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NOMBRES : Fidel Ernesto Florián Diaz, Pedro Luis Guerra, John Estévez ,

Antony Alexander Encarnación Medina

MATRICULAS: 2022 0091, 2022 0111, 2022 0099, 2022 0088

MAESTRO: Manuel Pérez cuevas

TEMA A TRABAJAR: Mecanismos de resistencia de los patógenos a los


pesticidas

INTRODUCCION:

Mecanismos de resistencia de los patógenos a los pesticidas :


El uso de mecanismos de control de plagas que no involucre a los insecticidas es, sin
duda, la mejor estrategia de mitigación de este fenómeno, así como para su
prevención. En nuestro país hay ejemplos como el uso de las feromonas sexuales de
los insectos, que se han venido aplicando para monitoreo y control desde los años 90.

DESARROLLO

A través de la historia los seres humanos han usado un sinfín de estrategias para el control de
plagas que afectan tanto a los cultivos como a los animales domésticos, remontándose los
primeros registros al siglo VIII AC. A partir de 1940, con el desarrollo de los pesticidas
modernos se inició un proceso que perdura hasta nuestros días. Los insecticidas forman parte
integral de nuestra vida y son usados tanto en la protección de nuestras tierras cultivadas,
granos almacenados y jardines como en el combate a vectores de enfermedades o plagas
menores dentro de nuestra casa. El uso de insecticidas químicos está probando ser causante
de efectos secundarios no deseados, a lo que se suman problemas de la propia aplicación.

En estos últimos años, cada vez se escucha más que determinado producto no controla o que
hay que aumentar la dosis para controlar determinada plaga, claros indicadores de problemas
de resistencia. Pero: ¿de qué hablamos cuando hablamos de resistencia a insecticidas? La
resistencia es un cambio hereditario en la sensibilidad de una población de plagas que se
refleja en el fracaso repetido de un producto para lograr el nivel de control esperado cuando
se usa de acuerdo con las recomendaciones de la etiqueta (IRAC, 2020).

insectos, ácaros, hongos, bacterias, nematodos y malezas. Hay algunas plagas que tienen
mayor tendencia a desarrollar resistencia a insecticidas. Estas especies se caracterizan por:
ser polífagas, tener un rápido desarrollo y muchas generaciones anuales, tener mucha
progenie y una movilidad efectiva baja (Cuadro 1). Uno de los primeros conceptos que se
debe tener en claro cuando se analiza el tema de resistencia refiere a las diferencias entre lo
que es el modo de acción del insecticida y el sitio de acción del mismo. Cuando se habla de
modo de acción, se hace referencia a la forma en que el insecticida controla la plaga y este es
un dato principal a tener en cuenta para el manejo de la resistencia. A su vez, el sitio de
acción de un insecticida es el lugar donde actúa el producto dentro del insecto, pudiendo
variar aunque se mantenga el mismo modo de acción si bien muchas veces están asociados.
Por ello resulta clave que, a partir de la etiqueta del producto, se identifique el modo de
acción del insecticida a usar y se vayan rotando para lograr una estrategia de control que
alterne el modo de acción de los insecticidas. No siempre el cambio de principio activo se
refleja en un diferente modo de acción y debemos estar atentos a este dato. No todo lo que
parece un caso de resistencia efectivamente lo es, entonces: ¿qué cosas podemos confundir
con la generación de resistencia? • Elección del producto de control inadecuado • Mala
calibración del equipo de aplicación • Aplicaciones con densidades de plaga muy alta •
Aplicaciones con condiciones meteorológicas adversas • Formulación inadecuada • Dosis
incorrecta • Caldo de aplicación con pH fuera de rango Algunas prácticas de control de
plagas han demostrado consistentemente que exacerban la eliminación de grupos susceptibles
de la población plaga sin llegar a controlarla y por lo tanto favorecen el desarrollo de
resistencia. Es predisponente a la generación de resistencia el uso frecuente y continuo de un
mismo plaguicida o grupo de plaguicidas estrechamente relacionados sobre una misma
población.

¿Qué cosas deberíamos hacer para lograr un adecuado MANEJO


PREVENTIVO de la resistencia a insecticidas?

Usar insecticidas solo cuando sean estrictamente necesarios. • Elegir


aquellos que presenten mayor selectividad en desmedro de los de
amplio espectro. • Rotar insecticidas con distinto modo de acción (leer
la etiqueta ya que un nombre comercial diferente no necesariamente
implica diferente modo de acción). • En caso de utilizar insecticidas
con un mismo modo de acción, la aplicación debe hacerse sobre
generaciones distintas de la plaga (si tengo una plaga que cumple tres
generaciones al año lo ideal sería aplicar una única vez por
generación).

• Utilizar distintas estrategias de control complementarias al uso de


insecticidas (confusión sexual, control biológico, manejos culturales).

La producción de alimentos ha cambiado el rumbo en estos últimos


años, prestando más atención a la inocuidad de lo producido y a los
efectos del proceso productivo sobre el medio ambiente. En este
contexto, donde la exigencia es producir más pero cuidando del medio
ambiente, el correcto manejo de los productos de control se torna
imprescindible. El uso de mecanismos de control de plagas que no
involucre a los insecticidas es, sin duda, la mejor estrategia de
mitigación de este fenómeno, así como para su prevención. En nuestro
país hay ejemplos como el uso de las feromonas sexuales de los
insectos, que se han venido aplicando para monitoreo y control desde
los años 90.
¿Cómo se origina?

Una población de insectos o ácaros está compuesta por individuos con diferentes grados de
sensibilidad a un tóxico (insecticida o acaricida). Así, existirán algunos individuos, en un
principio muy escasos, del orden de uno cada millón, que serán resistentes al insecticida a la
dosis utilizada.
La resistencia se origina por la selección de los individuos resistentes de una población por la
presión insecticida. Al tratar prácticamente sólo sobreviven los resistentes, y algunos
sensibles a los que nos les ha llegado el producto, que serán los que formarán de nuevo la
población plaga. Si este proceso se repite de manera insistente, repitiendo el mismo producto,
la población estará formada exclusivamente por individuos resistentes, con lo que el
tratamiento dejará de ser eficaz.
Se produce un proceso evolutivo a pequeña escala y de manera muy rápida.
La presión de selección es la presión insecticida (número y dosis de tratamientos), a mayor
presión mayor eficacia y rapidez en la selección. Si la presión insecticida es mayor, sólo se
da oportunidad a sobrevivir a los individuos resistentes. Así a mayor número de tratamientos
con el mismo producto, y/o a mayor dosis de aplicación, las oportunidades de supervivencia
de los individuos sensibles disminuyen, aumenta la presión de selección, y la resistencia se
desarrolla más rápidamente.
Hay algunas especies de plaga que tienen mayor tendencia a desarrollar resistencias.
Las características de estas especies son:
Polífagas.
Rápido desarrollo y muchas generaciones.
Mucha progenie.
Movilidad efectiva baja.
Las plagas polífagas tienen más probabilidades de sobrevivir, están más expuestas a la
presión insecticida, y están más adaptadas a tener que detoxificar sustancias procedentes de
distintas plantas.
Al ser el fenómeno de la resistencia un proceso evolutivo de selección, mientras más rápido
sea el desarrollo, más generaciones por campaña tenga y más descendencia, las
probabilidades de selección son mayores.
Uno de los factores que más diluye el desarrollo de la resistencia es el cruce de los individuos
resistentes con los sensibles. Esto se ve favorecido cuando existe una gran inmigración en el
cultivo de individuos sensibles. Así, si la plaga es poco móvil, por sí misma, o porque se lo
impedimos con mallas, invernaderos, ¿etc?, o porque no existe una población sensible que
pueda inmigrar (todos los cultivos son igualmente tratados), no existirá ese flujo de
individuos sensibles, y la resistencia se desarrollará más rápidamente.

¿Cómo resisten?

Los mecanismos de resistencia a insecticidas se pueden clasificar en cuatro tipos:


Etológica.
Menor penetración.
Metabólica.
Insensibilización del punto de acción.
El mecanismo etológico consiste en un cambio de comportamiento que le permite al insecto
no entrar en contacto con el plaguicida. Realmente no es una resistencia, hablaríamos de una
pseudorresistencia , ya que, si la plaga entra en contacto con el insecticida, muere. Esta
resistencia por evasión no es muy frecuente, y no genera graves problemas en el campo.
En el mecanismo de menor penetración existen diversos factores que hacen que el tóxico no
llegue en suficiente cantidad al punto de acción, produciendo una resistencia efectiva. Así
una cutícula más gruesa, o con distintas propiedades fisicoquímicas, como una menor tipo
filiad, harán que el insecticida de contacto penetre en menor cantidad en el cuerpo del
insecto, permitiendo su supervivencia. No suele conferir altos factores de resistencia, pero
multiplica los efectos de la resistencia metabólica.
La resistencia metabólica es la más común de todas, y es la primera en aparecer en campo.
Los insectos, y todos los animales, tienen una serie de sistemas enzimáticos que les permiten
detoxificar los productos potencialmente peligrosos que entran en su cuerpo. Estos sistemas
enzimáticos son las P450 Mono oxigenasas (también llamadas oxidasas de función múltiple),
las esterasas, y el glutatión S-transferasas. Estos enzimas atacan el insecticida y, o bien lo
secuestran inhabilitándolo para su acción tóxica, o bien lo metabolizan, normalmente a un
producto más hidrófilo, para que sea excretado rápidamente.
En relación a los insectos sensibles, los individuos resistentes tienen o mayor cantidad de
estos enzimas (mejora cuantitativa) o bien tienen enzimas más eficaces en la degradación
(mejora cualitativa). La resistencia metabólica suele ser gradual, aumentando de manera
progresiva el factor de resistencia, por acumulación de genes de resistencia (más y/o mejores
enzimas).
La resistencia por insensibilización del punto de acción consiste normalmente en un pequeño
cambio en el lugar de fijación del tóxico, de manera que deja de ser compatible y, por tanto,
deja de tener una acción tóxica. Este tipo de resistencia suele conferir abruptamente un factor
de resistencia muy elevado.
Las probabilidades de estas mutaciones son muy, muy bajas, pero si la presión de selección
es elevada (tratamientos consecutivos con el mismo producto, dosis excesivas, aplicación
abusiva en una zona amplia, nivel de plaga elevado, etc.…), se terminan seleccionando.
La resistencia puede ser simple, múltiple o cruzada. La resistencia simple es cuando un
mecanismo de resistencia confiere a la plaga resistencia sobre un insecticida. Resistencia
múltiple es cuando la plaga resistente tiene diversos mecanismos de resistencias para
diferentes productos. Resistencia cruzada es cuando un mismo mecanismo confiere
resistencia a varios productos.
El desarrollo de resistencia a un producto por la insensibilización de su punto de acción
puede conferir resistencia a los demás productos que actúan igual (p. e. un organofosforado a
otros organofosforados). La resistencia metabólica puede conferir resistencia cruzada a otros
productos con estructuras químicas parecidas, o radicales químicos similares, lo que ocurre
no sólo dentro de un mismo grupo químico, sino también entre grupos químicos diferentes.
También existe la resistencia cruzada negativa, que consiste en que cuanto más resistente es
el insecto a un producto, más sensible es a otro. Este fenómeno sería perfecto para el manejo
de la resistencia en campo, pero no es muy frecuente.

¿Cómo evitarla?

Las estrategias de manejo de la resistencia se basan en dos premisas fundamentales:


La resistencia es más fácil evitarla que revertirla.
Disminuir la presión de selección.
La primera premisa se basa en que, en las fases iniciales de desarrollo de la resistencia, los
individuos resistentes son muy raros, y/o están peor adaptados que los sensibles (menor
valencia ecológica), por lo que, si disminuye la presión de selección, rápidamente serán
desplazados de la población. En cambio, si la presión de selección persiste, los individuos
resistentes empezarán a cruzarse con los sensibles mejor adaptados, realizándose
reelecciones de individuos hasta obtener individuos resistentes, con elevada valencia
ecológica y numerosos, por lo que, aunque disminuya la presión de selección será más difícil
desplazarlos de la población.
De esta forma es de enorme interés tener un programa de seguimiento de la evolución de la
resistencia, así como el desarrollo de herramientas de diagnóstico precoz de la resistencia.
La segunda premisa se basa en que, a menor presión de selección, menor intensidad de
selección, y menor velocidad de desarrollo de la resistencia. Todo lo que sea permitir la
supervivencia de individuos sensibles, y la mezcla de individuos sensibles con las
poblaciones tratadas, favorecerá la conservación de poblaciones sensibles, dilatando el
desarrollo de la resistencia.
Así un manejo adecuado de la resistencia consistirá en evitar tratamientos innecesarios,
aplicar en el momento adecuado, dejar períodos sin aplicaciones o sin aplicaciones de un
producto, utilizar las dosis adecuadas, conservar refugios con individuos sensibles, combinar
materias activas, reducir o reservar el uso de algunos productos, utilización de sinergias, y
todo lo que sea control integrado.
La combinación de materias activas consiste en alternar productos con diferentes
mecanismos de resistencia. No vale que sean materias activas diferentes, ni siquiera que sean
de grupos químicos diferentes, deben tener mecanismos de resistencia diferentes, porque es
imprescindible que no tengan resistencias cruzadas. De este modo, los supervivientes a un
tratamiento no sobrevivirán al siguiente, y así sucesivamente, cortando las posibilidades de
establecimiento en la población de individuos resistentes.
Otra posibilidad de combinar materias activas es vez de alternarlas cada vez, hacerlo por
períodos. Así en períodos concretos del cultivo, se trata con un tipo de productos, y en otros
períodos, con otro tipo sin resistencias cruzadas con los anterior También se puede alternar
en el espacio en vez de en el tiempo, lo que se llama en mosaico. Esta forma consiste en
tratar unas zonas con un producto y otras con otro sin resistencia cruzada (distinto
mecanismo de resistencia), y en el siguiente tratamiento se cambia en producto de cada zona.
La otra alternativa de combinación de materias activas es la mezcla de productos con
mecanismos de resistencia distintos. Si la frecuencia de individuos resistentes a un producto
es en principio muy baja, la frecuencia de individuos resistentes a los dos productos, si tienen
mecanismos de resistencia diferentes, será extraordinariamente baja. Así las probabilidades
de desarrollo de la resistencia serán menores. Este método es peligroso, ya que, si las
frecuencias no son tan bajas porque haya habido un uso previo del producto, o existen
resistencias cruzadas con otros productos usados con anterioridad, este sistema provocará una
presión de selección mayor, y por tanto acelerará el desarrollo de la resistencia.

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