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Universidad del Azuay

Facultad de Psicología

Carrera de Psicología Educativa

Educación Inclusiva
Ensayo Discapacidad Auditiva

Estudiantes:
Belén Cambi Almeida.
Melany Tepán Parra

Docente:
Mgstr. Norma Reyes

Cuenca – Ecuador
2021-2022

Discapacidad Auditiva
Entre tantos trastornos auditivos existentes está la discapacidad auditiva, que si

bien es cierto, la mayoría de seres humanos no hemos concientizado en cómo luchan estas

personas para poder desenvolverse desde muy pequeños dentro de ámbitos sociales en la que

vivimos, hasta que tenemos a alguien cercano viviendo con esta necesidad, con terapia e

intervención temprana esta puede detenerse y así poder brindar una mejoría en la persona.

Debemos saber diferenciar este aspecto entre la diversidad de necesidades educativas

especiales, debido a que por lo general la discapacidad auditiva suele presentarse en los niños

demostrando conductas de cierta manera diferentes, que pueden llevarnos a generar un

diagnóstico que varíe de la realidad, confundiendolos con niños distraídos, faltos de

comprensión, autismo o incluso deficientes intelectualmente, sin detenerse a analizar que

estos niños llegan a tener un coeficiente tan alto como cualquier oyente.

Ahora bien, si hablamos de discapacidad auditiva necesitamos tener bien claro su

concepto. “La Organización Mundial de la Salud (OMS) define como discapacidad auditiva

(DA) a la pérdida auditiva superior a 25dB, dentro de este concepto también se incluyen la

hipoacusia, la sordera y la sordera profesional”(Serrato.S,2009,p.2).

Como lo evidencia la OMS es la pérdida parcial o total de cada oído, diferenciándose

está, entre sordera que resulta ser la pérdida profunda de la audición e hipoacusia que es la

pérdida parcial de la audición, por lo cual solamente una parte que con audífonos puede

mejorar.

Esta alteración auditiva resulta ser invisible, por tanto que no se evidencia

físicamente, sino la única forma de notarlo sería por medio del uso de audífonos y en caso de

las personas que han nacido con sordera o la han adquirido desde muy pequeños, se puede

evidenciar también por la manera en que se comunica, por lo que el lenguaje también se

encuentra involucrado evidentemente.


En cuanto a niveles de audición podemos hablar de alumnos con pérdida de audición

leve, moderada, severa o profunda. En caso de pérdida auditiva leve, la audibilidad varía entre

20 y 40 dB que es casi insignificante. Audición media entre 40 y 80 decibelios. Con un buen

audífono, la audibilidad puede lograrse oyendo déficits más significativos. Por encima de 70

decibelios, se necesitan audífonos adicionales. La audición se consigue con prótesis

adecuadas, estimulación auditiva y logopedia. Cuando se sitúa entre 70 y 90 decibelios, la

alteración es grave y sólo pueden percibirse algunas palabras amplificadas. Sólo se

pronuncian unas pocas palabras. El proceso de dominio de la lengua hablada no es

espontáneo. Es espontáneo, por lo que las intervenciones logopédicas son esenciales para

conseguir un habla espontánea. Cuando supera los 90 decibelios, se trata de una discapacidad

auditiva grave. Esto requiere el uso de códigos de comunicación alternativos. (González

Castellano, 2009)

Existen algunas causas por las que una persona vive con esta alteración auditiva,

estas son genéticas, adquiridas y congénitas, especificando la primera como hereditaria

naciendo con la misma, la segunda que se adquiere en algún momento de su vida y la última

se produce en cuanto a problemas durante el parto, o por enfermedades adquiridas por la

madre durante el embarazo, etc.

Otro aspecto importante es que las personas que adquieren esta discapacidad

después de los tres años pueden recordar el lenguaje hablado, lo que significa que sus

capacidades lingüísticas pueden enriquecerse con la experiencia. Otro factor que puede

afectar al aprendizaje del lenguaje y al desarrollo intelectual es que la sordera no vaya

acompañada de otras enfermedades o afecciones. Las deficiencias auditivas no van siempre

acompañadas de otras discapacidades, esto quiere decir que es incierto que las personas

sordas no tengan capacidades mentales como cualquier otra persona que no la padezca.
Además, de las causas hay maneras o indicadores que nos permiten tener noción o

ligera sospecha de que el niño pueda o no estar presentando una discapacidad auditiva como

lo pueden ser:

- Su lenguaje es poco inteligible.


- Presenta una pobreza de vocabulario.
- Tiene dificultad para mantener la atención.
- Presenta dificultad para comprender y recordar las instrucciones
- Presenta retraso escolar y bajo rendimiento.
- Se distrae con facilidad en actividades de alto componente verbal.
- Presenta alteraciones articulatorias.
- Desarrollo del lenguaje deficitario y presenta estructuras orales muy simples.
- No participa en las actividades grupales de aula.
- Se aísla con facilidad y no atiende a las explicaciones.
- Responde sólo en ocasiones cuando se le llama o requiere.

Es por ello, que mediante la aplicación de determinadas orientaciones metodológicas

podemos mejorar significativamente el acceso a la información del alumnado con

discapacidad auditiva en el ámbito escolar, como por ejemplo:

- Intentar reducir el ruido ambiental o aplicar dispositivos técnicos que lo reduzcan

(emisoras FM).

- Buscar la posición idónea del alumnado con sordera respecto al profesor o profesora y

compañeros o compañeras, hablándoles de frente con normalidad, lo más cerca

posible, estando a su altura y sin darle la espalda mientras se está explicando.

- Asegurarse del funcionamiento correcto de las prótesis auditivas.

- Utilizar la lengua de signos como código de transmisión de conocimientos en el

desarrollo curricular en la opción bilingüe.

- Adaptar los textos de las diferentes asignaturas utilizando un lenguaje sencillo y, en

su caso sinónimos, para hacerles más fácil su comprensión.


- Introducir anticipadamente el vocabulario correspondiente a un tema y sus ideas

básicas para facilitarles la comprensión y asimilación de los contenidos curriculares.

- Proporcionarle otras vías de comprensión además de la auditiva (labiolectura,gestos,

pictogramas, esquemas, mapas conceptuales, palabras clave).

Enseñar a niños con estas dificultades auditivas en el aula involucra facilitarles el

acceso a la información y la comunicación oral. Se necesitan sistemas y estrategias de

comunicación aumentativa y alternativa para apoyar el lenguaje oral y el uso de la tecnología

para estimular y desarrollar la capacidad de escucha. De hecho, los audífonos y los implantes

cocleares no son suficientes para satisfacer las necesidades de escucha de todos los alumnos

sordos, ya que se necesitan ayudas visuales debido a las dificultades adicionales asociadas al

ruido de fondo: señales luminosas, indicaciones visuales, etiquetas, etc.

En el aula pueden utilizarse medios didácticos apropiados para facilitar el lenguaje

hablado y el uso del ordenador. Teniendo en cuenta que los factores que afectan a la

disponibilidad de la información auditiva en el aula son: el ruido general, la reverberación y la

distancia a la fuente sonora que dificultan la audición del habla. Por ello, debe prestarse

atención a la ubicación de los alumnos con deficiencias auditivas en el aula, la iluminación y

el sonido como el cierre de puertas, cobertura de las patas de sillas y pupitres, ayudas técnicas

silenciosas, sin mencionar que, los profesores deben preocuparse siempre por no colocarse de

espaldas a las fuentes de luz o a las ventanas, no mover la mirada mientras se escribe en la

pizarra, ni taparse la boca mientras se habla.

Finalmente, podemos acotar que se debería prestar bastante atención en la

implementación de ajustes que se puedan dar en las instituciones, ya que los programas

curriculares están llenos de potenciales vacíos que deja el diseño universal aplicado a la

comunidad, puesto que, dependiendo del tipo de discapacidad y tiempo de aparición o nivel,

hay una amplia gama de diferencias con las que lidiar para adaptar las respuestas a los

contextos institucionales y curriculares.


En este sentido la interacción puede ser positiva o negativa, según se pueda garantizar

la participación en el proceso llevado a cabo con dignidad y responsabilidad, salud,

comodidad, seguridad.

Referencias

Serrato, S. (2009). La discapacidad auditiva,¿ cómo es el niño sordo. Revista


digital innovación y experiencias educativas, (16), 1-10.
https://archivos.csif.es/archivos/andalucia/ensenanza/revistas/csicsif/revista/pdf/
Numero_16/SABINA_PABON_2.pdf
Sánchez, D., Romero, R., & Padrón, J. (2019). Inclusión de personas con
discapacidades auditivas y visuales en la investigación. Telos: Revista de Estudios
Interdisciplinarios en Ciencias Sociales, 21(1), 221-241.
https://dialnet.unirioja.es/servlet/articulo?codigo=6773125

González Castellano, A. M. (2009). LA DISCAPACIDAD AUDITIVA EN EDUCACIÓN.

https://www.feandalucia.ccoo.es/docu/p5sd5254.pdf

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