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CAPÍTULO SEGUNDO

LAS CATEGORÍAS JURÍDICAS AGRARIAS


EL SUJETO AGRARIO
1 - Concepto.
Se entiende por sujeto agrario, a la persona que ejerce o participa en el desempeño de la
actividad agraria productiva en forma habitual, con aptitudes para ser titular de derechos y
para contraer obligaciones agrarias y el que la controla o protege con fines de interés
público.

El sujeto agrario es la persona que se ocupa o protege las tareas rurales y que hace de la
actividad agraria su profesión habitual, o su competencia específica. Se trata de una
actividad que al desempeñarse de manera contínua y habitual permite adquirir
determinados derechos y contraer ciertas obligaciones que son específicas a los sujetos
agrarios. Se tiende a proteger la actividad agropecuaria y por ende a los sujetos que se
dedican a ella de manera habitual, por eso la ley agraria les otorga derechos y preferencias,
en razón de que su desempeño en tal actividad constituye un asunto de interés para el
Estado ya que la actividad agropecuaria posibilita la producción de materias primas
necesarias para la subsistencia y el intercambio comercial en cualquier país.

El sujeto agrario se desdobla en el sujeto físico o sea el agricultor o el ganadero que cultiva
la tierra o que cría y cuida el ganado y el conjunto de agricultores agrupados o no en una
persona jurídica con personería propia.

Por otra parte se halla el sujeto agrario que controla, dirige o protege a los demás sujetos
agrarios. Es un sujeto agrario por razón de la ley. Esta le otorga competencia y jurisdicción
en materia agraria; se trata del Estado que actúa por uno de sus órganos específicos, que
puede ser el Ministerio de Agricultura y Ganadería o por cualquier otro órgano
descentralizado, pero que al asignársele el contralor y la tutela o el ejercicio de la actividad
agraria constituye un sujeto agrario público.

Conviene tener presente que sólo consideramos al Estado como sujeto agrario en la medida
que actúa frente a la actividad agraria con competencia específica otorgada por la ley
agraria. Por lo demás es sabido que el Estado es uno solo y que no podría hablarse de un
estado minero agrario o civil.

a) Criterio de la personalidad profesional.

Para esta teoría el sujeto agrario es el que ejerce la actividad agraria personalmente o con la
intervención de familiares o asalariados; pero bajo su exclusiva responsabilidad. En este
supuesto, el sujeto agrario no reviste carácter definitivo y estático; sino dinámico y
puramente profesional.

El status agricultor surge cuando la persona hace de la agricultura su profesión habitual.


Mientras la ejerce es un agricultor, y por ende sujeto agrario, Cuando cesa de ejercerla pierde
el status y deja de ser sujeto agrario. No se insiste aquí sobre el contenido y alcance de la
actividad agraria, porque ya ha sido motivo de análisis en su parte pertinente. Solo resta
aclarar que esta teoría puede a nuestro juicio desdoblarse en dos según el alcance que se
dé al concepto de actividad agraria.

De tal modo que puede hablarse de una teoría de la personalidad profesional restringida o
de la personalidad profesional amplia.

La primera admite que es agricultor el que realiza la actividad productiva agraria y las
conexas o sea aquellas que implican transformar o vender lo que se produce en el predio
que se trabaja.

La segunda en cambio partiendo del supuesto de que la actividad agraria es un proceso


integrado, considera que el sujeto agrario debe serlo no sólo el productor sino toda otra
persona que ejerce una actividad productiva, conexa o vinculada con la actividad agraria en
general, o sea con el proceso agrario. Esta clasificación admite una subdivisión de los
sujetos agrarios en principales y auxiliares.

b) Criterio de la institución o titularidad vinculatoria.


Esta teoría parte del supuesto de la relación del hombre con la tierra, desde un punto de
vista institucional o vinculante.

Es sujeto agrario toda persona que detenta un título por razón de su vinculación jurídica con
referencia a la tierra. Ya se trate de propietario, de arrendatario, de aparcero o mediero, o de
usufructuario, cualquier sujeto titular de un derecho agrario pasa a ser sujeto de Derecho
Agrario.
Esta teoría desvincula en cierta medida o por lo menos para ciertos casos, la titularidad con
la actividad. De ahí que se presenten inconvenientes cuando se otorgan derechos u
obligaciones a personas que sólo se vinculan a la actividad agraria por razón de sus
derechos a la tierra.

Sin embargo es bueno reconocer que dicha teoría puede ser interesante si se relaciona la
titularidad con la inactividad agraria. En efecto, por medio de ella se logra que el propietario
que no cumple con determinados supuestos esenciales para coadyuvar en la producción
agropecuaria pueda ser sancionado por esa inactividad, en razón de ser sujeto agrario.

c) Criterio ecléctico.
Con este criterio se logra salvar los inconvenientes que pueden observarse en las teorías
anteriores, ya que se incluyen como sujetos agrarios tanto a los que hacen de la agricultura
su profesión habitual, como los que detentan un título determinado con relación a la tierra.

Con tal criterio pueden incluirse entre los sujetos agrarios, los que trabajan en la agricultura,
y también quienes sólo intervienen en ella por el hecho de ser propietarios de la tierra.

Esta teoría permite armonizar los dos casos analizados precedentemente y determinar la
posibilidad de sancionar o aplicar normas agrarias a quien por sus derechos a la tierra ya
sean propietarios, usufructuarios, etc., pueden ejercer una acción positiva o negativa frente a
la actividad agraria. El único inconveniente que puede anotarse es el hecho de identificar
personas que en muchos casos no tienen ninguna finalidad en común.

d) Criterio del trabajo agrícola.


Podría considerarse como uno de los criterios determinantes de la personalidad agrícola el
del trabajo, aunque en cierta medida podría incluírselo entre los anteriormente enunciados.

Esta teoría es la que surge de la clasificación hecha por la Organización Internacional del
Trabajo, con relación a los trabajadores agrícolas en general. Según esta clasificación, los
trabajadores pueden ser independientes, semi independientes y dependientes.

Es indudable que presenta tal clasificación ventajas manifiestas ya que estarían todos los
agricultores representados, cualesquiera sea su forma de trabajo, lo cual coincidiría
plenamente con la primera de las teorías analizadas. También permitiría incluir a las
personas que se vinculan con la actividad agraria por el hecho de ser propietarias,
arrendatarias, etc., y por tal motivo intervienen necesariamente en ciertas relaciones
jurídicas agrarias y en actos jurídicos agrarios.

Sin embargo la adopción de este criterio tiene a nuestro juicio el grave inconveniente de que
parte de un supuesto acertado, pero que no se da siempre en la realidad agraria y es que el
propietario sea siempre un trabajador agrícola. Para la OLT., puede esto no significar error
alguno ya que ella puede interesarle el propietario en función del trabajo agrícola, pero en el
presente caso en que nos vemos abocados a la necesidad de determinar el concepto y
límites del sujeto agrario, no sería conveniente adoptar tal criterio. Más aún puede también
suponerse que todo propietario sea un trabajador agrícola, pero implicaría reconocer una
situación que en la mayoría de las legislaciones no se admite necesariamente.

Nuestra opinión: El criterio más aceptable a nuestro juicio es el de calificar al sujeto agrario
en función de la actividad que realiza en forma habitual. Pero consideramos necesario
limitar a la actividad del sujeto dentro del marco restringido de la actividad productiva
agraria. También es indispensable incluir en el calificativo de sujeto agrario a los
trabajadores agrícolas que hacen de ese tipo de trabajo su profesión habitual o sea que
reconocemos como muy importante la inclusión de los agricultores principales y los
auxiliares que realizan trabajos íntimamente vinculados con la actividad productiva agraria
aunque ellos solamente colaboren en la producción,

2- El sujeto agrario y los actos jurídicos agrarios.

La calificación de sujeto agrario a nuestro juicio más precisa es la que circunscribe el


carácter de sujeto agrario a quien ejerce la agricultura latu sensu como su profesión
habitual, sea en carácter de empresario o de simple trabajador. Se comprenderá fácilmente
que el acento se pone en la actividad profesional, lo cual reviste especial interés por cuanto
se vincula en forma muy efectiva con la actividad agraria, como contenido específico de la
normatividad jurídica agraria.
La titularidad es un requisito estático, que no condice con la función agrícola. En muchos
casos puede suceder que la vinculación sea puramente accidental y sólo dada por el hecho
de poseer la tierra a cualquier título. Además excluiría sin razón alguna a los trabajadores
agrícolas que participan en la actividad agraria y que en la mayoría de los casos no poseen
tierra. Eliminar al trabajador agrícola como sujeto agrario implica olvidar que uno de los
propósitos fundamentales de la regulación jurídica agraria es garantizar los fines de la
política agraria o sea lograr el bienestar de todos los miembros de la comunidad rural.

Restaría sin embargo analizar la situación que se presenta con los titulares del dominio o de
cualesquier persona con derecho a la tierra y que quedaría excluido con el criterio
propuesto. Sin embargo en este caso consideramos que es más consecuente con la
doctrina del acto agrario, el criterio adoptado que los demás mencionados.

En efecto, mediante la doctrina del acto jurídico agrario partimos de la base de que cualquier
persona sea o no sujeto agrario, si realiza un acto que se califique de agrario debe regirse
por la ley agraria, y que si lo omite, quedará obligado a hacerlo, no precisamente por ser un
sujeto agrario sino por razón del acto jurídico agrario en cuyo concepto se incluye no sólo un
hacer, sino también un no hacer cuando es obligatorio hacerlo.

Así por ejemplo, si bien el propietario de un latifundio absentista, no es un sujeto agrario, el


solo hecho de no trabajar la tierra de su propiedad, implica una omisión dañosa que se
califica de acto jurídico agrario (negativo y perjudicial) ello en razón de que viola los
principios jurídicos reguladores de la actividad agraria. En el extremo de este tipo de
omisiones podrían incluírse los delitos contra la actividad agraria.

Interesa insistir también en la importancia que tiene la teoría del acto jurídico agrario para
determinar la calificación de sujeto agrario.

El acto de por sí genera derechos u obligaciones y por tal razón si se viola la obligación,
establecida en la ley agraria, se incurre en una transgresión que genera determinadas
obligaciones o aún sancio- nes, sea o no el que incurre en la omisión o en la acción un sujeto
agrario.

Resta agregar que esto permite excluir a quienes no realizan una función agraria de la
calificación de sujeto agrario, pero a la vez se admite con el criterio expuesto la posibilidad
de vincular a la regulación jurídica agraria a quienes si bien no participan en ella, se
relacionan con ella por motivos diversos (caso del propietario absentista). A fin de aclarar lo
expuesto, es necesario partir de los siguientes supuestos para comprender la vinculación
entre el sujeto agrario y el acto jurídico agrario.

a) Todo sujeto agrario por el solo hecho de intervenir en un acto o relación jurídica agraria,
hace que este hecho o acto sea agrario para él y produzca los efectos de todo acto o
relación jurídico agraria. Además el carácter de sujeto agrario implica facultades y
privilegios determinados por la ley agraria.
b) Ciertos objetos agrarios, por el sólo hecho de ser el contenido material de una relación
jurídica agraria, hacen que el acto o relación sea una relación o acto jurídico agrario. Puede
incluirse en primer término, la venta de un fundo agrícola.

c) Todo acto jurídico agrario, cualesquiera sean las personas que. intervengan o las cosas a
que se refieran, puede llegar a ser acto jurídico agrario lícito o ilícito, según lo establezca la
ley agraria positiva en base a los principios del derecho agrario.

3- Derechos emergentes de la calidad de Sujeto Agrario.

Primeramente los privilegios representan un aspecto importante a favor de los sujetos


agrarios por cuanto la posibilidad de que gocen de determinados beneficios se funda en la
necesidad de incrementar la producción agropecuaria y ayudar a un sector importante de la
población de cualquier país, La proporción será tanto mayor, cuanto mayor sea el
subdesarrollo de un país. De ahí que sea absolutamente necesario establecer determinados
privilegios para lograr que la organización jurídica agraria pueda tener apoyos fundados en
los principios propios del Derecho Agrario.

Los principales privilegios que se pueden mencionar en materia de Derecho Agrario y favor
de los sujetos agrarios son:
a) Percepción del importe de las mejoras introducidas, por el arrendatario, con
preferencia a todo otro acreedor privilegiado.
b) Cobros por gastos debido a trabajos de conservación de suelos;
c) Créditos certificados, por medio de instrumentos, tales como los expedidos por
acopiadores de frutos, elevadores de granos, frigoríficos,
d) Inembargabilidad de los bienes agrarios considerados instrumentos de trabajo
indispensables para la vida y el trabajo de la familia rural.
e) Los salarios de los trabajadores agrícolas adeudados por el empresario agrícola,
tienen privilegio frente a los créditos del sujeto agrario empresario.
f) Son privilegiadas las sumas debidas por las semillas y por los gastos de la cosecha,
sobre el precio de esa cosecha,
g) El vendedor de animales por cuenta de terceros tiene privilegio en el pago de la suma
equivalente al precio de los animales pagados por el rematador, o feriero.
h) Si el depositario de cereales o de animales o de productos o frutos agropecuarios en
general hubiera enajenado los susodichos objetos confiados a su cuidado o si su
heredero los vendiera ignorando que la cosa se halla depositada, el depositante tiene
privilegio sobre el precio que se debiese.

Los privilegios señalados tienen importancia porque sirven para determinar en qué casos y
con cuales preferencias se debe proteger al empresario agrícola, al auxiliar, a los
barraqueros, etc.

La enumeración y la prelación no tienen aquí importancia especial en razón de que las leyes
agrarias deberán especificarlas y ellas podrán, según las particularidades de cada caso y las
necesidades de cada país establecerlas de modo diferente. Lo que importa señalar es la
existencia de los privilegios agrarios y hacer notar cómo ellos pueden ser muy útiles para
proteger a los sujetos de Derecho Agrario en relación con los demás sujetos de derecho.

Otro derecho otorgado a los sujetos agrarios en detrimento de cualesquier otro sujeto no
agrario interviniente en las relaciones jurídicas agrarias convencionales, lo constituye la
remisión del precio del arrendamiento o la aparcería en los casos en que por catástrofes
ocurridas por caso fortuito o fuerza mayor al arrendatario hubiera perdido sus cosechas y no
pudiera pagar normalmente el precio del arriendo o la aparcería. En virtud del derecho de
remisión se le autoriza a que pague al final del contrato.

Asimismo se le otorga a los sujetos agrarios el derecho de retención o sea la facultad que
corresponde al aparcero, arrendatario, mediero para conservar el predio cuya posesión
tienen, hasta el pago de lo que les es debido por razón de la misma cosa.

El derecho agrario de retención sólo puede aplicarse en los casos en que la deuda provenga
de un contrato de arrendamiento aparcería o mediería. El derecho de retención no impide el
efecto de los privilegios generales mencionados.

Un importante derecho a favor de los sujetos agrarios consiste en la desgravación


impositiva a favor de quienes realicen inversiones en sus establecimientos, en sus planteles
de hacienda fina, en la instalación de mejoras, tales como silos aéreos o subterráneos,
bretes, tranqueras, cercos de cualquier clase, casas habitación, galpones, etc.

Un aspecto de interés en los derechos especiales que deben. ser reconocidos a los sujetos
agrarios son los emergentes del crédito agrícola. Los sujetos agrarios deben tener derecho
al crédito agrícola a fin de que por medio de su ayuda puedan mejorar la utilización de sus
fundos e incrementar el desarrollo de la empresa si la tuvieran o formarla si aún no la
hubiera organizado.

De igual manera es importante el derecho al descuento en los bancos agrícolas y en


particular en los bancos oficiales de los documentos agrarios, especialmente los
certificados de depósito de prenda, de venta de semovientes o de cualquier clase o tipo de
frutos, productos o partes de vegetales o animales.

II. LA PERSONALIDAD AGRARIA.

1. La capacidad: Se entiende por capacidad agraria, la aptitud jurídica para celebrar actos
jurídicos agrarios, lo que equivale a decir que es la aptitud para adquirir derechos o contraer
obligaciones agrarias. La capacidad constituye una emanación de la personalidad jurídica
agraria, con la cual se halla íntimamente vinculada.

Puede considerársela como algo potencial, o en otras palabras como una propiedad o
condición para adquirir derechos o contraer obligaciones agrarias, independientemente de la
mayor o menor extensión que esa calidad virtual pueda implicar en las diversas personas y
ante los distintos actos propios de la actividad jurídica agraria.
La expresión adquirir derechos o contraer obligaciones, comprende la adquisición del
derecho considerada en sí misma, su ejercicio, su conservación y defensa, y su pérdida total.
La capacidad o incapacidad de los sujetos agrarios depende exclusivamente de la ley
agraria positiva.
La capacidad agraria puede ser: capacidad de derecho o de hecho.

a) Capacidad agraria de derecho.

La capacidad agraria de derecho se relaciona con los requisitos que la ley impone, para
poder ser titular de determinados derechos.

La capacidad agraria de derecho, consiste en la aptitud de ciertos sujetos agrarios para


gozar de derechos agrarios, o sea que implica la facultad que reconoce la ley para poder ser
titular de derechos. Ellos se hallan establecidos en la legislación agraria y tienen carácter
general, ya que el reconocimiento legal para gozar de ellos, sólo es limitado por
prohibiciones excepcionales.

La capacidad de derecho ha sufrido variantes considerables en la legislación agraria más


reciente, pues se prohíbe a determinadas personas o instituciones de disfrutar de esta
capacidad por motivos de índole económica y social, a fin de posibilitar el cambio de las
estructuras agrarias.

La capacidad de derecho por lo general, aparece legislada en forma distinta, pues los
derechos agrarios se hallan especificados en cada una de las leyes agrarias, y sólo en
contados casos en una ley agraria común. Ello origina dos inconvenientes: uno que consiste
en la variabilidad de criterio para determinar la capacidad agraria de derecho; y el otro
debido a que las condiciones requeridas para disfrutar de ella se presentan con mayor
estrictez en algunos casos que en otros.

Son capacidades de derecho en la legislación agraria, las que las leyes otorgan para adquirir
tierras, para explotar bosques, para utilizar aguas públicas, para acogerse a prórrogas
legales en los contratos agrarios o a los beneficios de inembargabilidad de ciertos bienes,
etc.

b) Capacidad agraria de hecho.

La capacidad de hecho presupone la posibilidad de ejercer el derecho. Ejercer un derecho,


significa ponerlo en ejecución. La persona que tiene el ejercicio de sus derechos agrarios,
puede disponer libremente de ellos, enajenarlos, gravarlos, cederlos, etc.

En las leyes agrarias se halla legislada la capacidad agraria de hecho, como el conjunto de
normas que regulan la forma de ejercer esos derechos, de manera tal que, si bien todos o un
grupo de sujetos agrarios son titulares de esos derechos, sólo los que reúnen determinadas
condiciones pueden ejercerlos.
Así podrá notarse como en la mayor parte de las leyes de reforma agraria y colonización al
establecer el régimen de adjudicación de predios "a productores en general o profesionales
de la agricul tura establece con esta expresión las condiciones fundamentales pa- ra gozar
de determinados derechos (capacidad agraria de derecho), y fija los requisitos para poder
ejercerlos (capacidad agraria de hecho).

Las capacidades de hecho que generalmente se establecen son:


a) edad mínima de 20 o menos años, según los países;
b) gozar de buena salud; y no padecer de enfermedades crónicas o defectos físicos que
impidan la realización de los trabajos propios de la actividad agraria.
c) Diferencias entre capacidad agraria de derecho, de hecho y los requisitos para
adquirir o ejercer ciertos derechos agrarios.

Es conveniente reseñar en forma breve las diferencias fundamentales que existen entre la
capacidad de derecho, la capacidad de hecho y los requisitos para disfrutar o ejercer
determinados derechos.

La capacidad agraria de derecho, consiste en la aptitud para gozar o disponer de


determinados derechos, de acuerdo a las facultades otorgadas por la ley agraria positiva.

La capacidad agraria de hecho es la posibilidad de ejercer el derecho que la ley otorga,


El requisito jurídico es una condición externa a la persona que la ley establece, para que un
sujeto pueda disfrutar o ejercer un derecho.

La capacidad agraria de derecho determina las facultades que pueden tener los sujetos
agrarios, o sea los derechos que les son inhe rentes; la capacidad agraria de hecho, se limita
a determinar cuáles deben ser las aptitudes para ejercerlos, y los requisitos, son condiciones
que con independencia de la personalidad del individuo, pero íntimamente vinculadas a él,
fija la ley para poder disfrutar o ejercer algún derecho.

De lo dicho resulta, que la capacidad de derecho sólo se reflete a la facultad inherente a una
persona agraria; de hecho, a la posibi lidad física de poderla ejercer, y el requisito la
condición física o Jurídica no inherente a la persona para disfrutar o ejercer el derecho
reconocido por la ley.

Un ejemplo podrá aclarar mejor los distintos enunciados, La ley puede establecer que para
adquirir tierras, es preciso ser un agricultor profesional, porque sólo ellos podrán optar a su
adquisición (capacidad agraria de derecho). La misma ley establece, que para ejercer el
derecho tendiente a adquirir el dominio, el agricultor deberá tener 20 años de edad, buena
salud, sin defectos físicos (capa- cidad de hecho) además no debe ser propietario de predio
que constituya una unidad económica (requisito de derecho), y deberá acre- ditar que se
desempeña como agricultor, desde un número mínimo de años (requisito de hecho).

c) Incapacidad jurídica agraria.


La incapacidad agraria es la falta de aptitud para disfrutar de un derecho o la imposibilidad
de ejercerlo. La incapacidad jurídica agraria puede ser de derecho y de hecho, y éstas a su
vez absolutas y relativas.

La incapacidad consiste en la negación de un derecho de carácter agrario. El fundamento


esencial de las incapacidades surge por la necesidad de proteger el interés económico o
social, mediante la exclusión de determinadas personas en el goce de derechos o en el
ejercicio de los mismos.

En realidad, si se analiza cuidadosamente los principios de Derecho Agrario, veremos como


la forma de asegurar su protección y eficacia, en miras al logro de los fines propios de toda
política agraria científica, es imponer ciertas incapacidades de derecho o de hecho, a los
sujetos agrarios.

De tal manera, por ejemplo, si las sociedades anónimas por su Interés puramente lucrativo y
por el anonimato de sus titulares, puede resultar nociva para la actividad agraria, sólo puede
lograrse su exclusión mediante la declaración de una incapacidad agraria de derecho, que
les prohíba por ejemplo, adquirir bienes inmuebles rurales,

Si se desea que la gente que inicia sus actividades en la agricul tura por medio de la
colonización, sea apta para el trabajo agrario, es obvio que será necesario "limitar la
capacidad agraria de derecho que la ley otorga a todo agricultor para adquirir tierra,
mediante la creación de una incapacidad de hecho, o toda persona que carece de algún
miembro, padezca alguna enfermedad o se halle imposibilitada para trabajar por vejez.

La incapacidad agraria de derecho puede ser absoluta o relativa. Es muy difícil hallar una
incapacidad agraria absoluta, aunque podría mencionarse la que prohíbe a las sociedades
anónimas ejercer la actividad agraria,

La incapacidad agraria de derecho relativa, es más común ya que puede afectar a la persona
que no sea un agricultor o productor agrario profesional.

En cuanto a la incapacidad agraria de hecho, también puede ser absoluta o relativa. La


primera puede ser la parálisis general, y la segunda la minoridad.

Las incapacidades se refieren exclusivamente a las condiciones inherentes a la


personalidad de los sujetos agrarios, y se vincula directamente con la protección y el
fomento de la actividad agraria; de ahí que a medida que las exigencias legales sean
mayores, en razón de la necesidad de incrementar la producción agropecuaria o de defender
los recursos naturales renovables, o bien de lograr una más equitativa distribución de los
beneficios obtenidos del trabajo agropecuario, irán sensiblemente aumentando las
incapacidades agra- rias de derecho y de hecho. Ello es indudable, ya que la regulación
jurídica agraria debe establecer limitaciones en los derechos subjetivos, por razón de los
principios propios que orientan al derecho agrario objetivo.

2- EL STATUS O PROFESIÓN.
Se entiende por status jurídico de las personas a la particular consideración que las mismas
merecen a la ley, según sus circunstancias personales.

En derecho agrario, el status como atributo de la personalidad agraria equivale a status


profesional, el cual tiene un contenido muy amplio, pero que en esencia significa la
participación activa y habitual en la actividad agraria. Se ha dicho con razón que es eso y
mucho más, ya que ese estado es en cierta medida: sentimiento, tradición, atavismo y
ligamen entre la tierra y quien la trabaja y la fidelidad a ella.

La profesionalidad representa uno de los carácteres esenciales del sujeto agrario. El


profesional de la agricultura es el que hace de ella su actividad habitual y que recibe
distintos nombres según las épocas y los países. En numerosos epígrafes romanos, se han
hallado diversas expresiones para calificarlo: "agrícola bonus, agrícola opti- mus, agrícola et
cultor prudens, agrícola strenuus".

El sujeto agrario puede ser una persona física agraria o un conjunto de personas físicas
agrarias, las cuales a su vez pueden ser personas de existencia necesaria o posible. Debe
destacarse la diferencia que se presenta entre la profesionalidad agrícola de una persona
física y una jurídica.

Puede afirmarse que las personas jurídicas agrarias, solo la tienen por virtud de una ficción
jurídica, y si bien hay autores que admiten este tipo de profesionalidad, es imprescindible en
caso de aceptarse tal criterio, hacerlo con serias reservas,

La profesión agrícola no representa actualmente un concepto de ruralidad patriarcal, sino el


estado propio de un grupo de personas que, a semejanza del agricultor, ejercen de una
manera efectiva y habitual la agricultura, aportando los medios de producción tales como el
capital y el trabajo.

En el Código Civil italiano se designa como empresario agrícola quien ejerce una actividad
dirigida al cultivo del fundo, a la silvicultura, la cría del ganado, y a sus actividades conexas.

Se reputan conexas las actividades dirigidas a la transformación o venta de los productos


agrícolas cuando pertenecen al ejercicio normal de la agricultura.

En realidad esta definición nos parece objetable de acuerdo a nuestro criterio, en razón de
que circunscribe la actividad agraria a la "actividad agrícola"; además por el hecho
importante que excluye al Estado de la actividad agraria, y finalmente porque identifica a la
empresa agrícola con la actividad agraria, lo cual presupone un concepto estrecho de la
actividad agraria y excluyente de personas y cosas agrarias que de por sí tienen especial
relevancia en confrontación a los principios generales de Derecho Agrario.

Esta tendencia se ha expandido considerablemente por haberse iniciado con la


incorporación al Código Civil de Italia del articula premencionado y que ha sido el resultado
de una prolongada elaboración doctrinaria, todo lo cual ha tenido una gran repercusión en
diversos sectores agrarios del mundo y en la doctrina agrarista europea y americana.
Con todo el respeto que por tal doctrină profesamos, nos inclinamos a disentir con ella,
porque de admitirse se excluirán del Derecho Agrario aspectos fundamentales que en
algunos casos son de evidente interés público. Esto se vincula con lo sostenido por algunos
agraristas de que el Derecho Agrario es un derecho especial y que refuerza aún más la idea
de que todo el Derecho Agrario es un derecho de la "empresa" y "para la empresa".

Este criterio no es admisible a nuestro juicio, no por el hecho de que la empresa agraria sea
algo imposible de desconocer en el aspecto económico y que debe ser tenida en cuenta en
la legislación agraria, sino porque en la elaboración doctrinaria que nos permitimos formular
aquí, hemos tratado cuidadosamente de expurgar al contenido de la misma, de todo
concepto económico que desvirtúe a la sistemática jurídica. Por eso hemos tratado de
excluir - sin desconocerla - a la empresa agrícola como ente directriz de la actividad agraria.

De admitir tal supuesto, el Derecho Agrario queda limitado al ámbito del derecho privado y
se concentra en el concepto empresa un sinnúmero de actividades, que por ese solo hecho
se excluyen del Derecho Agrario, siendo de importancia considerable que se incorporen
como materia regulada por parte de la normatividad jurídica agraria.

Por otra parte, es preciso distinguir entre profesión agraria y profesión científica agraria; o
sea que no es lo mismo un agricultor profesional que un profesional de la agricultura.
Indudablemente pueden coincidir ambos calificativos o condiciones en una sola persona.
Sin embargo lo que interesa aquí es dejar aclarado el contenido y alcance de cada uno de
estos conceptos,

Lo que caracteriza al agricultor profesional es la "habitualidad" en la actividad agraria; en


cambio el profesional de la agricultura (agronomía) se distingue por la "titularidad" sea a
nivel universitario o cualesquier otro. En muchos casos la experiencia en la agricultura se
une a la titularidad adquirida por la carrera. En otros casos no. De ahí que pensemos en la
necesidad de no confundir estos términos como lo hacen algunas leyes agrarias en
detrimento de los propios agricultores y de la promoción agraria.

Debe tenerse presente el amplio campo de acción de un profesional agrícola, cuyas


actividades pueden limitarse a la de un agricultor, pero que pueden expandirse a la
investigación científica, a la asistencia técnica (extensión agrícola) y a otras múltiples
actividades vinculadas directa o indirectamente con la actividad agraria.

Es incuestionable que al analizar el status jurídico agrario, lo importante es la habitualidad,


que se identifica con la profesionalidad en tanto en cuanto no se confunda la actividad
agrícola o agraria con la agronómica. El factor determinante de la profesionalidad es la
habitualidad y según esto debe entenderse por sujeto agrario a toda persona física o jurídica
pública o privada que hace de la actividad agraria su profesión habitual. La protección a un
profesionalismo rural se perfila claramente, a través de los últimos años, en la legislación
agraria positiva mundial.

3. Domicilio.
El domicilio es el asiento jurídico de la persona, o sea el lugar donde se supone que se
hallará siempre, para todos los efectos legales,

La ley presume que en el domicilio se encontrará la persona o un representante suyo.

La palabra domicílio puede designar la casa donde habita o el asiento jurídico de la persona.
La residencia es el lugar de la habitación real o física de la persona y la habitación es el lugar
donde una persona fija accidentalmente su residencia, aunque sea por un tiempo muy corto.

Tanto el domicilio como la residencia o la habitación establecen una relación entre una
persona y un lugar determinado. Existen distintas clases de domicilio: general, o sea el
domicilio ordinario de la persona y que ella tiene para toda clase de asuntos; y el especial
que sólo tiene valor para determinados casos.

A su vez cada uno de estos domicilios puede ser establecido ya sea por disposición de la ley
o por voluntad de las partes.

El análisis del domicilio en materia jurídica agraria presenta múltiples dificultades, por
tratarse de un asunto que no ha sido estudiado por la doctrina, ni legislado hasta el
presente, salvo en ciertas leyes agrarias donde por lo general se confunden los términos con
mucha frecuencia cuando se menciona la residencia..

El domicilio es una forma de vincular la persona a un lugar, y ello reviste para la actividad
agraria una importancia considerable que se acentúa aun más, cuando se lo analiza en el
aspecto jurídico.

El domicilio en Derecho Agrario constituye un medio de ubicación jurídica de la persona y


una condición para delimitar el status legal del agricultor. Puede comprenderse la ratio iuris
de esta imposición, si se tiene en cuenta que el arraigo del hombre en la tierra y su
estabilidad económica, constituyen uno de los propósitos fundamentales de la legislación
agraria.

Entre los requisitos que en materia de colonización y reforma agraria se exigen a los
agricultores aspirantes de predios, es que hayan residido o residan en las áreas rurales y
entre las obligaciones que se imponen en la concesión o en el contrato, figura siempre la de
fijar su residencia en el predio. Ello es obvio, porque si lo que se pretende con tal legislación,
es radicar a los agricultores en la tierra, es comprensible que la ley establezca como
presunción legal que el domicilio de un agricultor se halle en el predio donde vive con su
familia y donde trabaja.

Pero la cuestión Inherente al domicilio llega a tener mayor im- portancia todavía, cuando la
presunción legal se desvirtúa por la comprobación de que el agricultor no vive en el fundo,
en cuyo caso, la omisión de tal requisito puede originar la causa de caducidad o la rescisión
del contrato.
En todos aquellos casos en que los propietarios no tienen su domicilio en el predio, la
presunción legal puede originar la calificación de ausentismo y ello llegar a ser un agravante
en la expropiación del fundo.

Para el derecho agrario, el domicilio legal es el lugar donde la ley agraria presume sin admitir
prueba en contrario, que una persona reside de una manera permanente para el ejercicio de
sus derechos y el cumplimiento de sus obligaciones agrarias, aunque de hecho no esté allí
presente de modo permanente. El domicilio legal es forzoso, y por tal motivo la ley presume
que la persona reside en ese lugar. El domicilio legal es a veces ficticio, puesto que se lo
considera como tal, admitiendo que la persona no esté allí presente.

Esto puede motivar serios inconvenientes desde el punto de vista jurídico agrario. De ahí que
sea preciso aclarar que sólo se admite la ausencia temporaria como límite de la ficción.

Para el derecho agrario el sujeto agrario principal tiene su domicilio en el lugar donde debe
realizar sus actividades agrarias, salvo que éstas fueren temporales o periódicas. Los
sujetos físicos auxiliares, o sea las personas físicas agrarias que trabajan o que están
agregados en casa de otros, tienen el domicilio del sujeto agrario principal para quien
trabajan, siempre que residan en la casa del fundo o en habitaciones accesorias..

La duración del domicilio agrario, depende de la existencia del hecho que lo motiva, cesando
éste, el domicilio se determina por la residencia, con intención de permanecer en el lugar
que se habite.

Cuando el sujeto deja la actividad agraria, el domicilio agrario legal cesa; pero esto no
impide que esas personas conserven ese mismo domicilio, si es que en él mantienen su
residencia.

El domicilio real del sujeto físico agrario, es el lugar donde tiene establecido el asiento
principal de su residencia y de sus actividades o negocios agrarios. Es un domicilio
voluntario y susceptible de cambio. Para determinar el domicilio real agrario o voluntario,
debe tenerse en cuenta donde se halla el asiento principal de la residencia y el asiento
principal de sus negocios agrarios.

En el domicilio real agrario, debe fijarse la residencia habitual, y para que esta llegue a serlo
se requiere que sea estable y que la persona tenga intención de permanecer en él para
siempre. En tal sentido, para que la habitación cause domicilio agrario, la residencia en el
predio debe ser habitual y no accidental, aunque no se tenga intención de fijarla allí para
siempre.

En caso de habitación alternativa en diferentes lugares, el domicilio agrario es el lugar donde


se tenga la familia o el principal establecimiento; pero si una persona tiene radicada su
familia en un lugar y los negocios en otra, el primero es el lugar de su domicilio.
Para las leyes de colonización y de reforma agraria por lo general, es obligación de los
agricultores asignatarios o adjudicatarios, residir en el predio con su familia, con lo que se
precisa el alcance de habitación como causante de domicilio real agrario.

La diferencia entre domicilio legal agrario y el domicilio real agrario, es que mientras uno, lo
presume la ley como residencia permanente, el otro es voluntario y susceptible de cambio.

No obstante ello, en Derecho Agrario se puede establecer una diferencia importante, y es


que en ciertos casos, el domicilio real se identifica con el legal, por cuanto si la ley presume
el domicilio legal también exige que la residencia en él, sea habitual. Si el propietario rural
tiene su domicilio legal en el fundo, se presume que ese es su domicilio y residencia y que
allí tiene el domicilio real aunque se ausente de él en forma temporaria y en caso de
ausencia prolongada, la ley presume que ha dejado de tener dicho domicilio.

III. LOS SUJETOS AGRARIOS, LA ACTIVIDAD AGRARIA Y LOS ACTOS JURÍDICOS


AGRARIOS

Los sujetos agrarios son las personas físicas o jurídicas que ejercen o participan en la
actividad agraria productiva de manera habitual o quienes controlan, protegen o fomentan a
la actividad agraria en general por razones de interés público y de bienestar social.

Los sujetos agrarios ejercen la actividad agraria productiva. Este requisito es esencial para
que se los califique de sujeto agrario. Si no ejercen la actividad agraria productiva no son
sujetos agrarios. Pero por razón de la naturaleza de la producción, del lugar donde se la
obtiene y el destino ulterior que se le da, en muchos casos el sujeto agrario ejerce
actividades agrarias conexas, además de las productivas.

Puede el sujeto ejercer una actividad agraria vinculada; pero lo único que le da el carácter de
sujeto agrario es la actividad agraria productiva. Lo que interesa a la regulación jurídica en
particular es el productor y quienes participan de una manera u otra en la producción. De ahí
que para el derecho agrario la importancia económica es pareja a la importancia social de la
actividad agraria,

La actividad agraria ejercida por el sujeto se fija por su actuación o participación en la


producción. Los demás aspectos de la actividad agraria deben considerarse siempre como
accesorios o complementarios de la actividad fundamental que es la productiva. Existen
algunos que pueden calificarse de preparatorios y que en ciertos casos van íntimamente
ligados a la actividad agraria productiva al extremo que se los puede incluir entre ellos.

Sin embargo debe mencionarse a la actividad agraria conservativa como ejemplo cuya
importancia es fundamental, por cuanto permite asegurar la conservación de los recursos
naturales renovables, la salubridad de los vegetales y animales y la protección a la actividad
agraria en general.

El sujeto que desempeña la actividad agraria de conservación y preservación puede ser


público o privado por cuanto en ambos casos el fin esencial es conservar el recurso o
mantener la sanidad vegetal o animal en un nivel normal. Lo que diferencia a la actividad
desarrollada con estos fines es la clase de sujeto que la realiza; de manera que si existe un
sujeto público por ejemplo el Ministerio de la Agricultura y Ganadería que realiza una
desinfección de galpones o establecimientos para asegurar su estado sanitario es indudable
que tal acto, como el ejercido por el propio arrendatario de una fracción de tierra o su
propietario con el fin de asegurar la sanidad en su establecimiento, es el mismo. La
diferencia radica en que mientras en el primer caso el sujeto agrario público actúa por
motivos de interés público, en el segundo el sujeto privado que hace lo mismo, actúa en
salvaguarda del interés privado o particular. De manera que la actividad agraria no
productiva puede ser ejercida por personas diversas según los casos.

A fin de que no queden dudas al respecto conviene destacar en que casos y bajo qué
condiciones es factible que suceda esto.

La actividad agraria productiva la ejercen siempre los sujetos agrarios ya se trate de sujetos
privados o públicos. Unos por razones obvias ya que la actividad agraria responde
fundamentalmente al propósito de producir. El sujeto agrario público también puede actuar
en la tarea productiva. Lo puede hacer ya sea por medio de empleados o funcionarios o bien
con la participación de sujetos agrarios privados.

No se trata de una actividad agraria específica del Estado, pero lo importante es reconocer
que el Estado como sujeto agrario puede ejercerla. Nada puede impedírselo ya que no se
opone ello a ningún principio fundamental de Derecho Agrario. Lo que sí interesa reconocer,
es que tal actividad agraria productiva, el Estado puede desarrollar a título experimental o
bien como una forma habitual de participar en la producción agropecuaria. Este es un
asunto que depende de la legislación agraria positiva; por eso no es posible deslindar aquí.
Sólo se puede afirmar que dentro de la sistemática jurídica agraria general y según sus
principios fundamentales nada se opone a ello.

El sujeto agrario público puede además desempeñar una actividad agraria no productiva. En
este aspecto su calificación de sujeto agrario es excepcional. Pero en razón de que tal como
se expresó en párrafos anteriores, el Estado recibe el nombre de sujeto agrario, en tan- to en
cuanto se procede a la sistematización jurídica y al ordenamiento jurídico agrario, puede
afirmarse que en su carácter de tal debe reali- zar no sólo una actividad agraria productiva,
sino también de otro tipo: conservativa, preservativa, de policía, etc.

Este tipo de actividad agraria no productiva es fundamental cuando se trata del Estado, por
cuanto es el encargado por intermedio de sus órganos competentes de proteger, estimular y
fomentar en toda forma a la actividad agraria productiva.

Es necesario insistir que el sujeto privado puede desarrollar cualquier tipo de actividad
agraria; pero llegará a ser sujeto agrario únicamente cuando su actividad fundamental o
principal sea la productiva o sea cuando cultive la tierra, críe o cuide los animales o plante
árboles. Dichas actividades podrá ejercerlas por sí o con otros pero su actividad debe ser
siempre de dirección o participación en la actividad agraria productiva. Si no realizara
ninguna otra actividad agraria sería siempre sujeto agrario; pero en cambio si realizara
cualquier actividad agraria menos la productiva no sería sujeto agrario.

Lo fundamental para la calificación del sujeto agrario es tener presente a la actividad agraria
productiva. A partir de este concepto se puede afirmar que quien la ejerce es sujeto agrario.

En cambio en la actividad agraria no productiva, el Estado o los organismos estatales


pueden ejercerla en razón que si lo hacen es por razones de control, vigilancia o fomento de
las condiciones que facilitan o permiten desarrollarse a la actividad productiva agraria. En
este caso el sujeto que realiza esta actividad es un sujeto agrario. Pero debe entenderse
claramente que se trata de un sujeto agrario público que puede realizar la actividad agraria
en cualesquiera de sus formas en razón de la finalidad de sus funciones. De manera que si
el sujeto público realiza actividades agrarias diversas pero no las productivas no pierde su
carácter de sujeto agrario por razón de la competencia que las leyes agrarias le asignan.

Esto en lo que respecta a lo fundamental y sistemático; pero ello no puede en manera


alguna excluir la posibilidad de que el legislador pueda calificar como sujeto agrario a la
persona física o jurídica que se comporte en la forma indicada, o sea que ejerza otro tipo de
actividades que no sea precisamente la productiva.

Lo importante para comprender el criterio adoptado aquí es tener presente que la


producción agropecuaria es una meta fundamental de la política agraria y que la
importancia de la misma trasciende a la persona y hasta el interés del mismo productor, de
manera que si el Estado defiende o protege a los productores no lo hace por ellos mismos
sino por el interés público que representa la producción agropecuaria.

Los sujetos ejercen la actividad agraria en cualesquiera de sus formas. Los sujetos agrarios
privados la ejercen también, pero serán sujetos agrarios mientras realicen como principal
actividad a la productiva en cualesquiera de sus especializaciones.

Los sujetos agrarios públicos pueden ejercer indistintamente la actividad agraria en sus
diversas formas, por razones del interés público que protegen o por la necesidad de que
actúen en la actividad agraria ya sea privada o pública.

La actividad es la aptitud o facultad de obrar que permite crear o realizar actos. Es decir, que
la persona que ejerce la actividad agraria ejecuta actos agrarios o los realiza. Si es sujeto
agrario privado realizará actos productivos como finalidad esencial de su actividad y
también podrá realizar otros que no sean productivos pero que se hallarán relacionados con
ellos por conexión.

Lo importante es señalar que el sujeto agrario puede ser público o privado. Si es público
ejerce la actividad agraria en cualesquiera de sus formas. Si el sujeto agrario es privado
debe realizar como actividad principal a la productiva. Si lo hace, es libre de ejercer todas las
demás actividades; pero su carácter de sujeto agrario lo tendrá según realice o no la
actividad productiva agropecuaria.
Importa señalar ahora las relaciones que existen o se presentan entre los sujetos, la
actividad y los actos jurídicos agrarios.

Los sujetos efectúan la actividad agraria y por ese hecho se sobreentiende que realizan
actos jurídicos agrarios. Pero además pueden realizar actos jurídicos agrarios quienes no
llegan a ser sujetos agrarios.

Sin embargo esos actos, las leyes agrarias pueden calificarlos de agrarios en función de la
protección y fomento de la actividad agraria en cualesquiera de sus formas y
especializaciones.

De manera que la amplitud del acto agrario como se podrá ver en la enumeración no
significa en modo alguno que los mismos sean realizados por sujetos agrarios
necesariamente, ni tampoco que por ser agrarios no puedan ser calificados como actos
comerciales o civiles.

La calificación de agrario significa que el acto considerado tal, debe ser materia de
protección por la policía agraria en general. Ello sin perjuicio de los demás efectos que
puede producir y que se verán en su parte pertinente.

En todos los casos en que una venta de tierras o de animales se califica de acto agrario, se
hace en razón de la importancia que el objeto del acto puede presentar en la actividad
agraria productiva, o en toda otra que incida en ella. En la venta de tierras deberá tenerse
presente la ubicación de la tierra a los efectos de autorizar su subdivisión para que pueda
ser apta para la utilización agropecuaria. También será necesario determinar la aptitud
productiva del suelo para poder definir si la tierra puede ser materia de venta.

El acto jurídico de la venta puede ser civil; pero la calificación de agrario implicará la
necesidad de someterse al cumplimiento de ciertos requisitos y además a ser pasible de
efectos jurídicos agrarios específicos, que surgen por necesidad de la protección de la
actividad agropecuaria en general y de las cosas o bienes que sirven para realizarla.

En el caso de venta de hacienda, por ejemplo la calificación de agrario del acto de la venta,
no le quita su naturaleza comercial; pero en cambio la omisión de ciertas obligaciones por
parte de quienes actúan o participan en su realización los hace pasibles de efectos que
pueden consistir en una multa, la nulidad de acto o su anulabilidad según los casos.

IV - CLASIFICACIÓN DE LOS SUJETOS AGRARIOS

Los sujetos agrarios se clasifican según su naturaleza, el tipo de actividad que realizan, y el
grado de independencia que gozan en su actividad.

1. Según su naturaleza, se clasifican los sujetos agrarios en físicos y jurídicos. Son sujetos
físicos agrarios, el hombre y la mujer que realizan las tareas agrícolas en cualesquiera de
sus especializaciones de manera habitual.
Entre los sujetos físicos agrarios se distinguen además del hombre y la mujer
individualmente considerados y siempre que tengan la capacidad requerida para
desempeñarse como sujetos agrarios, la familia y la comunidad agraria.

La familia y la comunidad son en principio sujetos agrarios físicos por cuanto constituyen
una agrupación de personas que se asocian e integran un grupo familiar o comunitario pero
sin llegar a constituir otra persona de naturaleza ideal.

Son sujetos agrarios de naturaleza ideal las personas artificiales capaces de adquirir
derechos o contraer obligaciones agrarias y que tienen por finalidad principal desarrollar la
actividad agraria en forma habitual.

Entre este tipo de sujeto agrario se pueden mencionar en primer término las cooperativas
agrarias y las asociaciones agrarias de diversas clases, con las excepciones que se
puntualizarán en su parte pertinente. Pueden también incluir a la familia o la comunidad
cuando adquieren personería jurídica.

Dentro de los sujetos de existencia ideal, el estado desempeña un papel fundamental, por
ser la persona jurídica que representa la sociedad organizada políticamente. Se trata de una
persona jurídica pública, cuyas funciones y atribuciones consisten en realizar el bienestar de
la comunidad en general.

En esta sistematización hemos optado por clasificar al Estado a través de sus distintos
poderes como sujeto agrario. En verdad pueda aparecer como una calificación exagerada
por cuanto el estado representa por sí un concepto muy amplio para admitir limitaciones o
calificaciones de este tipo. Sin embargo consideramos que por razón de la ley que los
propios poderes públicos sancionan o promulgan se atribuyen funciones y atribuciones
específicas a determinados organismos estatales cuyos fines consisten en realizar
actividades agrarias o controlarlas de una manera u otra.

El Estado puede ser considerado como sujeto público en función de las actividades agrarias
que realiza. No se trata de afirmar, que el Estado sea un sujeto agrario, sino que por razón de
las actividades agrarias que desempeña a través de sus poderes y de sus órganos
específicos debe ser considerado, a los efectos de la sistematización, como sujeto agrario
público.

De igual modo puede aplicarse este criterio a los cantones o provincias y aún a los
organismos internacionales que en todos los casos que constituyen ramas de las Naciones
Unidas son sujetos públicos internacionales con competencia agraria por razón de su carta
orgánica o carta constitucional. Un caso típico en este sentido lo constituye la Organización
de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación.

2. Según el tipo de actividad que desarrollen los sujetos agrarios pueden ser: productores y
no productores.
Son sujetos productores las que desempeñan la actividad agraria productiva o que la dirigen
personalmente, ya se trate del cultivo del suelo, la cría y cuidado de los animales y la
forestación, incluída la explotación forestal que lleva aparejada.

Los sujetos productores son los sujetos agrarios de mayor relevancia ya que ellos
personifican al agricultor o el ganadero en sentido amplio. Por obra del sujeto agrario
productor se desarrolla el aspecto más importante de la actividad agraria. De ahí que en
todo lo concerniente a los privilegios y facultades se otorga a ellos el sumun de beneficios
en razón de que son ellos también los que deben cumplir determinadas obligaciones
específicas.

Los sujetos no productores que pueden calificarse de agrarios son aquellos que realizan
funciones de protección, contralor y fomento de la actividad agraria o que ejercen la
actividad agraria por razones de interés público rural, Por su íntima participación en la
actividad agraria merecen este calificativo a los efectos de sistematizar los sujetos agrarios.

La actividad agraria que desempeña el Estado a través de sus organismos agrarios puede
ser de relevancia, por ejemplo la actividad agraria de conservación, preservación,
investigación, etc. Todo ello contribuye de manera efectiva al desarrollo e incremento de la
producción agropecuaria. Solo por esa razón se puede calificar a dichos organismos como
sujetos agrarios aunque no sean productores.

Lo que importa tener presente es que tales órganos aseguran de un modo u otro a la
actividad productiva. Por otra parte en ciertos casos el propio estado a través de órganos
especializados efectúa o cumple directamente una actividad productiva agraria.

3 - Según la categoría de su status, los sujetos agrarios pueden ser independientes o


empresarios y dependientes o auxiliares.

Los primeros son los que asumen la responsabilidad plena de las tareas o actos inherentes
a la actividad agraria productiva que desarrollan en sus fundos por sí o por medio de sus
representantes.

El sujeto agrario independiente o empresario puede ser calificado como tal en cualesquiera
de los niveles económicos a que pueda pertenecer el fundo agropecuario que posea. Se
entiende aquí por fundo agropecuario a la organización productora agraria integrada por
bienes y servicios dirigidos por una persona que recibe el calificativo de sujeto agrario
empresarial o independiente.

Los sujetos agrarios auxiliares son las personas dependientes del sujeto agrario principal o
sea toda persona que trabaja o presta servicios en relación de dependencia y que actúa por
representación o por subordinación al sujeto agrario independiente.

En esta clase de sujetos agrarios se pueden incluir varios tipos diferentes: sujetos agrarios
auxiliares permanentes, y los sujetos agrarios auxiliares transitorios.
Los primeros son los que se hallan vinculados al sujeto agrario principal de manera estable
por un contrato de trabajo, locación de servicios o de obra. Los segundos en cambio son
aquellos que vinculados por un contrato de los ya mencionados, sólo actúa para cumplir
determinados actos o realizar ciertas obras o servicios, concluídos los cuales cesa de
actuar en su carácter de sujeto auxiliar.

Podría hacerse también en esta clasificación de los sujetos agrarios un distingo entre los
dependientes con subordinación común o plena en el trabajo, o bien de dependencia
técnica. Entre estos últimos podrá mencionarse a los aparceros según se legisla dicho
contrato en ciertas leyes agrarias positivas.

También interesa señalar que entre los auxiliares se pueden reconocer grados o sea
distintos niveles que se fijan por razón de la competencia, amplitud de funciones, mayor
autonomía en el desempeño de sus atribuciones, etc. En tal sentido se puede distinguir a un
mayordomo o administrador, de un capataz, etc.

Finalmente dentro de los auxiliares, puede existir una diferencia importante que radica en el
poder de representación, ya que mientras algunos gozan de esa facultad por expresa
voluntad del principal, otros no asumen en ningún caso representación alguna.

V- SUJETO AGRARIO PÚBLICO.

El Estado, por el hecho de desempeñar funciones de índole agraria y ejercer atribuciones de


protección, fomento y control de la actividad agraria realizada por los sujetos agrarios en
general, puede denominársele sujeto agrario público.

El estado actúa por medio del gobierno que constituye la suma de tres poderes
fundamentales, el legislativo que sanciona las leyes y entre las cuales figuran las leyes
agrarias, el poder administrador a ejecutivo que hace cumplir las leyes agrarias y sus
reglamentos por medio de sus órganos competentes y el poder jurisdiccional que aplica las
leyes agrarias por medio de los tribunales competentes en materia agraria.

Según el régimen constitucional vigente, pueden existir gobiernos que actúan en el ámbito
nacional o federal y gobiernos que actúan en el ámbito provincial o estadual. De la misma
manera puede distinguirse un poder ejecutivo o administrador provincial que ejecuta las
leyes agrarias provinciales y un poder jurisdiccional provincial que aplica las leyes
provinciales agrarias. Según las formas de gobierno que adopte cada estado existirán
diferencias en cuanto a la separación de poderes y a las atribuciones que se otorga a cada
uno de estos poderes.

El poder legislativo tiene como atribución específica sancionar las leyes, considerando, tal
como se ha dicho precedentemente, a las leyes agrarias incluída la constitución del Estado.
Existen diferencias de procedimiento en lo que respecta a la sanción de las constituciones
pues según las normas positivas vigentes algunas requieren la elección de constituyentes
para sancionarlas, mientras que en algunos casos pueden hacerlo directamente los propios
legisladores integrantes del poder legislativo. Lo importante es señalar que la constitución,
al contener normas generales de carácter agrario, constituye la ley agraria fundamental de la
cual derivan las demás leyes agrarias, pues éstas se sancionan de acuerdo a la orientación y
principios generales contenidos en aquélla.

Tal como se ha explicado la ley constituye la fuente formal de derecho agrario más
importante. En el concepto de ley como fuente de Derecho Agrario se incluyen también a los
reglamentos que dicta el P. E. para ejecutar las leyes y las resoluciones y disposiciones
emanadas de los distintos órganos del poder administrador.

El poder administrador que se manifiesta como sujeto público agrario puede ser
centralizado o descentralizado. Según lo que establezcan las leyes de cada Estado; las
funciones y atribuciones de los ministerios o secretarías del P.E., existirá uno encargado de
regular y controlar a la actividad agraria.

Los ministerios o secretarías de Estado federales o provinciales tendrán a su cargo la


ejecución de las leyes agrarias y el controlador de la actividad agraria en general. Tienen
también entre sus atribuciones fundamentales la prestación de servicios públicos agrarios y
la policía de los servicios agrarios. Conviene tener presente que el Poder administrador debe
satisfacer necesidades de índole osora incluídas las agrarias, por cuyo motivo las
atribuciones conferidas a este poder ya se halle centralizado o descentralizado son de por sí
sumamente importantes. Los órganos descentralizados del Poder administrador son las
entidades autárquicas que por razón de sus funciones específicas y en particular técnica,
gozan de la autarquía necesaria para desempeñarse con mayor facilidad, ya sea en el orden
patrimonial como técnico.

Las atribuciones fundamentales del poder administrador en materia agraria se concretan en


las siguientes:
a) Actividad administrativa de uso y aprovechamiento de bienes agrarios públicos.

b) Actividad administrativa de servicios públicos agrarios y otorgamiento de concesiones de


servicios públicos agrarios.

c) Actividad administrativa de obras públicas y concesión de obras públicas agrarias.

d) Actividad administrativa de policía agraria en general y de policía de servicios agrarios,


e) Actividad administrativa agraria de fomento.

f) Actividad administrativa agraria propiamente dicha o sea de administración agraria en


general.

Por la importancia y repercusión que las actividades mencionadas tienen dentro del ámbito
rural y por la influencia que ejercen en la actividad agraria interesa analizar estas
atribuciones para mostrar como desarrolla el Estado sus funciones con relación a la
actividad agraria. Conviene tener presente que la actividad pública administrativa constituye
un aspecto importante de la actividad agraria en general de manera que la actividad agraria
puede separarse aunque sea teóricamente en actividad agraria privada y pública.
A fin de poder explicarse mejor se hará una breve reseña de cada una de las actividades
mencionadas y que son de competencia del poder administrador exclusivamente.

1 - Actividad administrativa de uso y aprovechamiento de bienes agrarios.

Esta es una actividad administrativa muy amplia y también muy importante. Por medio de
ella el estado administra y dispone de sus tierras del dominio privado y del dominio público.
El poder administrador utiliza estos bienes en forma directa o los otorga en concesión o por
permiso, según la precariedad del uso y según distintas formas ya sea en usufructo,
arrendamiento, venta, etc.

2 Actividad administrativa de servicios públicos agrarios.

La actividad administrativa de servicios públicos es la más importante y más vasta. Por su


contenido y alcance constituye un medio efectivo de satisfacer las necesidades de índole
pública. El servicio público agrario como todo servicio público implica regularidad y
obligatoriedad. La determinación de lo que puede ser servicio público es materia de la
política administrativa o legislativa ya que puede el legislador convertir en servicio público lo
que hasta determinado momento no lo es. De ahí que existan actividades públicas agrarias
que aún no revisten el carácter de servicio público y que deberán serlo en función de la
importancia que reviste su prestación regular y permanente.

3 - Actividad administrativa de obras públicas agrarias.

Esta constituye una actividad administrativa general que desempeña la administración


pública por razones de evidente interés público. Podría a primera vista considerarse
exagerado analizar en forma específica la obra pública agraria ya que dentro del régimen
jurídico administrativo la obra pública es materia de estudio particular en todo lo
concerniente a la forma de otorgarla, sujeto que la otorga, derechos y obligaciones del
contrato o concesión a que da lugar, etcétera. De ahí que pudiera resultar un tanto casuístico
que se la analice en una sistematización jurídica agraria. Sin embargo consideramos útil
hacerlo.

La obra pública agraria se halla vinculada con la infraestructura agraria y por ende con la
estructura agraria también. Ella implica un motivo de interés especial para la planificación
agraria general y regional y además constituye un medio efectivo para lograr el cum-
plimiento de los fines de toda política agraria o sea la conservación de los recursos
naturales renovables, el incremento racional de la producción agropecuaria y la estabilidad
social de la población rural.

La oportunidad en la ejecución de la obra, y la conveniencia de que sea pública son asuntos


vinculados a la política agraria. De manera que aquí solo interesa analizarla desde el punto
de vista jurídico agrario.
La regulación jurídica agraria en esta materia se refiere especialmente a la forma como la
obra pública contribuye a la mejor prestación de los servicios públicos agrarios y además
cómo se regula jurídicamente la contratación de la misma, cómo se cumple etc.

Estos son aspectos del Derecho administrativo que referidos a la materia agraria sufren
cambios considerables en atención a los principios mismos del Derecho Agrario que deben
ser respetados en esta materia.

La obra pública agraria consiste en el proyecto y realización de operaciones de carácter


técnico y material que se realizan por cuenta del Estado o por sus propios órganos para
satisfacer una necesidad pública determinada, o bien para facilitar la prestación de un
servicio público agrario.

La obra pública agraria representa un conjunto o complejo de actos y de hechos que


contribuyen a la realización de los fines propios de la política agraria. Por tal motivo la
caracterización de la obra pública agraria como tal tiene un valor imponderable que a veces
no se le comprende o capta en su debida intensidad. Así por ejemplo la materia de
expropiación, estudiada en la parte referente a las limitaciones del dominio agrario dentro de
la sistemática jurídica agraria, que sustenta la obra pública agraria, es de suma importancia.

La colonización por ejemplo constituye a nuestro juicio una obra pública compleja que no
sólo es obra pública, sino que también es de interés o utilidad pública y por tal razón puede
dar lugar a una expropiación. En efecto si la colonización se estima necesaria por razones
de interés público la ejecución de la misma y la disponibilidad de bienes aunque sean de
propiedad privada, se justifican ya que es la realización de una obra pública. De manera que
ya no se trata en la expropiación de la disponibilidad de un inmueble, sino de uno o varios ya
que todos contribuirán en mayor o menor medida a la ejecución de una obra pública agraria,
que en este caso recibe el nombre de colonización, pues se cumplen en ella los propósitos y
fines que la colonización representa en materia de política agraria.

La colonización como obra pública justifica la declaración de utilidad pública para que se
lleve a cabo. De manera entonces que en todos aquellos casos en que se impugna el
derecho de declarar de utilidad pública un predio por cuanto las obras que se hagan en él
sólo influirán para que a la postre disfrute de la tierra una serie de personas, en este caso
agricultores, en lugar del propietario agricultor o no, según los casos, que en ella vivía y
trabajaba o que no trabajaba; es erróneo.

La colonización es una obra pública y como tal merece para que sea realizada que se
declare de utilidad pública todos los elementos que el Estado debe disponer para llevarla
adelante.

Las obras públicas agrarias son muy numerosas. La obra se ha dicho en la definición
implica la realización de un conjunto de operaciones materiales y técnicas, de manera que
tanto puede ser un puente, como una escuela rural, como una sala de primeros auxilios
como la sistematización de un campo, como los trabajos de recuperación de suelos
erosionados, la construcción de canales de desagüe, un dique, en sus diversas clases, la
planificación de una zona destinada a la recuperación o desarrollo agrícola, etc. En todos los
casos existe obra pública agraria porque para que lo sea, lo necesario es que satisfaga una
necesidad pública o de evidente interés público.

La ejecución de la obra pública puede ser hecha directamente por el Estado o sea por
administración. Puede ser contratada por el Estado a una empresa particular para que la
haga, o finalmente puede ser concedida su construcción a un tercero para que la haga a su
costo o que contribuya en parte al gasto que imponga la misma y se le autorice a cobrar a
los usuarios y a proceder con relación a ellos como si se tratara del Estado mismo. En este
caso es frecuente el ejemplo de las concesiones de obras de pavimentación o de
construcción de caminos con percepción de peaje.

4- Actividad administrativa agraria de policía.

La actividad del Estado concerniente a la policía consiste en la legislación y ejecución de


actos tendientes a reglar y limitar el ejercicio de los derechos de las personas intervinientes
en la actividad agraria en beneficio de la comunidad rural.

La actividad de policía se resume en dos aspectos fundamentales que consisten en la


sanción de leyes que establecen limitaciones al ejercicio de derechos agrarios en beneficio
público rural. Además es concerniente a tal función la ejecución de actos de control y
limitativos del ejercicio de los derechos de personas rurales. Tal limitación surge siempre de
la ley o sea que emana del Poder Legislativo del Estado. Los actos de policía son cumplidos
por el poder administrador que de ese modo permite que la convivencia social, dentro de la
comunidad rural, se cumpla satisfactoriamente en beneficio general y sin desmedro de los
intereses particulares o privados de las personas que integran a la propia comunidad.

De lo dicho surge que en toda la legislación agraria se notará la presencia de normas


inherentes al poder de policía, que es precisa- mente como se designa a la facultad del
poder legislativo en esta materia, mientras que se emplea el término de policía agraria a la
función del Estado que se cumple por medio de los órganos ejecutivos o de pura
administración con iguales fines.

Tanto el poder de policía como la policía misma son de contenido muy amplio y diverso;
pero conviene señalar los aspectos más importantes que comprende, a fin de poder conocer
cabalmente como desarrolla el Estado la actividad que a él le compete en esta materia.

El poder de policía y la policía agraria se refiere a diversos aspectos de la actividad agraria.


De manera tal que la actividad policial agraria se aplica con relación a la propiedad, al
contrato, a la transmisión del patrimonio agrario, a los servicios públicos, a las obras
públicas y a la concesión de los mismos.

De qué manera actúa el poder de policía y la policía con relación a estas instituciones, es
uno de los puntos fundamentales del estudio de la policía en general y que ocupa un lugar
de preferencia en la sistematización jurídica agraria.
a) Policía de la propiedad. En materia de propiedad, la policía consiste esencialmente, en las
restricciones administrativas que se establecen como medio de regular el ejercicio del
derecho de propiedad en cualquiera de sus manifestaciones, dentro de la actividad agraria.
En cuanto a la forma que se ejerce, ella se realiza por medio de la ley en sentido amplio y por
la ejecución de la misma mediante la actuación de los órganos administrativos.

En tal sentido puede afirmarse que el poder de policía agrario se manifiesta por medio de
leyes que establecen limitaciones a la propiedad del suelo, del bosque, de las aguas, etc. A
su vez los órganos administrativos son los encargados de ejecutar las normas contenidas
en esas leyes y que permiten el mejor desenvolvimiento de la actividad agraria.

Los procedimientos administrativos que se emplean para lograr tales objetivos son varios,
pero en cuanto a la propiedad pueden cumplirse por medio de registros. Así por ejemplo el
registro de la propiedad mueble e inmueble agraria: los catastros de tierras, bosques o
aguas. Se trata de una limitación al ejercicio del derecho que consiste esencialmente en la
obligatoriedad de inscribir los bienes agrarios de dominio de un titular, a fin de que el mismo
pueda ejercer el derecho que la ley le autoriza con relación a esos bienes.

Se puede manifestar la policía por medio de otros procedimientos que consisten en hacer
algo cuya obligación se impone o no hacer algo que la ley prohíbe, Así por ejemplo, el
propietario de ganado debe bañarlos en determinada época del año, o debe fumigar sus
plantas, o debe dejar de cultivar en tal o cual forma según se le indique en beneficio propio y
por razones de interés general.

La policía se ejerce no sólo con respecto a la propiedad de los particulares, sino también
con respecto al dominio público del estado cualquiera sean los bienes que comprenda. Así
por ejemplo se establece una policía de parques para cuidar los parques de propiedad del
Estado y con el objeto de preservar su conservación y mantenimiento.

En cuanto a bienes del dominio público, como el agua, el poder administrador establece el
control de las concesiones y de los permisos de agua a efectos de comprobar si esos
bienes del dominio público se emplean en forma conveniente y no se afectan intereses
particulares o individuales o generales.

b) Policía de contratos: Aquí la acción policial es muy importante también por cuanto tiende
a garantizar el cumplimiento de determinados actos jurídicos y a controlar que la voluntad
querida por las partes en la celebración o ejecución del mismo no afecte derechos de
terceros o de los sujetos contratantes o del Estado mismo. Así por ejemplo se obliga a las
partes a registrar el contrato, a rescindirlo si no cumplen con determinadas obligaciones de
interés público, etc.

Se limita el plazo, la forma de pago y del precio, o bien se establecen obligaciones tales
como la de construir mejoras de tal tipo o condición según los casos. Estas obligaciones o
limitaciones a los derechos de las partes se realizan o ejecutan en cumplimiento de
principios fundamentales del Derecho Agrario que consisten en la protección jurídica del
recurso natural, o bien en el interés de la producción, que debe ser asegurada y garantizada,
no sólo en interés privado sino también público.

c) Policía de la transmisión sucesoria. En materia de policía agraria tanto las leyes que se
sancionan a ese efecto, como así también los actos que el Poder administrador cumple para
garantizar su efectividad en beneficio de la comunidad, radican esencialmente en la
obligatoriedad de que se registre la transmisión, en que los bienes inmuebles que se
transmitan tengan determinada superficie según el lugar donde se hallen o la capacidad
productiva que tengan, etc.

Asimismo y por razones de interés general no se autoriza que el inmueble pase a un número
de herederos que por esa vía llegue a afectar el mínimo superficial de los bienes agrarios.
Tampoco en muchos casos se permite que los testadores titulares del dominio agrario
puedan disponer de sus bienes de manera tal que puedan dividirlos en forma inconsulta. La
libertad individual o mejor dicho el principio de la autonomía de la voluntad queda limitado
en beneficio público y por medio de facultades regladas
.
d) Policía de los sujetos agrarios. Este es un aspecto fundamental en materia jurídica agraria
por cuanto tiende a delimitar quienes son las personas agrarias a fin de determinar también,
la forma y el modo como pueden gozar de ciertos privilegios de estímulo como las
obligaciones que tienen por hallarse investidos de tal carácter. Los registros personales
agrarios cumplen una finalidad muy compleja y se hallan poco desarrollados actualmente en
la administración agraria, pero serán con el tiempo un medio efectivo de contralor policial
muy efectivo y contundente para asegurar el status del agricultor y para favorecer a quienes
lo detentan.

e) Policía de servicios públicos agrarios. Esta policía que el Estado realiza por medio de sus
órganos competentes se refiere a la prestación de servicios públicos por concesionarios a
fin de vigilar la forma como ellos cumplen con las obligaciones estatuidas en el contrato de
concesión. No son muy comunes en materia agraria pero se los puede encontrar en el
funcionamiento de determinados consorcios, como son por ejemplo los constituidos para el
manejo del agua, la explotación forestal de propiedad pública, etc.

f) Policía de personas jurídicas agrarias. La policía sobre sociedades se halla muy


generalizada pero en este caso corresponde tratar el contralor de las sociedades agrarias en
particular. Es sabido tal como se ha estudiado en parte pertinente, que las personas
jurídicas agrarias tienen el carácter de sujetos agrarios impropios por razón de que son
ficciones jurídicas representativas de asociaciones de personas que individualmente
cumplen su función en materia agraria. Esto nos parece consecuente con el principio
sostenido en el sentido que las sociedades agrarias que pueden considerarse sujetos
agrarios son aquellas cuyos sujetos realizan de una manera u otra una actividad rural
específica.

En cambio las sociedades como las anónimas cuyos miembros no actúan directamente y
que en algunos casos ni siquiera actúan en materia rural, no existe motivo para que reciban
el carácter de sujetos agrarios, sin que ello implique en modo alguno permitir les bajo ciertas
condiciones el ejercicio de la actividad agraria. Además es sabido que ellas pueden realizar
actos agrarios y por esa vía el poder administrador interviene en la vigilancia de los actos
que realizan por medio de sus representantes o gerentes. En efecto la policía agraria en
materia de contratos, propiedad o transmisión del patrimonio agrario constituye
manifestaciones de la policía agraria referida a los actos agrarios en general.

De manera que la actividad agraria se halla involucrada en la superintendencia y revisión de


los actos realizados por las sociedades anónimas cuando ejercen la actividad agraria por el
medio indicado.

La policía de las sociedades agrarias se manifiesta concretamente por medio de los


registros de las personas agrarias ya indicadas, en todos aquellos casos en que las
sociedades son consideradas personas jurídicas rurales o sea sujetos agrarios, ya sean
públicas como privadas.

Las personas jurídicas agrarias de mayor interés son para la policía agraria las cooperativas,
los consorcios forestales, de regantes, etc., las asociaciones de productores, los sindicatos
agrícolas, etc. Se dice que son de particular interés porque la policía también aquí cumple
una evidente acción de fomento tratando de que tales personas jurídicas se desempeñen
del mejor modo posible para promover su expansión y desarrollo en el ámbito rural. Con tal
procedimiento se logra orientar y canalizar la acción privada hacia la realización de
determinados actos jurídicos agrarios de interés para el mejor cumplimiento de la política
agraria en general.

5 Actividad administrativa agraria de fomento. La actividad agraria de fomento es una de las


más amplías actividades que el Estado desarrolla en cumplimiento de sus fines de interés
público agrario. Sería largo enumerar cuáles pueden ser ellas pero como se entiende que las
mismas se hallan vinculadas con la política agraria-

155-162

que la aplique, es fácil colegir que esta actividad se desarrollará tanto más cuando mayor
sea el interés del Estado en a Estado en aplicar una política agraria de vastas proporciones
o alcances.

La actividad agraria de fomento incluye todo el cúmulo de actos administrativos agrarios que
tienden de un modo u otro a favorecer el desarrollo agrícola en todas sus manifestaciones.

En esta actividad se puede mencionar a la planificación, a la estadística (que puede


incluirse como un servicio público agrario dada la importancia y trascendencia de sus
resultados concretos y prácticos) los censos, la política de precios de sostén para los
productos agrícolas, las construcciones u obras públicas agrarias tendientes a obtener un
mejor almacenamiento y embarque de los productos agrícolas y también todo lo
concerniente al procesamiento de la producción agrícola incluida la industrialización de la
misma. Aquí también merece recordarse algo propio de la política agraria que se refiere en
particular a la vinculación de la industria pesada y liviana con la agricultura.

Las obras de riego en todos sus aspectos, los elevadores de granos, los frigoríficos
regionales, y toda obra, acto o servicio que con- tribuya de un modo u otro a la realización
de las metas prefijadas por los gobiernos respectivos para lograr el desarrollo agrícola y
también para propender el desenvolvimiento de la comunidad rural.

La actividad administrativa agraria de fomento se puede referir a una participación directa


de los actos de la misma administración o bien al estímulo que puede imprimirse a la
actividad agraria para que la misma contribuya de modo efectivo a la realización de actos o
servicios que sirvan de una manera u otra al progreso de la agricultura en general.

Como podrá notarse tal actividad se deberá aplicar también con relación a la enseñanza
agrícola y a la capacitación campesina ya que tal como se ha expresado, ella constituye un
instrumento valioso de apoyo al desarrollo agrícola.

VI. ORGANISMOS ADMINISTRATIVOS Y JUDICIALES AGRARIOS

Los organismos administrativos y judiciales agrarios son los destinados a aplicar el derecho
agrario dentro de la jurisdicción de cada país.

Las cuestiones que se pueden presentar en el orden agrario surgen con motivos de litigio, o
requerimientos entre los siguientes sujetos:

a) Entre el sujeto público (Estado) y los administrados, en asuntos litigiosos o no.

b) Entre sujetos privados agrarios, por cuestiones litigiosas.

c) Entre sujetos agrarios privados con el Estado por cuestiones surgidas por la intervención
de éste en relaciones jurídico agrarias privadas.

1- Diferentes tipos de organismos de aplicación de la ley agraria.

En el análisis de este punto conviene distinguir entre los distintos tipos de organismos
existentes en los diversos países y que tienen por atribución aplicar la ley agraria.

· En primer término, es necesario diferenciar los organismos:

a) Administrativos.

b) Jurisdiccionales.

Los organismos administrativos son los que forman parte de la administración y que se
hallan en relación de dependencia con la misma y cuyo personal está constituido por
funcionarios o empleados de la propia administración.
Los organismos administrativos tienen como atribución fundamental intervenir en los casos
en que se debe determinar algún hecho por medios técnicos: fijar un precio, determinar la
calidad del suelo, etc., o bien desempeñar la importante función de conciliador o sea
constituir un medio efectivo de evitar la cuestión litigiosa.

En este rubro se deben mencionar a las cámaras de conciliación, que son bastantes
comunes en la legislación agraria la actual.

Los organismos jurisdiccionales en cambio sólo se ocupan de las cuestiones litigiosas y


pueden ser:

a) Arbitrales o de jurisdicción voluntaria.

b) Judiciales o de jurisdicción obligatoria.

Los primeros son aquellos en virtud de los cuales las partes pue- den acudir a ellos para
que resuelvan sus cuestiones litigiosas. La particularidad de tales órganos consiste que
deben ser elegidos y aceptados por ambas partes litigantes. En cambio en el segundo caso,
el derecho de cualquiera de las partes a ocurrir ante el tribunal competente es indiscutible.

a) Organismos administrativos.

Los organismos administrativos encargados de la aplicación de la ley agraria que se


conocen en la legislación agraria son las Cámaras de Conciliación y Cámara Agrarias, las
cuales como se ha dicho precedentemente, se encargan de aplicar la ley ya sea mediante la
determinación de hechos que sirven para asegurar el cumplimiento de un contrato o la
ejecución de un acto administrativo determinado.

Las cámaras agrarias se hallan integradas de diferente modo según lo que establezca la
legislación agraria de cada país. Lo común es que se hallen presididas por un funcionario
técnico que puede ser ingeniero agrónomo o perito agrónomo y sólo en contados casos por
un abogado. Los miembros por lo general son cinco o tres, de los cuales uno es designado
directamente por el P.E. o por el Ministro de la Agricultura y los restantes son designados a
propuesta de las entidades agropecuarias representativas.

Las cámaras de arrendamientos y aparcerías como también suele Ilamárseles desempeñan


diversas funciones, pero las más importantes como ya se ha dicho es la de conciliar a las
partes a fin de evitar cuestiones litigiosas. Este tipo de organismo es común en la
organización administrativa y debería ser extendida en particular al trabajo agrícola.

Las cámaras de arrendamiento en ciertos países son organismos puramente administrativos


que sirven no sólo para fijar un precio o determinar si se trabaja o cultiva satisfactoriamente
un predio sino también para dirimir cuestiones entre arrendatarios y aparceros. Es necesario
insistir que sólo en contados casos se atribuyen a estas cámaras más competencia que la
necesaria para conocer en los asuntos controvertidos planteados entre arrendadores y
arrendatarios.

Estas cámaras no tienen el carácter de tribunales agrarios, por cuanto sus


pronunciamientos no tienen efecto de sentencia aunque en ciertos países se los ha
asimilado.
Se trata de cámaras arbitrales cuyos pronunciamientos son obligatorios para las partes pero
no por que tengan carácter de sentencia sino porque son laudos arbitrales que se
pronuncian por acuerdo de las partes que eligen a la cámara para que conozca y decida en
la cuestión controvertida.

La presencia de los arrendadores y arrendatarios como árbitros es en muchos casos


garantía para las partes, pero a la vez constituye una gran dificultad para la resolución de
los casos ya que es comprensible la parcialidad que puede existir en cuestiones de esta
índole.

En síntesis, y a fin de evitar equívocos es necesario insistir en que Ios organismos


administrativos pueden ser exclusivamente administrativos o administrativos y
jurisdiccionales. En el primer caso se hallan las cámaras que se ocupan únicamente de
aplicar la ley a requerimiento de las partes y por lo general reducen sus funciones a
pronunciamientos técnicos o por lo menos que versan sobre hechos técnicos.

En otros casos las cámaras asumen funciones técnicas y además jurisdiccionales; se


pronuncian sobre hechos controvertidos en carácter de árbítrós. Se trata de organismos de
jurisdicción voluntaria. Las partes no están obligadas a someterse a ellos, pero una vez
aceptada la intervención de las mismas los laudos arbitrales asumen carácter obligatorio.

Finalmente puede darse el caso de cámaras de conciliación y de arbitraje obligatorio. En


estos casos las cámaras pasan a ser directa- mente tribunales, aunque ha sucedido en
ciertos países, casos anormales desde el punto de vista jurídico, por cuanto las cámaras de
conciliación y de arbitraje han pasado a transformarse en juzgados por cuanto han perdido
el carácter arbitral por la obligación de someterse a ellas y por otra parte han sido
invalidadas por tratarse de órganos puramente administrativos.

Tanto por la forma de designación de sus miembros, directamente por el Poder Ejecutivo, o
porque no tienen independencia ni garantía de estabilidad en sus cargos, las cámaras no
han sido consideradas tribunales, pero es indudable que en ciertos casos en la práctica han
sido verdaderos tribunales colegiados de una o de dos instancias.

En dichas cámaras además de los miembros, presididos por un funcionario técnico o


profesional y de los vocales representantes de los arrendadores y arrendatarios, se
designan por lo general secretarios en muchos casos abogados especializados en Derecho
Agrario o por lo menos con conocimientos de legislación agraria.

b)Organismos jurisdiccionales. Los organismos jurisdiccionales son

aquellos que poseen jurisdicción propia en razón de la necesidad de que existan órganos de
aplicación de las leyes especiales tal como sucede con la legislación agraria. Se trata de
organismos jurisdiccionales que tienen la facultad o poder de aplicar la ley o sea de decir o
dictar el derecho (iuris-dictio).

Los organismos jurisdiccionales pueden ser de jurisdicción voluntaria u obligatoria. En el


primer caso se hallan aquellos organismos que pueden pertenecer a la administración y que
entienden en los asuntos controvertidos por las partes. Son las cámaras de conciliación a
que nos hemos referido precedentemente. Las citamos nuevamente aqui para hacer notar
que dichas cámaras cuando tienen únicamente carácter jurisdiccional se consideran
excluidas de la administración, no precisamente porque no tengan una vinculación con ella,
sino por el hecho de que sus miembros no son funcionarios y su procedimiento no es el
mismo que se aplica en la administración.

En este tipo de órganos pueden incluirse a las cámaras de arrendamientos o cámaras


agrarias o cámaras de conciliación y arbitraje ya que en todos los casos en que estas
cámaras actúen como órganos jurisdiccionales independientes de la administración
pasarán a ser órganos jurisdiccionales y no administrativos. Lo que interesa destacar para
evitar confusiones es que tales cámaras pueden ser también organismos administrativos en
todos aquellos casos en que su organización y funcionamiento sea exclusivamente
administrativo.

La diferencia que puede hacerse a fin de contribuir a aclarar esta aparente confusión debe
consistir en los requisitos determinados en cada caso.

Administrativos. En este caso tienen jurisdicción propia, son judiciales pero en la


Administración. Son tribunales administrativos o sea para la administración. En realidad no
interesan sino muy limitadamente al derecho agrario y no pertenecen a él.

Judiciales. Son los que con jurisdicción y competencia propia son independientes de la
administración. Actúan por si y se pronuncian en las cuestiones litigiosas que se presentan
entre las partes.

No son órganos de conciliación ni de arbitraje; pero puede el procedimiento establecer


normas para que los jueces antes o después de haberse trabado la litis llamen a las partes a
una conciliación. No debe confundirse esto con las cámaras de conciliación en las cuales
existe jurisdicción propia sino solo competencia específica dentro de la administración para
solucionar los problemas que voluntariamente le someten las partes a su consideración. No
se trata en ellas de demandas sino de solicitudes de arbitraje.

2 Organismos Jurisdiccionales Judiciales Agrarios.

a) Concepto. Los tribunales agrarios constituyen los órganos jurisdiccionales encargados de


la aplicación de la legislación agraria en particular y del derecho agrario en general.

Se entiende por tribunal agrario al órgano jurisdiccional constituido por jueces agrarios de
instancia única o de dos instancias que tienen por finalidad aplicar el Derecho Agrario
vigente en un país determinado o en un Estado o Provincia, según sea la organización
institucional existente.

La presencia de tribunales agrarios constituye la mejor garantía para la aplicación del


derecho agrario y contribuye mediante la elaboración jurisprudencial a afianzar los derechos
subjetivos agrarios cuestionados por las partes en el proceso judicial agrario.

Los tribunales agrarios no se hallan muy generalizados y es común encontrar en la


legislación agraria de muchos países organismos de esta naturaleza destinados a la
aplicación de la legislación arrendaticia agraria, lo cual a nuestro juicio implica una
limitación injustificada a la competencia de estos tribunales. En efecto, si se admite la
existencia del Derecho Agrario y se reconoce su autonomía en mérito a los principios
generales que lo rigen es indudable que los tribunales agrarios deben constituir los
organismos judiciales especializados aptos para aplicar de modo efectivo el derecho agrario
positivo.

No existe fundamento jurídico que justifique la existencia de tribunales agrarios con


competencia reducida, ya que no es admisible reconocer que únicamente puedan ser
materia de su competencia, las cuestiones litigiosas que se produzcan por razón de
controversias originadas como consecuencia de asuntos de carácter arrendaticio. Tal
solución a nuestro juicio revela un criterio parcial para encarar la aplicación de la legislación
agraria positiva.

La materia de competencia de los tribunales agrarios debe ser amplia y su contenido no


debe limitarse a los asuntos propios de la legislación arrendaticia, ya que ellos constituyen
nada más que un aspecto importante de la legislación agraria pero no el único.

Es indudable que en todo el país debe existir una legislación agraria que fundada en el
derecho agrario en general comprenda una serie de instituciones jurídicas agrarias que en
ningún caso se puede limitar a los arrendamientos o aparcerías rurales.

Tal hecho sin embargo ha sucedido con frecuencia en varios países en razón de que por lo
común la legislación agraria no ha sido re- conocida con carácter autónomo y los problemas
surgidos entre los propietarios y los arrendatarios o aparceros han sido los de mayor
relevancia.

En otros países ha sido frecuente la creación de juzgados de menor cuantía para conocer en
los asuntos rurales de menor importancia y sin que ello implique la exclusión de otros
asuntos no rurales.

En síntesis puede afirmarse que en la legislación agraria, la existencia de tribunales agrarios


como órganos jurisdiccionales competentes en materia agraria sea cual fuere la cuantía del
asunto litigioso es de importancia fundamental por diversos motivos:

1) necesidad de que los organismos decisorios sean judiciales a fin de obtener por
intermedio de ellos la máxima garantía y la independencia propia del poder judicial.

2) Especialidad en el conocimiento de la materia lo que permite desde todo punto de vista


una mayor seguridad en las decisiones y mejor apreciación de las cuestiones ventiladas
en el proceso.

3) creación de una jurisprudencia agraria que permitirá determinar el contenido y alcance de


la legislación agraria e irá marcando rumbos en cada país según los casos que se vayan
presentando, los cuales en el transcurso del tiempo permitirán formar una casuística
importante para servir de aporte fundamental a la elaboración legislativa.

4) permitirá unificar el criterio de aplicación de la ley agraria por medio de un conocimiento


cabal de la legislación agraria y de las personas que deben someterse a dicha regulación.
5) será siempre la mejor garantía para los sujetos agrarios que necesitan de la asistencia
judicial a fin de lograr que se les haga justicia en sus reclamos.

6) contribuirá a elaborar una doctrina de derecho agrario la cual a su vez influirá de modo
decisivo en la legislación agraria todo lo cual redundará en beneficio del derecho agrario y
de la justicia y equidad en la aplicación de una normatividad jurídica que requiere siempre el
conocimiento de la realidad técnica que regula y de la gente que la realiza.

7) asegurará la defensa en juicio de los campesinos que no disponen de tribunales


adecuados para sus necesidades y para la mejor defensa de sus derechos.

b) Caracteres. Los caracteres de los tribunales agrarios o sea los rasgos que deben
diferenciarlos de los demás tribunales radica en una serie de requisitos fundados en la
especialidad de las normas jurídicas reguladoras de la actividad agraria.

Es necesario reconocer que la existencia de un derecho agrario y de una sistemática jurídica


como la que se esboza en el presente libro no puede llegar a tener el alcance que se
pretende si no es por medio de la existencia de órganos jurisdiccionales capaces de darle
plena vigencia y seguridad en la aplicación.

Los caracteres fundamentales que deben distinguir a los tribuna- les agrarios son:

1) hallarse constituidos por jueces, letrados o legos según el país o la zona,

2) estar integrados por personas capacitadas en materia rural por profesión o por una íntima
vinculación con la actividad agraria o por haberla ejercido durante un plazo determinado de
tiempo.

3) máxima desconcentración o sea que los juzgados deben haIlarse esparcidos en todas las
zonas rurales a fin de poder prestar el servicio público judicial correspondiente.

4) la integración debe ser sencilla ya sea por el número de jue- ces como así también por el
número de los empleados del tribunal a fin de contribuir a la eficiencia y rapidez.

5) es siempre preferible los juzgados de instancia única salvo en aquellos casos en que la
importancia de los asuntos y la cuantía del objeto de la litis justifique en determinados
países la doble instancia.

c) Competencia y Jurisdicción. En lo que respecta a la organización de los juzgados


agararios es conveniente distinguir entre la competencia y la jurisdicción.

Con relación a la competencia o sea la materia jurídica a que debe abocarse el juez es decir
la clase de cuestiones litigiosas que pueden conocer los tribunales agrarios es necesario
insistir sobre lo dicho en párrafos precedentes.

La materia jurídica agraria que debe ser de competencia de los jueces agrarios debe ser
amplia al extremo que debe comprender todo lo que involucra la legislación agraria. Del
mismo modo que insistimos acerca de la íntima conexión y coordinación que debe existir
entre las normas juridicas agrarias por la misma razón sostenemos el principio de que no es
justificado excluir de la competencia de los tribunales agrarios cualquier clase de asunto
litigioso que requiera la aplicación de alguna norma jurídica agraria.

Claro está que la competencia será tanto más amplia cuanto más desarrollada se halle la
legislación agraria positiva de cada país. Sin embargo tenemos la seguridad que los
tribunales agrarios pueden ser muy útiles en aquellos países que la legislación agraria no
sea muy perfeccionada.

Es conveniente también hacer un distingo entre los tribunales agrarios federales o


provinciales por cuanto en aquellos países de organización institucional federal, deberán
también crearse tribunales provinciales y federales según sea la división jurisdiccional. En
tales casos la competencia deberá ser distinta por cuanto en la misma forma que con
respecto a lo manifestado en materia de codificación, consideramos indispensable que se
distinga en los países de organiza- ción federal, entre los códigos rurales provinciales y el
código agrario nacional. En el primer caso se trata de la sistematización de las normas
legales agrarias fundamentales y en particular las referentes al dominio, contratos,
sucesiones, etc. En cambio en las segundas las normas deben tener un carácter específico
de policía y un sentido especialmente reglamentario y referido a la situación local.

La necesidad del dualismo legislativo se justifica en la legislación agraria más que en


cualquier otra por razón de la necesidad de agraria más que en cualquier otra por razón de la
necesidad de respetar el localismo rural que se manifiesta a través de diferencias notables
de tipo sociológico, antropológico y aún económico y jurídico.

En los países de constitución unitaria el dualismo desaparece y sólo podrán crearse a


nuestro juicio tribunales agrarios nacionales Que sean competentes en la aplicación de la
legislación agraria positiva nacional o sea vigente en el país.

Dejar parte de la regulación jurídica agraria a los tribunales ci- viles o comerciales constituye
un serio inconveniente para asegurar y garantizar la efectividad en la aplicación de la ley
agraria por cuanto de ese modo se contribuye a obstaculizar la coordinación necesaria que
debe existir entre las instituciones propias del Derecho Agrario.

Al referirse a la competencia se ha hecho alusión a cuestiones vinculadas con la


jurisdidcción de los tribunales agrarios. La jurisdicción consiste en el ámbito territorial en
que tiene poder de aplicar el derecho un tribunal. La jurisdicción implica la potestad judicial
aplicada al espacio, o sea considerada en el ámbito espacial sobre el cual tiene alcance. De
esa manera es imprescindible conferir a los tribunales agrarios la misma posibilidad que se
ha podido dar a otros tribunales como los civiles, comerciales o del trabajo.

La jurisdicción en materia agraria suele ser amplia, o sea que la potestad judicial de los
jueces agrarios debe abarcar territorios a veces de mucha extensión en razón de la escasez
de poblamiento en ciertas áreas rurales. Pero siempre es necesario advertir que la distancia
no puede tampoco ser excesiva por cuanto podría convertirse tal hecho en uno de los
impedimentos más serios para lograr una efectiva aplicación de la ley agraria en las zonas
menos desarrolladas.
En países poco poblados cuyas zonas rurales poseen una población exigua y por lo común
muy dispersa, es dificil limitar las jurisdicciones por cuanto de hacerlo se puede llegar a
afectar el presupuesto con una serie abrumadora de gastos inherentes a servicios judiciales
que en muchos casos serían de limitada utilidad. A nuestro juicio se trata de un asunto
casuístico que sólo puede ser convenientemente resuelto por la legislación del país en el
cual se establezcan dichos tribunales.

d) Integración de los órganos jurisdiccionales.

La situación que se presenta con los tribunales agrarios es análoga a la común de los
demás tribunales. En efecto se trata de determinar si en cada tribunal deberá haber uno o
más jueces para desempeñar sus funciones.

A nuestro juicio es preciso distinguir algunas situaciones un tanto disímiles para


pronunciarse sobre este asunto. En primer término es conveniente advertir que siempre la
condición de cada país puede constituir un motivo diferenciador que en muchos casos hace
difícil y a veces imposible un pronunciamiento a priori.

Si los tribunales son de primera instancia consideramos que deberán hallarse integrados por
un juez que deberá ser abogado. Sólo puede admitirse en un juzgado letrado a un juez
abogado como integrante de un tribunal agrario. Cualesquier otra profesión aún en aquellos
casos en que por razón de la especialidad se hallen intimamente ligada al estudio de las
ciencias agrarias no podrá eficazmente suplir a un abogado. Esto vale únicamente cuando
se trata de juzgados agrarios.

Si los tribunales son de segunda instancia es siempre preferible que el tribunal sea
colegiado. Así se han constituido desde hace muchos años los tribunales de segunda
instancia en la mayoría de los países. Nos resulta más aceptable por el hecho de que se
trata de cuestiones litigiosas muy discutidas para cuya resolución será siempre necesario
que se pronuncie más de un juez. Por lo menos de esa manera se asegura mayor garantía a
los administrados. En ningún caso a nuestro juicio el número de jueces deberá sobrepasar a
tres, salvo que el cúmulo de tareas así lo justifique y se imponga la división en salas.

En los tribunales agrarios de primera y segunda instancia deberán designarse secretarios


que deberán ser profesionales o legos pero con conocimiento y versación en legislación y
procedimiento judicial,

En aquellos países en que el desarrollo de la legislación fuera muy amplio y los asuntos
litigiosos muy abundantes en razón de la importancia económica y social de la actividad
rural se justifica a nuestro juicio la división de las secretarías de acuerdo a las
especialidades: forestal, de aguas, o de contratos agrarios, de policía agraria, etcétera.

En lo que atañe a la existencia de asesores permanentes de tribunales y que deberán ser en


la medida de lo posible ingenieros agrónomos, es de todo punto de vista adecuado
institüirlos en carácter de tales. Pueden también incluirse doctores en veterinaria.
En lo que respecta al Ministerio Público conviene señalar que dentro de la organización
judicial agraria, el ministerio público tiene una importancia preponderante en razón de que
los tribunales agrarios

Pueden desempeñar en muchos casos un papel muy valioso en las relaciones jurídicas en
las cuales intervengan sujetos agrarios de situación o status económico o social muy
distinto.

En determinados países será absolutamente necesario que los defensores de pobres y


ausentes (aunque lleven otra designación) sean funcionarios que cumplan cabalmente con
su responsabilidad a fin de que la misión de los jueces, de los abogados y de los asesores,
pueda cumplirse de modo efectivo.

El derecho agrario no debe aplicarse solamente en los núcleos de población numerosa. Por
el contrario su papel más decollante deberá prestarlo en los lugares o parajes más alejados
y de menor número de población o sea en aquellos sitios en que los trabajadores rurales
necesitan una mayor garantía a sus derechos y una mayor protección por razón de su
ignorancia o de la falta de cultura apropiada, frente a otras personas que se hallan en una
situación muy diferente por cuyo motivo su ventaja frente a ellos ante un tribunal, se hace
notar de manera ostensible.

e) Ventajas e inconvenientes. Las ventajas de la implantación de los tribunales agrarios es


manifiesta, si se pretende organizar de manera adecuada la aplicación del derecho agrario
en cada país. Es naturalmente imprescindible diferenciar la situación que se presenta en
aquellos países en que las zonas rurales se hallan convenientemente desarrolladas como
para poder efectuar allí una acción efectiva en todo lo concerniente a la aplicación del
derecho.

En estos casos los tribunales son además de necesarios justificados. En efecto, el número
de casos judiciales y sobre todo la abundancia de cuestiones litigiosas justifica la presencia
de los tribunales.

En cambio en las zonas donde existe muy reducida población y donde el número de
cuestiones litigiosas son escasas, la situación se complica y las dificultades son mayores.
Pero lo importante es no perder de vista el hecho cierto de que precisamente en esas zonas
donde existe menor población es donde por lo general se comete el mayor número de
abusos con los trabajadores rurales y donde por lo general la gente rural necesita un mayor
amparo de los organismos judiciales.

Al mencionar en el acápite las ventajas y los inconvenientes de los tribunales agrarios no se


ha podido hacer el distingo adecuado que corresponderá hacer aquí. En efecto las ventajas
de los tribunales agrarios son fundamentales y en ningún caso podrán negarse ya que ellos
contribuyen de modo efectivo a garantizar los derechos de los ciudadanos y sobre todo a
amparar a los debiles. Ellos sirven para proteger el derecho de los sujetos rurales y
contribuyen a extirpar los abusos de cualquier indole que se pueden cometer por quienes
consiguen en determinados casos ejercer un poder absoluto sobre determinada cantidad de
sujetos rurales en zonas inhóspitas, desérticas o poco pobladas.
Lo que sucede en muchos casos es que sin poner en duda la ven- taja que importa la
creación de los tribunales agrarios, los inconvenientes que puede surgir de su instalación
depende en muchos casos de factores muy diversos. Así por ejemplo, la falta de recursos
financieros, la escasez de población, la falta de profesionales, la deficiente legislación, el
desconocimiento del idioma como puede suceder en países de población indígena muy
numerosa, etc.

Estos inconvenientes llegan a veces a ser tan considerables que en muchos casos conviene
no crear los tribunales agrarios si es que no se pretende conseguir con ellos algo importante
y sobre todo práctico. No siempre la defensa de los derechos puede lograrse por la sola
presencia de un tribunal si es que el mismo no está dotado o munido de todos aquellos
elementos fundamentales para poder desempeñarse dignamente y ser útil a quienes en
verdad lo necesitan.

VII - EL SUJETO AGRARIO PRIVADO.

El sujeto agrario privado es la persona que ejerce la actividad agropecuaria en forma


habitual. En términos estrictamente juridicos puede definirsele como él ente capaz de
adquirir derechos y contraer obligaciones agrarias.

El sujeto agrario privado y su caracterización como tal es motivo de controversias


doctrinarias por cuanto se discute cuál debe ser la clase de actividades que debe desarrollar
y en qué forma debe desempeñarlas para que merezca la designación de sujeto agrario.

El sujeto agrario privado puede ser físico o jurídico. Esto implica también una ardua cuestión
que es necesario desentrañar por cuanto en muchos casos se observa que el sujeto privado,
cuando se Trata de una persona jurídica debe reunir ciertos requisitos que le permitan
caracterizarse como persona agraria, pero que en ciertas circunstancias su desempeño
como sujeto agrario es en verdad objeta- ble ya que su actividad se diferencia en forma
apreciable con relación al sujeto privado físico.

Tanto por su naturaleza como por las funciones que realiza puede dar lugar a cuestiones un
tanto complejas que se hallan intimamente vinculadas con el concepto que se tenga de la
actividad agraria y de la forma que la misma debe cumplirse desde el punto de vista
estrictamente jurídico. Asimismo como en derecho agrario las influencias de orden
económico y social son también importantes, es natural que la caracterización del sujeto
privado entendido como persona jurídica sea por demás compleja.

De ahí que será necesario hacer una serie de observaciones para poder analizar la cuestión
del modo más objetivo posible, a fin de desentrañar el alcance y sentido que debe brindarse
al papel que desempeña el sujeto agrario privado y las vinculaciones que con la actividad
agraria debe tener la persona jurídica agraria privada.

A fin de mantener el orden metodológico en la exposición del tema corresponde analizar


separadamente ambos sujetos y definir claramente la naturaleza y funciones de cada uno de
ellos para poder apreciar cuál debe ser el concepto que se acepta para poder pronunciarse
acerca de tal asunto.
VIII - SUJETO AGRARIO PRIVADO FÍSICO.

El sujeto agrario privado físico es toda persona física que reúne aptitudes para desempeñar
la actividad agraria y que es capaz de adquirir derechos y contraer obligaciones agrarias.

El sujeto agrario privado es el agricultor latu sensu. Es la persona que además de reunir las
aptitudes físicas y jurídicas para desempeñarse en calidad de tal, hace de la agricultura su
profesión habitual.

El sujeto agrario privado lo constituye el productor agropecuario y las personas que ejercen
actividades participativas en la producción agraria. Se trata de los agricultores o ganaderos
o los que desempeñan estas tareas simultáneamente. La variedad de estos sujetos es muy

considerable por cuanto cambia según las modalidades que adopten en la utilización de los
bienes agrarios o del fundo agropecuario.

Desde el punto de vista estrictamente jurídico agrario es sujeto agrario la persona que ejerce
la actividad productiva agraria en forma habitual o participa habitualmente en ella. Puede
también ejercer la actividad agraria conexa; pero de todos modos su carácter de sujeto
agrario lo conservará en tanto sea un productor o colabore con un productor en la actividad
agraria productiva. En los sujetos agrarios se distinguen como ya se ha dicho los sujetos
agrarios Independientes o sea aquellos que de por sí y bajo su propia responsabilidad
ejercen la actividad agraria y los que por razones de dependencia participan como auxiliares
de aquéllos en la actividad agraria productiva.

Los que ejercen actividades agrarias vinculadas no se los califica como sujetos agrarios.
Ellos ejercen una actividad relacionada con la productiva pero dejan de participar en lo que
tiene mayor relevancia en materia agraria que es la producción agropecuaria.

Es cierto que en muchos casos el propio productor empresario, realiza ciertas actividades
conexas de transformación o venta de productos agropecuarios obtenidos en su fundo. Las
actividades mencionadas son en cierta medida la consecuencia de la actividad agraria
productiva desarrollada por él, dentro de su predio.

En estos casos el criterio ha sido considerar que el sujeto agrario que realiza la actividad
agraria productiva puede ser calificado de tal, si a esa actividad agrega la conexa, como la
transformación de los productos de su predio el transporte de esos productos, la venta al
mercado, etc. Siempre que sea el productor el que transporta, transforma, almacena y vende
siempre será un sujeto agrario privado. Sobre este aspecto no pueden existir dudas.

En cuanto a los demás sujetos que actúan en el ámbito agrario, que adquieren animales
para la reventa, que se dedican a la compra y venta de tierras rurales, que poseen empresas
dedicadas al cultivo de la tierra por medio de maquinarias, los propietarios de semilleros o
de establecimientos de inseminación artificial desarrollan actividades agrarias vinculadas y
por tal motivo consideramos que no son y no podrían ser sujetos agrarios salvo que las
actividades mencionadas las desempeñen como complemento de la productiva.
En lo que respecta a la capacidad del sujeto no la analizaremos aquí por cuanto es
estudiada en su parte pertinente. Sólo diremos que la capacidad se analiza a través del
sexo, de la edad, y de la nacionalidad. Pero esta materia es privativa de la ley agraria positiva
que la tratará en la forma que considere más apropiada y supeditada siempre a las
necesidades de cada caso y a la idiosincrasia de cada país,

1. Individual.

El sujeto agrario puede ser individual ya sea hombre o mujer. Con respecto a las
posibilidades de que la mujer se desempeñe como sujeto agrario individual no cabe duda a
nuestro juicio que lo puede ser no sólo como auxiliar, sino también como principal.

La tendencia en las leyes agrarias de colonización de excluir a

la mujer de su derecho al predio en aquellos casos de fallecimiento del marido o abandono


del hogar por él mismo, nos parece un criterio equivocado por lo menos en la actualidad en
que la mujer ha adquirido iguales derechos que el hombre y demuestra condiciones para
dirigir una empresa como la agropecuaria sin mayores inconvenientes,

2. Colectivo.

El sujeto agrario puede ser colectivo o sea integrado por varios sujetos agrarios. Este puede
hallarse representado por la familia agricultora o por ciertas comunidades, agrupaciones o
asociaciones que serán analizadas a continuación.

Interesa señalar que tanto la familia como las comunidades o ciertas asociaciones pueden
llegar a adquirir la personería jurídica. En tales casos pasan a ser personas jurídicas de
derecho privado y se rigen por un sistema común a las sociedades comerciales, Eso sucede
en los países donde no se ha desarrollado una legislación agraria adecuada. Debemos
reconocer que lamentablemente esto sucede en la mayor parte de los países del mundo al
extremo que aquellos que muestran su desarrollo más considerable revelan también una
técnica legislativa y una regulación jurídica muy deficiente de las instituciones jurídicas
agrarias.

a) La familia agricultora.

La familia agricultora representa a nuestro juicio el ejemplo típico del sujeto agrario no
individual sino singular constituído por el padre, la madre y los hijos de cualquier sexo que
viven y trabajan con los padres en el mismo predio, Las familias agricultoras ya sean
propietarias o arrendatarias, aparceras o medieras cuando se hallan generalizadas en una
zona o en un pais integran una estructura agri-cola campesina.

Siempre se trata de modestos arrendatarios, aparceros o medieros, y propietarios de


pequeñas parcelas que viven con su familia y que trabajan la tierra con la participación de
todos sus miembros salvo casos en que se introducen algunas personas con el propósito de
ayudar en la faena de la recolección o algunas de índole excepcional. La forma de vida, el
ritmo de trabajo, las modalidades en las costumbres, todo ello contribuye a hacer de la
familia agricultora un sujeto agrario típico, que presenta particularidades análogas en la
mayor parte del mundo.

La familia agricultora consta de un grupo de trabajadores masculinos y femeninos,


descendientes de un antepasado común, que conviven bajo un mismo techo y comparten
una misma mesa, que ejercen por igual la agricultura sobre tierra propia indivisa o sobre
tierra ajena, destinada a la convivencia y a la empresa.

El patrimonio de la familia agricultora está constituido por el conjunto de los bienes del
consorcio familiar. El capital denominado antiguo es el constituido por los bienes aportados
al momento de constituirse y el capital nuevo son las ganancias obtenidas por el fruto del
trabajo común que se acumula en el transcurso del tiempo. Ambos capitales, pero en
particular este último, es el que constituye el capital propio de la familia agricultora,

Frente al patrimonio común viejo y nuevo, existe un patrimonio individual propio y singular
que no forma parte del patrimonio familiar. Ese capital es el constituído por los bienes
propios adquiridos por herencia, de personas ajenas a la familia, o por ganancias en el
juego, o por donaciones, pensiones u otra clase de remuneraciones.

El consorcio familiar está regido por una persona que dirige y provee todo lo necesario a la
familia. Administra el patrimonio común, atiende las necesidades de la familia sin obligación
de rendir cuenta, dirige los trabajos y distribuye las obras y posee de por sí una evidente
supremacía jerárquica, con amplios poderes disciplinarios que llegan al extremo de poder
expulsar al miembro del consorcio indisciplinado o rebelde.

En el consorcio familiar el jefe de la familia cumple una función importante que consiste en
dirigir el trabajo de la familia a fin de lograr el cultivo eficiente de la tierra ya sea ésta de
propiedad de la familia, arrendado, o tomado en aparcería por ella. La fuerza que une a los
miembros de la familia se incrementa por los intereses en común que vinculan a los
miembros y se acentúa por la presencia de una organización que frente a terceros aparece
directamente como un sujeto de derecho, la familia en su totalidad. La voluntad del jefe de la
familia no se manifiesta en un poder absoluto y arbitrario sino más bien se trata de un poder
ejercido con el propósito de alcanzar un fin. El jefe de familia es el encargado de cumplir con
esta función y lograr que la familia desempeñe eficazmente sus tareas.

Según las costumbres y tradiciones de cada país los derechos y deberes de los miembros
de la familia agricultora varían como así también la forma que se legisla su organización y
funcionamiento; pero lo importante es señalar que en muchos casos la familia agricultora
constituye un auténtico sujeto agrario.

b) Comunidades agrarias.

Entre los sujetos agrarios privados deben mencionarse a las comunidades agrarias que no
constituyen personas jurídicas agrarias sino un conjunto de sujetos agrarios físicos. Las
comunidades agrarias son de por sí muy antiguas y perviven hoy sobre todo en los países
que poseerá una considerable población indigena.
Por tal motivo la comunidad merece ser tenida en cuenta en una sistemática jurídica agraria
por cuanto ella desempeña un papel importante en Derecho Agrario. La comunidad es un
conjunto de personas o sea de sujetos agrarios físicos que se hallan vinculados, por lazos
de sangre, de religión yo de idioma y que poseen tierras en propiedad comunal y a la cual
trabajan también en forma colectiva.

Las cargas se soportan igual y tanto, en los casos de arrendamiento aparecía la propiedad
agraria de la tierra, siempre la utilización y aprovechamiento de la tierra se hace en común
por todos los miembros de la comunidad. En este tipo de organización el aspecto más
importante es el social, o sea que si bien desde el punto de vista económico como técnico,
puede no ser el más perfecto es innegable que para las poblaciones indígenas de muchos
países poco desarrollados, la conservación de un régimen comunal agrario puede ser harto
provechosa.

El régimen comunal agrario ha sido de aplicación muy útil entre los pastores y cuidadores de
rebaños, mientras que no representa análogas ventajas con respecto a los agricultores que
son por naturaleza muy individualistas.

Existen numerosos inconvenientes que perjudican el régimen comunal agrario y que radican
especialmente en el empobrecimiento y la falta de aliciente para mantener la fertilidad del
suelo, y la inseguridad en las formas de tenencia. Estos son impedimentos serios para que
el sistema comunal agrario pueda mejorar. Se afirma también que él es un instrumento
nocivo para el perfeccionamiento de la estructura agraria. Sin embargo lo cierto es que para
los pastores actualmente y para los propios agricultores el régimen comunal no ha sido
perjudicial.

Se trata de agrupaciones de sujetos agrarios privados cuyo gobierno y administración se


lleva de forma especial en cada caso pues es sabido que se trata de formas tradicionales y
ancestrales que no tienen otra norma que la costumbre agraria. El sistema comunal es muy
antiguo y desde las más remotas civilizaciones se conoce la aplicación y su funcionamiento.
En la actualidad se ha transformado para adoptar modalidades un tanto distintas aunque
debe reconocerse que la base es la misma.

Son sujetos agrarios físicos agrupados y regidos por un sistema contenido en la costumbre
agraria de la región donde se aplica o en leyes de reciente sanción.

Las comunidades representan un papel importante en la vida rural de muchos países con
población indígena considerable. Tanto en América Latina, como en otros continentes en
particular el africano, la existencia de comunidades indígenas en las áreas rurales es muy
frecuente.

Los derechos de los miembros de las comunidades indígenas consisten esencialmente en


recibir una porción de tierra suficiente para ellos y sus familiares, disponer de una casa
construída con la ayuda de los miembros de la comunidad, cortar leña de los bosques,
participar de los beneficios obtenidos en las cacerías realizadas en común y de la utilización
del ganado, aguas, caminos, ,etc.

Las obligaciones principales consisten en trabajar la tierra adjudicada, respetar los linderos,
participar en el cultivo de los predios adjudicados a personas capaces de hacerlo, contribuir
a las demás tareas colectivas y especialmente a las necesarias para garantizar la ayuda
social dentro de la comunidad.

La persistencia de la comunidad y su valor como institución en las civilizaciones indígenas


se basa en la carencia de elementos de trabajo, la defensa común, el medio geográfico, y la
necesidad de aprovechar el esfuerzo de los miembros a fin de obtener un máximo
rendimiento.

c) Otros tipos.
Existen otros tipos de sujetos agrarios físicos vinculados o asociados en una empresa
agraria común. En muchos casos los propietarios o usufructuarios, enfiteutas o
arrendatarios aportan en común las tierras de propiedad individual con el fin de realizar un
trabajo en común: cultivos, cría de ganado, etc., con el fin de dividir los beneficios en
proporción a la cuota individual respectiva.

En otros casos se unen sujetos agrarios con el fin de formar el capital fundiario y de realizar
los servicios necesarios para constituir un fundo agrícola que luego se administra por ellos.
El ejemplo más notable, lo constituyen las cooperativas de producción mediante las cuales
numerosos trabajadores agrícolas se asocian para adquirir en propiedad o tomar en
arrendamiento una porción de tierra que luego trabajan ellos en común.

Otra forma de asociación de sujetos agrarios físicos es la constituída por el propietario de


un predio que se asocia a un número considerable de trabajadores agrícolas con quienes
trabaja el predio mediante un contrato de trabajo; él dirige la forma de aprovechamiento del
predio, reparte los frutos y los riesgos con sus asociados. En este caso se trata en realidad
de un contrato social de trabajo agrícola. Sólo se lo menciona aquí para hacer notar la
diversidad de formas que se adoptan en la asociación de sujetos agrarios físicos.

Existen además otras modalidades organizadas con el propósito de adquirir productos


agropecuarios, instrumentos de trabajo, máquinas agrícolas, asimismo se constituyen
asociaciones de sujetos agrarios físicos con el fin de transformar productos agropecuarios
obtenidos en sus propios predios. En otros casos existen formas de asociación análogas,
que se constituyen para realizar el transporte y procesamiento de la producción
agropecuaria obtenida por cada uno de los sujetos agrarios individualmente.

Es preciso señalar que en los ejemplos no se mencionan organizaciones cooperativas en


razón que ya se analizaran éstas al estudiar los sujetos agrarios de existencia ideal. Es
imprescindible para que exista una empresa colectiva que la actividad se ejercite
habitualmente en nombre y por cuenta de todos los miembros y que cada uno colabore y
contribuya con un aporte individual al organismo productivo y asuma el álea concurriendo
con los demás en las ganancias y en las pérdidas de la empresa agrícola.
Esta situación es muy diferente de la que se presenta en los casos de los sujetos de
existencia ideal donde surge una persona distinta de los sujetos agrarios físicos y que al
contar con un patrimonio propio y ser titular de la empresa una persona distinta, los
derechos y obligaciones se modifican substancialmente. Los trabajos y las gestiones se
hacen en nombre y representación de la persona jurídica y no de los sujetos agrarios físicos.

Demás está decir que la organización colectiva de los sujetos agrarios físicos constituye
una de las formas más comunes de organizaciones agrarias que se dedican al cultivo y a la
cría de ganado y que sólo por excepción pueden llegar a formar empresas destinadas
exclusivamente a la transformación y venta de productos agrícolas. Esta actividad, por lo
general, es llevada a cabo en mayor escala por las personas jurídicas comerciales, o sea los
sujetos de comercio y no los sujetos agrarios.

En tales casos y por las razones que se darán en su parte pertinente tales personas jurídicas
desarrollan actividades agrarias pero no son sujetos agrarios, con la única excepción de los
sujetos públicos, por razones de interés público agrario.

IX - SUJETO AGRARIO PRIVADO DE EXISTENCIA IDEAL.

Entre los sujetos agrarios privados deben analizarse a los sujetos agrarios de existencia
ideal o sea las personas jurídicas que reúnan la capacidad requerida por la ley positiva para
actuar como sujetos agrarios, en razón de que ejercen la actividad agraria por medio de sus
representantes que la integran y la realizan en forma habitual o principal,

Las personas jurídicas o de existencia ideal como sujetos agrarios constituyen un tema
complejo en la doctrina jurídica agraria, pues se ha considerado en general que las personas
jurídicas no son los entes más apropiados por su naturaleza y caracteres para ser incluídos
entre los sujetos agrarios. Se han formulado diversas objeciones en tal sentido, pero sobre
todo para determinado tipo de sociedades entre las que se hallan las sociedades anónimas
y las en comandita por acciones
.
Los fundamentos que se aducen radican especialmente en el hecho de que en tales
sociedades, nunca se sabe quién es el dueño y por lo tanto, la concentración en la propiedad
de la tierra puede ser muy grande y en ciertos casos poco conveniente. Además se ha
alegado que las personas de existencia ideal no pueden ser consideradas como sujetos
agrarios ya que no tienen existencia física y en realidad ellas de por sí no realizan tareas
inherentes a la actividad agraria.

Sin embargo tales argumentos pueden ser observables, si se tiene presente que existen en
sociedades que por mutuo acuerdo de los. socios constituyen una persona jurídica, que
actúa por medio de sus socios y que a través de la dirección técnica de un gerente o
director, y con la estrecha colaboración de los encargados de llevar adelante la actividad del
fundo, es indudable que realizan una actividad agraria. Por ello es necesario expedirse en
asunto de tanta importancia.
Para hacer un estudio que pueda explicar la razón que permite hallar el motivo por el cual las
personas jurídicas pueden ser sujetos agrarios, corresponde analizar la naturaleza y
funciones de tales personas
.
En principio y tal como se ha analizado en la parte referente al sujeto agrario privado, el
agricultor es el sujeto o persona agraria típica.

El derecho agrario se refiere a personas y cosas concretas y la tendencia finalista que lo


inspira constituye uno de los caracteres diferenciales, que permite comprender cabalmente
la importancia que representa que las personas agrarias ofrezcan una realidad física y que
sean ellas corporal y espiritualmente las destinatarias de sus beneficios y de sus
obligaciones

Sin embargo las personas jurídicas no pueden excluirse lisa y llanamente de la calificación
de sujetos agrarios. Y ello en razón de diversos motivos:

a) Existen personas jurídicas como las cooperativas, que están integradas por agricultores
que son personas físicas agrarias y que se asocian en común para realizar determinados
servicios o para producir bienes y que son de manifiesta utilidad dentro de la comunidad
rural.

b) Existe cierto tipo de personas jurídicas como las asociaciones de canalistas, que en
muchos casos llegan a revestir la forma de personas jurídicas y que representan un papel
importante en Derecho Agrario. Tales personas jurídicas están integradas por agricultores,
beneficiarios de riego y que constituyen una persona jurídica para poder administrarse en
común, de manera más práctica y benéfica para ellos.

c) Existen sociedades con personalidad jurídica y con personería jurídica, que pueden
realizar obras de bien común y que se integran por grupos de agricultores, por familias de
agricultores que no deberían desecharse del ámbito rural.

d) Existen personas jurídicas de distinto tipo que no pueden ser juzgadas con el mismo
criterio, pues no todas presentan iguales caracteres, ni adolecen de los mismos defectos.

Los motivos que se aducen se fundan en la realidad y el Derecho tiene por misión
fundamental regular las relaciones que surgen • entre personas en un mundo real. El jurista
puede sistematizar y puede valorar las instituciones pero lo que no puede ignorar es la
existencia de ciertas relaciones que surgen de una determinada actividad y cuya eficacia
práctica resulta de su propio uso. Por eso en materia de personas jurídicas, no sería posible
incluirlas de las relaciones jurídicas agrarias, por el hecho de que no sean personas fisicas.
Además es necesario admitir que esas personas físicas existen como integrantes de las
propias personas jurídicas.
Lo decisivo en esta materia es la diferencia que presentan las personas jurídicas cuyos
miembros se pueden identificar, y los que no se identifican, por ser anónima la sociedad o
persona jurídica, que integran

La sociedad anónima si bien puede representar un beneficio por la facilidad de


concentración de capital que les es inherente a su propia organización, es por demás
inconveniente por cuanto tiende a concentrar la tierra en forma a veces desmesurada y crea
un asalariado rural de muy vastas proporciones. Además no permite una subdivisión
adecuada de la tierra y es imposible de controlar en muchos aspectos.

Las personas jurídicas agrarias, pueden ser aceptables si responden a los principios propios
del Derecho Agrario que las personas que trabajan en ella puedan participar en sus
beneficios o acciones, y que los socios posean acciones no amparadas en el anonimato. En
efecto, la equitativa redistribución de beneficios por una parte, y la posibilidad de que los
sujetos agrarios sean personas determinadas con poderes y deberes, que respondan a la
necesidad de trabajar en beneficio común o general, a fin de que un excesivo liberalismo no
cercene las posibilidades de asentar bajo los principios del bien común a la familia y a la
comunidad, representan los motivos determinantes para aceptar las personas jurídicas
privadas sin los caracteres actuales de la sociedad anónima.

Sin embargo debe tenerse en cuenta que no se propicia aquí la extirpación de la sociedad
anónima, sino que se insiste sobre la necesidad de que en las relaciones jurídicas agrarias,
no se admita este tipo de sociedad por ser de poco interés para la actividad rural, no
obstante los beneficios aparentes que pueden surgir de ella.

La sociedad anónima se constituye para obtener dividendos a favor de sus socios, ello
obliga a una forma de trabajo y a una modalidad en su desenvolvimiento, que afecta en
muchos casos a la conservación de los recursos naturales y también a las formas de vida
sociales de una área determinada. Es preciso tener presente también que se menciona el
problema tomado en sentido muy amplio y no referido a casos particulares.
La experiencia en América Latina es poco satisfactoria, sin que ello implique desconocer
que existan sociedades que han desarrollado plenamente su cometido como entes
productivos agrarios.

Es necesario también hacer una breve referencia a un asunto de mucha importancia en


materia jurídica agraria, y es el referido a las normas de estructura agraria que pueden
considerarse fundamentales para realizar una política agraria acorde con los principios
científicos que inspiran a la ciencia de la política agraria.

Existe en los países, tomados en su conjunto, una diferencia fundamental entre las
organizaciones económicas que se dedican a la agricultura. En efecto, puede darse el caso
de una empresa de capi-tal, que puede ser modesta o de colosales proporciones, y otro tipo
de organización que constituye la campesina, que dispone de muy pocos recursos y cuya
capacidad técnica y económica es deficitaria.

Es evidente que el derecho no puede ignorar tales diferencias.


No nos oponemos a que se designe a unas y a otras empresas; pero lo importante es
señalar que tanto por su organización como por su funcionamiento difieren totalmente.

Mientras en las primeras la diferencia es puramente de grado, en las segundas es de


organización, o sea que afecta a la propia naturaleza empresarial y además la falta de
recursos financieros concluye por quitarle todos los elementos fundamentales de una
empresa, con excepción del trabajo que se desarrolla en ella, (el capital apenas puede
incluirse por lo exiguo del mismo y algo análogo sucede con la tierra)

No puede desconocerse la existencia actual de este tipo de fundo, o sea de subsistencia.


Más aún, puede haber también fundos para venta de productos que no difieren en mucho a
aquellos fundos exclusivamente limitados a la subsistencia.

Por todo ello, pensamos que ambos tipos de estructura agraria existente en muchos paises
del mundo no puede ser desconocida por la regulación jurídica agraria. Lo importante es
tener presente cuál puede ser la regulación jurídica agraria que ordene a ambas, pero sin
desvirtuar los principios que informan al Derecho Agrario. En cuanto a la valoración de
acerca de cuál de ellas es el tipo preferible, es un asunto de la ciencia de la política agraria, y
la aplicación de una política agraria que tiepda a fortalecer a un tipo de estructura, según se
prefiera incrementa la gran empresa, o la empresa familiar, es un asunto librado al criterio
del estadista de cada país.

Sólo una observación corresponde hacer aquí sobre este tema y es el vinculado al tipo de
país, ya que es obvio que no puede aplicarse una política agraria análoga a un país
desarrollado con relación a un país en vías de desarrollo. Por otra parte, faltaría aún agregar

que esta calificación en muchos casos puede ser observable, ya que existen países que
muestran en ciertas zonas todas las características de un país desarrollado, y sin embargo
puede darse el caso que tenga regiones o zonas donde el subdesarrollo es manifiesto.
Por eso puede resultar necesario aplicar a cada país según sea desarrollado o no un tipo
determinado de empresa agraria.

Finalmente, desde el punto de vista jurídico, también es necesario distinguir si la empresa


agraria es de tipo puramente individual o privado, o simplemente de tipo estatal o comunal.

1 - Distintos tipos de personas jurídicas privadas.

Entre las personas jurídicas privadas agrarias, pueden mencionarse varias según sus
diferentes caracteres y modalidades. Ellas son:
a) Las que tienen por finalidad un propósito exclusivamente de
bien común;
b) Las que si bien tienen un propósito de bien común, participan del carácter de una
empresa como las cooperativas;
c) Las sociedades comerciales como las sociedades anónimas o sociedades comerciales
en general, con fines exclusivamente de lucro.
Entre éstas se pueden distinguir las productivas y las exclusivamente transformadoras, o de
compraventa de productos agropecuarios.

a) Personas jurídicas agrarias privadas de bien común.


En este tipo de personas jurídicas, debe incluirse a todas las sociedades que tienen por
finalidad el desarrollo de la comunidad, o que tienen por objeto el beneficio de la
colectividad y cuyos fines son por lo general, exclusivamente de carácter social.

En este tipo de sociedades y también de asociaciones, aunque en este caso no llegan a


tener el carácter de personas jurídicas, se pueden incluír los clubes juveniles agrarios, las
sociedades filantrópicas rura-les, las sociedades agrarias de divulgación científica o creadas
con el propósito de promover conocimientos técnicos, o la conservación de los recursos
naturales, o la protección de los animales, o la preservación de los parques, etc.

En muchos casos, este tipo de personas jurídicas, pueden cobrar cuotas a sus asociados o
tener subvenciones del gobierno, pero en ningún caso, se dedican a la producción o
transformación de productos agropecuarios y menos aún a la compraventa de los mismos.
Sus fines son desinteresados y su objetivo principal es la divulgación de conocimientos
técnicos, el beneficio social en sus más diversos aspectos dentro del ámbito rural, o
cualquier otro objetivo de bien común para beneficio exclusivo de la comunidad rural.

Pueden incluirse también en este tipo de sociedades a las religiosas que se dedican a la
enseñanza agrícola, o a la difusión de conocimientos técnicos además de sus fines
particulares.

b) Personas jurídicas agrarias privadas de carácter empresarial y


de beneficio social.

En este tipo de sociedades se destacan las cooperativas agrarias en general. Esto ha dado
lugar a discusiones doctrinarias pues para algunos autores las cooperativas agrarias
constituyen un tipo de cooperativas que subsume dentro de ellas a cooperativas de crédito,
a cooperativas de consumo, a cooperativas de producción, a cooperativas de colonización,
etc.

En cambio hay quienes sostienen que las cooperativas agrarias son exclusivamente
cooperativas de producción agropecuaria y por ello se diferencian de las demás
cooperativas, o sea aquellas de consumo, de crédito, de edificación, etc. Lo cierto es que las
cooperativas por lo general no son exclusivas, en lo que respecta a sus objetivos; pero de
cualquier modo resulta indudable que las cooperativas agropecuarias tienen caracteres
especiales que permiten calificarlas como de un tipo especial dentro del cual puede
subsumirse las de consumo o de crédito pero siempre referido al ámbito rural y sobre todo a
la actividad agropecuaria. De modo que la cooperativa agraria siempre se hallará
relacionada con la producción, con la transformación o almacenamiento de productos
agropecuarios, con los frigoríficos o con cualquiera otra actividad análoga puramente
agraria. En estos casos es frecuente que las cooperativas desarrollen actividades
complementarias tales como el repito, el consumo, etc., pues tales funciones pueden ser de
evidente utilidad para sus socios.

X— OBJETO AGRARLO.

Concepto. El objeto agrario constituye la cosa o servicio que por su naturaleza o destino
pertenece a la actividad agraria o sirve para la realización de sus fines.

De acuerdo con lo expresado el objeto agrario se halla integrado o por cosas o bienes, o por
servicios que desde el punto de vista estrictamente jurídico son las prestaciones de dar,
hacer o de no hacer. a que se someten los sujetos agrarios de acuerdo a los deberes u
obligaciones que imponen a los mismos las normas jurídicas agrarias.

El objeto agrario constituye una de las categorías jurídicas agrarias de contenido variable. En
efecto, como ya se ha dicho el objeto puede manifestarse como una cosa o como un
servicio, y en muchos casos pueden presentarse ambos a la vez. En toda relación jurídica
agraria debe existir un objeto por cuanto la relación jurídica agraria constituye la unidad
sintética de las categorías jurídicas agrarias de contenido variable.

De la misma manera con relación al sujeto agrario, es factible distinguir el contenido


variable. En efecto el objeto puede ser cosa o bien agrario o servicio agrario. Pero a la vez
las cosas pueden ser naturales o artificiales; las naturales pueden ser suelo, agua o bosque,
ete. A su vez las artificiales pueden ser máquinas agricolas, galpones, molinos, etc.

2 - Contenido, Para estudiar un objeto agrario es necesario partir del distingo primordial que
surge de su propio contenido o sea las cosas y los servicios.

Las cosas representan el aspecto de mayor relevancia en el análisis del objeto agrario ya
que por media de ellas se realizan las actividades agrarias fundamentales y más aún, con la
coparticipación de las cosas naturales se logra desarrollar el proceso agropecuario en todas
sus formas y especializaciones.Las cosas agrarias susceptibles.devalar o sea los bienes
agrarios admiten diversas clasificaciones según el método que se adopte para hacerlas. En
este caso se ha partido de la aplicación de los principios generales del Derecho Agrario, a fin
de conseguir por ese medio una clasificación más adecuada a las necesidades y
requerimientos de índole jurídica agraria.
En este acápite no se hará una descripción analítica de las cosas a servicios que integran al
objeto agrario, pues conviene antes de ello proceder a la clasificación del objeto agrario en
general. De ahi podrá partirse para hacer un estudio detallado, de los tipos o modalidades
que adopta el objeto agrario a través de su contenido formal y material.

Al estudiar aquí el contenido del objeto agrario lo que interesa es determinar un aspecto
fundamental del mismo y que consiste en distinguir el objeto simple, del objeto complejo.

Este distingo en el objeto agrario permite aclarar una aparente confusión en sus análisis. En
efecto el objeto comprende o puede comprender cosas y servicios o sea cualesquier objeto
agrario puede manifestarse concretamente como una cosa o como un servicio agrario. Es
decir que en una relación jurídica agraria el objeto o materia de la relación jurídica puede
concretarse ya sea por una cosa o un servicio o por un complejo de cosas o servicios.

El objeto puede mantener el carácter de simple mientras su contenido sean cosas o


servicios o cosas y servicios. La diferencia surge o aparece con ribetes especiales cuando
se trata de un objeto complejo porque su contenido mismo es un complejo de cosas y
servicios en sentido de una universalidad de bienes y servicios organizados
coyunturalmente en sentido productivo.

Con lo dicho se puede apreciar el hallazgo de una distinción fundamental en materia jurídica
agraria. Es decir que el análisis del objeto nos permite distinguir el sinnúmero de cosas y
servicios que pueden servir de contenido a una relación jurídica agraria y el conjunto de
bienes y servicios que afectados de una organización específica y con un fin productivo
constituyen o integran a un objeto complejo que recibe el nombre de "patrimonio agricola".

El patrimonio agrícola sobre el cual se asentará el fundo agropecuario es un objeto


complejo, porque se halla constituido por una universalidad de bienes y servicios
organizados con un fin productivo. Se trata de cosas construidas, plantadas o enclavadas
para que sirvan a un fin determinado y de que exista una organización de servicios que
ponga en funcionamiento las cosas para conseguir un fin productivo determinado.

3- Clasificación del objeto agrario.

El objeto agrario puede ser clasificado en simple y complejo. El objeto es simple cuando su
contenido se halla integrado únicamente por cosas o servicios agrarios. En ciertas
circunstancias el objeto simple puede también componerse de varias cosas y servicios, sin
que ello le haga perder de modo alguno su naturaleza simple.

El objeto agrario es complejo cuando además de hallarse constituido por cosas y servicios,
ellas forman una universalidad de bienes y servicios en sentido integral y su complejidad se
halla reglada por una idea de organización en coyuntura productiva. En síntesis, cuando la
intencionalidad organizativa responde a la productividad agropecuaria en general en
cualesquiera de sus formas y especializaciones, el objeto es complejo.

La complejidad del objeto reside en la presencia de objetos físicos o materiales y en la


existencia de objetos ideales o intelectuales como puede ser la idea organizativa plasmada
en la universalidad de bienes y servicios como la unidad sintética que los une y les da
sentido.

De lo dicho resulta que el objeto agrario complejo se define porque además de tener un
contenido universal de cosas y servicios posee también una compleja naturaleza material e
intelectual o ideal (la organización).

El objeto complejo sin la organización que lo convierta en un ente destinado a un fin


productivo no existe como tal. De ahí que sea necesario insistir que en ciertos casos se da
esta situación y que en otros no. Por eso el derecho agrario no estudia únicamente a los
objetos agrarios complejos porque de admitirse dejaría de lado muchos otros que
constituyen objetos agrarios y que no son complejos.

Dentro del objeto agrario, como parte de él, debemos distinguir las cosas y los servicios.
Las cosas se clasifican por su calidad en:
a) Naturales o artificiales. Las cosas naturales están representadas por los recursos
naturales renovables (suelo, agua, bosque, fauna) y las artificiales son las
construidas o fabricadas por el hombre (casas, galpones, bretes, arados).

b) Móviles o inertes. Las cosas móviles son aquellas naturales o artificiales que se
mueven por acción física o mecánica; en cambio las inmóviles o inertes son las que
permanecen estáticas y no pueden desplazarse. Las cosas inmóviles pueden ser
susceptibles de ser movidas por acción del hombre y a la vez las cosas móviles
pueden ser susceptibles de inmovilizarse por acción humana.

c) Perecederas o imperecederas. Las cosas pueden ser perecederas si se pierden o


desnaturalizan por acción del tiempo y de agentes externos, ya sea frío, calor,
insectos, bacterias, etc. Existen por el contrario otras cosas que no son perecederas
sino únicamente por muerte natural o por desgaste o uso común, o sea que su
duración es en principio prolongada mientras que las otras pueden depreciarse
rápidamente.

Este distingo que como podrá notarse es relativo tiene importancia en materia
agraria por cuanto los frutos y productos en muchos casos presentan caracteres
tales que la actividad conservadora para protegerlos asume una importancia
fundamental al extremo de afectar al tráfico jurídico.

d) Productivas y no productivas. Las cosas productivas o fructíferas son las que


producen frutos o productos. Las fructíferas son las que producen frutos sin
agotarse por lo menos dentro de un lapso determinado en cambio las productivas,
son las que producen pero se agotan por efectos del acto productivo.

Existen también cosas que no son productivas, porque no producen; pero que
pueden llegar a ser productivas por acción de la naturaleza o del hombre. Ellas se
denominan improductivas y no pertenecen de manera excluyente a ninguna de las
categorías cuyas modalidades pueden llegar a tener. Es importante señalar que lo
improductivo es lo que ha dejado de ser productivo, mientras que lo no productivo es
lo que no puede producir.

e) Divisibles e Indivisibles. La divisibilidad o indivisibilidad de las cosas agrarias puede


ser física o jurídica. Se dice de una cosa que es divisible físicamente cuando admite
la división sin alterar la substancia. Se dice que es indivisible si por la división se
altera.

Las cosas divisibles pueden ser divididas en porciones reales sin destruirse, y formar
cada una de esas porciones un todo homogéneo y análogo a las otras partes como a
la cosa misma. Pero esta división puede no afectar a su subtancia, pero sí a su
capacidad de rendimiento económico (parvifundio).

Una cosa es divisible jurídicamente cuando las normas legales lo autorizan e


indivisible cuando lo prohíben. Una cosa puede ser divisible desde el punto de vista
jurídico y no desde el punto de vista físico. Por el contrario, una cosa puede ser
jurídicamente indivisible y ser susceptible de división física.

f) Genéricas o Específicas. Esta clasificación que interesa en particular en materia


agraria está fundada sobre la antítesis existente entre el individuo, la especie y el
género.

Se entiende por cosa determinada o específica a la que se distingue por sus


caracteres propios que la diferencian de todas las demás de su especie o género.
Cosa genérica es la determinada por los caracteres comunes a todos los individuos
de su especie o género.

g) Presentes y Futuras. Son cosas presentes las que tienen existencia in actu o sea en
el momento de ser tenidas en cuenta. Son futuras aquellas cuya existencia no es
actual, pero puede racionalmente esperarse con más o menos probabilidad.

Las cosas agrarias pueden ser por su relación entre sí:

a) Simples o compuestas. Las cosas simples son las que poseen individualidad propia,
independiente de toda otra. Se denominan compuestas las cosas agrarias que
resultan de la conjunción más o menos intensa de varias cosas simples y en las que
las partes componentes se puedan distinguir y eventualmente separar.
b) Singulares o Universales. Las cosas singulares son las que constituyen una unidad
natural o artificial simple o compleja. Son cosas universales las que bajo un solo
nombre y constituyendo un objeto de derecho se forman de la reunión de una
pluralidad. Estas últimas se subdividen en universalidades de hecho o de derecho.
c) Principales o Accesorias. Las cosas principales son las que por su naturaleza y
destino pueden prescindir de cualquier otra; en cambio las accesorias son las que se
hallan vinculadas por razones de dependencia, la cual puede ser permanente o
interrumpida.

Las cosas agrarias por su destino o modalidad pueden ser:

Susceptibles de tráfico jurídico o no susceptibles de tráfico.

Las primeras son las que se pueden vender, comprar, arrendar. Estas se denominan también
de tráfico absoluto. Las no susceptibles de tráfico ya sea por su naturaleza como el aire o el
mar por su destino: las afectadas al uso público o a un servicio público.

Para que el vínculo pueda producir sus efectos jurídicos o sea que puedan derivar de él
derechos y obligaciones para las partes es necesario que se cumplan determinados
requisitos en lo concerniente a la capacidad de las partes, a la forma de realizar los actos, a
la existencia de un instrumento debidamente escrito, a las solemnidades del acto, etc.

La teoría del vínculo jurídico agrario es por demás importante en una sistematización de la
disciplina por cuanto constituye uno de los medios decisivos para que se comprenda la
forma como se originan, se modifican o se extinguen las relaciones jurídicas agrarias.

El vínculo es el nexum de toda relación jurídica. La relación puede ser física o jurídica. La
relación con las cosas sólo puede ser física, en cambio la relación con las personas es
jurídica. Lo importante es que en toda relación jurídica el poder que se ejerce sobre una cosa
implica un reconocimiento y una tolerancia por las demás personas que se concreta en el
vínculo que surge a partir del momento que se adquiere la propiedad o dominio de una cosa.

Este vínculo se entabla entre el sujeto propietario y los demás sujetos con relación a la cosa,
y además el vínculo que surge entre el adquirente y el renunciante al dominio. Se entiende
que la relación dominial es sólo alterable por cambio de sujeto ya que el vínculo es siempre
el mismo.

Asentimiento y consentimiento. Distinguimos el consentimiento del asentimiento en que


mientras ambos son manifestaciones de voluntad común sobre algo determinado
jurídicamente, en el consentimiento se acuerda hacer, dar o no hacer o dejar hacer algo
libremente por las partes en un momento determinado.

En cambio en el asentimiento lo que se hace es consentir sobre algo dado o resuelto. En


realidad se consiente también libremente pero la diferencia radica en que mientras en un
caso ambas partes originan por si el acto sobre el cual consienten; en el asentimiento una
de las partes se aviene a aceptarlo o acatarlo. Más preciso sería decir que se acepta lo que
se consintió y se acata lo que se asintió.

En las relaciones jurídicas agrarias la diferencia es importante. En las relaciones


contractuales las partes prestan su consentimiento para que se cumpla el contenido jurídico
sobre el cual recayó la voluntad de las partes.

En otras relaciones la situación es diferente, o sea que el sujeto tácitamente ha dado ese
consentimiento. El administrado asiente en no destruir el suelo, pero no por haberlo
convenido de mutuo acuerdo con el Estado, sino porque tácitamente lo debió convenir como
sujeto trascendental de la comunidad jurídica.

En otros casos el asentimiento se aproxima más al consentimiento. Así por ejemplo en las
relaciones dominiales el titular del dominio asiente que se limite el ejercicio de sus derechos
por razón de las relaciones jurídicas de vecindad. En tal caso el no ha convenido con el
vecino en esa limitación, pero no sólo se reduce a asentir en el cumplimiento de ella, sino
que puede convenir en la forma de respetarla. Puede existir una relación convencional
directa, con el vecino. En el asentimiento, podría decirse que el consentimiento o se hizo
antes o se hace a nombre de persona indeterminada. Con esto se aclara el concepto que
enuncian ambos términos.
En el consentimiento existe un acuerdo actual de voluntades sobre un contenido jurídico
dado: hecho o acto.

En el asentimiento existe un consentimiento prestado anteriormente, no como persona sino


como miembro de la comunidad jurídica o bien existe un consentimiento con un sujeto
indeterminado, la comunidad representada en la mayoría de los casos por el Estado.

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