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COMPOSICIÓN FOTOGRÁFICA

Cuando decimos composición, nos referimos al conjunto de relaciones que se


establecen entre los elementos visuales que en ella participan, siendo
fundamental la distribución de tales elementos en el espacio determinado, es
decir, el formato o cuadro fotográfico.
Generalmente, la composición gira alrededor de dos o tres puntos de máxima
atracción visual, en donde se distribuyen los distintos objetos que intervienen, y
articulando las líneas de fuerza que los unen, se establece las pautas de
lectura de la imagen.
En resumen, componer es organizar las formas dentro del espacio visual
disponible, con sentido de unidad, de manera que el resultado sea armonioso y
estético. Así la composición es el paso determinante para crear un lenguaje
fotográfico, la cual debe dar un mensaje sin necesidad de describirlo.
Toda fotografía debe tener su “Razón de ser”, una historia que contar, un
hecho que registrar, un estado de ánimo o una emoción que evocar, un
pensamiento que dar, una relación que mostrar.
Vamos a ver, entonces, las diferentes formas de componer.
Hay diferentes “reglas” de composición que podemos utilizar a nuestro favor,
vamos a ir de las más simples a las más complejas si tenemos en cuenta lo
intuitivo y funcional de cada una de ellas.

FORMA Y LÍNEA
Utilizando las formas y líneas dentro de nuestra foto nos va a facilitar la tarea
de ordenar los elementos dentro de ella. Hay muchas maneras de hacerlo:

• Composición en “T” invertida

Nos da una simetría bilateral centralizada. La figura inicialmente estática,


adquiere elevación del fondo.

• Composición en “U”

Simetría bilateral, en donde el fondo casi plano acentúa la división central entre
los elementos de resalte. La inmovilidad del conjunto pude ser turbada si la
iluminación es lateral y si se producen sombras sobre el fondo.
• Composición Triangular

Leve asimetría. Sensación de quietud, recogimiento. Esta composición es muy


utilizada para las imágenes religiosas.

• Composición “L” Asimétrica

Da una cierta idea de movimiento.


• Composición Diagonal

Es muy dinámica.

La línea proporciona la estructura a la imagen. Unifica la composición, llevando


de una parte a otra de la fotografía.
Para fotografiar motivos rítmicos lo mejor suele ser un punto de vista frontal y
plano, cerrando la abertura del diafragma para aumentar la profundidad de
campo.

• LA LÍNEA HORIZONTAL

Sugiere descanso o serenidad. La asociamos con la figura humana en reposo,


con el horizonte amplio y sereno del océano y con imágenes de silencio y paz.
Determinan un resultado estático. Calma-reposo-quietud.
• LA LÍNEA CURVAS Y EN ESPIRAL

Dan sensación de movimiento, pero en menor grado que las diagonales.


Sugiere suavidad, gentiliza o un sentimiento rítmico.
• LA LÍNEA DIAGONAL U OBLICUA

Dan la sensación de dinamismo, tensión. Comparadas con el reposo de las


horizontales y de las verticales, las diagonales parecen activas, dinámicas; las
asociamos con conflicto, o con la acción de caer o el afán de algo. Poder-
acción.

LA FORMA

La forma de las cosas suelen ser lo primero que se reconoce, antes que el
volumen. Más que cualquier otro elemento, nos ayuda a identificar el sujeto de
la fotografía. La forma es el más importante de todos los elementos de la
imagen, porque es el que determina la estructura de la imagen.
PROFUNDIDAD Y PERSPECTIVA

La profundidad y perspectiva de los elementos de una imagen viene expresada


por la relación espacial entre el primer plano y el fondo y por la disminución de
tamaño de los objetos situados sobre el suelo a medida que se aleja del
observador.
EQUILIBRIO Y PROPORCION

Las grandes áreas de una imagen, o áreas de masa, deben disponerse de


forma proporcionada para lograr sensación de equilibrio. Las zonas oscuras
contrastan con otras claras. Las formas sencillas se combinan con las
complejas.

EL FORMATO
El formato se refiere al corte del encuadre; es decir, se refiere a la posición
horizontal o vertical de la fotografía.
El formato horizontal produce un efecto más estático y tranquilo; además,
resalta el espacio y se asemeja a nuestra visión real.
El formato vertical sugiere, psicológicamente, vigor y magnificencia, superando
la gravedad.

TEXTURA

La textura proporciona una fuerte sensación de realismo a las fotografías, ya


que atrae directamente nuestro sentido del tacto. Revela la naturaleza de una
superficie, tanto si es un rugoso y quebrado La textura nos tramite las
cualidades del sujeto. El valor de la textura como una cualidad fotográfica, es
reforzar el sentido de profundidad y volumen y revelar en mayor medida la
naturaleza de las superficies. La clave para destacarla es la correcta
iluminación.
Es el equivalente a la sensación táctil. Se genera por las pequeñas sombras
producidas por una iluminación rasante, destacando la suavidad o la aspereza.
Refuerza la credibilidad de lo representado haciendo énfasis en las distancias
entre distintos materiales (vidrio, metal, madera, tela, piedra, entre otros)
Un mismo motivo, fotografiado desde diferentes direcciones o a distintas horas
del día, cambia notoriamente en su textura llegando muchas veces a tener más
importancia que otros elementos en la imagen y ser el centro de interés.
ENCUADRE

Encuadre es algo tan sencillo como elegir una porción de realidad y


fotografiarla y, sin embargo, en él reside la mayor parte de la creatividad de un
fotógrafo. Conseguir encuadres sorprendentes, originales y llamativos
comienza por educar la mirada para que las imágenes sean innovadoras.
Algunos fotógrafos consideran que tener un “ojo creativo” es un talento natural.
Otros creen que esto va surgiendo gradualmente a lo largo del tiempo.
La verdad es que se va desarrollando con la experiencia, aunque también es
cierto que más en unos que en otros. En un encuadre podemos limitarnos en
captar formas, textura, luces o brillos. En estos casos, las sensaciones visuales
son la esencia de la fotografía. Los encuadres originales surgen de la confianza
en la creatividad de uno mismo y de la observación. En el encuadre confluyen
todos los valores técnicos: enfoque, velocidad de obturación, profundidad de
campo.
LEY DE TERCIOS

La ley de tercios es una de las posibilidades compositivas más adecuadas para


romper la simetría, fortaleciendo, a la vez, el valor expresivo de la imagen.
Esta regla se basa en las zonas áureas, que se denominan tras dividir el
formato en tres partes iguales mediante rectas paralelas verticales y
horizontales. Los puntos de intersección entre las líneas son las zonas áureas.

Estas intersecciones son los puntos más influyentes sobre la mirada del
espectador, por tanto, será en ella donde se colocará el objeto principal de la
toma. No obstante, hay que ser prudentes y no saturar las cuatro zonas áureas
con figuras llamativas, pues de ello resultaría una composición abigarrada y
confusa.
Las rectas utilizadas para determinar las secciones áureas son útiles para
colocar líneas de horizonte y elemento verticales del motivo a fotografías.
Por ejemplo, en el caso de un paisaje, la línea del horizonte sobre el centro de
la composición conlleva monotonía e inexpresividad. Subiendo o bajando dicho
horizonte hacia una de las líneas horizontales, ganaremos en profundidad y
creatividad.

La ley de tercios es una buena opción compositiva frente a un retrato.


Colocando la mirada del sujeto en una zona áurea superior y, en el caso de
estar encuadradas las manos, o algún objeto secundario en el ángulo contrario,
el retrato tendrá un valor añadido sutil pero inestimable.
SECCIÓN AUREA O PROPORCIÓN DIVINA

La sección áurea o es un patrón matemático que encontramos en la


naturaleza, en la geometría de las cosas, en cada molécula del DNA, en los
objetos cotidianos. En ocasiones no nos percatamos que existe.
Es también conocida como proporción divina, y es la base de la creación de
la arquitectura, la pintura, la escultura y además la encontramos en la
anatomía, en la galaxia y en los elementos del mundo mineral y natural.
El número áureo es un patrón matemático presente en la música, y en la
naturaleza. Teóricamente se trata de una serie numérica: 0, 1, 1, 2, 3, 5, 8, 13,
21, 34, 55 etc... es una serie infinita en la que la suma de dos números
consecutivos siempre da como resultado el siguiente número. (13+24=34). La
relación que existe entre cada pareja de números consecutivos. Si divides cada
número entre su anterior, se aproxima al número áureo: 1,618034

Este concepto matemático tiene orígenes antiguos, pero fue Leonardo Pisano
un famoso matemático italiano, conocido también como Fibonacci, quien
difundió por Europa el sistema de numeración árabe (1, 2, 3...) con base
decimal y con un valor nulo (el cero). Pero su grande descubrimiento fue la
sucesión de Fibonacci que, posteriormente, dio lugar a la proporción áurea.
Ya en el antiguo Egipto era conocida la proporción áurea, se piensa que un
número muy cercano a 1,6 es el resultado de la proporción de las pirámides de
Keops. Seguidamente fue utilizada por los antiguos griegos y por los pintores
del renacimiento.
La composición estructural siguiendo dicho patrón matemático, es apreciado
mejor por el ojo humano, ya sea por estética, que por agrado en general.
Para obtener una fotografía coherente con ella es necesario basarse en una
cuadricula dividida en 9 cuadrados, obtenida a través de la intersección de dos
líneas horizontales y dos líneas verticales, esto quizás te recuerde a la regla de
los tercios, y puede que dicha regla sea una simplificación de la sección áurea.
Pero en la actualidad este proceso en teoría es más simple. Ya que algunos
programas de edición permiten mostrar muy fácilmente dicha cuadricula y
podés reencuadrar la foto en postproducción.
Existen dos trucos que hacen más simple este mecanismo: uno es usando dos
figuras geométricas a modo de guía, el triángulo áureo y la espiral áurea.

El triángulo áureo se obtiene tasando una diagonal a lo largo del encuadre y un


segmento de la diagonal en el ángulo delantero. Resultaran 4 posibles
combinaciones, un punto de intersección y el encuentro entre la diagonal y el
segmento.
La espiral es construida sobre una serie de rectángulos áureos, la cola parte
desde el ángulo externo de la composición y se gira en sí misma en el punto de
intersección, pero este último no tiene que ser necesariamente el punto focal
de tu toma. También la curva de la espiral puede ser una excelente guía para
basar la composición de tu fotografía.
Existen filtros con cuadriculas de la sección áurea para ayudarnos en la
composición, una vez que se tiene la suficiente confianza, se puede crear
composiciones interesantes sin la ayuda de dicho filtro, confiando
exclusivamente en el propio ojo e instinto.

En el retrato la sección áurea es ideal emplearla en composiciones


descentradas, dando una sensación de dinamismo, esta técnica a la par de la
regla de los tercios, te ayudaran a dar un paso superior permitiéndote crear una
búsqueda fotográfica personal y refinada.
Lo mismo sucede con la fotografía de paisaje y de naturaleza ambas se
prestan a la utilización de esta regla, ya que sus innumerables sujetos pueden
ser insertados al interior de la sección áurea.
LEY DEL HORIZONTE

Esta regla nos dice que cuando componemos una fotografía, el horizonte debe
estar ubicado en una de las dos líneas áureas de la regla de tercios, ya que si
lo situamos justo en el medio, dividiríamos la imagen en dos de una forma no
útil. Dividiremos la imagen en tres franjas horizontales completamente iguales
entre ellas. Una vez hecho esto, sólo deberemos utilizarla para distribuir los
elementos. Como su propio nombre indica, esta regla consiste en colocar la
línea del horizonte en una de las líneas que acabamos de dibujar.

Antes de profundizar en qué línea deberíamos colocar nuestro horizonte, es


importante puntualizar que esta división del encuadre se puede realizar tanto
para las tomas en horizontal como para aquellas que disparemos en vertical.
Sólo tendremos que dividir la imagen en tres zonas iguales.

¿Cómo podemos saber dónde deberíamos colocar nuestro horizonte en la


imagen según la regla de los tercios? Es tan fácil como saber a qué
queremos darle importancia.
Tenemos, en principio, dos posibles posiciones para nuestro horizonte.

• Colocar el horizonte en el tercio superior de la imagen


Lo usamos cuando queremos que los ojos del espectador se centren en la
parte inferior de esta, es decir, en el paisaje. Al colocar el horizonte en el tercio
superior, la tierra ocupa más espacio dentro del cuadro y, por lo tanto, le
estamos dando más importancia.

• Colocar el horizonte en el tercio inferior de la imagen


Nos servirá cuando queramos darle más importancia al cielo, las nubes o
cualquier fenómeno meteorológico o sujeto aéreo que tengamos delante. Al
colocar el horizonte en el tercio inferior, el cielo va a ser lo que más espacio
ocupe dentro del encuadre, así que la mirada del espectador va directa hacia
él.

Como siempre decimos, las reglas están para romperse. Aprendiendo cómo
hacer “bien” las cosas podemos tomarnos algunas libertades a la hora de
encuadrar. Podemos ubicar el horizonte justo en el centro de la imagen,
logrando la sensación de simetría en las fotos.
CENTRO DE INTERÉS

Dentro de la totalidad del plano visual, generalmente, hay una figura alrededor
de la cual gravitan los demás elementos de la composición a la que le vamos a
llamar centro de interés. Es un núcleo semántico que, si lo eliminamos,
cambiaría la significación de nuestra foto.

Si en una fotografía hay varios centros de interés que compiten por el


protagonismo, la imagen puede perder fuerza y ocasionar lo que vamos a
llamar interés disperso.

Para poder lograr que un objeto se destaque del resto y sea el centro de interés
tenemos varios caminos.

• El Tamaño. Un elemento grande tiene


más peso visual que un elemento pequeño.
• La Posición. Un elemento en una posición baja, tiene
más peso que uno en una posición alta. Además, un
elemento situado a la derecha siempre tendrá más peso
que uno situado a la izquierda.

• La Distribución. Un elemento tendrá más peso


visual si se encuentra aislado que dentro de un
grupo.

• La Textura. Un elemento con textura tendrá más


peso que uno que no la tenga (o sea de textura lisa).

• La Forma. Las formas cerradas, geométricas, regulares y/o


reconocibles tendrán más peso visual que el resto de formas.

• El Color. Los colores cálidos tienen más peso visual


que los colores fríos. Los colores saturados pesan más
que los desaturados. Y los colores oscuros pesarán más
que los colores claros.

• El Contraste. Un elemento que genere contraste


respecto al resto de elementos tendrá más peso visual.

Teniendo todo lo anterior en cuenta, podemos usarlo para expresar aquello que
más nos interese, por ejemplo:

• El movimiento que se va a realizar. Si querés transmitir


movimiento, pero sin que éste todavía se haya
consumado, o no del todo, quizás la mejor opción sería
situar tu sujeto abajo a la izquierda de tu encuadre.
• El movimiento ya realizado o la sensación de
rapidez. De la misma manera que en el caso
anterior, el modo de lectura occidental nos indica
que tenemos que colocar al sujeto en el punto
situado abajo a la derecha, el ojo pasará por todo
el cuadro antes de llegar al sujeto, lo que dará
sensación de camino recorrido.

• Levitación o Ligereza. Si queremos representar la


sensación de que el objeto está flotando, es decir, que
se mantiene en el aire, pero no va a caer; es bastante
útil colocarlo un poco por encima de la línea central.

• No se mueve, es estable. Si situamos nuestro elemento en la parte


inferior de nuestro encuadre, nos va dar la sensación de que se
encuentra colocado sobre el suelo, así que está en una posición
estable. Si, además, lo colocamos en el centro, todavía va a ser más
estable.

• Está atrapado o protegido. Si rellenamos el encuadre


con un elemento de un gran peso visual, nos va a dar la
sensación de que está atrapado o protegido.

• Es libre. Por el contrario, si le dejamos mucho aire


alrededor, nos va a dar la sensación de que es libre.

IMPACTO

El impacto puede lograrse de muchas formas diferentes. Lo más importante es


que lo que mostramos tiene que generar interés. El uso de los valores tonales,
la armonía o el contraste en el color, el uso de estructuras en líneas, pueden
lograr impactar al espectador y retener su atención lo suficiente para que
observe detenidamente nuestra foto.

RECORRIDO VISUAL
En principio corresponde al orden de lectura que, según la cultura, solemos
hacer con los textos. En nuestro caso, de arriba hacia abajo y de izquierda a
derecha. Cuando lo trasladamos a la fotografía aplicamos este concepto y
sumamos el cómo está compuesta la imagen y ordenados los elementos. Cada
persona lo hará de forma diferente, pero podemos establecer, en general, el
camino que los ojos de nuestros espectadores harán ubicando de forma
estratégica el centro de interés de nuestra foto.

SÍNTESIS

La síntesis fotográfica se logra a través de un acto “intencional” del fotógrafo,


donde busca que un mensaje sea transmitido de forma clara y legible. La forma
más simple de simplificar la imagen es por sus líneas. Intentá captar el mayor
detalle posible recuperando las líneas de la imagen.

RITMO
El ritmo consiste en la repetición de elementos, formas, colores o tonos en la
fotografía creando una secuencia lógica. Es un elemento que se encuentra en
casi todas partes, desde la ciudad al paisaje natural. Al emplear el ritmo en
nuestra composición, es importante incluir alguna variación, para que la
repetición no se haga monótona.
Provoca un efecto estético, positivo y actúa sobre el observador como un
estímulo para fijar en la memoria lo que está viendo.
El encuadre y el punto de vista son capaces de intensificar el efecto general del
ritmo de una imagen. Los tipos más comúnmente utilizados son:

• UNIFORME El uniforme se origina a través de


formas repetidas regularmente. Dependiendo del
espacio libre entre unas y otras, obtendremos
uno más lento (mucho espacio vacío entre las
formas) o más rápido (menos espacio entre
ellas).

• ALTERNO: El ritmo alterno, como su propio nombre


indica, alterna dos o más formas diferentes de forma
regular. Por ejemplo:

• CRECIENTE O DECRECIENTE: Repetición de las


formas de la imagen agrandándose o empequeñeciéndose progresivamente.

• RITMO RADIAL: Es el que parte de un punto


central y se expande progresivamente a partir de él.
• RITMO SIMÉTRICO: A partir de un eje imaginario, sitúa la misma forma a
ambos lados de la imagen.

LEY DE MIRADA

Consiste en respetar la dirección en la que el retratado está mirando. En otras


palabras, a la hora de encuadrar un retrato se debe dejar más aire (más
espacio) por delante del sujeto que por detrás de éste, independientemente de
lo amplio o estrecho que sea el encuadre general o del resto de los elementos
que acompañen a nuestro sujeto en la imagen. Si se quiere respetar la regla,
hay que dejar espacio para que el sujeto “mire”.

Solemos creer que este espacio, aparentemente, carece de significado (sea


porque no hay ningún elemento en él o porque los elementos de aquella zona
de la imagen se encuentran desenfocados), pero gracias a esta regla, se le da
fuerza expresiva al personaje. Respetando su mirada conseguimos dotar de
interés la acción que está realizando.

Esta regla se rompe cuando:


• Cuando el fotógrafo no quiera que el sujeto mire algo. Si hay más espacio
por la zona trasera del sujeto, dará la sensación de que está dándole la
espalda a algo, de que está rechazando algo, de que se está alejando o
huyendo.

• Cuando el fotógrafo quiera que el espectador de la fotografía esté


incómodo, sea por la razón que sea. El recorrido natural que seguirán los
ojos de una persona que ve un retrato sería seguir la mirada del retratado. Si
se corta ese movimiento, puede llegar a causar desconcierto.

SIMETRÍA

Aplicándola a nuestras fotografías, la simetría nos permite composiciones


perfectamente equilibradas, y se consigue cuando ambos lados de la imagen
tienen el mismo peso, lo que nos va a generar una sensación de unanimidad y
armonía. La simetría, por su propia naturaleza, da como resultado imágenes
demasiado estáticas. Esto no significa que deban ser fijas siempre pero, si
buscás la simetría perfecta, es algo que te puede pasar.

En cuanto a los tipos de simetría, podés encontrar:


• Simetría horizontal: El eje de simetría
recorre la imagen de derecha a izquierda
en el centro de la foto, creando una
imagen similar en las partes superior e
inferior. El ejemplo más claro de simetría
horizontal es el reflejo que se produce
en el agua. Cuando ésta está en calma,
es prácticamente un espejo, ideal para
captar simetrías. La simetría horizontal
divide la foto en dos partes, una encima
de otra. Los reflejos en el agua son el mejor ejemplo de ella. Pero el agua no es
el único lugar donde practicar la simetría horizontal. En la arquitectura se puede
encontrar también, en edificios con ventanales, por ejemplo.

• Simetría vertical: Al contrario que en la


simetría anterior, la vertical recorre la
imagen de arriba abajo dando lugar a
dos partes iguales a izquierda y derecha.
Es una de las simetrías más comunes
que se pueden encontrar. Aunque no
siempre es necesario, la simetría vertical
se potencia realizando fotografías
verticales. La simetría vertical pide que
se preste atención a las líneas, las
cuales deberán ser lo más verticales
posibles para conseguir una buena armonía en la escena.

• Simetría radial: La simetría preferida


de la naturaleza. Los elementos radiales
son simétricos los mires desde donde
los mires. Por ejemplo, las flores vistas
desde arriba, una rueda de bicicleta vista
de lado, las ondas de una piedra al caer
al agua... En definitiva, cualquier imagen
que se propague desde el centro será
simétrica radialmente. En la naturaleza
es muy común encontrar simetría radial,
como en las hojas de esta planta. Estas
imágenes dan mejor resultado captadas con macro, sobre todo en la fotografía
de flores, ya que los detalles son más notables.

• Simetría artificial: Donde más control se puede conseguir al buscar simetría


en la fotografía es en la arquitectura. Mientras que, en la naturaleza, las formas
son más abstractas y cuesta más encontrar zonas que se parezcan a ambos
lados. Las líneas, las formas definidas y el balance de los edificios y
construcciones son ideales para este tipo de fotografía.

• Simetría natural: En la naturaleza, la simetría es algo más irregular, pero no


por ello menos interesante. Aparte de reflejos, se puede encontrar simetría
vertical en árboles, montañas, bosques.

CONTRASTE TONAL

El principio de separación de figura/fondo por definición.


El contraste tonal hace referencia al brillo de los elementos de una imagen. No
tiene, por tanto, nada que ver con el tono de los colores, como lo entendemos
en castellano, sino con la luminosidad (brightness) de los elementos en la
fotografía. Así, una fotografía con suficiente contraste tonal será aquella que
presenta luces y sombras bien definidas y suficientemente cercanas para
posibilitar este contraste. Nuestros ojos están diseñados para buscar la
luminosidad, es decir, aquellos elementos más brillantes o aquellos que
presentan un mayor contraste en comparación con los elementos de su
alrededor. De ahí que una fotografía bien contrastada lumínicamente sea una
imagen de muy fácil lectura para nuestros ojos.

Tipos de contraste:

• Contraste de color: El contraste de color es el


que se consigue al combinar distintos tipos de
tonalidades de color en una misma fotografía. Por
ejemplo mediante el uso de colores
complementarios. En estas ruedas podemos ver
según las mezclas de colores en el círculo
cromático RGB (izquierda) y la rueda de colores
tradicional (derecha) que los colores
diametralmente opuestos son los denominados
“complementarios”.
• Contraste tonal: El contraste tonal es el que se produce al jugar con las
luces, las sombras y toda la tonalidad de grises en una imagen. Por ejemplo,
en las horas cercanas al mediodía el contraste tonal es muchísimo más
pronunciado y es una buena oportunidad para sacarle el mayor provecho a
este tipo de contraste en nuestras fotografías.

• Contraste conceptual: El contraste conceptual


hace referencia al que se produce cuando
comparamos elementos con distintos tamaños o
formas. Incluso edades si estamos haciendo
fotografía de retrato.

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