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Existen materiales visuales que ayudan a facilitar esta comunicación entre profesor y
alumno con dificultades auditivas. Estos recursos visuales pueden ser:
Mapas
Fotografías
Recursos tipográficos
El uso del ordenador
La vía visual es importante para el desarrollo en el aula de los niños con problemas
auditivos. Fomentar esta parte junto con los distintos avances tecnológicos y apps para
enseñar a los niños sordos ayudarán en su rendimiento escolar. Los juegos y la
adaptación curricular en las clases también benefician a que el alumno se sienta parte de
la clase sin quedar excluido en ningún momento.
Niños son sordera profunda
El recurso visual es aún más importante para los niños a los que se le ha detectado
una sordera profunda. Si los profesores tienen en su clase a algún niño con sordera
deben potenciar:
Poner en práctica el sistema bimodal que consiste en combinar el lenguaje oral
junto con la Lengua de Signos.
Emplear el recuerdo para ayudar a los alumnos a recordar cómo se pronuncia un
fonema y que servirá de apoyo a la lectura labio-facial.
El poder de la dactilología. Consiste en emplear la técnica de hablar con los dedos
y las manos. En este caso, haremos un “escritura en el aire” para representar las
letras de forma manual.
La participación del alumno sordo en clase
Una de las preocupaciones más habituales en los profesores es motivar al alumno para
que active su participación en clase y con el resto de compañeros. Estas herramientas
van a ser de gran ayuda para que los alumnos levanten la mano y quieran participar de
las actividades que se desarrollen en el aula:
Ser conscientes de que algunas de los alumnos con problemas de audición
llevan un audífono. Por lo que oyen mejor, pero no los convierte en oyentes.
Intentar comunicar de la forma más expresiva posible. El profesor o ayudante de
aula debe apoyarse en el movimiento corporal, gestos naturales, mímica… y otros
recursos.
Los sordos profundos no oyen muchos de los sonidos que percibe una persona
que oye bien y, además, otros les llegan distorsionados. Lo que dificulta su
problema del habla. El profesor debe corregirle, pero nunca desanimarles si no
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consiguen una buena pronunciación. Aquí la figura del logopeda es de vital
importancia.
Preguntar si el alumnado se ha enterado y ha comprendido bien la lección y los
mensajes. Repetir la información con frases más sencillas puede ser la solución
para que no aparezca el desánimo.
Buscar aulas poco ruidosas que faciliten el proceso de la labio lectura, ya que los
ruidos pueden distorsionar los pocos sonidos que un alumno sordo recibe a través
de sus audífonos, produciendo interferencias en ellos a veces muy molestas
(como, por ejemplo, dolor de oído, de cabeza…).
Apoyo de la psicología para dar ánimos y transmitir seguridad a los chicos y chicas
sordos explicando que no pasa nada por equivocarse.