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Tema 18

Asia y África en la época preimperialista


1. Algunas consideraciones sobre el etnocentrismo
historiográfico
Por lo general, el fenómeno de la expansión colonial de Europa y
Estados Unidos, a partir de la segunda mitad del siglo XIX, suele
aparecer en manuales y obras de carácter general como un
acontecimiento súbito. Y la mayor parte de las veces, es explicado sólo a
partir de la dinámica económica, social y tecnológica de las naciones
colonizadoras, como si las sociedades afroasiáticas estuvieran
desprovistas de historia propia.
La plataforma de Asia y África que sufrió el impacto del “aterrizaje”
occidental ha sido poco tenida en cuenta por la historiografía al uso:
 Ha jugado el papel de elemento pasivo en la representación
historiográfica del “encuentro/choque” entre civilizaciones con
diferentes grados de evolución en las diferentes dimensiones de su
identidad
 El eurocentrismo prepotente del siglo XIX fue matizado luego por
enfoques culturales de estirpe relativista (línea antropológica que va
desde Malinowsky a Levy-Strauss).
 Estos autores, casi todos antropólogos, han contribuido a
presentaciones menos unilaterales del complejo fenómeno del
choque de culturas, todavía hoy tema en boga pero, ya presentado
menos segadamente, tal como puede comprobarse en la polémica
que en torno al Islam viene enfrentando en la actualidad a autores
como Edward Said, Bernard Lewis y Samuel Huntington
No se pretende insinuar que el fenómeno colonial ocurriera por
primera vez en la época contemporánea, sino que, por mor del grado de
desarrollo que adquirieron los medios de comunicación marítimos y
terrestres en la Europa industrializada (en torno a 1850), el
enfrentamiento de civilizaciones dispares cobró una inusitada
intensidad en el periodo que transcurre entre la construcción de los
imperios coloniales de Occidente en territorios de Asia y África entre
1870-1900 y el final de la segunda guerra mundial. A partir de 1945, la
desintegración de aquellos imperios fue un hecho irreversible.

2. El escenario asiático en torno a 1800: Oriente Medio,


Península Indostánica y Oriente Extremo
A. El imperio turco-otomano
 Con su punto de apoyo central en Anatolia y su capital en Estambul,
fue, sin duda, el Estado oriental más próximo territorialmente a las
naciones europeas durante cinco siglos (1453 – 1918)
 Su expansión durante el siglo XVII nos lo hace aparecer como un
clásico imperio burocrático-señorial incapaz de llevar a buen
término las reformas militares y financieras facilitadoras de la
modernización
 De este anacronismo interior y del paralelo asedio europeo surgió la
“Cuestión de Oriente” (1854 – 1914)

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 Las provincias cristianas del Imperio (Balcanes) adquirieron su


independencia a lo largo del siglo, mientras que las provincias
árabes (Siria, Monte Líbano, Palestina) y los estados vasallos (Egipto
y norte de África hasta la frontera entre el Rey de Argel y el Sultán
de Marruecos) fueron sufriendo la penetración occidental
gradualmente a partir de 1830.

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B. Oriente Medio
 Se trata de aquella parte de Asia que se inicia en la orilla derecha del
río Tigris (actual Irak) y que se prolonga hasta el territorio limitado
entre Afganistán y Pakistán
 Durante el siglo XIX, la dinastía Kajar reinó en Persia (hoy Irán).
Ésta tuvo a gala sortear con éxito la codicia rusa y británica por las
provincias que lo integraban: Azerbaiján al NW y Makran al SE, eran
dos bisagras que facilitaban la comunicación con el sur de Rusia y la
península indostánica respectivamente
 Hasta que se acordó la Entente anglo-rusa en 1907, fue una zona de
Asia disputada con encono por Moscú y Londres

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C. Península Indostánica
 Demarcada por los ríos Indo y Ganges, el sistema montañoso del
Himalaya al Norte y las aguas del océano Índico al sur, el
subcontinente indio nunca fue controlado en su totalidad por un
solo Imperio
o Hacia 1800, los mongoles conservaban una exigua parte de
su Imperio en Delhi
o La confederación Mahratta era fuerte en el centro de la
península
o La Compañía Inglesa de las Indias Orientales fue extendiendo
su dominio y competencias mercantiles y jurisdiccionales a
costa de otras compañías y factorías europeas (francesas,
portuguesas, holandesas)
 El control británico -directo o indirecto- de la península indostánica
quedó consumado a partir de 1857, cuando los ingleses reprimieron
la revuelta de los cipayos (1857), tanto una sublevación
indostánica contra el ejército del imperio como manifestación de
tensiones seculares entre hindúes y musulmanes

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D. Extremo Oriente
 Comprende China y sus aledaños continentales: Corea, Península
Indochina, Taiwán, Filipinas y el archipiélago de Indonesia (Borneo,
Java, Sumatra, etc.)
 A pesar de su accidentada historia, China –al contrario que la
península indostánica- si conoció un dilatado periodo de estabilidad
bajo la dinastía Ching (1644 – 1911)
o El periodo de mayor control sobre este vasto imperio fue el del
siglo XVIII
o En rigor, el tratado de Nanking, que puso fin a la guerra del
opio (1842), ha sido interpretado como el comienzo de la
“perforación” del Extremo Oriente por los intereses europeos,
con su consigna de puerta abierta como estandarte
o Un proceso de implantación gradual en las ciudades
portuarias (Shanghai al norte, Cantón y Hong Kong al sur)
hizo que Sun Yat-Sen amalgamara principios doctrinales de
raíz nacionalista con un ideario socialdemócrata en el partido
político del Kuomintang (1891)
o Éste fue el comienzo de una larga marcha tanto contra la
mediatización del comercio por las colonias europeas como
contra las pervivencias feudales chinas que prosperaron bajo
la dinastía Manchú (1636 – 1912)
 En Indochina (reinos de Dai Viet o Tonkin, Anam, Laos, Siam y
Camboya), los expedicionarios franceses intentaron imponer una
“pax europea” que desembocaría, un siglo después, en la guerra de
Vietnam. Gran Bretaña se acantonó en el territorio de Birmania.

3. El caso del Japón


 Hasta el siglo XVII la dinastía de los Tokugawa no consiguió imponer
su autoridad centralizadora, no exenta de concesiones a los
poderosos señores feudales (daimyo), también llamados señores de
la guerra. La dominación de esta casta se prolongó hasta mediados
del siglo XIX
 Occidente no había dejado de tocar a las puertas de Japón a través
de sus misioneros, comisionados, legaciones y comodoros
 La sociedad nipona tardó en abrirse al mundo moderno, pero una
vez que inició su experiencia aperturista durante la mandato del
Emperador Mutsu Hito (sedicente era Meiji: 1868 – 1912), el
proceso de transformación política –la Constitución de 1889
implantó un sistema bicameral- e industrial del Japón no conocería
práctico retroceso. Corea y Manchuria fueron las desembocaduras
predilectas de la industria japonesa
 Con Rusia en 1904-1905 y con China durante el periodo Taisho
(1912 – 1926), el Japón moderno no tardaría en entrar en colisión y
salir airoso de las guerras

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En líneas generales, puede afirmarse que las sociedades del escenario asiático
que hemos visto presentaban, en el arranque de la Edad Contemporánea,
signos palpables de arcaísmo político y económico. Su dependencia del sector
primario las sometía a crisis de subsistencias ya superadas en Occidente hacia
1850; la industria artesanal (algodón en la India) no resistió al desafío de la
superproducción barata procedente de la industria británica, francesa, alemana
o estadounidense.
Casi todos los imperios y reinos del Oriente Asiático cayeron gradualmente
bajo el control –directo o indirecto- de las potencias occidentales. El proceso
iniciado en la segunda mitad del siglo XVIII, de manera tímida, concluyó
bruscamente con la descolonización de la segunda mitad del siglo XX; en el
ínterin tuvo lugar el capítulo del choque de culturas.

4. Geografía política de África al norte y sur del Sahara


 Si gran parte del mundo asiático permaneció inexplorado por
navegantes y expedicionarios europeos, no menos cierto es que
desde los viajes de Marco Polo en el siglo XIII hasta las misiones de
jesuitas y agustinos, Occidente había “arañado”, sin embargo,
algunos puntos costeros y enclaves insulares del Extremo Oriente.
 Con África ocurrió algo muy parecido: desde la Baja Edad Media, los
cristianos comerciaron –vía trueque- con los nativos de aquel
continente, al norte e incluso al sur del Sahara. Ahora bien, aquel
comercio, y lo que de contacto cultural añadido supuso, necesitaría
del acelerador expansionista de la segunda mitad del siglo XIX para
llevar a sus últimas consecuencias la “apertura” del continente de
las tinieblas a los intereses occidentales
 Veamos muy resumidamente cual era el estado de las formaciones
políticas en África en torno a 1800 – 1850:
1. El norte de África
 Casi todo el norte de África estaba bajo el control –nominal-
del Imperio turco-otomano (a excepción de Marruecos)
 Egipto y Sudán tuvieron un grado de autonomía considerable
respecto de la “Sublime Puerta” (Estambul)
 Otro tanto ocurrió con las regencias otomanas en Túnez y
Argel, mientras que el sultán Alauí de Marruecos logró capear
las dificultades internas y el incipiente acoso europeo –
español, francés, británico- hasta el establecimiento del
protectorado en 1812
2. África Occidental y Central
 Desde el siglo XVI, si no antes, se habían formado Estados
africanos con visos imperiales incluso, reconocibles con el
genérico de Estados sudaneses –imperio Sangay, con capital
en Tombuctú; reinos Hausa, confederación de los Ashanti;
reinos de Dahomey y Oyo-.
 Aquellos territorios, volcados al golfo de Guinea, fueron los
enclaves predilectos para la trata de negros a través de
factorías europeas asentadas en sus costas.

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 Fueron esenciales, además, para el ejercicio del comercio


transahariano entre el África musulmana y el resto del
continente
 Llegada la hora de la penetración europea ofrecerían escasa
resistencia al colonialismo
3. África del Sur
 Se trata del enclave africano más marcado por la presencia
europea desde la época de la navegación épica alrededor del
mundo, protagonizada por ibéricos y holandeses en particular
(ruta del Cabo de Buena Esperanza)
 Los colonos boers, o protestantes holandeses, habían hecho
de la colonia de Ciudad del Cabo su feudo, pero la abolición
de la esclavitud les hizo renuentes al espíritu de los tiempos y
a la política británica de la zona. Esto les impulsó a su
peregrinación en dirección a los Estados de Orange y
Transvaal, en busca de tierras productivas y de
independencia administrativa
 La tensión anglo-boer, durante la primera mitad de siglo,
hacía presagiar peores momentos. Los nativos –nama,
bantúes y zocha- fueron desde un principio los damnificados,
de resueltas de la presencia europea en sus territorios
autóctonos; mientras que los aguerridos kafir se enfrentaron
a los colonos holandeses con repetida frecuencia.
4. África Oriental
 En la fachada índica de África hay que señalas la existencia
de tres unidades políticas que jugaros un papel diferente en
cada caso, pero considerable en el ámbito de su actuación e
influencia regional
 El reino de Abisinia (luego Etiopía) se caracterizaba por la fe
cristiana que profesaba la mayoría de sus habitantes. Hubo
que hacer frente a varios acosos, siendo el principal y más
reiterado el de las tropas italianas, derrotadas por el
emperador Menelek en mar-1896, cerca de la localidad de
Adua
 Destacan también el sultanato de Zanzíbar, dedicado al
comercio de las especias y de esclavos, así como a la piratería
y el Estado bantú de Monomotapa, a caballo entre lo que es
hoy el retropaís de Mozambique y Rodesia-Zimbabwe.
5. Archipiélagos africanos
 Pocos son, pero de singular protagonismo histórico en la
navegación y comercio atlánticos, como ha sido el caso de los
archipiélagos hispano-portugueses de Azores, Madeira y
Canarias
 Estos archipiélagos han volcado su subsistencia hacia las
Américas, debido a la dinámica colonial de Portugal y España
en el Nuevo Mundo
 En Aguas del Índico se encuentra situada la isla de
Madagascar, de extensión continental, y las minúsculas islas
del archipiélago de las Seychelles. Ambas han sido plataforma
de una trata de esclavos que han monopolizado franceses y
tratantes musulmanes

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 En el golfo de Guinea hay que destacar la existencia de


Malabo (Fernando Póo para los colonos españoles) y Santo
Tomé.

No puede generalizarse sobre cuál era el estado de África en vísperas de


la celebración de la Conferencia de Berlín (1884 -1885), que tanto
determinaría el futuro del Continente. Si cabe apuntar, por ejemplo, al
hecho notorio de la expansión islámica desde las provincias turco-
otomanas al norte del continente y desde el reino de Marruecos mismo en
dirección del mundo subsahariano. Otro rasgo de la evolución histórica
de este continente ha sido su secular aislamiento de Europa, excepto el
África litoral; con la penetración europea, el “continente de las tinieblas”
se verá atrapado en la economía-mundo de las naciones europeas
avanzadas
El imperialismo colonial vino a trastocar el estado de las cosas africanas,
que, sin ser ideal, sufrió entonces un vuelco dramático.

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Notas: 1) Imperio ruso y líneas de su expansión; 2) Imperio británico y líneas de su expansión; 3)


Imperio japonés y líneas de su expansión.

La expansión biológica y técnica de la Europa del siglo XIX alteró bruscamente el mapa político asiático. Muy
pocos estados indígenas conservaron su independencia y aun el Imperio chino tuvo que aceptar desde la
guerra del opio las imposiciones de Occidente.

Las características específicas de la Geopolítica asiática durante el pasado siglo se resumen en la expansión de
Rusia, Inglaterra y el Japón. Partiendo de su territorio siberiano, los rusos conquistaron a lo largo del siglo XIX
Transcaucasia, el Turquestán y las Provincias Orientales del Pacífico (signo 1). Mientras tanto, Inglaterra
se había adueñado de la India, Birmania y Malaca (signo 2). Entre ambos países se desencadenó una
enconada lucha, a la que debía poner fin el sorprendente desarrollo del Japón "Meiji", el cual en pocos años se
adueñó de Corea y Formosa y amenazó seriamente a China (signo 3).

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Notas: 1) Estados independientes a comienzos del siglo XIX; 2) Colonización alemana; 3) Íd.
portuguesa; 4) Íd. inglesa; 5) Íd. francesa; 6) Íd. belga; 7) Íd. italiana.

Antes del siglo XIX sólo se conocía el litoral del continente africano donde las potencias europeas habían
establecido algunas colonias. Los estados independientes se limitaban a la región mediterránea (Marruecos y
regencias Turcas) o bien al macizo etíope (Abisinia) (signo1).

A lo largo del siglo XIX las potencias europeas descubrieron, conquistaron y colonizaron África. En el mapa se
indican las principales exploraciones africanas organizadas por ingleses, franceses, italianos, alemanes y
portugueses. Fruto de esta actividad descubridora fue la penetración pacífica de las Potencias europeas, las
cuales, partiendo de la costa, se adueñaron de los territorios del interior. Francia e Inglaterra se
atribuyeron la parte del león, formando Francia un imperio colonial en el Noroeste (signo 5) e Inglaterra un
sólido conjunto en el Este africano (signo 4). En el Congreso de Berlín de 1885 se perfiló el reparto colonial de
África. A partir de este momento, Alemania se estableció firmemente en el Continente Negro (Togo, Camerún,
África Sudoccidental y Tanganika) (signo 2).

Las colonias portuguesas (signo 3) subsistieron gracias al apoyo diplomático que la metrópoli recibió en todo
momento de Inglaterra

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