Está en la página 1de 9

Primer control de lectura

Jaime Ros – Grandes problemas: cómo salir de la trampa de lento crecimiento y


alta desigualdad (2015)

Introducción

El libro "Grandes problemas: cómo salir de la trampa de lento crecimiento y alta


desigualdad" del autor Jaime Ros, trata sobre los factores que han impedido que
México salga del estancamiento económico en el que ha estado sumido durante
las últimas tres décadas. El autor argumenta que la causa principal del lento
crecimiento es una baja tasa de acumulación de capital, tanto público como
privado, lo que resulta en una tasa insuficiente de demanda efectiva y capacidad
productiva que crece al mismo ritmo. El desalineamiento entre la tasa de
rentabilidad de las nuevas inversiones y la tasa de interés real o las condiciones
de financiamiento de la inversión son las principales razones detrás de la baja tasa
de acumulación de capital El autor destaca que hay varias circunstancias que
influyen en este desalineamiento. En primer lugar, la baja inversión pública, que se
redujo en gran medida después de la crisis de la deuda en la década de 1980.
Como resultado de la reducción de esto, México es actualmente la economía
latinoamericana que menos invierte en infraestructura como porcentaje del PIB.

Otro factor que es mencionado debido a que afecta la rentabilidad de las nuevas
inversiones es el peso fuerte, una tendencia recurrente hacia la apreciación del
tipo de cambio real. En una economía tan abierta como lo es hoy la mexicana, un
tipo de cambio real apreciado reduce la rentabilidad de la inversión privada en
sectores de bienes comerciables de la economía y promueve la reasignación de
recursos en contra de esos sectores. Esto ha llevado a una inversión subóptima
en la industria manufacturera, que cumple un papel decisivo en el proceso de
crecimiento.

Además, el autor destaca la restricción de crédito bancario y las altas tasas de


interés activas que obstaculizan la recuperación de la tasa de inversión. El
coeficiente de crédito bancario al sector privado es muy bajo en comparación con
otros países de la región, lo que limita la capacidad de la economía para financiar
proyectos de inversión.

Por último, también se aborda el tema de la política industrial, que se ha


desmantelado bruscamente, reduciendo los incentivos a la inversión en la industria
manufacturera. Además, los bajos salarios reales limitan el mercado interno y con
ello la inversión en los sectores que producen para éste. El autor sugiere que para
resolver estos problemas es necesario abordar el desalineamiento entre la tasa de
rentabilidad de las nuevas inversiones y la tasa de interés real o las condiciones
de financiamiento de la inversión, aumentar la inversión pública y mejorar la
política industrial, entre otras medidas.

Capítulo 1 - El déficit en infraestructura y rezago del sur

1.1 La evolución de la inversión pública en infraestructura y después de la


crisis de 1982

En este capítulo se discute cómo la baja tasa de inversión pública ha sido un


factor que ha frenado el crecimiento económico en América Latina durante las
últimas tres décadas. Aunque se reconoce que las privatizaciones también han
contribuido a la disminución de la inversión pública, se destaca que gran parte de
la reducción se debe al ajuste fiscal implementado después de la crisis de la
deuda, el cual descansó excesivamente en la contracción de la inversión pública.

La gráfica presentada muestra que, en 2013, la inversión pública estaba 7.7


puntos porcentuales por debajo de su nivel máximo durante el auge petrolero,
mientras que el gasto de consumo público estaba solo 1.1 puntos porcentuales por
encima de su nivel de 1980. Se destaca que la disminución en la inversión pública
ha tenido un impacto significativo en la reducción de la tasa de inversión fija como
porcentaje del PIB en los años 80.

Se discute también cómo la caída en la inversión pública ha afectado


particularmente a la inversión en infraestructura, la cual tiene un gran potencial
para aumentar la productividad y la inversión en el sector privado. Se muestra que,
entre las economías medianas y grandes de América Latina, solo Chile fue capaz
de evitar una disminución en la inversión en infraestructura como fracción del PIB
entre 1981-1986 y 2001-2006. Por otro lado, Brasil y México, países con peores
resultados en términos de crecimiento económico y productividad, mostraron las
mayores contracciones en la inversión en infraestructura.

El capítulo concluye destacando cómo, de acuerdo con el INEGI, la inversión


pública en infraestructura en América Latina se mantuvo en torno al 2% del PIB
entre 2003 y 2012 y disminuyó continuamente de 3% a cerca de 2% de 2009 a
2012. En general, se destaca que la baja inversión pública en América Latina ha
sido un obstáculo importante para el crecimiento económico y la productividad en
la región.

1.2 El déficit en infraestructura: Una perspectiva internacional

Este capítulo se refiere a la situación de la infraestructura en México y su impacto


en el desarrollo económico del país. Según el índice global de competitividad del
Foro Económico Mundial, México ocupa el lugar 64 de 148 países en materia de
infraestructura, lo que indica un déficit histórico en este ámbito. A pesar de que
México ha experimentado un crecimiento económico significativo en las últimas
décadas, la inversión en infraestructura no ha sido suficiente para satisfacer las
necesidades del país. El informe señala que el mayor rezago de México en
infraestructura se encontraba en la extensión de la red carretera y la capacidad de
generación de electricidad. En el periodo de 2001-2005, la extensión de la red
carretera representaba solo el 13% en relación con ese rubro en los países
industriales, mientras que la capacidad de generación de electricidad representaba
el 26.5%. Ambos sectores fueron los más afectados por la falta de inversión en
infraestructura.

En cuanto al sector de telecomunicaciones, México también muestra un rezago


importante en comparación con los países industriales. Aunque ha habido un
avance significativo en este ámbito, aún hay mucho por hacer para alcanzar los
niveles de los países desarrollados. En comparación con Estados Unidos y Brasil,
México está a la zaga en todos los indicadores de comunicaciones y transporte.
Esto indica que hay una necesidad urgente de invertir en infraestructura para
mejorar la competitividad del país y estimular el crecimiento económico.

1.3 Una perspectiva interna: los efectos del rezago del sur

Aquí se discute sobre cómo la infraestructura en México se concentra en las áreas


urbanas del centro y el norte del país, dejando al sur en una situación de rezago.
Este rezago se debe a factores históricos y geográficos, como la falta de recursos
minerales en el sur, su topografía y las largas distancias que los separan del
mercado norteamericano, el principal mercado de exportación.

Durante el periodo colonial, la corona española estableció rutas de transporte que


conectaban los centros de producción minera con el principal puerto, Veracruz, lo
que reforzó la concentración de la red de transporte en el centro y el norte del
país. En el, la construcción de la red ferroviaria también contribuyó a esta
concentración. El sistema ferroviario no vinculó a los estados del sur con el resto
del país debido a la falta de recursos minerales en esos estados, su topografía y
las largas distancias que los separan del mercado norteamericano, el principal
mercado de exportación.

El sistema nacional de autopistas que se construyó a partir de la década de 1920


también contribuyó al rezago del sur en materia de infraestructura, ya que los
principales proyectos en los años cincuenta conectaron principalmente el centro
con el norte del país. En la actualidad, existen autopistas de cuatro o más carriles
que conectan la ciudad de México con las principales ciudades cercanas y con el
norte del país, pero no hay autopistas de cuatro carriles en el norte del Golfo de
México ni en la costa del Pacífico en el sur.

La conjunción del sistema ferroviario y del sistema de autopistas de cuatro o más


carriles resulta en la ausencia de ejes costeros del norte del Golfo de México y del
sur del Pacífico, lo que implica que las exportaciones del sur tengan que pasar por
el centro del país a un elevado costo debido a la orografía de la zona y al
congestionamiento. Esto limita el potencial de los ejes costeros del sur del Golfo
de México y de Chiapas, deja prácticamente sin alternativas de transporte a la
producción manufacturera y agropecuaria de las costas de Guerrero y Oaxaca, y
limita también el desarrollo turístico de las costas de México.

1.4 Hacia un nuevo trato con el sur

En esta sección se menciona la trampa de pobreza en la que se encuentran los


estados del sur del país debido al déficit de infraestructura que ha mantenido a
esta región en niveles muy bajos de productividad. Los estados del sur de México
son mucho más pobres que los del norte y centro, con niveles de ingreso per
cápita, industrialización y salarios muy inferiores, así como mayores tasas de
pobreza y población rural. Esta situación recuerda a la del sur de Estados Unidos
antes de la Segunda Guerra Mundial, que también era más rural y menos
industrializado y tenía niveles de ingresos y manufacturas mucho más bajos que
otras regiones del país.

1.5 Los planes del actual gobierno

El capítulo trata sobre los planes de inversión en infraestructura anunciados por el


gobierno de Enrique Peña Nieto en 2013 y 2014. El primer programa se enfocó en
inversiones en el sector de comunicaciones y transportes y en el sector
energético, y se esperaba que el monto total de la inversión fuera de 4 billones de
pesos. En 2014, se presentó el Programa Nacional de Infraestructura 2014-2018,
que contemplaba una inversión global de 7.7 billones de pesos en seis sectores,
incluyendo aquellos que no se consideraron en el programa de 2013, como el
sector hidráulico, de salud, de desarrollo urbano y vivienda, y de turismo.

El PNI 2014-2018 contaba con una inversión de más de la mitad en el sector


energético, seguido del desarrollo urbano y la vivienda, y el sector de
comunicaciones y transporte. La definición de infraestructura en el programa de
2014 es amplia, ya que incluye rubros como la exploración y extracción de
hidrocarburos y la construcción de vivienda. Se esperaba que la inversión pública
proyectada significara el 5,3% del PIB en promedio para el sexenio 2013-2018, lo
que representaría un aumento de un punto porcentual en comparación con la
inversión pública total de 2013. La inversión del PNI 2014-2018 significó un fuerte
aumento en comparación con el programa anterior de la administración anterior,
de casi el 70% en términos reales. Este aumento se debió en parte a mayores
inversiones públicas y privadas en el sector energético (petróleo y electricidad), lo
que aumentó en un 87,6%. También destacaron los altos montos previstos de
inversión privada, especialmente en los sectores de energía, desarrollo urbano y
vivienda, y comunicaciones y transportes.

En el sector de infraestructura de transporte y comunicaciones, los programas


anunciados en 2013 y 2014 contemplaron cinco líneas de acción para modernizar,
ampliar y conservar la infraestructura del sector. Estas incluían proyectos de
infraestructura carretera, ferrocarriles, puertos, aeropuertos y tecnología de la
información y comunicación.

Capítulo 2 - La trampa fiscal

El capítulo se centra en el sistema fiscal de México y argumenta que no cumple


satisfactoriamente sus tres funciones esenciales: provisión de bienes públicos,
estabilización de la actividad económica y redistribución para reducir la
concentración del ingreso y la riqueza.

La carga fiscal en México siempre ha sido muy baja y en la actualidad, continúa


siendo muy baja en comparación con los estándares internacionales.
Representando alrededor del 10% del PIB en 2012, los ingresos tributarios de
México están por debajo de los países de la OCDE e incluso por debajo de los
países de América Latina con ingreso per cápita similar o inferior. El efecto de la
baja carga impositiva es un bajo nivel de gasto público, en particular de inversión
pública, y afecta también a la función de estabilización económica. Esto implica
que las cuentas fiscales siguen siendo fuertemente vulnerables a los cambios en
los ingresos petroleros y la volatilidad de las entradas de capital del exterior.
Además, los estabilizadores automáticos tienen relativamente poca importancia en
el sistema fiscal. En resumen, el capítulo trata sobre las consecuencias de la baja
carga fiscal en México en el crecimiento económico y la desigualdad en la
distribución del ingreso, las causas fundamentales de esa baja carga fiscal y qué
se puede hacer para elevarla y redistribuir en forma progresiva el ingreso.

Se discuten las razones detrás de la baja carga fiscal, que ha sido un rasgo
persistente en la historia del país. A pesar de tener niveles de ingreso per cápita
similares a otros países con una carga fiscal más alta, México tiene la misma
carga fiscal que tenía hace 70 años y se encuentra en niveles más bajos que otros
países con menor nivel de ingreso per cápita. El texto considera varias razones
para explicar esta situación. En primer lugar, la renta petrolera ha sido un factor
importante que ha permitido al gobierno realizar funciones más allá de las
funciones clásicas del estado guardián, pero no explica por completo la baja carga
fiscal. En segundo lugar, la alta concentración del ingreso en México, aunque
importante, no es la única explicación para la baja carga fiscal, ya que otros países
con concentraciones de ingresos similares han logrado aumentar su carga fiscal.

El autor sugiere que la verdadera explicación se encuentra en un equilibrio fiscal


de bajo nivel o una trampa fiscal. La mala y escasa provisión de servicios públicos
en México hace que sea políticamente inviable aumentar la carga fiscal, y como
resultado, la baja carga tributaria impide mejorar los servicios públicos, lo que
socava aún más la confianza en el gobierno y dificulta el aumento de los
impuestos.

Capítulo 3 – El bajo nivel de intermediación bancaria y la reforma financiera

El tercer capítulo del texto trata el bajo nivel de intermediación bancaria y la


reforma financiera en México. El capítulo comienza destacando que la banca en
México no presta cantidades significativas al sector productivo, lo cual afecta
negativamente el crecimiento económico del país. Los altos márgenes de
ganancia y las tasas de interés elevadas que presenta el sistema bancario afectan
las condiciones generales de la inversión agregada y, por lo tanto, tienen un efecto
adverso en el crecimiento económico.

El presidente de México, Enrique Peña Nieto, envió en mayo de 2013 una


propuesta de reforma al sistema financiero con el fin de fortalecer la banca de
desarrollo, reducir las primas de riesgo, elevar la competencia entre instituciones
para aumentar la oferta de crédito y reducir el costo del financiamiento,
especialmente a las pequeñas y medianas empresas.

Se revisa, desde una perspectiva histórica e internacional, la situación del crédito


en México, la intermediación financiera y los factores de oferta y demanda que
influyen en ella, para finalmente considerar la contribución que la reforma
financiera puede hacer para salir de la trampa de subdesarrollo financiero y
estancamiento económico en que está sumida la economía mexicana.

De igual forma, es mostrada una gráfica que muestra la evolución de la


intermediación bancaria desde los años sesenta. Durante el desarrollo
estabilizador, hubo un auge del sistema financiero impulsado por el rápido
crecimiento del PIB, la estabilidad en el tipo de cambio y tasas de interés reales
positivas. La pérdida de la estabilidad macroeconómica en los años setenta y
ochenta revirtió el círculo virtuoso anterior. A medida que aumentaba el déficit
fiscal, la combinación de inflación con crecientes requerimientos de reserva en la
banca obligó a los bancos a pagar tasas de interés reales negativas sobre los
depósitos, lo que trajo como consecuencia la desintermediación financiera y una
reducción de los créditos bancarios como porcentaje del PIB.

También podría gustarte