Está en la página 1de 67

1

Esta traducción está hecha sin fines de lucro.


Es una traducción de fans para fans.
Si el libro llega a tu país, apoya al escritor comprando su libro.
También puedes apoyar al autor con una reseña, siguiéndolo en
sus redes sociales y ayudándolo a promover su libre.
Por favor, no contacten a los autores diciéndoles que les gusto leer
su libro en ESPAÑOL porque nos cierran los foros.
¡Disfruten la lectura!
3

Staff

Moderación:
Isa´s Coldness

Traducción:
Aree.rd

Corrección y Revisión Final:


Flopy

Diseño:
Isa´s Coldness
4

Tabla de contenidos

Sinopsis Página 5
Jade Página 6
Carter Página 14
Jade Página 22
Jade Página 29
Carter Página 36
Jade Página 42
Carter Página 50
Jade Página 56
Epílogo / Carter Página 62
Sobre Lila Younger Página 66
5

Sinopsis

Cuando mi ex apareció y me dejó una niña, toda mi vida se puso de


cabeza.

Lo primero que tengo que hacer es conseguir una niñera. Soy un


poderoso abogado, ¿qué sé yo sobre niñas? Especialmente cuando se trata
de una niña que acaba de ser abandonada. Así que cuando me topo con
Jade, mi antigua vecina, lo tomo como una señal. En aquel entonces, era
estudiosa, tranquila, una verdadera chica buena que cuidaba de sus
hermanos.

Ahora Jade está a punto de graduarse de la universidad. Sigue siendo


tan lista como siempre, pero además tiene un caliente conjunto de curvas.

Debería haber sabido que no debí ofrecerle el empleo.

Debería haber sabido que no debí hacerla quedarse hasta tarde.

Y definitivamente debería haber sabido que no debí implicarme allí.

Ella es una gran niñera, pero simplemente sé que será la mamá


perfecta…para mi bebé.
6

Jade
Me siento en la incómoda banca de metal roja y dejo caer mi bolso.
Rebuscando alrededor, me las arreglo para encontrar mi pluma azul y
suspiro. Esta es la última, pienso para mí. Mi mano está a punto de caerse, y
sólo hay un número limitado de solicitudes que puedo llenar. Decido
obsequiarme un frapuccino después de esto y empezar desde el principio.
Todas estas solicitudes son lo mismo y la repetitividad definitivamente me
está afectando. Por supuesto, talvez si no me hubiera metido en este
desastre, no estaría aplicando para Target. No tiene nada de malo, pero
para alguien que siempre se ha enfocado en ser un doctor o abogado, es
definitivamente decepcionante.

—Sólo es un año —murmuro—. Y luego puedo regresar.

Ya que he hecho esto muchas veces, voy volando a través de la


aplicación. Pero luego llego a la parte sobre mi educación y me detengo.
¿Qué demonios pongo aquí? ¿Suspendida? ¿No terminada? Ninguna suena
bien. Irónicamente, aterricé en mi situación actual porque fui la única que
dijo la verdad. Por alguna razón, eso también significaba que era la única a
quien la universidad podía castigar. Así que en lugar de regresar a clases
después de las vacaciones de invierno, estoy atrapada en casa. Asco.

Me paso la mano por mi grueso cabello castaño y suspiro una vez más.
Ya he aplicado en todas las firmas de diseño gráfico y puestos de
recepcionista en oficinas que he podido encontrar. Todas sin respuesta.
Luego comencé a buscar en servicio al cliente y también en la industria
restaurantera. Si algo no sale, no estoy segura de lo que voy a hacer. Mis
padres han dejado en claro que no me darían pase libre. Intenté explicarles
lo que pasó, pero estaban muy ocupados buscando una mentira plausible
de porque no estoy regresando a la universidad.

Vamos Jade. No es propio de ti estar toda triste y melancólica por


cosas.

No hay nada más que hacer que aguantar y terminar, así que eso es
lo que hago. Una vez que termino de poner la misma información que he
puesto cientos de veces, le regreso la solicitud al chico gordito detrás del
mostrador de servicio al cliente y me dirijo al Starbucks de Target. A medida
que avanzo, capto la atención de un chico que está en la caja, y me sonríe.
Me sonrojo y bajo la cabeza por costumbre. Es el síndrome del patito feo,
7

pero, aunque soy consciente de ello, sigue siendo difícil de romper. Mi familia
se mudaba mucho cuando estaba en la secundaria, así que era casi
imposible para mi hacer amigos. Ya que siempre era la niña nueva, era
naturalmente molestada.

No soy fea, ni por asomo. Como diría mi mamá, mi cuerpo


simplemente creció a ritmos diferentes. Por supuesto, siempre pensé que
estaba siendo amable con mis rodillas protuberantes y mis brazos largos,
pero crecí casi cinco centímetros en mi último año, y también me llené un
poco. Y resultó que mi mamá tenía razón. Ahora todo está bien
proporcionado, acomodado en la manera correcta. Pero ahora, el
ruborizarme y desviar la mirada es un reflejo que hago sin pensar, lo que
probablemente explica porque no tengo novio. Si fuera más valiente,
hubiera sonreído de regreso y talvez coqueteado un poco, pero no tengo
idea de cómo hacer ninguna de esas cosas, así que en su lugar me apresuro
para entrar en Starbucks.

Una vez que aspiro unos sorbos de mi vainilla bean frapuccino y me


doy cuenta que la costa está despejada, me dirijo hacia el estacionamiento
de Target. Estoy junto a los carritos cuando un torbellino dorado choca
contra mi pierna. Miro hacia abajo y veo una adorable pequeña en lo que
parece ser un disfraz de Bella, completado con guantes y todo. Se ve
realmente adorable.

—¿Estás bien, Bella? —pregunto, inclinándome a su nivel.

—Mi corona —gime, poniendo sus manos sobre su cabeza.

—Aquí, puedo ayudarte —digo rápidamente.

Parece tener dos o tres años, y sé lo rápido que las cosas pueden
ponerse feas a esa edad. Bella se queda quieta mientras intento arreglar su
corona, acariciándola una vez que termino.

—Todo arreglado —digo con una sonrisa.

—Luna, no puedes huir de mi así. Y tienes que ver a donde estás


yendo. Discúlpate, por favor —dice una voz que se acerca por detrás de
Luna.

—Oh, no es gran cosa —digo. Miro al tipo que debe ser su padre y me
congelo.
8

¿Ese es su padre? Porque definitivamente no luce como uno. Mis ojos


rebotan por todas partes, mirando sus anchos hombros debajo de la
chaqueta de su traje, mejillas perfectamente esculpidas, y los más
asombrosos labios que se transforman en una sonrisa compasiva. Empuja su
cabello dorado lejos de sus ojos azul oscuro y mi corazón comienza a latir
erráticamente. Son increíbles que ni siquiera puedo apartar la mirada como
normalmente hago.

—Discúlpate, Luna —dice nuevamente, con firmeza.

—Lo siento —dice la pequeña, y finalmente me las arreglo para alejar


mis ojos de su papá. Intento enfocarme en la niñita lo más posible, porque
sé que sin duda cuan obviamente estaba mirando.

—No te preocupes —digo—. Mira, mi bebida ni siquiera se derramó.

Satisfecha de haber hecho su parte, la niña se aleja de mí para señalar


los carritos especiales para niños.

—Ese, papi —dice imperiosamente.

Está claramente cómoda con ser una princesa, y me hace sonreír.


¿Qué puedo decir? Amo a los niños.

—Espera un segundo, cariño —dice él, ladeando la cabeza—.


¿Te…conozco de algún lugar?

—¿Conocerme? —repito estúpidamente. No estoy segura de que


pueda mirar esos ojos otra vez. Levanto la mirada, y sí, me capturan de
nuevo. Me sonrojo como nunca antes, pero el tipo continua, dichosamente
inconsciente, o simplemente siendo amable.

—Sí. Eres la hija de Louis y Diane, ¿no? ¿Jade? —extiende su mano—.


Soy Carter Sedgwick. Solía vivir al otro lado en el edificio.

Tengo un vago recuerdo de un chico con gafas, pero vivíamos en ese


edificio cuando tenía once o doce. Definitivamente no recuerdo a mi
vecino siendo así de caliente, pero de nuevo, estaba bastante obsesionada
con los Jonas Brothers en ese entonces.

—Oh, guau. Eso fue hace mucho tiempo.

—Sí, lo fue —dice, mirándome pensativamente—. Has crecido mucho


desde entonces.
9

Intento resistir la urgencia de bajar mi cabeza de nuevo. ¿Qué quiso


decir con eso exactamente? Bueno, sé lo que quiere decir, pero él…
¿también se fijó en mí?

Antes de que pueda decir algo más, somos interrumpidos por su


pequeñita, que ha decidido que no va esperar a que terminemos de hablar,
sino que corre hacia los carritos.

—No te vayas —me dice él antes de correr detrás de ella. Observo


mientras Luna se sube a uno de los carritos y Carter comienza a asegurarla.
Realmente no tengo razón para quedarme. No es como que nos
conozcamos realmente. El Señor Sedgwick, como solía llamarlo, era más
platicador con mis padres. Recuerdo vagamente que me parecía más
mayor en aquel tiempo, pero honestamente, no podría haber tenido más
de treintaicinco. Lucía realmente, realmente bien. Me preguntaba con qué
afortunada mujer se había casado, porque hasta donde yo sé, no lo había
hecho. Por otra parte, mi información está desactualizada por casi una
década.

Una vez que Luna está asegurada al carrito, se dirigen hacia mí.

—Así que, Jade —dice—. Me vendría bien tu ayuda si tienes algo de


tiempo. La situación es…complicada con Luna, pero esencialmente, ella va
estar conmigo por un tiempo. No tengo nada para una niñita, así que sería
genial si pudieras señalarme lo que necesito.

—Um, seguro —digo. Lo que me toma por sorpresa también. ¿Pasar


más tiempo en presencia de un hombre que literalmente puede excitarme
con una sonrisa? ¿En medio de Target de todos los lugares? Realmente no
debería—. No sé si te seré de ayuda.

—Por supuesto que lo serás. Fuiste niña una vez, y tienes todos esos
hermanos, ¿no? De cualquier manera, creo que, entre tú y yo, eres la más
informada. Puedo hacerlo solo, pero sería mucho más fácil si te me unieras.

—Ven —añade la pequeña Luna.

Me muerdo el labio, insegura, pero que demonios. No es como que


tenga algo planeado, y tengo curiosidad sobre lo que está pasando. Y sí, a
una pequeña parte de mí no le importa ver al señor Sedgwick un poco más.
Un hombre como él está tan lejos de mi liga que casi puedo relajarme
porque sé que no hay oportunidad en el infierno que él esté interesado en
mí.
10

—Está bien —digo por fin—. Vamos.

Lo primero que hacemos es dirigirnos a la sección de niños, donde por


suerte hay una combinación de cama de niña/cuna que funcionará para
Luna. También escogemos ropa de cama, ¡Rosas! Por pedido de Luna, y una
almohada, luego conseguimos una luz de noche sólo por si acaso. Lo
siguiente es la sección de ropa, porque aparentemente no tiene ninguna.

—Puedes elegir lo que quieras —dice el señor Sedgwick.

Luna felizmente comienza a señalar cosas de los percheros. Ya que no


estamos completamente seguros de su talla, tenemos que descartar
algunas cosas. Luego en el vestidor donde Luna declara que ella puede
hacerlo sola. Como la mayoría de las cosas que conseguimos son mallas,
faldas y blusas, debería estar bien. La ayudo a desabrochar la parte trasera
de su disfraz de Bella, y ella entra sola. El señor Sedgwick y yo nos quedamos
juntos fuera del vestidor y esperamos.

—¿Te importa si pregunto qué está pasando? —me atrevo—. Una


cama puedo entenderlo, pero ¿sin ropa? ¿no tenía ninguna cuando vino a
ti?

—Para ser honesto, no pensé que la estaría criando en absoluto —


dice—. Pero ahora tengo que. Apenas conocí a Luna hace unos meses,
para ser honesto. Su madre no se molestó en decirme que tenía una hija. Así
que es territorio nuevo para mí también. Apreció que hayas venido a
ayudar.

—Claro, por supuesto —digo—. ¿Qué le pasó a su madre?

—No lo sé —responde el señor Sedgwick cansado—. Es lo que trato de


averiguar yo mismo. Por lo que sé, Stacie no tiene familia. Al menos ninguna
con la que esté en contacto. Creo que su madre vive en New Jersey, pero
podría equivocarme. No sé nada más sobre la situación, excepto que no
podía dejar a Luna en el sistema cuando soy su padre. Así que aquí estamos.

Guau, creo. Eso es asombroso. ¿Quién podría dejar a su hijo detrás


así? Me alegra que el señor Sedgwick al menos sea un padre responsable y
que Luna no parezca estar sufriendo por el hecho de que su madre la
abandonó.

En ese momento, Luna abre la puerta. Se ha puesto una blusa sin


mangas rosa con lentejuelas y una camiseta verde, una encima de la otra,
11

una falda blanca con volantes, y un par de mallas azules con estampado
de leopardo. Levanta las manos.

—¡Ta-ra! Te dije que puedo vestirme —dice orgullosa.

—Te ves genial —dice el señor Sedgwick.

—Absolutamente hermosa —agrego—. ¿Te gusta?

—Sí. Tengo más.

Luna se da vuelta y retrocede, cerrando la puerta del vestidor detrás


de ella. Miro al señor Sedgwick, y ambos rompemos en carcajadas.

—Es ciertamente eficiente —dice—. Aunque espero que en realidad


no quiera usar todo eso a la vez.

—Podría —digo seriamente—. Recuerdo un año cuando todo lo que


mi hermanita usaba eran botas de vaquero rojas. Los niños pequeños tienen
gustos extraños en ropa. No hay nadie que les diga “no puedes hacer eso”

—Debe ser agradable —dice el señor Sedgwick, sus ojos azules


parpadeando.

—Si —concuerdo suavemente.

Atrás quedaron los días cuando podía hacer lo que quisiera, eso es
seguro. Desde que tengo memoria, he tenido que ser la responsable, como
la mayor. Fui elogiada como inteligente, responsable, sensata. Fui tratada
como un adulto antes de que estuviera lista para crecer. Así que, por
supuesto cuando metí la pata, fue una gran conmoción para mis padres. Y
ahora que he tomado un desvío en mi vida, no sé qué hacer. ¿Volver a las
cosas como eran antes? Siempre he sentido insatisfacción con mi vida. Una
especie de sensación incomoda de que tal vez estaba cometiendo un gran
error. Nunca lo supe. Pero tal vez era porque lo que estaba haciendo con
mi vida, no tenía nada que ver con lo que yo quería, y todo que ver con lo
que los demás esperaban de mí.

Si tan solo pudiera tener algún tipo de señal diciéndome que hacer,
pienso soñadoramente.

—Ayuda —llama Luna, irrumpiendo mis pensamientos.

—¿Qué pasa? —responde el señor Sedgwick.


12

—Mi vestido —responde ella.

Nos miramos el uno al otro, luego toco y abro la puerta. Luna está de
vuelta en su vestido de Bella. La ropa está en un montón arrugado en el
suelo.

—¿Quieres que suba la cremallera? —pregunto.

—Si, por favor —dice Luna, girándose. Subo la cremallera por ella y me
da una sonrisa.

—Me gustas —dice simplemente.

Las palabras calientan mi corazón. Siempre he tenido debilidad por


los niños, y Luna no es la excepción. Es muy linda, y su historia es muy triste.
Desearía que hubiera más que pudiera hacer por ella, pero todo lo que
puedo hacer es darle un abrazo. El resto del viaje es fácil. Como Luna no es
un bebé, en realidad no queda mucho que necesitemos comprar. Sólo algo
de ropa interior, un poco más de ropa ahora que conocemos su talla,
champú de niños, y algunos juguetes para entretenerla. Ya tiene un asiento
para coche, así que esa gran compra está hecha. Nuestro pequeño viaje
de compras se acerca a su final, y me sorprende encontrar que estoy un
poco triste por eso.

—Gracias por toda tu ayuda —dice el señor Sedgwick mientras dirige


el carrito hacia la fila de la caja.

—No te preocupes por eso. No estaba haciendo nada, de cualquier


manera. En realidad, vine aquí esperando conseguir empleo —digo.

—Sabes, Jade —dice, recargando su poderosa figura en el carrito—.


Realmente me vendría bien una niñera. Desafortunadamente, no soy capaz
de tomarme tiempo libre enseguida, y pareces gustarle a Luna. Es temporal,
pero talvez podría ayudarte hasta que encuentres otro empleo. Te pagaría
bien…digamos, ¿veinte por hora?

Mis ojos se amplían.

—Esa…esa es una oferta increíble —digo—. ¿Estás seguro?

—Por supuesto. Aunque necesito que te presentes mañana a las ocho


—dice—. No sé cuántas horas ya que tengo que averiguar cuanto tiempo
puedo o no puedo tomarme. Luna también necesitara ser inscrita en
prescolar.
13

—Oh, por supuesto. No, si, me encantaría cuidar a Luna. ¡Gracias por
la oportunidad señor Sedgwick!

—Yo debería agradecerte a ti —dice—. Y llámame Carter.

Extiende una mano, y vacilantemente, estiro la mía. Una chispa de


electricidad pasa mientras nos tocamos. Su mano es grande, cálida y
callosa, la mano de hombre de verdad. Mi aliento se escapa mientras él
sacude mi mano, sosteniéndola por unos segundos más antes de soltarla.
Por un momento casi creo que él también sintió algo, pero seguramente eso
no puede ser verdad.
14

Carter
—Buenos días, Gina —saludo mientras paso por el escritorio de mi
secretaria—. Día ocupado, ¿no es así?

—Lo es —dijo poniéndose de pie. Su pelo blanco como la nieve


cuidadosamente peinado, y su conjunto de suéter a juego no tenía ninguna
arruga. Ese tipo de pulcritud y cuidado se extendía a su trabajo, haciéndola
irremplazable para mí—. Stacie llamó de nuevo.

Abrí la puerta de mi oficina. No es una en una esquina, pero eso


debería cambiar en un año o dos. Ha habido rumores de que el socio
mayoritario Hiczewski se retirará pronto, dejando un puesto potencial para
mí. Después de años de dedicar 80 horas por semana, finalmente voy a
conseguir por lo que he estado trabajando. Sin embargo, la llamada de
Stacie es muy extraña. Acepto la taza que Gina me ofrece con el ceño
fruncido.

—¿Te dijo sobre que se trataba?

—No, sólo que era importante. Ha llamado cinco veces —responde.

—Suena serio. Gracias —digo—. ¿Puedes avisarme cuando el nuevo


cliente llegue?

—Por supuesto, señor Sedgwick —dice mientras cierra la puerta de la


oficina detrás de ella.

Tomo un sorbo del fuerte café negro y marco el número de Stacie en


mi celular. Mi ex, si se le puede llamar así, es mucho para asimilar en un día
bueno. Nos conocimos hace algunos años durante la boda de un amigo.
Todo el encuentro fue un cliché: ella era la dama de honor, yo era el
padrino. Ella tenía piernas largas, y tenía un trabajo de modelo de medio
tiempo. Yo era un abogado recién graduado de Columbia. Había bar
abierto esa noche, y terminamos follando en el baño del hotel. No fue algo
con clase, pero no me importó. La mañana siguiente, regresé a casa con
resaca y la necesidad de usar camisas con cuello por una semana, y pensé
que había sido todo.

Hace seis meses, recibí una llamada, pidiendo que nos reuniéramos.
No vi necesidad de reavivar el rollo de una noche, pero algo en su voz me
15

detuvo de colgarle. No sonaba coqueta o desesperada. Así que accedí a


encontrarnos en el Starbucks de la esquina. Cuando llegué, Stacie tenía una
pequeña niña con ella, cabello oscuro y enormes ojos azul claro que
reconocería en cualquier lugar. Resultó que el condón de esa noche no
había hecho su trabajo, —o al menos reconozcámoslo, estaba demasiado
ebrio para habérmelo puesto bien— y tenía una niña. Luna.

Después de la conmoción inicial, comencé a esperar con ansia las


visitas. Stacie llamaba cada dos semanas más o menos, y cenábamos todos
juntos, o veíamos una película, o íbamos al parque. Cosas de bajo perfil. Era
la manera perfecta de conocer a Luna. Nunca pensé que me gustaran los
niños. Demonios, nunca pensé en la idea. Pero cuando es tuyo…hay algo
diferente. Luna trajo algo que no sabía me estaba perdiendo con mi vida
como abogado.

Pero había pasado casi un mes desde la última vez que llamó, y la
última vez que nos encontramos, parecía nerviosa todo el rato. Incluso
intenté llamarla para programar una reunión, pero hasta el momento no
había respondido. Lo reconozco, los días festivos son agitados para todos,
pero Stacie no tenía familia a la que visitar y, ¿era realmente malo de mi
parte querer ver a mi hija en navidad? Y ahora después de todo ese silencio,
¿estaba acosando mi oficina? ¿qué estaba pasando?

—Carter —respondió Stacie respondiendo al primer tono—. ¿Podemos


encontrarnos hoy?

—¿Hoy? Sabes que tengo un trabajo, ¿verdad?

—Bueno, tu eres el que ha estado hostigando mi teléfono intentando


reunirte con Luna. Y ahora te lo estoy permitiendo. Así que, ¿puedes?

Detecto un indiscutible borde en la voz de Stacie. Algo pasa, pero no


tengo idea que puede ser. Si significa que puedo ver a Luna, sin embargo,
no dejaré pasar la oportunidad. Apago el monitor de mi computadora y
reviso las reuniones que tengo para el día. Algunas cosas pueden ser
movidas o posponerse para más tarde afortunadamente. Después de
trabajar aquí por tanto tiempo, tengo cierta libertad con mi horario, y estoy
dispuesto a quedarme hasta tarde para poder ver a mi hija.

—Puedo ir al mediodía —digo—. ¿Eso funcionaría?

—Bien —dice tensamente—. No llegues tarde.

—¿Cuándo he llegado tarde? ¿Stacie, pasa algo?


16

—Nada pasa. Te veré en IHOP entonces.

Luna tiene una obsesión tan grande por los panqueques casi como la
que tiene por la bella y la bestia. Creo que nunca había visto una niña tan
feliz como el día en que le di un vestido de Bella como regalo. Fue la primera
vez que me dio un abrazo, y desde entonces, incluso se ha referido a mí
como “papi” un par de veces.

Una vez que Stacie cuelga, llamo a Gina.

—Necesito que despejes mi agenda por la tarde —digo— ¿Crees que


puedas hacerlo?

—¿Irá a ver a Luna?

Gina es la única a la que le he dicho sobre Luna. Ella tiene más de diez
nietos y ama a cada uno de ellos.

—Si. Haz lo que tengas que hacer. Llevaré trabajo conmigo a casa un
par de noches si tengo que hacerlo. Sé que Sherman ha estado esperando
por algunos de los casos grandes. Ve si puede tomar el nuevo cliente por mí.

—¿Está…está seguro? —pregunta, sabiendo lo que eso puede


significar.

—Está bien. Puedo recuperar esas horas después.

—Haré que suceda, señor Sedgwick.

—Gracias Gina. Te traeré el café de mañana —prometo.

La mañana pasa hasta que finalmente son las 11:40 y puedo irme para
ver a Luna. El restaurante no está lejos, es un viaje de quince minutos, pero
como dije antes, nunca llego tarde para ver a mi niña. No solo es una manía,
sino que no quiero ser ese tipo de padre. El lugar está lleno cuando llego,
pero me las arreglo para ocupar la última cabina. Le mando un mensaje a
Stacie para hacerle saber dónde estoy ya que es al fondo del restaurante.
Para pasar el tiempo, saco mi celular para ver qué podemos hacer. Las
únicas películas en cartelera ya las hemos visto, y la bella y la bestia no sale
hasta dentro de unos meses. Maldita sea.

Pasa casi una hora antes de que Stacie aparezca con Luna. Está
usando el vestido de la princesa Bella que le di, con una mochila rosa en su
espalda.
17

—Hola Luna —digo, saliendo de la cabina para poder darle un


abrazo—. Te extrañé.

—Yo también te extrañé papi —dice, dándome una sonrisa que me


derrite el corazón.

Stacie se apresura al otro lado de la cabina antes de sentarse. Se ve


más delgada, puedo decir, y hay un nerviosismo que me pone alerta. Los
años no han sido buenos con ella. No sé si fue su agente quien la convenció,
o algún tipo de creencia equivocada que tenía, pero se ha hecho caso
todos los procedimientos quirúrgicos y cirugías plásticas. Si sostuviera una
foto de cómo lucia hace casi cinco años atrás, jurarías que es otra persona
diferente. No es que haya sido natural cuando la conocí. Pero los cambios
eran sutiles, realzando su belleza en lugar de quitársela. No es una
apariencia a la que me sienta atraído, no importa con qué frecuencia
Stacie intente arrojarse hacia mi después de estas reuniones.

Una mesera llega con café y los menús. Luna abre el suyo, lo
suficientemente grande para ocultarla completamente. Ha hecho una
misión el revisar todas las opciones de IHOP.

—¿Qué pasa contigo? —preguntó en voz baja sobre nuestros menús


—Pareces agitada.

—No lo estoy —sisea Stacie—. Deja de molestarme.

Frunzo el ceño ante su rostro nervioso.

—Oh Dios mío, ¿estás drogada ahora mismo? ¿no?

Stacie intenta negarlo, pero no estoy jodidamente ciego. Siento furia


roja y caliente burbujeando como lava dentro de mí. ¿Qué mierda? Es
martes al mediodía. ¿Por qué demonios Stacie se droga? ¿Y con Luna
alrededor? Pudo haber hecho que murieran en el auto de camino aquí.

—No tienes idea de lo que está pasando conmigo —susurra


duramente—. Ninguna.

Se gira hacia Luna y la besa en la frente.

—Lou, mami va ir al baño, ¿está bien? —dice.

—Bien —responde Luna.


18

Stacie se vuelve hacia mí y me mira fijamente, luego agarra su bolso


y se desliza fuera de la cabina. Sacudo la cabeza, mis manos apretándose
en puños. Desde que Stacie me evitó durante las fiestas. He estado
pensando que tal vez debería pedir la custodia. Después de todo, es mi hija
también, y aunque no estuvimos casados, sigo teniendo derechos. Mi vida
justo ahora está consumida por el trabajo, pero al menos podría asegurar
visitas más regulares. Ahora desearía haber obtenido algún tipo de custodia
tan pronto como supe de Luna, porque nadie empieza a consumir drogas
en medio del día mientras cuida a su hija.

—Estoy lista —dice Luna, cerrando su menú.

Aparto la rabia que siento con Stacie y me enfoco en Luna. No


importa qué, no quiero que se estropee nuestra visita, y Luna es una niña
sensible que se puede dar cuenta de este tipo de cosas. Joder, ¿y si ella es
sensible porque las cosas en su casa son inestables?

—También yo, pero necesitamos esperar a tu mamá —digo, y no


puedo resistirme a añadir, porque necesito saber—. ¿Has tenido un buen
día?

Luna reflexiona por un momento.

—Me puse mi vestido —dice brillantemente—. Y RJ hizo el desayuno.

Había asumido que RJ era el novio de Stacie, pero ahora no estaba


muy seguro. Traté de repasar mis recuerdos de nuestras reuniones anteriores.
¿Había algún signo de Stacie usando drogas? No lo creo, pero de nuevo,
nunca se me hubiera ocurrido hacer algo tan increíblemente estúpido y
peligroso.

—Suena encantador —digo. Mi estómago retumba y me pregunto


qué demonios está haciendo Stacie—. Papi también tuvo un buen día. Pero
ahora es incluso mejor porque pude verte.

Platicamos por otros diez minutos, antes de que tenga suficiente. Luna
y yo estamos hambrientos. Así que decido que deberíamos seguir adelante
y ordenar. Sin embargo, me empiezo a preocupar. Sé que las mujeres se
tardan en el baño, pero esto es excesivo. Trato de mirar alrededor del
restaurante, pero el lugar tiene forma de U, y estamos justo al final. Cuando
la mesera aparece con nuestra comida, la aparto un poco para preguntarle
si puede revisar a Stacie en el baño, en caso de que algo haya pasado. Su
rostro cuando regresa me dice todo.
19

Stacie se fue.

Estoy genuinamente conmocionado. ¿Por qué se levantaría y dejaría


a su hija atrás? ¿A dónde demonios se fue? La ultima cosa que quiero hacer
es que Luna entre en pánico, así que le agradezco rápidamente a la mesera
y saco mi teléfono para enviarle un mensaje a Stacie. No responde. No hay
nada mejor que hacer que sentarme y esperar lo mejor. Pero casi dos horas
después, tengo que rendirme. La multitud del almuerzo se ha ido. Si Stacie
quisiera regresar, hubiera respondido el teléfono. La mujer había
abandonado a su hija.

—¿Qué pasa papi? —me pregunta Luna.

—Nada —respondo. Tengo que pensar rápido—. Mami no se siente


bien, así que vas a pasar la tarde conmigo bebé.

—Está bien —dice alegremente.

—¿Puedes esperar aquí mientras papi hace una llamada? —le


pregunto.

Luna asiente, sacando un libro de colorear de su mochila. Salgo de la


cabina y me alejo unos metros, lo suficiente para que no pueda escuchar
mi conversación.

—Gina, necesito tu ayuda.

—¿Qué pasa? —dice, alarmada.

—Stacie me ha dejado a la niña. No creo que sea capaz de regresar


a la oficina hoy. Tal vez tampoco mañana si no logro encontrar una niñera.
Tengo unos días de vacaciones guardados, pero los clientes no van a estar
felices. Tengo que pensar qué hacer con Luna, no puedo solo abandonarla
con algún extraño cuando su mamá acaba de dejarla atrás.

Me doy la vuelta y miro a Luna, coloreando en su libro. Parece que la


ausencia de su madre no la perturba en absoluto, pero no durará
demasiado. No tengo idea que le diré, si lo hago. Mantengo la esperanza
de que Stacie solo esté haciendo algo estúpido, pero regrese y arregle las
cosas. Pero, por otra parte, solo puedo imaginar qué situación tendrá en
casa para que se esté inyectando con Luna alrededor. Mierda.

—Pobrecita —murmura Gina—. Me ocuparé de las cosas por aquí,


señor Sedgwick. No se preocupe.
20

—Gracias. Te haré saber una vez que sepa que hacer.

En cuanto cuelgo, pago la cuenta y llevo a Luna a su parque favorito.


Mientras se cuelga en los juegos, llamo repetidamente al teléfono de Stacie.
Incluso intento encontrar a RJ a través de sus amigos en Facebook, pero no
hay nada. Talvez debí haber hecho más preguntas, poner más atención,
pero ahora mismo no hay nada que hacer. Tendré que llevar a Luna a casa
conmigo.

Reviso su mochila. Hay un libro de colorear, una muñeca y un sobre


manila con mi nombre. Stacie ni siquiera empacó ropa, lo que me dice que
no le dijo a Luna que la iba a dejar. Demonios, eso es frío. Abro el sobre, y
veo un certificado de nacimiento. Luna Rose Ellsworth. Debajo del padre,
veo mi nombre. Ella cumplirá cinco el 12 de abril. Siento mi estómago
apretarse con ira en defensa de Luna.

Mientras juega, yo formulo un plan. La mantendré conmigo, buscaré


una niñera, y tal vez me relaje del trabajo un poco. No tengo idea cuanto
tiempo desaparecerá Stacie, pero mientras más lo pienso, más decido que
no entregaré a Luna sin pelear. Llamo a un viejo amigo, John, quien trabaja
en una corte familiar y discuto la situación con él. Quiero la custodia total.

Una vez que está organizado, llamo a Luna para que regrese. Si se
quedará conmigo, tendremos que abastecernos. Mi departamento de
soltero no es cualquier cosa excepto apto para niños.

Observo a Jade mientras se aleja de Luna y de mí, suaves curvas


balanceándose mientras camina. Todavía no puedo creer que fuera mi
vecina. Apenas sacaba la nariz de sus libros en ese entonces, solo una chica
tímida que veía ocasionalmente en mi camino al trabajo. Eso fue cuando
recién comenzaba y necesitaba un lugar barato para vivir. El dúplex estaba
a dos minutos de la parada de autobuses que pasaba por la oficina, y era
un lugar que podía llamar mío. No más vecinos tocando música a las tres de
la mañana, elevadores que se averiaban y nunca eran reparados. Era
fantástico en realidad, aunque el trayecto al trabajo fuera más largo de lo
que quería.

Pero ahora, Jade es otra cosa. Lindo trasero redondo, caderas


anchas, pechos generosos. El tipo perfecto de cuerpo que me tenía
deseando poder doblarla sobre los congeladores y follarla sin sentido.
Maldita sea. ¿Qué edad tenía de todos modos? ¿Ocho, diez años menos?
No debería estar pensando en ella de esa manera. Realmente no debería.

—Ella es agradable —observa Luna—. ¿Es mi niñera?


21

—¿Jade? Sí, lo será. Es amiga de papi y estoy de acuerdo, es muy


agradable

Estamos utilizando definiciones distintas para “agradable”, pero no le


digo eso.

—Mejor que RJ —dice Luna.

—Bien —no quiero que regreses a eso, añado silenciosamente—.


Ahora, ¿qué tal si hacemos panqueques para la cena?

El rostro de Luna se ilumina y siento un golpe de emoción que me deja


sin aliento. ¿Cómo demonios pudo Stacie abandonar a una niña tan
adorable?
22

Jade
Guau.

Es todo lo que puedo decir de la casa del señor Sedgwick, quiero


decir, Carter. Ni siquiera sé si debería llamar a esto casa. ¿Una mansión? Eso
es. Me asomo por la ventana de mi auto para asimilarlo todo. Son solo dos
pisos, pero son dos pisos enormes. De hecho, parece una casa diseñada por
HGTV1, del tipo donde hay un cuarto de baño en cada habitación, y una
sala de cine privada o algo así. ¿De verdad vivía en esta casa él solo? Me
sentiría perdida, como una canica rodando alrededor en un balde. La casa
también está lejos de la carretera, para mayor privacidad, y las casas de los
vecinos están casi fuera de la vista. Vengo de una casa donde nunca
puedo abrir las cortinas porque está a dos metros de mi vecino, así que
definitivamente estoy asombrada.

Solo en caso de que accidentalmente condujera a la casa


equivocada, reviso la dirección que me dio una vez más. Nop,
definitivamente este es el lugar.

—Hagamos esto. No quieres llegar tarde el primer día, Jade.

Después de darme una plática motivacional, salgo del auto. Espero


no haberme arreglado demasiado para la ocasión. Tengo mi sudadera
morada y un par de jeans ajustados dentro de unas botas. Atuendo con el
que puedo enfrentarme a un niño alborotador sin preocuparme. Pero
mirando este lugar, me pregunto si talvez debí haberme vestido mejor. El
terreno está inmaculadamente cuidado, y caso espero que un jardinero
venga caminando de la esquina con una carretilla. Me pregunto si Carter
también tiene una sirvienta. Y luego me preocupo, porque esta no parece
el tipo casa para una niña pequeña. Parece llena de arte de un millón de
dólares y esculturas a las que las pequeñas manitas podrían ensuciar o
romper. Espero que no sea el caso. Carter es un papá principiante, y puede
que no sepa eso de los niños. Habiendo crecido con un montón de
hermanos, lo sé muy bien.

1 HGTV es un canal de televisión estadounidense enfocado en programas dirigidos a

la mejora del hogar y jardín, mantenimiento, remodelación y renovación. También es


conocido como Home&Garden Televisión.
23

Subo por los escalones de piedra hasta la gran puerta doble y toco el
timbre. Puedo escuchar el eco dentro, seguido de un gritito de una niña
pequeña. Unos minutos después, la puerta se abre. Carter y Luna están ahí,
ambos sonríen tan pronto como me ven.

—¡Jade! Justo a tiempo —dice.

—Hola —digo tímidamente. Dios, el hombre luce bien. Creí que talvez
lo había imaginado, pero nop, luce increíble en su traje. Alto, intimidante, y
poderoso, su mirada se suaviza sólo por la corbata azul que resalta el color
de sus ojos.

Carter abre más la puerta, y entro. No soy delgada ni pequeña por


ningún lado, pero me siento pequeña y frágil a su lado.

—¡Jade! —grita Luna. Parece que durmió en su traje de Bella, porque


definitivamente hay más arrugas que ayer—. ¡Estamos comiendo
panqueques!

—Rico —digo—. ¿Quiénes?

Luna sostiene un oso de peluche bastante desaliñado.

—Este es Oscar —dice solemnemente—. Mi mejor amigo.

Me agacho y sacudo la pata rellena de Oscar.

—Encantada de conocerte. Creo que seremos buenos amigos


también —le digo al oso.

—Luna, ¿por qué no vas y terminas tu desayuno? —dice Carter.

Vemos a Luna correr de regreso por el pasillo, Oscar siendo arrastrado


por el suelo detrás de ella. De repente soy muy consciente de que estamos
solos en la entrada. Me muerdo el labio, nervios inundándome a pesar de
que debería saberlo mejor. Mi corazón se agita mientras Carter se gira hacia
mí.

—Han sido unas veinticuatro horas muy largas —dice, frotándose el


cuello—. Se negó a quitarse el vestido de princesa.

Le doy una sonrisa tranquilizadora. Estamos en un tema que conozco


bien, niños, y eso calma mis nervios.
24

—No creo que una noche en vestido de princesa le haga daño —


digo—. ¿Al menos durmió bien?

—Como un tronco —dice—. Aunque le tomó un poco acostumbrarse


al silencio. Dice que normalmente hay música y todo tipo de ruidos. Me
siento jodidamente terrible. No puedo imaginar en qué clase de ambiente
estuvo viviendo.

—¿Su madre no te ha llamado?

—No —dice Carter con una mueca—. Pero está bien. Mientras más
me entero de cómo ha sido la vida de Luna, más resuelto estoy a obtener
su custodia.

—Será difícil con una niña de cuatro años —digo suavemente—. Y


todavía no ha procesado la pérdida de su mamá. Eso vendrá después.

Luna parecía ser una niña maravillosa, pero los niños a veces tienen
acciones retardadas a las cosas, y realmente puede hacer que actúen.
Simplemente no tienen palabras para expresar sus sentimientos y
pensamientos, y eso puede abrumarlos. Espero que Carter sepa eso. Va girar
su mundo al revés el tener una niña bien adaptada a su alrededor, mucho
menos una pequeña de un hogar problemático.

—Sí, he estado leyendo. No pude dormir anoche. Espero que tenerte


aquí pueda facilitar esa transición —dice.

—Por supuesto. Cualquier cosa por Luna. Es adorable.

Carter me sonríe y hace que mi rostro se ruborice, mi cuerpo se anima


ante su presencia. Pone una mano en mi hombro, y mis piernas se vuelven
gelatina. Me sorprende que no me haya caído al suelo en un charco. ¿Qué
sucede conmigo? Nunca soy así. Nunca. Ni siquiera cuando me
emparejaron con Jordan, el quarterback estrella, en el laboratorio de
ciencias.

—Gracias Jade. Sé que puedo contar contigo —dice.

—Uh huh —digo débilmente.

Esto es vergonzoso. ¿Por qué no puedo controlarme? Prácticamente


me estoy lanzando a Carter. Supongo que nunca había conocido a un
verdadero hombre hasta ahora, uno que no estuviera lleno de granos y
25

juvenil. No, Carter exuda confianza y poder, y la respuesta de mi cuerpo era


realmente natural. Solo deseaba que no fuera tan obvia.

Los ojos de Carter se oscurecieron, las pupilas dilatándose por un


momento antes de dar un paso hacia atrás. Parpadeé, aturdida. Debí
haberlo imaginado. No hay manera de que Carter esté remotamente
interesado. Yo era joven e inexperta, mientras que él era tan guapo como
un actor. No tenía duda de que mujeres más hermosas que yo se le lanzaban
a diario.

—Estaré de regreso en la noche entonces —dice—. Deberías tener


todo lo que necesitas aquí, pero dejé el asiento para auto en la cochera en
caso de que quieras llevar a Luna a algún lugar. Espero volver para las seis,
tal vez siete. Traeré la cena también.

Y con eso se aleja, dejándome un sentimiento de malestar. Trabajo.


Estás trabajando Jade, así que actúa como tal, me regaño. Con eso, me
dirijo a la cocina. Al menos sé qué hacer con una niña de cuatro años.
Después de ser niñera por tanto tiempo para mis padres, tengo todo tipo de
actividades divertidas en mente. Y con suerte, eso mantendrá a su mente
alejada de extrañar a su madre.

Una vez que empiezo a ver a Luna, su sexy padre se va a la parte


trasera de mi mente. Soy buena con los niños, y amo cuidar de ellos. Luna
definitivamente necesita cuidado. Las cosas que me platica mientras
pasamos el día juntas me rompen el corazón. Ella no lo nota, por supuesto,
porque es todo lo que conoce, pero como adulta, soy muy consciente de
que su infancia hasta ahora no ha sido normal. Por un lado, estoy bastante
segura de que su mamá duerme con un traficante de drogas, y descuida a
Luna para drogarse regularmente. Quiero decir, la niña parece pensar que
toda la comida proviene de un microondas. Estaba sorprendida de ver un
refrigerador lleno de todo tipo de comida, y aún más cuando le hice queso
a la parrilla. Quiero decir, ¿qué clase de niño no sabe lo que es queso a la
parrilla?

Y deberías haber visto su expresión cuando la dejé decidir lo que


haríamos juntas. Claramente su madre nunca jugó nada con ella ni le
permitió hacer mucho. Es simplemente desgarrador escucharlo. Quiero
ayudarla de alguna forma, pero no estoy segura que puedo hacer, o que
me es permitido. Después de todo, no es como si fuera mi hija. Ya que me
permitieron sacar a Luna, decidí ir a la biblioteca con ella. La pobre niña
nunca había visto un libro de cuentos. Así que por supuesto, llevamos
toneladas de ellos a casa.
26

Estamos leyendo un clásico, ricitos de oro y los tres osos, cuando


escucho la puerta y Carter grita.

—Sala de estar —grito de vuelta.

Salta a la vista su cabeza dorada a través de la puerta. Luna lo ve,


pero en lugar de correr hacia él, se queda a mi lado.

—Tengo pizza —dice Carter—. Pensé a que todo el mundo le gusta el


pepperoni, ¿cierto?

—Definitivamente —digo. Mi estómago hace ruido. El almuerzo de


repente parece muy lejano—. Vamos Luna, terminaré la historia después de
comer.

Hace pucheros por un momento, pero creo que también está


hambrienta porque accede sin quejarse y nos dirigimos a la cocina juntas.
Estoy agradecida de que Luna esté aquí con nosotros, porque me
tranquiliza, me mantiene enfocada en mi trabajo de niñera. De otro modo,
estaría incendiada por la mirada de Carter. No puedo decir que está
pensando, pero mi espalda de endereza instintivamente, sacando el pecho,
ofreciéndome a él. ¿Pero realmente puedo ser culpada cuando él luce así
de bien?

Al menos la conversación es fácil. Hablamos principalmente sobre


Luna, intercambiamos una pequeña charla. Resulta que Carter trabaja en
una firma de abogados, lo cual explica sus trajes impecables, y le digo una
mentira blanca sobre como estoy trabajando para pagar la matrícula de mi
próximo semestre. Cuando me pregunta que estoy estudiando, no digo
abogado o doctor, pero sí que sigo pensándolo.

—Tienes tiempo —dice sorprendiéndome. Cada adulto en mi vida me


ha apresurado a tomar una decisión—. Deberías disfrutarlo. Averigua lo que
realmente quieres y así no desperdiciarás tiempo ni dinero en cosas que no
importan.

—Gracias —digo—. Probablemente eres la primera persona que he


conocido que piensa así.

La conversación fluye agradablemente hasta que finalmente la cena


termina. Luego Luna bosteza.

—Creo que es hora de ir a la cama —digo.


27

—¡Pero ¿qué hay de la historia?! —exclama—. ¡Quiero mi historia!

—Podemos contar un cuento antes de dormir —digo. Miro a Carter,


quien asiente—. ¿Qué tal eso?

Luna concuerda a regañadientes, así que nos dirijo por la gran


escalera curva hacia el segundo piso. El pasillo va en dos direcciones, y Luna
me guía a su dormitorio. Es obviamente una habitación de invitados, pintada
en un color lila suave, con cuadros de flores en las paredes y una colcha
blanca en la gigantesca cama king size. Estaba en lo correcto sobre que
cada habitación tiene su baño el tema purpura continua en el cuarto de
baño de cuatro piezas.

—Guau —digo—. Esto sí que es elegante. Como un baño de princesas.

—Lo es —dice Luna alegremente—. Yo soy una princesa.

—Lo eres —digo con una sonrisa—. Ahora vamos a darte un baño.

El baño y la cama van más rápido de lo que estoy acostumbrada


porque Luna no tiene juguetes para baño. Hago una nota mental para
decirle a Carter que tal vez podamos conseguirle algo mañana. Le leo el
cuento una vez que está vestida con su nuevo camisón y que le trencé el
cabello. Leemos al menos tres historias juntas, su pequeño cuerpo se
acurruca contra el mío. Me siento tan en paz que pudiera quedarme aquí
por siempre, pero Luna comienza a caer cuando termino la tercera historia
sobre un pez arcoíris, uno de mis favoritos cuando era niña. Aunque no es mi
hija, no puedo evitar darle un besito en la cima de su cabeza. Me levanto
cuidadosamente de la cama, apago la lámpara y salgo.

—Bueno, ya todo está arreglado —digo cuando regreso a la cocina.

Carter ha guardado el resto de la pizza, y todo lo demás ha sido


cargado en el lavavajillas, que está zumbando. Se gira en el porche trasero
y camina hacia mí.

—Gracias por hacer eso —dice—. Parece que le has caído muy bien.
Tal vez incluso más que yo.

—Oh, no lo creo —respondo, permitiéndome echarles un vistazo a sus


hermosos ojos azules de nuevo—. Ella habló de ti todo el día.

Trago duramente, los latidos de mi corazón se duplican mientras me


pierdo en sus ojos. No tengo idea que hacer aquí. Probablemente es hora
28

de irme, pero quiero quedarme en su presencia solo un poco más. Su mirada


cae a mi boca, mi cuerpo, antes de subirla de nuevo.

—De todos modos, ella cree que eres increíble —repito de nuevo
porque necesito un momento para recolectar mis pensamientos—. ¿Hay
algo de lo que me quieras hablar para mañana o debería irme?

Carter extiende la mano y me agarra el brazo.

—Quédate —ordena.
29

Jade
El aire crepita con tensión.

El aire se calienta.

La manera en que me mira, como si quisiera tomarme justo aquí en la


cocina, me dice que no está pensando en hacer de niñera en absoluto. Mi
cuerpo repentinamente deja de funcionar, mi lengua incluida.

—Vi la manera en que mirabas durante la cena —dice con voz grave.

—No lo estaba —digo automáticamente, pero me sonrojo. ¿A quién


engañaba? Por supuesto que lo estaba. Lo he estado mirando desde ayer.

—¿En serio? Porque yo sí. Y creo que tú también lo has hecho notado.

Frota su pulgar contra mi muñeca, y es la cosa más cargada que


alguien me ha hecho en…bueno, nunca. Estamos a centímetros de
distancia, a la distancia de un beso en realidad. Mi corazón se acelera aún
más, o tal vez estoy teniendo un ataque al corazón, porque también me
cuesta respirar.

—¿Estabas…estabas mirándome? —digo, partes de lo que dijo se


filtran lentamente en mi cerebro.

—Quiero hacer mucho más que mirar —dice. Lleva mi mano a la


tienda en sus pantalones. Oh Dios, estoy tocando su erección. Es dura,
caliente y enorme, y no tengo idea de lo que se supone que haga con ella.
Correría, pero la mano de Carter no me deja ir.

—Dime Jade, ¿todavía quieres irte a casa? —dice.

—No —susurro.

Sus labios descienden sobre los míos, un beso que es suave al principio,
luego más insistente. Estoy congelada en el lugar. Sé que debería besarlo de
vuelta, pero me toma unos momentos registrar el placer que está
despertando en mi cuerpo. Levanto mis manos y las coloco suavemente
sobre sus hombros, sosteniéndome mientras chupa suavemente mi labio
inferior. Quiero esto más que nada, y ahora que está aquí, quiero que
continúe por siempre. Sus manos me jalan, acercándome a su tenso cuerpo
30

mientras me besa a lo largo de mi mandíbula y el sensible hueco en mi


cuello. No puedo evitar jadear, pizcas de placer me hacen chorrear entre
mis piernas.

Mis ojos se cierran, dejando que la sensación de sus labios en mi piel


se apodere de mí, mientras baja lentamente la cremallera de la sudadera y
la empuja por mis hombros. Se cae al suelo. Su lengua lame mi cuello y
jadeo.

—Dime lo que quieres exactamente —dice suavemente.

—Te deseo.

Quiero que me toque, que me bese y me lama por todas partes. Pero
no aquí. Está demasiado abierto, demasiado arriesgado. Carter me lleva
arriba, lo más rápido que podemos. Casi me tropiezo en la escalera, estoy
tan excitada. Caemos juntos en la primera habitación del segundo piso.
Tanteo sus botones, no estoy acostumbrada a quitárselos a nadie, hasta que
él se hace cargo. Mi ropa es igual de difícil, el botón de mis jeans es como
algo ajeno, hasta que nos desplomamos juntos en la cama.

Carter me besa de nuevo. Es un beso duro, lleno de necesidad


insatisfecha, y me enciende en fuego. Calor quema a través de mi cuerpo,
expandiéndose hasta la punta de mis dedos. Su lengua empuja contra mis
labios, y cuando los abro, nos enredamos juntos. Me ahogo en él, me
sumerjo, pero no lo puedo dejar. Esto es lo que me he estado perdiendo
toda mi vida. Me aferro a él con fuerza, presionando mi cuerpo contra el
suyo, contra esa enorme verga tensándose instantemente contra mi muslo.

Puedo sentir su mano moviéndose sobre mis curvas, acunando mi


trasero contra él, antes de alcanzar mis bragas empapadas. Sus ásperos
dedos se deslizan sobre mis labios, hinchados y doloridos. Gimoteo, cada
toque enviando un rayo de lujuria a través de mí. Lo hace de nuevo, una
sinuosa caricia de arriba abajo que hace que otro chorro fluya a través de
mí. Quiero que haga más, pero no sé cómo decirlo, o pedirlo.

—Carter —gimo—. Necesito. Por favor. Sólo…

—Dilo —dice mientras aleja su dedo. Gimo de nuevo—, dime.

—No lo sé. ¡No lo sé! ¡Nunca he hecho esto antes! —sale de mi boca.

La sonrisa cae de su rostro.


31

—¿Nunca has hecho esto antes?

Asiento, la vergüenza me dificulta verlo a los ojos.

—Lo siento si yo…si te engañé —murmuro.

No dice nada por un minuto, y me arriesgo a echar un vistazo. No luce


enfadado, solo sorprendido.

—¿Qué es?

—Sólo me pregunto cómo es posible que alguien tan hermosa y


cariñosa como tu puede seguir siendo virgen —dice—. Tuviste que haber
tenido chicos sobre ti en la universidad.

—Hubo quizá uno o dos —admito—. Pero no sé sentía bien. No es que


esperara que fuera especial o algo. Simplemente no quería
decepcionarme.

Ante eso, Carter rompe en una sonrisa.

—Puedo prometerte que eso no pasará —dice.

Me da un beso, más suave está vez, y su mano alcanza mi sostén,


abriendo el gancho en un movimiento fluido. Mis pechos saltan libres, y él
rueda una dura punta entre sus dedos. Pura necesidad fluye desde los
rígidos picos hasta mi palpitante clítoris masajeado por su pulgar. Es un bucle
de deseo que hace que todo vuelva a su volumen máximo, como si nunca
nos hubiéramos detenido. Esto, esto es lo que necesito. Intento comunicarlo
con mis manos, agarrándolo desesperadamente, intentando acercarlo aún
más mientras nuestra piel se toca. Estoy fuera de control, lo sé, pero no hay
nada que hacer más que aguantar hasta el final.

Finalmente, Carter me baja las bragas, y luego está ahí, acariciando


mi clítoris, deslizándose dentro de mí. Gimo, sacudiendo mis caderas por
puro instinto, por pura necesidad contra él mientras me abre por primera
vez. Sus caricias son lentas y constantes, casi haciéndome gritar con placer.
Y luego, oh Dios, desliza otro dedo dentro de mí, y la sensación se multiplica
por diez, una embriagadora mezcla de dolor y placer mientras me trabaja,
me prepara para él. Es todo lo que quiero, y más.

He perdido el uso de mi boca, mi lengua, y todo lo que puedo hacer


es seguir gimiendo, seguir jadeando mientras Carter desliza sus dedos dentro
y fuera de mi entrada, burlándose de mí con caricias rápidas, luego lentas.
32

No puedo creer que sea así, una bola de deseo sin sentido, ¡Yo! La tímida y
aburrida Jade. Y luego saca sus dedos, y casi lloro ante la pérdida de su
toque. Pero entonces escucho el sonido de una envoltura, luego Carter
regresa, su verga chocando contra mí todavía apretado agujero. La
abrumadora necesidad de impide detenerlo, temerle a lo que pueda
suceder cuando intente romperme.

—Voy a hacerte mía Jade, y cuando lo haga, no habrá vuelta atrás.

No está preguntando. Es una promesa. Todo mi cuerpo se tensa con


anticipación mientras empuja la cabeza contra mí, y luego fuerza la punta
roma de su verga dentro de mí. Grito mientras se abre paso, encorvando mi
cuerpo contra él, tirando de él hacia mi mientras intento alejarlo. Carter se
flexiona hacia adelante, lenta pero implacablemente, sin detenerse hasta
que está enterrado hasta la empuñadura dentro de mí. Besa mi cuello,
susurrándome suavemente mientras mi cuerpo acepta al suyo, tomándolo.
Se mueve un poco, empujando más profundo.

—Joder, estás apretada. ¿Estás bien, bebé? —pregunta bruscamente.


Los músculos de su espalda tensos. Le está costando mucho mantenerse
bajo control por mí, lo sé

—Sí —digo roncamente—. Si.

Y con eso, empieza a follarme, deslizándose casi hasta el final antes


de embestir dentro de mí nuevamente. Es enorme, me estira, me separa y
me lleva a nuevos niveles de placer. Justo cuando no puedo aguantar más,
sale de mí de nuevo y empuja dentro de mí. Lo tomo, todo él, una y otra vez,
su cuerpo musculoso cubre el mío mientras me clava al colchón con su
verga. Placer corre por mis venas, todo mi cuerpo cobra visa mientras me
llena. Mi coño se aferra a su eje, ardiendo dentro de mí. Aprieto mi cuerpo,
forzándolo a follarme más duro. Su respiración es irregular, se mueve con
precisión mientras golpea en la parte más profunda de mí, llevándonos al
borde una y otra vez y oh, oh, la presión se leva y me vengo, mi visión
estallando en estrellas que estallan en la oscuridad. Mi cuerpo está
temblando con ardiente calor mientras caigo en un abismo de placer que
nunca termina. No puedo respirar, no puedo pensar, no puedo hacer nada
excepto experimentar lo que su verga me hace. Calor me inunda, y luego
siento a Carter ponerse rígido, sus empujes finalmente disminuyen a medida
que termina.

Guau, pienso. ¿A esto se refiere la gente cuando dicen que el sexo es


alucinante? Tiene que ser. Literalmente estoy tan cansada y feliz que tengo
problemas para unir dos pensamientos. Carter no fue para nada como el
33

torpe tanteo en la oscuridad. Mis ojos caen en el reloj en la mesita de noche


al lado de la cama.

—¡Oh no! —digo, sentándome repentinamente—. Me tengo que ir.

—Aún no —dice Carter, besando mi espalda y hombros—. Hay mucho


más que quiero hacer contigo.

—Se suponía que estaría en casa hace horas. Mi madre va


enloquecer.

—Eres un adulto —dice, mordiendo mi cuello lo suficientemente duro


como para que me dé un escalofrío de placer bajando por mi columna
vertebral—. Puedes hacer lo que sea que quieras.

—Ojalá —murmuro—. Mientras viva bajo su techo, son sus reglas.


Además, es mi primera noche de trabajo. Estará un poco preocupada de
que esté al otro lado de la ciudad en casa de un hombre soltero.

—Tenía razón en estar preocupada.

Su aliento aparece detrás de mí oído y cierro los ojos, mis pezones se


paran a la atención. Me quiero quedar. Quiero explorar todo este nuevo
mundo de sensaciones y sentimientos que Carter ha abierto para mí. Pero
no puedo.

Me giro hacia él e intento controlar mis emociones. Dios, luce increíble.

—Lo siento —digo al final.

Salgo rápidamente de la cama para que no pueda hacerme cambiar


de idea, me pongo mi sostén y bragas de vuelta. Carter sale de cama
también, poniéndose un par de jeans que le ajustan perfectamente.
Regresamos juntos a la puerta principal.

—Entonces volverás mañana —dice toscamente.

—Por supuesto —digo—. Al mediodía, ¿cierto?

—Es correcto —sus ojos me sostienen un segundo más antes de


dejarme. Abriendo la puerta, me deja pasar, luego se para en la entrada
mientras entro en mi auto. Su bronceado cuerpo es pura perfección, y por
medio segundo realmente pienso en volver a saltar en esos brazos
34

musculosos. Me saluda con la mano mientras enciendo el auto, luego vuelve


a entrar.

El camino a casa es fácil y tranquilo. No hay mucho tráfico esta noche,


dejándome sola con mis pensamientos. Mi cuerpo duele, especialmente
entre mis piernas, un sutil recuerdo de que ya no soy virgen.

—Santa mierda —digo suavemente mientras espero la luz roja—. Ya


no soy virgen.

Por alguna razón, se siente como si debiera ser gran cosa o algo. Y, sin
embargo, todo sigue siendo igual. Nada ha cambiado, pero todo mi mundo
es diferente. Mi mano se desliza sobre mis pechos, mi coño. ¿Realmente dejé
a un hombre hacerme todo eso? ¿Realmente grité su nombre salvajemente
como lo hice? Siempre había pensado que ese tipo de gemidos sólo
pasaban en las porno, pero Carter simplemente hacía imposible que me
sintiera cohibida o insegura. Así de bueno fue.

Giro en la tranquila calle en la que vivo. La mayoría de las casas tienen


las luces de la sala de estar encendidas y se ven cálidas y acogedoras
desde donde estoy en el exterior. No me importaría una casa así un día, una
calle familiar donde los niños pudiera jugar hockey en las calles sin
preocuparse, una artesanal con molduras de corona e historia, un esposo y
dos hijos (un niño y una niña, por supuesto). Todo eso muy lejos en el futuro,
especialmente desde donde estoy sentada. Todavía tengo que terminar la
universidad, luego la escuela de leyes o de medicina, y luego quizá una
residencia o cualquier otra cosa antes de que pueda siquiera pensar en
asentarme.

La casa de mis padres es la última al final de un callejón sin salida. Un


aro de baloncesto está ubicado en la entrada. Es una imagen perfecta del
sueño americano. En cuanto apago el motor, la puerta principal se abre y
mi mamá sale.

—¿Dónde estabas, Jade? —pregunta—. Te he estado llamando.

—Lo siento. Te envíe un mensaje. No debe haberse enviado —digo,


pasando junto a ella mientras entro a la casa. El olor de galletas de
chocolate me saluda, haciéndome agua la boca, mi mamá ama hornear,
y estoy hambrienta después de todo el esfuerzo físico de esta noche.

—Estás evitando la pregunta. ¿Dónde estabas?


35

Desde que fui a la universidad, he estado temiendo volver a casa. Las


reglas de mi mamá son tan sofocantes, y siento que me trata como la
adolescente que ya no soy. ¡Ni siquiera fui rebelde de niña! No salía a
escondidas, no tuve malas notas, nada. Así que realmente no comprendo
porque mi mamá siempre me trata como si necesitara disciplina.

—¿Cómo va la búsqueda de trabajo? —dice, cambiando de tema —


No me gusta que seas niñera. Es difícilmente el trabajo por el que te
enviamos a la universidad.

—Sólo es temporal. Ya he enviado otras diez solicitudes hoy, mamá. Y


enviaré otras diez mañana, ¿está bien?

Mi mamá se cruza de brazos mientras me quito las botas y cuelgo mi


chaqueta.

—Sólo quiero lo mejor para ti —dice—. Cariño, eres tan inteligente. No


quiero que desperdicies tus talentos.

La miro y suspiro. A veces me pregunto si está hablando más de sí


misma que de mí. Cuando nací, se convirtió en ama de casa. Tal vez se
arrepienta.

—Lo sé. No lo hago, te lo prometo —asiento.

—Bien. Sabes, Margaret de tres casas más abajo mencionó que su


compañía estaba contratando. Creo que estarías haciendo algo en
contabilidad. ¿No suena mucho mejor que perseguir niños todo el día?

—Sí —digo—. Aplicaré mañana.

¿Pero, honestamente? No tengo planes de cambiar de empleo. Ya


estoy contando los minutos para ver a Carter de nuevo.
36

Carter
La mañana siguiente es una muy ocupada. Necesito inscribir a Luna
para el prescolar. Gina es una trabajadora milagrosa, se las ha arreglado
para conseguirme medios días de trabajo, pero no para siempre. Además,
algo me dice que Stacie no se molestó en trabajar con Luna con su
formación básica. Es una pena, porque Luna es muy, muy brillante y debería
estar mucho más adelantada de lo que estaba, según Jade. Supongo que
fueron a la biblioteca, y Luna parecía una persona en el desierto que
encontró agua. No podía creer cuantos libros había allí.

Escuchar esa historia me rompió el corazón porque hasta ahora,


siempre había asumido que Stacie era una madre competente. Ella
ciertamente nunca me dio ninguna indicación de lo contrario. Pero ahora
me pregunto exactamente cuál era la situación de su casa. Supongo que
Stacie no quería chantajearme por dinero, pero hubiera estado feliz de darle
algo si hubiera sabido que Luna lo necesitaba. Era seguro que no estaba
haciendo una mierda por mi guardado en el banco. Estoy demasiado
ocupado para mantener un pasatiempo de cualquier tipo mientras trato de
convertirme en socio mayoritario.

—Buenos días, Luna —digo mientras preparo huevos y tocino para el


desayuno. No es la cosa más saludable, pero es lo que tenía, y Luna no es
una comedora exigente. Me giro y veo que está usando su nueva blusa
verde y mallas de leopardo azules. Se ve…bien, creo, pero no tengo sentido
de la moda en absoluto. Una ventaja de ser abogado es que puedes salirte
con la tuya usando un traje negro a diario.

—Buenos días papi —dice. Se sube al taburete y me observa mientras


cocino.

—¿Quieres jugo o algo?

—Uh huh —dice.

Abro el refrigerador. Afortunadamente hay jugo de naranja, y sigue


oliendo buen, así que le sirvo un vaso. Lo bebe y empuja el vaso para
obtener más.

—¿Lista para el prescolar? —pregunto.


37

Hay un destello de miedo en los ojos de Luna, es la primera vez que lo


veo. Hasta ahora, ha sido muy suave y fácil con el repentino cambio de
circunstancias que pensé que esto también sería igual.

—¿Escuela?

—Sí. Es un lugar realmente divertido donde aprenderás a leer, a


contar, y harás muchos amigos con otras niñas de tu edad.

Luna no parece convencida.

—Me gustaba mucho la escuela cuando tenía tu edad —digo


mientras apilo huevos y tocino en nuestros platos—. Iba a aprender,
divertirme y jugar, tenía todo tipo de diversión. Y luego mi mamá iba a
buscarme a la hora del almuerzo, comíamos y hacíamos cosas divertidas en
casa.

—¿Mamá irá a buscarme? —dice, animándose.

Mierda. Cosa equivocada por decir.

—Bueno, no hoy. Jade lo hará.

Eso parece satisfacer a Luna, y pica su comida. Necesito inventar un


tipo de historia sobre porque su madre no está alrededor. Después de las
primeras veinticuatro horas sin contacto, tengo la suposición de que Stacie
no planea regresar pronto. Sin embargo, eso funciona para mí. John dice
que eso refuerza mi caso por custodia, y no puedo imaginarme regresar a
casa sin ella y Jade.

Jade…la idea de verla esta noche hace que la sangre corra hasta mi
verga. No puedo esperar para tener mi camino con ella de nuevo, ver sus
pechos rebotar mientras la follo profundamente, su rostro radiante con
placer mientras grita mi nombre. Me encanta que no sea como las mujeres
a las que estoy acostumbrado a salir. Es todo lo contrario a Stacie en
realidad. Jade es natural, abierta y curvilínea en todos los lugares correctos.
Su coño es tan suave, apretado y femenino que haría a un hombre menos
experimentado venirse en el acto. Contemplo no ir a trabajar para salirme
con la mía con ella, pero me resisto a sacar mi teléfono. Esperar lo hará aún
mejor, y tengo algo muy divertido que hacer con ella esta noche.
38

—Estoy en casa —grito. Se siente bien decirlo.

Luna viene corriendo de la esquina, con los brazos en alto. A pesar de


que el día estuvo lleno de frustraciones, especialmente de Sherman, viendo
como el estrés cae de mis hombros como el agua en un pato. Por primera
vez, deseo tener un empleo donde pudiera irme a las cinco, en lugar de las
siete.

—¡Papi, papi, papi! —grita y me inclino para levantarla y bajarla. Grita


con alegría mientras la levanto luego la pongo en el suelo.

—¿Cómo estuvo tu día, Luna? —pregunto.

—Incre-íble —dice—. ¡Hicimos galletas!

—¿Para la cena? —pregunto y ella se ríe.

—No tonto, ¡para el postre!

Jade asoma la cabeza a la vuelta de la esquina. Luce despeinada, el


cabello agarrado en un moño desordenado, y tiene una mancha de harina
en la mejilla, pero es preciosa de todos modos. Se ha quitado la camisa de
franela, y la camiseta sin mangas que lleva debajo abraza perfectamente
sus pechos. Una mujer como Jade no necesita vestidos caros o toneladas
de maquillaje para lucir bien. Resisto la urgencia de tirarla en mis brazos por
un beso mientras Luna me lleva por el pasillo. Huelo el aire.

—¿Hiciste la cena? No tenías que hacerlo —digo.

—Quería hacerlo. Además, pensé que sería bueno que comiéramos


todos juntos. Es importante para un niño tener cenas familiares —dice
enrojeciendo—. No es que piense que somos una familia o algo así, pero…

—No, es una gran idea —la corto suavemente—. Me legra que te


preocupes tanto por Luna. Hice una buena elección cuando te pedí que
cuidaras de ella.

Jade destella con placer.

—Vamos —dice Luna, tirando de mi brazo impacientemente—. Estoy


hambrienta.
39

Mi hija me guía a la cabecera de la mesa, luego se acerca a Jade.


Juntas traen la comida a la gran mesa de madera. Había dejado que la
decoradora eligiera lo que quisiera cuando le pedí que decorara el lugar, y
había elegido la mesa de madera oscura que podía acomodar por lo
menos a diez personas. Debí haberle dicho que, como abogado, rara vez
cenaba en casa, pero ahora estoy agradecido de tenerla para poder
reunirnos así. Jade ayuda a Luna con el espagueti y pan de ajo antes de
hacer su propio plato, luego empezamos a comer. Sentado en la cabecera
de la mesa, viéndolas interactuar, siento algo parecido a la posesividad y
un feroz deseo de proteger a esta pequeña e improvisada familia. Es
completamente extraño y, aun así, natural.

—¿Qué pasa? —pregunta Jade—. ¿La comida está bien?

—Está perfecta. Todo es asombroso. Hiciste un trabajo increíble —es


todo lo que puedo decir.

—Yo también cociné —dice Luna indignada—. Jade me dejó cortar


los tomates.

—Con un cuchillo de mantequilla —añade Jade rápidamente.

—¡Y puse la mantequilla en el pan!

—Mis disculpas —le digo a mi hija—. Ambas hicieron un buen trabajo.

Luna se pavonea con el cumplido.

—Me gusta hacer la cena —dice—. Mamá nunca la hace.

La miro, pero Luna no parece estar molesta. Miro a Jade, quien sonríe
con tristeza. Tengo la sensación de que hay mucho más pequeños trozos de
tristeza como esta que escucharé de Luna. Estoy feliz de ver que molesta a
Jade casi tanto como a mí, y que ella ha decidido hacer algo al respecto
por mi pequeña.

Después de la cena, es hora del baño y luego hora de dormir. Ya que


Jade hizo tan buen trabajo con eso ayer, y Luna no muestra signos de querer
que las cosas cambien, la dejo ir y me ocupo de las cosas mientras me
preparo para esta noche, luego termino algo de trabajo que traje a casa.
Mi estudio está al final del pasillo, y en el baño escucho risas felices y
chapoteos en la bañera grande, así que sé que todo va bien. Luna se está
encariñando con Jade, y me pregunto qué pasará cuando Jade regrese a
40

clases. Al menos no será de inmediato. Esperemos que, para entonces, Luna


esté felizmente instalada y el cambio no sea demasiado.

Sólo toma una hora acostar a Luna, pero se siente como el doble ya
que estoy impaciente. Mi verga está rozando mis pantalones, y me rindo en
concentrarme en mi trabajo.

Finalmente, Jade aparece en la entrada de mi estudio.

—Está dormida —dice—. Le leí tres historias y eso fue todo. No podía
mantener los ojos abiertos.

—El prescolar parece estar haciendo un buen trabajo para cansarla


—respondo. Arreglo mis papeles y guardo mi trabajo—. ¿Tienes que regresar
temprano a casa esta noche?

—No, yo, ah, le dije a mis padres que saldría con amigos —dice Jade
con un rubor—. Así que tenemos, tenemos mucho tiempo para…

—¿Follar? —digo, disfrutando la manera en que sus mejillas arden aún


más. Me acerco a ella y tomo su rostro con mis manos, aplastando mis labios
en los suyos. Mi verga salta contra su estómago, dejándole saber lo listo que
estoy—. Seguro que haremos mucho de eso.

Le beso de nuevo, mi lengua empujando dentro de sus labios para


enredarme con la suya. Estoy acunando sus pechos, mis pulgares
trabajando sus pezones rosados debajo de la tela. Puedo oler su perfume, y
saca a relucir esa hambre que tengo por Jade que nunca experimente con
ninguna otra mujer. Le deseo, ahora. Con un gruñido, me retiro.

—No aquí —digo ásperamente—. Vamos al jacuzzi.

—¿Luna? —pregunta.

—Trae el monitor de bebé. Estará bien.

Corremos por la casa, bajamos las escaleras y salimos por las puertas
traseras al patio. Luna duerme como un tronco, pero no quiero que se
despierte asustada y sola, así que tomo el monitor de bebé de la cocina y
lo llevo con nosotros. Ya tengo el jacuzzi en marcha. Nuestra ropa se ha ido,
tirada a un lado, y observo a Jade mientras camina cautelosamente hacia
el agua caliente, bañada por la luz de la luna. Su piel cremosa es
luminiscente, absolutamente hermosa y suave. Puedo ver la curva de sus
pechos, pesados, llenos y perfectamente formados para apretar en mi
41

mano. Palmeo mi verga con mi mano, acariciándome lentamente mientras


disfruto la vista.

—¿Qué estás esperando? —susurra. No es que importe. Los vecinos


más cercanos están demasiado lejos para escuchar algo.

Sus pechos se balancean en el agua, y memorizo la imagen para


después antes de caminar a la tina.

—Date vuelta—gruño.

Jade se gira obedientemente. Empujo su cuerpo contra el área para


sentarse, justo debajo de los chorros. Gimotea, derritiéndose contra mi
cuerpo. Le beso en el hombro, mis manos yendo alrededor para masajear
sus pechos. Muevo mi mano izquierda hacia abajo, a través de la suave
curva de su estómago, y hasta su coño. Ya está hinchada, tan lista, que mi
dedo se desliza dentro fácilmente. Le acaricio el clítoris con mi pulgar,
pequeños círculos que despiertan su placer. Es como masilla en mis manos,
y jodidamente me encanta.

—Carter —respira—. Te necesito. Por favor.

Quiero hacerla esperar, para jugar con ella un poco más y que estire
el momento, pero el anhelo que he tenido por ella todo el día, lo hace
imposible. Mi verga está justo ahí contra su coño, así que me inclino hacia
atrás y me empujo dentro de ella.
42

Jade
Jadeo. No sé qué es, si estoy aturdida por el vapor o por los chorros de
agua, pero casi me corro cuando él me penetra. Me aferro con fuerza al
borde del jacuzzi, mi cabeza floja mientras trabajo para tomar toda su
longitud. Intento empujar mis caderas hacia atrás, pero Carter me está
sujetando en un fuerte agarre.

—Te sientes tan bien, Jade —susurra Carter, bajo y sombrío. Hay un
borde ahí, como si el también tuviera problemas para mantener la
compostura, y eso es muy sexy.

Una vez que está dentro todo el camino, comienza a moverse, gentil
y suave, nunca saliendo por completo antes de empujar profundamente
dentro de mí. La fuerza del agua le dificulta retroceder, pero no me importa,
porque me está llenando hasta el tope. Me relajo, dejando mi cuerpo flotar
en el líquido caliente, apoyándome contra su cuerpo duro como una roca.

—He estado pensando en esto todo el día —murmura mientras me


mordisque la oreja—. Cuan jodidamente bien se siente tenerte envuelta a
mi alrededor.

Gimo suavemente mientras Carter toma velocidad, sus dedos tirando


de mis pezones mientras me folla duro y profundo. Quiero decir algo de
regreso, sobre cuanto he estado pensando en él también, pero no puedo.
Mi cerebro no está trabajando, sobrecargado con la sensación de la verga
de Carter mientras se impulsa en mí una y otra vez. El placer aumenta con
cada empuje, más y más alto, avivando un fuego dentro de mí que envía
temblores a través de mi cuerpo. Amo este sentimiento, mi cuerpo
complaciente para acoger su grueso eje. No puedo soportarlo más, no con
Carter y los chorros de agua rociando directamente sobre mi clítoris. Va
haber magulladuras en mis caderas por lo fuerte que me está agarrando,
inclinándome, controlándome para aumentar mi placer. Me meneo,
esperando durar un poco más, pero luego Carter me dobla un poco más,
la punta de su verga empujando en ese punto dentro de mí, y luego hay un
rugido en mis oídos y…

—¡Oh Dios! —grito mientras me corro, apretándolo con cada musculo,


mis manos blancas mientras sostengo el borde del jacuzzi, espasmos
destrozando mi cuerpo mientras me folla más y más fuerte para su propia
liberación. Placer viene, una ola sobre otra, más de lo que puedo tomar.
43

Esto no es como otra experiencia en el mundo, es mejor que cualquier cosa


que pudiera soñar. Y luego, de repente, está fuera, me voltea antes de que
me dé cuenta de lo que está pasando y vuelve a empujar dentro de mí.

Y entonces está ahí, sus empujes acortándose, bruscos, duros y rápidos


hasta que él también se corre, mi cuerpo tomando su semilla hambrienta,
desesperadamente. Su verga se sacude dentro de mí y aprieto mis paredes
con fuerza alrededor de él. Un segundo orgasmo me atraviesa, todo mi
cuerpo temblando mientras él empuja, ahora lentamente mientras se vacía
dentro de mí.

Me imagino que se retirará de nuevo, y luego habremos terminado,


pero en su lugar, Carter se aferra a mí, moviéndose lentamente hacia atrás
hasta que está sentado y yo en su regazo. Me besa, apartándome el cabello
que cubre mi rostro.

—Eres preciosa. Impresionante. Hermosa. Increíble —dice besándome


entre cada palabra.

Aprieto mis piernas a su alrededor, amando esta sensación de él


todavía dentro de mí, todavía conectados juntos. No puedo evitarlo, creo
que me estoy enamorando. ¿Qué más podría explicar este sentimiento?
Estamos más cerca de lo que dos personas pueden estar, un momento
intimo que va más allá de satisfacer nuestras urgencias físicas. Nos besamos
de nuevo, lento esta vez, tomando nuestro tiempo ahora que la urgencia
ha pasado. Mi corazón se siente como si se estuviera agrietando, llenándose
de emoción. Carter finalmente se desliza fuera de mí, pero no me siento
vacía esta vez. Me siento satisfecha.

Sale del jacuzzi y nos trae algunas toallas. Me levanto del agua
caliente y él me envuelve en una.

—¿Lista?

Asiento. Volvemos dentro, agarrando nuestra ropa en el camino. Nos


escabullimos como dos adolescentes, porque incluso aunque Luna duerme
como un tronco, no queremos ser descubiertos. Una vez que estamos a salvo
en la habitación de Carter, me quita la toalla y me empuja de vuelta en la
cama. Un hombre como él nunca está satisfecho con una sola ronda
después de todo.

—Es hora de despertar —la voz baja de Carter retumba en la


oscuridad detrás de mí.
44

Es temprano en la mañana y el sol ni siquiera ha salido. Recuerdo que


esta vez puse excusas con mi mamá, así que afortunadamente no llegaré a
casa a una interrogación de nuevo, pero está vez nuestra preocupación es
Luna. Carter es muy protector con ella, y me encanta eso de él. A pesar de
que sólo ha sido papá por un corto tiempo, ha dado un paso adelante todo
el camino. Todo debe ser lo mejor para Luna. Es maravilloso.

Su brazo serpentea alrededor de mí cintura para ahuecar mi pecho,


apretándolo juguetonamente.

—Por mucho que me duela decirlo.

—Lo sé —digo, girándome hacia él para un beso. Su verga se


endurece detrás de mí, hinchándose para acurrucarse entre mis nalgas—, a
mí tampoco me gusta irme.

—Sabes, he estado pensando. ¿Por qué no te conviertes en mi niñera


de tiempo completo? Entonces te podría ofrecer alojamiento y comida. No
tendrías que irte a casa cada noche. Podrías simplemente quedarte aquí.
Estoy seguro que a Luna también le encantaría. Esa niña ya piensa que tú
eres lo mejor desde el pan de ajo. Yo también creo eso, por cierto —agrega
con una sonrisa—. Tenemos toneladas de habitaciones extra, y de esa forma
puedo tenerte toda para mí solo cada noche. Y cada mañana…y quizá
incluso las tardes. Básicamente te quiero aquí a mi lado, donde perteneces.

Un torrente de emociones me invade. Porque, aunque esto es


increíble, no estoy segura de cuánto tiempo podría durar. Un hombre como
Carter podría tener a cualquiera, por no hablar de una simple Jade como
yo que casi es expulsada de la universidad y no tiene idea de lo que quiere
hacer. No puedo creer que sienta lo mismo por mí.

—Me encantaría —digo—. Gracias.

—No tienes que agradecerme —dice riendo—. Solo estoy feliz de que
te sientas de la misma manera.

Miro a sus ojos y lo beso suavemente.

—Lo hago —digo fervientemente—. Lo hago.

Una parte de mi desea que pudiera quedarme más tiempo para que
podamos disfrutar este momento intimo juntos, pero son casi las seis, y Luna
definitivamente se despertará pronto. A pesar de que es una niña tranquila,
incluso ella querrá saber porque me quedé a pasar la noche, y eso podría
45

traer todo tipo de preguntas. Así que de mala gana dejo la cama de Carter,
con suerte por última vez. Me acompaña a la puerta de nuevo, lo cual amo.
No soy solo algo de sexo para él y es definitivamente más respetuoso que
algunos de los chicos que mis amigas me cuentan. Esa es la diferencia entre
salir con un hombre y un chico de universidad.

Como no hay manera de que regrese a casa tan temprano cuando


supuestamente estaba fuera con amigos, agarro algo de desayuno y me
dirijo al centro comercial. Junto con alojamiento y comida, Carter me va dar
un aumento, y decido que tengo que comprar más ropa interior linda.
Siempre me pregunté quien compraría toda esa lencería elegante en
Victoria’s Secret, jurando que no me molestaría en hacer semejante
alboroto, pero ahora lo comprendo. Amo la manera en que los ojos de
Carter se iluminan cuando me ve en lencería. Es un tipo de mirada
hambrienta y posesiva que sólo yo puedo inspirar, y seriamente me excita.

Y luego está el resto de mi guardarropa también. Quiero comprar más


vestidos para cuando salgamos en citas. Hasta ahora he sido una
universitaria en bancarrota, así que realmente nunca he tenido la
oportunidad de derrochar en montones de ropa linda. Lo que tengo hasta
ahora es aburrido y bla, realmente lo utilizo porque estoy con Luna todo el
día. No tiene caso ensuciar mis cosas lindas —si tengo alguna—. Pero pronto
habrá ocasiones para vestirme. Sé que no hemos tenido oportunidad de salir
oficialmente, especialmente desde que, bueno, soy la niñera, pero si
realmente estamos dando una oportunidad a nuestra relación, entonces
estoy segura que habrá ocasiones en las que queramos salir de la casa
juntos. Tendré que buscar otra niñera para esas noches. Hago una nota
mental en mi cabeza para hacer eso. Y luego decido terminar con una
manicura, solo para consentirme a mí misma y celebrar.

Ahora son casi las 10:30, así que decido ir a casa. Mi mamá está en la
cocina, limpiando los platos de anoche cuando entro.

—Te ves muy alegre para alguien que estuvo fuera toda la noche —
observa.

—El café hace eso mamá —digo—. ¿Adivina qué?

—¿Qué? —dice mientras se gira hacia los platos.

—Recibí una llamada de C- el Sr. Sedgwick. Dice que le gustaría que


me quedara como niñera de tiempo completo para él. Está dispuesto a
proveer alojamiento, comida, y me está dando un aumento. Estaré
46

haciendo casi $45,000 al año. Piensa que mi educación universitaria será


buena para ayudar a Luna a ponerse al corriente con su lectura y demás.

—¿Niñera de tiempo completo? Pensé que se suponía que era un


trabajo temporal, Jade —dice mi mamá. Me enfrenta de nuevo y se saca
los guantes amarillos—. ¿Qué pasó con ese empleo del que Margaret
hablaba?

—Dejé una solicitud —digo con un encogimiento de hombros—.


Supongo que pensaron que no era lo suficientemente buena.

—Oh cariño —dice mamá, acercándose para acunar mi rostro en sus


manos—. Nunca, nunca digas que no eres lo suficientemente buena. Lo
eres.

—Mamá —digo suavemente. Siento una punzada de culpa por no


decirle la verdad.

—No quiero que tomes el trabajo —dice—. Se siente muchísimo como


dar un paso más lejos de la escuela.

Mi mamá sacude la cabeza tristemente.

—A veces esas decisiones no dependen de ti. A veces crees que será


temporal, y luego la vida se interpone en el camino, y antes de que lo sepas,
parece demasiado difícil intentar y regresar.

Puedo decir por la manera en que mi mamá está hablando, que ya


no está hablando de mí, no realmente. Tomo sus manos, trayéndola de
vuelta al presente.

—No te preocupes mamá. No será así, te lo prometo. Luna va al


preescolar en la mañana, así que seré capaz de tomar clases en línea y
ayudar entonces. Y el Sr. Sedgwick necesita una niñera porque es abogado.
Tiene una agenda muy ocupada que le impediría llegar a casa temprano y
quiere asegurarse de que haya alguien estable en la vida de Luna.

—¿Dónde está la madre de la chica? —pregunta mi mamá—. No me


di cuenta de que eras sólo tú y algún…algún hombre mayor en una casa
todo el día.

—¿Quieres decir yo y una niña? Porque el Sr. Sedgwick está


trabajando —le recuerdo irritada. No me gusta que piense eso de Carter,
porque no ha sido nada más que maravilloso. Y está bien, porque si
47

pudiéramos, probablemente estaríamos follando como conejos, pero


tenemos una responsabilidad con Luna, y ambos la tomamos muy en serio.

Mi mamá no se inmuta, así que le doy la versión corta de la historia.


Inmediatamente el corazón de mi mamá se derrite, justo como yo lo hice
cuando escuché lo que pasó con Luna.

—Pobrecita —dice con simpatía.

—Lo sé, ¿verdad? Es por eso que el Sr. Sedgwick me quiere alrededor.
Luna realmente se ha encariñado conmigo, mamá, y él cree que sería
bueno si estuviera alrededor en lugar de tener un desfile de otras personas
entrando y saliendo de la casa. Hará que Luna se sienta más segura.

—Bueno, siempre y cuando prometas que te inscribirás en la


universidad para las clases en línea entonces —dice por fin.

—Lo haré. Ahora es mejor que empaque, porque necesito ir por Luna
al preescolar pronto —digo, dándole un abrazo a mi mamá—. Y no te
preocupes, tendré tiempo libre para venir y visitar. Más de lo que hice en la
universidad, al menos.

Mi mamá asiente y me despide con la mano. A pesar de que sé que


lógicamente no necesito el permiso de mi mamá, tener su aprobación para
lo que estoy haciendo todavía importa. Voy al sótano y agarro una maleta
para meter mis cosas. No necesitaré ningún mueble después de todo, así
que sólo arrojo algunos libros, marcos de fotos, y ropa. Todo lo demás o
Carter lo tiene, o podemos comprarlo después. En realidad, no tengo
mucho, considerando todas las cosas.

Cuando termino de empacar, tengo que ir a recoger a Luna del


preescolar. Carter debió decirle lo que estaba pasando, porque está
resplandeciente cuando llego a la escuela a recogerla.

—¡Jade, Jade, Jade! —grita feliz, volando a mis brazos.

—Hola niña —digo suavemente, abrazándola.

Aparte de estar con su padre, estoy increíblemente feliz de ser capaz


de ver a esta dulce niña más seguido. Ya me he encariñado mucho con
ella, y tengo toda clase de planes para que podamos acelerar su lectura.
Quiero asegurarme de que lo está haciendo bien, casi como si fuera mi
propia hija. Siempre he querido niños, y ahora tengo una. De alguna
48

manera, el terrible hecho de mi suspensión se convirtió en una bendición. Es


extraño como la vida hace eso a veces.

Nos dirigimos a mi auto, Luna sosteniendo mi mano y saltando mientras


me cuenta de su día. Hizo una nueva amiga, Cassie, a quien también le
gusta Bella casi tanto como a ella.

—Vamos a usar nuestros vestidos mañana —termina—. ¡Y jugar a la


Bella y la Bestia!

—Oh mí —digo—. ¿Quién será la bestia?

Piensa en la pregunta por unos minutos mientras subimos al auto y le


abrocho el cinturón de seguridad en su asiento.

—Ben.

—¿Quién es Ben? —pobre niño. Estoy segura de que nadie quiere ser
la bestia.

—Él juega baloncesto —como si eso respondiera la pregunta. Me


encojo de hombros. Supongo que eso califica a alguien para ser la bestia,
tan bueno como cualquier otra cosa en la mente de un niño de cuatro años.

—Entonces, ¿papi te dijo las buenas noticias? —le pregunto.

—¡Sí! ¡Tú vas a vivir conmigo! —dice felizmente.

—Es correcto. Papi tendrá que volver a trabajar de tiempo completo


mañana. ¿Me ayudarás a decorar mi habitación y hacerla linda? —le
pregunto.

—¡Si! Puedo hacer un dibujo.

Miro en el espejo retrovisor y le sonrío.

—Eso suena absolutamente perfecto, Luna.

Después de un almuerzo de queso a la parrilla y sopa de tomate,


pasamos una divertida tarde juntas preparando mi habitación. Luna se
prueba mi ropa, incluyendo mi nuevo vestido de cita que parece un
camisón en ella, y un par de mis tacones. Está teniendo mucha diversión que
desearía tener más ropa para ella. Me recuerda a lo que solía hacer cuando
era pequeña con mi mamá. Me pregunto…pero detengo ese tren de
49

pensamiento. Es demasiado tentador imaginar, y me sorprende lo mucho


que mi propio corazón anhela que sea verdad. Pero conmigo mudándome
con Carter y Luna, alguien mirando desde el exterior, podría ser perdonado
si nos confunde con una pequeña familia, ¿no?
50

Carter
Nuestras vidas empiezan a caer en una cómoda rutina. En la mañana,
Jade o yo haremos el desayuno y comemos juntos. Luego dejo a Luna en el
preescolar, y Jade la recoge. Ellas pasan la tarde haciendo toda clase de
cosas divertidas: la biblioteca, el museo de ciencias, haciendo
manualidades en casa, o cualquier otra cosa que se le ocurra a Jade. Y
luego están las cenas. He estado tan acostumbrado a la comida para llevar
que he olvidado lo que se siente tener una comida hecha desde cero en
casa. Y Jade es una buena cocinera, una de las mejores. Ella es tan devota
a Luna como yo, y pasa las tardes después de que Luna esté en la cama,
buscando cosas para que hagan cuando no está poniéndose al corriente
con la tarea de sus clases universitarias. Algunas veces contratamos a una
niñera y salimos a ver una película o a un concierto, pero, ¿honestamente?
Sólo salgo porque hace a Jade feliz, y eso me hace feliz. Estaría bien si
pudiéramos quedarnos en casa y follar toda la noche. Nada, y quiero decir
nada, en el mundo le gana a ver a Jade llorar de placer, su coño
convulsionando alrededor de mi grueso eje mientras estremezco su mundo.

Soy un hombre de placeres simples. Toma hoy, por ejemplo. Me tomé


el sábado libre porque por primera vez en mucho tiempo, tenemos nieve.
Cayó durante la noche, cubriendo y silenciando todo. No mucho, quizá
cinco centímetros, pero fue suficiente para hacer feliz a Luna. A pesar de
que no tenemos equipo para nieve, ella insiste en que salgamos y juguemos.
Le enseño a rodar bolas de nieve, y se va, rodando y rodando hasta que
parece que hemos conseguido hasta el último centímetro de nieve del
patio. Jade agarra una zanahoria de la cocina, y yo dono mi sombrero, para
que Luna pueda tener el hombre de nieve de sus sueños.

—Luce muy bien niña —digo, alborotando su cabello.

Luna me sorprende dándome un abrazo.

—Papi. ¿Puedes quedarte en casa todos los sábados? —pregunta,


haciendo que aparezca un bulto en mi garganta. Parpadeo duro,
apretando a mi niña en un gran abrazo de oso.

—Vamos —le dice Jade—. Vamos a hacer ángeles de nieve.

Luna retrocede, con los ojos iluminados. Supongo que tampoco había
escuchado de ángeles de nieve antes. Las dos corren al patio delantero, y
51

las sigo lentamente. He intentado proveer todo lo que puedo para Luna, y
nunca me ha pedido nada. Ella simplemente es ese tipo de niña, siempre
feliz y agradecida. Ahora me ha pedido esto. Observo a mis dos chicas
jugando juntas, sacudiendo sus brazos y piernas para hacer ángeles. El
trabajo ya no es lo más importante. Ahora lo veo. Sólo ha sido un medio para
llenar un vacío en mi vida. Provengo de una familia adinerada, y mi abuelo
puso más que suficiente en un fideicomiso para que nunca tuviera que
preocuparme. ¿Así que por qué sigo trabajando sin descanso? ¿Por qué he
estado dejando que mi desalmado trabajo me prive de los momentos más
importantes?

Mientras pienso que las cosas no podrían ir mejor, recibo una llamada
en mi teléfono. Lo saco y veo el nombre de Stacie en la pantalla.

—Maldita sea —juro en voz baja. Tuve que ir y maldecirlo.

Sostengo mi teléfono en alto para hacerle saber a Jade que necesito


tomar una llamada e ir dentro.

—Stacie —digo cautelosamente—. ¿Qué pasa?

—Hola Carter —dice, como si no hubiera jodidamente abandonado


a su hija conmigo por semanas—. Sólo me preguntaba cuando puedo
recoger a Luna. ¿Cómo está?

—Está bien, no gracias a ti. ¿Dónde demonios estás de todas


maneras?

—Oh, ya sabes…algunas cosas surgieron. Me tuve que ir por un


tiempo. Sabía que ella estaría segura contigo.

Puedo escuchar el trafico detrás de ella, como si estuviera en una


bulliciosa intersección. Es difícil escuchar lo que está diciendo.

—Déjame hacerte una pregunta. ¿Tienes la costumbre de dejar a


Luna con personas y marcharte?

—¡No! Era una emergencia. RJ…bueno, no quería a Luna alrededor y


que quedara atrapada…

—¿En qué? ¿Algún negocio de drogas? —ella balbucea, pero la


aplasto. Estoy tan molesto que comienzo a pasearme por la sala de estar.
52

—Por favor ni siquiera intentes negar esa mierda Stacie, porque no


quiero escucharlo. No he olvidado como llegaste drogada a IHOP un martes
por la tarde, por el amor de Dios. Y las historias que Luna ha estado
contando. Ella es dichosamente inconsciente de las cosas, gracias a Dios,
pero yo puedo leer entre líneas. A esa niña nunca le han leído una historia.
Cree que es raro que no tengamos extraños entrando y saliendo de la casa.
¿Qué demonios está mal contigo? ¿Cuándo se pusieron tan mal las cosas?
¿Por qué no viniste a mí por ayuda?

Stacie está en silencio, pero está bien, porque no he terminado de


hablar.

—Déjame decirte que está sucediendo Stacie, porque pareces no


tener idea. No tendrás a Luna de regreso —le gruño. —No después de la
artimaña que hiciste. Francamente, debería haber peleado por su custodia
antes, pero pensé que estaba en un ambiente hogareño y forzarla a vivir
conmigo podría haberla molestado. Ahora me doy cuenta que el error fue
no hacerlo antes. Tendrás noticias de mi abogado muy pronto, Stacie.

—¡No puedes hablarme de esa forma! —dice—. Te hice un favor. No


tenía que llevarte a Luna. No tenía que dejarla conocerte.

Veo a Jade y Luna regresando a la casa por la ventana. Se están


riendo juntas sobre algo, y el lado feroz y neandertal de mí emerge. No voy
a renunciar a mi pequeña familia sin una pelea.

—La próxima vez que me veas, será en la corte familiar, y por todo lo
que ha pasado hasta ahora y lo que Luna me ha dicho, sé que tenemos un
muy buen caso de obtener la custodia completa. Adiós.

Quiero arrojar mi teléfono, pero no lo hago porque escucho la puerta


frontal abrirse. En su lugar, respiro profundamente, pongo una sonrisa en mi
rostro, y me giro para enfrentarlas. No hay manera de que deje a Luna
desprotegida de nuevo, no cuando está tan feliz ahora. No cuando su vida
familiar en ese entonces era…era una especie de guarida de traficantes de
drogas. Joder. Eso.

Jade me mira con preocupación en sus ojos. Puede leerme muy bien,
y se da cuenta de que algo no está bien. Le doy a mi cabeza una sacudida
imperceptible. No delante de Luna.

—¿Qué tal algo de chocolate caliente? —sugiero.


53

—Buena idea —dice Jade rápidamente, poniendo una mano en la


pequeña y guiándola hacia la cocina—. Déjame enseñarte como mi mamá
solía hacerlo para mí, Luna.

Abro mi teléfono y le mando un mensaje a John.

Stacie acaba de llamar finalmente queriendo a Luna de regreso. Le


dije que no iba a suceder. Vamos a luchar para asegurarnos de eso.

Cuadro mis hombros. Si es una batalla lo que Stacie quiere, es una


batalla lo que va obtener. La única manera en que esa mujer se lleve a Luna
es sobre mi cadáver.

Una vez que Luna se dirige a la cama, abro una cerveza y me


acomodo en el sofá. John me ha respondido diciéndome que está
trabajando arduamente, pero todavía no me puedo relajar. Escucho a Jade
volver de poner a Luna a dormir y viene detrás de mí para frotar mis hombros.

—Estás estresado por algo —dice suavemente.

Palmeo el sofá y viene alrededor para acurrucarse contra mí.


Sostenerla me calma.

—Stacie llamó —digo, y siento el cuerpo de Jade tensarse—. Sí. Quiere


saber cuándo puede tener a Luna de regreso.

—¿Le dijiste que no va a pasar?

—Sip. Lo primero que hice. No hay forma de que vaya a dejar que eso
pase. Todavía me pateo a mí mismo por no intervenir antes e intentar
obtener la custodia.

—No es tu culpa —murmura, su mano deslizándose debajo de mi


camisa—. No podías saberlo. ¿Quién iba a pensar que una madre dejaría
que eso pasara?

—Aturde la mente, ¿no es cierto? Hablé con un viejo amigo mío, y él


cree que tenemos un buen caso.

—Bien —dice Jade—. Porque no quiero que Luna se vaya tampoco.

Me mira con una hermosa sonrisa.


54

—Realmente te preocupas por ella, ¿eh? —digo—. Sabes, me


sorprende que no te quieras convertir en maestra o algo que trabaje con
niños. Eres genial con ellos. Natural —la sonrisa cae de su rostro.

—Sí, sobre eso. Mis padres siempre me presionaban para hacer lo


correcto. Era buena en la escuela, y ellos simplemente tenían altas
expectativas de mí. Tanto que me convencí de que lo que ellos querían,
también era lo que yo quería.

Pongo el resto de mi cerveza en la mesa de café y me muevo para


que podamos estar más cómodos juntos. Mi mano traza círculos en la suave
piel de su brazo, y Jade se acurruca más profundamente contra mí.

—Así que, ¿qué pasó con la escuela? Nunca lo dijiste realmente.

—Eso…eso fue una cosa estúpida. Pertenecía a una hermandad, una


muy popular en el campus. Mi mamá dijo que me ayudaría a establecer
conexiones después de graduarme, así que lo hice. Pero el año después de
unirme, las cosas cambiaron. Siempre hubo novatadas, pero se volvieron
realmente malas. Una chica tuvo una crisis nerviosa. Yo fui la única que dijo
la verdad sobre eso, pero por supuesto, como fui la única que dijo algo, fui
la única castigada también. Un año de suspensión —dice con una risa sin
humor—. Fui afortunada de que no fue expulsión. Pero bien pudo haberlo
sido por la forma en que mi mamá me trata.

—Eres una buena persona, Jade. Siento que te haya pasado eso —
digo.

—Está bien. Me alegra haberlo hecho en cierto modo. Hasta ahora,


yo era como un, un robot. Sólo seguía adelante, haciendo lo que se suponía
que hiciera. Pero una vez que fui suspendida, fue como una sacudida al
sistema, ¿sabes? Desperté y me di cuenta de que “oye, esta es una
oportunidad. Quizá lo que has estado haciendo es un error. Tal vez hay otras
opciones a considerar” —se detiene y se sonroja—. Eso suena estúpido,
¿verdad?

—Para nada —respondo—. Te trajo hasta mí. Eso nunca va ser algo
malo.

—¿Y qué hay de ti? —pregunta—. ¿Estás haciendo lo que quieres?

Si me hubiera hecho esta pregunta hace una semana, hubiera


respondido que sí sin dudar. Pero después de hoy…mis prioridades han
cambiado, eso es seguro. Tengo una casa propia, una inteligente y hermosa
55

mujer en mi cama, y mi propia hija viviendo bajo mi techo. Todo está bien
con el universo. ¿Qué demonios estaba haciendo persiguiendo ser un socio
mayoritario en una firma prestigiosa? Esa mierda ya no me importa. No
comparado con la petición de Luna de quedarme en casa más seguido.

—Creí que lo estaba —digo lentamente—. Pero estoy comenzado a


pensar que lo que creía que era importante, era solo una distracción del
lamentable estado de mi vida. Estaba solo, trabajando 80 horas a la
semana, apenas haciendo nada más que ganando dinero para la firma de
abogados. Hice mucho para mí también, pero no es como si tuviera tiempo
para gastarlo. Pero ahora, contigo y Luna en mi vida, creo que es momento
de hacer algunos cambios.

—¿Cambios? —pregunta Jade.

—Cambios que significarán que podré ver a Luna y a ti más seguido


—digo, y una vez dicho esto, mi determinación se solidifica—. Después de
todo, estoy haciendo todo lo posible para mantener a nuestra pequeña
familia intacta, entonces es mejor que sea parte de ella, ¿no?
56

Jade
—Mmm… ¿qué más necesitaba conseguir…? —reviso dos veces la
aplicación de la lista de compra en mi teléfono. Como Carter trabaja
mucho, ha empezado a darme dinero para comprar los comestibles. No me
importa hacerlo para nada; una de mis cosas favoritas es ir de compras, sea
lo que sea que esté comprando. Estoy de regreso en el Target donde me
encontré con Carter y Luna. Nunca me llamaron para una entrevista, pero
no importa ahora. Tengo un trabajo mucho mejor.

Definitivamente he conseguido todo lo de la lista, pero luego recuerdo


que estoy corta en champú. Carter es el tipo de persona que esperará hasta
que algo se acabe antes de conseguir más, pero yo soy lo opuesto. Me
gusta tener extras a mano y estar preparada. Si hay algo que me molesta
de él, diría que es eso. No está mal si es único malo en nuestra relación,
pienso alegremente. Llevo el carrito a la sección de champú, pasando el
estante de los tampones y toallas higiénicas. Probablemente debería
agarrar algo de eso también. No he tenido nada desde que me mudé,
desde entonces pensé que compraría más y…

Hmm. Ha pasado un tiempo.

Mucho tiempo.

Hago una pausa.

¿Cuándo fue la última vez que me vino el periodo? ¿Fue antes o


después que empecé a cuidar a Luna? Intento recordar. Definitivamente
fue en la casa de mis padres. Mierda. Mi mano va hacia mi vientre. ¿Podría
ser? ¿Es posible? ¿Sería tan malo? El pensamiento susurra desde el fondo de
mi mente. Amas hacerte cargo de Luna. Sonreíste cuando alguien nos
confundió con madre e hija en Munchies. Pero eso no significa que
necesariamente esté lista para ser mamá.

Necesito saber. Llevo el carrito rápidamente hasta donde están las


pruebas de embarazo. Es un poco irónico que tengan los condones junto a
las pruebas. Agarro la primera que veo, First Response, y me dirijo
directamente a la caja. Por alguna razón estoy un poco avergonzada de
comprar una prueba, como si las personas pensaran que soy demasiado
joven, así que, en su lugar, hago la auto-facturación. Me lleva una eternidad
porque tengo todo un carrito con comestibles, pero no puedo simplemente
57

dejar toda esta comida y cosas detrás. Finalmente he escaneado todo,


cargado en el carrito, y metido todo en el maletero.

Debato tomar la prueba aquí o en la casa de Carter, pero no quiero


ningún rastro de esto en la casa si resulta negativo. Me sentiría demasiado
tonta. Así que salgo del auto y regreso a Target. Hay un único baño familiar,
y rápidamente me deslizo en él y cierro la puerta. Las instrucciones son
simples: Orina en el palo, espera tres minutos.

—Esté bien, no sudes Jade —murmuro mientras arranco el palo del


paquete.

Me detengo.

—Será mejor que me asegure —me digo a mi misma mientras abro


otro paquete.

Mis manos están temblando, pero termino con eso, cierro las tapas y
pongo los palos al lado del lavabo. Luego tengo que esperar. Lavar mis
manos me toma quince segundos, lo que significa que quedan otros dos
minutos y cuarentaicinco segundos. Entro a Facebook, pero lo primero que
veo es una amiga que ha posteado una fotografía de un ultrasonido, y se
siente demasiado real, así que apago el teléfono de nuevo. En su lugar, me
paseo de un lado a otro en el pequeño espacio, contando los segundos.
Finalmente es tiempo de mirar, pero realmente no quiero. Todos los
pensamientos arremolinándose en mi mente me están dando un dolor de
cabeza, y ni siquiera puedo decir si estoy emocionada, nerviosa o asustada.

Finalmente reúno el valor para mirar. Dos líneas rosas, claro como el
día. Mi boca se abre. Reviso la otra. Dos líneas de nuevo.

—Estoy embarazada —digo, pronunciando las palabras. No se siente


para nada real—. Realmente estoy embarazada.

Quiero sentarme, o decirle a alguien, pero no puedo hacer ninguna


de esas cosas. De alguna manera, a través de mi aturdimiento, me las
arreglo para tirar las pruebas, ir a mí auto y conducir al preescolar de Luna.
Para entonces logro recuperar un sentido de compostura, lo suficiente para
engañar a Luna de todas formas. Me encuentro mirándola, preguntándome
como se sentiría sobre un pequeño hermanito. Preguntándome si hay
suficiente espacio en mi corazón para amar a alguien más tanto como hago
con Carter y Luna.
58

Esa noche, cuando Carter me acerca como usualmente hace


cuando estamos listos para ir a la cama, detengo su mano con la mía. Mi
corazón en la garganta, y me pregunto qué va a decir. Hasta ahora, nunca
hemos discutido lo que somos, a donde va nuestra relación, nada de esas
cosas. Pero estamos juntos en la cama cada noche, y despertamos juntos
cada mañana. Eso significa algo, ¿cierto? Solo espero que no piense que
quedé embarazada para intentar aprovecharme de él o algo. Espero que
entienda que fue un error tonto.

—Carter, t-tengo que hablar contigo de algo —empiezo—. Es


importante.

Se detiene y me observa. Lo miro a los ojos, esos hermosos ojos azules


que hacen que mis rodillas tambaleen, mi mano acariciando la poca barba
que tiene al final del día. Sigo sin poder creer que este apuesto hombre me
quiera a veces, haciendo que mi corazón de volteretas como un
enamoramiento adolescente. Estoy tan asustada de perderlo que quiero
retractarme de mis palabras, pero Carter no es de los que deja ir las cosas
así.

—¿Qué es, Jade? —pregunta con el ceño fruncido—. ¿Qué está mal?

—Nada está mal —digo rápidamente. Le tomo la mano, sacando


fuerzas de ahí—. Quiero decir, no realmente mal. Quiero decir, quizá no es
lo que quieres y…

Me corto a mí misma. Estoy empezando a llorar, y puedo ver la


confusión en el rostro de Carter.

—Estoy embarazada —mi voz es apenas un susurro—. Lo siento.

Cierro mis ojos, porque no quiero ver la decepción o la ira o lo que sea
que tenga en el rostro.

—¿Estás…embarazada?

Asiento miserablemente.

—¡Estás embarazada!

Suena feliz, y me arriesgo a mirarlo.

—¿No estás enojado?


59

—No, por supuesto que no Jade —dice con incredulidad—. ¿Por qué
pensarías que me enojaría? Ya soy padre, pero ahora, esta vez, estaré ahí
desde el principio. Estoy feliz. Ridículamente feliz.

Y era verdad. Carter tiene una sonrisa tonta en el rostro, como si le


acabara de decir que su equipo favorito de futbol ganó el superbowl.

—¡Voy a ser padre de nuevo! —dice aún más alto—. ¡Jade, esto es
fantástico!

Me toma en sus brazos, besándome profundamente.

—¿Lo dices en serio? —preguntó en voz baja.

—¡Por supuesto! Vamos a llevarte al ginecólogo mañana —dice—.


Que te revise por completo. Asegurarnos que todo esté bien.

—Está bien —digo, relajándome. Su felicidad es contagiosa, y me


encuentro sonriendo también—. Estoy muy contenta.

Carter aparta un mechón de pelo de mi ojo.

—A este bebé nunca le faltará nada —promete—. Me aseguraré de


eso. Y Jade, lo siento. No deberías haber pasado por todo esto sola. De
ahora en adelante, te prometo que siempre estaré ahí para ti. No quiero
que te sientas como que no puedes hablar conmigo —toma mis manos en
las suyas.

—Te amo Jade —dice—. Siempre sentí que éramos una familia, y
ahora lo seremos realmente.

—También te amo Carter —digo, besándolo—. Siempre lo haré.

Carter me inclina sobre las almohadas, su boca dejando besos


a lo largo de mi cuerpo. Empuja el tirante de mi babydoll y mis pechos se
liberan. Mis pezones ya están adoloridos, ansiosos por ser tocados. Carter los
toma en su boca, chupándolos con fuerza. Respiro bruscamente, placer
irradia de su cálida lengua girando alrededor del duro nudo. Mi coño palpita
de deseo, respondiendo a Carter como un instrumento finamente afinado.

—Ohhh, eso se siente bien —murmuro.

Carter libera mi otro seno, su mano masajeándolo y rodando mis


pezones entre sus dedos. Mi cuerpo reacciona a su toque, mi coño se vuelve
60

resbaladizo y húmedo por él en solo unos momentos. Quiero, no, necesito su


cuerpo, su verga dentro de mí. Quiero sentirme conectada a él, tanto física
como emocionalmente.

Pasa un dedo sobre mis bragas de encaje y se lo lleva a los labios.

—Me encanta lo dulce que hueles —dice, antes de lamer su dedo—.


Y sabes. Mmmm.

Me quita las bragas y separo las piernas para él. Su mano se mueve
perezosamente a través de mi cuerpo, arrastrándose por la parte superior
antes de volver a subir por mi íntima y más sensible carne. Es como un juego
para él, la manera en que se burla de mí con ligeros toques, casi ahí pero
no del todo, hasta que siento que me voy a volver loca. Y luego alivio, sus
anchos dedos se sumergen dentro de mis pliegues rosados, uno, dos, tres de
ellos, estirándome con experta facilidad.

Gimo su nombre suavemente, agarrándome a él mientras sus dedos


se deslizan sobre mi punto más sensible, estimulando de placer con cada
toque. Y luego su lengua aparece, aplastada contra mis labios, lamiendo
alrededor de mi clítoris. Es caliente y sinuosa, llegando a lugares que ni
siquiera sabía que existían dentro de mí mientras recoge mi dulzura. La
sensación rebota a través de mi cuerpo mientras su lengua me lame,
haciéndome jadear y retorcerme mientras me prueba una y otra vez. No
puedo evitarlo, mis muslos se aprietan alrededor de su cabeza, queriendo
más, queriendo que vaya más profundo. Levanto mi cabeza para así poder
verlo entre mis piernas. Es una de mis cosas favoritas ahora.

—Carter —advierto, arqueando las caderas hacia él, mis manos


arrastrándose a través de su cabello rubio—, estoy tan cerca, estoy muy
cerca…

Justo cuando creo que es todo, no puedo aguantar más, Carter se


retira. Me quita el resto de mi ropa, y se saca el bóxer. Su verga es gruesa y
venosa, goteando con pre semen. La empuja contra mis sensibles pliegues,
cubriéndose de mí humedad.

—Supongo que ya no necesitamos preocuparnos sobre el control de


natalidad —dice Carter con una sonrisa.

—Supongo que no —digo, mordiéndome un poco el labio.

Carter me mira, abierta solo para él. Sus ojos se mueven sobre mi rostro,
mis pechos, entre mis piernas.
61

—Eres preciosa —dice.

—Carter —digo suavemente.

Fija su mirada en la mía, alineando la cabeza de su verga contra mi


entrada. Y luego, agonizantemente lento, se hunde en mí. Jadeo,
sintiéndome estirada para acomodarlo, aceptarlo en mi cuerpo. Toca
fondo, luego se retira y se vuelve a impulsar hacia adelante, aún más
profundo esta vez. Carter me está llenando hasta rebosar, el único hombre
que lo hará. Me entrego a las sensaciones de placer mientras presiona sus
caderas, su verga satisfaciendo ese dolor profundamente asentado dentro
de mí. Arqueo la espalda, mi cabeza hacia atrás mientras gimo su nombre.
Nos movemos, caderas moviéndose juntas, separándose, juntándose. Es
lánguido, fácil e increíblemente íntimo, mucho más de lo que ha sido nunca.
Me siento abierta, vulnerable y conectada a Carter en una manera que
nunca había sentido antes. Es aterrador, pero también muy correcto.

Así que es así como se siente el amor, pienso por un momento antes
de que sus manos encuentren mi clítoris, presionando el nudo lo
suficientemente duro para enviarnos en espiral hacia el placer juntos, juntos,
juntos. Este es el futuro que estoy eligiendo, y por una vez en mi vida, todo
es perfecto.
62

Epílogo
Carter
Dos meses después…

Por supuesto, estaría mintiendo si dijera que todo salió perfectamente.


Esto es la vida real después de todo. Es caótica, injusta, e inesperada la
mayor parte del tiempo. Como el mayor en la relación, esta es una lección
que ya aprendí. Pero Jade aún es joven, y ella estaba mucho más optimista
cuando fuimos a reunirnos con sus padres por primera vez. Aparentemente,
había omitido el hecho de que estábamos juntos hasta sólo una semana
antes. Intenté advertirle, pero a veces eso no funciona. Las personas sólo
tienen que ver cómo resultan las cosas por sí mismas. Todo lo que podía
hacer era prepararme para lo peor.
Sus padres reaccionaron de manera predecible: con conmoción, con
ira y con hostilidad. No ayudó que Jade también les dijo que estaba
embarazada y que no iba a regresar a la universidad por al menos unos
años. Eso es demasiado para que cualquier padre asimile, aunque no
necesitaban gritar tanto como escuché a su mamá hacerlo. Para el final de
la llamada telefónica, Jade estaba reducida a lágrimas, y todo lo que podía
hacer era alejarlas y besarla para hacerla sentir mejor.
—No lo entiendo —dijo Jade, su voz temblorosa—. Creí que estarían
felices por mí. Mi mamá siempre me molestaba para saliera en una cita con
alguien agradable. Y tú eres el mejor. Eres amable, generoso,
cariñoso…incluso ya eres exitoso, lo que sé que siempre admiraron.
—Lo sé —dije, acercando su cabeza a mi pecho—. Pero a veces los
padres se confunden. Ellos se molestan porque creen que las acciones de
sus hijos se reflejan en ellos, incluso cuando no lo hacen. Piensan que, si no
pueden controlar a su hija, de alguna manera fallaron como padres. No
tiene sentido, pero esas cosas rara vez lo hacen.
—Suena como si estuvieras hablando por experiencia —dice
inhalando.
—Puedes apostarlo. Mis padres eran lo contrario: no creían que yo
debía rebajarme a trabajar. Era un Sedgwick, y eso significaba que debería
enfocarme en yates y viajar alrededor del mundo. Pero no me gustaba eso.
63

Mi padre me dejó dinero, seguro, pero yo creía en trabajar por mí mismo. Y


ser financieramente independiente de mis padres significaba que no podían
cortarme para hacer lo que ellos quisieran.
—¿Qué querían que hicieras? —pregunta Jade con curiosidad. Sus
lágrimas por fin secándose.
—Querían prepararme para la política. Se suponía que me casaría
con la hija de otra familia rica y política. En ese entonces, yo estaba
enamorado de alguien más. Así que estudié, obtuve una beca escolar para
Columbia, y nunca miré atrás. Mi familia me perdonó eventualmente, y tus
padres también lo harán.
Así que por supuesto, cuando llamaron exigiendo tener una cena el
viernes y conocerme, estaba cauteloso. Y resultó que tenía buenas razones
para eso. Inmediatamente, su madre y yo empezamos con el pie izquierdo.
Mi corazón se hundió por Jade tan pronto vi que la sonrisa nunca llegó a los
ojos de la mujer. No le iba agradar. Nunca sabré porque quería tener una
incómoda cena juntos. Le molestaba, supuse, que yo era exitoso. Quizá fue
porque pensó que había presionado a Jade para que cuidara de los niños.
De hecho, era lo contrario. Traté de convencer a Jade para que continuara
con la escuela, pero ella no quería desperdiciar más ahí. Al menos, no hasta
que descubriera que quería hacer. Así que acepté a regañadientes,
diciéndole que cuando quisiera regresar, la apoyaría.
Lo que sea que sus padres creyeran de nosotros, lo tenían incrustado
firmemente en sus cabezas, y ninguna charla por parte de Jade, influiría en
su opinión. Intenté lo mejor que pude el ser educado, pero cuando se
volvieron contra Jade, todas las apuestas se terminaron. Lo hicimos bien
durante las bebidas en la sala antes de que Jade saliera de la casa en
lágrimas. Hice la única cosa que podía, sostenerla fuertemente mientras
sollozaba.
Después de ese desastre, sus padres dejaron de hablar con Jade. Eso
la devastó, no sólo porque ella es su hija mayor, sino porque va tener su
primer nieto y la familia significa todo para Jade. Ella no quería que su hijo
creciera sin conocer a sus abuelos. Odio la parte que tuve que jugar en eso,
y odio el hecho de que sus padres sean tan obstinados y ciegos que se
nieguen a creer que su hija es lo suficientemente mayor para tomar sus
propias decisiones.
Al menos tenemos a Luna para animarnos. Le compramos una
muñequita para que llevara a todas partes y practicara ser una hermana
mayor, y lo amaba. La llevaba a todos lados, fingiendo cambiarle el pañal,
mecerla para dormir, alimentarla. Era jodidamente adorable. Estoy muy
agradecido de que ganamos la custodia total de Luna, aunque nunca
estuve muy preocupado. Su madre estaba durmiendo con un traficante de
drogas. ¿Qué juez le daría la custodia? Stacie ni siquiera intento luchar como
pensé que lo haría. Supongo que era más fácil para ella no tener que cuidar
de una niña. No he escuchado de ella desde entonces. Hay veces en las
64

que me pregunto cómo voy a explicarle a mi dulce niña cuando crezca,


pero hasta ahora Luna se ha adaptado maravillosamente, incluso llegando
a llamar a Jade su madre. No la corrijo porque ya he decidido casarme con
Jade. Es solo cuestión de tiempo.
Y por supuesto, tenemos los ultrasonidos para esperar. Parece loco
que algo del tamaño de un frijol nos traiga tanta felicidad a Jade y a mí,
pero lo hace. Incluso compre nuestro propio y pequeño doppler para que
podamos escuchar el latido siempre que queramos. Y amo ver el cuerpo de
Jade hinchado, volverse suave, redondo y resplandeciente. Sabiendo que
dentro de ese vientre curvo está mi hijo, el producto de mi virilidad es un serio
estímulo para mi ego. Sé una cosa con seguridad: no sólo vamos a tener un
bebé. Quiero que tengamos una casa llena de niños. Incluso nos lo tomamos
con calma cuando tenemos sexo, a pesar de que el doctor nos dijo que
estaba bien, porque la última cosa que quiero es lastimar al bebé.
—Vamos a mudarnos —le digo a Jade en el almuerzo después de su
chequeo de 20 semanas
—¿Mudarnos? —pregunta, escarbando en el enorme plato de
nachos. Tiene antojo de todas las cosas mexicanas. Juro que cuando el
bebé nazca, será verde de tanto guacamole que ha tenido.
—Sí. Mudarnos. ¿Quizá a Cameron Park? Escuché que hay muy
buenas escuelas en el área para Luna. Puede ser un nuevo comienzo para
nosotros.
Hemos tocado la conversación de mudarnos aquí y allá, pero nada
concreto.
—Sería mejor hacerlo antes de que llegue el bebé, y hay una práctica
que puedo dirigir ahí.
Jade mira hacia arriba en sorpresa.
—¿Una práctica para dirigir?
—Es correcto. De un hombre viejo que no tiene hijos. Compraría la
mitad, trabajaría con él, y luego en un año o dos cuando se retire, me
venderá el resto. No son leyes corporativas, sólo cosas básicas del día a día
como testamentos y eso. La mejor parte es que tendré un horario regular.
Sus ojos se abren de par en par. Sé que eso es algo que he querido, y
se ha vuelto más importante para Jade también. El dinero en mi fideicomiso
es suficiente para sacarnos de una emergencia y pagar la colegiatura y
jubilación de nuestros niños. No es algo que voy a tocar si puedo evitarlo,
además hay algo sobre un hombre trabajando y manteniendo a su familia
que me previene de no hacer nada cada día.
—Es increíble —dice—. ¿Estás seguro?
—Estoy seguro. Dije que quería estar ahí para ti y nuestros niños.
Prometí que no me perdería otro momento de la vida de Luna. Y esta es la
manera de hacerlo. Será un nuevo comienzo para nosotros.
Presento el plan mientras comemos, y Jade comienza a emocionarse
también. Incluso va a Zillow para ver las casas. Esa misma tarde llamamos a
65

un agente para ver una hermosa casa estilo cape cod, está a dos minutos
a pie de la escuela y quince minutos conduciendo al trabajo. Tan pronto
como entramos, Jade se gira hacia mí y dice —Esta es. Este es nuestro hogar
eterno—. Y resulta que está en lo correcto. No porque está en la ubicación
perfecta, o porque tiene molduras de corona por todos lados. Es perfecta
porque puede ver a nuestra pequeña familia creciendo en ella, y eso la
hace perfecta para mí también.
66

Sobre Lila Younger

Lila ha pasado su vida en el Noreste del Pacifico, donde los días


lluviosos la mantienen dentro con un libro. Amante de la palabra escrita, no
puede creer que le llevó cerca de veinte años escribir un libro. Siempre ha
creído en el amor a primera vista y en el felices por siempre. Cuando no está
trabajando en sus historias, a Lila le gusta hornear y hacer senderismo en las
montañas que componen su patio trasero.
67

Traducido, corregido y

Diseñado por…

Miracleofbooks.com

También podría gustarte