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En efecto, a lo largo del siglo XVII los agentes de la Administración desempeñaron sus

funciones en una sociedad en la que se iba fortaleciendo el sentimiento criollo, y en la


cual eran crecientes las dificultades para hacer valer la autoridad de la monarquía de
modo efectivo. Además, en muchos casos, los agentes de la Administración llegaron a
aliarse con las élites locales, con el consecuente perjuicio para los intereses de la
Corona. En ese sentido, cabe citar a Burkholder y Chandler, quienes denominaron
«edad de la impotencia» —desde una perspectiva monárquica— a buena parte de ese
siglo XVII, al punto de llegarse a la «reforma del pacto colonial» en Indias, en virtud de
la cual el soberano aceptó tácitamente el predominio de los intereses locales en el
Nuevo Mundo.

3Así, en el ámbito del gobierno de las Indias, esa impotencia de la Corona se


manifestó en muchos aspectos a lo largo del siglo XVII, y muy particularmente en sus
décadas finales. Pongamos el ejemplo de los ministros de la Audiencia de Lima: sus
vinculaciones con la aristocracia de la tierra, los insuficientes salarios, los largos
períodos durante los cuales permanecían en un mismo destino y otros factores
concomitantes llevaron a que esos magistrados, que representaban al monarca, se
aliaran con frecuencia con los intereses locales. Estos se fortalecieron a lo largo del
siglo XVII, al punto de que la crisis económica de la Península tuvo un correlato
distinto en el Perú: se dio un notable desarrollo interno en lo económico y mercantil,
con el consecuente beneficio para las élites peruanas.

La fortuna de las élites hispanoamericanas, compuestas por hacendados, mineros y


comerciantes, se formaba exclusivamente por las compras de tierras, con las que se
podía adquirir un título de nobleza y, así, afianzar el prestigio y formar parte de la
superestructura del poder.

Pacto colonial: La relación de vasallaje establecida entre el rey y los


súbditos fue percibida en el Alto Perú como un pacto por el cual los pueblos
indígenas pagaban el tributo a cambio del reconocimiento de la propiedad de la
tierra en sus comunidades.

¿Qué pasaba en el Perú en el siglo XVII?


El siglo XVII fue una centuria de cambios y, por lo mismo, de crisis para la
economía del virreinato del Perú. La minería dejaba de ser el único motor de la
producción y el intercambio; comenzaba a compartir su papel con otros sectores,
menos vinculados al mercado exterior y más conectados con las necesidades
locales.

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