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FACULTAD DE PSICOLOGÍA, EDUCACIÓN

Y RELACIONES HUMANAS

TRABAJO PRÁCTICO N° 1 DE CLÍNICA PSICOANALÍTICA II

CARRERA: Lic. en Psicología.

ASIGNATURA: Clínica Psicoanalítica II

INTEGRANTES: Nombres y Apellidos – DNI- E-mail de c/integrante

Bade, Nicole. nicolebade180299@gmail.com DNI: 41.775.668

Barbona, Virginia. virbarbona2014@gmail.com DNI: 43.999.767

Correa Rita. ritamarisolcorrea2016@gmail.com DNI: 44.088.525

COMISIÓN: Única

PROFESORES: Ps. Abib, Federico

AÑO: 2023

ACTIVIDAD:
Tomando como fuente bibliográfica los textos trabajados en clases, argumentar cuál es
la posición del discurso psicoanalítico en relación a la verdad y el saber. Describir cómo
se relacionan estas problemáticas con el dispositivo analítico.

Criterios de Evaluación:
- Formalidad de la presentación: Grupal, máximo de 5 integrantes. Máximo de
En formato escrito de puño y letra, clara y legible. (esto último es excluyente
para presentar el trabajo) En formato digital: tamaño de hoja A4- Interlineado
simple, letra Time New Roman, tamaño 12, texto justificado. Debe respetar la
presente caratula consignando todos los datos: Universidad, Facultad, Carrera,
Área curricular, Comisión; Profesores, Año, Integrantes del grupo. Fecha de la
presentación.
- Para el formato escrito en puño y letra corresponde un máximo de tres hojas, es
decir, 6 carillas. Para el formato digital corresponde un máximo de 5 carillas, sin
incluir carátula, consigna, criterio de evaluación o bibliografía.
- Referencias bibliográficas en hoja aparte. Puede utilizarse bibliografía
ampliatoria de otros textos trabajados en clases, así como fuentes de otras
asignaturas siempre y cuando se respeten el formato de cita de las normas APA.
DESARROLLO
Empecemos preguntándonos ¿cuál es el significante que posiciona al discurso
psicoanalítico en relación a la verdad y el saber? Siguiendo esta pregunta, es menester
realizar un recorrido epistemológico que se basa en un análisis ético, cartográfico,
genealógico y arqueológico, en donde, en pocas palabras el psicoanalista da cuenta de
un sujeto escindido.
Lacan en “la Ciencia y la verdad” (2009) diferencia el estatuto del sujeto en
psicoanálisis del que establece la ciencia, siendo parte fundamental de ello la división
entre el saber y la verdad. El psicoanalista da cuenta en la práctica que el sujeto está
escindido, es decir “Spaltung”, entre lo íntimo del psiquismo y el discurso consciente,
esto es evidente ante la existencia y reconocimiento del inconsciente; el estructuralismo
permite elaborar al sujeto y al sujeto en una división que lo constituye, a esta división se
intenta poner en convergencia/sincronía. Es así que defiende que para el psicoanálisis es
el mismo sujeto de la ciencia, solo que es preciso para la segunda, por cuestiones
epistemológicas, de objetividad y “la verdad”, recortar, reducir y delimitar el objeto
propio de cada campo de estudio; la razón de esto, explica el autor, parte del nacimiento
de la ciencia y su estatus absoluto, relacionado a ideales de la modernidad y de la
inauguración de Descartes en cuanto al cogito y su papel fundamental en cuanto al
racionalismo occidental y al valor de la lógica. Ahora bien, este sujeto que intentan
recortar para estudiar y acercarse a la verdad, el psicoanálisis objeta que no detectan su
falla, para esto entre otros ejemplos, menciona a la lingüística: cuando ella precisa tratar
la diferencia entre enunciado y enunciación, se centra en el significante intentando
prevalecer y asegurar los efectos de la significación, pero fracasa ante el correlato de la
ciencia porque este es antinómico debido a su no-éxito de suturar al sujeto, debido a que
este es inherente al malentendido, a la confusión; por lo que el saber se encuentra
separado del sujeto si no hay hipótesis sobre la insuficiencia de este. Ante esta selección
de la ciencia, su investigación y su mantenimiento particular, la psicología fracasa, el
psicoanálisis para encontrar definirse dentro o fuera de la ciencia debe modificar en ella
la cuestión del objeto porque desatiende al sujeto. ¿Cuál es el objeto del psicoanálisis?
Lacan lo relaciona con la función que desempeña el objeto a, el cual debe insertarse en
la división del sujeto por el cual logra estructurarse. El inconsciente es lenguaje, está
estructurado por él y dice lo verdadero sobre lo verdadero al hablar.
En Psicoanálisis y Medicina (1966) Lacan describe que el inconsciente es
extremadamente particularizado, variado, astuto y espiritual; es lo que permite la
existencia del deseo, este es el lenguaje que escapa al sujeto, que está más allá de la
conciencia y donde se sitúa la función del deseo; a partir del Otro que provee y carga
estos excesos de lenguaje en el sujeto que escapan de su dominio.
Evocar esta topología del sujeto sirve para describir los problemas de su estructura, que
como se viene mencionando, está relacionada al lenguaje y en consecuencia a su
relación con el saber, porque es este el primero que se presenta en su desarrollo
manifestándose como deseo del saber.
Luego de introducir estos conceptos se vuelve menester describir brevemente al deseo,
el goce y la demanda; en cuanto a que la demanda es sabido puede ser opuesta al deseo
o lo que se quiere o manifiesta; y el deseo lleva más lejos la barrera del placer chocando
con lo del orden imaginario, fantasmático, provocando una suspensión que no permite
una realización verdadera; el goce, a manera de ejemplo, puede evidenciarse cuando la
demanda es “preservar la enfermedad” y darle su estatuto, el cuerpo lo experimenta en
relación al orden de la tensión, forzamiento y gasto; esto concluye en la posición que
ocupa el psicoanalista en todo esto, la de responder a la demanda de saber aunque sea
dirigir al sujeto a lo opuesto que emite, abrir con una clave o cifra esa cerradura que es
su inconsciente; ¿desde que lugar lo hace? desde el lugar de sujeto supuesto saber que
permite la transferencia, este fenómeno remite a lo más arraigado del deseo de saber;
¿con qué trabaja? Con el síntoma y el fantasma.
Para adentrarnos a las problemáticas que se presentan en el dispositivo psicoanalítico
retomaremos a Lacan (1956) quien se enfoca en trabajar con lo simbólico, es decir, con
el lenguaje. En la clínica nos vamos a encontrar con significantes: el sujeto en tanto tal.
El S1 se va a presentar con un hecho discursivo basado en una economía del lenguaje,
por ende, funcionará como la comunicación analítica, en el sentido que el discurso del
sujeto hace al dispositivo analítico.
Con respecto a esto, Masotta (2099) toma a Freud para explicar que es con las palabras
que el sujeto dice lo que no quiere decir, que mediante el discurso del sujeto, él mismo,
revela su deseo sin desearlo, y es en base a los lapsus, los olvidos y equivocaciones que
filtra este deseo inconsciente. Aquí es donde introduce la cuestión del significante como
aquello que se relaciona con el inconsciente a la hora de no solo producir los síntomas,
sino de tener la licencia de agravar o aliviarlos. Y con respecto a esto, el analista está a
la escucha de dichas fallas del discurso del sujeto, no para comprenderlo o
compadecerlo ya que el psicoanalista no trabaja con personas, sino con el sujeto del
inconsciente y busca que el mismo pueda andar en dirección de su deseo.
En cuanto al fantasma, este cumple una función que se reduce a una frase, pero
asimismo se hace hincapié en que “el aspecto fundamental del fantasma no es la
relación del sujeto con una frase, sino la relación del sujeto con un objeto” (Miller,
1982, p.34).
Para desarrollar esto, Miller (1982) propone tres dimensiones del fantasma: en un
primer lugar, el orden imaginario que hace referencia a la producción imaginaria que
realiza el sujeto con respecto a los personajes de su ambiente; dentro del orden de lo
simbólico, una vez que se descompone mediante las leyes de la lengua, la “pequeña
historia”, es cuando el fantasma queda limitado a una frase; por último el orden de lo
real (la dimensión fundamental del fantasma), tiene un carácter de residuo que no puede
ser modificado, es decir, el fantasma como residuo de lo real del desarrollo de un
análisis, es lo imposible de cambiar. Siendo así, para Lacan (1956) el fin del análisis es
lograr modificar el vínculo que tiene el sujeto con lo real de su fantasma; y esta
modificación subjetiva de lo real se consigue mediante el lenguaje, con los medios del
significante, y si bien, el inconsciente está estructurado como un lenguaje, no supone
que todo sea interpretable, lo que no es accesible de interpretar tiene una función, y
justamente el camino de la “cura” es la utilización del fantasma como instrumento de la
interpretación.
En sí, la relación de objeto es atravesada por la relación imaginaria, asimismo, lo
imaginario es la disposición a lo simbólico. Entonces, se necesita atravesar el escenario
imaginario, el escenario de la identificación, lo cual ocurre cuando el analista descifra el
1 (antes de 1957) Lacan utiliza S para referirse al sujeto.
orden simbólico de lo imaginario; allí surgirá en el sujeto entonces su pregunta, ¿qué es
el ser?
Entramos en una situación paradójica del sujeto, del ser, siguiendo el concepto de un -
significante significa algo para otro significante- y “el significante es un signo que no
remite a un objeto, ni siquiera en estado de huella [...] es un signo de ausencia [...] está
estructurado como tal para significar la ausencia de otro signo”, entonces ¿qué significa
el significante? Sí bien, como sujetos estamos interpelados por la intersubjetividad y
nos constituimos por medio de ésta, lo intersubjetivo precede a la estructuración
subjetiva, en donde, para que exista estructuración subjetiva debe de haber relación de
objeto que permita el lazo con el Otro. Por ende, interpretamos lo que nos dice un Otro,
porque nos oponemos a ese Otro mediante palabras; nuestra manera de descifrar ese
enigma del que tenemos enfrente, es por vía de la comunicación. Es por la vía del
lenguaje, es por este camino que nosotros podemos “resolver” ese enigma que es el
Otro. Esto es porque el Otro se presenta en tanto absoluto y lo podemos reconocer, pero
no conocer, es una incógnita.
Un significante representa la ausencia, es ese enigma, es ese Otro en su alteridad, es eso
que el sujeto intenta descifrar y/o responder mediante el deseo porque lo percibe, y
porque además, pone en escena al fantasma no como deseo de la persona propia, sino
como “el deseo del hombre es el deseo del Otro”.
En este encuentro de significantes mediado por las relaciones imaginarias estructuradas
por lo simbólico de cada sujeto, es donde lo real se hace imposible, es lo azaroso del
encuentro, ese encuentro que busca descifrar al otro (en el plano de lo real) se hace
imposible, por lo cual, ¿conocemos al Otro en tanto tal?
En respuestas a toda esta encrucijada teórica, para Lacan “el fantasma provee una
respuesta a ese enigma del Otro” (Zizek, 2008, p.56), como también, hay cierta
alienación del sujeto en lo imaginario porque el sujeto está alienado en el yo; esto
sucede, en el plano de lo imaginario porque está en contacto con esa superficie a la que
remite el concepto de alienación, que opaca o distancia los elementos; es allí, ergo, que
el dispositivo psicoanalítico define su operar mediantes sus métodos y técnicas en donde
se busca que la persona reconozca las coordenadas que lo atraviesa, y operar como
psicoanalistas desde allí, es contrariar a la alienación, sería el “empoderamiento” del
sujeto propiamente dicho en sus procesos de singularidad.
A fin de cuentas, retomando la pregunta inicial, si entendemos que el significante se
define en primer lugar de manera separada de su significación; que este es vehiculizado
en su relación con el Otro; si entendemos, parafraseando a Zizek (2008), que se
imprimen en el sujeto en un momento del desarrollo en el que está inmerso en una red
compleja de relaciones y se convierte en un catalizador del deseo de quienes lo rodean
en un campo de batalla, sin poder representarse qué clase de objeto es para lo otros y
que quieren de él; si comprendemos que el deseo va a ser el deseo del otro y en
consecuencia la respuesta a el gran enigma se basa en el fantasma; comprenderemos el
campo en el que opera el psicoanálisis, que es distinto del campo de la ciencia del
desarrollo o individuo biológico, del de un campo de la psicología relacionada a un
sujeto de la “comprensión” que amenaza con reducirlo; lo que justamente el
psicoanálisis propone es que no se puede poseer toda la verdad y los significantes
inscriptos, siempre está a medio decir, porque en la verdad el Otro funciona de garante,
pero este se encuentra barrado y la verdad en consecuencia es “no toda”, es inaccesible
en cuanto lo real.

Bibliografía
Evans, D. (2007). Diccionario introductorio de psicoanalisis Lacaniano.
Buenos Aires: Paidós.

Freud, S. (1919). Pegan a un niño. Amorrortu.

Lacan. (1966). “La ciencia y la verdad” Escritos 2. Siglo XXI.

Masotta, O. (2009). “Lecciones de Introducción al psicoanálisis”. Gedisa.

Miller, J. (2006). Introducción a la clinica Lacaniana. Barcelona.

Zizek, S. (2008). "Como leer a Lacan". Paidós.

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