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Muy buenos días, tardes, noche o madrugada … a todos y todas los que escuchan esta
narrativa sobre gastronomía cubana. Hoy es (fecha) y si estás escuchando este
episodio, probablemente es porque te interesa el tema gastronómico cubano, y si no
es así, porque ya sabemos lo extravagante que suele ser a veces este algoritmo del
ciberespacio… pues no hay problemas… te invito a que te quedes un ratito más y
escuches lo que tengo que contarte… no solo de comida, sino de todos los contextos
posibles, en los que se constituye lo que conocemos hoy como gastronomía cubana…
así que, relájense, y acompáñame en este relato que nadie me contó, yo lo viví.
Aprovecho igual para decir, que, ya sea porque se haya diseñado así, o porque sea
consecuencia directa del casi exterminio de esta raza, el desconocimiento, incluso el
desprecio de la oralidad, fue y aún es, una de las victorias del colonialismo por estas
tierras. Por eso quiero contar este primer podcast sobre gastronomía cubana, desde la
huella lingüística de estas primeras culturas… a mí, en lo particular, siempre me ha
parecido un hallazgo impresionante, porque a los caribeños nos hicieron creer que
nuestra lengua había desaparecido con el exterminio de nuestros aborígenes… pero,
como ya sabemos, la lengua es un organismo vivo, trasciende por el uso, en la
necesidad de nombrar las cosas que nos rodean para poder comunicarnos… y ahí fue
donde nuestra lengua halló refugio para salvarse, junto con muchos grupos fónicos que
luego devinieron en nuevas palabras y un muy particular tempo al hablar. Las islas
antillanas y en especial el Oriente de Cuba, son verdaderos guardianes de este
vocabulario ancestral…
Entonces…
Cómo nombraban y se nombran, aún hoy, las frutas, plantas, vegetales, aves, peces,
roedores, que constituían la dieta básica diaria de nuestros aborígenes cubanos?
Cómo nombraban algunos de los objetos que usaban para obtener y producir sus
alimentos?
Además de los ya mencionados, la jutía y el almiquí, cazaban otro tipo de roedor que
llamaban corí o curiel, cazaban iguanas y yaguasas, que son una especie de pato
salvaje que en mi pueblo todavía se caza, yo alcancé a comer majá, que es una
variedad de culebra grande. Cazaban y pescaban jicoteas, unas tortuguitas que viven
en el agua dulce, guacaicas, que son aves que hoy solo se encuentran en zonas
boscosas, corúas y guabairos, otros tipos de aves y una especie de guacamayo al que
llamamos en Cuba catey.
Recuerden que todos los nombres de animales, frutas y vegetales que estaré
mencionando, son palabras taínas que se han mezclado con el español local y
constituyen parte del vocabulario y la dieta de muchas poblaciones, sobre todo en la
zona oriental que fue donde se asentaron específicamente los taínos.
Existen muchos de estos nombres que incluso forman parte de la lengua española,
como la palabra tiburón, la palabra caimán, que para quien no lo sabe es una especie
de cocodrilo y que por supuesto también los cazaban para alimentarse. La palabra
canoa, que era la embarcación que usaban para transportarse y pescar.
Entre las herramientas y utensilios que destinaban para estas actividades, estaban la
macana, que era un garrote de madera de gran peso, fundamentalmente usado como
arma para la guerra, pero que sin duda lo aprovechaban también para la caza y la
pesca. Un utensilio que usaron para procesar sus alimentos, son las caguaras, unas
conchas que se encuentran en todo el litoral costero cubano. Con estas también se
hacían adornos para el cuerpo, como collares, aretes y ese tipo de prendas…
Todos los cacigazgos estaban cerca de un río o del mar, por lo que se especializaron
en la pesca de la biajaca, la biajilba, que es un tipo de pargo, el aguají, el manjuarí, que
ya no se pesca porque está en áreas protegidas… este manjuarí, junto a otras
especies, es uno de los peces en peligro de extinción y además, uno de los más
antiguos de Cuba; se cree incluso, que es uno de los primeros vertebrados del planeta
y por su rareza, se dice que pertenece al momento del acoplamiento entre los peces y
los mamíferos.
Pescaban caguamas y careyes, que son tortugas marinas; hoy se usa esta última en la
elaboración de platillos exóticos, porque se le atribuyen propiedades afrodisíacas a su
carne, y al consumo de sus huevos. Pescaban cobos, que son unos caracoles de mar
que recuerdo de adolescente, iba los fines de semana con la turba de amigos a la playa
a pescarlos para comerlos con limón y sal. Hablando de caracoles, también nombraron
y comieron la sigua, hoy existen varias recetas de cocina con la sigua como ingrediente
principal.
De las palabras que luego se usaron para nombrar territorios es el de la planta icacos,
planta de los litorales costeros cuyo fruto es comestible y se prepara en almíbar. Es
reconocida hoy geográficamente en Cuba la Peínsula de Icacos. En Matanzas… La
verdad sí se necesitaría otro podcast para hablar de las palabras taínas que hoy se
usan para nombrar lugares y accidentes geográficos… cito para no dejarlo así como
flotando, las palabras Cuba, Camaguey, Guantánamo, Las Tunas, Siboney, Camajuaní,
Bayamo, Caney, que así llamaban al tipo de casa donde vivía el cacique y que hoy es
el nombre de un municipio… En Caney comí por primera vez el caimito, otra de las
frutas que nombraron…
Comían jobo, una ciruela amarilla que crece en unos árboles enormes… esas las he
visto aquí en México… recuerdo que cuando iba a la escuela al campo… los cubanos
que están escuchando esto saben que nosotros en Oriente íbamos a recoger café a la
sierra, y bueno, el jobo este para bajarlo había que apedrearlo porque el tronco es
cilíndrico y áspero, y no se puede uno subir con facilidad como hacíamos con la
guayaba, o el mamey, ambas palabras taínas que también acogió el español como
suyas.
Los aborígenes cubanos eran agricultores, y sus cultivos y los nombres que les dieron,
se usan en muchas regiones. Tenemos por ejemplo la palabra maíz, que también se ha
encontrado como maisí (nombre que recibe actualmente un municipio). Aprovecho el
caso y hago una acotación...
Toda la información lingüística que se recopiló sobre las comunidades aborígenes en
las Antillas, se conocen a través de relatos que escribieron sacerdotes católicos y altos
militares españoles… llamados cronistas de las Indias. Cada uno escribió tal cual creyó
haber escuchado, y usó la ortografía que mejor le pareció se ajustaba al sonido que
escuchaban. Eso me pone a pensar también en toda la riqueza del lenguaje que se
pudo haber perdido, porque unos quizá no pudieron o supieron expresarlo, y otros
quizá no quisieron o pudieron escucharlo… porque a todas estas, en su ética, los
aborígenes eran un proto proyecto de humano, no estaban al nivel de lo que su cultura
asumía como ser humano. Y bueno, hablo de imágenes poéticas con que seguramente
describían sentimientos, sabores, olores, técnicas de elaboración, puntos de cocción,
pudiera sonar romántico el planteamiento, pero lo cierto es que yo he intentado
explicarle figuras retóricas a amigos extranjeros que hablan otro idioma, y con todo y lo
adelantaditos que estamos, se ha hecho complicado, imagínenlo en la lógica particular
de comunicación de esas dos culturas… evidente prevalecieron muchos sustantivos,
digamos, urgentes, pero las imágenes poéticas, las construcciones lingüísticas y las
figuras retóricas con que seguramente narraban su mundo y su experiencia, se
perdieron en esa transcripción… de hecho, la palabra taína Huracán, es el nombre
dado a un dios maligno, y quiere decir: centro del viento, pero también es la expresión
de una sensación, en este caso el miedo…
Porque bueno, por aquello de que la historia es de quien la cuenta, y porque estos
aborígenes no tenían literatura escrita, su lenguaje y su cultura fue transcrita, desde la
mirada católica y la ética europea. Ahí cada uno a sacar su propia conclusión.
Del maíz extraían una bebida fermentada a la que llamaban chicha, aún se conoce por
este nombre también en otra partes de Latinoamérica, esta chicha la bebían en un
recipiente de guira, fruta del guiro. Ambas palabra taínas.
Para cocinar estos alimentos que cazaban, pescaban, recolectaban y cultivaban, los
taínos diseñaron una especie de armazón tipo andamio, que llamaron barbacoa.
Aunque estoy intentando limitarme a las palabras que crearon para nombrar aspectos
relacionados a la gastronomía, quiero apuntar que esta barbacoa, no solo la usaban
para elaborar su comida, sino que lo usaban para descansar, era como un tipo de
mueble de apoyo. Curiosamente en Cuba, quedó también como término arquitectónico.
Le llaman barbacoa a una especie de mesanini, que hacen en las casas coloniales de
puntal alto, para aprovechar el espacio y hacer un entrepiso.
Estas narrativas descritas por los cronistas de Indias, romantizadas en el mirada de las
ciencias sociales de la época, donde describían a los aborígenes y sus costumbres
como si hablasen de objetos, salvaron del exterminio la lengua nativa y trajeron para
nuestro español local, miles de palabras que muchas veces solo se conocen en zonas
muy específicas donde aún viven personas con rasgos físicos muy parecidos a los
descritos por estos cronistas de Indias.
El abundante universo de la flora y fauna, que encontraron los primeros habitantes que
llegaron a la Isla, y que se convirtió en su alimentación, se mezcló luego con la gran
cantidad de especies animales y vegetales que trajeron españoles, africanos y chinos,
que repoblaron la Isla, una vez que disminuyó su población al punto de casi extinguirse,
junto con la de manatíes, manjuaríes y almiquíes.
Nos queda a los cubanos, algunos objetos rescatados de la barrida europea a esta
pequeña islita, y que ahora se exhiben en museos en cada municipio que puedan
visitar… pero… paradójicamente, más tangible que una pieza en un museo, más
palpable (si se quiere), es el amplísimo vocabulario, y la entonación al hablar (lo que en
Cuba se llama “el cantadito”) de la gente que vive en Oriente, que repito, son los más
fieles guardianes de esta herencia, y por ella, han tenido que pagar caro, pero bueno,
eso lo dejamos para otro tiempo de sobremesa…
Espero que te hayan sido de buen provecho estas narrativas, y ya sea porque te
interese el tema gastronómico, o por esas causalidades del algoritmo del Internet, nos
volvamos a cruzar, para contarte un poco más de mucho más.