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Introducción

En el ámbito de la gestión de proyectos, donde la complejidad y la interdependencia de


las tareas pueden llevar a desafíos significativos, contar con herramientas eficaces es esencial
para garantizar la finalización exitosa de los proyectos. Dos de las herramientas más influyentes
y ampliamente utilizadas en este campo son el Método de la Ruta Crítica (CPM) y la Técnica de
Revisión y Evaluación de Programas (PERT), ambas basadas en modelos de redes. Estas
metodologías proporcionan un enfoque estructurado y sistemático para la planificación,
programación y control de proyectos, permitiendo a los gestores anticipar y mitigar los riesgos,
optimizar el uso de recursos y mantener el proyecto dentro del calendario y presupuesto
previstos.
El CPM, desarrollado en la década de 1950, se centra en identificar la secuencia de
actividades críticas que determinan la duración total del proyecto. Por otro lado, PERT,
desarrollado en la misma época, se enfoca en gestionar la incertidumbre al estimar las
duraciones de las actividades utilizando estimaciones probabilísticas. Ambas metodologías
complementan y refuerzan la capacidad de los gestores de proyectos para visualizar el flujo de
trabajo, identificar los cuellos de botella y tomar decisiones informadas para optimizar el
tiempo y los recursos.

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