y que no responden a movimientos y acciones de grupos de oposición
tradicionales, víctimas y sobrevivientes, militantes políticos de la izquierda y los
movimientos sociales tradicionales, sino a procesos de construcción desde abajo, de
grupos y organizaciones sociales que tienen otros modos de pensar, actuar y proceder.
Quiero traer a colación un hecho, donde Da Silva Catela (2003) presenta las
formas en que los movimientos sociales tradicionales que tienen fuerza y una
militancia con estructuras de acción social y política más definidas, que articulan un
discurso político solidificado, intentan subsumir en su seno a organizaciones más
pequeñas, de corte regional o local, que no tienen el nivel de militancia política ni
329
Sentido y propósito de las acciones de memoria
No existe una “memoria pura” de las víctimas, ni pueden agruparse sus intereses y
propuestas dentro de un mismo paquete. Por lo tanto, desde un registro resistente de
la memoria, es fundamental acudir a las mismas víctimas, en el corazón de sus
procesos locales y regionales y, más allá del prejuicio, darle pie a sus relatos. Es lo que
he tratado de hacer en esta investigación. Y los relatos de la gente conducen a
conclusiones que quizás no son las esperadas desde el ámbito de la militancia política o
desde el discurso internacional de los derechos humanos, pero que tiene fundamentos
y tiene mucho que decir, a la sociedad colombiana, a la academia y al mundo.
Jelin & del Pino (2003) sugieren tener en cuenta algunos puntos cuando nos
acercamos a contexto de procesos de construcción de memorias en comunidades
locales, en su mayor parte ubicadas en territorios, simbólica y políticamente lejos de
las ciudades capitales y los poderes centrales. Para ello abordan tres ejes analíticos:
330
Sentido y propósito de las acciones de memoria
Sin embargo, esta memoria es afrontamiento y debe ser reconocida como parte del
registro resistente. Y, además, debe ser valorada como un acto de resistencia no-
violenta en medio de la experiencia de sin sentido que le atribuyen al conflicto;
porque, según Cavalcanti (2003), no es fácil hacer memoria en contextos de represión
permanente, o según Totta (2005) la presión política, la amenaza, una sociedad civil
débil, y unos procesos de conmemoración dispersos, sin el respaldo de la sociedad
civil, también restringen la memoria de un hecho y cualquier proceso de
afrontamiento colectivo.
del texto se enunciaron sus particularidades en estos procesos. Pero lo que sí es claro,
es que sus acciones de memoria colectiva están dirigidas a resistir al olvido en que la
sociedad colombiana ha dejado a sus hijos. Su forma de nombrar lo innombrable,
permite la visualización de una realidad no nombrada, frente a la cual la sociedad
manifiesta indolencia e indiferencia. Por lo tanto, su énfasis en la memoria como
acción de incidencia social es un paso importante y una manera de
ubicar sus resistencias.
332
que exige su espacio social y un poder de reconfigurar las relaciones sociales, desde en
una lógica de reconstrucción basada en la perspectiva de los derechos humanos. La
propia investigación se basa en un trabajo de base anclado en esta perspectiva.
Puede observarse, por tanto, que la acción pública de memoria y ubicar las
memorias e historias personales y grupales en un marco, en una dimensión colectiva
de la memoria, es un proceso que va a atravesando de una dimensión más personal e
interpersonal en un primer momento (incidencia en lo afectivo relacional), a una
dimensión más social, pública de visibilización y relectura de la historia, que
confronta la historia oficial (incidencia social), para avanzar hacia reivindicación de
derechos, negociación y/o confrontación con el Estado (incidencia política). Estos
tres niveles, en la medida que se amplían, incluyen los demás. Tal como lo muestra la
gráfica:
Incidencia
afectivo relacional
Incidencia
social
Incidencia
política
333
Sentido y propósito de las acciones de memoria
Sin embargo, es importante considerar que en todos ellos con la memoria se busca,
de una u otra forma, afrontar la situación límite y recuperar la dignidad afectada. Por
lo tanto, se trata de una acción de memoria en el registro resistente. De acuerdo con
María Victoria Uribe (2010),
Esta discusión puede ubicar un segundo foco frente a la acción de memoria, que
permite hacer una diferenciación reconocida en investigaciones previas (Bowlby,
1980; Schmucler, 1996; Ricoeur, 2003; Worden; 1991, 1997; Martín Beristain,
2005; Fernández Liria et. Al, 2006) en las que se establece una diferenciación entre
rituales funerarios y de duelo, y rituales y acciones públicas de memoria. El rito
funerario tiene un fin más centrado en lo catártico y en el proceso de elaboración de
duelo y reconfiguración de las emociones. Desde este punto de vista, puede afirmarse
que las acciones de los colectivos en Córdoba, tienen un carácter más cercano a este
tipo de acciones colectivas, en donde, por lo menos se le está dando lugar a un duelo,
que no había podido siquiera ser enunciado, porque en muchos casos se prohibió
incluso hasta la manifestación del dolor y la realización de rituales públicos de duelo.
Cuando se analizan los relatos de los y las participantes del sur de Córdoba, es
claro, que los principales fines de su acción están dirigidos a la elaboración personal, a
ese nivel de incidencia que denomino afectivo relacional. Y sin embargo, es
importante tener en cuenta el contexto. Porque en este contexto, de permanente
control paramilitar (de primera, segunda o tercera generación), que un hombre o una
mujer se atrevan a contar a otro su historia, que puedan incluso salir a la calle en
silencio los primeros lunes de cada mes, antes de realizar una acción religiosa, tiene
también un sentido de resistencia social y política que no puede ser negado ni
despreciado desde las miradas de los grandes movimientos sociales de derechos
humanos y de los discursos de contrapoder.
334
Sentido y propósito de las acciones de memoria
En el Oriente Antioqueño, las acciones tienen diversos matices, tal como se vio al
comienzo del capítulo: algunas tienen funciones más funerarias y de elaboración del
duelo; mientras otras claramente son acciones públicas de memoria, que pueden ir
dirigidas, o bien a la construcción de memorias sociales y colectivas que permitan
hacerle frente a la historia oficial, o bien se enmarcan en una lucha que tiene como
fondo la intencionalidad de reivindicar algunos derechos fundamentales y realizar un
ejercicio de ciudadanía. En muchos casos ambos tipos de finalidades pueden
entremezclarse, y la acción, como en las jornadas de la luz, es al mismo tiempo un
ritual con matices religiosos, que permite elaborar situaciones emocionales
personales, pero también denunciar los hechos, recoger otras voces y las historias de las
víctimas, hacer frente a las versiones de la historia dada por los actores armados, y
finalmente, hacerse visibles para fortalecerse como organización y abrir caminos para
la reivindicación de los derechos.
En este contexto, la relación con el Estado local pasa por otras mediaciones, donde
se concretan relaciones políticas, históricas de corte clientelar y una visión en la cual se
observa una ambigüedad: porque pareciera que las administraciones municipales son
y no son Estado, con lo cual, el lugar de concreción de esa garantía de derechos que se
busca, se pierde en el paso de nivel. Esta dinámica es un proceso todavía pendiente en
dichas organizaciones.
335
Sentido y propósito de las acciones de memoria
Líderes Base
336
Sentido y propósito de las acciones de memoria
Pero también se remite a relaciones de poder: ¿Quién quiere que se recuerde, qué
cosas y por qué? Así que esto permite analizar las diferencias sobre los usos de la
memoria que hacen los diferentes colectivos según su contexto, su ideologización, su
utilización política, los juegos del poder y las formas como las memorias son tejidas en
el conjunto social, donde no hay una verdad, sino múltiples relatos que luchan por
emerger (Jelin, 2002 a, b; Jansen, 2008).
Desde el punto de vista del tipo de la victimización, es claro que la forma de hacer
memoria de los y las familiares de desaparecidos, es diversa a la de los demás tipos de
victimización. En el primer caso, como ya se expresó con Madres de la Candelaria, el
proceso se centra en la búsqueda, en tener noticia del ser querido y en sensibilizar a la
sociedad para encontrar ecos solidarios a su realidad, por lo tanto, en términos de los
derechos, su énfasis estriba en la verdad (saber qué pasó y por qué pasó), sin que
implique renunciar a los otros derechos⁵⁰. De acuerdo con Elizabeth Lira (2011) la
memoria de los familiares de los desaparecidos tiene desde el inicio la finalidad de la
denuncia, de hacer evidente, con el relato, la realidad sufrida. Y en este caso, el fin del
testimonio y de la memoria es: no parar hasta conocer el destino final de la persona
desaparecida. Por tanto, más que una función terapéutica, esta memoria tiene una
función resistente y es una memoria siempre abierta y siempre inconclusa, de allí que
el paso hacia otras instancias relacionadas con la reparación o la restitución de la
propia ciudadanía pasan a un segundo plano⁵¹.
50
Cabe aclarar que en el país hay otras organizaciones de familiares de desaparecidos como ASFADDES, que tienen otro
horizonte de su acción.
51
“El testimonio de los familiares de detenidos desaparecidos tuvo desde el inicio la finalidad de la denuncia y, por este
motivo, era repetido muchas veces ante abogados y jueces, en reuniones de solidaridad, en entrevistas periodísticas y
otras instancias. La necesidad de repetir el relato en función de la denuncia generaba una cierta disociación emocional
que era útil para ese propósito. La desaparición había dado origen a una situación de búsqueda que no se cerraba sino
hasta conocer el destino final de la persona desaparecida. El carácter interminable de la situación represiva y el desgaste
asociado a la denuncia permanente reducían o anulaban la función terapéutica que el testimonio podía tener en otros
casos. Por ello, en esas circunstancias, todo testimonio era necesariamente un relato inconcluso que, por sí mismo, no
producía mayores cambios en el estado emocional de la persona” (Lira, 2011, P. 16).
337
Sentido y propósito de las acciones de memoria
Finalmente, desde una mirada de género, que diferencie los relatos de los hombres
y mujeres entrevistados, puede decirse: que en los procesos que se han documentado,
es claro que la fuerza de todo este quehacer está en lo femenino. Son las mujeres las
que desde su ser, han construido una lógica de encuentro, evocación y reconstrucción
colectiva sin hacer distinciones políticas o de responsabilidad del autor, sino desde la
posibilidad del encuentro y la transformación de unas relaciones sociales
y familiares rotas.
Así pues, hablamos de una memoria construida desde lo cotidiano, donde el sentir
y la emoción se hacen palabra, gesto y símbolo. Fundamentalmente no es una
memoria situada en una perspectiva jurídica, pero no deja de tener un sentido
político. Telones, monumentos, rituales, marchas, fotografías, salones, murales son
manifestaciones de voces que no habían sido escuchadas anteriormente y que
encuentran una manera de expresarse, en un contexto, por lo demás, difícil; porque el
conflicto no ha terminado.
Taylor (2003) y Uribe (2010) permiten afirmar que estas formas de memoria
performativa y expresiva, repertorios de memoria, son formas de resistencia y
expresión que van en contravía a la lógica del poder y de la dominación, que han
tenido en el archivo una de sus fuentes para imponer la memoria y la historia oficial;
por lo tanto, aun cuando no estén en el código de la denuncia y del archivo, las
memorias aquí estudiadas, tienen una fuerza ética, política, y si se quiere, vitalista.
Emergen con fortaleza desde lo cotidiano, desde lo privado, para ocupar el espacio
público y generar en éste nuevas formas de manifestación, expresión y movilización
que evocan el “Satyagraha” de Gandhi; la fuerza de una verdad, no de adecuación, sino
de develación de lo injusto, lo inadmisible y lo impresentable. Finalmente, hay algo
sustancial, como en el proceso caben todas las víctimas, al mismo tiempo no se trata
del señalamiento, oposición o confrontación de ningún victimario en particular, sino
de todos al mismo tiempo.
fuerza “femenina” como construcción social y se ubica en el marco de una ética del
cuidado y de la responsabilidad; y este tipo de expresiones, y en este sentido, son los
recogidos por María Victoria Uribe del Centro de Memoria Histórica (2009, 2010), a
lo largo y ancho del país, en su investigación sobre los repertorios de memoria. Por
tanto, las acciones de memoria han tenido hasta ahora una mayor fuerza en lo
simbólico y en la acción ética y política de rechazar la guerra, el conflicto armado y la
violencia; y por esta razón, sus lenguajes se mueven en este nivel de lo artístico, lo
expresivo, lo emocional, lo ritual, lo cultural. Aunque no se deja de lado la otra
dimensión.
Por tanto, se tienen que identificar los momentos de cada una de estas dimensiones
de la memoria, puesto que una memoria abordada simplemente desde las marcas
culturales, se puede quedar en el folklor, o en una imagen mítica, como plantea Pécaut
(2003) para el caso colombiano, donde la violencia toma una imagen mítica,
impersonal y no se le reconocen causas, ni responsables, ni relaciones de poder, por lo
que esta memoria puede terminar cumpliendo un papel ideológico; porque la
violencia es ejecutada por actores y estos actores tienen intereses, ejercen relaciones de
dominación o explotación, tienen formas de actuar diferenciales Martín-Baró
(1990a). Y en este sentido, la memoria documentada, en perspectiva de
identificación de los hechos, las formas, los móviles, los intereses y los responsables es
una tarea que se debe hacer, tanto en las regiones como en el país. Por eso es
fundamental el paso que se está dando desde la memoria performativa a la memoria
documento, que permite, cada vez más, dejar registrados los testimonios; de tal
manera que puedan ser útiles para la reconstrucción de la memoria histórica y para
una posible comisión de la verdad.
339
Sentido y propósito de las acciones de memoria
Conectando con el punto anterior, debe decirse además, que la forma de hacer
pública la memoria, de llevarla al escenario político y social, puede tener dos vías
posibles. Una excluyente y otra incluyente, Ore o Ñande (Jelin, 2002a), como se
esbozó en este capítulo. Todorov (1995) denomina a la memoria excluyente:
memoria literal, porque se queda anclada en el hecho pasado, reivindicando ese hecho
pasado, tomado al pie de la letra sin posibilidad de referencia, comparación, análisis en
relación con otros hechos de menor o mayor magnitud. Implica también un anclaje
en el victimismo y en la construcción de una identidad de víctimas que no evoluciona
y se queda viviendo en ese lugar. Este tipo de memoria podría ser utilizada para
justificar venganzas o formas de violencia legitimadas porque alguna vez se fue
víctima; pero también otros comportamientos y acciones, como la de no reconocer
otros tipos de organización o las acciones positivas que puede tener la otra parte o el
mismo Estado.
341
Sentido y propósito de las acciones de memoria
54
Pero también Jansen (2008), Campbell (2008), Del Pino (2003), Theidon (2004, 2006); Da Silva Catela (2003),
Mombello a, b (2003), Mendoza (2006), Reategui (2009), Villa (2009), entre otros.
55
Bar-Tal, 2003, 2010; Garagazov, 2008; Zembylas & Bekerman, 2008; Lykes, 1999, Corry, 2005; Ramanathapillai, 2006;
entre otros.
342
Sentido y propósito de las acciones de memoria
continuidad entre el ser que fui y el que soy ahora, o el pasado y el presente de mi
pueblo, y extiendo las consecuencias del trauma inicial a todos los instantes de la
existencia” (Todorov, 1995).
Avanzando sobre este punto Rousso (2000), llega a afirmar, que puede ocurrir que
los militantes de la memoria, en algunos casos pueden ir en contra del mismo hecho
histórico: con tal de salvaguardar su visión del mundo, colocando a los buenos en un
lado, a los malos en el otro, implicándose en una mentira que no permite acercarse a la
complejidad de la historia. Hay una intencionada falsación de la realidad, con el fin
de mantener la coherencia de un discurso, la pregunta que se hace el autor es: ¿se debe
escribir una historia falsa, para condenar el pasado, aun cuando haya crímenes atroces
involucrados? Es uno de los problemas de muchos movimientos sociales como lo he
referenciado antes (Mombello, 2003a; Da Silva Catela, 2003).
Teniendo en cuenta esto, desde un plano ético, el primer paso que deben realizar
los actores sociales, tal como se ha hecho evidente en este capítulo, en torno a los
colectivos estudiados, es que no inventen ni cultiven mitos sobre el pasado, de tal
manera que los relatos con los que se identifican puedan emerger de un juego de
negociación del significado, es el proceso que se hace cuando la memoria se pone en la
escena de lo público, aun cuando se haga por la vía performativa. Esto implica que se
puedan generar escenarios sociopolíticos donde no se imponga el silencio y el olvido; y
muchos menos que se manipulen las versiones, ni que se repriman formas de contar la
historia (Rosa, Bellelli & Bakhurst, 2000).
Algunas experiencias con niños alemanes y judíos donde se relataban las historias
en grupos mixtos permitió que se tratara lo intratable y se dio un proceso de
transformación que permitió superar los prejuicios que previamente se tenían ⁵⁶(Dan
Bar-on & Kassem 2004). En Sri Lanka, Ramanathapillai (2006) también propone la
creación de espacios de coexistencia, donde las narrativas de las víctimas sean
empáticamente escuchadas por ambas partes, sin ser políticamente explotadas. Por
su parte, Zembylas & Bekerman (2008), realizaron trabajos para que estudiantes
pertenecientes a los bandos en conflicto (en Israel: judíos y árabes; en Chipre: turcos y
griegos) escucharan historias y memorias de estudiantes del bando contrario, sin una
connotación victimista, pero recogiendo el dolor y la experiencia de la propia historia.
Los autores encontraron que éste podía ser un método pertinente de ejercer resistencia
a los discursos dominantes y una forma de instaurar narrativas alternativas que
enmarcaran el conflicto desde un horizonte que rompa la lógica “ellos y nosotros”, la
lógica del enemigo absoluto. Bar-Tal (2008) también presenta varias propuestas de
trabajo similar. Esta investigación se convierte en un aporte para presentar relatos de
memoria incluyente que se movilizan hacia la paz y la reconciliación y permiten
aportes para la transformación de un conflicto de larga duración como el colombiano,
a partir de poner en un lugar protagónico las narrativas y relatos de las víctimas de
todos los actores armados.
Se trata por tanto de procesos de memoria ejemplar que implicarán llevar “el
recuerdo a la esfera pública, abriendo ese recuerdo a la analogía y a la generalización,
construyendo un exemplum y extrayendo una lección. El pasado se convierte por
tanto en principio de acción para el presente... asegurando mi propia identidad,
56
Es una experiencia similar a la trabajada por la película promesas con la dirección de Justine Shapiro, Carlos Bolado y
B.Z. Golberg. En esta película se trabaja con niños israelíes y palestinos sobre los imaginarios construidos alrededor de sí
mismos y del otro. Es decir, aborda el tema de la construcción de las identidades propias, que se tienden a cerrar sobre sí
mismas, para luego mirar al otro como el enemigo, el peligro, que ataca y por lo cual me tengo que defender. El proceso de
la película pretende mostrar cómo los niños de ambos lados cuando logran acercarse, conocer y reconocer al otro,
intentando ver su diferencia, de una u otra forma, “el monstruo” que es ese otro, comienza a tener rostro humano, tan
semejante y tan diferente; se constituye un espacio de respeto a la diferencia y una pregunta a la construcción de una
identidad cerrada e inmóvil
344
Sentido y propósito de las acciones de memoria
Esta alusión permite sintetizar y recoger lo fundamental del tipo de memoria que
están realizando las organizaciones de víctimas de los tres espacios analizados.
Por tanto, es importante afirmar como conclusión, que se trata de una memoria
ejemplar, que pretende además de la reconstrucción del tejido social, la recuperación
de la dignidad, abandonar la condición de víctima, superar los estigmas, romper los
modelos polarizantes, tejer lugares de encuentro, redes para el apoyo, y centrarse más
en la construcción de un territorio, de un colectivo. Lo cual no implica renunciar a la
justicia, sino que ésta se enmarca dentro del proceso, con el cual se busca la obvia
sanción social ante hechos que no pueden justificarse de ninguna manera y que no
deben volver a repetirse. Así pues, sea cual sea la fuente de donde provengan, es
necesario que se dé un debate democrático (Lechner & Güell, 2006; Vinyes, 2009)
que permita una memoria incluyente que posibilite, o bien la finalización de los
conflictos, o bien su no repetición.
Memoria e Impunidad
El punto anterior, remite por tanto a otro matiz en la discusión; la de una memoria
que da voz a las víctimas, pero donde no hay responsabilidades, o la de una memoria
que implique la sanción social y la justicia. Para Lira (2007) tras casi 20 años de haber
345
Sentido y propósito de las acciones de memoria
En Chile, según Lira (2007) hay sólo el relato de las víctimas, sólo la reparación,
pero sin justicia, con lo que esto genera y lo que puede generar, aunque en los últimos
años se han abierto numerosos procesos judiciales. De la misma forma Pécaut afirma
que se ha construido la memoria en Colombia; pero las condiciones estructurales del
país, no han permitido avanzar hacia una memoria ejemplar (Todorov, 1995), que
necesita responsabilidades y sanciones por la vía de la justicia. Al estar estas acciones
enmarcadas, todavía en medio del conflicto armado, los procesos de denuncia y
justicia se dificultan, sobre todo en regiones de fuerte control paramilitar, como las
analizadas, por lo que se hace muy difícil pasar a este nivel. Por lo tanto, se corre el
riesgo de construir una memoria puramente simbólica.
Así pues, es necesaria una memoria que no desconozca el hecho traumático que
implica la violencia o el ejercicio de un poder de dominación o explotación. Pero esta
memoria, como en los colectivos estudiados, también debe propiciar una elaboración
de estos hechos para que no se siga repitiendo la espiral de violencia y venganza. Más
allá de una elaboración “nacional” o “individual” del trauma, tal como quisiera el
Estado colombiano, se trata de procesos “moleculares” en las que los individuos, las
familias, las comunidades deben ir transformando esta lógica y elaborando dentro de
sus propios procesos el pasado, para compartirlo, para construir un relato común a
partir de todas las historias y dando lugar a todas las voces. Este tipo de memoria es la
que puede evidenciarse en esta investigación, porque ha sido la forma en que se ha
venido desarrollando en el Oriente Antioqueño, pero también en las Madres de la
Candelaria, y con todas sus limitaciones en los colectivos estudiados en Córdoba, y de
lo que dan cuenta los relatos de los y las participantes.
347
Sentido y propósito de las acciones de memoria
Para Ignatieff (1999), pero también para Martín Beristain (2003, 2008) existen
como mínimo, dos verdades, una factual y otra moral, la verdad de las narraciones que
cuentan lo que ocurrió, los hechos, los responsables; y la de las narraciones que
intentan explicar por qué y a causa de quién, que busca dar sentido desde lo político, lo
social, lo estructural. Las comisiones de la verdad han jugado un papel importante en
el primer tipo de verdad, puesto que han permitido, incluso, el inicio de procesos para
el encuentro de los restos de los desaparecidos. Pero la otra es y será un territorio en
disputa (Jelin, 2002a, 2003; Da Silva Catela, 2003; Mombello, 2003a, b; Villa,
2009), porque predominan las resistencias a asumir las explicaciones generadas en
dichos procesos o incluso los intentos posteriores de reescribir la historia. Y para ello
es fundamental que haya transformaciones reales en la forma como se articula el
poder, para que puedan abrirse escenarios reales, donde las versiones de las víctimas
sean escuchadas desde su ser y no desde la “utilización” política que se
hace de sus versiones.
De allí que las víctimas hayan manifestado en sus relatos un cierto temor a que sus
experiencias y procesos se conviertan en objeto de manipulación para otros intereses
de tipo político, especialmente en un contexto de control del paramilitarismo, puesto
que se les compele al perdón, la reconciliación, encuentros con “desmovilizados”, con
discursos como los de la reconstrucción de la confianza cívica o centrar la mirada en el
futuro y dejar de ver el pasado, etc. en el marco de un discurso oficial.
Pero lo más importante “es que tanto las comisiones oficiales de la verdad, como las
no-oficiales hacen posible que las voces de las víctimas sean escuchadas: puesto que
están diseñadas para brindarle un espacio para que cuenten sus historias…” Y esto a
su vez es una estrategia para “construir una cultura de derechos humanos y fortalecer
las instituciones democráticas”. (Bickford, 2008; p. 136)
348
Sentido y propósito de las acciones de memoria
Basta decir para finalizar, que las acciones de memoria de las víctimas que se han
estudiado, se enmarcan dentro de la búsqueda de esos escenarios que permitan ligar
sus narraciones con el reconocimiento social y político, lo que implica que las
violaciones de derechos humanos y los crímenes de lesa humanidad cometidos no son
legitimables bajo ningún argumento y que por lo tanto deben ser conocidos por toda
la sociedad, sancionados de alguna manera y por lo tanto son objeto de reparación y
rehabilitación, tanto para las víctimas y sobrevivientes, como para sus familias y el
resto de la sociedad. En el caso colombiano se han dado algunos avances parciales,
especialmente con la puesta en marcha de la ley 1448 de 2011, en lo concerniente a la
búsqueda de una reparación integral a las víctimas, proceso que debe ser valorado y
reconocido como esfuerzo importante del Estado, pero que también deber ser
evaluado y estudiado para conocer sus reales alcances en términos de esa reparación
que se propone realizar.
Conclusión
Por lo tanto, cabe decir, que estos procesos de memoria social, colectiva, pública, se
inscriben en un registro resistente de la memoria, puesto que generan espacios reales
de afrontamiento y resistencia que rompen con lógicas de dominación y poder. De
allí que se haga necesario suscribir con Darío Páez (2001) los elementos
fundamentales de la función resistente de la memoria colectiva, que pueden recogerse
en los relatos de los y las participantes y que han sido, quizás, los principales logros de
este proceso, por lo menos en el nivel local y regional; puesto que se trata de
una memoria que:
349
Sentido y propósito de las acciones de memoria
350
EFECTOS Y PROCESOS PSICOSOCIALES
6
ALREDEDOR DE LA MEMORIA COMPARTIDA
(Dimensión interpersonal y grupal de la memoria)
57
Es problemático conceptualizar el proceso por el cual se opera la transformación subjetiva de las víctimas
sobrevivientes. En inglés la palabra “healing” suele ser utilizada en los marcos de intervención psicosocial de la
cooperación internacional y en los procesos de trabajo con víctimas en contextos de violencia política o posconflicto
(Clancy & Hamber, 2008). Es una palabra que suele traducirse por “sanación” o “curación”, sin embargo, tiene
implicaciones más abarcantes. En el contexto de esta investigación hablaré más de transformación subjetiva (mucho
más coherente con un enfoque psicosocial), recuperación emocional y finalmente de recuperación de la dignidad de las
víctimas.
58
Es importante recordar que con este nombre se conoce, en las regiones de Oriente Antioqueño y Sur de Córdoba, el
proceso de los grupos de apoyo mutuo (abrazos) que han permitido un trabajo con cerca de 3.000 víctimas en
procesos de recuperación emocional y en la reconstrucción del tejido social en estas dos regiones. (Cfr. Villa, et. al.
2007; Villa, 2007b; Uribe, 2010)
353
Efectos y procesos psicosociales alrededor de la memoria compartida
Rimé (1995), Rimé & Christophe (1998), Rimé, et. al. (1992, 1998, 2009)
explicitan que el proceso de compartir las experiencias con una fuerte marca
emocional, “reparto social” (compartir emocional), es un mecanismo útil a nivel
individual y colectivo para elaborar una situación límite, lo cual es más potente
cuando se implica la evocación de la emoción en un lenguaje socialmente compartido,
con un destinatario que comparte con el sujeto (individual o grupal), unos marcos
referenciales. De acuerdo con estos investigadores, la gente suele elegir para ello, a
personas de su entorno, más que a profesionales (sacerdotes, religiosos, psicólogos,
médicos, etc.), de allí la fuerza y el impacto que tuvo el proyecto de Promotoras de
Vida y Salud Mental (PROVISAME)⁵⁹, como mediación para pasar del silencio a la
palabra, de la memoria privada e individual, a la memoria compartida, como base, no
solamente para la elaboración del dolor, sino también como elemento sustancial en el
proceso de reconocimiento social:
...de los procesos bandera que han existido es el grupo de apoyo mutuo; se ha ido reconstruyendo
un tejido social; porque si miramos en cantidades la primera promoción de PROVISAME
fueron tal vez cincuenta o sesenta, y ahora una nueva promoción con otras 60, cada
PROVISAME tiene un grupo de catorce, quince o hasta veinte personas, entonces a nivel de
región lo podemos tomar como ese granito de arena que hemos aportado, esa reconstrucción de
ese tejido social, porque se han visto los resultados que las personas abrazadas han tenido en e
l proceso, lo que expresan, como se sienten ahora, que tienen una nueva visión, que las personas
dicen que se les había olvidado sonreír, se les olvidó que tenían familia, vecinos, no les
provocaba siquiera asearse, porque se escuchan experiencias muy dolorosas; cómo siente uno que
esta guerra vuelve a una persona, como sienten ellas que son relegadas, que son aparte de la
sociedad. Y lo bonito es que logramos arrebatarles una sonrisa, una palabra, personas que
llegan a este grupo agachadas, no hablan, no expresan nada, pero a medida que se les ayuda
, ellas van saliendo adelante... (Oriente, GF5, 2009).
59
Como ya se ha indicado anteriormente, este es el Proyecto desarrollado y acompañado por varias instituciones en estas
regiones (Corporación para la formación ciudadana – CONCIUDADANIA, Asociacion de mujeres del Oriente Antioqueño
– AMOR, Centro de Investigación y Educación Popular – CINEP/Programa por la Paz) para realizar el apoyo psicosocial a
las víctimas de la violencia.
354
Efectos y procesos psicosociales alrededor de la memoria compartida
El relato de una persona es acicate para el recuerdo de la otra; de tal manera que el
espacio comienza a ser un escenario significativo para los y las participantes: la
memoria individual, guardada en el escenario de la vida privada, se hace memoria
compartida, que en el relato va circulando; y después de elaborado, se lleva a otros
escenarios. En un proceso de construcción de memoria colectiva, que a su vez
retroalimenta las memorias individuales y les otorga nuevos sentidos:
…porque conocí la historia de las otras personas con tanto dolor, de tanta cosa que les había
pasado, entonces uno decía: "a mí no me pasó nada". El compartir con los otros el dolor, cuando
la gente contaba su historias; yo, por ejemplo, no pensaba ya tanto en lo que había vivido, en mi
historia, sino en la de ellos. Y yo además compartí la mía, aunque eso fue duro y aún es duro
hablar de eso, aún duele... (Oriente, E13)
Transformación subjetiva
...“Yo cuando me mataron el hijo, yo me encerré, era silenciosa, no conversaba con nadie”
(Oriente, GF8, 2007). “Nosotras nos sentíamos pues muy tristes no éramos capaces ni de
hablar, no comíamos” (Oriente, GF2, 2009). “Nos encontramos con un caso de una
muchacha que no hablaba, ni salía, ni quería salir, ni hablaba ni en la casa ni en la calle”
(Oriente, GF3, 2009)...
Frente a esta situación y todas las experiencias y consecuencias descritas con detalle
en el capítulo 4, se desarrolló un proceso de apoyo mutuo, que también marcaba a la
comunidad y a la sociedad; se reconocía que su situación no respondía a un problema
personal, sino a una situación colectiva, en la cual sus reacciones eran validadas como
normales, porque lo anormal era la guerra, la violación de los derechos humanos, los
crímenes de lesa humanidad (Martín-Baró, 1990a) y por lo tanto, como portadoras de
60
Tal como se delineó en el capítulo 3 (Martín Beristain, 1999, 2010b; Lykes 2001a, 2001b; Hamber, 2003; Pérez-
Sales, 2006; Martín Beristain & Pérez Sales, 2009; Clancy & Hamber, 2008)
356
Efectos y procesos psicosociales alrededor de la memoria compartida
una historia que requería ser contada, revelada, devuelta al escenario social, político y
público del que procedía, para poder ser tramitada. Así pues, el grupo de apoyo
mutuo fue el primer escenario para dar este paso⁶¹.
Yo también digo que todos estos proyectos que estamos haciendo sobre las memorias, le ayudan
mucho a uno; lo que estaba diciendo C. ahorita… que le sirve a uno recordar lo que le pasó, y
que uno ve a otras personas, que no está uno solo, uno ve que eso le va a servir. Eso es algo que lo
anima a uno, es que eso fue tan doloroso; ver que le están ayudando a uno...
(Oriente, GF6, 2009)
…con los abrazos se libera uno de esa carga que ha llevado, al poder contar la historia a mucha
gente, o a un grupo de personas, lo que lleva uno por dentro y tiene como reprimido,
comprimido en el pecho, eso lo puede liberar, en un momento... Entonces, escuchando la
historia de las otras personas, cuando yo conté la mía, como que me liberé, floté, porque ya no la
tenía tan comprimida, sino que ya me había liberado de esa carga que tenía... Entonces sí, he
recibido muchos beneficios espirituales y morales con contar nuestras historias... (Oriente, E25)
61
Para profundizar en el proceso de acompañamiento psicosocial desarrollado, recomiendo la lectura del capítulo 3
del libro: “Nombrar lo innombrable: Reconciliación desde la perspectiva de las víctimas” (Villa, et. al., 2007), donde se
desarrollan algunas de las transformaciones referenciadas por las víctimas en grupos de discusión en 11 municipios
del Oriente Antioqueño. Esta investigación, sigue como fondo y referencia del presente trabajo de tesis doctoral.
También el trabajo “Entre pasos y abrazos”, (Villa, ed., 2007b). Se puede acceder a estos textos en la página web:
www.cinep.org.co
357
Efectos y procesos psicosociales alrededor de la memoria compartida
Estar acá en el grupo ha sido lo mejor, yo me he orientado mucho en el estar aquí todas juntas,
hay cosas que uno las desahoga aquí (Oriente, GF9, 2007). …cuando entramos a los abrazos,
como que nos despertaron, eso como que lo despierta a uno, uno se puede desahogar, no
s desahogamos junto con la familia... (Oriente, E4)
En algunos casos la aparición del llanto podía implicar mayor angustia para la
persona o para su familia; sin embargo, las expresiones emocionales a través del llanto,
enmarcadas en un contexto donde la contención⁶² era significativa, fueron derivando
en una experiencia de alivio y transformación:
...yo veía que había unos abrazos en que yo lloraba mucho y otros en que no tanto, había unos
donde yo me iba para la casa y yo podía llorar toda una noche sin dormir... Entonces yo decía:
"no voy a volver", pero yo veía que se llegaba el día de ir y yo me levantaba a hacer mis oficios
con más ganas de ir; y mi esposo me decía: "usted se va a salir volviendo loca de ir allá"; pero yo
sentía la necesidad de ir. Porque al final yo sentía un descanso cuando lloraba mucho, yo me
sentía liviana... (Oriente, E16)
62
He utilizado en este capítulo y lo seguiré utilizando, el concepto de contención; proveniente del Psicoanálisis, y
particularmente, de Winicott; se refiere a la capacidad que tiene una persona o grupo de ser soporte emocional para otro
que está atravesando por una situación de fragilidad en este aspecto, tal como una madre lo hace con el niño pequeño.
358
Efectos y procesos psicosociales alrededor de la memoria compartida
Pero el alivio era fruto de un proceso, que incluso en sus comienzos, parecía
profundizar el dolor y el malestar, generar reacciones muy fuertes en las personas, y
agudizar su situación emocional. Sin embargo, mirado en perspectiva, los y las
participantes fueron descubriendo que era un escenario que se abría para poder
“sacar” eso que se experimentaba por dentro como una fuerte carga, como un pesado
lastre:
…para mí la primera actividad que se hizo fue “trágica” para mi salud, porque afloré muchas
cosas que llevaba guardadas, yo me agravé definitivamente... Yo en esa oportunidad regresé a
Montería directo al gastroenterólogo, fui con una gastritis activa que hacía mucho rato que no
se me manifestaba de esa manera. Entiendo que eso obedece a una reacción secundaria a las
cosas que estaban sucediendo... y en ese momento sentí que había empezado a sacar ese dolor, así
no hubiera expresado nada. Y consideré que sí era el espacio que me iba a permitir sacar eso,
que lo estaba llevando hacía mucho tiempo; siento que ese proceso que se hizo me ha ayudado
mucho... (Córdoba, E4)
Esa primera parte del proceso, de llanto, explosión de tristeza y desgarro, implicó
algunas críticas, algunos cuestionamientos; puesto que el manejo del contagio
emocional al comienzo fue uno de los retos que se plantearon. ¿Qué sucedía cuando
alguien empezaba a contar una historia, a expresar un dolor que tenía represado por
varios años? Sencillamente afloraban las emociones y, en algunos casos, se
desbordaban. El riesgo estribaba en que el resto del grupo se “contagiara” y se
desbordara la experiencia en una reacción en cadena de llanto y de dolor sin que se
pudiera prestar el apoyo. Este temor inicial fue enunciado y vivenciado, por las
participantes al comienzo de su propio proceso:
...podemos expresar lo que sentimos, porque tenemos un taco aquí atravesado, porque nos da
miedo hablar, porque muchas creían que si hablaban les iba a pasar algo o nos iban a reprochar
o nos iban a hacer daño, tenían miedo al rechazo... tan rico cuando uno se libera, porque ve la
vida con otro sentido, como con alegría, con ganas de triunfar, de seguir adelante, y esto me ha
servido a mí demasiado... (Oriente, E22)
El riesgo del contagio emocional fue asumido y abordado como una variable muy
importante, por lo tanto era necesario implementar una estrategia complementaria
para garantizar la contención en la expresión emocional de los y las participantes. Por
lo tanto, se empezó a realizar el grupo de apoyo con la presencia de dos PROVISAME,
de tal manera, que una facilitaba el espacio proponiendo y sugiriendo las actividades
que guiaban el compartir de cada sesión, y la otra realizaba un ejercicio de contención
359
Efectos y procesos psicosociales alrededor de la memoria compartida
...entonces uno le explica a la comunidad porque lo expresa la gente, que es un grupo donde se
lleva a las víctimas a hacerlas llorar. Entonces, hay que explicar que es un proceso de
seguimiento donde se lleva al abrazado a que paso a paso vaya contando qué le sucedió, cómo le
sucedió, qué siente, qué sentimiento le produjo en medio del conflicto, entonces la gente va
entendiendo que no es así lo que piensan; donde no es para hacerlas llorar, sino para que hagan
un proceso y vayan saliendo de ese estado; y ve uno que la persona va saliendo de ese estado de
mutismo y ya dice que la vida continúa... (Oriente, GF5, 2009)
Una de las claves para que se dé una transformación radical de las emociones
negativas es que se hace en el marco de un proceso a largo plazo, que implica
constancia y persistencia, una acción mantenida en el tiempo donde se ha posibilitado
recogerlas y transformarlas:
...entonces fíjate tú, que el tiempo nos ha servido a nosotros mucho en ese sentido, porque a
medida que hemos ido como estirando los abrazos, cada mes vamos sacando más ese dolor que
tenemos en sí; pero resulta que si lo dejamos corto no logramos sacar ese dolor... porque si tú te
das cuenta ya podemos hablar con naturalidad, con calma, ya nos podemos enfrentar a
cualquier cosa... (Córdoba E1)
360
Efectos y procesos psicosociales alrededor de la memoria compartida
De acuerdo con los relatos de los y las participantes pueden encontrarse tres
elementos claves que permiten mostrar el proceso por el cual el grupo de apoyo mutuo
fue un escenario de reconstrucción de la subjetividad y recuperación emocional. El
primero y más ampliamente referido es la experiencia de “comprobar” que el dolor no
es sólo personal, se va experimentando una especie de socialización del dolor, en la
cual, la víctima deja de pensar que lo ocurrido es o bien, algo que se merecía, o un
castigo divino, una experiencia singular. Es decir se trata de la liberación de una
imagen negativa de uno mismo y la generalización de las experiencias que permiten
ver los problemas no como cuestiones individuales sino como colectivos:
...uno piensa que el dolor no es sino de uno, pero ya al ver que tantas sentíamos lo mismo,
entonces ya uno pensaba: “bendito sea mi Dios, el dolor no es solamente mío, nada más, el dolor
es de muchas, somos muchas madres las que estamos sufriendo por lo mismo”… (Oriente, E2)
El segundo elemento, avanza sobre este punto: si hay muchos que sufren dolores
similares, o incluso, más intensos, la persona se siente movida a salir de sí misma, a
descentrarse de su propia pena, puesto que logra ver el dolor y la pena de otros/as. El
estar en medio de esta multiplicidad de experiencias y el ejercicio de empatía, le lleva a
“condolerse” con el otro, a tender la mano a la otra en un ejercicio de consolación
mutua, tal como se refiere en el siguiente relato:
...cuando comencé a entrar a esas organizaciones de víctimas, empecé a mirar que solamente yo
no tenía dolor, que había mucha gente con un dolor más duro que el mío. Porque llegué a
encontrarme con casos donde había una señora que le habían matado 3, 4 hijos, aparte de eso el
esposo, tenía desaparecidos; o sea que había un dolor más grande que el que yo tenía. Yo la veía
llorar a ella y yo la consolaba. Nos consolábamos una a la otra... Para mí también es mucha
ganancia, porque a mí también me tenían que consolar, pero yo ya lo hago con ellos...
(Oriente, E7)
63
Cfr. Pennebaker, 1994; Pennebaker & Bassanick, 1998; Davidson, Pennebaker & Dickerson, 2000; Pasupahti, 2003
361
Efectos y procesos psicosociales alrededor de la memoria compartida
... uno aprende a compartir ese dolor con los otros, ya uno ve que el dolor no es mío sino de todos,
entonces, es un dolor compartido, es un dolor solidario… (Oriente, E13). …Para poder
compartir el dolor que tú estás sintiendo, o sea, si tú tienes una víctima, tienes que tener esa
confianza con el grupo para contar tu dolor y así va sanando esa herida; no vas a olvidar a tu
víctima o a tu familiar, pero sí puedes irte sanando, irte curando de ese dolor... (Córdoba, E1)
Se da, entonces el primer paso para comprender que la violencia política es una
realidad más grande, más amplia, que tiene que ver, no solamente “conmigo”, sino
también con toda la comunidad, con toda la sociedad. Es decir, se abre la puerta para
una comprensión social de sus experiencias, como parte de una violencia con una
intencionalidad más amplia (social, política, económica). Dicha experiencia colectiva
ayuda a tratar de entender la lógica subyacente a ella y que no es un destino fatal con el
que han sido signados particularmente:
...eso se convierte en un acto casi milagroso de resurgimiento de una persona, porque en ese
momento casi que sus dolores, sus tragedias, que creía que eran propias, en las que pensaba que
había sido débil, que en su humanidad no había podido soportar; y es en ese momento cuando se
da cuenta que los otros se sienten igual de frustrados, cuando como que paran cabeza será..
. (Oriente, E12)
Se hace una experiencia que responde a lo que Veena Das (2008h) llama
antropología del dolor. En efecto, en “Wittgenstein y la Antropología” (Das, 2008f ),
la autora afirma que el formato lingüístico del dolor, implica siempre al otro. Cuando
se conjuga el verbo doler, éste no se refiere a una posición activa del sujeto, como con
otros verbos (v.gr. correr, dormir, callar, reír, etc.), sino a algo que le pasa al sujeto.
Cuando alguien quiere enunciar su dolor dice: “me duele”; esto indica algo que
sucede, que padece, no algo que hace. Y la palabra onomatopéyica para esto, en
muchos idiomas es un lamento, como el '¡Ay!'. “Decir 'tengo dolor' es pedir el
reconocimiento del otro, una respuesta del otro, un llamado que más allá de lo afectivo, es
ético y también político. Por esta razón la negación del dolor del otro no es una falla
intelectual, sino una falla espiritual, una falla que compromete el futuro…” (Das, 2008f,
P. 334). Una falla ética. Es la falla de la “indolencia” y la “indiferencia” que padece el
362
Efectos y procesos psicosociales alrededor de la memoria compartida
resto de la sociedad cuando pretende ignorar las historias, relatos y dolores de las
víctimas. En el grupo de apoyo se empieza a revertir esta lógica social, cuando la
memoria es compartida al contar la historia, ese “¡Ay!” es escuchado por alguien, es
recibido, acogido y no genera angustia en quien escucha; por el contrario es
comprendido y contenido:
...entonces, es como un compartir muy agradable y conocer uno muchas personas, para
juntos enfrentar el dolor y ambos se dan ánimo y como la intención de salir adelante,
poder volver a confiar. Es como si al apoyar a la otra persona, se apoyara a sí mismo,
porque uno sabe que lo que uno vivió y el dolor que vivió, la persona lo tiene y lo puede
ayudar; supongamos que a uno le duele una muela y dice: "Ah, qué dolor de muela", si
otro se lo cuenta, uno ya sabe que es el dolor de muela, entonces uno al haber pasado esas
cosas, uno sabe que cuando esa persona contó esa historia, sí le pasó y le pudo haber
pasado peor que a uno, entonces, uno lo apoya, le da ánimos... (Oriente, E19)
Esa forma lingüística, ese “ay”, convoca a otro, convoca al que escucha, convoca al
que apoya; es decir, abre necesariamente la pregunta por la solidaridad y el apoyo del
otro. Cuando se ha vivido el horror, no falta este llamado, lo que parece que muchas
veces falta es la capacidad de los otros (el otro concreto de las relaciones cotidianas) y el
otro social para responder, contener, apoyar, dar crédito, escuchar, respaldar y dar
sentido a la experiencia de las víctimas. Esto es precisamente lo que se niega en lo
social, lo que muchas veces desborda a muchos profesionales de las ciencias sociales,
que no logran responder a la experiencia que escuchan, puesto que al atribuirle un
sentido nosológico privan a la gente de su experiencia vital y de algunos de los
componentes que le pueden ayudar a recuperarse.
Así pues, cuando le definen desde una clasificación patológica o jurídica (Das,
2008e,f,g) o cuando lo enmarcan en el TEPT (Summerfield, 2002; Blanco, 2004;
Clancy & Hamber, 2008), cierran posibilidades para la comprensión y la
transformación de esta realidad que no pasa solamente por el nivel emocional e
individual, sino que toca elementos sociales, políticos y económicos que implican
también procesos de afrontamiento, resiliencia y resistencia que terminan siendo
desconocidos y borrados, cuando este sufrimiento es simplificado en la categoría
“enfermedad” o en la categoría “violación de un derecho”.
...porque nos enseñó a borrar los odios, los rencores, a mirar la vida de otra manera, que la vida
había que seguirla, que la vida había que afrontarla según lo que nos viniera... (Oriente, E22).
Cambió todo... cambió mi forma de ser, mi forma de vivir, mi alegría... (Córdoba, E8)
…he cambiado también, que he aprendido a sonreír a la vida, entonces para mí eso es un logro
muy grande... (Oriente, E6). Entonces ya ellas hablan, se baila, cantamos, y de todo, y eso al
principio uno no lo hacía… (Córdoba, E3). Uno atrae más amistades, como de volver a ser
como antes, ¿cierto? Como alegría cuando está uno con ellos y estar muy bueno... (Oriente, E5)
364
Efectos y procesos psicosociales alrededor de la memoria compartida
…yo sufría mucho dolor de cabeza, me dolía la columna, se me olvidaban mucho las cosas, me
metía detrás de una puerta a llorar, llorando la muerte de mis hijos, me sentía muy sola... hasta
que ingresé al grupo de las abrazadas, yo en ese grupo cambié mucho, me ayudó a aliviar mucho
las penas y a quitar esa “pensadera”... (Oriente, E8). Porque llegaba a la casa y yo me sentía
como liviana, como que podía dormir, como que más tranquila... (Oriente, E16)
365
Efectos y procesos psicosociales alrededor de la memoria compartida
cuyos familiares fueron asesinados por los diferentes actores armados. 46 personas de
las 62 entrevistadas habían sufrido el homicidio de por lo menos uno de sus seres
queridos. Ahora bien, la elaboración del duelo es un trabajo que tiene implicadas
varias tareas complejas: expresar, aceptar, adaptarse, reconstrucción de la propia
identidad, recordar y restituir vínculos con los seres queridos que se han ido y la
posibilidad de restablecer vínculos afectivos con quienes sobreviven (Martín
Beristain, 1999, 2005):
De las principales cosas que hemos hecho estando en los “abrazos”, es que hemos estado
aprendiendo a elaborar el duelo, a ir borrando el dolor y entender el dolor de uno y el ajeno;
porque aprendiendo a superar el dolor, lo demás lo va pasando, lo va superando, entonces eso
hemos estado haciendo. (Oriente, GF6, 2007)
Según el modelo de tareas de duelo de Worden (1997), la primera tarea del proceso
de duelo es expresarse sobre la pérdida. Tal como se desarrolló en el punto anterior:
desahogarse, hacer catarsis, compartir el dolor, manifestarlo y “sacarlo” de adentro.
Como ha podido verse hasta ahora, esta es quizás una de las posibilidades que mejor se
desarrolló en los grupos de apoyo mutuo. Es importante anotar, que este trabajo no
implicaba necesariamente la palabra, sino formas alternativas, performativas, lúdicas,
artísticas de expresión, que posibilitaron desahogarse ante sí mismos, la familia y la
comunidad:
...sacar ese dolor y esa amargura que lleva uno adentro y elaborar ese duelo, eso lo entendí… el
hecho de poder expresar y hablar, creo que si no hubiera llegado ese momento donde pude
hablar y pude llorar, donde hice esos ejercicios que hicimos, ahí no hubiera podido llegar a esa
mejoría... (Oriente, E20). Después de la tempestad viene la calma, el hecho de exteriorizar
uno sus sentimientos y esas emociones que están dentro y que uno no los ha podido exteriorizar;
cuando van saliendo, ya eso le permite a uno estar más aliviado. Porque si una tuviera la
posibilidad desde antes de haber expresado eso, no de haberlo dejado acumular, de pronto la
situación no hubiera crecido tanto... (Córdoba, E4)
...antes era más duro y después de los abrazos ya uno aprendió mucho a convivir, ya
uno piensa distinto... en que ya uno tiene que irse acostumbrando, que las cosas
fueron así, que tiene que pasar uno por todo... ya pasamos por el dolor del marido hace 11 años,
ya los hijos crecieron, ya yo tengo que pensar es por mí, ya viví, ya sufrí, yo creo que ya he sufrido
mucho, vamos a ver qué se va a seguir haciendo... (Oriente, E27)
Por otra parte, tomar conciencia de la realidad sufrida, también permite una
reevaluación de la propia experiencia e identidad. Lo que permite encontrar nuevos
sentidos vitales, emerge una nueva energía, ganas de vivir, formas de reorientar la
propia existencia. Se activa la capacidad reflexiva, puesto que la persona logra
descentrarse de la experiencia de dolor, de la reminiscencia permanente de la situación
límite:
...es empezar a redescubrirme, volver a saber quién soy yo, porque antes sabía quién era fulano,
quienes eran los otros, pero yo no... Entonces empiezo a meterme dentro de mí, quién soy yo...
por qué me pasó esto, para qué me pasó esto... Entonces, ese proceso de abrazos fue encontrarme
nuevamente conmigo, profundizar más hacia dentro de mí, qué es lo que quiero y volver como a
encontrar el rumbo nuevamente, y poner la mirada hacia adelante y levantarla otra vez, para
poder mirar hacia el frente... (Córdoba, E13)
…me ha servido para sacar ese dolor, porque era la primera vez que estaba hablando así, porque
no podía hablar... ahora puedo hablar... en los abrazos hablando y tratando de llenarme de
cosas positivas es que he podido enfrentar ese dolor, uno no debe dejar que en la adversidad se le
destruya lo poco que uno tiene... (Córdoba, E2)
...primero que todo para elaborar el duelo, porque no nos podemos quedar ahí, tenemos que salir
de la frustración en la que quedamos, porque quedamos muy mal, y segundo para ayudarle a los
demás a superarse también; porque si yo me encierro, la comunidad también se va a encerrar y
a sentir mal. Yo me doy cuenta que no estoy haciendo bien con mi encierro, y poder ayudarle a
otra gente a elaborar su duelo, para que cuenten su historia, y que ellos sientan que son útiles y
que a pesar de que pasaron muchas cosas y se perdieron muchas cosas materiales, lo que más
importa es la vida, entonces es muy importante recordar, para contarle a la gente que hay que
salir adelante... (Oriente, GF4, 2009).
… al menos lo recuerda uno con más positivismo, ya no lo recuerda uno tan duro como cuando
sucedió. Uno aprende cómo superar todas estas situaciones, ver que al menos es uno una persona
diferente, para poderle contar a los hijos; incluso ya me toca contarle a mis nietos y yo ya tengo
esa capacidad, esa habilidad de poderme sentar con ellos y poderles decir lo que sucedió y
explicarles lo que pasaba aquí en Sonsón, que por las noches tal cosa y así... yo les cuento a ellos
. Uno ya es más abierto a contar esa verdad, las cosas que sucedieron en el municipio...
(Oriente, E31)
al mismo tiempo, por la vía de la memoria, la relación con los seres queridos vivos, con
las nuevas generaciones, se establece de otra manera. Deja de ser un tabú del que no se
habla, empieza a hacer parte de la historia.
...entonces yo poderme fortalecer, a pesar de que, cuando yo cuento mi historia me ponga triste,
no me pasa cuando yo estoy haciendo abrazos; las personas me dicen: "venga, pero entonces usted
por qué no nos cuenta la vida suya"... porque cuando uno trabaja con personas que han sido
afectadas por el conflicto es importante contar la historia y decir totalmente lo que a uno le
sucedió con tranquilidad, no me da confusión ni me dan ganas de llorar, nada... y contar la
historia sirve, porque uno se desahoga... en un momento dado uno siente que se desahoga y
cuando vuelve y habla, de pronto recuerda con menos o sin ningún dolor... (Oriente, E24)
...estos espacios son muy importantes porque aprendemos a mirar la importancia de recordar,
porque antes decían: no, yo no quiero recordar, para sufrir más, para llorar más; nos reunimos
para mostrar que esto es una realidad... este es el único espacio que tenemos para recordar, para
contarle a la gente que todavía estamos vivas, y que tenemos que salir adelante y no nos podemos
quedar en un hueco, nosotras miramos la importancia de la memoria, y seguimos luchando por
ella... (Oriente, GF4, 2009).
369
Efectos y procesos psicosociales alrededor de la memoria compartida
...lo tengo muy claro de que no se trata de olvidar a un ser querido, sino de recordarlo sin tanto
dolor, y de eso es lo que se tratan estos abrazos y es lo que nos tenemos que meter entre ceja y ceja, de
que no es olvidar y que nos tenemos que dar tiempo para todo, para estar tristes, para llorar, para
recordar... hablar de lo que nos pasó, para recordarlo sin tanto dolor... (Oriente, GF2, 2007)
...pero eso sirvió mucho porque con eso pudimos sacar el dolor y hemos aprendido a convivir con
él... o sea, esas cosas que le han pasado a uno, uno nunca las va a olvidar, uno siempre las va a
tener, le van a doler; pero uno aprende a hablar del dolor, de la tristeza de uno y la tristeza de los
demás también... (Oriente, E9)
64
También para Lira (2011) y Martín Beristain (1999, 2005, 2010b)
370
Efectos y procesos psicosociales alrededor de la memoria compartida
...por ejemplo yo tenía una señora y ella nunca expresó su dolor en el grupo. Y yo decía que esta
señora era un caso imposible. Ella siempre se desmoronaba, ella siempre lloraba, siempre en los
abrazos se descomponía, esta señora hizo incluso dos procesos de abrazos y nada… Esta señora
no habla, esta señora nada, después la señora salió por un tiempo y yo decía no... Después, ya
empezamos a involucrarla en otras cosas y ella decía que no iba a volver porque sentía que
solamente la hacíamos llorar; y yo nunca sabía que era lo que le pasaba. Después entré como a
involucrarme más en otra clase de relación con ella, como de amistad, a hablar con ella y me di
cuenta que tenía un niño, hacía más de 10 años, desaparecido; entonces yo decía, que
había que pensar de otra forma. Entonces en este momento la señora está en proceso
conmigo, pero es un proceso totalmente diferente donde, por ejemplo, el periódico
donde salen las prendas de los desaparecidos vamos a mirarlo juntas; otra clase de
acercamiento donde pueda brindar ayuda: en una audiencia yo te voy a acompañar
, voy a ir contigo a este proceso, es otra clase de acompañamiento diferente y que ella
sienta que es acogida y que se le puede ayudar. (Oriente, GF. Provísame, 2011)
Así pues, los relatos eran similares y no se abría la posibilidad para la contrastación
de los dolores y el “condolerse solidariamente” lo cual abría fácilmente una sobre-
identificación con menor capacidad de contención, lo que aumentaba el contagio
emocional y dificultaba el apoyo. Probablemente en estos casos el abordaje grupal
tenga que tener en cuenta estos riesgos para generar distintas actividades y procesos de
apoyo mutuo que incluyan la descarga, el apoyo mutuo, la reconstrucción de historias
371
Efectos y procesos psicosociales alrededor de la memoria compartida
De otro lado, el contexto de las Madres es un contexto de ciudad, donde los marcos
sociales de relación están atravesados por vivencias más individualistas y más cercanos
a los parámetros occidentales. Mientras que en Córdoba y Oriente Antioqueño, los
espacios se daban en contextos semi-rurales y cercanos a la mentalidad campesina,
donde la comunidad, la solidaridad y la unidad son valores importantes. Al analizar
los relatos de cada participante de estas regiones, el énfasis en una vida comunitaria de
solidaridad y unidad, antes de la guerra, era un valor significativo, por el que luego, el
grupo de apoyo mutuo se convierte en espacio para la reconstrucción de este tipo de
vínculo. Mientras que en la ciudad, estos vínculos o bien no existen, o bien son muy
superficiales como para propiciar un compartir desde lo profundo, con personas con
las que apenas sí se tiene una relación en la organización (de las Madres, en este caso),
pero con quien no se tienen vínculos de vecindad, familia; donde los marcos
contextuales, de clase social, incluso, son diferentes. Mientras en Oriente y en
Córdoba estos referentes comunes fueron factores facilitadores del proceso.
Según esto una dinámica de apoyo mutuo y memoria compartida, tendrá mejores
y mayores posibilidades de alcanzar logros como los descritos hasta ahora cuando el
contexto favorece una visión más colectiva de la vida, donde las relaciones previas de
comunidad, vecindad, solidaridad hacían parte del tejido social previo, puesto que
esto facilita la construcción de confianza en el momento de compartir, y la
reconstrucción del tejido social. Es decir, hay que tener en cuenta las diferencias de
contextos y los factores de identificación mutua para generar la cohesión necesaria
para el apoyo mutuo.
372
Efectos y procesos psicosociales alrededor de la memoria compartida
“Como si me hubiera vuelto a activar, volví otra vez al ser mío, volví al ser...”:
Transformación subjetiva, dimensión cognitivo/comportamental
El proceso de los abrazos fue muy lindo… a mí me enseñaron mucho… me hice yo misma,
definí como era y cómo quería ser yo… me hice bien peinada, bien vestida, una falda larga y
una blusa elegante… como quiero ser yo, porque yo ya tengo mi corazón, saqué toda esa rabia,
saqué todas esas iras y ya ésta soy yo, (Oriente, E22)
...me empecé a sentir más responsable de mí misma, porque definitivamente una en un caso de
esos se vuelve irresponsable, nosotros no le paramos bolas a nadie, somos hasta agresivas; en
cambio uno con los abrazos, uno para reaccionar piensa, se vuelve amable, recibe a la gente en la
casa, le hace atenciones a la gente, como si me hubiera vuelto a activar, volví otra vez al ser mío,
volví al ser... (Oriente, E32)
La experiencia de violencia fue vivida como una “expulsión” del propio ser, que en
muchos casos se concretó en la expulsión de la tierra, de la propia identidad cultural y
colectiva, de los referentes vitales cotidianos. Así pues, la memoria compartida en el
grupo de apoyo, permite ir reconstruyendo esta identidad social, el ser, la historia que
ha constituido a cada quien. Y con ello, se va recuperando la dignidad propia, el valor
de sí mismo/a y se supera la estigmatización y la vergüenza. Lo cual ha permitido que
las víctimas salgan del anonimato, de la postración, para abrirse a nuevas experiencias,
recuperando sus relaciones, su mundo de la vida:
...hoy en día es otra cosa porque nos encontramos, nos abrazamos, buenas tardes, para mí eso fue
muy agradable, y eso si fue una situación que a mí me agradó, que me gusta. Y aquí estoy,
porque me sirvió mucho conseguir muchas amistades, todo mundo me saluda, ya las que
estamos aquí todas nos conocemos, ya muy escasas las que pasamos y no nos saludamos, tal vez
porque no nos veamos pero de resto nos abrazamos, muy bueno... (Oriente, GF1, 2007) 373
Efectos y procesos psicosociales alrededor de la memoria compartida
...y es que nosotras por el hecho de ser víctimas no es que vamos a estar diario como escondidas;
tenemos valor en sí mismas, entonces, eso es un cambio fuerte, antes me daba pena decir que a
mi marido lo habían matado, que yo soy una de las que antes no decía nada, yo escondía eso, en
el colegio de mis hijas ellas nunca dijeron que su papá lo mataron, porque era como una
vergüenza decir uno que le mataron a alguien... entonces esto ha permitido que ahora uno sí
pueda decir: "sí, yo soy una de las víctimas de la violencia"; y lo puede uno decir, lo puede
expresar porque yo pienso que tenemos ya una dignidad... (Córdoba, E9)
…y ahora me paro delante de las personas y soy capaz de hablarle a un grupo, antes no, era muy
tímida, uno piensa que... ya hoy hablo, ya tengo el valor de mirar a la gente a la cara, antes no,
antes era muy tímida… (Córdoba, E7)
Ahora bien, lo más importante para los y las participantes es que han podido
superar el silencio obligatorio al que fueron sometidos, que su palabra es escuchada y
tenida en cuenta en un espacio colectivo,
374
Efectos y procesos psicosociales alrededor de la memoria compartida
... ellas dicen que anteriormente no se atrevían a hablar del tema, no eran capaces de hablar...
pero ya ellas son capaces de hablar del tema, sin le genere tanta reacción negativa, con mucha
más naturalidad, no puede decirse que no sientan el dolor; sí lo sienten, pero ya lo saben
manejar… porque llegan actividades donde nos toca manejar algo de la historia y se hace con
una naturalidad despampanante... (Córdoba, E4)
Lo cual les habilita para dar testimonio, para contar la historia en otros escenarios.
Lo que de por sí, trae un alivio, se aminora la carga, es decir, se constituye otro ciclo de
retroalimentación positiva en el que al hablar se disminuye la carga afectiva, y al
disminuir esta carga emocional se tiene mayor libertad para expresar y contar.
Dentro del propio proceso de duelo, el avance en la tarea (Worden, 1997) centrada
en el recuerdo y la reconstrucción de lazos afectivos con los vivos y los muertos, supone
la posibilidad de recordar sin una movilización afectiva tan negativa, y una
disminución de pensamientos intrusivos asociada a las acciones de memoria colectiva.
La siguiente tabla permite reconocer algunos aspectos de la transformación subjetiva,
en el que los grupos de apoyo y la memoria compartida han sido útiles para las
víctimas de las regiones del sur de Córdoba y el Oriente Antioqueño:
375
Efectos y procesos psicosociales alrededor de la memoria compartida
Dimensión Dimensión
emocional cognitivo/comportamental
65
Pennebaker, 1994; Martín Beristain & Rieira, 1994; Lykes, Blanche & Hamber, 2003; entre otros
376
Efectos y procesos psicosociales alrededor de la memoria compartida
...la comunidad fuera entendiendo que son grupos de apoyo donde se acoge a las personas que
fueron tocadas por el conflicto, para ayudarles a salir de ese estado, entonces van teniendo la
idea clara de que es un grupo de apoyo mutuo, que no es el grupo que se reúne para sentarse a
ponerlas a hablar de su dolor y que ahí termina todo, sino que se ayuda a salir de ese estado...
(Oriente, GF5, 2009).
Además de las reservas que tenían en el nivel emocional, los participantes refieren
que al comienzo de la experiencia experimentaron cierto escepticismo, puesto que se
pensaba que podría ser un espacio que podría revictimizarles, además de la
desconfianza lógica de pensar y realizar un espacio de contención emocional y
memoria compartida realizado por una mujer de la comunidad, en muchos casos sin
muchos estudios, que también era víctima de la violencia y que apenas empezaba a
desarrollar algunas habilidades para el trabajo grupal:
...al principio no me parecía que era la solución, yo tenía muchas defensas, no creía en el
programa, a mí me parecía que no nos servía de nada; porque cada vez que yo asistía a un
abrazo y veía las versiones de cada una de mis compañeras, me hacía abrir más la herida y vivía
como más en carne propia mi situación… (Córdoba, E11). Me dijeron que había unas señoras
que hacían apoyo psicosocial. A mí me dio risa, porque me decían que fuera abrazada de L., yo
dije: "pues, L. qué me va poder ayudar, si tiene más problemas que yo, además qué me va poder
ayudar una persona que ni estudios tiene". Esa fue la respuesta la primera vez que me
invitaron. (Oriente, E20)
¿Cuál es la razón para que el papel de una mujer de la misma comunidad, que
simplemente recibió una formación básica para contener, apoyar y facilitar un grupo
de apoyo, la PROVISAME, fuera tan importante en el proceso de recuperación
emocional de las víctimas? Puede afirmarse que el papel de la promotora (o promotor,
en algunos casos) fue fundamental porque se trató de un apoyo “entre iguales”, es
decir, entre personas de la misma comunidad, que habían vivido lo mismo,
377
Efectos y procesos psicosociales alrededor de la memoria compartida
...uno recordaba la herida que tenía y ellas le daban consuelo a uno, a mi doña M. (la
PROVISAME), me sacó muy adelante... sí bastante... Yo me sentía muy bien a lo que ella me
decía, porque a ella también le había pasado eso y teníamos que intentar elaborar. Ella había
estado en eso en el pasado y me daba mucho consuelo y empecé a echar para adelante...
(Oriente, E14)
Aparecen en este relato otras referencias que tienen que ver con el tipo de relación:
una relación horizontal, donde hay contacto corporal, donde hay ternura, donde hay
una disposición a la consolación; y es desde allí, donde se realiza la contención. No hay
un juicio sobre la experiencia, no hay un estigma que recaiga sobre quien narra: su
historia, su experiencia es acogida, aceptada, validada, reconocida dentro de marcos
de comprensión similares. Se va construyendo un vínculo que es reparador, un
vínculo que comienza con esta facilitadora del espacio de apoyo, pero que se va
extendiendo al resto del grupo, lo que va permitiendo que se vaya gestando una
transformación.
...ahí fue donde entendí que yo tenía que estar en ese proceso y donde entendí que había que
hablar de eso y que había que llorar todo eso y sacar ese dolor, lo que habíamos sufrido; y
378
Efectos y procesos psicosociales alrededor de la memoria compartida
entendí lo importante de escuchar a los demás y que los demás nos escucharan. Desde ese día
no he vuelto a salirme jamás y entendí que ese proceso, que puede ser que la PROVISAME n
o tenga estudio, pero que hay cosas muy grandes que a través del apoyo mutuo se pueden
lograr: ese día volví a nacer… (Oriente, E20)
En tantos años, en siete años y las personas oprimidas ahí, sin poder como decir nada,
entonces cuando hay una persona que los escucha, ellas van descargando esa carga que va
por dentro... (Oriente, GF3, 2009).
Quizás aquí estriba la riqueza de los espacios de apoyo mutuo (Gracia Fuster,
2011) y de los procesos de formación de promotores psicosociales; es decir, se van
fortaleciendo las capacidades resilientes de la misma comunidad (Cyrulnik, 2006,
2009) o se van fortaleciendo los procesos de afrontamiento y resistencia dentro de
ésta, lo que posibilita la transformación de la realidad de la gente desde abajo⁶⁶ y
empoderan a la comunidad, a las víctimas para ser sujetos de su propia recuperación
subjetiva de forma integral. Es decir, la experiencia tiene sentido, es “sanadora” o
“curativa” cuando se hace en un marco donde la escucha se plantea en términos de
acogida, respeto, apertura, si se trata de un marco de apoyo mutuo. Pero también en
un marco más social, implica una lucha por los derechos, el reconocimiento social y le
recuperación de la dignidad.
Pennebaker & Harber (1993), Morris et. al. (1993) y Sorsoli (2010) han descrito
dificultades importantes cuando se trabaja desde una perspectiva testimonial o
utilizando la narración como forma de “curación” o recuperación. Para estos autores,
se deben considerar variables como los marcos culturales, puesto que hay culturas que
valoran más la palabra que otras, donde se valora más el silencio (Morris et. al., 1993,
Wang, 2008). Hay momentos en el proceso de elaboración donde la gente prefiere
callar y no se pueden forzar a hablar, se debe respetar la forma como cada persona va
trabajando su experiencia (Pennebaker & Harber, 1993). Hay experiencias de
victimización, como el abuso sexual en muchos contextos culturales, donde el silencio
resulta más protector (Sorsoli, 2010), o situaciones contextuales que a algunas
víctimas las lleva a no querer hablar frente a otros. Y finalmente, situaciones de la vida
66
Cfr. Martín Beristain & Rieira, 1994; Lykes, 2001b; Cabrera, 2004; Martín Beristain, 2005; Hamber, 2011; entre otros.
379
Efectos y procesos psicosociales alrededor de la memoria compartida
personal que son definidas por las personas como más significativas e importantes
dentro de sus procesos personales que la misma experiencia de la situación límite:
…algunas de las personas que acompañé me decían que si bien los abrazos les
aportaron mucho cuando participaban, habían momentos donde ellos y ellas querían
compartir más en privado algunos asuntos que no querían tratar en grupo y como la
estrategia es de apoyo mutuo, no sentían confianza para hacerlo, no solo por las
rupturas de las confianzas comunitarias que genera el conflicto, pues estas se fueron
superando, sino por asuntos más de la intimidad de cada uno y sus familias, que no
sentían podían compartir en estos lugares. Lo grupal no daba pie a lo íntimo... (C.5)
Por esta razón, es fundamental considerar la actitud de quien escucha. Uno de los
dramas fundamentales, expresado por algunos de los testigos del holocausto nazi y del
Gulag soviético⁶⁷, se centraba en el temor y la angustia a no encontrar un escenario en
el que su testimonio fuera escuchado, contenido, recogido y avalado. Cuando los
otros (individuales o colectivos) no tienen la disposición de la escucha, no sólo porque
no quieren escuchar, sino porque simplemente no pueden o no tienen las
herramientas para contener el horror que se narra, el testimonio y el contar la historia
pueden también resultar contraproducentes para la víctima, que puede sentirse
revictimizada, afectada nuevamente en su dignidad, no reconocida y que dificulta
cualquier elaboración o cualquier proceso de resiliencia (Cyrulnik, 2006, 2008).
67
Cfr. Levi, 1962/2008, 1988/2008; Semprún, 1995/2007; Kérsetz, 2001; Búber Newman, 1958/2005; Grossman
1964/2008
380
Efectos y procesos psicosociales alrededor de la memoria compartida
Porque fue abusada al igual que su hermanita menor delante de ella y ella se sentía
impotente, pensaba que era su culpa porque no tuvo la fuerza para protegerla… una
mujer cuando es abusada tiene la vergüenza, además de ser víctima hay un estigma
social, entonces el debate interior es más fuerte para poder sacar eso, y lo hace en
particular con la PROVISAME, se va al nivel personal porque no es capaz de hacerlo
en el grupo, porque obviamente tiene el temor de ser censurada porque normalmente
la mujer que ha sido violada y es incluso histórico siempre, sobre ella recae gran parte
de la responsabilidad... (Córdoba, GF. Provísame, 2011)
Porque, yo no era capaz de hablar, entonces, un día T. me dijo: "M.N. venga dibújeme acá, lo
que a usted le sucedió, usted por qué no es capaz de hablar...", porque es que yo cada que
hablaba, vea a mí del llanto nadie me entendía nada, yo no era capaz, yo me quedaba por ahí
en un rincón, pero ellas me brindaban cariño ¿cierto? Entonces, ya un día le hice a ella el dibujo
y le mostré a ella, y ella dijo: "¿usted nos va a explicar lo que hizo acá?" Y ese día yo fui capaz, en
el mar de llanto, pero fui capaz; ya ahora, yo voy allá y yo "recocho" con ellas, uno no se ríe de lo
que le pasó, pero ellas lo hacen sonreír a uno porque ¿todo no ha de ser dolor, cierto?
(Oriente, E21)
68
Cfr. Lira, 1990a, b; Pennebaker, 1993, 1994; Lira & Castillo, 1993; Páez & Basabe, 1993; entre otros. También Herman,
1997; Marques, Páez & Serra, 1998; Basabe, 2001; Cabrera, 2004; Montalvo, 2005; Pérez Sales, 2006, Minow, 2008 a, b,
Martín Beristain, 2006, 2009.
381
Efectos y procesos psicosociales alrededor de la memoria compartida
...sí fue un impacto para la región y en efecto vivimos y tenemos aquí que lo que hemos logrado,
aunque no somos personas con mucha preparación, ni un bachiller, no lo han logrado otra
s personas. Por ahí porque es una dinámica de lectura, reflexiones, masajes, juegos de contacto
físico y así para no estar tan atarantadas por medio de bombas, balas, y de una cantidad de
cosas; tenemos muchas cosas para que en el grupo nos vamos sintiendo como hermanas, como
amigas, entonces vamos saliendo de ese encierro y vamos aliviando todas esas cosas, hay
personas que mentalmente ya están muy sanas... (Oriente, GF3, 2007).
...entonces, ese día, en el proceso, hicieron como un ritual y a mí me movió mucho, porqu
e después del ritual se miraban las caras y yo veía algo muy diferente a como habían llegado
, entonces me gustó. El ritual era como un círculo, pero en el centro tenían como una coquita
con agua y con unas rosas, ellas las echaban ahí, a cada una le daban la rosita, y cada una se
acercaba al agua y ponía como su dolor, su tristeza y luego una música suave.. Entonces una de
las compañeras pasaba por los lados de uno, como aquí estoy yo, no se detengan, suelten todo
eso que tengan, y después yo veía las caras de las personas, y entonces yo decía: "pero qué pasó",
entonces yo decía que era muy bonito y seguí, y aquí sigo... (Oriente, E6)
En ese grupo nos encontrábamos, escribíamos cosas, hacíamos rituales, nos daban flores,
pintábamos, escribíamos y ahí se iba uno motivando para salir adelante. Yo sabía que eso eran
proyectos que a largo tiempo, a las personas nos iban a beneficiar, interiormente y
psicológicamente. Ya me sentía que no era yo sola la que había sufrido esa situación y tenía
también ese sentimentalismo (compasión) por el otro, me solidarizaba con el otro, claro...
(Oriente, E17)
Así pues, emergía de la misma comunidad, no era una intervención puntual, sino
que se fue desplegando en el transcurso del tiempo, abierto por varios años; que se
convirtió en referente social para poder expresar lo inexpresable y para nombrar lo
innombrable. Se abrió un escenario para reconocer y aceptar el dolor, para acogerlo,
para escucharlo en medio de una sociedad que no quería escuchar, que estaba sorda e
“indolente”:
...yo le recomiendo a las demás víctimas, que no se queden en la casa quietas, que busquen
intercambio con otras personas, conversar, dialogar con las demás personas, que ese es un gran
alivio. En este grupo se ha logrado sobrepasar más las penas, aquí ya compartimos; uno en la
casa solo se ahoga más en las penas, es más horrible; salimos de las casas, nos contamos lo que
nos pasó y va saliendo, de pronto es doloroso, no es como antes, cambia uno los sentimientos...
(Oriente, GF6, 2007)
Ahora bien, las primeras y los primeros en experimentar que este espacio se estaba
abriendo y que el dolor dejaba de ser “dolor envenenado” (Das, 2008c,d),
enclaustrado en el cuerpo, reducido al anonimato, recluido en el silencio o en el
síntoma, fueron los y las PROVISAME, quienes además de su formación,
encontraron en los espacios de apoyo mutuo un sentido, un horizonte y un marco de
elaboración de su propia experiencia:
Esto permite realizar una afirmación importante: lo que “sana”, lo que “cura”, para
utilizar la metáfora de la enfermedad, no es la técnica que se implemente, no es la
acción de un profesional, o la aplicación de unas herramientas de una disciplina como
la psicología; lo que transforma, lo que devuelve sentidos es el vínculo, es la relación
que se establece. Se trata, por tanto, del marco de contención que se constituye y de la
fuerza resiliente de la gente, cuando ésta vuelve a creer en toda la potencialidad que
alberga, en todos los mecanismos de afrontamiento que puede desarrollar, cuando
emerge de sí y de sus vínculos y lazos una fuerza de resistencia que se sobrepone a las
emociones negativas que pueden postrar. Se trata de un apoyo donde quien apoya, se
apoya a sí mismo/a.
384
Efectos y procesos psicosociales alrededor de la memoria compartida
- Contención realizada por personas que han vivido el mismo contexto, cercanas.
...Creo que esto puede ser la consecuencia porque al intentar generalizar la propuesta se perdió
criterio en la selección de los participantes y muchas personas no lograron completar el ciclo y
sanar su dolor. No necesariamente el proceso le transformó la vida a todas y cada una de la
personas que participaron, algunos personas siguen igual y utilizan lo aprendido para llamar
la atención sobre sus vidas o para generar lastima, aquí me refiero a la formación de
PROVISAME particularmente, hay líderes que participaron que les prima más el interés
individualista que el colectivo. Incluso a algunos y algunas les sirvió para acentuar su
autoritarismo y el poder para imponer a los demás lo que se quiere... (C1)
En esta misma lógica, cuando faltaron los recursos y la presencia de las ONG que
habían desarrollado el programa no se pudo sostener, no se volvieron a desarrollar
grupos de apoyo, salvo algunas excepciones. De otro lado la cooperación
internacional, en la que se basa el trabajo de las ONG en Colombia ha disminuido
significativamente, o considera que este tipo de proyectos debe generar una
sostenibilidad, de tal manera que los recursos locales del Estado también puedan
apropiarse de estos procesos, pero la lógica del Estado no logra aún incorporar esta
estrategia, tal como se vio en el intento con las alcaldías municipales para que
asumieran esta capacidad instalada en sus municipios como una forma de atención a
las víctimas; sin embargo tampoco esto se logró en las dimensiones esperadas. Por esta
razón, también se presentaron grietas en el proceso y dificultades que durante 2011 no
se pudieron subsanar:
386
Efectos y procesos psicosociales alrededor de la memoria compartida
...mira la primera experiencia uno pensaba que eran las confianzas del grupo lo que iba a
lograr resultados con todas en grupo; yo pensaba que las visitas domiciliarias no, entonces me
toco aplicarlas y entonces todo fue muy distinto porque empecé a tener en cuenta y a utilizar
otras herramientas, como la entrevista personal, yo fui a varias casas y los resultados fueron
excelentes, porque continuó la relación, hay una amistad muy grande, donde se ve ya cualquier
problemita y dicen: “nosotras hablamos con usted”; y todo muy bueno, uno como
PROVISAME genera experiencias... entonces tener en cuenta que todos somos mundos
distintos, todos los casos son distintos y no tener solamente la solución a nivel grupal...
(Oriente, GF. Provísame, 2011)
Como este proceso se hace en medio del conflicto, tenemos dificultades cuando se acrecientan
los asesinatos y las desapariciones. Esto produce miedo en los acompañantes como en los
acompañados, lo que entorpece el proceso. (C3)
387
Efectos y procesos psicosociales alrededor de la memoria compartida
De allí que pueda afirmarse, incluso, que cuando una mujer o un hombre en este
contexto, decide contar su historia y trabajarla grupalmente, está desplegando un acto
de resistencia, que es necesario reconocer y valorar, aun cuando no se pueda avanzar a
nuevas formas de trabajo de memoria desde lo público, lo colectivo o lo histórico.
...hacerme más fuerte, y compartir el amor... yo antes era fuerte, pero seca, no compartía, casi
que ni una sonrisa y en los abrazos he aprendido mucho... (Córdoba, E2). ¿Qué cambio hubo?
Que yo era muy grosera y ya no, he cambiado bastante, yo no quería que me hablaran y ahora
sí. (Córdoba, E3)
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Efectos y procesos psicosociales alrededor de la memoria compartida
…Pues una mujer más calmada, más tolerante, porque yo ya no peleo con nadie. Y sin
embargo, si yo me pongo a pelear con el vecino, ¿qué estoy consiguiendo? ¡Pura guerra! ¿Y qué
trae la guerra? ¡Más guerra! Más bien trato de aguantar hasta donde más pueda...
(Oriente, E7)
Por lo tanto, puede decirse que el contar las historias de violencia, represión y
victimización posibilitó también narrar las consecuencias de estos hechos en la
familia, y a su vez abrió la puerta para mirar otras violencias en el mundo de lo privado,
que terminaron siendo conversadas, narradas, compartidas y transformadas en los
procesos de apoyo mutuo, y esto ha sido válido, tanto en el Oriente Antioqueño,
como en el sur de Córdoba. Veamos entonces algunos de los aspectos sobre los cuales
hacen referencia los relatos de los y las participantes que han implicado
transformaciones de las relaciones familiares y de las relaciones de género.
389
Efectos y procesos psicosociales alrededor de la memoria compartida
La primera y más común referencia tiene que ver con la superación del maltrato a
los hijos. En culturas marcadas de forma significativa por tradiciones patriarcales, la
educación de los hijos e hijas está atravesada por formas y manifestaciones que pueden
incluir el castigo físico, la violencia verbal y la exclusión de los menores de escenarios
de toma de decisiones familiares. En algunos casos el ejercicio de la violencia física y
verbal sobre hijos e hijas ha estado normalizado y hace parte de la vida cotidiana de
algunas de las familias de los y las participantes en esta investigación. De otro lado,
para autores como Samayoa (1990), Gaborit (2006a), Arévalo (2010, 2011) y otros,
la afectación de la violencia política se extiende a diversos aspectos de la vida trayendo
relaciones deshumanizadas y cotidianamente violentas.
…pero gracias a ese proceso de PROVISAME, que me ayudó mucho, mi vida ha cambiado,
empecé a amar más a mis hijos, a mi familia, con el hombre que vivo, ya lo entiendo, cuando
tenemos problemas los sabemos resolver... No me dejo maltratar, ni maltrato tampoco a nadie
; con mis hijos tratamos de tener un diálogo, de entendernos, cuando tenemos dificultades,
como en toda familia, tratamos de llegar al diálogo y hablar... (Córdoba, E7)
390
Efectos y procesos psicosociales alrededor de la memoria compartida
…pues eso me ha fortalecido mucho porque, me ha servido hasta para trabajos en el colegio del
niño, cosas que yo he anotado y que le sirven al niño… (Oriente, E10). Mis niños hacen
respetar sus derechos. Ellos alguna cosa que cometan con ellos en la escuela ahí mismo hablan y
protestan y no se dejan de nadie; por muy altanero que sea el profesor... (Oriente, E15)
...en lo familiar también... ve uno mamás más comprometidas como con los hijos, más
preocupadas, teniendo mejor relación con ellos... Los fenómenos de la violencia intrafamiliar,
la drogadicción, la prostitución, que han roto el tejido social desde sus núcleos familiares, ahí
hay que seguir trabajando... (Oriente, E31)
...ya después pasó eso y empecé en la asociación, a involucrarme, ya fue mejorando mi vida
familiar, porque antes era muy retraído, no jugaba con mis hijas sino que era más bien
apartado... entonces ya cuando estuve en las experiencias con la asociación, ya empezó a
vérseme el cambio, mi señora misma me dice: "J. usted ha cambiado, usted es más abierto, usted
conversa más, usted le dedica más tiempo a las niñas, es más extrovertido, juega más con ellas”
(Oriente, E25).
391
Efectos y procesos psicosociales alrededor de la memoria compartida
...nosotros nunca habíamos hablado de eso, o sea, lo mataron si, pasó como lo grueso, fueron los
paramilitares, pero no detalles que estaban ahí alrededor de la muerte de él. Pero ahora
, después del proceso, nuevamente uno como que maduró frente a ese tipo de cosas y las relaciones
familiares en general son muy buenas. (Oriente, E20). De ahí para acá, el hecho de haber
compartido y hablado con otros, de haber participado este proceso fortaleció más como los lazos
de familia y también con la otra gente… (Córdoba, E10)
Puede afirmarse, por tanto, que el proceso de abordar los impactos de la violencia
sociopolítica ha tenido posteriormente a través de los grupos de apoyo mutuo un
impacto positivo para abordar el mundo de las relaciones familiares y haber
permitido reconstruir el tejido familiar.
El proceso de apoyo mutuo y memoria compartida, trajo sobre todo para las
mujeres, una oportunidad para tomar conciencia de los roles y relaciones de género.
La reconstrucción subjetiva que se fue operando, también posibilitó en las
participantes una reflexión en torno a su condición de mujeres en el marco de una
cultura patriarcal. La reflexión sobre la explotación y la opresión en el sistema
macrosocial, también posibilitó la mirada al espacio microsocial: el mundo de la vida y
de la cotidianidad, es decir, un cambio en la forma de pensar y actuar de las mujeres:
…el modo de pensar también, porque yo ya pienso muy diferente, o sea, yo primero creía que las
mujeres no éramos sino para levantarnos, hacer arepas, organizar la casa y no más; que
nosotras las mujeres éramos serviciales y así vivía antes de la violencia… Y yo ahora veo que
las mujeres podemos hacer muchas cosas, ser líderes de un grupo, hacer un vuelco completo…
(Oriente, E26)
392
Efectos y procesos psicosociales alrededor de la memoria compartida
Ahora bien, buena parte de este proceso está atravesado por la dinámica misma de
la violencia, puesto que la pérdida del esposo, del soporte económico, de la “cabeza” de
la familia en el marco de una concepción tradicional, obligó a las mujeres a asumirse
desde otro lugar, a tomar las riendas de la vida, a afrontar los nuevos retos que se
planteaban, trayendo consigo una sobrecarga de roles:
Hay cosas que no las asimilo todavía: no me he podido dar a la idea de que yo esté sola. Y
levantándolos sola y en los momentos difíciles, cuando de pronto veo que se me están
desbocando, quisiera que él estuviera para que me los ayudara a detener un poquito…. Sin
embargo yo me planto, para que no se me desboquen, la cuerdita que yo les voy dando, poquito
a poquito se las voy soltando, y cuando veo que se me están desbocando vuelvo y los jalo otra
vez... (Oriente, E7)
Ahora gracias a Dios, gracias a la asociación las cosa nos están cambiando, porque yo ya tengo
mi casita, porque gracias a Dios ya les puedo dar el estudio, la comida; aunque me toca
trabajar para eso, les doy de todo y viven conmigo muy bueno... ellos están disfrutando, ahora
que están viviendo conmigo, que están en la casa, porque gracias a Dios yo me preocupo mucho
por ellos… (Oriente, E26)
...pues como mujer yo he logrado varias cosas, pues lo uno fue entender que M. se había muerto,
pero que yo no me podía morir con él, entonces, yo nuevamente reanudé mi vida, yo tengo mi
compañero y tengo otro hijo; algunas veces feliz y otras veces no tan felizmente organizada;
pero también siento que me ha dado esto como libertad, no libertinaje... libertad porque siento
que yo soy como dueña de mi misma vida... pero que como tenía otra visión; en cambio yo
393
Efectos y procesos psicosociales alrededor de la memoria compartida
ahora soy dueña de mi vida, como mujer y como madre, yo tengo mis límites, o sea, la mujer
entregada, pues, las 24 horas del día a los hijos ¡No! Yo ya en eso soy muy diferente, con respeto y
responsabilidad sí, pero no soy atada con cadenas a eso... (Oriente, E20)
Esto ha implicado, a su vez, un cambio radical en la relación con los hombres, con
sus esposos, o sus nuevos compañeros. Se ha generado un proceso de
empoderamiento de las mujeres que ha implicado, al interior de las organizaciones,
una posición firme frente a la violencia de género. El proceso de apoyo mutuo y
memoria compartida abrió también la brecha para compartir, afrontar y superar las
historias de violencia de género, utilizando muchas de las metodologías lúdicas,
simbólicas y vivenciales que movilizaron las historias de victimización política:
…ya uno no es la mujer que se deja golpear del marido, estos procesos nos han servido para
nosotras ganarnos el respeto; porque incluso aquí en la asociación había mujeres que decían:
"ah, no, él es mi marido y él tiene derecho conmigo para hacer lo que quiera". Entonces
empezamos a concientizarlas les decíamos: "muchachas miren...", hacíamos dramatizados,
hacíamos cositas así, o de sentarme con otra compañera pero yo ponerme en los zapatos de ella
(juegos de roles) y allá los míos, entonces, yo pienso que eso fue sensibilizando mucho a las
otras compañeras, yo pienso que eso nos ayudó mucho; y el trabajo psicosocial ha sido para
nosotras muy importante... (Oriente, E6)
Yo siento que empecé a quererme más, o sea, todo el tiempo yo no me preocupaba como
que por mí, pero ahí empecé a valorarme de pronto como mujer... que tengo que
empezar a quererme más, que eso de llevar dos hijas, dos niñas, y un niño y que hay que
luchar, y no como mirar una solución rápida a tu problema de sola, sino que hay que
luchar por los hijos y el hecho no es buscar quién lo quiera, sino como quererse uno...
(Córdoba, E10)
...el haber salido de la casa a la plaza, al menos un poquito, han podido soltarse del marido,
venir a las reuniones por encima de la negativa del marido, empiezan ya a dar sus primeros
pasos. Y si el marido pone problema, la mujer se empodera, y le dice: "a mí me gustan esas
reuniones y voy a ir"; o sea, un poquito uno ha visto el cambio. Hombres ya diciendo: "es que a
mi mujer le encanta eso, y que vaya, que participe"; otras le piden permiso al marido, pero
cuando no se los dan, de todas maneras se vienen; en otros casos, el marido se queda con los
niños y comparte que ella pueda ir a las reuniones y participe. Sí ha habido un cambio entre
hombres y mujeres, al menos cambio de roles... (Oriente, E31)
...en ese proceso de abrazos aquí en La Unión habíamos ocho hombres y éramos más hombres
que mujeres... y como el dicho que dice que los hombres no deben llorar, allá sí lloran los
hombres, porque se hace el diálogo, empieza uno a reflexionar, a recordar, que dibujar en una
hoja que al hermano, que la mamá cómo era, que como sería teniéndola, entonces era
inevitable que se vinieran las lágrimas; todo el mundo contando la historia, de que a mí se me
perdieron dos hijos… lo que pasa es que uno siente el choque, porque no es fácil... es difícil...
(Oriente, E19)
... al interior de mi familia siento que estoy apagando incendios en otros lados y la casa mía se
estaba quemando, esa parte me hace sentir así, que tengo que volverme a trabajar en lo
personal, mi salud, mi tranquilidad, mi sosiego... porque a veces se me altera la vida por todo lo
395
Efectos y procesos psicosociales alrededor de la memoria compartida
que tengo que hacer en lo comunitario y las familiares las tengo olvidadas, es en la parte que
más tengo que trabajar.... (Córdoba, E13)
Ahora bien, la mirada debe hacerse de forma más compleja, puesto que es muy
probable, en este caso, y como ya se ha dicho, que estos cambios no se deban
exclusivamente a los procesos de apoyo mutuo, memoria compartida; mucho menos a
las acciones públicas de memoria. También ha jugado un papel importante el trabajo
que las organizaciones acompañantes y las mismas organizaciones de base han tenido
para tomar conciencia de estas dimensiones cotidianas de la violencia y su necesidad
de transformación.
La experiencia de apoyo grupal fue el primer paso para fortalecer la cohesión del
grupo, para tomar conciencia que les unen los mismos sentimientos, las mismas
necesidades, los mismos intereses y propósitos, y desde allí dejar la soledad, unirse a
otros y otras, participar y ser actor de su propio proceso de transformación personal y
de la reconstrucción del tejido social. Un paso más allá fue el organizarse como
víctimas, empezar a empoderarse como sujetos políticos, ciudadanos y ciudadanas
que aportan a la reconstrucción de su localidad:
...como comunidad, como mujeres, como familia, nos tenemos que ir organizando, tejiendo
esas redes para poder hacer una sociedad donde nuestra voz sea escuchada y donde nuestro
dolor sea propuesta... (Oriente, GF2, 2007). Se ve el compromiso y las ganas de la gente, de
querer estar agrupados en la organización y así poder reclamar sus derechos... (Oriente, Gf5,
2009).
396
Efectos y procesos psicosociales alrededor de la memoria compartida
...porque vamos dejando el individualismo, porque ese siempre ha sido el gran problema de
nosotros todos, en general, el individualismo... ¿Cuál es el principal ingrediente para
compartir? El respeto... entonces cuando ya empezamos a sentir ese respeto uno por el otro,
empezamos a dar cosas positivas... (Córdoba, E2).
…¿usted cree que yo iba a una reunión? Para nada, para mí no había nada, no quería sino estar
metida en la casa, chillando y no hacía nada; en cambio ahora siento ganas de trabajar, de
venir acá... (Oriente, E9)
Este relato resume de forma fidedigna lo que fue mi experiencia durante 8 años en
el Oriente Antioqueño y 5 en el sur de Córdoba. Las víctimas estaban encerradas
llorando a sus muertos, como ya se ha mencionado, a veces sin querer levantarse, sin
397
Efectos y procesos psicosociales alrededor de la memoria compartida
querer salir, sin querer encontrarse con otros y otras (Cfr. Capítulo 4). Las
PROVISAME lograron convencerlas para asistir a un pequeño grupo, y fue de este
lugar de postración de donde emergieron nuevamente como sujetos sociales:
…hoy uno alcanza a mirar que la gente quiere participar, con los grupos de apoyo mutuo
donde uno ha estado, la gente corre como con mucho ánimo, empieza a participar, la gente dice
éste no es el camino de estarse uno aquí en la casa... y yo también pensaba que realmente esa no
era la solución, la solución es estar todos en conjunto, mirar cómo ayudarnos mutuamente...
(Oriente, E24)
Este paso para salir de sí mismas, salir del encierro y encontrarse con otros y otras
para participar en espacios colectivos, tiene como expresión privilegiada el deseo de
apoyar a otros, de ejercer la solidaridad que se ha recibido, de multiplicar el trabajo,
demostrando que sí es posible salir de la trampa del encierro, el aislamiento y el dolor:
…entonces yo he aprendido a ser más solidaria; de pronto no lo era… En todos los sentidos; yo
ya soy capaz de ayudar a otro cuando cuenta su dolor, no quedarme ahí estancada en ese dolor;
eso me ha ayudado porque lamentablemente hay muchas personas que se quedan ahí
quejándose de lo que les pasó, todo el tiempo y no buscan cómo surgir, como salir, como ayudar
a la comunidad, entonces eso sí ayuda... (Oriente, E13)
…lo que pasa es que el dolor compartido hace que uno crezca de una forma diferente y quiere
que todo sea general, que esa ayuda que hemos recibido sea general, que después de haber
vivido eso, uno se sienta útil trabajando por la juventud, por la niñez, llevando programas
donde haya esa voz de aliento y ayuda, porque esa es una forma de sentirse vivo y sentir que uno
es capaz de dar cosas positivas, a pesar de todo lo que uno ha pasado... (Córdoba, E2)
Así pues, a partir del proceso de apoyo mutuo, los y las participantes plantean la
necesidad de abrir y generar nuevos espacios de apoyo, lo que implica una demanda
explícita de formación, capacitación y acompañamiento. Lo cual se concretó en
nuevos grupos de promotoras y promotores de vida y salud mental (PROVISAME).
Quienes fueron apoyados y apoyadas, asumen el compromiso de participar, de salir de
su encierro, a partir del apoyo a otros y otras:
398
Efectos y procesos psicosociales alrededor de la memoria compartida
Luego poder estar en todos estos procesos tanto locales como regionales y ya después poder
participar como PROVISAME, en toda esa formación; que además de formarme y adquirir
herramientas para apoyar a otros fue todo un proceso para poder liberarme de todos esos
dolores amarguras y sentimientos que tenía yo por dentro. Pues, para mí eso fue la
transformación de mi vida. (Oriente, E20)
...podría decir que ahora estoy en una organización social. Me metí a la defensa civil que me
ayudó mucho, no en el sentido económico, porque no es una labor que lo remuneran, es una
labor social que hacemos, como un apoyo psicosocial; porque yo estoy entrando a diferentes
zonas, donde hay inundaciones, eso me hace conocer tantas personas, conocer el dolor; cuando
llegamos y empezamos a hacer los censos, de pronto una persona empieza a llorar y entonces me
acerco y les pregunto qué por qué lloran, y de pronto ha sido porque les mataron un familiar,
porque tienen un desaparecido. Entonces empiezas como a entrar, como a familiarizarte y con
lo que a ti te ha sucedido, y sientes que debes dar ese apoyo... (Córdoba, E1)
Entonces cuando yo logré volver a Aquitania, y eso fue a finales del 2005, creo que fue, a finales
del 2005 ya volví a reaccionar y en el 2006 empecé otra vez a recuperar el liderazgo que tenía. Y
esa fuerza la recuperé con el proceso de sanación del proceso de PROVISAME... (Oriente, E1)
Yo pienso que ha servido para afianzarnos más como organización de víctimas; acá en La
Unión, hemos sentido que nos consolidamos más; por ejemplo, en la asamblea pasada se vio la
fuerza de unidad, el sentido de poder, de adquisición de todos los integrantes de la asociación
, hicimos un ritual, hablamos de la memoria, se siente la participación de todos, de querer
apoderarse de ese espacio, de decir “esto es lo que necesitamos” para salir de ese estado. Yo
personalmente sentí la calidad de la participación y fue para afianzar más la organización...
(Oriente, GF5, 2009)
Esta dinámica se fue dando también de forma procesual. En primer lugar se fue
dando la construcción de sentimientos y referentes en torno a las relaciones, que
abrieron la puerta para construir un espacio de encuentro. Se va construyendo “una
familia”, en donde los apoyos familiares perdidos en la ruptura por la violencia se
recuperan en el escenario de apoyo mutuo, como espacio que permite el abordar,
incluso, las situaciones, experiencias, penas y dificultades familiares o personales:
Los abrazos me han servido a que nos acerquemos, vamos manejando como una unión, nos
tratamos como familiares, como esa familia, que lo que te pasa a ti me pasa a mí, que cuando
yo te veo triste te pregunto: "¿cómo te va con aquel amor, con aquella situación...?", Y tú me
contestas como si fuese un familiar tuyo sin problemas... entonces sí, sí nos sirve esa unidad, esa
compañía... (Córdoba, E1)
...ahora vivimos cómo viven los hermanos, porque de ahí para adelante nos empezamos a
encontrar con gente que estaba en la misma situación nuestra y nos enseñaron a vivir… En ese
proceso éramos como 20, y la gente contaba las historias, cada uno contábamos lo que nos
había pasado y eso servía, porque ahí es donde uno va cogiendo y amarrando, como dice el
cuento, entonces ya nos fuimos uniendo todos. Vea que entre más gente unida, es mucho mejor
. (Oriente, E4)
401
Efectos y procesos psicosociales alrededor de la memoria compartida
Esto es significativo en contextos donde era peligroso realizar los rituales de duelo y
despedida (como el velorio o el entierro público)⁷⁰. Por lo tanto, el lograr que la gente
se empezara a acercar nuevamente a los dolientes y expresar su solidaridad ha hecho
parte de esta reconstrucción de tejido social. Además, de esto, este proceso ha
permitido, también, ir configurando un colectivo, porque se han ido construyendo
identidades, tal como se expresa en este testimonio:
Desde este horizonte de apoyo mutuo, que dio soporte en medio del dolor y
posibilitó la reconstrucción de la confianza, fue emergiendo la propuesta y la idea de
constituirse como organización de víctimas, por lo menos en el caso del Oriente
Antioqueño; en una dinámica que no se dio de inmediato, porque implicó, casi dos
años de proceso, de reconstrucción de los lazos, afirmando los vínculos y creyendo que
se podía tejer un proyecto colectivo:
Un proceso que empezó con “los abrazos”, con la dinámica de apoyo mutuo. En el
Oriente Antioqueño, el encontrarse en el apoyo mutuo y la generación del espacio
asociativo, a partir de los abrazos, ha permitido que el apoyo mutuo se siga reforzando
a lo largo del tiempo, con lo cual se extiende la red social y de los y las participantes. Es
decir, los abrazos crearon una red social de apoyo que se extendió a la vida cotidiana,
esta red de apoyo se fue constituyendo en una organización formal de víctimas que
intentó canalizar las inquietudes y procesos sociales, jurídicos y políticos de los y las
sobrevivientes:
70
Los cortejos fúnebres estaban acompañados escasamente por la familia más cercana, donde se había prohibido asistir,
acompañar o tener alguna expresión pública de duelo.
402
Efectos y procesos psicosociales alrededor de la memoria compartida
...para mí los abrazos han sido un paso fundamental para que haya organización, porque sin
ellos la gente no se hubiera organizado... sin abrazos no hubiera organización... porque la gente
no está con esa concientización, de que uno tiene que estar ahí, con un apoyo. Estar unidos,
todos juntos, recuperarnos, reclamar derechos, que si no, no... (Oriente, E24)
Le puedo decir que el proceso de abrazos, la organización y los testimonios nos han servido para
recuperar nuestra dignidad... en el modo de pensar, en el modo de tratar la gente, en el modo de
relacionarse con ese tipo de gente, con muchísima gente que ni nos conocía, mire vamos
haciendo amistad, consiguiendo más amigos, yo he hecho amistad con gente muy interesante,
que como le digo, son los que nos han estado ayudando y dándonos una mano,
escuchándonos... (Oriente, E3)
...como le digo, se ha atrancado mucho ahí, es el segundo paso, que no lo hemos hecho, yo digo
que más que todo es que carecemos de... tenemos temor: al primero que está a la cabeza, al que
está en la organización, al que es dirigente, al presidente de la organización, lo amenazan y
muchas veces tiene que huir o simplemente lo matan, porque lo que estamos haciendo de pronto
a otras personas no les gusta, entonces más que todo eso tiene que ver con la violencia que se
mantiene alrededor de nosotros... (Córdoba, E12)
403
Efectos y procesos psicosociales alrededor de la memoria compartida
…estamos con el objetivo de organizarnos, para que el Estado nos vea, y como se sabe que
muchas mujeres están necesitadas, incluso algunas han dicho: nosotras estamos ya cansadas
de llorar, nosotras necesitamos algo diferente; entonces eso es lo que nosotros queremos ser: una
asociación, meter proyectos que sirvan para el sustento de esas familias, porque hay muchas
familias que tienen mucha necesidad, pero si nosotros no estamos organizadas en ningún
momento el Estado nos va a mirar. (Córdoba, E11)
Así pues, en ambas regiones los y las participantes refieren de qué manera el
proceso de apoyo mutuo y memoria compartida fue fundamental para desarrollar
404
Efectos y procesos psicosociales alrededor de la memoria compartida
Todos estos relatos apoyan lo planteado por Carlos Martín Beristain (2005) con
comunidades mayas en Guatemala, quien afirma que la acción colectiva de memoria
permite clarificar y ordenar las vivencias, estructurando los relatos, reforzando el auto-
concepto positivo del colectivo, que se retroalimenta con la recuperación del
compromiso ideológico y la lucha social; posibilitándose una recuperación de las
creencias en el mundo, en sí mismo y en los demás, lo que favorece la integración
social e interpersonal, la reconstrucción de lazos familiares y comunitarios, con lo cual
también se favorece la cohesión social. Finalmente, todo esto fortalece la identidad
colectiva.
…Pero con esto uno aprende, lo que nos pasó nos enseñó, nos dejó algo muy duro que fue la
muerte de mi hermano, pero aprendimos otras cosas y aprendimos a valorar otras cosas y a ser
personas, ser personas y a sentir las cosas que les pasa a los demás, ya no pasamos
desapercibidos porque mataron a aquél, ya sentimos el dolor que sienten las otras personas, ya
sabemos que lo que nos pasó a nosotros fue malo y ha pasado a otras personas y puede ser más
duro, por ejemplo los que tienen desaparecidos, los que les mataron más de un miembro, o más
de dos, los que fueron torturados... (Oriente, E16)
405
Efectos y procesos psicosociales alrededor de la memoria compartida
71
Pennebaker (1993, 1994), Herman (1997), Pennebaker & Crow (2000), Páez, Martínez & Rimé (2004), Ruiz-Vargas
(2006) y Rimé (2007), entre otros.
406
Efectos y procesos psicosociales alrededor de la memoria compartida
72
Tedeschi & Caldhoun (2004a, 2004b) afirman que las narrativas sobre el trauma son siempre importantes para el
crecimiento postraumático, porque cuando se desarrollan estas narrativas, se fuerza a las víctimas y sobrevivientes a
cuestionar y confrontar cuestiones sobre los hechos y los significados construidos al respecto; con lo cual puede ir
modificando sus propias significaciones.
407
Efectos y procesos psicosociales alrededor de la memoria compartida
Discusión y conclusiones
Ahora bien, esto necesita otro que escucha, la construcción de una relación donde
el dolor y el horror son contenidos y acogidos. Así pues, será oportuna la expresión,
cuando hay un marco social que escucha, y este marco social que escucha se constituye
cuando el sistema social (por autogestión, por la presencia de algún proyecto de
cooperación, por una intervención estatal o de una ONG, etc.) abre espacios donde
las víctimas y las comunidades son asumidas como sujetos de su propia historia,
sujetos de derechos, y como “iguales”, que tienen saberes con los cuales el
conocimiento y el quehacer de la acción externa debe dialogar y de los que debe
aprender.
ENFOQUE PSICOSOCIAL
·Respeto a los marcos contextuales, socioculturales y perspectiva
de derechos
·Mirada de proceso
·Trabajo de duelo = trabajo de memoria
·Relación horizontal, construcción de vínculo afectivo y solidario
· Se debe tener en cuenta que se trata de procesos a largo plazo. Por lo tanto,
estas estrategias que vinculan a agentes de la comunidad como promotores y
facilitadores que pueden aportar a la contención implican tiempo,
acompañamiento, formación y seguimiento. Aquí hay un reto claro a la
mirada inmediatista y eficientista de la cooperación internacional ⁷³y el
Estado.
· Es fundamental trabajar al mismo tiempo que las técnicas, el tema de las
actitudes con las que una persona se acerca a la comunidad (sea esta
profesional o agente comunitario), puesto que las relaciones asimétricas y de
poder, no contribuyen a la recuperación de la dignidad de las víctimas, y por
el contrario, la puede ubicar en un lugar de dependencia y vulnerabilidad.
Así pues se deben analizar, además las relaciones de poder en la comunidad,
las de exclusión para evitar reproducirlas con la acción. Construir relaciones
horizontales, vínculos que estén marcados por el afecto y una disposición
permanente a la contención y al diálogo.
· Tener un repertorio de técnicas, estrategias pedagógicas y formas de
intervención que impliquen poner el acento en el proceso de las personas y/o
del grupo, más que en la técnica referida. Poner el énfasis en el sufrimiento y
el padecimiento de la gente, en sus contextos e historias vitales, más que en los
marcos conceptuales y disciplinares, mucho más cuando estos marcos suelen
ser importados desde escuelas de pensamiento norteamericanas y europeas⁷⁴.
73
Cfr. Summerfield, 1996, 2002; Duffield, 2004; Martín Beristain & Pérez Sáles, 2008
74
Cfr. Martín-Baró, 1983, 1990b; Summerfield, 1996, 2002; Lykes, 2001 a,b, 2007.
409
Efectos y procesos psicosociales alrededor de la memoria compartida
75
Cfr. Käes & Puget, 1991; Das, 2008 e, f, g, h; Jimeno, 2008; Uribe, 2010.
76
Bisson, Jenkins, Alexander & Bannister, 1997; Everly & Mitchell, 2001; McNally, Bryant & Ehlers, 2003; Pérez Sales,
2006; Wessel & Moulds, 2008.
410
Efectos y procesos psicosociales alrededor de la memoria compartida
· El protagonismo no puede ser del actor que interviene, sino de las víctimas,
ellas son el centro de la acción y nada se puede planificar sin tenerlas en
cuenta. Por ello deben estar incluidas, junto con sus comunidades, de forma
participativa y activa (Cfr. Martín Beristain & Pérez Sales, 2008; Gaborit,
2006a, b). Activar los procesos de apoyo mutuo: lo que implica analizar la
realidad conjuntamente, dar sentido a la experiencia, reconocer sentimientos
escondidos, liberar una imagen negativa de sí mismo, generalizar las
experiencia, buscar soluciones conjuntas, desarrollar formas de poder
colectivo, afirmación cultural o actividades gratificantes compartidas (Cfr.
Martín Beristain & Pérez Sales, 2008).
· Así pues, y para culminar, se puede entender que este enfoque de la acción,
que también tienen una dimensión transdisciplinar, invita a un
acompañamiento que involucre de forma interactiva, compleja y
simultánea, varios ámbitos y niveles de la realidad, para que la acción resulte
medianamente coherente con la complejidad de esa realidad, estos ámbitos,
entre otros, pueden ser los siguientes:
411
Efectos y procesos psicosociales alrededor de la memoria compartida
Para finalizar recojo esta reflexión de Martín Beristain (1999) en la que presenta un
esquema de intervención en contextos de catástrofe o violencia política que implica
abrir la perspectiva de acción: en primer lugar es necesario contener las reacciones de
las víctimas, reconociendo su normalidad y frecuencia, dada la situación vivida.
Invita a evitar respuestas descalificadoras y asignar marcas y encasillar a la población
con rótulos nosológicos; la intervención psicosocial debe estar en relación
permanente con otras formas de ayuda e intervención, y en las primeras fases siempre
se debe responder más a situaciones prácticas y concretas de la vida de la gente,
facilitando la coordinación y la colaboración. Finalmente la ayuda de la palabra, los
grupos de apoyo, que deben adecuarse al contexto y a la cultura, solamente son
posibles y efectivas en etapas posteriores a la situación crítica.
Uno de los problemas que se suscitó a lo largo del capítulo tuvo que ver con el
trabajo que se debe realizar, desde una perspectiva psicosocial, con familiares de los
desaparecidos, puesto que emergía en la discusión el problema de la intervención
psicológica en Madres de la Candelaria. Se decía que un enfoque centrado en la
elaboración del duelo, terminaba siendo contraproducente, porque en último
término, el o la sobreviviente terminan sintiendo que contribuyen de alguna manera,
a la muerte de su ser querido. De otro lado un enfoque que tuviera como acción
exclusiva el grupo de apoyo mutuo, coordinado por una persona del mismo grupo,
podría tener problemas en términos de contagio emocional y dificultades para la
contención de parte de la promotora; además de estar en un contexto de ciudad,
donde las confianzas y los lazos son más complejos y menos fuertes.
Para Martín Beristain (2005), este tipo de experiencias son vividas como duelos no
resueltos y prolongados que se extienden a lo largo del tiempo. Por lo tanto, más que
intentar cerrarlo, se trata de acompañar para que se pueda convivir con el mismo.
Precisamente el enfoque que se ha trabajado, que no se centra en el síntoma, ni en la
emoción negativa, sino en el proceso de interacción y el mundo relacional de los
sujetos, sin desconocer el malestar subjetivo, posibilita la apertura de escenarios para
que, aún sin cerrar los duelos, también operen transformaciones subjetivas.
Trayendo, además, empoderamiento frente a la propia vida, reconstrucción de la
dignidad y recuperación del ejercicio de la ciudadanía. Y estos cambios subjetivos,
experimentados por las víctimas, no se contradicen con la permanencia del dolor.
412
Efectos y procesos psicosociales alrededor de la memoria compartida
77
Por lo tanto, los y las siguientes participantes (Oriente, E7, E13, E22, E27, E30; Córdoba, E1, E4, E5, E8, y algunas citas
del GF4 de 2009) pueden dar cuenta, como lo puede constatar el lector a lo largo del capítulo, en sus relatos de
dignificación, empoderamiento, reconstrucción de su subjetividad y su compromiso con la reconstrucción del tejido social
del enfoque de memoria de compartida y apoyo mutuo, en un marco psicosocial, como factores importantes en la
dignificación de los familiares de víctimas de desaparición forzada.
413
EFECTOS Y PROCESOS PSICOSOCIALES
7
ALREDEDOR DE LA ACCIÓN PÚBLICA DE
MEMORIA Y LA MEMORIA COLECTIVA
· ¿Qué les pasa a los sujetos individuales y colectivos, cuándo las memorias se
hacen públicas y comienzan a pujar en el imaginario colectivo para emerger
en el escenario social y construir relatos que se pueden convertir en marcos de
referencia y de comprensión evidenciando la realidad del conflicto armado en
Colombia, la magnitud de sus daños y rupturas?
· ¿Evidencian estas memorias colectivas la lucha por su dignificación, la
reivindicación de sus derechos y la construcción de una ciudadanía de
derechos, que impliquen, a su vez, la reconstrucción del tejido social y la
búsqueda de la paz en un marco de verdad, justicia y reparación?
78
Cfr. Paez, et. al. 1994, 1998, 2000; Martín Beristain, González & Páez, 1999; Pennebaker, 1990, 1993, 1994; Páez &
Basabe, 1993; Rimé, 1995
417
Efectos y procesos psicosociales alrederor de la acción pública de memoria y la memoria colectiva
De otro lado, desde la visión freudiana,⁷⁹ se afirma que en primer lugar los ritos
funerarios y las acciones de conmemoración de los muertos por violencia política,
además de generar una catarsis emocional colectiva y fortalecer la cohesión social, son
también protectoras frente a las emociones negativas. Cuando hay un
reconocimiento del hecho, de su injusticia y de que no debería pasar jamás, esto puede
llevar también a una resignificación positiva (Jodelet, 1998; Marques, Páez & Serra,
1998). Como se afirmó en los capítulos 3 y 6, este proceso de resignificación positiva
y crecimiento humano después de una situación límite, es denominado “aprendizaje
postraumático” o “crecimiento postraumático”⁸⁰. Por lo tanto, desde este punto de
vista la acción pública de memoria no solo tendría una función terapéutica y sanadora
en el nivel emocional sino también en el cognitivo y comportamental. Ésta es una
discusión que sigue abierta en el ámbito de la psicología y la psicología social y
también en el ámbito de la ayuda humanitaria y la cooperación al desarrollo.
“Me siento como libre al expresar lo que sentimos nosotras del dolor”: De la
catarsis a la recuperación emocional
...bueno, primero nos han servido porque ahí vamos descargando como esa energía mala que
tenemos, ese dolor, lo vamos descargando en ese momento; cuando nosotras estamos haciendo un
acto de memoria estamos como arrojando eso que nos ha pasado a nosotros, entonces sí nos ha
servido mucho… porque nosotros al hacer un acto de memoria estamos exteriorizando,
estamos tratando de liberar nuestro corazón de ese dolor… (Córdoba, E1).
Así pues, los espacios colectivos de memoria son una oportunidad para
desahogarse, lo cual implica la abreacción de emociones y sentimientos que oprimen a
los sujetos. También se convierten en una forma de descargar tensiones para poder
continuar adelante:
82
Paez, et. al. (1994, 1998, 2000), Lykes, Martín Beristain & Carbrera (2007) Conejero, De Rivera, Páez & Jiménez (2004).
Campos & Páez (2004), Páez, Basabe, Cubillas & González-Castro (2007) y Rimé, Páez, Basabe & Martínez (2009).
420
Efectos y procesos psicosociales alrederor de la acción pública de memoria y la memoria colectiva
Yo conté mi historia en muchas partes, públicamente, y uno se desahoga y como la otra persona
entiende la situación de uno, uno descansa y es como una fortaleza que uno recibe interiormente
y eso motiva para seguir adelante mejorando. (Oriente, E17)
...pudimos nosotros, nuestra familia hablar por primera vez de muchas situaciones que nunca
habíamos hablado... Con mis hijos, pudimos llorar, contar, recordar y liberar muchas
situaciones que estaban ahí. Fue un proceso muy doloroso, pero muy liberador… hacer
memoria, realmente nos hizo entrar en esos detalles y logramos liberar muchas cosas.
(Oriente, E20)
En este punto se hace necesario identificar espacios: podrían definirse tres tipos de
escenarios de expresión pública de la memoria y manifestación colectiva del dolor.
Los primeros son las acciones que tienen un carácter ritual, más cercanas a la
conmemoración funeraria, centradas en la dignificación de los seres queridos, en su
recuerdo y en la simbología religiosa que las acompaña (por ejemplo las jornadas de la
luz o las celebraciones litúrgicas, como marchas al cementerio, misas y otros actos
religiosos).
En segundo lugar podemos ubicar las acciones públicas que tienen un fin
reivindicativo, cuyo contenido sociopolítico de demandas a la sociedad y al Estado,
incluso a los grupos armados, son mucho más claras; por ejemplo: “Abriendo
Trochas”, marchas y plantones. Y un tercer tipo de acciones implica aquéllas donde la
memoria performativa y simbólica se entrecruza con la memoria documento (Taylor,
2003; Lira, 1998; Uribe, 2009, 2010) y se posibilitan espacios para contar el
testimonio, escribirlo, fijar relatos, definir hechos y comprender el conflicto; por
ejemplo: libros de la memoria, multimedias, murales y el salón del nunca más. Es a
partir de esta diferenciación de donde también se pueden sacar conclusiones más
precisas sobre las afirmaciones realizadas, tanto desde la visión durkheimiana, como
desde la freudiana.
421
Efectos y procesos psicosociales alrederor de la acción pública de memoria y la memoria colectiva
Saber que se puede y que de todas maneras se están haciendo manifestaciones que antes no se
hacían... por temor o porque no hubiera quien lo hiciera o porque no hubieran las directrices;
pero en estos momentos se está logrando... y a mí en particular, indudablemente me sirve,
porque eso cumple la función de un ritual, donde uno de alguna manera queda como más
aliviadito... (Córdoba, E4)
…y puedo decirte que sí sirve recordar, porque cuando a mí me pasan los sucesos, una de las cosas
que a mí me dolía más era que mis hijos evitaron hablar de mi hijo; cuando me veían hablando
y llorando, ellos querían que no se hablara y que no me mentaran eso, yo sé que les dolía que me
422
Efectos y procesos psicosociales alrederor de la acción pública de memoria y la memoria colectiva
doliera y que me vieran sufriendo. Cuando yo entro a estos procesos y vivo los actos de memoria
es cuando más me fortalezco… Entonces yo sí puedo decir que la memoria sana, porque se está
haciendo público y uno siente que todavía aquella persona (el ser querido) es importante, esa
persona todavía vive, y todavía hace historia en nuestra sociedad, aunque esté muerto.
(Córdoba, E11)
Este proceso de transformación subjetiva en el nivel emocional tiene que ver con el
ejercicio de afrontamiento y resistencia que implica para la gente de esta región salir a
la calle, aún en silencio; aún en una celebración de tipo religioso, pero enunciando lo
callado y lo sufrido por muchos años, sabiendo que aún los actores de poder y los
victimarios están ahí conviviendo en los mismos escenarios. Este acto de valor y
resistencia empodera, permite afrontar las emociones negativas ligadas al dolor y la
tristeza, salen de lo privado a lo público y tienen un primer reconocimiento social, se
hacen visibles. La acción pública de memoria termina siendo protectora y sanadora.,
puesto que contribuye a fortalecer la dinámica construida en los grupos de apoyo
mutuo, a través de la expresión (ahora pública) afrontando la negación social y la
indiferencia.
Por tanto, también se abre un marco de apoyo que contribuye a realizar de mejor
manera las tareas del duelo (Worden, 1991, 1997; Martín Beristain, 1999): favorece
la aceptación de los hechos puesto que al darse el reconocimiento social de los mismos,
pueden incorporarse en una comprensión histórica que vehicula pasado-presente-
futuro, se hace explícito el recuerdo y la dignificación del ser querido, porque la
persona puede expresarse públicamente. Favorece la adaptación a la nueva situación,
la reubicación simbólica de las personas muertas, con las que se establece una nueva
manera de reintegración. Todo ello es un factor clave para la reconstitución de los
vínculos que posibilitan el “reintegro” de los y las sobrevivientes a la vida cotidiana de
su comunidad (tal como se verá más adelante):
...en esos actos de memoria uno como que recuerda a ese ser querido, pero ya sin ese dolor, porque
el acto de memoria se hace para recordar: no es olvidar a la persona que se fue, sino recordarla
sin sufrir y ya hablo de ellos, ya no siento esa cosa que cuando yo hablaba a mí se me hacía un
nudo en la garganta que no podía hablar... ya no, yo lo recuerdo y estoy tranquila...
(Córdoba, E12)
423
Efectos y procesos psicosociales alrederor de la acción pública de memoria y la memoria colectiva
GAM (abrazos). Ha existido una conciencia cada vez más clara sobre la necesidad de
procesar el dolor, pasando de un espacio privado a un espacio público (Villa et al,
2007). Si el dolor ha venido de afuera, la expresión pública de la memoria, lleva el
dolor al escenario de donde procede, es decir, la sociedad (Käes & Puget, 1991). Este
tipo de acciones públicas de memoria, permiten salir del encierro, superar la
privatización de las consecuencias de la ofensa y la victimización, generar estrategias
de afrontamiento para resistir y continuar viviendo con dignidad, con lo cual a nivel
subjetivo hay, en el mediano plazo, una franca recuperación emocional, puesto que se
trata de un proceso y no de acciones puntuales.
424
Efectos y procesos psicosociales alrederor de la acción pública de memoria y la memoria colectiva
...lo primero: hace que uno recuerde constantemente sin más dolor, otra cosa es estar reviviendo
la historia, eso ayuda a que uno bote los miedos, a que aprenda a vivir, a dar confianza, yo lo he
visto y lo he vivido... (Oriente, E24)
Ahora bien, en el caso de los desaparecidos, esos cambios son parciales, puesto que
la ausencia/presencia permanente de la persona perdida y con ello, el recuerdo
permanente de los hechos, hace que el manejo de las emociones sea más complejo y se
dificulta la elaboración de cualquier duelo⁸³. Por eso en las madres de la Candelaria la
movilización está más dirigida a la denuncia de la desaparición forzada y a la búsqueda
de sus seres queridos. En este caso, la movilización se enmarca dentro de la segunda
categoría descrita: la movilización con fines de reivindicación y de incidencia social
y/o política. En el caso de las madres, tal como se afirmó en el capítulo 5, tiene más
peso lo que denominé incidencia social con el fin de lograr algún resultado frente a su
mayor interés: saber qué pasó con sus seres queridos. Pero la complejidad de su
experiencia pasa precisamente por esta situación. Con el paso de los años y ante la
imposibilidad de tener resultados en la búsqueda, en algunos casos, la experiencia de la
acción pública también termina siendo una carga pesada y causa de dolor y tristeza:
...me da mucha tristeza llevar la foto de mi hijo y saber que mi hijo lo estoy sacando por ahí con
una foto y yo quisiera que mi hijo estuviera mi lado... ¿Ayudar a sanar? Ave María, por Dios,
muy difícil, porque un hijo es tan grande para uno, que es muy difícil sanar esa herida, la mía
no va a sanar nunca... aunque cuando aparezca, así sean los restos, sí claro... porque ya mi hijo,
ya sé lo que pasó, ya me lo entregaron, ya lo encontré, no sigo buscando porque lo encontré...
(Madres, E11)
En este caso la función protectora de las acciones de memoria en relación con las
emociones negativas, puede verse enfrentada con esta ambigüedad y paradoja. Las
madres en sus relatos reconocen la transformación emocional que han vivido, desde la
aceptación, el control emocional y una expresión más contenida de las mismas. Pero
también, pueden encontrarse con una dinámica en la que estas emociones vienen y
van, como olas de la marea que suben y bajan de acuerdo con la espuma de los
acontecimientos, según las esperanzas suscitadas o las desesperanzas desatadas, según
las posibilidades de encontrar alguna información o de sentir lo infructuoso de la
83
Páez & Basabe, 1993; Schmucler, 1996; Hamber & Wilson, 2002; Teubal, Veiga & Bettanin, 2005; Martín Beristain, 2005;
Kordon, Edelman, Lagos & Karsner 2005; Oberti, 2006, 2008; Pastoriza, 2009; Kaufman, 2006; etc.
425
Efectos y procesos psicosociales alrederor de la acción pública de memoria y la memoria colectiva
búsqueda; de tal manera que el dolor aunque se hace manejable y parte de la vida
cotidiana, no desaparece de la escena cotidiana:
...yo ya aprendí, hace muchos años a aceptar lo que me pasó, antes sí lloraba mucho, el odio era
impresionante, tenía mucha rabia... (Madres, E1). Vivo a pesar de que tengo todavía los
dolores y que los seres queridos siempre están en la mente de uno, no hay un solo día que uno no
recuerde; pero el dolor es más llevadero... (Madres, E5)
En este contexto del Oriente Antioqueño, cuando las acciones han tenido un matiz
más político y se han encaminado hacia la incidencia social, política y la reivindicación
de derechos, se evidencia de forma más clara que las acciones de memoria pública y la
memoria colectiva cumplen un papel protector frente a las emociones negativas, de tal
manera, que además de expresarse la catarsis posibilitan la transformación emocional.
Al enmarcarse en un programa de acción y apoyo a las víctimas más amplio, las
acciones de memoria colectiva, se convierten en un aporte a los procesos de
elaboración emocional; aunque, no podría afirmarse que la transformación que se
evidencia en esta investigación pueda ser definida de manera causal y lineal, sino
desde una mirada compleja que entronca el trabajo psicosocial, el apoyo mutuo, el
fortalecimiento organizativo, la movilización social, entre otras,
426
Efectos y procesos psicosociales alrederor de la acción pública de memoria y la memoria colectiva
...el papel de las acciones públicas de memoria es para mí un papel fundamental, es un proceso, y
bueno mire todo el apoyo psicosocial y el trabajo individual, después el poder ayudar a otros
, participar en los procesos de memoria, entonces, eso le va sumando y ahí va subiendo… creo
que lo que juega es esa incidencia, la movilización, para que nosotros seamos escuchados,
reconocidos, dentro del territorio, pero también en el país, también como organizaciones y eso
también ayuda mucho... (Oriente, E20)
Esta reflexión nos sitúa en la tercera forma de hacer la memoria pública: el proceso
que están haciendo algunas organizaciones en el Oriente Antioqueño y también las
madres de la Candelaria de ir pasando de la memoria simbólica, performativa, de la
memoria de repertorio a la memoria de documento, a fijar los hechos, los
responsables, las historias de las víctimas, los testimonios, proceso en el que también
en algunos municipios se ha contado con el apoyo de la Comisión de Memoria
Histórica, como en el caso de San Carlos. En este horizonte, aparece un nuevo
elemento: el contar la historia y plasmarla, el hacer “permanente” la manifestación
pública. Cabe anotar que cuando se da testimonio público, según los y las
participantes, también se operan procesos de transformación subjetiva y recuperación
emocional:
…contar la historia lo hace sentir vivo, es como sacar un pedacito de esa rabia, ese rencor que se
tienen por dentro y si a usted otra persona lo escucha, usted se da por bien servida, además, se
desahoga; así sea por escritura, por un dibujo, de todas formas contar la historia, pienso que
ayuda a sanar. Yo puedo decir que me he sanado contando mi historia, sobre todo del rencor, de
la rabia, de la impotencia, de a veces sentirme como perseguida, porque en momentos he sentido
esa persecución, del miedo de volver a vivir esas situaciones. Pienso que a mí contar la historia
me ha sanado 100%... (Oriente E6)
...vea es que el dolor se vuelve a revivir en su momento, él se revive y uno llora; pero eso hace parte
de este caminar, eso ayuda a poder ir elaborando, porque esto no es de 8 o 15 días o de un
proyecto de una ONG para memoria ni nada de eso, usted ya se dignificó ya está bien, ¡no! Esto
es un proceso largo... (Oriente, E20)
Por qué si la gente llora y expresa varios malestares en estas acciones públicas y estos
autores referenciados afirman que se movilizan las emociones negativas lo que podría
tener un pronóstico no muy positivo en relación con el nivel emocional; por qué la
gente sigue participando y sigue movilizando estas emociones? Algunas de las
respuestas se enmarcaron en reconocer la aparición de emociones fuertes en estos
escenarios, el contagio emocional, el llanto y una escenificación emotiva de los
sentimientos, que en muchos casos generaron angustia, temor o deseo de no
continuar participando en el espacio:
...yo pensé que eso era lo peor que podía pasar, pero hoy en día que me doy cuenta, que eso es como
cuando uno se corta, se hace una herida y esa herida sana mal con unos bordillos rojos, si uno no
sana esa herida va a pasar todo el tiempo sufriendo de eso, cualquier toquecito se lastima uno
, pero si yo cojo y busco algún medicamento y me lo restriego y me limpio todo eso, se me sana esa
herida... las acciones de memoria nos sirven para que podamos remover todo eso, para poderlo
sanar. ¡Claro! Quienes dicen eso es que no han vivido todo este proceso, cuando uno inicia el
proceso sí piensa que es muy doloroso y que no quiere seguir porque lastima, pero para mí fue
fortaleciente porque hoy me siento bien... (Córdoba, E11)
En efecto, puede afirmarse que sí se mueven esas emociones, pero tienen que
hacerse acotaciones y una contextualización del proceso que permite mostrar la
diferencia, con lo que, según mi concepto, resulta que la persona no está sola
participando en la acción pública, ni en el ritual, como puede suceder por ejemplo en
algunas de las marchas y acciones colectivas de duelo cuando se presentan traumas
sociopolíticos colectivos (Páez, et. al, 2004, 2007; Conejero & Etxeberría, 2004, entre
otros). Estas acciones se hacen en el marco de un proceso organizativo, donde se ha
contado también con los grupos de apoyo mutuo o apoyo profesional. La persona no
428
Efectos y procesos psicosociales alrederor de la acción pública de memoria y la memoria colectiva
Por lo tanto, el marco tiene una dimensión que incluso integra las tres dimensiones
enunciadas de la acción pública: permite la dignificación de los seres queridos, es
pública y política, puede ser ritual y funeraria, pero también cuenta con una
dimensión psicosocial, donde se pone en juego la interacción del sujeto, su
interioridad, sus emociones, con un marco social. Resulta, además, que se ha ido
construyendo un colectivo, un grupo social que está dispuesto a escuchar, y esto de por
sí promueve la transformación y la resiliencia (Das, 2008 g, h; Cyrulnik, 2006, 2008):
...el hecho de que eso remueve no quiere decir que sea malo; por el contrario yo creo que es muy
bueno... porque es que si yo no me hubiera dado la oportunidad de llorar, no estaría hoy aquí
contando lo que estoy contando... si no lo hubiera contado, si yo no hubiera hecho eso en ese
momento yo sería una alcohólica todavía, y aún lo sería peor y creo que no tendría a mi familia
y mis hijos no estuvieran conmigo, claro los rituales y las acciones de memoria remueven cosas,
pero es que eso es necesario hacerlo… (Oriente, E20)
...eso a nosotros nos sirve de mucho, eso lo dice la persona cuando no tiene un desaparecido o una
persona matada en la guerra, eso lo dicen muchos que no han vivido lo que nosotros hemos
vivido. Es mentiras que eso sirva sólo para remover la herida, como dicen por ahí, porque si a
mí me dicen eso, así sea un psicólogo, eso es falso, porque con esos plantones nosotros estamos
representando las víctimas, y ahí nos vamos uniendo muchas más víctimas, muchas más
mujeres, y nos sirve para estar mejor nosotras, porque eso es una terapia que nosotras tenemos ahí
y gracias a esos plantones las mujeres han tenido cambios... para mí es una terapia, es algo que
nos ha permitido pasar de una situación negativa a una situación positiva. (Madres, E2)
429
Efectos y procesos psicosociales alrederor de la acción pública de memoria y la memoria colectiva
Así pues, aparece una dimensión complementaria dentro de esta visión compleja:
se va tejiendo una retroalimentación positiva entre proceso organizativo y acción de
memoria. Martín Beristaín (2005) y Cabrera (2004) afirman que los espacios de
memoria colectiva abren la posibilidad de la expresión de emociones, pero es
precisamente esta expresión lo que favorece el encuentro con otros y otras, que a su vez
aumenta la cohesión social, por lo tanto, es el abono para el fortalecimiento colectivo.
Y esto posibilita nuevas acciones públicas y más contención emocional que, en el largo
plazo, generan transformaciones en la vida de los y las sobrevivientes,
independientemente de que haya o no, procesos explícitos de apoyo psicológico o
psicosocial.
...salí del encierro, en la organización no solamente he afrontado lo mío, sino que también le
sirvo a otras mujeres para que afronten lo suyo. Yo hago ese trabajo y me gusta y me siento útil y
me siento muy bien, me siento feliz cuando veo que a ellas las escucharon, que les recibieron los
papeles, que les recibieron su denuncia, yo me siento feliz cuando ya reciben la reparación
administrativa, porque veo que ellas están recibiendo y cuando reciben los restos de sus hijos
muchísimo mejor, porque gracias a Madres de la Candelaria han podido recuperar los restos de
sus hijos… (Madres, E2)
Quizás haya que decir, a manera de síntesis, que no hay fórmulas. Que se trata de
procesos complejos, lo que implica también de parte de quien investiga y de quien
interviene una mirada compleja. En mi concepto es tan arriesgado y fallido mantener
que las acciones públicas de memoria y los rituales donde se expresa el dolor por las
víctimas no son protectores frente a las emociones negativas y no posibilitan su
transformación emocional; como también afirmar que, necesariamente, cuando las
personas participan en estos espacios, van a experimentar una mejoría emocional,
desde una visión lineal. De nuevo, como en el capítulo anterior, no se trata de
fórmulas mágicas, ni recetas de cocina; se trata de una mirada compleja, que desde el
enfoque psicosocial puede construirse y que permite mirar cada caso, cada lugar, cada
contexto, cada historia, cada dinámica, cada persona. Es con esta mirada que conjuga
lo particular con lo general, lo personal con lo social y político, la historia de vida con
la historia colectiva; que se puede implementar y ejecutar una acción o una
430
Efectos y procesos psicosociales alrederor de la acción pública de memoria y la memoria colectiva
intervención que puedan apuntar a las reales necesidades de los grupos poblacionales
con los que el investigador o el agente social se encuentran.
“A nosotros nos tocó hacer esos actos con los desmovilizados”: Cuando la
acción pública de memoria colectiva no posibilita la recuperación emocional
…y todavía yo no he podido olvidar esa pena, es que a un ser querido uno nunca lo olvida. Ayer
me dio una lloradera horrible, como que yo muchas veces no puedo dormir casi nada pensando,
los impactos de la violencia todavía los estoy viviendo... claro que ya no es como tanto, como los
primeros días, pero se sabe que sí, que eso afecta, que eso es imborrable, que eso es inolvidable.
(Oriente, E8)
...¿no le digo que yo iba muy bien y estaba muy pendiente de todo eso, hasta que me mataron al
hijo? Entonces yo ahí, si me deje del todo... pero también, como había otra organización que
hacía actos de memoria, y a nosotros nos tocó hacer esos actos con los desmovilizados, y yo sabía
que ellos... que la muerte de mi hijo tuvo que ver con los mismos paramilitares…
(Oriente, E27)
431
Efectos y procesos psicosociales alrederor de la acción pública de memoria y la memoria colectiva
...estás haciendo memoria, haciendo valer un derecho, estás recordando, reclamándole al Estado
y a la misma sociedad por esa persona que fue desaparecida, pero a la vez te estás cargando de
dolor porque estás recordando esa persona, estás exigiendo que vuelva; a pesar de que uno sepa
que no va a volver, uno guarda la esperanza que algún día va a volver porque no lo ha visto
muerto, pero no... Emocionalmente es muy duro, porque es encontrarse nuevamente con ese
papel de víctima, es como ponerse la placa atrás y decir: "yo soy víctima", puede quedar uno
envuelto en un círculo (Madres, E5)
…con la intranquilidad, el resentimiento, porque para qué lo voy a negar, ese resentimiento de
parte mía, de parte de mi familia si esto se queda impune... esto quiere decir, entonces, que una
vida no vale nada, el desprecio, el menosprecio por la vida, por los derechos humanos, a nosotros
432
Efectos y procesos psicosociales alrederor de la acción pública de memoria y la memoria colectiva
nos violaron los derechos humanos en muchísimas formas, con lo que nos hicieron...
(Oriente, E3)
La tabla a continuación presenta la síntesis de los factores que se asocian para que
las acciones públicas de memoria colectiva tengan una incidencia positiva en la
recuperación emocional, trascendiendo la discusión entre la visión freudiana y la
durkheimiana:
Tabla 11. Las acciones de memoria como protectoras frente a emociones negativas
Todo esto no implica que “mágicamente” se borran o se olvidan los hechos, o que el
dolor desaparece. Puesto que al fin y al cabo, nunca se podrá volver al estado inicial,
los hechos son imborrables e inolvidables y es conveniente que así sea; el tener
presente en la memoria las consecuencias vividas, el dolor experimentado también son
alicientes para la acción pública. Por tanto, no se trata de fórmulas homogéneas. Son
procesos complejos que tienen “ires y venires”, avances y retrocesos, logros y fracasos.
Y sin embargo, en medio de los mismos, en un marco de persistencia, fortalecimiento
colectivo, apoyo mutuo y solidaridad, estas acciones tienen consecuencias positivas
433
Efectos y procesos psicosociales alrederor de la acción pública de memoria y la memoria colectiva
Jodelet (1998), Janoff-Bulman (2004), Poseck (2004), Pérez Sales, Vásquez &
Arnoso (2009), Rimé, et. al. (2009), Vásquez & Paéz (2010), entre otros,
reconceptualizan este proceso de resignificación positiva de la experiencia traumática,
o bien como “aprendizaje postraumático” o bien como “crecimiento postraumático”.
Esto implica, en coherencia con lo dicho hasta ahora en esta tesis, que la experiencia
límite no es un destino para la gente, no implica necesariamente su inhabilitación o la
generación de un trastorno:
…ese hecho fue lamentable, fue muy violento, pero yo me enriquecí mucho... me enriquecí
personalmente mucho, por lo que ya hemos conversado, me uní a este grupo de madres de la
Candelaria. La clave para yo haber resistido fue haber entrado al grupo. Porque compartí todos
mis problemas con ellas... (Madres, E4)
…en estos momentos me estoy capacitando, estoy luchando por salir adelante, por sacar adelante
una familia, y también ayudándole a otros; el conocimiento que tengo, todos esos problemas que
he tenido, toda esa violencia que la vida me ha mostrado a lo largo del tiempo, ha sido positiva
también, porque eso me ha permitido tener un papel. No sé si Dios me puso en ese medio para
que aprendiera y mirara que la vida no es fácil y que vinimos fue a ayudar, a ayudarnos, a
darnos la mano el uno con el otro, porque lo que uno tiene, le sirve a otro… (Madres, E5)
…he ganado confianzas, he ganado respeto, he ganado tranquilidad, pienso que lo primero es
confiar en mí misma, entonces las confianzas que he ganado también... (Oriente, E6). Yo creo
que primero es confiar y no desesperar, porque la desesperanza es lo que lo lleva uno a enfrascarse
en un dolor, mientras uno piense que puede hacer uno algo por uno o para los demás, entonces se
buscará apoyo inmediatamente y no enfrascarse en la soledad... (Madres, E12)
84
“Cuando el entorno impide reorganizar las memorias, los sujetos se ven aprisionados por el pasado. Las imágenes
quedan impregnadas en sus cerebros, debido a la extrema evocación provocada por el acontecimiento... Sin embargo,
cuando la familia, el barrio o la cultura dan al herido ocasión de expresarse, esa memoria alimenta con precisión ciertas
representaciones de ideas, de producciones artísticas, de compromisos filosóficos, -también sociales, políticos,
filantrópicos- que al dar sentido a su vida de hombres magullados les brindan un precioso factor de resiliencia...” (Cyrulnik,
2006, p. 121).
436
Efectos y procesos psicosociales alrederor de la acción pública de memoria y la memoria colectiva
…y algunas cosas de esas mejoraron con todo este proceso: porque vuelve uno a confiar un
poquito más en las demás personas, la confianza de saber que hay personas que también
pueden luchar con uno por construir una Granada mejor, al menos aquí en lo local, eso es
mucha ganancia y eso da confianza... (Oriente, E13)
Cuando hay un marco social que escucha, que se amplia de lo grupal a lo colectivo
y lo social, hay posibilidades de recuperar la palabra para aquéllos que han sido
silenciados por el horror y la represión (Das, 200 e, f, g; Cyrylnik, 2006, 2008; Lira,
2011). Por esta razón, una de las principales referencias que hacen los y las
participantes es al hecho de recuperar la palabra en lo público, el poderse expresarse y,
especialmente, el poder sentirse escuchados por otros, por una colectividad,
superando los miedos reales, puesto que la amenaza del conflicto armado y de los
actores armados sigue latente:
85
Estas conclusiones han sido apoyada por Conejero, De Rivera, Páez & Jiménez (2004). Campos & Páez (2004), Páez,
Basabe, Cubillas & González-Castro (2007) y Rimé, Páez, Basabe & Martínez (2009), quienes demuestran que el
compartir emocional y la participación en los eventos (rituales religiosos, acciones políticas, marcha de protesta contra las
bombas en Madrid), se convirtió en una forma de afrontamiento que posibilitaba un mejoramiento en el clima emocional.
437
Efectos y procesos psicosociales alrederor de la acción pública de memoria y la memoria colectiva
...la gente está más contenta, ya más tranquila, ya se ve más gente, ya la gente sale tranquila o
salimos tranquilos. (Oriente, E14)...
...hay multitud de gente que está así, que todavía siente miedo, a pesar de que hay mucho
silencio en el municipio, porque uno no sabe si puede volver a resucitar el conflicto... (Oriente,
E24). La violencia no se ha terminado, continúa, eso fue continuo, especialmente en Córdoba
y en Montería, yo diría que está tan aguda como en ese momento… (Córdoba, E4)
438
Efectos y procesos psicosociales alrederor de la acción pública de memoria y la memoria colectiva
Para concluir este acápite, y a manera de síntesis, se puede afirmar que los procesos
de memoria colectiva y de acción pública de la memoria, en el marco de la presente
investigación, pueden aportar, si se desarrollan en los contextos indicados y en un
marco de apoyo psicosocial, al crecimiento postraumático, que implica una
resignificación de la experiencia límite y una postura proactiva que conduce a un
compromiso vital con otros y con otras, que fortalece el colectivo, genera cohesión,
mayor participación y la construcción de una ciudadanía de derechos, en algunos
casos, tal como se verá en los numerales que siguen. Se recuperan las creencias sociales
básicas que posibilitan el vínculo social (Janoff-Bulman, 1992), pero no tiene mayor
incidencia sobre los procesos de percepción del clima emocional, que son afectados
por otros factores que tienen mayor fuerza a la hora de hacer un balance del contexto
emocional que se habita.
439
Efectos y procesos psicosociales alrederor de la acción pública de memoria y la memoria colectiva
La presente investigación también ofrece amplia evidencia del papel que tienen las
acciones de memoria en el fortalecimiento de la cohesión social, y en el aumento de los
niveles de participación social y política de las víctimas sobrevivientes. Por ejemplo,
en el caso del departamento de Córdoba, si bien se han realizado acciones públicas de
memoria, éstas han tenido un efecto más evidente frente a las dinámicas personales de
tipo emocional y cognitivo comportamental que frente a los temas relacionados con
las dimensiones sociales del sujeto: la participación, la construcción de una
ciudadanía de derechos.
86
Las investigaciones de estos autores de todas las corrientes han sido referenciadas en el capítulo 6 con mayor
profundidad. Cfr. Bowlby (1980), Worden (1991, 1997), Fernández Liria (2006), Martín Beristain (2005), Páez & Basabe
(1999) y Basabe (2001), Martín Beristain, González & Páez (1999). Hamber, Mosikare, Friedman & Maepa (2000),
Hamber (2003) Lykes, Blanche & Hamber (2003) y Hayner (2008a); Basabe, Páez & Rimé (2004) y Páez, Matínez
Sánchez & Rimé (2004), Campos & Páez (2004), Páez, Basabe, Cubillas & González-Castro (2007) y Rimé, Páez,
Basabe & Martínez (2009), De Rivera & Páez (2007), Lykes, Martín Beristain & Carbrera, (2007) Lykes (2001a, 2001 b; cfr.
Lykes et. al. 2003, 2007), Cabrera (2004) y Martín Beristain (2005). Jelin y Del Pino (2003), Schulze (2006); Till (2008),
Igreja (2007); Igreja, Dias-Lambranca & Richters (2008) y Viaene (2008); Bar-Tal (2008); Gasparre, Bosco & Bellelli
(2010), entre muchos otros.
440
Efectos y procesos psicosociales alrederor de la acción pública de memoria y la memoria colectiva
¿Para qué me ha servido? Para eso... para salir, para no quedarme encerrada… el yo misma salir
adelante… (Oriente, E13). Ya no son las victimas con la cabeza agachada y sufriendo por el
dolor, ya somos personas sujetas de derecho, con la frente en alto… (Oriente, E15)
“Las acciones de memoria son uno de los pilares, de los métodos que ha
ayudado a que nos mantengamos unidas”: Cohesión social, identidad y
pertenencia
El primer factor que se hace visible y evidente en las tres regiones estudiadas, que es
heredero de los procesos de memoria compartida, es el papel que tiene, también, la
memoria colectiva que se hace pública y social, en la reconstrucción de las relaciones
cotidianas y de confianza de la comunidad; lo que se convierte en el primer paso para
mejorar la convivencia cotidiana, las relaciones barriales, vecinales y veredales y suscita
una primera solidaridad entre la gente, que se había perdido en el contexto de terror y
violencia vivido:
…pero lo que más pienso yo es la confianza entre nosotras mismas, que aunque tengamos
algunas dificultades pienso que la confianza que tenemos de la otra con el otro eso le da a uno
mucha tranquilidad... (Oriente, E6). Y ser social e integrarse con otros. Yo le puedo servir a los
otros cuando tengan una necesidad... (Oriente, E8)
Las investigaciones de Jelin & Del Pino (2003), Cole (2004), Martín Beristain
(1999, 2005, 2008); Bar-Tal, Halperin & De Rivera (2007), entre otras, permiten
comprender y dan respaldo teórico a este hecho: la acción de memoria abre espacios
para que la gente se encuentre, realice un compartir social y emocional (Rimé, 1995;
Rimé, et. al., 2009) que a su vez posibilita la generación de confianzas que habilitan la
integración social. Y a partir de estos procesos de “re-integración” social se fortalecen
los vínculos para generar espacios de solidaridad que tejen el colectivo:
…esos actos de memoria nos sirven porque en las marchas va todo el mundo, van todos los que
son hijos, familiares de las víctimas, entonces, ahí se encuentra uno con todos, y se va uno
contando cosas: "hombe, te acordás de tal y tal...", ya uno va teniendo recuerdos gratos de esas
personas y todos vamos recordando, entrelazando otra vez ese tejido que estaba roto; porque va
haciendo contacto con las personas... (Oriente, E25)
441
Efectos y procesos psicosociales alrederor de la acción pública de memoria y la memoria colectiva
…porque para mí cuando encontré que otras personas también querían poner una foto,
encuentro que no soy yo un ser solitario, que somos muchos, eso les permite a ellos empezar a
organizarse, y pensar comunitariamente y actuar, y reactivar su vida, recuperar su propio valor;
cada uno se encuentra con la posibilidad de decir yo sí puedo; se da uno cuenta de que cambia su
mirada, cambia su actitud ante la vida, cambia todo nivel propositivo… (Oriente, E12)
...mis hermanas de acá de las Madres de la Candelaria, porque yo no las tengo como amigas,
sino como mis hermanas… (Madres, E9)... Estamos trabajando unidos, con ganas de salir
adelante y ayudarle mucho a la gente, ese es mi ánimo poder ayudarles; y llegarán cosas buenas
para un futuro. (Oriente, E19)
...porque con esos plantones nosotros estamos representando las víctimas, y ahí nos vamos
uniendo muchas más víctimas, muchas más mujeres... (Madres, E2). Nosotras estamos
organizadas, o sea, el fundamento de esta asociación es para que las cosas que a nosotras nos
pasaron no se repitan; porque para nosotros hemos tenido muy claro que lo primero es la
memoria y lo psicosocial... (Oriente, E6)
Porque mire como estoy, enamorada de APROVIACI, sumamente convencida: en unos añitos
se va a convertir en una institución... y yo a todo el mundo le digo: "esto lo hicimos nosotras", las
víctimas me corren a mí por la sangre, y cuando tocan a una víctima, o cuando hablan de
APROVIACI, la tienen conmigo, es que en todas las asambleas que hay, yo voy con el pendón y
aunque me critiquen, yo siempre quiero ir en representación de las víctimas... (Oriente, E11)
Experiencias como las de: Madres de Plaza de Mayo (Foss & Domenici, 2001;
Borland, 2006), las co-madres en el Salvador, el GAM en Guatemala (Aron, 1992),
las arpilleras en Chile (Lira, 1998, Bacic, 2008); las tejedoras de Mampuján, Norte de
Bolívar, en Colombia (Uribe, 2010), entre otras, son experiencias donde los procesos
de memoria compartida y memoria colectiva han posibilitado también la aparición de
443
Efectos y procesos psicosociales alrederor de la acción pública de memoria y la memoria colectiva
…la memoria es un símbolo impresionante en cada una de las mujeres de acá, que a pesar de
que no sepan ni leer ni escribir esta memoria nadie se las ha podido borrar y nadie se las va
borrar… (Oriente, E6). Cuando nosotros estábamos haciendo el salón dijimos: vamos a hacer
el salón de las víctimas para que ellos se sientan identificados, para que esto lo sientan ellos como
algo importante, para ellos acceder a sus derechos y acceder a la memoria… (Oriente, E15)
…Entonces yo creo que dentro de la asociación hemos ganado el respeto de la alcaldía, el respeto
de algunas otras personas… (Oriente, E6). …eso llama a la sociedad a raíz de tanto
sufrimiento, nosotros parados ahí hemos construido organizaciones de víctimas... si no hubiera
sido por eso, las víctimas seguiríamos siendo anónimas... eso ha servido mucho para salir del
anonimato. (Madres, E4)
444
Efectos y procesos psicosociales alrederor de la acción pública de memoria y la memoria colectiva
...la Asociación de Víctimas “Revivir Una Nueva Esperanza” ha recibido apoyo por parte de la
comunidad en general Desde los diferentes entes ya sea cultural, religioso, económico ha
recibido un gran apoyo, también de la casa de la cultura; y ha permitido que se pueda asistir a
las distintas veredas a replicar el trabajo, pues la organización no sólo se ha quedado con el
apoyo del municipio, ha gestionado con otras instituciones regionales y nacionales...
(Oriente, E5, 2009).
En el pueblo la gente se ha vuelto más sensible, de pronto éramos tan insensibles ante el dolor del
otro, se decía: "como a mí no me ha pasado", pero ya la gente se pone de pronto en el lugar del
otro, luchan de pronto más, hay más unión, se sigue luchando más por conseguir que a las
víctimas se les escuche y se les den sus derechos, que se le restablezcan; entonces, a nivel de
comunidad acá, del municipio hay una sensibilización total... (Oriente, E13)
De acuerdo con Jodelet (1998) el testimonio de las víctimas, si quiere ser efectivo,
debe insertarse en el siguiente dispositivo:
1. Que la memoria contenga ideas e imágenes compartidas en un mismo marco
cultural.
2. Que se dé un poder sugestivo de las palabras y las acciones.
3. Que las acciones muevan, apasionen o se tornen activas y con contenidos
vivaces que contengan una alta carga afectiva para la evocación.
4. Que todo ello curse con un lenguaje cargado de emoción.
La principal diferencia entre los procesos colectivos que se han generado en torno a
la acción pública de memoria en Oriente y madres de la Candelaria y Córdoba, estriba
en que en el primero y segundo caso, según sus particularidades, al tejerse la
organización, ésta se dirige a la reivindicación de derechos fundamentales y lo que el
derecho internacional reconoce como derechos de las víctimas. Mientras que en
Córdoba, basta con el apoyo mutuo y la solidaridad entre sus miembros, el
permanecer juntos resistiendo. En el Oriente Antioqueño se ha llegado, incluso, a la
constitución de una red regional, que ha elaborado una agenda y proceso común, de
tal manera que la movilización alcanza marcos más amplios de reconocimiento,
contención y legitimidad. Y esta lógica de red, fortalece aún más los sentidos de
pertenencia, el sentimiento de la propia dignidad, abriendo las puertas a la
participación de nuevas personas:
...es que APROVIACI ya es, no a nivel de municipio, sino a nivel más amplio, a nivel regional y
departamental y no sé hasta donde más se puede ampliar, pero la idea es ir ampliando para ver
hasta dónde somos capaces.... (Oriente, E23)
Pueden identificarse dos líneas o móviles que llevan a los y las participantes en esta
investigación a participar en escenarios públicos y sociales, especialmente a partir de la
organización de víctimas. En primer lugar: una línea que podría definirse como de
corte altruista, puesto que es movida por la necesidad, el deseo y la opción de aportar a
otros y otras lo que se ha vivido y recibido, estos móviles son más claros en los y las
líderes entrevistados en esta investigación. Y otra línea de carácter más “egótica”⁸⁷, en
87
Utilizo esta palabra no en el sentido moral, sino en un sentido más socioeconómico, que implica privilegiar los intereses
particulares sobre los colectivos.
447
Efectos y procesos psicosociales alrederor de la acción pública de memoria y la memoria colectiva
la que las personas se vinculan a los procesos colectivos, con intereses concretos,
especialmente de tipo económico, que es más frecuente en las personas que hacen
parte de la base social de las organizaciones. Con frecuencia ambos tipos de
motivación están ligados. Ahora bien, en ambos casos, la acción de memoria colectiva
es una puerta para emerger a lo público, romper los miedos, lanzarse a compartir,
hablar y hacerse parte de un colectivo en particular, retomándose como actor social.
Los móviles relacionados con el altruismo pueden ser básicamente dos: mantener y
fortalecer el apoyo y la ayuda a otros que han sufrido lo mismo (aunque también
recibir este apoyo permanente) o asumir lugares de liderazgo y mediación para el logro
de los objetivos colectivos, en este punto suelen destacarse las promotoras de vida y
salud mental (PROVISAME). En primer lugar, y al igual que en el análisis del
fortalecimiento de la cohesión social, el primer móvil que promueve la participación
de la gente es el deseo de recibir la ayuda, de apoyar en lo que se ha sido apoyado, es
decir, que el espacio de apoyo mutuo y contención, es el primer paso para un ejercicio
de participación más social. Esta conclusión ya se insinuaba de manera clara en el
capítulo anterior. Sin embargo, la naturaleza de la acción pública de memoria y su
encadenamiento en retroalimentación positiva con la organización, abren las puertas
de la participación a otros espacios, programas, proyectos y dinámicas. De todas
formas, para muchos de los y las participantes en la investigación, el encuentro con
los otros y el apoyo mutuo son razón suficiente para estar tanto en la organización
como en los procesos de memoria colectiva.
...significó mucho... el crecimiento, el salir de donde estaba, hice cosas nuevas que
nunca había hecho, mi trabajo en mi casa era la modistería que me gustaba mucho, es
el trabajo que yo hacía, también ama de casa, y ya ahora tengo otro trabajo diferente,
hago cosas muy distintas de las que hacía anteriormente, escucho a las víctimas;
primero no sabía escuchar, estaba centrada en lo que me pasaba a mí, y no veía lo que
pasaba alrededor, y ahora sí puedo verlo... (Madres, E2)
448
Efectos y procesos psicosociales alrederor de la acción pública de memoria y la memoria colectiva
Se va construyendo una actitud en la que se vencen los miedos, las dificultades, los
sinsabores, los conflictos con la pareja, entre otras cosas, porque se aprehende un
nuevo sentido vital, y los objetivos del colectivo se hacen los propios objetivos. De tal
manera que el dolor de todos es el dolor propio y estos y estas líderes se disponen a
apoyar, respaldar y trabajar por la transformación de realidades que empiezan a vivir
como propias; de tal manera que se experimenta una transformación personal que
gesta una nueva forma de estar en el mundo y una nueva identidad, apropiándose de
múltiples espacios colectivos en lo local. El proceso vivido desde la vinculación con la
organización de víctimas, hasta generar un liderazgo se convierte en una evidencia del
proceso de transformación vivido por estas personas que asumieron estar al frente de
las organizaciones y de los procesos de memoria colectiva:
...a través de estos procesos, vuelvo como otra vez, al tema del liderazgo, por eso fue que de alguna
manera, de la organización de víctimas local, de la que ya hacía parte, me nombraron como
delegada para participar, al menos en actividades regionales; entonces, a mí me nombraron
como una de esas personas que venían a representar el municipio de La Unión, y fue así que
empecé a crecer como persona; lo que permitió también la creación de la organización regional
(APROVIACI), lo que permitió la oportunidad de estar ahí en varios espacios e ir creciendo
lentamente. (Oriente... E20)
Abordando la segunda línea de interés para la participación, que sigue una lógica
centrada en las propias necesidades, el interés personal o familiar, la satisfacción en la
garantía de los derechos, y desde un lugar subalterno, algunos y algunas de las
participantes se sienten movidos a participar, porque sienten que el proceso puede
redundar en beneficios económicos, o sociales para ellos y sus familias. Es claro que
éste es un móvil legítimo para participar y construir colectivo:
...yo luché mucho por aprender algo, entonces, ella me anotó a un proyecto productivo y ya a la
casa me llamaron y fueron y me hicieron la visita, y ahí fueron a preguntar; y ella dijo que yo
tenía un proyecto, que hacía jabón, que hacía límpido, arranca grasa y ahí me anotaron y con
eso estoy trabajando ahora... (Madres, E10)
Movidos por esta misma lógica, algunas de las personas entrevistadas en esta
investigación afirman que el proceso de organización y movilización no ha generado
mayores beneficios para ellos y sus familias, lo cual les desmotiva para seguir
participando. O bien porque no han tenido ningún apoyo del Estado, ni se les ha
dado una reparación, o bien, en otros casos, porque no se logran las expectativas en
términos de restitución de los derechos:
449
Efectos y procesos psicosociales alrederor de la acción pública de memoria y la memoria colectiva
…pues yo entré con muchas expectativas a las madres de la Candelaria, con la ansiedad de
buscar a mi hija y de uno saber que pasó, parte de la verdad... yo entré con muchas ilusiones,
pero cuando fue pasando el tiempo, volví a poner los pies en la tierra y vi que ahí no pasaba
nada, sino que uno se quedaba estancado, asoleándose en los plantones, gritando las consignas, y
de ahí no pasábamos... entonces yo dije esto aquí no promete nada y yo soy muy inquieta, no me
gusta como quedarme ahí nomás y me gusta mucho preguntar e investigar, entonces más bien yo
me metí a este otro proyecto... (Madres, E13)
clara correlación con los procesos de cohesión social y viceversa, de tal manera que la
construcción de vínculo social y organización abren posibilidades claras de
participación, mientras que el desarrollo de habilidades de participación de los sujetos,
propicia oportunidades para la construcción de espacios organizativos que incrementan
la cohesión social.
Así pues, se necesita mayor fuerza en los procesos de historización de los hechos y
en los procesos de identificación y sanción de los responsables. Esto trae consigo un
proceso de fortalecimiento político que lleve a compeler al Estado para garantizar los
derechos de las víctimas; pero también de la presión internacional para lograr este
objetivo. La participación en redes nacionales de ambos espacios organizativos
(Madres de la Candelaria y Asociaciones del Oriente Antioqueño) se ubica en este
contexto y está ligado a estos objetivos:
Pero finalmente somos muchos ahí jalonando para el mismo lado, puede que no logremos
grandes cosas, pero nos sentimos acompañados, no nos sentimos solos como nos sentíamos
primero… las víctimas nos hacemos compañía, las organizaciones de víctimas cada día vamos
tratando de estar más organizadas, las municipales, las departamentales y una gran red
nacional de víctimas: estamos luchando por las mismas cosas. Pero también nos acompañan
muchas instituciones que les duele el tema... (Oriente, E20)
Estrategias de afrontamiento
“Yo soy de las que pienso, es mejor morir de pie, que no vivir de rodillas”:
Estrategias de afrontamiento directo
En primer lugar, es necesario afirmar que cuando sucedieron los hechos, los y las
participantes refirieron que las estrategias de afrontamiento principales fueron las de
evitación, evasión, autocontrol, aislamiento, ruptura de vínculos sociales, protección.
Era una respuesta que intentaba asumir la situación desbordante que se vivía, tanto en
el plano individual, como en el plano colectivo. Luego de hacer los procesos de
memoria y de contar con una organización, las estrategias de afrontamiento cambian,
tal como lo refieren los autores referenciados⁹¹: priman las estrategias directas de
acción social, política, de reivindicación de derechos, de tipo comunicativo; prima el
apoyo social, la resignificación positiva y la comprensión de los hechos (como ya se ha
referido), fortaleciéndose la misma organización y la movilización, que son, cada vez
más, un soporte social para los y las sobrevivientes:
...yo estoy ahí porque, primero, me sucedió algo muy doloroso, porque hay otras personas que
están al lado mío con el mismo problema, entonces, para no volver aquí a la Candelaria, para
que nunca más esto se repita, tendremos que llegar y conseguir, al precio que sea, que no haya
desaparición forzada, que no haya secuestro, reconciliarnos y conseguir la paz... (Madres, E4)
91
Fivush, Bohanek, Robertson & Duke, 2004; Pennebaker, Zech & Rimé, 2001; Martín Beristain, 2005 y Wang, 2008.
453
Efectos y procesos psicosociales alrederor de la acción pública de memoria y la memoria colectiva
...la esperanza de que sí podamos cambiar esto, y de que si no hacemos nada, como digo, como
digo en mi poema: "levántate mi pueblo, si callas igual nos siguen matando, si protestamos
matarán a unos cuantos, pero jamás al pueblo; porque cada gota de sangre derramada en la
tierra, no será una palabra que se la lleve el viento, será una fuerza viva que reclama justicia y
con sangre la historia la vamos construyendo". Entonces yo soy de las que pienso, es mejor morir
de pie, que no vivir de rodillas. Y yo no me resignaré a vivir de rodillas y yo lucharé hasta el final
; pero yo no me voy a rendir. Entonces, yo pienso que estos procesos me han dado mucha fuerza
para esta lucha, porque nos da herramientas, porque nos ayuda a darnos cuenta que tiene más
fuerza la palabra que las armas. (Oriente, E1)
...que si me muero, me muero luchando y peleando, pero no me voy a dejar matar así
tontamente como se han dejado matar los otros callados y con la cabeza gacha; vamos a luchar y
vamos a mostrar que si nos matan es por algo, sin hacerle daño a nadie, pero luchado para que
alguien haga por nosotros algo. Eso es… yo veo que se comete una injusticia con cualesquier
persona y ahí estoy yo protestando y cuando es con harta gente ahí se mete la organización y
hágale… (Oriente, E15)
454
Efectos y procesos psicosociales alrederor de la acción pública de memoria y la memoria colectiva
...yo he recorrido el país desde hace que nosotros nos ocurrió esto, para poder sobrevivir,
investigando la muerte de mi hermano, porque yo me he convertido en una investigadora y todo
lo que sé, lo he investigado yo, hasta donde sé que mi hermano está enterrado, pero yo no puedo
llegar allá... Y que por seguridad mía y la de mi familia, y para que no haya otro desastre yo lo
he dejado. (Córdoba, E5)
...los que inventan la guerra quieren que olvidemos y quieren que escondamos y quieren que
cerremos los ojos, pero nosotros haciéndolo con conciencia, decíamos en cierta manera no vamos
a olvidar, no vamos a renunciar a esos caminos, no vamos a renunciar a esa tierra, vamos a dar
a conocer esto a otras gentes, a otras instancias, a otros niveles. Entonces para no olvidar, para
recuperar, para visibilizar, o sea, contrario a lo que quieren los actores armados y prácticamente,
al unir esos esfuerzos surge una fortaleza que invita al respeto... (Córdoba, E13)
Así que un límite importante dentro del proceso, en las tres regiones y los
colectivos estudiados estriba en que no se ha dado el paso por una lucha colectiva,
integral y fortalecida de las organizaciones por constituir escenarios reales de justicia.
Para algunos “se señala de no politizadas y ahistóricas las experiencias de memoria al igual
455
Efectos y procesos psicosociales alrederor de la acción pública de memoria y la memoria colectiva
que el acompañamiento psicosocial” (CP. 1), puesto que no logran enunciar, denunciar
y buscar justicia real frente a los responsables (materiales e intelectuales) de la violencia
vivida.
Mirado desde el deber ser, esto puede ser un límite de estos procesos, puesto que la
lucha por los derechos no se materializa en términos de justicia o acciones judiciales
que procesen a los responsables. Pero mirado desde las perspectiva de los colectivos
estudiados y sus contextos, los pasos que se han logrado dar en este sentido, aun
cuando son los líderes quienes lo tienen mejor interiorizado y desarrollado, son
verdaderos procesos de afrontamiento y resistencia que han tenido su cimiento en los
procesos de movilización, de organización y de acción pública de memoria. Ahora
bien, pararse en una plaza pública donde observan todos los actores sociales, enunciar
hechos que, incluso, han sido justificados y defendidos como heroicos y hacerlo
delante de los mismos actores, que siguen estando allí; es un acto de resistencia y de
afrontamiento muy importante en esos contextos estudiados:
…en donde será que yo no he ido, ni a qué departamento no he ido, municipios muchísimos
donde he andado con esas pancartas, en las marchas, en esas largas marchas que hemos
preparado y he hecho mi caso muy visible en los medios de comunicación... (Madres, E2)
...es algo muy bonito, es como mantener viva esa fuerza para poder seguir esta lucha, como
cuando usted tiene un libro muy importante, pero va y lo guarda por allá y nunca lo abre, usted
nunca se va a enriquecer de ese contenido ni los demás tampoco, en cambio si esa memoria se
muestra, nos enriquece a todos y eso nos da más fuerza para decir: "si aquéllos pudieron,
¿nosotros cómo no vamos a poder?" (Oriente, E1)
Para Primo Levi (1976 / 2008) hay un claro referente ético en el hacer memoria,
que por lo demás, dignifica a quien testifica. Éste, suele ser un sobreviviente, lo cual le
implica nombrar de alguna manera la opresión y la deshumanización vividas. En este
proceso, más que “comprender” la experiencia o de justificarla, se trata de enunciarla
para que no se vuelva a repetir. De tal manera que al hacerse pública la memoria, ésta
cumple además una función moral y educativa. Pero además, si se da un paso más,
este testimonio y esta enunciación conducen a declarar ante la justicia, aunque esto
456
Efectos y procesos psicosociales alrederor de la acción pública de memoria y la memoria colectiva
último no es tan claro en el marco de los colectivos estudiados. Sin embargo, los y las
participantes reconocen que hay un deber: deber con todas las víctimas (los
hundidos), con la sociedad y con la necesidad de transformación de la realidad de
opresión, exclusión y violencia.
...siento como una satisfacción con esos testimonios, porque es la única forma de que lo nuestro,
lo que nos ocurrió salga a la luz pública; no importa los peligros que corra, porque yo en cierta
forma es como si estuviera haciéndole la guerra al Estado, no con armas sino contando con
palabras lo que el Estado nos hizo y no nos ha respondido, ya que han tratado más bien de
ocultarlo y salir en limpio... yo sí siento mucha satisfacción, a pesar de que pueda tener peligro
s por eso, también siento temor, pero no me importa, porque lo que estamos diciendo es la
verdad, lo que nos hicieron y que lo reconozcan... esos casos de falsos positivos... (Oriente, E3)
El testimonio siempre supone a otro que escucha, un tercero que recibe⁹²: los
próximos, los allegados, esa gente que cuenta para los sobrevivientes, a medio camino
entre el sí mismo y los otros, son los escuchas privilegiados, los que les representan la
sociedad y al otro-ciudadano: son los sujetos de la memoria compartida. Es decir, los
que aprueban lo que se “atesta”. Por esta razón, cuando la memoria es impedida,
manipulada, obligada, se hace necesario llevarla al relato y a su estructura pública:
...cuento mi historia delante de todo el mundo, pero no sé cómo lo hago, yo sé que lo hago y sacó
valor para hacerlo, pero no sé cómo... lo que quiero es que la gente vea, los otros Estados vean lo
que está pasando en Colombia con las víctimas; si esto fuera en otra nación, yo creo que ya
hubieran hecho algo... porque ¿cuánto rodé yo? ¿Cuánto me tocó pedir ayuda?, hasta limosna
me tocó pedir, me pareció algo terrible, estando todavía inválida, y el Estado no hizo nada....
(Madres, E1)
92
Puede afirmarse con Ricoeur (2003) que en el testimonio es donde la memoria entra en su fase declarativa, en el ámbito
del lenguaje que convoca a una dimensión intersubjetiva: implica a un tercero. Así como Veena Das (2008g, 2008h)
invoca para el dolor un 'otro' en su estructura ilocucional performativa y lingüística, tal como se vio en el capítulo 6; Ricoeur
lo hace para el testimonio público.
457
Efectos y procesos psicosociales alrederor de la acción pública de memoria y la memoria colectiva
Dice L.: "es que nos quieren callar, ya con lo que nosotros sabemos, no nos pueden callar".
Entonces, eso nos satisface, pero también entre nosotras mismas tenemos que darnos el apoyo
mutuo, porque si en realidad nos quieren callar, si nos apoyamos mutuamente, a mí me llena de
valor, tenemos que seguir adelante, o sea, no nos van a callar, para muchas cosas...
(Córdoba, E7)
Porque yo le transmito, como le diría yo, esas palabras de aliento, de que hay que seguir, pero no
olvidar, y no ignorar lo que nos ha pasado... ¡jamás! (Córdoba, E2)
implica tener una visión de su subjetividad desde el colectivo porque tiene unos
marcos que protegen, es un lugar de referencia y un espacio para resistir:
...el proyecto en el que estoy me da la fortaleza, me da vitalidad para seguir adelante con todo lo
que tenga que ver con procesos de víctimas. Porque siento que estoy haciendo algo no sólo por mí,
sino por los demás, entonces, yo siento que la vida me ha brindado oportunidades de conocer a
muchas organizaciones de víctimas, a muchas personas que quieren saber algo de sus familiares;
entonces, para mí eso es una gran oportunidad... (Madres, E12)
Esta nueva auto-percepción del sí mismo que implica además un discurso de valor
y valentía, permite hacer lo inimaginable y apoyar a los demás en procesos vitales
frente a los cuales se pensaba no había fuerzas suficientes. Este es un nuevo factor en la
recuperación de la dignidad y en la reconstrucción de una imagen positiva. De una u
otra forma permite sentir que se tiene un mejor control sobre la propia vida (Lira,
2011) y abre las posibilidades para que se experimente desde el propio ser la fuerza
suficiente para hacerse cargo de la propia familia, del sentirse resistente y experimentar
que la violencia y la situación límite no lograron vencer y dejarles postrados/as.
…nosotras somos muy valientes... hemos pasado por tantas cosa: ver desenterrar el hijo de otras,
ir hasta el monte, ir a exhumaciones, recibir los restos del hijo de alguna... y uno llora parejo con
ellos, pero ahora ya puedo ir tranquila, y apoyar, ya puedo apoyar... (Madres, E11). Y empecé
yo en esos procesos y ya el esposo me decía: "no, qué miedo no se pongan en esas, que nos matan
también y ahora están diciendo que están matando a los líderes”, le digo que a mí no me da
miedo, él me dice: "sálgase de eso que de pronto la matan por ahí" y yo le digo que no me salgo,
que si me muero me muero ahí, pero ya no me salgo, él maneja mucho miedo, pero ahí voy a
seguir... (Oriente, E10)
Sí, porque la gente tiene mucho miedo... hay mucha gente que no sale con nosotros todavía a la
marcha que se hace, sino que se quedan en la iglesia adentro, o en el atrio, no sale, porque tienen
mucho miedo... (Córdoba, E7)
459
Efectos y procesos psicosociales alrederor de la acción pública de memoria y la memoria colectiva
Lo primero que puede afirmarse es que los y las participantes, tanto líderes como
miembros de la base, tanto del Oriente Antioqueño, como en las Madres de la
Candelaria admiten que se ha generado una conciencia inicial de ser sujetos de
derechos. Esto se enuncia de una manera simple: “hemos aprendido nuestros
derechos”, de los que no tenían ningún conocimiento:
…vino el proceso de la asociación, es un proceso muy bueno, porque ahí le dicen cosas a uno que
jamás en la vida había llegado a escuchar. Hemos tenido capacitación en la ley de justicia y
paz, hemos aprendido los derechos de las víctimas.... (Oriente, E4). Aquí en la organización
hemos aprendido a reclamar nuestros derechos, saber qué derechos tenemos... tenemos derecho a
ser escuchadas por el Estado... y también que uno ya sabe que puede reclamar... y nos deben
atender... (Madres, E3)
Ahora bien, una cosa es tener una noción, empezar a comprenderla y otra muy
distinta es asumirla, incorporarla y actuarla. Es decir, la gente ha aprendido un
discurso, que ha sido dado más por la formación y el acompañamiento de las ONG
que han acompañado las organizaciones de víctimas; pero aún se está lejos de lograr un
proceso de construcción de ciudadanía activa, que sea armónico y que pueda canalizar
realmente las demandas de la población. Por eso, incluso algunos y algunas
participantes reconocen que este es un proceso incipiente, que está cimentándose
lentamente y que falta mucho por aprender. Sin embargo, la noción primaria que se
tiene de ser sujeto de unos derechos, de ser personas y por lo menos tener una
dignidad, ha generado que las víctimas/sobrevivientes, por lo menos, intenten
trabajar y luchar por alcanzar algunos de esos derechos:
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Efectos y procesos psicosociales alrederor de la acción pública de memoria y la memoria colectiva
…que no nos la reconocen, pero no porque no la sepamos, porque los sabemos, sabemos qué
derechos tenemos, porque el Estado abusa de las víctimas... entonces nosotros estamos luchando
por nuestros derechos... (Madres, E1)
…pero ya aprendí acá a reclamar los derechos, yo iba a una parte y era agachada, con ese miedo,
yo creía que había gente más superior que yo, que yo era de lo más bajo que había y gracias a
Dios y a estos procesos ya no… (Oriente, E11). Nos han enseñado a que luchemos por nuestros
derechos, y ya no nos da miedo luchar ni hablarle con la verdad al que sea... (Madres, E11)
461
Efectos y procesos psicosociales alrederor de la acción pública de memoria y la memoria colectiva
Por lo tanto, el impacto en las instituciones estatales locales la medían los y las
participantes en los grupos de discusión realizados, en 2009, no por los derechos
garantizados, sino por los “apoyos” o “colaboraciones” logrados. Esta dinámica y esta
forma de relaciones de poder implicaban que las administraciones, a su libre arbitrio
“apoyaban” o no, se “vinculaban” o no, pero no experimentaban un deber de garantes
de los derechos de las víctimas:
...como dije al inicio, nosotros desde nuestras capacidades económicas, y de acuerdo al apoyo que
se ha requerido, la respuesta ha sido acorde a lo que nos han solicitado y hemos también
participado de las actividades... (Oriente, E2, 2009).
...la administración se ha preocupado por tener las víctimas siempre como por colaboraciones
con algo, nos han tenido en la marginalidad, por decirlo así, dicen que porque no hemos tocado
puertas; pero nosotros sí nos hemos dirigido a la administración municipal a pedir ayudas, pero
parece no importarles, en ese sentido sí estamos realmente solos y solas... (Oriente, GF6, 2009)
Desde ese tiempo había una respuesta diferente de una administración municipal
con respecto a otra, el cambio de partido o de grupo político podía implicar un mayor
o un menor reconocimiento a la acción de las víctimas. Pero esto también sucede en
462
Efectos y procesos psicosociales alrederor de la acción pública de memoria y la memoria colectiva
93
El marco legal que establece la ley 1448 de 2011 (ley de víctimas) podría revertir esta lógica, puesto que implica una
responsabilidad clara y directa de los entes municipales en la atención y restitución de derechos a las víctimas. Sin
embargo, habrá que esperar a que la ley termine de implementarse y desarrollarse.
463
Efectos y procesos psicosociales alrederor de la acción pública de memoria y la memoria colectiva
...el año pasado, a través de la asamblea municipal, se hizo mucho por el movimiento de
víctimas… lo mismo lo de la agenda de los candidatos, entonces fue así que se armó paso a paso,
lo que se hizo con la comunidad, se invitaba a todos los sectores y a toda la comunidad y allá se
exponía cada conclusión en el centro zonal, entonces el mapa fue trabajado, se expuso y se armó
lo de la agenda ciudadana. Pienso que fue la oportunidad de sensibilizar a todos los candidatos,
que firmaron el pacto de la gobernabilidad que fue incluida en la agenda de víctimas del
municipio, luego se entregó a todos los entes municipales y de igual manera participamos en la
elaboración del plan de desarrollo... (Oriente, GF3, 2009).
...es que los alcaldes de este municipio los hemos visto, pero cuando están en candidatura, porque
ya se sientan allá y ya no se vuelven a ver; han ido a las reuniones a hablar con nosotros , pero
después de que se sientan allá, ahí sí ya no saben, no se vuelven a recordar de las víctimas...
(Oriente, GF6. 2009).
...yo pienso que seguir movilizándonos a través de esos procesos de memoria, para sensibilizar,
para visibilizar nuestra problemática. Es que si nadie se para, ¿entonces? Nadie se da cuenta.
Así sea estorbando la gente se da cuenta que ahí está ese problema. Por ejemplo los personeros,
cuando nos ven; dicen: "ahí vienen esas que estorban y fastidian y son las que nos llenan aquí el
despacho, las víctimas que son las más cansonas, las más aburridoras”. Pero si no se paran ahí,
entonces, nadie se da por enterado del problema o el conflicto que hay ahí o de la situación que
está pasando, finalmente, es para eso, para visibilizar esa problemática. (Oriente, E20)
...con la memoria nosotros reclamamos, por ejemplo ahora con la política pública, como no le
han puesto presupuesto, entonces pensamos hacer un plantón, en la jornada de la luz hacer un
plantón, con eso uno hace visible las cosas y reclama los derechos por medio de la movilización y
la acción de memoria... (Oriente, E10)
De todas formas, en todos los colectivos las personas de la base siguen sin tener
totalmente claros los móviles políticos y reivindicativos, en términos de derechos, de
las acciones de memoria colectiva; no los han logrado asociar de forma definitiva y
significativa con sus reivindicaciones en torno a situaciones históricas de injusticia y
exclusión, derechos básicos como la salud, la educación; incluso con la reivindicación
por la verdad y la justicia y otras demandas que realizan, más allá de su necesidad de
dignificar a sus seres queridos y a sus familias o de lograr un reconocimiento social:
465
Efectos y procesos psicosociales alrederor de la acción pública de memoria y la memoria colectiva
…pues el objetivo es de pronto en esa asociación, que le ayuden a uno con otra cosa, con luz, con
un proyecto de cualquiera, o ya le sirve a uno para cualquier cosa. Con esos actos de memoria
buscamos cómo vivir mejor... (Oriente, E4).
Es decir, no muy lejanos del lugar descrito en el punto anterior cuando se analizaba
este mismo tema en el 2009: la construcción de una ciudadanía subordinada y a la
espera de lo que “donará” el Estado. Desde esta perspectiva los derechos son “ayudas”
y las personas, beneficiarias. Como si no existieran unas obligaciones y unas garantías
de parte del Estado. Todo queda a la buena voluntad de las administraciones
municipales. Y esto que se da en las personas de la base en el Oriente Antioqueño,
también se da en los colectivos en Córdoba, y en las Madres de la Candelaria,
...yo soy pobre, y que por lo menos en una ayuda en algo que uno pueda contar con algo para uno
surgir, para vivir, para uno sostenerse, poder salir adelante, una ayuda, que yo no sé cómo puede
ser, un buen trabajo, por ejemplo, tengo mi casita, que me dejó él, pero la tengo, mejor dicho, en
obra negra; entonces yo diría que una ayuda para que uno pueda terminar su casita, eso sí sería
muy bueno que le colaboraran a uno en el gobierno y que ojalá el grupo permita eso.
(Córdoba, E12)
Sin embargo, sin que la gente tenga una comprensión acabada y global, a veces de
forma más intuitiva que racional, sin marcos de comprensión clarificados en una
perspectiva de derechos y en muchos casos, sin entenderlo muy bien, y más desde un
lugar simbólico y desde una postura emocional que construye comunión en este nivel
(Mafessoli, 1990), se crea una comunidad de destino. Este colectivo, se enlaza en
primer lugar por el vínculo emocional y logra un paso fundamental: la gente se siente
partícipe y empieza a creer que es posible actuar en el mundo de lo público y ante el
Estado:
…ya no somos las victimas con la cabeza agachada y sufriendo por el dolor, ya somos personas
sujetas de derecho, con la frente en alto, yo veo que somos ciudadanos comunes y corrientes como
cualquier corbatón de esos que hay por allá en el congreso... El mismo personero nos ha dado
muestra de eso, porque la gente ya no va y le dice vea hágame el favor… sino que va y le exige que
cumpla sus funciones... (Oriente, E15)
Granada) se genere una política pública de víctimas, que abre las puertas a su atención
por parte del Estado local. Las organizaciones de víctimas y las personas participantes
en esta investigación lo reivindican como un logro:
La idea es ganar espacios en lo político, en lo local... pues al menos cuente que ya las
organizaciones de víctimas son tenidas en cuenta en los planes de desarrollo local, algunos
logran incidir más y les ponen presupuesto, pero, otros no vuelven a asomarse por allá y lo dejan
así y hasta ni presupuesto les colocan; pero ahora decir, por ejemplo, que hay proyectos de
vivienda, que las víctimas las tienen en cuenta y que les dan prioridad para esos proyectos, que
algunas administraciones municipales tienen en cuenta los procesos de memoria, que les apoyan
los procesos de apoyo psicosocial, o sea, se han logrado cosas, incidir en las localidades: unas más,
otras menos; pero sí se han logrado cosas… (Oriente, E20)
Pero esto no es unánime y hay muchas diferencias entre unos lugares y otros. Por
ejemplo, en muchos de los municipios del Oriente Antioqueño no se han tenido
logros, y la relación con las administraciones municipales implica una continua lucha
y búsqueda de reconocimiento que derive en una atención real a las víctimas por parte
del Estado local:
En la organización hemos logrado muchas cosas, aunque muy limitados porque los gobiernos,
más bien involucrados en otros asuntos, no nos prestan la debida atención, entonces, más bien
nos hacen como a un ladito, nos marginan, no sé por qué... tal vez porque nos ven como si
fuéramos una amenaza... lo que es el gobierno, ellos nos discriminan a la hora de nosotros hacer
una petición... (Oriente, E25)
Por su parte, las Madres de la Candelaria tienen una visión muy positiva, como
colectivo, de su gestión ante la administración municipal de Medellín y ante la oficina
de la UARIV, porque sienten que al utilizar una táctica de alianza y negociación con el
Estado, abren puertas de manera más efectiva para la satisfacción de algunos derechos
y necesidades:
En el caso de las madres de la Candelaria, asociación camino de esperanza, hemos sido más o
menos disciplinados políticamente con la institucionalidad y nos ha dado resultado; por
ejemplo hemos conseguido el premio nacional de paz, que no es una forma de comprarnos, sino
que ha sido una forma de un reconocimiento político de lucha por la paz y la reconciliación, que
es muy diferente a muchas otras organizaciones de víctimas que... que hacen oposición...
(Madres, E4)
467
Efectos y procesos psicosociales alrederor de la acción pública de memoria y la memoria colectiva
Un paso más en este proceso, es que los y las líderes, han aprendido a distinguir
entre la gestión de sus derechos básicos (especialmente, económicos, sociales y
culturales) y los derechos de las víctimas (verdad, justicia y reparación). En el nivel
local y en relación con las administraciones municipales, la movilización y la acción de
las organizaciones se dirigen a la reivindicación del primer tipo de derechos. Los otros
se ponen en juego en la interlocución con el Estado central. Ahora bien, el primer
tipo de derechos que se reivindican están en relación con una situación histórica de
pobreza, pero también por el empobrecimiento que se ha vivido después de la
victimización que, en un alto número de casos, trajo consigo el desplazamiento
forzado; por lo tanto se hace referencia a la lucha por una vida digna y a una visión
integral de derechos:
Así que buscamos la reivindicación de nuestros derechos, derecho a una vivienda digna, derecho
a una salud, si es desplazada ahorita medio se está viendo que los desplazados tienen derecho a
salud, pero eso no está claro. Entonces yo pienso que tiene que haber el sentido global: sería una
vivienda digna, poder regresar al campo, yo digo que para mí eso sería lo mejor... Entonces yo
digo que con eso uno restablece los derechos... (Oriente, E6)
...a mí me llamó mucho la atención el tema de la audiencia nacional: nosotros teníamos dos
objetivos, finalmente uno se cumplió y el otro no; pero creo que para nosotros se cumplió uno de
los más importantes. Porque nosotros teníamos el objetivo de que estuvieran las instituciones del
Estado, y para eso que estuviéramos todos como una agremiación de organizaciones importantes
en el país, finalmente el Estado, como siempre, estuvo en su mínima expresión, pero... el hecho
que pudiéramos encontrarnos organizaciones pensando y mirando en la misma línea de
movilización, de incidencia, de reclamo, de vamos a trabajar por algo, pero juntos todo un país:
eso también es muy importante. (Oriente, E20)
Así pues, estas acciones públicas de memoria son expresiones que han fortalecido la
cohesión social y los vínculos colectivos, creando una comunidad moral, una
comunidad narrativa que apunta hacia un destino común (Das, 2008, f, g). Este
fortalecimiento ha implicado, particularmente en el Oriente Antioqueño y Madres de
la Candelaria, un proceso de cohesión organizativa que ha generado una
retroalimentación positiva entre acciones de memoria y organización que ha llevado a
una construcción de formas de ciudadanía un poco más proactivas, que avanza
lentamente hacia una visión de derechos, aunque siga primando más una
participación pasiva, formal y edulcorada en los escenarios abiertos en la vida política
municipal.
Esta lógica, mirada desde las redes de víctimas y la participación de los y las líderes
en estos colectivos regionales, departamentales y nacionales ha significado una forma
de participación ciudadana que ha sido clave, para sacar adelante la ley 1448 de 2011,
denominada, ley de víctimas⁹⁴, puesto que en el proceso de esta ley se desarrollaron
acciones de incidencia, a través de una mesa departamental que en Antioquia, contó
con la participación activa de las organizaciones del Oriente Antioqueño
representadas en APROVIACI y de las Madres de la Candelaria:
...si no se hace lo que hacemos, si las víctimas no se hubieran parado, si las Madres de la
Candelaria no se hubieran parado alguna vez en la iglesia a gritar que los quieren “vivos, libres
y en paz”, no hubieran logrado muchas cosas de lo que han logrado; si las víctimas del oriente
antioqueño no hubiéramos hecho en su momento los plantones, las jornadas de la luz, hubieran
pasado invisibles... yo creo que eso es muy importante, visibilizar esa situación a través esas
acciones y de la movilización… se logra muy poquito sí, se ha logrado muy poquito, hay días que
se siente la desesperanza, pero al otro día amanece con más esperanza… Nosotros hemos hecho
94
Si bien esta ley puede tener serios vacíos en temas como la verdad y la justicia; tiene varios avances: en primer lugar
reconoce a las víctimas de Estado como tales, acepta la existencia de conflicto armado en Colombia, que el anterior
gobierno de Uribe (2002 – 2010) se negaba a admitir; tiene una visión amplia e integral de la reparación (el problema
estará en su aplicación) y finalmente hace un énfasis en la restitución de tierras
469
Efectos y procesos psicosociales alrederor de la acción pública de memoria y la memoria colectiva
movilizaciones donde nos juntamos todos los municipios pa' impactar, finalmente, no pasamos
como tan desapercibidos, vamos ganando espacios, como el que ganamos con la ley de
víctimas⁹⁵ (Oriente, E20)
...De todas maneras, yo no veo tan esperanzadora la cosa con lo de la ley de víctimas; para los
que solamente les importa el apoyo económico, de pronto sí. Pero para los que nos importan
otras cosas, fuera de eso... ¡no! Todos estos procesos que hemos venido sacando adelante, para mí
es más reparador que cualquier ayuda económica, porque una ayuda económica usted la coge y
eso es como la espuma, en cambio esto nos queda... (Oriente, E1)
Por esta razón todavía existe una sensación de duda que se sintetiza en la siguiente
afirmación:
…como le comenté ahora: incredulidad de parte del gobierno, rebeldía, porque el gobierno no
nos ha apoyado a nosotros en ninguna forma... (Oriente, E3). ¿Sabe que le dan a las víctimas
aquí en Colombia?... Paños de agua tibia para calmar el dolor y distraer... la mayoría de las
cosas que se dan en este país lo repito son paños de agua tibia... (Córdoba, E1)
95
...ya hay cosas que mostrar... por ejemplo esa ley de víctimas es un pequeño producto de lo que hemos hecho las
organizaciones... ya hemos logrado una ley de víctimas que agrupa mal contados 4 millones de personas, que es una
apuesta fundamental del Estado. Esa ley de víctimas no es producto de que un senador de buena o de mala gana, o
electoralmente haya utilizado eso; sino que eso ha sido conquista de las víctimas. La clase política se encuentra
distanciada del dolor de su pueblo, sin embargo las víctimas a fuerza de golpes nos hemos unido y hemos logrado esta
conquista política de sacar adelante esta ley... (Madres, E4)
470
Efectos y procesos psicosociales alrederor de la acción pública de memoria y la memoria colectiva
Aunque haya formación y se cuente con la información sobre los propios derechos;
aunque, incluso algunas prácticas de participación ciudadana, las relaciones
tradicionales de poder, subordinación y la “naturalización” de las redes clientelares
como consustanciales a la política, siguen sin permitir una interlocución que interpele
estos poderes o se ubique ante ellos, en la práctica, como ciudadanos de derechos que
exigen su garantía y protección por parte del Estado,
471
Efectos y procesos psicosociales alrederor de la acción pública de memoria y la memoria colectiva
...porque, lo que es desafortunado es que uno le tiene miedo al mismo Estado, porque yo digo:
"¿quién me hizo venir a mí de A.?", Porque yo había vivido 20 años con los paramilitares,
aunque supuestamente fueron ellos los que me hicieron venir, yo estuve 20 años, iba la guerrilla,
iban los paramilitares y de ninguno había recibido amenazas; y llega al ejército, y es
precisamente, cuando el ejército está allá, que yo recibo la amenaza de los paramilitares. Es eso
lo que me hace perder la confianza en el ejército y en el Estado... (Oriente, E1)
Pareciera, en algunos casos, que la fuerza pública es un actor que genera violencia,
desplaza, viola los derechos humanos, con lo cual pareciera que se recibiera un doble
mensaje del Estado, que es permanente: por un lado se habla de reparación y
restitución de tierras; pero, por otro, se siguen protegiendo más los intereses del
capital, se siguen manteniendo privilegios para minorías y élites; y se siguen erigiendo
macro-proyectos que expropian de la tierra a los campesinos:
…en el Estado son descarados, piensan que pueden comprarnos, porque por un lado está
tratando de hacer una cosa, y por el otro está tratando de hacer otra, donde él tiene sus intereses.
Por un lado está sacando una ley de restitución de tierras y por el otro está diciendo que va a
hacer unas microcentrales, donde van a expropiar a mucha gente, donde se van aprovechar de
los recursos naturales que la gente tiene... (Oriente, E20)
...porque Córdoba es la pudrición más grande, porque acá están concentrados la mayoría de ellos
y aquí las autoridades viven con ellos y viven de ellos; y yo se lo puedo asegurar porque lo he
sacado por conclusión, aquí en este país el que menos cree uno es paraco... apoya a las
autodefensas, apoya las bandas criminales, apoya las bandideces de esta gente... Mire: jueces,
abogados, médicos, gente de los estratos más altos, diputados, con quien... con los bandidos...
Entonces ¡cómo se va a componer este país si las grandes instituciones no han podido! Porque
ellos viven de esos tipos, este país no se va a componer. (Córdoba, E5)
...es que al Estado lo que más le gusta es que no se conozca la historia de la guerra,
supuestamente aquí no hay conflicto, y estamos en conflicto latente; entonces frente al
Estado graves. Nuestras acciones de memoria sólo han tenido el impacto en algunos
espacios del Estado, pero es muy difícil; de pronto en algunos que han venido acá y le
han mostrado interés... (Oriente, E13)
…muchas cosas... por una parte necesitamos que el Estado se haga responsable de lo
que pasó, porque la gente dice que no, pero el Estado sí tiene la responsabilidad, y el
Estado haciéndose responsable, cambian las cosas... (Oriente, E26). Que de todas
formas se dé la reparación, que al menos compensen ese daño moral que a uno le ha
473
Efectos y procesos psicosociales alrederor de la acción pública de memoria y la memoria colectiva
quedado, porque le han hecho mucho daño moral a uno, es lo que yo espero, que el
gobierno cumpla con lo que ha dicho. (Córdoba, E1)
Esta distancia entre los líderes y las bases sociales puede estar a la base de las
limitaciones del movimiento en las tres regiones. Quizás, buena parte de la falla se
deba al modelo de intervención fundamentado en proyectos de ONG, financiados
por cooperación internacional, en los cuales, la metodología de formación y
multiplicación, hace que los conceptos queden claros en un nivel, mientras las bases
sociales, que no han tenido acceso directo a la información quedan con una idea muy
vaga de su condición de ciudadanos.
…y entonces viendo que las comunidades se organizan, que hablan de lo que les pasó, que
luchan por los derechos y la gente va saliendo y va comenzando a contar lo que les pasó... mucha
gente no había denunciado y después de que surgió ASOVIDA y que se empezó a dar este
proceso y nos empezamos a organizar comenzaron a ir a denunciar. ¿Cómo no va a servir la
memoria? (Oriente, E13)
…¿Para qué esa organización, para qué estamos organizadas? ¡Para reclamar nuestros derechos!
Lo hemos hecho con las jornadas de la Luz, con el mural, el mural es una cosa muy
representativa… (Oriente, E7)
Este es el camino elegido por estas organizaciones de víctimas, por lo menos por sus
líderes, que están a la cabeza de las asociaciones y de la movilización de memoria. En
ese proceso están en la búsqueda del empoderamiento, la formación, la cohesión
suficiente, la persistencia necesaria para ir superando las distancias con las personas de
la base social y las rupturas que se generan cuando la gente se conforma con la “ayuda”
económica que da el Estado como reparación administrativa o indemnización. Sin
embargo, el proceso es lento, porque ir interiorizando una ciudadanía de derechos en
sus relaciones con el Estado local, luego de siglos de relaciones clientelares,
paternalistas y de cacicazgos, no se logra en unos cuantos años de proceso:
...lo que pasa es que yo considero que todo es un proceso de lo uno y lo otro es una combinación,
entonces tendrá que haber los rituales, tendrá que haber los procesos de memoria, tendrá que
haber el apoyo psicosocial, pero también tendrá que haber como organización trabajando otros
temas; yo me di cuenta después, que también tiene que ver también lo económico, cuando eso ni
siquiera está mínimamente resuelto también es muy complicado. Es un conjunto de muchas
475
Efectos y procesos psicosociales alrederor de la acción pública de memoria y la memoria colectiva
cosas, pero que tiene que ser muy integral el tema. Es muy importante podernos convertir en
sujetos que seamos reconocidos, dentro del municipio, por una administración municipal, para
las víctimas eso es muy importante. (Oriente, E20).
Discusión y conclusiones
Después de hacer este largo recorrido puede llegarse a un punto de arribo y a unas
conclusiones generales. En primer lugar es necesario afirmar que la memoria
colectiva, la memoria convertida en relato y acción pública juega un papel
fundamental en la transformación subjetiva de las personas que hacen parte de estos
procesos (tanto en la dimensión emocional, como en la cognitiva y comportamental),
especialmente en el largo plazo y cuando se enmarca dentro de procesos de
movilización y organización social de amplio alcance y que permanecen en el tiempo.
96
Hamber, Nagen & O'Malley, 2000; Hamber, Mosikare, Friedman & Maepa, 2000; Haber & Wilson, 2002; Hamber, 2008;
Gibson, 2004; Kaminer, Stein, Mbanga & Zungu-Dirway, 2001; Picker, 2006; entre otros
476
Efectos y procesos psicosociales alrederor de la acción pública de memoria y la memoria colectiva
Por esta razón se abre a una perspectiva de reivindicación de los derechos a partir de
una mirada que posibilite la construcción de ciudadanía plena de derechos. Todo este
proceso, en el que la construcción de memorias individuales, grupales y colectivas
ocupan el centro de la acción, en una continua interacción que favorece la
recuperación de la dignidad de las víctimas, la recuperación emocional y la
reconstrucción del tejido social, tal como se ha planteado a lo largo de este capítulo,
con apoyo de los anteriores. Todo este proceso puede verse reflejado en el siguiente
esquema
477
Efectos y procesos psicosociales alrederor de la acción pública de memoria y la memoria colectiva
Afrontamiento y resistencia:
Cohesión social Estrategias directas, de comunicación, Participación e
y Solidaridad actividad y resignificación integración social
(Nivel Social / Comunitario)
Empoderamiento
Reconstrucción Construcción de ciudadanía y recuperación
del tejido social plena de derechos de la dignidad
(Nivel político) de las víctimas
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Efectos y procesos psicosociales alrederor de la acción pública de memoria y la memoria colectiva
Esto se complementa con la segunda hipótesis: las relaciones, por lo menos, con el
Estado local se viven dentro de una praxis histórica naturalizada en el marco del
clientelismo, la dádiva de beneficios, la relación de subordinación. Por lo tanto, el
escenario local no es un escenario de derechos. Es como si el Estado local no fuera
Estado, sino una forma de “gobierno” naturalizada, una relación de poder asimilada
en la vida cotidiana, tradicional, donde cada uno tiene su lugar y lo sabe respetar.
Mientras que el Estado es el central, y a ése sí se le reclaman los derechos, sí se
construye con éste una relación de ciudadanía formal, de reivindicación. Lo
paradójico es que los funcionarios de la administración municipal (entrevistados en
2009) son los principales portadores de esta dicotomía: por un lado dan por supuestas
479
Efectos y procesos psicosociales alrederor de la acción pública de memoria y la memoria colectiva
las relaciones de “colaboración” y “ayuda” del Estado Local, con el cual las
organizaciones de víctimas deben tener una buena relación, además de estar
permanentemente “invitándolo”, “teniéndolo en cuenta”, “haciéndole partícipe”,
mientras que quien debe responder por los derechos de las víctimas es el Estado
Central⁹⁷.
Ahora bien, en los relatos de vida que recogían las trayectorias vitales de los y las
participantes, en el caso del Oriente Antioqueño, pudo observarse una evolución, que
no es espectacular, pero que sí es significativa, tanto en los líderes, que cada vez más se
mueven en términos de ciudadanía de derechos, con el fin de reivindicarlos, y en una
incidencia política más marcada por una posición desde el poder ciudadano; y en las
bases hacia una comprensión un poco más profunda de su condición de sujetos de
derechos. Aun así se reconoce la insuficiencia de estos avances, especialmente cuando
se trata de la búsqueda de la justicia; pero no puede dejar de verse y analizarse el punto
inicial desde donde parten estos ciudadanos y ciudadanas: desde el lugar de no-
participación (ni social ni política), de no-ciudadanía, hasta una posición donde
empiezan a ser conscientes de su dignidad, son capaces de asumir una expresión
pública de sus relatos e historias, e incluso de sus demandas elementales, aunque
también de sus derechos (aún con las carencias en su comprensión y apropiación).
97
Lógica que podría revertirse si se logra hacer un mejor ejercicio en la aplicación de la ley 1448 de 2001 (ley de víctimas).
480
Efectos y procesos psicosociales alrederor de la acción pública de memoria y la memoria colectiva
Para Barahona de Brito et. Al. (2002) si no existe una sociedad civil fuerte que haga
contrapeso y una sólida tradición democrática, el proceso democrático puede quedar
en el papel sin mejorar la vida de la gente. Se puede llegar a procesos de democracia
delegativa, más que representativa, donde la gente se desentiende de su labor
ciudadana. Pero también a prácticas de clientelismo o particularismo donde están
implicados el nepotismo, la corrupción y también dificultades para la rendición de
cuentas. Además se da una disolución de las fronteras entre lo público y las esferas
privadas. Esto implicaría que existe una falta de control que posibilita las prácticas
autoritarias, es decir, una forma de política que favorece a los poderosos y sigue
limitando los derechos: el no estado de derecho”.
Por esta razón, y haciendo eco a los relatos de los y las participantes en este tema,
¿sería probable cambiar ese modelo tecnocrático, centrado en el marco lógico, la razón
instrumental y el logro de resultados a corto plazo, y propiciar la generación de
modelos más centrados en lógicas de acompañamiento y empoderamiento de
comunidades para transformaciones sociales reales? ¿O quizás esta lógica tecnocrática
no sea más que una parte del complejo liberal del que habla Duffield (2004) que se
mueve en esa lógica de mercado y por lo tanto, no tiene la apertura para procesos que
impliquen transformaciones y empoderamiento de las comunidades que puedan
redundar en soberanía de las mismas frente al mercado? ¿Será por eso que al final, el
centro sobre el cual giran las miradas desarrollistas es de corte económico?
Finalmente, ¿De qué manera una lógica de resultados puede entrar en diálogo con
una dinámica como la planteada en estos procesos, si una acción militar contra las
organizaciones de víctimas puede echar al traste lo que se ha alcanzado hasta ahora, tal
como da cuenta esta investigación? Son todas preguntas que no cabe responder en
este espacio, y que pueden ser útiles para pensar formas de relación y de trabajo que
superen el desarrollismo, desde una mentalidad liberal y vayan mucho más allá, en
una perspectiva de derechos, construcción de ciudadanía y fortalecimiento de la
sociedad civil.
482
Efectos y procesos psicosociales alrederor de la acción pública de memoria y la memoria colectiva
Cuando una persona da un testimonio tiene dos niveles: una aserción de la realidad
que puede ser más o menos correspondiente con los hechos. En este caso el
testimonio se hace objeto de la historia o del proceso judicial. Pero también tiene esa
dimensión declarativa que convoca al otro, esto implica una autodesignación del
sujeto que narra, que dice: “yo estaba allí… soy testigo”. Esto implica una impronta
afectiva y una ubicación del hecho dentro de la historia de la persona, pero
convocando a otro que escucha, en una dimensión dialógica… Si se atesta, es porque
se dice a alguien. Por lo tanto, pide ser creído: “¡Créanme!”… Es el imperativo de
quien testimonia, y el otro “cree”, es decir: “a-credita” la historia. Así pues, el
testimonio entronca con la promesa, no es una afirmación sobre la realidad, es una
afirmación sobre el sí mismo, su estructura implica al que escucha, sea éste un
terapeuta, un grupo de apoyo o toda la sociedad; lo cual implica un vínculo de
98
Levi, 1962/2008; Kérsetz, 2001; Búber Newman, 1958/2005; Grossman 1964/2008; Cohen, 2006
483
Efectos y procesos psicosociales alrederor de la acción pública de memoria y la memoria colectiva
confianza que abre un espacio intersubjetivo que permite el sentimiento de existir con
otros, base del vínculo social (Cfr. Ricoeur, 2003).
Ahora bien, el testimonio puede tener varios usos: este nivel declarativo de la vida
cotidiana, que es el básico y fundamental; pero también el del archivo, el de dejar un
rastro, una huella, el uso judicial con miras a una verdad jurídica y el artificio retórico
que se traduce en arte, novela o performance. Pero en todos los casos pide la
“credibilidad”, la “acreditación”, es un acto ético (Reyes Mate, 2003, 2008), y su
escucha implica también una acción ética, como se había anotado anteriormente para
el dolor (Das, 2008g, 2008h).
Las víctimas son las portadoras del horror que unos y otros cometieron y no
quieren ver ni aceptar y que se legitima con eufemismos como: “guerra contra el
terrorismo” “cruzada por la justicia” “salvación nacional” “liberación nacional” “lucha
contra la hecatombe” “autodefensa campesina”, y un largo etcétera. Las víctimas
traen consigo el dolor, el suyo propio, pero también el de la incapacidad de la sociedad
colombiana para construirse en un marco de paz, justicia y equidad. Es una voz
incómoda que remueve, incluso las culpas; pero cuesta ir más allá, mirar al fondo, las
estructuras, los procesos sociales, políticos e históricos que les han sumergido en su
calvario, al ser tratados y tratadas como ciudadanos de segunda categoría.
Esa voz, atrae el vértigo del propio silencio, de la indiferencia y las complicidades,
despierta del sueño de “bienestar” o “malestar tranquilo” en el que aparentemente se
vive en Colombia, obliga a pensar, a sentir y a actuar. Esto implica que se rompe el
espejo en el cual una sociedad se mira, que divide a los buenos de los malos, que tiene
identificado al mal y lo extermina. Sus voces incomodan, perturban y subvierten este
escenario que desmiente las otras versiones de la realidad en las que se instala una
sociedad que de forma in-dolente cierra los ojos para no ver las continuas violaciones a
los derechos humanos, al DIH, los crímenes de guerra y de lesa humanidad que se han
cometido en el territorio; y no sólo eso, que se siguen cometiendo diariamente.
485
8
DISCUSIÓN FINAL Y CONCLUSIONES
Ahora bien, todo esto permite declarar de forma taxativa que no se trata de una
relación lineal ni causal. Es decir, que la memoria es condición necesaria, pero no
condición suficiente para que se generen las transformaciones planteadas. Que haya
una memoria colectiva centrada en la experiencia de las víctimas no conduce
necesariamente a la recuperación emocional, a la transformación subjetiva, al
empoderamiento, a la reconstrucción del tejido social, la reivindicación de derechos y
489
Discusión final y conclusiones
Ahora bien, toda esta dinámica compleja implica la pregunta por las condiciones
suficientes y necesarias para que la acción de memoria (compartida y pública) conlleve
transformaciones relevantes de los sujetos individuales y colectivos. Cuando el
análisis se centra en el sujeto colectivo, tal como se realizó en el capítulo 5, se pueden
490
Discusión final y conclusiones
En este proceso, que implica una construcción de ciudadanía activa, como sujetos
de derechos, se observaron falencias, contradicciones y dificultades en los diversos
contextos y entre líderes y personas de la base de las organizaciones, sin desconocer
que este horizonte alimenta la acción pública de memoria de los colectivos de
víctimas: quedó claro en la investigación que mientras los líderes han construido una
relación con el Estado desde la ciudadanía y la reivindicación de sus derechos, los y las
participantes de la base social de los colectivos analizados, aunque comprenden
cognitivamente sus derechos, no han incorporado un lugar de ciudadanía, sino que
siguen acercándose al Estado, tanto local, como nacional, desde un lugar de
subordinación, petición de ayuda y legitimación de poderes establecidos por la vía del
clientelismo y el caciquismo. En el Oriente Antioqueño y Madres de la Candelaria
este lugar pareciera superarse por una visión de la ciudadanía que he llamado
“participativa”, que termina implicando la presencia de estos actores en escenarios
públicos y de negociación con el Estado para satisfacer sus necesidades y demandas,
pero donde en realidad se legitiman los poderes tradicionales y las víctimas ocupan un
lugar subordinado que implica el recibir dádivas y ayudas; pero no la satisfacción
plena de sus derechos.
492
Discusión final y conclusiones
Transformaciones subjetivas
De una y otra manera, el grupo de apoyo mutuo tiene una dimensión sociopolítica
implícita que pretende la potenciación de los sujetos en términos de participación,
ciudadanía y cohesión social. Hay que tener en cuenta que, en los contextos de
violencia colectiva o guerra, no existen espacios sociales de reconstrucción, dado que
hablar o reunirse es peligroso y el tejido social se convierte en parte del objetivo militar
por parte de diferentes actores armados, lo que da a estas experiencias microsociales un
valor no solo de apoyo mutuo centrado en las relaciones sociales al interior del grupo,
sino también, en función de su maduración, una proyección hacia la acción individual
o colectiva transformadora.
Luego de los GAM se realiza la catarsis inicial que moviliza las emociones
negativas, se reconoce el sufrimiento de los otros, lo que mueve a la identificación con
493
Discusión final y conclusiones
Al vivir los hechos de violencia, las mujeres fueron obligadas a transformar sus roles
tradicionales. Dicha trasformación supuso una sobrecarga de roles (condiciones de
pobreza, nuevos roles en la familia, educativos y de provisión de medios de vida, en
medio de sobrecarga afectiva y social). El grupo de apoyo mutuo y el compartir la
historia en este escenario reafirmó los esfuerzos de las mujeres por transformar dichos
roles cuestionando sus limitaciones asignadas socialmente, le dio un marco de
contención y un esquema fundante para la comprensión de la transformación de la
propia identidad, de tal manera que las mujeres comenzaron a nombrarse de otra
manera, aumentando su autoestima, su autonomía y su capacidad de acción. Y esta
dinámica redundó en apoyo a los hijos e hijas y contención al interior de la familia.
De igual forma, el contar y resignificar la historia en el espacio grupal también
permitió la reconstrucción de los hilos del pasado-presente-futuro de la vida familiar,
con lo cual también se favoreció la reconstrucción de la identidad de la familia, y con
ello, la recuperación de proyectos de vida en este espacio, con el consecuente
fortalecimiento de los vínculos.
Un hecho significativo que se recogía tanto en 2007, como en 2009, y ahora en las
entrevistas en 2011 fue que las mujeres pasaron de un lugar de lo privado a lo público,
de la casa a la plaza, de tal manera que se convirtieron en actoras de sus propios
496
Discusión final y conclusiones
En este punto, es importante anotar, además, que las mujeres han jugado un papel
sustancial a lo largo de toda América Latina (las arpilleras en Chile, las madres de
plaza de mayo en Argentina, las Dignas en El Salvador y AMOR, IMP o la OFP en
Colombia). En el proceso que se está documentando, es claro que la fuerza de todo
este quehacer está en sus maneras de apropiarse de lo público y de construir relaciones,
en las particularidades para entablar vínculos que se describen en la visión social y
cultural de lo que llamamos “lo femenino”: en estos contextos referidos, son las
mujeres las que desde su ser, han construido una lógica de encuentro, evocación y
reconstrucción colectiva sin hacer distinciones políticas o de responsabilidad del
autor, sino desde la posibilidad del encuentro y la transformación de unas relaciones
sociales y familiares rotas.
Así pues, hablamos de una memoria construida desde lo cotidiano, donde el sentir
y la emoción se hacen palabra, gesto y símbolo. Fundamentalmente no es una
memoria situada en una perspectiva jurídica, pero no deja de tener un sentido
político. Telones, monumentos, rituales, marchas, fotografías, salones, murales son
manifestaciones de voces que no han sido escuchadas anteriormente y que encuentran
una manera de expresarse, en un contexto, por lo demás, difícil porque el conflicto no
ha terminado. Hay algo sustancial, como en el proceso caben todas las víctimas, al
mismo tiempo no se trata del señalamiento, oposición o confrontación de ningún
victimario en particular.
Para estas mujeres, muchas de ellas situadas en roles maternos, estos victimarios
(guerrilleros, paramilitares, soldados), los combatientes rasos, son gente del lugar,
muchos de ellos, familiares de ellas mismas. Por esta razón, sin dejar de reconocer los
crímenes, su acción de memoria no se ubica dentro de una lógica de lucha y
confrontación política contra la izquierda o contra la derecha, sino en una afirmación
política y social de la dignidad de las víctimas, de la vida de los habitantes de la región.
Esta lógica no-violenta encarna lo fundamental de una ética del cuidado y de la
responsabilidad. Por tanto, estas acciones de memoria han tenido hasta ahora una
99
Entendiendo esta lógica de lo femenino como las construcciones sociales e históricas que hacen referencia al cuidado
del otro/a, el rescate de lo afectivo y emocional, el desarrollo del contacto físico y la ternura como formas de relación, entre
otras formas de construir lo relacional en los seres humanos
497
Discusión final y conclusiones
encontrarse con otros y otras en el marco de proyectos colectivos. Además se abren las
puertas para que se integre con otros y otras en dinámicas colectivas y para que
participe en escenarios sociales de carácter público (social y político); todo ello
contribuye a superar la anomia y el retiro de lo público, avanzando a escenarios de
acción social y colectiva. La acción misma de memoria proporciona la fuerza y el valor
para asumir este gesto, para visibilizar, para denunciar públicamente lo sucedido, para
enunciar la propia verdad en la plaza pública. Es a través de estos procesos de
afrontamiento directo, donde los sujetos empiezan a recuperar su dignidad, su
autoestima y la valoración de sí mismos, construyendo un espacio social que
reivindica la memoria de los hechos y la dignidad de las víctimas. En este sentido, el
participar y hacer parte de los procesos colectivos, puede implicar una mayor
conciencia de la realidad, y con ello una percepción del clima emocional más ligado a
emociones negativas (Páez, et. al. 2007) dado que además la memoria confronta a los
perpetradores en un contexto donde aún tienen capacidad de coacción
sobre las víctimas.
P RO C E S O D E CO N S T RU CC I Ó N D E U N A C I U D A D A N Í A D E
DERECHOS
500
Discusión final y conclusiones
De esta manera, el dolor privado se convierte en una experiencia del grupo, y luego
el grupo lo expresa y reivindica en un espacio público. Cada palabra no nombrada,
cada silenciamiento generado en la aplicación de los dispositivos del terror encuentra
una vía expresiva para ser designado, nombrado de alguna manera: un mapa, un
dibujo, una figura en arcilla, un sociodrama, se convierten en vías para la expresión,
donde la enunciación encuentra un lugar, porque también se ha abierto la posibilidad
de la escucha. El problema no estriba tanto en que la gente no pueda hablar ni en la
inconmensurabilidad del dolor, sino en las vías cerradas que se encuentran para
expresarlo y posteriormente nombrarlo en un marco social de reconocimiento. Los
escenarios de memoria compartida con sus múltiples metodologías lúdicas,
existenciales y vinculares, abrieron las puertas para la enunciación, tanto performativa
como oral. Y allí, en esta interacción dialógica se gestó un discurso en el que los y las
sobrevivientes se fueron identificando entre sí y frente a su colectividad. Discurso que
permitió que el relato de cada uno fuera realmente testimonio delante de otros y
delante del “otro” social.
diferencia que estas últimas no contaron al comienzo con los escenarios de apoyo
psicosocial que tuvieron víctimas del Oriente Antioqueño.
La siguiente figura permite una mirada panorámica que como síntesis, pero
también como mi apuesta personal, permite plantear con estos elementos la propuesta
fundamental de mi trabajo que implica un esquema de integración donde los diversos
niveles de la acción (desde lo individual, pasando por lo grupal, lo colectivo, lo social y
lo histórico-cultural) se puedan desarrollar como procesos de transformación
subjetiva, a nivel individual y colectivo, de tal manera que se den dinámicas de
empoderamiento, resistencia a las lógicas de la guerra y reconstrucción
del tejido social.
502
Discusión final y conclusiones
Este enfoque, esta mirada y este marco de actuación, tal como se muestra en la
Figura, que recoge la intuición desarrollada en el capítulo 2, evidencia la manera cómo
los diversos niveles de la construcción de las memorias interactúan entre sí, en
escenarios diversos y con metodologías diferentes, que resultan complementarias en
un marco de relaciones sistémicas y complejas, lo que también implica el diálogo con
otras disciplinas, una ampliación de la propia disciplina psicológica, y la inclusión de
marcos teóricos como el de la psicología social comunitaria, la psicología social crítica
y la psicología cultural; en diálogo con el trabajo social, la sociología, la ciencia
política, el derecho, la antropología y la historia, en cada nivel sistémico y
respectivamente.
El agente psicosocial, que está en el centro del esquema, actúa e interviene en los
diferentes niveles. No importa cuál es el lugar de entrada de la acción, si tiene este
marco, sabe que debe acceder a los otros niveles en un proceso de interacción de unos
con otros, no de forma lineal, sino de forma circular y múltiple, que puede implicar
acciones simultáneas en todos los niveles, pero al mismo tiempo un proceso que en el
tiempo debe implicar paciencia histórica y acompañamiento a los colectivos en
períodos que superen las lógicas semestrales, anuales o trianuales de la planeación
estratégica y el marco lógico.
504
Discusión final y conclusiones
505
Discusión final y conclusiones
democrático y político en los escenarios societales. De tal manera que los y las
participantes y sus organizaciones se constituyen en constructores de memoria
histórica y ejercen desde allí una resistencia colectiva a las lógicas del Estado (con su
historia oficial) y los actores armados. Este proceso tendrá sentido en la medida en
que este proceso se pueda cristalizar en una dinámica que conduzca hacia el escenario
de comisiones de la verdad y a una dinámica de justicia y reparación que garantice la
no repetición.
Conclusiones finales
508
Discusión final y conclusiones
511
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