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Aporte de lacan a la psicoterapia analítica

aracelis
Jacques Lacan fue un psicoanalista y psiquiatra de origen francés. Nacido en París el 13 de abril
de 1901, es conocido por su “retorno a Freud”, actualizando y modificando la teoría de
Sigmund Freud, conocido por todos como el padre del psicoanálisis. Su evolución teórica
provoca la escisión de la Sociedad Psicoanalítica de París. Dicha evolución se caracteriza
especialmente por un sustancial abandono de los aspectos más puramente biológicos,
confiriendo una enorme importancia al lenguaje de cara a la comprensión de los pacientes, el
cual, según su concepción, estructura el inconsciente a través de sus códigos.

--Escisión-division

La escisión es de este modo un mecanismo de defensa con una función adaptativa para el o la
infante y en la adolescencia y en la adultez opera una separación de cualidades del objeto
respecto al ego sin por ello comprometer al principio de realidad.

Primer aporte oficial de Lacan a la teoría psicoanalítica.

--Estadio del espejo: es el nombre que lacan da al fenómeno que se produce entre los 6 y los
18 meses de edad, cuando el niño reacciona con alboroto al contemplar su imagen en el
espejo.

El estadio del espejo es un concepto de la teoría del psicoanalista francés Jacques Lacan que
hace referencia a aquella etapa en la cual el niño se encuentra por vez primera capacitado para
percibirse, para percibir su imagen corporal completa en el espejo.

--Escansión- la de Freud. Con él las sesiones tenían un tiempo fijo -de 55 minutos

Es conocido como corte de sesión. Se dice que la utilidad de este corte es el puntuar, el hacer
hincapié en una verbalización llevada a cabo por el paciente y que guarda una enorme relación
con los conflictos intrapsíquicos de éste.

El objetivo fundamental de este corte de sesión es fomentar la reflexión del paciente sobre lo
que dijo, abrir la puerta a un discurrir por parte del sujeto.

Discurrir- Cuando una persona se dispone a discurrir acerca de un tema o un problema,


adopta una posición abierta, flexible, que da lugar a imprevistos y a las opiniones de los
demás.

Inventar o idear algo . Discurrir un plan

Lacan se negaba a plegarse a la norma de la duración de las sesiones (que debían durar 50
minutos según la IPA). La Asociación Psicoanalítica Internacional.

Lacan decía que la duración de la sesiones no dependían del reloj. Ya que el no lo usaba por
eso no se puede decir que las sesiones de el eran cortas, ya que podían entenderse mas de los
45 a 55 minutos o menos.
El diagnóstico lacaniano

Los criterios diagnósticos de Lacan se basan fundamentalmente en la obra de Freud, siendo


ésta ampliada en multitud de ocasiones, y en el trabajo de algunos psiquiatras franceses y
alemanes como Kraepelin o Gatian de Clérembault.

El esquema diagnóstico de Lacan es enormemente simple, pues incluye solamente tres


categorías principales: neurosis, psicosis y perversión.

--Neurosis según lacan

para J. Lacan, la neurosis es una estructura clínica. Esto quiere expresar que no es un conjunto
de síntomas, sino una condición estructurarte que asigna al sujeto un lugar y una posición en
el universo simbólico.

--Psicosis según lacan

Para Lacan la psicosis comporta una estructura desde siempre, y en determinado momento,
que llamamos desencadenamiento, el sujeto se confronta con un agujero, que existe desde
siempre, agujero producto de la forclusión del nombre del padre, significante crucial.

forclusión

La forclusión se produce porque en el registro de lo simbólico no se ha inscrito el significante


del Nombre-del-Padre, quedando este rechazado y expulsado de lo simbólico por lo cual
permanece en lo real y es en lo real donde retorna y reaparece.

--La perversión según lacan

Para Lacan la perversión es una forma que tiene un sujeto de ubicarse en relación con la
pulsión, como objeto de esta, como el medio para el goce del otro. “Lo que define a la
perversión es justamente la manera como el sujeto se coloca allí”.

Estas tres categorías diagnósticas adoptadas por Lacan son categorías estructurales basadas
en tres mecanismos diferentes o formas diferentes de negación. Encontramos entonces que
para la neurosis el mecanismo fundamental es la represión, para la perversión es la
renegación y para la psicosis la forclusión.

Retomando a Freud, el cual decía que mecanismo y estructura no son meras compañeras que
presentan una fuerte correlación entre los pacientes. El mecanismo de negación es
constitutivo de la estructura. Esto quiere decir que la represión es la causa de la neurosis, así
como la reclusión es la causa de la psicosis.

Indiana

Importancia del lenguaje según lacan

Su concepción del inconsciente como efecto del lenguaje,

Sin duda, la importancia que Lacan le concedió al lenguaje es una aportación que ha permeado
en diversas escuelas, tanto entre sus seguidores como entre sus críticos. Ante todo, lo que hizo
Lacan fue reconocer que Freud había creado una técnica cuya herramienta principal eran las
palabras. Sin embargo, lo que en un principio formuló y expuso como un “retorno a Freud”, se
transformaría más bien en una revisión y reelaboración de las categorías psicoanalíticas que lo
llevaría a consolidar su propia corriente, no exenta, por supuesto, de divisiones internas.

Personaje polémico e innovador donde los haya, con ideas no siempre aceptadas y en diversas
ocasiones refutadas o reelaboradas, aunque siempre punto de referencia y objeto de estudio,
Lacan basó su modelo del inconsciente en la lingüística estructuralista y determinó que estaba
organizado como un lenguaje. Éste es probablemente uno de los puntos más discutidos de su
pensamiento.

En este sentido, Lacan parte de la unidad fundamental del lenguaje: el signo lingüístico,
compuesto por un “significante” y un “significado”. El significante es la imagen acústica, la
palabra con la que algo se nombra; el significado es el concepto, la idea. Para Lacan, el
inconsciente opera, como el lenguaje, mediante metáforas o metonimias. Esto quiere decir
que un significante (la palabra que designa a una persona, un objeto, una relación, un síntoma,
etc.) se sustituye por otro con el cual guarda algún tipo de relación (por ejemplo, de
semejanza). Esto lo observa particularmente en el lapsus, los actos fallidos y los sueños, en los
que un significante está en representación de otro que hay que descifrar.

Por otra parte, así como Freud había identificado tres instancias psíquicas (el yo, el superyó y
el ello), Lacan distinguió tres órdenes o registros psíquicos: lo real, lo imaginario y lo
simbólico. Los tres órdenes juntos posibilitan el funcionamiento de la mente.

Para Lacan, el ser humano tiene al principio de su vida una imagen mental fragmentada de su
propio cuerpo (la cual volverá a surgir en la etapa adulta dentro de los sueños o también en las
alucinaciones). Por eso el reflejo del espejo sorprende al lactante, pues esa imagen es una
promesa o anticipación de la integridad que en ese momento no tiene. Así, el bebé se
identifica con un imaginario, una especie de fantasma, y queda preso en una ilusión: ser lo que
le muestra el espejo o, visto de otro modo, lo que le refleja la mirada de su madre, con quien
estableció el primer juego de identificación.

Este modelo de vínculo operará en el resto de sus relaciones futuras y es lo que en la teoría
lacaniana se concibe como el registro imaginario. En esta etapa, que Lacan denomina el
“estadio del espejo”, inicia nuestra interacción con el “yo ideal”: lo que no somos, pero
anhelamos ser. Como contraste, el “ideal del yo” está dentro del registro simbólico, es decir,
dentro de la estructura forjada y perpetuada por el lenguaje, cuyo papel es transmitir la Ley
del padre, la cual, junto con el Nombre y las normas, se pasa de generación en generación.[1]

Como ya antes Freud había distinguido entre “instinto” (animal) y “pulsión” (humana), Lacan
distingue entre “deseo” y “necesidad”, dejando a la necesidad como un aspecto biológico y
ubicando al deseo en una interacción entre lo imaginario y lo simbólico. A partir de aquella
primera identificación con la madre, es decir, con “el otro” (con minúscula), el sujeto desea ser
el deseo del otro y busca constituirse en objeto de deseo de su semejante. Ésta es la parte del
deseo comprendida dentro del registro imaginario. Y aquí es donde irrumpe la Ley del padre,
señalándole al hijo su lugar dentro de la estructura, lo cual inserta al niño en el registro
simbólico.

Así, entra en el inconsciente “el gran Otro” (con mayúscula): las leyes dictadas por y desde el
lenguaje, que se ubican en el orden simbólico. El sujeto queda inscrito en un discurso que
proviene del exterior, un lenguaje que le asigna su lugar. De ese Otro provienen las palabras
para desear, desde el momento mismo en que la madre pone en palabras las necesidades y los
deseos del bebé. Por lo tanto, es ese gran Otro, esa estructura, la que a partir de entonces le
indicará qué es lo que desea y qué es lo que hay que desear. Desde aquí ya podemos intuir que
para Lacan no existe el libre albedrío.

Son muchas y mucho más complejas las repercusiones que tienen éstos y los demás conceptos
lacanianos para el desarrollo de la disciplina; sin embargo, han sido también sus omisiones las
que han creado escuela. Por ejemplo, al haber relegado la importancia del afecto, por
enfocarse más en la representación en el registro simbólico, Lacan ha dado pie para que otros,
como André Green, centraran buena parte de sus teorías en desarrollar ése y otros conceptos
freudianos obviados por él.

Lo imaginario, lo simbólico y el otro

Qué es lo Imaginario según Lacan? Ejemplo

El registro imaginario tiene que ver con las relaciones duales y con la formación del Yo. Remite
al campo de las consistencias, a aquello que da la ilusión de totalidad, de lo individual, de la
semejanza o perfección y da la sensación de síntesis y autonomía plena. Por ejemplo, la noción
de “felicidad” o “Dios” son imaginarias, también lo es el cuerpo, en especial la imagen de éste.

Lo imaginario es fundado en la vida infantil mediante “el estadio del espejo” que involucra la
relación especular del infante con su madre. Por ende, conforma el eje del “Ego” y del señuelo
– engaño.

Dicho eje constituye una proyección de cómo el “Yo” puede llegar a ser y parece apuntar a la
ilusión de que existe para cada sujeto una satisfacción absoluta posible (“una media naranja”).
Sin embargo, el hecho de que lo imaginario se constituya en un campo “aparente” no quita
que tenga implicancias y consecuencias significativas en la realidad.

El psicoanálisis nos ha enseñado hasta qué punto ciertas ilusiones pueden dominar la vida de
un individuo o incluso el destino de una comunidad. Por ejemplo, el “meta-relato” marxista
promete un “hombre nuevo”; un estado al cuál el “Yo” debería llegar operado por la noción
ilusoria de perfección una vez abolidas las clases sociales.

¿Qué es lo Simbólico según Lacan? Ejemplo


Por otra parte, lo simbólico remite a la dimensión lingüística del Significante; éste es
performativo, es decir, “crea” y moldea la experiencia del mundo”. Mientras que lo imaginario
parte de relaciones duales, lo simbólico se caracteriza por estructuras tríadicas que configuran
lo imaginario, tales como: leyes, normas, reglas o tradiciones bajo la primacía del significante.

Con lo anterior se quiere decir que lo simbólico regula lo imaginario desde un “tercer
término”. Es decir, tú y yo nos relacionamos y podemos establecer contacto a través del
lenguaje (en tanto 3er término). Este tercer término es el decisivo en las relaciones
interhumanas. Citando el ejemplo que propone Lacan: no es lo mismo que tú y yo nos
relacionemos en un aula, en la comisaría o de vacaciones.

Si bien las personas podemos ser las mismas, lo decisivo es el vínculo, la relación que
interviene entre los agentes y allí siempre interviene este “Otro” que Lacan se encarga de
localizar en tanto que orden simbólico que rige los intercambios humanos.

Para Lacan el sujeto es la condición donde lo imaginario y lo real se sostienen; tal condición
está caracterizada por el eje simbólico, es decir, el lenguaje.

Un ejemplo de cómo interactúan lo imaginario y lo simbólico lo encontramos en la


arquitectura. Para edificar tu casa, primero se debió diseñar la estructura “invisible” usando
principios matemáticos que dan cuenta de la interacción de elementos físicos para que dicha
estructura se sostenga de pie. Luego, se prosiguió a edificar lo concreto: las vigas, el suelo, las
paredes, el tejado, el color, etc, generando así, la construcción consistente de tu hogar, en
virtud de lo simbólico del plano arquitectónico.

¿Cuál es el “Otro” en Lacan?

Seguramente habrás notado en la teoría Lacaniana, que se suele hacer una distinción entre el
“Otro con mayúsculas” escrito como (A) y “el otro con minúsculas” escrito como (a’). ¿Pero a
qué hace referencia esta distinción? El “otro” con minúsculas, sencillamente es el semejante.
Es con quien nos relacionamos diariamente: tu madre, padre, vecino, amigo, etc.

Mientras que el “Otro” con mayúsculas no hace referencia a ninguna persona “de carne y
hueso”, sino a un lugar simbólico que Lacan, en el seminario 5, llama: “el tesoro de los
significantes, como sede del código” (p.152). Es decir, es el lugar topológico, donde se supone
que están las reglas del lenguaje.
El Otro, es aquello que nos atraviesa en la mediación de nuestras relaciones interpersonales,
en función del código, esto es, del conjunto de significantes que disponemos y tomamos del
lenguaje “(A)” desde que nuestra madre nos empieza a hablar.

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