Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
Equipo de trabajo:
En colaboración con:
3
4
A Alden siempre le han gustado los retos, y ¿qué podría ser más
difícil que no uno, sino dos chicos testarudos? 5
Hace cinco años, el ejército me devolvió a casa con una pierna menos y
con cicatrices que cubrían la mitad de mi cuerpo. Aprendí a vivir con ello,
me construí una nueva vida y encontré la manera de amar el nuevo cuerpo
que me habían dado... sólo hay una cosa que no puedo aceptar.
Cuando me desperté hace cinco años, con una pierna menos y lleno
de metralla, mi primer pensamiento fue, joder, ahí va mi carrera. Mi
segundo pensamiento fue, gracias a Dios, estaba solo en el vehículo. Si
tienes que ser volado por una bomba de carretera, es mucho mejor no tener
la culpa de que alguno de tus hombres muera encima.
GANNON: No puedo imaginar cómo podrías hacer que eso suene más
tentador.
1
Son empresas que comercializan productos y/o servicios a través del uso de la información y la
comunicación. (TIC’s) como un modelo de negocio escalable el cual le permite un crecimiento rápido y
sostenido.
NOLAN: Es una habilidad. Siéntate libre de envidiarme.
Me río y le envío un emoji de pulgar hacia arriba para hacerle saber
que estaré allí. Es mejor que ir a casa y cocinar algo en el microondas. E
incluso si no puedo permitirme sentir esos estúpidos sentimientos de aleteo
por Nolan, su amistad es, con diferencia, lo mejor de mi vida ahora mismo. 11
Y no lo digo en el sentido de —ay de mí, mi vida es una mierda—. La
amistad de Nolan es así de increíble.
Con la promesa de cenar en su casa esta noche, mi día se alegra
inmediatamente. Silbo mientras me abro paso a través de mi interminable
lista de tareas pendientes hasta que mi alarma suena a las seis de la tarde
para avisarme que es hora de acabar con la mierda del día.
Me dirijo por el pasillo al despacho de Barrett, llamo a la puerta
abierta y me apoyo en el marco para esperar a que desvíe su atención de lo
que esté trabajando. Cuando levanta la vista, me dedica una de sus fáciles
sonrisas. La primera vez que nos vimos, recuerdo que pensé que no podía
creer que alguien tan rico y poderoso como él pudiera tener una sonrisa tan
infantil. Me tranquilizó al instante, lo cual fue bueno, ya que estaba a punto
de sudar a través de mi traje, convenciéndome de que la entrevista de
trabajo era una pérdida de tiempo para ambos. No es que tuviera una
maldita experiencia como asistente de empresa.
Voy a armarme de valor para decirle lo que siento. De verdad que sí...
pronto.
16
piel.
Me prepara una taza nueva y la pone con cuidado en la bandeja de
bebidas esta vez. Le doy las gracias y meto un billete de cinco en el tarro de
las propinas. La pobre chica parece estar teniendo una mañana bastante
dura. Además, es un buen karma, ¿no? Seguro que me viene bien.
caprichos.
Me río, balanceando los pies y tomando otro trago. —Sabes a que
me refiero.
—A veces todo es como un sueño,— confiesa, bajando la voz hasta
casi un susurro, como si temiera que alguien le oyera, aunque sólo estemos
los dos.
Sterling trabajaba en un bar de un pueblito de Texas cuando conoció
a Barrett, que lo dejó boquiabierto. Todo fue muy ceniciento. Sus humildes
raíces y su entrañable acento le hacen aún más cercano. No es que vaya a
contarle el tiempo que pasé viviendo en un coche o cuando se escapa el
acento sureño.
de baile, pero a la mierda. Tiene tanto derecho a bailar como cualquier otro.
Me sigue a la pista de baile, llena de gente con vestidos de gala
escandalosamente caros y trajes a medida, bailando al ritmo del cuarteto de
cuerda que he contratado para la ocasión. A la gente rica le encantan los
cuartetos de cuerda.
Me vuelvo hacia Gannon y le cojo una mano, rodeando su cuello
con la otra. No soy un hombre pequeño ni mucho menos, pero él es sólido,
todo hombros anchos y músculos fuertes. Incluso con casi la misma altura,
consigue hacerme sentir pequeño, como si pudiera levantarme y sostenerme
contra una pared si quisiera.
Sonríe. —Si, creo que sí— Coincide con mi afecto con un aire de
burla.
—Alguna vez... lo que quiero decir es, ¿crees que...?— Me lamo los
labios, el sabor del champán y el brillo del lapiz labial de fresa me llenan la
boca. —Mierda, debería haberme hecho notas para seguir.— Resoplo una
risa nerviosa, y Gannon me aprieta la mano en la espalda.
—Escúpelo, No.
Ok, a la mierda. Si las palabras no cooperan, siempre están las
acciones. Cierro los ojos y me inclino hacia él, con el corazón agitado 28
mientras acorto la distancia entre nosotros. Pero en lugar de encontrar sus
labios como esperaba, tropiezo hacia delante, mis ojos se abren de golpe
para encontrar a Gannon dando un paso apresurado hacia atrás para
esquivar el beso.
Unas cuantas personas de nuestro entorno inmediato dejan de bailar
para ver el humillante choque de trenes que es mi vida en este momento.
—Lo siento,— Gannon murmura, me suelta la mano y se apresura a
salir de la pista de baile lo más rápido que puede con su andar rebuscado.
—Mierda.
Decir que fue doloroso de ver sería quedarse corto. Cuando Gannon
huye del salón de baile, moviendo la cabeza a cada paso hasta que
desaparece de la vista, mi primer instinto es ir tras él.
Bebo un profundo trago de mi vaso de whisky, el suave y caro
alcohol se desliza cálidamente por mi garganta mientras me obligo a
permanecer sentado y a considerar lo que es realmente mejor. No como un
hombre que lleva meses admirándolo sin remedio, sino como alguien que
quiere lo mejor para él.
Cuando Nolan cerró los ojos y frunció sus bonitos y brillantes labios
hace unos momentos, debo admitir que experimenté una chispa
momentánea de celos. Llevo meses observando a los dos perderse las
miradas anhelantes como un espectador de una mala obra de teatro,
esperando el momento en que dejen de fingir y se admitan mutuamente que
hay algo más que amistad en sus caricias y sonrisas silenciosas. Algunos
días me encuentro apoyando a los dos. Otros días...
Otros días me dejo llevar por tontas fantasías que probablemente
nunca se harán realidad.
Trago el resto de mi bebida y me pongo en pie, con la mente puesta 29
en ir tras Gannon mientras me prometo a mí mismo que no me aprovecharé.
Me aferro a la esperanza de que algún día vendrá a mí por voluntad propia,
y hasta entonces, no voy a ponerle la mano encima. No importa lo
desesperadamente que lo desee.
Me tomo un momento para arreglar los botones de mi traje, alisando
el sedoso material y pasándome los dedos por el pelo para asegurarme de
que estoy totalmente arreglado. Que no sea el momento adecuado para
hacer mi jugada no significa que no pueda estar presentable delante de él.
Veo una servilleta de tela sin usar en una de las mesas por las que
pasamos, todavía doblada hábilmente en forma de cisne. La cojo y me la
meto en el bolsillo, empujando la puerta cuando llegamos a ella para hacer
pasar a Nolan.
Se abre al tranquilo callejón que hay detrás del edificio, el espacio
iluminado por una única farola, lo que probablemente sea lo mejor teniendo
en cuenta que la vista consiste en un puñado de contenedores y el lateral de
otro edificio de ladrillo. 30
Dificil.
—Lo pensaré.
—Nolan estaba muy dolido por tu rechazo. Pasé más de una hora
consolándolo después de que te fuiste.
—Sé que estás acostumbrado a salirte con la tuya, pero esto no tiene
nada que ver contigo.
—Qué…
No quiero que un hombre de ahí fuera sea lo que Gannon cree que
merezco. Quiero al hombre que está aquí.
—Uh, no. De hecho, pasaba por aquí con una factura para la gala
que estoy preparando para finales de mes.— Me saco la mentira de la
manga y me doy cuenta inmediatamente de que era una estupidez.
—Le pedí que se pasara por aquí.— La suave voz de Alden atrae
nuestras miradas hacia la izquierda. Está de pie en la puerta de su despacho,
44
con un aspecto tan arreglado como siempre, pero extrañamente menos
engreído de lo que recuerdo haberlo encontrado en el pasado.
Parece que Gannon quiere decir algo, su boca se aplana en una fina
línea antes de asentir con fuerza y volver a su despacho sin decir nada más.
Pasé por una fase de rodeo a los veinte años. Casi le da un ataque al
corazón a mi madre.— Sonríe con cariño ante la fotografía.
Trago con fuerza y fuerzo una sonrisa, dando un paso atrás para no
abordarlo.
47
—Cosas del trabajo. Tengo que irme, pero te enviaré un mensaje más
tarde.
—Ok.
—Entonces, ¿qué, eres su hombro para llorar una noche y ahora vas
a salir con él?
—No es de tu incumbencia.
meta en sus putos asuntos. —He probado con pastillas, pero me dan una
migraña enorme.
—Ese es. Y para que quede claro, yo te invité a cenar, así que yo
pago. Sin discusiones.
—¿En serio?
—Lo juro por Dios.— Levanto una mano del volante para dejar
claro mi punto de vista. —Roncaba tan fuerte que me pidieron que me fuera
después de que varias personas se quejaran de que estaba ensombreciendo
la sección de percusión.
La mayoría de los chicos con los que salgo son de la alta sociedad, 57
así que no es raro que salga con alguien que sabe de vinos, pero hay algo en
la gracia y la confianza que tiene Nolan cuando le entrega la carta de vinos
al camarero y mueve las pestañas que hace que mi corazón se estremezca.
El camarero asiente, y entonces Nolan vuelve su mirada hacia mí.
—Huh. Entonces, ¿te gustan los chicos que discuten contigo y esas
cosas?— Ladea la cabeza, su interés por el tema parece genuino.
—¿Pero a tí no?
—Bien.— Mantiene los ojos en la carretera, pero puedo ver que una
sonrisa se extiende por su rostro. —Ven a cenar a mi casa el viernes y
déjame el resto a mí.
Mierda.
—Hey.— Se detiene frente a mí, mira hacia abajo con una sonrisa
dulce y torcida y me ofrece una mano para ayudarme a subir.
Me hago a un lado para que pueda abrir la puerta y le sigo dentro sin
protestar. Nos quitamos los zapatos y Nolan se dirige a la cocina. Oigo el
tintineo de las copas mientras me acomodo en el sofá y, un minuto después,
vuelve con dos copas de vino.
—Iba a pedir algo más fuerte, pero ya estoy un poco achispado por el
vino, así que pensé que seguir con él era la apuesta más segura,— me
explica, entregándome uno de los vasos.
—¿Cómo fue la cena?— Pregunto, sin saber si espero que diga que
Alden es una compañía terrible o que se lo han pasado de maravilla.
—Fue agradable.— Toma un sorbo de su bebida y se inclina hacia
mí, aparentemente de forma inconsciente. —Él es diferente de lo que había
pensado que era. Él es muy… interesante.
—Sí, como, ¿sabías que solía montar caballos? Ganó un trofeo o algo
así.
Hay una chispa en los ojos de Nolan que no había visto antes. Mi
pecho se contrae. Así que se han llevado bien. La felicidad en su expresión
me calienta por dentro. Es todo lo que quiero para él, pero, egoístamente,
desearía haber sido yo quien la pusiera ahí.
—¿Vas a tener otra cita con él?— La tensión en mi voz hace que los
ojos de Nolan se dirijan a mí con fuerza.
—No fue una cita.— Pero incluso mientras lo dice, sus mejillas se
vuelven rosas. Sus ojos se encuentran con los míos y se quedan ahí, el
sonido de la televisión se desvanece en el fondo mientras nos miramos
fijamente. Mis razones para rechazarlo son sólidas, y estoy seguro de que
hay un millón de maneras en las que Alden es mejor partido que yo, pero no
puedo apartar la mirada. No puedo detener la sensación de anhelo
desesperado que me inunda el pecho.
Sus ojos se posan en mis labios y angula su cuerpo hacia mí. —¿Por
qué no lo hiciste?— Su voz coincide con la mía, suave y frágil.
Nolan inclina la barbilla y aprieta un poco más sus labios contra los
míos, separándolos suavemente y profundizando el beso. Su aliento se
repite en mis labios y, por un segundo, la erección deja de ser lo más
importante del mundo.
—¿Cuándo?
No es una cita.
—Gan, espera.
No puedo. No puedo
Pero la verdad es que no estoy enfadado con ninguno de ellos. Estoy
enfadado con mi jodida e inútil polla y con el hecho de que parece que el
universo se está riendo de mí de nuevo.
66
Mierda.
67
No es fácil evitar a alguien cuando son dos de los cuatro empleados
de una oficina, pero por Dios, hago lo que puedo.
siempre. El brillo que tiene desde que conoció a Sterling sigue siendo tan
brillante como siempre.
bombean por mis venas. Lo extraño es que no estoy seguro de cuál de ellos
estoy celoso. Creo que podrían ser los dos por diferentes razones.
—Lo tienes.
Mierda.
—Adelante.
—Soy yo.
Tal vez sea una señal de que debo abandonar el estilo de vida. Si lo
hago, ¿podría haber una forma de tener a los dos? Me burlo de mí mismo.
Por supuesto que no la hay. Daddy o no, Gannon y Nolan están interesados
el uno en el otro, no en mí.
Nolan suelta una breve carcajada, como si creyera que sólo estoy
siendo cortés. —Yo um…— Se oye un sonido crepitante al otro lado,
seguido del chasquido de lo que parece una puerta que se cierra. —Me
gusto el beso también.— Lo dice en voz baja, posiblemente por miedo a
que alguien lo escuche. La idea me quita algo de entusiasmo.
sobre mi escritorio.
—¿Pero?
—Se fue sin decir nada. Creo que estoy totalmente jodido.
—No.— Levanto el dedo para indicar que sólo será un momento y vuelvo 75
a acercar el teléfono a mi oído. —Let me call you back.
Gannon estrecha sus ojos hacia mí. —No creo que sea una buena
idea.
Que Dios me ayude, que nunca se diga que soy un egoísta. —Nolan
estará allí.
—Excelente.
—Cada día estás más guapo, cariño,— le digo a Em, sonriendo ante
su característica camiseta de unicornio púrpura.
Los miro a los dos con una fugaz curiosidad. Los dos son un poco
más... bueno, supongo que necesitados de lo que yo me he considerado
nunca. Supuse que todo el asunto de Daddy se debía a eso, pero la forma en
que Alden habló de ello ayer me hizo sentir más curiosidad de lo que me
gustaría admitir, incluso a mí mismo.
Suspiré. —No es nada. Tuve una cena con Alden la otra noche y, no 78
mi pecho.
—No es por nada, pero Daddy Barrett me dijo que a Alden le gusta
mucho jugar con un par de chicos a la vez.— Sterling mueve las cejas y
sonríe.
—P-Poliamor,— Em dijo.
80
—Hey.
—Gracias por hacer esto,— Sterling dijo con una sonrisa. —¿Puedo
ofrecerte una copa de vino?
—Lo siento por besar a Alden,— dice Nolan y luego hace una 82
—Oh, ¿así que tú puedes liarte con Alden, pero yo no?— Me burlo.
Un calor inesperado recorre sus ojos. —En realidad, eso podría ser
algo caliente.
Sus ojos vuelven a encontrarse con los míos, los dos estamos lo
suficientemente cerca como para que nuestras narices se rocen y
compartamos el mismo aire.
—¿Dónde nos deja esto? ¿Quieres salir con él? ¿Quieres salir
conmigo?— pregunto.
—Bien,— Repito.
—¿Gasificada o no?
—¿No crees que leo libros así?— Supongo, y él asiente. —Me gusta
la ciencia ficción y un poco de alta fantasía. Prefiero los libros con una
buena dosis de humor.
—Yo también.
—Posavasos.
Gannon estrecha sus ojos hacia mí. —Okay, doctor, ¿qué le gustaría
saber? ¿La frecuencia? ¿Qué tan duro me pongo? ¿Lo jodidamente
frustrado que me siento cuando quiero masturbarme, pero no puedo?
—Tal vez. Tal vez no. Tal vez hay maneras de trabajar a través de él
que sería más eficaz que el intento obstinado de masturbarse una polla
flácida,— sugiero, y él suelta una carcajada, deshaciendo parte de la tensión
de sus hombros.
—Quizás,— murmura.
—Si,— Estoy de acuerdo. —De ahí que diga que juntarlos a los dos
es un acto excepcionalmente desinteresado por mi parte.
Se ríe. —No pensé que sería tan fácil, Pet. No pasa nada. De todos
modos, prefiero ganarme ese título—. Alden dirige su atención a Gannon,
esperando su respuesta.
—Me siento como si tuviera seis años,— dice, sonando más divertido
que molesto por ello.
Me río de acuerdo. Incluso cuando tenía seis años, no creo que mis
padres me dijeran nunca que fuera a lavarme para cenar. Diablos, la mitad
de las veces la cena era una bolsa de patatas fritas de una máquina
expendedora en el asiento trasero del coche, es decir, hogar dulce hogar.
—Me pregunto qué nos hará hacer a continuación. ¿Nuestros
deberes, tal vez?— Bromeo.
Me corta con una presión demasiado breve de sus labios contra los
míos. —Quiero hacerlo.
—Okay.— sonrío.
Vale, puede que los dos estemos un poco metidos en el tema de las
perversiones.
Cuando llegamos al comedor, los sitios ya están colocados, con
platos llenos en cada uno de ellos y Alden sentado en la cabecera de la
mesa, sorbiendo de un vaso que parece también de agua.
96
—Tomen asiento,— dice, señalando la mesa.
—No hables con la boca llena.— Vuelve a utilizar esa voz severa,
más profunda y dominante que su voz cotidiana. ¿Por qué es tan sexy?
—Puedes hacerlo. Pero creo que ambos sabemos que nada puede
avanzar, y no me refiero sólo a esta noche, hasta que le digas,— señala.
Gannon maldice en voz baja y la expresión de Alden vuelve a ser severa. —
Voy a dejar pasar esa, pero es la última. Eres bienvenido a ponerme a prueba
cuando lo consideres oportuno.
—Mucho.
—No creo que te des cuenta de lo loco que estoy por ti. Si estar en
una relación contigo significa no tener sexo, bien. Si significa que nos
ponemos creativos o que la penetración no es una opción en absoluto, vale.
Y si significa que me paso horas y horas acariciando y lamiendo tu polla
hasta que se te pone dura, me parece más que bien. Te quiero a ti, Gan, no
sólo a tu polla.
100
101
Se las arregla para ser tanto la cena más lenta como la más rápida de
mi vida. Tengo curiosidad por saber qué ha planeado Alden. ¿Va a usar esa
voz extra profunda y ordenarnos que hagamos cosas mientras él mira? Un
calor líquido llena la boca de mi estómago y mi polla se estremece al
pensarlo. Joder, a lo mejor esta noche se me pone dura de verdad. La
excitación me invade y encuentro la mirada de Nolan al otro lado de la
mesa. Sus bonitos labios se curvan en una sonrisa y sus ojos bailan con la
misma emoción que me electriza de pies a cabeza.
—Hola.
Ese permiso es todo lo que necesito para relajarme. Alden dice que
no necesito pensar en nada en este momento, y confío en él. Todo lo que
existe es este momento. No importa lo que venga después.
Cierro los ojos y siento las manos de Nolan bajo mi camisa, con los
botones abiertos. Me rodea los pezones con los pulgares y me hace saltar
chispas.
—¿Lo es? Hmm, tal vez deberíamos tener sus pezones perforados.
Entonces sería aún más divertido para ti jugar con ellos.
Los dos gemimos, y mi polla empieza a agitarse. Sé que son sólo
palabras, ya que todo esto es sólo por esta noche, pero la idea de que otra
persona tome una decisión así por mí es más caliente de lo que esperaba. Si
pudiera tomar decisiones así, podría tomar otras. Tal vez no tendría que
105
preocuparme tanto y podría sentirme como ahora.
—Quítale los pantalones. Sé que los dos nos morimos por ver esa
bonita polla de él.
—Si, Pet. Haz que nuestro chico se sienta bien con esa hermosa boca
sucia tuya.
—Alden,— Jadeo porque sé que es él quien tiene que decir que está
bien. Sólo ese pensamiento—que depende de otra persona—envía un pulso
caliente a través de mí, y casi lo pierdo.
—Vamos,— responde, y el alivio me recorre. Vuelvo a girar las
caderas, pero esta vez Nolan parece estar preparado, y su garganta se abre
aún más para mí. —No te lo tragues todo, Pet.
—No te disculpes.
112
—El baño está justo por ahí.— Hago un gesto hacia la puerta del
otro lado de la habitación y luego tomo asiento en el borde de la cama para
quitarme los zapatos mientras ellos entran juntos a asearse. —Debería haber
cepillos de dientes de repuesto bajo el lavabo,— Los llamó.
—Gracias por esta noche. Ha sido perfecta,— Nolan dice en voz baja.
Me muerdo una sonrisa. Para ser un hombre que dice no saber casi
nada de este tema, sabe cómo hacer de mocoso desafiante. —En realidad,
no es así como funciona. La satisfacción de ser un buen chico es una
recompensa en sí misma.
—No.
—Quiero más, Gan.— Sip, estupido, como eso. Así se hace, Nolan.
—Pero anoche…
118
—¿De verdad quieres eso? ¿Aunque esté roto?— Hay un ligero 119
temblor en su voz.
Para demostrarlo, rozo mis labios con los suyos. La boca de Gannon
está caliente, cediendo bajo la mía al instante, ablandándose y cayendo al
ritmo de mis labios mientras intercambiamos besos lentos y sensuales.
Presiona sus dedos con más fuerza en mi piel, su lengua se desliza dentro de
mi boca, buscando la mía.
Nos quedamos así un rato hasta que nos dolieron los labios de tanto
besarnos y el tiempo dejo de existir. Si no fuera por mi vejiga llena y el
estómago gruñendo de Gannon, probablemente podríamos quedarnos aquí
todo el día.
—Tengo que orinar, luego vamos a ver dónde está Alden,— sugiero,
deslizándome de mala gana de los brazos de Gannon. Mi polla dura estaba
presa en mis sedosos calzoncillos al salir de la cama, pero la ignoro, lo que
no es fácil con los ojos de Gannon clavados en ella.
Echo las sábanas hacia atrás y arrastro la mano sobre mi polla apenas
dura. Quizá Nolan tenga razón. No nos hemos corrido. Ni siquiera parecía 121
Suspira, presionando un suave beso allí, y luego levanta la vista hacia mí. —
No me hagas delatarte ante Alden. Probablemente te castigaría por no
cuidarte.
—¿Durmieron bien?
Agarro dos tazas más de los ganchos de la pared que hay detrás de la
cafetera y lleno cada una de ellas. He preparado el café de Alden tantas
veces que podría hacerlo mientras duerme: tres cremas, un azúcar y solo una
pizca de canela. Le añado un chorrito de leche al mío y luego pongo el suyo
en la encimera, justo a su lado.
—Quería hacerlo.
Miro a Nolan, que parece tan confundido como yo. Me encuentro con
su mirada, y él se encoge de hombros, frunciendo el ceño con una pizca de
mala cara cuando vuelve a mirar a Alden, que sigue preparando nuestro 124
Soy un cobarde.
bailando en mi mente.
Hay silencio durante varios segundos más antes de oír sus pasos
retirándose.
Tal vez si no hubiera sido tan frío con ellos esta mañana, podría
haberlos convencido de quedarse a nadar conmigo. Lo único que habría
hecho es retrasar lo inevitable, pero habría sido un bonito recuerdo en el que
pensar: los dos chapoteando y riendo. Me duele el pecho con el fantasma de
una alegría que me he robado.
Supongo que es lo mejor.
127
128
—No le hagas caso. Estás muy elegante con esas ojeras. Están muy
de moda ahora en la alta costura,— dice, y yo me río.
Barrett arquea una ceja y Lorna resopla con divertida incredulidad. 129
—Si.
descaradamente.
—Estoy más que feliz de que me seduzcan con café.— Me levanto del
sofá y camino con Nolan hacia la puerta.
regla de las malas palabras para ver qué hacía. Ver esto me hace desear
haberlo hecho. ¿Me habría azotado allí mismo en la mesa de la cena? ¿Le
habría gustado ver a Nolan?
Me quito los zapatos y voy arrastrando los pies hasta el salón, donde 135
El recuerdo de los labios de Alden sobre los míos hace que me duela
todo. Mi cuerpo recuerda exactamente lo que sentí al tener el fuerte cuerpo
de Gannon bajo el mío, la flexión de sus músculos mientras subía y bajaba
la mano por el enorme eje de Alden, la vibración de los gemidos de Alden
contra mi boca, el sabor del semen mío y de Gannon en sus labios, los tres
conectados en un momento perfecto.
piernas.
138
139
Normalmente dejo el café de Alden primero por la mañana. Es lo
más lógico por la ubicación de su oficina en relación con las otras dos. Esta
mañana no. Esta mañana, cada vez que pienso en Alden, siento un revoloteo
nervioso en la boca del estómago. Empezó cuando me desperté, con los
restos de un sueño que aún se aferraban a mis pensamientos. Un sueño que
recuerdo vagamente que tenía que ver con Alden, Nolan y yo... sentados un
domingo por la mañana jugando a las cartas y bebiendo café.
Eso es mucho más raro que si hubiera tenido un sueño sexual con
ellos.
Una vez que los cafés de Barrett y Kiernan se han dejado caer, se
me han acabado las excusas para entretenerme, y lo último que quiero es
dejar que su café se enfríe mientras me escondo en mi despacho
contemplando este... supongo que lo llamaría flechazo, aunque la palabra
suena tan infantil.
—No debería ser difícil. Todo lo que sé es que te gusta llevar trajes
que cuestan más que mi coche, y que eres el cliente que más se relaciona
por aquí.— Tomo asiento en la silla frente a su escritorio.
—Furiosos,— dice con otra sonrisa. —Sin embargo, fue uno de los
mejores años de mi vida. Pensé en quedarme en Volgogrado con este
hermoso hombre que no hablaba ni una palabra de inglés pero que tenía una
boca de pecado. Pero Barrett y Kiernan vinieron y me hicieron entrar en
razón, me trajeron a casa y me convencieron de terminar la universidad.
Fue lo mejor, pero a veces me pregunto qué pasó con Mikhail.
—¿Nolan?
—Lo veo en tu cara,— Digo una vez que estoy dentro también. —
Entiendo que no está a tu altura, pero es mi coche. Ten un poco de respeto.
—Lo es,— acepto rotundamente. —Así que será mejor que sigas
pensando en positivo, o en cualquier momento estallaremos en llamas.
Como en nuestra cita, fue que incluso una fecha, Alden me abre la
puerta, con su mano en la parte baja de mi espalda mientras me lleva al
interior del restaurante. Está bastante lleno, pero conseguimos una mesa.
Sin duda porque Alden le da una propina, con astucia y al estilo de James
Bond. No voy a mentir. Hace calor.
Tararea, tomando un sorbo del sake que pidió. —No sabía que
habías crecido así.
—Nadie lo sabe.
El día pasa mucho más rápido después de comer, y para cuando 149
llego a mi apartamento, justo antes de las siete, encuentro a Gannon
esperando con una bolsa de lo que huele a comida india para llevar.
—Estoy seguro. Todo lo que quiero es que seas feliz,— Digo entre
besos, arrastrando mis dedos sobre su suave y corto pelo, mi polla
endureciéndose contra él mientras me enjaula. —Y tener la oportunidad de
besarte y tocarte.
Parece leerme la mente, arrastrando sus dedos por la saliva que aún
se aferra a mis pelotas y hasta mi agujero. Gimo con la boca llena, con su
polla sacudiéndose e hinchándose, presionada entre mi lengua y el paladar.
156
—Exactamente.
158
Opto por tomar una copa. Tal vez me dé un baño después. Cruzo la
habitación hacia mi carro de bar y cojo una botella de whisky perfectamente
envejecida. Antes de que tenga la oportunidad de servirla en un vaso, suena
el timbre de la puerta.
El corazón me salta dentro del pecho. Han pasado tres días enteros
desde que Gannon me preguntó si podía pasarse por aquí alguna vez, y no
ha vuelto a sacar el tema. Aunque esta semana se ha convertido en un
hábito una agradable charla con el café de la mañana. Hasta el punto de que
me he planteado traer unos bollos mañana por la mañana para tener algo
que ofrecerle cuando venga a mi despacho.
Tal y como esperaba, Gannon está de pie al otro lado, con aspecto
ansioso y un poco como si estuviera considerando darse la vuelta y salir
corriendo antes de que yo abriera la puerta. Una lenta sonrisa se dibuja en
mis labios, pero me contengo para no excitarme demasiado.
—Gracias,— dice.
Sus ojos vuelan hacia los míos, un rubor rosado que se cuela en sus
mejillas incluso cuando el más mínimo indicio de desafío destella tras sus
ojos grises y tormentosos.
—En primer lugar, no tengo nada en contra del porno, pero nadie
debería aprender este estilo con él. Es como intentar aprender a conducir
viendo esas horribles películas de Furiosamente rápidos2 o como se llamen.
162
—¿De?
2
Jajaja habla de la película: fast to the furious
—Ven aquí.— Descruzo las piernas y acaricio mi regazo.
—He tenido chicos más grandes que tú que lo han hecho. Ahora, 163
—Pero necesito que sepas algo.— Sus ojos se encuentran con los
míos y me sostienen la mirada, la intensidad que arde en su expresión me
atrae como una polilla a la llama. —Esto no es un juego para mí. Estoy
buscando algo duradero, al igual que tú y Nolan.
—Podría, pero el cloro las rompe más rápido y son muy caras de
reemplazar. Puedo nadar bien sin él, siempre y cuando no te importe ser mi
muleta para ir a la piscina.
—No me tientes esta noche, Treasure.— Dice con una sonrisa de 168
satisfacción.
—Me gusta Nolan, y estaría abierto a ello. Pero él tiene que decirme
que es lo que quiere.— Alden tiene una mirada lejana, llena de anhelo. Él
también sigue queriendo a Nolan. —Centrémonos en nosotros por ahora,—
dijo. —En cuanto a cómo funcionaría, podría ser complicado, pero
podemos resolverlo.
—Te quiero todo desafiante y crecido, pero maldita sea, eso también
es sexy,— dice, y yo me río y levanto la cara para darle otro beso. Alden
roza sus labios con los míos, esta vez con un toque apenas perceptible. — 170
—Únete,— concuerdo.
Alden hace una señal al camarero para que traiga una silla más y le
acerque su copa de vino. En cuanto se sienta con nosotros, todo parece
encajar. Se siente exactamente bien.
—Claro, Pet.
—¿Diferente cómo?
—Más,— responde simplemente. Me acerco a él y le cojo la mano,
amando la sedosa suavidad de su piel bajo las yemas de mis dedos. Quiero
tumbarlo y tocar cada centímetro de él. Mi polla se hincha de acuerdo.
—Quien condujo.
Hermoso.
Esa palabra en sus labios me hace sentir otro pico de calor, haciendo
que mi polla se sacuda.
—¿Es eso cierto?— Paso mis dedos por el suave cabello de Nolan y
él se inclina hacia mi contacto. —¿Y cuál es la idea?
—Estoy feliz de dejar que te diviertas, Pet. Pero tendrás que darme
sólo un momento.— Me incorporo y busco alrededor de Nolan para llegar a
mi mesita de noche, donde anoche escondí algo en un arranque de
esperanza de que Gannon acabaría llegando a mi cama. No esperaba que
fuera tan pronto. —Ven aquí, Treasure.
Sus lenguas se enredan y rozan entre sí, con un ritmo desigual pero
que me arrastra al límite. El presemen brota de mí como un grifo, cada gota
disputada por sus lenguas en duelo. Encuentran el camino hacia un beso de
boca abierta con la cabeza de mi polla firmemente entre ellas, sus lenguas
deslizándose alrededor de mí, los suaves y húmedos labios intercambiando
mi polla de un lado a otro mientras se besan.
—¿Es eso cierto?— Consigo decir entre dientes, con los dedos todavía
agarrando el pelo de Nolan. —¿Quieres que te llene la boca con mi semen
para que puedas lamerlo en el agujero de Gannon y follarlo hasta que se
desmorone?
Puede que sea la primera vez que los dos comparten esto, pero
ambos quieren que yo forme parte de ello.
Los dos gimen, el golpe, golpe, golpe de la piel sobre la piel se hace
más rápido a medida que Nolan acelera su ritmo. Acaricio a Gannon al
ritmo de los empujones. Su polla se hincha en mi agarre y empieza a
palpitar. Nolan grita, sin duda sintiendo el apretón de los músculos internos
de Gannon a su alrededor mientras el orgasmo se apodera de él.
—Lo que quieras, Daddy.— Decir esa palabra hace que mi polla se
hinche un poco más, que una sensación de calor se extienda desde la boca
del estómago hasta todos mis miembros. Los párpados de Alden caen y su
polla se endurece rápidamente contra mi muslo.
—Deja que Daddy revise,— dice con ese tono firme y exigente.
—¿Qué?
Trago, una emoción que me recorre tan rápido que me hace temblar
un poco mientras me pongo boca abajo como me ha indicado. Alden me
quita las sábanas de encima, me agarra las nalgas y las separa. Mi orificio
se tensa instintivamente, y el aire frío que entra en él hace que todo mi
cuerpo se estremezca.
—¿Si?— pregunta.
Le corto con otro beso, reclamando sus labios con los míos con
fiereza. Mi corazón no se calma, las mariposas se desatan en mi estómago
cuando Nolan recibe mi beso con la misma fuerza.
Asiente con la cabeza y me besa una vez más antes de que los dos
nos incorporemos y trabajemos para salir de la cama. Se pone encima de
mí, agarra la loción que Alden me ha dado y se desliza por el suelo junto a
la cama. Giro las piernas y él me pone una generosa cantidad de crema
sobre la piel hinchada y llena de cicatrices donde descansa mi prótesis.
Nolan se toma su tiempo para frotarla, besando justo debajo de mi rodilla
antes de deslizar mi calcetín sobre ella y agarrar mi prótesis.
—Gracias.
En pocos minutos, los tres estamos sentados a la mesa con los platos
llenos y el café delante.
—Okay. ¿Qué te parecería tomarte las cosas con calma y ver cómo
va? Podemos decir que nos estamos viendo. No esperaré que me llames
Daddy o cualquier otra cosa que no sea Alden a menos que lo elijas, y la
única regla que tendrías por ahora es la misma que la de Gannon: tus
orgasmos me pertenecen. Pero no habrá excepciones para ti como para él.
—Parece estar de acuerdo con esa regla. ¿Lo estás tú?— Alden
pregunta.
—Eres mi chico con o sin los azotes,— Gruño contra sus labios. —
Pero estoy más que feliz de darte una paliza y luego sentarme a conversar
sobre lo que realmente te molesta.— Nolan asiente, con las pupilas
dilatadas y la respiración agitada mientras se aferra a la parte delantera de
mi caro traje, arrugando la sedosa tela. No me importa. En lo que a mí
respecta, puede hacer trizas el maldito traje. —¿Recuerdas tu palabra de
seguridad?
Nolan maúlla, pero inclina el culo para obtener más. Entre sus
piernas abiertas, puedo ver cómo sus pelotas se tensan y se acercan a su
cuerpo a medida que aumenta su excitación. Me acerco para susurrarle al
oído, apretando y amasando su piel caliente. —Los azotes son parte de tu
castigo, Pet. Pero tu verdadero castigo es que esa dura y dolorida polla tuya
no va a tener ningún alivio hoy.
Se queja. —No.
Me arrodillo detrás de él, agarro sus nalgas tensas y carnosas con las
manos y las separo. Su agujero se agita y se aprieta. Gime al primer
contacto de mi lengua con su pliegue, que pasa por su agujero una y otra
vez hasta que empieza a relajarse y a ablandarse. Tiene un sabor limpio y
jabonoso, con un mínimo toque de sudor.
—No te vengas.
Pongo los ojos en blanco. —No eres exactamente al azar. Sabe que
eres mi novio.
El auto.
—He hablado con Alden y estoy bien. Fue un poco demasiado para
mí esta mañana, pero ahora que hemos hablado las cosas, me siento mucho
mejor. Me siento increíble en realidad, sólido.— Puedo oír la felicidad
relajada en su voz. Se instala en mi corazón y me lleva junto a él, sonriendo
mientras me recuesto en mi silla.
—Te amo también, Gan,— dice. Oigo el ruido del trabajo que se
hace de fondo en su lado, pero no parece muy preocupado por ello. —Lo
llame Daddy.
—Increible y correcto.
—En primer lugar, creo que ambos olvidan quién está al mando. Yo
decido quién necesita unos azotes y cuándo—. Me meto la mano en el
bolsillo para sacar la loción que pasé por casa después de mi reunión con
Nolan en el almuerzo. —Y en segundo lugar, no voy a darle unos azotes.
Quiero ponerle un poco de loción en su bonito culito para que no le salgan
moretones. Ahora, vamos a la sala de estar.
Una vez que mi chico está bien atendido, le ayudo a levantarse y los
tres nos dirigimos a la cocina. Al igual que antes en el salón, Nolan se pone
inmediatamente en el papel de director, sacando varios alimentos y
dándonos instrucciones a cada uno de nosotros sobre lo que quiere que se
haga. Estoy más que feliz de obligarlos, viendo como Gannon también salta
rápidamente a obedecer. Es obvio que han cocinado juntos antes.
—Pet, son diez mil dólares por plato. Van a caer de rodillas y me
van a dar las gracias por comprar un asiento extra.
Ambos se ríen. —Suena muy bien. ¿Es más elegante que mis trajes
habituales?— Gannon pregunta.
—Pueden dejarme el vestuario a mí.— Sonrío perversamente, con
un delicioso plan formándose en mi mente.
Ambos dejan de hacer lo que están haciendo, mirando por encima del
hombro a mí.
Todos ellos pueden sentirse libres de mirar y sentir celos por los
hermosos chicos que tengo en mis brazos. El sonido del timbre me aparta
de admirar la ropa que he elegido para ellos esta noche.
Mi polla cobra vida una vez que mis dos chicos tienen puestos sus
bonitos encajes, sus suaves pollas rellenando la parte delantera con bultos
que hacen la boca agua, la llamativa tela enmarcando sus culos de forma
atractiva.
—Estoy tentado de doblarlos a las dos y darles unos azotes, sólo
para ver cómo las huellas de mis manos complementan su delicada lencería.
Gannon se aprieta contra mí. —Di que si, No,— suplica, su polla se
pone rígida.
Jadeo y me inclino sobre sus piernas. Las uñas de los pies pintadas
de morado de Nolan están justo en el borde de mi visión antes de que se me
cierren los ojos. Alden me rodea con un brazo y me sujeta mientras me da
varias bofetadas rápidas en el culo y en la parte superior de los muslos. Mi
polla se hincha y me duele, y cada golpe fuerte hace que se me caliente la
boca del estómago y se me encojan los dedos de los pies.
—Muéstrame— Susurro.
—Gracias, Daddy
—Buen chico,— alaba de nuevo, con una voz que suena rica y cálida
pero lejana. Me siento como un muñeco de trapo cuando me quita de su
regazo y me coloca en la cama. Nolan dice algo, pero suena aún más distante
que Alden. La cama se agita a mi lado y, en pocos segundos, estoy rodeado
de dos cuerpos cálidos.
—Nada de eso.— Oigo una leve bofetada, seguida de una risa airosa
de Nolan.
Una vez que todos estamos listos para irnos, los tres nos apilamos en
la limusina que Alden tiene esperándonos. Nos sirve a cada uno una pequeña
copa de champán.
Aparte de la comida, fue una noche fantástica. Hice que mis dos
hombres salieran a la pista de baile, pasé mi tarjeta a algunas personas
porque soy así de trabajador, y posé como una diva en la alfombra roja. Sí,
había una puta alfombra roja. Te juro que no podrías inventar mi vida
aunque lo intentaras.
—Mm, intercalado entre mis chicos. No puedo decir que haya una
mejor posición para estar,— se burla, mordiéndome el labio inferior mientras
Gannon le besa el costado del cuello. —De hecho, esto es lo que quiero esta
noche.
Hago un sonido contra los labios de Gannon que está entre una risa y
un gemido. —Lo es, lo juro.
Gannon se apoya en los codos y observa con los ojos pesados cómo
Daddy le rodea el pene con una mano y le da unas cuantas caricias firmes
hasta que la polla empieza a hincharse y engrosarse.
Los nudillos de Gannon chocan con los míos, el calor del agujero de
Alden hace que me cueste respirar y mi polla está más dura que nunca.
Gannon gime cuando meto la mano entre ellos para agarrar su polla,
alineándola para que su cabeza quede presionada contra la entrada de
Alden.
—Así es,— elogia Daddy, con las manos apoyadas en los anchos
hombros de Gannon mientras baja, tomando la polla dentro de sí lentamente.
Empujo las caderas sin poder evitarlo, con los ojos en blanco al sentir
la gruesa y dura erección de Gannon atrapada contra la mía, palpitando y
retorciéndose en el estrecho espacio al igual que la mía.
Gira y hace girar sus caderas, haciéndome ver las estrellas, el calor
llenándome cada vez que nos lleva a lo más profundo de su húmedo e
imposiblemente apretado agujero. Los músculos internos de Alden se
contraen y agitan alrededor de nosotros con cada empuje.
—Qué perfectos juguetes para follar son mis chicos guapos,— elogia
entre dientes apretados.
Mi polla se hincha de forma imposible dentro de los estrechos
confines de su canal. —Daddy, — jadeo. —No voy a durar.
Para siempre.
Despertarme sudado y entre Alden y Nolan se ha convertido en mi
nueva forma favorita de despertarme. Tal vez me estoy adelantando, pero
hago un cálculo mental de cuánto tiempo nos queda a Nolan y a mí en
nuestros contratos de alquiler y si será demasiado pronto para mudarnos
todos juntos.
—¿Crees que habrá que convencer a Daddy para que nos deje
mudarnos aquí? Porque yo podría vivir totalmente la vida de la piscina.
Mira por encima de su hombro con una mirada peligrosa, una ceja
arqueada como si preguntara a Nolan si está seguro de querer seguir ese
camino. Nolan parece no inmutarse y le devuelve la sonrisa.
—En absoluto. Es que no dejo que nadie más que ustedes me vean
con mis cosas casuales,— responde con un guiño.
—Ya era hora,— Barrett saluda a Alden con una sonrisa. Cuando
sus ojos se posan en Nolan y en mí, su sonrisa se amplía. —¿Y qué tenemos
aquí? Veo a dos hombres muy desaliñados en esta mañana de domingo.
¿Hemos tenido una pequeña fiesta de pijamas?
—Sólo hablando de lo ridículos que son los tres,— dice Nolan con
descaro.
—Continúa entonces.— Alden nos sonríe y mi corazón da otro de
esos ridículos aleteos.
Tal vez sea un error. Las cosas han ido perfectamente durante el
último año, y este gesto me pareció apropiado... me pareció correcto como
celebración de nuestro aniversario. Pero ahora me pregunto si debería haber
hablado con ellos primero. Tal vez no estén interesados en este tipo de
compromiso. O tal vez no signifique para ellos lo que significa para mí.
—¿Qué tipo de sorpresa?— Pregunto, tan feliz que siento que voy a
estallar. Mis chicos parecen un auténtico sueño con mis collares alrededor
del cuello. El hecho de que hayan estado pensando en el para siempre por
su cuenta lo hace aún mejor.