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12 de enero de 2022

EFEMÉRIDES Nº 15

E N E RO D E 1 5 8 7

OLIVARES
Y LA UNIÓN
DE ARMAS
¿CASTELLANISMO O
FORTALECIMIENTO
DE LA MONARQUÍA
ESPAÑOLA?

E
l 31 de marzo de 1621
murió en el alcázar de
Madrid Felipe III, tras
algo más de veintidós años de
reinado. Sus últimos días fue- habría de
ron de continuo tormento, no valerse profu-
tanto físico como psicológico samente del léxico
y moral, angustiado hasta el de lo amical). Abrió con ello
delirio por las cuentas que es- reinado, y en contraste con la un modelo de gestión del Es-
peraba habría de pedirle Dios dedicación personal y minu- tado que no fue exclusivo de
sobre su ejecutoria como rey, ciosa de su padre, Felipe II, a la Monarquía de España y que
y, según se dijo, asegurando todo asunto político, se des- se mantuvo durante el suyo
que si se le prolongaba la vida entendió de las rutinas de go- y la mayor parte del reinado Retrato ecuestre
habría de gobernar de manera bierno que dejó en manos de siguiente, el de valido o mi- de Gaspar de
muy distinta. En realidad, po- alguien no más dotado ni ex- nistro principal, un individuo Guzmán y Pimentel,
dría haber dicho simplemente perimentado que él, el duque surgido de los círculos corte- conde-duque de Olivares.
que para enmendarse se ocu- de Lerma, cuyo único mérito sanos y que, por el solo favor Diego Velázquez (1636)
paría de gobernar. era la amistad con el monarca real, sin respaldo institucional
Abúlico y de no muchas (de hecho, la legitimación dis- que regulase sus atribuciones,
luces, desde el comienzo de su cursiva de ministros favoritos ejercía el poder de facto, y
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canalizaba o interfería las re-


laciones del monarca con las
instancias de gobierno regla-
das, especialmente los conse-
jos, preservándole, al tiempo,
de críticas y censuras, recaí-
das sobre él. Según la propa-
ganda de sus enemigos, en
una imagen consolidada por
la historiografía, Lerma tuvo
dos principios básicos como
gobernante: mantener la si-
tuación sin cambios, evitando
novedades, y enriquecerse. En
ambos, en especial el segun-
do, tuvo éxito, tanto que bien
puede tenérsele por uno de los
personajes más venales de la
historia de España.
Los panegiristas del reina-
do destacaban que bajo Felipe
III y su ministro la Monarquía
conservó íntegra su soberanía
territorial, con la misma ex-
tensión heredada de Felipe II,
y con ello un valor intangible,
pero vital para los criterios
políticos vigentes: la “reputa-
ción”. No cabe atribuirlo a ha-
bilidad o acierto de uno u otro,
sino más bien a un elenco de
diplomáticos y militares muy
capaces quienes en sus respec-
tivos destinos suplieron la fal-
ta de ideas claras y resolución
del valido y del propio monar-
ca. En contraste con el conti-
nuo guerrear de los dos reina-
dos precedentes, el de Felipe
III fue esencialmente pacífico,
tras las treguas acordadas en
sus primeros años con Ingla-
terra y los rebeldes holandeses
de las Provincias Unidas. En
esencia, aquellas paces con-
sistieron en hacer de la nece-
sidad virtud, porque lo cierto
es que la Hacienda y los recur-
sos humanos de la Monarquía,
que eran sustancialmente los
que Castilla pudiera propor-
cionar, estaban exhaustos y
difícilmente podría haberse
hecho frente a las exigencias
de nuevas campañas. Lejos de
trazar un programa de recupe-
ración económica que sanease
las bases del poder imperial,
la privanza de Lerma actuó
en sentido contrario. No ya
por sus propias depredaciones
y robos, o los de sus clientes,
sino por la inagotable serie de Retrato de Gaspar de Guzmán. Diego Velázquez (1624).
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Socorro de la plaza de Constanza. Vicente Carducho (1634).

dádivas y pensiones que el efecto acentuar la inflación e incluso produjeron pérdidas las tierras sin cultivar, los va-
rey otorgaba con cargo a uno que en el siglo anterior había netas de población (un millón sallos […] andan por los cami-
u otro capítulo de las rentas a ocasionado la entrada de me- de habitantes en la prime- nos […] mudándose de unos
nobles y eclesiásticos, sin ol- tales preciosos de América. ra mitad del siglo XVII), la lugares a otros […] comiendo
vidar además los pagos para Los efectos los sufrieron en evocación de lugares despo- raíces del campo […]; otros
ganarse a personajes de la éli- especial los titulares de rentas blados o de ciudades reduci- se van a diferentes Reynos y
te política y social de países e ingresos fijos. Originaron das a menos de la mitad del Provincias donde no se paga a
rivales o aliados inestables. encendidas protestas de las vecindario de poco antes fue V.M. los tributos…”. Aspecto
Aunque de importan- Cortes, y la medida fue impla- común en observadores y ar- este capital, porque una carga
cia como síntoma y para la cablemente censurada, entre bitristas. Las razones, y más fiscal creciente debía satisfa-
percepción social, no eran otros, por Juan de Mariana. de uno de aquellos escritores cerla una población menor, no
aquellos dispendios materia Otro factor fue la irregu- lo señaló, no estaban sólo en ya por su contracción sino por
primordial en la debilidad laridad en la llegada de las el movimiento natural de la los muchos individuos que en-
económica de la Monarquía remesas americanas y, en ge- población, la ratio entre na- trando en estado eclesiástico o
Católica, que se debía a facto- neral, el estancamiento del cimientos y defunciones, sino por compra de títulos y exen-
res múltiples y complejos, im- comercio con Indias desde en la quiebra de las bases eco- ciones escapaban del régimen
bricados entre sí. Uno de ellos los años del cambio de siglo. nómicas de comarcas y ciuda- tributario común o pechero.
fue la política monetaria que Un tercero, por no extender des. Uno de los procuradores En la Monarquía Hispá-
desde los primeros años del la enumeración, estuvo en la de las Cortes de 1621, Mateo nica, como en otros Estados
reinado multiplicó las acuña- crisis demográfica experimen- de Lisón y Biedma, señor de coetáneos, las desigualdades
ciones de vellón de cobre, sin tada en la Península durante un pequeño lugar granadino, fiscales no alcanzaban sólo
aleación de plata, con la con- gran parte del siglo XVII, es- resumió lo que era diagnósti- a la desemejante condición
siguiente inestabilidad por su pecialmente en sus decenios co muy extendido: “Muchos jurídica de los individuos en
depreciación y la salida de la primeros. Las pestes y las lugares se han despoblado y una sociedad estamental, sino
circulación de la moneda de enfermedades endémicas hun- perdido […] las casas hundi- también a sus diferentes terri-
plata y oro. También tuvo por dieron las tasas de crecimiento das, las heredades perdidas, torios, siendo las obligaciones
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fiscales distintas entre unos una consulta del Consejo de


y otros. La carga sostenida Castilla de febrero de 1619,
por los contribuyentes caste- sin duda uno de los docu-
llanos no tenía parangón en mentos de mayor interés del
ningún otro territorio de los reinado del tercer Felipe. Es
reinos españoles, de condicio- un programa de reformas eco-
nes mucho más benignas. In- nómicas, fiscales y sociales,
cluso, dentro de la corona de obra de Diego del Corral y
Castilla, las Provincias Vas- Arellano, donde se señalaba
congadas tenían un régimen el desequilibrio del esfuerzo
particular que equivalía a una tributario que empobrecía a
excepción casi universal, no Castilla: “los demás reinos y
cobrándose el impuesto bási- provincias de esta monarquía
co de la Hacienda castellana, fuera justo que […] ayudaran
la alcabala, o el de millones con algún socorro y que no ca-
percibido sobre productos de yera todo el peso y carga sobre
consumo general (vino, acei- un sujeto tan flaco y tan desus-
te, etc.). De hecho, bajo Feli- tanciado”. Del dictamen hizo
pe III las prerrogativas forales una elaborada exégesis en una
se corroboraron, por ejemplo serie de discursos, publicados
con la cédula de junio de 1610 con el título de Conservación
que confirió condición noble de monarquías, Fernández de
(y consiguientemente exen- Navarrete, texto ilustrativo
ción de obligaciones fiscales y sobre cierto estado de opinión
prestaciones militares) a todos al advenimiento del nuevo
los naturales de Guipúzcoa. rey. Acusando la carga que
Ningún territorio de la recaía sobre Castilla (aunque
Monarquía, en Flandes, en no tanto estimando las venta-
Portugal, o en menor medida jas de que gozaba) sostenía lo
en Italia contribuía de modo insólito de que, a diferencia de
significativo a costear los gas- cualquier caso conocido “la
tos que podrían considerarse cabeza” de un imperio, antes
comunes o generales. Salvo que enriquecerse se empobre-
pequeñas cantidades, habi- ciera. Castilla, decía, debien-
tualmente procedentes de ren- do ser “la más privilegiada
tas o derechos propios del rey, en la contribución de pechos
lo recaudado en cada lugar se y tributos, es la más pechera
consumía en su administra- y la que más contribuye para
ción, teniendo frecuentemen- la defensa y amparo de todo
te que llegar desde Castilla Retrato de Felipe IV de España. Rubens (1628). lo restante de la monarquía”.
recursos para su defensa. La Concluía que “no parece
misma situación se producía puesto en razón que la cabeza
en los reinos de la Corona de se atenúe y enflaquezca mien-
Aragón. Tanto en el de Valen-
cia, el de Aragón propiamen-
De los cambios derivados tras los demás miembros que
están muy poblados miran las
te dicho, el de Mallorca o el
Principado catalán los reyes
del acceso al trono de Felipe cargas que ella paga”.
El libro de Fernández
sólo disponían en la práctica
de poco más que el derecho
IV, el más importante fue la Navarrete tuvo una prime-
ra y parcial edición en 1621,
al quinto de los impuestos
sobre el comercio, que cobra-
entrada en la privanza de coincidente, pues, con el ac-
ceso al trono de Felipe IV.
ban ciudades o particulares, e
incluso eso no se percibía en
Gaspar de Guzmán De los cambios derivados de
aquel acontecimiento fue el
la mayoría de los casos. Los más importante la entrada en
subsidios que ocasionalmente, la privanza con el nuevo mo-
y tras forcejeos, concedían las narca de Gaspar de Guzmán,
respectivas Cortes eran con- intento por la Corona de recu- la invocación de las normas y conde Olivares. Vástago de
tribuciones extraordinarias perar antiguos derechos, im- fueros consuetudinarios pro- una rama secundaria de la
y se compensaban con otras poner gravámenes nuevos o pios del territorio. poderosa estirpe de los Guz-
exenciones y beneficios, de solicitar subsidios respondían De ese estado de cosas manes, había nacido en Roma
modo que en nada reparaban las oligarquías locales con hubo, naturalmente, concien- treinta y cuatro años antes,
el vicio estructural del siste- férrea resistencia articulada, cia en aquellos años cercanos siendo su padre embajador
ma hacendístico. A cualquier discursiva y políticamente, en a la sucesión. Así lo destacó del rey de España y, después,
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La rendición de Breda. Velázquez (1634).

virrey de Nápoles y Sicilia, de Los enemigos que se conci- de la declinatio imperii (y la que pudiera haber ocasionado
modo que desde la infancia tó extendieron la imagen de conceptualmente cercana de el desagrado divino, por ejem-
conoció el ambiente de la alta un Olivares movido sólo por traslatio imperii). Esta última plo, la inmoralidad rampante.
política. Destinado a la carre- un desaforado afán de poder, sostenía, como constante de la Influía, además, y clara-
ra eclesiástica, la muerte de despótico, inepto y taimado, historia universal, la sucesión mente en Olivares, el neose-
su hermano, mayorazgo de la retrato que no hace justicia a de un poder imperial decli- nequismo y el tacitismo inspi-
casa, le convirtió en heredero su personalidad compleja, a nante por otro de nuevo sur- rados por Justus Lipsius, una
del título y le orientó a la cor- sus dotes ni a sus propósitos. gimiento. La teoría de la de- ética del deber, la austeridad
te, donde fue gentilhombre del Antes que la satisfacción de clinatio exponía que, al igual y la observancia, así como las
futuro Felipe IV. Fue ganando intereses egoístas o de pro- que los seres vivos, todo poder inferencias por Álamos Ba-
su confianza a la sombra de su vecho propio, o al menos en imperial estaba necesariamen- rrientos de la lectura de Tácito
tío, Baltasar de Zúñiga, ayo similar medida, en su ánimo te abocado a su decadencia en orden a determinar pautas
del heredero. Éste, adolescen- pesó un genuino propósito tras haber experimentado fa- técnicas (“doctrinas ciertas”)
te inmaduro y voluptuoso, en- reformista, una voluntad de ses de auge y plenitud. Las di- aplicables a la coyuntura po-
contró en Olivares la persona “reformación” compartida por ficultades de la Monarquía de lítica. Con una u otra pers-
a quien confiar el gobierno de otras personalidades de la élite España, su “declinación”, con- pectiva de fondo, además de
asuntos que ni le apasionaban política, con unas bases filo- firmarían lo inexorable de esa las puramente pragmáticas, se
ni acababa de conocer, man- sóficas simples, pero que eran dinámica y lo poco que para manifestaron con el nuevo rei-
teniéndole como valido hasta algo más que meras medidas corregirlo cabía hacer. Junto a nado diferentes iniciativas de
1643, de modo que suyas fue- de corrección. ese fatalismo se sostenía tam- reforma orientadas a refrenar
ron las decisiones y acciones Fue un tópico de la filoso- bién la posibilidad de que la la “declinación”. Apenas ini-
importantes de aquellos años fía de la historia del Barroco, Providencia salvaguardase su ciado se constituyó una Junta
plagados de complicaciones aunque con raíces medievales continuidad y aumento, para lo de Reformación, integrada
internacionales e interiores. y en la Antigüedad, la idea que sería requisito corregir lo por consejeros de Castilla que
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habían servido al monarca an- conocimiento reservadísimo debiendo procurar “reducir La forma inicial de naturaleza
terior. Nada hizo y se extin- del rey, sostenía que la auto- estos reinos de que se compo- dual, con la coexistencia de
guió pronto. En las Cortes de ridad real quedaba menguada ne España al estilo y leyes de príncipe y representación es-
Castilla reunidas durante la tras el anterior reinado, para Castilla sin ninguna diferen- tamental (Cortes, Parlamento,
segunda mitad de 1621 se oye- después abordar la cuestión cia”, lo que le haría el sobera- Estados Generales), en la que
ron voces, como la de Mateo nuclear del carácter compuesto no más poderoso del mundo. el elemento monárquico del
Lisón y Biedma, reclamando de la Monarquía y las disfun- Los medios podrían ser, bien binomio encontraba límites
remedios en iguales materias cionalidades que producía. Su- con “beneficios y blandura”, en el otro al ejercicio de la
que las sometidas a la Junta, brayando la común condición con una política a largo plazo soberanía, evolucionó hacia
pero pretendiendo para las en los reinos españoles de una de integración entre las élites una forma de tipo monista.
propias Cortes un papel activo misma legitimidad originaria de los distintos reinos, o, más En esta el príncipe, mediante
en su aplicación, algo inacep- siendo en todos soberano por directamente, con un acto de la anulación de prerrogativas
table para las instituciones y herencia (la excepción sería fuerza justificado por alguna y excepciones procedentes de
los hombres de gobierno. Navarra), deploraba el recelo acción de rebeldía, que inclu- las viejas estructuras políticas
Ya bajo la influencia efec- cortesano hacia los súbditos no so podía inducirse para que medievales, se afirmaría como
tiva de Olivares se creó en el poder soberano sin demasia-
verano de 1622 una “Junta dos límites institucionales
Grande de Reformación” con efectivos. Es lo que se cono-
individuos de los diferentes cería como monarquías abso-
consejos y donde se incluyó lutas. El monarca encarnó, así,
a un procurador de las Cortes. la soberanía de modo pleno,
Sus propuestas pretendían, neutralizando las restricciones
además de reformas fiscales, y condicionamientos que en su
cambios en usos sociales re- momento pudieron imponer la
lativos al gasto suntuario o nobleza y las ciudades o terri-
disminución del número de torios, y homogeneizando en
funcionarios; también, un plan parte los regímenes fiscales y
para sufragar por pueblos y gubernativos.
ciudades una fuerza militar El proceso conoció en
numerosa. Para sortear la in- Francia, con Richelieu, y en
tervención de las Cortes, el España en el reinado de Feli-
proyecto se remitió directa- pe IV, una evolución similar
mente a los concejos de las que, pese a resistencias como
grandes ciudades y a varios la Fronda o la rebelión cata-
nobles. Unos y otros, integran- lana, llevaría a la larga a la
tes a la postre de una misma consolidación de la monar-
oligarquía que se veía amena- quía absoluta. En Inglaterra,
zada, dejaron claro su rechazo. con Carlos I y por los mismos
Hubo, pues, que reiterar los años, el proceso condujo, tras
planes de reforma en las Cor- una guerra civil, al triunfo del
tes abiertas entre 1623 y 1629 Parlamento y a una forma de
y ante las que se expusieron monarquía limitada. La polí-
los agobiantes aprietos finan- tica de Olivares se entiende,
cieros de la Monarquía. Los pues, en ese contexto: su pro-
regateos de los procuradores El conde-duque de Olivares. Velázquez (1638) pósito fue dotar al monarca de
llevaron a considerar formal- un poder libre de constriccio-
mente la posibilidad legal de castellanos, y el exclusivismo sirviera como pretexto. nes sustentadas por privilegios
recaudar contribuciones sin su que en la práctica les excluía La castellanización preco- nobiliarios y forales, de modo
aceptación, algo que quebraba casi por completo de cargos y nizada por Olivares no respon- que pudiera asemejar en los
un pilar básico de la arquitec- honores de importancia. Eso, día a ningún sentir identitario, distintos territorios de la Mo-
tura política castellana. Por unido al alejamiento físico del a un imperialismo castellanis- narquía sus regalías y faculta-
eso quedó descartado, pero el rey, que raramente visitaba ta basado en ardor patriótico des, obteniendo en todos ellos
mero hecho de su estudio es otros reinos, explicaría el des- alguno (de hecho, se confesó análogas prestaciones para el
elocuente sobre qué ideas se contento de sus naturales y el nada amigo de tales sentimien- sostenimiento de sus empresas
contemplaban en el círculo recurso a sus prerrogativas, lo tos). Era reflejo de la lógica políticas. Si Castilla era refe-
gubernamental. que condicionaba el ejercicio política propia del desarrollo rencia para ello se debía, antes
Esos antecedentes pesarían de la autoridad real hasta casi de la monarquía absoluta. El que nada, a que en ese reino,
en los proyectos desarrollados desvirtuar la propia forma po- Estado moderno experimentó desde comienzos del siglo
por Olivares en su dictamen o lítica monárquica. De ahí que un proceso de transformación XVI, el contrapeso institucio-
“instrucción secreta” de fina- resultase vital que el monarca que, con diferencias circuns- nal al poder real era mínimo.
les de 1624, documento esen- se hiciera “Rey de España”, no tanciales, se ajustó en las prin- Reducir los otros reinos hispá-
cial para comprender su vi- sólo “de Portugal, Aragón, Va- cipales monarquías de la Euro- nicos al “estilo y leyes de Cas-
sión política. Concebido para lencia y Conde de Barcelona”, pa moderna a una misma pauta. tilla” era en esencia, no tanto
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castellanizarlos cultural y so- que el monarca pudiese actuar pudo lograrlo, pero dejó tra-
cialmente, cuanto adaptarlos en ellos con la misma falta zada una senda que conduciría
institucionalmente de modo de restricciones. Olivares no finalmente a ese desenlace.

Gaspar de Guzmán y Pimentel Rivera y Velasco de Tovar, Conde-duque de Olivares.

REFERENCIAS CITADAS.
La cita de Lisón y Biedma se toma de: Discursos y apuntamientos de Don Mateo de Lisón y Biedma, señor del lugar de
Algarinexo, veintiquatro de la ciudad de Granada, y su procurador de Cortes […] dadas a su Majestad en su Real mano,
[…] en que se tratan materias importantes del gobierno de la Monarquía, y de algunos daños que padece, y de su remedio.
s.l., s.n., s.f. (pero 1622)
La de Pedro Fernández de Navarrete de: Conservación de Monarquías y discursos políticos sobre la gran consulta que
el Consejo hizo al Señor Rey Don Felipe Tercero, Madrid, Imprenta Real, 1626. (Hay edición moderna, Madrid, Ministerio
de Hacienda, 1982)
Hay múltiples ediciones, al menos parciales, de la “Instrucción secreta” de Olivares. Puede verse en John J. Elliott y
José F. de la Peña, Memoriales y cartas del Conde-Duque de Olivares, Madrid, Alfaguara, 1979, (t. 1, Política interior,
1621-1627), documento IV. (Hay edición ampliada, Madrid, Marcial Pons, 2013).

Sugerencias bibliográficas.
Para el conocimiento de Olivares y su política, así como aspectos básicos del reinado de Felipe IV es imprescindible
John J. Elliott, El conde-duque de Olivares, el político en una época de decadencia, Barcelona, Crítica, 1991, En general,
la amplia bibliografía de este autor, excelente especialista en el periodo.
Aún es de utilidad, por su claridad y solidez, para conocer la relevancia de los problemas fiscales, Antonio Domínguez
Ortiz, Política y Hacienda de Felipe IV, Madrid, Editorial de Derecho Financiero, 1960 (hay edición posterior, Madrid,
Pegaso, 1983)
Del mismo autor, La sociedad española del siglo XVII, Granada, Universidad de Granada, 1992.
Una síntesis del pensamiento político del periodo puede verse en José A. Fernández-Santamaría, Razón de estado y
política en el pensamiento español del Barroco, Madrid, Centro de Estudios Constitucionales, 1986.

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