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rras de Liguria e Hispania, y era famoso por su intachable honestidad.

Llegado al
teatro de operaciones, rápidamente restauró la disciplina que se había relajado y
logró penetrar en Macedonia hasta la ciudad de Pidna, donde estaba Perseo y su
ejército. Allí se desarrollaría la famosa batalla de Pidna, cuyo resultado fue la
destrucción para siempre de la monarquía macedonia. Un dato interesante sobre esta
batalla es que sería en ese momento donde el famoso historiador Polibio fue
capturado y llevado hacia Roma, donde comenzó más tarde la escritura de sus
Historias.1

El primer choque entre romanos y macedonios fue tan fuerte que las vanguardias
romanas fueron destrozadas y las legiones se empezaron a retirar a las alturas que
rodeaban el campamento romano. Inmediatamente las falanges macedonias se abrieron
para dar persecución a los romanos. Emilio Paulo se aprovechó de esta
circunstancia, y lanzó a las reservas a los costados y la retaguardia de las
falanges, terminando por romper totalmente su formación, y los legionarios
perseguidos dieron la vuelta y cercaron a los macedonios. La caballería macedonia,
al ver la derrota de la infantería, optó por retirarse del campo de batalla.

Todo el enfrentamiento terminó en menos de una hora, con el resultado de 20 000


macedonios muertos y 11 000 prisioneros. Las pérdidas romanas fueron muy
inferiores. Perseo, al ver su derrota, sólo se preocupó por la salvación de sus
tesoros (era avaro como ningún otro), y fue el primero en huir del campo de
batalla.

Perseo huyó con su oro (unos 6000 talentos) a Samotracia, en cuyo santuario
confiaba en encontrar un refugio seguro. Pero los romanos, que no respetaban
santuarios de ninguna clase, lo obligaron a rendirse con sus tesoros y sus dos
hijos, y fue confinado en Italia, donde murió algunos años después. Su hijo mayor,
Filipo (y técnicamente heredero del trono de Macedonia) murió dos años después que
el padre, mientras que el más joven se convirtió en un simple escribano.

Como resultado de la guerra, Macedonia fue dividida en cuatro repúblicas


nominalmente independientes, cuyos habitantes no podían tener relaciones
diplomáticas, comerciales ni matrimoniales entre ellos. Macedonia tenía prohibido
comerciar con madera, materiales de construcción, metales preciosos ni sal con
quien fuese. Las fortalezas fueron desmanteladas y la población desarmada. La
monarquía macedonia fue destruida para siempre.

El empobrecimiento resultante y el recuerdo de la libertad y la gloria antiguas de


Macedonia hizo que 20 años después, al presentarse un impostor que se hacía pasar
por el fallecido hijo de Perseo, Filipo, los macedonios se rebelaran contra Roma,
rebelión cuyo resultado final f
rras de Liguria e Hispania, y era famoso por su intachable honestidad. Llegado al
teatro de operaciones, rápidamente restauró la disciplina que se había relajado y
logró penetrar en Macedonia hasta la ciudad de Pidna, donde estaba Perseo y su
ejército. Allí se desarrollaría la famosa batalla de Pidna, cuyo resultado fue la
destrucción para siempre de la monarquía macedonia. Un dato interesante sobre esta
batalla es que sería en ese momento donde el famoso historiador Polibio fue
capturado y llevado hacia Roma, donde comenzó más tarde la escritura de sus
Historias.1

El primer choque entre romanos y macedonios fue tan fuerte que las vanguardias
romanas fueron destrozadas y las legiones se empezaron a retirar a las alturas que
rodeaban el campamento romano. Inmediatamente las falanges macedonias se abrieron
para dar persecución a los romanos. Emilio Paulo se aprovechó de esta
circunstancia, y lanzó a las reservas a los costados y la retaguardia de las
falanges, terminando por romper totalmente su formación, y los legionarios
perseguidos dieron la vuelta y cercaron a los macedonios. La caballería macedonia,
al ver la derrota de la infantería, optó por retirarse del campo de batalla.
Todo el enfrentamiento terminó en menos de una hora, con el resultado de 20 000
macedonios muertos y 11 000 prisioneros. Las pérdidas romanas fueron muy
inferiores. Perseo, al ver su derrota, sólo se preocupó por la salvación de sus
tesoros (era avaro como ningún otro), y fue el primero en huir del campo de
batalla.

Perseo huyó con su oro (unos 6000 talentos) a Samotracia, en cuyo santuario
confiaba en encontrar un refugio seguro. Pero los romanos, que no respetaban
santuarios de ninguna clase, lo obligaron a rendirse con sus tesoros y sus dos
hijos, y fue confinado en Italia, donde murió algunos años después. Su hijo mayor,
Filipo (y técnicamente heredero del trono de Macedonia) murió dos años después que
el padre, mientras que el más joven se convirtió en un simple escribano.

Como resultado de la guerra, Macedonia fue dividida en cuatro repúblicas


nominalmente independientes, cuyos habitantes no podían tener relaciones
diplomáticas, comerciales ni matrimoniales entre ellos. Macedonia tenía prohibido
comerciar con madera, materiales de construcción, metales preciosos ni sal con
quien fuese. Las fortalezas fueron desmanteladas y la población desarmada. La
monarquía macedonia fue destruida para siempre.

El empobrecimiento resultante y el recuerdo de la libertad y la gloria antiguas de


Macedonia hizo que 20 años después, al presentarse un impostor que se hacía pasar
por el fallecido hijo de Perseo, Filipo, los macedonios se rebelaran contra Roma,
rebelión cuyo resultado final f
rras de Liguria e Hispania, y era famoso por su intachable honestidad. Llegado al
teatro de operaciones, rápidamente restauró la disciplina que se había relajado y
logró penetrar en Macedonia hasta la ciudad de Pidna, donde estaba Perseo y su
ejército. Allí se desarrollaría la famosa batalla de Pidna, cuyo resultado fue la
destrucción para siempre de la monarquía macedonia. Un dato interesante sobre esta
batalla es que sería en ese momento donde el famoso historiador Polibio fue
capturado y llevado hacia Roma, donde comenzó más tarde la escritura de sus
Historias.1

El primer choque entre romanos y macedonios fue tan fuerte que las vanguardias
romanas fueron destrozadas y las legiones se empezaron a retirar a las alturas que
rodeaban el campamento romano. Inmediatamente las falanges macedonias se abrieron
para dar persecución a los romanos. Emilio Paulo se aprovechó de esta
circunstancia, y lanzó a las reservas a los costados y la retaguardia de las
falanges, terminando por romper totalmente su formación, y los legionarios
perseguidos dieron la vuelta y cercaron a los macedonios. La caballería macedonia,
al ver la derrota de la infantería, optó por retirarse del campo de batalla.

Todo el enfrentamiento terminó en menos de una hora, con el resultado de 20 000


macedonios muertos y 11 000 prisioneros. Las pérdidas romanas fueron muy
inferiores. Perseo, al ver su derrota, sólo se preocupó por la salvación de sus
tesoros (era avaro como ningún otro), y fue el primero en huir del campo de
batalla.

Perseo huyó con su oro (unos 6000 talentos) a Samotracia, en cuyo santuario
confiaba en encontrar un refugio seguro. Pero los romanos, que no respetaban
santuarios de ninguna clase, lo obligaron a rendirse con sus tesoros y sus dos
hijos, y fue confinado en Italia, donde murió algunos años después. Su hijo mayor,
Filipo (y técnicamente heredero del trono de Macedonia) murió dos años después que
el padre, mientras que el más joven se convirtió en un simple escribano.

Como resultado de la guerra, Macedonia fue dividida en cuatro repúblicas


nominalmente independientes, cuyos habitantes no podían tener relaciones
diplomáticas, comerciales ni matrimoniales entre ellos. Macedonia tenía prohibido
comerciar con madera, materiales de construcción, metales preciosos ni sal con
quien fuese. Las fortalezas fueron desmanteladas y la población desarmada. La
monarquía macedonia fue destruida para siempre.

El empobrecimiento resultante y el recuerdo de la libertad y la gloria antiguas de


Macedonia hizo que 20 años después, al presentarse un impostor que se hacía pasar
por el fallecido hijo de Perseo, Filipo, los macedonios se rebelaran contra Roma,
rebelión cuyo resultado final f

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