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e igualdad de
oportunidades.
Dimensiones de la
igualdad, formas de
discriminación, acciones
correctoras y políticas
de ransversalidad de
género
Objetivos de la unidad didáctica 02:
Igualdad de género y equidad son conceptos que tienen a confundirse, pues se suele creer que
son sinónimos. Pero lo cierto es que existe una diferencia entre ambos que debe conocerse
para evitar confusiones.
En este apartado se explican estos conceptos y las principales diferencias entre «igualdad» y «equidad».
Concepto de igualdad
«Toda persona tiene todos los derechos y libertades proclamados en esta Declaración, sin dis-
tinción alguna de raza, color, sexo, idioma, religión, opinión política o de cualquier otra índole,
origen nacional o social, posición económica, nacimiento o cualquier otra condición».
Por lo tanto, la igualdad es un derecho fundamental que reconoce que todas las personas
tienen los mismos derechos, responsabilidades y oportunidades.
El objetivo de la igualdad de género dista aún de ser una realidad. En muchos países la legis-
lación aún discrimina a las mujeres.
Por ejemplo, en 88 de 180 países, la ley no permite a las mujeres trabajar en determinadas
profesiones con igualdad de condiciones que los hombres.
Y en los países donde sí se aplica la igualdad formal, aún existen algunas barreras invisibles arrai-
gadas en planteamientos culturales e ideológicos tradicionalistas que impiden la igualdad real.
Es aquí donde se propone el concepto de «equidad» como herramienta para conseguir una
igualdad real.
La equidad de género no consiste en tratar a las personas del mismo modo, sino en tener en
cuenta las circunstancias personales y establecer acciones concretas para subsanar las
desventajas y que, de este modo, todas las personas puedan partir de una posición igualitaria.
Un ejemplo es el de una conocida empresa que impulsó una campaña publicitaria para tratar
de deshacerse de los estereotipos dañinos e incómodos sobre la menstruación y los cuerpos
de las mujeres, y fomentar una discusión real.
En este sentido, las políticas de equidad tienen el fin de eliminar estas diferencias mediante un
trato no idéntico a mujeres y hombres, para equilibrar la balanza y fomentar la igualdad real.
• Que sean las mujeres quienes renuncien a un trabajo para cuidar de otras personas
(bebés, hijas e hijos enfermos, mayores al cargo…)
• Se sientan más inseguras que los varones a la hora de presentarse para un ascenso.
¡Atención!
La Oficina del Asesor Especial en Cuestiones de Género y Adelanto de la Mujer (OSAGI) conside-
ra que la «igualdad» no significa que mujeres y hombres sean lo mismo, sino que los de-
rechos, las responsabilidades y las oportunidades no dependen del sexo con el que nacieron.
Es decir, para que exista igualdad de género se deben considerar los intereses, las
necesidades y las prioridades de las personas de ambos sexos, al tiempo que se
reconoce la diversidad de los diferentes grupos de mujeres y de hombres.
Como puede observarse, la interpretación de este concepto por parte de este organismo
se asemeja más al de «equidad».
A continuación, se resumen las diferencias entre estos conceptos, atendiendo a diversos factores.
La igualdad es un derecho universal, con carácter normativo y vinculante. Todos los estados
miembros de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) están obligados a eliminar la discri-
minación contra las mujeres en el ámbito público y privado, así como a garantizar la igualdad me-
diante la aplicación de medidas administrativas, legislativas, judiciales o de cualquier otra índole.
Sin embargo, la equidad tiene su raíz en un componente ético. Por ello, las medidas que
se adopten bajo este principio emanan de una concepción específica de lo que cada sociedad
considera «justo» o «injusto» en cada momento.
La igualdad tiene el carácter de meta. Persigue una situación ideal. En cambio, la equidad se
conforma como una herramienta o un proceso para acelerar la consecución de la igualdad.
Es decir, lo ideal sería que existiese igualdad real entre las personas. De esta manera, no sería
necesario adoptar medidas de equidad para disminuir las desigualdades.
Discriminación positiva
La discriminación positiva son los pasos necesarios para recorrer el camino hacia la equidad. Se
trata de una serie de medidas concretas que supongan un trato de favor hacia las mujeres con el
fin de disminuir la discriminación de género. Algunos ejemplos de discriminación positiva son:
Leyes de cuotas
Registro retributivo
Actividad
Existen multitud de ejemplos, siempre que cumplan con el criterio de favorecer o aventa-
jar a las mujeres en ámbitos cuya situación de partida sea desfavorable.
Por ejemplo. Una entidad privada que lanza una serie de becas para fomentar la presen-
cia de mujeres en carreras de ciencias, tecnología, ingeniería y matemáticas.
La desigualdad de género afecta en todos los ámbitos de la vida social y familiar de las mujeres.
Es por ello por lo que suele abordarse desde diferentes dimensiones: empleo, dinero, cono-
cimiento, tiempo, poder y salud, así como en sus subdimensiones.
Para conocer el grado de desigualdad en un ámbito determinado, suelen usarse índices e indicadores.
Por ejemplo, el Índice Europeo de Igualdad de Género mide la situación de igualdad entre muje-
res y hombres en los ámbitos de empleo, dinero, conocimiento, tiempo, poder y salud. Y, además,
añade otras dos dimensiones especiales: la violencia de género y la digitalización del ámbito laboral.
La evolución social y las reivindicaciones de las mujeres han permitido que se incorporen a la vida
pública y accedan a lugares relevantes en la economía, la política, el trabajo, el arte y la cultura.
Las necesidades individuales, especialmente las de las mujeres, también han sido ignoradas
para ocultar las luchas de poder que se dan en el uso de los espacios participativos y que deter-
minan el acceso y el control de los recursos.
De este modo, es necesario tomar medidas positivas que fomenten la participación fe-
menina en el espacio público y una representación paritaria en los puestos de responsa-
bilidad y toma de decisiones.
Esta separación de ámbitos tiene que ver con una concesión de valores diferentes a cada
uno de ellos:
Los niveles de participación de cada sexo en los diferentes ámbitos se han conformado
históricamente desde una perspectiva androcéntrica, lo que ha permitido perpetuar los privile-
gios del hombre como grupo, en detrimento de los derechos de las mujeres.
Se han desarrollado políticas públicas para fomentar la presencia femenina en los espacios de
toma de decisiones y el nivel formativo de las mujeres ha aumentado, pero, aun así, esta parti-
cipación sigue siendo baja, especialmente en los ámbitos económicos, financieros y políticos.
Para alcanzar una igualdad real entre mujeres y hombres, es necesario aumentar hasta
equilibrar la participación de mujeres en los espacios de responsabilidad y, al mismo tiempo,
integrar a los hombres en el espacio privado. Esto supone un ejercicio de justicia social y de
democracia, que beneficia positivamente al conjunto de la sociedad y que se traduce en:
Para determinar si este reparto es equilibrado o no, conviene conocer los niveles de participa-
ción de las mujeres en los diferentes espacios del ámbito público y doméstico.
Económico
Laboral
Además, la representación de las mujeres en altos cargos directivos sigue siendo inferior a la de
ellos, u ocupan cargos del ámbito sociocultural.
Ejemplo
Comunitario
La participación de las mujeres en la vida comunitaria ha sido masiva, jugando el papel de agen-
tes mediadoras entre las personas de la comunidad y las autoridades.
◦ El intercambio de experiencias.
◦ La reivindicación de derechos.
◦ La expresión de intereses e inquietudes.
◦ La visibilización de las necesidades específi-
cas femeninas.
◦ La integración y participación en los asuntos
sociales, públicos y políticos.
Doméstico
En consecuencia, las mujeres no han podido y siguen sin poder disfrutar de tiempo libre del
mismo modo que los hombres.
Recuerda
Desde una perspectiva económica, cuando las mujeres pueden desarrollar todo su po-
tencial en el trabajo, crecen los beneficios macroeconómicos de los países.
Y en los países europeos que cuentan con una representación mayor de las mujeres en
el mundo laboral, tienen una mayor renta per cápita.
Dimensión de la salud
Las diferencias en el estado de salud entre ambos sexos se relacionan con factores biológicos
que incluyen, aunque no se limitan solo a ellas, las características reproductivas.
La educación ha tenido y sigue teniendo un papel fundamental en la construcción social del género.
Desde el acceso de las niñas a la educación se las ha educado de manera distinta a los niños, y
se han impuesto papeles y expectativas diferentes para ellas y ellos.
Educación en el tardofranquismo
Por ello, la escuela debe contribuir a la socialización del alumnado desde un nuevo modelo
de relación entre mujeres y hombres, alejado de los tradicionales papeles de género y los
estereotipos sexistas.
Explicación.
Se trata de una desigualdad relacionada con el acceso a los recursos, por lo que afecta a la dimensión económica.
Discriminar consiste en dar un trato diferente a personas que merecerían recibir el mismo trato
que otras de su género. Esto supone beneficiar a unas y perjudicar a otras sin más motivos que
la diferencia de raza, sexo, ideología, religión, posición social, etc.
De este modo, puede diferenciarse entre discriminación positiva (cuando la persona recibe un
trato más favorable) y negativa (cuando la persona recibe un trato que la perjudica).
La discriminación también puede darse por razón de sexo o por razón de género, y conviene
diferenciar estos conceptos.
Cuando hablamos de discriminación por razón de sexo nos referimos a una discriminación
negativa, producida por una situación en función del sexo-género. En la legislación se hace re-
ferencia a la discriminación por razón de sexo, porque es en el sexo en lo que se fundamenta la
valoración de la discriminación.
Ejemplo
Se discrimina por sexo cuando se valora más el deporte realizado por hombres que el
realizado por mujeres.
La discriminación por razón de género se da cuando la persona sufre una situación de desigual-
dad no por su sexo biológico sino por cómo se construye socialmente sobre esa base biológica.
Ejemplo
Se discrimina por género cuando un grupo de chicos (varones) acosa a otro (varón)
por realizar actividades consideradas propias del género femenino, como por ejemplo
hacer ballet.
Para no confundirnos con definiciones, cuando hablemos de discriminación de sexo nos es-
taremos refiriendo a la discriminación con base en el sexo-género, dado que el género se
construye en función del sexo.
A la hora de detectar discriminaciones de este tipo, conviene saber que pueden ser de tres tipos:
discriminación directa, indirecta o múltiple (interseccional).
Discriminación directa
Este tipo de discriminación es más difícil de detectar, puesto que no se efectúa de un modo
explícito, sino encubierto.
d) Realizar muestras lo suficientemente amplias como para que las diversas variables in-
cluidas puedan ser explotadas y analizadas en función de la variable de sexo.
e) Explotar los datos de que disponen de modo que se puedan conocer las diferentes situa-
ciones, condiciones, aspiraciones y necesidades de mujeres y hombres en los diferentes
ámbitos de intervención.
f) Revisar y, en su caso, adecuar las definiciones estadísticas existentes con objeto de contribuir
al reconocimiento y valoración del trabajo de las mujeres y evitar la estereotipación negati-
va de determinados colectivos de mujeres.
Actividad
1. A un hombre que acaba de ser padre, la empresa donde trabaja le niega el dere-
cho al permiso de lactancia. Es discriminación (directa/indirecta/múltiple)
Para hacer efectivo el derecho constitucional de la igualdad, los poderes públicos tomarán me-
didas específicas a favor de las mujeres, durante el tiempo que duren las situaciones de des-
igualdad. Así mismo, las empresas, organizaciones e instituciones también pueden adoptar
estas medidas, que son:
Acciones positivas
Las acciones positivas son medidas dirigidas a eliminar las desigualdades existentes contra
grupos históricamente discriminados.
Estas medidas son temporales: deben aplicarse solamente mientras se mantengan las situaciones
de desigualdad, y deben ser razonables y proporcionadas en relación con el objetivo que se persigue.
Estas medidas favorecen a las mujeres debido a la opresión que todavía sufren y de la que, por
la simple buena voluntad de la sociedad, no se conseguiría salir.
Debido a la gran cantidad de acciones positivas que pueden llevarse a cabo, para no extendernos
demasiado, presentaremos solo algunas de estas, teniendo presente que existen muchas más:
◦ Sistema de cuotas que garantice la paridad en cualquier organización, como las empre-
sas o el Gobierno.
◦ Subvenciones específicas para mujeres.
◦ Programas de fomento al empleo para mujeres.
◦ Negociaciones colectivas en empresas y organizaciones sobre las medidas a tomar en
materia de igualdad.
◦ Acciones en empresas a través de los planes de igualdad.
◦ Microcréditos para mujeres emprendedoras.
◦ Campañas de sensibilización.
◦ Adaptación de horarios en el empleo para la conciliación familiar.
◦ Facilitación de la conciliación a través de guarderías y otros recursos.
◦ Ayudas a las empresas para que contraten a mujeres preferentemente.
No deben confundirse las acciones positivas con las acciones protectoras que tradi-
cionalmente se han aplicado para proteger a las mujeres.
Las acciones protectoras conceden ventajas al sexo femenino por considerarlo infe-
rior o más débil. Son medidas propias de sociedades patriarcales que refuerzan el papel
sexista de género femenino.
Ejemplo: Una acción protectora era no permitir los horarios nocturnos a las trabajadoras.
En cualquier organización se pueden tomar medidas positivas para reducir o eliminar las posi-
bles discriminaciones que puedan vivir las mujeres.
Aunque ya hemos visto algunos ejemplos, a continuación, se detallan algunas medidas de ac-
ción positiva que se pueden tomar según el ámbito de actuación:
◦ Medidas de corresponsabilidad.
◦ Difusión de los valores de igualdad.
◦ Procedimientos de reclutamiento, selección y contratación de mujeres.
◦ Procedimientos de promoción.
◦ Formación.
◦ Tiempo de trabajo.
◦ Política salarial.
◦ Acoso sexual.
◦ Manifestaciones sexistas.
Veámoslas
Medidas de corresponsabilidad
Las medidas de corresponsabilidad van un paso por delante de las tradicionales medidas de
conciliación dirigidas, principalmente, a las mujeres. Implican una responsabilidad compar-
tida donde los varones no solo deben colaborar, sino que deben tomar consciencia de la
importancia de hacerse cargo del ámbito doméstico (organización del hogar, realización
de tareas domésticas y cuidado de personas).
• Permiso de entre 2 y 4 días por intervención quirúrgica de un familiar (hasta 2.º grado).
• Disfrute de las vacaciones anuales fuera de los períodos de permiso por embara-
zo, parto o lactancia, para mujeres y hombres.
• Ayudas económicas por paternidad, al margen de las ayudas que recibiera la madre.
• Permiso por lactancia también para los varones, para que puedan colaborar en
esa fase de su vida familiar.
Consiste en informar en materia de igualdad de oportunidades al todo el personal, con medidas como
la publicación y difusión de folletos sobre igualdad de oportunidades y publicaciones internas.
Es recomendable evaluar cómo afecta a las mujeres los procedimientos de reclutamiento, se-
lección y contratación. Para ello, se pueden tomar las siguientes medidas:
• Aplicar medidas compensatorias para que las mujeres puedan acceder a las categorías
donde están infrarrepresentadas.
Formación
• Formar a las mujeres para que accedan a puestos o categorías que estén masculinizados.
Hay que valorar el uso del tiempo que hacen mujeres y hombres, teniendo en cuenta:
• El tiempo que se dedica al cuidado de hijos e hijas o familiares como criterio para elegir
turnos y jornadas.
• Limitar la disponibilidad para la empresa para que las personas no tengan dificultades
en la conciliación.
Para finalizar, veamos las tres últimas acciones positivas que pueden llevarse a cabo en relación
con la política salarial y la lucha contra el acoso sexual laboral y las manifestaciones sexistas.
Política salarial
No permitir que las categorías más bajas y peor remuneradas estén feminizadas.
Formar al personal para que puedan identificar, prevenir y denunciar el acoso sexual a través
de la creación y difusión de un protocolo de actuación en caso de que exista.
Manifestaciones sexistas
Evitar este tipo de manifestaciones en el espacio de trabajo, como por ejemplo no imponer a las
mujeres que vistan ropas ni calzado estereotipado.
Actividad
Una institución académica con más de 300 años de historia está formada por 4 mujeres
y 46 hombres. A lo largo de su historia, de entre los más de 500 miembros que ha tenido
la institución, tan solo 9 fueron mujeres.
“la (re)organización, mejora, desarrollo y evaluación de los procesos políticos para incorporar, por
parte de los actores involucrados normalmente en dichos procesos, una perspectiva de igualdad de
género en todos los niveles y fases de todas las políticas”.
En políticas públicas supone la integración de las acciones positivas en las políticas generales.
De esta manera, la igualdad de oportunidades pasa a ser objetivo general.
La implementación del mainstreaming de género tiene como fin alcanzar la igualdad en-
tre mujeres y hombres.
Cuando las acciones específicas en una organización no son suficientes, es necesaria la aplica-
ción del mainstreaming de género, que se realiza en 4 fases:
Fase 3. Planificación
b. En la fase 2: Recursos.
c. En la fase 3: Planificación.
Explicación.
Una vez que se ha analizado la organización y los recursos de los que dispone, durante la Fase de planificación
el equipo experto en igualdad elabora un plan de trabajo que integre a todas las personas de la organización.
La finalidad del plan de trabajo es incluir procedimientos específicos para incorporar la igualdad de género en
la organización.
Teniendo en cuenta el resultado del diagnóstico de género, se fijan objetivos y acciones para alcanzarlos.
Mientras las acciones positivas son capaces de lograr objetivos a corto y medio plazo, el mains-
treaming supone una estrategia más amplia que opera a medio y a largo plazo.
Y es que, a pesar de la igualdad legal, en España siguen produciéndose situaciones de gran des-
igualdad entre sexos: discriminación salarial, alto desempleo femenino, precarización de los em-
pleos feminizados y tasas demasiado altas de violencia de género para un país democrático.
Los instrumentos básicos de esta Ley son el Plan Estratégico de Igualdad de Oportunida-
des y la creación de una Comisión Interministerial de Igualdad.
La LO 3/2007, de 22 de marzo:
El modo en que se reparte el presupuesto público indica qué trabajos se valoran y qué grupos de perso-
nas son recompensadas frente a los trabajos que se valoran poco y los grupos que son discriminados.
No se trata entonces de crear presupuestos separados para las mujeres ni, simplemente, au-
mentar el gasto en programas destinados a mujeres. Abordan cuestiones presupuestarias
que afectan a la desigualdad de género, tales como las jerarquías entretejidas en el género
y la distribución asimétrica del trabajo doméstico no remunerado.
Los presupuestos con perspectiva de género se pueden aplicar a cualquier actividad económi-
ca y a las políticas públicas administrativas. La característica fundamental es que profundizan
en la democracia porque suponen una explicación de las cuentas más transparente y participativa.
Los recursos para introducir la perspectiva de género en los presupuestos son los siguientes:
Se debe determinar si las políticas de igualdad asociadas a los recursos materiales tienen
influencia sobre las desigualdades de género.
Determinar a quiénes beneficia el presupuesto y si las mujeres son las menos beneficia-
das. Esto necesita un examen exhaustivo porque en los presupuestos frecuentemente se
cometen discriminaciones indirectas.
◦ Análisis del impacto del presupuesto en el uso del tiempo, según sexo.
Actividad
Un presupuesto con perspectiva de género habría detectado que los beneficiarios del
presupuesto público serían mayoritariamente varones. De este modo, se podrían haber
tomado medidas de discriminación positiva para que los recursos llegaran por igual a
ambos sexos.