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A modo de resumen:
La conciencia personal es consciente (la sentimos) y tiene tres objetivos:
1. La vinculació n a nuestro sistema de origen
2. El equilibrio entre dar y tomar
3. El Orden que nos permite vivir juntos.
Conciencia y equilibrio
La conciencia se muestra con respecto al equilibrio y hace sentir:
La culpa como obligació n
La inocencia como libertad de cualquier obligació n
Pero aquí aparece un problema central, ya que la mayoría de las veces, esas tres
necesidades no pueden cumplirse a la vez. En ciertas situaciones, las tres
necesidades entran en franca contradicción, ya que el vínculo nos exige algo
que las reglas o el equilibrio censura, o viceversa. Esto genera muchos conflictos en
los individuos, así, el malestar siempre intenta superarse. Pero ademá s de esto, en
cada grupo, la vinculación, el equilibrio y las reglas son diferentes. Con lo
cual, esta tríada, que en sí misma genera contradicciones debido a la diná mica
relacional, multiplica su complejidad al expandirse a otros grupos. En el contexto
intersubjetivo, podemos afirmar, sin forzar los conceptos, que personas
proveniente de grupos diferentes tienen conciencias distintas. A su vez, cada
sujeto, está en contacto con distintas conciencias, dependiendo de los grupos a los
cuales pertenece.
Este nivel colectivo, establece un punto de contacto directo entre ser humano -
naturaleza, ya que nos une al resto de los animales del planeta, principalmente a
aquellos que viven en pequeñ os y grandes grupos. Por milenios el homo-sapiens
fue nó mada en pequeñ os grupos. Resulta evidente que la pertenencia a ellos era
vital, ya que sin grandes recursos físicos y de nú mero, el ser humano, para
sobrevivir, dependió siempre de la organizació n. En comparació n al
sedentarismo, el nomadismo, duró cientos de miles de añ os má s.
Paradó jicamente, esta forma de sobrevivir, que fue exponencialmente má s extensa,
no dejó muchos rastros, de hecho, una de las revoluciones má s importantes de las
culturas humanas fue la capacidad de asentarse al dominar la agricultura y la
ganadería. Desde allí, la relació n con el mundo comenzó a modificarse
radicalmente.
Las reflexiones de Hellinger sobre la conciencia, permiten trazar un punto de
contacto entre los seres humanos de la actualidad y aquellos grupos nó madas que
vivieron en la infancia de nuestra especie. La estructura relacional es arcaica,
independientemente de la diversidad que cada contexto cultural y momento
histó rico proporciona a las subjetividades. Es por eso, que consideramos, que ese
punto de encuentro primitivo, posibilita problematizar con mayor claridad, la
gran complejidad que se encuentra implícita en la relació n sujeto-grupo, al
mismo tiempo que fundamenta la heterogeneidad de contenidos posibles, que se
establecen en la relació n con el mundo y los otros seres humanos.
Aunque sea conciencia grupal, se manifiesta a través de los individuos particulares,
pero no pertenece a ellos, má s bien, sucede lo contrario, los individuos
participan de ella. Esto puede representarse metafó ricamente, en el tipo de
participació n que tiene un pez particular que se encuentra inmerso en un
cardumen. Así, como la conciencia personal está al servicio de que el
individuo mantenga su pertenencia al grupo, esta conciencia colectiva vela
por todo el grupo en general, pero de una manera completamente distinta.
Aquí ya no se trata de sujetos sino del colectivo, con lo cual, el enfoque es
radicalmente diferente, por eso es una conciencia-sistema. Esto puede
generar, en situaciones extremas, que el individuo aislado resulte completamente
prescindible en relació n a todo el grupo. La conciencia familiar es inconsciente,
oculta, se mueve en el trasfondo y actú a como un sentido de orden y equilibrio
para todos los miembros de una red familiar.
Como sucede con la conciencia personal, la conciencia familiar, tiene una forma de
funcionar y regularse, y por lo tanto, posee mú ltiples formas de entrar en
desequilibrio y crisis. Es decir que, la conciencia colectiva, implica una estructura
de funcionamiento. El concepto clave que establece Hellinger, en relació n a esta
estructura de la conciencia familiar, lo denomina orden, aunque también puede
definirse como ley sistémica. Hablar de orden, no implica una dimensió n moral,
como antes sostuvimos, ya que esta conciencia colectiva es pre-moral, o más
bien a-moral, lo que intenta es que el sistema se mantenga completo, para así
poder seguir evolucionando y generando vida.
Leyes Sistémicas
Al desarrollar la estructura de la conciencia personal establecimos 3 principios:
Vinculació n-equilibrio entre dar y tomar- normas y reglas. En relació n a la
conciencia familiar Hellinger afirma: “Las mismas necesidades son válidas en
la conciencia colectiva inconsciente, pero de manera completamente
diferente; porque aquí no se trata de una persona sino de algo colectivo”.
Debido a que hay a) vinculación, es posible la pertenencia en el sistema, y
la conciencia familiar incluye a todos los que pertenecen. Esto compone el primer
principio, que puede definirse como un mixto, vinculación-pertenencia. En
ese nivel inconsciente no es posible excluir a ningú n miembro, ya que, en ese
espacio, cada miembro tiene el mismo derecho a pertenecer.
El segundo principio, es b) el equilibrio entre el dar y el tomar, posibilitando
una diná mica relacional que permite explicar esta interconexió n e influencia. A su
vez en el movimiento de retroalimentació n, se proyecta un tipo especial de
jerarquía, la cual se establece debido a una prioridad lograda de acuerdo al
tiempo. En palabras de Hellinger: “Esa conciencia impone un orden de
prioridad que de otra manera desconocemos, o por el cual hemos perdido el
sentido. Ese orden de prioridad es acuerdo al tiempo. Es decir, que los
miembros anteriores tienen prioridad ante aquellos que vienen después”.
Como sucede en la evolució n de la vida, todo lo que estuvo antes, da lugar y sentido
a lo que sucede después. Esto explica la preponderancia que tienen los
miembros anteriores respecto a los posteriores.
Un individuo está vivo gracias a su ascendencia, padres, abuelos, bisabuelos, etc.
Así, no existe reciprocidad equivalente entre lo que se da y se toma, el movimiento
de la vida es unidireccional, ya que los anteriores dan vida y no tienen
dependencia vital de ningú n tipo, con los individuos que descienden
posteriormente, y que son los que toman la vida. Cuando hay un excluido en una
generació n anterior, la conciencia familiar intenta hacerlo visible a través de un
miembro nuevo de la familia, de la misma manera que sucede con situaciones
reprimidas del pasado personal, las cuales emergen, en diferentes
comportamientos inconscientes del presente.
De este modo, la conciencia colectiva vela por la integridad del grupo,
restituyendo aquello que se haya perdido u olvidado en la historia,
independientemente del motivo, por el cual se generó la exclusió n. Con lo
descrito hasta aquí, podemos afirmar, que Hellinger define distintos tipos de
dinámicas relacionales a través del dar y tomar, que expresan diversas
cualidades, sustentadas en esta compensació n implícita de los sistemas humanos.
Con los ancestros, hay un desequilibrio natural, el cual da sentido a esa jerarquía,
ya que no hay forma de dar algo cualitativamente equivalente a la vida. Esto es
muy diferente entre pares, ya que en ese contexto, el equilibrio necesita de una
reciprocidad equitativa.
La ú ltima necesidad de esta conciencia, está referida c) al orden del sistema,
pero éste es de un tipo diferente al de la conciencia personal, que refiere a las
normas y reglas. En varios trayectos de su obra, Hellinger lo llama ley del número
completo, y también podemos nombrarla como integridad total. Esta
integridad se refleja en las leyes anteriores, en referencia a la pertenencia y la
jerarquía del sistema, donde la compensació n manifiesta el contacto de todos
los componentes, que forman parte del grupo, y que también puede definirse
como lealtad inconsciente. Como sucede en la naturaleza, nada puede estar aislado,
ya que todo tiene contacto entre sí, lo cual a su vez garantiza lo diverso y mutable.