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Los pemón son indígenas suramericanos que habitan la zona sureste del estado Bolívar en Venezuela, la frontera

con Guyana y Brasil. Son los habitantes comunes en la Gran Sabana1 y todo el parque nacional Canaima.

Población
Localización de la etnia Pemón en relación a otras etnias indígenas venezolanas.

Tres niños pemones.


Se calcula que hay unos 30000 pemones en Venezuela (Estado Bolívar, Territorio Esequibo) y Brasil. Se
diferencian tres grupos principales:

 Taurepan: en la frontera entre Venezuela y Brasil1


 Arekuna: hacia el Noroeste del Roraima y en el valle de Kavanayén235
 Kamarakoto: al oeste del río Karuay, Caroní, la Paragua y en el valle de Kamarata.3
Características de la etnia[editar]
 Distribución: ocupan la parte sureste del país, que corresponde a la Gran Sabana, y se establecen cerca de
la selva.
 Idioma: Su lengua es el idioma pemón de la familia Caribe, pero existen diferentes dialectos, aunque todos
se comprenden entre ellos.
 Vivienda: Habitan en casas circulares o rectangulares, de techo de paja y paredes de adobe o barrotes de
madera.
 Agricultura: Está fundamentada en la tala y quema; constituye la base de su alimentación la yuca amarga.
La recolección de productos silvestres completa la dieta.
 Caza y pesca: Complementan la dieta agrícola.6
 Útiles: Su artesanía tradicional es tan variada que lo incluye todo: cerámica, cestería y tejidos de algodón.
 Matrimonio: La mayoría es monógama, aunque está permitida la poligamia; el esposo pasa a formar parte
de la comunidad de su mujer, teniendo además que servir, en parte, a los padres de ella.
 Jerarquía: El cacique tiene poca autoridad política. También tienen un brujo (piache o piasán).
 Ritos: Los pemones organizaban tradicionalmente ritos de pubertad, tanto para los varones como para las
hembras. Estos ritos, en que se aplicaba a los iniciados la prueba de las hormigas, tenían como objeto preparar
a los jóvenes a la vida adulta.
 Muerte: Los muertos eran enterrados en su chinchorro, los hombres con sus arcos y flechas, las mujeres
con sus ollas y otros artefactos del hogar. A veces, el caserío era abandonado a raíz de alguna muerte
sospechosa.
Nota: Las estructuras tradicionales de su cultura se han transformado mucho debido a la influencia de los
misioneros y de los trabajadores de las minas de diamante que hay en la región.

Idioma
Artículo principal: Idioma pemón

Los pemones hablan el idioma pemón, de la familia Caribe. Hay dos dialectos principales del pemón: el taurepán y
el arecuna.7
Clasificación[editar]

Idioma pemón entre los idiomas caribes.


El pemón es parte de la familia Caribe, de la rama guayanesa, sub-rama Kapón. Está emparentado cercanamente
con el akawaio, el macushi y el patamona y en menor grado con idiomas tales como el yekuana.
Distribución[editar]
El pemón es el idioma Caribe con más hablantes. Se habla en los municipios Sifontes y Gran Sabana del estado
Bolívar de Venezuela, en Guyana y en Roraima, Brasil. El macushi o macuxi, hablado en Brasil, es a veces
considerado como un dialecto del pemón. La Gran Sabana es el sitio con el mayor número de hablantes de la
lengua pemona.
Dialectos[editar]
 arekuna: dialecto de la zona norte y centro, hablado por un 45% de la población pemón.
 kamarakoto: dialecto de Kamarata y Urimán, en la zona noroccidental, en el Bajo Caroní y Bajo Paragua.8
 taurepán: dialecto del sur.
Estos dialectos se diferencian a nivel fonético, gramatical y lexical.91011

Mitos[editar]
Los pemones tienen una tradición mitológica muy rica que continúa hasta el día de hoy, pese a la conversión de
muchos pemones al catolicismo o al protestantismo.
La primera persona que estudió de manera seria los mitos y el lenguaje pemones fue el etnólogo Theodor Koch-
Grünberg, quien visitó Roraima en 1912.12 Varios de los mitos más importantes de los pemones describen los
orígenes del Sol y de la Luna, la creación de los tepuyes (Monte Rorarima o Dodoima en pemón13) y las actividades
del héroe creador Makunaima14 y sus hermanos.
Para ellos, todos descendemos de Pia (Pia-to-daktai), que es el principio, el tronco en sentido físico y espiritual.
Todo ser tiene un Pia o Itepotoru: el principio, o el padre. Para ellos, tanto nuestro cuerpo como nuestro espíritu
descienden de la misma familia que los cuerpos y espíritus de los ríos, las montañas, etc. (Animismo).
Antes, con Pia to daktai, se vivía en completa armonía, pero tras la intoducción del mal, ocurrió la ruptura y ahora
se vive en conflicto. Por esta razón los humanos tuvimos que aprender formulas y normas (Tarén) para establecer
una relación dentro del mal (Imoronek) y poder volver a la armonía. Este Tarén o sabiduría abarcaba todo, desde la
cultura hasta la medicina, y eran los espíritus de la naturaleza los que transmitían el tarén necesario para aprender
a curar enfermedades. Estos se lo comunicaban a los abuelos, y estos se lo comunicaban a su descendencia.
Además del culto al sol, a la luna, la lluvia, los animales y a la yuca, estaban relacionados con algunos espíritus,
como:
Tuwenkaron: (sirena) Un personaje que vive en aguas, ríos y quebradas. Son personas pequeñas, que se
manifiestan principalmente bajo la figura de una mujer hermosa de larga cabellera. Cuidan a la naturaleza de los
profanadores del medio donde viven y lo protege celosamente. Verla provoca enfermedades y/o desmayo. Tienen
una variación, que son las Ara sari, las cuales viven en pozos hondos, saltos y lagunas.
Uru:pere: Es una culebra gigantesca con varias lenguas de fuego y lanza humo. Aparece bajo la forma de fuertes
ventarrones, voltaneras, en forma de lluvias, fuegos y relámpagos.
Amayiko: Es un espíritu capaz de manifestarse con la forma de cualquier animal o persona, pero siempre de baja
estatura. No cualquier persona lo puede sentir, pero verlo también provoca fuertes enfermedades, que pueden ser
combatidas gracias al Tarén.
Amawariwa: Espirítus madres que producen convulsiones. Se encuentran en las montañas y pueden enamorar a
jóvenes de ambos sexos.
Imawari: versión masculina del Amawariwa, capaz de enamorar a jóvenes. Es un espíritu que vive en selvas, ríos y
montañas. Al enojarse se convierte en fuertes vientos y lluvias ventiadas.
Okoyimu: Es la serpiente arcoíris.

La yuca y el kachiri[editar]
Elaboración de Casabe, Poblado La Negra, Venezuela
Los pemones basan gran parte de su dieta en alimentos a base de yuca que es de lo poco que se da en estas
tierras ácidas de la Gran Sabana,15 en donde la agricultura no es una tarea fácil.1617 Ellos cosechan tanto la yuca
amarga como la dulce. De la yuca obtienen el casabe y almidón además del kachiri. El kachiri es una bebida fuerte
con alto grado alcohólico, que es usada con diversos fines entre los Pemones. Se obtiene de hervir la harina de
yuca y dejarla fermentar. También cosechan ñame, batata, maíz, arroz y plátanos entre otros.
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Economía. La economía pemón se fundamenta en la agricultura, la caza y la pesca. El principal cultivo es la
yuca tanto amarga como dulce. Sin embargo, también poseen pequeñas plantaciones de batata, ocumo,
ñame, plátano, algunas frutas y vegetales

.
Los pueblos originarios de Venezuela son grupos que en la actualidad conforman aproximadamente el 2,9 % de
la población.1 Sin embargo, la población venezolana en general tiene en su composición genética una
contribución amerindia entre un 23% y 25 % del total.23 Son por lo menos 34 etnias que mantienen culturas
totalmente limpias y originarias de la región, que no se vieron afectadas por la conquista y asimilación española
durante la época de colonización.
Según el censo de 2011, la mayoría se hallan en zonas de los estados
de Zulia (61,2 %), Amazonas (10,5 %), Bolívar (7,5 %), Delta
Amacuro (5,7 %), Anzoátegui (4,7 %), Sucre (3,1 %), Monagas (2,5 %) y Apure (1,6 %).1
Estos grupos además, se encuentran también compartidos con Colombia, Brasil y Guyana.
Con respecto al nombre de Venezuela, Alarico Gómez aclara lo siguiente:
El nombre Veneci-uela aparece impreso por primera vez en el Mapamundi de Juan de La Cosa (1500) y fue escrito
de acuerdo a su fonética. A este aspecto se refirió el padre Giovanni Bottero (1598) en su obra Relaciones
Universales del Mundo y en 1629 el padre Antonio Vázquez de Espinosa publicó su libro Compendio y Descripción
de las Indias Occidentales, en la cual coincide en señalar que la palabra tiene un origen añú. El vocablo Venezziola
resulta extraño en lengua italiana. Una expresión más común sería la de Piccola Venezia cuya traducción es
“pequeña Venecia” y nunca Venezuela. Por lo tanto, toda la documentación conduce a la conclusión de que el
nombre de nuestro país se origina en la lengua de los paraujanos (familia arawac) y quiere decir agua-grande.
Sobre este aspecto es necesario destacar que la costumbre de los conquistadores era usar los nombres que los
locales le daban a los lugares que habitaban, a los que adaptaban fonéticamente de acuerdo a las normas del
idioma castellano. Ejemplo de ello se puede constatar en los nombres que le dieron a Barquisimeto (Variciquimeto),
Caracas (Caraca), Mar Caribe (Caribe), Teques (Teque), La Guaira (Uaira), Maracay, Mucuchíes, Capacho,
Lobatera y tantos otros. Sólo usaban nombre hispánicos cuando fundaban un poblado (Mérida, San Cristóbal,
Angostura.4
La cultura indígena venezolana es una de las más ricas en Latinoamérica, pues constituye la representación perfecta
de la relación entre el hombre y la naturaleza a través de sus colores y sus sonidos. 

En Venezuela hay 51 etnias indígenas que se ubican a lo largo y ancho del territorio nacional.

El Ministerio del Poder Popular para  la Cultura (Mppc), a través de sus entes adscritos, ha impulsado la difusión y  el
conocimiento del legado cultural de las comunidades indígenas venezolanas y ha promovido planes y proyectos
dedicados al desarrollo integral de estas etnias, basado en el principio de la interculturalidad, establecido en el Plan de la
Patria 2019-2025.

Específicamente, el Instituto del Patrimonio Cultural (IPC) ha registrado y protegido los lugares sagrados pertenecientes
a estas comunidades, cuyos sitios conectan al hombre con la naturaleza y, a su vez, a la historia y la cosmovisión de estas
comunidades.

Igualmente, el Centro Nacional del Libro (Cenal) ha dedicado gran parte de sus publicaciones a promover la cultura de
los aborígenes, como símbolo de nuestras raíces venezolanas.

Cabe destacar que la  artesanía es una de las principales manifestaciones culturales indígenas, esta consiste   en la
elaboración de vasijas y escultura en arcilla y madera,  al igual que la confección de vestimentas tejidas. Según  datos de
la  Misión Cultura y la Fundación Red de Arte, la cifra de artesanos por pueblos indígenas es de 884, entre ellos: 646
mujeres y 238 hombres.

Otros de los aspectos que debemos tener en cuenta es la música, pues estos pueblos originarios rinden homenaje a la
naturaleza mediante el sonar de los instrumentos. Es por ello que el Centro Nacional del Disco y la Dirección de
Interculturalidad del  Mppc han grabado más de 4 mil 091 discos sobre cantos indígenas .

A su vez, la poesía que logra dibujar esa alabanza a la madre tierra y el sentir de los indígenas, también se manifiesta en
sus tradiciones y costumbres. De acuerdo con datos de la Dirección de Interculturalidad   el número de trovadores,
escritores y narradores indígenas registrados hasta la fecha es de 30 personas: 19 hombres y 11 mujeres.
Cada uno de estos ámbitos han inspirado documentales realizados por los más grandes directores cinematográficos del
país, en cuyas piezas audiovisuales se evidencia de forma estética y detallada la esencia de estas comunidades.
Especialmente, el Centro Nacional Autónomo de Cinematografía (Cnac) y la Misión Cultura, Corazón Adentro han
realizado un total de 37 documentales dedicados a los indígenas venezolanos. 

Igualmente la Fundación Museos Nacionales ha inaugurado en los distintos recintos artísticos distribuidos por todo el
territorio nacional diferentes exposiciones para mostrar los atributos de nuestra cultura aborigen. 

Asimismo, el Instituto Autónomo Biblioteca Nacional y Servicios de Biblioteca ha instalado bibliotecas indígenas en los
estados: Delta Amacuro, Zulia, Amazonas y Bolívar, con el fin de promover la lectura y la escritura para facilitar el
estudio de la cultura indígena a sus habitantes y a quien deseen conocerla . 

También la Fundación Compañía Nacional de Danza ha afiliado 11 agrupaciones de danza indígena en seis estados del
país (Amazonas, Bolívar, Anzoátegui  Delta Amacuro, Monagas y Zulia). Este baile representa la alabanza de las
comunidades indígenas hacia los elementos de la naturaleza. 

Cultura indígena en Venezuela


INTRODUCCIÓN
El hombre venezolano tiene una existencia de aproximadamente 15 siglos, como quiera que la historia de
Venezuela no comienza con la llegada de las naves de Cristóbal Colón, sino con el arraigo del llamado Homo
venezuelanensis que ha venido evolucionando, lentamente en los primeros años, y luego arrolladora y
definitivamente incorporado al progreso y a la civilización occidental a partir del mestizaje.
El hombre venezolano, tal como respira, vive, siente y actúa en nuestros días, se viene formando desde el siglo
XVI. La gente de este siglo, con el desarrollo de las instituciones políticas, económicas, administrativas y culturales,
trasplantadas de España, y con la aplicación, en cierto modo, de la Ilustración, preparó a los hombres y mujeres del
siglo XIX, que bien pudiera llamarse el “siglo de oro” de Venezuela.
El origen del hombre americano se ha discutido durante siglos. Descartada por los científicos la teoría del
paleontólogo argentino Florentino Ameghino, que seguía la idea de que el hombre —el hombre universal— era
originario de América, lo más acertado es hablar de un poblamiento múltiple. El hombre llegó a estas tierras desde
lejos, en oleadas sucesivas, hasta asentarse definitivamente.
Específicamente en Venezuela, la aparición del hombre data de hace unos 15.000 años. En el estado de Falcón se
hallaron restos de animales ya desaparecidos, como mastodontes, megaterios o gliptodóntidos. Hace unos 6.000
años aparecieron en occidente los recolectores de conchas marinas, que luego pasarían a oriente.
El presente trabajo tiene como objetivo describir como fue el origen de los primeros aborígenes en venezuela hasta
nuestros dias.
venezuela indigena
 los indígenas en el presente

Actualmente los pueblos indígenas que viven en nuestro territorio han adoptado muchas de las costumbres de la
vida moderna, al igual que ocurrió en los tiempos de la Colonia cuando, Por ejemplo, fueron convencidos de creer
en un solo dios.
Los indígenas que habitan en lugares de difícil acceso, como las selvas, mantienen vivas sus costumbres
ancestrales. Mientras que la situación de otros es diferente: se les utiliza con fines particulares en la explotación de
la tierra, minería e incluso son llevados a las grandes ciudades para trabajar en la economía informal.
Al igual que en el pasado, estas comunidades se ven afectadas también por el impacto ambiental que generan las
diferentes actividades económicas que se realizan en los espacios donde habitan.
En vista de esta situación, se han organizado en grupos de presión siguiendo el ejemplo de otros países, como
Bolivia y México, donde gracias a sus protestas y peticiones se les han reconocido sus derechos, entre los que se
incluyen el respeto a sus territorios, lenguas y costumbres.
En la actualidad, nuestras comunidades indígenas participan de manera activa, a través de sus representantes en
la Asamblea Nacional, en las decisiones económicas, políticas, sociales y culturales, conjuntamente con el resto de
la población venezolana,
 PERIODOS ARQUEOLÓGICOS DE VENEZUELA
El poblamiento del territorio fue hecho por diversas oleadas. Mientras en algunas regiones, había tribus dé una
cultura avanzada, en otras sus habitantes eran mas rudimentarios. El grado de desarrollo estaba determinado por
la creación de herramientas de trabajo para el cultivo de la tierra y para asentarse en un determinado suelo.
Se calcula que en esta etapa se inicio el poblamiento de nuestro territorio. Los primeros
PALEOINDIO grupos humanos procedían del Amazonas, los Andes y el Caribe, y se dedicaron a la caza,
15000 A 5000 a.C. la pesca y la recolección. Estos pueblos eran nómadas y vivían en cuevas. Sus instrumentos
de caza eran fabricados con piedra, huesos y conchas marinas.
Durante este periodo, los aborígenes se asentaron en aquellas regiones donde podían
MESOINDIO obtener más provecho de los recursos naturales mediante el trabajo comunitario, como las
5000 A 1000 a.C. riberas de los ríos Orinoco y Amazonas y en los llanos, Algunos grupos aborígenes
comenzaron a practicar el cultivo de maíz y yuca de manera itinerante.
Se caracterizó por la organización de los grupos humanos en aldeas cuyas viviendas eran
muy variadas. Estos grupos estaban dirigidos por una máxima autoridad: “el cacique”.
NEOINDIO
Cultivaban tubérculos como la yuca y la papa. La agricultura avanzó a tal grado que se han
1000 A 1500 d.C.
hallado vestigios de obras de calzadas en los llanos y de almacenamiento en los Andes.
Practicaron la navegación en canoas, lo que les permitió el intercambio de productos.
Comprende la etapa que se inicia con el contacto entre los aborígenes y los españoles hasta
INDOHISPANO nuestros días. La mayoría de la población la conformaban los caribes, quienes se
1500 HASTA localizaban en las áreas costeras. Con la Conquista se ini-ciaron los enfrentamientos y
NUESTROS hostilidades entre españoles e indígenas, que diezmaron gran parte de la población
DÍAS autóctona. En esta etapa comenzó el proceso de mestizaje entre indígenas, españoles y
negros.
 Culturas prehispánicas venezolanas
 POBLAMIENTO DEL TERRITORIO
La gran mayoría de los investigadores que ha estudiado el pasado indígena venezolano han coincidido en que el
poblamiento de nuestro territorio se produjo a .través de oleadas humanas provenientes del sur del continente hace
aproximadamente 15 000 años.
La primera oleada de poblamiento estuvo integrada por pequeñas hordas de cazadores y recolectores de raíces y
frutas silvestres, que se movilizaban de un lugar a otro en búsqueda de alimento. Por esta razón, no construyeron
viviendas estables y sólo dejaron algunos rastros de su paso, como instrumentos de hueso y piedra.
Posteriormente, se produjo una segunda oleada de pescadores, cazadores y recolectores de conchas marinas, que
se localizaron en pequeñas aldeas en la cuenca del `lago de Maracaibo, donde construyeron palafitos. Estos
grupos aprovecharon la palma de moriche Para la fabricación de sus viviendas e instrumentos de trabajo.
Esta segunda oleada poblacional se produjo hace 10 000 años aproximadamente y, a diferencia de los primeros
grupos, dejó numeroso. vestigios arqueológicos constituidos por restos de conchas marinas instrumentos de
huesos y espinas así como objetos de piedra.
Luego, hace unos 4 000 años, ingresó una tercera oleada proveniente de comunidades arawacas que se
desplazaron desde el sur del continente americano, y se extendieron por todo el territorio venezolano, organizadas
en pequeñas aldeas.
Una cuarta oleada estuvo integrada por comunidades de origen chibcha que se desplazaron desde el territorio que
hoy forma parte de Colombia hacia los Andes venezolanos. Estas comunidades representadas por los timotes y los
cuicas, se organizaron en pequeñas aldeas agrícolas, y llegaron a constituir el grupo más avanzado desde el punto
de vista cultural, Finalmente, una quinta oleada de comunidades de lengua caribe, procedente de Centroamérica y
el mar de las Antillas, llegó a las costas venezolanas.
Los caribes se localizaron en las costas orientales y centrales de Venezuela, donde formaron comunidades
agrícolas.
Otros investigadores han señalado que los caribes provenían de la región amazónica y navegaron por la costa de
Brasil hasta llegar a nuestro territorio, desde donde se extendieron hacia las islas antillanas.
Al momento cíe la llegada de los españoles a Venezuela. los caribes se habían convertido ven fieros guerreros que
habían desplazado de la costa a casi todos los demás pueblos indígenas. También, los caribes fueron los
indígenas que mayor resistencia opusieron al conquistador español.
 EVOLUCIÓN CULTURAL
Según los estudios realizados por diversos antropólogos, así como los testimonios de restos arqueológicos
encontrados en diferentes lugares del territorio venezolano, la evolución cultural de las comunidades indígenas de
Venezuela se puede clasificar de la siguiente manera:
 Formación preagrícola: integrada por pequeñas comunidades de cazadores, pescadores y recolectores de frutos
silvestres y conchas marinas, que poblaron el territorio venezolano) entre 15000 y 1000 años a.C.
 Formación agrícola incipiente: compuesta por comunidades que combinaron las actividades de caza, pesca y
recolección con el cultivo elemental de frutos silvestres, como la yuca amarga. Estas comunidades. formadas por tribus,
poblaron el territorio venezolano) hacia el año 1000 a.C.
 Formación agrícola media: representada por aquellas comunidades que practicaron el cultivo en conucos familiares,
donde sembraron maíz, fríjol, algodón, tabaco y otros frutos permanentemente. Estas comunidades desarrollaron
también la cestería, la alfarería y el tejido como actividades complementarias. Ocuparon nuestro territorio entre el año
1000 a.C. y la llegada de los españoles al territorio.
 Formación agrícola avanzada: integrada por las comunidades que practicaron una agricultura de regadío, con la
construcción de terrazas, canales, estanques y almacenes de piedra y barro para guardar los excedentes de alimentos.
Formaron aldeas permanentes en el piedemonte y valles andinos entre los años 1000 y 1500 d.C.
 Formación indohispánica: representada por las comunidades que establecieron contacto con la cultura europea e
incorporaron a sus formas de vida técnicas y costumbres de los europeos (1500 d.C. en adelante). El contacto de los
aborígenes con los europeos y la incorporación de los negros africanos produjo el mestizaje cultural característico del
pueblo venezolano, que se ha conservado hasta nuestros días. La evolución cultural de las comunidades aborígenes
venezolanas se produjo lentamente mediante el intercambio entre diferentes grupos. Ninguna de las etnias o grupos
indígenas asentados en el territorio actual de Venezuela logró alcanzar el grado de desarrollo que representaron otras
culturas americanas como la de los mayas, los aztecas o los incas. En nuestro país la Conquista se logró con las
encomien-das, las misiones y a través de la fundación de ciudades.
 ÁREAS culturales indígenas
 DISTRIBUCIÓN DE LOS PRIMEROS INDÍGENAS
De acuerdo con el historiador y antropólogo venezolano Miguel Acosta Saignes, la población indígena venezolana
para el siglo xv se encontraba distribuida en 10 áreas culturales según sus semejanzas en cuanto a lengua y
formas de vida:
 Área de la costa caribe: formada por agricultores y pescadores que se extendieron desde el Orinoco hasta los estados
Portuguesa y Lara; incluye a los Otomacos, taparitas y parcialmente a los Yaruros, con tres subáreas: los cumanagotos,
palenques y caracas.
 Área de los ciparicotos: integrada por tribus de origen y lengua caribe que se localizaron en la costa oriental de
Falcón.
 Área de los arawacos occidentales: localizada en la región centro-occidental, en los actuales estados Falcón, Lara y
Yaracuy, hasta la costa oriental del lago de Maracaibo. Sus principales representantes fueron los caquetios.
 Área de los Jirajaras y Ayamanes: formada por tribus de recolectores, cazadores y pescadores de los llanos centrales
y montañas de Nirgua. en Yaracuy. También incluye a los axaguas.
 Área de la Guajira: integrada por tribus de recolectores, cazadores y pescadores que se localizaron en la península de
la Guajira y la costa occidental del lago de Maracaibo. El origen de las tribus guajiras corresponde a la cultura caribe,
aunque algunos señalan que son de la familia arawaca.
 Área de los caribes occidentales: formada por tribus de agricultores, cazadores y pescadores localizados entre la sierra
de Perijá y el sur del lago) de Maracaibo. En esta área se incluyen los motilones y los bobures.
 Área de los Andes venezolanos: integrada por tribus agrícolas de gran desarrollo que poblaron la región andina.
Procedían de Colombia y sus representantes más importantes fueron los cuicas. los timotes y los totuis.
 Área de los recolectores, cazadores y pescadores: formada por diferentes tribus independientes que se extendieron
desde el delta del Orinoco hasta los llanos de Apure.
 Área de los Otomacos: tribus relacionadas con las culturas de la América Central que se localizaron en los llanos
bajos de Apure y en las riberas del río Orinoco. Entre sus representantes están los guamos. los taparitos. los Otomacos
y los Yaruros.
 Área de la Guayana: formada por tribus de origen caribe que se localizaron al sur del río Orinoco y en lo que es hoy el
estado) Amazonas.
 Familia linguistica indigenas
 Los ARAWACOS
Los arawacos constituyeron el grupo indígena más numeroso y extendido dentro del continente americano. La mayor
parte de su población se localizó en el área amazónica, desde donde penetra ron al territorio venezolano siguiendo el
curso de los grandes ríos del Sur.
Otros grupos llegaron por el Occidente a través de la península de la Guajira, procedentes del actual territorio de
Colombia. Se ubicaron en la costa occidental. donde vivieron principalmente de la pesca y la recolección de moluscos
También se localizaron en los llanos del Sur y en las selvas de Guayana, donde practicaron el cultivo de maíz y yuca.
Los arawacos desarrollaron la técnica del tejido, mediante la cual fabricaron hamacas, redes y cestas. Con el barro
elaboraron vasijas.
 Los CARIBES
Las tribus de lengua caribe penetraron al territorio venezolano desde el sureste, utilizando diferentes vías, tanto
terrestres como fluviales y marítimas.
Se localización en las costas orientales de Venezuela. de donde desplazaron a los arawacos. gracias a su actitud
belicosa.
Practicaron la agricultura y construyeron sus viviendas en aldeas cercanas a los conucos, donde cultivaron el maíz, la
yuca. el algodón y la batata, También fueron grandes navegantes y expertos cazadores. Las comunidades caribes
practicaron el comercio con sus vecinos por vía fluvial y marítima.
 Los Timotocuicas
Los timotocuicas representaron los grupos indigenas más avanzados dentro del territorio venezolano y estaban
relacionados con la cultura chibcha de los Andes,
Se localizaron en los actuales estados Mérida y Trujillo, donde construyeron aldeas de piedra y barro.
Desarrollaron la agricultura de regadío en terrazas construidas en las áreas montañosas, donde cultivaron la papa. el
cacao, el maíz, el tabaco y el ají. También fueron excelentes alfareros y textileros,
Practicaron el comercio con otras comunidades indígenas venezolanas, mediante el intercambio) de sus artesanías por
productos y frutos. como el algodón y la sal, De acuerdo con algunos estudios, se cree que los arawacos timotocuicas y
caribes practicaron el trueque y, al parecer. no) sostuvieron grandes enfrentamientos pues, de haberlos tenido habría
desaparecido la población de esas comunidades. Sin embargo, sí sornetieron a otras pequeñas tribus, que comenzaron a
depender de ellas, sobre todo en el campo lingüístico.
 Los indígenas y su relación con el ambiente
 EL uso DE LOS RECURSOS
Con la práctica de la caza, la pesca y la recolección, los primeros pobladores de nuestro territorio utilizaron los recursos
que les propiciaba la naturaleza. Probablemente la subsistencia en el interior del territorio requirió de los grupos
indígenas el conocimiento de los ciclos biológicos de los recursos vegetales, para disponer de frutas semillas y granos,
además de suelos fértiles.
 DEL APROVECHAMIENTO DEL AGUA
El agua fue el principal recurso natural para los grupos indígenas que poblaron el territorio) venezolano. Por ello, sus
aldeas se localizaron casi siempre en la cercanía de fuentes naturales de agua dulce, como ríos, lagos y lagunas, que
aseguraban este líquido) indispensable para la vida. En muchos casos, llegaron a construir sus viviendas sobre las
mismas aguas, corno los palafitos del lago de Maracaibo. Los ríos y los lagos proporcionaban alimento seguro; peces,
especies terrestres que se acercaban a sus riberas a beber agua. y toda clase de animales acuáticos.
El recurso agua fue utilizado por nuestros indigenas para preparar sus comidas, para el aseo personal diario y, en otros
casos, para curar las fiebres y otras enfermedades mediante inmersiones. Los ríos y los mares se convirtieron en vías de
comunicación surcadas por canoas, curiaras y balsas, construidas con diferentes materiales, especialmente troncos de
árboles. Para las comunidades agrícolas, el agua constituía un elemento de gran importancia, debido a que su presencia
garantizaba las cosechas. De allí que la mayoría de los indígenas practicaban ritos mágicos o religiosos dirigidos a
provocar las lluvias y conjurar las sequías. Comunidades como los timotocuicas realizaron obras para almacenar sus
productos y regar las tierras de cultivo).
 DEL APROVECHAMIENTO DE LOS SUELOS
Los suelos fueron aprovechados de diferentes formas por nuestros indígenas. Los grupos de recolectores, por ejemplo,
obtenían del suelo raíces, tubérculos, roedores, gusanos e insectos, que servían de alimento.
Los grupos de agricultores aprovecharon las tierras fértiles para sembrar plantas, como el maíz, la papa, la yuca y
otros frutos.
El barro se utilizó en la elaboración de vasijas, ídolos y otros objetos. Igualmente, fue aprovechado para la construcción
de casas de bahareque. Algunas comunidades lograron extraer del suelo minerales como la sal, que fue de suma
importancia, y el oro, que usaban como adorno sin valor de cambio.
 EL APROVECHAMIENTO DE LA VEGETACIÓN
La vegetación tropical de los bosques y sabanas ofreció a las comunidades indigenas una fuente casi inagotable de
recursos y materiales que les permitió sobrevivir a pesar del escaso desarrollo tecnológico que tenían. Los árboles
proporcionaron frutos comestibles y fibras para la fabricación de tejidos, cestas, redes y cuerdas, y para la elaboración
de hamacas; además de la madera necesaria para la construcción de viviendas, embarcaciones y utensilios de trabajo.
En los bosques y selvas, los indígenas practicaron la tala limitada para construir sus aldeas y ampliar las áreas de
cultivo. Sin embargo, esta practica nunca puso en peligro el equilibrio de la vida vegetal, pues la deforestación sólo se
hacía para satisfacer las necesidades inmediatas de la comunidad. En las sabanas, las comunidades indigenas
aprovecharon la gran variedad de hierbas tanto para el uso alimenticio como el medicinal. La práctica de la quema. con
la finalidad de limpiar los terrenos agrícolas, no afectó la vida cíe la flora la fauna silvestres ni las puso en peligro El
carácter local de tales actividades y el abandono cíe las tierras afectadas facilitaban la recuperación de los suelos y la
vegetación en breve tiempo.
 EL APROVECHAMIENTO DE LA FAUNA SILVESTRE
La actividad de captura y caza cíe animales silvestres fue otra importante fuente de recursos alimenticios de las
comunidades indígenas.
La caza del venado, el chigüire, la lapa; así como la captura de tortugas, iguanas y culebras y la recolección de huevos
de aves y reptiles se realizaron respetando las épocas de apareamiento y reproducción de los animales y sólo se
practicaban sí eran necesarias.
 CULTURA NO CONTAMINANTE
Los indígenas venezolanos no produjeron materiales contaminantes de tipo sólido ni químico que afectaran las aguas de
los ríos, lagos y mares. La mayor parte de sus desechos eran orgánicos, y el medio pronto los absorbía; además, eran
muy escasos, y en su mayoría se enterraban o quemaban, y así se preservaba el ambiente.
CONCLUSIÓN
Desde el punto de vista de la agrupación lingüística, el etnólogo Miguel Acosta Saignes distinguió 10 áreas que aquí se
resumen: área de la costa caribe, desde Paria hasta Borburata, comprende tres subáreas: de los cumanagotos, los
palenques y los caracas; área de los ciparicotos, que aparecen como una inclusión entre pueblos caquetíos; área de los
arawakos occidentales, comprende los caquetíos (estados de Falcón, Lara y Yaracuy, y los llanos de Apure); área de los
jirajaras, comprende a los jirajaras, ayamanes, axaguas y gayones; área de La Guajira y del lago de Maracaibo, en la
que aparecieron sólo grupos de cazadores-recolectores y pescadores en el siglo XVI; área de los caribes occidentales,
comprende a los pemones, bobures y motilones; área de los Andes venezolanos, comprende a los timoto-cuicas; área de
los recolectores, incluye a los actuales guaraúnos del delta del Orinoco y a los cazadores-recolectores y pescadores de
Los Llanos hasta los estados de Portuguesa y Lara; área de los otomacos, incluye a los otomacos, guamos, taparitas y
yaruros; área de Guayana, engloba todo el territorio al sur del Orinoco.
Si bien los indígenas venezolanos no trabajaron los metales como en otras regiones, en cambio sí destacaron en la
agricultura, particularmente los andinos, que cultivaron con éxito la papa (patata), el maíz, la yuca y otros frutos que de
inmediato fueron asimilados por la gastronomía europea.
Según el censo de 1990, la población indígena era de 314.772 individuos repartidos en 25 etnias, de las cuales la wayúu
(guajiros) es la más numerosa.
Conclusión final: Obviamente, antes de la llegada de Colón ya existía una organización social entre los indígenas
venezolanos; por lo tanto, en la medida en que las comunidades lograron una unidad étnico-cultural, se inició el
proceso de formación de la nación venezolana.
La cultura en Venezuela comenzó con la simbiosis de dos elementos enteramente distintos que se encuentran en el
momento del descubrimiento colombino: el indio y el español. El choque de estas dos culturas es el punto de partida de
la formación de Venezuela como pueblo y de su conciencia como ente social, gracias al mestizaje.
BIBLIOGRAFÍA
 FREDDY DIAZ, ESTUDIO SOCIALES 4TO GRADO, EDICIONES TEDUCA, CARACAS VENEZUELA
 MORON GUILLERMO, REYES CARLOS, ROMERO VINICIO, HERNANDEZ LUIS; HISTORIA DE
VENEZUELA 7MO GRADO, EDITORIAL SANTILLANA, CARACAS VENEZUELA
ANEXOS
Resumen

En el mundo global se construyen las bases legales para el reconocimiento de la importancia de los
patrimonios culturales y su conservación a través de la participación activa de sus comunidades. El trabajo
tiene por objetivo hacer una reflexión del marco jurídico venezolano que ha dado la oportunidad a las
comunidades locales, en particular a los pueblos indígenas, de participar en la toma de decisiones sobre el
reconocimiento, reestructuración y conservación de su patrimonio cultural. Desde una perspectiva
antropológica se hace una lectura del marco jurídico-político que protege los derechos patrimoniales
indígenas con miras a describir e interpretar las respuestas de las comunidades. Para el análisis se toma
como referente la legislación venezolana a partir de 1999 y las comunidades indígenas wayuu del estado
Zulia. Se concluye que es esencial que los pueblos indígenas en su interrelación institucional con el Estado
construyan y apliquen las medidas de protección de su patrimonio cultural, teniendo en cuenta las
oportunidades económicas y las opciones ecológicas disponibles en las diferentes áreas donde habitan.

Palabras claves: patrimonio cultural, pueblos indígenas, legislación, participación, Venezuela.

INTRODUCCIÓN

La sociedad contemporánea, signada por la globalización de la vida económica, política, social y cultural,
acelerada por los avances en tecnología de comunicaciones e información, ha redundado en una gran
penetración y homogeneización de las culturas. Consecuentemente, las culturas mayoritarias vienen
absorbiendo cada vez más las culturas minoritarias, lo que representa una amenaza a la diversidad
cultural. Por tales motivos suele argumentarse que la globalización ha contribuido al crecimiento de una
uniformidad cultural. Es así como la revitalización del patrimonio cultural específico a cada comunidad
ayudará a conservar las culturas locales, cuyo fortalecimiento es esencial para la perpetuación de la
diversidad cultural en el mundo. Tal diversidad, basada en la coexistencia pacífica de diferentes grupos
étnicos, es requisito indispensable para el desarrollo de un sistema multicultural —elemento fundamental
para la existencia humana—, cuya construcción es tarea de los diferentes Estados y de la acción de
algunos organismos internacionales, como las Naciones Unidas.

Los pueblos indígenas latinoamericanos y venezolano (patrimonios culturales intangibles) pueden jugar un


importante papel en la solución de problemas locales y nacionales relativos a los grandes temas de la
actualidad. Estas etnias, patrimonios culturales vivos e intangibles, son una manifestación y expresión de
la identidad de grupo, que a su vez tiene una profunda raigambre histórica. Las cosmologías, creencias y
valores comunicados por las diversas lenguas, tradiciones orales y diversas manifestaciones culturales, a
menudo constituyen los cimientos de la vida en estas comunidades. Es más, en muchos países la
reiteración de la identidad cultural basada en las culturas indígenas, y en otros grupos locales tradicionales
y populares, han posibilitado la construcción de los nuevos Estados pluriculturales.

Muchos de los pueblos indígenas, entre ellos la etnia wayúu (el grupo más numeroso y representativo que
vive en el estado Zulia, Venezuela), están amenazados a veces con la extinción. Por esta razón es
imperativo implementar mecanismos y estrategias para garantizar la salvaguarda de este patrimonio
cultural intangible, es decir, su protección sistemática en los ámbitos locales, nacionales y globales. Tal
protección debe acoger no solamente el patrimonio cultural intangible en sí mismo, sino a los propios
practicantes, creencias, tradiciones y modos de vida.

Las etnias indígenas han estado sujetas a apropiación y explotación de su patrimonio cultural por
miembros de comunidades distintas de las que la crearon. Urge proteger los derechos sobre sus
territorios, su propiedad intelectual, lengua, tradiciones, técnicas artesanales y actividades económicas.
Para tal efecto es indispensable brindar a estas comunidades una adecuada orientación y formación para
que participen activamente en la conservación de su patrimonio cultural, con énfasis en la integración de
los patrimonios tangible e intangible, que no es otra cosa que su propia vida o espacio antropológico.

El trabajo consta de tres partes: la primera considera lo que implica el patrimonio cultural y,
específicamente, lo que representa el patrimonio intangible como parte interrelacionada con el patrimonio
tangible de las comunidades y naciones que las producen; la segunda analiza el marco jurídico-político
que lo protege, haciendo énfasis en los derechos patrimoniales indígenas; la tercera trata de establecer si
en el plano concreto se está dando la participación y la conservación sustentable del patrimonio cultural
indígena.

¿QUÉ IMPLICA EL PATRIMONIO CULTURAL?

El patrimonio cultural forma parte de un discurso más amplio que se ha establecido sobre la cultura y que
responde a una ubicación temporal y espacial específica. El concepto de cultura ha sido muy dinámico y ha
modelado diversas maneras de ver al “otro” y sus manifestaciones culturales (creencias, tradiciones,
símbolos). Ese “otro” está representado no solo por los pueblos indígenas y las comunidades locales o las
diversas minorías, sino también por un encuentro de discursos que manejan diferentes posiciones sobre lo
que debe ser y lo que finalmente resulte ser la cultura nacional. La cultura ha sido un campo de
confrontación que incluye desde posturas que han considerado la cultura eurocéntrica como la única alta
cultura e incluso como la cultura, hasta la contrapartida, sostenida por la Antropología, que irrumpe con
fuerza en el concepto de cultura al volver el concepto plural, por lo cual ahora habla de diversas culturas:
la cultura indígena, la cultura oriental, la cultura africana. De este modo la revitalización de la cultura por
parte de los discursos hace posible que emerjan los patrimonios culturales que identifican, condensan y
simbolizan las diferentes culturas (Villegas, 2000:2-3).

El patrimonio es un capital cultural que no tiene valores y sentidos fijos, sino que forma parte de los
procesos sociales. Es fundamentalmente una obra colectiva producida por el conjunto de la sociedad, de
manera tal que cuando la sociedad está formada tanto multicultural como plurisocietariamente, el
patrimonio, tanto su acceso como su construcción, es diferencial (Garcia Canclini, 1986:182). El
patrimonio cultural son los bienes tangibles (monumentos históricos y arqueológicos, paisajes urbanos y
naturales) y los intangibles (valores espirituales, la cosmovisión, la sabiduría popular, ceremonias, música,
expresiones culturales de un pueblo), que son valorados colectivamente por diversas circunstancias. En
esta medida, lo valorado es lo que condensan los símbolos considerados representativos de la identidad
del grupo, de la nación, región, o localidad; de esta forma, cualquier manifestación cultural es
representativa de una sociedad y podría ser convertida en patrimonio. Sin embargo, lo que se valora de
una cultura responde a su condición histórica, y, por tanto, su producción, acumulación e identificación es
cambiante.

El patrimonio de las sociedades surgen en el recorte de un espacio heterogéneo sobre el cual se proyectan
las categorías culturales: el espacio culturizado se transforma en espacio homogéneo, imbricado
fuertemente en los símbolos que cada sociedad produce a través de su historia. Esta simbolización del
espacio constituye, para quienes nacen en una sociedad dada, un a priori a partir del cual se construye la
experiencia de todos y se forma la experiencia de cada uno: en este sentido, esa simbolización es a la vez
una matriz intelectual, una constitución social, una herencia y la condición primera de toda historia,
individual y colectiva (Augé, 1996:16). De esta manera, este espacio no es estático, sino que cambia
siguiendo los avatares de la historia de los pueblos, de los conflictos internos y externos y, naturalmente,
según la organización del poder que la define.

Desde los años setenta la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura
(Unesco) ha emprendido acciones para proteger los grandes monumentos históricos, tales como el templo
de Abu Simbel, en Egipto. A lo largo de los años noventa, la Lista de Patrimonio Mundial agregó
el patrimonio natural a la fórmula patrimonio cultural tangible..., monumentos y sitios históricos ya
existente.

En noviembre de 1998 los Estados miembros de la Unesco, para los cuales “patrimonio cultural” solo había
significado “patrimonio cultural tangible”, acordaron ampliar el concepto de patrimonio cultural incluyendo
en él también el patrimonio cultural intangible. De hecho, los patrimonios intangible y tangible siempre
han estado íntimamente entrelazados: el primero da significado al segundo, mientras que este brinda
apoyo físico al anterior (Unesco, Conferencia General, 1998).

La ampliación del concepto de patrimonio cultural por parte de este organismo responde a las exigencias
de tratar esta problemática de la manera más adecuada, puesto que los patrimonios no son elementos
aislados, sino que adquieren sentido en sus múltiples interrelaciones.

En efecto, la cultura en este caso, los patrimonios culturales como parte de esa cultura, se refieren a una
multiplicidad de relaciones, muchas de las cuales están superpuestas o entrelazadas entre sí y constituyen
el contexto dentro del cual pueden describirse e interpretarse los modos de conducta, las instituciones y
los procesos sociales (Geertz, 1997:26-27).

Para garantizar la salvaguardia del patrimonio intangible se requiere un enfoque que interrelacione tanto
los aspectos tangibles como los intangibles. Aún más, es esencial que las comunidades locales
contemporáneas se vean facultadas para participar en la iniciación de medidas de protección de su
patrimonio cultural intangible. Para tal efecto es indispensable brindar a estas comunidades (entre ellas la
etnias indígenas) una adecuada capacitación en administración del patrimonio, lo cual debe hacer énfasis
en la integración de los patrimonios tangible e intangible, teniendo en cuenta que son inseparables, que el
patrimonio intangible es producto y se recrea permanentemente a través y en los hechos tangibles y que
ese entramado no es otra cosa que parte de la vida misma de la comunidad.

En este sentido, se considera que el patrimonio cultural tiene un carácter social, participativo y dinámico,
que evidencia los significados que continuamente son interpretados por la comunidad de la que formamos
parte. El patrimonio sería la base fundamental de nuestra identidad, los elementos y valores a través de
los cuales nos reconocemos y somos reconocidos, por lo que resulta inevitable asociar patrimonio e
identidad a su conservación (Molinar y otros, 2000).

Se define la conservación como el uso racional, rentable y sustentable del patrimonio para mejorar el
bienestar de las poblaciones y los ecosistemas de los cuales forman parte. Si un conjunto de bienes
tangibles e intangibles representan valores comunes y constituyen nuestro patrimonio, el cual da forma a
nuestra identidad cultural, que a su vez se reafirma cotidianamente a través de la conservación, se puede
afirmar que la problemática de su conservación y protección se relacionaría fundamentalmente con la idea
y el valor que se le otorgue a ese patrimonio.
Conservar el patrimonio cultural es una acción esencialmente social y participativa de y con las
comunidades. En el caso de los pueblos indígenas, por ejemplo, se está ante un patrimonio vivo y su
conservación es parte de la vida misma; por tanto, la compleja sociedad contemporánea requiere de un
marco jurídico o normativo que posibilite la evaluación de los bienes patrimoniales, la identificación de los
problemas, recuperar la capacidad de evaluar, recuperar valores perdidos, en una estrategia de acción en
todos los frentes de nuestra vida, a fin de que se establezca una relación con los bienes patrimoniales que
tienda al uso sustentable, esto es, al aprovechamiento sostenido de los recursos o bienes culturales para
las presentes y futuras generaciones, atendiendo la necesidad permanente de su autorrenovación (Molinar
y otros, 2000).

PATRIMONIO CULTURAL Y LEGISLACIÓN

Las diversas culturas están amenazadas a veces con la extinción .Por este motivo ha sido necesario
establecer, entre otras acciones, un marco jurídico para garantizar la salvaguarda del patrimonio cultural
intangible, es decir, su protección sistemática en los espacios global, nacional y local. Tal protección acoge
no solamente el patrimonio cultural intangible en sí mismo, sino a los propios practicantes del folclor y las
culturas tradicionales.

En su Conferencia General 25 (noviembre de 1989), la Unesco adoptó la Recomendación sobre Protección


del Folclor y la Cultura Tradicional. Esta importante acción surgió de la preocupación porque el folclor hace
parte del patrimonio de la humanidad, y como tal puede ser un medio potente para aglutinar diferentes
pueblos y grupos sociales, y puede afianzar su identidad cultural. Además, la acción recalcó el hecho de
que el folclor posee gran importancia social, económica, cultural y política en un contexto cultural histórico
como en el actual. Es más, el folclor, algunas de cuyas formas son, por su propia naturaleza, muy frágiles,
es parte integral del patrimonio cultural y de la cultura viva. La Recomendación se adoptó con miras a
alentar a los gobiernos a jugar un papel decisivo, como tomar medidas legislativas, entre otras, para
conservar y proteger el folclor y la cultura tradicional. Con el creciente número de transformaciones que
afectan a todas las regiones del mundo, la tarea propuesta retiene toda su vigencia.

“Folclor y cultura tradicional” quedan definidos como sigue: “Folclor (o cultura tradicional y popular) es la
totalidad de las creaciones de una comunidad cultural basadas en la tradición, expresadas por un grupo de
individuos y reconocidas como reflejo de las expectativas de una comunidad en tanto reflejo de su
identidad social y cultural; sus normas y valores se transmiten oralmente, por imitación o de otras
maneras. Sus formas son, entre otras, el lenguaje, la literatura, la música, la danza, los juegos, la
mitología, los rituales, las costumbres, las artesanías, la arquitectura y otras artes”.

En febrero de 1990 el director general de la Unesco difundió una circular a los Estados miembros, con la
finalidad de invitarlos a tomar todas las medidas necesarias para hacer valer la Recomendación. Para
1991, no obstante, solo seis países habían presentado informes especiales sobre acciones emprendidas
para hacer efectiva la Recomendación. Sin embargo, estos informes se limitaban a corroborar la existencia
y relevancia de la legislación nacional existente y exponían medidas específicas que se habían tomado
para familiarizar a las autoridades nacionales competentes con lo dispuesto en la Recomendación.

El papel de la Unesco como organización intergubernamental es instar a los gobiernos integrantes a


emprender acciones acordes con los objetivos de esa institución. La primera tarea de esta organización es,
por consiguiente, hacer conciencia entre esos gobiernos y sus estamentos dirigentes acerca de la urgente
necesidad de salvaguardar y revitalizar el patrimonio cultural intangible del mundo. Es esencial evaluar —
con fines de elaboración— toda política local, nacional o internacional con particular enfoque en la
transmisión, revitalización y documentación de este patrimonio. El objetivo es el de ayudar a todos los
gobiernos a establecer la política más atinada en este sentido, o promover la cooperación regional o
internacional para fomentar el esfuerzo en esta vía.

En Venezuela se ha dado en los últimos años una amplia discusión, entre otros aspectos, sobre los
derechos culturales de los pueblos indígenas y su reconocimiento constitucional, lo que llevó a que se
presentara una amplia y variada gama de propuestas que fueron atendidas en el escenario del proceso
constituyente. Como resultado de este, la Constitución de 1999 consagra la esencia participativa del
Estado y establece un nuevo orden de convivencia política entre los diferentes grupos étnicos y el Estado
venezolano (Leal González, 2006a:18-19).
En el artículo 99, la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela (CRBV) establece que los
valores de la cultura constituyen un bien irrenunciable del pueblo venezolano y garantiza la protección y
preservación, enriquecimiento, conservación y restauración del patrimonio cultural tangible e intangible y
la memoria histórica de la nación.

Se complementa esto con un reconocimiento amplio de los derechos culturales de los pueblos indígenas.
Se garantiza que estos tienen derecho a mantener y desarrollar su identidad étnica y cultural,
cosmovisión, valores, espiritualidad y sus lugares sagrados y de culto. El Estado fomentará la valoración y
difusión de las manifestaciones culturales de los pueblos indígenas, los cuales tienen derecho a su propia
educación y a un régimen educativo de carácter intercultural y bilingüe, atendiendo a sus particularidades
socioculturales, valores y tradiciones (Asamblea Nacional, CRBV, 1999: artículo 121).

Asimismo, en su artículo 124 esta Constitución garantiza y protege la propiedad intelectual colectiva de los
conocimientos, tecnologías e innovaciones de los pueblos indígenas. Toda actividad relacionada con los
recursos genéticos y los conocimientos asociados a estos perseguirán beneficios colectivos. Se prohíbe el
registro de patentes sobre estos recursos y conocimientos ancestrales.

Es importante señalar el derecho que se otorga en este texto constitucional (artículo 70) a la participación
ciudadana en lo social y económico, a través de diversas formas asociativas (autogestionarias,
cogestionarias), para la solución de los problemas que afectan las condiciones de vida de las comunidades.

En julio de 2006 se sanciona la Ley Aprobatoria de la Convención para la Salvaguarda del Patrimonio
Cultural Inmaterial, entre la República Bolivariana de Venezuela y la Unesco, y se ratifica este texto en
todas sus partes.

Resalta este documento que los procesos de globalización y de transformación social crean las condiciones
propicias para un diálogo renovado entre las comunidades, pero también traen consigo graves riesgos de
deterioro, desaparición y destrucción del patrimonio cultural inmaterial, debido, particularmente, a la falta
de recursos para salvaguardarlo.

Pero el mismo tiempo se reconoce en esta Convención que las comunidades, en especial las indígenas, y
otros grupos tradicionales desempeñan un importante papel en la producción, la salvaguardia, el
mantenimiento y la recreación del patrimonio cultural inmaterial, con lo cual se contribuye a enriquecer la
diversidad cultural y la creatividad humana.

Es importante señalar que esta Convención no podrá ser interpretada de tal manera que modifique el
marco de la Convención para la Protección del Patrimonio Mundial, Cultural y Natural (1972) al que esté
directamente asociado un elemento del patrimonio inmaterial.

En efecto, esta Convención establece que patrimonio cultural inmaterial son los usos, representaciones,
expresiones, conocimientos y técnicas —junto con los instrumentos, objetos, artefactos y espacios
culturales que le son inherentes— que las comunidades, los grupos y en algunos casos los individuos
reconozcan como parte integrante de su patrimonio cultural. Este patrimonio cultural inmaterial, que se
transmite de generación en generación, es recreado constantemente por las comunidades y grupos en
función de su entorno, su interacción con la naturaleza y su historia, infundiéndoles un sentimiento de
identidad y continuidad, con lo cual se contribuye a promover el respeto de la diversidad cultural y la
creatividad humana (Asamblea Nacional, Ley Aprobatoria, 2006: artículo 1:3).

Esta definición de patrimonio cultural inmaterial que propone la Unesco (2003) y que Venezuela suscribe
(2006), evidencia cómo se ha ido ampliando la concepción de patrimonio cultural, que ya no puede ser
visto como el conjunto de rasgos culturales aislados, sino que son las representaciones y expresiones de
una red de relaciones referidas a los bienes materiales e inmateriales. Y aun más, el patrimonio cultural
inmaterial es en sí la vida misma de las comunidades, producto de su herencia histórica, que se renueva y
recrea permanentemente.

También este documento expresa la necesidad de su conservación y protección al señalar que se entiende
por salvaguardia las medidas encaminadas a garantizar la viabilidad del patrimonio cultural inmaterial,
comprendidas la identificación, documentación, investigación, preservación, protección, promoción,
valorización, transmisión —básicamente a través de la enseñanza formal y no formal— y revitalización de
este patrimonio en sus distintos aspectos (Asamblea Nacional, Ley Aprobatoria, 2006: artículo 1:4).

Asimismo, resulta importante resaltar que en esta legislación se establece que cada Estado tratará de
lograr una participación lo más amplia posible de las comunidades, los grupos y, si procede, de los
individuos que crean, mantienen y transmiten ese patrimonio, y de asociarlos activamente a la gestión de
este (Asamblea Nacional, Ley Aprobatoria, 2006: artículo 15:7).

PARTICIPACIÓN Y CONSERVACIÓN DEL PATRIMONIO CULTURAL INDÍGENA

A pesar de los avances innegables que representan la Constitución de la República Bolivariana de


Venezuela (1999) y demás leyes, reglamentos y convenios internacionales suscritos por el país, los
pueblos originarios de Venezuela continúan viviendo situaciones que afectan sus derechos fundamentales
y podrían a largo plazo amenazar su supervivencia.

La mayoría de la población indígena continúa viviendo en los Estados fronterizos y en zonas geográficas
de difícil acceso: regiones semidesérticas, en los bosques o las montañas. Es algo que explica su historia y
que conlleva a que estas comunidades deban superar una serie de dificultades en la aplicación de estos
nuevos derechos.

La existencia de un marco jurídico que consagra el reconocimiento de los derechos culturales no es


suficiente; se requiere además, por un lado, instancias y mecanismos institucionales que lo posibiliten y,
por otro lado, la participación decisiva de los pueblos y comunidades indígenas en la defensa de su propia
cultura, para conservarla, protegerla y salvaguardarla de manera sustentable.

El pueblo wayúu es un patrimonio cultural intangible de gran importancia; es el grupo amerindio más
numeroso en nuestro país y pertenece a la familia lingüística arawak. Este pueblo se asentó en la
península de la Guajira desde mucho antes de la penetración europea. Esta península (región
semidesértica) comprende tanto territorio colombiano como venezolano y tiene una extensión aproximada
de 15.380 kilómetros, de la cual tan solo 3.380 kilómetros corresponden a nuestro país.

Loa wayúu no reconocen límites o demarcaciones políticas territoriales y se desplazan de un lado a otro en
toda la península, atendiendo a su propia organización socio-cultural y política. Si bien es cierto que están
conscientes de su pertenencia a un determinado Estado nacional (Colombia o Venezuela), también tienen
consciencia de que forman un grupo étnico que mantienen fuertes lazos identitarios, como su lengua, su
organización cultural y un complejo mundo mitológico a través del cual explican su vida.

La distribución espacial de la población wayúu corresponde a un patrón de asentamiento disperso. En su


mayoría, las personas que habitan el territorio no suelen formar poblados propiamente, sino conjuntos de
viviendas —constituidos por un grupo que integra entre 5 y 10 casas—, que conforman caseríos o
rancherías (püchipala). Además, su tipo de asentamiento puede estar relacionado con las características
semidesérticas del territorio wayúu, que obliga a los distintos grupos familiares a realizar una explotación
extensiva de los recursos naturales presentes en él. La dispersión facilita también el manejo y control de
los rebaños de ovinos y caprinos que constituyen la actividad económica predominante en estas
comunidades (Leal González y otros, 2003:192-193).

El deterioro del medioambiente en la parte de la península de la Guajira venezolana donde habitan los
wayuu y la no existencia de agua para consumo humano, plantea graves problemas no solo a estas
comunidades locales —ya que amenaza los recursos, estilos de vida y culturas tradicionales—, sino que
también afecta al Estado venezolano, debido a la implicación geopolítica y antropológica de esta región
fronteriza; por tanto, son necesarias medidas concretas para combatir ese deterioro. La revitalización del
conocimiento, las destrezas y las prácticas tradicionales que apuntan a regular los recursos naturales
mediante la aplicación de medidas de conservación y protección, constituyen una necesidad perentoria en
la interrelación entre los pueblos y el medioambiente y entre estos y el resto de la sociedad y el Estado
venezolano, lo que permitiría el mantenimiento de la vida en estos lugares.
A pesar de la voluntad política manifiesta del Estado venezolano, la aplicación de políticas públicas con
miras a lograr la protección y conservación de los wayuu en esa región no es tan rápida como debiera. La
situación sanitaria sigue siendo precaria en numerosas comunidades de difícil acceso, agravada por el
hecho de que no se ha solucionado de manera permanente la falta de agua potable.

La educación intercultural bilingüe está retardándose. Recientemente, los pueblos indígenas de Venezuela
fueron convocados por el Ministerio de Educación y Deportes (MED) con la finalidad de que participen en el
desarrollo de sus propias políticas educativas, que se evidencien en planes adaptados a sus necesidades,
costumbres y cultura (RNV, 2006:1). También la Unicef está apoyando la elaboración de los proyectos
educativos, entre otros, del pueblo wayuu. Esto implica que los wayuu deben organizarse y participar en la
construcción colectiva de la guía pedagógica, el diseño curricular, la estandarización del alfabeto, diseño
del calendario escolar basado en su cosmogonía, la elaboración de material educativo y la formación de
los docentes. Asimismo, se está apoyando la revitalización lingüística y propiciando el aprendizaje de la
lectura y escritura en la lengua de los wayuu (Unicef, 2005:2).

No obstante los aspectos arriba señalados, se mantiene una precaria situación socioeconómica y de
violencia en los espacios fronterizos, lo cual obliga todavía a muchas personas a refugiarse en las zonas
urbanas, fundamentalmente alrededor de la ciudad de Maracaibo. A pesar de las disposiciones jurídicas en
la materia, la dificultad de controles en estos espacios explican todavía cómo el «derecho de propiedad
intelectual colectivo» de los pueblos originarios sobre sus saberes tradicionales sigue siendo todavía
violado sistemáticamente (Lévy, 2006).

Pero la dificultad más grande es reconocer los derechos de los pueblos originarios sobre sus tierras, así
como la preservación de sus recursos naturales. No solo se mantiene una gran inseguridad jurídica en
numerosas regiones en razón de los fallos y retardos en los procesos de demarcación de sus territorios,
sino, sobre todo, que numerosas comunidades son presa de proyectos públicos y privados con gran
impacto sobre su integridad económica, social y cultural y sobre su medioambiente. Esto lo evidencia una
explotación intensiva del carbón en el estado Zulia, donde viven algunas de las más grandes comunidades
indígenas del país, como son los wayúu. El propio Estado venezolano no está exento de contradicciones:
en este último caso, la empresa pública Carbozulia comparte sus actividades con las multinacionales que
operan en la región, en detrimento del ambiente y los territorios indígenas (Leal González, 2006b:211-
212).

Los beneficios del turismo en territorio indígena y en sus comunidades (actividad que actualmente es
inevitable) deberían repartirse según acuerdos negociados con ellos, tal como debería hacerse con
respecto a cualquier otra concesión para explotar recursos en sus tierras. Este parece ser el caso del
centro de recreación de Alitasía, situado a siete minutos de Paraguaipoa (1 hora y 40 minutos desde
Maracaibo), donde se encuentra el único parque temático wayúu en Venezuela y en donde el viajero podrá
acercarse a esta cultura al caminar por cada una de las chozas (una hora y media dura el recorrido). Aquí
le relatarán aspectos importantes de la vida de esta población indígena, como el blanqueo, la dote, el
primero y el segundo entierro; de igual modo, tendrá tiempo de deleitarse con platos típicos y podrá
pernoctar en un chinchorro. Marisol Montiel, una de las propietarias de esta empresa familiar, es el
contacto para organizar su tour, previa reservación, por el precio de 25.000 bolívares por persona
(diario La Verdad, 2007:B- 3).

Sin embargo, la actividad turística no esta exenta de riesgos. Con demasiada frecuencia, los operadores
turísticos tratan a los pueblos indígenas como objetos exóticos que forman parte del paisaje. Se espera,
además, que desplieguen música y danzas tribales para los turistas. Por otro lado, fuera de su contexto
ceremonial original, estos aspectos de la cultura indígena se trivializan y pierden su valor y su sentido.
Para muchos turistas, cultura es sinónimo de canto, baile, “vestidos nativos” y artesanía, pero ignoran las
ideas, valores y sistemas de creencias de las personas a las que han visitado. Así se devalúan las culturas
indígenas y se refuerzan y perpetúan los estereotipos inconvenientes (Survival International, 2007:3).

REFLEXIONES FINALES

Actualmente se ha aceptado un concepto ampliado de “patrimonio cultural”, que incluye, además del
patrimonio cultural tangible, la “cultura tradicional y popular” o patrimonio cultural intangible, el cual
puede tener una incidencia importante en la solución de problemas locales y nacionales relativos a los
grandes temas de la actualidad. En muchas poblaciones el patrimonio cultural intangible ha jugado un
papel vital en la afirmación y expresión de la identidad de grupo, que a su vez tiene una profunda
raigambre histórica. Las cosmologías, creencias y valores comunicados por los idiomas, tradiciones orales
y diversas manifestaciones culturales a menudo constituyen los cimientos de la vida en comunidad. En
muchos países, Venezuela entre ellos, la afirmación de la identidad cultural basada en las culturas locales
tradicionales y populares y de los pueblos indígenas, ha jugado un papel integral en el proceso de
construcción del patrimonio tangible e intangible. De hecho, los patrimonios intangible y tangible siempre
han estado íntimamente entrelazados: el primero da significado al segundo, mientras que este brinda
apoyo físico al anterior.

La cultura tradicional y popular fácilmente puede estar sujeta a apropiación y explotación por miembros
de comunidades distintas de las que la crearon. Urge proteger los derechos de propiedad intelectual, tanto
de autor como industriales de la expresión cultural tradicional y popular, una vez utilizada por terceras
partes o con otros fines. Al establecer dicho sistema, debe garantizarse que los beneficios sean de las
poblaciones que iniciaron la expresión cultural correspondiente.

Si bien es cierto que el progreso acelerado de la tecnología de comunicaciones e información puede haber
perjudicado las culturas tradicionales y populares locales, dicha tecnología es indispensable para conservar
y fomentar esas culturas. No se puede olvidar, además, que la cultura no es algo estático, sino un proceso
en permanente cambio. La nueva tecnología ha permitido avances en el procesamiento de la información
y las comunicaciones y ha facilitado el surgimiento de nuevas y diversas formas de expresiones culturales.

En muchas sociedades del mundo (como en las wayúu), mujeres y hombres siempre han jugado un papel
vital en la salvaguarda y transmisión de tradiciones, reglas de conducta y destrezas que se consideran
indispensables para mantener la cohesión de la familia y su posición en sociedad. Entre estas
manifestaciones se cuentan los códigos de ética, los cuentos e historias orales, canciones, música,
idiomas, ritos y artes culinarias. En la producción de cultura material, donde un cierto simbolismo,
artesanía y destrezas manuales se expresan en obras de bordado, tejido y producción de hábitat, entre
otros, han tenido gran éxito no solo reteniendo y transmitiendo los métodos y prácticas tradicionales, sino
también adaptándolos en formas innovadoras con elementos modernos, con lo cual se crean nuevos
materiales y modalidades técnicas.

El desarrollo humano requiere para su éxito la adaptación de las estrategias de desarrollo al contexto
sociocultural. Por consiguiente, es vital observar y analizar los sistemas socioeconómicos, las modalidades
de pensamiento y conducta y los métodos tradicionales de producción que se transmiten de generación a
generación. Más aún, ciertas expresiones de folclor y cultura tradicional pueden contribuir directamente al
desarrollo económico al introducir mejoras en la industria cultural, específicamente en los campos de las
artes representativas y artesanías, como es el caso de la etnia wayúu. Aún más, es esencial que las
comunidades indígenas se vean facultadas para participar en la iniciación de medidas de protección de su
patrimonio cultural intangible con las oportunidades económicas y las opciones ecológicas disponibles en
las diferentes áreas donde viven.

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