Está en la página 1de 4

La Corte Penal Internacional tiene su sede en La Haya, en los Países Bajos, y se financia

sobre todo a través de los Estados Parte, aunque también recibe portaciones voluntarias de
gobiernos, organizaciones internacionales, articulares y sociedades. El origen de su
nacimiento parte de la necesidad de contar con un organismo permanente capaz de juzgar
crímenes muy específicos a nivel internacional:
“Hasta 2002, todos los tribunales habían tenido una competencia temporal limitada,
habían sido creados para casos concretos, como los tribunales de Nuremberg y Tokio, o
conflictos específicos como el de ex Yugoslavia o Ruanda. Por lo tanto, se concentraban en
unas guerras o en unos crímenes dentro de países concretos. Una vez terminaban su
trabajo, por mucho que duraran años, cerraban sus puertas. Así que, hasta la creación de
la CPI, no había un tribunal que pudiera juzgar los crímenes que se cometieran en el
futuro”.
Según el artículo 5 del Estatuto de Roma, la Corte Penal Internacional tiene competencia
para juzgar unos tipos penales concretos de crímenes internacionales: crímenes de guerra,
genocidio, crímenes de lesa humanidad y de agresión. Eso sí, solo si estos se han
sometido tras la entrada en vigor del Estatuto, algo que ocurrió el 1 de julio de 2002. Por
otro lado, actúa sobre la base del principio de complementariedad con las jurisdicciones
nacionales de los Estados que forman parte.
“No tiene una competencia principal. La jurisdicción de la Corte es voluntaria y actúa
solo cuando los Estados no tienen voluntad o disposición de actuar sobre un crimen, de
acuerdo con un sistema complejo de admisibilidad de casos -art. 17 del Estatuto-. Esta es
una característica muy original de la CPI en comparación con otros tribunales
internacionales. Además, de manera prioritaria, el tribunal debe tener en cuenta aspectos
competenciales como la fecha en la que se ha cometido el crimen, la nacionalidad del
acusado y/o el lugar de comisión y si el Estado de este territorio es Parte en el Estatuto o
se ha acogido a la competencia de la Corte, y también si tiene competencia material sobre
crimen cometido, por ejemplo, la Corte no juzga casos de terrorismo o narcotráfico, al
menos por ahora.
Con todo, y aunque parezca que hay muchas limitaciones, la sola creación de la CPI
irradia esperanza y refleja un grado de madurez del derecho internacional, ya que por
primera vez los Estados han aceptado ceder una cuota de su competencia penal
soberana”.

La estructura de la CPI está compuesta de la siguiente forma:

 Presidencia, integrada por tres magistrados.


 La División Judicial con tres secciones (Casos Preliminares, Primera Instancia y
Apelaciones) a cargo de 18 jueces.
 La Oficina del Fiscal.
 El Registro.

¿Cómo se inicia un juicio en este tribunal?

Por un lado, el fiscal de la Corte puede actuar de oficio y reconocer una situación como
muy grave, para lo cual se sirve de su propio equipo de investigación, pero también de
información presentada por denuncias de ONG en este sentido. De esta forma, se abre una
investigación para estudiar la situación y comprobar si existe competencia desde la CPI.

Por otro lado, un Estado puede remitir esta situación directamente a la Corte: “Hasta ahora
ha habido varios Estados que lo han hecho, como la República Centroafricana, por
ejemplo, que reconoció que era incapaz de juzgar todo lo que estaba ocurriendo en su
país con motivo de la guerra y su Gobierno presentó el caso ante la CPI en
2004”. Finalmente, una situación puede ser remitida a la Corte por el Consejo de Seguridad
de las Naciones Unidas, algo que ocurrió en 2011 con la situación de Libia, por ejemplo.
Una vez presentada una situación por alguno de estos canales ya habrá que valorar todos
los elementos de competencia de la Corte que hemos tratado anteriormente. Se trata de
un proceso de examen preliminar y afirmación de competencia que puede llevar su
tiempo, por las cuestiones jurídicas que plantea, pero que la Corte ha tratado de abordar
con celeridad. Por ejemplo, puede ocurrir que el Estado donde se han cometido
presuntamente los crímenes no haya ratificado el Estatuto de Roma, pero que el presunto
autor sea nacional de un país que sí está adherido. En esos casos, también podría abrirse
una investigación:
“Imaginemos que un soldado holandés comete un crimen en Irak. Holanda sí que forma
parte del Estatuto de Roma, pero Irak no. Por lo tanto, a priori la Corte podrían proceder,
así que hay otras vías para empezar la investigación en un país no adherido al Estatuto.
De ahí que Estados Unidos se haya blindado muy mucho -a través de acuerdo bilaterales
de no entrega de sus nacionales- para que allí donde actúen sus tropas la Corte no tenga
jurisdicción”.

¿Un jefe de Estado o un presidente de Gobierno puede ser juzgado en la Corte Penal
Internacional?

Si nos vamos al artículo 27 del Estatuto de Roma, apunta que es aplicable a todos por
igual ‘sin distinción alguna basada en el cargo oficial’. Por lo tanto, por mucho que seas
rey o presidente del Gobierno o del Parlamento, ninguno podrá verse eximido de la
responsabilidad penal por el delito que haya cometido, ni siquiera una reducción de pena:
“Los tribunales internacionales, por defecto, están mejor preparados para juzgar a jefes
de Estado y de Gobierno que un tribunal nacional. Defienden intereses internacionales y
su jurisdicción está diseñada de manera más robusta para luchar contra la posible
inmunidad que tienen estos dirigentes en sus respectivos países y que impide que se les
juzgue.
Se trata de una política judicial sensible e incómoda, sin duda, pero la CPI debe carecer,
al menos en teoría, de las presiones que pueda tener un tribunal nacional, ya que está
contemplado en el propio Estatuto. Al contrario, los Estados Parte tienen un deber de
cooperación para con la Corte, aunque no siempre se cumpla. Por ejemplo, ocurrió con el
presidente de Sudán, Omar Al Bashir, que en 2009 la CPI emitió una orden de arresto
contra él siendo un jefe de Estado en activo, algo que no había ocurrido nunca. Sin
embargo, la orden no se ha cumplido y Al Bashir no ha sido entregado al Tribunal. Eso
sí, está siendo juzgado por otros cargos en su país”.
¿Cuáles son los casos más importantes que ha atendido la Corte Penal Internacional?

La Corte Penal Internacional tardó 10 años en dictar la primera sentencia de su historia. Fue
dirigida al comandante congoleño Thomas Lubanga, quien fue condenado por crímenes de
guerra contra la infancia por el reclutamiento de niños y niñas para su movimiento armado.
Con los años, el CPI ha seguido sacando a la luz más casos de niños soldado, ha
condenado la explotación infantil y los abusos sexuales y ha emitido condenas en
materia de destrucción del patrimonio cultural.

También podría gustarte